Comentario sobre los elementos cinematográficos en la película “Agarrando pueblo” de Luis
Ospina y Carlos Mayolo
“Agarrando pueblo” es una película colombiana que de manera muy compleja exhibe y critica una forma de hacer documental, propia de los años setenta en Colombia, en que la miseria era obscenamente representada hasta el absurdo, produciendo mercancías de fácil consumo, especialmente creadas para los ávidos espectadores del primer mundo. A este tipo de cinematografía la denominaron “porno-miseria”, o cine miserabilista. Sobre esta, los autores comentan: “La miseria se estaba presentando como un espectáculo más, donde el espectador podía lavar su mala conciencia, conmoverse o tranquilizarse”. La primera decisión evidente que tomaron los directores fue salirse de la representación lineal para develar el espectáculo. Los autores inventaron una manera de exhibir el problema en el que se pueden identificar tres niveles: es un falso documental que muestra un documental sobre la creación de un documental “porno-miserable”. Para esto, Mayolo y Ospina pusieron en escena a actores para representar a los documentalistas y a las personas documentadas. Las imágenes que supuestamente corresponden al documental “El futuro para quién” se distinguen de los otros niveles porque están a color, dando la impresión de haber sido captadas por otra cámara. Una segunda cámara registra o documenta el proceso de creación del documental “El futuro para quién”, en blanco y negro. En estas imágenes podemos ver la actitud absurda de los documentalistas fuera de cámara, forzando las situaciones para que la realidad parezca más miserable de lo que es. En un tercer nivel de la representación, al final de la película, aparecen los verdaderos documentalistas, Luis Ospina y Carlos Mayolo más un actor, develando la ficción de lo que acabamos de ver. Esta complejidad, desde mi punto de vista, se justifica en la medida en que es necesario un artificio para develar otro artificio. Un supuesto observador “objetivo” está contemplando cómo se hacen realmente los documentales sobre la pobreza en Cali, exhibiendo cómo opera la ficción en estos discursos y con qué intención. Esta mirada objetiva pareciera ser el verdadero documental, pero luego nos damos cuenta de que también es una ficción hasta la aparición de los verdaderos documentalistas explicando sus fines. Otra de las decisiones que puedo observar en este documental es el tipo de personajes que aparecen. Cuando nuestro compañero Miguel presentó en clases una escena de esta obra, comentó que no entendía por qué a algunos de nosotros nos había causado risa. Desde mi punto de vista, el humor en este documental es fundamental, porque es justamente la exhibición del absurdo lo que genera conciencia en el espectador y logra lo que Ospina y Mayolo se proponen “Agarrando pueblo la hicimos como una especie de antídoto o baño maiacovskiano para abrirle los ojos a la gente sobre la explotación que hay detrás del cine miserabilista que convierte al ser humano en objeto, en instrumento de un discurso ajeno a su propia condición”. La risa que provoca el personaje final, desnudo, envuelto en cintas de cine es una situación también absurda, pero que nos provoca una risa carnavalesca, que es la risa que corroe los cimientos del poder. Si los documentales que exhiben la miseria quieren lograr un morbo serio y acomodaticio en el espectador, este documental debe utilizar la risa como un arma, como un elemento que al provenir de quienes son “objetualizados” por la porno-miseria, está a contrapelo del poder, de la mercancía y de la mirada extranjera, porque revindica la humanidad y genera grietas en el edificio moral del gran Otro que es su espectador ideal.