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Diario Clarín

Sociedad- ADN

La ciencia ya busca usar el ADN para guardar información


Por Graciela Gioberchio - Leo González Pérez

Es porque la humanidad produce textos, videos y fotos frenéticamente y los soportes de hoy están
llegando al límite.

05/09/13

La humanidad está incrementando a un ritmo frenético la cantidad de información que


genera. Nunca produjo tantos datos. Y el volumen de información generado en múltiples formatos
desafía la capacidad de diferentes industrias de producir adecuados soportes de almacenamiento;
por eso, ya hay científicos que están buscando nuevas formas de guardar datos. Una línea de
investigación trabaja en la posibilidad de almacenar información en moléculas de ADN, cuya
principal función en la naturaleza es, justamente, guardar información, lo que hace con una
eficiencia y un nivel de miniaturización inigualables.
El ADN es una portentosa base de datos. Contiene toda la información genética necesaria
para construir seres vivos. En su rol natural, lo que las moléculas de ADN guardan son los datos
necesarios para que los seres vivos, de generación en generación, se desarrollen con sus rasgos
particulares, adquieran ciertas características y lleven a cabo determinadas funciones y conductas.
Las moléculas de ADN tienen a su favor, además, la capacidad de conservar los datos
durante milenios sin necesitar grandes cuidados, como lo demuestra el hecho de que se consiguió
extraer ADN de fósiles y reconstruir el genoma de los neandertales. Entonces, el razonamiento que
siguieron los expertos es el siguiente: si es una base de datos tan buena, sería interesante poder
codificar en moléculas de ADN cualquier información.
Textos, sonidos, fotografías o videos podrían guardarse en esas moléculas.
Un trabajo de científicos de las universidades de Harvard y John Hopkins, publicado en
septiembre de 2012 en la revista Science , arribó a la conclusión de que la molécula de ADN es el
dispositivo que puede almacenar mayor cantidad de información medida en bits por milímetro
cúbico. A su vez, a principios de este año apareció en la revista Nature una investigación de
científicos estadounidenses y del Laboratorio Europeo de Biología Molecular en el que se muestra
cómo se logró guardar en moléculas de ADN (que luego se insertaron en una bacteria) material
fotográfico, textos y audios.
Y ya hay una experiencia argentina en esta materia. Un grupo de alumnos e investigadores
del Instituto de Tecnología de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), encabezados por
Federico Prada, lograron guardar en moléculas de ADN la primera parte del Himno Nacional.
Según Prada le contó a Clarín, mediante un algoritmo (es decir una fórmula o función
matemática), transformaron la partitura de la introducción del Himno al formato genético, es decir a
una larga oración formada por cuatro letras (A, T, C y G). “Después –sigue Prada– buscamos una
empresa que nos pudiera sintetizar (“imprimir”) la molécula de ADN que habíamos generado. Lo
hizo una empresa de afuera (en la Argentina nadie hace secuencias tan largas)”. La síntesis es muy
cara, entre uno y dos dólares la letra (el himno entero hubiera costado unos 8.000 dólares).
Después, el equipo recibió por correo, en un pequeño tubo, las moléculas de ADN. Allí, tras
algunas horas de trabajo de laboratorio, ya tenían los primeros acordes de la canción patria
guardados en una molécula de ADN. Pero al proceso le faltaba un paso, colocar esos datos en una
bacteria. ¿Para qué? Para replicar la información, cosa que la bacteria hará, al reproducirse, con una
eficiencia increíble y del mismo modo que replica su propia información genética.
Cuando la información está en una molécula de ADN, “necesitás un organismo vivo para
que te ayude a copiar esa información.
De ese modo, en una sola noche podríamos obtener una copia del Himno para cada
habitante del planeta”, explicó Prada.
Finalmente, cuando se necesite recuperar la información guardada en el ADN, habrá que
secuenciar ese ADN, lo que puede hacerse en el país y a bajo costo.
Prada no tiene dudas acerca del potencial de técnicas como éstas debido a la necesidad de
mayor capacidad de almacenamiento.
“Si no es la molécula de ADN será otra, pero hay que cambiar el paradigma de
almacenamiento sin lugar a dudas”, dice.
Y para ilustrar la miniaturización que alcanza el almacenamiento en moléculas de ADN
señala que todos los datos contenidos en una biblioteca de 52.000 libros, que pesa unas 36
toneladas, puede guardarse en una centésima parte de gramo de ADN, “en un granito de arena de
ADN”.

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