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[1]
Una versión muy parecida del presente trabajo, bajo el título Hacia la Armonización de la
Normativa sobre Transporte Multimodal en la Región: Una Apuesta por la Integración, ha sido
publicada en el Libro en Homenaje al Doctor José Domingo Ray, editado por Lexis Nexis en
Buenos Aires en el 2005 y en el número 76 de la Revista Política Internacional de la Academia
Diplomática del Perú.
[2]
Los países miembros de la ALADI son: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, Chile,
Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.
[3]
El profesor José Domingo Ray recuerda con relación al contenedor que “… en el Seminario de
Cartagena de 1982 escuchamos una afirmación en el sentido de que la verdadera innovación
fundamental , desde los fenicios a la actualidad, en el transporte marítimo, era la aparición del
conetendor.
Prescindiendo de la exageración que pueda implicar esa afirmación debe destacarse la
influencia que ha tenido el contenedor, que puede ser una especie de parte móvil de la bodega
del buque, transformándose a veces los viajes de puerto a puerto en viajes de puerta a puerta.
Es decir del exportador o fabricante al importador o mayorista, usuario del servicio.
El contenedor ha tenido así una influencia muy grande en el desarrollo del transporte
multimodal”. Ver Ray, José Domingo. Responsabilidad de los Porteadores en las Convenciones
Internacionales sobre Conocimientos de Embarque, conferencia pronunciada por el profesor Ray
en la Universidad de Lima en octubre de 1993 y publicada por la Academia Nacional de Derecho
y Ciencias Sociales de Buenos Aires en el Anticipo de “Anales”, Año XXXVIII, Segunsa Época,
Número 31, p. 23.
[4]
El transporte combinado, intermodal, y el multimodal internacionales siguen creciendo. En
1995 representó el 55% del tráfico total contenedorizado. Al inicio del tercer milenio superará el
75% (el resto corresponde al transporte marítimo modal, es decir puerto a puerto, en
concordancia con las compra-ventas FOB o CIF). Ver Transporte Globalizado: Exigencias del
Tercer Milenio, Academia Argentina de Asuntos Internacionales: www.aaai.or.ar/n-nac02.htm
[5]
Los buques “Coloso” con una capacidad de 8,000 TEUS –aunque se están proyectando
también, buques de 10,000 TEUS- , se proyecta que tendrán una eslora de 335 metros y una
manga de 46 metros. Ya están navegando en tráficos este-oeste, buques “Post Panamax” y
“Over Panamax” de 6,000 TEUS.
[6]
El Proyecto IIRSA fue la puesta en práctica de ideas que surgieron en la Primera Reunión de
Presidentes de América del Sur, que se celebró en Brasilia, República Federativa del Brasil, en
agosto de 2000. El Plan de Acción de la IIRSA, lanzado el 4 y 5 de diciembre en Montevideo,
Uruguay, es la materialización de dicho Proyecto y fue elaborado por el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID) y la Corporación Andina de Fomento (CAF), teniendo como antecedentes
estudios realizados por los Organismos Técnicos Internacionales de la Región (ALADI, CEPAL,
OLADE). Los países participantes de la IIRSA son: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia,
Ecuador Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.
[7]
Los ejes de integración y desarrollo identificados son: Eje Andino (Bolivia, Colombia, Ecuador,
Perú y Venezuela); Eje Andino del Sur (Argentina, Bolivia y Chile); Eje de Capricornio (Argentina,
Brasil, Chile y Paraguay); Eje del Amazonas (Brasil, Colombia, Ecuador y Perú); Eje del Escudo
Guayanés (Brasil, Guyana, Surinam y Venezuela); Eje del Sur (Argentina y Chile); Eje de la
Hidrovía Paraguay-Paraná (Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay); Eje Interocéanico
Central (Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Perú); Eje Mercosur-Chile (Argentina, Brasil, Chile y
Uruguay); y Eje Perú-Bolivia-Brasil.
[8]
La UNCTAD, entre otros convenios internacionales, también participó en la elaboración del
Convenio de las Naciones Unidas sobre el Transporte Marítimo de Mercancías de 1978
(conocido como las Reglas de Hamburgo), el Convenio de las Naciones Unidas sobre la
Hipoteca Naval y los Privilegios Marítimos (Ginebra, 1993), y el Convenio de las Naciones
Unidas sobre el Embargo Preventivo de Buques (Ginebra, 1999).
[9]
Son países miembros de la Conferencia: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador,
Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.
[10]
El Acuerdo Regional de Transporte Multimodal, no constituye un Acuerdo de Alcance
Regional, de conformidad con lo estatuido en el artículo 6 del Tratado de Montevideo de 1980
(TM 80 o Tratado Constitutivo de la ALADI), ya que en él no participaron las Repúblicas de Cuba
y de México.
[11]
Son países miembros del Mercado Común del Sur (MERCOSUR): Argentina, Brasil, Paraguay
y Uruguay. El MERCOSUR constituye un proceso de integración subregional.
[12]
En Argentina de manera indirecta mediante Decreto 415/91 de 1991, en Brasil mediante
Decreto 1563 de 1995, en Paraguay mediante Decreto 16.927 de 1997 y en Uruguay mediante
Decreto 299/95 de 1995.
[13]
El Decreto 299/95 fue impugnado por la Cámara de Industrias del Uruguay, la Cámara
Nacional de Comercio y la Cámara de Aseguradores Marítimos. El proceso fue visto por el
Tribunal de lo Contencioso Administrativo, órgano jurisdiccional que de acuerdo con la
Constitución Política de la República Oriental del Uruguay, es competente para declarar la
nulidad de los actos administrativos que considere contrarios a las reglas de derecho o dictados
con desviación de poder. El 9 de noviembre de 1998, el mencionado Tribunal dictó la sentencia
de anulación del Decreto 299/95 con efectos generales y absolutos. Entre otros considerandos,
el Tribunal entendió que el Acuerdo en cuestión afectaba o pretendía modificar una serie de
normas (Código de Comercio, Código Aeronáutico, etc.), contradecía una serie de Tratados
ratificados por Uruguay (Tratado de Derecho Comercial Terrestre Internacional de Montevideo de
1940, sobre Transporte Terrestre y Mixto) y que no era viable que por vía de Decreto se
procediera a la limitación de los topes en materia de responsabilidad.
[14]
Chami, Diego. Régimen Jurídico del Transporte Multimodal, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2005,
pp. 67-68.
[15]
Son países miembros de la CAN: Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. La CAN
constituye un proceso de integración subregional.
[16]
Las normas primarias en la CAN son: el Acuerdo de Cartagena y sus protocolos
complementarios y modificatorios, y el Tratado Constitutivo del Tribunal de Justicia de la
Comunidad Andina y sus protocolos complementarios y modificatorios.
[17]
Ob. Cit., p. 7.
[18]
El profesor Arroyo con relación a los tres sistemas de responsabilidad señala: “a) La
responsabilidad objetiva significa que el porteador responde siempre que las mercancías no
lleguen a destino en el mismo estado en que las recibió; el porteador corre con las
consecuencias del caso fortuito. Ese sistema no se ha aplicado nunca en puridad porque desde
el Derecho romano el porteador podía exonerarse del caso fortuito y de la fuerza mayor, si
demostraba que había actuado con diligencia. Actualmente la tendencia consiste en presumir la
responsabilidad del porteador pero exonerándole en los supuestos ajenos a su voluntad, si bien
recayendo sobre él la carga de la prueba. Para compensar ese rigor la ley reconoce al porteador
el beneficio consistente en limitar el importe de la indemnización. b) El sistema de
responsabilidad subjetiva funda la responsabilidad del porteador en la culpa o negligencia, no
respondiendo, por tanto, del caso fortuito ni de la fuerza mayor, y no respondiendo tampoco si el
cargador no prueba que el daño, la avería o el retraso se causó por la culpa o negligencia del
porteador o de sus empleados (capitán, miembros de la tripulación, consignatarios o agentes).
Las consecuencias de este desplazamiento de la carga de la prueba son importantes, en
aquellos supuestos, nada infrecuentes en el tráfico marítimo, en los que no se puede demostrar
la causa del daño, es decir, en los denominados casos con causa desconocida. Basta pensar en
un accidente de abordaje donde no es viable determinar la causa porque el buque con las
mercancías dañadas se encuentra a una profundidad que resulta imposible, técnica o
económicamente, un estudio de las causas del siniestro. Las reglas sobre el onus probandi
benefician al porteador que sin la prueba positiva de su negligencia no puede ser declarado
responsable (así sucede en el sentido de que el receptor de la carga tiene que probar los daños,
en tanto que el porteador podrá exonerarse probando que se encuentra en unos de los casos
exceptuados o que ha obrado con diligencia). El sistema se cierra reconociendo el derecho a la
limitación de la responsabilidad del porteador, cuando el cargador haya probado que el daño es
imputable a la culpa o negligencia del referido porteador. Éste es sustancialmente el sistema
seguido por el Convenio de Bruselas, es decir, con las Reglas de La Haya-Visby y, por tanto, por
nuestra Ley. c) El sistema mixto, seguido en las Reglas de Hamburgo, se basa en el principio de
la culpa o negligencia en términos semejantes a los de las Reglas de La Haya-Visby con la
variante de que las Reglas de Hamburgo reducen aún más los supuestos exceptuados, limitando
el quantum de la indemnización, salvo que se pruebe que la causa del daño fue por acción u
omisión intencionada (dolo) o temeraria (dolo eventual o culpa grave) del porteador”. Ver Arroyo,
Ignacio. Curso de Derecho Marítimo, J.M. Bosch Editor, Madrid, 2001, pp. 536 y 537.
[19]
El profesor Francesco Berlingieri recuerda que cuando se redactaron las Reglas de Hamburgo
-que en la parte de responsabilidad como se ha indicado deviene en fuente inmediata de la
Convención sobre Transporte Multimodal- en el Common Understanding adoptado por la
Conferencia, se estableció que la responsabilidad del transportador está basada “en el principio
de la culpa o negligencia presunta” y que el valor de dicha declaración fue solo el expresar la
intención de quienes proyectaron la reglas incluidas en la Convención. Ver Asociación Argentina
de Derecho Marítimo (Seminario de Buenos Aires, 1980). La Responsabilidad del Transportador
de Mercadería por Agua, Dott A. Giuffré Editore, Milán, 1983, p. 60.
[20]
Ob. Cit., p.p. 13 y 14.
[21]
Es lo que en el Derecho anglosajón se conoce como due diligence, un desarrollo
jurisprudencial que constituye un eximente de responsabildad a favor del porteador, cuando éste
prueba que actuó con diligencia para proteger las mercancías.
[22]
Aguirre, Fernando y Fresnedo, Cecilia. Transporte Multimodal, Fundación de Cultura
Universitaria, Montevideo, 1999, p. 84.
[23]
El artículo 31, numeral 1, establece que la unidad de cuenta es el derecho especial de giro tal
como ha sido definido por el Fondo Monetario Internacional.
[24]
Señala Alzueta: “La limitación de la responsabilidad permite al explotador del vehículo
navegatorio conocer exactamente hasta dónde se extiende la misma, lo cual facilita la
contratación de seguros ya que, de no existir límites, las primas serían sumamente elevadas y
los transportadores –por ejemplo- se verían en la alternativa de no asegurarse, corriendo el
riesgo de quedar en la ruina en caso de producirse un accidente de importancia, o bien constituir
el seguro e imputar las primas al precio del transporte, con lo cual éste llegaría a precios
prohibitivos. La finalidad es proteger la navegación que es considerada de interés general y
evitar que las empresas sucumban bajo el peso de elevadas indemnizaciones.
Se trata de uno de los medios posibles para el equilibrio económico fundado en un principio de
justicia y equidad, como podrían serlo el subsidio estatal o el aumento de las tarifas de los
servicios. El interés lógico que tienen los usuarios del vehículo navegatorio en la permanencia
del servicio, impone como natural consecuencia la solución de su financiación colectiva”. Ver
Alzueta Adrián Marcial. Responsabilidad Limitada en el Derecho de la Navegación, Plus Ultra,
Buenos Aires, 1977, pp. 77 y 78.
[25]
Ver Ravina, Arturo Octavio. La Reglamentación del Transporte Multimodal Internacional
(Principales Institutos, Régimen Jurídico, Derecho Comparado, Aproximaciones y Disidencias),
conferencia dictada en el Seminario Internacional sobre el Nuevo Estatuto del Transporte
Internacional de Mercaderías, organizado en conmemoración de las Bodas de Plata de la
Asociación Peruana de Derecho Marítimo, Lima, abril de 2002.
[26]
Sánchez Calero, Fernando. El Contrato de Transporte Marítimo de Mercancías, Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, Delegación de Roma, Madrid, 1957, p.140.
[27]
Cornejo Fuller, Eugenio. Derecho Marítimo Chileno. Explicaciones sobre el Libro III del Código
de Comercio: De la Navegación y el Comercio Marítimo, Santiago, 2003, p. 248.
[28]
Ob. Cit., pp. 25 y 26.