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LA MANZANA DE LA DISCORDIA

El 14 de febrero de 1879, Bolivia contaba con 34 gendarmes. Chile trasladó a esa


costa 200 soldados en navíos blindados.

Abandonada del poder político, disminuida bélicamente y acosada por las


ambiciones expansionistas de Chile se encontraba el Litoral boliviano el 14 de
febrero de 1879. Chile nació a la vida republicana alargado y estrechado por la
cordillera de los Andes y las profundidades del océano Pacífico. Esto despertó en
sus habitantes un desenfrenado interés de sacar ventaja de sus vecinos. El
desierto de Atacama separaba a Bolivia de Chile, sin embargo, las defecaciones
de tres aves marinas: guanay, piquero y pelícano convirtieron a la costa de ese
desierto en la manzana de la discordia.

Los problemas por los límites entre Bolivia y Chile comenzaron en 1828, cuando la
Constitución chilena estableció que su territorio llegaba hasta el despoblado sector
de Atacama, disposición que terminó con la invasión del lugar en 1879. A las 7.00
del 14 de febrero aparecieron en lontananza las siluetas de los navíos blindados
Cochrane y O'Higgins al mando del coronel chileno Emilio Sotomayor. El "Blanco
Encalada", que fue movilizado con anterioridad a la bahía de Antofagasta, saludó
su presencia con salvas de artillería. La escuadra chilena tenía a bordo 27
cañones.
Al escuchar el rugido de la artillería la población se agitó en el muelle y en las
calles de Antofagasta. Era el día fijado por el prefecto de esa región, el coronel
Severino Zapata para rematar los bienes de la Compañía de Salitres por haberse
negado el pago del impuesto de 10 centavos por quintal de salitre exportado. El
cobro de ese tributo se aprobó en el Congreso boliviano el 10 de febrero de 1878
luego de que Antofagasta, Cobija, Mejillones, y Tocopilla sufrieron los efectos de
un terremoto.
A pocos minutos de las 8.00, un bote que se desprendió del Cochrane condujo a
tierra al capitán José M. Borgoño y un escolta. El oficial buscó al Cónsul de su
país para dirigirse a las instalaciones de la Prefectura a objeto de entregar un
mensaje en el que se le ordenaba tomar posesión del territorio comprendido hasta
el paralelo 23.
El coronel Zapata admitió, ante la intimidación, que no contaba con tropas para
contrarrestar a los tres blindados.
Casi en forma paralela, 200 soldados chilenos, con sus respectivos oficiales,
desembarcaron de la escuadra invasora.
Los chilenos se apoderaron de la ciudad "antes de la medianoche", según el portal
en la internet de la Armada chilena.
Los 34 gendarmes bolivianos que se encontraban en instalaciones de la Policía
tomaron camino a Cobija para evitar fricciones. Las fuerzas invasoras tomaron
posesión de Mejillones y Caracoles.
El presidente de Bolivia, Hilarión Daza, se enteró de la toma de Antofagasta el 22
de febrero, vísperas de carnavales a través del Consulado de Tacna. Tres días
después, el 25 de febrero, interrumpe el festejo carnavalero. Daza emite cinco
decretos, declara estado de sitio, amnistía para los que vivían en el exilio, la
organización de la Guardia Nacional y otro que cortó el comercio con Chile.
La población boliviana enterada de los hechos rechazó la ocupación de
Antofagasta, Mejillones y Caracoles.

"Hoy se han recibido comunicaciones de allí (Tocopilla) y avisan que el Blanco


Encalada desocupó Tocopilla y Cobija. No han llegado los caballos y refuerzos
que esperaban (en Caracoles)", indica la carta del 5 de marzo de 1879 que
escribió Eduardo Abaroa a su amigo José Manuel Quintana.
Ladislao Cabrera, quien se encontraba en Caracoles ejerciendo su profesión de
abogado y periodista, se retiró junto a la guarnición de 20 gendarmes hasta
Calama para organizar la primera línea de defensa contra el invasor. Los
pequeños grupos de las guarniciones de Tocopilla, Cobija y Chiu Chiu hicieron lo
propio. En Calama se concentraron a mediados de marzo 135 ciudadanos
bolivianos, de los que 126 eran jefes, oficiales y soldados y habían nueve civiles,
según cita el escritor boliviano Roberto Querajazu Calvo en su libro Chile enemigo
de Bolivia, antes, durante y después de la Guerra del Pacífico. Les sobraba coraje,
pero carecían de armamento. Contaban sólo con 35 rifles Winchester, ocho rifles
Remington, 30 fusiles a fulminante, 12 escopetas de caza, 14 revólveres y 32
lanzas.

Hasta el amanecer del 23 de marzo la defensa estaba ya organizada, cavaron


zanjas, levantaron barricadas y destruyeron los puentes Topáter y Carvajal para
obstruir el desplazamiento del enemigo. Ese mismo día fueron vistos por el camino
a Caracoles 544 combatientes de tres compañías del Ejército chileno con dos
piezas de artillería de montaña y una ametralladora.
En la orilla opuesta al río Loa, ocho rifleros y dos oficiales junto a Eduardo Abaroa
protagonizaron una acción heroica obligando al enemigo a un repliegue
precipitado. Unos 40 chilenos abrieron paso en el sector del puente Carvajal al
derrotar a 24 defensores apostados ahí. Las fuerzas chilenas ingresaron sin
oposición al pueblo de Calama. Un toque de corneta ordenó la retirada en
dirección a Chiu Chiu, Canchas Blancas y Potosí. Todos obedecieron, menos
Abaroa. Los dos oficiales y los ocho rifleros que lo acompañaban cayeron
prisioneros.

El Ejército boliviano contaba en febrero de 1879 apenas con 2.175 hombres.


Estaban distribuidos en los batallones Daza, Sucre e Illimani, de los que 808 eran
militares profesionales, es decir generales, coroneles, teniente coroneles mayores,
capitanes, tenientes y subtenientes.
Chile contaba antes de la guerra con 2.000 hombres. Sus filas se engrosaron
rápidamente. En Antofagasta tenía concentrados 10.000 hombres y una reserva
de 8.000 distribuidos en Santiago, Valparaíso y sus puestos fronterizos.
Al inicio de la Guerra del Pacífico, la escuadra chilena estaba conformada por los
siguientes buques blindados: Cochrane y Blanco Encalada. Contaba con nueve
cañones y 300 hombres en su tripulación.

Las corbetas O'Higgins y Chacabuco recubiertas con un casco de madera, tenían


siete cañones y una dotación de 160 hombres. La corbeta Esmeralda contaba con
12 cañones y 199 hombres. Estaba "en muy mal estado por vetustez", según
certifica la Armada chilena. Adicionalmente, alistó sus corbetas Abtao, Magallanes
y Covadonga para iniciar operaciones. "Eran naves bastante heterogéneas, de
andares, edades y armamento diferentes y cuyo poder estaba fundamentalmente
basado en los blindados y la cañonera Magallanes", se lee en la Historia de las
acciones navales de Chile.
Durante la contienda bélica, la Marina boliviana tuvo una actuación mínima,
porque no contaba con un dispositivo defensivo propicio para un conflicto
prolongado.
Sus dos bergantines: María Luisa y General Sucre, que fueron adquiridos durante
la Confederación Perú-Boliviana con capital boliviano, tuvieron un triste final previa
a la guerra y no combatieron. El 10 de septiembre de 1875 el bergantín María
Luisa naufragó en el puerto chileno de Constitución. En 1842 se le atribuye la
captura de la barca pirata chilena Rumena, que hizo una incursión en Mejillones
para cargar guano. Se desconoce el destino del guardacostas General Sucre y no
se sabe si fue vendido o terminó en algún muelle de Cobija.
Ante esa falencia, Bolivia convocó a barcos extranjeros a servir bajo bandera
boliviana en contra de Chile. Como recompensa monetaria recibirían recursos del
fondo de guerra y mercancías requisadas a los barcos chilenos que abordasen.
Un pequeño vapor peruano respondió al llamado, pero no entró en combate
porque hasta marzo de 1879 esa nación era reacia a combatir junto a Bolivia. Perú
entra en acción en abril de 1879. Las cañoneras peruanas Unión y Pilcomayo
zarparon de El Callao el 8 de abril para interceptar las líneas de comunicaciones
marítimas y negar los abastecimientos a los buques chilenos al sur de Iquique. La
escuadra peruana estaba conformada, además, por los monitores blindados
Manco Kápac y Atahuallpa, equipados con dos cañones de 500 libras.
El Huáscar tenía un casco de fierro acorazado, dos cañones de 300 libras
ubicadas en una torre giratoria y una tripulación de 200 hombres. La fragata
blindada Independencia tenía un casco de fierro y contaba con 24 cañones desde
nueve hasta 150 libras de peso. El 12 de abril se produjo el primer combate naval
entre la cañonera chilena Magallanes y las naves peruanas Unión y Pilcomayo.
Cuatro días después, el 16 de abril, el general Hilarión Daza salió de La Paz
rumbo a Tacna con tres regimientos de línea: Los Húsares, Coraceros y Artilleros.
Logró reclutar a 5.952 hombres, incluyendo jefes, oficiales y servicios auxiliares.
En el combate del 8 de octubre en Punta Angamos (Mejillones) se rinde el
Huáscar. Los chilenos movilizaron 14 barcos a vapor, un buque de vela, a 10.850
combatientes y 850 caballos para conquistar el departamento salitrero de Perú. El
objetivo era Pisagua y el pozo de agua de Dolores, que se unían por un ferrocarril
de 73 kilómetros. Pisagua estaba resguardado por 200 soldados peruanos de la
Gendarmería y la Guardia Nacional y 700 bolivianos de los batallones Victoria e
Independencia.
El 2 de noviembre, las naves chilenas Cochrane, O'Higgins, Magallanes y
Covadonga pusieron de manifiesto todo su potencial bélico. 44 lanchas se
desprendieron de los navíos cargados de combatientes para acercarlos a la playa.
Los bolivianos y peruanos se replegaron. El 5 de noviembre las tropas chilenas
tomaron Pisagua y Junín. En ese mismo mes se producen las batallas de Dolores
y Tarapacá. La contienda desigual se extendió hacia el norte y se definió en mayo
de 1880 con la batalla del Alto de la Alianza, registrada cerca a Tacna, en la que el
ejército Peruano-Boliviano fue vencido definitivamente.

Chile impuso su hegemonía en las costas del Pacífico. Perú terminó invadido
durante tres años, su población fue sometida a toda clase de humillaciones y un
Tratado le reconoció a Chile la propiedad de Tarapacá. Bolivia acabó con todas
sus costas en manos del enemigo. Perdió también sus yacimientos de guano,
salitre y cobre. El 5 de abril de 1904 firmó un tratado de Paz y Amistad con Chile.

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