Sunteți pe pagina 1din 3

Había transcurrido muy poco tiempo desde la conclusión de la Primera

Guerra Mundial y el estallido de un nuevo conflicto mundial. En esos años, la


democracia había sido acusada de ser incapaz de detener la guerra. Estos
años, los años comprendido en el periodo de entreguerras, estuvieron
caracterizados por una profunda depresión económica, pero, además, de un
profundo abatimiento moral, sentimiento que provocó que el mundo entero
se arrojase en los brazos de los “superhombres” (influyo de la filosofía de
Nietzsche), los cuales estaban decididos a erradicar la libertad.
Europa vive entre 1914 y 1945 la que puede llamarse una gran guerra civil europea —el
concepto se ha extendido en la bibliografía más reciente—, separando a los dos grandes
conflictos mundiales, un convulso periodo de entreguerras.
Durante la Primera Guerra Mundial Alemania desarrolló nuevas formas de hacer la
guerra. También financió sistemáticamente a los pacifistas y socialistas en la retaguardia
enemiga, e incluso propició la llegada de Lenin.
La victoria en Rusia de los bolcheviques, que pasaron a autodenominarse
comunistas, como consecuencia de la Revolución y la guerra civil que les aupó al poder
entre 1917 y 1921, supuso un enorme impulso para todos los movimientos
revolucionarios de izquierdas de toda Europa.
Lenin sostenía que, una vez finalizada la Gran Guerra, y con el triunfo en Rusia
del comunismo, se produciría una guerra civil internacional que traería el triunfo del
proletariado de todas las naciones sobre las clases burguesas y conservadoras
capitalistas, sobre los gobiernos democráticos de todo el mundo. Desde Moscú, bajo su
gobierno, y luego con el de Stalin, los comunistas alentaron, financiaron, armaron y
dirigieron a los partidarios de esta revolución mundial.
En 1920 el triunfante Ejército Rojo de los bolcheviques, vencedor de la guerra
civil rusa, invadió la recién nacida Polonia para terminar con sus libertades y
anexionarla a la URSS. Pero la invasión fue un fracaso, ya que las tropas rojas
bolcheviques fueron rechazadas por el ejército polaco.
la acción revolucionaria de la izquierda alemana continuó, con el objetivo de
hacer por cualquier medio con el poder, hasta la llegada de Hitler al gobierno en enero
de 1933.
La sublevación roja en Italia estuvo liderada por el Partido Socialista, que había
caído en manos de su sector más radical, los maximalistas, que soñaban con hacer su
revolución al estilo soviético. Su sueño revolucionario sólo sirvió para permitir el
nacimiento y espectacular crecimiento del Partido Nacional Fascista de Benito
Mussolini.
Los fascistas accedieron al poder en octubre de 1922 tras la marcha sobre Roma.
Europa se vio dividida y enfrentada entre los defensores de los sistemas
democráticos parlamentarios; los seguidores del fascismo; los socialistas; y los
comunistas, partidarios de una nueva sociedad sin clases impuesta por medio de una
revolución violenta al estilo soviético.
De esta forma, nos vamos a encontrar con tres Totalitarismos, la Italia fascista,
la Alemania nazi y la Rusia soviética, que presentan las siguientes semejanzas:
a) El odio a la democracia y al parlamentarismo.

Aunque el sistema democrático es odiado por los regímenes totalitarios, éstos


sabrán aprovechar las oportunidades del sistema democrático para hacerse con el
poder, y una vez en él acabar con la democracia, momento a partir del cual
erradican la libertad y el pluralismo, objetivo a su vez por el que justifican la
violencia y el terror del Estado, capaz no solo de eliminar físicamente a personas
o a grupos concretos, sino de llegar incluso a la práctica del genocidio.

b) El sistema de partido único.

El partido está dirigido por una minoría, una elite dirigente, que es la que marca las
directrices a seguir. En la cúspide del mismo está el líder cuya autoridad es incontestada
y al que se obedece de forma ciega a través de una férrea disciplina. Como es lógico ese
líder es el máximo gobernante y su poder –al controlar el partido y el estado- es
prácticamente absoluto. El partido único es también la catapulta para conseguir el poder
político y, una vez en él conservarlo, no dudando en ningún momento en usar la
violencia o la coacción contra los que se oponen a sus objetivos a y través de él se
predica la ideología dominante a la sociedad y se controla a la población. Intensa
centralización administrativa.

c) El control total de la sociedad por parte del partido.

El papel del partido único no se reduce a la conquista del poder y la conservación de


éste, otro fin importante es la creación de organizaciones paralelas para encuadrar a
todos los sectores de la población y así aumentar el control sobre los ciudadanos. Todos
los aspectos de la vida son controlados y monopolizados por el partido, la vida social al
margen de las organizaciones permitidas es imposible.

d) El culto al líder.

Al frente del Estado se encuentra un líder carismático que encarna al partido único y a la
nación. A ese líder se le rinde un culto casi religioso. Por primera vez se utilizan los
medios de comunicación de masas para extender las ideas y la “adoración” del líder. La
aparición ante sus seguidores del führer en Alemania o del duce en Italia será estudiada
al detalle.
e) Primacía de la colectividad sobre el individuo.

Si en la democracia los derechos individuales eran importantes (libertad de expresión,


reunión, asociación...), en estos regímenes dejan de existir o son sustituidos por los
derechos colectivos. Control policial de tipo terrorista, apoyado en el partido y dirigido
contra clases de población arbitrariamente seleccionadas.

No obstante, se van a diferencias por las siguientes razones:


Al carácter internacional del comunismo se opone el racismo y el nacionalismo
de las fascistas y los nazis, aunque también es verdad que estos últimos proponen una
política exterior imperialista. Por otro lado, si bien es cierto que los fascistas niegan la
existencia de la lucha de clases, los comunistas por su parte prometen su extinción en el
futuro. Y frente a la absolutización del Estado fascista se opone la provisional dictadura
del proletariado bolchevique como etapa previa y necesaria a la desaparición del Estado.
El comunismo va a tratar de realizar una revolución económica y social mientras
que el nazismo y fascismo una revolución de ámbito cultural, moral y política. Además,
estos últimos van a rechazar todo lo relacionado con la ilustración, mientras que el
comunismo va a rechazar el capitalismo y el liberalismo.

S-ar putea să vă placă și