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Un elemento interesante de contraste son las diferentes estructuraciones en

torno a la memoria histórica y preguntarnos xq entendemos diferentes los


ataques de Nanjing y los de civiles. Es una buena pregunta. ¿hasta qué punto
es el mecanismo que funciona para que tengamos una conciencia tan clara del
horror perpetrado en Nanjing pero no tanto por los bombardeos
estadounidenses a civiles? Es debido al mecanismo extraño de hasta qué
punto se produce una distancia moral con respecto a estos ciudadanos
japoneses. Es una cuestión de empatía con respecto al otro. Reconoces en la
víctima a ti misma o las vivencias personales de tu familia y reconoces el
daño que ha sufrido la población. Pero sino desconectas la manera en la que
miras a esas acciones. Pero al hablar de Nanjing o mujeres de confort esta
empatía no surge.
No hay ejercicio de humanitarismo. Esta transición de la memoria histórica
nos lleva a preguntarnos hasta qué punto se ha producido el mismo proceso
de democratización. En caso Japonésà ocupacionismo en un afán por
norteamericanizar al país manteniendo elementos intactos (memoria histórica)
para que pueda surgir en futuras coyunturas. Se realiza una cohesión nacional
sustentada en lo que es particular diverso de un pueblo (por ejemplo en
centrarse en la figura del emperador). Otro elemento es la cuestión de esta
transición anómala. Como sistemáticamente podemos encontrar discusiones
sobre los libros de texto que transmiten la historia de Japón. La educación y la
historia como materia tiene como reflejo que la sociedad del momento se
construye en torno a la conciencia del pasado. Por ello la historia puede
usarse como instrumentalización política.
Texto de Togo Kazuhiro: Memoria histórica con Japón en reconciliación
con Asia

Plantea una solución para salir de ello. El por qué Japón no ha superado su
historia pero por qué no ha salido de esta superación y cómo hacerlo. “Los
temas históricos persiguen a Japón” constata el por qué siguen estando
presentes controversias en torno a la cuestión de la memoria histórica en
Japón que se dan con China y las dos Coreas. Lo interesante del texto es que
apunta hacia una vía para solucionar esto. Lo hace en un momento en el cual
se estaba viviendo la primera época de la crisis financiera, pero a la vez
Obama en EE.UU. era visto como una oportunidad para salir. Pero la
administración de Obama, pues Togo lo ve como una oportunidad para
consolidar la alianza EE.UU.-à Japón y poder superar la carga de la memoria
histórica. Una de las primeras cuestiones que Togo plantea es el hecho de
partir de la base de que no va a ser posible que los temas históricos dejen de
perseguir a Japón si se hacen desde perspectivas ideológicas polarizadas (ni
de la izquierda ni derecha aportarán una solución) y aboga por una posición
política centrista. Debemos pensar junto con estas ideas que ofrece Togo
como precisamente llegar a este termino de neutralidad. No es lo mismo el
tratamiento histórico que hacen sobre este pasado las personas que lo vivieron
personalmente que las personas que no. Estas personas no tienen este peso de
la historia. Hay un Japón que aún mira con nostalgia al pasado. Tiene una
doble personalidad una cara en la cual si que se expresa la personalidad
política de cara al exterior y hay otra oculta que tiene como nostalgia al
pasado imperial. Una manera en la que se barbarizó este reconocimiento del
pasado se hizo a partir de los años 90 (discusiones sobre la verdad y la
justicia) se establecieron mecanismos para hacer actos de justicia y para
Japón esto significó uno de los momentos claves en los que expresó
públicamente su disculpa.

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