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 SaccomannoGuillermo (2011) UN MAESTRO. Una historia de lucha, una lección de vida. Ed. Planeta.

Buenos Aires.

El libro se divide en cinco apartados: I) Aprendizaje. II) Formación. III) Enseñanza. IV) Espera. V) Campo.

Cada uno de estos 5 apartados relata en primera persona la vivencia cotidiana y la experiencia de vida personal
y familiar de Orlando “Nano” Balbo.

En I Aprendizaje se destaca el relato de diferentes escenas que marcaron la infancia y adolescencia de un joven
de campo. Sus experiencias políticas y escolares iniciales, sus vivencias familiares y laborales. El cuestionar el
peronismo pero hacer campaña con los peones del campo junto a su padre: “¿usted va a votar como el
patrón?”, confesarse comunista sin tener “la más puta idea de lo que podía significar ser comunista”. Todo esto
en el marco del peronismo histórico de los años 40 y 50’ y los años 60’, entre los cruces culturales que implica el
pertenecer al campo bonaerense y transitar hacia el pueblo: “Estaba entre dos zonas enfrentadas, la del campo
y la urbana, y una frontera que debía ser capaz de cruzar cuando lo necesitara” (33). El relato de una experiencia
por la escuela primaria “insoportable”, con el asedio de las burlas por su descendencia italiana. Con la necesidad
de “destacarse” en el estudio durante su tránsito por la escuela secundaria, como “una forma de protegerme de
la humillación” por su origen en el campo. Sin quedarse solo con sus estudios primarios, por entonces
obligatoria y suficiente para la vivencia laboral, se convenció y obtuvo el título de maestro normal nacional que
era lo único que se podía estudiar en su pueblo. Para entrar a la universidad se requería el bachillerato, al que
rindió libre 4to y 5to año en la escuela de Trenque Lauquen y pudo partir hacia la Plata.

“En mis padres descubrí algo que más tarde iba a leer en Gramsci. La gente del campo se mueve por sentido
común, pero ese sentido común tiene un núcleo de buen sentido que, de frente a los intereses, opera.” (38)

Durante el onganiato, a fines de los 60’, le toca el servicio militar obligatorio. De Bahía Blanca es trasladado a
Junín de los Andes, donde conoció a Diego Frondizi, con quien tuvo discusiones de política y junto con quien se
desempeñó como maestro en la escuela del regimiento. Eran tiempos del Cordobazo y de análisis cotidianos
sobre la crisis de la dictadura: “Al discutir de política con Diego veía desde otra perspectiva la experiencia que
había tenido junto a mi padre, teníamos debates sobre el peronismo que se estaba reorganizando una vez más”.
(45). Años en los que se le revelo el potencial revolucionario del peronismo, entre anécdotas y debates políticos
ideológicos con su compañero de colimba: “Diego los ayudaba en las tareas. Cuando lo puse a Diego a enseñar
conmigo, empezó a atraerle la función del docente. Pero de un criterio político. Descubrió todas las
posibilidades que tiene un docente de instalar una discusión política. Me decía: <<Si los docentes hicieran un
click y tomaran conciencia de todas las posibilidades que tienen en lugar de desperdiciarlas>>. (49)

“El año de la colimba representó un corte fuerte. Por un lado, el conocimiento del campo me permitió ganarme
a los paisanos mapuches en la escuela. Por otro, me relacioné con pibes distintos: los porteños”(52). La colimba
fue asomarme del otro lado de una tapia. Y ver qué había del otro lado. Tenía que andar entre las dos culturas.
No renegar de la mía, no avergonzarme. Porque era la herencia.(…)” (53). “En la colimba, al juntarme con pibes
de la ciudad, la contradicción me imponía esta pregunta: ¿Cómo lo que había brindado el campo y ahora lo que
yo aprendía de las costumbres urbanas se podía poner del lado de la vida? Porque, en las condiciones durísimas
de la colimba se trataba de sobrevivir en la sumisión, el castigo, el hambre. Y entonces lo que contaba era la
solidaridad entre nosotros, las víctimas. De esto hablábamos con Diego.” (55)
En IIFormación avanza sobre la experiencia de su trabajo docente y la continuidad de sus estudios en la
Universidad. Su paso por la facultad de Ciencias Agrarias, reuniones con grupos de militantes en Neuquén (entre
ellos el Peronismo de Base), su participación en el conflicto de la fábrica de pilas de Vidor en el 72’. Uno de los
dirigentes de este último conflicto fue Oscar Hodola, quien más tarde se fue a Cutral Co y se vinculó con el
movimiento petrolero. Fue desaparecido en el 76.

En un contexto en que “la política entraba en todos los aspectos de la vida, incluyendo en las parejas”, y “en el
que se peleaba a ver quién era más peronista”, inicia su experiencia militante en la CREAR (Campaña de
Reactivación Educativa del Adulto) donde trabajó incansablemente a favor de la alfabetización desde Neuquén
Capital sin antecedentes. En el marco de esta experiencia “fue reveladora la lectura de Paulo Freire”, con quien
tuvo oportunidad de tener un encuentro. (¿Cómo fue esta experiencia de intercambio con el pedagogo
brasileño?) (72; 73)

La educación tal como la entendíamos duró poco, hasta cuando entro en crisis el gobierno de Cámpora y se dio
el avance de la derecha que entronizaba a Perón e Isabel por el año 73’. (78) Renuncia a la CREAR antes de que
fuera disuelta pero sigue militando en la universidad. Se abre de la juventud Peronista cuando Montoneros
entra en la clandestinidad. Al no encontrar trabajo deja Neuquén y consigue trabajar en una escuela primaria de
Cipolletti, al mismo tiempo que junto a otros militantes se proponen recuperar las experiencias barriales, militar
en el Partido Autentico y aceptar el cargo de secretario parlamentario de la diputada René Chávez a condición
de no abandonar su trabajo en la escuela de Cipolletti.

Escuela en la que trabajo con hijos de los “peones golondrinas”, “canillitas”, a los que se los consideraba
delincuentes juveniles. “Eran pibes con mucho saber, pero no el escolar. Un saber de la experiencia, no marcado
por la normativa de un ministerio. Lo explico: la escuela va al saber socialmente acumulado y lo convierte en
saber escolar, lo reduce” (80) (¿Cómo fue la experiencia de trabajar con chicos con estas características?). Aquí
cuenta la anécdota que tuvo con el alumno “comelles”.

Cuando lo toman preso en el 76’ son los chicos los que reclaman a la directora por su maestro. “Para los chicos
de acá fue un duelo que a usted lo metieran preso. Los chicos nos retaban, nos inculpaban. “¿Y usted que hace
por él?, me decían. <<”El maestro hizo cosas por nosotros. Y usted que es la directora, ¿qué? Fueron ellos los
que me impulsaron a ir a pagarle a la cárcel>>. Se impone una reflexión. Y es ¿qué paso con esa sociedad civil
que hoy no parece responsable del golpe?¿Qué paso con los que aplaudían a Videla porque les daba el Mundial?
No se hicieron ni van a hacerse la autocrítica. En parte porque creen el discurso falsamente ético de la teoría de
los dos demonios y en parte por vergüenza.” (84).

En términos políticos, fue en el exilio donde comprendió de esta primera etapa de los años setenta lo que les
había pasado a los militantes jóvenes y era que cada uno había inventado el Perón que más le venía en gana.
“Cuando vino el Perón real no supimos procesarlo. Fue un trago amargo.” (85) Perón moría y la lucha armada se
sobrevaloraba. Mientras “Yo seguía creyendo en la construcción de una alternativa independiente de los
trabajadores. Las creía antes y la creo hoy.” (86)

Cuenta el momento del primer día de iniciado el golpe y su detención en Neuquén Capital, tras un operativo
dirigido por Guglielminetti. De su apresamiento durante 6 meses en la U9 de Neuquén y las torturas recibidas en
la sede de la Policía federal hasta su traslado y encarcelamiento por 4 meses en la cárcel de Rawson. (89 a
114).El relato avanza sobre su traslado a la cárcel de Caseros (40 días) en Buenos Aires, y su exilio de 8 años en
Italia. Su militancia en Roma, su viaje a Copenhague (Dinamarca) por consultas y revisaciones médicas. Su
regreso a Argentina luego de finalizada el gobierno dictatorial, a su pueblo natal Pellegrini en la provincia de
Buenos Aires. Su reacomodamiento a partir de aquí a lo que haría en adelante. Su vuelta a Neuquén y su
encuentro con Noemí Labrune, quien le propusiera una experiencia de trabajo en Huncal (paraje ubicado a 39
km de Loncopué, al norte de la provincia), ser maestro de adultos en una comunidad mapuche. (¿Cómo fue esta
experiencia? ¿Qué enseñanzas les dejo?)

En III Enseñanzaavanza sobre el relato de esta experiencia como maestro en Huncal hasta el momento en que
retorno a Neuquén para reincorporase a la universidad como ámbito laboral. En HUncal el proyecto consistió
más que en alfabetizar en postalfabetizar –no sin frustraciones de por medio. Estudiantes que les exigen una
enseñanza tradicional-. Se sabía leer pero no se sabía o veía cuál era su utilidad. Estas condiciones provocaron
serias reflexiones pedagógicas: “Si era cierto que la educación es un proceso que debe tomar como punto de
partida la realidad social, no me quedaba otra que responder la demanda. Y después ver. Me acordé como había
sido educado. Repetí el comportamiento de un perfecto maestro ciruela con una dosis de autoritarismo. Pero
intentando comprender por qué me pedían esa educación.” (173)

Huncal también fue “un autoexilio para sacarme el exilio. Decidí que iba a pararme de otro modo frente al
mundo. Necesitaba desexiliarme”. (179)

Había pensado en quedarse por los meses de la veranada pero “cuando se dieron cuenta de que yo había venido
con el apoyo de De Nevares, la relación se franqueó por completo y empezamos a pensar una propuesta para la
invernada”. Daba clases en tres centros, uno en la cooperativa, en el centro de la comunidad, y los otros en casa
de había ofrecido la gente”. “Tanto se había hablado de del fracaso escolar y el fracaso no había sido de los
alumnos sino de la escuela. Lo que nosotros estábamos haciendo nos reveló que eran capaces y no lo sabían”.
(180). Al final, terminó quedándose en Huncal unos once meses. (203)

“Para la invernada armé una propuesta curricular que apuntara a resolver los conflictos que tiene la
administración de una cooperativa y que, a su vez, contemplara los conocimientos mínimos que exigía la
Dirección de Adultos para entregar las certificaciones. Estos conflictos los habíamos detectado y compartido
durante la experiencia de veranada. Eran todo un nudo. Pero los conocimientos eran la ayuda para desatarlo.”
(181). “Como pretendíamos que la provincia reconociera la experiencia y otorgara los certificados de finalización
de la escuela primaria, tuve que enseñar muchos saberes escolares, aunque intentando siempre que la realidad
de los alumnos fuera el punto de partida y de llegada del proceso pedagógico. (…)” (182)

“La principal limitación que tienen los docentes hoy es que no se pueden poner en los zapatos del alumno. Uno
debe estar en alerta constante y construir las condiciones para que el alumno pueda preguntar. Y así reflexionar
por qué preguntó eso y no otra cosa. Qué necesidad de saber tiene. Al docente no tiene que importarle solo lo
que tiene que enseñar como programa. Porque ese programa tiende a despreciar al otro. Debe actuar con una
doble focalización. Se tiene que preguntar siempre por qué el otro preguntó lo que preguntó. Nunca es más
importante lo explícito que esa otra cosa que va por debajo. Al ponerse en el lugar del alumno, sus alumnos le
enseñan. Es esencial comprender y asimilar esta dialéctica: el aprendizaje debe ser un desaprendizaje. Es decir,
un cuestionamiento a mi saber, Si yo no era capaz de poner en cuestión lo que sabía, no podía aprender . Al
tener formación secundaria y no universitaria, esta comprensión heterodoxa de la problemática de la educación
en Huncal me salvó. Era ni más ni menos lo que Freire denominó la pedagogía del error. Porque t odos
aprendemos de frente al error. Además esta experiencia tuvo para mí otro valor: regresar a la cultura urbana
enriquecido con una mirada rural que me daba muchas herramientas para trabajar en la educación.” (194-195)

“Lo más importante es que la comunidad tomo la escuela como propia” (203).

A mediados de los 80’, “Cuando regrese a Neuquén me reincorporaron a la universidad. En la facultad de


Ciencias de la Educación armamos un proyecto de extensión mediante el cual los docentes recién recibidos
podían integrarse voluntariamente durante quince días a una escuela rural trabajando con los maestros de
escuela. Por supuesto, tenían acompañamiento docente.” (205)

En IV Esperael relato es retomado por Saccomanno. El autor realiza un inscripción de las experiencias de Nano
en el trabajo de reconstrucción. Lo que se deduce, es lo que termina dando forma a la producción del libro,
desde el 2008 año en que se encuentran hasta la edición definitiva. Recupera el trayecto seguido por Balbo en
Huncal y luego en la Universidad del Comahue, pero también y sobre todo el trayecto de la persona, individual y
colectiva que representa Nano Balbo: “Si el Nano había sobrevivido al dolor se debía, me dije, a que lo había
transformado en la esperanza de una construcción no solamente individual. También colectiva.” (219).

En su vuelta a la Facultad de Ciencias de la Educación estimuló importantes acciones de extensión e


investigación, de política educativa y de formación didáctica referida a la educación de adultos y rural.

En los 90’ trabajo en equipos de formación docente, debatió y se opuso a la Ley Federal de Educación y redactó
informes sobre el estado de la educación en la provincia y el país.

Cumplió también su acción gremial como secretario general de ATEN y luego de cumplido se integró a la CTA
donde intervino en un programa de formación e investigación.

A partir del 2001 con el colapso del gobierno de la Alianza se abrió una nueva etapa, la de la democratización de
la clase trabajadora.

En V Camporetoma el relato nano Balbo en primera persona. Ahora solamente para comentar una anécdota
sobre su vuelta a Pellegrini tiempo antes del fallecimiento de su padre. Desde entonces nunca más volvió al
campo. (243-244)

PENSANDO algunas preguntas a Nano Balbo:

- ¿Qué motivo la escritura de este libro?


- ¿Qué aportes considera que realiza fundamentalmente el libro para alguien que este incursionando en
la posibilidad de ser docente?
- ¿Por qué cree que es importante conmemorar cada 24 de marzo?
- La figura de Jaime de Nevares es muy fuerte en distintos momentos de sus experiencias.

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