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Bibiana Suárez Orozco

20171160013

¿CÓMO CONCIBE KANT LA BUENA VOLUNTAD?

Al margen de las acciones que en apariencia son buenas por sí mismas, conviene distinguir
la finalidad de estas acciones puesto que la buena voluntad no reside en demostrar la
bondad o moderación de sí mismo sino en el acatamiento del deber por el deber mismo. De
esta manera, es conveniente distinguir la manera en que el sujeto acata ciertas prácticas
bajo la finalidad de ser considerado un héroe y no por la carga moral que debería contener
la acción en sí.

El filósofo alemán, alude al elemento de la buena voluntad para demostrar que todas
aquellas cualidades que incluso él mismo considera totalmente adecuadas al espíritu pueden
verse totalmente opacadas si solamente son encaminadas por un sujeto cuyo carácter sea
provechoso y mal intencionado; así, no habría una utilidad de la caridad en sí misma si el
individuo emplea una solidaridad postiza que solo le garantiza a sí mismo un beneficio que
vendría siendo una reputación de filántropo y además una disminución de impuestos si éste
provee bienes materiales que le conviene cuidar.

Con todo y lo anterior, las acciones realizadas por el deber en sí mismo y no conforme al
deber, son las que están contenidas tanto lo moral como en la buena voluntad; puesto que el
acto que en apariencia sea voluntario como por ejemplo el de crear una fundación o un
espacio cultural para el fomento del bien común y de la cultura, no es propio de la buena
voluntad ya que si bien evidencia un intento de altruismo es menester destacar el trasfondo
de la acción misma y percatarse sobre la inclinación egoísta detrás que no promueve un
acto meramente moral.

Bajo ese mismo orden de ideas, para ejercer un acto propio de la buena voluntad, Kant
promueve el incentivo de la razón como único motivo de encaminar las acciones al deber
en sí. Puesto que la razón al no buscar la satisfacción de las necesidades propias y con ello
la felicidad póstuma, se apropia de la buena voluntad como fin para que el verdadero ser
racional realice una dialéctica entre sus satisfacciones conseguidas por el mismo instinto, y
las acciones que -además de ser respetadas en sí mismas-, buscan la templanza del carácter
en un hombre cuyos ideales no sean ser considerado por los demás de una manera u otra
sino que antes promueva el cultivo de sí como un ser que juzga desde lo práctico y no se
deja gobernar desde las pasiones.

Así y todo, la buena voluntad reside en aquel que conozca las implicaciones de las
inclinaciones y con ellas, la fuerza mismas y pueda dominarlas para vivir por el deber mas
no conforme al deber, puesto que si vive de esta última modalidad, solamente acata un
orden social mas no representa y un dominio total de sí como si sería el caso de un sujeto
que pese a carecer del gusto por la vida, mantiene su vida a salvo, puesto que es el respeto a
la vida el que prevalece sobre un deseo egoísta.

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