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ECONOMIA MUNDIAL

Tras el peor desempeño desde la crisis financiera internacional, la economía


mundial tendrá un ligero repunte, siempre y cuando las condiciones sean
propicias, advierte el informe semestral sobre perspectiva económicas del Banco
Mundial, divulgado este jueves.
Según la institución, la recuperación estará amenazada sobre todo por dos
factores: el aumento sin precedentes de la deuda mundial y la prolongada
desaceleración del crecimiento de la productividad, que debe recuperarse si se
busca mejorar los niveles de vida y combatir la pobreza.
Las previsiones apuntan a un avance de 2,5% de la actividad económica con
respecto al 2,4% del 2019, mientras que el crecimiento de los países
industrializados en su conjunto disminuirá el 1,6% al 1,4% a causa de la debilidad
del sector manufacturero.
El estudio prevé, en cambio, que los mercados emergentes y las economías en
desarrollo se acelerarán un 4,1% frente al 3,5% del año pasado. Pero el repunte
se deberá principalmente a unas pocas economías emergentes grandes que
superarán el estancamiento o se estabilizarán luego de periodos recesivos o
turbulentos.
El Banco aclara, no obstante, que la recuperación de las economías emergentes y
en desarrollo no será suficiente para aumentar el crecimiento per cápita al nivel
necesario para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sobre todo en
materia de erradicación de la pobreza.
El informe también alerta contra el peligro que implicaría para la economía
la escalada de las actuales tensiones comerciales, al igual que una desaceleración
superior a la esperada de China, Estados Unidos o la zona del euro.
Un aumento de las tensiones geopolíticas o una serie de fenómenos
meteorológicos extremos son otras variables de riesgo enumeradas en el
documento.
La sombra de la deuda
El Banco Mundial destaca además que la acumulación de deuda más grande,
rápida y generalizada registrada en el último medio siglo entre las economías
emergentes y en desarrollo ensombrece el panorama económico. El total de dicha
deuda pasó del 115% del Producto Interno Bruto en 2010 a 170% en 2018.
La oleada de endeudamiento actual es diferente de las anteriores porque ha
aumentado la proporción de los inversionistas que viven en economías
industrializadas y compran deuda pública de países en desarrollo o emergentes
denominada en la moneda de esos países. Además, los países de renta baja no
forman parte del grupo de negociación entre acreedores y deudores conocido
como el Club de París.
La suma de estos factores, preocupa porque no existe claridad sobre
la transparencia o los bienes que respaldan la deuda, explica el Banco Mundial.
Productividad
En cuanto a la productividad, la entidad financiera indicó que un trabajador de una
economía emergente o en desarrollo produce menos del 20% que uno de una
economía avanzada y en una economía de ingreso bajo, la cifra baja hasta el 2%.
En este sentido, el informe consideró que se requieren esfuerzos para estimular la
inversión privada y pública; actualizar las capacidades de la fuerza laboral para
elevar la productividad a niveles sólidos; ayudar a que los recursos se asignen a
los sectores más productivos; revitalizar la adopción de tecnología y la innovación
tecnológica, y propiciar un entorno macroeconómico e institucional que favorezca
el crecimiento. 
Para concluir, el Banco Mundial sostuvo que si los encargados de la formulación
de políticas logran mitigar las tensiones y esclarecer las cuestiones no resueltas
en varias esferas, el crecimiento podría ser superior al pronóstico.

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