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TRANSFEMINISMO ANTIESPECISTA EN
AMÉRICA LATINA Y ESPAÑA
EN LA ACTUALIDAD (2017)
TRANSFEMINISM ANTISPECIESIST IN LATIN AMERICA AND SPANISH
STATE CURRENTLY (2017)
Junio de 2018
1
3
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ...................................................................................................... 6
CAPÍTULO 1: ............................................................................................................. 9
1. Marco Referencial .................................................................................................. 9
1.1 Planteamiento pregunta de investigación .............................................. 9
1.1.1. Pregunta de investigación .................................................................... 9
1.1.2. Objetivos .............................................................................................. 9
1.1.3. Justificación ........................................................................................ 10
1.1.4. Antecedentes – Estado de la cuestión ................................................. 12
1.2. Desarrollo metodológico ....................................................................... 18
1.2.1. Estudio de caso ................................................................................... 18
1.2.2. Revisión bibliográfica y entrevistas .................................................... 19
CAPÍTULO 2: ........................................................................................................... 23
2. Antiespecismo y transfeminismo ......................................................................... 23
2.1. ¿Qué se entiende por antiespecismo? .................................................. 23
2.1.1. Especismo ........................................................................................... 24
2.1.2. Antiespecismo .................................................................................... 24
2.1.2.1. Ante el bienestarismo, el abolicionismo ................................ 28
2.2. Qué se entiende por transfeminismo .................................................... 31
2.2.1. Transfeminismo en el Estado Español ................................................. 35
2.2.2. Transfeminismo en América Latina ..................................................... 38
2.3. Transfeminsimo antiespecista ............................................................... 43
CAPÍTULO 3: ........................................................................................................... 54
3. Transfeminismo antiespecista en América Latina y el Estado Español: un
estudio de casos .................................................................................................................. 54
3.1. Actrices ................................................................................................... 54
3.2. Acciones .................................................................................................. 56
3.3. Ideas ........................................................................................................ 59
CAPÍTULO 4: ........................................................................................................... 70
4. Reflexión final: devenires rizomáticos ................................................................ 70
BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................... 76
ANEXOS ................................................................................................................... 83
Anexo I ..................................................................................................................... 83
Anexo II ................................................................................................................... 87
Anexo III .................................................................................................................. 89
4
RESUMEN
Este Trabajo Fin de Máster pretende ser una caracterización del transfeminismo antiespecista
en el Estado Español y América Latina. Metodológicamente se han abordado fuentes
primarias y secundarias de información. Las primeras han consistido en entrevistas realizadas
a personas de Colombia (Medellín y Bogotá), de México (Ciudad de México) y del Estado
Español (Madrid y Barcelona). Las segundas han sido revisiones bibliográficas de textos que
beben de diferentes áreas como el feminismo, el transfeminismo, el antiespecismo, la
filosofía y el transfeminismo antiespecista, con el fin de ofrecer una caracterización teórica
del movimiento clara, completa y precisa, teniendo en cuenta que se trata de una línea del
feminismo muy reciente. El análisis de la información da cuenta de divergencias y
convergencias situadas geográficamente, abordadas desde la categoría de rizoma la cual se
toma de la obra Mil Mesetas de Gilles Deleuze y Felix Guattari.
ABSTRACT
5
INTRODUCCIÓN
Presento aquí una investigación con enfoque cualitativo que acude a un método
descriptivo, utilizando en primer lugar como estrategia de investigación social el estudio de
caso, teniendo en cuenta que éste involucra no sólo el diseño sino todos los momentos del
proceso investigativo (Galeano, 2012. p.67). La novedad del objeto de estudio y la ausencia
de datos cuantitativos hacen necesaria la utilización de esta metodología, que requiere de la
entrevista como instrumento para el análisis, aunque igualmente se ha recurrido a la revisión
bibliográfica que permita fundamentar el estudio teóricamente y engarzarlo en el ámbito de
los estudios interdisciplinares de género. En consecuencia, se han revisado libros, artículos,
fanzines, blogs, diarios, revistas; y se han realizado entrevistas a diferentes personas que
residen en ciudades latinoamericanas y españolas, entrevistas estructuradas cuyo objetivo
final ha sido precisar la situación del transfeminismo antiespecista en las mismas.
Finalmente, por medio del análisis de los contenidos, he realizado una caracterización de
algunos rasgos del tema en cuestión a partir de la información recolectada.
1
Desde una perspectiva investigadora, la caracterización es una fase descriptiva con fines de
identificación, entre otros aspectos, de los componentes, acontecimientos (cronología e hitos), actores, procesos
y contexto de una experiencia, un hecho o un proceso (Sánchez, 2010). Igualmente, la caracterización es un
tipo de descripción cualitativa que puede recurrir a datos o a lo cuantitativo con el fin de profundizar el
conocimiento sobre algo. Para cualificar ese algo previamente, se deben identificar y organizar los datos; y a
partir de ellos, describir (caracterizar) de una forma estructurada; y posteriormente, establecer su significado
(sistematizar de forma crítica) (Bonilla Castro, Hurtado Prieto, & Jaramillo Herrera, 2009).
6
categoría en cuestión (la que convoca esta investigación) es muy escasa y necesita ir
construyéndose con base a las otras dos.
El Trabajo Fin de Máster está compuesto por tres capítulos y una reflexión final. El
primero contiene el marco referencial, donde se desglosa el planteamiento del problema, la
pregunta de investigación, los objetivos, la justificación, el estado de la cuestión y el
desarrollo metodológico. Responde a las preguntas básicas: qué, porqué, para qué y cómo,
aplicadas al objeto de la investigación y la investigación misma.
2 Durante todo el texto, se evitará la utilización de una categoría que determine el género de las
personas entrevistadas, esto con la intención de respetar la determinación de algunes hacia la
desvinculación de un binarismo de género y para no asumir lo que les otres no especifican durante la
entrevista. Sin embargo el lenguaje recurrente del texto es en femenino genérico para facilitar la lectura,
pero igualmente con incomodidades por el sesgo que éste genera.
7
investigación se centra en utilizar esta información para poner en evidencia convergencias y
divergencias en las prácticas y discursos de las cinco entrevistadas con respecto al tema, y
posteriormente generar una caracterización de algunos rasgos significativos, articulando la
información obtenida a partir de éstas y los documentos revisados.
Finalmente propongo un capítulo final que, más que una conclusión general, será una
reflexión transversal acerca del objeto de investigación. Mi propósito ha sido establecer un
diálogo entre los discursos académicos y las prácticas activistas del transfeminismo
antiespecista en el Estado Español y América Latina a través del concepto de Rizoma que
propusieron Gilles Deleuze y Felix Guattari en Mil mesetas (2004 [1988]).
8
CAPÍTULO 1
1. MARCO REFERENCIAL
1.1.2. Objetivos
General:
9
• Identificar los rasgos del transfeminismo antiespecista en América Latina y en el
Estado Español presentes en la actualidad, a partir de documentos, acciones, prácticas
y los discursos de cinco personas entrevistadas.
Específicos:
1.1.3. Justificación
10
mismos, por esa condición de género, se han ejercido sobre mí una serie de violencias
sistemáticas normalizadas y naturalizadas por la sociedad. La familia, la escuela, las
amistades, las relaciones sexo-afectivas, el trabajo, la religión, el Estado, el cine, la literatura,
el arte, la música, entre otros, se han encargado de perpetuar una discriminación que afecta a
un grupo poblacional que significa más de la mitad de los seres humanos que habitamos el
planeta.
Hace aproximadamente doscientos cincuenta años que las mujeres dieron inicio oficial
a un cuestionamiento de las razones que justificaban su exclusión, (Beltrán, Álvarez,
Sánchez, & Maquieira, 2001), un inicio que se suele asociar al momento en el que Olympe
de Gouges escribe la Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana (1791) -dos
años después de que se escribiera la Declaración de los derechos del hombre y el ciudadano
en plena Revolución Francesa- y la casi inmediata publicación de Vindicación de los derechos
de la mujer (1792) por parte de la inglesa Mary Wollstonecraft, donde se argumenta que las
mujeres no son por naturaleza inferiores al hombre, sino que se les ha designado de tal forma
por no haber recibido la misma educación. A partir de ese momento empezará lentamente la
visibilización de las mujeres dentro de la sociedad de la que formaban parte, aunque habrá
que esperar más todavía para que esa visibilización constara de manera oficial en la Historia.
11
Ese proceso de cuestionamiento y reflexión personal, enriquecido de manera
determinante por el pensamiento feminista, conduce a la constatación de que el feminismo
no es uno, sino diversos. El patriarcado no oprime de la misma forma a una mujer blanca,
estadounidense, heterosexual, clase media y universitaria, que a otra indígena, colombiana,
clase baja, heterosexual, sin formación educativa o cultural occidental; o que a una mujer
trans, negra, no-heterosexual, brasileña, clase media, con estudios secundarios. Es decir, las
realidades identitarias no están atravesadas únicamente por el género, lo cual implica la
necesidad de un feminismo interseccional si se quiere avanzar en la lucha por la igualdad.
12
Esta investigación ha tenido que partir de la búsqueda teórico-bibliográfica de tres
categorías específicas: transfeminismo antiespecista, antiespecismo y finalmente
transfeminismo. Ha tenido que ser así necesariamente puesto que la producción académica
relativa a la primera categoría, que es el objeto de estudio, es muy escasa y necesita por ello
construirse o definirse con base a las otras dos. A continuación, haré mención
cronológicamente de las publicaciones encontradas a partir de dicho rastreo bibliográfico.
Desde 1990 hasta 2016, la producción académica fue prácticamente nula en cuanto a
la conjugación de feminismo y antiespecismo. En 2016 la Revista Latinoamericana de
Estudios Críticos Animales publicó en diciembre (segundo volumen del Año III), una sección
monográfica con la temática “Feminismos, género(s) y antiespecismo”, con nueve artículos
que remiten de manera directa a las inquietudes que motivaron esta investigación. Hay que
destacar entre ellos, en primer lugar, está el texto “Lo personal es político: feminismo y
antiespecismo” (Faria, 2016a), donde la autora atribuye un carácter no sólo personal sino
también político a la cuestión antiespecista, tal y como se ha hecho con el feminismo desde
1969 cuando Carol Hanish acuñó la emblemática consigna “lo personal es político”. En
segundo lugar la revista publicó “La cuestión de la negación del sufrimiento de los vivientes
no humanos y de las mujeres” (Sporn, 2016), cuya hipótesis parte de que tanto el especismo
como el patriarcado se basan en la idea de que hay cuerpos que valen más que otros,
condenándolos a la opresión. En el artículo “La voz de los animales: una respuesta a la
reciente teoría francesa del cuidado en la ética animal” (Donovan, 2016), se hace una crítica
de esas teorías francesas del cuidado a las que remite el título, porque en sí mismas aprueban
el “comer carne” cayendo así en una contradicción evidente. En “Escenas domésticas y la
13
especie en disputa: sobre Judith Butler y los otros animales” (Iveson, 2016), el autor muestra
cómo la exclusión de género, raza y clase se asocian con la transgresión de las barreras que
delimitan el significado y la práctica de la humanidad haciendo un análisis de la obra Cuerpos
que importan. Por su parte, Rasmus Rahbek propone en “Un manifiesto vegano queer”
(2016), un veganismo queer que no implique la construcción de una identidad estable y
consolidada, sino más bien una fuerza que desafíe la normatividad de la sexualidad, género
y dietas. En “El feminismo y las prácticas de reproducción animal: dónde trazar la delgada
frontera entre lo mío y lo bovino” (Cusack, 2016), la autora pone de manifiesto la violación
sistemática de las vacas para la producción cárnica y de lácteos, ignorada o incuestionada por
la teoría feminista, quienes en el discurso desaprueban rotundamente y por obvias razones
las violaciones sistemáticas de las hembras humanas. En “Las hijas de perra y los hijos de
tigre (un análisis sobre la animalización reforzativa y denostativa en los tratos entre
humanos)” (Andueza Kovacevic, 2016), el autor hace referencia al lenguaje como
reproductor de lógicas patriarcales y especistas en las comunicaciones cotidianas entre las
personas, pues se fundan en la subyugación y en la discriminación. En “Hacia una política
de la visceralidad: cuerpos, afectos y literatura en Gloria Anzaldúa” (Caicedo, 2016), pone
de manifiesto la división de las vidas humanas que merecen o no merecen vivir de acuerdo a
la cercanía con lo animal que las autoridades atribuyan a éstas, tomando como ejemplo la
violencia policial en Estados Unidos hacia las personas afroamericanas. Por último, está el
artículo “Humanos y no humanos, naturaleza y cultura. “el ciclo maldito” del pensamiento
occidental moderno” (Rivera, 2016); al final del mismo, la autora hace referencia a cómo el
racismo, al igual que el sexismo, recurren a figuras metafóricas de infrahumanidad o de
subhumanidad, con referencias a la animalidad o la feminidad, para inferiorizar o
estigmatizar a les otres. Seguido de esta edición, la misma revista publicó en junio de 2017
(Año IV, Vol. I) el texto “El cuerpo carne: las representaciones del cuerpo femenino en la
oferta sexual” (Nuñez Lodwick, 2017); en él la autora realiza un recorrido por teorías
feministas antiespecistas, pos/de-coloniales con el fin de entender cómo múltiples categorías
se entrecruzan en el marco de régimen de opresión y explotación.
14
objetivos que sigue el movimiento de defensa de animales y cómo estos son irreconciliables
con los presupuestos ambientalistas/ecologistas. A su vez, Alexandra Ximena Carolina
Navarro publicó Claves para reflexionar en clave de identidad/es en torno a las categorías
especismo/antiespecismo (2012), una reflexión sobre la relación entre humanos y animales
con base a algunas claves teóricas.
Por otro lado, en este mismo año 2016, se publicó en la Revista Española de Ciencia
Política un artículo titulado “La creciente importancia de los debates antiespecistas en la
15
teoría política contemporánea: del bienestarismo al abolicionismo” (Vázquez & Valencia,
2016), en el cual se exponen las teorías clásicas y las más actuales en torno al debate sobre
los derechos de los animales. A finales de este mismo año vio la luz en Colombia La cuestión
animal(ista) (2016), libro colectivo compilado por Iván Darío Ávila Gaitán, que recoge en
377 páginas textos de diferente autoría como Catia Faria, Eze Páez, Alexandra Navarro o
Anahí Gabriela González.
16
adelante. Posteriormente apareció Otras inapropiables. Feminismos desde las fronteras
(hooks et al., 2004) compilación de textos de varias autoras como bell hooks, Gloria
Anzaldúa, Chela Sandoval, Avtar Brah y Chandra Mohanty, entre otras, atravesadas por la
necesidad de hacer feminismo desde una perspectiva no occidental, desde los márgenes,
como sugiere el título mismo. Y nueve años después, en 2013, Transfeminismos. Epistemes,
fricciones y flujos (2013), compilado por Miriam Solá y Sara L. Friedman, un libro que
considero fundamental para entender los transfeminismos, pues contiene una serie de
artículos que develan la interseccionalidad del movimiento; autoras y autores como Beto
Preciado, Itziar Ziga, Medeak, Sayak Valencia, Teo Pardo, Miriam Solá o Lucía Egaña son
quienes hacen posible la multiplicidad del libro. Ese mismo año se publicó también una Tesis
del Máster en Estudios de las Mujeres, Género y Ciudadanía de la Universitat Autònoma de
Barcelona titulada Furia de género: el transfeminismo como práctica política de lucha
integradora. El desafío trans (2013), escrita por Belén Macías y dirigida por Meri Torras.
Un año más tarde, se publicaron “Interferencias transfeministas y pospornográficas a la
colonialidad del ver” (Valencia, 2014), en la revista E-misférica Decolonial Gestures (Vol.
11 N.º 1); y Transfeminismo, decolonialidad y el asunto del conocimiento: algunas
inflexiones de los feminismos disidentes contemporáneos (Cabrera & Vargas, 2014), quienes
a partir del seguimiento de algunas derivas teóricas de los feminismos contemporáneos,
proponen tres disidencias que recogen algunos puntos de inflexión de los debates actuales.
De este año es también Malditas. Una estirpe transfeminista (2014), escrito por la vasca
Itziar Ziga, que niega una historia única del feminismo a través del nombramiento de la
historia de mujeres negras, anarquistas, transexuales, bolleras y pobres de todos los tiempos,
que consagraron su vida a una lucha feminista radical que no solo combatiera la opresión de
género, sino todas las opresiones que atravesaron sus vidas. En el nº 27 de la revista
Relaciones Internacionales (octubre 2014 – enero de 2015) de la Universidad Autónoma de
Madrid, se publica el artículo “Epistemologías y prácticas feministas cruzadas: las
posibilidades de la traducción y la importancia decolonial” (Ruiz & Betemps, 2015),
haciendo un análisis comparativo de dos libros ya citados (Transfeminismos. Epistemes,
fricciones y flujos y Otras inapropiables. Feminismos desde las fronteras) por haber
aportado reflexiones poscoloniales y discusiones de las teorías queer a los debates feministas
en el Estado Español. Por último, hay que destacar nuevamente un texto de Sayak Valencia,
17
publicado en el libro colectivo Queer & Cuir. Políticas de lo irreal de Fernando R. Lanuza
y Raúl M. Carrasco, titulado “Del queer al cuir: ostranénie geopolítica y epistémica desde el
sur g-local” (2015), en el que se hace toda una genealogía del término queer, pasando por lo
etimológico, las multitudes y la teoría queer, para luego abordar el desplazamiento del
término a cuir, dando continuidad a las luchas decoloniales y a la perspectiva transfeminista.
Bajo esta estrategia pueden ser estudiados multiplicidad de fenómenos como creencias, prácticas,
ritos, interacciones, actitudes, entre muchos otros. Un caso es, pues, un suceso o aspecto social localizado
en un espacio y tiempo específicos, y que es objeto de interés de un estudio (Ibidem).
Asumir el estudio de caso como estrategia global de este Trabajo Fin de Máster
significó elegir lo particular y prescindir de lo general, debido a la singularidad e importancia
que se le da a cada uno de los cinco casos estudiados. Esto con el propósito de no representar
el transfeminismo antiespecista en general, sino representar unos casos particulares que están
girando en torno al tema, pues “un caso no puede representar al mundo, pero sí […] un mundo
18
en el cual muchos casos se sienten reflejados” (Galeano, 2012. p.68). A su vez, Galeano
afirma que esta metodología:
De esta manera, estos casos han sido analizados desde diversas perspectivas y en todas
sus dimensiones: desde lo social, que incluye las relaciones, las estructuras, las posiciones,
los roles; desde lo cultural que tiene que ver con las categorías o formas simbólicas de
representación del mundo de los individuos; y desde una postura psicológica, la cual incluye
los procesos que permiten a los individuos ordenar el mundo y ejercer acciones sobre él.
19
y transfeminismo. Las lecturas del corpus localizado proporcionaron algunas herramientas
conceptuales necesarias para plantear las preguntas de cada entrevista, de manera que la
realización de éstas fue con el fin de generar una conversación (a distancia y por escrito) con
diferentes personas que, a priori, conocían el transfeminismo antiespecista, militaban en él o
realizaban actividades en su órbita. Este instrumento cualitativo, la entrevista capaz de
generar la conversación, que se caracteriza por ser uno de los más efectivos a la hora de
compilar información, fue fundamental para generar una reflexión transversal y abordar las
categorías de análisis con las que se realizó finalmente el trabajo.
En una primera fase de la investigación contacté con siete personas y una colectiva,
cuyos nombres, en algunos casos, ya han sido mencionados en páginas precedentes: Catia
Faria (Barcelona), Ate Guerrero (Madrid), Analú Laferal (Medellín), Soledad Felipe
Fernández Robayo (Bogotá), Emma Álvarez Brunel (Ciudad de México), Juli La
Transmatriarca (Madrid), Constanza Álvarez (Santiago de Chile) y la Colectiva Libertaria
Severas Flores (Bogotá). Tras exponer el motivo por el cual había establecido el contacto y
tras proponer la posibilidad de la entrevista, dos de las siete personas no respondieron las
preguntas: Constanza fue la única que no respondió el mensaje inicial, a pesar de haberle
escrito por varios medios; mientras que Juli La Transmatriarca me hizo saber que, por razones
personales, no podía responder a la entrevista en ese momento. Por otro lado, con la Colectiva
llegó a plantearse incluso un modo de retribuirles esta colaboración con la entrevista, pero
aunque hubo un par de propuestas, no se logró un punto en común. Por último, las otras cinco
personas contactadas sí respondieron la entrevista y se mostraron muy dispuestas a participar
en la construcción de este Trabajo Fin de Máster.
20
reproductibles y válidas que puedan aplicarse a su contexto” (Krippendorff, 1990. p.28), me
dirigí a la información de las fuentes primarias para analizarla a partir de tres categorías. En
primer lugar, la categoría de actrices, para la cual tuve en cuenta dos definiciones puntuales
que muestran la importancia de ésta dentro del contexto transfeminista antiespecista 4. Por un
lado, se entenderá que un actor “puede ser un individuo, una red de sociabilidad, un grupo,
un colectivo o una sociedad” (Giménez, 2006. p.146); los actores son también unidades de
acción tanto individuales como colectivas en interacción dentro del sistema de relaciones
sociales, que disponen de un margen, a veces importante, de posibilidades de acción, es decir,
disponen de cierto grado de autonomía, lo que a su vez implica una identidad (Ibidem). Por
otro lado está la definición que Giddens, (1979) propone con respecto a la actuación de este
actor, la cual tiene cuatro características: a) que es una intervención intencionada, aunque sea
inconsciente, b) sobre la que el sujeto puede reflexionar y de la que es responsable, c) que
depende no tanto de las intenciones del sujeto cuanto de su capacidad y d) que no está
determinada sino que es “contingente y variable”, en el sentido de que el actor tiene la
posibilidad de actuar de otra manera.
21
ideas se pueden expresar en símbolos, como la palabra hablada o escrita, dibujos o fórmulas
matemáticas” (Bunge, 1999. p.75).
Finalmente, para concluir el Trabajo Fin de Máster, ofrezco una lectura de los hallazgos
obtenidos del análisis de contenido y la revisión bibliográfica a través del concepto de rizoma
planteado por Deleuze y Guattari, teniendo en cuenta los seis principios que ellos describen
en Mil mesetas: el primero y segundo serían los de conexión y heterogeneidad; el tercero, el
de multiplicidad; el cuarto, el de ruptura asignificante; y el quinto y sexto los de cartografía
y calcomanía.
22
CAPÍTULO 2
2. ANTIESPECISMO Y TRANSFEMINISMO
En este capítulo ofrezco una introducción a las categorías revisadas que, como se ha
mencionado reiteradamente, son tres: antiespecismo, transfeminismo y transfeminismo
antiespecista. Me detengo en primer lugar en el especismo con el fin de entender
fundamentadamente su negación, que es la categoría que nos convoca; a partir de esa
oposición intentaré definir el antiespecismo por medio de una secuencia cronológica del
concepto, proponiendo un apartado donde se explican las dos corrientes más comunes de los
movimientos animalistas: el bienestarismo y el abolicionismo, para dejar claras las ideas
precisas en las que se fundamenta el posicionamiento de este Trabajo Fin de Máster.
Posteriormente se abordará la categoría de transfeminismo dando cuenta nuevamente de un
recorrido cronológico del concepto y explicando cómo ésta da cuenta de un desplazamiento
geográfico del término queer en España y cómo este mismo desplazamiento se da en América
Latina pero con resultados diferentes a la hora de emplear la categoría; hablo entonces de un
transfeminismo en el Estado Español y un transfeminismo en América Latina, para luego
exponer cómo se entenderá a lo largo de este Trabajo Fin de Máster. Finalmente se buscará
caracterizar el transfeminismo antiespecista a partir de la lectura de los fanzines, libros y
artículos, y con la información obtenida en las entrevistas.
Según Alexandra Ximena Navarro, las relaciones que los animales humanos hemos
establecido con los animales no humanos tienen que ver con las representaciones que se
construyen acerca de ellos. De esta manera existen dos formas posibles de concebirlos. Por
una parte, la especista, “que los construye de manera instrumental, donde el animal se
configura como ser en relación con, en función de, viviente para, o al servicio de, el ser
humano” (2012. p.45-46). Esta perspectiva piensa a los animales no humanos como
inferiores, carentes de recursos o, directamente, ellos mismos como recursos. Por su parte y
en contraposición al especismo, está la perspectiva antiespecista que “los configura como
una alteridad, que aunque diferente, incognoscible y extraña a la humana, es capaz de sentir
dolor, placer y deseos de preservar la propia vida, por lo cual se le considera como una vida
23
sintiente que debe ser respetada” (Ibidem).
2.1.1. Especismo
24
millones) al año. Los peces por su parte no se cuentan individualmente, sino por toneladas,
dando un total de 140’000.000 (ciento cuarenta millones) de toneladas al año; si se diera un
peso a cada pez de dos kilogramos, el total sería de 70.000’000.000 (setenta mil millones) de
peces 5.
Por otro lado, se estima que cerca de 140’000.000 (ciento cuarenta millones) de
animales son cazados en trampas y otros 40’000.000 (cuarenta millones) criados en granjas
con el fin de usar sus pieles. Se calcula que para fabricar un abrigo se necesitan alrededor de
ciento veinte chinchillas, doscientas cincuenta ardillas, sesenta visones, treinta mapaches,
veinte zorros, nutrias y linces, quince focas, ocho lobos, seis leopardos6.
Otra de las explotaciones de las que son víctimas los animales no humanos es la que
deriva de la experimentación científica con la justificación de que se han logrado, gracias a
ella, muchísimos avances para la cura de enfermedades humanas. Sin embargo, en la mayoría
de los países no hay legislación que contemple la muerte de animales de laboratorio en estas
investigaciones científicas ni mucho menos obligatoriedad de llevar un registro de los
mismos.
A nivel internacional las cifras varían entre quienes están a favor y quienes están en contra de la
experimentación en animales. Se calcula, sin ningún tipo de precisión, que mueren entre cincuenta y
cien millones de animales al año en el mundo. Quienes están en contra aseguran que la cifra llega hasta
trescientos millones y que los tratamientos no tienen buenos índices de efectividad en humanos.
(Larralde, s.f.)7
5
Véase en FAO–Food and Agriculture Organization of the United Nations (2013) “Livestock primary”,
FAO Statistical Database. (En línea en: http://www.fao.org/faostat/en/#data/QL consultado el 20 de octubre
de 2017).
6
Véase en: http://www.animanaturalis.org/p/animales-para-vestir. Véase también:
https://vimeo.com/9493007 y https://vimeo.com/7864133, videos resultado de la investigación realizada por la
organización Equanimal, quienes ingresaron a granjas de visones y a la industria peletera china, donde se
muestra la crueldad a la que son expuestos estos animales no humanos. (Consultado el 20 de octubre de 2017).
7
Véase en: http://www.revistaanfibia.com/cronica/morir-por-la-ciencia/ (Consultado el 20 de octubre
de 2017).
25
En La cuestión animal(ista) (Gaitán, 2016), textos como “Por qué defender a los
animales es cuestión de justicia” de Oscar Horta, “Altruismo más allá de la especie” de Eze
Paez e “Igualdad, Prioridad y animales no humanos” de Catia Faria, tratan este tema del uso
desmedido de los animales y la cantidad de ellos que mueren a diario a causa de la
explotación humana o como consecuencia del desinterés por ayudar a aquellas especies
menos privilegiadas en los entornos naturales.
Así pues, el especismo, está presente en las acciones más cotidianas de la vida humana,
en las cuales el lenguaje cumple un papel sin duda significativo. Por ejemplo, en las
expresiones cotidianas se utilizan sustantivos de animales para cosificar a los seres humanos
y despojarles de derechos como la vida, la educación, la salud, la vivienda, la libertad.
Nombrar a una persona como ‘animal’ es entendido siempre como peyorativo, se utiliza de
hecho como un insulto, tanto en términos genéricos como particulares. En Colombia, por
ejemplo, es común insultar a la policía diciéndoles cerdos, a los ladrones diciéndoles ratas, a
las personas miedosas gallinas, a las ambiciosas arpías, a las infieles perras, y un sin fin de
expresiones que se han normalizado y no se cuestionan. De esta manera, el uso excesivo de
un lenguaje especista es causante de la cosificación de los animales no humanos, justificando
acciones violentas hacia ellos al pasar de ser seres sintientes a objetos y recursos.
2.1.2. Antiespecismo
Es el rechazo a la discriminación que sufren los demás animales por razón de su especie. Y es la
lucha por el fin de esta discriminación que se manifiesta por una parte en su explotación y por otra en
negarse a ayudarles cuando lo necesitan. Exige hacerse vegana y sobre todo activista para erradicar el
especismo8. (Faria, 2016b)
8
Tomado de la entrevista del programa Terrícolas en 2016: “Transfeminsimos por la liberación animal”
de Radio ELA. (En línea en: http://www.radioela.org/TERRICOLAS-Transfeminismos-por-la.html Consultado
el 30 de enero de 2017).
26
hombre y la selección en relación al sexo (1871), teniendo como resultado un despliegue
animalista que desataría preocupaciones por los derechos de los animales. Por ejemplo, en
esta época Frances Power Cobbe publica Darwinism in Ethics (1872), Eduard Byron hace lo
propio con The right of an animal. A new essay in Ethics (1879) y Henry Stephen Salt con
Animal Rights considered in relation to social progress (1892). Ellos fueron quienes
protagonizaron la discusión en el mundo anglosajón sobre la necesidad de hablar de una ética
animal, discusiones que sin embargo perdieron interés y no se retomaron nuevamente con
fuerza hasta los años setenta del siglo pasado, con Richard Ryder y Peter Singer, quienes
empezaron a examinar los argumentos a favor y en contra del especismo proponiendo la
sintiencia como criterio para la consideración moral (Vázquez & Valencia, 2016. p.154).
En la Encyclopedia of Animal Rights and Animal Welfare, editada por Marc Bekoff y Carron A.
Meaney (1998), estos autores entienden la sintiencia o el sensocentrismo como un sistema de valores y
principios que se centran en la capacidad de sentir. Dicho de otra forma, el sensocentrismo define como
lo más valioso a ese «alguien animal» que puede sentir y prescribe como éticas todas aquellas acciones
que están destinadas a resguardar los derechos de esos «alguienes» que sienten (Vázquez & Valencia,
2016. p.159).
Es difícil precisar con exactitud qué significa esa frase, pero, en cualquier caso, lo que está
bastante claro es lo que no significa: condiciones como las soportadas por los animales circenses (…)
27
apretujados en jaulas sucias y sin espacio, hambrientos, aterrorizados y apaleados, y objeto únicamente
del cuidado mínimo necesario para hacerlos presentables en el escenario al día siguiente. Entre los
elementos de una existencia digna se incluirían, al menos: disfrutar de oportunidades adecuadas de
nutrición y actividad física; vivir libres de dolor, miseria y crueldad; disponer de la libertad para actuar
del modo característico de cada una de las especies (…); vivir sin miedo y gozar de oportunidades para
entablar relaciones gratifiantes con otras criaturas de la misma especie (o de otras distintas), y tener la
opción de disfrutar de la luz y del aire en tranquilidad. (2007. p.322)
Sin embargo esta autora ha cuestionado a su vez “el antropocentrismo desde teorías
que atribuyen plena consideración a los animales no humanos basándose en su capacidad
para tener experiencias positivas (disfrute) y negativas (sufrimiento)” (Faria, 2016a. p.327-
328), sosteniendo una perspectiva utilitarista centrada en el desarrollo de las capacidades del
individuo: “Los derechos de los animales son específicos de cada especie y se basan en las
formas de vida y de florecimiento características en cada una de ellas” (Nussbaum, 2007.
p.322), entendiéndose entonces como una discriminación entre especies de acuerdo a la
tenencia de unas u otras características, pues tal y como lo hace en su texto, favorece los
intereses de los animales más complejamente sensibles, con ejemplos de negociaciones
bienestaristas (Crespo Carrillo, 2016. p.366). Es decir, apelar a características distintas de la
capacidad de los individuos para poseer bienestar experiencial significaría estar cayendo en
una instancia de especismo (Faria, 2016a. p.322).
28
El bienestarismo se entiende como aquella corriente que está orientada a subsanar o
enmendar situaciones de crueldad con los animales y a procurar que el uso de los animales
no humanos hecho por los humanos sea “responsable”, de manera que sufran lo menos
posible. Por el contrario, el abolicionismo cuestiona en sí mismo el uso de estos animales no
humanos, su estatus de propiedad y apunta al fin de la dominación animal (Gaitán Ávila,
2016. p.68).
En esa misma línea, Gary Francione expone cinco razones por las cuales se opone a un
trato bienestarista de los animales no humanos9:
1. En primer lugar, Francione argumenta que ese bienestar animal puede servir para
hacer la explotación más eficiente, y pone el ejemplo de la campaña que ha llevado a un
acuerdo de McDonalds para requerir estándares más humanitarios en los mataderos y
aumentar los espacios para las gallinas de batería. Animalistas reconocidos como Singer y
PETA aplauden estas acciones, pero estos estándares fueron desarrollados por Temple
Grandin, quien asegura que este manejo adecuado de los animales que van a ser sacrificados
mantiene la industria de la carne funcionando con seguridad, eficiencia y con beneficios para
que se produzca carne de mejor calidad al no estresar a las reses ni producir fracturas óseas:
“el trato cuidadoso bien diseñado minimizará los niveles de estrés, mejorando la eficiencia y
manteniendo la buena calidad de la carne. El manejo brusco o el equipamiento pobremente
diseñado está en detrimento tanto del bienestar animal como de la calidad de la carne” 10.
2. En segundo lugar pone de manifiesto que este bienestar hace que las personas se
sientan más cómodas con la explotación animal al “consumir con conciencia”. Peter Singer
y Jim Mason, en su libro The way we eat: why our food choices matter, afirman que se puede
9
La información presentada acerca de las cinco razones para oponerse al bienestarismo proceden de la
traducción del texto de Gary Francione “Abolición de la explotación animal. El viaje no empezará mientras
caminemos hacia atrás” (2006), hecha por José Valle y Sharon Núñez para Igualdad Animal
(www.igualdadanimal.org). (en línea en: http://animalliberationfront.com/ALFront/Actions-
Colombia/AboliciondelaExplotacionAnimal-GaryFrancione.pdf. Consultado el 10 de noviembre de 2017).
10
Véase en: www.grandin.com
29
ser “omnívoro consciente” y hacer una explotación ética de los animales cuando elegimos
comer sólo aquellos que hayan sido bien cuidados y matados sin dolor ni angustia.
4. En cuarto lugar expone una falsa dicotomía que proponen igualmente Singer y
Manson, sosteniendo que únicamente se tienen dos opciones: o ser bienestarista o no hacer
nada, puesto que la postura abolicionista es demasiado idealista y no aporta estrategias para
ayudar a los animales a corto plazo. Francione asegura que es una falsa dicotomía porque se
está causando daño, dolor, sufrimiento y muerte diariamente a miles de animales no humanos
y obviamente esta situación no va a cambiar de la noche a la mañana, ni en un mediano-corto
plazo, pero una de las estrategias más inmediatas que propone el abolicionismo es el
veganismo, siendo una forma de cambio progresivo al rechazar todos los “productos” de
origen animal asumiéndose el principio de abolición en la vida propia. El veganismo sería
una forma viable y posible para todas las personas, incluso la única manera en que el “no
hacer” algo acabe convirtiéndose en hacer muchísimo, porque el mero hecho de no consumir
animales no humanos ni nada que provenga de ellos repercute positivamente en la vida de
estos.
30
Con lo anterior queda claro que el antiespecismo no trata de buscar regulaciones que
reduzcan el sufrimiento y dolor de los animales no humanos que se utilizan para el consumo
humano, sino que busca estrategias para abolir dicho sufrimiento, dolor y muerte; y que
contrario a esto estaría la concepción de un bienestarismo legal o regulacionismo que se
soporta sobre la idea de que los animales no humanos son inferiores respecto a los humanos
(Aboglio, 2016. p.114).
Cuando Judith Butler a finales de los años ochenta y principios de los noventa del siglo
pasado escribe y publica El género en disputa. Feminismo y la subversión de la identidad
(2007 [1990]), planteó una cuestión muy importante que desarticula los planteamientos
teóricos de la época (incluso los de ahora) argumentando que el sexo, al igual que el género,
era una construcción cultural. Por eso en el transcurso del libro la autora alterna las palabras
sexo, género o sexo/género para dar cuenta que no hay una diferenciación entre estos
conceptos, pues los cuerpos ya están culturalmente construidos.
31
siempre será a través de la cultura; al leerlo, describirlo o pensarlo se hace bajo unos
parámetros culturales 11.
Con lo anterior podría entenderse que no existe tal naturaleza, esto es, no existe ese
cuerpo natural que se percibe en Occidente, ya que todos los cuerpos tienen inscripciones
narrativas de la historia y de la cultura. La interpretación de los cuerpos a lo largo de la
historia de la medicina, por ejemplo, ofrece constantes cambios, lo que añade a las
inscripciones anteriores las del momento histórico, el lugar geográfico o el modelo social.
Toda lectura del cuerpo es, en cierto modo, subjetiva, en el sentido de no única e imparcial.
Un claro ejemplo, y es con el que Butler argumenta su posición radical en cuanto a la
inexistencia de lo natural, son las categorías que las personas que habitaban América antes
de la llegada de los colonizadores, utilizaban para hacer esta diferenciación de sexos:
distinguían más de dos sexos y categorizaban a las personas por otras características. Con
ello muestra que nuestra clasificación “natural” es en realidad una construcción cultural
donde ciertos datos se toman como relevantes según intereses políticos y de poder.
A su vez, Butler cuestiona la existencia de esta naturaleza por medio de los conceptos
de identidad y sujeto; por un lado deja atrás la concepción de identidad como estable e
inamovible, entendiéndola como algo inestable, que fluye y está en un constante tránsito; y
por otro, prefiere plantear a los individuos no como sujetos (seres sujetados a) ritualizados
bajo condiciones de prohibición y tabú, sino como individuos con agencia, capaces de
accionar, revelarse y cuestionar la normatividad natural impuesta.
Foucault afirma que los sistemas jurídicos de poder producen a los sujetos a los que más tarde
representan. (…) No obstante, los sujetos regulados por esas estructuras, en virtud de que están sujetos
a ellas, se constituyen, se definen y se reproducen de acuerdo con las imposiciones de dichas estructuras.
Si este análisis es correcto, entonces la formación jurídica del lenguaje y de la política que presenta a las
mujeres como «el sujeto» del feminismo es, de por sí, una formación discursiva y el resultado de una
versión específica de la política de representación. Así, el sujeto feminista está discursivamente formado
por la misma estructura política que, supuestamente, permitirá su emancipación. Esto se convierte en
una cuestión políticamente problemática si se puede demostrar que ese sistema crea sujetos con género
11
Tomado de la conferencia “Aproximación al pensamiento de Butler” (2003) realizada por María Luisa
Femenías. (En línea en: https://www.comadresfeministas.com/publicaciones/enlaweb/femenias.pdf.
Consultado el 10 de octubre de 2017)
32
que se sitúan sobre un eje diferencial de dominación o sujetos que, supuestamente, son masculinos. En
tales casos, recurrir sin ambages a ese sistema para la emancipación de las «mujeres» será abiertamente
contraproducente. (Butler, 2007 [1990]. p.47)
Sin embargo, como dice Sayak Valencia, es importante aclarar que Butler no quiere
decir que el sexo no exista, al negar la materialidad del cuerpo en pos de un constructivismo
radical. Su intención es “resaltar que el acceso directo a la materialidad del cuerpo no es
posible, ya que esta mediado por un imaginario social y cultural (…) dentro de unos códigos
de inteligibilidad ya pactados dentro de discursos, prácticas y normas con raíz
heteropatriarcal” (2015. p.7).
Cuando actuamos, y nosotros actuamos políticamente, lo hacemos ya con una serie de normas
que están actuando sobre nosotros, y en maneras que no siempre conocemos. Cuando actuamos, en caso
de que sea posible, a través de la subversión o la resistencia, no lo hacemos porque seamos sujetos
soberanos, sino porque hay una serie de normas históricas que convergen hacia el lugar de nuestra
personalidad corporizada y que permite posibilidades de actuación. (2009. p.334)
33
Debe entenderse y quedar claro entonces que la performatividad o lo queer no es una
identidad. No la categoriza como un elemento de “quita y pon”, ni se estructura por las
decisiones individuales y caprichosas, sino que lo propone como una posibilidad de
insurgencia política.
Así, Butler fue abriendo una discusión dentro del movimiento feminista que amplía los
horizontes de éste, y empieza a entenderse el género como un constructo cultural normativo,
como un sistema de opresión que afecta directamente a otros grupos subalternos, anormales,
patologizados, invisibilizados y que el sistema quiere exterminados. Y puso sobre la mesa la
cuestión de la violencia que produce esta categorización que ha hecho la cultura occidental
entre falos (hombres) y vulvas (mujeres), al asignar una identidad fija e imposibilitar un
agenciamiento de cada individuo, imponiendo roles, vestuario, funciones, discursos y
prácticas a unos y otras. Seguir legitimando entonces un discurso basado en una identidad de
mujeres estaría perpetuando a su vez una serie de violencias que vienen implícitas para éstas
en esta sociedad:
Quizás el problema sea todavía más grave. La construcción de la categoría de las mujeres como
sujeto coherente y estable, ¿es una reglamentación y reificación involuntaria de las relaciones entre los
géneros? ¿Y no contradice tal reificación los objetivos feministas? ¿En qué medida consigue la categoría
de las mujeres estabilidad y únicamente en el contexto de la matriz heterosexual? Si una noción estable
de género ya no es la premisa principal de la política feminista, quizás ahora necesitemos una nueva
política feminista para combatir las reificaciones mismas de género e identidad, que sostenga que la
construcción variable de identidad es un requisito metodológico y normativo, además de una meta
política. (Butler, 2007 [1990]. p.52-53)
Para los años en los que Butler está construyendo su reflexión, las décadas de los
ochenta y noventa, en Estados Unidos empieza a despertarse un malestar con respecto a los
procesos de institucionalización LGBT, al feminismo de Estado, a la patologización de la
transexualidad o a la proliferación del SIDA, entre otras cuestiones; para contrarrestar este
malestar, empiezan a organizarse personas que se apropian del insulto queer buscando
gramáticas, lenguajes, instrumentos y estrategias capaces de desmontar los regímenes de la
normalización del cuerpo que se legitima con la modernidad, y haciendo una crítica desde el
activismo a aquellas élites que estaban liderando y abanderando las luchas sociales de ese
momento. Desde el ámbito teórico el concepto como tal de Teoría queer viene ligado a una
34
versión que acabó haciéndose oficial y a otra que ha sido invisibilizada, probablemente por
esta misma lógica de una exclusión a lo que no entra dentro de la lógica blanca académica.
…La versión oficial sitúa su uso teórico en 1991 cuando Teresa de Lauretis, publica su
emblemático artículo “Queer Theory. Lesbian and Gay Sexualities.” en la revista Differences. Sin
embargo, y quizá en la misma lógica blanca del capitalismo académico, que invisibiliza lo minoritario,
no se considera como uso “teórico” el que le da Gloria Anzaldúa en su libro La Frontera/Borderland,
publicado en 1987 (…) Ni tampoco se considera lo dicho por Cherrie Moraga en su ensayo Queer Aztlan:
the reformation of a chicano tribe, cuya primera versión data de 199212. (…) Siguiendo la versión oficial:
De Lauretis acuña el término teoría queer, para referirse a los movimientos sociales (…),
introduciéndolo por primera vez a la academia californiana y redimensionando con ello los Women
Studies, así como los Gays and Lesbian Studies. (Valencia, 2015. p.5)
El contexto de surgimiento de estos discursos y prácticas está fuertemente ligado a una serie de
debates sobre la forma tradicional de entender el sistema sexo/género y la sexualidad que afectan al
sujeto político del feminismo.(…) Este movimiento de deconstrucción del género trata de poner en el
centro de los debates feministas la especificidad de la opresión sexual, sin que esta esté eclipsada por el
género; y el cuestionamiento de la norma heterosexual como régimen político-económico y como base
de la división sexual del trabajo o de las desigualdades estructurales entre los géneros. Hablamos, en
definitiva, de un conjunto de cambios que, desde los años ochenta, han traído consigo el emerger de una
12
Este tema se aborda más adelante cuando hago referencia al transfeminismo en América Latina.
35
polifonía de voces, dando lugar a una serie de micropolíticas postidentitarias. (Solá, 2013. p.17)
Teniendo en cuenta los cuarenta años de dictadura franquista que se vivieron en España
el siglo pasado, el pensamiento feminista desde lo académico y activista sufrió una represión
que evidencia el bache existente en esta época. Solo en la década de los noventa el grupo
LSD y La Radical Gai13 introdujeron un debate activista y teórico con respecto a lo queer,
dando a conocer a autoras como Wittig, Butler, Haraway y Teresa de Lauretis, y posibilitando
la creación de redes con el exterior para desarrollar nuevas estrategias políticas (Macías,
2013. p.45).
13
“El grupo LSD surge en febrero de 1993, en el contexto del barrio madrileño de Lavapiés, un contexto
bastante politizado, reuniendo a componentes provenientes de grupos feministas, de lesbianas, y de la izquierda
extraparlamentaria. (MoJose Belbel, Beatriz Preciado, Fefa Vila, Susana Blas, Cabello/ Carceller), Carmela
García. Fue un proyecto multidisciplinar de hipervisibilización lesbiana pionero en el Estado español
Interrelacionaron discursos de la identidad con una serie de discursos anticapitalistas, antimilitaristas y
antibelicistas” y “Las Radical Gai surge en 1991 en Madrid. No trabajan en Chueca, barrio en el que florece
todo lo gay y donde el mercado rosa encuentra su mejor público, sino que surge en el Lavapiés, por ser el lugar
de encuentro de las minorías. Se disolvieron en 1997” (Macías, 2013. p.45)
14
Hay dos versiones de cuándo se usa por primera vez la palabra transfeminismo como tal en el Estado
Español. Por un lado, según Miriam Solá “aparece por primera vez en las Jornadas Feministas Estatales del año
2000 en Córdoba en dos ponencias: «El vestido nuevo de la emperatriz» del Grupo de Lesbianas Feministas de
Barcelona y en «¿Mujer o trans? La inserción de las transexuales en el moviemiento feminista» de Kim Pérez”
(2013. p.19). Y por el otro, Belén Macías afirma: “El colectivo vasco Medeak, (…) propusieron el término
transfeminismo y es el que últimamente más se viene utilizando en el activismo” (2013. p.47), sin dar una fecha
exacta de este suceso. Por lo tanto, tomaré como referencia la fecha proporcionada por Solá.
36
necesidad de una resistencia conjunta en torno al género y a la sexualidad” (Ibidem).
Con esto quizá, queda más que claro que debe haber una cierta meticulosidad cuando
se emplean términos como éste, pues llevarlos al ámbito de lo institucional (como lo es la
sigla) hace que pierda su fuerza insurgente como movimiento. Debe tenerse en cuenta que
esta palabra anglosajona es el origen, por así decirlo, de lo que se conoce como
transfeminismo, y apela a una revolución o transformación profunda con unos intereses
políticos, sexuales y corporales no normativos que sitúan a individualidades y colectividades
37
marginadas en una posición de lucha contra un heteropatriarcado blanco, cis, neurotípico,
documentado, clase media, masculinizado…
(…) Resaltar unos vínculos que tienen que ver con nuestro pasado reciente, con las tres últimas
décadas de movimiento feminista y de las luchas en torno a la libertad y diversidad sexual y de género.
Unas conexiones que representan la especificidad de nuestra historia: la importancia de un feminismo
que ha dado lugar a una serie de discursos y prácticas políticas que han creado el caldo de cultivo de lo
que hoy llamamos transfeminismo. Se trata, pues, de pensarnos en situación, conscientes de nuestra
historia y junto a otras para poder desarrollar interpretaciones que reconozcan lazos genealógicos,
fortalezcan las alianzas y acerquen las luchas. (Solá, 2013. p.23)
Hasta ahora, no se ha mencionado en este Trabajo Fin de Máster algo que es de suma
importancia: que el movimiento queer fue formado en un principio por devenires
minoritarios del tercer mundo estadounidense, siendo estos el reflejo de lo que conocemos
como multitudes de cuerpos que no encajan en las lógicas heteropatriarcales, racistas y
clasistas presente en Estados Unidos, y que se originó como contestación frente a una
38
combinación de factores económicos, políticos y sociales durante el gobierno de Ronald
Reagan (1980 a 1988) (Valencia, 2015. p.3), quien aumentó los impuestos “afectando de
forma directa y severa a las poblaciones pobres, racializadas, sexualmente minoritarias,
migrantes y enfermxs de SIDA –en muchos casos, estas poblaciones encarnaban de manera
interseccional todas esas variables-” (Valencia, 2015. p.4). Las consecuencias de estas
políticas puestas en marcha por este proyecto conservador y neoliberalista (globalización)
fueron las movilizaciones multitudinarias y aparentemente heterogéneas que sacaron a las
calles sus protestas durante la década de los años ochenta. Multitudes encabezadas
principalmente por feministas lesbianas chicanas, afroamericanas y asiático-americanas,
junto a otro proletariado disidente sexual que habitaba ese tercer mundo estadounidense,
vieron la necesidad de reconfigurar las resistencias de las luchas de los años sesenta y setenta,
haciendo un ejercicio autocrítico radical respecto al machismo y la homofobia que pervivía
al interior de los movimientos identitarios como el Chicanismo o el Black Power (Ibidem).
Ello da cuenta de una impronta latinoamericana, o al menos mexicana dentro del movimiento
queer que surge en ese contexto neoliberal estadounidense, rechazando las categorías
dicotómicas opresoras como hombre/mujer, blanco/no blanco, heterosexual/homosexual e
iniciando un proceso de resignificación de ese insultante y peyorativo queer, para
reivindicarse como lo raro, excluido, anormal, diferente, precario. Se generaron en ese marco
alianzas que crearon agenciamientos inesperados, desarticularon el clamado derecho del
heteropatriarcado blanco y dieron paso a una nueva forma de pensar la sexualidad, el género,
la raza, la clase y los lugares de privilegio y opresión de cada individualidad.
39
femenino” (Cabrera & Vargas, 2014. p.30):
Esta revisión resulta particularmente importante ya que implica la tensión de las nociones de
género asignadas por el poder hegemónico, que tienen profundas raíces coloniales. Este tensionamiento
implica el reconocimiento del género como una construcción social que, sobre la base de la genitalidad,
produce cuerpos sexuados que se localizan en un esquema jerárquico donde lo femenino denota
inferioridad y otras opciones por fuera de este binario hombre/mujer, o incluso la resistencia a
reconocerse en el género asignado, son descartadas. (Cabrera & Vargas, 2014. p.31)
Por otro lado, es necesario apuntar aquí que, en Argentina, Néstor Perlongher, en la
misma época que en Estados Unidos estallaba la insurgencia queer como movimiento
político y más tarde académico, escribió una serie de ensayos entre 1980 y 1992, los cuales
fueron publicados posteriormente por Osvaldo Baigorria y Christian Ferrer en un texto
titulado Prosa Plebeya (2013), libro que compilaba sus escritos sobre las políticas del deseo,
la cuestión homosexual y la estética neobarroca, dando cuenta de una emergencia de
inconformidades similares en el sur del continente americano. En este mismo país, se publica
además la revista Ramón 99 desde 2010 y las Ludditas Sexxxuales escribieron Ética amatoria
del deseo libertario (2012) y Foucault para encapuchadas (Caserola, 2014), deconstruyendo
las imposiciones relacionales, capitalistas, heterosexuales, patriarcales, corporales, de género
y sexuales.
40
reconocer a veces como queer, o como posfeministas, posgénero, posidentitarias, de
Disidencia Sexual, etc.” (Rivas, 2011. p.63) y por otro lado una posición de resistencia y
localización estratégica frente a procesos de normalización de lo gay y lo lésbico dentro del
discurso económico mercantil e institucional estatal (Rivas, 2011. p.64).
Sin embargo, las anteriormente mencionadas multitudes queer y sus acciones directas
y teóricas, fueron trascendiendo la geopolítica del norte, desde ese tercer mundo
estadounidense hacia un sur tercermundista, decolonial, sudaca, “creando una coyuntura del
desplazamiento geopolítico y epistémico de lo queer a lo cuir, puesto que la
tercermundización –como categoría de enunciación de los procesos de subalternización g-
local-, teje redes de intercambio y diálogo posible con el sur” (Valencia, 2015. p.9). Y es
justo aquí donde se hace inevitable hacer una diferenciación con la resignificación que en el
Estado Español se le dio al término queer proponiéndose transfeminismo, pues en América
Latina se castellanizó la palabra y cuir se enmarcó como un término con su propia genealogía,
pensando en la migración de los conceptos, como entes viajeros:
Por ello, afirmamos que el uso del término queer y su derivación en cuir no obedece a un
entusiasmo ingenuo —que hunde sus raíces en los deseos de legitimación a través del consumo cultural
y la exportación de contenidos—, sino que su intención es tender puentes transnacionales de
identificación y afinidad que reconozcan y visibilicen la vulnerabilidad históricamente compartida; entre
los procesos de minorización —que emergieron como protesta crítica en el tercer mundo
estadounidense— a través de las multitudes queer con los procesos de subalternización histórica que se
implantaron en nuestros territorios a partir de la colonización y nuestros propios devenires minoritarios
— y que se actualizan constantemente a través de los aparatos de producción y verificación de la razón
blanca heteropatriarcal. (Valencia, 2015. p.12)
41
un carácter decolonial. Como lo dice Sayak Valencia:
Cuir, busca, además, visibilizar algunos usos estratégicos de la desobediencia epistémica, donde
se proponen (…) otras metodologías de corte decolonial que muestren las inquietudes discursivas (…)
en torno a la renovación de los imaginarios de la insumisión social por medio de las prácticas
(trans)feministas y de la disidencia sexual como prácticas pacíficas de desobediencia civil organizada.
(2015. p.14)
Finalmente, cuir es un movimiento que hace alianzas con los transfeminismos y con
los procesos de minorización étnico/raciales, de diversidad funcional, migrantes, etáreos, de
clase, etc: “que reconoce los logros y la historiografía de otros movimientos de
transformación social, como las multitudes queer del tercer mundo estadounidense, así los
diversos feminismos: indigenista, ecologista, ciberactivista, etc.” (Valencia, 2015. p.15-16).
Además, con la deconstrucción del género que propone este movimiento, se trata de
poner en el centro de los debates feministas la especificidad de la opresión sexual, sin que
ésta esté eclipsada por el género. Busca también el cuestionamiento de la norma heterosexual
como régimen político-económico y como base de la división sexual del trabajo o de las
desigualdades estructurales entre los géneros (Solá, 2013: 17). Siguiendo esta lógica:
42
de serotonina, somos los que tenemos demasiada grasa, los discapacitados, los viejos en situación
precaria. Somos la diáspora rabiosa. Somos los reproductores fracasados de la tierra, los cuerpos
imposibles de rentabilizar para la economía del conocimiento. (Preciado, 2013. p.10-12)
Dicho esto, sin embargo, es importante subrayar que no hay una definición cerrada de
lo que es el transfeminismo, pues es un abanico abierto y compuesto por multiplicidad de
saberes, cuerpos, subjetividades, lenguajes, identidades, sexualidades. Por esa misma razón
pretende huir de una definición cerrada, pues no corresponde delimitar unas bases o de
circunscribir un campo de pensamiento.
La idea de una interseccionalidad de las luchas parte de que los cuerpos humanos están
atravesados por diversas opresiones, tal y como se ha mencionado en el apartado anterior.
Todas las personas están inscritas dentro de unas categorías que hacen referencia al color de
piel, la estética, el lugar de procedencia, la genitalidad, la orientación del deseo, el nivel
educativo, el posicionamiento político, la capacidad cognitiva, física y económica, entre
otras. La medida de esa inscripción se produce bajo un canon hegemónico de hombre, blanco,
cisgénero, heterosexual, primermundista, universitario, de derecha, neurotípico, delgado,
clase media, con propiedades. La pregunta es, entonces, por el porcentaje de personas que
pueden cumplir con estas exigencias patriarcales y capitalistas que establece la sociedad
occidental, ya que cuando se hace evidente que los privilegios están en unos pocos y que las
marginadas somos más, los resultados de la movilización para abolir estos privilegios que
43
tienen unos sobre otras son escasos, pues bajo las lógicas neoliberales lo que se desea no es
abolir los privilegios, sino obtenerlos.
Para ubicar en el tiempo el germen de esta relación entre sexismo y especismo nos
podríamos remontar al siglo XVIII con Mary Wollstonecraft y luego, más tarde, a las
sufragistas, tal y como propone Guerrero:
Empiezo a buscar dentro de la historia del movimiento feminista (occidental y blanco en aquel
momento, luego ampliaré horizontes gracias a lecturas sobre colonialidad y racismo) para ver si alguna
feminista ha tenido algún acercamiento con la “problemática de los animales no humanos” y para mi
sorpresa encuentro muchas cosas interesantísimas que de alguna forma me hacen sentir que no es un
disparate todo lo que estoy sintiendo en ese momento. De algún modo, leer a Wollstonecraft diciendo
que la tiranía de los hombres sobre los animales es la misma que ejercen sobre las mujeres y los hijos, o
a las sufragistas con su lucha contra la vivisección... me hace poner palabras por fin a todo este lío de
emociones que venía portando. (A, Guerrero, comunicación vía correo electrónico, 16 de octubre de
2017).
A través de la matanza, los animales se han convertido en referentes ausentes. Los animales, tanto
su nombre como su cuerpo, son convertidos en ausentes como animales para existir como carne. (…)
sin los animales no habría consumo de carne y, sin embargo, están ausentes del acto de comer carne
porque han sido transformados en comida. (2016 [1990]. p.123-124)
44
jarrete, espaldilla; no es un pollo, es una pechuga, un muslo, un ala, son huevos. De esta
manera, los animales vivos son ese referente ausente en el concepto de la carne. Adams señala
tres maneras a través de las cuales los animales se convierten en referentes ausentes: la
primera, que se acaba de explicar, es la literal; la segunda es la definitoria: por ejemplo,
cuando se dice que se comen terneras o corderos y no animales bebés, cambia la forma en
como nos referimos a ellos con formas eufemísticas para menguar la crueldad; y la tercera es
la metafórica: por ejemplo, cuando las víctimas de violación o mujeres maltratadas dicen “me
sentí como un trozo de carne”; en este caso el significado de carne no se refiere a sí mismo,
sino a cómo se sintió la mujer ante una violencia machista. La carne cumple un referente
ausente cuando forzamos el significado de la metáfora: nadie puede sentirse como un trozo
de carne, porque por definición es algo violentamente privado de todo sentir.
Del mismo modo que los cadáveres están ausentes del lenguaje sobre la carne, en las
descripciones sobre violencia cultural, las mujeres a menudo son el referente ausente. La violación, en
particular, conlleva un simbolismo tan potente que el término es transferido desde la experiencia literal
de las mujeres y aplicado metafóricamente a otros casos de devastación violenta, como la “violación”
de la tierra en los escritos ecologistas de los primeros años 70. La experiencia de las mujeres se convierte
de este modo en un vehículo para describir otras opresiones. (…) Estos términos evocan las experiencias
de las mujeres pero no a las mujeres (…) La violencia sexual y el consumo cárnico, que parecen ser
formas distintas de violencia, encuentran un punto de intersección en el referente ausente. Las imágenes
culturales de violencia sexual, y la violencia sexual real, a menudo depende de nuestro conocimiento
sobre cómo los animales son descuartizados y comidos. (Adams, 2016 [1990]. p.126-127)
45
heteropatriarcales. En segundo lugar, la subordinación se produce cuando se carece de voz o
poder político y los intereses propios son desatendidos, ignorados y controlados; por ejemplo,
cuando Wollstonecraft escribe su carta de vindicación de los derechos de las mujeres en el
siglo XIII, un inglés escribió al poco tiempo, a modo de parodia y con el fin de ridiculizar,
un manifiesto por la vindicación de los derechos de los animales. Y por último, entendemos
el abuso como la sujeción a violencia física y sexual, como por ejemplo, la violación de vacas
para la producción masiva de leche, la matanza desmedida de mujeres por razones machistas,
-haciendo uso metafórico de las palabras violación y matanza-15.
No pretendemos aquí ser la voz de nadie. Los animales no humanos están librando una batalla
por su vida y su libertad en este mismo instante. Pero sus gritos son instantáneamente silenciados por
los medios y la educación especista que ignora sus intereses. Su explotación y asesinatos son ocultados
y apartados de los lugares donde transcurren nuestras vidas. Ante esto, mostramos nuestra rabia y dolor
por su situación e insistimos: sus cuerpos, sus vidas, también importan. Creemos que el transfeminismo
es un paraguas donde caben todas estas luchas, donde cabemos todas en nuestra amplia diversidad y mas
allá del individualismo. No queremos liberarnos si no es juntas y en colectiva, no creemos que podamos
ser libres si estamos oprimiendo a otras. Así, entendemos la liberación animal como máxima por la que
luchar, porque todas somos animales. (Jauría, 2016. p.9)
Las diferentes publicaciones editadas por el colectivo han querido informar sobre
diferentes temas que acontecen tanto dentro del movimiento transfeminista como en el
antiespecista, poniendo a disposición de la sociedad glosarios, gráficas, ilustraciones,
poemas, o recomendaciones de libros, películas, documentales, música, artículos, etc.,
15
Tomado del taller dictado por Catia Faria en Barcelona “Les bretxes quotidianes que alimentem:
privilegis invisibles”. (En línea en https://www.youtube.com/watch?v=qHcrdGZYnsI&t=28s).
16
Véase en https://jauriazine.wordpress.com/
46
permitiendo que se conozca lo que se está pensando dentro de las colectividades que plantean
estas posturas en Madrid, lugar donde se han formado otros colectivos, como el que surge
mientras Ate Guerrero realizaba el documental MUTA:
El momento en el que Ate Guerrero empieza a entrevistar a mujeres, bolleras y trans del
movimiento de liberación animal para un documental y de repente lo que pretendía ser un mero
diagnóstico de una realidad invisibilizada, termina por ser la construcción misma de una red alternativa
al activismo antiespecista mainstream. Un ejemplo que ha resultado de ello es la plataforma
“Transfeministas por la Liberación Animal”. (C. Faria, comunicación vía correo electrónico, 6 de
octubre de 2017)
La intención es señalar cuán necesario resulta ocultar y negar el sufrimiento de los otros cuando
lo que se busca es legitimar determinados comportamientos y cosmovisiones. La hipótesis es que tanto
el especismo como el patriarcado se amparan en la idea de que hay cuerpos que valen más que otros y,
fundamentalmente, cuerpos a los que no les duele el dolor –producto de su uso, explotación y
enajenación. (Sporn, 2016. p.40-41)
47
la categoría de amas de casa como un eufemismo de trabajo no asalariado, estableciendo el
modo de producción doméstico (MDP) como instrumento analítico adecuado para analizar
las relaciones entre capitalismo y patriarcado. Este modo de producción, por analogía al
modo de producción capitalista, remite a las relaciones de poder que se establecen en la esfera
privada. Pero la diferencia como tal entre ambos modos de producción es que en el MPD se
realiza un trabajo no reconocido como tal y no es remunerado, con lo que se concluye que
este trabajo doméstico realizado por las mujeres constituye la base económica y material del
patriarcado (Beltrán et al., 2001). De esta manera, las feministas socialistas lograron poner
en evidencia la importancia o repercusión en la esfera pública que tiene la labor de las mujeres
en la esfera privada como amas de casa y cómo este oficio no remunerado logra mantener en
pie tanto el sistema patriarcal como el capitalista.
En segundo lugar, está el artículo de Catia Faria “Lo personal es político: feminismo y
antiespecismo”. En él la autora trata de manera explícita la relación entre feminismo y
antiespecismo, abordando tres asuntos principales: en primer lugar, las similitudes
estructurales entre sexismo y especismo a tres niveles fundamentales: discriminación,
desigualdad y opresión; en segundo lugar, Faria hace una evaluación crítica a la propuesta
ecofeminista; y por último, ofrece un análisis sobre la decisión reproductiva.
está basada en una concepción reduccionista (binaria) de las identidades y expresiones de género.
En la medida en que el sexismo consiste en considerar o tratar de forma desventajosa a todos aquellos
individuos que no cumplen con la propiedad de ser un hombre cisgénero, el sexismo consiste en excluir
a las mujeres (o, en rigor, a las mujeres cisgénero) de la consideración moral (o en considerarles en
menos medida), pero de igual modo hace también con otras identidades y expresiones de género como,
por ejemplo, las personas transgénero, intergénero o agénero, entre otras. (Faria, 2016a. p.23)
48
De igual forma, se entiende el especismo como la forma de discriminación por razón
de especie, al considerarse a los animales no humanos de forma inferior respecto a los
humanos.
Se estima que cada año, más de 160 mil millones de animales no humanos son criados, capturados
y matados brutalmente con el fin de convertirse en productos alimentarios y de vestimenta para uso de
los seres humanos (FAO 2015). Muchos millones son matados para experimentación y sujetos a
experiencias dolorosas y angustiosas, como el encarcelamiento y la vivisección. Muchos otros
experimentan agonía y desolación, confinados, forzados y frecuentemente, matados para entretener a
poblaciones humanas en múltiples circunstancias. Por otra parte, un número abrumador de animales no
humanos son desatendidos cuando sufren por causas ajenas a la acción humana, como por daños
producidos por diferentes eventos naturales, entre ellos, hambrunas, enfermedades, catástrofes naturales
o condiciones climáticas extremas. (Ibidem)
El segundo nivel señalado por Faria tiene que ver con la desigualdad, porque, como
dice la autora, aunque el rechazo a la discriminación es necesario para la justicia, ésta supone
mucho más que el mero rechazo a los tratos discriminatorios; por tanto, exige mucho más
que la igualdad:
“¿Qué implica entonces la lucha por la justicia? La forma no sesgada de pensar sobre cuestiones
de justicia es imaginar que no sabemos cuál es nuestra posición en la sociedad, no sólo con respecto al
nivel económico, sino también con respecto a, entre otras cosas, nuestro sexo, nuestro género, nuestra
orientación sexual, nuestras capacidades o nuestra especie. ¿Qué elegiríamos como justo en tales
circunstancias? (…) La lucha por la igualdad y la justicia debe ser necesariamente feminista y
antiespecista”. (Faria, 2016a. p.26)
Finalmente el tercer nivel tiene que ver con la opresión, y en este caso con la
construcción de la masculinidad cisheteropatriarcal, pues “...existen similitudes relevantes
49
entre la injusticia padecida, (…) por quienes no son hombres cisgénero y (…) por los
animales no humanos” (Ibidem). Esto se debe a que tanto el sexismo como el especismo
operan bajo una misma lógica de opresión jerárquica.
Para abordar el segundo asunto, Catia Faria hace una evaluación crítica de la propuesta
ecofeminista, extrayendo las implicaciones fundamentales de asumir, en la práctica y de
forma consistente, el eslogan feminista “lo personal es político” de Carol Hanish. Siendo el
ecofeminismo una posición que vincula ecologismo con feminismo, defiende que “la
opresión hacia las mujeres y la explotación de la naturaleza (y de los animales no humanos)
son parte de la misma lógica de dominación patriarcal” (Faria, 2016a. p.28), razón por la cual
sostiene que la mejor forma de neutralizar al patriarcado, opresor tanto de mujeres como de
los demás animales no humanos, es mediante la conversión de las mujeres en aliadas de la
naturaleza. Dado lo anterior, es importante prestar atención a que los animales no humanos
y lo que de una manera general podemos llamar ‘la naturaleza’ no son entidades idénticas y
por tanto sus intereses deben ser tratados por separado.
50
feminista y antiespecista “que rechace a la vez la dominación patriarcal de los demás
animales pero atienda también a los intereses de todos los animales que mueren y sufren, ya
sea por causas humanas o naturales” (Faria, 2016a. p.31). Es en ese punto donde toma sentido
la frase de Carol Hanish:
Rechazar el especismo tiene implicaciones prácticas importantes. Por una parte, exige que nos
abstengamos de causar daño a les demás animales y así renunciar a participar en aquellas prácticas que
supongan sufrimiento y la muerte de animales no humanos. La primera implicación práctica del
antiespecismo es, así, el veganismo. (…) Debemos no sólo dejar de dañar a les demás, sino igualmente
impedir que ese daño ocurra, ya sea causado por otros seres humanos o por eventos naturales. (…)
rechazar el especismo implica, además del veganismo, volverse activista en defensa de los demás
animales, trabajando para que otres dejen de causarles daño y buscando ayudarles cuando están en
situación de necesidad. (Faria, 2016a. p.31-32)
Por su parte, sobre este mismo tema, el colectivo Jauría, en el primer volumen de su
Fanzine, retoma los planteamientos que hace la filósofa Stephanie Jenkins en Returning the
Ethical and Political to Animal Studies, quien propone una definición de veganismo muy
semejante a la que expresa Catia Faria:
Retomando el discurso de Catia Faria en la entrevista personal que le realicé para esta
investigación, ella habla también sobre la relación existente entre el ejercicio de la
masculinidad y la opresión:
51
una estipulación arbitraria injustificada. (C. Faria, comunicación vía correo electrónico, 6 de octubre de
2017)
Finalmente, en el tercer asunto que toca Faria, reflexiona sobre un aspecto clásico del
feminismo, la decisión reproductiva y la renuncia a procrear, como compromiso
antiespecista. Entendiendo que la reproducción se nutre de la estructura patriarcal en la que
las mujeres son vistas como meros instrumentos de procreación, como máquinas de
producción de humanos, subordinadas a la crianza a lo largo de la historia, la decisión
reproductiva puede cuestionarse no sólo desde el pensamiento feminista, sino también desde
el antiespecista:
Sin embargo, la realidad es que el hecho de ser antiespecista no convierte a una persona
en transfeminista o viceversa. Claros ejemplos de ello los encontramos dentro de los mismos
grupos activistas; en el caso de los colectivos por la liberación animal no es extraño encontrar
a hombres cis, blancos, heterosexuales abanderando y asumiendo todo el protagonismo en la
lucha antiespecista, e incluso acosando, abusando, cosificando y maltratando al resto de
compañeras que no se enmarcan dentro del canon hegemónico, realizándose asunciones de
poder masculino que invalidan la posible confluencia del animalismo con el feminismo. Por
52
otro lado, en los colectivos transfeministas no faltan aquellas humanas que siguen ejerciendo
unos privilegios igualmente arbitrarios por cuestiones de especie, así como lo que tienen los
cisvarones por cuestiones de género.
53
CAPÍTULO 3
3.1. Actrices
Según García Sánchez, “el término actor se define a partir de la idea de acción: el actor
(…) es todo aquel sujeto que actúa, en otras palabras, el sujeto de la acción” (2007. p.202)
Para la implementación de esta categoría de análisis tuve en cuenta, además, dos definiciones
puntuales que muestran la importancia de ésta dentro del contexto transfeminista
antiespecista. Por un lado, se entenderá que un actor “puede ser un individuo, una red de
sociabilidad, un grupo, un colectivo o una sociedad” (Giménez, 2006. p.146); son también
unidades de acción tanto individuales como colectivas en interacción dentro del sistema de
relaciones sociales, disponen de un margen, a veces importante, de posibilidades de acción,
es decir, disponen de cierto grado de autonomía, lo que a su vez implica una identidad
(Ibidem). Por otro lado, está la definición que Giddens (1979) propone con respecto a la
17
La sistematización de esta información puede encontrarse en el Anexo III.
54
actuación de este actor, la cual tiene cuatro características: a) es una intervención
intencionada, aunque sea inconsciente, b) sobre la que el sujeto puede reflexionar y de la que
es responsable, c) que depende no tanto de las intenciones del sujeto cuanto de su capacidad
y d) que no está determinada sino que es “contingente y variable”, en el sentido de que el
actor tiene la posibilidad de actuar de otra manera.
55
indígenas como campo compartido de inquietudes coincidentes, o de Soledad Fernández, que
nombra a la colectiva de su ciudad.
3.2. Acciones
Logro identificar treinta acciones, tanto desde lo individual como desde lo colectivo.
Ate Guerrero inicia hablando de su militancia en el anarquismo, antes, incluso, que en el
feminismo o el antiespecismo, significando éste una base política en su vida como activista;
posteriormente estaría su militancia en colectivos feministas y luego en los antiespecistas.
Refiere también que es al leer a Peter Singer en la universidad cuando decide pasar de ser
vegetariana a vegana y comenzar su activismo por la liberación animal, lo cual la lleva a
fundar un colectivo antiespecista. Sin embargo, debido a una agresión recibida por parte de
quien era su pareja (hombre cis) en el colectivo antiespecista que había fundado, y al poco
apoyo recibido por parte de las otras personas que conformaban dicho colectivo, surgió la
necesidad de crear un colectivo antiespecista no mixto con perspectiva feminista. Además
del acercamiento al antiespecismo, le resultó fundamental realizar una búsqueda de
acercamientos a la problemática de los animales no-humanos dentro del movimiento
feminista, ámbito de lecturas en el que se encontró con actores mencionadas anteriormente
que dieron luces y argumentos a su activismo, hasta el punto de diseñar una charla titulada
“Alianzas en la otredad: transfeminismo y Liberación Animal”, dando de esta manera los
primeros pasos para que otras mujeres con sensibilidades parecidas se levantaran se
familiarizaran con su propuesta y se sumaran a ella, pues ésta es la primera charla datada por
el Archivo del Movimiento Antiespecista Transfeminista en el Estado Español, pronunciada
en junio de 2015 en Barcelona. Poco después pone en marcha el proyecto de realización de
un documental, Muta, que aborda temáticas de compromiso y transversalidad en la lucha
56
antiespecista y transfeminista, además de otras como antinatalismo, antirracismo y cuestiones
de clase, que en la actualidad se encuentra en vías de realización.
Por su parte, Catia Faria menciona el antiespecismo como un primer momento dentro
de su activismo, pero recalca la necesidad del feminismo por su reconocimiento del sexismo
como opresión y discriminación injustificadas y por su lucha sistemática y cotidianamente
contra ello mucho antes de que comenzara su lucha contra el especismo. Faria hace alusión
a la acción de cuestionar el statu quo en primer lugar feminista, “es decir a un feminismo
hecho sobre todo por y para mujeres cis, blancas, heterosexuales, sin diversidad funcional,
neurotípicas…” (C. Faria, comunicación vía correo electrónico, 6 de octubre de 2017), por
parte del transfeminismo, y también a la de problematizar el “statu quo transfeminista y su
desatención al privilegio que todes ostentamos con base en la especie a la que pertenecemos”
(Ibidem) por parte del antiespecismo, lo que da como resultado el surgimiento del
transfeminismo antiespecista. Otras acciones de suma importancia realizadas por Faria y que
elle no menciona en la entrevista son las publicaciones constantes de textos académicos y/o
divulgativos en revistas, libros, blogs o diarios; las entrevistas que concede para diarios
locales; la participación y realización de/en talleres, charlas, festivales, conferencias,
programas radiales; y la docencia que ejerce en la Universitat Pompeu Fabra.
57
transfeminista antiespecista en la ciudad, con un núcleo activo organizado, vías de expresión
y difusión, desarrollo teórico programático, etc.
18
Perteneciente a la jerga colombiana que se refiere al conjunto de personas que se reúnen para realizar
una actividad.
19
Expresión utilizada en México para referirse a los hombres homosexuales.
58
participa; y finalmente, se ha dedicado a la creación de espacios autónomos para debatir
lecturas, documentales, experiencias y reflejar en actos lo que se está pensando sobre estos
temas.
Al igual que con las actrices, las acciones son diversas, aunque entre éstas se puede
encontrar más convergencia. Por ejemplo, es de resaltar que cuatro de cinco entrevistadas,
comenzaron su activismo desde el anarquismo: Ate Guerrero y Emma álvarez desde las
militancias anarquistas y Analú Laferal y Soledad Fernández desde la música, influenciadas
especialmente desde el anarcopunk, “corriente del punk más crítica y politizada donde se
mencionaban los feminismos y la liberación animal” (S.F. Fernández, comunicación vía
correo electrónico, 18 de octubre de 2017). Otro de los puntos en común es que todas abordan
el transfeminismo antiespecista desde sus acciones cotidianas y son activistas. Guerrero y
Laferal utilizan los medios audiovisuales, Álvarez y Fernández los colectivos, los festivales
y los encuentros; por su parte Faria trabaja desde un enfoque más académico, sin dejar a un
lado otras herramientas que hacen parte de su activismo.
3.3. Ideas
Por último, está la categoría de idea, entendiéndose ésta como un proceso cerebral
correspondiente a una situación específica generando reflexiones acerca de ésta y teniendo
un impacto en el comportamiento social en la medida en que guían acciones; igualmente
“abarca preceptos, imágenes mentales, recuerdos, conceptos, proposiciones, teorías,
inferencias, problemas, propuestas, instrucciones, planes y mucho más. La mayoría de las
ideas se pueden expresar en símbolos, como la palabra hablada o escrita, dibujos o fórmulas
matemáticas” (Bunge, 1999. p.75).
59
A la hora de sistematizar esta categoría, evidencio que no es preciso cuantificarla, razón
por la cual no hay un número exacto de las ideas que las actrices proponían en las entrevistas.
En primer lugar, están las ideas de Ate Guerrero, quien inicialmente afirma que cada vez son
más y están mejor organizadas las personas que componen o forman parte de colectivos
transfeministas antiespecistas en el Estado Español: “tenemos una red envidiable” (A,
Guerrero, comunicación vía correo electrónico, 16 de octubre de 2017), llega a decir, pues
se ha producido recientemente un florecimiento, que más que puntual ha sido rizomático,
razón por la que no puede decir dónde se ha originado exactamente. Por otro lado, Guerrero
enuncia cuatro puntos de encuentro y debate desde el activismo y la teoría del transfeminismo
y el antiespecismo. El primero es la política desde los cuerpos, pues el transfeminismo ha
desarrollado una importante política de los cuerpos y el transfeminismo antiespecista ha
situado junto a los cuerpos humanos, los cuerpos de los demás animales:
60
animales no humanos(...) También por una cuestión fundamental para mí: son potenciales explotadores
de animales. (Ibidem)
Por último, está el tema de las agresiones, que también se viven en los colectivos
antiespecistas. De esta manera, las transfeministas se están organizando para visibilizar las
agresiones machistas que hay dentro de dichas organizaciones, pues no existen posiciones
neutrales ni dos versiones de la historia cuando se habla de agresiones. Finalmente, algo muy
importante es que el transfeminismo ha tratado de tejer alianzas con otros colectivos
oprimidos por otras cuestiones: “a las transfeministas (especistas) se les llena la boca
hablando de las opresiones que sufren pero nos cuesta mucho trabajo vernos como
opresorxs… Tenemos que mirarnos los privilegios, el de especie también” (Ibidem).
En lo que respecta a las ideas de Catia Faria, ella afirma que, en principio, considera
que puede hablarse del transfeminismo antiespecista como un movimiento político o social,
entendiendo que el transfeminismo es considerado como tal, aunque aún más marginal y más
en contra del statu quo:
El transfeminismo surge como un cuestionamiento y una respuesta política al statu quo feminista,
es decir a un feminismo hecho sobre todo por y para mujeres cis, blancas, heterosexuales, sin diversidad
funcional, neurotípicas, entre otras situaciones de privilegio. Del mismo modo, el antiespecismo viene a
cuestionar el statu quo transfeminista y su desatención al privilegio que todes ostentamos con base en la
especie a la que pertenecemos. La restricción del sujeto político y de los ejes de opresión y
discriminación a la especie humana es puramente arbitraria (C. Faria, comunicación vía correo
electrónico, 6 de octubre de 2017)
Sin embargo, afirma que, a pesar de que se lo califique como un movimiento social,
eso no determina su legitimidad o alcance político, sino la importancia de sus principios y la
urgencia de su lucha. Por esa razón, no sabría decir si hay o no un movimiento a nivel global
o cuándo puede haber empezado, pero lo que sí sabe es que “hay redes cada vez más extensas
de personas y colectivos con las mismas preocupaciones transfeministas y antiespecistas,
retroalimentándose desde distintos lugares geográficos en el mundo” (Ibidem). De esta
manera precisa, al igual que Ate, que no existe un momento específico de cuándo se origine
el transfeminismo antiespecista, no existe una estructura jerárquica de éste, sino que es más
bien rizomática y se va construyendo paulatinamente a través de nuevas alianzas que van
61
surgiendo. Afirma además que, si existe dicho movimiento a nivel global, una parte de éste
está definitivamente en el Estado Español e identifica un momento específico en el que se
empiezan a tejer redes, nombrando al respecto a ate Geurrero, cuando empieza a entrevistar
a “mujeres, bolleras y trans del movimiento de liberación animal para un documental y de
repente lo que pretendía ser un mero diagnóstico de una realidad invisibilizada, termina por
ser la construcción misma de una red alternativa al activismo antiespecista mainstream.”
(Ibidem). Dando como resultado la plataforma “Transfeministas por la Liberación Animal
Uno de los problemas que plantea Faria es el cuestionamiento que le generan aquellas
propuestas, incluso muy articuladas, transfeministas antiespecistas que se convierten en “una
suma simple de transfeminismo y veganismo o bien en la vindicación de la no normatividad
de identidades en el movimiento antiespecista” (Ibidem). En su opinión, pues, debería irse
mucho más lejos y sería posible extraer implicaciones prácticas de los principios
transfeministas aplicados más allá de la especie humana:
Por ejemplo, un problema en el que estoy trabajando hace tiempo para el cual no he encontrado
una respuesta satisfactoria es determinar en qué medida la problematización transfeminista de la
relevancia normativa de “lo natural” nos puede ayudar a la hora de saber cómo debemos enfrentarnos a
los daños que sufren los animales en el medio salvaje por causas naturales (Ibidem).
Una de las estrategias patriarcales más efectivas en la perpetuación del statu quo (dañino para la
mayoría de individuos existentes) es su romantización – una estrategia de manipulación de las creencias
y deseos de los individuos para que se sometan a prácticas naturales que van, a menudo, en contra de
sus verdaderos intereses y favorecen la institución patriarcal. Tal y como la maternidad y la
heterosexualidad son percibidas como naturalmente idílicas, también lo es todo lo natural referente a
individuos de otras especies, en particular, aquellos que viven en el medio salvaje. El ecofeminsmo,
paradójicamente, cae en esta artimaña, defendiendo una posición de no intervención (“hands off
62
approach”) y de incluso celebración de los procesos naturales, fuente de sufrimiento y muerte para un
número aplastante de animales no humanos, como parte del “curso natural de las cosas”. Sin embargo,
y como decía antes, reconocer que “lo natural” no tiene relevancia normativa, nos conduce a
problematizar los daños naturales que sufren los demás animales tal y como lo hacemos en el caso
humano (Ibidem).
En segundo lugar, habla del deber del cuidado que se exige con relación a quienes están
en situaciones de desfavorecimiento, en este caso los animales salvajes, pues las formas de
intervención que se han dado en la naturaleza han seguido modelos masculinos de
dominación como la caza. Sin embargo, aclara, oponerse a estas formas de intervención no
implica abstenerse de intervenir, sino que por el contrario “implica intervenir de formas
beneficiosas para los animales en cuestión, guiadas por el cuidado y la satisfacción de sus
intereses básicos en vivir y no sufrir” (Ibidem). Concluye sosteniendo que esta intervención
también implica buscar maneras de mitigar y prevenir dichos sufrimientos, investigar sobre
las necesidades específicas de los animales que viven de manera salvaje y determinar cuáles
son esas formas de intervención más efectivas que permitan el desarrollo sostenible de su
bienestar.
Faria enuncia cinco puntos de encuentro, más que de debate, entre el transfeminismo y
el antiespecismo. Primero, al igual que Ate Guerrero, considera que un punto fuerte de
contacto es la ampliación del sujeto político “a todes aquelles oprimides por el
heteropatriarcado” (Ibidem), el cual se nutre del especismo, en la misma medida en la que se
nutre de otras formas de discriminación y opresión que afectan exclusivamente a seres
humanos, tales como el cisexismo y el heterosexismo: “En ese sentido, los animales no
humanos califican legítimamente como sujeto político del transfeminismo. Restringirlo a la
especie humana es una estipulación arbitraria injustificada” (Ibidem). El segundo punto de
contacto tiene que ver con el rechazo a diferentes formas de discriminación y sistemas de
poder que controlan los cuerpos, tanto humanos como no humanos, pensando, por ejemplo,
la arbitraria opresión que se ejerce sobre los cuerpos de los animales no humanos,
transformados diariamente en un producto consumible. Consecuencia de éste sería el tercer
punto de encuentro: el cuestionamiento de los privilegios, tanto de los que disfrutan los
63
hombres sobre las mujeres 20 como los que ostentan los humanos sobre los no humanos. En
cuarto lugar, estaría el cuestionamiento de lo que puede llamarse la “normatividad natural”.
Y por último, un punto en común que Catia Faria destaca dentro de la teoría antiespecista, la
sintiencia como aquel criterio de delimitación de quienes importan y debemos respetar:
…la sintiencia como criterio de consideración moral es el único criterio que nos permite justificar
por qué importan los seres humanos independientemente de su género, color de piel, status socio-
económico, capacidades cognitivas, funcionalidad física, prácticas sexuales o procedencia geográfica.
Importan en la misma medida porque ninguno de estos atributos afecta a sus intereses en no ser dañado
o beneficiado por algo. Lo único necesario para ser dañado o beneficiado es ser sintiente, es decir, tener
la capacidad para sufrir y disfrutar. Ahora bien, en ese aspecto, humanos y no humanos son iguales y
por tanto tienen un interés en no sufrir y en disfrutar de sus vidas que debe ser igualmente respetado
(Ibidem).
Sin embargo, a pesar de esos vasos comunicantes, quienes defienden cada posición, ya
sea transfeminista o antiespecista, defienden en la teoría unos principios y valores que luego
no están en disposición de asumir en la práctica con todas sus implicaciones, manifestándose
divergencias en el modo de organizar el activismo por parte de cada movimiento, haciéndose
caso omiso de lo que ambos comparten y canalizándose la acción como si ambos abordaran
problemas diferentes sin relación entre sí: “En la práctica, veo dos movimientos
prácticamente incomunicados y mi llamado es simplemente a la consistencia: si defendemos
X, debemos luchar a favor de X.” (Ibidem).
Para finalizar, Catia Faria argumenta una de sus frases o lemas más conocidos, “La
lucha por la igualdad y la justicia es necesariamente feminista y antiespecista”, pues más que
igualar las luchas neutralizando aportaciones distintas o diferencias, explica:
(…) se trata de reconocer que sólo hay una lucha: aquella que busca un mundo más justo para
todos los seres que pueden sufrir y disfrutar de sus vidas, más allá de su especie y de otros factores
irrelevantes como el género. Así, el feminismo inclusivo y el antiespecismo feminista deberían ser, en
realidad, distinciones puramente transitorias ya que un feminismo consistente no puede excluir
20
Esto incluye a su vez una serie de características que les hacen más o menos privilegiados, y más o
menos oprimidas, que tienen que ver con factores como la orientación sexual, la identidad de género, la
racialización de los cuerpos, el lugar de nacimiento y de residencia, la capacidad adquisitiva, las diversidades
corporales y cognitivas, entre otros.
64
justificadamente a los demás animales, ni un antiespecismo serio puede admitir actitudes
discriminatorias en la base de sus prácticas (Ibidem).
En tercer lugar están las ideas de Analú Laferal. Inicialmente afirma que el
transfeminismo antiespecista no es un movimiento político, pues estos tienen una carga
identitaria que, en el caso del movimiento que nos ocupa, no es tan fácil de comprimir en un
programa que se identifique con nitidez, sino que se trata más bien de grupos de personas en
el mundo que encuentran sintonía en torno a ese tema en común. Laferal alude
inmediatamente después a una cuestión que hace que haya una divergencia entre lo que
plantean Ate Guerrero y Catia Faria, y tiene que ver con la geolocalización de ella misma:
esta divergencia hace referencia a la concepción y la organización en torno al transfeminismo
en Colombia y en general en América Latina, algo que está en emergencia desde muy
recientemente:
Sin embargo, uno de los puntos en que Analú Laferal considera que divergen es dentro
de las organizaciones y colectivos, una divergencia que tiene que ver con la priorización de
las luchas que generan un menosprecio por otras en lugar de un sentimiento de solidaridad e
impulso común. Por ejemplo: cuando dentro de colectivos feministas se coloca sobre la mesa
el punto de vista y las reivindicaciones del antiespecismo, no es extraño que se responda con
un “ya habrá tiempo para eso”. Otro de los puntos que Laferal considera que generan
desencuentro procede igualmente de algunos movimientos feministas que reducen el
65
antiespecismo a veganismo, opción alimentaria que es criticada también como un privilegio
burgués y un acto capitalista, cayéndose de esta manera en una crítica a las acciones
antiespecistas como si fueran caprichos de clase alta que carecen de pensamiento social,
cuando realmente el veganismo y otras acciones poseen en su base justificadora un enunciado
de cuidado y de abolición de jerarquías, no solamente entre las personas sino también entre
éstas y el resto de seres vivientes. Por su parte, también el antiespecismo se muestra con
frecuencia poco atento a las reivindicaciones feministas: el movimiento antiespecista sigue
estando en manos de varones que no consideran el feminismo en el mismo rango de sus
reivindicaciones ni se cuestionan su lugar privilegiado de enunciación, siendo entonces
perpetuadores del sexismo y con frecuencia insensibles a la violencia y a la opresión que
sigue ejerciéndose sobre las mujeres.
Finalmente, con respecto a la frase de Catia Faria sobre la justicia y la igualdad, Analú
Laferal considera que ningún animal humano debería ejercer violencia sobre otros seres
sintientes, pero no comparte que ese no ejercer violencia tenga que estar enunciado como
transfeminista antiespecista:
Conozco prácticas y personas muy cuidadosas que nada que ver con transfeminismo y con
antiespecismo, sino más desde otros puntos más del cuidado, de otros lados, y siento que también son
válidos …me parece muy linda en lo personal, y la llevaría como bandera y realmente la llevo como
bandera en muchos momentos de mi vida, pero el decir que tiene que ser necesariamente transfeminista
y antiespecista, siento que ya está cayendo en un ejercicio de obligación, como de única manera posible
y eso creo que es lo que me genera un poquito de ruido (Ibidem).
Me arriesgaría a decir que veo más fácil que un parche transfeminista se plantee asuntos
antiespecistas a que un grupo antiespecista se pensara el transfeminismo, o sea estos últimos están
liderados por hombres y personas cis en su mayoría, y en ese lugar pocas veces se piensa a otros sujetos
66
humanos en condición de opresión por razones sexo-genéricas (S.F. Fernández, comunicación vía correo
electrónico, 18 de octubre de 2017).
Emma Álvarez, por su parte, expone dos puntos en los que se encontrarían el feminismo
y el antiespecismo, uno en el ámbito de la lucha política y otro en los postulados teóricos. En
cuanto a lo primero, se refiere a que ambos tienen la necesidad de luchar contra las formas
de comercialización y explotación de los cuerpos; en lo segundo, a la urgencia que se tiene
de entender profundamente el sistema en el que vivimos y sus formas de operar, para poder
ejercer o impulsar su transformación:
Como lucha política creo que se encuentran en la necesidad de luchar contra las formas de
explotación y comercialización de nuestros cuerpos, con la defensa de nosotres y otres animales frente
a las diferentes violencias que responden a un sistema de dominación y opresión. Como teoría se
encuentran en la urgencia por seguir describiendo ese sistema que vivimos y entender sus formas de
operar. Es ahí que contextualizarnos y hablar desde las experiencias toma relevancia. También pensar
en la interseccionalidad de las luchas y cómo nos oprimen muchos sistemas (Ibidem).
67
Finalmente, Emma Álvarez considera que tanto transfeminismo como antiespecismo
son posturas políticas que no tienen que ser universales o globales, pues una persona puede
defender los derechos o la dignidad de mujeres, la diversidad sexual o causas animalistas, y
no nombrarse desde estas posturas necesariamente, coincidiendo con lo que plantea Analú
Laferal.
Después de lo presentado acerca de las ideas que exponen cada una de las entrevistadas,
se pone en evidencia que hay una diversidad de planteamientos y reflexiones sobre el
transfeminismo antiespecista, que surgen de las experiencias vividas, las lecturas, las
investigaciones y los estudios realizados con respecto al tema. También se comprueba que
una parte de estas diferencias responde a la geolocalización de cada una, mostrándose más
similitudes entre Ate Guerrero y Catia Faria, que habitan un territorio muy cercano (dentro
del Estado Español, aunque en diferentes ciudades) que entre ellas dos y Soledad Fernández,
Emma Álvarez y Analú Laferal, que comparten a su vez una idiosincrasia latinoamericana,
aunque entre las tres últimas existan también divergencias. Por ejemplo, mientras les dos
primeres hacen alusión a plataformas, movimientos, archivos y colectivos que se nombran y
autodefinen como transfeministas antiespecistas en el Estado Español, les tres segundes no
reconocen, o al menos no nombran, dentro de Latinoamérica, un colectivo o grupo de
personas cuyo activismo esté enfocado desde esta perspectiva tan específica, razón por la que
probablemente no se atrevan a nombrarlo como un movimiento social o político. Con
respecto a esto último, Guerrero y Faria tampoco hacen una afirmación rotunda de qué
pudiera ser un transfeminismo antiespecista: hablan más de organizaciones o estructuras
rizomáticas, un punto de vista que se desarrollará a continuación, en la reflexión final.
Según lo investigado, podría decirse que hay por lo tanto más acogida en el Estado
Español que en Latinoamérica por lo que podríamos llamar un movimiento transfeminista
antiespecista. Posiblemente porque son conceptos diferentes y desconocidos, desde
Latinoamérica sí existen colectivos o grupos de personas que se posicionan dentro del
ecofeminismo y tienen características, valores, posturas teóricas y modos de acción
cotidianos o articulados que se asemejan a los de los colectivos transfeministas antiespecistas
del Estado Español. Al ser ésta una investigación con un sesgo conceptual muy marcado y
orientado a facilitar la caracterización del transfeminismo antiespecista no se ha considerado
68
pertinente identificar aquí los rasgos compartidos con el ecofeminismo, cuestión que
redundaría negativamente en el objetivo de establecer con cierta precisión límites
conceptuales. Con todo, la confrontación del transfeminismo antiespecista con el
ecofeminismo podría contribuir a esta caracterización, sobre todo buscando señalar aquello
que el primero no ha encontrado reflejado en el segundo, pero dejamos apuntada esa tarea
para una investigación complementaria a la que aquí se ofrece.
69
CAPÍTULO 4
4. REFLEXIÓN FINAL
No hay nada más bello, más amoroso, más político que los
tallos subterráneos y las raíces aéreas, la adventicia y el rizoma.
(Deleuze & Guattari, 1988)
Todo inicia cuando, en mi evolución personal e intelectual, me pregunto por el qué es,
el cuándo y el dónde surge el transfeminismo antiespecista, al que me aproximo con empatía
y curiosidad. Ni los artículos ni los libros, es decir, el material predominantemente
académico, daban cuenta de estas inquietudes, que, sin embargo, empezaron a esbozarse
como respuestas a través de las entrevistas que han servido de base para este Trabajo de Fin
de Máster, entrevistas que fueron perfilando un núcleo de afinidades y coincidencias. De las
entrevistas brotó también algo que redunda directamente en la posible caracterización del
movimiento: su resistencia a definirse mediante mecanismos conceptuales habituales, a
adaptarse a categorías ortodoxas de definición. Ate Guerrero y Catia Faria hicieron referencia
a lo rizomático; Analú Laferal habló de puntos de encuentros y desencuentros; Soledad
70
Fernández de brotes fugaces; y Emma Álvarez de células organizativas. Todas ellas
desconocían un origen o matriz desde el qué construir la caracterización:
No sabría precisar cuándo ha empezado ese movimiento ya que no creo que tenga una estructura
jerárquica, con un claro centro que lo origina, sino más bien rizomática: se va construyendo y
modificando continuamente a partir de las nuevas alianzas que van surgiendo. (C. Faria, comunicación
vía correo electrónico, 6 de octubre de 2017)
Esto es lo que ha pasado: un florecimiento. Ha sido más rizomático que puntual, por ello no
podría decir dónde surge en el estado español (A. Guerero, comunicación vía correo electrónico, 16 de
octubre de 2017)
Pienso que sí es un movimiento social y político, no creo que haya tal movimiento global, más
bien brotes, temporales y fugaces (S.F. Fernández, comunicación vía correo electrónico, 18 de
octubre de 2017)
Me conflictúa hablar de movimientos (…) Me gusta pensar más en células organizativas, cada
una con sus luchas, estrategias y demandas (E. Álvarez, comunicación vía correo electrónico, 25 de
septiembre de 2017)
71
extensión superficial ramificada en todos los sentidos hasta sus concreciones en bulbos y
tubérculos: cuando las ratas corren unas por encima de otras.” (Deleuze & Guattari, 2004
[1988]. p.12).
Hay una relación entre estos dos principios en cuanto a que el transfeminismo
antiespecista surge de la conexión entre ambas líneas de fuga que representan una
multiplicidad heterogénea. Multiplicidades con contextos y realidades geopolíticas que
divergen en unos factores y convergen en otros. Se establecen de esta manera agenciamientos
colectivos de enunciación que funcionarán directamente con los agenciamientos maquínicos.
Entendiendo desde un eje horizontal, un agenciamiento incluye dos segmentos, uno de
contenido y otro de expresión; el primero hace referencia a los agenciamientos maquínicos
de cuerpos, acciones y pasiones, mezcla de cuerpos que actúan los unos sobre los otros; y el
segundo, a los agenciamientos colectivos de enunciación, de actos y enunciados,
transformaciones incorporales que se atribuyen a los cuerpos. (Ibidem p.13)
72
Si se objeta que esas particularidades remiten precisamente a la política y no a la lingüística habría
que señalar hasta qué punto la política trabaja la lengua desde dentro, haciendo variar no sólo el léxico,
sino también la estructura y todos los elementos de la frase, al mismo tiempo que cambian las consignas.
Un tipo de enunciado sólo puede ser evaluado en función de sus implicaciones pragmáticas, es decir, de
su relación con presupuestos implícitos, con actos inmanentes o transformaciones incorporales que él
expresa, y que van a introducir nuevas divisiones entre los cuerpos (Ibidem p.88)
Lo múltiple hay que hacerlo, pero no añadiendo constantemente una dimensión superior, sino, al
contrario, de la forma más simple, a fuerza de sobriedad, al nivel de las dimensiones de que se dispone,
siempre n-1 (sólo así, sustrayéndolo, lo Uno forma parte de lo múltiple). Sustraer lo único de la
multiplicidad a constituir: escribir a n-1. Este tipo de sistema podría denominarse rizoma. (Ibidem p.12)
La multiplicidad hace referencia a que la unión de uno mas uno no deviene dos, ni
luego tres, ni cuatro o cinco; cuando dos multiplicidades convergen surge algo más, algo
diferente, cambia su naturaleza, porque no es una simple adición. “Las multiplicidades se
definen por el afuera: por la línea abstracta, línea de fuga o de desterritorialización según la
cual cambian de naturaleza al conectarse con otras” (Ibidem p.14). En este caso, como he
venido mencionando, esas líneas de fuga provienen del feminismo por un lado y del
movimiento animalista por el otro, cambian su naturaleza al conectarse porque se relacionan
las teorías y las prácticas, de manera que la corriente transfeminista es esa línea de fuga del
feminismo, y el antiespecismo la del movimiento animalista, convergiendo y cobrando
sentido las luchas de manera interseccional.
73
Todo rizoma comprende líneas de segmentaridad según las cuales está estratificado,
territorializado, organizado, significado, atribuido, etc.; pero también líneas de desterritorialización
según las cuales se escapa sin cesar. Hay ruptura en el rizoma cada vez que de las líneas segmentarias
surge bruscamente una línea de fuga, que también forma parte del rizoma. Esas líneas remiten
constantemente unas a otras. Por eso nunca debe presuponerse un dualismo o una dicotomía, ni siquiera
bajo la forma rudimentaria de lo bueno y de lo malo. (Ibidem p.15)
Para el rizoma 1, las diferentes corrientes del feminismo pueden representar esas líneas
de segmentaridad, pues según éstas se organiza, territorializa y se le da un significado. Hablo
entonces del transfeminismo como una línea de fuga porque la percibo como una ruptura del
rizoma en cuanto surge bruscamente, quizá, desde la corriente feminista radical (línea
segmentaria), sin dejar de formar parte del rizoma. Por su parte, para el rizoma 2, las
diferentes corrientes del movimiento ecologista representan esas líneas de segmentaridad; en
este caso es de la línea animalista de donde se produce una ruptura que genera la línea de
fuga del antiespecismo.
De esta manera se puede entender que se sigue generando rizoma porque existe una
reterritorialización en este caso de las especies no humanas, por parte de las transfeministas,
74
y se desterritorializan en cuanto a que pasan a ser sujetos-objetos de producción y
subordinación por la humanidad, a ser seres no humanos con las mismas necesidades de
disfrutar la vida sintiendo placeres y evitando el dolor.
Por último, los principios quinto y sexto, de cartografía y calcomanía, tienen que ver
con que un rizoma no responde a ningún modelo estructural o generativo. Volviendo al
ejemplo de la abeja y la orquídea, se entiende que esta última no reproduce el calco de la
abeja, sino que hace mapa con ella en el seno de un rizoma; lo mismo ocurre con el
transfeminismo antiespecista, porque si el mapa se opone a ese calco es precisamente porque
está orientado a una experimentación que actúa sobre lo real:
El mapa no reproduce un inconsciente cerrado sobre sí mismo, lo construye. (…) Forma parte del
rizoma. El mapa es abierto, conectable en todas sus dimensiones, desmontable, alterable, susceptible de
recibir constantemente modificaciones. Puede ser roto, alterado, adaptarse a distintos montajes, iniciado
por un individuo, un grupo, una formación social. Puede dibujarse en una pared, concebirse como una
obra de arte, construirse como una acción política o como una meditación. (…) Contrariamente al calco,
que siempre vuelve a lo mismo, un mapa tiene múltiples entradas (Ibidem p.17-18)
De esta manera, entiendo que la reproducción de un statu quo feminista es el calco del
movimiento de mujeres. La legitimación de ciertas prácticas y discursos que tienen como
sujeto político sólo a las mujeres cis genera violencia, y cuando ese sujeto político es
cuestionado se empieza a hablar de transfeminismo. Así mismo, cuando se cuestiona el statu
quo de este transfeminismo y dentro de sus sujetos políticos se incluyen a los animales no
humanos, se genera esa conexión entre las líneas de fuga que devienen en el transfeminismo
antiespecista.
Finalmente, lo que pretendo con este Trabajo Fin de Máster, es plantear la posibilidad
de evidenciar los rasgos característicos de lo que se entiende como transfeminismo
antiespecista. No sobra resaltar que estos aportes son meras interpretaciones personales de
lecturas feministas, antiespecistas y filosóficas que me permiten comprender cómo diferentes
multiplicidades nos estamos moviendo en relación a un mismo tema que nos atraviesa, y por
supuesto, no se trata de un pensamiento estable o generalizante que busca la verdad absoluta,
siempre estará mutando.
75
BIBLIOGRAFÍA
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81
ANEXOS
Anexo I:
6. ¿Por qué la afirmación de que la lucha por la igualdad y la justicia debe ser
necesariamente feminista y antiespecista?
83
2. ¿Podría hablarse de transfeminismo antiespecista como un
“movimiento político o social”? Si sí, ¿Podría hablarse de un movimiento a nivel
global? ¿Tienes alguna noción de dónde y cuando surge dicho movimiento?
84
5. ¿Qué piensas de la afirmación “la lucha por la igualdad y la justicia
debe ser necesariamente transfeminista y antiespecista”?
5. ¿Qué piensas de la afirmación “la lucha por la igualdad y la justicia debe ser
necesariamente transfeminista y antiespecista”?
85
6. ¿Desde dónde sueles abordar este tema, la academia, el activiso, desde algún
colectivo, desde la movilización social, etc? Es decir, cómo actúas frente a esto, cuáles
han sido tus herramientas.
5. ¿Qué piensas de la afirmación “la lucha por la igualdad y la justicia debe ser
necesariamente transfeminista y antiespecista”?
6. ¿Desde dónde sueles abordar este tema, la academia, el activiso, desde algún
colectivo, desde la movilización social, etc? Es decir, cómo actúas frente a esto, cuáles
han sido tus herramientas.
86
Anexo II
Venimos del feminismo radical, somos las bolleras, las putas, lxs trans, las inmigrantes,
las negras,las heterodisidentes... somos la rabia de la revolución feminista, y queremos
enseñar los dientes; salir de los despachos del género y de las políticas correctas, y que
nuestro deseo nos guíe siendo políticamente incorrectas, molestando, repensando y
resignificando nuestras mutaciones. Ya no nos vale con ser sólo mujeres. El sujeto político
del feminismo “mujeres” se nos ha quedado pequeño, es excluyente por sí mismo, se deja
fuera a las bolleras, a lxs trans, a las putas, a las del velo, a las que ganan poco y no van a la
uni, a las que gritan, a las sin papeles, a la marikas...
Dinamitemos el binomio género y sexo como práctica política. Sigamos el camino que
empezamos, “no se nace mujer, se llega a serlo”, continuemos desenmascarando las
estructuras de poder, la división y jerarquización. Si no aprendemos que la diferencia hombre
mujer, es una producción cultural, al igual que lo es la estructura jerárquica que nos oprime,
reforzaremos la estructura que nos tiraniza: las fronteras hombre/mujer. Todas las personas
producimos género, produzcamos libertad. Argumentemos con infinitos géneros...
87
Somos una realidad, operamos en diferentes ciudades y contextos, estamos conectadxs,
tenemos objetivos comunes y ya no nos calláis. El feminismo será transfronterizo,
transformador transgenero o no será, el feminismo será TransFeminista o no será...
Os Keremos.
Red PutaBolloNegraTransFeminista.
Medeak, Garaipen, La Acera Del Frente, Itziar Ziga, Lolito Power, Las Chulazas,
Diana J. Torres AKA Pornoterrorista,Parole de Queer, Post_op, Las maribolheras precarias,
Miguel Misse, Beatriz Preciado, Katalli, MDM,Coletivo TransGaliza, Laura Bugalho,
EHGAM, NacionScratchs, IdeaDestroyingMuros, Sayak Valencia, TransFusión, Stonewall,
Astrid Suess, Alira Araneta Zinkunegi, Juana Ramos, 7menos20, Kim Pérez (Cofundadora
de Conjuntos Difusos), d-generadas, las del 8 y et al, Beatriz Espejo, Xarxa d'Acció Trans-
Intersex de Barcelona, Guerrilla Travolaka, Towanda,Ciclobollos, O.R.G.I.A, Panteras
Rosas, Trans Tornados,Bizigay, Pol Galofre, No Te Prives, CGB, Juanita Márkez Quimera
Rosa, Miriam Solà, Ningún Lugar, Generatech, Sr. y Sñra. Woolman, Marianissima Airlines,
As dúas, Oquenossaedacona, Go Fist Foundation,Heroína de lo periférico, Lola Clavo,
Panaderas Sin Moldes, Señorita Griffin, Impacto Nipón, Las Mozas de KNY, Kabaret Lliure
de Mediona, Teresa Matilla, ItuEnAcción, Rodrigo Requena, Alba Pons Rabassa, Mery
Escala,Panaderas Sin Moldes, Señorita Griffin, Impacto Nipón, Las Mozas de KNY, Kabaret
Lliure de Mediona, Teresa Matilla, Proyecto Transgénero Cuerpos Distintos, Derechos
Iguales, Casa Trans de Quito, TransTango, Patrulla Legal, Confederación Ecuatoriana de
Comunidades Trans e Intersex
88
Anexo III
Entrevista
ATE GUERRERO Actores Ate
Esta referencia a
Peter Singer
"Cuando entro en la universidad una profesora de ética luego mirar si
trae a clase el libro de Liberación Animal de Peter puede entrar a
Singer y yo dejo de3 ser vegetariana para ser vegana y Entrevista hacer parte de los
empiezo a hacer activismo por la liberación animal" Acción Ate Actante
89
que era militante y compañero del colectivo que
montamos."
90
"Ha hecho falta que algunes tiremos las primeras
piedras para que el resto se levantara y formara parte Entrevista
de esto" Acción Ate
Hace mención de
lo rizomático
porque no le ve
"esto es lo que ha pasado: un florecimiento. Ha sido un momento
más rizomático que puntual, por ello no podría decir Entrevista exacto en el que
dónde surge en el estado español. " Idea Ate surge
Primerla charla
en el Estado
Español, según
"archivo del movimiento antiespecista transfeminista Ate y el archivo
que datan los eventos y sitúan la primera charla que se del movimiento
dio en el Estado fue en Junio de 2015 en Barcelona y Entrevista antiespecista
la di yo" Acción Ate transfeminista.
91
"Muches vivíamos agresiones, las habíamos vivido por
parte de compañeros del movimiento, y siempre
ocurría lo mismo que relaté antes: la agresión se
invisibilizaba, se apoyaba al agresor y lx superviviente
se iba fuera o, en su defecto, seguía militando a duras
penas en presencia de su agresor. Que empezaramos a
dar charlas sobre feminismo/transfeminismo y
antiespecismo no hizo más que detonar algo que estaba Entrevista
a punto de hacerlo. " Acción Ate
92
"Políticas desde los cuerpos. Básicamente se basa en
visibilizar que el transfeminismo ha desarrollado una
importante política sobre los cuerpos y desde los Con respecto a
cuerpos. los puntos de
El transfeminismo antiespecista ha situado junto a los Entrevista encuentro y
cuerpos humanos, los cuerpos de lxs demás animales." Idea Ate desencuentro
93
"Agresiones. Las feministas saben qué hacer con una
agresión, tienen claro que contra las agresiones hay que
posicionarse férreamente y no tolerarlas. En el
movimiento antiespecista transfeminista también lo
tenemos claro pero ahora recién nos estamos
organizando para visibilizar agresiones machistas y Con respecto a
tratando de hacer ver al movimiento antiespecista que los puntos de
no existen posiciones neutrales ni dos versiones de la Entrevista encuentro y
historia cuando hablamos de agresiones. " Idea Ate desencuentro
Entrevista
CATIA FARIA Actores Catia
94
aunque éste sea aún más marginal y más en contra del
statu quo".
95
continuamente a partir de las nuevas alianzas que van también dice Ate
surgiendo". de rizoma
96
"reconocer que “lo natural” no tiene relevancia
normativa, nos conduce a problematizar los daños
naturales que sufren los demás animales tal y como lo Entrevista
hacemos en el caso humano". Idea Catia
"En la teoría veo múltiples puntos de contacto, más que Entrevista Convergencia en
de debate" Idea Catia la teoría
97
"Desde la teoría antiespecista, destaco sobre todo la
sintiencia como el fundamento de la consideración
moral, es decir, el criterio de delimitación de quienes
importan y debemos respetar.
Lo único necesario para ser dañado o beneficiado es ser
sintiente, es decir, tener la capacidad para sufrir y
disfrutar. Ahora bien, en ese aspecto, humanos y no
humanos son iguales y por tanto tienen un interés en no
sufrir y en disfrutar de sus vidas que debe ser Entrevista
igualmente respetado". Idea Catia
98
como si se trataran de problemas no relacionados entre
sí. En la práctica, veo dos movimientos prácticamente
incomunicados y mi llamado es simplemente a la
consistencia: si defendemos X, debemos luchar a favor
de X".
99
"pues específicamente el movimiento transfeminista
antiespecista no tengo nociones de dónde pueda surgir,
veo puntos de encuentro y puntos de desencuentro a lo
largo de la historia, pero no son de enunciación
específica transfeminista antiespecista, entonces no
podría identificar bien ese punto de origen, ni donde, ni Entrevista
cuando, ni quienes, no". Acción Analú
100
"siento que la pequeña parte del movimiento que sí es
antiespecista, sí se está dando los debates sobre el
feminismo, no sé si tanto sobre transfeminismo, pero
terminan siendo no más de veinte personas creo yo, y
creo que veinte personas no forman un movimiento
social o político, pues acá en Medellín, porque en el
mundo sí hay diferentes expresiones pero también Entrevista
siento que son pocas personas en cada ciudad". Acción Analú
101
que se están dando la discusión con el transfeminismo
no han considerado el antispecismo".
Entrevista
"Missogina, me gustan mucho, la cerda punk". Actores Analú Referente
Entrevista
"Catia Faria, Jauría, Ochodoscuatro ediciones". Actores Analú Referente
"Eunuca se ha convertido en ese lugar sí para mostrar Actores – Entrevista También como
ese montón de expediciones que he hecho". Acción Analú Hecho
102
"Debie Vicent me parece por ejemplo una experiencia
de vida muy importante, que es ser trans en el
movimiento antiespecista más radical del mundo y con
más radical del mundo me refiero a acciones directas,
me parece que es un punto de encuentro lindo, si bien
no se nombra y no tendría por qué nombrarse desde el
tranfeminismo antiespecista, sí es un cuerpo trans que Convergencia
está ahí militando en el antiespecismo y eso pues me Entrevista como lucha
parece como un punto de encuentro claro". Actores Analú política
103
de la abolición de jerarquías con el resto de seres
vivientes y las dos están ahí planteando una propuesta
buena".
Divergencia en la
"el punto de desencuentro más grande es que siga práctica, en los
estando en manos de varones que ni siquiera colectivos
consideran el feminismo, ni siquiera se cuestionan su Entrevista antiespecistas
lugar de enunciación". Idea Analú (animalistas)
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luego como marica, antes de descubrir que realmente
soy trans".
105
"Desde las Severas Flores en Bogotá, nos pensamos
como maricas, feministas, anarquistas y
antiespecistas pero como tal no hemos desarrollado
una visión transfeminista, hacemos mención de las
disidencias sexo-genericas. Habemos personas trans,
nobinarias y racializadas y desde nuestros cuerpos y
particularidades nos pensamos practicas y diálogos
antiespecistas en nuestras escuelas, festivales y
eventos… Nos sumamos a iniciativas de otros parches Entrevista
o invitamos otros colectivos a trabajar juntes". Actores Sole
106
"Es como se plantea en círculos libertarios, nadie será
libre hasta que todes seamos libres y estas luchas
abogan por les menos privilegiades, les oprimides.
Aboliendo el género, la especie, la raza y la clase todo Entrevista
estaría muy bello". Idea Sole
107
Semillero Feminista, así como en movimientos
sociales (#YoSoy132 y Justicia por Ayotzinapa).
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"En 2014, formamos un grupo que se llamaba Maricas Entrevista
antiespecistas (ya no existe)". Actores Emma
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Respuesta simila
"Creo que no me siento cómoda con las ideas a la de Analú con
globalizantes que piden que las luchas “deben ser” de Entrevista respecto a la
cierta manera o nombrarse de cierta manera". Idea Emma misma pregunta
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