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LA UNIVERSIDAD DE EXCELENCIA

Dr. Cs Carlos M. Alvarez de Zayas


Dr. Virginia M. Sierra Lombardía

INTRODUCCION

El fin del siglo XX y comienzos del XXI se caracteriza por profundos cambios científicos
y tecnológicos, y a la vez, la agudización de los conflictos sociales a escala universal, que
han traído como resultado la aparición de procesos tales como: la globalización, la
polarización, la marginación y otros. Estos procesos tienen un carácter multidimensional ya
que abarcan todos los aspectos de la vida de la sociedad: la política, la economía, las
finanzas, el desarrollo científico y tecnológico, el arte y otros muchos.
Los avances en la microelectrónica, las comunicaciones, la cibernética y la informática se
han convertido, en última instancia, en la causa y fuerza impulsora de dichos fenómenos.
El fenómeno de la globalización ha traído profundos cambios en el escenario mundial,
formándose cuatro grandes bloques sobre la base de acuerdos multilaterales y regionales
donde se agrupan los países de mayor adelanto científico, tecnológico y cultural;
integrándose de forma tal que logran un mayor desarrollo económico entre ellos, dejando
muy atrás a otros países los que se convierten en fuente de materia prima y mano de obra
barata.
Otra característica consiste en el desarrollo desigual de las distintas regiones del mundo;
existiendo profundas brechas en términos de la calidad de vida y del acceso al bienestar
económico y cultural de la población.
En ese contexto, en el que están presentes las leyes del mercado de un modo espontáneo,
los países Latinoamericanos se encuentran en una posición relativamente desventajosa, dada
su debilidad científico tecnológica, aspecto éste que lo limita para su inserción competitiva
en la economía mundial.
Otro fenómeno que se presenta, junto con la globalización, es la formación de los
recursos humanos de América Latina en los países pertenecientes a otras regiones del mundo
desarrollado, a lo que se suma los altos salarios que los profesionales reciben en dichos
países; todo lo cual trae como resultado el éxodo de profesionales y la pérdida de su
identidad, lo que gravita negativamente en el avance científico técnico de la región.
Un papel relevante en el cambio de esa situación lo tiene la Universidad en América
Latina, dado por su función en el mantenimiento y desarrollo de la cultura de la humanidad,
mediante la formación de los recursos humanos competentes, el descubrimiento científico y
la introducción, innovación o creación de tecnología, que le permite actuar de forma creativa
e innovadora en los procesos productivos actuales., consecuencia de lo cual se posibilita la
inserción de estos países al mundo global.
En la medida que la Universidad Latinoamericana de respuesta a la necesidad del
desarrollo científico tecnológico de dichos países, y de esta forma contribuya a disminuir el
abismo que existe con los países desarrollados, se puede decir que la Universidad en
Latinoamérica es relevante y pertinente con las exigencias del mundo actual.
1 LA UNIVERSIDAD. SUS CACTERISTICAS
Para la caracterización de la Universidad contemporánea, se hace necesario ubicarla
inmersa en la situación descrita en la introducción de este trabajo y precisar inicialmente el
problema a que se enfrenta la misma. Establecido este los autores proponen un modelo
de administración universitaria el cual, de ser válido, posibilitará la gestión
institucional que permita alcanzar la excelencia universitaria.

1.1 ¿Por qué es necesario estudiar a la Universidad? El problema


Como ya se dijo, el análisis se inicia mediante la caracterización del problema: en el
mundo globalizado el desarrollo económico, espiritual y social de cada país va a depender,
cada vez más, del nivel cultural que, en su acepción más amplia, posea la sociedad en su
conjunto. El mismo es consecuencia, entre otros aspectos, de las capacidades competitivas
de los seres humanos y del potencial científico que posea cada región. Actualmente la
debilidad científico tecnológica de América Latina es una de las más grandes limitantes para
su inserción en la economía mundial y en el mundo globalizado.
Para lograr la incorporación de los países en vías de desarrollo a la economía global en
forma conpetitiva, estos deben adoptar una actitud nueva encaminada a formar recursos
humanos competitivos, que hayan aprehendido su papel transformador desde posiciones
nacionales y regionales, desde su propia cultura e identidad.
La competitividad del profesional en el siglo XXI, estará dada por la potencialidad que
posea de: a partir del dominio que tenga de los conocimientos científicos y tecnológicos y
del manejo de la información, haga frente a situaciones propias de su profesión, así como a
problemas imprevisibles que surgen en la actividad profesional y resolverlos; asimilar e
introducir de forma creadora e innovadora los cambios tecnológicos; de actuar acorde con
la ética profesional y las exigencias más positivas de la sociedad donde se desempeña y
desarrollar su actividad como hombre en sociedad, participando y cooperando con los
demás en toda actividad humana, a partir de los valores más trascendentes que ha ido
acumulando esa misma sociedad.
La Universidad Latinoamericana, para lograr desempeñar el papel que le corresponde en
la transformación tecnológica de la sociedad y de los hombres de la región, tiene que
convertirse en una institución que trabaje por alcanzar resultados prominentes: en la
formación de profesionales; en la introducción, innovación y creación de tecnología y en el
descubrimiento científico; en el desarrollo y extensión de la cultura; en su participación
comprometida con la sociedad; en fin, en la excelencia universitaria, para reafirmar su
relevancia y pertinencia.
La competitividad de la Universidad Latinoamericana estará dada por la posición que
esta pueda ocupar en relación con otras en el mercado de la formación de los recursos
humanos que requieren los países de la región para la conservación y desarrollo de la cultura
de la sociedad. La competitividad de la Universidad Latinoamericana determinará la
posibilidad de los países de la región de insertarse en el mercado global de formación de
profesionales para Latinoamérica, desde posiciones tercermundista y latinoamericanas. De
tal modo la competitividad, como necesidad, se convierte en el problema que esta
monografía contribuirá a resolver. Este problema es el encargo social de la
Universidad en el siglo XXI.
La competitividad, como problema, y la calidad, como resultado a esperar, se convierte
en la contradicción dialéctica, que subyace como motor impulsor para el desarrollo de la
Universidad latinoamericana.

1.2 ¿Qué es la Universidad? El objeto. Su función


Establecido el problema social, que se convierte en el punto de partida para la
caracterización de la Universidad como institución social, debemos definir qué es la misma.
En toda sociedad existe la necesidad de preservar la cultura que la precedió y desarrollarla.
La observación de la Universidad, en su desarrollo histórico y en la situación actual,
posibilitó a los autores inferir una primera aproximación totalizadora de la definición de la
Universidad: Institución social que surgió objetivamente en un momento
histórico determinado, a partir de las condiciones, posibilidades y necesidades que la
misma sociedad generó, con el fin de la conservación, desarrollo y promoción de la
cultura de la humanidad, fundamentalmente mediante la formación de profesionales.
Definiendo la cultura, como el conjunto de ideas y realizaciones que la humanidad ha ido
acopiando en el transcurso de su decursar histórico.
La Universidad es la institución social que tiene como función general la de
preservar, desarrollar y promover la cultura de la sociedad fundamentalmente
mediante la formación de profesionales. Dicho de esta manera, se entiende que ella
cumple su verdadera función social en la medida en que se adecua a las exigencias que la
sociedad le demanda y en especial en este momento histórico de profundas transformaciones
económicas, políticas, sociales, en fin, culturales.
Por supuesto, que la especificidad de la Universidad no consiste en ser la única institución
que contribuye a tales propósitos; otras desde sus perspectivas específicas comparten con
ella estos objetivos. Sin embargo, ninguna otra logra contribuir de un modo más integral y
completo, a la preservación, desarrollo y promoción de la cultura de la humanidad.
En eso radica verdaderamente el lugar privilegiado que a la Universidad le corresponde
en la sociedad en la época actual; lo que ha posibilitado su existencia y desarrollo durante
10 siglos, con independencia de los importantes cambios sociales que en este período han
tenido lugar en el mundo.
En la Universidad se refractan todos los procesos profesionales que en la sociedad se
llevan a cabo, los que, con un alto grado de generalización, son los procesos de producción
y servicios. La Universidad, que realmente está integrada al que hacer social, influye
decisivamente en todos los campos de acción de la sociedad, incluyendo la asistencia
médica, el arte, el deporte, entre otros, fundamentalmente mediante la formación y
superación de los profesionales que trabajan en el seno de la sociedad.
La Universidad en su comportamiento propio es un complejo proceso social. Esta, como
institución social, es una organización que posee una serie de principios y valores que
refleja la cultura e intereses de la sociedad, destinados a lograr metas precisas:
fundamentalmente la formación de los recursos humanos para el desarrollo, mantenimiento y
promoción de la cultura de la humanidad. Mediante esta organización los sujetos que en ella
participan alcanzan objetivos que de forma individual les resulta difícil o imposible arribar.
La Universidad es fuente de conocimiento ya que conserva la cultura, y la trasmite a las
generaciones futuras; además desarrolla y promociona la ciencia, la tecnología y todas las
ramas de la cultura. Para preservar, desarrollar y promover la cultura en la sociedad se
necesita formar a ciudadanos que, como trabajadores, se apropien de dicha cultura y la
apliquen (profesionales); y que además, la desarrollen mediante la innovación, la creación y
el descubrimiento (investigadores, artistas), desde posiciones éticas consolidadas y en
correspondencia con los intereses y valores más preciados por esa sociedad en evolución
permanente.

1.3 La universidad como sistema de procesos


Como consecuencia de la observación analítica de la Universidad los autores enriquecen
su propuesta acerca de qué es la Universidad y proponen una segunda aproximación, más
profunda, de la definición de la misma: Institución social conformada por un sistema de
procesos conscientes, a través de los cuales se garantiza el desarrollo de la función
anteriormente establecida.
La práctica histórica universitaria ha permitido identificar tres procesos en la universidad:
el docente-educativo, el investigativo y el de extensión, que se desarrollan en la dinámica
universitaria y en el que intervienen como sujetos: estudiantes, profesores, personal
administrativo, investigadores y autoridades, en una compleja red de relaciones sociales, en
vínculo permanente con la comunidad, con el medio social.
La docencia universitaria es el proceso mediante el cual se prepara y supera al hombre
para su labor profesional, se desarrollan las facultades físicas e intelectuales, y se cultivan
otros atributos de su ser, es el proceso donde se forma el hombre para la vida profesional,
que garantiza en lo fundamental el mantenimiento de la cultura de la sociedad.
La investigación científica es el proceso mediante el cual se descubren nuevos
conocimientos científicos; introduce, innova y crea tecnología, para resolver los problemas
sociales; utilizando como instrumento a la ciencia y mediante la cual se desarrolla una rama
del conocimiento, de la cultura de la humanidad.
La extensión universitaria es el proceso mediante el cual la Universidad promociona a
la sociedad la cultura que dicha Universidad ha ido acumulando y también, en sentido
inverso, la cultura que puede recibir de la sociedad.

En resumen, la universidad en una primera aproximación totalizadora es una organización


institucional que preserva, desarrolla y promueve la cultura de la sociedad; y en una segunda
aproximación analítica, que logra esas funciones mediante un conjunto de procesos que en
ella se desarrollan.

1.4 Lo común en los procesos universitarios


La definición del concepto de Universidad, como sistema de procesos que proponen los
autores, posibilita caracterizar a esta institución y revelar que es mediante la formación de
los recursos humanos profesionales que se garantiza en lo fundamental el mantenimiento,
desarrollo y promoción de la cultura, que es su función social.
La Universidad es a la vez una institución y un conjunto de procesos. Esto es posible
como consecuencia de que existe algo esencial, general, común a todos los procesos que en
ella se desarrollan que permite establecer la identidad de la institución, independientemente
que cada proceso posee aspectos que lo diferencian. Este es el enfoque holístico y dialéctico
que fundamenta este trabajo y que aspira a superar cualquier otro análisis dicotómico de tan
complejo objeto.
La triada de procesos que en la Universidad se desarrollan -docente, investigativo y
extensionista- se vinculan entre sí de un modo dialéctico. ¿Por qué es una unidad dialéctica
la que se produce entre estos procesos? Para demostrar que realmente conforman una triada
dialéctica se hace necesario evidenciar que hay algo común entre los tres procesos y además
que existen aspectos que los diferencien. El proceso de formación de los profesionales es el
que justificó el origen y crecimiento de las universidades; sin embargo, el profesional del
siglo XXI es el que resuelve problemas con la lógica propia de la investigación científica,
para la introducción, innovación y creación de tecnología, a esto se suma el hecho de la
necesidad de que esos conocimientos se extiendan al contexto social.
Definimos la profesión como la acción y efecto de ejercer un cierto oficio, un arte o una
ciencia. En la profesión hay aspectos de ciencia, de tecnología, de administración, de cultura
y valores sociales y humanos.
La labor del profesional resulta compleja de precisar en la actualidad, pues posee
múltiples manifestaciones, englobadas todas ellas en los genéricos de la producción y los
servicios, pero que va desde la solución de las tareas más operativas hasta la investigación
científica. De aquí que podamos concluir que el trabajo del profesional incluye desde un
nivel productivo: solución de problemas novedosos con la aplicación de los conocimientos
científicos y técnicos, mediante la cual se garantiza la conservación de la cultura de la
humanidad; hasta un nivel creativo: solución de problemas, aún cuando no se dispone de
todos los conocimientos para su solución, mediante la cual se garantiza el desarrollo de la
cultura de la humanidad.
En el trabajo que por lo general lleva a cabo el profesional prima lo productivo. Es
decir, aunque está presente en alguna medida lo creativo, a lo que dedica más tiempo de su
actividad laboral es a lo productivo.
Del análisis hecho al modo de actuar del profesional se infiere la característica
fundamental de los procesos universitarios: en todos ellos está siempre presente en la labor
del hombre que en él participa, tanto el nivel productivo como el creativo. En el proceso
formativo se le dedica mayor tiempo a lo productivo: el alumno aprende resolviendo
problemas que fundamentalmente son nuevos para él, pero dispone de conocimientos y
habilidades que, debidamente ordenados, le permite resolverlos. Saber para resolver.
Aunque en menor grado siempre está presente lo creativo.
En el proceso de la investigación científica universitaria, los problemas también son
novedosos, pero a diferencia de lo anterior, el alumno no dispone de todos los
conocimientos y habilidades, y requiere de la investigación científica para su solución.
Resolver para saber.
En el proceso investigativo los estudiantes, junto con sus profesores, llevan a cabo los
descubrimientos científicos y las innovaciones y creaciones tecnológicas, a partir de
necesidades sociales que se le presentan a la Universidad para su solución. Por la índole de
la labor que se ejecuta se hace evidente que el nivel que se trabaja fundamentalmente es el
creativo, aunque siempre está presente el productivo en menor escala.
No debemos identificar el concepto de investigación científica con el de ciencia: la
ciencia es el cuerpo de doctrinas metódicamente formado y ordenado que constituye una
rama particular del saber humano; en la ciencia, existen los conocimientos ordenados de
acuerdo con una lógica: las leyes y principios que rigen los fenómenos y procesos, que es su
núcleo; y el método particular de esa ciencia, que está determinado por esas leyes y
regularidades. La investigación científica es el proceso mediante el cual se enriquece a la
ciencia.
En el proceso de extensión universitaria también se manifiestan los dos niveles de la labor
del profesional, en correspondencia con lo que se requiera promover en la sociedad: la
creación o producción de cultura.
Una vez precisado que la característica común fundamental de todos los procesos
universitarios, que le da su unidad, lo constituye la presencia de la dialéctica de los niveles
productivos y creativos, se le pueden adicionar otras características que permiten diferenciar
a los procesos que se desarrollan en la Universidad. Mientras que en el nivel productivo el
hombre trabaja con el objeto real y concreto para la solución de los problemas que se
presentan en el mismo; en el nivel creativo se abstrae el objeto para su estudio. Mientras
que en lo productivo el objeto se estudia desde el punto de vista más fenoménico; en lo
creativo, su estudio es más esencial para obtener un mayor y profundo conocimiento del
mismo.
En la actividad de nivel productivo el profesional domina la ciencia para resolver
problemas, cuya solución responde a una dinámica más ágil; mientras que en la de nivel
creativo, el profesional resuelve problemas para desarrollar el conocimiento científico,
proceso que resulta más lento.
En resumen, para satisfacer el encargo social de la Universidad y que ella pueda cumplir
con su función se ejecutan distintos tipos de procesos: el docente, el investigativo y el de
extensión los cuales se desarrollan en la dialéctica entre lo productivo y lo creativo, lo
concreto y lo abstracto, el fenómeno y la esencia, lo rápido y lo lento. En lo docente, prima
lo productivo, lo concreto, el fenómeno y lo rápido; en la investigación científica: lo
creativo, lo abstracto, lo esencial y lo lento; en el proceso de extensión, lo uno o lo otro en
correspondencia con las condiciones existentes.

2 LA UNIVERSIDAD. SUS PROCESOS


En el primer epígrafe se describió el criterio de los autores de que la Universidad es un
sistema de procesos. Para poder explicar la concepción que se propone vamos a apoyarnos
en la teoría de los procesos conscientes con ayuda de la cual caracterizaremos los procesos
de esta institución social, determinando sus componentes y leyes generales.
Antes de continuar avanzando en el estudio de los procesos universitarios debemos
precisar qué es un proceso. De la literatura podemos conocer que un proceso es una
sucesión de estados de un objeto determinado. Y, qué es un estado. Todo objeto, en la
naturaleza, en la sociedad, lo podemos estudiar, en un momento determinado, mediante sus
características, cualidades y propiedades. Al apreciar sus características nosotros podemos
precisar qué situación tiene el objeto de estudio en un momento determinado, este es su
estado. El estado de un objeto, cambia en el tiempo; ese cambio sucesivo en el tiempo del
conjunto de características, de los estados de un objeto, es el proceso.
Los autores en sus investigaciones han elaborado una teoría para caracterizar a los
procesos conscientes, es decir aquellos procesos que poseen objetivos y funciones precisos,
identificados antes del inicio del proceso en sí mismo.
2.1 Los procesos universitarios
Apoyado en todo lo visto hasta aquí retomemos los procesos que se ejecutan en la
Universidad, ahora más profundamente y en un mayor nivel teórico.
Ya hemos dicho que en la Universidad hay tres tipos de procesos: el docente, el
investigativo y el extensionista, los cuales estudiaremos por separado, significando las
funciones que en cada uno de ellos prima.

2.1.1 El Proceso Docente-Educativo de Pre y postgrado


Las funciones del proceso docente-educativo son: instructiva, desarrolladora y
educativa. La primera es la acción generalizada que se lleva a cabo en el proceso docente
en aras de alcanzar el dominio de la habilidad y el conocimiento, es la formación del
profesional en el sentido más inmediato, dar carrera para vivir; la segunda, se ejecuta en
aras de potenciar las facultades, tanto físicas como espirituales, del profesional para la
solución de problemas en la labor del egresado; y la tercera, es la formación de otras
cualidades trascendentes de la personalidad del educando como convicciones, sentimientos,
voluntad, actitudes y otros, que lo preparen para la vida en general. El resultado de este
proceso, en sus tres funciones, es el egresado, el profesional de pre y post grado, con sus
capacidades y cualidades personales que lo caracterizan y que le permiten desempeñarse y
competir en un mercado de trabajo en cambio constante.
El proceso en su función instructiva se desarrolla en unidades organizativas, que son
aquellas que garantizan, en un determinado lapso, la formación de la habilidad; en su
función desarrolladora, mediante la ejecución de una cierta carga; y en su función educativa,
en el lapso como mínimo de un año académico.
El proceso docente-educativo, en todo y cada uno de sus niveles estructurales, desde la
tarea docente, célula del proceso docente, hasta el año académico o la carrera, tiene presente
todos los elementos y relaciones que se estudian en la Didáctica: problema, objeto, objetivo,
contenido, método, forma, medio y resultado que, aunque comunes a todo proceso
consciente, lo diferencian los fines del proceso y las cualidades o propiedades características
para el proceso en cuestión.

2.1.2 El Proceso de la investigación científica


Las funciones de este proceso son: la creación de conocimientos para el
enriquecimiento de la ciencia; y la introducción, la innovación y la creación de
tecnologías. En el caso de la universidad, el proceso de investigación científica ofrece como
resultado la solución de problemas propios del desarrollo de la ciencia y de la cultura de la
humanidad y, además, contribuye a la formación del profesional, ya que forma al estudiante
en una metodología para la solución de los problemas complejos inherentes a la profesión y
que requieren de la creación para su solución.
En el proceso de investigación científica, la unidad organizativa es el proyecto de
investigación científica. En el proyecto de investigación se expresan el conjunto de tareas
estrechamente relacionadas entre sí y orientadas a la solución de un problema científico,
vinculado a un programa de investigación. Los objetivos del proyecto están limitados a un
campo de acción específico, a un resultado que sea previsible alcanzar en un plazo definido y
limitado a los recursos con que cuenta. El proyecto de investigación requiere de un
análisis detallado de los beneficios que reportan a la sociedad los resultados del
mismo, así como el costo de su ejecución.
En el tema de investigación científica como célula del proceso de investigación científica
están presentes todos los momentos del proceso, desde la fundamentación inicial, en que se
hace una primera aproximación al problema, al objeto y al objetivo de la investigación, con
lo que se expresa el vínculo sociedad (necesidad) y el proceso; hasta la ejecución del
mismo, que se expresa mediante la relación, objetivo, contenido, método y resultado,
elementos estos que, aunque comunes a todos los procesos conscientes, como se señaló
anteriormente, lo distinguen sus fines y cualidades propios.

2.1.3 El Proceso de extensión


La función de dicho proceso es la promoción de cultura hacia el contexto social y desde
éste hacia la universidad, el resultado de este proceso se aprecia por el impacto cultural de la
Universidad en la sociedad; el que se constata mediante las transformaciones culturales del
contexto social. En el proceso de extensión la célula es el proyecto extensionista y en ella se
expresan todo los componentes, características y leyes anteriormente mencionado.

2.2. Teoría de los procesos conscientes


La teoría de los procesos conscientes es la teoría que posibilita explicar del modo más
esencial los procesos que tienen objetivos preestablecidos, mediante la determinación de los
componentes de dicho procesos y de las relaciones entre esos componentes que expresan las
leyes de su desarrollo.

2.2.1. ¿Cuáles son las partes de un proceso? Los componentes

La aplicación de los enfoques sistémico-estructural, dialéctico, genético y holístico, del


objeto de esta investigación: la Universidad, concebido éste como sistema de procesos, nos
permite su explicación esencial.
La caracterización de los procesos conscientes a partir de la teoría elaborada por los
autores se hace, fundamentalmente, mediante la determinación de sus componentes y leyes.
El COMPONENTE es el elemento, la parte del objeto, del proceso que entra en la
composición del mismo y que en unión de los otros forma el todo. El componente, en su
ordenamiento, en relación con otros componentes, conforma la estructura. La integración
de todos los componentes determina el sistema.
El primer componente del proceso es el problema. El problema es el componente que
expresa la situación inicial que manifiesta el proceso y que genera su transformación a partir
de la necesidad que posee el hombre, la sociedad. En la práctica social el hombre actúa
sobre dicho proceso, a partir del conocimiento acumulado acerca del mismo, lo transforma y
resuelve el problema.
El problema; en tanto situación, tiene un carácter objetivo; en tanto, necesidad, lo tiene
también subjetivo.
El segundo componente del proceso es el objeto. El objeto es el portador del problema
que en su desarrollo se transforma, dándole solución a dicho problema y alcanzando el
objetivo.
El tercer componente del proceso es el objetivo. El objetivo es el propósito, la aspiración
que el sujeto se propone alcanzar en el proceso, transformando el objeto; de lograr el
objetivo satisface su necesidad y resuelve el problema. El objetivo, en tanto lo pre selecciona
el sujeto, tiene un marcado carácter subjetivo.
El cuarto componente del proceso es el contenido. El contenido es el sistema de aquellos
aspectos del objeto necesarios e imprescindibles para poder cumplimentar el objetivo en el
desarrollo del proceso.
El quinto componente es el método. El método es la estructura, el orden de los
elementos del contenido. Ese método está determinado por el objeto, por su estructura y
relaciones, de ahí su carácter objetivo; pero también tiene cierto margen de subjetividad,
como consecuencia de que es el sujeto el que de un modo consciente selecciona los posibles
pasos a seguir.
El sexto componente es el medio. El medio son aquellos instrumentos que son utilizados
por los sujetos para transformar el objeto.
El séptimo es la forma. La forma es el orden que se adopta desde el punto de vista
temporal y espacial para desarrollar el proceso.
El octavo y último componente del proceso es el resultado. El resultado es el producto
final que se obtiene como consecuencia del desarrollo del proceso, es el objeto
transformado.
Son ocho los componentes del proceso consciente.

2.2 2. ¿A qué se debe el comportamiento del proceso? Las leyes


Las leyes son las relaciones que se establecen entre los componentes del proceso, las que
determina su estructura y su comportamiento, por esa razón las leyes son la esencia de los
procesos. De la observación de la práctica y de la reflexión teórica el autor ha inferido las
leyes de los procesos.
La primera ley del proceso establece el vínculo entre el proceso y el medio social, y se
formula mediante la relación entre el problema y el objeto, y entre ellos con el objetivo.
Estas relaciones son las que establecen que el objetivo se convierta en el componente rector
del proceso porque es el que configura la solución de la necesidad (la solución del problema)
y las características que debe poseer el objeto una vez modificado.
La primera ley, relaciona el medio con el proceso, vincula la necesidad social, el
problema, con el objetivo del proceso; siendo este el modelo (la representación) de cómo
será el objeto cuando se haya modificado, como consecuencia de la ejecución del proceso.
La segunda ley del proceso establece la relación entre el objetivo, el contenido, y el
método. Esta ley determina la dinámica del proceso. La cuestión radica en cómo
desarrollar el proceso (el método), para lograr el objetivo, actuando sobre un cierto
contenido. Lo dinámico, que es el método (a lo que se suma la forma y el medio),
operacionaliza la modificación del contenido, teniendo en cuenta las relaciones internas de
dicho contenido. Si es cierto el contenido escogido, el método nos lleva al objetivo y se
resuelve el problema. Esta es la esencia del proceso y su contradicción fundamental, fuente
de su desarrollo.
En la segunda ley, en la relación objetivo-contenido se precisa la relación del todo con las
partes. El objetivo expresa el objeto idealizado y modificado, como totalidad; el contenido,
sus partes. La relación objetivo-contenido determina el carácter sistémico del proceso; el
objetivo expresa el sistema como totalidad, como cualidad de ese sistema; el contenido,
detalla, analiza, deriva, esa totalidad.
En la segunda ley, en la relación objetivo-método se precisa cómo el individuo va a
actuar (método) para cumplir el encargo social (el objetivo), aquí se concreta la relación
entre la sociedad y el individuo, ya que el objetivo expresa la concreción del encargo social,
la satisfacción de la necesidad social; y, en el método, la comunicación y actuación de la
persona.
En la segunda ley, en la relación contenido-método, se precisa el modo más estimulante,
motivador de actuación y comunicación para que se conozca o descubra el contenido. En el
desarrollo del proceso, mediante el método, se alcanza o supera el objetivo. Cuando en el
proceso el método llega a ser más significativo que el objetivo mismo, el sujeto que
desarrolla el proceso se autorrealiza; en esas condiciones, al hombre le es más importante lo
que hace que lo que persigue, sin dejar de ser guía el objetivo. Cuando al cumplir el encargo
social (objetivo) el sujeto está a gusto, porque cada elemento del contenido le es afín y ha
sido connotado por él, entonces se establece una relación afectiva con dicho contenido, lo
que posibilita su realización personal.
Si el sujeto integró, en la relación método-contenido-objetivo, la realización personal con
el cumplimiento del deber social, el proceso es realizador y el hombre se siente
comprometido con el mismo.
La integración de los ocho componente y las dos leyes se representa en la siguiente
gráfica:
Los componentes y las leyes son categorías de la teoría de los procesos conscientes. En
la gráfica aparece el concepto de eslabón, aún no explicado, cosa que haremos
posteriormente en esta monografía.

2.2.3. Las dimensiones de los procesos


En el estudio de los procesos aparecen cualidades que no se pueden explicar
adecuadamente con los conocimientos que hasta aquí hemos visto, por eso es necesario
introducir nuevas características que así lo hagan, que de ser válidas, enriquecen la teoría y
posibilitan dirigir de un modo más consciente al proceso.
Los procesos que tienen lugar en la universidad explicados mediante la teoría de los
procesos conscientes se enriquecen con una nueva cualidad que es la dimensión. ¿Qué se
entiende por dimensión? La dimensión es la proyección de un objeto, proceso o atributo
en una dirección dada.
De la interpretación de la práctica social los autores han establecido que todo proceso
consciente posee tres dimensiones dialécticamente interrelacionadas entre sí: la tecnológica,
la administrativa y la socio-humanista.
Al proceso como tal se le puede apreciar una dimensión tecnológica. Definimos la
dimensión tecnológica como aquel proceso de interacción social mediante el cual el
hombre transforma un objeto, que tiene determinado significado para él en su práctica
histórico-social, en aras de obtener un cierto producto o resultado. Todo proceso
tecnológico se desarrolla en un sistema socio-cultural dado: conocimientos, valores, hábitos
de una sociedad, en una época, y en un lugar determinado, lo que se precisa por las formas
de hacer, pensar y crear de un pueblo, de una comunidad, de un país o región y responde a
los intereses y valores de la sociedad. La tecnología es el proceso y el resultado de la
interacción de los hombres en sociedad, de su actividad creadora, de su cultura, valores,
necesidades e intereses, determinados estos por su entorno social.
En la Universidad en donde, como sabemos, se desarrollan tres procesos tecnológicos
fundamentalmente: el docente, el investigativo y el extensionista, se obtienen los siguientes
resultados: el egresado de pre y postgrado; la solución de problemas científicos a través de
la introducción, innovación y creación de tecnología y de la creación de conocimientos; y la
promoción de cultura en el seno social; resultados que posibilitan el cumplimiento de la
función social de la institución: la conservación, desarrollo y promoción de la cultura de la
humanidad. Es decir, si inicialmente caracterizamos la naturaleza de cada proceso
universitario en correspondencia con su función (ver epígrafe 1.2), ahora, al enriquecer el
modelo de la Universidad se caracteriza cada proceso, además, en correspondencia con el
resultado que se obtiene del mismo, con su tecnología.
El proceso docente-educativo, el investigativo, y el extensionista, como cualquier otro
proceso tecnológico, consciente, posee las funciones propias del tipo del proceso particular
que ya estudiamos; pero además, son procesos que se planifican, organizan, regulan y
controlan, que son las funciones propias de la administración de ahí que todo proceso tenga
su dimensión administrativa
Hay un tercer aspecto también muy importante en todo proceso, y es que éste es
ejecutado por los hombres en relación con los demás en sociedad y surge como
consecuencia de su interacción social, su cultura, sus valores, intereses y sentimientos: la
dimensión sociohumanista. Esa nueva manera de estudiar los procesos es lo que nos permite
caracterizarlos no solo en su aspecto tecnológico sino con un enfoque holístico del mismo.
Es resumen, en cada proceso universitario están presente tres tipos de subprocesos o
procesos subordinados: el tecnológico, el administrativo y el sociohumanista, que
llamaremos dimensiones.
La dimensión tecnológica es la proyección del proceso que engloba la cultura y los
valores singulares y universales que posee la sociedad acerca de un objeto, y que se expresan
en el plano específico de una región, en el proceso de transformación social del mismo, en
un resultado concreto para la solución de un problema social.
La dimensión administrativa es la proyección del proceso encargada de la conducción
del mismo, para lograr resultados prominentes al menor costo posible, creando una cultura
y clima de trabajo, que propicie la introducción, el cambio y desarrollo de tecnologías en los
procesos que se desarrollan en la institución y su excelencia en general.
La dimensión socio-humanista es la proyección del proceso constituido por la
significación que alcanza para el hombre el proceso en cuestión y que surge en su
interacción con los grupos sociales, en las condiciones socio-históricas, culturales y
económicas donde desarrolla su actividad. En el reconocimiento del hombre como valor
supremo de dicha tecnología ya que éste es el que le confiere sentido a la misma en la
satisfacción de sus necesidades e intereses; en su máxima expresión como creador de la
tecnología.

PROCESO UNIVERSITARIO

Dim. ADMINISTRATIVA Dim.


TECONOLOGICA

Dim SOCIO HUMANISTA

Las relaciones entre las dimensiones administrativa y tecnológica de un proceso se explica


como un par dialéctico contradictorio que está presente en todo proceso. Por un lado, la
tecnología nos ofrece, el conocimiento y la cultura acumulada por la humanidad para
ejecutar el proceso y resolver el problema; por el otro, la administración, a través de sus
funciones fundamentales, permite lograr resultados de calidad, al más bajo costo. Dicha
contradicción se resuelve mediante la participación del hombre en la práctica social, de
forma activa y creadora, con su cultura, valores y tradiciones.
En resumen, hemos visto en este epígrafe que a las cinco características generales
o conclusiones a que se arribó en el epígrafe 1.3 hay que agregarle una sexta referida a que,
cada uno de los procesos propios de la Universidad poseen tres dimensiones, en que están
presente no sólo lo tecnológico, con su naturaleza y funciones propias; sino que todos ellos
poseen además una dimensión administrativa para la optimización de los recursos humanos,
materiales y financieros utilizados; y una tercera dimensión, la social, inherentes a las
relaciones entre los hombres que participan en el proceso como tal.

3 LA UNIVERSIDAD SU ADMINISTRACIÓN
Hay aspectos que en la Universidad están presentes y que todavía, con los conocimientos
expuestos hasta aquí, no podemos explicar, por eso es que debemos pasar a estudiar a la
Universidad no sólo como un sistema de procesos sino, además, como una institución
social, con lo cual se enriquece el modelo teórico que sobre la Universidad los autores van
desarrollando.
Cada uno de los procesos estudiados hasta aquí cumplen funciones específicas; sin
embargo, para que la institución, como un todo, alcance resultados prominente en el
desarrollo de la cultura de una región es necesario un proceso administrativo que logre la
excelencia institucional, a partir de un enfoque holístico, como un sistema de procesos,
donde el contexto histórico, socio-cultural, político y económico, nacional e internacional
influye de una u otra forma en la institución.
La idea de los autores, y que defienden a lo largo de toda esta monografía, consiste en
que al caracterizar a la Universidad como una institución social integrada, lo que prima en
ella es el proceso administrativo, el que adquiere personalidad propia y máxima relevancia.
Si la Universidad es aquella institución encargada del desarrollo de la cultura de la
humanidad, entonces su administración será el proceso cuya función es lograr resultados
prominentes, trazar estrategias que le permitan llevar a cabo los procesos que en ella tienen
lugar, con mayor eficiencia y calidad y en los momentos actuales que promuevan los
cambios tecnológicos, y contribuyan al desarrollo de las capacidades tecnológicas de los
países Latinoamericanos, acorde con las necesidades y exigencias socio-culturales del
desarrollo actual de la región para su inserción en la economía mundial.
Al vincular los conocimientos ya establecidos de la teoría de la administración a los de la
teoría de los procesos conscientes parcialmente mostrados, en un todo armónico, se
incrementa la posibilidad de caracterizar más profundamente a la Universidad como
institución social.

3.1 Tendencias históricas en la teoría de la administración


Para poder caracterizar la administración de la Universidad, se requiere analizar el
devenir histórico de la teoría de la administración en general y, una vez hecho consciente sus
características y tendencias fundamentales, poderlo aplicar a nuestro objeto de estudio.
Los autores consideran que se han desarrollado tres etapas en esta teoría, a partir de los
modos de producción prevalecientes en los distintos tipos de sociedades:
Una primera etapa, en la que el trabajador desarrollaba un producto completo,
elaborado por el mismo, de un modo artesanal, desde la primeras operaciones hasta las
últimas, formando parte de una cultura de asociación corporativa-gremial propia de la
época. El resultado era obra de su actuación personal, sobre la base de los conocimientos
que al respecto poseía y en la que encontraba su realización personal.
Las características administrativas de esta etapa eran las siguientes: este artesano se
formaba adjunto a un maestro que le ofrecía sus conocimientos en el transcurso de muchos
años, le enseñaba dichos conocimientos de un modo acabado junto con toda una filosofía
rígida de la vida, que establecía una moral cerrada y a la cual se subordinaba si quería llegar
a formar parte del gremio; la destreza la adquiría junto a la formación de valores universales
de naturaleza escolástica y marcada por la ética religiosa predominante en la época. La
calidad del resultado dependía, en gran medida, del aprendizaje reproductivo que adquiría
del maestro al que se subordinaba plenamente, como autoridad absoluta, a partir de la
comunidad de valores adquiridos.
Su labor era de muy baja eficiencia y los productos que elaboraba se vendían, por lo
general, en un mercado inmediato al lugar de su confección.
La segunda etapa es consecuencia de la revolución industrial y de la aparición de la
mecanización que implicó la especialización de la producción. Ahora el trabajador se ponía
en contacto con solo un aspecto del producto que se elaboraba, perdiendo su personalidad
en el desarrollo del objeto producido, al no trabajar con la generalidad de lo que produce al
ser más profundo y diestro en solo un aspecto del mismo. El obrero se enajena de dicho
resultado y no ve en el mismo su realización, solo es un instrumento mas del proceso
productivo y trabaja con el fin inmediato de satisfacer sus necesidades más elementales de él
y su familia. Sin embargo, las potencialidades productivas de este sistema fueron mayores
que en la etapa anterior, y surgieron entonces los teóricos de la teoría de la administración
con el fin de encontrar respuestas que optimizaran ese proceso productivo.
Se considera iniciador de los primeros estudios de la teoría de la administración a F.W.
Taylor, el que aplica un método científico para, incrementar la productividad del trabajo,
mediante la selección, capacitación y motivación de los trabajadores a partir de sus
necesidades físicas y económicas, especializando su labor en un solo aspecto de la cadena
productiva; sobre esa concepción teórica desarrolló un método racional para resolver los
problemas. Los trabajos iniciados por Taylor se continuaron por H.L. Gant y los esposos
Gilbreth. Estos centraron su atención en el aspecto humano del trabajo, en la comprensión
de la personalidad y las necesidades de los trabajadores, como compensación a la
enajenación anterior.
Esta teoría, denominada de la administración científica, ha tenido un papel muy
importante en el desarrollo de la teoría de la administración, presentando sus limitaciones
fundamentalmente en el enfoque que se realiza del hombre en el proceso productivo, donde
se revela como un sujeto que fundamentalmente trabaja motivado por las necesidades
económicas, enajenado del proceso productivo y de los procesos sociales propios del
contexto donde desarrolla su actividad productiva, el ser “racional”.
La teoría clásica de la organización desarrollada inicialmente por H. Fayol se basa en
una serie de principios propios para una organización de relativa estabilidad con una alta
posibilidad de predicción de su comportamiento organizacional, con una estructura rígida y
una autoridad formal. En esta concepción teórica, errónea también por su concepción
aislacionista y en consecuencia metafísica, solo se destaca la forma, la organización del
proceso y el hombre se pierde en su estructura. Independientemente que visto como
abstracción precisó un conjunto de principios válidos hoy día en la caracterización de
instituciones complejas.
Para compensar la subvaloración del hombre, como ser social, de estas teorías clásicas
sobre administración, y con el desarrollo de la sicología, comienza a transformarse la teoría
administrativa más orientada al individuo y su conducta, con vista a desarrollar su actividad
productiva en el seno de un grupo social y como miembro de una organización. M. P.
Follett formula el modelo conductual de control organizacional; C.I.Barnard plantea la
necesidad que tiene el hombre de asociarse a organizaciones formales, con el propósito de
conseguir cosas, que no puede alcanzar de forma aislada; en la obtención de las metas de la
organización el hombre satisface sus necesidades individuales y debía aprender a trascender
intereses personales egoístas, estableciendo un compromiso moral con la sociedad.
Esta concepción de la administración entra en crisis como consecuencia de las limitantes
que mostró las formas extensivas de producción y el surgimiento de las luchas obreras en
contra de la explotación y otros fenómenos sociales que mostraron que el mejor camino era
pasar a formas intensivas de producción, por otro lado el mercado se hacía cada vez más
competente, a lo que se suma el hecho de que cada vez es más significativo el papel de la
ciencia como fuerza productiva.
Estas corrientes posibilitaron el surtimiento de una escuela de la ciencia del
comportamiento humano en la administración, desarrollada por Hawthorne, E. Mayo y
otros. Dicha escuela trabaja con una concepción del papel del hombre en la organización,
“el hombre social” en contraposición metafísica con el “hombre racional”, motivado por las
necesidades sociales, donde las relaciones de trabajo responden más al control social del
trabajo que al control administrativo. Esta teoría aportó conocimiento a la teoría de la
administración: motivación individual, comportamiento de grupo, relaciones interpersonales
en el trabajo, liderazgo, resolución de conflictos, cambio organizacional y otros conceptos
válidos en la teoría de la administración hasta hoy día. Dada la complejidad del
comportamiento humano, le resulta difícil a los administradores seguir una línea de conducta
trazada solo por esta teoría científica, en tanto que atiende solo un aspecto de la compleja
problemática que estudiamos.
Los conocimientos que ofrecieron estas escuelas, que de forma muy breve son descritas
en este material, en la actualidad son de gran utilidad y continúan evolucionando. Sin
embargo, las limitantes que portan radican en el enfoque parcial que sustentan, las que las
convierten en erróneas, ya que no pueden caracterizar al proceso como totalidad a partir de
una concepción dialéctica.
Se han ido desarrollando otros enfoques teóricos de la administración que han
enriquecido su fundamentación teórica, como es el de sistema, donde la organización se
define como un sistema unitario compuesto de partes íntimamente relacionadas, donde la
actividad de cualquier parte de la organización afecta a las restantes, y cuya resultante es
cualitativamente superior a la mera suma de sus partes. En el enfoque de contingencias, se
trata de determinar las relaciones entre las situaciones (los problemas), y sus acciones y
resultados, donde la función del administrador es precisar la técnica de dirección más
adecuada, bajo circunstancias particulares, que contribuirá a la obtención de un resultado en
correspondencia con una meta trazada; este enfoque tiene implícito el análisis de la
organización como sistema para poder precisar sus elementos y relaciones los que pueden
ser factores de conflicto o fuente de oportunidades en una situación dada.
A partir de la década de los años 80 con la internacionalización de los mercados y el
aumento de la competencia han surgido nuevas tendencias en la teoría de la administración
como es la calidad total desarrollada por Demin, la planificación estratégica, “En busca de
la excelencia “de Harper and Row, el posicionamiento y otras. Las concepciones teóricas
más actuales están encaminadas a la mayor participación del individuo en el proceso que éste
ejecuta: en el control de la calidad, en la toma de decisiones, buscando un mayor
compromiso del hombre con el proceso, para lo cual lo fundamental no es tan solo la
satisfacción material sino la plena realización del hombre mismo.
Estos enfoques más actuales de la teoría de la administración la sitúan en una tercera
etapa del desarrollo y responde a toda una concepción de la economía mundial, cada vez
más globalizada donde la organización tiene que ser más competitiva, para dar respuesta a
los cambios tecnológicos actuales y en donde ya no es ni la materia prima, ni el capital el
elemento dominante en las relaciones de producción, ni incluso la estructura de poder, sino
en un mayor grado el conocimiento, actualizado y flexible de los sujetos que de un modo
comprometido participan en el proceso productivo.
El modelo de administración universitaria, que proponen los autores, hace uso de los
conocimientos acumulados por las escuelas y enfoques anteriores de la administración
empresarial y trata de superar el análisis parcial de los procesos dados por las escuela
racionalista, la conductual y la cuantitativa y los enfoques posteriores de sistemas,
contingencias y el nuevo movimiento de las relaciones humanas. Las limitaciones que aún
poseen las teorías más modernas de la administración están precisamente, como decíamos,
en el análisis parcial de los procesos, centrando su atención ya sea en el aspecto tecnológico
del mismo; o en el hombre: sus intereses, motivaciones y relaciones humana; o en el
aspecto administrativo: planificación, estrategias, toma de decisiones, estructuras
organizativas, liderazgo y otras. Los autores tratarán de sistematizar, de un modo holístico
y dialéctico todas estas tendencias, en que no es una suma ecléctica de todas ellas, sino la
integración, cualitativamente superior de su sistematización.

3.2 La administración de la universidad


La Universidad como institución es un todo orgánico de carácter sistémico, dialéctico y
holístico en que cualquier proceso constituyente de la misma influye en los restantes, así
como el contexto que rodea a la institución. El análisis de cada proceso de forma aislada o
parcial puede conducir a conclusiones erróneas en la valoración de la institución
universitaria.
Lo que subyace en todos estos procesos es su carácter dialéctico entre lo productivo y lo
creativo (ver epígrafe 1.4) lo que posibilita su integración y sistematización. Cuando
estudiamos a la Universidad como institución, como totalidad, lo que debe primar ya no es
un proceso en particular sino establecer el mecanismo que posibilite la excelencia de la
Institución. Obsérvese que ahora lo administrativo no es una dimensión dentro del proceso,
sino que él es un proceso en sí mismo, sin abandonar lo tecnológico.
La administración universitaria - objeto de estudio de esta monografía - es aquel proceso
encargado de lograr dentro de la universidad resultados prominentes, a través del desarrollo
dialéctico de todo y cada uno de los procesos, dentro de un contexto económico, político y
social, a través de crear una cultura y un clima institucional capaz de actuar ante los cambios
tecnológicos de forma creadora e innovadora.
En aras de alcanzar la excelencia universitaria proponemos una nueva concepción del
proceso administrativo de la Universidad, que se caracterice por una estrategia de cambio
tecnológico con un enfoque dialéctico de los procesos y holístico de la institución, acorde a
las condiciones sociales económicas, históricas, políticas y culturales de una comunidad o
población determinada, que permita una dinámica de cambio en la institución en
correspondencia con las exigencias del desarrollo tecnológico actual y contribuir a ubicar al
país en cuestión en un lugar cimero en la región del planeta al cual pertenece.
El modelo de Administración por la excelencia Universitaria que proponen los autores
parte de considerar los procesos tecnológicos como procesos de interacción social donde el
hombre, elemento fundamental del mismo, transforma un objeto que tiene un significado
social. Para lograr la excelencia es necesario que los hombres que participan en los procesos
satisfagan sus necesidades superiores: autorrealización, estima, estatus, respeto, confianza,
reconocimiento y otros, transformando objetos que influyen explícitamente sobre ellos.
En esta situación la administración y su teoría se convierten en la ciencia que posibilita
agrupar a los hombres, como “verdadero capital de la economía” y factor competitivo más
importante, en torno a metas sociales, pero que posibiliten la plena realización de todos los
que en ella participan, convirtiendo a la institución en altamente competitiva, y sus
resultados en productos de calidad, mediante el pleno dominio de la tecnología que
desarrollan y en el que la investigación y la creación se convierten en actividades
permanentes del mundo de .los negocios, de la industria y de la administración. En esta
concepción lo humanístico, lo social y lo tecnológico se integran dialécticamente con lo
administrativo.
La función del proceso administrativo en la Universidad es precisamente alcanzar la
excelencia académica de la institución como consecuencia del desarrollo de: una nueva
cultura tecnológica, ecológica, social y humanamente responsable mediante el desarrollo de
valores relacionados con la competitividad, la flexibilidad, la responsabilidad y el
compromiso donde se requiere de nuevas relaciones del hombre con la tecnología, la
naturaleza y la sociedad; una cultura integral de los procesos universitarios donde el hombre
es el elemento fundamental del proceso en el que participa activamente, donde se sienta
motivado y autorrealizado, donde satisface sus necesidades superiores.
Las estrategias administrativas que promueven los cambios tecnológicos entre sus
funciones está, la de crear un clima institucional de una alta moral, caracterizado por la
cohesión en la acción; la identificación con la tecnología, la institución y con los grupos
sociales que en ella se encuentran; el compromiso tecnológico y social; la responsabilidad,
dignidad y solidaridad; la confianza que posibilite la opinión y toma de decisiones; los
sentimientos de pertenencia, donde el hombre que participa en el proceso satisface sus
necesidades superiores, imprimiéndole estos valores a los procesos que tienen lugar en la
Universidad.

CONCLUSIONES
El análisis que hemos ido desarrollando en todos estos epígrafes nos posibilitan
conformar una concepción de la Universidad que posibilita enriquecer las conclusiones a que
habíamos arribado en el epígrafe 1.3, al agregarle dos características generales más,
quedando en definitiva las siguientes:
Primero: La universidad tiene como problema fundamental al que debe enfrentarse y
resolver el convertirla en una institución competitiva a escala regional y universal, lo que
constituye su encargo social.
Segundo: La Universidad como institución es el órgano encargado por la sociedad para
mantener, desarrollar y promover la cultura social, lo que constituye su función social.
Tercero: La Universidad se define como aquella institución social conformada por un
sistema de procesos dirigida a desarrollar su función social, a resolver el encargo social.
Cuarto: Los procesos que históricamente se han ido desarrollando y que la práctica
muestra son: los formativos de pre y postgrado, el investigativo y el de extensión, con sus
funciones propias: educar, capacitar e instruir; crear e innovar; y promover,
respectivamente.
Quinto: Lo consustancial a todos esos procesos es el hecho de que en la célula de todos
ellos se manifiesta el par dialéctico producción-creación, que constituye lo común de todos
ellos. La docencia, relativamente más concreta, fenoménica, productiva y dinámica; y la
investigación, relativamente más abstracta, esencial, creativa y lenta.
Sexto: Cada proceso es portador de una dimensión tecnológica, que caracteriza la lógica
del proceso en si mismo, de su ejecución; una segunda dimensión de carácter
administrativo, que ordena el proceso con vista a su sistematización y optimización; y una
tercera dimensión, la social, que incorpora al proceso el análisis de las relaciones humanas,
sociales que se dan dentro del proceso. Estos procesos, al enriquecerse su explicación,
como consecuencia de incorporarle el concepto de dimensión, se caracterizan por el tipo de
resultado que ofrece a la sociedad: el egresado de pregrado y posgrado, la solución de
problemas científicos y la promoción de la cultura en la sociedad.
Séptimo: Cuando se analiza el proceso lo que prima es lo tecnológico, aunque siempre
estén presentes los aspectos administrativos y socio-humanistas. Sin embargo, cuando lo
que se estudia es a la institución, como organización, como totalidad, existe un proceso que
posibilita la sistematización de todos los procesos tecnológicos en una unidad
cualitativamente superior: la Universidad como institución, y éste es su
administración.
En este trabajo analizamos la administración (la gestión ), como proceso, que se
desarrolla en la Universidad, entendida ésta como institución, como sistema de procesos,
con el fin de lograr la calidad de sus resultados; y la eficacia y eficiencia, en fin la excelencia
de los procesos universitarios como un todo, de forma integral. Enriquecido el modelo de
Universidad, al demostrar que es también un proceso administrativo, se puede incorporar
todo el desarrollo teórico que la ciencia de la Administración ha acopiado, conceptos que
desde el inicio de este capítulo se empezaron a exponer. Queremos incorporar al análisis de
la Universidad como Institución social todo lo que la Administración, como ciencia, ha
alcanzado en su tercera etapa, en que la dimensión socio-humanística de la tecnología
desempeña un papel fundamental y, justamente, confirmar que es la dialéctica la que puede
evidenciar dicho enfoque.
Esta modelación de la Universidad a partir de una visión sistémica, totalizadora y
dialéctica es el punto de partida para encontrar las respuestas adecuadas a los problemas que
surgen con el fin de lograr la excelencia universitaria.
LA EXCELENCIA UNIVERSITARIA
(Síntesis)
Este artículo persigue el objetivo de caracterizar a la institución universitaria en toda su
complejidad. A partir de las condiciones sociales, económicas y educativas actuales se
precisa que la Universidad se ve impelida a dar respuesta a la revolución científico-técnica
actual, a los cambios tecnológicos que abruptamente se vienen introduciendo, así como, a
las manifestaciones controvertibles de la globalización neoliberal contemporáneas, con todas
sus contradicciones patológicas para el tercer mundo.
Se define a la Universidad como la institución cuya función principal consiste en ser la
que fundamentalmente en el seno de la sociedad es la encargada de mantener y desarrollar la
cultura acumulada. En una segunda aproximación de la definición se declara a la
Universidad como un sistema de procesos, siendo los fundamentales, el docente, el
investigativo y el extensionista. Se describen los tres y, posteriormente, se explican sobre la
base de la teoría de los procesos conscientes, con sus componentes y leyes, según la teoría
elaborada por el autor de este trabajo.
Se incorpora una nueva categoría a la teoría, el concepto de dimensión, mediante la cual
se puede caracterizar el proceso mediante otros procesos subordinados al primero, en este
caso cada tipo de proceso universistario posee una dimensión tecnológica y otras
administrativa y socio-humanística, con lo cual se enriquece profundamente la teoría que
explica a la Universidad.
Por último se explica la dialéctica de las dimensiones, mediante ella se deja claro el
momento en que la administración deja de ser una dimensión para convertirse ella en si
mismo en el proceso fundamental: cuando la Universidad se estudia como institución, que
supera el criterio de estar constituída por un sistema de procesos. La administración
universitaria se convierte de ese modo en la ciencia que puede explicar la vía eficiente y
eficaz para lograr la universidad de excelencia.

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