Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Università di Milano
El enamorado sube
por aquella fina escala,
va llegando ya a lo alto
cuando le sorprende el alba;
como la escala es muy débil,
no aguanta el peso y se rasga,
y el enamorado cae
a las plantas de la Parca,
quien al verlo muerto dice,
17→
soltando una carcajada:
-¡Vamos, el enamorado,
que de mí ya no te escapas!
Nada que ver en el Coloquio citado con el Nuevo Mundo, pero en él escribe
su autor. Desvirtuada de su papel de escarmentadora, la Muerte parece
desorientada frente a la felicidad del soldado. Es un caso único en la
literatura hispanoamericana y por el significado parece acercarse al
teresiano «que muero porque no muero».
21
Un sentido de catástrofe universal expresa el romántico cubano José María
de Heredia (1803-1839), en el poema «En el Teocalli de Cholula», casi
anuncio premonitorio de la «Tristissima Nox» de Manuel Gutiérrez Nájera.
La contemplación de la majestad del Anáhuac comunica al poeta la sensación
angustiosa y al mismo tiempo fascinante de la transitoriedad de los
humanos, hundidos generación tras generación en la nada por el «tiempo
veloz», que arrebata «años y siglos como el norte fiero»:
Todo perece
por ley universal. Aun este mundo
tan bello y tan brillante que habitamos,
es el cadáver pálido y deforme
de otro mundo que fue...
Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador:
¡nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor!
12. De entre las mujeres poetas del período que va del Modernismo a la
poesía nueva, destacan sobre el tema de la muerte la suizo-argentina
Alfonsina Storni (1892-1938) y la chilena Gabriela Mistral (1889-1957).
Sobre todo esta última, de la que fueron famosos los «Sonetos de la
Muerte», donde llora la desaparición del ser amado suicida, cuya soledad
evoca en el «nicho helado» donde los hombres lo han depositado. Dramática
situación para la mujer, que angustiosamente ve, en «Interrogaciones», la
imagen ensangrentada del amado e interroga al Señor, cómo quedan los
suicidas, invocando para ellos su perdón31.
En Los elementos del desastre Mutis escribe: «El humo reparte en la tierra
un olor a hombre vencido y taciturno que seca con su muerte la gracia
luminosa de las aguas que vienen de lo más oscuro de las montañas»43.
Una visión que cierra poéticamente, no con menos dramatismo, esta reseña
en torno al tema.
2006 - Reservados todos los derechos
____________________________________
Si se advierte algún tipo de error, o desea realizar alguna sugerencia le solicitamos visite
el siguiente enlace. www.biblioteca.org.ar/comentario