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Lenguaje, poder e identidad Performativos soberanos

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minos mismos en que se dice que la sexualidad es negada ca erótica de la ambivalencia en la que el "sí" puede acom-
se convierten, inadvertida pero inexorablemente, en el lugar pañar al "no" sin negarlo exactamente. El dominio de lo
e instrumento para una nueva sexualización. La presunta fantasmático es precisamente la acción suspendida, ni del
represión de la sexualidad se convierte en la sexualización todo afirmada ni del todo rechazada, y las más de las veces
de la represión 19. estructurada en alguna forma de placer ("sí"
Recontextualizar la ley -la prohibición, en este caso- y "no" a la vez).
produce una inversión en la que la sexualidad prohibida se MacKinnon afirma que el "consentimiento" de una
convierte en sexualidad producida. La instancia discursiva mujer es representado por el texto pornográfico, y que esa
de una prohibición -renuncia, detención, confesión- se representación a la vez sobrepasa su consentimiento. Esta
convierte precisamente en una nueva incitación a la sexua- tesis es necesaria para sostener y extender la analogía entre
lidad, y también en una incitación al discurso. Que el dis- el texto pornográfico y los actos acoso sexual y viola-
curso mismo prolifere como enunciación repetida de una ción. Si, por otro lado, las cuestiones del consentimiento
ley prohibitiva sugiere que su poder productivo depende y la acción son suspendidas mediante el texto pornográfi-
de su ruptura con un contexto e intención originarios, y co, entonces el texto no sobrepasa el consentimiento, pero
que esta recirculación no está bajo el control de ningún produce un campo visual de la sexualidad que de alguna
sujeto en particular. manera es previo al consentimiento y, de hecho, previo a
MacKinnon y Langton han defendido que la recontex- la constitución del sujeto voluntario en sí mismo. Como
tualización de una declaración 0, más específicamente, una reserva cultural de un campo visual sexualmente sobrede-
recontextualización sexualizada en la que un "no" original terminado, la pornografía es precisamente 10 que circula
es convertido en un "sí" derivativo, supone el efecto mis- sin nuestro consentimiento, pero no por esa razón está en
mo de silenciamiento de la pornografía; la declaración de contra de él. La insistencia en que el consentimiento pre-
un enunciado en el contexto pornográfico necesariamen- cede la sexualidad en todos los casos señala un retorno a
te invierte en favor de la sexualización el significado que se una noción pre-freudiana del individualismo liberal en la
dice que la declaración comunica: ésta es la medida de lo que el "consentimiento" es constitutivo de la persona.
pornográfico. En efecto, uno podría concebir que los efec- Para que Anita Hill haga su demanda contra Thomas y
tos incontrolables de la resignificación y recontextualiza- contra la audiencia del Senado, tendrá que testificar otra
ción, entendidas como mera labor apropiativa de la sexua- vez, y ese testimonio tendrá que repetir la injuria, regis-
lidad, estarían incitando continuamente a la agitación trarla, decirla otra vez, abriéndose así a la apropiación inco-
antipornográfica. Para MacKinnon, la recontextualización rrecta. Para distinguir entre el testimonio en sí mismo y los
atribuye falsamente un consentimienro a ser sexualizado a hechos que dicho testimonio registra, se tendría que dis-
aquel que es sexualizado mediante una determinada repre- tinguir la repetición de la injuria realizada por ese testi-
sentación: la conversi6n de un "no" en un "sí". La relación monio de la realización de la injuria a la que se refiere. Pero
disyuntiva entre la a:firmación y la negación descarta la lógi- si el testimonio se considera un agenDa, entonces

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