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Tema 4: Alianza terapéutica

Lo sustancial de la situación analítica es la alianza terapéutica: la situación analítica es


lo estable, lo real, lo que hace a la tarea; y lo que sobre esta base estable aparece en
el campo de trabajo es lo que se llama neurosis de transferencia. El concepto de
situación analítica queda fuertemente ligado al de alianza terapéutica.

Zetzel dice que la situación analítica tiene su base en la alianza terapéutica, donde
existen cambios, pero son muy lentos, el proceso analítico mucho más rápido y móvil,
corresponde a la modalidad energética del inconsciente. A medida que son analizadas
ciertas áreas que originariamente pertenecían a la neurosis de transferencia se
integran a la estructura yoica pasando a pertenecer a la alianza terapéutica.

La alianza terapéutica es como un tipo real de relación con el analista. Lo que se


encontraba en la neurosis de transferencia pasa a ser parte de la alianza de trabajo,
lográndose siempre a través de una identificación del yo del paciente con el yo del
analista.

La alianza terapéutica y la neurosis de transferencia son una relación de objeto y no


pueden ser lo mismo que el sitio que las contiene.

Delimitar el concepto de transferencia oponiéndolo al de experiencia, por un lado y por


otro oponiéndolo al de la realidad. El proceso mental es la resultante de estos dos
elementos, siempre hay en él un poco de irrealidad (transferencia) y un poco de
realidad; y siempre el pasado se utiliza para comprender el presente (experiencia) y
para equivocarlo (transferencia).

Aceptar la percepción o el juicio del paciente como reales cuando así nos parece,
tampoco modifica sustancialmente las cosas. Lo que en realidad se trata es de respetar
lo que el paciente ha percibido, o cree haber percibido, y hacer que él asuma la
responsabilidad de esa percepción.

Meltzer propone un concepto de alianza que en la práctica se parece al de los


psicólogos del yo, propone que las primeras interpretaciones sean formuladas con
suavidad y acompañadas con explicaciones amplias de la forma en que el análisis
difiere de las situaciones ordinarias de la vida en la casa y en la escuela. El diálogo
analítico nos impone a cada momento una decisión sobre quién habla en el paciente, lo
que nunca es fácil pero tampoco imposible. Si el paciente habla con su parte adulta
habrá que responderle como adulto; si es con la parte infantil lo que corresponde es
interpretar a nivel del niño que en ese momento es.

Puede suceder que uno le hable a la parte adulta y el que escuche sea el niño o
viceversa, sin embargo no escuchar a la parte adulta puede operar negativamente
como artefacto de regresión.

Otro aspecto vinculado al tema de la alianza terapéutica es el de la asimetría de la


relación analítica, punto que toca a la ética. La asimetría corresponde exclusivamente a
la neurosis de transferencia, mientras que la alianza terapéutica es simétrica. En
cuanto el analista utiliza la simetría de la relación analítica para manejar aspectos de la
situación real (que por definición pertenecen a la alianza terapéutica) está demostrando
su vena autoritaria. Solo en cuanto el analista se ocupa de la neurosis de transferencia
del paciente, la situación es asimétrica, y esa asimetría, sin embargo, es
complementaria, doble, con lo que se vuelve a sancionar la igualdad inherente a toda
relación humana.

En el área de la neurosis de transferencia la asimetría no es más que una sanción de la


realidad, la diferencia de roles, y no es cierto que las frustraciones sólo le pertenecen al
paciente. La asimetría no impone supremacía, sino el reconocimiento de la polaridad
de los roles, necesaria para desarrollar cualquier tarea y no solamente el análisis.

Verónica Guerrero Huesca

Teoría de las Técnicas de Psicoterapia I

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