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Como agua para chocolate

Novela por entregas

CAPÍTULO EXTRA

Diciembre

PASTA ALFREDO
CON POLLO PICANTE
INGREDIENES:

250 Gramos de pasta tipo


fetuccini
180 Mililitros de crema de
leche
2 Cabezas de ajo
80 Mililitros de vino al
gusto
100 Gramos de queso
mozarela
2 Pechugas de pollo,
cortadas en fajitas
30 Gramos de chile
pulverizado
Pimienta al gusto
Manera de hacerse:

En una cacerola con agua, verter los doscientos cincuenta


gramos de pasta, agregar sal y pimienta, dejarla hervir y retirarla dos
minutos después de hervida, acto seguido preparar la salsa en una
olla plana, verter la crema de leche y agregar, el pollo, ya cocido a la
plancha, el vino, los ajos en pequeños cuadros, el queso mozzarella
y el vino.
Juan quiso preparar la mejor receta navideña de su vida, en la cual
todos sus comensales y familiares se sintieran a gusto con el gran
plato que sería servido en el día de año nuevo, al verter el vino y
mezclarlo con la salsa se percató del exquisito sabor que provenía de
aquella sartén, extrañamente, sus fosas nasales percibieron el olor
del vino y eso lo llevo a servirse una copa; Juan no estaba solo, se
veía bien acompañado por su madre y su nana, la gran copa que
sirvió, fue fuente de alegría para todos en la cocina, esta estaba llena
de gozo y amor. El ambiente, el buen vino, y las ganas de poder
probar el plato especial que se estaba preparando, llenaron cada vez
más la copa de vino, esta vez no solo llenada por el buen vino que
era utilizado para el plato, esta contenía, muchos de los sentimientos
más preciados por el ser humano; la copa desbocaba, de su
contenido tan gigantesco,

tanto así que inundo la cocina con su contenido, se inundó tanto


así, que el perro salió nadando de allí, nana y madre podían nadar en
él, y Juan disfrutaba de su estadía, en lo alto del mesón, poco a poco,
mientras la salsa se cocía a fuego lento, y el Fetuccini, absorbía el
sabor del ajo la pimienta, y claro está, del buen vino los trozos de
pollo flotaban, en esta deliciosa mezcla de condimentos. Llegando
así al punto máximo de jugosidad.
Entre este intervalo de tiempo, el padre de Juan, divagaba por las
calles de Villavicencio, hermosa tierra llanera, en búsqueda del
regalo que le tenía preparado a toda la familia, Víctor, hombre de
edad, buscaba lo que ya había encontrado, aunque aún hacía falta el
final, lo más importante para realmente llegar a encontrar todo lo
que él deseaba, y se había puesto su esfuerzo durante años y años.
En el centro de Villavicencio un gran alboroto se construyó a causa
de la llegada de año nuevo, Víctor se encontraba en grandes apuros,
ya que tenía en sus manos lo que sería la alegría, o desgracia para la
familia entera, podría ser que solo él lo deseará, ¿o será un deseo
compartido?, la verdad era incierta aún, le faltaban unos veinte
minutos para llegar a su hogar, y unos cincuenta minutos para que el
año culminara, y la última luna del año fuera vista.
Conduciendo hacía su casa, Víctor escuchaba una de sus canciones
favoritas, la flaca, canción compuesta por jarabe de palo, una de las
mejores bandas de rock en español. Siendo casi las once y treinta de
la noche, Víctor, felizmente y muy eufórico, gracias a la genial
canción que estaba escuchando llega a la casa, aunque a causa de su
edad, y otros problemas respiratorios muy cansado, llega con las
más sinceras intenciones, de darle una gran sorpresa a toda su
familia. Al entrar por la puerta principal, se da cuenta del gran
espectáculo que

acontece en su hogar, ya que es imposibilitada la entrada por una


gran cantidad de líquido que desborda por ahí, es tomado por
sorpresa, y es llevado al extremo de nadar con mucho fervor, para
poder llegar hasta la cocina, donde el show principal estaba tomando
parte, los ingredientes del plato y la cocina entera, incluyendo a
Juan, su madre y su nana, estaban en una fiesta completamente ajena
a la cual estaba prevista para la noche, al ellos notar que la autoridad
estaba en casa decidieron parar su gran locura, y ver como estaba
papá.
Cuando Juan se acerca a su padre a abrazarlo, este lo recibe con
unas ganas increíbles, como si hace años no se vieran, Víctor, recibe
con un gran beso a su esposa y saluda con animo a la nana; al ver
que estaban en una onda completamente distinta a la que él se
imaginaba, decidió, dejar que todo se desarrollara, normalmente, y
la noticia prefirió guardársela para la cena, para poder tener un tema
de conversación y una grata alegría al momento de departir la cena
de año nuevo, una tradición muy importante en su familia.
Con el paso del tiempo la familia y los demás invitados llegaron a
departir la cena, en la pequeña pero acogedora casa de Juan, el joven
decide terminar la receta y la preparación con los últimos toques, en
este último paso, juan aún conservaba mucha alegría de lo que había
sucedido minutos atrás, así que no midió muy bien, y se le fue un
poco demás de chile en polvo, además de agregar unos cuantos
mililitros de el grandioso líquido que se había esparcido por toda la
cocina.
En el momento que todos se dispusieron a departir la cena,
quedaban aún diez minutos para año nuevo, en la radio estaban
pasando las típicas canciones navideñas, entre esos los cincuenta de
Joselito, y otros grandes éxitos, muy navideños. Se acomodó la
mesa, todos se sentaron, el padre de Juan estaba muy excitado por la
idea de

entregar por fin sus buenas nuevas; todos estaban maravillados por
el olor tan pero tan especial que salía de la pasta, era un olor que
llenaba los pulmones de alegría y los despedía con gozo, antes de
proceder a la cena, más específicamente cinco minutos antes de año
nuevo, Víctor estaba, muy decidido ya a anunciar lo que tanto estaba
esperando, como en cualquier momento, Víctor, estaba muy
eufórico, sus manos le temblaban y el corazón le latía tan fuerte, que
todos en el comedor pudieron oírlo por unos cuantos segundo; en la
radio se anunciaba ya el minuto para año nuevo, Víctor siempre tuvo
la buena costumbre de ser muy preciso con sus tiempos, y esta no
iba a ser una ocasión en donde se exceptuara esto, cuando empezó la
cuenta regresiva, todos estaban además de felices ansiosos por
degustar el maravilloso plato que tenían en sus narices y eso no era
lo único estaban esperando despedir el año que ya acababa. Cinco…
cuatro… tres… dos… u…, el padre de Juan alegremente, saca unas
llaves de su bolsillo, las enseña, y abre su boca, de donde salen unas
palabras que fueron música para los oídos de la familia entera, Toda
la familia se iba a mudar, era un hecho, después de años de ahorrar y
ahorrar, por fin, iban a tener un lugar más grande donde hospedarse,
y conseguirían así reunir a la familia en un lugar mucho más lindo y
espacioso.
Al momento de la noticia pasar, todos se dispusieron, a probar la
merienda, el sabor corría por su paladar hasta transportarse hacia su
estómago, el único problema fue, que el picor era tan intenso, que
todos tiraron humo por sus orejas. Lo mejor de todo fue que no se
sabía por qué era realmente, la felicidad tan inmensa de toda esta
noticia, o el intenso sabor del chile molido.
FIN

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