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Sonríe

 Melina Azpelicueta
 Aylen Medina
 Roció González
Ey, ey, despierta y sigue mi aguda y alegre voz que el show está por comenzar. Y no querrás
perdértelo ya que es tu momento para volver a sonreír mi angelito JAJA JA. Abre los ojos o mueve
la cabeza para saber que me escuchas. Muy bien, asi me gusta.

¿Dónde estas preguntas? Es un secreto mi angelito. Pero calma que no te hare daño, bueno si no
me obligas a hacértelo.

Ey deja de gritar, cálmate, tus manos y piernas estan atadas a una silla eléctrica y si te mueves,
tocaras la palanca que está a tu lado, convirtiéndote en carbon. Pero no queremos eso, ¿verdad?

¡No puedes verme por tus ojos estan atados! Si quieres le mostrare a tus sentidos quien soy, lo
hare hablando bajo, en un susurro para que no te asustes. Voy a desatarte la mano derecha para
que puedas tocarme. Pero te advierto, mi angelito, que si llegas a intentar algo te cortare la mano
con una tijera y la hare carne picada.

¿Sí? Siéntela, es fría, afilada y podría hacerte sangrar mucho. Ahora siénteme a mí y deja que tus
dedos sientan por ti, que perciban mi áspera y pastosa cara, a causa del maquillaje que estoy
usando. ¿Lo sientes? Las cicatrices que estan junto a mi boca, con sus vértices gruesos y
extendidos hasta las orejas, zurciendo los cuajos de la que alguna vez fue mi piel.

¿Mi aroma también la detectas? No me ofenderé con tu respuesta angelito pero si no quieres
decirlo solo asiente.

Muy bien asi me gusta, sé que hace que tu piel se erice, que tu corazón se acelere de miedo. No
sabes lo que planeo, ni por qué te despertaste aquí. Calmado no te hare daño, solo quiero hacerte
feliz, si no te coseré una linda sonrisa. Vaya, te has callado, debes estar emocionado de estar aquí
y de escuchar nuestra historia. ¡Por Dios! ¿He dicho nuestra? Bueno ahora tendrás que
conocernos JAJAJA/

Bueno comencemos, te estoy atando la mano para que no cometas ninguna locura mi precioso
angelito. ¡Basta cállate! Empecemos de una vez.

Puedo escuchar el sonido titilante de una campana diminuta acompañada de pisadas sobre lo que
parece un suelo de madera. La venda que este demente puso sobre mis ojos me irrita,
haciéndome sentir vulnerable. Trato de recordar donde estoy pero mi mente está en blanco.
¿Habrá usado alguna droga que pueda generarme amnesia? No sé qué hacer y me angustia.

-Estoy listo angelito- escucho la voz del tipo llegar a mí. Habla otra vez con tono agudo y
afeminado. –Espero que te diviertas, si no sabes lo que te pasara JAJAJA- dice y me angustio cada
vez más.

El tintineo y las pisadas se distorsionan en el eco. Hay un segundo silencio que se va cortando por
una horrible música de circo. Un escalofrío me recorre el cuerpo y desvío la cabeza intentando
cubrir mis oídos encorvando mi cuello.
-OH ¿te molesta? Mil disculpas que torpe soy JAJAJA- se rio el loco. Siempre olvido modular el
volumen antes de comenzar a contar.

Guarda silencio ante la clara burla hacia mí, mantengo mi postura y me muerdo la lengua. No sé
cuánto tiempo estaría y aprieto los dientes mientras imploro que se detenga.

Lo escucho gritar otra vez de la emoción y se me eriza la piel. Sus tonos graves me inquietan, los
agudos me aterran. Ahora me dice que me prepare para la diversión, al hacerlo llega a mis oídos
un suave clic e inmediatamente, un aroma putrefacto se mete en mis fosas nasales.

-Es un gusto estar contigo angelito- dice el maldito. Me encanta tenerte aquí María- se responde a
si mismo hablando como payaso. Está haciendo un acto de ventriloquia. Giro la cabeza hacia la
izquierda mientras doy una arcada y me doy cuenta de que el aroma es podredumbre que se
antepone al de humedad, más la voz afeminada y un claro acto de ventriloquia, solo puede
significar: está utilizando un cadáver como títere.

Dios mío, ¿Qué está pasando?

Guardo silencio y me doy la media vuelta para recoger a María del suelo. Crees que no me doy
cuenta pero puedo leer lo que piensas en tus expresiones faciales y me encanta, tú me encantas.

Sonrió con toda la fuerza de sus músculos faciales antes de lanzar a María por los aires y su
cuerpo se estrelló contra la pared del fondo, lo que termina de hacer pedazos sus viejos huesos.
Admito que me sorprende un poco ver abierta su cabeza y que transcurra un poco de sangre. Vaya
debí haberla limpiado mejor. En fin, de verdad espero que tú no veas como ella y aprecies mis
esfuerzos por hacerte reír. De repente un pitido en la cabeza me hace caer, veo a Angie acercarse
y apoderarse de mi cuerpo. Puedo ver como sus ojos se confunden detrás de la venda.

¿Que si sigo aquí preguntas? Eso me sorprende. ¿No me recuerdas? ¡OH que lastima tendré que
hacerte recordar! Nunca pensé que una persona como tú me haría hacer sentirme asi. Noto que
ladeas la cabeza y sé que quieres dejar de sonreír pero no lo harás si no mis compañeros y yo
tendremos que matarte, ¿verdad? JAJAJA. Es hora de contarte mi historia.

¿Quieres?

Antes de que comenzara a contarme la historia, yo estaba temblando. Poco después de que Slippy
–como se hizo llamar- se alejara de mí y dejara de hablar, me aturdió el silencio que se extendía
por la por la habitación mientras su voz hacía eco y se desvanecía hasta desaparecer. Escucho que
recogió algo del piso, algo que terminó lanzando, posiblemente con rabia, ya que oí un crujido y
un golpe seco de algo muy duro rompiéndose contra algo sólido.

Escucho como parece caer al suelo. Volvió el silencio y me quede expectante a lo que ocurriría. De
nuevo puedo escuchar una voz pero ya no era la de Slippy, sino la de una niña, parecida a la de
Angie, pero… ¿Qué carajos?
Inmediatamente mi cara se tensó y quise dejar de sonreír pero sabía que si dejaba de hacerlo
moriría. Su forma de hablar es abrumadora, tal que cuando termino de contar la historia, me
envolvió en esta muda pesadilla.

Ahora no puedo borrar de mi cabeza ni esa anécdota, ni ese último sonido.

Dios, por favor…

Síndrome afectivo hipertimico y trastorno de personalidad múltiple.

Esas dos enfermedades que me costó mucho trabajo memorizar. ¿Sabes? Especialmente fue difícil
para entenderla pero sin ella ni tú, ni yo estaríamos aquí. Aunque estoy en desacuerdo con que
piensen que convivir con otras personas en tu cabeza y ser feliz todo el tiempo este mal. Ser feliz
no está mal, ¿acaso no han pasado años los psicólogos y psiquiatras tratando de combatir la
depresión? Incluso hacen tratamientos inhumanos para curarlos.

¿Qué que paso con el show preguntas? ¡Este es el show! La parte central es la historia que estoy
por relatarte JAJAJA. Normalmente me gusta que María me ayude a contarla pero ella no está acá.
Esta indispuesta y tú eres la única persona en mi libro de invitados.

¡Bien, aquí voy!

Érase una vez, una tierna niña de tan solo 8 años de edad. Ella disfrutaba de bailar con coloridas y
brillantes faldas de ballet y zapatos lisos acorde; amante de la danza, los unicornios y los gatos de
peluche, esta tierna niña era la alegría de su hogar. Su madre y padre la adoraban, los amigos de
su padre la adoraban igual… Tal vez demasiado. Tal vez uno de ellos la quería de tal forma que
nunca debería quererse a un niño.

Él le hizo daño a ella, pero en su miedo e inocencia guardo silencio durante 2 años. Hasta que su
personalidad se fue destrozando y su felicidad se apagó. A los 10 años ella pasaba sus días
encerrada en su habitación jugando con Marie, su muñeca favorita. Quizá pasó todo ese tiempo
preguntándose porque le había pasado eso a ella. ¿Qué culpa tenia si solo era una niña? Ninguna,
solo era un pequeño ángel en un mundo depravado.

Los padres de ella se dieron cuenta del cambio de actitud de su hija, mas ninguno supo actuar en
el momento indicado… conocieron la verdad demasiado tarde. Si lo hubieran hecho, la historia
terminaría aquí. Pero no, ella sufrió durante 2 años hasta que sus padres decidieron preguntarle
pero no dijo nada. Fue entonces cuando todo se complicó: empezó a llorar en todo momento, a
sentirse abrumada con las personan y tener ataques de ira cuando estaba asustada. Incluso solía
desmayarse. Sus padres decidieron llevarla a un “especialista”.

A partir de esta parte de la historia quiero que cierres los ojos bajo de la venda. Quiero que te
imagines la historia, que la visualices… siente lo mismo que ella sintió. Más bien… que yo también
sentí. Asiente con la cabeza si de verdad estás de acuerdo si no tendremos que volver a comenzar.
Asi me gusta. De verdad estas entendiendo.
Su padre solo quería que la pequeña solo volviera a ser como antes: alegre, juguetona… esa
pequeña niñita especial que siempre había sido y que jamás entendió porque tuvo que perder.
Muchos padres se equivocan con sus hijos pero no todos tienen que pagar el precio tan alto por
sus errores ¿por qué el sí? Incluso comenzó a vestirse de payaso para tratar de animarla, todo fue
en vano. ¡Ey me quedaba muy bien! Cállate, estoy contando la historia, vuelve a tu lugar.

Dicen que cuando una tragedia pasa es porque la alimenta conjunto de malas decisiones hasta que
no pudo más. Eso fue justo lo que ocurrió. Su padre la llevo con un psiquiatra, un viejo conocido
suyo de la universidad que prometió no cobrarle mucho por atenderla. Se rumoreaba que era el
mejor pero aun asi dejo el caso en manos de unos estudiantes de la especialidad de psiquiatría. Tal
vez pensó que no era tan grave. Una niña que había sido abusada, que le tenía miedo a la
oscuridad y se desmayaba para evitar aquello que la hiciera mal. Nada realmente grave ¿eh?
Como todos los otros casos que también delego.

Nada realmente grave..

Deja de preguntar porque siempre me refiero a todos sin mencionar sus nombres. No son
importantes todavía. El único que importa aquí es el de Iván. Era el líder del grupo de estudiantes.
Sé que el nombre te suena muy familiar, pero si vuelves a interrumpirme te arrancare la lengua
¿entendido? Muy bien, así me gusta.

Ivan parecía ser alguien que sabía lo que hacía; siempre confiado de sí mismo, hablaba como si
fuera un sabelotodo y hacía gestos con las manos que lo hacían parecer importante. Iván le pidió
hablar un momento a solas con ella, para saber que desencadenaba su cambio de actitud. El padre
no sabía que más hacer y accedió. Gran error. Luego de un par de horas, Iván por fin hablo con él
tras pedirle a ella que juegue en el pasillo con Marie. Depresión fue la enfermedad que Iván le
diagnóstico y una severa fobia a la oscuridad. El padre había escuchado hablar sobre estas pero
fue la primera la que lo atemorizo. Esta había provocado muchas muertes, sin embargo Iván dijo
que la habían diagnosticado a tiempo y que podía curarla con medicamentos.

Este no quería darle medicamentos y le pregunto si había otra opción. El padre debió notar su
sonrisa maquiavélica como de científico loco en su rostro, pero no lo hizo. Iván dijo que si, era un
tratamiento experimental, que se había aplicado en otros lugares y había funcionado. La curaría
sin medicamentos. El padre se ilusiono, pensó que podía recuperar a su niña.

Debiste pensar otra vez, amigo mío.

Ya ni siquiera sé cuánto hace que Slippy termino de contarme esa macabra historia y provoco este
horror, solo sé que me arde la garganta de tanto gritar, me queme las muñecas intentado
liberarme de las ataduras y las lágrimas que derrame se secaron en mis mejillas. Me duelen los
labios por la resequedad, incluso se me partieron y comenzaron a sangrar. Dios…. quiero morirme,
no puedo con esto.
Slippy no me responde y las cosas que dijo siguen taladrando en mi memoria con claridad abismal.
Esa historia y el silencio que se adjuntó al final de esta me abruman hasta lo más profundo, siento
que me tritura célula a célula.

Cierro los ojos mientras se humedecen una vez más. Separo un poco los parpados por encima de
la venda que me recubre los ojos. Esta algo floja y sé que si hago un poco de fuerza podre
quitármela, pero más me asusta ver lo que hay del otro lado de la habitación.

Me asusta verlo sentado frente de mí y que mis ojos contemplen la realidad de lo que los sentidos
describieron, paraliza. Es posible que no sea tan grave como la proyección en mi mente, pero
muchas veces la realidad supera a la ficción. ¿Qué voy a hacer si eso pasa?

Los recuerdos de esa historia vienen a mi mente y me hacen temblar. Necesito que alguien me
ayude, por favor... Lo suplico.

-Hola, me llamo Iván, estoy aquí para ayudarte- dijo con una sonrisa en sus labios.

-¿Por qué harías eso si no me conoces?- pregunto ella asustada.

-Tus papis están preocupados por ti y pidieron mi ayuda - contesto Iván sonriendo
exageradamente.

El padre al leer la carta cuando todo termino, supo que a ella le daba miedo la sonrisa de Iván, le
dijo al padre que sería un tratamiento a través de estímulos y que ella siempre sonreirá. Le
aseguro que todo estará bien. Que confiara en él. Pero este solo fue un estúpido que perseguía un
anhelo que estaba lejos de su alcance.

Comencé a llorar de amargura. La voz de Slippy tembló al mismo tiempo que yo.

Oh, te estremeciste, bien. ¿Qué pasa?.¡Para déjame adivinar! Recuerdas la explicación de Ivan
¿No? La recuerdas como si la hubieras escuchado, como si te la hubieran susurrado. Con mis otros
espectadores ocurrió lo mismo, pero contigo me alegro porque se supone que no tienes
memoriam pero solo te estas auto protegiendo ¿No? Dale, ayúdame a contar la historia. Dime la
explicación de Ivan como salga de tu cabeza. No olvides de sonreír sino ya sabes lo que pasara..

-Le aplicaremos varios estímulos, hasta que ella de alguna respuesta emocional a alguno de ellos-
Fueron las palabras de Ivan- Una vez que tengamos el estímulo correcto reforzaremos su
comportamiento con dulces. Cuando su cerebro comience a asociar el estímulo con una respuesta
positiva, procederemos a someterla a breves estímulos que la hagan sentir incomoda, por
ejemplo: la oscuridad. Poco después aplicaremos el estímulo que provoca la respuesta de alegría y
su refuerzo positivo, logrando que sus emociones se aclimaten. Aprenderá lentamente pero será
feliz, sonreirá.

Comencé a llorar de la amargura cuando Slippy comenzó a contar esa parte de la historia, sentí
que mi pecho se comprimía y el corazón se volvía un nudo; la voz de Slippy tembló.
-¿Recuerdas?-me dijo.

Lo recuerdo, no tuvo que seguir contándome más. Me aterra saber que yo se la siguiente parte.

La canción Trick and Treat era el estimulo que encontró Iván para hacer a la niña sonreír, además
de su enorme sonrisa, esta se ponía feliz al escucharla y decidió utilizarla como estímulo.

Él le hizo cantar la canción varias veces y lleno de dulces el área que despertaba en ella la más
profunda y eufórica alegría. Ella se divirtió. Por dos semanas pensó que había progresado con ella,
ella era feliz o parecía serlo.

Iván pensó que progresaría, pensó que de verdad podía curarla si en lugar de aclimatar las
emociones negativas las inundaba. Le pidió a sus compañeros que la sujetara de manos y pies
cuando estuviera distraía, la detuvieron para evitar que se hiciera daño y el apago las luces. La
obligaron a enfrentar su miedo a la oscuridad mientras Trick and Treat sonaba de fondo. La música
y la distancia hasta el lobby fueron suficientes para camuflar sus gritos. Iván le ofreció un
chocolate y le dijo que no le comentara nada a su padre, sino que lo sorprendiera demostrando
que volvía a ser feliz. Ella acepto sin dejar de sonreír.

Iván repitió el tratamiento por varias semanas. Ella a la tercera semana dejo de desesperarse y
comenzó a sonreír. Iván pensó que de verdad lo estaba logrando hasta que…Bueno creo que ya lo
sabes.

A la octava semana, nadie sabía que había llevado a la niña tomar la terrible decisión, ni siquiera
en su carta de despedida pero revelo el verdadero resultado del tratamiento de Iván. Ella se dejó
caer del segundo piso de su casa, se rompió el cuello. Sus padres la encontraron al escuchar el
sonido de sus huesos romperse, y la vieron con una macabra sonrisa dibujada en sus labios.

–Gracias por intentar hacerme feliz, les regalo mi última sonrisa y perdón fue lo que decía la carta
de mi niñita- me dijo Slippy antes de terminar de contar esa horrible historia.

La alegría psicótica que demostró al principio y la segunda voz que este mismo hizo se esfumaron
por completo. Ahora su voz de niña comenzó a apagarse y a cambiar a la de un hombre. A la de
Slippy verdaderamente. Su voz estaba temblorosa. Susurraba porque un llanto amargo lo
dominaba. No quería escuchar más, no quería recordar más, pero él no había terminado.

-Ahora que hemos terminado con la historia, podre decirte los nombres de los involucrados en
esta linda y grandiosa historia- me dijo en tono fúnebre- así que, ahora es tiempo de que los
conozcas. Seguro te ayude a recordar. Carlos era el psiquiatra que debía atenderla. Fue el quien
descubrió revisando las cámaras de seguridad, donde observo el comportamiento nuevo de la niña
que María, Octavio e Iván habían provocado un síndrome afectivo hipertimico.

¿Sabes lo que significa verdad?


-Alegría patológica consecuencia de un mal manejo de la depresión mayor. Un trastorno parecido
al de la bipolaridad, donde la persona no puede controlar sus emociones. No saben lidiar con los
sentimientos negativos..

Escuche como Slippy se ponía de pie e iba hasta el otro lado de la habitación, haciendo un ruido
contra un metal, como si de una mesa se tratara. Luego volvió hasta a mí. Entonces ocurrió: mis
recuerdos se aclararon.

Yo manejaba por la carretera a más de ciento cincuenta kilómetros por ahora bajo la lluvia.
Gritaba mientras le daba golpes al volante del auto cuando mi llanto se volvía más fuerte. Trick
and Treat sonaba a todo volumen. Sonaba tan fuerte que pensaba que podía borrarme de la
realidad. O a regresarme a ella, porque todo parecía un sueño.

Me sentía miserable, como una completa basura humana, y no era para menos. Manejaba de tal
manera por que tan solo horas antes me había enterado de que ella, una niña tan vulnerable que
había confiado para que vuelva a sonreir, se había suicidado.

Por querer salvar a mi novia, quien sufria la misma enfermedad, asesine a una inocente.

Por eso, Slippy el único nombre que le importaba era el mio..

La luna de esa noche estaba oculta por completo entre las nubes, lo que dificultaba ver el camino.
Un aire de lucidez vino a mi cabeza y me pregunto si acaso quería matarme, porque eso podría
pasar a la velocidad que estaba manejando. Pero otra parte de mi estaba consumido por la culpa.
Entre las lágrimas incontenibles quemando mis mejillas y la voz cantora de la niña que venía a mi
cabeza, no resistí en cerrar los ojos un segundo. El tiempo se congelo y pude verla.

Ella abría los brazos al mismo tiempo que la sangre que nacía de cabeza formaba un charco en el
suelo que se extendía hacia mí. Fue el único líquido que no se congelo. Intente pronunciar su
nombre, pedir perdón. De pronto desapareció de mi vista. Cuando la lucidez tomo el control de mí
ser y el tiempo volvió a correr quise pisar el freno, pero ella me abrazo por el cuello y dijo: sonríe.

Grite. Escuche el ruido de las llantas patinando por el pavimento mojado, luego un estruendoso
ruido y de pronto el silencio. Había perdido el conocimiento. Mis recuerdos terminan ahí.

-¿Ya recordaste?- me dijo con un hilo de voz tan tenue.- Di su nombre, y no olvides de sonreír
mientras lo haces.

-Maria- dije. Sonreír fue imposible.

Segundos después escuche a Don Gustavo- quien se presentó conmigo como Slippy cuando me
trajo aquí- producir un sonido que reconocí casi de inmediato. Me estremecí, había cargado una
pistola. Si el me dispara y termina con esta miseria está bien, fue lo que pensé. Cerré los ojos y
espere que ese disparo fuera lo último que escuchara.

-Gracias por hacerla sonreír por mí por última vez- dijo Don Gustavo con voz profunda.
Grito de dolor y de angustia. Don Gustavo logro vengarse al final. Mi instinto dice que no puedo
rendirme, que luche por mi vida. Por eso empecé a moverme de nuevo, a tratar de soltarme de las
ataduras. Mi noción del tiempo está por completo perdida. Ya no sé si son horas o minutos que
estoy acá dentro, solo agonizo mientras espero a que se detenga.

Empiezo a mover la cabeza para todos lados, y veo una luz blanca y enceguedora que ingresa
sobre mis ojos por la venda floja que pretendía cubrirlos, se torna deun tono gris cada vez mas
intenso. Todo se vuelve negro.

¿Me desmaye? ¿Me dormí? Estoy en un limbo. Mi cabeza es una bola de boliche que intenta
aplastar mi cuerpo. Me remuevo. Flojo como si fuera un globo. Voy a aljearme; quiero alejarme
pero hay algo que me detiene. Hay una voz que me implora resistir. Es dulce.¿Siente lastima o
compasión por mí?.

Me siento libre. La opresión en mi pecho se esfumo, pero un par de nubes evitaron que cayera y
me golpeara. Con dificultad abro los ojos. Tiemblo.

La venda..

Slippy tiene la cara bañada en sangre y aun así se puede distinguir las costuras de hilaza en su
rostro que lo obligan a sonreír eternamente. Descubro que el arma no era una simple pistola, sino
un revolver, y está en el piso junto a él, a la mano derecha; a la izquierda hay algo sólido bañado
en liquido rojizo, viscoso. No.. Dios.

La habitación está rodeada por un espejo gigantesco justo en frente a mi. Es imposible no verlo y
mucho menos, ver lo que se refleja. A mi derecha, tal como me había dicho Don Gustavo, pero no
se trataba de un interruptor, sino del cuerpo de un hombre que portaba un vestido rosa de flores
amarillas. Parece de una niña. Puedo reconocerlo es Octavio, mi compañero y el psiquiatra amigo
de Don Gustavo.

-.. Escúchame- una voz femenina me dice- resistir, por favor..

Mis ojos se deslizan a través de la habitación, hacia el escenario donde estoy seguro de que Slippy
realizo el acto de ventriloquia. Tan así que mi mirada comenzó a buscar a la muñeca que utilizo en
un principio y de la cual despedía un olor putrefacto. No quiero seguir viendo.

Al fondo de la habitación, cerca de la habitación y a punto de caer de la tarima, noto un tercer


cuerpo; tiene las mismas características que los dos anteriores; excepto que esta vez se trata de
una mujer: Erika. Mi compañera, su cráneo estaba roto y la cara desfigurada pero estoy seguro
que tenía cocida una sonrisa. Ese es el hilo de todo esto, es la constante. Esa maldita expresión.

Quiero apartar la vista pero no puedo, los ojos de Slippy se hunden en los míos. Me siento
esquizofrénico al escuchar las voces que relatan la historia de Maria y Don Gustavo. Después de
todo quizás soy así.
-Entiendes porque estás aquí- dijo Slippy- No te hare lo mismo que a los demás, tu muerte será
mucho más lenta y agonizante, para que sientas lo que sintió ella.

Se levantó de la silla en la cual se sentaba, aparto su mirada de la mía, y se acercó al equipo que
ponía esa horrorosa música de circo, lo apago y giro de vuelta hacia mí.

-A veces las cosas se pagan con la vida pero la vida, ¿Realmente es la que nos hace estar vivos?
JAJAJA- se rio- Espero que te diviertas mi angelito, tienes espectadores que esperan que cuentes la
historia.

Se dirigió hacia una puerta enorme de metal negra, la abrió deslizándola para un costado. Dio
media vuelta para cerrarla, y al hacerlo dijo algo que me hizo desesperar

-Fin del show.

Me desespero, el miedo y el pánico invaden mi cuerpo. Voy a morir aquí, pero supongo que está
bien me lo merezco. Las ataduras me queman mis extremidades mientras trato zafarme de ellas.
No tengo escapatoria.

Siento como mi cuerpo empieza a fallar, cierro mis ojos.

-Por favor, mírame- Escucho esa dulce voz y estos deciden darle una oportunidad de mirarla.

Está cubierta de tierra y hay marcas de sangre seca sobre su ropa.¿ Qué clase de alucinación será
ella? La veo llevarse un mechón de cabello tras las orejas antes de tocarme las piernas. ¿Planea
que me ponga de pie?

-Así es- responde- necesito que te pongas de pie así podremos salir de acá los dos juntos. Y no es
que lea tus pensamientos, estás hablando en voz alta.

Si es así¿ porque oído todo con un eco difuso, como si estuviese en mi cabeza?.

-Porque estas en shock, tu cerebro está tratando de protegerse. Ahora arriba debemos salir de
aquí antes de que ellos nos encuentren y le pongan fin a esto.

Mis piernas se quejan por el esfuerzo pero lo logro. Mi pierna izquierda se arrastra por el cemento
mientras nos movemos. Vuelvo a mirar a la joven. Su piel es tersa y ligeramente oscura. Se siente
tan real que no estoy seguro de que si se trata de una alucinación o ella es un ángel que vino a
reclamar mi alma.

Cruzamos un umbral de luz enceguecedora y mis labios se curvean hacia arriba. Por primera vez
sonrió de forma sincera. No sé qué está pasando, pero espero que ella sea la segunda opción. No
quiero vivir en un mundo donde los pecados se disfrazan de amor.

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