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1. Introducción
2. El arbitraje
3. La tutela efectiva
El arbitraje podrá ser realizado por asociaciones civiles (art. 1657). El artículo 1659,
refiere a la cláusula facultativa, las formas de designación de los árbitros. El Código no
refiere a las condiciones que deben reunir los árbitros, por el contrario, solo exige
capacidad civil, aunque remite a la autonomía de la voluntad de las partes para que ella
lo hagan o especifiquen las características que debe reunir el tercero decisor (art. 1660),
la cláusula o contrato será nulo sin otorgar privilegio a una de las partes sobre la otra
(art. 1661). Las obligaciones de los árbitros se rigen por el art. 1662. La excusación y
recusación fueron regladas en el art. 1663.
Las retribuciones de los árbitros, será por tareas extrajudiciales y la resuelve el juez, si
las partes no lo pactaron (art. 1664) y la extinción del contrato, es decir el fin de su labor
o del compromiso o contrato de competencia por el art. 1665, lo cual será con el dictado
del laudo, salvo aclaratoria o complementaria.
Entendemos que por complementaria se entenderá conceder o no el recurso de apelación
por nulidad.
7. La Justicia complementaria
La justicia complementaria tiende a lograr el avenimiento total o parcial que separan las
posiciones de las partes (conciliación), que resuelve los desacuerdos, o percepciones
contrapuestas o intereses diferentes para lograr los objetivos de las partes (mediación) o
en su caso, atribuir el conflicto en mano de expertos (arbitraje) para que estos lo
resuelvan. Las atribuciones conferidas por la cláusula compromisoria que proponen los
reglamentos, podrían referirse a posibilitar que el árbitro somete a mediación
intra-proceso arbitral.
La conciliación en cambio es un avenimiento amigable entre las partes, que arreglando
sus diferencias ante un magistrado (por imperio de la ley), un árbitro (por imperio del
reglamento) a instancia de este, extinguen sus pretensiones antagónicas, produciendo, la
sentencia homologatoria a los efectos de constituirse en cosa juzgada.
La mediación en la provincia de Buenos Aires se diferencia de la conciliación, el tercero
tiene facultades para el avenimiento de los intereses, objetivos y metas, contrapuestos,
diferentes y/u ocultos como facilitador de la comunicación (ley 13.951), aunque
persiguen un mismo fin: celeridad, economía procesal, eficiencia y anticipar la solución.
8. Los Principios
Existen también tipos de procesos mixtos, en los cuales algunos actos se realizan en
forma escrita y otros en forma oral, y como previo coexiste la mediación o la conciliación
como etapas, el arbitraje es un proceso mixto por un lado escrito, por otro se centra en la
audiencia de vista de causa, se integra con la conciliación y asimismo puede surgir de un
convenio arbitral realizado en un proceso de mediación.
El proceso judicial con la ley 13.951, se integra con la mediación como instancia previa
obligatoria donde la actividad procesal se desarrolla en forma oral, pero se documenta en
actas que reproducen lo ocurrido con la limitación del principio de confidencialidad, que
impregna el procedimiento de mediación. En realidad, difícilmente en los hechos se logre
un proceso puramente oral o puramente escrito, siendo común un sistema mixto con
algún predominio de la escritura en algunos casos y en otros la oralidad.
Llegados a este punto, resulta que reconoce que los jueces siguen ciertas normas para
adoptar sus decisiones, que son el fundamento de la sentencia se basa en normas
jurídicas, de la misma forma el árbitro en el laudo equiparado a la sentencia.
La ley 13.951, obliga a la homologación del acuerdo por no surgir la justa composición
de intereses, requiere entonces una interpretación, valoración del juez por medio de una
sentencia homologatoria. El Código Civil y Comercial, permite que toda transacción para
evitar el juicio y aun para finalizarlo no sea necesario la homologación judicial. El
acuerdo en mediación deberá transformarse en sentencia por medio de la homologación,
motivo por el cual los acuerdos, mediación, integran el sistema de resolución de
conflictos.
9. Mediación y Conciliación
Los jueces y los árbitros por la potestad de la jurisdicción “dicen” el derecho a través de
los procedimientos previstos legalmente al efecto, y el Tribunal arbitral o árbitro, la posee
por decisión expresa de ambas partes, de ahí que su actuación deba asimilarse a la del
juez naturalde la causa, en los términos del Art. 18 de la Constitución Nacional. El
Tribunal Arbitral, no sólo resulta imparcial, ha sido erigido como tal por decisión
exclusiva de las propias partes por imperio de la ley[8] Art. 1 CPCCN y los que se
refieren al proceso arbitral, quienes le han sometido a su decisión un conflicto de neto
corte patrimonial (conf. art. 832 y ss., Cód. Civil), que como adelantamos, no debe ser
confundido con la nueva relación, esta vez jurídico- procesal a la que se tienen que
ajustar las partes para el desarrollo del proceso.
En los últimos tiempos se viene sosteniendo que en el marco de un arbitraje privado los
árbitros pueden declarar la inconstitucionalidad de leyes aun si tales normas se proclaman
de orden público, aun si no existe control judicial amplio posterior[9]. Palacio[10]
considera que es inadmisible el recurso extraordinario federal directamente deducido
contra los laudos de tribunales arbitrales, con prescindencia del carácter circunstancial o
permanente de éstos.
El despacho que ordenó la audiencia, sanea el proceso, es el acto por el cual el juez,
verificado presupuestos procesales, la admisibilidad de la acción, de la demanda y la
regularidad del proceso, lo impulsa en dirección a la audiencia por no estar todavía
maduro, el conflicto. El proceso puede extinguirse sin juzgamiento, cuando no concurran
cualquiera de las condiciones de la acción: la posibilidad jurídica, la legitimación de las
partes o el interés procesal, está actividad es posterior a la iniciación de la mediación
previa obligatoria, por cuanto la provincia de Buenos Aires al no coexistir la instancia
previa obligatoria con la audiencia preliminar (art. 360 CPCCN) dicha función la realiza
el mediador, motivo por el cual el juez reserva para sí la posibilidad de homologar el
acuerdo art. 40 de la ley 13.951. El hecho es que justamente la justa composición de
intereses, viene a hacer el balaceo del interés particular sobre el interés social, “orden
público”, en el cual solo el juez, es quien tiene potestad para resolver. Así, lo expreso
(Carnelutti 2003). “La justa composición del litigio» viene a significar que en toda
disputa el Juez ha de atender y hacer prevalecer los intereses socialmente relevantes por
sobre los intereses de los particulares”. La justicia a cargo de mediadores y también de
árbitros, se rige por un eje transversal, la disponibilidad del derecho y el poder de
transacción sobre el objeto netamente patrimonial, requisitos indispensables para que
proceda la prórroga de competencia, que en término genérico regla el art. 1 del Código de
procedimiento tanto provincial como Nacional. Los expuesto demuestra que si la ley
26.994, regula como contrato el arbitraje y la mediación, con prevale la libre voluntad de
las partes, en ningún momento puede suponerse que está en juego el orden público. Por lo
cual la homologación del convenio de mediación, conforme a la ley 13951 (arts. 19 a 21)
se contrapone con el ordenamiento jurídico, y los legisladores dejaron de considerar
lineamientos, principios y presupuestos elementales del derecho, que hoy con la ley
26.994, tiene más valor una transacción, antes o después del juicio que el acuerdo
mediatorio.
El laudo arbitral no requiere del acto homologatorio del juez, si en cambio en la
conciliación, se integra con un acto posterior que es la homologación, consistente en una
resolución judicial que da firmeza al acto procesal y convierte su solución en cosa
juzgada y de la misma forma la ley 13.951 en su art. 19 lo estable para el acuerdo
mediado, a diferencia de ley 26.589 que derogó la ley 24.573 y su decreto reglamentario
salvo que se tratare de cuestiones en las cuales estuviera en juego el orden público.
Teniendo en cuenta el ámbito restringido de actuación que poseen los tribunales
arbitrales. La jurisdicción, como potestad, viene dada por las propias partes, que se
arrogan la facultad de designar sus propios jueces para dirimir sus eventuales
controversias de origen patrimonial.
La mediación, inaplicable en algunos casos.