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Proyecto Final
Introducción
Definición de psicopatología:
Memoria
La memoria es el proceso cognitivo que le permite a los individuos almacenar la
información que reciben del ambiente a la que han prestado atención y usarla para
realizar otros procesos cognitivos, ya sea de inmediato o posteriormente. Este
proceso consiste en tres etapas principales: la codificación para introducir
información en la memoria, el almacenamiento para conservar la información y la
recuperación para usarla posteriormente. Desde un punto de vista funcional se
pueden identificar tres tipos diferentes de memoria: sensorial, de corto plazo y de
largo plazo. La memoria sensorial es un almacén temporal que registra la
información proporcionada por los sentidos. Es de muy corto plazo (la información
se almacena solo unos cuantos segundos) y solo la parte de la información de
esta memoria que recibe atención se traslada a la memoria de corto plazo. La
memoria de corto plazo contiene la información de la que el individuo es
consciente, es fácilmente accesible, tiene una duración aproximada de 20
segundos y sufre procesamiento adicional por otros procesos cognitivos antes de
trasladarse a la memoria de largo plazo. Finalmente, la memoria de largo plazo es
el mayor depósito de información del cerebro y conserva todos los datos
disponibles al individuo. Esta memoria está compuesta de al menos dos
mecanismos de almacenamiento diferentes: la memoria explícita para la
información que recordamos conscientemente y la memoria implícita para la
información inconsciente. La información incosciente es la que usamos para las
actividades que realizamos automáticamente debido a la repetición, como los
movimientos al practicar un deporte.[2]
Motivación
La motivación se refiere al conjunto de procesos que dan energía y dirección al
comportamiento. Una conducta con energía es un comportamiento fuerte, intenso
y persistente. La dirección se refiere al propósito de la conducta. Significa que esta
está guiada hacia el logro de un objetivo específico. Estos procesos o
motivaciones se pueden clasificar en internos si son generados por el individuo
mismo o externos si son disparados por eventos ambientales, sociales o
culturales.[4]
El término «motivaciones internas» es un concepto que agrupa tanto a las
necesidades como a las cogniciones y a las emociones. Las necesidades son
condiciones indispensables para conservar la vida y pueden ser fisiológicas como
el hambre y la sed, psicológicas como la autodeterminación y la competencia o
sociales como la afiliación y el reconocimiento. Las cogniciones son sucesos
mentales como pensamientos y creencias y las emociones son fenómenos de
corta duración que ayudan a adaptarse a los eventos del medio ambiente. Las
motivaciones externas son sucesos ambientales que cambian la disposición del
individuo a hacer ciertas cosas. Los estímulos como el dinero y las características
del entorno como el clima son ejemplos de motivaciones externas. [4]
Emoción
Las emociones son reacciones afectivas de corta duración a estímulos
significativos del medio ambiente que ayudan al individuo a adaptarse al entorno
en que se encuentra.[4] Generan cambios sustanciales en los organismos en
periodos de tiempo relativamente cortos, que incluyen la activación de
mecanismos fisiológicos apropiados para la situación, la realización de conductas
expresivas acordes con el tipo de emoción y la generación de una respuesta
subjetiva que consiste en la racionalización de la emoción y que incluye el juicio y
evaluación de la situación.[1]
Actualmente no existe acuerdo sobre la lista precisa de emociones que
experimentan las personas y otros seres vivos en general. Sin embargo es
frecuente el uso del concepto de «emociones básicas» para referirse a un
conjunto en particular de emociones que son más innatas que adquiridas, surgen
de las mismas circunstancias para todos los individuos, generan una respuesta
fisiológica específica y fácil de predecir y se expresan de formas únicas y
distintivas. Las emociones más frecuentemente consideradas en este grupo
incluyen la alegría, el asco, la tristeza, el enojo, el temor y el interés. [4] El resto de
las emociones se suele considerar como resultado de la combinación de estas
emociones básicas.[1]
En concreto hay tres características del flujo del comportamiento que se utilizan
como criterios diferenciadores:
1. Inflexibilidad adaptativa: rigidez e inflexibilidad en las estrategias de
relación con los demás; poca adaptación a las circunstancias y además
produce reajustes en el ambiente ante estímulos objetivamente neutros.
2. Estabilidad tenue: fragilidad o falta de resistencia bajo condiciones de
estrés subjetivo.
3. Círculos viciosos: patrones conductuales que generan y perpetúan las
dificultades existentes.
En cuanto a la personalidad sana se caracteriza de al siguiente forma:
1. Resistencia al estrés
2. Tolerancia a la frustración
3. Carácter autónomo
4. Competencia profesional y personal
5. Habilidad para establecer relaciones interpersonales satisfactorias.
Al hablar de salud psicológica estamos indicando que existen pocas diferencias
entre cómo uno se ve a sí mismo, cómo le gustaría ser y que exigencias sociales
cree que debe cumplir. En todo caso, el más importante indicador de alteración y
trastorno psicológico es el malestar subjetivo definido como dolor, sufrimiento,
conflicto y desmoralización.
La psicopatología, en términos generales, se ocupa del estudio de la
conducta anormal. Lo difícil viene a la hora de definir qué se entiende por
“anormal”. Sobre este asunto no puede haber unanimidad ya que coexisten
múltiples criterios de anormalidad, tales como el estadístico, el social, el subjetivo
y el biológico. La realidad es que ninguno se basta por separado, más bien se
complementan.
En resumen, los elementos que definen un comportamiento o una actividad
mental como anormales no difieren de los que definen la normalidad más
que en términos de grado, extensión y repercusiones, lo cual indica la
conveniencia de adoptar criterios dimensionales para caracterizar la
psicopatología. Existen, por tanto, grados de anomalía o alteración mental, pero
no todos implican ausencia de salud mental.
MODELOS PSICOLOGICOS
Trastorno bipolar, episodio actual maníaco sin síntomas
psicóticos
El trastorno bipolar solía conocerse como trastorno maníaco depresivo. Como el antiguo
nombre sugiere, alguien con trastorno bipolar tendrá severos cambios del estado de ánimo.
Estos cambios duran normalmente varias semanas o meses y van más allá de lo que la
mayoría de nosotros experimenta. Estos cambios son: Bajadas o depresiones Sentimientos
de depresión intensa y desesperanza Subidas o manías Sentimientos de felicidad extrema y
desesperanza Mixtos Por ejemplo, sentirse deprimido y al mismo tiempo tener la inquietud y
el exceso de actividad de una fase maníaca
Bipolar I: Ha habido al menos una “subida” o fase maníaca que ha durado más de una
semana. Algunas personas con Bipolar I tendrán solamente fases maníacas, aunque la
mayoría tendrá también periodos de depresión.
Bipolar II: Si se tiene más de una fase depresiva severa pero solamente fases maníacas
moderadas (llamadas hipomaníacas).
Ciclación rápida: Si se tienen más de cuatro fases en un periodo de doce meses. Afecta a 1
en cada 10 personas con trastorno bipolar y puede ocurrir con los tipos I y II.
Ciclotimia: Los cambios del estado de ánimo no son tan intensos como en el trastorno bipolar
completo pero pueden duran más. La ciclotimia puede convertirse en trastorno bipolar
completo.
• Como el trastorno bipolar tiende a aparecer en determinadas familias, los factores genéticos
tienen más importancia que la educación.
• Puede que haya un trastorno físico en los sistemas cerebrales que controlan el estado de
ánimo‐ esto explica que a menudo el trastorno bipolar pueda controlarse con medicación.
Depresión: El sentimiento de depresión es algo que todos vivimos de vez en cuando. Incluso
nos puede ayudar a reconocer y tratar de resolver problemas en nuestras vidas pero en la
depresión clínica o en el trastorno bipolar el sentimiento de depresión es peor, continúa
durante más tiempo y hace que sea difícil o imposible afrontar el día a día.
Cambios Emocionales
• Perdida de interés.
• Inquietud y nerviosismo.
• Ideas de suicidio.
Cambios en el Pensamiento
Cambios Físicos
• Estreñimiento.
Cambios en el Comportamiento
• Llorar mucho ‐ o sentir que se quiere llorar pero sin poder hacerlo.
Manía
Como la depresión, puede hacer difícil o imposible afrontar el día a día de manera efectiva.
Una fase maniaca puede afectar tanto a las relaciones personales como a la vida profesional.
Cambios Emocionales
Cambios en el Pensamiento
• Estar lleno de ideas nuevas y emocionantes
Cambios Físicos
Cambios en el Comportamiento
• Hablar con rapidez (a otras personas les cuesta entender de qué se está
hablando).
• Derrochar dinero.
Si uno se encuentra en medio de una fase maníaca por primera vez, puede ser que no se dé
cuenta de que algo va mal‐ aunque sí lo hagan amigos, familiares y compañeros. La persona
se puede sentir ofendida si alguien intenta hacérselo notar. Gradualmente se pierde contacto
con asuntos cotidianos y con los sentimientos de los demás.
Síntomas psicóticos
psicóticos”.
• En fases maníacas, los síntomas tienden a ser ideas grandiosas sobre uno mismo, que se
tiene una misión importante que cumplir o que se poseen poderes y aptitudes especiales.
• En fases depresivas, se puede sentir que uno es excepcionalmente culpable, que es peor
que nadie, o incluso que ha dejado de existir.
se oyen, huelen, sienten o ven cosas pero no hay nada o nadie para justificarlo).
Tratamientos
Hay cosas que uno puede intentar para evitar que sus cambios de estado de ánimo se
conviertan en episodios completos de manía o depresión. Los mencionaremos más abajo,
pero a menudo la medicación todavía es necesaria para: mantener el estado de ánimo
estable (profilaxis) y tratar una fase maníaca o depresiva.
Las personas con esta patología suelen parecer extraños o peculiares, y suelen mostrarse
distantes e indiferentes ante las relaciones sociales.
A diferencia de las personas que sufren trastornos de ansiedad, que saben que tienen un
problema pero son incapaces de controlarlo, las personas con trastornos de personalidad
generalmente no son conscientes del problema que sufren y suelen pensar que no tienen
ningún problema. Como no saben que tienen un trastorno, no suelen ir en busca de ayuda
para tratarlo.
Otros rasgos comunes de las personas con este trastorno son los siguientes:
No desean ni disfrutan las relaciones cercanas, incluso con los miembros de la familia
Se sabe poco de las causas del Trastorno Esquizoide de la Personalidad, pero parece ser
que tanto factores genéticos como ambientales juegan un papel importante este trastorno.
Ambiente y genética
Por un lado, muchos profesionales de la salud mental especulan que la ausencia de cariño y
afecto por parte de los progenitores durante la infancia contribuye al desarrollo de la
patología, pero la alta presencia del trastorno en familias con algún miembro que sufre
esquizofrenia sugiere que puede tener factor hereditario remarcable.
Como se ha comentado, las personas que sufren este trastorno raramente buscan ayuda de
un profesional. Además, el tratamiento supone un reto para el psicoterapeuta debido a la
dificultad de entablar relaciones por parte del paciente. Esto suele solucionarse cuando el
terapeuta muestra cierta distancia con éste.
Puesto que a estos individuos les cuesta aprender las pautas sociales de manera rápida, es
necesario que aprendan habilidades sociales concretas, por ejemplo, explicándole algunos
comportamientos que podrían ser vistos como rudos o groseros. El psicoterapeuta puede
influir de manera que el paciente aprenda cómo distorsiona sus pensamientos o
percepciones, además de reeducarle de manera que adquiera maneras más adaptativas de
responder y de relacionarse.
Si el trastorno es de tipo leve o moderado, podría mejorar de manera rápida. Sin embargo,
en los casos más delicados y graves, el paciente podría tener una mayor dificultad para
trabajar y vivir de manera independiente. El tratamiento se centra en la mejora de habilidades
de afrontamiento, así como la mejora de la interacción social, la comunicación, y la
autoestima.
Sintomas:
Tipos de TOC[editar]
Dentro del TOC se pueden diferenciar los tipos más comunes: 25
Ordenadores: son personas que exigen que las cosas que les rodean
estén dispuestas de acuerdo con determinadas pautas rígidas, incluyendo
distribuciones simétricas.25
Otros: adictos al trabajo (trabajólico), ludópatas
Varias teorías sugieren una base biológica para el trastorno, y actualmente una
serie de estudios está explorando esta posibilidad. La Tomografía de Emisión
Transaxial de Positrón (TETP) y otras técnicas de representación del cerebro
han sugerido que pueden existir algunas anormalidades en el lóbulo frontal y
en los ganglios basales que influyen en los síntomas del TOC. Meta-análisis
recientes de los estudios de voxel-based morphometry que comparan
personas con TOC y controles sanos han encontrado que las personas con
TOC presentan un aumento bilateral del volumen de sustancia gris en los
núcleos lenticulares, extendiéndose a los núcleos caudados, mientras que una
disminución del volumen de materia gris en los giros frontal medial
dorsal/cingulado anterior bilaterales Esto contrasta con los hallazgos en
personas con otros trastornos de ansiedad, que presentan una disminución (en
vez de aumento) bilateral del volumen de sustancia gris en los núcleos
lenticulares/caudados, mientras que también una disminución del volumen de
materia gris en los giros frontal medial dorsal/cingulado anterior bilaterales.62
Últimos estudios revelan que, aunque el nivel de serotonina sea mayor en los
varones, no es reflejado en el TOC ya que la incidencia de este trastorno no se ha
analizado correctamente bajo las bases del IIS.
Psicofármacos
Los psicofármacos de segunda generación, que son los más utilizados hoy en día,
se llaman Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina (ISRS). Algunos
de ellos son fluoxetina, fluvoxaminay paroxetina. Otro que ha sido estudiado en
pruebas clínicas controladas es sertralina.
Por ejemplo, un paciente que se lava las manos compulsivamente puede ser
alentado a tocar un objeto que cree está contaminado y luego la persona es
instada a evitar lavarse durante varias horas hasta que la ansiedad provocada se
haya reducido en gran parte (la ansiedad baja con el paso del tiempo, aunque el
paciente crea lo contrario). El tratamiento se empieza por una compulsión que
provoque poca ansiedad en el paciente, y una vez superada esta, se pasa a la
siguiente, y así paso por paso, guiado por la habilidad del paciente a tolerar
ansiedad y controlar los rituales. A medida que progresa el tratamiento, la mayoría
de los pacientes gradualmente sienten menos ansiedad causada por los
pensamientos obsesivos y pueden resistir los impulsos compulsivos.
Los estudios realizados y la práctica diaria demuestran que la EPR es una terapia
muy exitosa para la mayoría de los pacientes que la completan. Para que el
tratamiento sea exitoso, es importante que el terapeuta esté totalmente capacitado
para dirigir este tipo específico de terapia. También es útil que el paciente esté
muy motivado y tenga una actitud positiva y determinada.
Los efectos positivos de la EPR perduran una vez que el tratamiento ha terminado.
Un estudio realizado en 1996 indicó que de más de 300 pacientes con TOC que
fueron tratados con EPR, un 76 % todavía mostraba un aligeramiento significativo
en el lapso comprendido entre los 3 meses y los 6 años posteriores al tratamiento
(Foa y Kozak, 1996). Otro estudio encontró que el incorporar componentes de
prevención de recaída en el programa de tratamiento, junto con sesiones de
seguimiento después de terapia intensiva, contribuye al mantenimiento de la
mejoría (Hiss, Foa y Kozak, 1994).
Psicoterapia cognitiva
Las obsesiones son pensamientos, fantasías o impulsos intrusivos que tienen que
ver con estar en peligro o ser agresivo. Otras veces son sensaciones de que algo
«malo» va a pasar o de que el malestar no se acabará nunca. En cualquier caso,
cuando aparecen en la mente, el paciente trata de darles una explicación, de
evitarlas o de anularlas siguiendo algún procedimiento que le calme (lo que
llamamos compulsiones).
El abordaje psicoanalítico es una de las opciones que existen para tratar el TOC.
Para esta clase de terapia, el énfasis está puesto en indagar el origen de las ideas
obsesivas y las repeticiones compulsivas por medio de las asociaciones propias
del paciente, para luego interpretar los mecanismos psíquicos inconscientes que
están involucrados en la formación de los síntomas, las ideas obsesivas y las
repeticiones compulsivas.
CASOS DE PSICOPATOLOGIAS:
Caso 1
Motivo de consulta : Fue llevada al hospital por su marido porque estaba muy
excitada y verborrágica. Después de discutir con su esposo cuatro días antes, se
fue de su casa enojada a la mezquita donde permaneció rezando toda la noche.
Cuando regresó a la mañana siguiente su esposo estaba enojado con ella y le dijo
que si quería pasar toda la noche en la mezquita podía irse a vivir allí. Se fue a la
casa de su mamá donde se perturbó más y más. Estaba muy excitaba, no podía
dormir, hablaba casi incesantemente y se negaba a comer. Rezaba
fervientemente pero mezclaba palabras, aparentemente sin darse cuenta. Su
interminable conversación era especialmente sobre religión y la interrumpía sólo
para cantar plegarias en las que acusaba a numerosas personas de pecar y les
ordenaba rezar. Su madre llamó al marido y le dijo que él era responsable de ella.
Como la paciente se negó a ser tratada, su esposo la trajo al hospital por la fuerza.
Al ser internada, la paciente hacía dos días que estaba irritable, con humor
expansivo y marcada verborragia, hiperactividad, insomnio y aparente
grandiosidad aunque no de carácter delirante. No se observaban síntomas
psicóticos. No había signos de etiología orgánica ni, en particular, de
hipertiroidismo. No se sospechó consumo de sustancias psicoactivas. El episodio,
por lo tanto, coincide con los criterios sintomatológicos de manía sin síntomas
psicóticos, y su gravedad avala este diagnóstico, aún si su duración fuera menor
de una semana, porque se necesitó una internación y aplicación de antidepresivos
con seguimiento de terapia psicología sistemica. También hubo otro episodio
afectivo en el pasado, depresión leve a moderada.
Caso 2
Tratamiento:
Caso 3
https://www.apalweb.org/docs/cie10c.pdf
(https://books.google.com.mx/books?
id=GL39_Yi_HQEC&printsec=frontcover&hl=es&redir_esc=y#v=onepage&q&f=fals
e)
Díaz Méndez, Darío; Latorre Postigo, José Miguel, eds. (2015). Psicología médica
(1.ª edición). Barcelona, España: Elsevier España, S.L. p. 421. ISBN 978-84-9022-
481-6.