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Introducción
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La Ocupación Militar norteamericana, 1916-1924
La Ocupación
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Historia general del pueblo dominicano
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Historia general del pueblo dominicano
Cuadro 1
Efectivos en territorio dominicano
(ca. agosto, 1916)
Lugar Oficiales Tropa
Santiago 13 514
Santo Domingo 22 520
Moca 3 79
Navarrete 1 60
Puerto Plata 1 98
Monte Cristi 1 98
San Francisco de Macorís 2 125
Sánchez 2 100
La Vega 1 82
La Cumbre 1 62
47 1,738
Fuente: Metcalf, A History of the United States Marine Corps, p. 352.
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Hagan ustedes ver a nuestros conciudadanos del Cibao que ese pa-
triotismo impulsivo y agresivo que determinan las actuaciones de los
rebeldes no es tal patriotismo, ya que este, en la hora presente, solo
puede ser sereno y reflexivo, para salvar así los intereses del país.25
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Cuadro 2
Armas incautadas a la población ca. 1916-1917
Distrito Pistolas Rifles Cuchillos Sables Machetes Patas de Mula Escopetas Munición
Militar
Fuente: The Quarterly Report of the Military Government of Santo Domingo for the Months of July, August
and September, 1917; Report of Arms and Ammunition Confiscated… Southern District of Santo Domingo,
enero de 1918.
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Por su parte, para autores como Franc Báez y Wilfredo Lozano (situa-
dos en lo que Cassá define como orientación dominante en la historiografía
dominicana), la Primera Guerra Mundial constituyó, a lo más, una causa co-
yuntural inserta dentro del movimiento estructural general de desarrollo del
capitalismo norteamericano.38 Báez se pregunta:
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producto de intereses personales, como los del empresario Farnham (que tan-
to influyó en la ocupación de Haití) o los del coronel Thorpe (que algún día,
rememorando sus luchas contra los gavilleros en El Seibo, declararía que «la
campaña de Santo Domingo durante 1918 formaba parte de la Gran Guerra»),
cuando lo que anhelaba ávidamente era su traslado al frente europeo, más
prestigioso y propicio al ascenso que los marginales caminos dominicanos.43
¿Podía en 1918, poco antes del armisticio, ser suelo dominicano trinchera
de la Guerra Mundial? Todo permite suponer que ni lo era entonces ni lo
había sido, y que, en la decisión de mayo de 1916, simplemente primase la
línea de acción que se había fijado el Departamento de Estado en 1913, cuando
el recién estrenado secretario de Estado Robert Bryan pidió a su ministro en
Santo Domingo:
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reforma a la propiedad del suelo,48 los de Pedro San Miguel y Julie Franks
sobre la resistencia campesina a la compulsión fiscal, laboral y el cambio aso-
ciado al registro de tierras;49 los de César Herrera y Julio C. Estrella sobre la
banca, la deuda y la reforma fiscal,50 así como los dedicados a la expansión de
las compañías azucareras,51 entre otros.
Editada en 1928, la obra de Melvin M. Knight inauguró esa veta analítica
en crítica a ideologías de época sobre el «imperialismo benevolente»,52 pro-
fundizada luego, desde otra perspectiva, por los trabajos citados de Báez y
Lozano sobre el desarrollo de la economía de enclave como elemento central
de la inserción dependiente y subdesarrollada de la formación social domini-
cana en el sistema mundial.53
Lozano, por ejemplo, dedica su estudio a construir la economía política
del modelo de enclave y a mostrar cómo la Ocupación Militar lo consolidó,
beneficiando la expansión del capital norteamericano en la industria azucarera
nacional. Mediante políticas como la Ley de Registro de Tierras de 1920 (que
«consolidó, legalizando, el latifundio azucarero, al sanear los títulos de propie-
dad y a su vez permitió su escalada»),54 o la seguida en materia de importación
de braceros extranjeros, o el establecimiento de la Ley de Aranceles de 1919
(que «reportó hondos beneficios […] al enclave azucarero, gracias a que le per-
mitía la compra de los bienes de producción necesarios a la expansión de la
industria sin prácticamente carga impositiva alguna»),55 el modelo sociológico
construido por el autor prácticamente subsume la labor del Gobierno Militar al
interés del enclave, impresión que refleja meridianamente la opinión del tam-
bién sociólogo José del Castillo, presentador de la obra en 1976:
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Por otro lado, hay documentación abundante que indica que a los
administradores les preocupaba el estilo despótico de los azucareros
y su vocación abiertamente latifundista. Pero el liberalismo que exhi-
bían los administradores militares no debe llevarnos a la confusión y
pensar que estos no estaban de acuerdo en la expansión latifundista
azucarera. Lo que esto revelaba era claramente las tensiones del pro-
ceso de implementación de un esfuerzo pacificador y modernizador
neocolonial.58
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Lane opinaba cosas como: «La tarea más importante […] es impulsar el
sistema de escuela pública al grado en que toda la población aprenda a leer y
escribir […] único remedio posible a las condiciones caóticas de desgobierno
y revolución que han prevalecido hasta el presente» o «En muchos distritos
rurales no hay quien sepa leer y escribir y la gente vive en un estado de salva-
jismo […] es imposible pensar que puede sostenerse un gobierno sobre la base
de tal ignorancia»,68 creencia que no era solo dominante entre la casta militar
de la que formaban parte él y Root, sino de muchos de los razonamientos
del progresivismo pedagógico de inspiración deweyana, en su énfasis sobre
la expansión del alfabetismo y el diseño de nuevas formas de participación
social desde la escuela.
El objetivo por el auto-gobierno se halló en el centro de varias de las
políticas implantadas, desde el desarme y la creación de la Guardia Nacional
Dominicana (como proyecto de constabulario profesional, apolítico y autó-
nomo de la trama perniciosa del faccionalismo) hasta el diseño e impulso de
programas aparentemente ajenos a la violencia, como el Servicio Civil.69
Otras áreas de la nueva gestión social que pretendió implantar el ocupan-
te respondían a las preocupaciones de la reforma progresiva en los Estados
Unidos, replicándose en suelo dominicano no necesariamente como parte de
un ideario sino bajo la lógica de simples «rutinas burocráticas», como ocurrió
en el caso de la política de sanidad.
Traído desde Filipinas, donde estuvo al frente de programas de medi-
cina tropical, el cirujano E. P. Garrison también creía abanderar una acción
socialmente benéfica al poner el control epidémico al servicio no solo de la
salud pública de los dominicanos sino, sobre todo, de la seguridad interior
norteamericana, que desde inicios de siglo lideraba el avance epidemológico
pan-americano. Significativamente, la llegada de Garrison al país se contó en-
tre las primeras diez acciones públicas del nuevo gobernador Harry S. Knapp,
que lo designó oficial jefe de Sanidad mediante la Orden Ejecutiva número 6
del 13 de diciembre de 1916.
¿Preocupaba a Knapp la salud del pueblo dominicano tanto como para
tener así de claro que una de sus primeras medidas sería la de designar un ad-
ministrador en la materia? ¿Lo hacía por eso, o lo hacía porque administraba
un contingente de marines lo suficientemente importante como para que una
eventual pandemia entre ellos manchase su prestigio y el del Departamento
de Marina, una de las grandes organizaciones burocráticas de la nación, ejem-
plo de eficiencia en la capacidad de la reforma progresiva para gestionar la
salud de sus ciudadanos?70
Cual fuese el trasfondo de la designación, con la llegada de Garrison
sobrevendrían acciones primordialmente dirigidas al cuerpo de marines y al
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Tabla 1
Gobierno Militar de Santo Domingo 1916-1922
GOBERNADOR MILITAR
Capitán Harry S. Knapp
[NOV, 1916/ NOV, 1918]
Contraalmirante Thomas Snowden
[FEB, 1919/ JUN, 1921]
Contraalmirante Samuel S. Robison
[JUN, 1921/OCT, 1922]
RELACIONES EXTERIORES
Lloyd H. Chandler
Rufus H. Lane
Arthur T. Marix
Frederick A. Ramsey
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Cuadro 3
Personal de la Infantería de Marina, 1916-1924
Mayo de 1916 632
Noviembre de 1916 2,219
Mayo de 1917 1,683
Octubre de 1918 1,964
Febrero de 1919 3,007
Noviembre de 1920 2,267
Octubre de 1921 2,811
Enero de 1922 2,576
Febrero de 1923 2,305
Marzo de 1924 2,076
Septiembre de 1924 133
Fuente: Veggeberg, A Comprehensive Approach, p. 35.
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posición asumida dos años atrás por el Senado norteamericano, que había
decidido suspender la aprobación de la Convención de 1905 por los debates
sobre el expansionismo exterior, dando paso a soluciones informales como el
Modus Vivendi y el Plan de Ajuste, antecesores de la Convención finalmente
establecida en 1907.92
Pero, ¿desterraba esta visión de limitar el establecimiento de la Receptoría
a la solución del pago de la deuda el interés por intervenir más profunda-
mente en el orden fiscal dominicano? Evidentemente no, como lo mostrarían
claramente a la vuelta de unos pocos años las presiones ejercidas —con éxi-
to— sobre el presidente Bordas Valdez para la designación de un «experto
financiero» norteamericano que asesorase al Gobierno dominicano en materia
fiscal, continuadas luego sobre el presidente Jimenes a través de la famosa
Nota 14 del 19 de noviembre de 1915, auténtico preludio programático de las
políticas fiscales que seguiría el Gobierno Militar de Ocupación.
Respecto del «experto financiero», la Nota 14 señalaba, entre otras cosas:
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Cuadro 4
Valor de los procesos juzgados por la
Comisión Dominicana de Reclamaciones (1920)
Número y monto total de las Reclamaciones históricas 9,088 16,960,513
Monto del ajuste al total de las Reclamaciones 4,521,558
Monto total Reclamaciones ajustadas 12,438,955
Admitidas 6,287 4,292,344
Rechazadas 2,610 7,496,796
Anuladas 48 211,982
Fuera de jurisdicción 93 437,833
Fuente: Mayo, «Report», p. 979.
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Cuadro 6
Ingresos fiscales en rubros seleccionados
1916 1917 1918 1919 1920
Venta de sellos de correo 36,000 36,000 40,000 55,000 70,000
Telégrafos y teléfonos 5,000 5,000 20,000 50,000 75,000
Derechos consulares 36,000 36,000 75,000 60,000 75,000
Ley de Patentes 500,000 582,000
Papel sellado 80,000 80,000 160,000
560,000 440,000
Sobre estampillas 100,000 100,000 280,000
Sobre alcoholes 150,000 150,000 250,000 450,000 705,000
Ley de Caminos 5,000 10,000 16,000
Ley de Impuesto a la Propiedad 1,200,000
Ferrocarril Central Dominicano 120,000 120,000 320,000 180,000 150,000
Fuente: Mayo, «Report», pp. 980-987.
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Cuadro 7
Instituciones de beneficencia privada apoyadas por el Gobierno Militar 1921
Hospital Padre Billini Santo Domingo 5,625.00
Sociedad La Caridad Puerto Plata 100.00
Sociedad La Amiga de los Pobres Santo Domingo 1,400.00
Hospital La Humanitaria La Vega 1,625.00
Hospital American Red Cross El Seibo 500.00
Hospital Militar Santo Domingo 2,850.00
Asilo San Joaquín y Santa Ana La Vega 300.00
Asilo Santa Clara Santo Domingo 700.00
Hospital San Antonio San Pedro de Macorís 1,200.00
Asilo Nuestra Sra. de la Altagracia No disponible 300.00
Asilo Sagrado Corazón de Jesús No disponible 200.00
Lazareto del Ayuntamiento Santo Domingo 1,200.00
Asilo Santa Ana Santiago 800.00
Hospital San Rafael (ayuntamiento) Santiago 1,700.00
Junta de Fábrica Iglesia Salcedo 2,200.00
Junta de Fábrica Iglesia Moca 2,692.00
Fuente: Fondo Gobierno Militar de Santo Domingo, Archivo General de la Nación.
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Cuadro 8
Presupuesto Gobierno según dependencias
(en miles de dólares)
1916 1917 1918 1919 1920
Poder Legislativo 97,9 97,9 8,2 8,2 3,4
Poder Ejecutivo 19,9 19,9 21,4 28,3 34,2
Poder Judicial 296,5 296,5 508,7 558,6 627,4
Interior y Policía 262,8 262,8 265,9 1,175,6 852,7
Sanidad y Beneficencia 182,9
Relaciones Exteriores 111,5 111,5 71,3 65,5 62,6
Hacienda y Comercio 300,2 300,2 483,4 487,9 603,0
Guerra y Marina 690,9 690,9 713,2
Agricultura e Inmigración 16,5 16,5 92,2 198,5 183,6
Fomento y Comunicaciones 332,5 332,5 409,1 532,5 658,7
Justicia e Instrucción Pública 268,2 268,2 378,6 462,5 1,170,2
Cámara Cuentas 7,8 7,8
Gastos Imprevistos 50,0 50,0
Fuente: Mayo, «Report», pp. 980-987.
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Tabla 2
Órdenes Ejecutivas cruciales en la Reforma Fiscal
O. E. Fecha Materia
2 04/12/1916 Creación Fondo Artículo 456-extra
9 18/12/1916 Establecimiento Departamento Examinador de Cuentas
15 29/12/1916 Sobre reclamaciones y pago deudas Gobierno dominicano
16 02/01/1917 Rehusando el pago de reclamaciones contra sueldos oficiales
17 02/01/1917 Congelamiento presupuestario (1917=1916)
19 08/01/1917 Supresión de las Comandancias de Puertos y
traslado a la Secretaría de Hacienda y Comercio
32 15/02/1917 Comisión de Reclamaciones
34 23/02/1917 Sobre sueldos y gastos empleados públicos
36 23/02/1917 Normando adquisiciones oficiales y sometiéndolas a la
autorización de la Secretaría de Hacienda y Comercio
53 04/05/1917 Centralización Ingresos Consulares en
la Contaduría General de Hacienda
64 03/07/1917 Centralización en la Secretaría de Hacienda y Comercio de
los reembolsos estampillas pagadas por exportación
78 11/09/1917 Obligando a importadores y manufactureros
a llevar un registro contable
88 27/10/1917 Fondo de Fidelidad integrado con las fianzas
de los empleados gubernamentales
111 24/12/1917 Ley sobre el cobro de Impuestos Municipales
116 29/12/1917 Eliminando comisiones
Ley de Correos y Ley de Papel Sellado
146 05/04/1918 Sobre rentas municipales para la enseñanza pública
158 04/05/1918 Ley de Patentes
163 14/05/1918 Centralización en la Contaduría General
de Hacienda de las Costas Judiciales
181 01/07/1918 Obligando Ayuntamientos a rendir cuentas
a la Contaduría General de Hacienda
185 09/07/1918 Sobre rendición cuentas municipales a
la Secretaría de Hacienda y Comercio
193 02/08/1918 Sobre los pagos de la Comisión de Reclamaciones
197 19/08/1918 Ley de Rentas Internas
272 31/03/1919 Amortización acelerada de pago deuda
282 10/04/1919 Ley de Impuesto sobre la Propiedad
332 25/09/1919 Ley de Aranceles de Importación y Exportación
369 13/12/1919 Centralizando el impuesto de Patentes
en la Contaduría General de Hacienda
420 05/03/1920 Sobre Loterías (y 466)
563 20/11/1920 Ley de Hacienda
Fuente: AGN, leg. 1700226, Órdenes Ejecutivas; Listín Diario, 1916-1920.
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Santo Domingo its Past and its Present Condition (el libelo del que se extrae
la cita) constituyó un esfuerzo propagandístico del gobernador Snowden
para —fallidamente— tratar de acallar la escandalosa crisis de imagen en que
se hallaba sumido el Gobierno Militar hacia 1920, cuando el ciclo adverso
de la crisis de precios del mercado mundial y el fracaso de implementación
del Impuesto a la Propiedad frenaban rotundamente los planes de inversión
pública y el régimen era objeto de un severo interdicto en la administración
del Estado dominicano. Sin embargo, en documentos más internos, la idea de
prolongar la Ocupación hasta cumplir el axioma alfabetizador era expresada
de modo claro: «En la actualidad el porcentaje de analfabetismo es enorme y
tomará varios años educar a la masa del pueblo hasta el punto en que pueda
comprender sus propios ideales y el modo de llevarlos a efecto a través del
voto», y era sostenida no solo por el séquito administrativo de Knapp, sino
por los que luego siguieron desfilando al frente de la política educacional.125
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Cuadro 9
Crecimiento de la escuela durante las Ocupaciones
Antes de la Ocupación Durante la Ocupación
Escuelas Matrícula Escuelas Matrícula
Cuba a
312 21,000 3,800 100,000
Dominicanab 364 18,000 883 99,450
Haití c
675 46,108 1,113 105,012
Puerto Rico d
528 44,861 1,903 159,125
(a) 1898/1902, (b) 1915/1920, (c) 1913/1928, (d)1898/1919.
Fuente: Alfonseca, «Imperialismo, autoritarismo y modernización», p. 268.
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Cuadro 10
Características de las Casas Escuela construidas durante la Ocupación 1921
Localidad Aulas Compañía Costo
Azua 6 aulas concreto Carbia & Hatch 55
Baní 4 aulas concreto L. Egozcue n.d.
Enriquillo 2 aulas madera Marck Enginering 8.5
La Victoria 2 aulas madera Marck Enginering 8.5
Monción No disponible No disponible No disponible
Sabaneta 4 aulas madera No disponible No disponible
Samaná 4 aulas madera No disponible No disponible
San José de las Matas No disponible No disponible No disponible
Santo Domingo (Manzana K) 10 aulas concreto Carbia & Hatch 55
Santo Domingo (San Carlos) 6 aulas concreto Carbia & Hatch 55
San Pedro de Macorís 6 aulas concreto Souci & Medina 44
Fuente: GMSD, leg. 51, exp. 20; leg. 57ª, exp. 10.
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Cuadro 11
Expansión de la escuela rural en el lapso 1916-1920 (según Comunes)
Común Escuelas en 1916-1917 Escuelas en 1920
Santiago 37 58
Esperanza 1 3
Jánico 8 8
Peña 4 8
San José de las Matas 8 10
Valverde 3 8
San Francisco de Macorís 6 30
Castillo 2 4
Pimentel 1 3
Matanzas 1 5
Cabrera 1 6
Villa Riva 2 10
La Vega 19 42
Salcedo 11* 13
Moca 28* 33
Bonao 8* 8
Cotuí 12 13
Jarabacoa 8 9
Puerto Plata 6 34
Bajabonico 3 12
Altamira 7 12
Blanco 7 18
Samaná 3 10
El Jovero 1 3
Monte Cristi 11 17
Guayubín 5 18
Sabaneta - 13
Dajabón 2 10
Monción 1 2
Restauración 2 4
Las Matas de Farfán 2 5
El Seibo 5 14
Higüey 3 16
Barahona 1 7
Cabral 1 4
Neiba 2 7
Duvergé 1 5
Enriquillo 2 7
Azua 5 11
Comendador 0 9
El Cercado 3 11
Bánica 3 10
San José de Ocoa 2 2
San Juan de la Maguana 10 12
San Pedro de Macorís (incluye Los Llanos) 11 30
Total 212 574
Fuente: Elaboración a partir de expedientes de las Intendencias Provinciales de Enseñanza (1916-1917); Orden
Ejecutiva No. 387, 17 de enero de 1920, Gaceta Oficial No. 3084.
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venía intentando hacer desde 1915 el Código de Educación Común, que pos-
tuló la centralización del sistema de enseñanza levantando extendidas resis-
tencias políticas y culturales en ayuntamientos y comunes del país, que fueron
capaces de contener la intromisión del centro en sus tradicionales potestades
jurisdiccionales pero que cedieron finalmente ante el poder militar externo.140
La autonomía que había caracterizado la gestión de la enseñanza pú-
blica por parte de ayuntamientos y gobiernos provinciales (en materia, por
ejemplo, de definición y asignación del gasto escolar y de selección del per-
sonal dirigente de los planteles, entre otras aspectos) se vio afectada por la
creciente centralización del sistema que comenzó a operar poco antes de la
promulgación de la trascendental Orden Ejecutiva No. 145 de abril de 1918.141
En septiembre de 1917, la Orden No. 1 del recién designado encargado del
Departamento de Justicia e Instrucción Pública por el Gobierno Militar de
Santo Domingo, coronel Rufus H. Lane, comenzó a limitarla al subordinar las
designaciones de cargos docentes a la autorización del Departamento, hecho
que preludió la creciente centralización del sistema de enseñanza que efectua-
ría el Servicio Nacional de Instrucción Pública.142
Como un efecto sintomático de esa y otras medidas por centralizar el
nuevo control educacional legítimo, tenderían a desaparecer de los informes
del Servicio cosas como las que relataba el intendente José Dubeau en fecha
tan cercana como 1916:
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A pesar de que no se las concibió para aplicar una agenda de ideas pro-
gresivas respecto al autogobierno, la coeducación o el laicismo, quedaron
descritas para la posteridad del siguiente modo:
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Tabla 3
Órdenes cruciales en la Reforma Escolar (Departamentales y Ejecutivas)
O. D. Fecha Materia
1 12/09/1917 Congelando la contratación de cargos escolares vacantes
2 14/09/1917 Reducción un año lectivo a las Normales Prácticas
3 14/09/1917 Supresión de los Institutos de Estudios Sociales
4 14/09/1917 Supresión Normales Teóricas de Azua, La Vega,
San Pedro de Macorís y Puerto Plata
5 14/09/1917 Suspendiendo certificación estudios a escuelas
primarias y secundarias autorizadas
6 17/09/1917 Plan de Estudios Escuelas Elementales Diurnas
7 17/09/1917 Prohibición clases universitarias particulares
8 26/09/1917 Plan de Estudios Escuelas Normales Prácticas
10 1/10/1917 Sobre jerarquía y cadena de mando burocrática
11 1/10/1917 Supresión de la Facultad de Filosofía y Letras
13 9/10/1917 Plan de Estudios Secundarios y Título de Bachiller
14 11/10/1917 Gratuidad de toda la enseñanza pública
15 11/10/1917 La designación de cargos escolares la hará el superior
18 03/11/1917 Fijando objetivo 20 alumnos asistencia diaria
20 17/11/1917 Creación Escuela Profesional de Señoritas
22 26/11/1917 Suspensión del cargo a quienes se ausenten sin licencia
23 27/11/1917 Condiciones para efectuar reclamaciones docentes
24 22/12/1917 Sobre ventas productos Escuelas Profesionales,
Industriales, Oficios Manuales
75 14/09/1918 Sobre Exámenes y Certificados de Estudios Primarios
(jurado exclusivamente del cuerpo inspección)
85 05/10/1918 Prohibición uso plantel escolar y sus enseres en
asuntos ajenos al servicio escolar
86 05/10/1918 Sobre la Enseñanza Rudimentaria
O.G. 1 25/03/1919 Sobre las Sociedades Populares de Educación
O. G. 4 31/07/1919 Prohibiendo a profesores universitarios las clases particulares
O. E. Fecha Materia
91 30/10/1917 Revocación subsidio a escuelas particulares
94 07/11/1917 Revocación subsidio a escuelas particulares
114 29/12/1917 Ley de Instrucción Obligatoria
120 10/01/1918 La designación de cargos escolares la hará el superior
145 05/04/1918 Ley Orgánica de Enseñanza Pública; Ley para la Dirección de
la Enseñanza Pública; Ley General de Estudios; Ley para la
Enseñanza Universitaria; Ley sobre el Seminario Conciliar
146 05/04/1918 Sobre rentas municipales para la enseñanza pública
341 18/10/1919 Reducción cuotas certificados Universidad
396 09/02/1920 Plan Estudios Ciencias Físicas y Matemáticas
413 28/02/1920 Sobre rentas municipales para la enseñanza pública
a
Orden Departamental (O. D.), Orden Ejecutiva (O. E.), Orden General (O. G.)
Fuente: AGN, leg. 1700226, Órdenes Ejecutivas; Listín Diario, 1916-1920.
293
La Ocupación Militar norteamericana, 1916-1924
Notas
1
Bruce Calder, El impacto de la Intervención. La República Dominicana durante la Ocupación
Norteamericana de 1916-1924, Santo Domingo, 1989; Melvin M. Knight, Los americanos en
Santo Domingo, Ciudad Trujillo (Santo Domingo), 1939; Luis F. Mejía, De Lilís a Trujillo,
Santo Domingo, 2011; Franc Báez Evertsz, Azúcar y dependencia en República Dominicana,
Santo Domingo, 1976; Wilfredo Lozano, La dominación imperialista en la República
Dominicana 1900-1930. Estudio de la Primera Ocupación Norteamericana de Santo Domingo,
Santo Domingo, 2016.
2
No es mucho lo editado en el país después de las formalizaciones de Calder, Báez y
Lozano, La Intervención de 1916: vencidos y vencedores. Un análisis sobre el Gobierno Militar
estadounidense en Santo Domingo, de José Vázquez, constituye uno de los pocos ubicables
a través de los buscadores digitales. En el año del Centenario, la revista Clío, órgano de
la Academia Dominicana de la Historia, publicó un monográfico de interés por sus pre-
tensiones holísticas, si bien algunas colaboraciones son reediciones de escritos sueltos
aparecidos antes. José Vásquez Romero, La Intervención de 1916: vencidos y vencedores. Un
análisis sobre el Gobierno Militar estadounidense en Santo Domingo, Santo Domingo, 2003;
Clío, Año 85, No. 191 (enero-junio de 2016).
3
Brian P. Moran, «Prison reform in the United States Navy and the Dominican Republic:
The Military Occupation and Prisons, 1900-1930», Tesis de Doctor en Filosofía de la
Historia, Universidad de Illinois, Chicago, 2000); R. A. Lord, «An “Imperative Obligation”:
Public Health and the United States Military Occupation of the Dominican Republic,
1916-1924», Tesis de Doctor en Filosofía, Universidad de Maryland, Maryland, 2002);
Ellen D. Tillman, «Imperialism Revised: Military, Society, and US Occupation in the
Dominican Republic, 1880-1924», Tesis de Doctor en Filosofía, Universidad de Illinois,
2011); A. Rodríguez, «Educating Dominicans: The Role of Agency in Evaluating US
Education Reforms during the Occupation of 1916-1924», 2013; A. J. Mayes, «Tolerating
Sex: Prostitution, Gender, and Governance in the Dominican Republic, 1880s-1924», en
Steven Palmer (ed.), Health and Medicine in the Circum-Caribbean, 1800-1968, New York,
2009, pp. 121-141; J. R. Paton, «Intellectual and Political Resistance to the US Occupation
of the Dominican Republic -1916-1924». Tesis de Doctor en Filosofía, Universidad de
Maine, Orono, 2013; V. T. Veggeberg, «A Comprehensive Approach to Countersurgency:
The US Military Occupation of the Dominican Republic, 1916-1924», Tesis de Maestría en
Estudios Militares, Marine Corps University, Quantico, 2008.
4
«Detalles de la Ocupación», Listín Diario, 16 de mayo de 1916.
5
«Prohibición de porte de armas»; «Aviso al Pueblo», Listín Diario, 17 de mayo de 1916.
6
«Censura», Listín Diario, 19 de mayo de 1916.
7
Stephen M. Fuller et al., Marines in the Dominican Republic, 1916-1924, Washington, 1974,
p. 53.
8
Clyde H. Metcalf, History of the United States Marine Corps, New York, 1939, p. 343.
294
Historia general del pueblo dominicano
9
«Proclama», Listín Diario, 20 de junio de 1916.
10
Metcalf, History, p. 349.
11
Navy Department. Annual Reports of the Navy Department for the Fiscal Year, 1916,
Washington, 1917, p. 766.
12
En el medio año de roces que precedió la Proclama del 29 de noviembre hubo sonados
conflictos. El más grave aconteció en Villa Duarte el 22 de octubre, cuando una batida de
marines requisaba la zona en busca del general Ramón Batista con quien se enfrentó y al
que dio muerte allí mismo dos días después. En el suceso murieron un capitán (Lowe) y
varios marines, cosa que tuvo repercusiones punitivas de parte del ocupante, pues los in-
cidentes comenzaron a multiplicarse en otros puntos de la ciudad de Santo Domingo y el
clima general se agravó hasta obligar a Pendleton a prometer castigos. «Declaraciones del
coronel Pendleton», Listín Diario, 7 de noviembre de 1916; Pedro L. San Miguel, «Exacción
estatal y resistencia campesina en el Cibao durante la Ocupación Militar Norteamericana,
1916-1924», Clío, Año 85, No. 191 (enero-junio de 2016), pp. 79-116.
13
El autor se refiere a las exigencias presentadas por los norteamericanos a la Cancillería
en la famosa Nota 14, de octubre de 1915, exigiendo: «1.º La aceptación de un Consejero
Financiero, que fiscalizaría la recaudación de los ingresos y el estricto cumplimiento del
Presupuesto Nacional, sin cuya aprobación no se podría hacer erogación alguna. 2.º La
disolución del Ejército y la creación de una Policía o Gendarmería bajo el mando de ofi-
ciales americanos», Mejía, De Lilís a Trujillo, p. 189. La incautación de las rentas internas
(no contempladas en la Convención de 1907) la efectuó el receptor general de Aduanas el
16 de junio de 1916; «Las rentas», Listín Diario, 19 de junio de 1916.
14
Mejía, De Lilís a Trujillo, p. 213.
15
United States Department of State, Papers relating to the foreign relations of the United States
with the address of the president to Congress December 5, 1916, Washington, 1917, p. 240.
16
Ibíd., p. 241.
17
Ibíd., p. 242.
18
Harry S. Knapp. «Proclamation of the Military Occupation of Santo Domingo by the
United States», The American Journal of International Law, vol. 11, No. 2 (abril, 1917),
pp. 94-96. La pifia sobre la «Republic of Santo Domingo» aparece en el texto original
inglés de la Proclama. La traducción dada al público dominicano refiere, correctamente,
República Dominicana.
19
En septiembre, por ejemplo, se produjo gran tensión en San Cristóbal, donde 80 hom-
bres al mando del general Chucho García fueron desarmados, huyendo al monte un gru-
po similar que terminó, finalmente, vendiendo sus armas a una comisión civil. «Crítica
situación en San Cristóbal», Listín Diario, 11 de septiembre de 1916; «De San Cristóbal»,
Listín Diario, 20 de septiembre de 1916.
20
A fines de mayo fue apresado el poeta Fabio Fiallo, director del periódico La Bandera;
luego, el 27 de julio, La Información de Santiago fue suspendida temporalmente. En sep-
tiembre, se produjo la famosa entrevista del mayor Bearss con Juan F. Sánchez, presidente
del Ayuntamiento de Santo Domingo, exigiéndole el primero detener los ataques de la
prensa capitaleña, gesto que motivaría la formación de la Asociación Nacional de la
Prensa que tan destacado papel jugaría más tarde en la denuncia internacional, «Los ame-
ricanos contra la prensa», Listín Diario, 27 de julio de 1916; «Conminación a la prensa»,
Listín Diario, 19 de septiembre de 1916; «Otra usurpación de los yanquis», Listín Diario, 11
de noviembre de 1916.
295
La Ocupación Militar norteamericana, 1916-1924
21
«Armas y explosivos»; «Censura»; «Aviso al público», Listín Diario, 30 de noviembre
de 1916.
22
Interinamente ocuparon también el cargo Adwin A. Anderson, Joseph H. Pendleton,
Ben H. Fuller y Harry Lee, todos en el carácter de comandantes de la Segunda Brigada
del Cuerpo de Marina de los Estados Unidos. Ver: Frank Moya Pons, Manual de historia
dominicana, 4.a ed., Santiago de los Caballeros, 1978, pp. 620-621. Curiosamente, cierta
literatura académica también cita a Lee como gobernador militar, existiendo carteles mi-
litares que lo presentan como tal.
23
«Asociación Patriótica de Damas», Listín Diario, 22 de mayo de 1916; «Entrevista», Listín
Diario, 23 de mayo de 1916; «La entrevista de ayer», Listín Diario, 24 de mayo de 1916.
Días antes, Russell y Caperton habían filtrado a la prensa que no se permitiría la reunión
del Senado mientras hubiese revolucionarios armados.
24
«Defensa Nacional. Circular No. 1», Listín Diario, 26 de mayo de 1916.
25
«Comunicación», Listín Diario, 1.° de junio de 1916.
26
Listín Diario, Santo Domingo, 24 de junio de 1916.
27
Listín Diario, Santo Domingo, 8 de junio de 1916.
28
«Crónica general», Listín Diario, 1.° de diciembre de 1916.
29
La columna «Ecos de España» comenzó a editarse regularmente por esos días, al tiempo
que pequeñas notas alusivas a sucesos cotidianos como, por ejemplo, las retretas musica-
les, señalaban cosas del tenor siguiente: «Anoche tuvimos la tristeza de escuchar la retreta
bárbara. Una música militar desgraciada, desesperante para el corazón y la delicadeza
dominicanas», Listín Diario, 18 de octubre de 1916.
30
Filiberto Cruz Sánchez, Historia de los medios de comunicación en República Dominicana,
Santo Domingo, 1999, pp. 204 y ss.
31
Archivo General de la Nación (AGN), Santo Domingo, Fondo Gobierno Militar de
Santo Domingo (GMSD), leg. 2.10.L45, exp. 19.
32
Pelegrín Castillo, La intervención americana, Santo Domingo, 1916.
33
La Revista de Ingeniería que funda el ingeniero Octavio Acevedo es ejemplo de esas co-
rrientes de anuencia con la modernización cartográfica, catastral y de planificación de las
comunicaciones que ponen en el centro del debate las políticas de fomento a la construc-
ción del Mapa Nacional, la inversión en caminos y carreteras o la ampliación portuaria.
El gasto público gestó la aparición de sectores profesionales dispuestos a insertarse en el
nuevo orden de cosas. En lo general, el ocupante practicó el concurso público de la obra,
si bien existieron algunos casos de sonado favoritismo por compañías extranjeras.
34
Mejía, De Lilís a Trujillo, p. 268.
35
Entre otras, las exigencias eran: 1. Ratificación de todos los actos del Gobierno Militar;
2. Validación del empréstito de $2,500,000, requerido para completar las obras públicas
consideradas esenciales para el éxito del nuevo gobierno y el bienestar del pueblo domi-
nicano. 3. Extensión de los poderes del receptor general para la recolecta y desembolso de
aquella porción de las rentas internas necesaria para hacer frente al servicio de la deuda
extranjera. 4. Obligación del Gobierno dominicano de mantener una Guardia nacional
eficiente; compuesta de nativos dominicanos. Con tal fin, el Presidente de la República
Dominicana solicitará al Presidente de los Estados Unidos el envío de una Misión Militar
para que se haga cargo de la organización de dicha Guardia. Esta será comandada por
aquellos oficiales dominicanos competentes para prestar ese servicio y durante el tiempo
296
Historia general del pueblo dominicano
que pueda juzgarse necesario para efectuar la deseada organización, por oficiales nor-
teamericanos nombrados por el Presidente de la República Dominicana a propuesta del
Presidente de los Estados Unidos. Los gastos serán pagados por la República Dominicana
y dicha misión será investida por el ejecutivo de la República Dominicana con la propia y
adecuada autoridad para el cumplimiento de los propósitos arriba expresados. Cumplidas
esas condiciones, el gobernador militar convocará al Congreso Dominicano para ratificar
el tratado de evacuación referido. Mejía, De Lilís a Trujillo, pp. 272-273.
36
Roberto Cassá, «A manera de Introducción», en Calder, El impacto, p. X.
37
Calder, El impacto, p. XX.
38
Báez, Azúcar y dependencia; Lozano, La dominación imperialista.
39
Báez, Azúcar y dependencia, p.42.
40
Alan McPherson, «The First World War and the Decline of US Empire in the Caribbean»
Bulletin de la Société d’Histoire de la Guadeloupe, No. 168 (mayo-agosto de 2014), pp. 203–219.
41
Noel Maurer et al., «Can Europe Run Greece? Lessons from U.S. Fiscal Receiverships in
Latin America, 1904-31», Marvin Goldwert, The Constabulary in the Dominican Republic and
Nicaragua: Progeny and Legacy of United States intervention, Gainesville, 1962; R. L. Millett,
Searching for Stability: The US Development of Constabulary Forces in Latin America and the
Philippines, Fort Leavenworth, 2010.
42
McPherson, «First World War», p. 210.
43
Ibíd., pp. 208-209.
44
Se refiere a la política enunciada por Wilson en relación al gobierno golpista de
Victoriano Huerta en México, según la cual «la cooperación es posible solo cuando se
sostenga en procesos ordenados de gobierno justo […]. Los Estados Unidos no tienen
nada qué buscar en Centro y Sud América como no sea el interés duradero de sus pue-
blos, la seguridad de los gobiernos que a ellos han de deberse, y no a grupos de interés
[...]. No podemos simpatizar con quienes persiguen el poder del gobierno para beneficio
de sus intereses y ambiciones». Citado en: Marlin Clausner, Rural Santo Domingo: Settled,
Unsettled and Resettled, Philadelphia, 1973, pp. 148-149.
45
Citado en Clausner, Rural Santo Domingo, p. 149.
46
De hecho, desde 1912 el Departamento de Estado norteamericano se había valido de
la Receptoría de Aduanas para intervenir en la política dominicana, empleando el boi-
cot financiero para forzar la renuncia del presidente Eladio Victoria, editando —como
señala Mejía— «una serie de intromisiones […] que debían culminar con la intervención
de 1916». Se destaca, no obstante, la nota de 1913, por corresponder a la administración
presidencial de Wilson (1913-1921), que fue la que tomó la decisión de ocupar el país.
Mejía, De Lilís a Trujillo, p. 145.
47
Paul Muto, La promesa ilusoria. La República Dominicana y el proceso de desarrollo económico,
Santo Domingo, 2014.
48
Clausner, Rural Santo Domingo, pp. 133-210.
49
San Miguel, «Exacción estatal y resistencia campesina»; Julie Cheryl Franks,
Transformando la propiedad. La tenencia de tierras y los derechos políticos de la región azucarera
dominicana, 1880-1930, Santo Domingo, 2014.
50
César A. Herrera, De Hartmont a Trujillo. Estudio para la historia de la deuda pública,
Santo Domingo, 2009; Julio C. Estrella, La moneda, la banca y las finanzas en la República
Dominicana, Santiago de los Caballeros, 1971.
297
La Ocupación Militar norteamericana, 1916-1924
51
Humberto García Muñiz, De la Central Guánica al Central Romana. La South Porto Rico
Sugar Company en Puerto Rico y la República Dominicana, 1900-1921, Santo Domingo, 2013.
52
Randolph G. Adams, «Santo Domingo: a Study in Benevolent Imperialism», The South
Atlantic Quarterly, Año 20, No. 1 (1921), pp. 10-24.
53
Knight, Los americanos.
54
Lozano, La dominación imperialista, p. 322.
55
Ibíd., p. 303.
56
Ibíd., p. 43.
57
Calder, El impacto, pp. 145-150.
58
Lozano, La dominación imperialista, p. 30. Se trata del Prefacio a la segunda edición de la
obra, donde el autor valora retrospectivamente su aporte.
59
Luis Aguilar Villanueva, La implementación de las políticas, México, 1996.
60
«[L]o que aportaba Calder era un manejo sistemático y bastante completo de los archi-
vos norteamericanos, aun hoy no superado», Lozano, La dominación imperialista, p. 23.
61
Graham Allison, «Modelos conceptuales y la crisis de los misiles cubanos», en Luis
Aguilar Villanueva (comp.), La hechura de las políticas, México, 1996.
62
Carl Kelsey, The American Intervention in Haiti and the Dominican Republic, Philadelphia,
1922, p. 178 (traducción propia); Calder, El impacto, p. 91; Richard Millett et al.,
«Administering the Protectorates: The US Occupation of Haiti and the Dominican
Republic», Revista Interamericana, Año 6, No. 3 (1976), pp. 383-402; Alan McPherson, «Lid
Sitters and Prestige Seekers: The US Navy versus the State Department and the End of US
Occupations», Journal of Military History, Año 78, No. 1 (2014), pp. 523-556.
63
Charles E. Lindblom, «La ciencia de salir del paso», en Aguilar Villanueva, La hechura
de las políticas, pp. 201-226.
64
Los escritos de McPherson mencionados platean claramente el peso de la carrera en la
resolución de procesos como la propia desocupación, el sentimiento de frustración que
podían vivir sus agentes en la misión dominicana, etc.
65
A. J. Angulo, Empire and Education. A History of Greed and Goodwill from the War of 1898 to
the War on Terror, New York, 2012, pp. XVI-XVII (traducción propia).
66
Aunque de Cuba y Puerto Rico vinieron algunas cosas (personas, programas), la ex-
periencia colonial más importante en la que se había formado el séquito administrativo
del Gobierno Militar lo eran las Filipinas. De allí venían el afamado Hiram I. Bearss y
otros cruentos militares del dominio público como Logan Feland, George C. Thorpe o el
largo tiempo secretario de Interior y Policía Ben Hebard Fuller. Aunque también por ellas
había transitado cierto personal técnico y administrativo que ocuparía posiciones clave
en Santo Domingo, como Rufus H. Lane (Justicia e Instrucción Pública), Frank H. Gore
(auditor general), J. T. Bootes (Comisión de Reclamaciones), John Loomis (Hacienda y
Comercio), Richard U. Strong (Comisión de Servicio Civil) o Philip E. Garrison (jefe de
Sanidad), entre otros.
67
Decía Root: «Para definir el problema de la forma de gobierno y la participación del
pueblo […] el hecho más importante a considerar es que el pueblo nunca ha sido edu-
cado en el arte del auto-gobierno […]. En su experiencia y tradiciones, ley y libertad han
sido ideas opuestas entre sí, y es imposible que un pueblo con esa historia —solo el diez
por ciento del cual puede leer o escribir— haya adquirido una comprensión verdadera
del modo de conducir un gobierno popular. No dudo de su capacidad de aprender a
298
Historia general del pueblo dominicano
gobernarse a sí mismos, pero todavía no lo han hecho», «The War Department», The New
York Times, 2 de diciembre de 1899.
68
Rufus H. Lane a Harry S. Knapp, Santo Domingo, 27 de noviembre de 1918. AGN,
GMSD.
69
Pamela Tolbert et al., «Institutional Sources of in the Formal Change Structure of
Organizations: The Diffusion of Civil Service Reform, 1880-1935», Administrative Science
Quarterly, vol. 28, No. 1, (1983), pp. 22–39.
70
La relevancia organizativa del Departamento de Marina es decisiva no solo en el análi-
sis político de las pugnas-interburocráticas que enfatizan Millet y McPherson, que lo dan
por triunfador sobre el Departamento de Estado hasta la llegada de Sumner Welles en
1922. Basta ojear sus Reportes Anuales para apreciar el minucioso registro de la salud de
los marines (en Santo Domingo y en el resto del mundo). Un registro cuyo peso supera con
creces el del reporte propiamente militar y que ilustra la capacidad racional-burocrática
de la organización para gobernar la profilaxis de sus subordinados.
71
Por ejemplo, Moran, «Prison Reform»; Lord, «An “Imperative Obligation”» y Mayes,
«Toleratyng Sex».
72
Suzy Castor, La ocupación norteamericana de Haití y sus consecuencias (1915-1934), México,
1971; Millett. Administering the Protectorates.
73
La Orden Ejecutiva No. 18, del 2 de enero de 1917, suspendió la actividad del Congreso
hasta la celebración de elecciones congresuales, retirando de sus cargos a los diputados y
senadores cuyos plazos no habían todavía expirado. Una orden previa, la No. 12, del 26 de
diciembre de 1916, canceló la celebración de elecciones en el país «hasta segunda orden».
74
Wenceslao Vega Boyrie, «La legislación del Gobierno de Ocupación Militar
Norteamericana de 1916-1924», Clío, Año 85, No. 191 (enero-junio de 2016), pp. 179-228.
75
Orden Ejecutiva No. 1, 4 de diciembre de 1916.
76
Orden Ejecutiva No. 4, 12 de diciembre de 1916.
77
Es llamativo el orden de funcionamiento, circulación de la información y toma de deci-
sión bajo el Gobierno Militar de Ocupación, que usualmente arribó a decisiones colegia-
das, de factura —paradójicamente— menos presidencialistas de lo que podría sugerir la
extrema concentración de los poderes del Estado.
78
Durante la guerra a los mal llamados «bandits», intensificada en 1919, fue establecido
un tercer regimiento Este.
79
Orden Ejecutiva No. 338, 13 de octubre 1919.
80
Por ejemplo, los dos extensos volúmenes de transcripción de las entrevistas de las
Comisiones investigadoras del Senado norteamericano a Haití y Santo Domingo de 1921.
United States Senate, Inquiry into the Occupation and Administration of Haiti and Santo
Domingo. Hearings Before a Select Committee on Haiti and Santo Domingo, Washington, 1921.
81
Hubo oficinas prebostales en Monte Cristi, Puerto Plata, Sánchez, La Vega, Moca, San
Francisco de Macorís, Santiago, El Seibo, Hato Mayor, La Romana, San Pedro de Macorís,
Santo Domingo, Azua y Barahona.
82
La creación de la Guardia Nacional Dominicana (GND) se contó entre las primeras ac-
ciones del Gobierno Militar, que decretó su establecimiento con una dotación de 500 mil
dólares «de fondos no apropiados por otros motivos» —o sea, los debidos al excedente
producido por el congelamiento del presupuesto entre 1916 y 1918— mediante la Orden
Ejecutiva No. 47, del 7 de abril de 1917. El desarrollo de la Guardia (luego Policía Nacional
299
La Ocupación Militar norteamericana, 1916-1924
Dominicana) ha sido estudiado en profundidad por Ellen Davies Tillman, quien analiza
el modo en que el proyecto de organización del constabulario centralizado interactuó
con estructuras y tradiciones de poder militar presentes en la sociedad dominicana que
pautaron su proceso formativo hasta configurar la institución de la que eventualmente
emergería la dictadura trujillista, auténtico efecto perverso o contraintuitivo de la refor-
ma militar. Tillman, «Imperialism Revised».
83
La Convención Domínico-Americana de 1924 ratificó poco más del 70 % de las Órdenes
Ejecutivas, lo mismo que gran parte de los contratos suscritos por las Secretarías de
Estado con particulares. «Convention of Ratification between the United States and the
Dominican Republic as contained in the Agreement of Evacuation of June 30, 1922», The
American Journal of International Law, Año 20, No. 2 (1926), pp. 53-64.
84
Vega Boyrie, La legislación.
85
Lord, «An “Imperative”».
86
Thomas Popkewitz, Sociología política de las reformas educativas, Madrid, 1994.
87
A los ya citados de Davies, Lord y Moran, debe agregarse el trabajo de Cabrera acerca
de la reforma educacional. Onavis Cabrera, «Sociedad civil, intervención norteamerica-
na y reformas educativas en República Dominicana (1900-1924)», Tesis de Maestría en
Educación Superior, Universidad Autónoma de Santo Domingo, 1987.
88
Por ejemplo: Manuel Ruiz Tejada, Estudio sobre la propiedad inmobiliaria en la República
Dominicana, Ciudad Trujillo (Santo Domingo), 1952; Francisco Moscoso Puello, Apuntes
para la historia de la medicina en la isla de Santo Domingo, San Pedro de Macorís, 1984; Roberto
Cassá, Movimiento obrero y lucha socialista en la República Dominicana: desde los orígenes has-
ta 1960, Santo Domingo, 1990; Francisco Antonio Pimentel, Historia de la educación en la
República Dominicana, Santo Domingo, 2003; Wenceslao Vega Boyrie, Historia del derecho
dominicano, Santo Domingo, 2014.
89
Orden Ejecutiva N° 452, 10 de abril de 1920. La Ley de Servicio Civil y la Comisión que
le fue anexa celebró exámenes nacionales para proveer los nombramientos del funciona-
riado durante 1918-1922. No fue el único ni el primer esfuerzo por reformar los vínculos
históricos entre el empleo público y las clientelas políticas, ni restringió su accionar a ese
solo fin, sino que tipificó los saberes y habilidades relativos a distintos tipos de cargos en
la administración pública. Su antecedente más remoto lo fue la Orden Ejecutiva No. 26,
del 22 de enero de 1917, que integró una Comisión para la mejora del Servicio Exterior
dominicano, seguida luego por la número 66 (del 19 de julio del mismo año) autorizan-
do a las distintas Secretarías de Estado a formular sus reglamentos de nombramientos,
promociones y destituciones en lo que «una Comisión de Servicio Civil nacional sea
nombrada». El servicio postal y el escolar se contaron entre los primeros sometidos a
exámenes de suficiencia para el nombramiento en los cargos. La reforma, por supuesto,
generó distintas formas de resistencia, principalmente en los ayuntamientos y gobiernos
provinciales, que lograron eludir las restricciones que la ley fijaba a sus decisiones en
materia de nombramientos. Ver AGN, GMSD, leg. 1700217, exp. 124.
90
Mejía, De Lilís a Trujillo, p. 257.
91
Jacob H. Hollander, «The Convention of 1907 Between the United States and the
Dominican Republic», American Journal of International Law, Año 1, No. 2 (1907), pp. 287-296.
92
Herrera, De Hartmont a Trujillo, pp. 133-183.
300
Historia general del pueblo dominicano
93
Citado en Herrera, De Hartmont a Trujillo, pp. 188-189.
94
Como refiere Herrera, antes de la presentación de la Nota 14, el tema del «experto
financiero» quiso escamotearse políticamente bajo la figura de una presunta ampliación
de las atribuciones fiscales de la Receptoría General, a cuyas oficinas fue trasladado el
Sr. Charles M. Johnston, que actuaba como tal desde el gobierno del presidente Bordas.
Herrera, De Hartmont a Trujillo, pp. 173-186.
95
La Orden Ejecutiva 272, de marzo de 1919, dispuso esa aceleración. Ver: Arthur H.
Mayo, «Report of Department of State of Finance and Commerce of the Dominican
Republic for the Period 1916 to 1919, Inclusive, and Estimates for 1920», en United States
Senate, Inquiry into the Occupation, p. 1007.
96
Fred R. Fairchild, «The Public Finance of Santo Domingo», Political Science Quarterly,
Año 33, No. 4 (1918), pp. 461-481. Además de su rol académico, Fairchild formaba parte
del cuerpo directivo de la National Tax Association, a la sazón imbuida de las premisas
progresivas del «New Nationalism» de la era Roosevelt.
97
The Bulletin of the National Tax Association (abril de 1917), p. 73.
98
Orden Ejecutiva No. 2, 4 de diciembre de 1916; Orden Ejecutiva No. 19, 8 de enero de
1917; Orden Ejecutiva No. 23, 19 de enero de 1917.
99
Mayo, «Report», p. 974.
100
Ibídem.
101
O. E. No. 53, 4 de mayo de 1917; O. E. No. 163, 14 de mayo de 1918.
102
Del 23 de febrero, 3 de junio y 29 de diciembre de 1917, respectivamente.
103
Mayo, «Report», p. 977.
104
O. E. 88, 27 de octubre de 1917.
105
Mayo, «Report», p. 977.
106
O. E. No. 34, 23 de febrero de 1917.
107
«De los bonos adjudicados a los reclamantes, el teniente Arthur H. Mayo hizo una bue-
na cosecha. Este oficial desempeñaba las funciones de secretario de Hacienda y Comercio
en el gobierno interventor, y fue factor de muchos de los desastres financieros de ese pe-
ríodo. Esta vez negoció con una casa bancaria norteamericana, la adquisición de los bonos
otorgados por la Comisión de Reclamaciones», Herrera, De Hartmont a Trujillo, p. 197.
108
Mayo, «Report», p. 979.
109
Fairchild, «The Public Finance», p. 474.
110
Orden Ejecutiva No. 111, 24 de diciembre de 1917.
111
Orden Ejecutiva No. 146, 5 de abril de 1918. Al l5 % de la renta anual establecido se
agregaba la totalidad del impuesto de patentes.
112
Orden Ejecutiva No. 158, 4 de mayo de 1918; Orden Ejecutiva No. 181, 1.° de julio de
1918; Orden Ejecutiva No. 369, 13 de diciembre de 1919. La visión militar sobre la reforma
fiscal en las comunes abona a la antes referida epistemología sobre la deshonestidad íncli-
ta del cuerpo administrativo nacional: «No había intención de cobrar nuevos impuestos,
pero la antigua ley tributaria debía ser reescrita, mejorada, reclasificada y administrada
según un plan que eliminaría el fraude. El dinero así recaudado se pagaría a los tesoreros
comunales y se destinaría a la instrucción pública. La aplicación de la antigua ley de licen-
cias (ley de patente) ha estado en manos de los gobiernos municipales locales. Debido a los
métodos pobres y la práctica de vender el derecho a recaudar impuestos, fue un fracaso.
De los muchos impuestos medianamente recaudados por los municipios, es dudoso que
301
La Ocupación Militar norteamericana, 1916-1924
se recaudara más del 70 por ciento de los impuestos debidos y pagaderos, y en todos los
casos el costo de la recaudación era enormemente alto, llegando a menudo hasta el 50 por
ciento. […] La mejor prueba de la aplicación de una ley y su correcta administración es el
resultado obtenido. Si bien no se dispone de cifras exactas, se sabe que las recaudaciones
de esta ley, cuando fueron administradas en su totalidad por el gobierno municipal, no
ascendieron a más de $200,000. Las recaudaciones desde la promulgación de la nueva
ley han sido las siguientes: 1918, $ 203,489.10 (parte del año); 1919, $ 630,305.25; 1920,
$ 700,000 (estimado)». Mayo, «Report», pp. 994-995.
113
Fairchild, «The Public Finance», p. 472.
114
Orden Ejecutiva No. 78, 11 de septiembre de 1917; Orden Ejecutiva No. 64, 3 de julio
de 1917.
115
Fairchild, «The Public Finance», p. 478.
116
Lozano, La dominación imperialista, p. 322.
117
De hecho, la Ley de Caminos habría de conceptuarse como un instrumento fiscal
que allegó una ingente masa de recursos en dinero y especie al gasto regular del go-
bierno nacional. Sobre el movimiento nacionalista y el boicot fiscal, San Miguel señala:
«A pesar de ser un movimiento predominantemente urbano y de su inicial indiferencia
hacia los reclamos de la población rural, eventualmente los nacionalistas dominicanos
empeñados en el retiro de las fuerzas de ocupación tuvieron que tomar en consideración
la oposición a las medidas tributarias del Gobierno Militar. En definitiva, el fracaso del
Impuesto Territorial y la oposición al mismo aceleraron la crisis del régimen interventor.
Lo reconociese o no, la intelectualidad nacionalista que luchó por el retiro de las fuerzas
de ocupación se benefició de la inconformidad generada por la política tributaria del
Gobierno Militar, especialmente fuerte en el campo. En cierta forma, los nacionalistas se
encontraron en la cresta de una ola que se originó en la zona rural», San Miguel, «Exacción
estatal y resistencia campesina», p. 112.
118
El cobro del impuesto a la propiedad comenzó a resultar un asunto crecientemente
problemático sobre todo a partir del segundo año (1921) pues, de entrada, el Gobierno
Militar se propuso captar fiscalmente los altos precios de mercado de 1919-1920 retasan-
do la propiedad inmueble, cosa que derivó en contribuciones desproporcionadamente
altas cuando el mercado se desplomó en 1920-1921. Resulta interesante, en el sentido de
relativizar el peso del boicot político al impuesto organizado por el movimiento naciona-
lista, la carta que dirigió al gobernador Snowden el Sr. Andrés Pastoriza, presidente de
la Cámara de Comercio, señalando que la resistencia general no era al impuesto sino a la
injusta retasación del valor de la propiedad: «A pesar del hecho de que, por generaciones,
el impuesto indirecto fue el sistema observado en el país […] el cambio […] fue aceptado
de buena gana y cumplimentado con espíritu excepcional durante el primer año […]. Sin
embargo, durante el segundo año, cuando las valuaciones infladas por causa de la pros-
peridad sin precedentes creada por la guerra alcanzó su apogeo, el Gobierno contrató un
cuerpo de tasadores para re-tasar toda la propiedad. Muchos de estos eran extranjeros
que no estaban familiarizados con el valor normal de la propiedad y se basaron solo en
datos de los últimos tres años […]. Por esto, […] los valores revisados […] resultaron
absurdos […]. Considero absolutamente válida la protesta del pueblo en general contra el
modo confiscatorio en que el Gobierno está aplicando la ley», Andrés Pastoriza a contra-
almirante Thomas Snowden, Santiago, enero de 1922. AGN, GMSD, leg. 1700240, exp. 36.
302
Historia general del pueblo dominicano
119
Orden Ejecutiva No. 563, 20 de noviembre de 1919.
120
Orden Ejecutiva No. 420, 5 de marzo de 1920; reforzada luego por la No. 466, del 24 de
abril de 1920.
121
Receptoría deja control a G.M. 1919 1700203_caja_121_exp_77.
122
Calder, El impacto, pp. 104-112.
123
Papers relating to the Foreign Relations of The United States with the adress of the President to
Congress, 1917 (http://digital.library.wisc.edu/1711.dl/FRUS.FRUS1917).
124
Military Government of Santo Domingo, Santo Domingo its past and its present condition,
Santo Domingo City, 1920, p. 37. Traducción propia.
125
Papers relating to the Foreign Relations of The United States with the adress of
the President to Congress, 1920 (http://digital.library.wisc.edu/1711.dl/FRUS.
FRUS1920v02). Suplantado Snowden por el nuevo gobernador Samuel S. Robison, el
futuro responsable de la Secretaría de Justicia e Instrucción, Arthur F. Marix opinaba: «El
Departamento de Educación asume que su presente misión es extender el sistema rudi-
mentario hasta eliminar el analfabetismo. Entiende que esa es la función más importante
del Gobierno. Asume que la misión básica del Gobierno Militar es sentar las bases para
una democracia auto-sustentada en el país». AGN, GMSD, leg. 1700214, exp. 22; United
States Senate, Inquiry into the Occupation, p. 87.
126
Orden Ejecutiva No. 114, 29 de diciembre de 1916.
127
Aunque la Ocupación fue proclamada en noviembre de 1916, la política de reforma
educacional comenzó a desarrollarse un año más tarde, durante el cual la comisión desig-
nada laboró en su diseño. La comisión representó la contraparte cultural del proceso de
implementación de las políticas, circunstancia invariante en las ocupaciones antillanas, que
no instauraron Estados omnímodos, sino que siempre hallaron fracciones intelectualmente
proclives a sus ideas —o políticamente sagaces para aprovechar la coyuntura en términos
de poder—. Justo por esa lógica de difusión de los influjos culturales, debe relativizarse la
noción de que las ocupaciones constituyesen momentos inéditos de innovación, precisando
su estudio el análisis del movimiento de ideas precedente.
128
La designación de Ortega Frier y el desplazamiento de Arístides Fiallo Cabral como
superintendente general de Enseñanza pudo deberse al lógico despido del funcionariado
de Henríquez y Carvajal, aunque también expresa tensiones de más largo aliento entre
adherentes y opositores del Código de Educación Común de 1915 (creación del propio
Fiallo Cabral). Cierto normalismo de posiciones pragmatistas —como el representado
por Luis A. Weber, José R. López, Osvaldo Báez Soler y el propio Ortega Frier— colaboró
con las reformas educacionales impulsadas por el Gobierno Militar. Como señala Zeller,
otro normalismo sí rompió lanzas con la Ocupación e hizo acto de nacionalismo militan-
te. Fiallo Cabral —hombre al que ominosamente se hizo dimitir exigiéndole un estudio
global del sistema en cuestión de pocos días—, fue orador conspicuo en los mítines del
Congreso de la Prensa. Neici Zeller, «Resistencias magisteriales a la política educacional
del Gobierno Militar de Ocupación en la República Dominicana, 1916-1924», ponencia
presentada en el Congreso Iberoamericano de Historia de la Educación Latinoamericana,
Toluca, Estado de México, 6-9 de mayo de 2014.
129
El antiintelectualismo de los administradores ocupantes (tanto en Santo Domingo
como en La Habana, San Juan o Puerto Príncipe), entronca con un gran discurso cultural
sajón de crítica a la cultura latina (española o francesa). Al tiempo que describía al viejo
303
La Ocupación Militar norteamericana, 1916-1924
304
Historia general del pueblo dominicano
140
El Código de Educación Común fue aprobado en 1915, siendo derogado en 1918 por
el Gobierno de Ocupación. Representa la más acabada pieza programática del sistema de
escuela pública generada por los discípulos de la Normal hostosiana. Su autor fue el Dr.
Arístides Fiallo Cabral.
141
Las cinco leyes decretadas por la Orden 145 se basaban en las recomendaciones de la
Comisión de Educación. La Ley Orgánica de Enseñanza Pública y la Ley para la Dirección
de la Enseñanza Pública eran las más relevantes, pues daban paso a la centralización ad-
ministrativa y curricular de un sistema esencialmente basado en el esfuerzo disperso de
los ayuntamientos. Aunadas a la Ley de Instrucción Obligatoria, dieron cuerpo al sistema
de ordenamientos sobre enseñanza que rigió durante la ocupación. Gobierno Militar,
«Orden Ejecutiva 114», Listín Diario, 12 de enero de 1918; Gobierno Militar, «Orden
Ejecutiva 145», Listín Diario, 18 de abril de 1918.
142
Secretaría de Justicia e Instrucción Pública, «Orden del Departamento de Instrucción
Pública», Listín Diario, 12 de septiembre de 1917. Días después, otra orden instauraba
estructuras de obediencia burocrática inflexibles con quienes hiciesen llegar influjos de
orden político o religioso a la escuela. Secretaría de Justicia e Instrucción Pública, «Orden
No. 10», Listín Diario, 4 de octubre de 1917.
143
José Dubeau, intendente general de Enseñanza, a superintendente general de Educación
Pública, Santiago, 3 de marzo de 1916, AGN, SJIP, exp. 1/663.
144
Tras la Desocupación, con el retorno de los viejos caudillos políticos al poder del
Gobierno, se relajaría el control de la política local logrado durante la Ocupación. Decía
el intendente de la fronteriza zona escolar de Dajabón en 1926: «Urge devolver a los
intendentes e inspectores la plenitud de sus atribuciones selectivas en lo que respecta
al proveimiento de vacantes del servicio docente y sustraer definitivamente las oficinas
escolares y las escuelas de la acción nociva y disolvente del politiqueo menudo. Deben ser
las autoridades escolares [...] quienes recomienden al Poder Ejecutivo los candidatos [...]
para los cargos vacantes y no las juntas de partidos políticos». Inspector Distrito Escolar
34 a intendente Departamento Norte, Dajabón, 18 de agosto de 1926, AGN, SJIP, leg. 10.
145
Secretaría de Justicia e Instrucción Pública, «Orden General No. 1», Listín Diario, 4 de
abril de 1919.
146
Lane, «Civil Government», p. 145.
147
Angulo, Empire and Education, p. 83.
148
Inspector Distrito Escolar 35, «Informe», diciembre de 1919, AGN, SJIP, leg. 1/734.
149
Ibídem.
150
Alfonseca, «De la escuela aposento», pp. 107-151.
305