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Los principios son definidos como la base, fundamento, origen sobre la cual se procede.

Por su parte, los principios en la teoría del derecho son ideas fundamentales de un sistema
jurídico determinado que se presenta en la forma concreta del aforismo y cuya eficacia
como norma supletoria de la ley depende del reconocimiento expreso del legislador.

Ahora bien, la regla es más precisa, debido a que contienen disposiciones especificas en
las que tipifican supuestos de hecho, con sus correspondientes consecuencias jurídicas.

Evidentemente, en un ordenamiento jurídico no todas las normas que lo integran son


iguales, pueden ser de distintos tipos y ser catalogadas por diversos criterios. Las normas
contienen dos expresiones del "deber ser", una tiende a lograr que el individuo observe la
conducta debida, y en la otra que un segundo individuo ejecute la sanción, esto es en el
caso de que la primera norma sea incumplida.

LOS PRINCIPIOS EN LA TEORIA DEL DERECHO MODERNO

Según,  «Principios generales del Derecho - Teoría general del Derecho». Facultad de


Derecho. Archivado desde el original el 22 de junio de 2013. Consultado el 8 de octubre de
2012, plantea que: Los principios generales del derecho son los enunciados normativos más
generales que a pesar de no haber sido integrados formalmente en los ordenamientos
jurídicos particulares, recogen de manera abstracta el contenido de un grupo de ellos. Son
conceptos o proposiciones de naturaleza axiológica o técnica que informan la estructura, la
forma de operación y el contenido mismo de las normas, grupos normativos, conjuntos
normativos y del propio derecho como totalidad.

Estos principios son utilizados por los jueces, los legisladores, los creadores


de doctrina y por los juristas en general, sea para integrar derechos legales o para
interpretar normas jurídicas cuya aplicación resulta dudosa.

En otras palabras, expresan un juicio deontológico acerca de la conducta a seguir en


cierta situación o sobre otras normas del ordenamiento jurídico. Cada uno de estos
principios generales del Derecho, es un criterio que expresa un deber de conducta para los
individuos, el principio o un estándar para el resto de las normas.

Los principios generales del derecho constituyen la base y el fundamento del


ordenamiento jurídico, es decir; es una fuente de renovación. Sus funciones orientan la
labor interpretativa de las normas en el derecho las cuales ayudan a resolver el problema de
las lagunas de la ley.

Estos principios no es más que, los indicadores de un comportamiento adecuado en


determinada situación que se nos presente, cuya acción nos prescribe o prohíbe algo.

DIVERSAS ACEPCIONES DE PRINCIPIO JURIDICO

Según, https://teoria-del-derecho.blogspot.com/2007/12/principio-jurdico.html, plantea


que: los principios señalan aquellas conductas que se consideran valiosas y, por tanto deben
ser realizadas. A la hora de analizar que son las normas, podemos definirlas como "el
conjunto de principios o reglas de actuación que rigen la vida colectiva y son uno de los
instrumentos de control social que tiene en sus manos la organización de la sociedad.
Partiendo de la anterior definición, se pueden clasificar las normas en dos grandes
bloques: los principios orientadores y las reglas. Los rasgos que caracterizan a los
principios, y que sirven para diferenciarlos del resto de las normas, son los siguientes:
1. Los principios son fundamentales, establecen las razones para la acción, los fundamentos
de una acción. Nos explican el por qué debe realizarse o evitarse un determinado
comportamiento. Los principios son generales, prescriben de una manera genérica, marcan
el límite que no debe ser traspasado, estableciendo lo que se considera aceptable
(globalmente hablando) y lo que no.
2. Los principios realizan dos funciones: la de validez y la de conocimiento. Definen las
conductas validas y ayudan a que se conozcan las líneas que deben guiar nuestra actuación.
3. Los principios son normas abiertas que carecen de la determinación fáctica, no sabemos
nítidamente cuando han de ser aplicadas.
4. Los principios no determinan necesariamente la decisión, solo proporcionan razones a
favor de una u otra de las opciones que se nos presentan como alternativas.
5. Los principios tienen una dimensión de peso. Cuando se produce una colisión entre dos
principios, a uno de ellos se le concede mayor peso sin que se invalide el otro, que también
se aplicará pero en menor grado.

Aunque hemos partido de la idea de que los principios constituyen una clase de normas,
existe otra postura que no es partidaria de considerarlos como normas, sino como el primer
paso para obtener éstas. Es decir, a partir de ellos se determinan los siguientes escalones
hasta que lleguemos a crear la norma que se aplique en la sociedad.
Según esta postura, el principio constituye la base, el criterio o la justificación del
mandato susceptible de aplicación. Es el fundamento inicial de una regulación. La norma es
el mandato propiamente dicho, que se puede aplicar de un modo inmediato; es la
concreción del principio.
Los principios jurídicos son esas conductas consideradas como valiosas y a su vez
alternativas, las cuales debemos realizar conscientemente, así sabremos si debemos realizar
o no, un comportamiento o una acción. En otras palabras, es nuestra manera de proceder,
una especie de norma que regula nuestra conducta o nuestro comportamiento en la vida.

Según, https://es.scribd.com/document/323494958/Que-Es-Un-Principio-Juridico,
plantea que, desde un punto de vista etimológico, principio jurídico es la relación razonada
que correlaciona un estándar establecido como relevante para el derecho con aquello que se
deba relacionar, siendo la relación razonada el elemento determinante del principio
jurídico, y el estándar, su esencia. Su existencia depende de que los juristas lo hayan
querido y hecho. Tiene una función determinante y se aplica para resolver casos, y una
función regulatoria por la que limita la obtención del resultado. En los diferentes casos
sometidos a consideración de los juzgadores participan ciertos contenidos normativos que
regulan la aplicación de las normas.

Así, en caso igual exigen de la ley su exacto cumplimiento, en el caso diferente buscan
equilibrio con la ley, y en el caso distinto su plena realización. Respecto de la Constitución
determinan contenido.

Los principios jurídicos se constituyen de aquellos principios específicos que, desde


una cosmovisión dada, fundamentan a un orden jurídico. Es decir, se constituyen de
aquellas proposiciones más abstractas que dan razón de ser y prestan base y fundamento al
Derecho. Constituyen lo que, en sentido propio, se denomina fenómeno jurídico, y resultan
de hechos o conciertos políticos, económicos, culturales, etc. Integran el ordenamiento
jurídico, en primer lugar, constituyendo la base de las normas legales y consuetudinarias;
en segundo lugar, ofreciendo los medios para interpretarlas; y en tercer lugar, como recurso
siempre utilizable en defecto de normas formuladas.

En resumidas cuentas, un principio jurídico es la relación que hay entre nuestro


razonamiento y nuestra esencia (nuestra alma); que fundamenta la manera como actuamos
en la vida.

DISTINCIÓN ENTRE PRINCIPIOS Y REGLAS (ENFOQUE POSITIVISTA Y


ESTRUCTURAL
Según https://alejandroroblesmx.blogspot.com/2011/05/diferencia-entre-reglas-y-
principios.html, plantea que: Los principios desempeñan un papel “constitutivo” del orden
jurídico. Las reglas, aunque estén escritas en la Constitución, no son más que leyes
reforzadas por su forma especial. Las reglas no tienen ninguna fuerza constitutiva fuera de
lo que ellas mismas significan.

La diferencia más importante está en el distinto “tratamiento” que la ciencia del derecho
otorga a reglas y principios. Sólo a las reglas se aplican los variados y virtuosistas métodos
de la interpretación jurídica que tiene por objeto el lenguaje del legislador. En las
formulaciones de los principios hay poco que interpretar de este modo. Por lo general, su
significado lingüístico es autoevidente y no hay nada que deba ser sacado a la luz
razonando sobre las palabras.

Las fórmulas “de principio” suelen ser expresiones banales “producto de una recepción
jurídica de tercera o cuarta mano”, pero no por ello menos venerables, que remiten a
tradiciones históricas, contextos de significado. Más que “interpretadas” a través del
análisis del lenguaje, deben ser entendidas en su ethos.

Las reglas “se obedecen” he ahí la importancia de determinar con precisión los
preceptos que el legislador establece por medio de las formulaciones que contienen las
reglas; a los principios, en cambio, “se presta adhesión” y, por ello, es importante
comprender el mundo de valores, las grandes opciones de cultura jurídica de las que forman
parte y a las que las palabras no hacen sino una simple alusión.

La diferencia entre reglas y principios no es simplemente una diferencia de grado, si no


conceptual. Las reglas son normas que reclaman un cumplimiento pleno, y en esa medida,
pueden ser solo cumplidas o incumplidas. Si una regla es válida, entonces es obligatorio
hacer precisamente lo que ordena. Las reglas contienen por ello determinaciones en la arena
fáctica. La forma de aplicación de las reglas es la subsunción.

Los principios son normas que ordenan realizar algo en la medida de lo posible, en
relación con las posibilidades en el terreno de los hechos. Los principios son mandatos de
optimización caracterizados por ser cumplidos en diversos grados. La forma característica
de aplicación de los principios es la ponderación.
Los principios constituyen una parte fundamental en nuestra vida, mientras que las
reglas son un instrumento que se impone en nuestras vidas para regular nuestra conducta de
acuerdo a lo correcto o a lo incorrecto, es decir; las reglas están para ser obedecidas pero
depende de nuestros principios si acatamos una regla o no.

PRINCIPIOS Y REGLAS COMO RAZONES PARA LA ACCIÓN

Según https://books.google.co.ve/books, plantea que: En la vida jurídica tanto las reglas


como los principios son razones para la acción o, con otras palabras, argumentos para la
decisión (rationes decidenti). Pero, mientras las reglas son razones para la acción
"perentorias" los principios han de ser ponderados en relación con otros principios o
argumentos para la decisión, la dimensión de los principios es, en cambio, una dimensión
de "peso" o "importancia".

Este criterio funcional de diferenciación tiene, a mi juicio, varios inconvenientes que he


expuesto en otro lugar. Entre ellos que puede deslizarse con cierta facilidad hacia una
concepción "principialista" del ordenamiento, de acuerdo con la cual la composición de
éste asigna un papel protagonista a los principios en detrimento de las reglas, configurando
un sistema normativo excesivamente lábil. (p.239).

"Reglas y principios, argumentos para la decisión". Evidentemente, estos elementos


(reglas y principios) son herramientas indispensables en nuestra vida al momento de tomar
una decisión, ya que de ello depende si la decisión que tomamos en determinado momento
y circunstancia nos conduce a lo bueno, o lo malo.

Debe señalarse, que para las reglas se aplica todo, mientras que los principios se aplican
según su importancia.

LOS PRINCIPIOS EN EL RAZONAMIENTO JURIDICO

Según, file:///C:/Users/perrito/Downloads/sobre-principios-y-reglas-0.pdf, plantea que,


El razonamiento jurídico, en cuanto tipo especial de razonamiento práctico, es, por
supuesto, una actividad compleja y que puede envolver elementos de muy diverso género.
Ciñéndonos a su aspecto normativo, puede decirse que el papel de los principios contrasta
con el de las reglas en cuanto que, desde una cierta perspectiva, su contribución a la
argumentación es más modesta, mientras que, vistas las cosas desde otro punto de vista,
cabría decir que los principios superan a las reglas.

Los principios son menos que las reglas en estos dos sentidos. Por un lado, no presentan
las ventajas de las reglas, pues no permiten ahorrar tiempo a la hora de decidir un curso de
acción. Si una regla es aceptada, entonces se evita tener que entrar en un proceso de
ponderación de razones en pro y en contra; la regla opera, por tanto, como un elemento que
reduce la complejidad de los procesos de argumentación. Sin embargo, los principios como
se ha visto no eximen de la tarea de efectuar esa ponderación.

Por otro lado, los principios, en cuanto premisas a utilizar en los argumentos prácticos,
tienen menos fuerza (son menos concluyentes) que las reglas. Si alguien acepta como
premisa de su razonamiento la regla “si se da X, entonces se debe hacer Y” y acepta
también que “X ha tenido lugar”, de ahí tiene que inferir necesariamente “se debe hacer Y”.
Sin embargo, de la premisa “F es un fin a alcanzar” y “G (aun cuando se trate de un
comportamiento no prohibido por el ordenamiento jurídico) conduce a F”. Manuel Atienza
y Juan Ruiz Manero no puede pasarse a la conclusión “se debe hacer G”, sino simplemente
a la de “existe una razón para efectuar G”; lo mismo cabe decir en relación con las premisas
“C es un tipo de comportamiento valioso” y “c es una acción del tipo C” que no permiten ir
más allá de la conclusión “hay una razón para efectuar c”. Pero los principios son también
más que las reglas, y en otros dos sentidos. Por un lado, porque al estar enunciados o poder
enunciarse en términos más generales, entran también en juego en un mayor número de
situaciones; esto es, al tener un mayor poder explicativo que las reglas, tienen también un
mayor alcance justificatorio.

Por otro lado, la menor fuerza de los principios en cuanto premisas del razonamiento
práctico va aparejada a una mayor fuerza expansiva. Así, por ejemplo, a partir de las
premisas “todos los varones físicamente aptos deberán hacer el servicio militar” y “si te
intervienen quirúrgicamente pasarás a ser considerado físicamente apto” no se concluye
“debes intervenirte quirúrgicamente” y ni siquiera “existe una razón para que te intervengan
quirúrgicamente” (pues es posible que uno no desee hacer el servicio militar, de manera
que, para él, ello no cuenta como razón). En cambio, a partir del principio de que “los
españoles tienen derecho a una vivienda digna” junto con el enunciado “abaratar los
créditos para viviendas facilita que un mayor número de personas acceda a una vivienda
digna” sí que se concluye, cuando menos, que “hay una razón para que el Estado abarate
los créditos para la compra de viviendas”.

Las diferencias que se acaban de establecer entre la diversa forma de operar en el


razonamiento jurídico reglas y principios parecen valer para los principios en general, esto
es, no toman en consideración todavía la triple clasificación de los principios con que
habíamos operado hasta ahora. Conviene, pues, analizar si esas distinciones son también
relevantes y en qué sentido lo son desde el punto de vista del razonamiento jurídico.
Veámoslo. En primer lugar, parece que tiene que haber una diferencia entre principios
secundarios y primarios, en la medida en que la distinción se entienda como referida a la
utilización de los principios por parte de la gente en general o por parte de los órganos
jurisdiccionales (el supuesto de utilización de los principios por parte de abogados,
dogmáticos, etc., podría asimilarse a estos efectos a la argumentación jurisdiccional).

Y la diferencia como ya antes se apuntó es que para los primeros los principios no
constituyen generalmente más que sobre principios y reglas guías para la acción, mientras
que para los órganos jurisdiccionales (y para los abogados y dogmáticos) los principios
como el resto de las pautas del ordenamiento jurídico deben servirles no solamente para
resolver el problema de qué hacer, sino también el de cómo justificar lo que se ha hecho o
se va a hacer, esto es, la toma de decisiones jurídicas. A veces se supone que los principios
sólo entran en juego en el razonamiento justificatorio de los órganos jurisdiccionales
cuando éstos tienen que hacer frente a casos difíciles, pues en los casos fáciles las reglas
son elementos necesarios y suficientes para justificar la decisión.

Esta forma de ver las cosas no nos parece, sin embargo, aceptable, por lo siguiente. Un
caso es fácil precisamente cuando la subsunción de unos determinados hechos bajo una
determinada regla no resulta controvertible a la luz del sistema de principios que dotan de
sentido a la institución o sector normativo de que se trate. Y “que dotan de sentido” puede
tener, a su vez como ya se ha indicado, un doble sentido: puede tratarse de los valores cuya
realización viene asegurada por el cumplimiento de la regla, o bien de los objetivos sociales
para cuya consecución el cumplimiento de la regla aparece como medio. Pero, en uno u
otro de los sentidos de “dotar de sentido”, es a la luz de los principios explícitos o
implícitos del sector normativo de que se trata como cabe determinar si un caso es fácil o
difícil.

Lo anterior tiene importantes consecuencias, porque invalida una imagen muy extendida
acerca de la manera como el Derecho guía la conducta de los órganos jurisdiccionales.
Dicha imagen podría resumirse así: el Derecho guía primaria y centralmente tal conducta
mediante reglas, esto es, mediante razones perentorias (razones repetimos para dictar una
resolución cuyo contenido esté basado en el de la regla y para excluir que opere ninguna
otra razón como base del contenido de la resolución) y sólo requiere de la deliberación de
los órganos jurisdiccionales en zonas periféricas: zonas periféricas originadas, bien por los
déficits del lenguaje ordinario (casos que caen dentro del área de penumbra del significado
de los términos empleados en la formulación de la regla), bien en el relativo
desconocimiento de los hechos futuros y la relativa indeterminación de propósitos del
legislador (supuestos de lagunas y antinomias normativas y también de atribución a los
órganos jurisdiccionales de potestades discrecionales en la resolución de determinados
casos).

En esta concepción, lo central de la conducta jurídicamente guiada de los órganos


jurisdiccionales es la obediencia a razones perentorias; la deliberación acerca de razones no
perentorias es periférica o marginal. Ahora bien, si la consideración de un caso como fácil,
esto es, Manuel Atienza y Juan Ruiz Manero como subsumible en una determinada regla a
adoptar como razón perentoria para la resolución del mismo, sólo puede hacerse teniendo
en cuenta principios, entonces la dimensión de obediencia a razones perentorias ya no
puede aparecer como primaria: la obediencia a tales razones exige la previa deliberación y
sólo tiene lugar en el territorio acotado por ésta.

Naturalmente, el Derecho no reconoce a cualquier razón válida como un integrante


legítimo de tal deliberación: salvo que el Derecho faculte en algún caso al órgano
jurisdiccional para atender a razones distintas de las que él mismo contiene, ha de tratarse
de razones contenidas en el propio Derecho, esto es, de principios explícitos o implícitos.
Puede hablarse así de una deliberación normativamente guiada que, si se quiere, constituye
también una forma de “obediencia”, pero y esto es lo importante sustancialmente diferente
de la obediencia que consiste en el seguimiento de una razón perentoria. Quizá todo lo
anterior pueda resumirse diciendo que el Derecho constituye, para los órganos
jurisdiccionales, un sistema excluyente en un doble nivel y en un doble sentido.

En un primer sentido y en un primer nivel por cuanto que impone a tales órganos
jurisdiccionales el deber de componer un balance de razones integrado únicamente por las
constituidas por las pautas jurídicas, siendo admisible la toma en consideración de otras
razones únicamente en la medida en que las propias pautas jurídicas lo permitan. En un
segundo sentido y en un segundo nivel por cuanto que tal balance de razones remite, no en
todos los casos pero sí en la mayoría, a adoptar como base de la resolución una regla
jurídica, esto es, una razón perentoria.

Cabría así dividir a los casos en dos grupos: aquellos cuya resolución se fundamenta en
el balance de razones jurídicas que se integran en la deliberación del órgano jurisdiccional,
y aquellos otros en los que tal balance de razones exige el abandono de la deliberación y la
adopción como base de la resolución de una razón perentoria. Por lo que se refiere a la
distinción entre el uso argumentativo de principios en sentido estricto, y de directrices, lo
fundamental ya ha quedado dicho con anterioridad, cuando contrapusimos las razones de
corrección a las razones de carácter instrumental o estratégico.

Ahora podemos añadir nuestro acuerdo con la afirmación de Summers (1978) de que las
rightness reasons y las goal reasons constituyen los principales tipos de razones
substantivas (que él contrapone a las razones autoritativas), las cuales, a su vez, vienen a ser
el núcleo de la argumentación jurídica en los casos difíciles. Sobre principios y reglas.
Finalmente, en lo que concierne a la distinción entre principios explícitos e implícitos, no
cabe duda de que los segundos suponen una mayor complejidad que los primeros, pues en
relación con ellos no se plantea únicamente el problema de cómo deben ser usados en
cuanto premisas de una argumentación jurídica, sino también el de cómo se justifica
adoptarlos como tales premisas.

En este sentido, nos parece que afirmar que “X es un principio implícito” de una
determinada institución, sector normativo, o sistema jurídico es lo mismo que afirmar que
las reglas y principios explícitos correspondientes son coherentes con X y que a tales reglas
y principios explícitos, entendidos como formulaciones lingüísticas, debe adscribírseles un
contenido proposicional que resulte coherente con X. Pero el requisito de “coherencia” con
el material normativo, como es sabido, puede en muchas ocasiones ser satisfecho tanto por
el principio X como por otros principios. En este sentido, el problema de la identificación
de principios jurídicos implícitos viene a coincidir con el problema general de la
interpretación jurídica.

Con base a los principios en el razonamiento jurídico, se puede concluir que


razonamiento es la razón que se establece entre el resultado de una acción, y jurídico que
emana del Derecho. Razonar es parte esencial de nuestra mente que nos permite actuar
lógicamente y de manera justa y correcta.

Sin duda, el razonamiento jurídico intenta encontrar una solución a un problema surgido
de manera argumentativa, para así evitar desacuerdos e inconvenientes. Es por esto, que
debemos hacer uso de nuestros principios de manera que nos ajustemos a las normas y a las
leyes.

LA DOCTRINA DE LA NORMA JURIDICA. NOCIÓN GENERAL

Según, https://books.google.co.ve/books, plantea que, la doctrina tradicional ha


considerado las normas jurídicas como órdenes impartidas por el Estado, adoptando la
forma de un juicio categórico. Por ejemplo, "el hombre no debe matar", "no debe causar
daño a otro", "debe pagar impuestos", "debe cumplir los pactos", y otros tantos juicios
categóricos que constituyen proposiciones que se utilizan en el derecho para regular la
conducta del hombre en sociedad.

La formula lógica en que se expresa la norma jurídica, es la de una proposición


matemática: si es X entonces debe ser Y. Kelsen señala que la norma jurídica, no es solo
un juicio categórico, sino también un juicio hipotético, por ejemplo, en las reglas de
Derecho, al proponerse el principio de si un automovilista no obedece las ordenes de un
agente de tránsito, se le aplica una multa, este ejemplo constituye una hipótesis de lo que
podría ser en la realidad. Para Pacheco, la norma jurídica, desde el punto de vista de vista
de su estructura, sería una coordinación de dos proposiciones hipotéticas.

Esta interpretación permite ver la norma en función de un conocimiento muy


importante: definir con lógica el "deber ser" jurídico, es decir, la conducta exigida a los
sujetos, gracias a un símbolo lógico, que indica la concurrencia de dos proposiciones
hipotéticas: si es X entonces debe ser Y. por lo tanto si no es X (o sea si se da una conducta
contraria al mandato) se dará una consecuencia también distinta, en este caso la sanción
(p.22).

Toda norma jurídica no es más, que las reglas que dirige el comportamiento humano
dentro de la sociedad, y que nos concede derechos, pero también nos impone deberes; ya
que si los incumplimos nos podría generar una sanción. Por su parte, la doctrina de la
norma jurídica interpreta las normas señalando su aplicación, aunque cabe destacar, que
solo el Estado puede aplicar dicha sanción.

LA ESTRUCTURA LÓGICA DE LA NORMA JURÍDICA

Según, https://es.scribd.com/doc/67092406/La-Estructura-Logica-de-La-Norma-
Juridica, plantea que: como a la sociedad le interesa que se cumplan las normas del
Derecho que permiten precisamente su existencia, no solo prevé como debe comportarse la
persona, sino que al propio tiempo se establece a través de la norma que la falta de
cumplimiento de la conducta que impone será castigada con una sanción.

En consecuencia de lo expuesto podría una norma completa enunciarse de la siguiente


manera: "ante determinada circunstancia el sujeto debe comportarse de determinada
manera. Si su comportamiento es contrario al prescrito por la norma, debe serle impuesta
una sanción". Con este enunciado podríamos llegar a una formulación aún más sintética de
la estructura lógica de una norma jurídica, que sería la siguiente:

Si es "A" debe ser "B"

Si no es "B" debe ser "C".


Relacionándolo con el ejemplo que tratábamos anteriormente "A" corresponde a ser
deudor, y "B" corresponde a la obligación de pagar. Si el deudor, o sea si es "A", debe
pagarse de acuerdo con los términos del contrato, o sea debe ser "B". pero debe darse el
caso de que la conducta del individuo sea la de no pagar aun siendo deudor: es decir, de
acuerdo con la formula que hemos expuesto, que el deudor tenga una conducta no "B". en
tal situación debe imponérsele una sanción, es decir, si el deudor no cumple con su
obligación debe ser "C", debe ser impuesta la sanción por el órgano competente del Estado.

Por eso se dice que la estructura lógica de la norma jurídica consiste en enlazar
determinados "supuesto de hecho o hipótesis", con determinadas "consecuencias jurídicas".
El artículo 1185 del Código Civil vigente dice: "el que con intención o por negligencia o
por imprudencia ha causado un daño a otro, está obligado a repararlo"

Supuesto de Hecho: "El que con intención o por negligencia o, por imprudencia ha
causado un daño a otro".

Consecuencia Jurídica: "Está obligado a repararlo".

La estructura lógica de la norma jurídica es la distribución de la norma en sí, la cual se


constituye por el supuesto de hecho; que no es más que las condiciones establecidas en las
normas para su correcto cumplimiento y que causa un efecto jurídico si se llega a
incumplir, y la consecuencia jurídica; que es el efecto que produce el haber incumplido
dicha norma.

Por ejemplo: la persona que comete un hurto. El supuesto de hecho seria el hurto cometido
(si se llega a comprobar) y la consecuencia jurídica (seria la cárcel) por haber cometido el
delito.

NORMAS JURÍDICAS INCOMPLETAS

Según, https://sites.google.com/site/sitioweberikachisag/derecho-penal/5-estructura-
logica/5-1-normas-penales-completas/5-2-normas-penales-incompletas, Establece que, son
incompletas aquellas normas penales cuya estructura, gramaticalmente acabada, no
contiene supuesto de hecho y consecuencias jurídicas por estar destinadas a concretar el
supuesto de hecho o la consecuencia jurídica o restringir el ámbito de aplicación de otra
norma.

  Ejemplo de norma jurídica incompleta la tenemos en la parte general del Código Penal,
particularmente las que establecen causas de justificación o de inculpabilidad. Las normas
jurídicas penales incompletas pueden ser, según Larenz, de tres órdenes:

1. Aclaratorias;

2. Restrictivas y,

3. Remisivas.  

Según, http://diccionariojuridico.mx/definicion/normas-incompletas/, plantea que: Éstas


sólo contienen la descripción, dejando la sanción en otro precepto contenido en el mismo
Código Penal o bien, en otro ordenamiento legal: también se les conoce como normas de
reenvío, asimismo, pueden ser en blanco, dejando para su complementación, en otro
ordenamiento, el elemento normativo (su interpretación).  

Las normas incompletas contienen la descripción mas no la sanción, es decir, no


encierran el mandato ya que el supuesto de hecho no se halla en el precepto sancionador
porque el legislador se sirve de la técnica del perdón, por lo tanto no se produce ninguna
consecuencia jurídica.

LA NORMA JURIDICA COMO PARTE DE UNA REGULACIÓN

Según,file:///C:/Users/perrito/AppData/Local/Microsoft/Windows/Temporary
%20Internet%20Files/Content.IE5/LBBBKTCQ/TEMA%202%20RJB%20-%20Las
%20normas%20jur%C3%ADdicas.pdf, plantea que: Una norma jurídica es una regulación
abstracta de conductas que se corresponde con el siguiente esquema: supuesto de hecho,
consecuencia jurídica. (Por ejemplo: si matas (Supuesto de Hecho), vas a la cárcel
(Consecuencia Jurídica). La norma jurídica como parte de una regulación trata de ordenar
las conductas obligando al individuo a actuar o a no actuar de una forma determinada.
Esto, aunque los destinatarios de la norma son libres de someterse a ella o no, pero si no
lo hacen, han de atenerse a las consecuencias. (por ejemplo: se puede matar, pero si se mata
se va a la cárcel) Por otro lado, la norma puede ser directamente aplicable sin que se realice
conducta alguna, si se produce una circunstancia determinada que puede no depender del
individuo. (por ejemplo: la norma por la que se establece la mayoría de edad a los 18 años).
Pero la norma no siempre expresa obligaciones. También puede dispensar de las mismas
(por ejemplo: la norma que establece que a partir de los 30 años ya no es exigible el
servicio militar).

La norma jurídica como parte de la regulación busca regular la conducta humana de


manera que los individuos actúen de forma correcta y en caso de desacato incurre una
consecuencia jurídica.

EL ESQUEMA LÓGICO DE LA APLICACIÓN DE LA LEY

Según,https://www.clubensayos.com/Temas-Variados/Aplicacion-E-Interpretacion-De-
La-Ley/338845.html, establece que, el Derecho regula la vida en sociedad aplicándose a los
hechos producidos o derivados de las relaciones intersubjetivas con trascendencia jurídica.
Esta regulación se realiza a través de la aplicación del conjunto de normas jurídicas que
constituyen el derecho objetivo y positivo. La aplicación del Derecho debe consistir
entonces en la culminación de un proceso lógico mental que se da desde una regla general
hasta la adopción de una decisión particular.

La aplicación de las normas jurídicas se caracteriza, de este modo, como manifestación


de la vigencia del derecho. Pero el supuesto de hecho de la norma es siempre de carácter
general en relación a la descripción del hecho al cual habrá de ser aplicado, surge entonces
la necesidad de subsumir adecuadamente este ultimo dentro de aquel, lo que se consigue a
través de la interpretación.

Las normas jurídicas en las que el Derecho vigente se encuentra plasmado se


expresan mediante el lenguaje, pero éste, al prescribir una norma, puede ser oscuro y/o
dudoso, puede tener un trasfondo doctrinario y/o un sentido técnico, etc., en fin, puede a
primera impresión expresar no precisamente la voluntad del legislador; de repente no con
exactitud y probablemente hasta ni siquiera cercanamente puede no contener la intención
que éste tuvo para sancionar la norma, o puede incluso ser reproducción cercana o fiel de
una norma extranjera, en cuyo caso es posible que ni el legislador supiera el sentido exacto
y cabal de la norma que habría puesto en vigencia. Los hechos, a su vez, pueden ser tan
variados y diversos que no se dejan prever total e inequívocamente por las normas
jurídicas.

Así como el lenguaje muchas veces puede no ser claro, las normas jurídicas, por tener
que valerse del elemento lingüístico para expresarse, no escapan a esta posibilidad, a lo que
contribuye la diversidad de los hechos. La doctrina, sin embargo, es casi unánime en
considerar que al interpretar no estamos solamente ante una mera posibilidad de falta de
claridad en el texto de la norma, puesto que la interpretación de las normas siempre está
presente al momento de aplicar el derecho; por más que la norma que va ser objeto de
interpretación no revista mayor complicación para desentrañar su significación y sentido.

El sistema jurídico funciona y tiene validez solo cuando se aplican las leyes y estas son
obedecidas. Hay también una aplicación temporal de la ley, que inicia cuando se entra en
vigor y termina cuando es abrogada o derogada.

El sistema de aplicación de la ley consiste en aplicar la norma contra el supuesto de


hecho, el cual debe ser aplicado por el legislador de manera imparcial, la misma debe ser
acatada.

Los principios generales del derecho son utilizados por los jueces, los legisladores,
los creadores de doctrina y por los juristas en general, sea para integrar derechos legales o
para interpretar normas jurídicas cuya aplicación resulta dudosa.

Estos principios no son más que, los indicadores de un comportamiento adecuado en


determinada situación que se nos presente, cuya acción nos prescribe o prohíbe algo.

Debe señalarse, que los principios desempeñan un papel “constitutivo” del orden
jurídico. Las reglas, aunque estén escritas en la Constitución, no son más que leyes
reforzadas por su forma especial. Las reglas no tienen ninguna fuerza constitutiva fuera de
lo que ellas mismas significan.

Con base a los principios en el razonamiento jurídico, se puede decir, que razonamiento
es la razón que se establece entre el resultado de una acción, y jurídico que emana del
Derecho. Razonar es parte esencial de nuestra mente que nos permite actuar lógicamente y
de manera justa y correcta.

Ahora bien, la estructura lógica de la norma jurídica es la distribución de la norma en sí,


la cual se constituye por el supuesto de hecho; que no es más que las condiciones
establecidas en las normas para su correcto cumplimiento y que causa un efecto jurídico si
se llega a incumplir, y la consecuencia jurídica; que es el efecto que produce el haber
incumplido dicha norma.

En cuanto a las normas incompletas se pueden definir como aquellas normas penales
cuya estructura, gramaticalmente acabada, no contiene supuesto de hecho y consecuencias
jurídicas por estar destinadas a concretar el supuesto de hecho o la consecuencia jurídica o
restringir el ámbito de aplicación de otra norma.

Es importante señalar, que la norma jurídica como parte de la regulación busca regular
la conducta humana de manera que los individuos actúen de forma correcta y en caso de
desacato incurre una consecuencia jurídica.

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