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Autoras .............................................................................. 15
Prólogo ............................................................................... 19
PRIMERA PARTE
PREVENCIÓN DE ALTERACIONES,
DIAGNÓSTICO E INTERVENCIÓN PSICOPEDAGÓGICA
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Atención Temprana. Diagnóstico e Intervención Psicopedagógica
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Índice
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Atención Temprana. Diagnóstico e Intervención Psicopedagógica
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Índice
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Atención Temprana. Diagnóstico e Intervención Psicopedagógica
SEGUNDA PARTE
CONTENIDOS COMPLEMENTARIOS
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Índice
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Capítulo I
FACTORES DE RIESGO Y FACTORES DE PROTECCIÓN A CONSIDERAR
EN LA ATENCIÓN TEMPRANA (A.T.) PARA LA PREVENCIÓN
INTRODUCCIÓN
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Atención Temprana. Diagnóstico e Intervención Psicopedagógica
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Factores de riesgo y factores de protección a considerar en la atención temprana...
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Atención Temprana. Diagnóstico e Intervención Psicopedagógica
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Factores de riesgo y factores de protección a considerar en la atención temprana...
No siempre puede hacerse una delimitación exacta entre tales variables aun-
que para una mayor compresión se proceda a hacer algunas precisiones en las no-
ciones sobre variables personales y contextuales —teniendo presente la frecuente interac-
ción entre ambas— para posteriormente exponer los posibles factores de riesgo más
comunes que pueden dificultar o interferir en el desarrollo evolutivo del niño.
• V
ariables personales. Se suelen considerar como variables personales las
características que presente el niño a nivel físico, intelectual, psicológico,
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Factores de riesgo y factores de protección a considerar en la atención temprana...
Reiteramos que el proceso de desarrollo del niño se puede alterar por posi-
ble riesgo a causa de factores biológicos/orgánicos que puedan producirle disca-
pacidad/trastornos. También, como veremos en el apartado siguiente, el proce-
so de desarrollo se puede alterar por posible riesgo a causa de factores
contextuales sociofamiliares al vivir en condiciones poco o insuficientemente
favorecedoras.
Presentamos una clasificación muy esquemática para que el lector recuerde
que hay un gran número de factores que pueden ser causa de alteraciones o dis-
capacidades.
• F
actores de riesgo prenatales. Posibles alteraciones o patologías que afec-
tan al feto desde la gestación, por factores pertenecientes al:
– Grupo ambiental: riesgos debidos a infección, a agentes tóxicos, a trauma-
tismos y a enfermedades de la madre.
– Grupo genético: riesgos debidos a alteraciones cromosómicas, a desórde-
nes metabólicos, a trastornos endocrinos, a trastornos del metabolismo del
calcio, etc.
– Grupo desconocido: riesgos debidos a inf luencias prenatales desconocidas,
a causa desconocida con signos neurológicos.
Como puede apreciarse cada Grupo incluye varios subgrupos y en estos a su vez
se hallan diversas patologías (para ampliar información, Alfonso e Ibáñez, 1987).
Respecto a diagnósticos prenatales existen abundantes técnicas tales como eco-
grafías, biopsias, fetoscopias, entre otras, pero no se hace referencia a ellas por no
estar incluidas en los objetivos de este libro.
actores de riesgo neonatales y postnatales. El significado de neonatal
• F
se refiere a un tiempo determinado después del parto, se divide en varios
subgrupos, el primero abarca las 24 horas primeras de la vida del niño y el
último comprende hasta los 28 días. A partir de esos días se aplica el nom-
bre de postnatal aunque con frecuencia se utilizan ambos vocablos indistin-
tamente para hacer referencia al niño ya nacido. Con similar significado
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también se emplea la palabra perinatal («peri» voz griega que significa alrededor y
«natal» nacimiento).
Algunos de los riesgos que pueden afectar a los prematuros también se detec-
tan en bebés nacidos con muy bajo peso, es decir «demasiado pequeños».
Se considera que un bebé está en riesgo, entre otras causas, cuando al nacer
pesa menos de 1.500 gramos (gran prematuro) a ese riesgo contribuyen entre
otros factores la inmadurez de sus centros respiratorios y cardiocirculatorios,
la facilidad de aparición de neumonías por la falta de defensas orgánicas, las
intolerancias a los alimentos.
Los problemas de salud que suelen presentar estos niños en su evolución son
numerosos y en ocasiones tienen gran repercusión en su calidad de vida. Son
varios los autores que hacen referencia a las secuelas que pueden presentar:
trastornos motores, trastornos sensoriales, trastornos del lenguaje, trastornos
del aprendizaje, retraso mental, alteraciones emocionales y convulsiones
(Garaizar, 2005; Pallás, 2010; Pallás, et al., 2006 y 2001).
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Factores de riesgo y factores de protección a considerar en la atención temprana...
situación de riesgo sin quedarles ninguna secuela, mientras que otros presen-
tarán secuelas en grado leve, moderado o grave.
Como ciertos recién nacidos con bajo peso tienen que estar en la incubadora
algún tiempo vamos a hacer referencia a ello.
Cuando el bebé no puede abandonar la incubadora y el médico lo considera
oportuno puede dejar que los padres se acerquen a la incubadora bajo algunas
condiciones para que hablen al niño suavemente transmitiéndole tranquili-
dad y seguridad e incluso puedan tocarle (las manos actúan como transmiso-
ras del lenguaje afectivo, mandan estímulos lo que contribuye al desarrollo
neurológico).
Si el bebé puede abandonar la incubadora, durante algún tiempo, es preferi-
ble que el contacto se realice fuera de ella, en muchos centros sanitarios ya
existen las salas «canguro» donde los padres comparten algún tiempo con el
hijo. En ese caso, las caricias cíclicas favorecen su aumento de peso y aceleran
su maduración psicofísica. En estudios realizados hay varias experiencias al
respecto, en ellas se observó que esos niños aumentaban de peso con más
rapidez que otros y abandonaban antes el hospital (Ibáñez, 2003, p. 82).
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tamente. Esa situación de insuficiente atención puede ser real o no serlo pero en
este caso algunos niños así lo perciben al requerir más cuidados afectivos para su
desarrollo emocional.
Si bien hoy en día a esa situación real pueden contribuir las ausencias de
ambos padres por jornadas laborales muy prolongadas (hay casos en que apenas
se ven los padres e hijo); otras veces sucede porque a los padres les parece que los
niños deben realizar muchas actividades extraescolares por lo que apenas tienen
tiempo para estar juntos unos y otros, descuidándose el desarrollo afectivo-
emocional (incremento de vínculos afectivos) quizás porque desconozcan los
múltiples beneficios que ello conlleva.
El adecuado desarrollo emocional del hijo se facilita si existen fuertes víncu-
los afectivos entre los padres e hijos. Los cuales deben exteriorizarse a través de
manifestaciones de cariño, atención, comprensión, para que el niño se sienta
querido, aceptado y emocionalmente seguro de sí mismo, lo que inf luirá en que
llegue a ser una persona equilibrada, con buena autoestima e integrada social-
mente; eso será beneficioso incluso en su futuro al facilitarse su toma de decisio-
nes y actuaciones a lo largo de su vida. Por tanto, es conveniente permitir a los
niños que expresen sus sentimientos, mirarles a los ojos, besarles, consolarles,
animarles.
Investigadores como Barlow & Parsons (2002) consideran que los padres
cumplen un papel muy importante en la adaptación del hijo, no sólo por la in-
f luencia de factores genéticos y biológicos, sino también por el modelo conduc-
tual que ofrecen a sus hijos, y el uso de recursos familiares que condicionan los
patrones de funcionamiento cognitivo y social.
Así pues, otro destacado factor de riesgo suele ser el desconocer que los mo-
delos de conducta de los padres incluida la manera de tratar a los hijos contribu-
ye en la configuración de determinadas conductas en los hijos, por ejemplo, al-
gunos modelos conductuales inadecuados de los progenitores pueden inf luir en
que el niño se manifieste: apático, dependiente, egoísta, introvertido, etc. (para
ampliar información, Alfonso e Ibáñez, 2013).
B.2) Niños nacidos con discapacidades u otras alteraciones viviendo en contextos nor-
malizados. Si bien los contextos inf luyen en los niños también los niños lo hacen
en los contextos.
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• L
as discapacidades/alteraciones como factores de riesgo para la in
tegración: ¿una secuencia sumativa?
Ciertas discapacidades/trastornos o alteraciones pueden a su vez constituirse
en factores de riesgo para la integración /inclusión social del niño. Esto es
debido a que algunos tipos de discapacidad pueden originar dificultades tales
como para afrontar aprendizajes progresivos en concordancia con la edad
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• P
revención. El término prevención puede aplicarse en diferentes ámbitos o
contextos y desde un enfoque multidisciplinar.
El valor de la prevención primaria radica en la ausencia del problema he-
cho realidad, no hay necesidad de aplicación de intervenciones terapéuti-
cas o rehabilitadoras, no aparece el caso concreto afecto, y la intervención
preventiva se puede extender a toda la población o a amplios grupos o
colectivos, se llega a más individuos con una reducción de costes y es-
fuerzos.
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Considerando que hay patologías que se pueden mejorar pero no curar, pu-
diendo haber pérdidas funcionales y sociales de la persona, hay que evitar la
aparición de alteraciones. Por ello, hay que incidir en la prevención primaria
que tiene por características el ser proactiva, dirigirse a la población y a los
contextos e intervenir antes de que se produzca el problema.
La prevención de deficiencias o alteraciones requiere actuaciones diversifica-
das reguladas por normativas, planes y organismos surgidos del campo sani-
tario, educativo y social, a raíz de que muchas actuaciones sanitarias, educa-
tivas y sociales son de carácter preventivo.
En palabras de Alonso (1997, p. 49) sobre prevención de deficiencias «Una
política de prevención de deficiencias tiene que asentarse, para ser eficaz, sobre
una adecuada instrumentación normativa que defina las obligaciones de los
poderes públicos, el ámbito de los derechos subjetivos de cada individuo y, lo
que es más importante, el establecimiento de una organización de servicios de
prevención».
El ámbito de la prevención es amplísimo. El análisis de la legislación referida
a Prevención, es ilustrativo de los cambios producidos en la consideración de
la salud de la población y la situación a que se quiere llegar respecto a las dis-
capacidades, lo que ha supuesto incorporación de varias conceptualizaciones
y un gran incremento en la provisión de servicios.
Esto puede apreciarse incluso en la Ley General de Sanidad 14/1986, de 25
de abril que desarrolla implícitamente la prevención de Minusvalías, prevista
por la LISMI (Ley de Integración Social de los Minusválidos 13/1982, de 7
de abril) en su artículo 9.3, título tercero, donde se hace referencia a la im-
portancia de los servicios de orientación y planificación familiar, consejo
genético, atención prenatal y perinatal, detección y diagnóstico precoz de
minusvalías..., al poner en funcionamiento los servicios necesarios, así mismo
se ocupa de los planes de Prevención, los cuales se incardinan en los distintos
Planes de Salud Nacionales y Autonómicos.
Manifestamos nuestro acuerdo con Alonso, Aznar, Azúa y Niño (cit. por
Ibáñez, 2002) respecto a que en términos comparativos tienen muchos pun-
tos en común la Ley General de Sanidad y la LISMI, si bien en ésta la «pre-
vención» abarca exclusivamente la prevención de minusvalías, en la primera
se toma en un sentido más amplio al referirse la prevención a todo tipo de
enfermedad, es decir a toda ausencia de salud.
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