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Detrás de esos 150 textos hay seis palabras hebreas, arameas y griegas.

La idea principal es la
de postrarse ante Dios. La verdadera adoración consiste en postrarse ante Dios (no
necesariamente físicamente, pero sí en el corazón)

Las palabras hebreas “hishtajavá” y “sagad”

Según el diccionario la palabra hebrea “hishtajavá” significa inclinarse, prosternarse,


postrarse, rendir homenaje, arrodillarse, adorar. La palabra viene de “shajá”2 que significa
encorvarse, inclinarse, doblarse; bajar la cabeza, estar humillado.

Según el diccionario, “sagad” significa postrarse, inclinarse, arrodillarse; venerar, adorar,


rendir homenaje, tener devoción

Un ejemplo de esto lo vemos En Génesis 22:5 está escrito:

“Entonces Abraham dijo a sus mozos: Quedaos aquí con el asno; yo y el muchacho iremos
hasta allá, adoraremos (“hishtajavá”) y volveremos a vosotros.”

Luego del pecado de Adan y Eva la forma de acercarse a Dios era a través de la ley, cumpliendo
los mandamientos y realizando rituales de purificación como los sacrificios. Jesucristo cumplió
la ley y de esa forma se transformó en el mediador entre Dios y los hombres, restableciendo la
relación rota en el Edén.

La adoración escritural está relacionada con los sacrificios de los animales y el servicio sagrado
en el tabernáculo y el templo (Gén. 22:5; 1 Sam. 1:3; Isa. 36:7; Juan 12:20; Rev. 11:1).

Primero, debemos nacer de nuevo. Sin el Espíritu Santo habitando dentro de nosotros, no
podemos responder a Dios en adoración, porque no lo conocemos. ""Nadie conoció las cosas
de Dios, sino el Espíritu de Dios" (1 Corintios 2:11). El Espíritu Santo dentro de nosotros es
quien vigoriza la adoración, porque en esencia está glorificándose a Sí mismo, y toda
verdadera adoración glorifica a Dios.

Para adorar verdaderamente a Dios debemos pagar el precio de poner a Dios en primer lugar.
En sentido figurado, bajarnos del trono de nuestras vidas y cederle el lugar al Padre. Doblar
nuestra voluntad para permitir que Dios gobierne. Cuando decimos que “queremos más de
Cristo” estamos diciendo que queremos que Él vaya tomando más posesión de nuestra vida,
que seamos cada vez más como Él. Para adorar verdaderamente a Dios debemos pagar el
precio de poner a Dios en primer lugar. En sentido figurado, bajarnos del trono de nuestras
vidas y cederle el lugar al Padre. Doblar nuestra voluntad para permitir que Dios gobierne.
Cuando decimos que “queremos más de Cristo” estamos diciendo que queremos que Él vaya
tomando más posesión de nuestra vida, que seamos cada vez más como Él.

Sólo podemos adorar en el espíritu si tenemos un corazón puro, abierto y arrepentido.

Cuando el corazón del Rey David estaba lleno de culpa por su pecado con Betsabé (2 Samuel
11), se dio cuenta de que no podía adorar. Sentía que Dios estaba lejos de él, y "gemía todo el
día," sintiendo que la mano de Dios se agravaba sobre él (Salmo 32:3, 4). Pero cuando confesó
su pecado, la comunión con Dios fue restaurada y le brotaban la adoración y la alabanza.
Comprendió que "los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; el corazón contrito y
humillado" (Salmo 51:17). La alabanza y la adoración a Dios no pueden provenir de corazones
llenos de pecados inconfesos.

Para adorar verdaderamente a Dios, debemos comprender quién es y lo que ha hecho, y el


único sitio donde esto se ha revelado enteramente es en la Biblia. La adoración es una
expresión de alabanza desde lo más hondo de nuestros corazones a un Dios que es
comprendido a través de Su Palabra. Si no tenemos la verdad de la Biblia, no conocemos a Dios
y no podemos adorar verdaderamente.

Lo más importante es que adoremos a Dios en espíritu (en nuestros corazones) y en verdad (en
nuestras mentes).

Dicel el Salmo 29:2 Tributen al SEÑOR la gloria que merece su nombre; póstrense ante el
SEÑOR en su santuario majestuoso.

Aclamen alegres al SEÑOR, habitantes de toda la tierra; adoren al SEÑOR con regocijo.
Preséntense ante él con cánticos de júbilo. Reconozcan que el SEÑOR es Dios; él nos hizo, y
somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado. Entren por sus puertas con acción de
gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre. Porque
el SEÑOR es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre.

Salmo 100:1-5

Adoración es nuestra esencia “ Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los críe, los
formé y los hice” Isaías 43.7 “ Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los críe, los
formé y los hice” Isaías 43.7
Dios busca adoradores, no adoración “21 Jesús le contestó: —Créeme, querida mujer, que se
acerca el tiempo en que no tendrá importancia si se adora al Padre en este monte o en
Jerusalén. 22 Ustedes, los samaritanos, saben muy poco acerca de aquel a quien adoran,
mientras que nosotros, los judíos, conocemos bien a quien adoramos, porque la salvación
viene por medio de los judíos. 23 Pero se acerca el tiempo —de hecho, ya ha llegado— cuando
los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad.

El Padre busca personas que lo adoren de esa manera. Pues Dios es Espíritu, por eso todos los
que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.” Juan 4:21-24 “21 Jesús le contestó: —
Créeme, querida mujer, que se acerca el tiempo en que no tendrá importancia si se adora al
Padre en este monte o en Jerusalén. 22 Ustedes, los samaritanos, saben muy poco acerca de
aquel a quien adoran, mientras que nosotros, los judíos, conocemos bien a quien adoramos,
porque la salvación viene por medio de los judíos. 23 Pero se acerca el tiempo —de hecho, ya
ha llegado— cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad.

El Padre busca personas que lo adoren de esa manera. 24 Pues Dios es Espíritu, por eso todos
los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.” Juan 4:21-24

Dios busca adoradores, no adoración Jesús dice que los rituales y lugares se harían inútiles
luego de cumplir su propósito. Jesús dice que los rituales y lugares se harían inútiles luego de
cumplir su propósito. Los judíos, del estilo de adoración pre- cristiana, conocían a quien
adoraban por lo tanto su adoración tenía sentido. Los judíos, del estilo de adoración pre-
cristiana, conocían a quien adoraban por lo tanto su adoración tenía sentido. La verdadera
adoración se realizará en Espíritu y en Verdad La verdadera adoración se realizará en Espíritu y
en Verdad

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