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De Gordon Echlin

¡T ienes en tus manos un libro muy peligroso! ¿Cómo es


eso te preguntas?
Como no masón, estás leyendo una breve pero com-
pleta visión general de una organización misteriosa cuyos aspec-
tos más superficiales no han estado históricamente abiertos a la
inspección. Es una organización con una reputación de poder y
crueldad. Sin duda aprenderás algunos secretos malévolos y ate-
rradores que podrían ponerte en una lista de las personas marca-
das como “accidente inocuo”. ¡Mejor no dejes que nadie te vea
leyendo este libro! Y recuerda, las “paredes tienen ojos”
Por otro lado... puede que te decepcione saber la verdad del
tema: que los ideales y la intención de la masonería es noble y
altruista, que no es ni una religión siniestra ni una organización
que conspira en un Nuevo Orden Mundial. ¿En serio?
Si posiblemente ya eres masón, este libro puede poner tu
mundo de cabeza. Estás siendo introducido a una investigación,
Histórica definitiva de “El Arte”. Esta historia es diferente de la
línea partidaria construida, –la que dice que se reunieron cuatro
logias en Londres en 1717 y mágicamente apareció la fraternidad
dela nada. También el caballeresco, glorioso y legendario cone-
xiones de los Caballeros templarios. ¡Di que no es así!
Pero continúa la lectura. Puede que la historia real de la ma-
sonería sea más satisfactoria que la que conocías. La visión mun-
dana de su propio “pasatiempo” puede girar sobre tu cabeza para
revelar un camino hacia la iluminación que has estado ignorando
obstinadamente, a pesar de las exhortaciones constantes a ideales
más elevados. ¿Qué? ¿No se trata solo, de disfrazarse, de osten-
tar grados altos, y de pasar una buena noche con los hermanos?
¡Qué decepción!
Dr. Robert Lomas: el hermano, el Dr. Robert Lomas, y sus
hermanos francmasones, han estado cambiando el mundo de la
masonería desde mediados de la década de 1990, comenzando
con su libro The Hiram Key (Christopher Knight coautor). Esto ha
ayudado a los masones como al resto en mejorar. Mi introducción
a su libro fue probablemente equivalente a la experiencia primera
y secreta de muchos futuros masones. Comenzó con un libro que
contenía información que pensé que no debería haber hecho y se
transformó en un reconocimiento de que esta antigua sociedad es
un estimulante para el malestar de la superficialidad, el materia-
lismo y el aislamiento social que afecta al mundo actual de Inter-
net, las redes sociales y los videojuegos.
A partir de ese momento, la verdadera naturaleza de la maso-
nería comenzó a revelárseme. Y estaba en mi puerta, de hecho, la
puerta de todos en el occidente, con una Logia en casi todas las
comunidades pequeñas y múltiples Logias en grandes áreas me-
tropolitanas. Después de algunas consideraciones, un amigo y yo
nos unimos con entusiasmo. Ninguno de nosotros ha disminuido
su entusiasmo desde entonces. Eso no es necesariamente un he-
cho, ya que hay bajas en la Francmasonería donde puedes quedar
varado fácilmente. A lo largo, siempre he tenido un arma secreta
en mi bolsillo: los libros de Robert Lomas.
Y así, desde aquellos primeros días, los libros del Dr. Lomas
me han ayudado a comprender y apreciar la masonería, una tradi-
ción y un conjunto de creencias que no revelan su verdadera natu-
raleza con facilidad. Es un hombre renacentista, un físico de letras
con un interés permanente en la arqueología, Historia, y simbolo-
gía. Incluso se rumorea que es el arquetipo del detective simbolis-
ta de Dan Brown, el Dr. Robert Langdon (sin la pirotecnia), en El
Código Da Vinci (2003) y sus sucesivas novelas. Pero los antece-
dentes académicos y la perspectiva científica del Dr. Lomas son
lo que más me ha impactado, permitiéndome reconciliar las anti-
guas enseñanzas de misterio filosófico con una cosmovisión mo-
derna definida por la física cuántica. Hay una cierta poesía en
esto, ya que los dos mundos ahora están convergiendo más que
divergiendo. Si no lo sabe, bueno, aquí hay otra razón para leer
los libros del Dr. Lomas.
En los últimos años, el Dr. Lomas y yo hemos sido introduci-
dos a través de los lazos fraternales que compartimos y una visión
similar de “El Arte”, como lo llamamos. Es realmente una red
global que permite a los miembros de tierras lugares lejanos com-
partir al mismo nivel, con un entendimiento simultáneo, sin im-
portar su estatus social.
¡Espero haber despertado su interés en este tema y en este li-
bro! La masonería es rica y profunda, y el Dr. Robert Lomas, el
hermano Robert Lomas, es la persona que presenta sus múltiples
facetas de una manera que DEBE ser importante para la mente
curiosa en el siglo XXI.
Una última advertencia. Quizás el mayor peligro de este libro
es que lo lees, crees que lo entiendes todo y sigues adelante. Nun-
ca entenderás realmente la masonería hasta que la experimentes
de primera mano y te involucres plenamente. Si no te unes, no
creas lo que leas, incluso si leyeras todos los libros escritos sobre
el tema.
La masonería es una ciencia vivencial.

Gordon Echlin es Past–Master de St. John's Lodge, № 63 en el


Gran Registro de Canadá; Past–Primer Principal, Capítulo Ma-
ple–Granito № 61; y Gran Oficial del Gran Capítulo del Real Ar-
co de Masones de Canadá en la Provincia de Ontario.
M UCHAS PERSONAS HAN ESCUCHADO DE LA
MASONERÍA, pero pocas tienen idea de qué es, qué
hace o por qué existe. Este libro explicará todos lo bá-
sico sobre lo que es la masonería, lo que hace y por qué
sigue activa hoy.
La masonería es más antigua que los Estados Unidos. Desem-
peñó un papel importante en la búsqueda de la independencia y en
la redacción de la Constitución estadounidense. El Arte de la Ma-
sonería enseña una simbología peculiar y lleva a cabo rituales
secretos en salas cerradas y vigiladas en las que solo pueden en-
trar los miembros.
Se piensa que es una organización dominada por hombres, pe-
ro hay órdenes que solo permiten miembros a mujeres. A una
mujer masón se le llama hermano, aunque que parezca extraño al
principio. Hay otras ramas (llamadas Co–masónicas) que permi-
ten sean miembros tanto hombres como mujeres del mismo gru-
po.
A un grupo de masones se le llama logia. Cada logia tiene un
nombre y un número y se reúne en horarios regulares. El número
de logia es dado por una organización central de la orden masóni-
ca en el área donde se formó la logia. Este grupo central, que
mantiene un catálogo de todas las logias creadas en su nombre, se
llama Gran Logia. Las reuniones regulares del una Logia se pue-
den llevar a cabo semanalmente, mensualmente o trimestralmen-
te.
En ellos, los miembros realizan rituales de enseñanza y se reú-
nen socialmente. Después de la reunión, a menudo comparten una
comida llamada Ágape Fraterno.
La mayoría de los países del mundo tienen una Gran Logia, y
algunos tienen más de una. Por ejemplo, el Reino Unido tiene tres
Grandes Logias masculinas, para Escocia, Irlanda e Inglaterra
(incluyendo Gales), y una Gran Logia femenina para todo el
Reino Unido. En los Estados Unidos, cada estado tiene al menos
un Gran Logia masculina y algunos tienen más de una. Antes de
la emancipación del esclavismo, un sistema separado de logias
masculinas se estableció para los hermanos negros, llamadas Lo-
gias de Prince Hall.
Hoy existen Grandes Logias separadas solo para mujeres y
mixtas. Todas las Grandes Logias, así como las logias numeradas
comparten una filosofía común. Estudian y enseñan un sistema de
simbolismo y promueven un espíritu que fomenta la caridad y las
buenas obras.
La masonería comenzó como una sociedad de autoayuda, ayu-
dando a los miembros a aprender sobre sí mismos y mejorar su
fibra moral. También ha mantenido un compromiso de larga du-
ración de responsabilidad cívica y el trabajo caritativo. Los
miembros han incluido presidentes, músicos de jazz, astronautas,
soldados, vaqueros, científicos, aviadores, cineastas, actores, ma-
gos y otros.
Aquí hay algunos estadounidenses que podrías reconocer:
George Washington, Paul Revere, John Hancock, John Paul
Jones, Duke Ellington, Nat King Cole, Lionel Hampton, Dizzy
Gillespie, Paul Robeson, Buzz Aldrin, John Glenn, Gus Grissom,
Douglas Macarthur, John Pershing, Kit Carson, Jim Bowie, Roy
Rogers, Benjamin Franklin, Samuel Colt, Charles Lindbergh,
Eddie Rickenbacker, Louis B. Mayer, John Wayne, Audie Mur-
phy y Harry Houdini.
Como puedes ver en esta lista, la masonería ha atraído a mu-
chas personas creativas y exitosas de todos los segmentos de la
sociedad y todos los ámbitos de la vida. Agregue a Wolfgang
Mozart, Enrico Fermi y Franklin D. Roosevelt, y podrá ver el tipo
de antecedentes y logros diversos que han tipificado la membresía
en diversos momentos y ubicaciones.

¿De qué se trata la masonería que ha inspirado a tantos líderes


y detractores a formar parte de este orden dispareja? Para respon-
der a eso, primero debemos saber el inició de la organización y
pensar en lo que enseña y lo que inspira a sus miembros.
La masonería es una sociedad de autoayuda gradual cuyo pro-
pósito señalado es ayudar a los miembros a ser mejores ciudada-
nos, y tiene un fuerte historial de hacerlo. Su comenzó data en
Escocia durante el siglo XV.
La primera logia de masones de la cual tenemos registros es la
Logia de Aberdeen. Sabemos que la logia se empleó para cons-
truir la Iglesia de San Nicolás en la ciudad de Aberdeen durante la
segunda mitad del siglo XV y que la Logia creó una tapete cubier-
to con símbolos antiguos, que se utiliza para enseñar a los apren-
dices. También conocemos los nombres de dos de los primeros
maestros de la logia: David Menzies y Matthew Wright, ambos
albañiles.
Menzies y Wright fueron despedidos después de trabajar en la
Capilla de Rosslyn, el extraño edificio en el sureste de Escocia, en
el que se centró la exitosa novela de Dan Brown, El Código Da
Vinci (2003). Cuando estos dos hombres fundaron la Logia de
Aberdeen en la década de 1480, comenzaron el estudio sistemáti-
co de los símbolos que se convirtieron en una característica clave
del éxito a largo plazo de la Francmasonería. Registraron los sím-
bolos principales de la masonería y comenzaron a desarrollar los
métodos de enseñanza ritual que han inspirado a tantas personas
desde entonces.
Aproximadamente al mismo tiempo, la logia creó un tapete
que muestra todos los símbolos que aún se usan en la masonería
actual. La fecha de carbono del paño original confirma el período
en el que la Logia comenzó a estudiar el simbolismo.
La Logia de Aberdeen fundó un sistema de enseñanza basado
en el estudio de los símbolos, el arte de memorizar y la necesidad
de descubrir un propósito en la vida. Los miembros hicieron esto
al estudiar los misterios ocultos de la naturaleza y la ciencia para
comprender mejor el trabajo y los objetivos del Gran Arquitecto
del Universo.
La masonería no es, y nunca ha sido, una religión. Es una filo-
sofía que une a las personas que piensan que la vida tiene un pro-
pósito y les permite discutir lo que tienen en común. Prohíbe la
discusión de temas que puedan causar disputa, como la religión y
la política. La masonería se define a sí misma como “un sistema
peculiar de moralidad, velado en alegorías e ilustrado por símbo-
los”. Por “peculiar” no significa extraño, sino singular o único.
Enseña moralidad y fomenta la práctica de tres grandes princi-
pios:
Amor a la humanidad;
La caridad hacia los menos afortunados;
Busca la verdad sobre tu propia naturaleza y el mundo en el
que vives.

UNA PODEROSA FILOSOFÍA de autoayuda y superación


personal, la masonería se ha extendido por todo el mundo. Hoy en
día, hay aproximadamente 3 millones de Francmasones activos
que pertenecen a más de 46,000 logias en todos los países del
mundo. Alrededor del 70% de los masones del mundo viven en
América: 57% en los Estados Unidos, 10% en América del Sur y
Central y 3% en Canadá. Alrededor del 24% de los masones del
mundo viven en Europa, mientras que el 6% restante se distribuye
de manera casi igual en Asia, África y Australia.
El número y el tamaño de las logias también difieren de un
continente a otro.
Alrededor del 50% de las logias masónicas del mundo están
ubicadas en América, y aproximadamente el 29% en los Estados
Unidos. Las logias de EE. UU. tienden a tener más miembros que
las del resto del mundo, con un promedio de más de 100. En
América del Sur, hay alrededor de 36 masones en cada logia,
mientras que el promedio en Canadá es de 68. Europa, donde co-
menzó la masonería es el hogar del 42% de las logias masónicas
del mundo, pero la membresía promedio de la logia es de solo 33.
En todo el mundo, la membresía promedio de logia es de 58.
Asia, Australia y Américas tienden a tener menos Logias con
más miembros por Logia, mientras que Europa y África tienen
más Logias pero menos miembros. Este patrón está relacionado
con el tiempo durante el cual se han establecido las logias en paí-
ses específicos. En Escocia, donde comenzó la masonería, la
membresía promedio de la logia es de 30. En Inglaterra y Gales,
dos de los primeros países a los que se extendió, la membresía
promedio de la logia es de 29. Y en Irlanda, que también adoptó
la masonería en sus etapas iniciales, la membresía promedio de
una logia hoy en día es de 20.
Cada Logia masónica debe llenar un conjunto específico de
posiciones para poder llevar a cabo sus enseñanzas rituales y rea-
lizar tareas administrativas. Los miembros que ocupan los puestos
rituales se llaman Oficiales de Logia, y hay ocho de ellos: dos
guardias, dos diáconos, dos vigilantes, un venerable maestro y un
past maestro. Los siete puestos administrativos que se deben
cumplir son: secretario, director de ceremonias, tesorero, limosne-
ro, capellán, organista y mayordomo. Por lo tanto, se necesita un
mínimo de 15 miembros para dirigir una logia.
Para convertirse en el venerable maestro de una logia, un nue-
vo miembro debe completar primero tres grados: Aprendiz ingre-
sado, Compañero y Maestro masón. Luego el miembro debe ser-
vir un año en cada sitial de logia, en estricto orden. (Cada sitial
enseña un conjunto diferente de habilidades al masón que lo po-
see). Por lo tanto, se necesitan aproximadamente diez años para
llegar a la oficina del Venerable Maestro en una logia de 20
miembros.
Si una logia tiene más miembros, es probable que tarde más
tiempo en alcanzar el título de Venerable Maestro, ya que otros
miembros estarán esperando la oportunidad de servir en cada si-
tial. Cuando una logia se vuelve demasiado grande y el tiempo de
espera se hace demasiado largo, se crea una nueva logia hija. Esto
asegura que más miembros puedan progresar a través de los sitia-
les y aprender las lecciones de cada rango. El tamaño óptimo de
una logia para garantizar la continuidad y la fácil progresión a
Venerable Maestro es alrededor de 30.
El patrón se puede ver en el número relativo de logias y miem-
bros en los continentes donde se ha establecido la masonería por
más tiempo. Por ejemplo, Europa tiene el 24% de los masones del
mundo pero el 42% de las logias del mundo, mientras que en
Américas tienen el 72% de los masones del mundo pero solo el
50% de las logias del mundo.
Europa tiene una membresía promedio en la logia de 33, que
está cerca de ser óptima, mientras que el promedio más alto en
Américas —80— sugiere que estas áreas enfrentan una presión
considerable para crear nuevas logias hijas, acelerar la progresión
y facilitar los métodos de enseñanza.
EL MÉTODO MASÓNICO de enseñanza tiene muchos bene-
ficios útiles. Enseña a los miembros cómo memorizar hechos e
información; les enseña a entender los significados de los símbo-
los; les enseña a preocuparse por los demás; y les enseña a hablar
en público. Sobre todo, enseña a los miembros a buscar un propó-
sito para sus vidas y ofrece una manera de lograr ese propósito.
Uno de los principios básicos de la masonería es que los can-
didatos potenciales no están invitados a unirse. Si una persona
quiere convertirse en masón, debe preguntar al respecto. Cual-
quiera que lo haga será bienvenido en logia, y los hermanos esta-
rán encantados de hablar sobre el Arte.
Aunque los profanos a menudo asocian la masonería con sig-
nos secretos, estas son principalmente las contraseñas, los apreto-
nes de manos y las quejas que permiten a los miembros identifi-
carse entre los que califican para cada uno de los títulos. Todo lo
demás que hacen los masones, son libres de hablar. Los verdade-
ros secretos de la masonería son los entendimientos y los conoci-
mientos adquiridos al llevar a cabo los rituales de enseñanza, que
se han perfeccionado durante cientos de años. Tienen un impacto
poderoso, ayudando a los miembros a expandirse y desarrollar su
pensamiento. Estos secretos no pueden ser robados o dados, solo
pueden ser experimentados.
Este libro explora los objetivos y métodos de enseñanza de la
masonería y describe su influencia en la sociedad en el pasado,
presente y futuro. Narra los orígenes del movimiento en Escocia,
su propagación a América del Norte y el resto del mundo, y una
historia mítica que remonta su descendencia desde Adán hasta
Zorobabel. No menos importante, muestra cómo las enseñanzas
masónicas han ayudado a tantos miembros a lo largo de los siglos
a aprender las habilidades para convertirse en líderes en la socie-
dad, la ciencia y las artes.
A MASONERÍA TIENE DOS HISTORIAS

L SEPARADAS. Tiene una historia ritual que


comienza en el Año Masónico de la Luz, o An-
no Lucis (A. L.). Según los mitos rituales, la
masonería comenzó con Adán, se transmitió por las lí-
neas de los patriarcas a los constructores del Templo de
Salomón y continuó
hasta el día de hoy. El
calendario masónico
comienza en el año 4000
a. C., se dice que fue el
año en que se creó a
Adán y se conoce como
el año 1. El calendario
masónico es 4.000 años
más largo que el calen-
dario cristiano de Anno
Domini (A. D.). En otras
palabras, el año 2016 A.
D. (o E. C.) es 6016 AL
en el calendario masóni-
co.
Comienza con los
nombres, fechas y lugares
donde los maestros de la
primera Logia masónica
comenzaron a usar la his-
toria ritual como una apo-
yo didáctico para ayudar-
les a ellos y a sus miem-
bros a desarrollar una
comprensión de sí mismos
y del mundo en el que
vivían.
Se procede a contar la
historia de cómo se difun-
dió la masonería y por
quién.
El método de enseñan-
za de la masonería se basa
en una idea simple. En
general, es más fácil com-
prender un concepto si se
le explican los hechos
como una historia memo-
rable y luego se representa
la historia para ayudar a
aprender sus lecciones.
rable y luego se representa la historia para ayudar a aprender sus
lecciones. Así, el principio de enseñanza adoptado por los prime-
ros

ros masones se resume en el adagio: La masonería involucra a los


miembros en sus historias para que puedan comprender la pro-
funda moral que contienen y apreciar el significado de los símbo-
los antiguos que preceden al lenguaje escrito.
Los primeros masones tropezaron con dos conceptos podero-
sos. La primera fue que los símbolos pueden transmitir sentimien-
tos y percepciones que están más allá de la capacidad del lenguaje
para capturar, pero que pueden contener la Verdad. El segundo
fue que una historia dice mucho más que una lista de hechos. ¿Pe-
ro cuál es la información extra que transmite una historia?
Cuando contamos una historia sobre alguien, relatamos una
serie de episodios de su vida que describen cómo se desarrollaron
como personas en respuesta a
las cosas que les sucedieron.
Lo que separa una historia de
una lista de eventos es todas
las conexiones que sentimos
instintivamente entre la se-
cuencia de eventos. Si cree-
mos que la vida tiene un pro-
pósito, buscaremos conexio-
nes entre las acciones y sus
consecuencias.
UN SISTEMA PECULIAR DE MORALIDAD.
La masonería se describe a sí misma como “un sistema peculiar
de moralidad, velada en alegoría e ilustrada con símbolos”. Co-
menzó cuando un pequeño grupo de personas analfabetas recono-
ció que había dos tipos de cosas en el mundo. Había cosas como
piedras o martillos que podrían explicarse completamente al enu-
merar sus propiedades. Para una piedra, estos incluyen atributos
tales como su rugosidad, su suavidad y su cuadratura o torcedura
cuando se utiliza como un bloque de construcción. Para un marti-
llo, el peso y el equilibrio ayudaron a un albañil a concebir o des-
cribirlo. Pero también había co-
sas, como reyes, templos y sím-
bolos, que solo podían explicar-
se narrando sus historias. Para
este segundo tipo de cosas, una
simple descripción no era sufi-
ciente. Por ejemplo, tenías que
escuchar una historia para expli-
car por qué Salomón quería
construir un templo, por qué un
templo necesitaría dos columnas
en su entrada y por qué el centro
de un círculo es un punto mágico.
Por suerte, conocemos los nombres de dos de los individuos
que tuvieron esta idea. Eran David Menzies y Matthew Wright,
miembros de una logia de albañiles operativos que, por su estudio
de los símbolos y las historias, idearon por primera vez los proce-
sos de la Francmasonería. Sus acciones se registraron en las actas
del Consejo Burgh de Aberdeen, y sus ideas sobreviven en un
maravilloso dibujo de los símbolos que usaron para enseñar.
Menzies y
Menzies y Wright reconocieron que las personas, los símbolos
y las culturas no son simplemente cosas, sino procesos que se
desarrollan a lo largo del tiempo. Aunque no lo hubieran explica-
do de esa manera, ciertamente vieron que solo hay dos tipos de
cosas: objetos y procesos. Los objetos no cambian, pero los pro-
cesos sí lo hacen. Además, los procesos pueden cambiar objetos.
Si desea cambiarse a sí
mismo y comprender el
mundo en el que vive,
debe hacer más que sim-
plemente aprender he-
chos.
Debes buscar una ma-
nera de cambiarte y mejo-
rarte a ti mismo.
La analogía que usaron
Menzies y Wright fue la
del edificio más hermoso del mundo antiguo, el Templo del Rey
Salomón. Fue creado mediante la conformación de muchas pie-
dras en bruto en partes muy pulidas de una estructura elegante y
hermosa.
Aquí hay una pequeña historia sobre cómo llegaron a estar en
esta posición.

La Primera Logia Registrada


La primera referencia escrita a una logia de masones aparece
en los registros del Concilio de Aberdeen Burgh el 27 de junio de
1483. Según la entrada, el concilio decidió que David Menzies, el
maestro de la obra de la iglesia, sería nombrado maestro de los
masones de la logia. Una anotación posterior en el acta del Conci-
lio del pueblo de Aberdeen, de 1493, dice que Alexander Estuar-
do, entonces el Maestro de la Logia, también fue elegido para
servir como Consejero en el consejo. Su entrenamiento masónico,
al parecer, estaba ayudando a convertirlo en un miembro más
efectivo de la sociedad.

La logia enseñó a los miembros métodos de superación perso-


nal utilizados en la logia, y se convirtieron en miembros impor-
tantes de la sociedad de Aberdeen.
La Logia de Aberdeen creó dibujos de los antiguos símbolos
que todavía se emplean en la enseñanza masónica en la actuali-
dad. Los símbolos fueron representados en un alfombra de lona
decorada, conocida como un tapete de piso.
Se colocó en el centro de la logia para que los
masones puedan recorrer un camino ritual de
peregrinación a través de los símbolos. Esta era
una forma intensa de estudiarlos.
El tapete original fue llevado a Orkney en
1786, cuando William Graham se lo regaló a la
Logia Kirkwall Kilwinning. (El padre comer-
ciante de Graham lo había adquirido mientras
comerciaba en Aberdeen). Según la datación por
carbono, el tapete central de la tela data de 1430-
1530; Las secciones exteriores datan de 1780–
1840, el período en el que se otorgó a Kirkwall
Lodge.

Para responder a esa pregunta, tenemos que ir aún más atrás en


el tiempo.
En 1411, un poderoso noble escocés decidió construir un cen-
tro religioso alternativo para rivalizar con la Abadía de Holyrood.
El motivo de la Abadía de William St Clair para construir la Capi-
lla R osslyn fue crear una iglesia colegiada de mausoleo. Esperaba
que brindara un enfoque público a la familia St Clair y lo promo-
viera como un rey potencial para una Escocia dividida. Tenía la

lla Rosslyn fue crear una iglesia colegiada de mausoleo. Esperaba


que brindara un enfoque público a la familia St Clair y lo promo-
viera como un rey potencial para una Escocia dividida. Tenía la
intención de dividir el reino Estuardo de Escocia en tres partes:
una tercera para él; otra para John MacDonald, el señor de las
islas; y el último tercio para Eduardo IV de Inglaterra.
El complot fracasó, y el imperio de William se fragmentó para
garantizar que la familia St Clair nunca pudiera volver a ser lo
suficientemente fuerte como para intentar apoderarse del trono de
Escocia.
Se dijo que Holyrood albergaba un fragmento de la Verdadera
Cruz que había sido traída a Escocia por la reina Margarita, la
madre del rey David I. The Holly Rood (en escocés para la Santa
Cruz) era propiedad de los reyes Estuardo de Escocia y se decía
que había protegido a David de un ciervo furioso. Este milagro,
todavía simbolizado en la entrada a las ruinas de la abadía, mostró
a la gente común que Dios favorecía a la línea de los Estuardo.
William St. Clair, Lord Canciller y Alto Al-
mirante de Escocia, fue el segundo hombre más
poderoso del reino. Entre 1411 y 1446, se dispu-
so a construir un santuario para su familia que
coincidiera con el poder de Holyrood. Con la
esperanza de que inspirara el respeto divino de
la gente común, empleó a un hombre bien ver-
sado en las artes del simbolismo, la narración, la
arquitectura y la política. Ese hombre fue Sir
Gilbert Hay, autor de tres
libros de texto: El Libro
De Los Ejércitos, que
trata sobre los principios
de la guerra; El Libro de
la Orden de Caballería,
un manual de caballería
valerosa; y El Libro Del Gobierno De Los
Príncipes, que explica los métodos para
obtener y usar el poder político.
Hay reunió y supervisó una gran fuerza
de trabajo de albañiles al sur de Edimburgo
en el pueblo de Roslin, adyacente al Casti-
llo de St Clair. Los puso a trabajar en la
escultura de una capilla magníficamente
ornamentada, que sobrevive hasta nuestros
días. La capilla se basó en el diseño del templo de Salomón. Hay
insistió en que todos sus símbolos fueron tallados primero en ma-
dera, y él los examinó antes de que fueran cortados en piedras
para el edificio. De esta manera, los constructores que trabajaron
para él notaron el poder de los símbolos para contar historias en
edificios públicos.
El edificio tenía un propósito político y, cuando se completó,
cobró vida propia en la mente del público. La artesanía y la habi-
lidad en el uso de historias y símbolos que se usaron en su cons-
trucción han superado la prueba del tiempo. Independientemente
de lo que William St Clair y Gilbert Hay tenían en mente cuando
cooperaron en el diseño de la cantera, seguramente no esperaban
que fuera una fuente de inspiración mítica durante más de medio
milenio.
Un efecto inmediato del fracaso del golpe de William St Clair
fue que la construcción en Roslin se detuvo y los obreros fueron
despedidos. William
accidentalmente creó
una fuerza laboral de
obreros escoceses cali-
ficados al reclutar una
banda internacional de
trabajadores de la pie-
dra para un trabajo
que duró casi 40 años.
Muchos de ellos deci-
dieron buscar trabajo en Escocia en lugar de regresar a las tierras
de sus padres, o incluso los abuelos, habían dejado cuatro décadas
antes.
Si querían trabajar en Escocia, Aberdeen estaba donde estaba
la acción. La iglesia de San Nicolás estaba siendo extendido por
el Consejo de Burgh.
Los masones que se mudaron a Aberdeen desde Roslin habían
trabajado en un edificio cuya tela tallada en piedra proporciona la
evidencia más temprana de lo que se convertiría en ritual y sim-
bolismo masónico. El grupo de ex albañiles de Roslin, dirigido
por David Menzies, dibujó estos símbolos en un paño ritual para
enseñar su significado.
Los trabajadores recién despedidos de Roslin se inspiraron en
lo que aprendieron del uso de simbolismo e historias míticas de
Gilbert Hay.
Después de verlo crear un edificio con una poderosa presencia,
decidieron estudiar los símbolos y la alegoría ellos mismos. Crea-
ron una ayuda visual, ahora llamada Kirkwall Scroll, y comenza-
ron a actuar rituales para explicar el significado de los símbolos a
sus aprendices.

Su sorprendente éxito lanzó un movimiento mundial de auto-


ayuda espiritual que ha sobrevivido durante más de 600 años.
Puedes ver los símbolos que usaron al examinar el Desplaza-
miento de Kirkwall.
Basaron sus historias alegóricas en la construcción del templo
del rey Salomón, tal como se describe en la Biblia.
LA ORGANIZACIÓN DE
LA FRANCMASO-
LA FRANCMASONERÍA
NERÍA

D ESDE EL PRINCI-
PIO, la estructura
de la masonería ha
sido jerárquica. La primera
logia tenía un Maestro y dos
Diáconos, un Primer Vigi-
lante y un Segundo Vigilan-
te.
Con el tiempo, se agrega-
ron más oficiales a la estruc-
tura, hasta que se necesita-
ron siete oficiales para for-
mar una logia.
El oficial de menor rango
es la Guarda Exterior, que
se encuentra fuera de la
puerta de la Logia con una
espada desenvainada para
evitar cualquier entrada no
autorizada.
Luego viene la Guarda Interior, que está de pie dentro de la
puerta cerrada de la logia sosteniendo una espada para detener a
cualquiera que pueda forzar su camino más allá del Guarda Exte-
rior. el Guarda Interior es dirigida por el Primer Vigilante.
El siguiente en la escala es el Segundo Diacono, que lleva los
mensajes del Primer Vigilante al Segundo Vigilante. Luego está
el Primer Diácono, que lleva los mensajes del Venerable Maestro
al Primer Vigilante.
Juntos, estos siete oficiales forman la estructura básica de la logia.
En orden de antigüedad, de abajo hacia arriba, están: Guardia
Exterior (o tejador), Guarda Interior, Segundo Diácono, Primer
Diácono, Segundo Vigilante, Primer Vigilante y, por encima de
todos, Venerable Maestro.
El Maestro ordena la logia y da instrucciones al resto de la lo-
gia a través de los Vigilantes. El Maestro maneja un pequeño
martillo, llamado mallete, con el cual llama al silencio en las
reuniones. Cada uno de los Vigilantes también tiene un mallete,
de modo que cuando el Maestro llama al silencio, los Vigilantes
golpean cada uno de sus malletes antes de hablar. El sonido de los
golpes hace eco alrededor de la habitación de Logia. Solo después
de que el Maestro y Los Vigilantes hayan cerrado la puerta, y los
miembros de la logia estén en silencio, el Maestro comienza la
ceremonia.
Todos los oficiales de la Logia llevan al cuello un collar, del
cual cuelga una insignia para simbolizar el puesto del usuario. Por
ejemplo, la insignia para el Venerable Maestro es una escuadra, el
Primer Vigilante un Nivel y el Segundo Vigilante una plomada.
Estos símbolos suelen estar hechos de plata o bañados de plata.

Organización
La organización en la masonería no cesa con los oficiales de la lo-
gia. También hay una jerarquía entre los miembros ordinarios, cada
uno con un mandil simbólico diferente. Cuando un nuevo miembro es
admitido, él o ella se convierte en un Aprendiz Recibido.
Debe pasar algún tiempo aprendiendo rituales antes de que estén
listos para ser promovidos al siguiente rango, o grado, como dicen los
Masones, que es el de Compañero. A un aprendiz no se le permite
ingresar o permanecer dentro de una logia que se ha abierto para llevar
a cabo rituales de Compañero o de segundo
grado. Deben abandonar la Logia y esperar
afuera mientras se realizan los rituales del
Compañero.
El Guarda Exterior se asegura de que
no escuchen a escondidas los procedimien-
tos. Un Compañero puede entrar o perma-
necer dentro de la logia de un Aprendiz,
pero cuando una logia de Compañero abre ritualmente como la Logia
de Maestro Masón, los Compañeros tienen
que salir y esperar junto con los Aprendi-
ces.
El mandil usado por un masón hace que
sea fácil reconocer su grado. El delantal de
Compañero, como el del Aprendiz, es
blanco liso y hecho de piel de cordero pero
decorado con dos rosetones azules.
El mandil del Maestro Masón, que tam-
bién está hecho de piel de cordero blanca, tiene un borde azul claro
alrededor del mandil y su baveta; tiene las mismas dos rosetas azules
que la de un Compañero, así como una ter-
cera roseta azul y dos conjuntos de borlas
de plata. En la mayoría de los sistemas de la
masonería, el Venerable Maestro usa un
mandil similar al de un Maestro Mason,
pero las tres rosetas
azules se reempla-
zan con tres reglas te de plata.
Una vez que un Hermano se ha desempe-
ñado como maestro de una logia, se le llama
Past–Master y obtiene un collar azul claro.
De este collar cuelga un símbolo de plata
que muestra la prueba del Teorema de Pitágo-
ras (a2 + b2 = c2) y un cuadrado.
Esto es para asegurarse de que cada nuevo ritual que descubre un
Candidato al pasar al siguiente grado tenga un máximo impacto. Nin-
gún masón de grado inferior puede participar en una logia que se abre
en un grado más alto que el que ostenta. Como parte de las ceremo-
nias de promoción, se les entrega una contraseña especial y un saludo
que les permite ingresar a “una logia de grado más alto”.

Los cuatro niveles en los que se puede


abrir una Logia son:

• Logia de aprendices
• Logia de Compañeros
• La Logia de Maestros Masones
• Junta de Maestros Instalados
Por encima de la logia, sin embargo, hay más niveles de organiza-
ción jerárquica. Un grupo de logias en una provincia geográfica puede
unirse para formar una Gran Logia Provincial, y todas las Grandes
Logias Provinciales dentro de un país forman una Gran Logia.

Grandes y grandes logias provinciales


No hay Grandes Logias Provinciales en los Estados Unidos; en cam-
bio, cada estado tiene su propia Gran Logia. En el Reino Unido, sin
embargo, hay tres Grandes Logias masculinas y dos Grandes Logias
femeninas; todos ellos tienen grandes logias provinciales a su cargo.
Las tres antiguas logias masculinas en la
unión Reino Unido son:

• LA GRAN LOGIA DE ESCOCIA

• LA GRAN LOGIA DE INGLATERRA

• LA GRAN LOGIA DE IRLANDA

La Gran Logia de Escocia tiene 32 grandes logias provinciales y


otras 26 Grandes Logias de Distrito, que se ocupan de Logias escoce-
sas establecidas en otras partes del mundo.
La Gran Logia de Inglaterra tiene 48 provincias, 33 distritos de ul-
tramar y cinco grupos más pequeños de ultramar.
La Gran Logia de Irlanda tiene 13 provincias en Irlanda y 12 gru-
pos de logias en el extranjero. Estos últimos incluyen un grupo espe-
cial de logias militares itinerantes, que están asociadas con los regi-
mientos irlandeses dondequiera que estén asentados.
Hay un total de 93 Grandes Logias Provinciales en las Islas Britá-
nicas.
Cada uno tiene un séquito de oficiales y rangos. Por ejemplo, hay
58 rangos dentro de una Gran Logia Provincial inglesa. Estos van
desde el Gran Maestro Provincial hasta el Gran Tejador Provincial.
Cada rango también tiene lo que se llaman Oficiales Pasados (Past);
estos son como Maestros del pasado, que ocuparon un rango en años
anteriores.
La estructura general de rango abre muchas oportunidades para ser
promovida, y cada promoción ofrece la oportunidad de usar un mandil
más impresionante. Siempre hay algo nuevo que aprender, y al asumir
continuamente nuevos roles y ser promovido a nuevos cargos dentro
de la Orden, la masonería les da a sus miembros un motivo para man-
tenerse interesados y aprender continuamente nuevas cosas.

PERO, ¿QUÉ TIPO DE CONOCIMIENTO enseña la masonería a


sus hermanos?
Para comprenderlo, debemos volver al lugar donde comenzó la maso-
nería y comprender qué pretendían hacer las logias fundadoras. Afor-
tunadamente, podemos hacerlo observando los símbolos que es-
tudiaron y viendo cómo se siguen enseñando a través de actuacio-
nes rituales.
LOS RITUALES DE
LA FRANCMASONERÍA

N ADIE SABE MUCHO SOBRE los rituales utilizados por


los primeros maestros de la Logia de Aberdeen, David
Menzies, Matthew Wright y Alexander Estuardo, pero
sabemos que se dedican a estudiar el poder de los símbolos para in-
fluir en la forma en que la gente
piensa. Sabemos esto porque sus
primeros tapetes masónicos,
muestran todos los símbolos
utilizados en la masonería, so-
breviven hasta nuestros días. Ha
sido de carbono hasta el siglo
XV, y su origen se remonta a
Aberdeen.
No había otra logia de maso-
nes en ese momento, así que
sabemos que debieron haberla
creado. Pero, ¿qué los inspiró a
hacer algo tan nuevo e innovador
en su pequeño taller junto a la
parte construida de la iglesia de San Nicolás?

Para comprender su inspiración, debemos recordar que algunos de


los primeros miembros y maestros de la Logia de Aberdeen habían
trabajado anteriormente en la Capilla Rosslyn, más al sur. Allí habían
estado expuestos al pensamiento de Sir Gilbert Hay, que había estu-
diado el uso de símbolos y edificios como herramientas de influencia
política. A Hay se le había asignado la tarea de crear un centro alterna-
tivo de enfoque espiritual para la Abadía de la Verdadera Cruz del
Rey Estuardo, o Holyrood.
La dinastía Estuardo de los reyes esco-
ceses había usado una reliquia sagrada
para promover la creencia popular de que
su línea tenía el derecho divino de gober-
nar. Un fragmento de la Verdadera Cruz,
afirmaron, había protegido al rey David I
de Escocia de un escenario desenfrenado.
Para albergar la reliquia, David creó la
Abadía de Holyrood, y alentó a los esco-
ceses a venerar su rol en la protección de
los reyes Estuardo. El símbolo de la Holyrood es un ciervo con la
Verdadera Cruz montada en sus astas.
En la primera mitad del siglo XV, cuando Wi-
lliam St. Clair, el barón de Roslin, decidió desa-
fiar a los Estuardo por la corona de Escocia, se
dispuso a construir una copia del Templo del
Rey Salomón,
El edificio más famoso del mundo antiguo.
Pretendía que fuera un enfoque espiritual para
su golpe de estado, y Gilbert Hay dedicó mucho
tiempo y esfuerzo a crear un edificio cargado de
simbolismo.

A este día, el edificio crea una profunda impresión en cualquiera


que lo visita.
Hay estableció un sistema de control de calidad para el tallado de
piedra e insistió en que todos los símbolos fueron tallados primero en
madera e inspeccionados por él antes de ser cortados en piedra. El uso
de símbolos impresionó a los albañiles que trabajaron para él. Cuando
la asociación fracasó, la fuerza laboral se disolvió y se fueron a buscar
trabajo en otra parte. Los que terminaron trabajando en la iglesia de
San Nicolás en Aberdeen se encargaron del estudio de los símbolos y
los mitos.

Estos otros caminos de la masonería están disponibles para los


miembros una vez que hayan completado los tres grados de la orden.
Los ejemplos incluyen el Grado de la Marca, el Arco Real Santo de
Jerusalén y los Caballeros Masones Templarios, entre otros muchos.
Cada orden lateral tiene sus propios rituales, que se han creado para
explicar los símbolos, pero todos los símbolos están contenidos en el
primer tapete. Esto significa que los rituales vinieron después de los
símbolos. Los rituales se han desarrollado durante un largo período de
tiempo para ayudar a los masones a entender los símbolos.
Toman su nombre de los delantales blancos de piel de cordero,
bordeados por una cinta azul, usados por los hermanos. De los escritos
contemporáneos, sabemos que la primera logia tenía solo dos rituales
cuando se formó: un ritual de entrada para nuevos miembros, conoci-
do como Iniciación; y un
ritual para marcar el punto
en que un aprendiz había
sido instruido lo suficiente
para convertirse en compa-
ñero. Más tarde, agregaron
una ceremonia para marcar
la elección de un nuevo
Maestro de la Logia. Con el
tiempo, estas ceremonias
simples se convirtieron en
los cuatro grados de Maso-
nería en general en la actua-
lidad: aprendiz, Compañero,
Maestro masón y Maestro
instalado.
Cada ceremonia enseña a los masones individuales algo sobre ellos
mismos, algo sobre la sociedad y algo sobre los símbolos antiguos.
Sin embargo, incluso antes de que te puedan proponer como can-
didato para la masonería, debes cumplir ciertos requisitos.
Para empezar, si quieres convertirte en masón, debes “pedir” unir-
te. Esto significa que debe visitar su logia local y decirles que estas
interesado en lo que hacen. Es poco probable que te pregunten, aun-
que a veces un masón puede preguntarle a un amigo si está interesado.
Nadie debe ser presionado para unirse a la masonería. Cualquiera
que no esté interesado en lo que hace la masonería o no lo disfrutará
es poco probable que sea un buen miembro de la logia.
Si decides visitar tu logia local y preguntar por la masonería, los
miembros te contarán con gusto sobre su logia.
Te animarán a investigar y preguntar sobre sus actividades.
Muchas logias tienen lo que llaman “Noches de mazo”, donde los
miembros del público están invitados a ver la logia y hacer cualquier
pregunta que puedan tener sobre la masonería.

Una vez que se haya informado un poco más, y si todavía estas in-
teresado, se te pedirá que asista a una entrevista con un panel de
miembros. Ellos querrán determinar si serás un candidato adecuado.
Se te preguntará si crees en alguna forma de Ser Supremo. Esto es
para averiguar si crees que hay algún tipo de orden básico para el uni-
verso. Si no lo crees, no se te invitará a solicitar la membresía. La ra-
zón de esto es bastante simple. Los rituales de la masonería están di-
señados para ayudar a los miembros a aprender sobre ellos mismos y
el propósito de sus vidas. Si no crees que la vida tenga algún propósi-
to, la masonería no puede ayudarte. El panel no le preguntará si sigue
alguna religión o credo en particular, ya que. . .

Los rituales masónicos se refieren a una fuente suprema de orden


en el universo utilizando nombres que son religiosamente neutrales.
Las designaciones como el Gran Arquitecto del Universo o el Gran
Geómetra del Universo se usan comúnmente. La masonería no permi-
te la discusión de religión y política en la logia. Sus rituales reúnen las
lecciones espirituales comunes de creencias religiosas y científicas de
amplio alcance.
Para hacer esto, usa palabras destinadas a unir a los miembros en
lugar de separarlos. Busca construir sobre las lecciones espirituales
compartidas por todas las religiones en lugar de detenerse en temas de
diferencia y conflicto.
Los rituales de la masonería se han desarrollado
para ayudar a los miembros de dos maneras bási-
cas:
• Para enseñarte acerca de ti mismo, tus mo-
tivos y tu propósito en la vida.
• Para enseñarle acerca de una serie de sím-
bolos antiguos y poderosos que pueden
profundizar su comprensión del mundo en
el que vive.

El primer grado
El ritual del Primer Grado presenta a los posi-
bles miembros la idea de que deben aprender a
enfrentar sus miedos y confiar en otros para
guiarlos cuando no puedan ver su propio ca-
mino hacia adelante. Como candidato, está pre-
parado para convertirse en masón de la manera
tradicional, de acuerdo con el ritual: se enrolla la
pierna del pantalón, se expone el pecho y se
quita un zapato del pie. Como se rumorea, tam-
bién se te vendarán los ojos y se te colocará una
soga alrededor del cuello. En algunas partes del
mundo, te darán un simple traje blanco para que
uses en lugar de tu ropa formal. Se le quitará
cualquier cosa de valor, como relojes, anillos y dinero, antes de llamar
a la puerta de la logia para solicitar la admisión.
El propósito de preparar a los posibles miembros de esta manera es
eliminar todas las insignias externas de rango y riqueza. Si una logia
permite que un individuo se una, es porque él o ella ha sido juzgada
como una persona digna en busca de la Verdad. Nadie es admitido por
ser rico o pobre.

Esto es para demostrar que la logia valora a una persona como per-
sona, no debido a su posición en la sociedad o su riqueza material.
Por lo tanto, el ritual del Primer Grado te despoja de todas las
trampas normales de riqueza y poder, como ropa fina, joyas caras y
dinero. Se le priva de la vista por medio de una venda y se lo lleva a
un lugar extraño donde no puede ver lo que está sucediendo.
Lo primero que sucede cuando se abre la puerta es que alguien sos-
tiene la punta afilada de una daga contra su pecho desnudo y le pre-
gunta si puede sentirla.
A medida que avanza la ceremonia, se le
guía con una mano en el brazo y se encuentra
con diferentes personas en diferentes partes de
la logia que le hacen preguntas sobre sus mo-
tivos e intenciones. Durante todo el tiempo, un
diácono le cuida de su bienestar lo ayuda, lo
incita y lo conduce alrededor de la logia. El
diácono le guía mientras camina y le susurra al
oído lo que debe hacer. Una voz le dice que
“pasará a la vista ante los hermanos para de-
mostrar que es un candidato preparado ade-
cuadamente para ser un masón”.
Finalmente, una vez que haya aceptado li-
bremente aceptar las reglas y la guía de la Or-
den, se le quitará la venda. A continuación, se le mostrarán los princi-
pales símbolos de la logia.
Ahora te has convertido en un hermano masón.
A continuación, se le enseñará cómo identificarse cuando ingrese a
una logia. Se le informarán las contraseñas del grado y se le mostrarán
los agarres ceremoniales utilizados durante los rituales. Recibirá una
serie de charlas breves que le aconsejarán que practique la caridad
hacia todos los necesitados. Al igual que fue admitido en la logia “po-
bre y sin un centavo”, debe recordar cómo se sintió cuando encuentre
con personas necesitadas.
Le dirán los tres principios básicos de la masonería:
El segundo grado
El ritual del Segundo Grado es diferente del drama
del Primer Grado. Todos los rituales de la masonería
se refieren de alguna manera a la construcción de un
edificio. En el Primer Grado, se te dijo que pensaras
en ti mismo como una piedra angular de un nuevo
edificio.
También se te comparó con una piedra áspera, re-
cién arrastrada fuera de la tierra y necesitando ser
moldeada y alisada para encajar en ese edificio.
Hay dos maneras de pensar sobre este simbolismo.
Una de las formas de verlo es el mensaje de que es
una piedra tosca que debe ser moldeada para que se
ajuste a la sociedad. Pero ¿qué pasa con ese extraño momento en el
que te dicen que te consideres la piedra angular de un nuevo edificio?
El nuevo edificio representa su personalidad, que se le alienta a desa-
rrollar pensando en los beneficios de la educación y llevando una vida
moral y responsable.
Cada vez que la masonería habla de un edificio, lo considera como
un símbolo de la personalidad o el carácter individual. En el Primer
Grado, se le alienta a establecer una base basada en la moral sana y el
deseo de aprender más. El Segundo Grado te ayuda a desarrollar tu
mente y te enseña maneras de pensar acerca de las maravillas del
mundo en el que vives.
El primer nivel se basó en aprender a abordar problemas difíciles y
hacer lo correcto, el segundo presenta una vasta biblioteca de conoci-
mientos sobre el mundo natural.
Antes de que pueda ser admitido en el Segundo Grado, debe de-
mostrar que se ha aplicado a las enseñanzas del Primer Grado. Habrá
que aprender una serie de preguntas y respuestas rituales. De esta ma-
nera, la instrucción masónica a menudo toma la forma de un catecis-
mo. Esta es una secuencia de preguntas y respuestas formales que los
Candidatos deben aprender de memoria y responder en la logia abierta
Esto desarrolla la memoria en una medida sorprendente.

Una vez que haya sido evaluado en el catecismo, los hermanos vo-
tarán si su recital fue lo suficientemente bueno como para otorgarle el
grado. Una vez que decidan que ha aprendido las lecciones del grado
anterior, será sacado afuera y una vez más despojado de todos tus
objetos de valor e insignias de rango y privilegio. Al salir de la logia,
se le dará una contraseña para memorizar. Se le pedirá que recite la
contraseña antes de volver a ingresar logia, que para entonces se habrá
abierto como una logia de Compañero.
Una vez que proporcione la contraseña, una vez más lo pasarán por
la logia, esta vez con los ojos abiertos, para mostrar a los hermanos
que todavía son pobres y que no tienen un centavo. Este es un mo-
mento simbólico importante, ya que le demuestra que está siendo
promovido por su personalidad, no por ninguna riqueza o estatus.
Una vez que haya prometido aceptar las enseñanzas del grado de
Compañero y mantener en secreto sus medios de identificación, se le
enseñará cómo identificarse utilizando las claves y contraseñas ritua-
les. Estas son formas formales de probarte a ti mismo que un Compa-
ñero solo las usa dentro de la logia.
Mientras tanto ritualmente, se trabaja en la construcción de la se-
gunda historia del edificio que caracteriza. Ascenderá la escalera para
llegar al segundo nivel, donde se le dirá que ahora su deber es estudiar
“los misterios ocultos de la naturaleza y la ciencia” para que pueda
comprender mejor el mundo en el que vive.
El ritual del Segundo Grado ha inspirado a muchos científicos a lo
largo de los años. Los hermanos Enrico Fermi (física), Alexander
Fleming (medicina) y Edward Appleton (física) fueron masones que

también ganaron premios Nobel por su devoto estudio de la naturaleza


y la ciencia. James Watt, el inventor de la máquina de vapor; George y
Robert Stevenson, los inventores del ferrocarril de vapor; Edward
Jenner; quien descubrió la vacuna contra la viruela; y William y Char-
les Mayo, fundadores de la Clínica Mayo, todos eran Compañeros
Masones. Muchos otros científicos investigadores, incluidos muchos
fundadores de la Royal Society de Gran Bretaña, se han inspirado en
este segundo grado de masonería.
En el Segundo Grado, a los miembros se les dan herramientas
mentales, basadas en las físicas utilizadas por los albañiles, que les
permiten determinar las tres dimensiones del espacio. En combinación
con las técnicas de medición del tiempo del Primer Grado, se les han
dado todas las herramientas mentales que Albert Einstein tenía cuando
desarrolló la Teoría de la Relatividad.
En el Segundo Grado, también se te da una pista de que hay un
símbolo misterioso en el centro del edificio que estás erigiendo.
Esto sugiere una profunda verdad oculta dentro de ti, aunque eso
tendrá que esperar hasta que tomes tu tercer grado. Antes de eso,
se le pedirá que aprenda un conjunto formal de preguntas y res-
puestas como preparación.

Tercer Grado
Comienzas por ser examinado con el ritual del catecismo. Si los
miembros juzgan que lo ha hecho bien en lo que la Francmasonería
llama “el Arte de la Memoria”, se le otorgara el Tercer Grado. Se le
enviará fuera de la logia para retirar dinero y estatus, y se le dará
otra instrucción. Recitar la nueva contraseña le permitirá entrar a
logia una vez que se haya abierto para Maestro Masón.
El ritual del Tercer Grado es serio y sombrío creado para hacer
que los Candidatos se den cuenta de que ellos, como todos los
demás, morirán. Su propósito es animarlos a hacer buen uso del
tiempo que están vivos.
En este ritual, los candidatos representan una antigua leyenda
sobre uno de los supervisores principales que trabajaron en el
Templo del Rey Salomón. Este famoso personaje masónico, del
Antiguo Testamento, era el hijo de una viuda y un artesano exper-
to. Él fue capaz de crear hermosos edificios.
Trabajó con el Rey Salomón, quien tuvo la inspiración para
construir un gran templo, y el Rey Hiram de Tiro, que proporcio-
nó todos los materiales que se necesitaban. Además, este héroe

masónico tuvo que organizar a sus trabajadores para ensamblar


todas las materias primas en el edificio más hermoso del mundo.
Cómo logró crear un edificio tan hermoso, un símbolo de ca-
rácter, era un secreto que solo él y sus dos jefes de la construc-
ción, el rey Salomón de Israel y el rey Hiram de Tiro, conocían.
Sin embargo, dijo a sus trabajadores que compartiría el secreto
con ellos cuando pensara que estaban listos.
La historia se desarrolla en el momento en que el templo del
rey Salomón estaba casi terminado. Algunos de los trabajadores
más impacientes, desesperados por conocer sus técnicas secretas,
decidieron tratar de obligarlo a contar. Esperaron hasta el recreo
de mediodía, cuando supieron que él estaría solo. Siempre busca-
ba un momento tranquilo para orar y reflexionar sobre lo que aún
tenía que hacer dentro del templo parcialmente construido. Sabían
que estaría solo y desprotegido.

Al principio parecía que muchos otros trabajadores se unirían


en el intento de obligar a su supervisor a compartir sus conoci-
mientos de construcción. Al final, solo tres estaban dispuestos a ir
a tales extremos. Un poco antes del mediodía del día señalado,
cada uno de los tres rufianes fue a una entrada diferente del tem-
plo y esperó a que emergiera el supervisor. Se dice que las tres
puertas representan los diferentes aspectos de la naturaleza infe
rior que se necesitan para construir
un mejor carácter. Los dos prime-
ros rufianes, que simbolizan el
miedo y la arrogancia intelectual,
solo lograron herir al supervisor.
Se negó a renunciar a sus secretos.
El tercer rufián, que representa al
ego que no cree que alguna vez
morirá, mató al supervisor.
El resto del ritual del Tercer
Grado muestra cómo sería asistir a
su propio funeral y le obliga a pen-
sar en el hecho de su propia morta-
lidad. Luego, el maestro de la logia
le levanta de su desesperación y le
da la bienvenida al resto de su vi-
da. El maestro le recuerda que la
vida es fugaz y un regalo que debe-
ría aprovechar al máximo.
Pero hay más. El ritual también
señala que hay un propósito en la
vida. Para encontrarlo, debes traba-
jar con el resto de la sociedad para
buscar Sabiduría, Verdad y Belle-
za. Estos son los que dan propósito
a la vida. Se le dice, que dentro y
en el centro de él, hay una Chispa
Divina que le conecta con toda la Creación. El propósito de la
vida es descubrir y comprender cómo usar la Chispa Divina de la
Conciencia para ayudarle a convertirle en una mejor persona. Esto
también le ayudará a hacer de la sociedad un mejor lugar para
vivir.
En el fondo, el mensaje de la masonería es la esperanza y la to-
lerancia. Reconoce y acepta que todas las religiones, así como
muchas ramas de la ciencia, encuentran un maravilloso misterio
en la conciencia humana y una relación con el cosmos que le da
un propósito a la vida. Toda la ciencia moderna se basa en la idea
de que hay orden en el corazón de la creación y que es digno de
estudio. Un científico puede llamarlo las Leyes de la Física, un
cristiano puede llamarlo La Trinidad, un judío puede llamarlo
Yahvé y un musulmán puede llamarlo Alá. Todos aceptan que
hay una maravillosa fuente de orden en el centro de la creación
que se puede pasar toda una vida estudiando.
La masonería utiliza mitos y lenguajes simbólicos para permi-
tir que personas de todas las creencias se unan y compartan sus
ideas en lugar de discutir sobre sus diferencias. Emplea términos
neutrales como el Gran Arquitecto del Universo para no sesgar el
mensaje. Para evitar el conflicto, la masonería prohíbe la discu-
sión de religión o política, pero alienta a los miembros a compar-
tir sus sentimientos sagrados internos y a trabajar juntos para ayu-
darse mutuamente a entender la naturaleza del cosmos.
Los rituales masónicos alientan a los miembros a representar
lecciones básicas para que experimenten las cosas que desean
aprender. Se instruyen a enfrentar y superar sus miedos. Aprenden
cómo desarrollar su mente e intelecto. Y, finalmente, aprenden a
aceptar su mortalidad.
La historia bíblica del edificio del Templo del Rey Salomón se
usa como un símbolo del trabajo mental necesario para construir
una personalidad sabia, bella y fuerte. La masonería apunta a to-
mar buenas personas y mejorarlas, y lo hace ayudándoles a crecer
y desarrollarse. Es la sociedad de autoayuda espiritual más anti-
gua del mundo occidental. Ha sobrevivido y prosperado desde los
primeros intentos de tropiezos realizados por individuos inspira-
dos para mejorar a sí mismos y a su sociedad a fines del siglo XV.
LOS SÍMBOLOS DE LA
FRANCMASONERÍA

S I PREGUNTA A CUALQUIER MASÓN “¿Qué es la ma-


sonería?” Responderán con la respuesta ritual automática:
“un sistema propio de moralidad velado en alegorías e ilus-
trado con símbolos”. ¿Pero qué significa esto? En capítulos ante-
riores, examinamos las formas en que la masonería utiliza la ale-
goría, el mito y el ritual. Ahora ve-
remos lo que enseña sobre los sím-
bolos.
Hasta hace poco, en la historia de
la humanidad, solo unos cuantos
individuos han reconocido la impor-
tancia de los símbolos en la forma
en que funcionan las sociedades. Sin
embargo, un grupo ha recibido si-
glos de entrenamiento extensivo en
el uso y poder de los símbolos y se
le ha enseñado cómo entender la
energía que puede fluir de la exhibi-
ción de símbolos en lugares públi-
cos. Saben que comprender los símbolos es una habilidad antigua
con la que la mayoría de los humanos nacen y que la influencia de
algunos símbolos en las acciones humanas es universal.
En los primeros años del siglo XXI, la ficción popular se aferró
a esta idea. Se convirtió en el tema de algunos thrillers extrema-
damente exitosos, como El Código Da Vinci de Dan Brown, que
se inspiró en libros sobre la corriente subterránea del simbolismo
masónico. La novela de seguimiento de Brown, The Lost Symbol
(2009), tomó como tema principal la búsqueda de un gran símbo-
lo masónico de poder.

Un grupo en particular piensa que lo hacen. Para ellos, el estu-


dio de los símbolos es una parte importante de la vida. Tal vez sea
una coincidencia, pero muchos miembros de este grupo se han
convertido en figuras prominentes en la historia de la humanidad.
Ayudaron a inventar la ciencia moderna. Ayudaron a forjar las
repúblicas que trajeron la libertad a las masas. Han estado a la
vanguardia del desarrollo científico. Han sido escritores, músicos,
industriales, astronautas y políticos influyentes. Y lo que tienen en
común es la masonería. Todos han sido parte de un orden que ha
pasado los últimos seis siglos estudiando la forma en que los sím-
bolos y las personas interactúan para provocar el progreso o el
desastre.
Tipos de símbolos
Los símbolos nos hablan a un
nivel más profundo que la
escritura. Las ideas primarias
de la enseñanza masónica
están profundamente arraiga-
das en el uso de símbolos.
Algunos de estos símbolos se
remontan a los primeros in-
tentos de los seres humanos
en pulir formas en piedra hace más de 70,000 años. Y algunos de
los símbolos dibujados por nuestros antepasados todavía están en
uso. Muchas personas las usan en sus ropas y las exhiben en sus
autos. Tales símbolos primitivos trascienden todas las disparida-
des en el lenguaje humano.
Los símbolos se mezclaron por primera vez con rituales en las
pinturas de cuevas chamanísticas del norte de Europa hace unos
30.000 años. Utilizados para promover la caza en días de pre–
cultivo, se consideraron esenciales para la supervivencia.
Para el siglo XVII, el simbolismo estaba siendo empleado de
dos maneras. En primer lugar, se utilizaron símbolos poco defini-
dos para crear imágenes, emociones y sentimientos en un contex-
to ritual. Esta es la idea esencial utilizada en la publicidad visual
moderna. El otro propósito era ayudar a la mente humana a razo-
nar y desarrollar una comprensión más profunda del mundo.
Para entender cómo sucedió esto, necesitas saber que hay son
tres tipos principales de símbolos:
Símbolos Emotivos, que codifican sentimientos y aspiracio-
nes. Estos son los más antiguos de todos los símbolos, que datan
de 70,000 años, y han sido ampliamente utilizados en la historia
para evocar emociones en personas analfabetas.
Símbolos del Habla, que codifican los sonidos del lenguaje en
alfabetos o pictogramas. Permiten a los humanos comunicarse a
través del tiempo y el espacio. En una época, estos símbolos esta-
ban restringidos a grupos de élite, a menudo vinculados a una
religión.

Símbolos Matemáticos, que codifican los medios para com-


prender y predecir la realidad. Los masones ayudaron a desarro-
llar el álgebra y el cálculo, los bloques de construcción de las ma-
temáticas analíticas modernas.

Durante casi 2,500 años, desde la época del filósofo griego


Platón, algunos individuos han creído que existe un reino de sím-
bolos perfectos. Sostienen que, con un entre-
namiento cuidadoso, a cualquier persona se le
puede enseñar cómo comunicarse con este
reino y así descubrir la verdadera naturaleza
de estos símbolos perfectos.
Desde su origen, la masonería se ha basado
en los símbolos como un lenguaje único y
universal para compartir sus ideas. Una razón
clave es que una idea expresada en símbolos
se puede difundir sin corrupción. Esto asegura
la continuidad de la tradición.
Los masones modernos realizan su trabajo
simbólico exactamente de la misma manera que un masón de hace
500 años. El masón de hoy enfrenta los mismos problemas que
enfrentó un masón que vive en el siglo XV. Y los símbolos pro-
porcionan respuestas eternamente veraces.

Los Símbolos Masónicos


Alrededor de 60 símbolos básicos se enseñan a los aspirantes a
Maestros a medida que avanzan a través de los grados de Franc-
masonería. Los símbolos se introducen a medida que un nuevo
miembro pasa en los grados de Compañero, Marca y Real Arco.
Eventualmente, se combinan en narraciones pictóricas llamadas
Tableros de rastreo. Hay cuatro tableros de rastreo principales,
cada uno de los cuales transmite un mensaje filosófico diferente.
La forma en que la masonería enseña el simbolismo se deno-
mina “iluminación por símbolos”. Este método ha tenido una po-
derosa influencia en individuos y eventos notables en la historia
occidental.

P. ¿Por qué todos los presidentes de los Esta-


dos Unidos hacen una señal masónica durante
las ceremonias de inauguración?

• R. Debido a que George Washington era masón, trajo va-


rios artículos de simbolismo masónico a su primera inau-
guración.
Mientras estaba de pie ante la nueva bandera de los Esta-
dos Unidos, hizo el signo masónico de fidelidad, cubriendo
su corazón con su palma derecha, como un gesto de fideli-
dad. También prestó juramento sobre el Volumen de la Ley
Sagrada, tomado de St. John's Lodge en Nueva York. Estos
símbolos hicieron, y siguen haciendo, que la ceremonia sea
más emotiva.
Oliver Cromwell, el primer lord
protector de la comunidad republi-
cana de Gran Bretaña en la década
de 1650, había sido representado
entre los dos pilares del pórtico de
la masonería. La Revolución fran-
cesa de motivación masónica tomó
como inspiración el gran lema tri-
partito “Libertad, igualdad, frater-
nidad”, un conjunto de nombres
simbólicos dados a los tres pilares
de trabajo de una Logia Masónica (a menudo identificados como
Dórico, Jónico y Corintio). El gran
clamor de la Revolución Americana,
“Sin impuestos, sin representación”,
fue acuñado por los hermanos de St.
Andrews Lodge en Boston. Se con-
virtió en la chispa que encendió el
mayor documento masónico de to-
dos los tiempos, la Constitución es-
tadounidense. Y el impulso de una
constitución escrita para los nuevos
Estados Unidos provino en gran par-
te de H (Hermano) Ben Franklin.
Estos poderosos conceptos, iluminados por símbolos públicos
ocultos a la vista, han influido y dado forma a la sociedad en que
vivimos.
Los primeros masones eran trabajadores de la piedra del siglo
XV, empleados para tallar símbolos de importancia religiosa en
lugares públicos de culto.
Reconocieron el poder de estos símbolos y se dieron cuenta de
que las formas podían influir en los pensamientos y acciones de
las personas. Por eso decidieron estudiar los símbolos antiguos y
aprender cómo afectaban el pensamiento humano. Entendieron
que un símbolo es un dispositivo pictórico que puede evocar un
concepto en su totalidad. Un símbolo pasa por alto el intelecto y
habla directamente al corazón. El intelecto analiza, pero el cora-
zón sintetiza. Un símbolo evoca comprensión y sentimiento sin
necesidad de transmitir información verbal.

Entendiendo símbolos
Carl Gustav Jung, el famoso psicólogo suizo, dijo que los símbo-
los nos hablan de “cosas más allá del alcance del entendimiento
humano”. Aprovechan una fuente de conocimiento que normal-
mente no está abierta a la mente consciente. Jung definió estos
símbolos como “un término, un nombre o una imagen que puede
ser familiar en la vida diaria, pero... posee connotaciones específi-
cas además de sus significados convencionales e implica algo
vago, desconocido u oculto para nosotros”.
Señaló que cuando su mente explora el
símbolo, se dirige a ideas que se encuentran
más allá del alcance de la razón. Debido a
que muchos fenómenos y experiencias se
encuentran más allá del alcance de la com-
prensión humana, usamos constantemente
términos simbólicos para representar las
cosas que no podemos comprender comple-
tamente.
Según el filósofo griego Platón, los
símbolos representan un mundo trascendental de formas perfectas
y hermosas que solo el alma humana puede alcanzar. El conoci-
miento humano más vital, que deriva del mundo de las formas, es
recordado por el alma humana desde antes del nacimiento físico.

Si bien no tenemos dificultad en decidir si dos personas tienen la


misma altura o no, nunca son exactamente iguales. Siempre po-
demos descubrir una diferencia de un minuto haciendo una medi-
ción más cuidadosa. Esto significa que todos los ejemplos de
igualdad que reconocemos en la vida ordinaria solo pueden abor-
dar, pero nunca alcanzan, el estado de perfecta igualdad. Al mis-
mo tiempo, reconocemos la Verdad de nuestra experiencia. De
alguna manera, sabemos qué es la verdadera igualdad, aunque no
podamos medirla.
Las ideas de Platón inspiraron la enseñanza masónica de que el
mundo es esencialmente inteligible. Nuestro intelecto, no nuestros
sentidos, tiene la “visión” máxima del ser verdadero. Los masones
experimentan a comprender el mundo a partir del conocimiento
profundo que se transmite al corazón a través de los símbolos.
Tanto Platón como Jung hablan de una realidad que se encuen-
tra más allá de la conciencia humana normal y solo se puede al-
canzar a través de los símbolos.
El conocimiento simbólico tiene así
una dimensión espiritual o trascenden-
tal. Por eso ha sido objeto de estudio y
enseñanza masónica a lo largo de los
siglos.

PARA VER SI estos símbolos an-


tiguos todavía están activos en la mente
de los humanos modernos, yo, –el au-
tor de este libro– realicé una serie de
pruebas en estudiantes voluntarios para ver cómo respondieron.
Utilicé una técnica llamada Respuesta Galvánica de la Piel (GSR),
que mide el grado de excitación emocional causada por estímulos
visuales, verbales u otros. Utilizado en polígrafos (detectores de
mentiras) y otros dispositivos de biorretroalimentación, se basa en
el hecho de que las personas tienen poco control sobre lo que los
hace sudar. El sudor es un buen conductor de electricidad, lo que
permite detectar y medir el impacto emocional.
Con este indicador fisiológico de impacto emocional incorpo-
rado, pude estudiar cómo las personas de diferentes orígenes
reaccionaron a mis símbolos elegidos. Con acceso a estudiantes
voluntarios de todo el mundo,
pude evaluar a personas que
habían sido educadas en las
culturas británica, africana,
asiática, estadounidense, eu-
ropea y china, y se me había
enseñado a leer en diferentes
sistemas de escritura, utili-
zando diferentes métodos de
Grabando palabras, y hablan-
do diferentes lenguas mater-
nas. Probé el mismo número
de hembras y machos en cada
grupo de cultura / alfabeto y
repetí el procedimiento du-
rante varios años.
LA PROFESORA BETTY EDWARDS, que
enseñó arte en la Universidad Estatal de Cali-
fornia, en Long Beach, y escribió el exitoso
libro Dibujo del lado derecho del cerebro
(1979), observó cómo los estudiantes encon-
traban un significado consistente en ciertos
dibujos. Llegaron a un punto en el entrena-
miento, señaló, que “el significado se expresa
en un lenguaje visual paralelo de un dibujo, ya
sea que represente objetos reconocibles o que
sea completamente no objetivo. Un dibujo, que
debe entenderse por significado, debe leerse por medio del len-
guaje utilizado por el artista, y ese significado, una vez compren-
dido, puede estar más allá del poder de las palabras para expresar.
Sin embargo, en sus partes y en su conjunto, se puede leer”.
Partes del cerebro humano han evolucionado para observar for-
mas abstractas y relacionarse con las emociones y pensamientos que
estaban en la mente de la persona que los dibujó. La sensibilidad al
emotivo mensaje de los símbolos es innata, pero puede mejorarse a
través del entrenamiento. La capacidad de interactuar con los símbo-
los hace a los humanos diferentes de otros animales. El estudio de
estos símbolos antiguos y trascendentales de la masonería ha condu-
cido a progresos importantes en diversas áreas de esfuerzo.
La escritura es una forma especial de magia simbólica. Permite
a las personas conversar con un amigo en un país lejano y absor-
ber instantáneamente la respuesta. Le permite a un familiar falle-
cido contar experiencias personales de las que nunca hablarían
cuando estuviera vivo. Permite a los habitantes muertos de las
antiguas ciudades de Sumer, en Mesopotamia, continuar contando
la historia de su primer rey, Gilgamesh.
Debido a que los primeros masones en Aberdeen no sabían
leer, desarrollaron una forma verbal de enseñar símbolos para que
sus conocimientos se memorizaran. Los símbolos que estudiaron
se dibujaron inicialmente en el piso de la logia con tiza y luego se
limpiaban después de que terminó la reunión. Más tarde fueron
pintados sobre una alfombra de lona. Una de esas alfombras ha
sobrevivido como el tapete de Kirkwall.
De hecho, durante los pri-
meros cientos de años de su
existencia, la masonería des-
confiaba del lenguaje escrito.
Transmitir sus conocimientos
utilizando símbolos emotivos
y metáforas poéticas tuvo el
efecto secundario beneficioso
del entrenamiento de la me-
moria. Así que la masonería
llegó a valorar “El arte de la
memoria”.

Conciencia humana
Realiza dos tipos de funciones. Para tareas delicadas, por ejemplo,
el cerebro enfoca su atención de manera estrecha, para recoger un
grano de maíz en lugar de un fragmento de piedra que se encuen-
tra a su lado. Pero la conciencia humana también debe mantener
un amplio campo de atención, particularmente para permanecer
consciente de los depredadores. Una persona que no podía con-
centrarse podía morir de hambre; una persona que no podía per-
manecer alerta podría ser asesinada y devorada. Es por esto que
los humanos evolucionaron “dos cerebros”, correspondientes a las
funciones controladas por cada hemisferio. El cerebro izquierdo
se concentra en tareas detalladas y es impulsado por el lenguaje.
El cerebro derecho tiene una visión general más amplia y utiliza
símbolos para comprimir la información sobre el entorno. Esta
peculiaridad evolutiva ha dado a los seres humanos dos sistemas
de pensamiento esenciales: uno que habla y otro que responde a
los símbolos.
Los objetos de estudio
eran doce formas: seis de
joyería moderna y seis
símbolos antiguos. Elegí
la joyería moderna por-
que sus motivos decora-
tivos están diseñados
para atraer a las personas
de hoy.
Los resultados fueron
consistentes. Ver los
símbolos antiguos causó un cambio infalible en la respuesta gal-
vánica de la piel, mientras que las respuestas a las formas moder-
nas de joyería fueron más variadas.
Una cosa que no podía decir era si las respuestas a los símbolos
antiguos eran positi-
vas o negativas. ¿A
mis estudiantes les
gustan estos símbo-
los o los encuentran
perturbadores?
Como las respuestas
fueron viscerales y
subconscientes, no
tenía mucho sentido
preguntar a los suje-
tos cómo se sentían con respecto a las imágenes. Cuando intenté
preguntar, lucharon por expresar sus sentimientos. La única forma
segura de averiguarlo fue realizar una encuesta de seguimiento
con los mismos temas, haciendo diferentes preguntas sobre los
símbolos. Así que les pedí que clasificaran el mismo conjunto de
imágenes en términos de atractivo.
Los resultados fueron reveladores. Las imágenes de mayor clasi-
ficación fueron las que causaron respuestas significativas de RSG.
El sudor que había medido era el brillo del placer, no el sudor frío
del miedo.
Cada hemisferio del cerebro humano comprende el mundo de
una manera diferente. El cerebro izquierdo no entiende la metáfo-
ra, la narrativa o los símbolos emotivos. Escuchamos historias,
visualizamos símbolos y reaccionamos emocionalmente a imáge-
nes usando nuestro cerebro derecho inarticulado. El cerebro iz-
quierdo enfoca la atención estrechamente; se concentra. El cere-
bro derecho permanece alerta a lo que está sucediendo a tu alre-
dedor. El cerebro izquierdo ve partes del mundo, pero tiene pro-
blemas para unirlos. El cerebro derecho reconoce el significado
en los símbolos y ve las conexiones. La respuesta emocional a los
símbolos antiguos tiene lugar en el hemisferio derecho, mientras
que el cerebro izquierdo nos permite concentrarnos en un tema de
interés e ignorar todo lo que está fuera. Por lo tanto, podemos
asignar un significado a los símbolos que no podemos poner en
palabras.
Vale la pena señalar en este punto que la función del cuerpo
calloso, el cableado que conecta los dos hemisferios, no es real-
mente comunicar información entre ellos. Neurológicamente, su
propósito es inhibir la actuación de uno u otro de los hemisferios.
La ventaja evolutiva del cerebro dividido humano se deriva de
este hecho: si el cerebro derecho percibe una amenaza, puede
“apagar” la atención enfocada del cerebro izquierdo y obligarnos
a tomar conciencia de nuestro entorno y, tal vez, evitar ser comido
por los depredadores. Del mismo modo, el cerebro izquierdo pue-
de impedir que el hemisferio derecho deje de lado su curiosidad
por todo lo que lo rodea y obligarnos a concentrarnos en las tareas
necesarias para mantenernos vivos. Por lo tanto, cuando intenta-
mos usar palabras para explicar símbolos, animamos a nuestro
hemisferio izquierdo a inhibir el derecho. Esta fue la razón por la
que mis alumnos no pudieron explicar cómo los símbolos los
afectaron, a pesar de que los detectaron de manera consistente con
un poderoso mensaje emocional.

Los símbolos de la ciencia

Poco después de la Restauración de la monarquía británica en


1660, un grupo de masones aprovechó un conjunto de símbolos
completamente nuevo. Los masones ya habían sido sensibilizados
con respecto a la importancia de los símbolos a través de su en-
trenamiento ritual, pero este nuevo grupo de símbolos desató un
poder que podría destruir el mundo. Eran las palabras de un gran
lenguaje cósmico.
La guerra civil inglesa comenzó como una discusión entre el
rey y su parlamento. Terminó con la decapitación pública del rey
Carlos I en 1649. En medio de las
amargas batallas entre el rey y el Parla-
mento, aparecieron los símbolos de la
ciencia matemática moderna. ¿Cómo un
país supersticioso, que quemó con vida
al menos a 100 mujeres ancianas cada
año bajo la sospecha de causar una en-
fermedad al lanzar el “mal de ojo”,
desarrolló repentinamente una masa
crítica de científicos matemáticos exi-
gentes? ¿Cómo se convirtieron en adep-
tos, tan rápidamente, en los símbolos de
la ciencia?
No sucedió por casualidad. Un símbolo ya utilizado por los
masones para representar Igualdad y Equilibrio, rotado a través de
“un ángulo de noventa grados, o la cuarta parte del círculo”, ad-
quirió un significado completamente nuevo.

Esta idea comenzó en Londres, en el Gresham College, el 28


de noviembre de 1660. Después de una conferencia pública del
científico y arquitecto Christopher Wren, se convocó la primera
reunión de lo que se convertiría en la Royal Society. Sir Robert
Moray, un masón cuya historia veremos más adelante, reunió a un
grupo de colaboradores masones que ya estaban atentos al signifi-
cado de los símbolos. Como masones, también se inspiraron para
estudiar “los misterios ocultos de la naturaleza y la ciencia”. Estos
dos aspectos de sus antecedentes demostraron ser una combina-
ción formidable.
El objetivo de Sir Robert era lograr que los Hermanos trabaja-
ran juntos para resolver los problemas de la geometría y la cons-
trucción militar para fortalecer la débil armada del rey Carlos II.
Lo hizo a pesar del hecho de que vinieron de ambos lados de la
reciente Guerra Civil. Moray les ofreció a los masones la oportu-
nidad de estudiar problemas interesantes y ganarse el favor del
restaurado rey Estuardo. Al final, sin embargo, Moray logró mu-
cho más que restaurar la Armada Británica. Su nueva Royal So-
ciety hizo uso de un grupo de símbolos que les permitió leer y
comprender los planes del Gran Arquitecto del Universo.
John Wallis, quien descubrió esta
familia de símbolos, escribió sobre sus
vínculos con la orden y su papel en las
primeras reuniones de la Royal So-
ciety. Informó que las reuniones ma-
sónicas lo habían ayudado a reconocer
el poder latente en los símbolos de las
matemáticas. Wallis, quien se convir-
tió en el Profesor de Geometría de
Savilian en Oxford en 1649, reconoció
que los símbolos podían hacerse valer para cosas reales y que
luego podían manipularse para predecir eventos en el mundo real.
Transmitió este conocimiento a sus hermanos en la Royal Society,
así como a sus estudiantes, abriendo una nueva gama de oportu-
nidades.
“Las matemáticas eran escasas como estudios académicos”,
escribió Wallis, “sino más bien como el negocio de comerciantes,
mercaderes, marinos, carpinteros, topógrafos de tierras y cosas
por el estilo”.
El francmasón y astrólogo Wi-
lliam Oughtred le mostró el poder de
los símbolos representativos, el in-
ventor de la regla de cálculo. (La
regla de cálculo reduce la multiplica-
ción y la división a una simple mani-
pulación mecánica de posiciones
numéricas en una escala lineal. Faci-
litó el cálculo de las posiciones de las
estrellas al lanzar un horóscopo.)
Como estudiante, Wallis vivía en la casa de Oughtred en Al-
bury, Surrey, y luego fue a Cambridge para convertirse en miem-
bro del Queen's College.
Más tarde se mudó a Londres para convertirse en secretario del
clero de la Abadía de Westminster, donde renovó su amistad con
su antiguo tutor y conoció a los miembros masones de Oughtred.
En esas primeras reuniones masónicas, encontró hombres que
compartían sus intereses y lo guió hacia una comprensión más
profunda de los símbolos.
Hay un misterio fundamental en las simples ecuaciones alge-
braicas que aprendemos en la escuela. Albert Einstein estaba tan
impresionado por la teoría de las ecuaciones y los mundos que
abrieron que comentó: “Estoy en la posición de un niño que in-
gresa a una enorme biblioteca llena de libros en muchos idiomas.
Sé que alguien debe haber escrito esos libros. No sé cómo. No
entiendo los idiomas, pero sospecho vagamente un orden miste-
rioso en los arreglos de los libros. Veo un universo maravillosa-
mente arreglando y obedeciendo ciertas leyes, pero solo entiendo
vagamente estas leyes”.

EL PODER SIMBÓLICO de las ecuaciones se deriva de dos factores


clave: un símbolo se puede usar para representar algo real, como
la velocidad de una piedra que cae al suelo o el número de tragos
de aire atrapado que un hombre puede tomar en una campana de
buceo sin nadar sin oxígeno. (Estos eran problemas reales consi-
derados por miembros de la Royal Society).
La correspondencia de los dos lados de una ecuación es total,
absoluta, y sin compromisos.
Cuando John Wallis descubrió todo el poder de la ecuación, su
preparación masónica lo había sensibilizado a la idea de que el
símbolo “=“ se parece a dos pilares “|°|” colocados horizontal-
mente en un nivel y que significa “es igual a”. Wallis habría
aprendido en el ritual masónico, lo siguiente sobre el simbolismo
del Nivel (herramienta):

El Nivel es poner niveles, y probar horizontales. ...


El Nivel demuestra que todos somos originados de
la misma acción, participantes de la misma naturaleza
y colaboradores en la misma esperanza; y aunque las
distinciones entre los hombres son necesarias para
preservar el respeto, sin embargo, la eminencia de la
situación no debe hacernos olvidar que somos Her-
manos; porque el que está situado en la parte más baja
de la rueda de la fortuna tiene el mismo derecho a
nuestro respeto; como vendrá el tiempo, y el más sa-
bio de nosotros no sabe cuándo terminarán todas las
distinciones, salvo las de bondad y virtud, y la Muer-
te, el gran nivelador de toda grandeza humana, nos
reducirá al mismo estado. ...
El nivel enseña la igualdad.

Al pasar del grado de Aprendiz al de Compañero, Wallis ten-


dría primero que reconocer el poder de otro símbolo. El ritual es
el siguiente:
Además, Wallis habría reconocido tanto el nivel como la ro-
tación de la cuarta parte de un círculo. La combinación de estos
símbolos le dio una gran visión. Sir Isaac Newton, quien descu-
brió la ley de la gravedad, se inspiró en Wallis para pensar en el
razonamiento simbólico.
Después de que Newton conoció a Wallis, se interesó espe-
cialmente en el Templo de Salomón; de hecho, escribió más notas
inéditas sobre ese edificio que sobre matemáticas o ciencias. El
Templo de Salomón es un objeto de especial interés para los ma-
sones por su uso para enseñar y sensibilizar a los hermanos sobre
el significado oculto de los símbolos y el poder de los edificios
como análogos del carácter humano.

El trabajo de Newton sobre ecuaciones extendió el uso del


signo igual de Wallis, publicado en un libro llamado Arithmetica
Universalis (Aritmética Universal) en 1707. Unos 15 años antes,
Newton había escrito varias cartas a Wallis con sus ideas sobre
una nueva forma de representación simbólica. Que se convirtió en
su obra más grande sobre la realidad de la naturaleza. El método
se conoce como el cálculo. Combina el sistema de visualización
pictórica de Euclides con la representación de Wallis de las canti-
dades físicas como símbolos algebraicos.
Newton utilizó la idea masónica de dios como el Gran Geóme-
tra del Universo para unir el sistema de símbolos gráficos de Eu-
clides junto con el análi-
sis matemático hecho
posible por los símbolos
algebraicos. Publicó su
trabajo en 1687 como
Philosophiae Naturalis
Principia Mathematica
(Principios matemáticos
de la filosofía natural).
Los Principia fueron un
paso histórico hacia una
comprensión moderna del
universo. Según la Enci-
clopedia de Filosofía de
Stanford, “Ningún trabajo fue más importante en el desarrollo de
la física y la astronomía modernas que los Principia de Newton”.
La comprensión de Newton se había derivado en gran parte de
su exposición al simbolismo masónico. El poder innato de estos
símbolos se ve en la forma en que el conocimiento masónico
afectó el pensamiento de los demás cuando Newton lo compartió.
Si bien la disputa entre el filósofo alemán Gottfried Leibniz e
Isaac Newton sobre quién descubrió el cálculo por primera vez es
bien conocida, lo que es menos conocido es que tanto Newton
como Leibniz estuvieron expuestos a la misma enseñanza simbó-
lica de los masones de la Royal Society: Newton a través de su
asociaciones con Wallis y Oughtred y sus lecturas del astrólogo
William Lilly y Leibniz a través de una larga correspondencia con
el Hno. Sir Robert Moray. La combinación simbólica única de
visión geométrica y análisis algebraico que es el cálculo apareció
simultáneamente a estos dos hombres como si se hubiera formado
completamente en otro lugar y solo estuviera esperando una opor-
tunidad para darse a conocer.
Perspectiva platónica de los símbolos de la masonería
La enseñanza masónica ofrece una forma de acceder a un reino
mental donde los símbolos
están eternamente presen-
tes. Incluso algunos físi-
cos se refieren a este reino
como el “cielo platónico”,
derivado de la filosofía de
Platón de las formas per-
fectas. Sir Roger Penrose,
el físico británico mo-
derno y un platónico cien-
tífico comprometido, dice:
“El punto de vista platóni-
co es inmensamente valio-
so. Nos dice que tengamos
cuidado de distinguir las
entidades matemáticas
precisas de las aproximaciones que vemos a nuestro alrededor en
el mundo de las cosas físicas”.
La idea platónica de los símbolos eternos y perfectos subyace
al método científico moderno de responder preguntas sobre la
realidad. Da lugar al término “re–búsqueda”. Un científico realiza
una investigación repitiendo una búsqueda, como cualquier indi-
viduo, para descubrir una verdad sobre la naturaleza de la realidad
que está abierta a cualquier persona dispuesta a acceder a los sím-
bolos platónicos.
La Segunda Guerra Mundial proporciona un ejemplo sorpren-
dente de la idea masónica sobre el poder de los símbolos. Leo
Szilard, Albert Einstein y Niels Bohr, todos los físicos que traba-
jaban para los Aliados, se dieron cuenta de que existía un arma de
inmenso poder destructivo en el ámbito de la verdad platónica
simbólica. Mientras observaban la situación, un arma aterradora
lo suficientemente poderosa para ganar la guerra estaba esperando
que el primer buscador audaz se acercara y la adquiriera. El éxito
podría venir de cualquiera de las partes, ya que los científicos
alemanes también habían llevado a cabo trabajos básicos sobre
energía nuclear. Había un gran temor de que esta temible arma
estuviera sin protección, por así decirlo, en el cielo de los símbo-
los platónicos que esperan ser accedidos y puestos en uso.
En agosto de 1939, Szilard y Einstein enviaron una carta al
presidente Franklin Roosevelt instándole a dedicar el talento cien-
tífico y los recursos de la nación a la búsqueda de la bomba ató-
mica. Las consecuencias de que Hitler llegara primero, advirtie-
ron, serían catastróficas. Roosevelt, él mismo masón, tomó en
serio su advertencia y lanzó el Proyecto Manhattan. El resto es
historia.

La forma de enseñar de la masonería es exhibir un símbolo


como parte de la decoración de la logia, usándolo como una in-
signia o un símbolo, o dibujándolo en un Tablero de Rastreo.
Cuando a un masón menor se le muestra el símbolo, se hacen
declaraciones rituales al respecto que ayudan al hermano a com-
prender su propósito y sensibilizarse a su poder emocional. La
inspiración ritual, sensibiliza aún más a cada candidato en el po-
der del símbolo, se compromete a la memoria y se recita de me-
moria. Con la introducción de cada símbolo a un nuevo Francma-
són, se hacen una serie de declaraciones rituales poéticas sobre su
propósito y función, enseñando al Hermano cómo aplicar la im-
portancia emocional del símbolo a su propia alma. La descripción
del ritual se memoriza y se repite mientras el hermano mira la
imagen.
En general, el método masónico ha demostrado ser una forma
poderosa de aprender sobre los símbolos.
FRANCMASONERÍA Y RELIGIÓN

L A FRANCMASONERÍA NO ES UNA RELIGIÓN. Más


bien, es una filosofía tolerante que acoge a las personas de
cualquier creencia religiosa. Les ayuda a compartir las
cosas que tienen en común en lugar de discutir sobre sus diferen-
cias. Para evitar disputas sectarias, prohíbe hablar de política y
religión en sus logias. Enseña un lenguaje neutral para explorar
las sensibilidades espirituales que son comunes a todas las tradi-
ciones religiosas, usando términos tales como el Gran Arquitecto
del Universo y el Gran Geómetra del Universo. Sus rituales de
instrucción espiritual son compatibles con los sistemas de creen-
cias de cualquier religión, mientras que también son consistentes
con la cosmovisión racional de la ciencia.
Para unirse a la masonería, una persona debe expresar la
creencia de que hay algún orden que sustenta el comportamiento
del universo. Si está interesado en unirse a una logia, asegúrese de
aceptar esta visión. La masonería es un camino espiritual para
ayudar a las personas a unirse con otros seres humanos que pien-
san que la vida tiene algún tipo de propósito. Si crees que la vida
no tiene ningún propósito, entonces la Francmasonería no tiene
nada que ofrecerte, y tú no tienes nada que ofrecer.
Los seguidores de las principa-
les religiones mundiales atribuyen
la fuente de orden en el universo a
sus respectivos dioses, pero cada
físico cree en ciertas y seguras
leyes que determinan la base de la
realidad. Difícilmente se puede
llegar a ser un físico sin creer que
hay leyes básicas que se pueden
encontrar. Esta fe es tan poderosa
y tiene un sentido de propósito tan
grande como el que posee el seguidor de cualquier religión.

Tu ser supremo
Las enseñanzas de la masonería pueden proporcionar un punto
focal para las personas que creen en alguna forma de orden su-
premo pero no están activas en ninguna fe en particular. Pueden
verlo como un sustituto de la religión organizada, ya que propor-
ciona valores espirituales sin la obligación de suscribirse a un
sistema de creencias completo. Es tolerante de una manera que la
mayoría de las religiones no lo son, y sus enseñanzas simbólicas
están abiertas a una variedad de interpretaciones que abarcan a
personas de todas las creencias. Les permite tomar lo que necesi-
tan del sistema y así aprender más sobre sí mismos y cómo satis-
facer sus necesidades espirituales.
Soy un físico que fue educado en la tradición presbiteriana.
Fue solo cuando pedí por primera vez que me uniera a una logia
que tuve que pensar mucho en lo que creía. Mi garante en la ma-
sonería me llevó a un lado cuando estaba a punto de entregarle mi
formulario de solicitud.
Ese fue el momento en que tuve que examinar mis creencias
científicas. Debido a que la pregunta parecía ambigua, terminé
haciendo una investigación considerable para decidir cómo res-
ponder. Comencé mirando los significados de las palabras usadas.
Según el Diccionario Conciso de Oxford, “ser” se define co-
mo: existencia, la naturaleza o esencia de un ser humano, cual-
quier cosa que exista o se imagine.
“Supremo” se define como: el más alto en autoridad, el más
grande, el más importante, que involucra la muerte, una rica sal-
sa de crema, un plato en esta salsa.
Por lo tanto, aunque el término “Ser Supremo” a menudo se
toma como un sinónimo de Dios, el diccionario sugiere posibili-
dades más amplias. Por ejemplo, una per-
sona podría unirse legítimamente a los
masones si él o ella creen en una deidad
que, aunque limitada en poder, está hecha
de una rica salsa de crema. (Llamemos a
este hipotético Ser Supremo el “dios de las
natillas”.) Cuando me di cuenta por prime-
ra vez de la posibilidad de esta definición,
me pregunté si esta podría ser la razón por
la que la Francmasonería a veces se llama “el belly club”– la co-
nocida serie de dibujos del siglo XVIII de Hogarth que muestra al
Francmasón con una barriga distendida aún acecha las Juntas Fes-
tivas. Pero un dios de la crema es simplemente demasiado tonto o
demasiado extraño para que lo acepte un científico serio. Afortu-
nadamente, la frase “ser supremo” también puede significar la
mayor naturaleza o esencia de la existencia que se puede imagi-
nar, que entiendo que son las Leyes de la Física.
Como físico, acepto completamente el concepto de Ser Supre-
mo presentado en 1725 por Sir Isaac Newton en Principia Mat-
hematica:

El sistema más hermoso del sol, los planetas y los


cometas, solo podía proceder del consejo y dominio
de un ser inteligente y poderoso. Y si las estrellas
fijas son los centros de sistemas similares, estos,
formados por el sabio consejo, deben estar
sujetos al dominio de Uno; especialmente
porque la luz de las estrellas fijas es de la
misma naturaleza que la luz del sol, y desde
cada sistema la luz pasa a todos los demás
sistemas; y para que los sistemas de estrellas
fijas no caigan uno sobre el otro por su gra-
vedad, ha colocado esos sistemas a distancias
inmensas entre sí. El Ser Supremo es eterno, infinito,
absolutamente perfecto, omnipotente y omnisciente.
Lo conocemos solo por sus artefactos más sabios y
excelentes y por sus causas finales.

Cuando le mostré esta definición de Ser Supremo a mi propo-


nente, su respuesta me sorprendió.
Luego repitió algo que luego supe que era una pieza del ritual
masónico:

Nadie obedece verdaderamente la ley masónica que sim-


plemente tolera a aquellos cuyas opiniones religiosas se
oponen a las suyas. Las opiniones de cada uno son su
propiedad privada, y los derechos de todas las personas a
mantener la suya son perfectamente iguales. Simplemen-
te tolerar, soportar una opinión opuesta, es asumir que es
herético y hacer valer el derecho a perseguir, si lo hace-
mos, y reclamar nuestra tolerancia como un mérito. El
credo del masón va más allá de eso; nadie tiene ningún
derecho, de ninguna manera, a interferir con la creencia
religiosa de otro. Sostiene que todos son absolutamente
soberanos en cuanto a su propia creencia, y que la creen-
cia es un asunto absolutamente extraño para todos los
que no tienen la misma creencia; y que si hay algún dere-
cho de persecución, será en todos los casos un derecho
mutuo, porque cualquier parte solo tiene el mismo dere-
cho que cualquier otra de sentarse como juez en su pro-
pio caso, no sobre el de otra persona.
Aquí hay una declaración de tolerancia suprema. Solo se re-
quiere que el individuo que solicita ser miembro de la Francma-
sonería busque comprender su propio lugar en el mayor sistema
del Universo. Y si el propósito de la religión es ayudar a los dis-
cípulos a comprender su lugar en el Cosmos, la ciencia tiene el
mismo objetivo. En 1949, Albert Einstein escribió:

Difícilmente encontrarás una entre las mentes cien-


tíficas más profundas sin un peculiar sentimiento
religioso propio. Pero es diferente de la religión
del hombre ingenuo. Para este último, Dios es un
ser de cuyo cuidado uno espera beneficiarse y cuyo
castigo teme; una sublimación de un sentimiento
similar al de un niño por su padre, un ser al que
UNO uno se refiere en cierta medida en una rela-
ción personal, por muy profunda que pue-
da estar teñida de asombro. Pero el cientí-
fico está poseído por el sentido de la cau-
salidad universal. El futuro, para él, es ca-
da pizca tan necesario y determinado co-
mo el pasado. No hay nada divino sobre
la moralidad, es un asunto puramente hu-
namano. Su sentimiento religioso toma la
forma de un arrebato de asombro por la
armonía de la ley natural, que revela una
inteligencia de tal superioridad que, com-
parada con ella, todo el pensamiento y el
hecho sistemático de los seres humanos es
una reflexión absolutamente insignifican-
te. Este sentimiento es el principio rector de su
vida y trabajo, en la medida en que logra mante-
nerse a sí mismo de las ataduras del deseo egoísta.
Es indiscutible que es muy parecido a eso.
Que ha poseído los genios religiosos de todas
las edades.
Tal vez sea un científi-
co (o pensador científi-
co) que se siente atraí-
do por la comunión y la
espiritualidad tolerante
de la Orden, pero le
preocupa que pueda ser
rechazado porque no es
un feligrés o miembro
formal de una fe reli-
giosa en particular. Si
es así, aquí hay defini-
ciones de “ser supre-
mo” de dos de los su-
mos sacerdotes de la
ciencia cosmológica.
Ambas definiciones
son profundamente conmovedoras e inspiradoras; cualquiera de
los dos le permitirá responder honestamente y de forma afirmati-
va la pregunta de que se formulan todos los posibles masones.
Einstein: “La armonía de la ley natural, que revela una inteli-
gencia de tal superioridad que, comparada con ella, todo el pen-
samiento y el acto sistemático de los seres humanos es una refle-
xión absolutamente insignificante”.
Newton: “La idea más sabia y excelente de las cosas y las
causas finales”.

LA PREGUNTA DE LA MASONERÍA sobre la creencia en


un ser supremo les pide a los Candidatos que consideren si su
conocimiento del universo se ha desarrollado hasta tal punto que
comprenden que todas las cosas son una, que todas están conecta-
das y que la existencia tiene un propósito.
Stephen Hawking, uno de los científicos más prominentes de
la era moderna, adopta la metáfora de dios (o Ser Supremo) para
explicar su creencia en la regla de orden que subyace en la evolu-
ción de la vida.
[Si] descubrimos una teoría com-
pleta, con el tiempo debería ser
comprensible en principio general
para todos, no solo para unos po-
cos científicos. Entonces todos,
filósofos, científicos y personas
comunes podrán participar en la
discusión de por qué es que noso-
tros y el universo existimos. Si
encontramos la respuesta a eso,
sería el triunfo final de la razón
humana, porque entonces conoce-
ríamos la mente de Dios.

De manera similar, Albert Einstein dijo esto sobre la religión y


la ciencia en 1930:

Común a todas las religiones es el carácter


antropomórfico de su concepción de Dios. En
general, solo los individuos con dotes excepcio-
nales, y las comunidades excepcionalmente inte-
ligentes, se elevan considerablemente
por encima de este nivel. Pero hay una
tercera etapa de la experiencia religiosa
que pertenece a todos ellos, aunque rara
vez se encuentra en forma pura. Yo lo
llamo sentimiento religioso cósmico. El
individuo siente la futilidad del deseo y
los objetivos humanos, y la sublimidad y
el maravilloso orden que se revelan tanto
en la naturaleza como en el mundo del
pensamiento. La existencia individual lo impre-
siona como una especie de prisión, y él quiere
experimentar el universo como un todo único y
significativo.
Y luego planteó el siguiente desafío:

¿Cómo se puede comunicar el sentimiento religioso


cósmico de una persona a otra, si puede dar lugar a una
noción definida de un Dios y no de una teología? Des-
de mi punto de vista, la función más importante del
arte y la ciencia es despertar este sentimiento y mante-
nerlo vivo en aquellos que lo reciben. En esta era mate-
rialista nuestra, los trabajadores científicos serios son
las únicas personas profundamente religiosas.

Einstein no era masón, pero en estas observaciones resumió


una de las intenciones clave de la Orden: despertar en sus herma-
nos el amor y el hambre por la Verdad.

La filosofía de
la masonería
Al obligar a los posibles miembros a
definir sus propias creencias, la maso-
nería ofrece su primera lección. Alien-
ta a las personas a enfrentarse a sus
ideas sobre el propósito del universo.
Los informes de la experiencia per-
sonal de la presencia de un dios están
en el centro de toda la fe religiosa.
Michael Persinger, un psicólogo de la
Universidad Laurentian en Ontario,
dijo lo siguiente acerca de esa expe-
riencia directa de Dios:
Los informes de relaciones significativas y profundas con
dioses, como Alá, Jehová, Yahvé o incluso el Gran Conjun-
to Cósmico, son extraordinariamente frecuentes. Un breve
episodio de la Experiencia de Dios puede cambiar la vida de
un individuo. Cuando se inserta dentro de las reglas de la
cultura humana, una colección de estas experiencias puede
formar el núcleo dinámico de un movimiento religioso.

Al tener una experiencia con Dios, el sujeto siente que su ego se


une con todo el espacio–tiempo (que puede llamarse Yahvé, Alá,
Dios, Conciencia Cósmica o alguna otra etiqueta idiosincrásica,
como Gran Arquitecto del Universo). Según Persinger, las perso-
nas que tienen estos incidentes generalmente los describen como
“estados espiritualmente místicos” o “experiencias cumbre”.
Hay una línea de masonería que investi-
ga esta experiencia común en el núcleo de
tantas religiones diferentes y trata de en-
tenderla. El escritor masónico más impor-
tante en este tema es Walter Leslie.
Wilmshurst. Escribió un libro llamado El
Significado de la Masonería (1922), en el
que explicó sus ideas sobre este estado de
ánimo con más detalle. Lo llamó “con-
ciencia cósmica” y la definió como “una
visión interna que trasciende un punto de
vista repercute el contacto, y una con-
ciencia en la que el contraste entre el ego
y el mundo externo y la distinción entre
sujeto y objeto desaparecen”.
La masonería ha desarrollado una
forma de transmitir esta visión espiritual, que Einstein llamó “la
tercera etapa de la experiencia religiosa”. Lo hace al permitir que
los hermanos accedan a los modos de lo trascendental a través del
mito, el ritual y el simbolismo. Para los científicos, la masonería
brinda la oportunidad de discutir y disfrutar de experiencias espi-
rituales sin tener que comprometer las creencias científicas.
La religión aborda muchos asuntos, como el nacimiento, la
muerte y el matrimonio, que la ciencia y la masonería no hacen.
La masonería ha evolucionado para reunir a personas de cualquier
sistema de creencias para compartir lo que tienen en común, pero
nunca ha tenido ambiciones de convertirse en una religión por
derecho propio. De hecho, hace hincapié en que la creencia reli-
giosa es una cuestión de conciencia individual para cada miem-
bro. No implica ninguna doctrina de creencia, y todo lo que les
pide a los seguidores es que crean en una fuente de orden en el
Universo y que quieran tratar de entenderla.
Las únicas personas que excluye son los ateos, ya que ya han
decidido que no hay ningún propósito que buscar. La masonería
no puede ofrecerles nada, ya que proporciona un foro para ayudar
a sus hermanos a unirse para buscar su propia Verdad sobre el
significado de la vida. Permite a cada hermano compartir lo que
ha encontrado con personas de diferentes creencias religiosas,
para que todos puedan aprender unos de otros.
A lo largo de los siglos, la Orden ha evolucionado y refinado
sus formas rituales para ayudar a los seguidores a encontrar sus
propias respuestas a estas grandes preguntas. Puede ser que la
Verdad absoluta no se pueda expresar en el lenguaje y solo se
pueda revelar a través de una ceremonia de Iniciación, que es lo
que ofrece la masonería.

Iniciación
El noruego, antropólogo y
etnógrafo Fredrik Barth, que
estudió los ritos de paso de la
infancia a la virilidad en Nue-
va Guinea, dijo que el cono-
cimiento secreto de la inicia-
ción es paradójico. En mu-
chos rituales, informó, a los
candidatos se les enseña que
el secreto de la iniciación es
precisamente que no hay secreto. Alternativamente, se les puede
decir que no se les dará el secreto hasta que alcancen una etapa
adicional de iniciación. De esta manera, los rituales promueven la
idea de que el conocimiento es intrínsecamente ambiguo y peli-
groso.
Este es el patrón que sigue la masonería. Una vez que el Can-
didato recibe los secretos de un Maestro Masón, se le dice que la
Masonería y la Religión no son los secretos “reales” porque esos
se han perdido y la búsqueda de los verdaderos secretos del yo
debe continuar.
Los rituales en general producen sus efectos en formas que
pueden no ser comprendidas por quienes los llevan a cabo. Asi-
mismo, los rituales masónicos tienen un sabor trascendente. Para
los hermanos que participan en ellos, el ritual activa fuerzas mis-
teriosas que se pueden sentir pero no describir.
Existe una ambigüedad mística en el sentido de que no se pue-
den realizar seriamente sin suponer que una serie de acciones
prescritas tendrán un cierto resultado, mientras que también se
siente que estas acciones no pueden explicar el resultado.
Pero cuando un grupo de personas realiza rituales juntos, agudiza
su percepción de que son una compañía con límites claramente mar-
cados. El Tejador (Tyler el término masónico para la Guardia Exte-
rior), parado en la puerta de la logia con la espada en la mano, marca
un límite claro entre los masones y los profanos.

AL FINAL, la masonería, la reli-


gión y la física tratan del mismo
gran tema, el significado de la
vida, y buscan los mismos obje-
tivos, una comprensión de la
verdadera naturaleza de la reali-
dad. Sin embargo, sus enfoques
son marcadamente diferentes. El
propósito de la masonería es
ayudar a los miembros a cono-
cerse a sí mismos y descubrir cómo se relacionan con la sociedad
y el universo en general. En palabras de W. L. Wilmshurst, “la
masonería no es no religiosa, sino supersectaria, y está dirigida a
secretos y misterios del ser con los que la religión popular no
trata. Es ontológico y filosófico, no teológico”.
La ciencia pregunta: “¿Qué pasará si hago esto?” Sin juzgar la
moralidad de la acción.
La religión pregunta: “¿Debo hacer esto?” Sin tener una idea
de la practicidad de lo que se debe hacer.
La masonería pregunta: “¿Qué puedo aprender de mí mismo y
de mi mundo a partir de esto?”, Ayudando a las personas a enten-
derse a sí mismas.

EN ÚLTIMA INSTANCIA,
UNA VISIÓN CIENTÍFICA de la
creación provoca una sensación
de profundo temor y misterio, ya
sea en la vasta extensión del Uni-
verso o en el detalle del zoológico
subatómico donde se esconden los
quarks y los bosones. En cada
extremo de la escala, la ciencia se
disuelve en una profunda incerti-
dumbre. Para alguien entrenado
en esta perspectiva, es difícil
aceptar la idea de que todo ha sido
arreglado por un dios personal
simplemente para que Él pueda
presidir la lucha de la humanidad
con el bien y el mal. Las Leyes del Gran Arquitecto deben tener
un interés mucho más amplio que las faltas humanas para haber
producido una creación tan maravillosa. Si los puntos de vista
éticos y morales de una persona
se basan en la religión, los co-
nocimientos perturbadores de la
ciencia plantean enormes pro-
blemas. Aquí es donde la ma-
sonería ofrece un camino a se-
guir.
Para convertirse en masón,
debe expresar su creencia en la
existencia de una orden en el
centro de la creación. Esto se
expresa metafóricamente como
una creencia en el Ser Supremo,
cuya naturaleza no se cuestiona
sino que se deja a su propia
conciencia. La masonería deja al individuo en libertad de creer en
las leyes inmutables pero estadísticamente inciertas que gobiernan
las interacciones de las partículas subatómicas sin atribuir caracte-
rísticas humanas al Gran Arquitecto del Universo.

Aquí radica la verdad en la afirmación de que la masonería es


“un sistema peculiar de moralidad”. Es peculiar en el sentido de
ser singular y único. Enseña ética y propósito sin insistir en la
necesidad de aceptar conceptos metafísicos particulares.
Al mismo tiempo, incluso los beneficios físicos de practicar ri-
tuales espirituales son reales: baja presión arterial, disminución de
la frecuencia cardíaca, menor frecuencia de respiración, reducción
de los niveles de cortisol y un impulso al sistema inmunológico.
Como dijo Persinger, la práctica espiritual es útil siempre que el
fanatismo religioso no supere sus beneficios. La masonería es el
único sistema espiritual que ha evolucionado lejos del riesgo de la
intolerancia religiosa. Te enseña a experimentar la unidad con la
creación, pero no te dice qué creencias religiosas debes tener;
todo lo que pide es que aceptes la idea de que hay un sentido de
orden en el universo. Está tan abierto al científico como a la mís-
tica religiosa. Y les da a ambos un sistema simbólico compartido
que les permite hablar sobre el espíritu humano y el universo físi-
co sin ofender a los sistemas de creencias de los demás. Como W.
L. Wilmshurst lo dijo,

La masonería no es una sociedad secular. Es una casa


del espíritu. Se debe vivir tanto en el espíritu como en
el ritual. Nosotros, quienes lo vivimos, sabemos que
la ley sagrada de la vida misma, como nuestras cere-
monias que son imágenes dramatizadas de esa vida,
nos somete a pruebas repetidas.

Aquellos que no pasan las pruebas


siguen autoinhibidos de avanzar
hacia un conocimiento más am-
plio y una experiencia más pro-
funda de lo que está velado en el
centro de la alegoría masónica.

El simbolismo y el mito de la masone-


ría se basan en muchas fuentes: el judaís-
mo enoquiano, los primeros gremios de
artesanía europea, los constructores egip-
cios, los comerciantes fenicios y los cons-
tructores de templos nórdicos.
Sus mitos se han perfeccionado durante
miles de años para nutrir el espíritu hu-
mano. El propósito de la masonería es
ayudar a las personas a aprender a vivir
cómodamente en equilibrio con la cruda
realidad del cosmos. Es una herencia de la enseñanza espiritual
antigua, y cada generación la mantiene en confianza para que la
transmita a sus hijos e hijas.
Hay un rango de respuestas espirituales que se encuentran en
el ritual compartido. La masonería tiene muchos tipos de aloja-
mientos: aquellos que comparten un interés en la exploración, por
ejemplo, o la radioafición, o Internet. En tales logias de interés
compartido, los miembros reciben la elevación espiritual del ritual
masónico y continúan para discutir sus pasatiempos en los proce-
dimientos posteriores. Los pasatiempos compartidos, sin embar-
go, no son suficientes por sí mismos para sostener a un masón.
Los miembros necesitan el camino espiritual que ofrece el ritual,
sin importar cómo elijan seguirlo.
La fuerza y el valor de una logia se basa en la calidad de la vi-
da comunitaria de sus miembros. Depende de su cooperación uni-
da y consistente hacia un ideal común. Y, sin embargo, a pesar de
que su éxito este basado en la capacidad de formar lazos fraterna-
les y la conciencia grupal, la masonería se adapta a las personas
que viven en el mundo real y desempeñan tareas domésticas y
seculares. No es una orden cerrada; no llama a los miembros a
seguir ningún conjunto uniforme de reglas, sino que les permite
vivir sus vidas a su manera. En resumen, la masonería ayuda a los
miembros a aprender a armonizar sus vidas externas e internas, y
lo hace de tres maneras específicas:
1. Enfatizando la constante obediencia a la ley moral.
2. Exigir el “progreso diario en la ciencia masónica” si-
guiendo alguna forma de estudio útil, reflexión o
práctica meditativa (según el gusto y el temperamen-
to personales).
3. Proporcionar el simbolismo de las herramientas de tra-
bajo y los tapetes de rastreo para la reflexión y la refle-
xión diaria.
Wilmshurst decía:

|A lo largo de los años, el aspirante a la Inicia-


ción ha considerado esencial pasar por debajo
de la enseñanza personal de un maestro exper-
to que conoce el camino y puede brindarle
ayuda adecuada para sus necesidades
personales. Por lo tanto, la Orden,
siguiendo este método tradicional,
declara que todo nuevo Aprendiz
encontrará un Maestro y de él
obtendrá instrucción.

Si los miembros de una logia


quieren crecer espiritualmente,
es importante que cooperen con
todos los demás Hermanos en un
esfuerzo por realizar la logia como
una unidad orgánica de mentes.
El ritual debe levantar el espíritu y
refrescar al individuo para enfrentar
el mundo exterior. Las penas antiguas
pero no exigibles no solo vinculan a los
miembros con un pasado más brutal; enfocan
la mente en la realidad de la existencia y advierten que el progre-
so implica riesgo y esfuerzo. El uso de rituales, que son poderosas
herramientas emocionales, no debe restringirse simplemente para
satisfacer los temores supersticiosos de las personas que tienen
agendas hostiles e intolerantes para promover.
La libertad de creencias
Los masones tienen tanto derecho
natural a practicar sus formas espiri-
tuales como los miembros de cual-
quier religión, y debemos insistir en
esa libertad de creencia. Recuerde
las palabras, escritas por los Maso-
nes Americanos, en la Declaración
de Independencia: “Consideramos
que estas verdades son evidentes,
que todos los hombres son creados
iguales, que están dotados por su
Creador de ciertos derechos inalie-
nables que entre estos se encuentran
la Vida, La libertad y la búsqueda
de la felicidad.
“Para garantizar estos derechos,
los gobiernos se instituyen entre los hombres, derivando sus jus-
tos poderes del consentimiento de los gobernados”.
La masonería es una antigua ciencia de la mente que puede
impulsar la ambición y los logros humanos. Puede ofrecer gran-
des ideas que no entren en conflicto con la ciencia moderna.
Es útil recordar que desde la época de Enrique VIII, los monarcas de
Inglaterra siempre han sido los jefes de la Iglesia de Inglaterra (a
excepción de un breve período durante la Guerra Civil Inglesa,
cuando Inglaterra se convirtió en una
república y el arzobispo de Canter-
bury asumió el cargo). Como líderes
temporales y espirituales, muchos de
los reyes también han sido masones,
comenzando con Jacobo I (Jacobo VI
de Escocia y patrocinador de la tra-
ducción inglesa de la biblia conocida
como la Biblia del Rey Jaime), quien
trajo a la Francmasonería a Inglaterra
desde Escocia para tener éxito. La
reina Isabel I en el trono en 1603. Este
fue el momento en el que se juntaron
las coronas de Escocia e Inglaterra,
aunque pasó un tiempo antes de que
se combinaran los dos parlamentos.
Recientemente en 1952, tanto el
Rey Jorge VI, jefe de la Iglesia de
Inglaterra y Defensor de la Fe, como
el Arzobispo de Canterbury, Geoffrey
Fisher, fueron masones principales
en la Gran Logia de los Estados
Unidos. Ambos hombres descu-
brieron, al igual que muchos otros
hermanos, que la masonería es una
filosofía que busca aprender de
todas las creencias acerca de la
naturaleza de la verdad, y no es de
ninguna manera una religión en sí
misma. Es compatible con la reli-
gión y sigue siendo firmemente
tolerante y protector de las creen-
cias individuales de cada masón.
Proporciona un foro y un lenguaje neutral compartido para dis-
cutir lo que comparten todos los buscadores de la Verdad. Y ha
creado formas de evitar el conflicto que puede surgir de la discu-
sión de la religión y la política. Traducido a términos familiares,
la filosofía de la masonería es ayudar a los miembros a reconocer
la condición trascendental de la conciencia que existe dentro de
cada persona, pero no busca imponer ninguna doctrina religiosa
en particular sobre lo que los masones llaman “el conocimiento
del Centro”.
James I fue el primer rey después de Enrique VII, más de un
siglo antes, en servir como jefe de la Iglesia de Inglaterra, mien-
tras que tenía el derecho de asistir a la Asamblea General de la
Iglesia Presbiteriana. También fue escocés y masón. Lo siguiente
que veremos, por lo tanto, es la historia escocesa temprana de la
masonería.
RAÍCES ESCOCESAS

E
N UNA PEQUEÑA SALA MASÓNICA en una pequeña
ciudad a orillas del río Tey en Escocia cuelga una pintura
de un evento importante en la historia masónica: la ini-
ciación del Rey James VI de Escocia en 1601. La pintura
pertenece a la Logia de Scoon y Perth, en la ciudad de Perth. Si
observa la entrada de este logia en el Rollo de la Gran Logia de
Escocia, dice simplemente que la logia existió antes de 1658 pero
no tiene registros escritos anteriores.
En 1658, los hermanos de la logia decidieron escribir un con-
junto de reglas que explicaban cómo se iba a ejecutar. El docu–
mento se llama la Carta de la Logia. Está firmado por el Venera-
ble Maestro, J Roch, y sus dos guardianes, el Sr. Measone y el Sr.
Norie. Su carta es el primer registro escrito del evento representa-
do en la pintura que cuelga en la pared de la habitación del alber-
gue. Se lee de la siguiente manera:

En el reinado de su Majestad el Rey James el sexto, de Bendita


Memoria, quien, según dijo John Mylne, por el propio deseo del
rey, entró como hombre libre, masón y Compañero. Durante su
vida mantuvo lo mismo que cualquier miembro de la Logia de
Scoon, por lo que esta logia es la logia más famosa del reino.

El nombre de John Mylne fue impor-


tante en la historia tem prana de la maso-
nería, ya que tres generaciones de hom-
bres con el mismo nombre celebraron la
Maestría de la Logia de Scoon y Perth
entre finales de 1500 y 1658. En el último
año, James Roch se convirtió en el maes-
tro. Este es el hermano. “J Roch”, quien
firmó la carta que hablaba de la iniciación
de James VI como masón en 1601.
Quince años después de eso, John, el hijo del “dijo John Myl
ne” que inició el Rey James, talló una
estatua del rey en Edimburgo. En 1631,
John fue nombrado Maestro Masón para
el hijo del Rey James y heredero, Carlos
I; en 1636, John le pasó el título a su hijo
mayor, también llamado John Mylne.
Esta tercera generación, John Mylne, se
había convertido en miembro de la Logia
de Edimburgo en 1633. Más tarde, en
1641, tomó participó en una reunión masónica en Newcastle don-
de Sir Robert Moray se convirtió en el primer masón conocido
que se inició en suelo inglés. Los dos primeros masones más fa-
mosos, el Rey James VI de Escocia y Sir Robert Moray, ambos
fueron iniciados por la familia Mylne.
Quizás el H John Mylne le dijo aL H Sir Robert Moray
cómo su abuelo había iniciado a James VI. Después de la Guerra
Civil inglesa, con otros masones, Moray fundó la Royal Society,
que se convirtió en una de las sociedades científicas más impor-
tantes del mundo.

La respuesta es política, e involucra a un hombre llamado Wi-


lliam Schaw, quien el 21 de diciembre de 1583, se convirtió en
Maestro de Obras del Rey James.
Esta posición lo puso a cargo de la construcción y manteni-
miento de todos los bienes reales.

William Schaw y los estatutos de Schaw


Schaw claramente tenía habilidades diplomáticas y de cons-
trucción, ya que ayudó a entretener a los embajadores daneses que
intentaban negociar el regreso de las islas Orcadas y Shetland a
Dinamarca. Schaw se llevaba bien con los daneses, y James lo
envió a Dinamarca en 1589 para escoltar a su nueva novia, Ana
de Dinamarca, a Escocia. Schaw pasó a ser el chambelán de la
reina Ana y su cortesano favorito.
Su monumento en la catedral de Dunfermline dice lo siguiente:

La reina Ana ordenó que se erigiera


un monumento en memoria del
hombre más admirable y más recto
para que el recuerdo de su alto ca-
rácter, que merece ser honrado por
todos los tiempos, se desvanezca
mientras su cuerpo se desmorona.

Schaw se interesó activamente por los masones y sus logias


desde 1590 en adelante. Decidió organizar masón Craft bajo va-
rios guardias regionales, para asegurarse de que pagaran todos sus
impuestos y tarifas. También nombró un Gran Guardián para los
masones de Aberdeen, Banff y Kincarne, según consta en una
carta escrita bajo la autoridad del Sello Privado del rey a Patrick
Copland de Udoch (cerca de Aberdeen). Copland fue el primer
Gran Guardián en ser nombrado.
Ocho años después, Schaw decidió pedirle al rey que lo desig-
nara para un nuevo puesto, el General Warden de los masones de
Escocia. Para asegurarse de que fuera aceptado por los masones
secretos, Schaw convocó a una reunión de Maestros Masones de
Edimburgo, celebrada en la Fiesta de San Juan Evangelista en
1598. En la reunión, los Maestros Masones aprobaron su nom-
bramiento y emitieron un documento conocido como el Primer
Estatuto de Schaw.
Como maestro de obras del rey, Schaw ya era el agente encar-
gado del trono con respecto a todas las obras de construcción del
estado. Al convertirse en el General Warden of Masons, se propu-
so racionalizar ese estado de cosas. El Primer Estatuto de Schaw
contenía 22 cláusulas. El primero de
ellos requería que todos los masones

observar y guardar todas las buenas


ordenanzas establecidas anteriormente,
en relación con los privilegios de su
Oficio establecidos por sus predeceso-
res de buena memoria y que sean fieles
el uno al otro y vivan caritativamente
juntos como se convierten en herma-
nos jurados y compañeros del Arte.
Cada nuevo Maestro debe
aceptar todos estos Car-
gos antes de poder tomar
el control de una logia.
El resto de las 22 cláu-
sulas dictan cómo se de-
ben gobernar las logias y
cómo se debe gestionar el
trabajo de los albañiles.
Dos son particularmen-
te interesantes. Una de
ellas es la primera directi-
va de salud y seguridad
emitida para el sector de
la construcción:

Todos los Maestros, a cargo de las


obras, tengan cuidado de que sus andamios y escaleras estén se-
guramente colocados contiguos, en el sentido de que por su negli-
gencia y pereza, no se produzcan daños ni heridas a ninguna per-
sona que trabaje sobre ellos, bajo pena de despido de su trabajo
como Maestros responsable de cualquier trabajo, pero estarán
sujetos por el resto de sus días a trabajar bajo otro Maestro a car-
go del trabajo.

Esta era una disciplina severa para cualquier Maestro Masón


que no se preocupara de que sus trabajadores estuvieran debida-
mente asegurados cuando trabajaban en las alturas de una gran
catedral o una gran casa escocesa. Los inspectores de fábricas de
hoy no se pelearían con las intenciones y sanciones de esta legis-
lación masónica del siglo XVI.
El otro elemento interesante describe cómo se debe elegir al
Maestro de una Logia:
El Maestro será elegido cada año para tener el cargo so-
bre cada logia para que el Guardián General pueda enviar
instrucciones a ese Maestro elegido según lo necesite.

Había un sistema altamente democrático en funcionamiento medio


siglo antes de que la Guerra Civil inglesa abordara las mismas
cuestiones de responsabilidad democrática ante el rey de Inglaterra.

Tomó en cuenta las antiguas tradiciones de la orden y respetó sus


rituales, al tiempo que hizo una provisión adecuada para condicio-
nes de trabajo seguras y comentarios democráticos regulares de los
Maestros de las Logias.
Los estatutos fueron respaldados por todos los Maestros Maso-
nes que asistieron a la reunión de la Fiesta de San Juan en Edim-
burgo en 1598, según consta en su declaración final:
Y para cumplir y observar estas ordenanzas, estable-
cidas como se dijo aquí, el grupo de Maestros Maso-
nes aquí reunidos este día se une y se obliga a ser fie-
les. Y, por lo tanto, solicitó a dicho Alcaide General
que los firme con su propia mano, en el sentido de
que se puede enviar una copia auténtica del mismo a
cada logia dentro de este reino.

El Primer Estatuto de Schaw comenzó una importante tradición


masónica que se ha mantenido hasta nuestros días. Exhortó a todas
las logias a mantener registros escritos de sus reuniones, denomi-
nadas Actas. Antes de que una logia pueda hacer negocios, debe
leer y aprobar el Acta de su reunión anterior. Las Actas de logia
más antiguos conocidos hoy son los de la Capilla de Santa María
de Edimburgo, que comenzó a guardar libros de Actas inmediata-
mente después de la reunión de 1598 con Schaw.
El Primer Estatuto de Schaw
también nos dice mucho sobre
la masonería temprana.
Por eso sabemos que los
hermanos escoceses se reunie-
ron en logias; que estas logias
fueron gobernadas por Maes-
tros y Vigilantes (un Maestro
con un Primer Vigilantes y un
Segundo Vigilantes para apo-
yarlo); que había un sistema
de reuniones a un nivel supe-
rior al de la logia; que las lo-
gias estaban obligadas a man-
tener registros escritos de sus
actividades; y que tenían el
honor de observar las antiguas
tradiciones de su oficio.
Como todas estas prácticas
aún se siguen en la masonería moderna, a Schaw se le atribuye la
formalización del sistema actual de logias masónicas. Una logia
no es solo el edificio donde se encuentran los masones; También
es el cuerpo de individuos que componen ese grupo. Tiene sus
propias tradiciones, jerarquía y registros para demostrar lo que ha
decidido. Y es una unidad democráticamente heredada de una
época en que la democracia era casi desconocida en Europa.

De hecho, había una logia establecida en la costa oeste de Es-


cocia que no había sido consultada. Conocida hoy como Madre
Kilwinning, esta Logia se encuentra en la costa de Ayr, en los
terrenos de la Abadía de Kilwinning. El estado de Kilwinning una
vez había formado una parte de las tierras de la familia Sinclair, y
algunos de los masones dispersados de Roslin en el siglo XV pa-
recen haberse establecido en esta pequeña ciudad costera. Durante
algunos años antes, la logia Madre de Madres Kilwinning había
estado emitiendo cartas a otros grupos de masones para formar
nuevas logias, y reclamaba los derechos sobre la Orden masón en
Ayrshire.
El primer estatuto de Schaw no reconoció a Kilwinning en el
nuevo ranking masónico. Los masones de Kilwinning amenazaron
con oponerse, y Schaw tuvo que hacer algo para mantener su autori-
dad. Cuando, el General Warden de la orden, convocó a otra reunión
en el próximo Día de San Juan Evangelista, la Logia Madre Kilwin-
ning envió al H Archibald Barclay como su portavoz. Barclay
insistió en que deberían tener un papel en la nueva forma de gober-
nar la Orden, y Schaw decidió hacer un trato con ellos.
En 1599, en los festejos de San Juan, Schaw emitió un segundo
estatuto de Holyrood House. El nuevo documento confirmó las
declaraciones del Primer Estatuto, pero otorgó estatus formal a
Kilwinning Lodge.
Schaw confirmó que Kilwinning podría mantener su práctica
de elegir oficiales en la víspera del solsticio de invierno. Se le
asignó el rango de Segunda Logia de Escocia, y su Maestro y
Vigilantes tendrían el derecho de estar presentes en la elección de
todos los otros Vigilantes de Logias en Lanarkshire, Glasgow,
Ayr y Carrick. El Maestro de Kilwinning tendría el poder de con-
vocar y juzgar a todos los Maestros de logias dentro de esta área.
Esta autoridad fue delegada por el mismo Schaw, ahora confir-
mado como el todopoderoso General Warden de la Orden. Final-
mente, el Maestro y los Vigilantes de Kilwinning iban a realizar
pruebas periódicas de los masones dentro de su jurisdicción para
asegurarse de que estuvieran debidamente entrenados en lo que se
llamó “el arte y el oficio de la ciencia y del arte de la memoria”.

Por lo tanto, Schaw había establecido la masonería con una es-


tructura estable. Pero tenía ambiciones aún mayores para la nueva
organización. Quería que el rey se convirtiera en Gran Maestro de
la Orden, y quería una Carta Real que confiriera este estado a la
Orden para siempre. Hubo un problema Los masones no acepta-
rían a un no masón, o lo que llamaron cowan, como su Gran
Maestro. Si Schaw iba a hacer del Rey James el Gran Maestro
Masón, primero tendría que hacer del Rey un Masón.
Mientras tanto, en 1584, William Schaw había ayudado a su
amigo cercano Alexander Seton (más tarde conde de Dunfermli-
ne, miembro de la Logia Aberdeen) a diseñar una casa para Lord
Somerville. El maestro masón que Seton había empleado para
llevar a cabo el trabajo no era otro que John Mylne, quien en 1601
era Maestro de la Logia de Scoon y Perth.
La Logia de Seton estaba ubicado en el pueblo de Scoon (Sco-
ne de ortografía moderna), el antiguo sitio de coronación para los
reyes de Escocia. Los monarcas escoceses han sido coronados
tradicionalmente en Moot Hill, en los terrenos del Palacio Scone.
Schaw decidió que esta era una Logia apropiada para iniciar al
rey en la masonería. John Mylne estaba feliz de cooperar.
Una vez que el rey fue un Masón aceptado, Schaw tenía todo
en su lugar para instalar un Real Gran Maestro Masón para la
Orden. Una vez hecho eso, se podría emitir una Carta Real para
confirmar su propia autoridad como Lord General Warden de la
Orden. James VI, a quien le encantaban los rituales, las dramati-
zaciones de aficionados y los disfraces, de todos los relatos, se
deleitó en la ceremonia que lo inició en los antiguos misterios de
la Palabra Mason.
Pero los masones de Esco-
cia no querían que Schaw
tomara el control total de su
orden, y tuvieron la idea de
evitarlo. Afirmaron que ya
tenían un Gran Maestro, Wi-
lliam Sinclair, Laird de Roslin
(un descendiente directo del
hombre que había encargado
la Capilla Rosslyn en 1440).

William el Derrochador
William Schaw parecía estar a punto de obtener la sanción real
para controlar la Orden y tomar su parte de su capacidad de ganar.
También contó con el apoyo de la Madre Logia Kilwinning pa-
ra sus segundos estatutos. Pero tratar de usar a John Mylne y la
Logia de Scoon y Perth para obligar al rey a entrar en la Orden
como Gran Maestro Real iba demasiado lejos.
Cuando permitió que Kilwinning actuara como una Gran Lo-
gia menor, las otras logias se dieron cuenta de que Schaw podría
verse obligado a ajustar sus ideas.
Lograr que la Logia de Scoon y Perth iniciaran a James VI fue
el primer movimiento de Schaw para unir las Logias de Escocia
bajo la Gran Maestría del rey. Pero la consecuencia de adoptar la
Logia de Scoon y Perth como lo haría
su madre Logia, como dicen las actas
de la logia, “esta logia es la logia más
famosa del reino”. Esto habría socava-
do todos los intentos de posiciona-
miento se fue antes. Edimburgo se
había establecido como primera logia,
Kilwinning era oficialmente el número
dos, y la Logia de Stirling era la terce-
ra en antigüedad. Si la Logia de Scoon
y Perth se convirtieran en la Logia del
Gran Maestro Real, automáticamente
prevalecería sobre todas las demás. Por
lo tanto, al iniciar al rey, la Logia de Scoon y Perth estaba prepa-
rada para flanquear a todos los demás. John Mylne, el venerable
maestro correcto, se había posicionado para convertirse en el se-
gundo al mando de William Schaw.
Las logias en el este de Escocia (Edimburgo, St. Andrews,
Haddington, Acheson Haven y
Dunfermline) no estaban contentas
con esta perspectiva y presionaron
a Schaw para que reconociera a
otra supuesta autoridad antigua en
la masonería, William St Clair,
barón de Roslin.
William St. Clair, el tercer y úl-
timo conde de St. Clair Earl de
Orkney, el constructor de la capilla
Rosslyn, y la figura que los maso-
nes reclamaron como su patrón
hereditario, murió hace mucho
tiempo. Sus propiedades habían
sido divididas por la fuerza después de su fallido golpe de estado
en el siglo XV. La Baronía de Roslin había sido transferida a su
hijo Oliver, a través de él a otro William, y luego a un Edward
antes de adquirir el William Sinclair en particular que figura en
esta historia.
Este William siguió la fe católica ro-
mana, un hecho que no quiso a la Iglesia
presbiteriana en Escocia. A pesar de que
la capilla Rosslyn no estaba registrada
como parroquia, William había bautizado
a su hijo allí. Sobornó a un ministro local
para celebrar el servicio, pero esto fraca-
só cuando el clérigo fue obligado a hacer
una disculpa pública por los Ancianos de
la Parroquia de Dalkeith. Los Ancianos
acusaron a William de “guardar imágenes
y otros monumentos de idolatría en Ros-
lin”. Intentaron interrogarlo sobre el delito, pero ya había sido
encarcelado por amenazar al rey.
Los funcionarios esperaban cuando William fue liberado de
prisión. Insistieron en que
la Capilla Roslin no estaba
autorizada como lugar de
culto presbiteriano, aunque
los inquilinos de William
tenían servicios allí. Se le
dijo que obligara a sus
inquilinos a asistir a la
Iglesia Parroquial oficial y
que estableciera un buen
ejemplo al convertirse en
élder (anciano). William se
negó a tomar la oficina,
alegando que era “insufi-
ciente” para ella. Esta fue
una autoevaluación justa, ya que pronto fue atrapado “en flagran-
te” con una camarera local. William empeoró la situación al insis-
tir en que no podía recordar si todos los bastardos que había en-
gendrado fueron bautizados. Los indignados ancianos lo condena-
ron a servir penitencia pública en el taburete de arrepentimiento
(un asiento elevado en la parroquia utilizado para la humillación
ritual). William se negó a cooperar a menos que le dieran un par
de pintas de buen vino para ayudar a pasar el tiempo.
Para mantener la paz y evi-
tar que atacara a la gente, los
magistrados locales solían
obligar a William. Además de
peleas, era conocido por las
mujeres: los registros judicia-
les lo describen como “un
hombre lascivo, que mantuvo
a la hija de un molinero con
fines de fornicación”. Final-
mente dejó a su esposa y su hijo (también William) y se escapó a
Irlanda con una amante.
Este era el hombre que los masones del este de Escocia prefe-
rían como su Patrón, en lugar de que John Mylne y la Logia de
Scoon y Perth tengan prioridad sobre ellos. El terrateniente de
Roslin, a quien reclamaban como su Gran Maestro hereditario,
era conocido localmente como William el Derrochador. Preferir
esta reprobación al Rey James, ya que su líder muestra hasta qué
punto las logias más antiguas estaban preparadas para frustrar las
ambiciones de Mylne y su logia. La única forma de frustrar las
intenciones de la familia Mylne que Schaw había desatado era
apelar a la oración inicial del Primer Estatuto de Schaw:

que observen y guarden todas las buenas ordenanzas


establecidas antes con respecto a los privilegios de su
Arte por sus predecesores de buena memoria.

La Primera Carta de St Clair sigue esta línea con lo siguiente:

Que todos los hombres sepan que los diáconos, maes-


tros y hombres libres de los masones con el reino de
Escocia con el consentimiento expreso y el consenti-
miento de William Schaw, maestro de trabajo de
nuestro Señor Soberano, afirman que de una edad a
otra se ha observado Nos dice que los Lairds of Roslin
han sido Patrones y Protectores de uso y nuestros pri-
vilegios como nuestros predecesores los han obedeci-
do y reconocido como Patrones y Protectores.

Al final, Schaw no logró obtener una Carta Real para dirigir a


los masones porque las logias más antiguas insistieron en apegar-
se a una tradición vinculada a los Sinclairs de Roslin. El carácter
escandaloso del hombre a quien le dieron su lealtad sugiere que la
tradición debe haber sido bien conocida por ellos. Si no hubieran
sentido que todos los masones lo aceptarían, habrían tenido que
seguir el plan de Schaw y tomar a su Majestad el Rey James VI
como su nuevo Patrón Real. El hecho de que el rey se uniera a la
Orden animó a muchos de sus cortesanos a hacerlo también. Entre
ellos estaban Lord Alexander, Lord Hamilton y David Ramsay
(relojero del rey y caballero de la Cámara Privada), todos los cua-
les se unieron a la Logia de Edimburgo.
La muerte de Schaw en 1602
y el traslado del rey James a
Londres para tomar la corona de
Inglaterra, Irlanda y Gales, deja-
ron la masonería en Escocia en
un estado de confusión. Al rey
James le encantaba participar en
rituales en los que podía repre-
sentar el papel del rey Salomón.
(El Maestro de una Logia asume
tradicionalmente este papel du-
rante las ceremonias de apertura
y clausura). James no fue reser-
vado al respecto. Sir John Ha-
rrington, quien pasó una tarde
en la corte de James VI mientras
entretenía al Rey Cristiano de
Dinamarca en 1617, informó:

Después de la cena, las damas y caballeros de la corte


representaron a la Reina de Saba que venía al Templo
del Rey Salomón. La dama que tomó la parte de la
Reina de Saba estaba, sin embargo, demasiado borra-
cha para mantener el equilibrio en los escalones y ca-
yó al regazo del rey Cristiano, cubriéndolo con vino,
crema, gelatina, bebidas, pasteles, especias y otras co-
sas buenas que llevaba en sus manos.

James se obsesionó tanto con recrear los eventos que rodeaban


el Templo de Salomón que sus cortesanos comenzaron a llamarlo
el Solomon británico. También realizó ceremonias masónicas
regulares. William Preston, en su libro Ilustraciones de la maso-
nería (1772) informa:

En 1607, la primera piedra del Palacio de Whitehall


fue colocada por el Rey James y sus vigilantes, a los
que asistieron muchos hermanos, vestidos de forma.
La ceremonia se realizó con la mayor pompa y es-
plendor.
Puso de moda la masonería especulativa en la corte escocesa y
luego llevó los rituales de la masonería a Inglaterra.
El primer relato que tenemos de un Masón iniciado en suelo
inglés es sobre otro escocés, un soldado del rebelde Ejército de
Covenanter que marchó contra el rey Carlos I de Inglaterra duran-
te la Guerra Civil inglesa. Fue iniciado en la Logia de Edimburgo
por miembros militares de esa logia estacionados en Newcastle.

Sir Robert Moray


El primer masón iniciado fuera de Escocia
de quien tenemos un registro escrito es
Robert Moray. Nació el 10 de marzo de
1609 y estudió matemáticas e ingeniería
civil en la Universidad de St. Andrews
antes de unirse a la “Guardia Escocesa”
de Louis XIII, rey de Francia, en 1633.
Moray se convirtió en el favorito del car-
denal Richelieu, ministro de Louis por
Asuntos exteriores y el poder político de-
trás del trono francés. Richelieu reclutó a Moray como espía, y así
fue como llegó a estar en Newcastle con los Covenanters en 1638,
trabajando para los franceses.
Ese año, los escoceses se rebelaron contra Carlos I porque ha-
bía tratado de socavar el Kirk presbiteriano y reemplazarlo con la
Iglesia de Inglaterra. Richelieu, un católico romano, promovió a
Moray a teniente.
Coronel en la élite de la Guardia Escocesa de Louis y lo envió
a Escocia para ayudar a los rebeldes a crear problemas para Char-
les y la Iglesia de Inglaterra. Moray, un experto en fortificaciones
militares y logística, se convirtió en intendente general del ejérci-
to rebelde. Como tal, estaba a cargo de diseñar los campos y las
defensas del Ejército, para lo cual su conocimiento de las mate-
máticas y la topografía resultó extremadamente útil. Moray mar-
chó hacia el sur hacia Tyne con el ejército escocés y jugó su papel
en la derrota del conde de Stafford en la batalla de Newcastle.
Moray fue iniciado en la Logia de Edimburgo cuando los escoce-
ses sostuvieron esa ciudad, por el H John Mylne Este último era
el nieto de John Mylne, quien había iniciado al Rey James. Mylne
fue asistida en la ceremonia por H General Hamilton de los
Covenanters.
Los escoceses obligaron al rey Carlos a aceptar el gobierno de
la iglesia en Escocia. Como parte del trato, intentaron que Charles
pagara los salarios atrasados de su ejército en Newcastle. Riche-
lieu estaba satisfecho con el resultado, pero murió antes de que el
acuerdo pudiera completarse en 1642. Tan pronto como Moray
escuchó la noticia, dejó a los rebeldes escoceses y se dirigió al sur
a Oxford para contarle a Charles sobre la desaparición de Riche-
lieu. Se ofreció a actuar como intermediario con el rey Louis de
Francia, quien era el suegro de Charles. Con Richelieu muerto,
Moray sabía que el rey francés podía cambiar fácilmente su acti-
tud hacia Charles. Charles aceptó la oferta de Moray y lo nombró
caballero, otorgándole el rango para actuar como su enviado.
El 10 de enero de 1643, Sir Robert se convirtió en mediador
entre el rey Carlos I, los escoceses y los franceses. Al hacerlo, se
convirtió en un amigo de confianza de ambos reyes. Louis lo
promovió a coronel completo en la Guardia Escocesa como re-
compensa por su ayuda. Desafortunadamente para Robert, sin
embargo, Louis murió el 14 de mayo de 1643, y fue sucedido por
su hijo, Louis XIV, de cuatro años. La reina Ana, viuda de Luis
XIII, se convirtió en regente y confió completamente en el carde-
nal Mazarin. No le gustaban tanto el rey inglés como Robert Mo-
ray, lo que no era bueno para ninguno de los dos.
El 24 de noviembre de 1643, Moray fue capturado por el du-
que de Baviera y encarcelado. Finalmente se le ofreció como res
cate a los Scottish Roots French, pero Mazarin se negó y lo dejó
pudrirse. El 28 de abril de 1645, Mazarin cambió de opinión y
pagó £ 16,500 (unos pocos millones de dólares en dinero de hoy)
por la liberación de Moray y lo envió a Londres. ¿Por qué el cam-
bio de opinión?
Charles I había sido derrotado por las tropas de Oliver Cro-
mwell en la Batalla de Naseby, la campaña decisiva en la Guerra
Civil, y me vi obligado a negociar con los escoceses, que todavía
tenían gran parte del norte de Inglaterra, y el Parlamento inglés.
Mazarin envió a Moray como miembro del partido de embajado-
res de Francia para apoyar a los comisionados escoceses, entre
ellos el general Hamilton. Hamilton, que había iniciado a Morey,
fue designado por el Parlamento escocés para negociar con el rey.
Mazarin se dio cuenta de que Morey tenía influencia con los es-
coceses, por lo que lo rescató para que participara en las largas y
extrañas conversaciones entre el rey derrotado y su pueblo victo-
rioso con la esperanza de promover los intereses de Francia.
Sin embargo, el diálogo se in-
terrumpió y Moray persuadió a
Charles para que huyera a Ne-
wark, donde se entregó al gene-
ral Hamilton del ejército escocés.
Los escoceses llevaron a Charles
a Newcastle y, el 24 de diciem-
bre de 1646, Moray le dio la
oportunidad de huir al exilio en
Francia. Para hacer posible la
fuga, Sir Robert consiguió un
vestido de dama para que el rey
se lo pusiera como disfraz. El
plan era que Charles se escapara
a un barco que Moray tenía listo
para navegar desde Tynemouth.
Pero el rey tenía miedo de ser avergonzado si lo arrestaban con
ropa de mujer y se negaba a seguir el plan.
La historia de la Guerra Civil inglesa podría haber cambiado si
Moray hubiera logrado llevar a Charles a Francia. Más que pro-
bable, Gran Bretaña habría seguido siendo una república en lugar
de convertirse en una monarquía constitucional. En cambio, los
escoceses vendieron a Charles a Cromwell, y este último acordó
pagar los salarios atrasados del Ejército. Charles regresó a Lon-
dres, fue juzgado por traición y fue ejecutado por decapitación.
Moray navegó hacia Francia y el exilio.
Después de la muerte de Charles el 30 de enero de 1649, el
conde de Lauderdale, un masón de la Logia de Edimburgo, le
pidió a su compañero masón Moray que tratara de persuadir al
Príncipe de Gales de que fuera a Escocia para coronarse como
Carlos II, rey de Escocia. La coronación tuvo lugar en Scoon en
1650, después de lo cual Carlos II dirigió un ejército escocés ha-
cia el sur para recuperar Inglaterra de Cromwell. Sin embargo, fue
derrotado en la Batalla de Dunbar y, después de ocultar un famo-
so roble, huyó a Francia. Moray se quedó en Escocia.
Poco después del vuelo de Charles, Moray se casó con Sophia
Lindsey, la bella hermana del conde de Balcarres. En julio de
1652, la pareja regresó a Edimburgo para el nacimiento de su
primer hijo, y Moray planeó levantar un nuevo ejército escocés
para restaurar a Charles al trono inglés. Ni el niño ni el ejército se
lograron. Sophia murió en el parto el 2 de enero de 1653, con el
bebé, y Cromwell derrotó al ejército escocés en la batalla de Loch
Garry poco después.
Moray fue acusado por sus rivales de traicionar al rey y envia-
do a prisión. Le escribió directamente a Charles para declararse
inocente. El rey le creyó, y Moray fue a unirse a él en el exilio en
Francia.
De regreso a París en 1655, Moray renunció a su comisión en
la Guardia Escocesa y se retiró a Maastricht en Holanda. En sep-

tiembre de 1659, un año después de la muerte de Oliver Cro-


mwell, Moray fue llamado de regreso a París para participar en
las negociaciones con George Monck, duque de Albermarle, para
que Charles volviera al trono de Inglaterra.
Tras el regreso de Charles a Inglaterra como rey a fines de ju-
nio de 1660, Moray regresó a Maastricht para espiar a los holan-
deses, que amenazaban la guerra con Inglaterra. Cuando final-
mente fue a Londres, Charles le otorgó una “casa de gracia y fa-
vor” dentro de los terrenos del Palacio de Whitehall. A partir de
ahí, Moray usó sus conexiones masónicas para unir los dos lados
de la Guerra Civil y fundó una especie de grupo de expertos cien-
tíficos para resolver los problemas técnicos de la Royal Navy. La
organización fue constituida en 1662 como la Royal Society.
Uno de los muchos masones que Moray reclutó para esta aven-
tura científica fue el primer inglés conocido en ser iniciado en una
logia inglesa, en 1646. Ese hombre era el famoso diarista Elías
Ashmole.
Elías Ashmole
Ashmole nació en Lichfield,
Staffordshire, el 23 de mayo de
1617. Creció para ser abogado y
astrólogo. Quizás sea mejor co-
nocido por el Museo Ashmolean
que creó en la Universidad de
Oxford.
A los 16 años, dejó Lichfield
para mudarse a Londres y vivió
allí con el primo de su madre, el
barón Pagit. Fue en este momen-
to que comenzó a llevar un dia-
rio. En 1638, cuando tenía poco
más de veinte años, se había cali-
ficado como abogado y se casó con Eleanor Manwaring, una jo-
ven de Smallwood,
cerca de Warring-
ton, a quien había
conocido en la
casa de Pagit.
Eleanor quedó
embarazada en
1641 y fue a
Smallwood para
quedarse con sus
padres durante el
parto. Lamenta-
blemente, ella y el
bebé murieron en
el parto a princi-
pios de diciembre.
Elías no se enteró
de su muerte hasta
que viajó a Cheshire para pasar la Navidad con ella y sus suegros.
Ashmole fue partidario de Carlos I, pero 1641 no fue un buen
año para ser realista en Londres. El Rey y el Parlamento se pelea-
ban con más frecuencia y se avecinaba una guerra civil. En mayo
de 1643, Ashmole finalmente fue expulsado de Londres y se mu-
dó a Oxford, donde Charles I había establecido su corte. En el
Brasenose College, estudió filosofía natural, matemáticas, astro-
nomía y astrología, aunque no está claro si se inscribió oficial-
mente. No hay constancia de su graduación. Al parecer él vivía en
la universidad como lo que se llama un “extraño”, patrocinado
por su tío por matrimonio, Sir Henry Manwaring.
En marzo de 1645, Ashmole conoció al Capitán Wharton, un
oficial de alto rango en la guarnición del rey de Oxford, quien
compartió su interés en la astrología.
Los dos hombres se llevaban bien, y en un mes Wharton lo
nombró uno de los cuatro Maestros de artillería de la ciudad.
Cuando el rey Carlos regresó a Oxford después de su derrota en
Naseby, Ashmole se puso a trabajar para defender la ciudad con-
tra el ataque parlamentario. Cuando el rey se fue para tratar de
llegar a un acuerdo con los escoceses en Newark, Ashmole fue a
Worcester para convertirse en el comisionado de impuestos espe-
ciales del rey.
Dos días antes de Navidad en 1645, Ashmole llegó a Worces-
ter y juró como su Comisionado. No perdió tiempo en congraciar-
se con los peces gordos locales, cenar con los Lores Brereton y
Astley y presentar su carta de
referencia. Escribió en su
diario que también conoció a
Sir Gilbert Gerard, el gober-
nador realista de Worcester.
Claramente, Ashmole estaba
del lado del rey y no ocultaba
su lealtad.
Ese enero, Ashmole ayudó
a Lord Astley a preparar sus
fuerzas para aliviar a Chester.
Lanzó horóscopos repetida-
mente para predecir el curso de
la guerra e interpretó sus sue-
ños para predecir el futuro. En
abril de 1646, escribió que
soñaba: “El Rey fue de Oxford disfrazado a los escoceses”. Esta es
una de las pocas predicciones precisas que hizo Ashmole, ya que
Charles dejó Oxford y se rindió a los escoceses en Newark.
Oxford cayó el 20 de junio de 1846, Lichfield cayó el 14 de ju-
lio de 1646, y el capitán Ashmole fue uno de los que se rindieron
diez días después. La caída de Worcester marcó el fin de las espe-
ranzas de Charles I. Como oficial realista, Ashmole tenía prohibi-
do vivir dentro de los límites de la ciudad de Londres y no podía
practicar leyes. Habiéndose metido en su suerte con el rey Carlos,
estaba fuera del favor político y sin trabajo. Lanzando horóscopos
en busca de signos de un cambio de suerte, imaginó un regreso a
Londres y la oportunidad de casarse con una viuda adinerada.
Cualquier viuda adinerada lo
haría. La Sra. Cole, la Sra. Mins-
hull, la Sra. Irlanda, Lady
Thornborough, la Sra. March,
Lady Fitton y Lady Manwaring
figuraron en los sueños eróticos
y mercenarios que el joven de 29
años confió a su diario durante
este período.
Nunca persuadió a una viuda
rica para que se casara con él y
tuvo que encontrar otra forma
de ganarse la vida. Los Artícu-
los de Rendición que había
firmado lo obligaron a regresar
a su hogar o ir al extranjero y
nunca más volver a portar ar-
mas contra el Parlamento de
Inglaterra ni hacer nada deliberadamente para perjudicar sus asun-
tos. Sin un hogar familiar al que regresar, su único miembro vivo
de la familia era su suegro, Peter Manwaring de Smallwood. En-
tonces Ashmole regresó a Cheshire para vivir con el padre de su
esposa fallecida.
Durante un tiempo, se ganó la vida llevando a cabo tareas lega-
les simples para su suegro. Pero estaba muy estresado y sentía
pena por sí mismo. “Esta noche percibí por primera vez una ebu-
llición sobre mi trasero”, confió a su
diario. Le dolían las articulaciones y
estaba estreñido. Comenzó a registrar
la cantidad de deposiciones que pasa-
ba cada día y lanzaba horóscopos para
averiguar si debía “obtener una fortu-
na de una esposa sin dolores y fácil-
mente”.
Como una viuda rica querría un re-
legado estreñido con un enorme ardor
en la espalda es una pregunta que evitó hacerle a las estrellas.
Sin embargo, Ashmole era ambicioso y finalmente tuvo una
idea para triunfar en la vida.
El 17 de octubre de 1646, tomó prestado dinero de su primo, el
coronel Henry Manwaring, y compró un caballo en la feria de
caballos de Congleton. Para el 25 de octubre, se dirigía a Londres
a pesar de la promesa que había hecho de no vivir en la capital.
Por alguna razón, sintió que se le permitiría ignorar la orden de
restricción que había firmado en la rendición del Worcester.
El 20 de noviembre de 1646,
Ashmole se instaló en Londres y
comenzó a mezclarse con astró-
logos, alquimistas y matemáti-
cos. Entre ellos se encontraba
William Lilly, autor de un libro
de texto universitario muy respe-
tado sobre astrología cristiana.
¿Qué había sucedido para cam-
biar la fortuna de Ashmole y ha-
cerlo aceptable para un partidario
tan respetado y exitoso del Par-
lamento?
La respuesta es que se había convertido en un masón. Su pri-
mo, el coronel Henry Manwaring, lo había propuesto como
miembro de una logia que se reunió en Warrington. Todavía exis-
te hoy y se conoce como la Logia de las Luces. Ashmole se inició
en la masonería en la tarde del 16 de octubre de 1646. Su mem-
bresía en la Orden fue clave para conocer gente influyente y per-
mitirle mudarse a Londres. Una nota en los documentos de la Ofi-
cina de Registro Público confirma la naturaleza ilegal de su tras-
lado a Londres. “Ashmole hace su hogar en Londres a pesar de la
Ley del Parlamento en contrario”, se lee.
Había cambiado prácticamente de la noche a la mañana, trans-
formado de un relegado desesperado que sufría de estreñimiento,
dolor en las articulaciones, fracasos repetidos en el amor y fo-
rúnculos en su trasero, a un aventurero entusiasta y audaz. Fue
aceptado en la sociedad de Londres. El único cambio en su estado
fue su membresía en los masones. Su entrada en el diario del 16
de octubre de 1646 dice lo siguiente:

4:30 P.M. Me hicieron un masón libre en Warrington


en Lancashire, con Coll: Henry Manwaring de Ka-
rincham en Cheshire. Los nombres de aquellos que
entonces eran de la Logia, Sr.: Rich Penket Warden,
Sr.: James Collier, Sr.: Rich: Sankey, Henry Littler,
John Ellam, Rich: Ellam y Hugh Brewer.

Los hombres que conformaban esta logia eran principalmente


terratenientes locales, y todos habrían sido bien conocidos por la
familia Manwaring. Un hecho notable sobre la membresía es que
fue extraída de ambos lados de la Guerra Civil, incluido un coro-
nel de Roundhead y dos capitanes realistas.
Ashmole fue revitalizado al unirse a la Orden. Dejó de ir a la
deriva y encontró trabajo. Sus investigaciones astrológicas, según
consta en su diario, muestran que había tenido miedo de mudarse
a Londres antes de su iniciación. Después de unirse a la logia, se
transformó.
Su nuevo círculo de amigos masónicos giraba en torno a Wi-
lliam Oughtred, matemático, alquimista, astrólogo e inventor de
la regla de cálculo. A través de Oughtred, conoció a otros nota-
bles como Seth Ward, Jonas Moore, Thomas Henshaw, Christo-
pher Wren, William Lilly, George Wharton, Thomas Wharton y
Edward Gunter. Se convirtió en un visitante habitual de Gresham
College, el lugar de reunión habitual de los miembros fundadores
de la Royal Society. Para el 17 de junio de 1652, Ashmole estaba
tan bien establecido en Londres que recibió la visita del reverendo
John Wilkins, cuñado de Oliver Cromwell, quien trajo consigo a
Christopher Wren, más
tarde el arquitecto de la
Catedral de San Pablo.
Wilkins fue un exitoso
académico parlamentario y
director del Warden of
Wadham College, Oxford,
donde Wren había sido su
alumno.
Ashmole escribió en su
diario: “El doctor Wilkins
y el señor Wren vinieron a
visitarme a Blackfriars.
Esta fue la primera vez que
vi al Doctor”. Wren acaba-
ba de ser nombrado miembro de All Souls, Cambridge. Ambos
visitantes estaban cerca de Cromwell y tuvieron mucho éxito,
pero, ahora que era un masón, estaban felices de visitar a un exof-
icista realista deshonrado que vivía ilegalmente en Londres.
En junio de 1647, William Lilly le pidió a Ashmole que creara
un nuevo índice para su libro de texto, Astrología Cristiana, un
texto prestigioso utilizado ampliamente en las universidades.
Ashmole realizó un horóscopo para saber el mejor momento de
comenzar el trabajo y lo fijó diez minutos después de las doce del
mediodía del quinto
día del mes. Aunque
solo metafóricamente,
las estrellas le son-
reían: su asociación
con Lilly aumentó
enormemente su esta-
tus en la sociedad ma-
sónica de Londres.
El Diario de
Ashmole es una serie
de apuntes sobre sus
asuntos comerciales,
militares y románticos
en lugar de un diario registro completo de lo que hizo. Escribe sobre
sus intentos de casarse y cita varias dedicatorias masónicas, pero
solo dos veces menciona ir a las reuniones masónicas. Comenzó a
escribir una Historia completa de la masonería, en la que pudo haber
escrito más sobre su actitud hacia la Orden, pero lamentablemente
este trabajo se ha perdido.
Ashmole no tuvo miedo de promover su nuevo estatus como
masón, utilizando símbolos masónicos en el frente de sus libros y
aceptando públicamente dedicatorias y homenajes masónicos. Él
vio la masonería como un medio para un fin. De la misma forma
en que se había decidido a casarse fríamente con una viuda rica,
se dispuso a unirse a una Sociedad que lo protegería si regresaba a
Londres y que podría proporcionarle un círculo listo de contactos
útiles. Entonces, si Elias Ashmole no es el mejor anuncio para la
masonería, su asociación con la Orden mejoró su carácter. Se
convirtió en un firme defensor de la nueva Royal Society y dotó a
la Universidad de Oxford del gabinete de curiosidades que se
convirtió en el mundialmente famoso Museo Ashmolean.
Cuando el siglo XVII llegó a su fin, la monarquía constitucio-
nal establecida por Carlos II fue amenazada por el comportamien-
to de su sucesor, James II. Intentando regresar a los viejos tiem-
pos del gobierno despótico, James fue forzado al exilio por la
Revolución Gloriosa en diciembre de 1688 y finalmente fue re-
emplazado por una nueva línea de monarcas constitucionales del
Electorado de Hannover. Este proceso, como estamos a punto de
ver, arrojó el sistema inspirado en Estuardo de logias masónicas a
la confusión.
E N LOS PRIMEROS AÑOS DE LA FRANCMASONERÍA,
como hemos visto, la Logia original de Aberdeen entrenó a
Maestros Masones en el trabajo de la piedra y el uso de símbolos.
Una vez que hubieran sido probados, o, como dicen los masones,
“demostrar”, se les daría la Palabra Mason, se les liberaría de su
Aprendizaje y se convertirían en Compañero de la Orden, o lo que
los Masones llaman Compañero. Muchos de estos artesanos se
mudaron para conseguir trabajo y se unieron a otras incorporacio-
nes locales de masones. Con el tiempo formaron sus propias lo-
gias, cada una desarrollan-
do su propia interpretación
de las lecciones básicas y
transmitieron las enseñan-
zas simbólicas que habían
encontrado tan inspirado-
ras. De esta manera, la ma-
sonería se extendió hacia el
sur a través de Escocia y
finalmente en Inglaterra,
donde se arraigó en York.
Antes de William Schaw,
no había ninguna organiza-
ción en control de la maso-
nería. Cualquier grupo de
siete o más hermanos que
conocieran los secretos del
simbolismo, el ritual y la
Palabra de Masón podría
formar una logia e iniciar
nuevos masones.
A partir de 1599, los ma-
sones tenían solo dos cere-
monias, una ceremonia de iniciación para dar la bienvenida a un
aprendiz, y una ceremonia para convertirse en artesano al final del
aprendizaje. Más tarde, se introduciría una tercera ceremonia para
hacer de Compañero a Maestro o un Vigilante de Logia. Los Esta-
tutos de Schaw crearon el moderno sistema de logias, y aparecieron
grados adicionales a medida que los rituales de las logias se forma-
lizaron.
A principios del siglo XVII, la masonería se estableció am-
pliamente en Escocia y se hizo conocida por su conocimiento
secreto de “la Palabra Mason”, “Símbolos Místicos” y el “Arte de
la Memoria”. Cada logia era independiente, y solo tenía que se-
guir las amplias reglas establecidas por un Vigilante General de-
signado por la Corona.
Los constructores operativos bajo la guía de los Maestros Ale-
xander Estuardo, David Menzies y Matthew Wright habían estado
interesados en el arte de la construcción. Después de todo, fueron
empleados para extender la catedral de San Nicolás en Aberdeen.
Pero también estaban interesados en el poder espiritual de los sím-
bolos que grabaron en edificios públicos. La logia en Aberdeen
comenzó a enseñar su conocimiento de los símbolos a hombres que
no trabajaban como albañiles. Este alcance comenzó bajo el domi-
nio de Alexander Estuardo, quien también era concejal en el Con-
sejo del pueblo de Aberdeen. Antes de este tiempo, los albañiles
que trabajaban simplemente habían formado corporaciones para
proteger los intereses de los artesanos. En Aberdeen, la logia co-
menzó a compartir sus enseñanzas sobre símbolos con hombres
dignos de otras profesiones. El hecho de que un Masón de la Logia
de Aberdeen se convirtiera en Concejal del pueblo (en lugar de
solo un empleado del Consejo) muestra cómo la práctica de mez-
clar mecenas y artesanos comenzó temprano en la historia de la
masonería.
En el siglo XVII, El Libro de la Marca (un volumen mantenido
por la logia que registraba los nombres y las marcas de identifica-
ción de los masones aceptados como operarios) muestra que la
Logia de Aberdeen acogía regularmente a ciudadanos importantes
de Aberdeen que no trabajaban en la construcción de la catedral.
Como vimos en el capítulo anterior, los reyes Estuardo organi-
zaron la masonería en un sistema formal, con reglas y maneras de
informar a una autoridad superior a la logia. Pero crearon lo que
hoy llamaríamos una “estructura de gestión plana (Organigra-
ma)”. No había estrato de gestión intermedia entre el Maestro de
una Logia, elegido por los hermanos, y el Vigilante General, de-
signado por el rey. Esta estructura básica duró aproximadamente
los primeros cien años de la masonería, pero, a medida que el
movimiento se extendió hacia el sur hacia Inglaterra, se desarro-
llaron sistemas más complicados.
La Gran Logia de York
El primer intento de formar una organización para crear y contro-
lar nuevas logias y ejecutar la masonería inglesa tuvo lugar en
York. Los canteros itinerantes que se habían entrenado en una u
otra de las primeras logias escocesas trabajaban en la catedral
gótica del Monasterio York. En el siglo XV I, formaron una logia
conocida como la Capilla de San Jorge, que a su vez dio lugar a
una dispersión de logias hijas en el condado
de Yorkshire, en el norte de Inglaterra. En
1705, varias de estas logias se unieron para
reunirse como Gran Logia de York, bajo la
dirección de Sir George Tempest, a quien
eligieron como su Gran Maestro. Sir George
fue sucedido por el Rt. Hon. Robert Benson,
señor alcalde de York. Durante el reinado
de Benson, la fraternidad celebró varias
reuniones para celebrar la fiesta de San
Juan. Sir William Robinson sucedió a Ben-
son, y la masonería en
el norte aumentó con-
siderablemente bajo
su guía. Robinson fue
sucedido por Sir Wal-
ter Hawkesworth, y
cuando terminó su
mandato, Sir George
Tempest fue elegido
Gran Maestro por
segunda vez. Charles
Fairfax se convirtió en
Gran Maestro en
1714, y la Gran Logia
se reunió regularmen-
te. Durante este período, Sir Walter Hawkesworth, Edward Bell,
Charles Bathurst, Edward Thomson, John Johnson y John Mars-
den llenaron la oficina del Gran Maestro en York.
La masonería de York obtuvo su autoridad de la primera logia
establecida en el Monasterio de York, que se remonta casi al co-
mienzo de la masonería. Debido a que nunca estuvo asociado con
el patrocinio de los reyes Estuardo, no estuvo sujeto a los proble-
mas políticos que persiguieron la formación de una Gran Logia en
Londres (discutido más adelante en este capítulo).
Las dos Grandes Logias existieron durante muchos años, y
muchas nuevas logias florecieron en ambas partes del reino bajo
sus jurisdicciones separadas. La Gran Logia en Londres, alentada
por el Rey James y la nobleza, adquirió influencia y reputación.
La Gran Logia en York atrajo a menos miembros de la nobleza y
gradualmente comenzó a declinar.
La Gran Logia en el sur se llamaba Gran Logia de Inglaterra,
pero la autoridad de la Gran Logia en York prevaleció y no fue
cuestionada. De hecho, se dijo que todos los masones en el reino
lo tenían en la más alta devoción y se consideraban obligados por
los Antiguos Cargos, que fueron publicados por primera vez en
Inglaterra por esa asamblea.
Ser clasificado como descendiente de los masones originales
de York se ha convertido en la gloria y el orgullo de los hermanos
en casi todos los países donde se establece Rito Masónico de
York. Porque fue en York donde la masonería inglesa se estable-
ció por primera vez con la carta de una Gran Logia.

Unos pocos hermanos en York se separaron de su antigua Lo-


gia y solicitaron a Londres una orden de constitución. La solicitud
fue aceptada, pero en lugar de ser recomendada a su Gran Logia
Madre para ser restaurada a favor, estos Hermanos se animaron
en su revuelta y, bajo la bandera de la Gran Logia en Londres,
abrieron una segunda logia en la ciudad de York. Esta extensión
de poder ilegal ofendió a la Gran Logia en York y causó una vio-
lación que no se curó hasta 1817 con la formación de una Gran
Logia Unida de Inglaterra.
La Gran Logia de Inglaterra en Londres
Hoy a todos los masones ingleses se les dice que la masonería se
originó en Londres en 1717, cuando cuatro logias celebraron
reuniones en cuatro tabernas de Londres: el Goose and Gridiron
Ale–House en el cementerio de St. Paul's; The Crown en Parker
Lane, cerca de Drury Lane; la taberna Appletree en Charles
Street, Covent Garden; y la taberna Rummer and Grapes en
Channel Row, Westminster. La historia más larga de la Gran Lo-
gia en York rara vez se menciona.
La historia poco probable que se cuenta actualmente es que,
por un capricho repentino, estas cuatro logias, cuyos miembros de
caballeros tomaron algunas ideas interesantes de sus sitios de
construcción locales, decidieron unirse para crear una nueva Gran

Logia y gobernar un nuevo orden llamado Masonería. Se dice que


esta nueva Gran Logia desarrolló la organización fraterna mundial
que hoy es la masonería. Cualquiera que lea el Anuario Masónico
de la Gran Logia Unida de Inglaterra puede ser perdonado por
creer esta historia porque esta publicación oficial contiene una
sección de diez páginas titulada “Eventos Masónicos Sobresalien-
tes” cuya primera entrada dice lo siguiente: “1717 Gran Logia
convocada, Anthony Sayer Gran Maestro”.
Se alienta a todos los maso-
nes ingleses a creer que el grupo
que se hace llamar “la principal
institución masónica” fue funda-
do por la acción casual de cuatro
clubes de caballeros que se dedi-
caron a los rituales de los gre-
mios de albañiles para su propio
mejoramiento moral. Pero la
imagen de un grupo de caballe-
ros nobles que deambulan por
sus obras de construcción loca-
les, preguntando a los Canteros
sí podrían unirse a un sindicato
para mejorar su moral, podría ser levantada de las páginas de un
guión de comedia. En cualquier caso, a la luz de los antecedentes
reales de la experiencia de la masonería en Escocia, es totalmente
improbable.
La razón de esta extraña historia de portada tiene sentido
cuando uno se da cuenta de que los herederos de los Grandes
Maestros masones en Escocia tenían una historia incómoda vista
a través de los ojos de los masones ingleses. La familia Sinclair
había apoyado la coronación de Carlos II en Escocia contra los
deseos de Oliver Cromwell, y el castillo de Roslin había pagado
el precio de su desafío cuando el general Monck lo arrasó. Esco-
cia continuó apoyando a los reyes Estuardo contra los ingleses, y
en 1715 los escoceses apoyaron el intento de James el pretendien-
te de recuperar la corona de la Casa de Hannover.
Para 1717, los masones de Londres vivían en un clima de caza
de brujas jacobita. (Los jacobitas eran partidarios del exonerado
rey Estuardo, James II.) Las logias de Inglaterra tenían que haber
venido de alguna parte, pero los únicos grupos que formaron lo-
gias en el sur de Inglaterra antes de 1641 eran escoceses y toma-
ron su autoridad de los Estuardo. Los Estatutos autorizados de
Schaw de 1602. Cualquiera en Londres con simpatías jacobitas en
ese momento era sospechoso. Los masones de Londres estaban
vinculados con los escoceses, que habían mostrado una fuerte
enemistad hacia George I, un hanoveriano, y las cuatro logias
establecidas en Londres actuaban bajo la autoridad de los estatu-
tos escoceses de Schaw (todavía la principal fuente de regularidad
masónica).
Para los parti-
darios de la mo-
narquía de Hanno-
ver, esto fue ex-
tremadamente
preocupante. Como
sin duda sabían,
durante muchos
años antes de la
campaña de 1715,
las logias escocesas
habían mantenido
un fondo al que todos los hermanos habían contribuido con el
propósito de comprar armas “guardadas y reservadas para la de-
fensa de la verdadera religión, rey y país y por la defensa de la
ciudad antigua y sus privilegios en ella “y que estaban obligados”
a aventurar sus vidas y fortunas desafiando a todos y cada uno”.
Si los londinenses querían reunirse como masones, debían eli-
minar estos peligrosos matices jacobitas de su orden. Su problema
era que su autoridad para mantener logias como masones prove-
nía de las logias jacobitas Schaw de Escocia. Su solución era no-
vedosa pero masónicamente ilegítima. Los londinenses crearon
una fuente alternativa de autoridad para sus actividades al reunir
cuatro logias locales, negar sus orígenes escoceses y formar una
nueva Gran Logia para gobernar la masonería. Luego cortejaron a
la familia real de Hannover, alentándolos a unirse y eventualmen-
te liderar la masonería de Londres. Por lo tanto, los masones de
Londres querían convertirse en leales hannoverianos, mientras
que gran parte de Escocia permaneció en silencio jacobita, sir-
viendo al rey solo después de pasar las manos sobre el cristal.
(Esto simbolizaba la lealtad al rey sobre el agua, el depuesto Ja-
mes II en Francia.)
A los seis años de formar su nueva Gran Logia con Anthony
Sayer, los masones de Londres persuadieron al duque de Montagu
para que se convirtiera en Gran Maestro. En todos los años trans-
curridos desde entonces, han tenido algún señor menor, o incluso,
en ocasiones, un príncipe real o rey, como su Gran Maestro.
Cuando se planificó el ejercicio original de distanciamiento, los
jugadores principales probablemente no pensaron que su “Gran
Logia” extendería su alcance mucho
más allá de Westminster y la ciudad
de Londres. Pero tuvieron éxito mu-
cho más allá de estas simples ambi-
ciones por razones extrañamente
irónicas. Se propusieron dejar en
claro que no tenían lealtad al siste-
ma de Logia Masónica de Escocia,
que había arraigado profundamente
el apoyo a los reyes Estuardo y una
propensión a apoyar las causas anti–
Hannoverianas. William Preston, un
historiador de la masonería del siglo
XVIII, describe la situación:
El apoyo y patrocinio de que gozó la masonería
bajo los reyes de Estuardo se convirtió en un tema
de lealtad bajo George I, que no patrocinó la maso-
nería. La nobleza menor que se había unido pre-
viamente a la Orden se desvaneció. Los masones
de Londres y sus alrededores, al suspender sus
reuniones anuales, resolvieron cementar bajo un
Gran Maestro y revivir las
comunicaciones y los festi-
vales anuales de la Socie-
dad. Con esta vista, las lo-
gias en Goose and Gridiron
en el patio de la iglesia de
St. Paul, The Crown en
Parker–Lane, cerca de
Drurylane, la taberna del
manzano en Charles–street
Coventgarden y la taberna Rummer and Grapes en
Channel–row Westminster , las únicas cuatro lo-
gias que se encontraban en el sur de Inglaterra en
ese momento, con algunos otros viejos hermanos,
se reunieron en la taberna de Manzano antes men-
cionada en febrero de 1717; y habiendo votado al
maestro masón más viejo presente en la silla, se
constituyeron en una Gran Logia pro tempore en
debida forma. En esta reunión se resolvió revivir
las comunicaciones trimestrales de la fraternidad; y
celebrar la próxima asamblea anual y fiesta el 24
de junio, en el Ganso y la Parrilla en el patio de la
Iglesia de San Pablo (en complemento de la logia
más antigua, que luego se reunió allí) con el fin de
elegir un Gran Maestro entre ellos, hasta que vol-
vieran a tener el honor de un noble hermano a la
cabeza. En consecuencia, el día de San Juan Bau-
tista de 1717, en el tercer año del reinado del rey
Jorge I, la asamblea y la fiesta se celebraron en di-
cha casa; cuando el Maestro–masón más viejo y el
Maestro de una logia, habiendo tomado la presi-
dencia, se produjo una lista de candidatos apropia-
dos para el cargo de Gran Maestro: y los nombres
propuestos por separado, los hermanos, por una
gran mayoría de manos, elegidos Sr. Anthony Sa-
yer Gran Maestro de masón para el año siguiente;
quien fue inmediatamente invertido por dicho
Maestro más antiguo, instalado por el Maestro de
la logia más antigua, y debidamente felicitado por
la asamblea, que le rindió homenaje.

Uno era intelectual y buscaba congraciarse con la sociedad de


Hannover; el otro era un grupo de francmasones simpatizantes de
los Estuardo que disfrutaban comiendo, bebiendo y la alegría ma-
sónica general.
Ambos grupos querían la aceptación de un noble Gran Maes-
tro, pero ninguno de los miembros nobles deseaba sacar el cuello
para dirigir una Orden con un olor caracte-
rístico de jacobitismo. Así que se las arregla-
ron con un caballero que tuvo mala suerte,
Anthony Sayer, miembro de la Logia en la
Taberna del Árbol de la Manzana (ahora la
Logia de la Fortaleza y Old Cumberland №
12). Antes de la elección de Sayer, ser Gran
Maestro de la Masonería se consideraba
arriesgado a la luz de las conocidas activi-
dades jacobitas por parte de los hermanos de
Londres y los fuertes recuerdos del levanta-
miento de 1715. Pero una vez al año sin que
se cuestionara la lealtad de Hannover de la
nueva Gran Logia, George Payne, un fun-
cionario que había trabajado en el tesoro del
Rey Jorge I, reemplazó a Sayer por dos pe-
ríodos. (Payne se convirtió en Secretario de la Oficina de Impues-
tos del Rey). Su principal contribución fue compilar un conjunto
de regulaciones para gobernar las logias de Londres para mante-
nerlos libres de cualquier sospecha de jacobitismo. Sayer fue de-
gradado a Gran Guardián Mayor y luego se le pagó para que ac-
tuara como Tyler (guardia de la puerta o retejador) de Old King's
Arms Lodge.

COMO GRAN MAESTRO, Payne tomó como vigilantes a


John Theophilus Desaguliers y John, segundo duque de Montagu.
Montagu había sido introducido a la
masonería por Desaguliers. El reverendo
John Theophilus Desaguliers era un
clérigo, capellán del duque de Chandos
y un científico natural que ayudó a Sir
Isaac Newton en sus experimentos.
Desaguliers se había hecho miembro de
la Royal Society en 1714 y estudió in-
geniería civil. Conoció a Montagu a
través de la Royal Society, que alentó a los nobles ricos a unirse y
apoyarlo financieramente. Montagu había seguido a su padre al
convertirse en miembro de la Royal Society en 1717.
Desaguliers diseñó un impresionante sistema de tuberías de
suministro de agua para la casa ancestral del duque de Chandos,
Canons Park, y cuando el Lord Provost de Edimburgo vio las
obras de agua, invitó a Desaguliers a visitar Edimburgo para ase-
sorar sobre la creación de un sistema de agua y alcantarillado para
la ciudad. Durante su visita en 1721, Desaguliers asistió a una
reunión de la Logia de Edimburgo. En unos minutos, los Herma-
nos de la logia lo encontraron calificado en todos los puntos de la
Masonería y lo recibieron como Hermano.
A pesar de sus intentos de distanciarse de la masonería escoce-
sa, los hermanos de la nueva Gran Logia en Londres todavía prac-
ticaban la masonería de los Estuardo que intentaban repudiar. Si
realmente hubieran inventado algo completamente nuevo, Desa-
guliers no habría podido demostrar que era un masón para sus
antiguos hermanos escoceses.
John, segundo duque de
Montagu, con sus aspiracio-
nes de aceptación en Hanno-
ver tenía credenciales impe-
cables como Gran Maestro
de la nueva Gran Logia de
Hannover. Había sido noble
en la coronación de Jorge I
en 1714 y había sido nom-
brado caballero por el rey en
1719. Pero su suegra, Sarah
Churchill, duquesa de Marl-
borough, comentó que le
gustaban las bromas espon-
táneas; como lo escribió en su diario: “Todos los talentos de mi
yerno se encuentran en cosas simples para niños de quince años, y
él pareciera ser dos a pesar de sus cincuenta: lleva gente a sus
jardines y les moja con chorros, tiene invitados en su casa y colo-
ca cosas en sus camas para que se piquen, y otras veinte travesu-
ras tan pueriles”.
Montagu debe haber disfrutado los rituales masónicos. Tal vez
así es como Desaguliers lo atrajo para que se hiciera Masón y
luego se convirtiera en Gran Maestro. Vivía y se entretenía con
estilo en la casa Montagu, Bloomsbury, y no tenía herederos.
Después de su muerte, su ducado se extinguió y su impresionante
casa se convirtió en el Museo Británico.
La Gran Logia de Londres parecía encaminada hacia la acep-
tación social bajo Montagu, pero, aparte de su facción de club de
comedor, resultó aburrida. Los ale-
gres comensales vieron una oportu-
nidad en 1723, cuando el rey Jorge
le dio a Montagu las islas de Santa
Lucía y San Vicente en las Indias
Occidentales. Llenó siete barcos
con colonos y suministros para
establecer colonias en sus nuevas
propiedades en el extranjero. Des-
afortunadamente, los franceses to-
maron Santa Lucía y expulsaron al gobernador de Montagu. La
colonia en San Vicente luego luchó contra los franceses, pero
todo el asunto le costó una fortuna a Montagu y lo alejó de sus
actividades de masonería. La facción del club del comedor pre-
sentó así a Philip, duque de Wharton, como Gran Maestro, y era
una propuesta bastante diferente de la de Montagu.
Los fundadores de la Gran Logia en Londres se asociaron con
los jacobitas y consideraron que los nuevos arreglos de la comida
y bebida eran una desviación sociable importante para los club
que habían conocido. Montagu y Desaguliers habían tenido una
inclinación intelectual y no le daban mucha importancia a la co-
mida jovial. El duque de Wharton, por el contrario, había sido
sospechoso de ser jacobita y presidente del desacreditado y di-
suelto Club del Fuego del Infierno. Después de la desaparición de
ese grupo, Wharton estaba buscando un nuevo lugar para comer,
beber y divertirse en general. La masonería, con su tradición de la
Junta Festiva, debe haber parecido el vehículo ideal.
Con George como el Alguacil, el duque de Montagu, como
Gran Maestro, el número de miembros había aumentado a más de
2,000. Sin embargo, bajo el duque de Wharton, la Orden se
arriesgaba a convertirse en poco más que un restaurante londinen-
se de comidas y bebidas mientras seguía negando su larga historia
bajo los monarcas Estuardo.
El éxito de Wharton en apoderarse de la Gran Maestría puso en
riesgo el sueño de Desaguliers de la aceptabilidad de Hannover. Y
por un tiempo la batalla se ensució. Cuando se enfrentó a Desagu-
liers, Wharton amenazó con retirar a todos sus partidarios de la
Gran Logia y dejarlo inviable. En un esfuerzo por contrarrestar la
infame reputación de Wharton, Desaguliers se convirtió en su
Gran Maestro Adjunto.
Un defensor desconocido de Montagu respondió publicando un
anuncio falso que anunciaba la formación de un cuerpo en compe-
tencia llamado Gormagons, con la idea de que una parodia tan
ridícula de la masonería desacreditaría a Wharton y ridiculizaría
su posición. Wharton duró solo un año antes de que la Gran Logia
lo abandonara a favor del sólido y firme conde de Dalkeith.
Al separarse de sus raíces escocesas, los masones de Londres
estaban reconstruyendo lentamente la popularidad y la posición
de la masonería en la Sociedad Hannoveriana de Londres. Pero
había cobrado un precio a sufragar por esta aceptación. Los ma-
sones de Londres tuvieron que negar su verdadera historia, per-
diendo contacto con 200 años de tradición marcada por antiguas
constituciones y estatutos. Tenían una Orden cuyas prácticas ha-
bían sido refinadas por casi diez generaciones de refuerzo selecti-
vo pero tenían que fingir que
eran recién nacidos. No podían
recurrir a la tradición para pro-
porcionar autoridad, por lo que
necesitaban algo para reempla-
zar su historia perdida.
El hombre en quien Desagu-
liers buscó una solución fue un
Maestro Masón de la Logia de
Aberdeen. Era el reverendo Ja-
mes Anderson, un ministro pres-
biteriano de la Capilla Swallow Street en Londres y capellán per-
sonal del conde de Buchan. En su doble personalidad como
miembro de la Logia de Aberdeen y confiado en el Conde de Bu-
chan, Anderson estaba inmerso en la historia mítica de la masone-
ría que había aprendido en su madre logia.

Constituciones de Anderson
Durante cuatro generaciones, la familia del reverendo Anderson
había sido miembro de la Logia de Aberdeen. Llegó a Londres
como capellán del conde de Buchan a principios de 1700. Ander-
son era un francmasón escocés que había servido como Maestro
de la Logia de Aberdeen, un hecho que no habría provocado chis-
pas de alegría en los corazones de los leales Grandes Oficiales de
Hannover de la nueva Gran Logia de Londres. El conde de Bu-
chan fue una figura poderosa en la masonería escocesa, ya que se
afirmaba que su familia era la primera maestra de la Logia Madre
Kilwinning, una de las logias más antiguas de Escocia. Tiene su
sede en la ciudad de Ayr, junto a los terrenos de la Abadía de
Kilwinning, y se llama Logia Madre de Escocia. Su principal re-
clamo a la fama fue a través de su patrón, el conde de Buchan.
Los Condes de Buchan se exhibieron en una historia mítica re-
cientemente popularizada de la masonería que se había propuesto
para apoyar la formación de la Real Orden de Escocia (una Orden
Masónica que mantiene una silla vacía esperando al verdadero
Rey de Escocia, James VII o James II de Inglaterra, para volver
como su Gran Maestro). Se basa en un mito masónico sobre una
intervención de los Caballeros Templarios en la Batalla de Ban-
nockburn en la que los Condes de Buchan participaron. Según ese
mito. . .

El 24 de junio de 1314, Robert Bruce, rey de


Escocia, instituyó, después de la batalla de
Bannockburn, la Orden de San
Andrés del Cardo, a la que luego
se unió con la de Heredom por
el bien de los masones escoce-
ses, que Compuso una parte de
los 30,000 hombres con los que
había luchado contra el ejército
inglés que consistía en 100,000.
Formó la Gran Logia Real de la
Orden de la Herencia en Kilwinning, reser-
vándose a sí mismo y a sus sucesores, a través
de su hijo menor, el Conde de Buchan, para
siempre el título de Gran Maestro.
En el contexto de la política febril del
Londres de Hannover a principios del siglo
XVIII y dentro de los círculos masónicos
jacobitas de la Real Orden de Escocia, el
patrocinio del conde de Buchan (cuya casa
ancestral estaba justo al norte de Aber-
deen) tuvo un gran peso. Para la recién
formada Gran Logia en Londres, habría
sido un vínculo que se negaría a toda costa.
Entonces, ¿por
qué se invitó
al capellán
personal de
una figura
jacobita tan totémica como el conde
de Buchan a regularizar la recién
formada Gran Logia? Anderson apor-
tó algo más que conexiones políticas
jacobitas poco fiables a las aspiracio-
nes de la nueva Gran Logia. Durante
al menos cuatro generaciones, su
familia había sido miembro de la
Logia de Aberdeen. Había aprendido las enseñanzas verbales de
esa logia de su padre y abuelo, así como de sus hermanos de lo-
gia. Así que estaba familiarizado con los antiguos estatutos y miró
con gran afecto la introducción de su bisabuelo al Libro de la
Marca de 1670 de la Logia de Aberdeen, que se refería a “James
Anderson, Vidriero, Mason y escritor de este libro”.
Desaguliers vio la necesidad de restaurar la historia tradicional,
que se había perdido al negar la herencia escocesa, por lo que le
pidió a James Anderson que creara un conjunto de constituciones
para asegurarse de que los seguidores de Wharton no descarrila-
ran la nueva organización. Pero esta estrategia conlleva algunos
riesgos. Necesitaba poder reclamar un patrimonio tradicional para
la Orden que no lo vinculara con la causa Estuardo–Jacobita.
Anderson prestó un gran servicio a la Orden al restaurar su his-
toria tradicional, tomando los orígenes míticos de la Orden de la
tradición verbal de la Logia de Aberdeen contaminada con jacobi-
tas e implantándola en la lucha de la Gran Logia de Hannover en
Londres. De este modo, distanció a los masones de Londres de los
partidarios masónicos manchados de jacobita del Rey de Escocia
en Bannockburn.
Desaguliers persuadió a Anderson para que volviera a contar la
historia mítica de la Orden, que se había desarrollado en Aber-
deen, para proporcionar un antiguo linaje a la Orden y mantenerlo
alejado de los
vínculos con la
Real Orden de Es-
cocia inspirada en
los jacobitas.
En 1738, An-
derson dijo que
había recibido ins-
trucciones de “di-
gerir” las viejas
historias y reescribirlas en una forma adecuada para el uso mo-
derno. Desaguliers, desde su tiempo hasta Edimburgo, estaba al
tanto de las diversas historias míticas de la Orden enseñado en
Escocia y persuadió a Anderson para que injertara la parte menos
riesgosa políticamente de esa historia en la recién formada Gran
Logia en Londres. De esta manera, podría restaurar parte del pres-
tigio que se había perdido con la caída en desgracia de los mece-
nas reales tradicionales de la masonería, la monarquía Estuardista.
En 1710, Anderson había servido como ministro en el Presby-
terian Kirk en Swallow Street London. Una Gran Logia Provin-
cial de la Real Orden de Escocia había sido fundada en Londres
en 1696 y, hasta 1730, continuó reuniéndose en el Cardo y la Co-
rona en la calle Chandos, atacando a Cross, a menos de un kiló-
metro de la catedral del hermano Anderson. En sus reuniones,
mantuvieron una silla vacía invitando al regreso del verdadero
Rey de Escocia.
Como escocés, masón y el capellan del conde de Buchan, An-
derson sabía lo que estaba pasando. Aun así, debe haberse pre-
guntado cómo podría esperar solicitar a la autoridad de la leyenda
el origen masónico para apoyar a los aspirantes de Hannover de la
Gran Logia en Londres.
Los tiempos fueron difíciles para los partidarios jacobitas de
los exiliados reyes Estuardo, pero Anderson demostró ser inge-
nioso, inspirado y versado en las secuencias alternativas de la
historia mítica masónica que mantenían alejados los vínculos ja-
cobitas de los Condes de Buchan. Creó la historia de portada, que
todavía se cuenta hoy, de la inspiración de los gremios comercia-
les locales.

Grandes Logias en Escocia e Irlanda


No todos los masones aceptaron que a los masones de Londres
que apoyan a Hanover se les debería permitir gobernar la masone-
ría en todas partes. Poco después de la fundación de la Gran Lo-
gia en Londres en 1717, se formaron Grandes Logias en Munster
y Dublín para proteger los intereses de sus hermanos mayormente
jacobitas. Las logias autónomas que emitieron órdenes de arresto
en Escocia no vieron la necesidad de actuar, pero la insatisfacción
con la monarquía inglesa de Hanover estaba creciendo.
Entre ellos estaba la Real Compañía de Arqueros de Edimbur-
go, cuyos desfiles, concursos y demostraciones de fuerza moles-
taban al inseguro gobierno del rey Jorge I alrededor de 1724. La
amenaza planteada por el exiliado Stuart Pretender causó tanta
preocupación que cuando los nombres de un grupo interno cono-
cido como Soberano Guardaespaldas de Escocia fue publicado
por un simpatizante inglés, los masones de Escocia admitieron
que su Gran Maestro Masón hereditario era un brigadier de esta
compañía real de arqueros jacobita.
Las acciones de los masones de Hannover en Inglaterra y Ga-
les, junto con la formación de una Gran Logia en Irlanda, comen-
zaron a preocupar a las logias de Escocia. Para asegurarse de que
Gales no formara su propia Gran Logia Nacional, la Gran Logia
de Londres persuadió a Hugh Warburton para que aceptara el
recién creado papel de Gran Maestro Provincial de Gales. Esto
convirtió al país separado de Gales en una provincia de Inglaterra
(un paso similar a hacer de los Estados Unidos una provincia de
Canadá). Este extraño arreglo todavía irrita a muchos hermanos
en las logias galesas.
Se desarrolló un sistema de control y patrocinio para garantizar
que todas las logias cumplieran con los edictos de los señores
masones de Londres. El nombramiento del Conde escocés de
Strathmore y Lord Crawford como Gran Maestro de la masonería
de Londres sugirió que no pasaría mucho tiempo antes de que se
encontrara un Masón escocés para llamarse a sí mismo el Gran
Maestre Provincial de Escocia, como provincia de Inglaterra.
Las logias Madre de
Kilwinning y Scoon y
Perth no creían que esto
fuera una amenaza real,
pero las logias de Edim-
burgo lo tomaron en serio.
Y se les ocurrió una solu-
ción. Decidieron erigir
una Gran Logia propia
para administrar sus asun-
tos, emitir órdenes de
arresto en su nombre y
proteger sus intereses. Necesitaban un Gran Maestro Masón ade-
cuado, pero los Estatutos de Schaw, en los que basaban su autori-
dad, no les dejaban otra opción.
William St Clair, el decimonoveno barón de Roslin, tenía que
ser su patrón hereditario. Desafortunadamente no era un masón,
solo un miembro de la Compañía de Arqueros Jacobitas. Para que
el plan se llevara a cabo, por lo tanto, fue iniciado en la masonería
el 8 de mayo de 1736. El 2 de junio, fue nombrado Maestro Masón
y el 30 de diciembre instalado como el Primer Gran Maestro Ma-
són de Escocia. St Clair inmediatamente renunció a todos sus dere-
chos hereditarios asumidos de patrocinio e instituyó el sistema de
elección de Oficiales de la Gran Logia que aún protege los dere-
chos y privilegios de los masones escoceses hasta el día de hoy.
Por lo tanto, en 1736, había cuatro Grandes Logias en las Islas
Británicas: una en York, una en Londres, una en Dublín y una en
Edimburgo. Desde este comienzo, la masonería comenzó a exten-
derse por todo el mundo.
LA PROPAGACIÓN
DE LA
MASONERÍA

L A PRIMER LOGIA QUE SE ESTA-


BLECIÓ fuera de las Islas Británicas se
ubicó en París. Fue inaugurada por el
hermano de James Radcliffe, el conde jacobita
de Derwentwater, que había sido ejecutado por
traición contra los hannoverianos en 1716. El
hermano, Charles Radcliffe, que heredó el títu-
lo de James, huyó a París y fundó esta primera
logia registrada de masones. En Francia en 1725. Charles, conde de
Derwentwater, también fue secretario del príncipe Charles Edward
Stuart (Bonnie Prince Charlie), y la logia en París consistió entera-
mente de simpatizantes de Stuart y partidarios de James II. Este con-
de de Derwentwater fue finalmente capturado
durante la rebelión de 1745 y decapitado.
Masonería en Francia
Para 1730, había cinco logias en París: Loge
St. Thomas (más tarde rebautizado como Louis
D’Argent), Loge Bussy, Loge Aumont, Loge
Parfaite Union y Loge Bernouville.
El primer Gran Maestro Masón de Francia
fue el Duque de
Antin. Fue iniciado
en 1737, en Au-
bigny, por el duque
de Richmond, un ex gran maestro de
la masonería inglesa. D’Antin fue
autorizado por la Gran Logia inglesa
para formar nuevas logias en Francia,
comenzando una constitución separa-
da de la masonería. La Gran Logia de
Francia se hizo conocida como el
Gran Oriente de París. Sin embargo,
el rey Luis XV sospechaba de la ma-
sonería y prohíbe a sus cortesanos
unirse bajo amenaza de encarcela-
miento. Esta fue una visión perceptiva
considerando el papel que jugarían los masones en el apoyo a la
Revolución Francesa más adelante en el siglo.
Las primeras referencias a
los grados de rito escocés en
Francia datan entre las rebelio-
nes jacobitas de 1715 y 1745.
El Rito Escocés es un grupo
popular de grados masónicos
superiores más allá de los tres
grados de la Orden en los Es-
tados Unidos. Los masones que
trabajaban en estos grados eran
conocidos como Maitres Ecossais, o masones escoceses. Estos
grados superiores están asociados con un nativo de Ayr, donde se
había establecido la Logia Madre Kilwinning, llamado Chevalier
Ramsay. Nacido en 1686, Ramsay en 1724 sirvió como tutor de
los dos hijos de James II de Inglaterra, y luego vivió en el exilio
en Francia. (Uno de los hijos era el joven Bonnie Prince Charlie,
quien lideraría una expedición de 1745 para tratar de recuperar el
trono de Gran Bretaña).
En 1737, Ramsay publicó una historia sobre
una unión entre la masonería y los Caballeros
de Jerusalén que se remonta a la época de las
Cruzadas. La oración de Ramsay, como se titu-
laba, apareció en un diario llamado L’Almanach
de Cocus. Ramsay también describió una histo-
ria temprana, pero por lo demás no registrada,
de la Logia en Kilwinning, en la que afirmó que
James, Lord Steward de Escocia, era el Maestro
en 1286. Esto era falso, obviamente, ya que la
masonería ni siquiera existía en ese momento.
El motivo de Ramsay parece haber sido vincu-
lar la historia mítica de la masonería, en rela-
ción con el rey David de Israel, el primer rey
divinamente designado, y su hijo, el rey Salomón, con el rey Ja-
mes II, quien, según él, también debería gobernar Inglaterra por
derecho divino.
Ramsay era un jacobita, un
tutor de confianza para Bonnie
Prince Charlie, y miembro de
la logia fundada por el conde
de Derwentwater, que había
huido a Francia con James II.
Ese albergue, el primero en
Francia, se reunió en la taber-
na de Hure en la Rue des Bou-
cheries en París.
En 1730, con permiso del
rey Jorge II, Ramsay visitó
Inglaterra y fue nombrado
miembro de la Royal Society. Según el honor fue Sir Isaac New-
ton, presidente de la Sociedad. Ramsay no tenía calificaciones
científicas obvias, excepto que era un masón. Mientras estuvo en
Inglaterra, también se unió al Horn Lodge (ahora conocido como
Royal Somerset House e Inverness Lodge № 4).

Benjamín Franklin, el Gran Maestro Provincial de Pensilvania,


viajó a París después de firmar la Declaración de Independencia
en 1776 para servir como embajador y buscar el apoyo militar de
los franceses. Mientras estaba en París, Franklin trabajó con ma-
sones locales para establecer un vínculo de afiliación y reconoci-
miento mutuo entre las Logias de Francia y las Logias de Pensil-
vania. De hecho, fue nombrado miembro honorario de Loge Des
IX Soeurs (Logia de las 9 Hermanas) y se ganó la amistad de tan-
tos francmasones franceses como le fue posible.
A principios de 1778, el ejército continental bajo el mando de
George Washington cambiando el rumbo de la batalla contra las
fuerzas británicas, Franklin pudo comenzar a negociar en serio
con el régimen francés de Luis XIV.
En febrero de ese año, los delegados de las dos naciones firma-
ron un tratado que estableció una alianza militar defensiva y otorgó
el reconocimiento oficial francés de un Estados Unidos indepen-
diente. En abril de ese mismo año, Franklin inició al gran filósofo
francés Voltaire como masón en la Loge Des IX Soeur en París.

Lamentablemente, en mayo del año siguiente, hizo un elogio en el


funeral de Voltaire. La culminación de los años de Franklin en
Francia fue el Tratado de París de 1783, que puso fin a la guerra de
independencia contra Gran Bretaña y fue parte de una paz más
amplia entre las potencias europeas. Para honrar su trabajo en la
construcción de la fraternidad entre los Estados Unidos y Francia,
Franklin fue nombrado Venerable Oficial del Gran Oriente de Pa-
rís. Sus actividades y relaciones como francmasón fueron funda-
mentales para su éxito.

Masonería en el Imperio Británico


Ahora volvamos a los primeros días de la Gran Logia de Ingla-
terra. En 1727, emitió la primera orden de registro de una logia en
el extranjero, en Gibraltar. Esto
fue seguido de cerca por el permi-
so para celebrar una Logia en la
calle San Bernardo, Madrid. La
masonería se extendía como un
incendio forestal, y en 1728 la
Gran Logia de Londres comenzó a
establecerse en todo el Imperio
Británico. Le otorgó una delega-
ción a George Pomfret para esta-
blecer una logia en Calcuta y nombró Grandes Maestros Provin-
ciales para Baja Sajonia en Alemania y Nueva Jersey en América.
En 1730, el primer príncipe extranjero de sangre real fue ini-
ciado Francisco, duque de Lorena y gran duque de Toscana. Fue
iniciado por el conde de Chesterfield en una Logia especial con-
vocada en La Haya, donde recibió los primeros dos grados de
Masonería. Posteriormente, el duque fue elevado al tercer grado
en la casa del primer ministro Robert Walpole, en una logia tam-
bién presidida por el conde de Chesterfield. La difusión mundial
de la Orden continuó. Ese mismo año, la Gran Logia inglesa emi-
tió diputaciones para formar logias en Rusia, España y Flandes.
La Orden se estaba convirtiendo rápidamente en un elegante
club de cenas para la nobleza, celebrando su primera fiesta cam-
pestre en Hampstead el 24 de junio de 1730. Se enviaron tarjetas
de invitación a varios hermanos nobles. El rango de influencia de
la Gran Logia de Londres también estaba creciendo. Para 1733,
un total de 53 logias estaban representadas en su Comunicación
Anual. En esta reunión, se confirmaron varias regulaciones nue-
vas con respecto a las operaciones del Comité de Caridad, inclui-
do el derecho a escuchar sus propias quejas antes de ser presenta-
das ante la Gran Logia. También en esta reunión, se tomó una
colección para ser distribuida entre los masones angustiados y
para alentarlos a fundar una nueva colonia en Georgia. Durante
ese año, se otorgaron diputaciones para abrir logias en Hamburgo,
Alemania y Holanda.

En 1738, James Anderson publicó su libro revisado de consti-


tuciones, descrito en el capítulo anterior. Fue esta reelaboración
de la historia de la Orden lo que causó que algunos autores le
atribuyeran la creación de la Orden Masónica. Aproximadamente
en este momento, se introdujeron regulaciones en el sentido de
que si una logia dejara de reunirse por más de 12 meses, se elimi-
naría de la lista y perdería su antigüedad. También se estableció
en este momento que todos los futuros Grandes Maestros serían
elegidos de la Logia de los Grandes Mayordomos, para alentar a
los caballeros a unirse. Existieron controversias de las resolucio-
nes sobre lo que se describió como convenciones masónicas ile-
gales. La Gran Logia en Londres también comenzó a invadir el
territorio de la Gran Logia en York al avalar logias en Lancashire,
Durham y Northumberland. Estas acciones redujeron la relación
amistosa entre las dos Grandes Logias.
Mientras tanto, se emitieron órdenes de detención por albergar
logias en Aubigny en Francia (como ya se mencionó), Lisboa en
Portugal, Savannah en Georgia, Amé-
rica del Sur y Gambay en África Occi-
dental. Se nombraron Grandes Maes-
tros Provinciales para Nueva Inglate-
rra, Carolina del Sur y la Costa del
Cabo en África. En 1737, el reverendo
Dr. Desaguliers inició a Frederick, el
Príncipe de Gales, en una logia convo-
cada para ese propósito en Kew. Más
tarde ese año, Frederick pasó al segun-
do grado y luego fue elevado al grado de Maestro Masón. Estaba
siendo preparado para una futura Gran Maestría.
En la reunión principal de la Gran Logia de ese año, un total de
60 logias estuvieron representadas y se designaron Grandes Maes-
tros Provinciales para Montserrat, Ginebra, la Costa de África,
Nueva York y las Islas de América. En 1738 nacieron otras dos
provincias: las islas del Caribe y la provincia de Yorkshire West
Riding. Esto se consideró otra violación de los derechos de la
Gran Logia en York, que amplió la brecha con sus homólogos de
Londres y resultó en un colapso total de las relaciones.

Continuaron surgiendo nuevas logias en el continente, algunas


fundadas por masones de Hannover y otras por jacobitas refugia-
dos. Todas las logias dieron la bienvenida a los hermanos masones
sin importar la religión o la política, por lo que se convirtieron en
fuentes de inteligencia para ambos lados de la lucha jacobita. Des-
afortunadamente para James II, ahora conocido como el viejo si-
mulador, el primer ministro Walpole era mucho mejor en el juego
de espionaje que los jacobitas. El rey consideró las logias masóni-
cas que siguieron a su corte, primero en St. Germain y luego en
Roma, como amenazas a sus posibilidades de recuperar la corona
de Gran Bretaña y persuadió al Papa para que las denunciara.

Masonería en Alemania
Los alemanes llevaron a la masonería con gran entusiasmo. En
1718, un año después de la formación de la Gran Logia de Ingla-
terra, el Dr. Jaenisch, que había sido iniciado en Londres, formó
una logia en Hamburgo. En 1729, el duque de Norfolk, que en-
tonces se desempeñaba como
Gran Maestro Masón de Ingla-
terra, promovió esta logia para
convertirse en la Gran Logia de
Hamburgo e hizo de su Maestro
un Gran Maestro Provincial
bajo la Constitución inglesa. La
Logia de Hamburgo más tarde
se conoció como Logia Ab-
salom.
En 1738, el Venerable Maes-
tro de la Logia de Hamburgo
inició a Federico el Grande de Prusia, entonces el Príncipe Here-
dero. Su padre, el rey Federico Guillermo I, se opuso violenta-
mente a la masonería y había prohibido a cualquiera de sus súbdi-
tos participar en sus reuniones. El Príncipe Heredero Frederick,
sin embargo, estaba fascinado por la Orden y le pidió al Conde
Albert Wolfgang de Lippe-Buckeburg, miembro de la Logia de
Hamburgo, que hiciera los arreglos para que se iniciara en secre-
to. El Conde Albert organizó una reunión en un hotel en Bruns-
wick el 14 de agosto de 1738, donde el Príncipe Heredero Frede-
rick fue nombrado Masón y se convirtió en miembro de la Logia
de Hamburgo. Sostuvo reuniones secretas de logia en Rheinsberg
y pronto progresó a Venerable Maestro.

Después de la muerte de su padre el 31 de mayo de 1740, y su


ascensión al trono, Federico puso de moda la masonería en la so-
ciedad alemana. Anunció que era un hermano masón y estableció
una logia masónica en Berlín llamada Logia de los Tres Globos. Se
convirtió en la primera Gran Logia de Alemania y fue garantizada
por el rey, quien se convirtió en su Gran Maestro. Federico conti-
nuó apoyando la masonería hasta su muerte en 1786, momento en
que la Orden estaba firmemente establecida en Alemania.
La suerte cambió cuando Adolfo Hitler llegó al poder en 1933 y
acusó a la masonería de ser parte de una conspiración judeo-
masónica mundial. Las Diez Grandes Logias Regionales alemanas
fueron disueltas, sus Templos destruidos y sus libros rituales que-
mados. Muchos masones fueron enviados a campos de concentra-
ción y murieron allí. Durante el tiempo de la persecución nazi, los
masones en Alemania adoptaron el símbolo de la flor nomeolvides
para identificarse ante los hermanos. Cuando se restablecieron las
Grandes Logias Regionales de Alemania después del final de la
Segunda Guerra Mundial, la nomeolvides
se adoptó oficialmente como un emblema
de los masones que habían sobrevivido a
los años de oscuridad bajo la opresión nazi.
Todavía es usado por los masones alema-
nes hoy como una insignia de identidad.

La Extensión del Rito Escocés

En 1761, la Gran Logia de Francia emitió una patente a un co-


merciante llamado Etienne (Stephen) Morin para difundir el Rito
Escocés en América. Morin fue nombrado Gran Inspector del
Nuevo Mundo y autorizado para crear Inspectores en todos los
lugares donde estos grados aún no estaban establecidos. Para el
31 de mayo de 1801, había establecido el Supremo Consejo del
Trigésimo tercer Grado para los Estados Unidos de América en
Charleston, Carolina del Sur. Sus instrucciones fueron promover
y alentar el funcionamiento de esos títulos.
Al año siguiente, el Consejo Supremo emitió una circular a todas
las Grandes Logias del Mundo alegando que el origen de la masone-
ría data del comienzo del mundo. El documento continuó descri-
biendo el desarrollo del Arte hasta su propia formación y se declaró
el guardián de las Constituciones Secretas, que habían existido desde
tiempos inmemoriales. Esto estableció otra historia mítica de la ma-
sonería, que ahora reclamó a Adán como el primer masón.
Los nueve miembros fundadores del primer Supremo Consejo,
que emitió órdenes para formar otros Supremos Consejos, fueron:
1. John Mitchell
2. Frederick Dalcho
3. Emanuel de la Motta
4. Abraham Alexander
5. Thomas Bartholomew Bowen
6. Israel De Lieben
7. Dr. Isaac Auld
8. Moses Clava Levy
9. Dr. James Moultrie
Algunos masones en Irlanda y un grupo inglés conocido como
el Campamento Baldwyn de Bristol trabajaron versiones del Rito
Escocés bajo órdenes de arresto que se originaron en Escocia. El
Supremo Consejo de Escocia se constituyó el 4 de junio de 1845,
bajo el liderazgo del Dr. George Walker Arnott. Al año siguiente,
este organismo actuó para legitimar al Supremo Consejo de Char-
leston al admitir a sus oficiales como miembros de los grados 31°,
32° y 33° del Supremo Consejo para Escocia y acordar garantizar
sus actividades. De esta manera, los dos consejos competidores
para la masonería del rito escocés vinieron a trabajar juntos para
difundir el rito escocés en Estados Unidos.
Por lo tanto, a mediados del siglo XVIII, apenas 30 años des-
pués del establecimiento de la Gran Logia de Inglaterra, la maso-
nería tenía una base firme en las partes más remotas del continen-
te europeo, así como en India, África y América.

Este fue el período en que se crearon nuevas historias míticas y


se olvidaron convenientemente las vergonzosas raíces jacobitas
escocesas de la Orden.
EL CRECIMIENTO DE LA
FRATERNIDAD EN LOS
ESTADOS UNIDOS Y MÁS ALLÁ

J ONATHAN BELCHER, NACIÓ EN BOSTON en 1681, fue


el primer francmasón estadou-
nidense. En realidad fue inicia-
do en una logia inglesa en 1704 y se
convirtió en el primer masón de las
colonias cuando regresó a Boston en
1705. Su hijo Andrew también se
inició en la masonería, pero desafor-
tunadamente no sabemos nada más
sobre él.

Las logias militares


La masonería fue llevada a América del Norte por logias mili-
tares adscritas a varios regimientos británicos. No hay mucha do-
cumentación con respecto a las primeras logias en Estados Uni-
dos, ya que la Carta Patente de Logia y el Libro de Actas fueron
conservados, y a veces perdidos, por los comandantes del regi-
miento. A menudo, una logia se ejecutaba en forma de logia de
mesa (mesa redonda). Una tela
especial mostraba los símbolos
principales y los tableros de
rastreo en miniatura para que
pudiera llevarse en un pequeño
cofre. Por lo general, solo los
oficiales del regimiento eran
miembros, pero, si permanecían
en una ciudad durante largos
períodos, iniciarían a hombres
locales. Cuando el regimiento
avanzara, los masones civiles
formarían una logia ad hoc propia. De esta manera, la masonería
se extendió por las colonias norteamericanas.
La Gran Logia de Irlanda emitió la primera orden de arresto
contra una logia militar itinerante, el Primer Regimiento Británico
de a pie, en 1732. Pronto, la Gran Logia de Escocia y las dos
Grandes Logias de Inglaterra también emitieron cartas a las Lo-
gias militares. En 1755, había un total de 29 logias militares itine-
rantes oficiales, así como tres logias navales formadas bajo la
Gran Logia de Inglaterra. Muchas de las nuevas Grandes Logias
europeas también crearon logias militares, pero estaban vincula-
das a un lugar de reunión fijo. No viajaron ni se encontraron en el
extranjero, por lo que no participaron en la masonería a Estados
Unidos.
El 30 de julio de 1733, el
Hno. Henry Price, un sastre
que había emigrado a Estados
Unidos diez años antes, con-
vocó a una reunión de maso-
nes locales en la taberna
Bunch of Grapes en King
Street (ahora llamada State
Street) en Boston. Price era
miembro de Britannic Lodge
№ 33, que se reunió en
Rainbow Tavern en Londres.
Acababa de llegar de una
visita a Londres y llevaba consigo una comisión para formar una
Gran Logia Provincial de Nueva Inglaterra. Price se convirtió en
su Gran Maestro, convirtió a Andrew Belcher (el hijo de Jo-
nathon) en su Diputado y nombró a Thomas Kennel y John Quan
como sus Grandes Vigilantes.
Se abrió una logia y ocho hombres locales fueron iniciados en
la masonería. Los masones recién iniciados inmediatamente soli-
citaron al Gran Maestro Price que se les permitiera formar una
logia, y él estuvo de acuerdo. La primera logia masónica regular
en América, que se conocerá como St. John’s Lodge, nació esa
noche. En 1734, Grand Master Price autorizó a Benjamin Fran-
klin a emitir órdenes de arresto para formar logias en Pensilvania,
y la masonería se estableció gradualmente en Estados Unidos,
como una provincia de Inglaterra. Sin embargo, en las décadas
que siguieron, los problemas del gobierno colonial causaron pro-
blemas que dieron como resultado una Constitución completa-
mente nueva, de inspiración masónica, para un país independien-
te. Se llamaría los Estados Unidos de América.
La chispa que encendió el conflicto fue una fiesta de té masó-
nica en Boston.
El partido del té de Boston
En 1773, la East India Company, la gran potencia comercial
marítima de Inglaterra, estaba almacenando grandes montones de
té importado de Asia que nadie quería comprar. La compañía al-
quilada por la realeza persuadió al gobierno británico de otorgarle
el monopolio de vender té a las colonias, incluidas las de América
del Norte. Añadiendo agravios y lesiones a los colonos, sobre la
Ley del Té aprobada por el Parlamento en marzo obligando a los
estadounidenses a comprar solo té autorizado y con impuestos.
Los colonos de Massachusetts se habían levantado ante una serie
de impuestos arbitrarios impuestos por los británicos sobre el
azúcar y otros bienes básicos. De hecho, las tensiones habían au-
mentado durante algún tiempo antes de que tres barcos cargados

de té de baja calidad y altamente gravados llegaran al puerto de


Boston a fines de noviembre y casi diciembre.
La Logia Masónica de St. Andrews se reunió en la Taberna del
Dragón Verde en Boston, el mismo edificio donde se reunió la
Gran Logia de Massachusetts. El Gran Maestro de Massachusetts,
el Dr. Joseph Warren, era miembro de St. Andrew’s Lodge, al
igual que el platero Paul Revere y el comerciante John Hancock.
Se sabía que los miembros de la logia cantaban una canción, po-
pular entre los Patriotas del grupo clandestino hijos de Libertad,
llamada “Rally Mohawks”. Sus letras fueron las siguientes:

¡Rally, Mohawks! Saca tus hachas,


Y dile al rey Jorge que no pagaremos impuestos
¡En su té extranjero!
Sus amenazas son vanas y vanas de pensar
Para obligar a nuestras chicas y esposas a beber
¡Su vil Bohea! [nombre del té de baja calidad]
Luego reúna a los niños y apresure
Para conocer a nuestros jefes en el Dragón Verde.
Nuestros Warren está allí, y el valiente Revere,
Con manos para hacer y palabras para animar,
¡Por la libertad y las leyes!
Los “valientes” y firmes defensores de nuestro país
Nunca serán dejados por los verdaderos norteños,
¡Luchando por la causa de la libertad!
Luego reúne a los chicos y apresúrate
Para conocer a nuestros jefes en el Dragón Verde.

Los hermanos de la logia St. Andrews argumentaron que “los


impuestos sin representación” eran tiranía, que empeoraba al im-
poner un monopolio del té de baja calidad. Nadie está seguro de
quiénes eran los Mohawks, pero compartieron las opiniones de
los Hermanos de San Andrés y decidieron hacer algo al respecto.
En la noche del 16 de diciembre de 1773, un grupo de unos 60
hombres con caras pintadas, que se hacían llamar Mohawks, se
reunieron en la Taberna del Dragón Verde. Juntos bajaron a los
muelles donde estaban amarrados los barcos de té, subieron a
bordo y arrojaron 90,000 libras de té al puerto.
El 23 de octubre, más de un mes antes de que los tres barcos
llegaran al puerto de Boston, los hermanos Joseph Warren y Paul
Revere, de St. Andrew's Lodge, publicaron una resolución “Para
oponerse a la venta de cualquier té enviado por la East India Com-
pany” y se comprometieron a apoyarlo con sus vidas y fortunas.
El 3 de noviembre, el Hno. William Molineux de St. Andrew’s
Lodge publicó un aviso en el Liberty Tree cerca del Común de
Boston, un punto de encuentro para la causa Patriota. El aviso fue
firmado por los Hijos de la Libertad y exigió que los Consignata-
rios del Té renunciaran como agentes de la Compañía de las In-
dias Orientales. Los Consignatarios ignoraron el aviso, y los Hns.
Molineux y Warren, junto con 300 partidarios, marcharon a la
Aduana para desafiarlos. Después de arrancar las puertas de sus
bisagras, exigieron una renuncia inmediata. Los agentes del té se
negaron y huyeron a Fuerte William, en una isla en el puerto, para
buscar protección militar británica. Los consignatarios de Nueva
York, Filadelfia y Charleston renunciaron, y los barcos de té en
esos puertos se vieron obligados a regresar a Inglaterra, ya que no
había nadie para recibir la entrega del té o pagar los impuestos.
Sin embargo, los consignatarios en Boston, que eran hijos del
gobernador real Thomas Hutchinson, se negaron a renunciar. Sa-
bían que si aguantaban hasta
el 17 de diciembre, el té en
disputa se perdería a su padre,
quien podría venderlo, recupe-
rar los impuestos y obtener
una buena ganancia.
En ese momento, había un
comité de comerciantes en
Boston conocido como Selec-
tmen, dirigido por el hno. John
Hancock de la logia St. An-
drew’s. Hancock no solo era
uno de los hombres más ricos
de las colonias británicas, sino
también el coronel de la Fuerza de Cadetes del Ejército, una orga-
nización de entrenamiento juvenil. El gobernador Hutchinson
puso a Hancock y sus cadetes militares a cargo de la seguridad de
los barcos de té de Boston.
Uno de los tres barcos amarrados en el puerto de Boston,
llamado Eleanor, era propiedad de John Rowe, el Venerable
Maestro de la Logia St. John's. Rowe ofreció tratar de persuadir a
los Consignatarios para que renunciaran y al Gobernador para que
devolviera los barcos y sus cargas a Inglaterra. Pero Rowe no
pudo cambiar las opiniones de los Consignatarios o del Goberna-
dor, que estaban demasiado preocupados por sus ganancias como
para retroceder.
El 28 de noviembre, el
Dartmouth, un barco de té
propiedad de un cuáquero
llamado Francis Rotch, llegó a
Boston y fue atado al muelle.
Joseph Warren convocó a una
reunión en la ciudad, mientras
Paul Revere y sus hombres
montaron guardia en el muelle
para evitar que el barco se
descargara. La tarde siguiente,
según las actas de San Andrés,
el hotel tuvo que ser suspendi-
do debido a la falta de asisten-
cia. Esto no fue sorprendente, ya que muchos de los hermanos
habían ido a la reunión de la ciudad. En esa reunión, se envió un
aviso a los Consignatarios denunciando su fracaso para renunciar
y amenazando con acciones adicionales no especificadas.
La situación seguía estancada. Los guardias de Revere no
permitirían que se descargaran las naves; los destinatarios no re-
nunciaron y continuaron siendo responsables del impuesto de
aduanas antes de que los barcos pudieran ser trasladados. Luego, el
gobernador Hutchinson ordenó el bloqueo del puerto para que los
barcos no pudieran partir. A menos que se descargue la mercancía
y se pague el impuesto antes del 17 de diciembre, el té se perderá
para el gobernador, que estaba obligado y decidido a venderlo.
Las actas de San Andrés para la noche del 16 de diciembre
muestran que la mayoría de los hermanos se perdieron otra Logia,
ya que ellos, junto con otros 5,000 bostonianos, asistieron a una
fatídica reunión en la Casa de Reuniones Old South organizada
por el Dr. Warren, Samuel Adams y otros. Francis Rotch fue con-
vocado antes de la reunión y se le preguntó si regresaría el Dart-
mouth a Inglaterra con el té. Dijo que no lo haría, ya que esto
traería ruina financiera. Luego le preguntaron si tenía la intención
de descargar la carga en Griffin’s Wharf. Dijo que no podía, ya
que no tenía permitido hacerlo. La reunión terminó en un callejón
sin salida sin resolver.
Esa noche, después de que terminó la reunión, el grupo de
patriotas disfrazado de indios mohawk arrojó el té al puerto de
Boston. Los cadetes militares de John Hancock retrocedieron y no
hicieron nada. La tripulación del barco bajó o ayudó a traer el té
para que los Mohawks lo arrojaran por la borda.
Los muchos bostonianos que habían venido de la reunión
permanecieron en silencio y observaron. Su testigo silencioso
hizo imposible que interviniera el almirante a bordo de un buque
de guerra británico en la bahía.
El Fiscal General colonial colocó a cinco miembros de la Lo-
gia de San Andrés en una lista de hombres sospechosos de trai-
ción, con el Gran Maestro Joseph Warren en la cima. Sin embar-
go, a pesar de la multitud de transeúntes, no se presentaron testi-
gos y se retiraron los cargos de traición por falta de pruebas. El
gobernador Hutchinson fue llamado a Inglaterra en infortunio, y
sus hijos se vieron obligados a devolver el dinero que habían ga-
nado al explotar el monopolio del té. El general Thomas Gage se
convirtió en el nuevo gobernador, con órdenes de identificar y
condenar a los responsables de la
fiesta del té de Boston, como se
conocía ahora. Nunca encontró
suficiente evidencia para presen-
tar cargos.
Benjamin Franklin, el Gran
Maestro Masón de Pensilvania,
estaba en Londres cuando llega-
ron las noticias de la fiesta del té.
Se ofreció a pagar el té él mismo,
para salvar a sus hermanos de
Boston de ser juzgados. Al final,
nadie pagó el té porque el Parla-
mento cerró el puerto de Boston,
cortó el comercio con las colonias
y envió tropas.

La guerra de independencia
El descontento de los colonos británicos en América del Norte,
agitado bajo el gobierno arbitrario y autocrático de un rey distan-
te, culminó en el Congreso Continental y su audaz paso hacia la
independencia durante el verano de 1776. Los delegados recono-
cieron que el poder absoluto conferido a una sola autoridad es
fácil de abusar, y llegaron a un acuerdo en que tal abuso debía ser
desafiado y abolido. El documento que redactaron y ratificaron
para declarar el caso contra esta forma de regla se llamó Declara-
ción de Independencia.

De los 56 hombres que firmaron la Declaración de Indepen-


dencia el 4 de julio de 1776, un total de 18 eran masones. Todos
estaban bien versados en principios democráticos debido a su
membresía en la masonería. Las verdades evidentes que deben
considerarse cuando un grupo de personas decide gobernarse a sí
mismas, de acuerdo con la primera línea de la Declaración, for-
maron parte de la enseñanza masónica durante unos 300 años.
Sostenemos que estas verdades son evidentes,
que todos los hombres son creados iguales,
que su Creador les otorga ciertos derechos
inalienables que incluyen la vida, la libertad y
la búsqueda de la felicidad. Que para garanti-
zar estos derechos, los gobiernos se instituyen
entre los hombres, derivando sus poderes jus-
tos del consentimiento de los gobernados. Que
cada vez que cualquier forma de gobierno se
vuelva destructiva para estos fines, es el dere-
cho del pueblo alterarlo o abolirlo, e instituir
un nuevo gobierno, estableciendo sus cimien-
tos sobre tales principios y organizando sus
poderes de tal forma que parece más probable
que afecte su seguridad y felicidad.
Los fundadores de Estados Unidos sabían que para declarar
la autogestión, tenían que establecer una base intelectual para el
autogobierno. Entre ellos se encontraba una minoría considerable
entrenada en los principios masónicos de administrar una logia
establecida por William Schaw a fines del siglo XVI. Según esas
reglas, los lectores recordarán que el Venerable Maestro contará
con el apoyo de otros dos funcionarios responsables de los dife-
rentes aspectos del gobierno. El Maestro hace las Reglas, el Pri-
mer Vigilante las hace cumplir, y el Segundo Vigilante se asegura
de que se apliquen de manera justa. Aunque el Maestro toma la
delantera en los asuntos de la logia, no existe un gobernante abso-
luto. Los tres oficiales trabajan juntos para cumplir con las res-
ponsabilidades del gobierno de la logia. Quizás lo más importante
para los fundadores de los
Estados Unidos fue el hecho
de que el Maestro es elegido
por los miembros. Por lo
tanto, la Declaración de In-
dependencia se basó en otro
símbolo masónico básico
para su razón de ser: la urna,
utilizada para elegir candida-
tos y Maestros de la Masone-
ría, así como los ciudadanos
estadounidenses eligen a su presidente y legisladores.
El camino recorrido por las colonias británicas en América
del Norte desde la declaración de independencia hasta el estable-
cimiento de un gobierno constitucional es uno de los grandes via-
jes en la historia de la sociedad democrática. No siempre recono-
cido en los relatos históricos de ese viaje es la inspiración directa
de los principios masónicos. De hecho, el sistema de tres partes
de controles y equilibrios concebido por los fundadores de la nue-
va república estadounidense, que consta de un presidente, una
legislatura y una Corte Suprema, se asemeja notablemente al sis-
tema triple de gobierno masónico, y no por accidente. El resultado
fue la constitución nacional más innovadora e influyente jamás
escrita, imbuida de principios masónicos que la convirtieron en un
documento vivo y flexible.
Además de estos firman-
tes de la Declaración de In-
dependencia, 33 oficiales
generales del Ejército Conti-
nental eran masones. Otros
notables incluyeron a Benja-
min Franklin, Embajador en
Francia durante la Revolu-
ción Americana y Gran Maestro Provincial de Pennsylvania, y
Paul Revere, quien se convirtió en Gran Maestro de Massachu-
setts. La causa de la libertad estadounidense también atrajo a sim-
patizantes masónicos de otros países, entre ellos dos de los oficia-
les más valiosos del general Washington: el marqués de Lafayette
de Francia y Friedrich Wilhelm von Steuben de Prusia. El “padre
de la Armada estadounidense”, el almirante nacido en Escocia
John Paul Jones, también era Mason, al igual que el notorio trai-
dor general Benedict Arnold. (La masonería trata de mejorar a los
hombres buenos, ¡pero no siempre tiene éxito!)
Se pensó en organizar una "Gran Logia general de los Estados
Unidos", con George Washington como el primer Gran Maestro,
pero la idea duró poco. Las diversas Grandes Logias estatales no
querían disminuir su propia autoridad al aceptar dicho órgano, por
lo que la práctica de cada estado que forma su propia Gran Logia
se convirtió en la norma.

El Primer Presidente Masón


George Washington, el primer presidente de los Estados Unidos,
fue un masón activo miembro de una logia en Virginia. Los prin-
cipios de amor fraternal, alivio y verdad a los que había estado
expuesto como parte de la Orden de los masones estaban entre las
virtudes a las que aspiraba personalmente y en su papel de padre
de su nación. Uno de los propósitos centrales de la Iniciación Ma-
sónica, enseñarle a uno a soñar en mejores sueños, fue una de las
claves del éxito a lo largo de su carrera. Washington sabía que las
personas se vuelven geniales por cómo se inspiran para usar sus
mentes. La masonería, por su parte, enseña que hay un poder
oculto en el centro de la mente humana que solo puede ser apro-
vechado por un Iniciado que esté
adecuadamente preparado. Como
un francmasón apasionado que se
inició a una edad temprana (tenía
solo 21 años cuando se convirtió
en un Maestro Masón en Frederi-
cksburg Lodge), Washington ad-
quirió cualidades que serían el
sello distintivo de su liderazgo.
El padre de Washington,
Agustín, murió cuando George
tenía once años, momento en el
que él y su madre, Mary Ball Wa-
shington, se fueron a vivir a
Mount Vernon. Esta plantación,
ubicada en el río Potomac en la
colonia de Virginia, era propiedad
del medio hermano de George, Lawrence. A los 16 años, George
consiguió trabajo como topógrafo trabajando para Thomas, Lord
Fairfax, anteriormente de Denton Hall en Yorkshire. Fairfax fue
el masón que conocimos en el Capítulo 7 como Gran Maestro de
la Gran Logia de York. También fue un gran terrateniente en Vir-
ginia. Durante tres años, George inspeccionó las tierras de Fairfax
en el valle de Shenandoah, trabajando junto al hermano menor de
Fairfax, Robert. Los Fairfaxes habían sido masones activos en la
Gran Logia de York; El hermano mayor de George, Lawrence,
había sido educado en Inglaterra y estaba casado con la sobrina de
Lord Fairfax. El joven George Washington se interesó en la Or-
den mientras trabajaba para Lord Fairfax.
En 1751, George y Lawrence Washington navegaron a Bar-
bados con la esperanza de encontrar un clima que ayudara a la
mala salud de Lawrence. Los Fairfax también poseían tierras en
Barbados, y Lawrence se quedó allí con la familia de su esposa
mientras George regresaba a Mount Vernon. Sin embargo, la sa-
lud de Lawrence estaba fallando y se fue a
su casa a morir el 26 de julio de 1752.
George heredó Mount Vernon.
Tres meses después, el sábado 4 de
noviembre de 1752, se unió a Fredericks-
burg Lodge № 4, y poco después fue
nombrado ayudante militar por el gober-
nador Dinwiddie, un amigo de Lord Fair-
fax. Como tal, Washington transmitió
mensajes entre las fuerzas francesas e
inglesas que luchaban entre sí a lo largo
de la frontera entre Estados Unidos y Ca-
nadá. El primer sábado de marzo de 1753,
se le otorgó la licencia de sus deberes mi-
litares para convertirse en un Compañero
Mason en Fredericksburg. El sábado 4 de
agosto de 1753, asistió nuevamente al
albergue para ser nombrado Maestro Masón. La logia de Frederi-
cksburg siguió el Rito Escocés y, seis años después de su inicia-
ción, se le otorgó una carta de la Gran Logia escocesa para forma-
lizar su posición.
En 1777 el marqués de Lafayette, un aristócrata francés, ofi-
cial militar y francmasón, salto a la Revolución Americana, se
unió al ejército de Washington y se convirtió en su amigo cer-
cano. En 1784, Lafayette presentó al Hno. Washington con un
delantal masónico bordado por su esposa. Lafayette eligió los
símbolos en el delantal para inspirar a Washington en las campa-
ñas militares finales contra los británicos y la transición a la na-
ción. Washington siempre usaría el delantal con gran orgullo.

Mientras tanto, en diciembre de 1778, mientras servía como


comandante en jefe del Ejército Continental, el general Washing-
ton celebró la fiesta masónica de San Juan Evangelista y participó
en un desfile masónico en White Plains, Nueva York. El siguiente
junio, celebró la otra fiesta de San Juan, Juan el Bautista, en un
festival masónico organizado por la American Union Military
Lodge en West Point. Más tarde, en 1779, le ofrecieron el puesto
de Gran Maestro Masón de los Estados Unidos, pero lo rechazó
debido a sus compromisos militares. Sin embargo, se unió a Ale-
xandria Lodge № 39 en Virginia, y se convirtió en su Venerable
Maestro.
Después de que los estadounidenses capturaron el cofre y la
orden de la Logia de Virtudes Sociales y Militares, № 227 en la
lista de la Gran Logia de Irlanda y adscrita al 46º Regimiento del
Ejército Británico: los artículos fueron devueltos al regimiento
original por una guardia de honor bajo una bandera de tregua por
orden del general Washington.
Cuando Washington prestó juramento como primer presiden-
te de los Estados Unidos el 30 de abril de 1789, hizo el juramento
del cargo en un Volumen de La Ley Sagrada prestada de St.
John's Lodge № 1 Nueva York. Al principio de su segundo
mandato, el 18 de septiembre de 1793, colocó la piedra angular
para el Capitolio de los Estados Unidos en Washington, D.C.,
actuando como Maestro Masón Presidente en una ceremonia rea-
lizada con todo el atuendo masónico y
trabajando el ritual masónico completo
para colocar una piedra angular.
Mientras tanto, el dólar fue adoptado
como la unidad monetaria de los Estados
Unidos, simbolizado por una "S" con un
doble tachado vertical (aunque a menudo
aparece impreso hoy con una sola barra
vertical). La "S" se tomó prestada del
símbolo de una vieja moneda española,
pero las dos líneas verticales representan los dos pilares masóni-
cos, Boaz y Jachin, del pórtico del Templo del Rey Salomón.
El 27 de diciembre de 1792, la fiesta de invierno de San Juan
celebrada por los masones, el presidente Washington completó 40
años de servicio en la masonería. Para conmemorar la ocasión, los
masones de Boston le presentaron un Libro de Constituciones
inscrito (que establece las reglas para administrar una Logia Ma-
sónica). Su carta de agradecimiento decía lo siguiente:

Por halagador que sea para la mente humana,


y verdaderamente honorable como es, recibir
de nuestros conciudadanos testimonios de
aprobación de esfuerzos para promover el bie-
nestar público; No es menos agradable saber
que las virtudes más suaves del corazón son al-
tamente respetadas por una Sociedad cuyos
principios liberales se basan en las leyes inmu-
tables de la verdad y la justicia.
Ampliar la esfera de la felicidad social es
digno del diseño benevolente de una intuición
masónica; y es de desear fervientemente, que
la conducta de cada miembro de la fraternidad,
así como aquellas publicaciones que descubren
los principios que las activan, puedan tender a
convencer a la humanidad de que el gran obje-
tivo de la masonería es promover la felicidad
de la raza humana.
Si bien le ruego que acepte mi agradecimien-
to por "el Libro de las Constituciones" que me
ha enviado, y por el honor que me ha hecho en
la Dedicación, permítame asegurarle que sien-
to todas esas emociones de gratitud que su
afectuoso la dirección y los deseos cordiales se
calculan para inspirar; y rezo sinceramente pa-
ra que el Gran Arquitecto del Universo pueda
bendecirte aquí y recibirte de aquí en adelante
en su templo inmortal".

Cuando Washington fue enterrado en Mount Vernon el 18 de


diciembre de 1799, sus hermanos de la Logia le pagaron honores
fúnebres masónicos.
No debe pasarse por alto en
esta historia el hecho de que in-
cluso un masón tan gallardo como
George Washington mantuvo
esclavos, a quienes se les prohibió
convertirse en masones. El hom-
bre que cambió todo eso fue un
masón afroamericano que fue
iniciado por una logia inglesa. Su
nombre fue Prince Hall, y se be-
nefició del hecho de que había
masones a ambos lados de la Gue-
rra de la Independencia y de que todos buscaban defender los princi-
pios masónicos, el Amor fraternal, socorro y verdad.

Las Logias Masónicas de Prince Hall


La Logia Africana de Massachusetts tiene la única Carta original
emitida por la Gran Logia de Inglaterra (la predecesora de la Gran
Logia Unida de Inglaterra de hoy) que todavía existe en los Estados
Unidos.
La Carta fue otorgada al primer maestro de una logia de negros
estadounidenses, el Venerable Hermano Prince Hall. Nació en 1735,
no se sabe si en Barbados o África, existe una disputa. Lo que sí
sabemos con certeza es que llegó a Boston en 1765 como esclavo.
Fue vendido a un hombre llamado William Hall y llamado Prince.
Hall quedó tan impresionado con él que le otorgó a Prince su liber-
tad en 1770. Tomando el apellido de su antiguo maestro y amigo, se
hizo conocido como Prince Hall.
Aunque a Prince Hall no se le permitió convertirse en Masón
mientras era esclavo, sabía que sus creencias en libertad e igualdad
coincidían con las de la Orden. Comenzó a hablar en reuniones pú-
blicas, pidiendo igualdad de trato para las personas negras, educa-
ción para los niños negros y la abolición de la esclavitud, pero se
convenció de que la gente no lo escuchaba porque era un hombre
negro. El partido de Té de Boston lo convenció de que la gente de la
ciudad escuchaba lo que los masones tenían que decir y valoraba los
mismos ideales. Porque todas las personas influyentes en Boston
EL MEMORIAL MASÓNICO
NACIONAL DE WASHINGTON
en Alejandría, Virginia

Cuando juró como el primer presidente de los Estados


Unidos en 1789, George Washington era el Maestro de la
Logia Alexandria № 39, en la lista de la Gran Logia de
Virginia. Cuando murió diez años después, la Logia fue
oficialmente renombrada Logia A1lexandria–Washington
№ 22.
La familia y amigos de Washington donaron muchos
de los recuerdos masónicos del hermano George a la lo-
gia, pero sus cuartos no eran el mejor lugar para alma-
cenar y exhibir estos artículos irremplazables. Muchas
de las reliquias fueron destruidas por el fuego en 1871.
Un miembro de Alexandria-Washington Lodge, Bro.
Charles Callahan, estaba tan preocupado por preservar
los recuerdos restantes que compró un terreno en la co-
lina de Shooter (o Shuter's) en 1909 y lo donó al alber-
gue como el sitio de un nuevo edificio propuesto a prue-
ba de fuego. Sin embargo, el albergue no podía pagar
una instalación adecuada, por lo que el Gran Maestro de
Virginia, Joseph Eggleston, convocó una reunión de to-
dos los masones interesados el 22 de febrero de 1910, el
cumpleaños de Washington. Los asistentes establecieron
la Asociación Memorial Masónica Nacional George
Washington, y Bro. Thomas Shryock, el Gran Maestro
Masón de Maryland, se convirtió en su primer presiden-
te. La Asociación Memorial resolvió que no tomaría
prestado dinero para el proyecto y que la construcción se
realizaría solo cuando los masones estadounidenses do-
naran fondos suficientes. Tomó 60 años recaudar el di-
nero para completar el trabajo.
El Hermano presidente Calvin Coolidge colocó la prime-
ra piedra del Memorial el 1 de noviembre de 1923. El pre-
sidente Herbert Hoover inauguró oficialmente el edificio y
lo dedicó a la memoria de Washington el 12 de mayo de
1932, el año bicentenario del nacimiento de Washington.
La enorme estructura de granito estaba coronada por una
torre, inspirada en el Faro de Alejandría en el antiguo
Egipto, que se elevaba a más de 300 pies en el aire. El in-
terior del monumento, con salas de reuniones de la Logia,
citas arquitectónicas elaboradas, estatuas, murales y una
gran cantidad de elementos simbólicos, no se terminó has-
ta 1970.
Según la Asociación Memorial Masónica Nacional
George Washington, la misión de la organización y el mo-
numento es:
Inspirar a la humanidad a través de
la educación para emular y promover
las virtudes, el carácter y la visión de
George Washington, el hombre, el
masón y el padre de nuestro país.
El museo, todavía financiado de
manera privada por contribuciones
masónicas, está abierto al público
los siete días de la semana “para
honrar y perpetuar la memoria, el
carácter y las virtudes del hombre
que mejor ejemplifica lo que los ma-
sones son y deberían ser, el her-
mano George Washington”.
parecían ser masones, Hall concluyó que debía unirse a la Orden
si quería que la gente escuchara su mensaje.
Incluso como hombre libre y con derecho a ser considerado,
Hall fue rechazado varias veces en sus esfuerzos por unirse a las
Logias Masónicas de Boston. Finalmente, en 1775, el Maestro de
la Logia № 441 de la Gran Logia de Irlanda, adscrito a la 38.a
infantería británica a pie en Boston, se enteró de su tendencia y le
otorgó su petitoria membresía. El 6 de marzo, Hall y otros 14

hombres de color libres fueron iniciados regularmente en una


reunión de la Logia Militar № 441 en Castle William Island. Fue-
ron los primeros hombres negros en convertirse en masones en
Estados Unidos, y cuando los británicos abandonaron Boston en
1776, el Príncipe Hall recibió un permiso de número 441 para re-
unirse con sus compañeros iniciados como logia. Debía ser conoci-
do como African Lodge № 1, y Hall era su Venerable Maestro.
El Príncipe Hall solicitó con
éxito al General Washington que
permitiera que hombres negros se
unieran al Ejército y luego se inscri-
bió él mismo. Luchó en la Batalla de
Bunker Hill el 17 de junio de 1775,
donde Joseph Warren, Gran Maestro
de la Gran Logia de Massachusetts,
fue asesinado por un mosquete britá-
nico, y luego sirvió con distinción
bajo el general William Prescott.
Después de la guerra, Hall instaló
una peletería y tuvo tanto éxito que pudo comprar su propiedad. Se
convirtió en votante registrado en 1787 y persuadió a la legislatura
de Massachusetts para que aprobara un proyecto de ley para prote-
ger a los esclavos liberados de ser secuestrados y vendidos nueva-
mente como esclavos en el sur. Y aunque también dirigió una es-
cuela para niños negros en su propia casa en Boston, Hall es mejor
recordado por su interés desde hace mucho tiempo en promover y
desarrollar la masonería como una influencia positiva en los hom-
bres negros.
El Hermano Hall tenía un permiso para
trabajar en la Logia Africana № 1, pero no
tenía una orden para que la Logia iniciara
más masones. Decidió hacer algo al respec-
to. El 2 de marzo de 1784, escribió a la Gran
Logia de Inglaterra, explicando sobre su
permiso y solicitando una orden judicial que
le permitiría a la logia iniciar nuevos maso-
nes y simplemente reunirse. En respuesta, la
Gran Logia de Inglaterra emitió la Logia
Africana № 459, con una carta el 29 de
septiembre de 1784. Así se convirtió en la
primera logia regular de hombres negros en
América.
La Logia Africana creció hasta tal punto que el Venerable
Maestro Prince Hall fue nombrado Gran Maestro Provincial en
1791, fundando la primera Gran Logia Provincial Negra. Como tal,
Hall en 1797 autorizó una nueva logia en Filadelfia y otra en Rho-
de Island. Las dos nuevas logias recibieron cartas de la Logia Afri-
cana № 459.
En diciembre de 1808, un año después de la muerte del Prínci-
pe Hall, la Logia Africana № 459 (Boston), la Logia Africana №
459 (Filadelfia) y la Logia Hiram № 3 (Providencia) convocaron
a una asamblea general de la Orden y organizaron la Gran Logia
Africana, también conocido como Gran Logia Africana № I. En
1847, por respeto a su padre fundador, cambiaron el nombre a
Prince Hall Grand Lodge, como todavía se le llama hoy. En 1848,
Union Lodge № 2, Rising Sons of St. John № 3, y Celestial Lodge
№ 4 se convirtieron en las primeras logias en ser alquiladas por la
Prince Lodge Grand Lodge.
Ahora hay unas 5,000 logias y 47 grandes logias que remontan
su linaje a la Jurisdicción de la Gran Logia Prince Hall de Massa-
chusetts. La segregación racial en América del Norte en el siglo
XIX y principios del XX dificultó que los estadounidenses negros
se unieran a logias fuera de las jurisdicciones del Prince Hall, ya
que no había un reconocimiento interjurisdiccional formal entre las
autoridades masónicas paralelas. Hoy, sin embargo, la mayoría de
las Grandes Logias de los Estados Unidos reconocen a sus contra-
partes del Prince Hall, que celebran su herencia como logias para
los estadounidenses negros, pero están abiertas a todos los posibles
miembros, independientemente de su raza o religión.
Francmasonería en la luna
El primer hombre en la luna fue un “Le-
wis”, el término para el hijo de un masón
que aún no ha sido iniciado. El segundo
hombre en la luna era un masón activo. El
vicepresidente que jugó un papel instru-
mental en el compromiso de los Estados
Unidos para llegar a la luna era un masón.
El administrador del Programa de Aterriza-
je en la Luna de Apolo era un masón, y el
gerente de los Módulos de Comando y Ser-
vicio del Programa de Apolo era un masón.
Por lo tanto, puede no sorprendernos que
una bandera masónica viajara a la luna y
regresara en la primera misión histórica del alunizaje en julio de
1969. Sin embargo, lo que puede sorprenderle al saber es que la
autoridad para mantener logias masónicas en la luna ha sido asig-
nada formalmente a la Gran Logia de Texas.
Mientras que el presidente John F. Kennedy es famoso por
lanzar el desafío el 25 de mayo de 1961: “Esta nación debe com-
prometerse, antes de que termine esta década, para aterrizar a un
hombre en la luna y devolverlo a la tierra de manera segura” – Vi-
cepresidente Lyndon B. Johnson desempeñó el papel clave en el
establecimiento de la sede del cuerpo de astronautas de la NASA,
su programa espacial tripulado y el Proyecto Apolo en Houston,
Texas, en el centro espacial que más tarde tomó su nombre. Ken-
nedy no era un masón, pero Johnson había sido iniciado el 30 de
octubre de 1937 en Johnson City Lodge №
561, en Johnson City, Texas.
James Edwin Webb, el Administrador
de la NASA desde 1961 hasta 1968, fue
miembro de la Logia Universitaria № 408
en Chapel Hill, Carolina del Norte. Ken-
neth S. Kleinknecht, gerente de los Módu-
los de Comando y Servicio del Programa
Apollo, era miembro del Fairview Lodge
№ 699 en Fairview, Ohio.
Neil A. Armstrong, Sr., padre del comandante del Apolo 11 y
el primer hombre en la luna, fue un Gran Oficial en la Gran Logia
de Ohio, convirtiendo al astronauta Neil en Lewis.
Edwin E. “Buzz” Aldrin, el copiloto
del Apolo 11 y el segundo hombre en la
luna, era miembro de Clear Lake Lodge
№ 1417, en Seabrook, Texas, en el mo-
mento de la misión.
La fuerte participación de los maso-
nes en el primer alunizaje no fue el resul-
tado, como algunos han sugerido, de al-
guna conspiración masónica, sino porque
muchos miembros están inspirados en el
incentivo tradicional de la Orden para
estudiar “los misterios ocultos de la naturaleza y la ciencia”. Cuan-
do los masones de la NASA tuvieron la oportunidad de volar a la
luna, recurrieron a sus valores y tradición masónicos para aprove-
char al máximo la oportunidad. Como dice el sitio web de la Gran
Logia de Colombia Británica y Yukón:

Los masones siempre han estado a la vanguardia de la comuni-


dad científica; desde la fundación de la Royal Society británica
hasta el programa actual de la NASA en los Estados Unidos.

Al igual que los físicos Leo Szilard y Albert Einstein conven-


cieron a Bro. El presidente Franklin Roosevelt en 1939 dijo que la
bomba atómica estaba sentada en el reino platónico esperando ser
revelada, James Webb utilizó argumentos similares para persuadir
al vicepresidente Johnson y a la administración Kennedy de que los
medios para llegar a la luna estaban al alcance de la tecnología es-
tadounidense. Durante siete años después del histórico desafío del
presidente Kennedy en mayo de 1961, Webb criticó, persuadió,
engatusó y maniobró en Washington en nombre de la NASA y el
sueño de llegar a la luna. Al final, construyó una red continua de
conexiones políticas que generaron los recursos y el apoyo para
lograr el objetivo del Proyecto Apolo de acuerdo con el cronogra-
ma que el presidente Kennedy había anunciado.
En noviembre de 1969, The New
Age Magazine (ahora el Scottish Rite
Journal) publicó una edición especial que
celebra el éxito del Proyecto Apolo y
alaba a los masones involucrados en su
éxito. Escribiendo en ese número, Hno.
Kenneth Kleinknecht, gerente de los Mó-
dulos de Comando y Servicio para el
programa Apollo, gerente de los proyec-
tos Gemini y Skylab, y miembro de Fairview Lodge № 699, dijo:

Tenga en cuenta cuántos de los astronautas mis-


mos son Hermanos Masones: Edwin E. Aldrin,
Jr.; L. Gordon Cooper, Jr.; Donn F. Eisle; Walter
M. Schirra; Thomas P. Stafford; Edgar D. Mit-
chell y Paul J. Weitz. Antes de su trágica muerte
en un incendio repentino en Cape Kennedy el 27
de enero de 1967, Virgil I. “Gus” Grissom tam-
bién era un masón. El astronauta Gordon Cooper,
durante su vuelo espacial de época de Géminis V
en agosto de 1965, llevó consigo una joya oficial
del trigésimo tercer grado y una bandera del rito
escocés. A través de la placa lunar, la insignia y la
bandera masónicas, y los propios astronautas ma-
sónicos: la masonería ya está en la era espacial.
¿Podemos dudar de la masonería y su relevancia
espiritual para la era moderna cuando incluso sus
representantes materiales han hecho avances his-
tóricos en las infinitas extensiones del espacio
exterior?

La jurisdicción masónica sobre la luna fue establecida por el


Hno. Edwin Eugene (Buzz) Aldrin, Jr., quien llevó consigo una
dispensa de la Gran Logia de Texas como Diputado Especial del
Gran Maestro, autorizándolo a reclamar la Jurisdicción Territorial
Masónica sobre la Luna para la Muy Venerable Gran Logia de
Texas de Antiguos libres y aceptados masones. A su regreso a la
tierra, el Gran Maestro Adjunto Especial Aldrin certificó que llevó
la dispensación a la luna y que la jurisdicción se estableció el 20 de
julio de 1969. La bandera masónica que llevó consigo, bordada con
el emblema del Rito Escocés, está ahora dispuesta en el Museo del
Rito Escocés del Consejo Supremo en Washington, DC
Sobre la base de esa dispensación, la Gran Logia de Texas ha
garantizado una logia autorizada para celebrar reuniones masónicas
y enseñar la filosofía y la simbología de la masonería en la luna. Su
nombre es Tranquility Lodge 2000, y celebra reuniones cuatro ve-
ces al año en varias ciudades de Texas hasta el momento en que se
puede convocar en la luna. El delantal de la logia representa la tie-
rra vista desde la luna.
EL ESTUDIO DE LOS símbolos ha recorrido un largo camino
desde los primeros canteros de Aberdeen, hasta los luchadores por
la libertad de Boston Tea Party, los defensores de la igualdad de
Prince Hall y los científicos de cohetes y astronautas de la NASA.
Y, sin embargo, a través de los siglos, las enseñanzas de la maso-
nería y el significado de sus símbolos siguen siendo esencialmen-
te los mismos. Los científicos de cohetes, los hermanos Prince
Hall, los fundadores de la democracia estadounidense y los traba-
jadores de la piedra de Aberdeen medieval han compartido su
trabajo en el sentido más básico.

Cada uno sabe que la masonería es un sistema peculiar de morali-


dad velado en alegorías e ilustrado por símbolos.
OTRAS LECTURAS
Butler, Alan, and John Richie. Rosslyn Revealed: A Library in
Stone. John Hunt Publishing: Ropley, UK, 2006.
Hay, Gilbert. The Prose Works of Sir Gilbert Hay, Vol. II. Edin-
burgh: Scottish Text Society, 1993.
Lomas, Robert. Freemasonry and the Birth of Modern Science.
Rockport, MA: Fair Winds Press, 2003.
Lomas, Robert. Turning The Hiram Key. Rockport, MA: Fair
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Lomas, Robert. Turning The Solomon Key. Rockport, MA: Fair
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Lomas, Robert. The Secrets of Freemasonry, London: Constable
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Lomas, Robert. Turning The Templar Key. Rockport, MA: Fair
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Lomas, Robert. The Secret Science of Masonic Initiation. Weiser
Books: San Francisco, 2010.
Lomas, Robert. The Lost Key. London: Hodder and Stoughton,
2010.
Lomas, Robert. The Secret Power of Masonic Symbols. Rockport,
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Lomas, Robert. The Lewis Guide to Masonic Symbols. London:
Lewis Masonic, 2013.
MacNulty, W. Kirk. Freemasonry: Symbols, Secrets, Signifi-
cance. London: Thames & Hudson, 2006
MacNulty, W. Kirk. Freemasonry: A Journey Through Ritual and
Symbol. London: Thames & Hudson, 1991
Stevenson, David. The Origins of Freemasonry. New York:
Cambridge University Press, 1988.
Wilmhurst, Walter Leslie. The Meaning of Masonry. Reprint of
1923 edition. New York: Bell Publishing, 1980.
Archivos y Sitios Web
Aberdeen Burgh Records (1483), vol. I, no 39. University of
Dundee
Digitized Archives.
Aberdeen Burgh Records (1493), vol. I, no. 52. University of
Dundee
Digitized Archives.
Scottish Rite of Freemasonry, Supreme Council 33o, Southern
Jurisdiction, U.S.A.: http://scottishrite.org
George Washington Masonic National Memorial:
www.gwmemorial.org
Grand Lodge of Scotland: www.grandlodgescotland.com
Grand Lodge of Texas: www.grandlodgeoftexas.org (and see
Grand Lodges of other states)
United Grand Lodge of England: www.ugle.org.uk
University of Bradford Online Masonic Archive:
www.brad.ac.uk/webofhiram
SOBRE EL AUTOR
ROBERT LOMAS se inició como francmasón en 1986 y se con-
virtió en un popular conferenciante y autor de historia, ritual y
espiritualidad masónica. Sus muchos libros sobre el tema inclu-
yen el éxito de ventas internacional The Hiram Key (1986, con
Christopher Knight), así como La Masonería y el Nacimiento de
la Ciencia Moderna (2003), The Secret Science of Masonic Initia-
tion (2010), The Secret Power of Masonic Symbols (2011) y mu-
chos otros. También ha escrito sobre el período neolítico, ingenie-
ría antigua, arqueoastrononomía y el inventor Nikola Tesla. Lo-
mas tiene un Doctorado en Ingeniería Eléctrica y un Doctorado en
física de estado sólido, ambos de la Universidad de Salford en
Inglaterra. Actualmente da conferencias sobre Sistemas de Infor-
mación en la Facultad de Administración de la Universidad de
Bradford.

SOBRE EL ILUSTRADOR
Sarah Becan es una artista de cómics, autora y diseñadora
con sede en Chicago, e ilustradora de libros como Astronomy For
Beginners (2008) y The Adventures of Fat Rice (2016). El trabajo
de Becan ha aparecido en una variedad de publicaciones impresas
y en línea, incluyendo Saveur, Rodale’s Organic Life, Eater.com,
TruthOut.com y la colección colaborativa en serie Cartozia Tales;
ella también es la creadora del cómic autobiográfico “I Think
You're Sauceome”. Becan recibió un Premio Xeric y un Trofeo
Stumptown por Debut Sobresaliente en 2010 por su primera no-
vela gráfica, The Complete Ouija Interviews, y su trabajo ha sido
nominado dos veces para el Premio Ignatz. Su segunda novela
gráfica, Shuteye, fue lanzada en 2012.
MASONERÍA
PARA PRINCIPIANTES

Has oído hablar de sus reuniones secretas, sus símbolos


misteriosos, sus apretones de manos especiales. ¿Son una
religión? ¿Un culto? ¿George Washington era realmente
un miembro? ¿Sus símbolos antiguos realmente aparecen
en el billete de un dólar? ¿Quiénes son los masones? ¿De
dónde vienen? ¿En qué creen ellos?
En Masonería Para Principiantes, el autor e historiador, el
hermano Robert Lomas, lo lleva detrás de escena y en el
tiempo para revelar los orígenes, símbolos, rituales, orga-
nización y filosofía de la fraternidad masónica. El arte có-
mico y los gráficos iluminadores de Sarah Becan ayudan a
explicar la historia y las tradiciones de la masonería desde
sus raíces escocesas, su expansión en Europa y sus prime-
ros días en América del Norte hasta la primera logia masó-
nica en la Luna.
Robert Lomas es el escritor más importante sobre asuntos
masónicos en los últimos tiempos, aplicando a la masonería
en sí el espíritu de investigación libre y de pensamiento
claro que se fomentó original e históricamente en su logia.
Aquí arroja una luz desmitificadora incluso en sus dimen-
siones más sombrías y sus enseñanzas secretas. Ha realiza-
do un trabajo excelente y completo al representar la histo-
ria, los principios y las tradiciones de la masonería.
—MARK BOOTH, también conocido como Jonathan Black,
es autor de la exitosa historia secreta del mundo, la historia
secreta de Dante y la historia sagrada.

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