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Miguel Rosell Carrillo

By
CentroCristianodeApologéticaBíblica 2020
TEMAS ESCATOLÓGICOS REVELADORES
Por Ps. Miguel Rosell Carrillo

Contenido

 Sobre La Generación Que Vea Establecerse El Reino Milenial


 La Cuarta Bestia, Los Diez Cuernos Y El Onceavo
 ¿Contamos A Partir Del Nacimiento De Cristo, O Más Bien A Partir De La
Cruz?
 La Iglesia Y El Anticristo No Podrían Coexistir En Este Planeta
 El Israel Del Sinaí Y La Iglesia De Hoy
 Con Los Bolsillos Vacíos
 El Arrebatamiento De La Iglesia Es Previo Al Día Del Señor
 Pablo Profetiza En Relación A Los Gentiles Del Último Tiempo
 ¿A Quiénes Viene A Buscar El Señor Jesucristo?
 Doctrina Del Arrebatamiento De La Iglesia
 El Amilenialismo, El Que Hace De La Iglesia Un Reino Sin El Rey Presente,
Y Le Niega A Israel Su Razón Divina De Ser
 Las Setenta Semanas De Daniel
 La Iglesia Lo Es Porque En Ella Mora El Espíritu Santo
 La Parábola De Las Diez Vírgenes
 ¿Mejorarán Las Cosas En Este Mundo?
 ¿Qué Espera En Realidad El Señor De Su Iglesia En Estos Últimos Días?”
SOBRE LA GENERACIÓN QUE VEA ESTABLECERSE
EL REINO MILENIAL
Por Ps. Miguel Rosell Carrillo

(Lucas 21: 25-32) "Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y
en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las
olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que
sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.
Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.
Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza,
porque vuestra redención está cerca. También les dijo una parábola: Mirad la higuera
y todos los árboles. Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el
verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas,
sabed que está cerca el reino de Dios. DE CIERTO OS DIGO, QUE NO PASARÁ
ESTA GENERACIÓN HASTA QUE TODO ESTO ACONTEZCA".
El Señor Jesús, se dirigía a los judíos, no a la iglesia (que todavía no existía como
tal), y se refiere aquí, hablando a sus discípulos, a los judíos que vivirán en el tiempo
aún futuro de la Gran Tribulación.

Al respecto, les da a conocer una parábola, es decir, un ejemplo, un ejemplo que


nos da la naturaleza: "Mirad la higuera y todos los árboles…" (V. 29). Después de
un largo invierno, los árboles en la primavera empiezan a brotar de nuevo, y por
tanto, es señal que el verano se aproxima. Esto es sólo lo que es, una manera de
hacer entender lo que a continuación les dice: "Así también vosotros, cuando veáis
que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios" (V. 31)
¿A qué cosas se refiere? Obviamente a las que acaba de comentar y que hemos
leído arriba; las propias del final de la Gran Tribulación que han de venir sobre esta
tierra (Vv. 25, 26).

Cuando esas cosas aludidas (que jamás han ocurrido tal y como ocurrirán en ese
tiempo), empiecen a ocurrir, será como los árboles que empiezan a brotar en
primavera anunciado la pronta aparición del verano; en este caso, la venida del reino
milenial, previa venida del Rey.

Apostilla diciendo que la generación que vea esas cosas ocurrir, será la que verá la
venida del Rey de reyes en gloria, y el reino establecerse en esta tierra. Ese es el
sentido de la frase:"…no pasará esta generación hasta que todo esto
acontezca".
Por otra parte, todo esto nada tiene que ver con el Arrebatamiento de la Iglesia, ni
con la Iglesia en sí, ya que ésta habrá sido arrebatada antes, justo para que todas
esas cosas citadas, y las anteriores del capítulo se puedan cumplir, siempre a partir
del cumplimiento del tiempo de los gentiles (V. 24)
Recordemos que el Señor se dirige a los judíos, no a la Iglesia en todo esto.
Seguimos.

(Lucas 21: 34-38) "Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no
se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de
repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que
habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis
tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie
delante del Hijo del Hombre. Y enseñaba de día en el templo; y de noche, saliendo,
se estaba en el monte que se llama de los Olivos. Y todo el pueblo venía a él por la
mañana, para oírle en el templo".
El arminianismo y similar se ha aprovechado de este texto para conferir miedo a sus
seguidores de que podrían "perder su salvación", si ese día les agarra de
improvisto… pero, realmente, ¿A qué, y a quién se estaba refiriendo el Señor Jesús
cuando dijo estas palabras?

Sin menoscabo del hecho de que todo hijo de Dios debe ocuparse en su salvación
con temor y temblor (Fil. 2: 12), lo que implica crecimiento en santidad experimental,
las palabras del Señor, no van dirigidas a los miembros de la Iglesia, los cuales han
sido declarados santos, y por tanto, jamás pueden ellos perder lo que Dios les ha
otorgado en Cristo en materia de salvación, sino que, como ya venimos diciendo, y
que va en el contexto de este capítulo, van dirigidas concretamente a los judíos que
vivirán después del tiempo de la Iglesia, cuando el tiempo de los gentiles se haya
cumplido (V. 24), en el tiempo de la Gran Tribulación, previo a la venida gloriosa
Suya, como hemos leído.
Es a los judíos del tiempo futuro de la Gran Tribulación, que el Señor les dice: "Velad,
pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas
cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre". La Iglesia ya hará
algunos años que habrá partido al cielo, a raíz del cumplimiento del tiempo de los
gentiles (Lc. 21: 24; Romanos 11: 25)//
...
CUANDO SE PRODUZCA LA VENIDA DE CRISTO, LA IGLESIA YA ESTARÁ EN
EL REPOSO

(Contexto: 2 Ts. 1: 6-12)


(Vv. 6-8) "Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os
atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se
manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de
fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio
de nuestro Señor Jesucristo"
En este párrafo de la Escritura, el Autor pretende que entendamos acerca de la
responsabilidad humana mediante el justo juicio de Dios. Los que atribulan, serán
atribulados, y los atribulados gozarán de reposo, todo en su debido tiempo.

Esa aludida manifestación del Señor Jesús, no se corresponde con el


Arrebatamiento de la iglesia (1 Ts. 4: 17), sino con la venida gloriosa, Su segunda
venida.
La intención del mensaje paulino aquí es en cuanto al contraste entre ser atribulados
unos y otros no, y viceversa (justos e impíos); por tanto, no es que Pablo está
diciendo - como algunos enseñan - que el Arrebatamiento de los creyentes se
efectúa en la venida gloriosa de Cristo, sino que en el momento de esa venida en
gloria, nosotros, los que hemos sido atribulados siempre en este mundo hostil y
enemigo de Dios, por generaciones, ya estaremos gozando de aquel reposo
duradero, mientras que los impíos sufrirán castigo. Eso es todo.

Nosotros creemos que el Arrebatamiento de la Iglesia (1 Ts.4: 17) se producirá antes


del tiempo de la venida del Señor en gloria, y que en ese tiempo, ya estaremos
gozando del reposo aludido.
SOLI DEO GLORIA

© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.


Diciembre 2016, revisado junio de 2019
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LA CUARTA BESTIA, LOS DIEZ CUERNOS
Y EL ONCEAVO
Por Ps. Miguel Rosell Carrillo

(Daniel 7: 7, 8) “Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la


cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes
grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y
era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos.
Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre
ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que
este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas”.

I. La cuarta bestia:
La cuarta bestia que ve Daniel, y siempre en relación a Israel, es el cuarto imperio
sobre la tierra, y se refiere a Roma.

A pesar de que el imperio romano de occidente, como tal, cayó en el 476 d.C., siguió
a través del papado hasta nuestros días. A la sazón, se ve tambalear la institución
papal, de una manera jamás conocida como todos sabemos, dando a entender que
tal institución, cabeza del catolicismo romano, puede tener sus días contados.
Siempre hemos dicho que la cuarta bestia, iba a resurgir a través de la Unión
Europea, pero la Unión Europea, lejos de ser ese gran éxito que muchos auguraban,
está en un declive espantoso. El Brexit a las puertas, y una deuda pública galopante
por parte de naciones claves, como Italia, España; la desaceleración de Alemania,
etc. Parece todo hecho exprofeso para que ese proyecto europeo fracase.

Me vienen a la cabeza las palabras de un socialista, Javier Solana, que fuera, entre
otras cosas, nada más y nada menos que, Secretario General de la OTAN (1995-
1999), Alto Representante del Consejo para la Política Exterior y de Seguridad
Común de la Unión Europea (1999-2009) y Comandante en Jefe de la EUFOR
(1999-2009). Él dijo públicamente:

"El papel de Europa es fundamental. Europa puede y debe ser, si me permiten la


expresión, una especie de laboratorio de lo que pudiera ser un SISTEMA DE
GOBIERNO MUNDIAL".
Dijo eso, "una especie de laboratorio". Curiosamente, lo ha sido, y lo está siendo, y
esto nos lleva a pensar que, efectivamente, la Unión Europea como la conocemos
al día de hoy, no será la base auténtica del levantamiento de la cuarta bestia.
Ineludiblemente, esto nos lleva a los "diez cuernos". Estos son la clave.

II. Los diez cuernos:


No podemos obviar que la Biblia nos dice que esa bestia espantosa, tiene diez
cuernos en su cabeza (Dn. 7 20).
¿Qué significan esos diez cuernos? Pues la misma Palabra nos revela qué son: "Y
los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes…" (Daniel 7:
24)
Curiosamente, existen diez casas reales en Europa; a saber:

1. España
2. Bélgica
3. Dinamarca
4. Holanda
5. Liechtenstein
6. Luxemburgo
7. Mónaco
8. Noruega
9. Reino Unido
10.Suecia

¿Serán esas casas reales los diez cuernos de la cuarta bestia? No lo podemos
afirmar, ni negar con rotundidad, pero indiscutiblemente, esos diez cuernos (el
cuerno significa poder), serán diez "reyes" que formarán la base del alzamiento del
cuerno número once, la Bestia Anticristo, en su momento.

La pregunta es, cuándo:

(Apocalipsis 17: 12) "Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, QUE AÚN NO
HAN RECIBIDO REINO; pero por una hora recibirán autoridad como reyes
juntamente con la bestia".
En el tiempo de Juan, todavía no estaban presentes esos diez cuernos como tales,
y se nos dice que recibirán el poder al final de los días, un poco antes que lo reciba
la Bestia.

Hay que entender que esos diez cuernos surgirán al final con la debida notoriedad,
por tanto, es posible que siendo esas diez casas reales los diez cuernos, no vengan
a ser tales cuernos poderosos sino hasta que venga a ser el tiempo, entendiendo
que hoy por hoy, su peso específico en la política actual no parece ser muy
grande…pero, ¿Qué ocurriría ante una debacle de la Unión Europea? ¿Podría ser
motivo, o más bien excusa, para el levantamiento de esas casas reales como aporte
de suficiente garantía de estabilidad y firmeza en la vieja Europa?

Algo así como: "Hemos probado con la democracia, y se ha probado que no


funciona. Hay grandes revueltas, desempleo, violencia en las calles, todo tipo de
inseguridad, desplome de la economía, falta de paz. Necesitamos un nuevo sistema
que nos permita recuperar la paz y la seguridad. Nosotros, los Diez, vamos a
implementar esa paz y seguridad que los ciudadanos de Europa merecen. Nosotros
tenemos la sabiduría por la que hemos permanecido por siglos, para traer un nuevo
despertar a nuestro viejo continente".
Nótese que son ellos, esa élite mundialista, los que han propiciado todos los
desastres, y la caída del sistema. Todo un teatro.
III. El cuerno once:
(Daniel 7: 8) "Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno
pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los
primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que
hablaba grandes cosas".
(Apocalipsis 17: 12, 13) "Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún
no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente
con la bestia. Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad
a la bestia"
Inmediatamente después del surgimiento de los diez cuernos, surgirá poco a poco
(para eso tendrá 3 años y medio) el cuerno once, el que llegará a ser a partir de la
Gran Tribulación, la Bestia Anticristo.

Originalmente, ese pequeño cuerno, presumiblemente, como estamos diciendo, un


rey de una de las monarquías europeas, será un tipo de Tito Flavio Vespasiano
(ver Dn. 9: 26) Este tipo de Tito, firmará un pacto de paz por siete años entre Israel
y sus enemigos (Dn. 9: 27). Esto le hará levantarse como el gran "pacificador",
teniendo el respaldo absoluto de los diez.
Seguramente, ese cuerno onceavo, el que se nos muestra como una persona:
"…este mismo cuerno tenía ojos, y boca que hablaba grandes cosas…" (Dn. 7: 20)
pertenezca originalmente a una de esas diez naciones, pero que luego se
"emancipe" para ocupar su lugar entre los diez, siendo el número once.

Puede ser que uno de esos cuernos, de los tres que caerán (Dn. 7:20), sea el original
suyo, su nación de origen. Sería de esperar, ya que empieza siendo un "cuerno
pequeño" (Dn. 7: 8), lo cual nos hablaría de debilidad en su surgimiento, hasta que
crece por encima del resto de los cuernos.
En mi opinión, la actual Unión Europea va a caer, por las razones descritas arriba.
Sólo que eso ocurra, el anuncio de un nuevo "orden" para Europa se hará público.
En ese contexto se anunciarán los "DIEZ", los que se presentarán para restablecer
el orden, la "paz y la seguridad" en el viejo continente.
Las gentes clamarán por un libertador, por alguien que traiga paz y seguridad; lo
tendrán, pero resultará ser un fraude. Será el hijo de perdición, el inicuo, el falso
príncipe de paz (2 Ts. 2 ss)

(2 Tesalonicenses 2: 8-12) "Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor


matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo
cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios
mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no
recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder
engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que
no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia".
Para meditar.

SOLI DEO GLORIA

© Ps. Miguel Rosell Carrillo


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Mayo 2019
¿CONTAMOS A PARTIR DEL NACIMIENTO DE
CRISTO, O MÁS BIEN A PARTIR DE LA CRUZ?
Por Ps. Miguel Rosell Carrillo

Parte de lo que voy a escribir es doctrina, y otra es simple opinión. No significa que
estoy afirmando nada al poner algunas fechas, simplemente aporto esa posibilidad.
Nada más.

I. Los dos mil años profetizados:


Centrémonos en el profeta Oseas, y leamos:

(Oseas 6:2-3) “Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y
nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará,
y viviremos delante de él. Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová;
como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la
lluvia tardía y temprana a la tierra”.
Según esta profecía concerniente a los judíos, después de dos mil años (dos días),
Israel volverá vivir (Ez. 37, valle de los huesos secos), y en ese tercer día, es decir,
el Milenio, Israel vivirá delante de Él.
(Salmos 90: 4) “Porque mil años delante de tus ojos son como el día de ayer…”
(2 Pedro 3:8) “Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es
como mil años, y mil años como un día”
Este es un dato claro. Dios apartó Sus ojos de Israel, al Israel rechazar al Mesías, y
la Palabra nos dice que lo hace por 2.000 años, que son esos dos días proféticos de
Oseas.

Además, esos dos mil años se corresponden con el tiempo de la Iglesia en esta
tierra.

¿Nacimiento, o muerte?

Siempre hemos pensado que esos 2.000 años, empiezan con el nacimiento de
Jesús, pero ¿Es así?, no, no es así. No, porque Israel rechazó al Mesías al cabo de
Su ministerio, en aquel Domingo glorioso de su entrada en Jerusalén montado sobre
aquel pollino.

“Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:
Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre una asna,
sobre un pollino, hijo de animal de carga” (Mateo 21: 4,5) Ver Mateo 21: 1-11
Por tanto, necesariamente los 2.000 años aludidos deberán empezar aquel día,
cuando Jesús seguidamente lloró sobre Jerusalén, y exclamó: “He aquí, vuestra
casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis, hasta que llegue el
tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor” (Lc.13: 35)
También vemos que el trato de Dios hacia Israel a través de las setenta semanas de
años de Daniel 9, se interrumpen abruptamente con la muerte del Mesías: “…Y
después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías,…” (Daniel 9:
26), y vemos que hay un enorme salto en el tiempo hasta el siguiente versículo (27)
El año de Su crucifixión, fue el año 30 d.C., según muchos eruditos (otros dicen año
33), pero vamos a pensar que fue el año 30.
Cabe señalar que a las pocas semanas, surgía la iglesia en la Fiesta de Pentecostés
(Hechos 2).

Los dos mil años de apartamiento de Israel deberían concluir entonces hacia el 2030
(años solares).

La última semana de años (siete años)

(Daniel 9: 27) “Y por una semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la
semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las
abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está
determinado se derrame sobre el desolador”
Sabiendo que Dios dispone de una semana de años, es decir, siete años, para
acabar tratar con Israel (ver Daniel 9: 20-27), estos siete años deberían comenzar
en el 2023, eso nos lleva a pensar que hacia el año 2023 debería producirse el
Arrebatamiento de la Iglesia, año más, año menos, y no más tarde. Veremos si es
así.
En el día de hoy, y viendo como los acontecimientos se producen, perfectamente
podría ser de este modo. Esta sociedad cada vez más convulsa, está muy cerca de
experimentar una crisis económica sin precedentes, con la violencia que seguro
generará, caos, desesperación, etc. Todo pensado y llevado a cabo para que las
gentes impías clamen por un salvador, este será la Bestia Anticristo:

“y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia,


diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?” (Ap. 13: 4)
El falso príncipe de paz deberá surgir como consecuencia del apartamiento del
Espíritu Santo que está en la Iglesia, y por el cual la Iglesia es y existe (Hch. 2: 1-
4; 2 Ts. 2: 6-8)
Por tanto, en mi opinión, a partir de estos momentos, y seguramente calculando
sobre el año 2020 en adelante, se producirá ese caos aludido, principiando en
Europa, que desembocaría en el surgimiento del hombre de pecado, el Anticristo.

Todo ello concuerda con el espacio de dos mil años ya comentado.


La otra posibilidad (y siempre dentro de lo opinable), es que los últimos siete años
(Dn. 9: 27) empiecen al cabo de los 2.000 años de apartamiento, lo cual significaría
que nos iríamos al 2037, pero yo entiendo que esos siete años se circunscriben en
los 2.000, para luego entrar en el Milenio, tal y como lo dice Oseas.
Sea como sea, entendamos que las cosas en este mundo van a ir a peor cada vez,
y que nuestra esperanza y ciudadanía está en los cielos, de donde también
esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo (Fil. 3: 20)
SOLI DEO GLORIA

© Ps. Miguel Rosell Carrillo


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Mayo 2019
LA IGLESIA Y EL ANTICRISTO NO PODRÍAN
COEXISTIR EN ESTE PLANETA
Por Ps. Miguel Rosell Carrillo

(Hechos 1: 8) “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el


Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria,
y hasta lo último de la tierra”
La iglesia fue constituida por Cristo, entre otras cosas, para ser testigo de Él. Para
eso los ciento veinte discípulos (Hchs. 1: 13-15) tuvieron que esperar en el aposento
alto en Jerusalén hasta que llegaran a ser “bautizados con el Espíritu Santo” y
fueran “todos llenos del Espíritu Santo”, cosa que nunca antes había ocurrido, y que
fue respuesta a lo que antes, en su cuerpo mortal, Cristo les había prometido:
“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera,
el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” (Juan 16: 7)
Por tanto, dos cosas apreciamos con claridad aquí:
La iglesia, conforme a la promesa de Cristo de llegar a ser (Mt. 16: 18), nació ese
día de la fiesta de Pentecostés, al recibir los discípulos el bautismo y la llenura del
Espíritu.
Antes de eso, los discípulos debían esperar, quietos, para que una vez fueran
investidos de poder de lo alto, ir a ser testigos de Cristo.

La iglesia está en este mundo para que en el Espíritu manifestado en poder que vino
en el día de Pentecostés de Hechos 2, ser testigo de Cristo “hasta lo último de la
tierra”.
El hecho de ser testigo “hasta lo último de la tierra”, sugiere con claridad un fin de la
actividad apostólica (evangelizadora) de la iglesia, cuando el Evangelio haya llegado
hasta el último lugar de este planeta, en una conclusión de espacio y tiempo (Ro.
11:25b)
Cuando el último miembro del cuerpo de Cristo sea una realidad, y
consecuentemente tal cuerpo quede completo, será ese momento. Eso sólo Dios lo
sabe.

Si la iglesia tuvo un comienzo (que lo tuvo), para cumplir con su misión, obviamente
deberá tener un fin.

La iglesia llegó a ser, porque no sólo sus miembros eran creyentes en el Mesías,
sino porque fueron bautizados y llenos del Espíritu, esto último es la característica
principal que la diferencia de los justos del AT.

La Iglesia y el Anticristo no pueden coexistir en este planeta:

Entrados en intentar entender los entresijos del final de los tiempos respecto a la
iglesia, y el que se levantará en este mundo antes de la venida gloriosa de Cristo,
vemos algo muy interesante en 2 Ts. 2: 7-9;
“Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente
lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. 8 Y entonces se
manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y
destruirá con el resplandor de su venida; 9 inicuo cuyo advenimiento es por obra de
Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos,
El misterio de la iniquidad, la obra de Satanás cuyo fin es el colocar a su hijo de
perdición como cabeza en este mundo, como dios de este mundo, se ha ido
gestando poco a poco, y tendrá su cénit con su surgimiento, no obstante, eso no
puede de ninguna de las maneras ocurrir, mientras la Iglesia, como tal, esté en la
tierra. Lo entendemos así por lo que dice la Escritura, y hemos leído, y analizaremos.

El Espíritu Santo, el mismo que vino para levantar la iglesia en Hechos 2, ha ido
deteniendo o frenando el avance de la acción del misterio de la iniquidad (el cual
opera, entre otras maneras, desde las regiones superiores, aéreas, donde se hallan
las “huestes espirituales de maldad” (Ef. 6: 12). La culminación de dicho misterio, es
la proclamación de la Bestia Anticristo (Ap. 13)
“…hasta que él a su vez sea quitado de en medio”: Enfáticamente vemos que el
Espíritu Santo, será quitado de en medio, de manera que, en un momento dado, ese
Anticristo se pueda manifestar, ya que entonces no será frenado por el poder de
Dios.
Ahora bien, si la iglesia lo es, porque un día vino a ser como tal (Hechos 2), porque
el Espíritu mora en cada miembro (Juan 14: 17b), pero llegará el día en que ese
hecho dejará de ser, como hemos leído, es obvio entonces que la iglesia habrá
terminado su cometido, lo cual nos lleva a la conclusión siguiente: así como la iglesia
vino a ser, dejará de ser en este mundo. Esto nos habla del arrebatamiento
pretribulacional (ver 1 Ts. 4: 13-18; 1 Co. 15: 50-52)
La iglesia transformada, ascenderá a los cielos a recibir al Señor en el aire, con el
Espíritu, en Su manifestación de poder.

La iglesia empezó a ser como tal justo en la fiesta de Pentecostés:

Sólo a modo de pensamiento, y sin llegar a ninguna conclusión de suficiente peso,


me gustaría aquí comentar lo siguiente. Es un hecho evidente que la iglesia nació
en la fiesta de Pentecostés, siendo de ese modo, ¿Podríamos esperar que el
arrebatamiento se produzca en el día de cumplimiento de otra fiesta?
Insisto, es sólo algo a considerar. La iglesia no está sujeta a las fiestas judías, pero
también es cierto que las siete fiestas dadas a Israel, tienen su cumplimiento en el
Mesías, en Cristo. Todas se cumplen, y se han de cumplir en Jesús.

Sólo hay tres fiestas, a la sazón, que todavía no se han cumplido en el Mesías, y se
tendrán que cumplir, a saber: la fiesta de las trompetas (Yom Terúah o Rosh
HaShaná), Expiación (Yom Kippur), y la de Tabernáculos.

Sabemos que Tabernáculos se cumplirá cuando el Señor regrese en gloria y resida


en este mundo estableciendo su reino en él, pero no sabemos donde encajar la fiesta
de las trompetas al respecto.

Lanzo la pregunta, ¿Podría ser que el arrebatamiento se realice el día de las


Trompetas? Podría ser. Es interesante que Pablo nos habla de “trompetas”: “en un
momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la
trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos
transformados” (1 Co. 15: 52)
Habla de toques de trompeta, y justamente esa fiesta en cuestión, empieza con la
luna nueva del mes de Tishri (Septiembre/Octubre) con toques de trompeta, y con
un toque largo final de trompeta.

Si la iglesia nació como tal en una de las siete fiestas del Señor, en Pentecostés,
¿Sería muy extraño que fuera levantada a recibir al Señor en el aire en otra fiesta,
una que no ha tenido cumplimiento todavía, y que fuera el propósito mesiánico de la
misma?

No llegamos a conclusiones. Entiendo que las profecías se entienden a cabalidad


cuando se cumplen. Veremos pues.

SOLI DEO GLORIA

© Miguel Rosell Carrillo, Pastor de Centro Rey, Madrid, España.


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Abril 2019
EL ISRAEL DEL SINAÍ Y LA IGLESIA DE HOY
Por Ps. Miguel Rosell Carrillo

En Éxodo 32, leemos:

(Éxodo 32: 1-7) "Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se
acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan
delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de
Egipto, no sabemos qué le haya acontecido. Y Aarón les dijo: Apartad los zarcillos
de oro que están en las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras
hijas, y traédmelos. Entonces todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían
en sus orejas, y los trajeron a Aarón; y él los tomó de las manos de ellos, y le dio
forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, estos
son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto. Y viendo esto Aarón, edificó un
altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo: Mañana será fiesta para Jehová.
Y al día siguiente madrugaron, y ofrecieron holocaustos, y presentaron ofrendas de
paz; y se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a regocijarse. Entonces
Jehová dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de la tierra de
Egipto se ha corrompido"
Introducción

Dios había llamado a Moisés a encontrarse con Él en la cima de aquel ardiente Sinaí,
y allí estuvo a solas con Dios por muchos días para entre otras cosas, recibir la Ley,
mientras tanto, el pueblo aguardaba abajo del monte. Dios les estaba probando.

Hay un tiempo cuando parece que Dios está lejos de nosotros, es un tiempo de
buscar a Dios, de aferrarse a Él, y ese tiempo es comparable al que pasó Israel en
el Sinaí.

Moisés y Cristo

(V. 1) "Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron
entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de
nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no
sabemos qué le haya acontecido":
Moisés es un tipo de Cristo. Fue el guía y mediador entre Dios y Su pueblo durante
el devenir por el desierto, camino de la Tierra Prometida.

Dándose cuenta de que Moisés tardaba en volver de arriba, se impacientaron, y al


no tener a su guía entre ellos, acudieron a Aarón buscando una alternativa a su
creencia.

"...haznos dioses que vayan delante de nosotros...":

Buscaron un tipo de religiosidad a la cual poderse amoldar y acomodar. Una


religiosidad que les satisficiera, acallara la conciencia, y les hiciera sentirse seguros.

Hoy en día, muchos ya no creen que Cristo va a volver, o que si lo va a hacer, lo


hará después de que hayan pasado muchos, muchos años. No esperan su venida.
Por eso, han desarrollado, con la ayuda de esos maestros que actúan conforme a
sus concupiscencias (2 Ti. 4: 3), una “nueva” religiosidad presuntamente evangélica,
que también se asemeja en gran manera a la de aquel pueblo apóstata del desierto,
que buscaba el comer, beber y divertirse (Ex. 32: 6).
Un cristianismo light, de acorde al modelo hedonista de este mundo.

Así como aquéllos, a éstos les encanta vivir una vida terrenal de goces y placeres.
Buscan la misma “excelencia” que los impíos en sus metas y en sus obras, y los
mismos objetivos en la vida, con un barniz más o menos grueso de cristianismo.

Así como aquellos israelitas ya no esperaban a Moisés, éstos tampoco esperan a


Cristo. Viven el día a día, buscando como rellenar sus mentes, sus corazones de
felicidad y satisfacción en lo natural, así como sus bolsillos, a todo lo cual llaman,
estar en “bendición”, todo ello realmente como único objetivo en la vida.

Moisés en la cima del Sinaí/Cristo en el cielo

Moisés estuvo arriba en la cima del Sinaí, así como Cristo está arriba, sentado a la
diestra del Padre.

Así como aquéllos, éstos en vez de buscar las cosas que son las de arriba, donde
está Cristo sentado a la diestra de Dios (Col. 3: 1), buscan sólo las cosas que son
las de la tierra, así como aquellos apóstatas del Sinaí. Nada ha cambiado.
Aarón aquí, figura del ministro cobarde

(Vv. 2-4) "Y Aarón les dijo: Apartad los zarcillos de oro que están en las orejas de
vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos. Entonces todo
el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas, y los trajeron a Aarón;
y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un becerro
de fundición":
Aarón representó en ese pasaje la figura del ministro cobarde, que se deja doblegar
y convencer por la insistencia de las masas apóstatas, con tal de evitar la
confrontación y los problemas.
Hoy en día existen ministros así también. Prefieren agradar al pueblo y a los
consiervos, antes que agradar a Dios. Son cobardes.

Aarón pretendía excusarse ante sí mismo y ante Dios, pretendiendo – a la hora de


hacer el becerro de oro – que tal cosa iba a significar adoración al verdadero Dios.

Pero Aarón se equivocó también aquí. Dios busca el ser adorado tal y como Él
dispone, y no según la imaginación, obra o voluntad del individuo. Aarón se engañó
a sí mismo.

El becerro de oro: el dios humanista

"... y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un
becerro de fundición":
Ese becerro de oro fue el resultado de la entrega de las posesiones y trabajo
humanos para la “construcción” de un dios (el oro que poseían)

Fue el necio intento de aquellos apóstatas de fabricarse su propio dios hecho a su


modo; a su propia imagen y semejanza – es decir - como una extensión de ellos
mismos.

No se puede amar, servir y adorar a Dios a través de ninguna clase de “becerro de


oro”. No obstante, esto sigue ocurriendo hoy en día también.

Hoy en día, en lo que llamamos “pueblo evangélico”, existe demasiado “becerro de


oro”, es decir, demasiada creencia personalista, motivada por el sólo esfuerzo y
entendimiento personales, mucho de todo ello, decayendo en lo materialista y
emocionalista.

En realidad, no deja de ser una versión más de lo idolátrico.


Diferente entendimiento acerca de “dios”

(Vv. 4, 5) "Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra
de Egipto. Y viendo esto Aarón, edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón,
y dijo: Mañana será fiesta para Jehová":
Es interesante como el pueblo entendió el asunto de una manera, y Aarón de otra,
aunque el fin fue el mismo.

El pueblo dijo que ese becerro era la representación de los dioses (nótese el plural)
que sacaron a Israel de Egipto, mientras que Aarón dijo que la honra de todo ello
era para Jehová.

Unos habían apostatado del todo, y el otro se dejaba llevar.

Hoy en día ocurre igual. Aunque quizás no con tanta exageración como ocurrió con
el pueblo del Sinaí, muchos hoy en día ya no le dan la gloria a Cristo, sino que se la
dan a sí mismos, o a otros.

Dándose prisa

(V. 6) "Y al día siguiente madrugaron, y ofrecieron holocaustos, y presentaron


ofrendas de paz; y se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a regocijarse":
Se dieron prisa en empezar las “celebraciones”. Hoy en día ocurre igual, a mucho
de ese “gozo” y regocijo, le llaman avivamiento, pero no es más que una
manifestación emocional.

Cristo viene pronto

(V. 7) "Entonces Jehová dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que
sacaste de la tierra de Egipto se ha corrompido"
Creo que está ocurriendo de igual manera hoy en día. Mucho del pueblo evangélico
está muy ocupado en comer, beber y regocijarse, vivir para sí, en definitiva. Creo
que la venida del Señor está cerca.
Lejos de esperar un surgir glorioso de la Iglesia antes de la venida del Señor a por
ella, más bien parece que va a ser el asunto muy similar a como fue en el Sinaí,
cuando Dios le dijo a Moisés que descendiera pronto.

El pueblo estaba desenfrenado. Hoy el pueblo de Dios está dormido. Siempre hay
excepciones, como las hubo entonces. Es tiempo de dejar de lado las ofertas
hedonistas de esta sociedad, y buscar el agradar a Dios en nuestra cotidianidad.//

© Ps. Miguel Rosell Carrillo


www.centrorey.org
Febrero 2019
CON LOS BOLSILLOS VACÍOS
Una sociedad sin dinero en efectivo; una sociedad
bajo control
Por Ps. Miguel Rosell Carrillo

(Apocalipsis 13: 16, 17) “Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres,
libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y
que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de
la bestia, o el número de su nombre".
Desde el principio, siempre fue un enigma este pasaje de la Escritura. Nadie podía
comprender a cabalidad su significado. Hoy en día, sí.

Estos versículos nos hablan de que la segunda bestia, la que “subía de la tierra; y
tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón” (V.
11), hará que a todos los habitantes de la tierra, no importa su condición social o
económica, se les pueda colocar una “marca”.
Esta marca (Karagma en griego) es un elemento que denotará pertenencia a la
Bestia. Todos los que tengan esa “marca”, pertenecerán al Anticristo, y serán
condenados (Ap. 14: 9-11)
Esa marca, entendemos hoy, será, no sólo un distintivo o símbolo, sino que
avanzada como está la tecnología, contendrá toda la información identificativa del
sujeto que la tenga, entre otras cosas, y sólo a través de ese medio se podrá
comprar, y se podrá vender.

Es de todos sabido que el actual jefe del Vaticano, Bergoglio, apoya abiertamente la
implantación del chip, RFID, (1) (2) para el 2017. Hay que decir que, como poco,
esto implica una profanación del cuerpo, y una dependencia insana de un medio
extraño al mismo.

Veo en ello una preparación de lo que está a punto de venir.

Llegado el momento, nadie que no tenga la marca de Ap. 13, podrá comprar ni
vender; ¿cómo llegará a ser eso?
Hilvanando…
Por años se pensó que esa marca, sería un distintivo que los fieles a la Bestia
llevarían de forma visible, como lo hacían los nazis con la esvástica o cosa similar,
de manera que todos aquellos que la llevaran, tendrían permiso para comprar, o
para vender…pero eso ya quedó atrás.

La marca no será un simple distintivo identificativo visible, sino que será, entre otras
cosas, un objeto implantado necesario para efectuar transacciones comerciales; es
decir, comprar y vender.

Una vez implementado y completado el sistema imprescindible (tarjetas, móvil, y


cualquier otro medio de transacción electrónica), el dinero en efectivo (cash),
desaparecerá del todo, y entonces el mundo quedará a merced de un sistema
tiránico que ni siquiera permitirá comprar el pan diario como siempre ha sido, con
las monedas que están en nuestro bolsillo.

De ahí a la marca, sólo será cosa de coser y cantar.


Una sociedad sin dinero en efectivo
Que este mundo avanza a pasos agigantados hacia una sociedad sin dinero en
efectivo, ya hace un tiempo que es una realidad.

En España, país europeo, “En abril de 2012, el Consejo de Ministros aprobó fijar en
un máximo de 2.500 euros para los pagos en efectivo en las transacciones
comerciales en las que intervenga, al menos, un profesional o una empresa” (3).
Esa cantidad, quedará reducida a 1.000 euros solamente, a partir del 1 de enero del
año que entra (4).

Se estrecha el círculo.

En los cerca de cinco años que han transcurrido entre las dos medidas, el dinero
en circulación se ha reducido a menos de la mitad (5).
Leemos en la prensa diaria: “Triunfa el plástico. Hace ya unos meses que el pago
con tarjeta ha destronado al que era el rey de la economía real: el dinero contante y
sonante” (6)
No es necesario ser muy inteligente para entender en todo esto que la finalidad
principal de todo este asunto es el que venimos diciendo: que desaparezca “el dinero
contante y sonante”. ¿Por qué, realmente?

Sigamos.

En Suecia, uno de los países más ricos del mundo, los pagos desde teléfonos
celulares y con tarjetas de crédito están reemplazando velozmente al dinero físico.
Muchos bancos ya no aceptan dinero en efectivo, y los pagos digitales siguen
prosperando, el dinero en efectivo representa solamente el 2% de la economía
nacional. (7)

Y así podría seguir relatando.

La “marca”, sea un chip o similar, que contenga toda la información y posibilidad


contractual en el individuo, será la “solución” ante la pérdida o sustracción de las
tarjetas, los móviles, o cualquier otro elemento accesorio, y también será la trampa
mortal para los que accedan a colocársela, ya que implicará rendición y pertenencia
a la Bestia Anticristo, con todas las consecuencias.

Esto sólo se podrá hacer cuando previamente haya desaparecido todo el dinero
físico, de ahí el afán de los dirigentes en que esto suceda.

Conclusión
Cuando uno tiene su dinerito en los bolsillos, puede entrar y salir, pasear, viajar,
comprar aquí o allá, etc. y nadie le puede controlar. Es libre.

Esto se va a acabar antes de lo que pensamos.

Siendo que el dinero en metálico desaparece, no sólo se nos esfuma la privacidad y


libertad que tener el peculio en nuestro bolsillo significa, sino que, mientras
permanezcamos aquí, quedamos a merced de un sistema que a la postre será
enteramente satánico.

Sin dinero en la cartera, con los bolsillos vacíos, estamos a merced del sistema, o
más bien, de quien lo dirige.
Este mundo se está preparando para entrar bajo un CONTROL absoluto, que durará
tres años y medio exactamente, y concluirá con la venida gloriosa de Cristo. Mientras
tanto, se está “domando” a las masas con un sutil control, hasta que esté todo
dispuesto. Entonces el control será absoluto.

Sabiendo que el dinero en metálico está desapareciendo, es para mí una prueba


irrefutable de que el fin está cerca.

¿Cuánto tiempo más nos queda de estar en este mundo?, creo que muy poco. Por
ello, entiendo que para los cristianos, esto es una buena noticia.

El hecho de que el dinero desaparezca, implica que está a punto de cumplirse la


escritura que encabeza este artículo, y que por tanto, pronto iremos al encuentro con
el Señor en el aire (1 Ts. 4: 17)
Soli Deo Gloria
Notas
1. Siglas de Radio Frequency IDentification, en español identificación por
radiofrecuencia.
2. http://www.diariocristianoweb.com/2016/04/13/el-papa-francisco-apoya-
publicamente-la-implantacion-del-chip-para-2017/
3. http://www.larazon.es/economia/la-lucha-contra-el-fraude-fiscal-acorrala-al-
dinero-en-efectivo-CD14067445#.Ttt1MRqvMpF4lcL
4. Ibidem
5. Ibidem
6. http://www.larazon.es/economia/el-plastico-destrona-al-dinero-1-000-millones-
mas-cada-trimestre-FD14067424#.Ttt14GJalM1HEn0
7. https://actualidad.rt.com/actualidad/199391-rechazar-dinero-efectivo-suecia

© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.

Diciembre 2016

www.centrorey.org
EL ARREBATAMIENTO DE LA IGLESIA ES PREVIO
AL DÍA DEL SEÑOR

(2 Ts. 2: 1,2) “Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra
reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro
modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si
fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor HA LLEGADO”

1. El error que habían creído los de Tesalónica

Los tesalonicenses estaban muy perturbados porque habían esperado que el


Arrebatamiento y consecuente reunión con el Señor (1 Ts. 4:15-18), hubiera tenido
lugar antes del “día del Señor”. Creían que iban a ser llevados a la gloria del Cielo,
y no dejados en la tierra para sufrir la persecución y la ira divina, porque Pablo les
había enseñado previamente que no estarían presentes en el “día del Señor” (1 Ts.
5: 2-5; Ap.3:10).

Lo que ocurrió es que ellos se confundieron viendo la persecución que se había


desatado contra ellos, y creyeron que ya estaban justo en medio del “día del Señor”.

Ese error fue reforzado por algunos mensajes que recibieron, los cuales les
anunciaban erróneamente de que estaban en el “día del Señor”.

Insistimos en este punto. Los de Tesalónica creían, así como hay que creer, que el
Arrebatamiento es anterior a los días de juicio, de los cuales hablaré también.

2. Entendiendo sobre el modismo el “Día del Señor”

Existen diecinueve usos claros acerca del modismo “el Día del Señor” en el AT, y
cuatro en el NT (ver Hchs. 2:20; 2 Ts.2:2; 2 P. 3:10). Los profetas del AT escribieron
acerca del “Día del Señor” para describir juicios históricos próximos (Is.13:6-22; Ez.
30:2-19; Jl. 1:15; Am. 5: 18-20; Sof 1: 14-18), o juicios escatológicos y divinos lejanos
(Jl. 2:30-32; 3:14; Zac. 14:1; Mal. 4:1,5).

En seis ocasiones y más, se califica como un “día grande”, y “terrible”, y cuatro veces
como “el día de la venganza”. El NT lo llama un día de “ira”, “el día de la visitación”,
y “aquel gran día del Dios Todopoderoso” (Ap. 16:14). Así que se trata de juicios
aterradores y justos por parte de Dios (Jl. 2:30, 31; 2 Ts. 1:7-10), todos por causa y
contra la gran pecaminosidad del mundo, por el dar la espalda a los mandamientos
de Dios (anomia) (ver Mt. 24:12).
El “Día del Señor” futuro que desatará por completo la ira de Dios, tendrá lugar en
dos periodos: 1) al final de la Tribulación de siete años (Ap. 19:11-21), y 2) al final
del Milenio. Ambos “días” están separados por mil años literales, y Pedro se refiere
al final de los Mil años, en conexión con el “Día del Señor”, al final de los tiempos (2
P. 3:10; Ap. 20:7-15).

3. La apostasía

(Vv. 3-5) “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes
venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, 4 el
cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto;
tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.
5 ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?”:

Es lógico que Pablo les enseñara de este modo, me explico. El “Día del Señor” no
puede venir hasta que suceda la apostasía. De hecho, por causa de esta apostasía,
viene el juicio de Dios contra esta humanidad que ha renegado de los principios
judeo cristianos.

Siempre ha habido apostasía, pero la que va a haber cuando se todo apunte hacia
el levantamiento de la Bestia Anticristo, será atroz. En términos de lo que
comúnmente llamamos iglesia, habrá una deserción y rebelión sin precedentes en
la historia, como culmen del “misterio de la iniquidad” (V. 7). De los millones de
cristianos profesantes que existen, una enorme masa de ellos apostatarán
visiblemente, yendo en pos del Falso Profeta (Ap. 13:11), y consecuentemente
cayendo en manos de la primera bestia, llamado también el “Inicuo”. Todos ellos,
jamás nacieron de nuevo.

Cuando esto ocurra, la Iglesia verdadera no estará aquí.

(V.5) “¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?”:

Pablo les había enseñado a los de Tesalónica en numerosas ocasiones, los detalles
de los planes futuros de Dios. En este instante les recordaba las cosas que
demostraban cuán equivocados estaban los falsos maestros en cuanto al “día del
Señor”. El apóstol les había dicho antes que la aparición manifiesta del Anticristo,
antecede al “día del Señor”, y como aún no había surgido ese hombre hijo de
Satanás, era imposible que ya estuvieran en el tiempo de los juicios finales, o “día
del Señor”.

Vemos los acontecimientos hasta este punto:

No vendrá el “día del Señor” antes de la apostasía, la manifestación del “hombre de


pecado” o “hijo de perdición”, llamado también la Bestia Anticristo.
4. Lo que hace que todavía no se manifieste la Bestia (aunque queda ya poco)

(Vv.6-9) “Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo
se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay
quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y
entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su
boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por
obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos”

Los tesalonicenses sabían que era lo que detenía la aparición del hijo de perdición,
por eso Pablo no lo repite, pero, ¿podemos nosotros saberlo? Pienso que sí.

Algunos han sugerido que lo que detiene la manifestación del Inicuo son varias
cosas:

A) El gobierno de los hombres; B) la predicación del Evangelio; C) Satanás atado;


D) la Iglesia; E) los ángeles de Dios; F) el ministerio de guerra de Miguel el arcángel.
Etc.

¿Qué puede estar sujetando el poder del maligno hasta el punto descrito en la
Palabra? El mismo poder que hace que la Iglesia pueda ser Iglesia en este mundo,
cumpliéndose la premisa: “Sabemos que somos de Dios (la Iglesia), y el mundo
entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:19)

Ese poder del Espíritu Santo que descendió de los cielos en Hchs 2 y que potenció
que la Iglesia lo fuera: “…recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el
Espíritu Santo…” (Hchs.1:8). Esa manifestación poderosa del Espíritu Santo, será
de nuevo recibida en los cielos, al tiempo que la Iglesia abandona este mundo, ya
que la Iglesia no es Iglesia sin el poder del Espíritu Santo, el cual llena a todo
creyente verdadero.

Esto es lo que frena el misterio de la iniquidad (v.7), y hace que todavía no se


manifieste la apostasía como lo hará, levantándose entonces la Bestia Falso Profeta,
y la Bestia Anticristo.

Concluimos diciendo que mientras la Iglesia esté en este mundo, y como está, por
el poder del Espíritu, hace que la anomia o maldad no sea total, ¡imaginemos cuando
no esté!

SOLI DEO GLORIA

© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.


Julio 2014
www.centrorey.org
Nota: Pueden usar con libertad este estudio, sin un ánimo de lucro, y siempre
respetando su autoría.

PABLO PROFETIZA EN RELACIÓN A LOS GENTILES


DEL ÚLTIMO TIEMPO

Por Ps. Miguel Rosell Carrillo

(Romanos 11: 19-26) “Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese
injertado. Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie.
No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales,
a ti tampoco te perdonará. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad
ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces
en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. Y aun ellos, si no
permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para
volverlos a injertar. Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo
silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos,
que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo? Porque no quiero,
hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a
vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que
haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está
escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será
mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados”

Introducción

Veremos en este pequeño estudio, que el apóstol Pablo en esas palabras que dirige
a los convertidos de origen gentil en Roma, y por ende, a toda la Iglesia de origen
gentil, está de hecho profetizando sobre los últimos días de la Iglesia aquí en la
tierra.

Si leemos cuidadosamente este pasaje de arriba, nos podemos dar cuenta que de
una manera muy elegante, el apóstol declara la historia de los creyentes, no sólo
conocida en aquél tiempo, sino la que tenía que acontecer.

Definiendo quien es quien

Básicamente Pablo está diciendo que las ramas del olivo silvestre (los gentiles),
fueron injertados (contra natura, v.24) en el olivo, cuya raíz representa a Abraham,
o más bien la promesa dada por Dios a Abraham (Ro.9:7-9; Gl.3:29; 4:21-31), porque
todos los verdaderos creyentes, tanto de origen israelita como gentil, somos
descendencia espiritual de Abraham.

Así que vemos, por un lado el olivo natural (V.17), que no es Israel, ni es la Iglesia,
sino que lo podemos definir siguiendo el símil, como el árbol de la bendición divina,
el pacto de salvación que Dios estableció con Abraham (Gn.12:1-3;15: 1-21; 17:1-
27). Por otro lado, las ramas de ese olivo natural, que es Israel, y, las ramas del olivo
silvestre, que son los gentiles. Este es el cuadro.

El plan soberano de Dios

Algunas de las ramas del olivo natural debían ser desgajadas (V.17). No es que
fueron desgajadas con el fin de que las ramas del olivo silvestre fuesen injertadas,
sino porque fueron desgajadas; y dice por qué: “por su incredulidad” (V.20)

El plan de Dios es que a causa del rechazo de Israel respecto al Mesías, la fe del
Hijo de Dios fuera redirigida a aquellos que en otro tiempo estaban sin
Cristo…ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo
(Ef. 2:12); los gentiles.

En todo esto también podemos ver la soberanía de Dios en cuanto a Su elección.


Cuando las ovejas perdidas de Israel entraron todas las que eran en el conocimiento
de Cristo, Israel, ese Israel natural restante, quedó por un tiempo al margen (Mt.
23:38), y Dios empezó a obrar para justificación y salvación hacia los gentiles (cosa
impensable para la mente judía, por cierto).

Por ese mismo principio soberano, Dios por medio de Pablo ya está en estos pasajes
de Romanos 11, anunciando que el tiempo de los gentiles, el tiempo de salvación
de Dios hacia todos aquellos que no son Israel, que mayormente coincide con el
tiempo de la Iglesia, se terminará; cuando “haya entrado la plenitud de los
gentiles”(V.25b), para luego crear salvación grande y manifiesta a Israel (V.26), cuál
pueblo, Dios jamás desechó (V.1) (Nótese que Pablo en ese versículo primero del
capítulo 11, está claramente hablando de Israel, y no de la Iglesia)

Genéricamente hablando, ¿cómo es la iglesia de hoy en día?/ Sobre el fin del tiempo
de la Iglesia

La realidad factual es que genéricamente hablando, la iglesia gentil de hoy, a pesar


de que pareciera estar creciendo en número, es muy parecida a aquella iglesia de
Laodicea, tal y como la describe el mismo Señor Jesús en Apocalipsis 3. Esta es
una iglesia (se entiende lo que humanamente vemos como iglesia), que –
genéricamente hablando – “no está por la fe en pie”, y por tanto “no permanecerá en
la bondad de Dios”, y que por lo tanto será cortada (Vv.20; 22). Aquí es donde digo
que Pablo estaba profetizando, y lo hacía en relación a los días que nos toca vivir.
Todo ello ocurrirá, cuando haya entrado todo el resto de gentiles al seno eclesial, sin
que quede uno afuera, y estén todos adentro, cumpliéndose de ese modo: “hasta
que haya entrado la plenitud de los gentiles” (V.25b).

En todo ello, vemos también el cumplimiento de 2 Pr. 3: 9, “El Señor no retarda su


promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con
nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento”. En el tiempo establecido por Dios Padre, y conforme a Su
paciencia, todos y cada uno de los gentiles llamados a salvación, (también judíos),
se convertirán, y el tiempo de la iglesia se habrá terminado en este mundo.

A partir de entonces, y en el último momento antes del regreso triunfante de


Cristo “todo Israel será salvo, como está escrito…” (Vv.26, 27)

¿Predestinación divina vs. responsabilidad humana?

En estos pasajes paulinos vemos por tanto dos principios que parecen
contradecirse, pero que en realidad no. Por un lado, vemos clarísimamente la
soberanía de Dios manifestada en Su elección o predestinación, y por otro lado,
vemos sin ambages el llamamiento de Dios hacia los hombres para que se
arrepientan de sus pecados, y vivan de acorde a Sus principios, y por tanto el sentido
de la responsabilidad de los hombres. Véase:

1. Dios establece los tiempos y Su salvación, primero con Israel, luego con los
gentiles, y luego de nuevo a Israel (Soberanía divina)

2. Dios manda tanto a judíos como a gentiles que vivan vidas que le agraden (vivir
en fe y no en incredulidad; estar por la fe en pie; permanecer en la bondad de Dios;
Vv.20,22) (Responsabilidad humana)

No hay contradicción alguna. Ambas cosas son verdad, aunque nuestra mente finita
no lo pueda comprender.

De todo ello vemos que Dios anda siempre “con un paso por delante de los
hombres”.

SOLI DEO GLORIA

© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.


Noviembre 2013
www.centrorey.org
¿A QUIÉNES VIENE A BUSCAR EL SEÑOR
JESUCRISTO?
(1 Tesalonicenses 4: 16-18) “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de
arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo
resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado,
seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el
aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros
con estas palabras”.

Creo firmemente, porque así lo dice la Escritura, que el Señor Jesucristo va a volver,
no sólo en gloria poniendo Sus pies sobre el monte de los Olivos en Jerusalén (Zac.
14: 4), sino antes, desde el aire, a llevarse a su Novia, la Iglesia (1 Ts. 4: 17).

Este será para nosotros, los creyentes, un evento glorioso, en el cual se cumplirá lo
dicho por el apóstol Juan: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha
manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste,
seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Juan 3: 2)

Se manifestará nuestra salvación; es decir, se hará evidente en todos los sentidos,


cosa que de momento no es así todavía.

1. La pregunta importante

Nos hacemos una pregunta que parece de Perogrullo, pero no lo es. ¿A quién viene
Cristo a llevarse? La respuesta sin ambages, es: a los suyos; a todos aquellos que
han sido justificados por Sus méritos en la cruz:

“a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes
a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a
los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó;
y a los que justificó, a éstos también glorificó” (Romanos 8: 29, 30)

Entonces, todos a los que Cristo viene a buscar, tienen algo en común. Tienen la fe
que vence al mundo: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta
es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo,
sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” (1 Juan 5: 4, 5)

Por lo tanto, podrá entre ellos haber personas más avivadas, más santificadas, o
menos, pero independientemente de su fidelidad, y teniendo en cuenta que la
Escritura nos enseña que somos infieles por naturaleza (2 Ti. 2: 13; Ro. 7: 14, 15),
son de Cristo, porque un día nacieron de nuevo (Jn. 3: 3), y ese fue un acto de Dios,
no humano.
Todos los santos; y santo es aquel que ha nacido de Dios (Jn. 3: 3; 1 Juan 3: 9), es
parte del cuerpo de Cristo, por lo tanto, resucitará en Cristo, y si vive para ese día
glorioso para la Iglesia, será transformado (1 Co. 15: 50-52)

2. Una idea que hay que desechar

¿Por qué digo todo esto? ¿Acaso para fomentar alguna actitud laxa o algo parecido
en los cristianos? ¡Jamás! Todo aquel que tiene esta esperanza en Él, se purifica a
sí mismo, así como Él es puro (1 Juan 3: 3).

Digo todo esto porque es necesario exponer la verdad y toda la verdad. Allá voy.

Por pretender forzar a los creyentes hacia una santificación, más bien llevada en la
carne, que en el Espíritu (legalismo), en el más que evidente contexto arminiano, se
ha hecho del Rapto o Arrebatamiento una especie de vara de medir, por la cual y
acerca de los creyentes, unos se irían con el Señor, y otros se quedarían en tierra,
y que para que eso último no ocurriera, el creyente debería hacer un esfuerzo
singular para alcanzar una cuota suficiente de santidad (nadie sabe exactamente
cuánta). A tal punto ha llegado esto, que muchos, por su sensibilidad y temor, no
saben si aplican para ser llevados por Cristo, o por lo contrario han llegado a creer
que lo más probable es que se van a quedar en tierra.

¡Hermanos, eso no es búsqueda de santidad, sino puro y simple legalismo!

Si el ser arrebatados dependiera de un esfuerzo humano en agradar a Dios, y de no


producirse suficientemente, llegara a ser causa de apartamiento de Cristo, entonces
la salvación sería por obras y no por gracia (Ef. 2: 8, 9).

Este mensaje hay que desecharlo, no es de Dios, aunque pretenda la santificación


del oyente. El fin no justifica los medios.

La diferencia entre la santidad de Dios en nosotros, y el proceso de


santificarnos para Dios

Si bien es cierto que la Palabra nos exhorta en esta vida a ocuparnos en nuestra
salvación con temor de Dios, lo cual significa ser diligentes en buscar crecer en
santificación, que es nuestro fruto en Cristo y voluntad explícita de Dios, y siendo de
esta manera que nos será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de
nuestro Señor y Salvador Jesucristo (2 Pr. 1: 11) - hermanos - por mucho que un
hijo de Dios se esfuerce, no va a ser más santo. Déjenme explicar esto último.

La santidad que un hijo de Dios tiene, no es suya ni es ganada por él, por su
hipotético esfuerzo, de otra manera la salvación sería por mérito, lo cual es
imposible. La santidad del creyente es Cristo en él: “Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne,
lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gl.
2: 20)

De esa santidad estamos hablando, la de Cristo en el creyente.

Otra cosa es el proceso de santificación, en el cual lógicamente entra el esfuerzo del


creyente y su voluntad de agradar a Dios, en el poder y guía del Espíritu Santo.

Pero hablando de la santidad por la cual el creyente es santo, esta que es la de


Cristo en él, por ella será, o bien resucitado, o bien transformado en aquel día (Fil 2:
12, 13; Ro. 6: 22; 1 Ts. 4: 3; 2 Pr. 1: 10, 11; Gl. 2: 20; 1 Ts. 4: 13-17; 1 Co 15: 50-53)

Hermanos, o se es de Dios, o no se es; no hay punto intermedio. Los de Dios se van


con Dios; los que no son de Dios, no. Así de sencillo.

Los hijos de Dios se van con su Padre celestial; los que no son hijos, no.

Así como no podemos añadir un codo a nuestra estatura, tampoco podemos ser más
hijos de lo que somos todos y cada uno de los hijos de Dios. Un hijo no puede ser
más hijo; podrá ser mejor hijo, pero no más hijo de lo que ya es.

Nótese que Cristo viene a por los Suyos. O se es de Cristo, o no se es de Cristo. O


se es hijo de Dios, o no se es.

Por lo tanto en el Arrebatamiento de la Iglesia, nos vamos todos los que somos de
la Iglesia, la de todos los tiempos; la Iglesia que conoce el Señor (2 Ti. 2: 19), el
verdadero cuerpo de Cristo. De la misma manera que hay en el cielo innumerables
santos que en esta vida sus obras no pasaron la prueba de fuego, y van a ser
resucitados como todos los demás (1 Co. 3: 15), habrá en el momento del
Arrebatamiento cristianos de la misma índole, que también serán transformados
junto con los demás... ¿o es que aquellos cristianos del pasado no van a ser
resucitados?, lo serán porque son hijos, quizás a la manera de aquel hijo pródigo,
pero hijos de todos modos.

Por tanto también, hermanos, no hagamos de la doctrina del Arrebatamiento una


causa de división entre nosotros. Paz de Cristo.

SOLI DEO GLORIA

© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.


Febrero 2013
www.centrorey.org
DOCTRINA DEL ARREBATAMIENTO DE LA IGLESIA
Análisis de la verdad revelada del Arrebatamiento o Rapto de la Iglesia

Por Ps. Miguel Rosell Carrillo

Índice del estudio

Introducción
1. El cristianismo de los primeros siglos en cuanto a escatología
2. Algunos autores a través de los siglos
 Victorino, obispo de Pettan
 Efraín de Nisbis
 Joseph Mede
 Morgan Edwards
 John Gill
3.Consideraciones y comentarios de Mateo 24ss
 La abominación desoladora y la desaparición de la Iglesia
 A) La segunda venida en Mateo 24
 Un rapto que no es el Rapto
4. Israel es la clave
5. Principales diferencias entre el Arrebatamiento y la Segunda Venida
6. Concluyendo

Introducción

La doctrina de los acontecimientos futuros, técnicamente se llama "Escatología


Bíblica", y es importante, no sólo para tener una información en la cabeza, sino para
poder vivir la vida cristiana conforme a esa información que la Palabra nos brinda.

Ha de tenerse en cuenta que la interpretación profética requiere de un esmero


especial y quizás sea ésta el área de estudio bíblico que precisa de la utilización más
cuidadosa de la exégesis, la síntesis, la hermenéutica y la teología sistemática.
Quizá por este cúmulo de razones, tantos descuidan este importante don de Dios.
Pero no hay excusa.

1. El cristianismo de los primeros siglos en cuanto a escatología

“No te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino
la raíz a ti. Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado.
Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te
ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti
tampoco te perdonará. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad
ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces
en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. Y aun ellos, si no
permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para
volverlos a injertar. Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo
silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos,
que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?” (Romanos 11: 18-
24)
El cristianismo de los primeros siglos, sin lugar a dudas, era premilenarista y
pretribulacionista, tal como los apóstoles enseñaron.

Premilenarista, ya que creían que el Señor regresará glorioso a esta tierra para
instaurar el reino milenial prometido a Israel (Is. 2: 1-3; Hchs 1: 6), reino este todavía
no establecido en este mundo el cual sigue bajo el maligno (1 Jn. 5: 19).
Pretribulacionista, porque la Iglesia necesariamente tendrá que ser sacada de aquí
antes del advenimiento de la Bestia y de su breve periodo de nefasto gobierno
mundial, así como antes de que todo Israel sea salvo (Ro. 11: 25, 26).

En cuanto a los segundo, la Iglesia primitiva creía que Dios iba a obrar en relación a
Israel para su salvación, pero el Espíritu Santo por medio del apóstol Pablo, se
anticipó al hecho de que la iglesia gentil se olvidaría de esa promesa, como así fue,
de ahí la admonición del apóstol Pablo de que nosotros, los gentiles, no debíamos
ser arrogantes en cuanto a nosotros mismos, sino proceder sin jactancia en la pura
bondad de Dios.

Lamentablemente, lo contrario ha ocurrido. Lo que comúnmente llamamos hoy en


día iglesia, es más reemplacista (*) de lo que muchos piensan.

(*) El Reemplacismo es herejía doctrinal que enseña que Israel ya ha desaparecido


de los planes de Dios, y que todas las promesas y bendiciones de Dios han sido
dadas a la Iglesia.

El periodo mínimo de tiempo para que Dios produzca el resultado final, en cuanto a
la salvación prometida a Israel, es de siete años (Dn. 9: 27)
Los creyentes de los tres primeros siglos habían recibido la doctrina apostólica, y
conocían acerca de estas cosas.

2. Algunos autores a través de los siglos

Victorino, obispo de Pettan


En el siglo III, Victorino, obispo de Pettan, escribió un comentario sobre Apocalipsis
capítulo 11. En ese comentario, ese hombre de Dios que murió como mártir por su
fe en Cristo en el año 304 d. C. bajo el emperador romano Diocleciano, vio un
período de tres años y medio en el que los dos Testigos ministrarían, seguido de
un período similar con el reinado de la Bestia Anticristo, sumando entonces un total
de siete años. Eso es lo que él escribió.

Comentando acerca de las plagas de ese tiempo de la tribulación que todavía está
por llegar a este mundo, dijo: “Esto sucederá en los últimos tiempos, cuando la
Iglesia haya sido quitada de en medio”.

Clarísimamente Victorino enfatizó el hecho de que previamente la Iglesia iba a ser


quitada de en medio.
Escribe Tim LaHaye al respecto: “Sin discusión, el obispo Victorino de Pettan,
brillante maestro de la Biblia que vivió en el siglo tercero, vio que la iglesia partiría
antes de las plagas que vendrían durante el tiempo de la ira de Dios, que según su
comentario sobre Apocalipsis 11 durarían siete años. Su manera de describir el rapto
fue: “(Ellos) habrán salido de en medio”

Lamentablemente, años más tarde, fue la enseñanza de Agustín de Hipona (354-


430) al respecto, muy influenciada por Orígenes (s. III) que hizo que a los cristianos
profesantes del siglo V en adelante, se les enseñara el amilenarismo con tintes
postmilenaristas, tan típico todo de la iglesia católico romana que más tarde surgiría.

El amilenarismo niega el futuro reino milenial en esta tierra, o en todo caso asegura
que el reino es ahora, y de ahí el postmilenarismo que ejerce un énfasis tremendo
en esta última cuestión, llegando a la conclusión de que la Iglesia reina de facto en
este mundo, sin el Rey presente. Por otra parte, una estupidez.

Esa doctrina, parte del entendimiento católico romano, y para sí es una de sus dos
teatrales columnas, el llamado “poder temporal”. Como decimos, esto partió de
Agustín de Hipona, llamado comúnmente San Agustín, en el siglo V.

Por ello, durante muchos siglos, y a partir de Agustín, la cristiandad fue básicamente
amilenarista/postmilerista; prácticamente todo el tiempo de la influencia nefasta del
catolicismo romano.

Efraín de Nisbis
En cuanto al pretribulacionismo, es decir, el Arrebatamiento de la Iglesia antes de
la Tribulación que ha de venir sobre este mundo, previa a la venida gloriosa del
Señor para establecer su Reino Milenial prometido a Israel, hay que destacar que
en el siglo IV, un tal Efraín de Nisbis (306-373 d. C), conocido también como Efraín
el Sirio, que fuera uno de los principales teólogos de la primitiva Iglesia Oriental
Bizantina, prolífico escritor, por cierto, declaró lo siguiente:

“Porque todos los santos y elegidos de Dios están reunidos antes de la Tribulación
que ha de venir, y son llevados al Señor antes que vean la confusión que llenará al
mundo…”

Aunque no fuera específico en cuanto al número de los años que la Biblia nos dice
durará la tribulación, y que en su conjunto son siete, correspondiéndose con la última
shabúa (Dn. 9: 27), es suficientemente claro Efraín, al decirnos que el Rapto será
antes de la tribulación, es decir, será pretribulacional.

Es evidente que esa confusión que llenará el mundo a la que se refiere Efraín el Sirio
no puede ser sino la que traerá el gobierno infame de la Bestia Anticristo y sus
consecuencias.
A pesar de la negación de la escatología bíblica (y de muchas otras doctrinas,
muchas de ellas vitales en cuanto a la fe) por causa de la influencia directa y atroz
de la gran ramera de Roma, paulatinamente algunos escritos de tiempo en tiempo
llegaron hasta nuestras manos.

Joseph Mede
Tal es el caso de Joseph Mede (1586- 1638), quien siglos más tarde, escribiera:

…la resurrección de aquellos que durmieron en Cristo, y el rapto de aquellos que


queden vivos junto con ellos en los aires…”

Si bien este autor no especificó cuando iba a producirse el Arrebatamiento, si antes


o después de la Tribulación, su declaración doctrinal al respecto fue
asombrosamente novedosa, por cuanto lo que se enseñaba en aquellos días sobre
escatología era absolutamente nada, debido a la influencia de siglos y siglos de
oscurantismo medieval.

Morgan Edwards
Pasó el tiempo, y llegamos al siglo XVIII. Morgan Edwards (1722-1795), pastor
bautista, escribió en su libro Millenium, Last Days, una argumentación acerca del
regreso de Cristo para buscar a su Iglesia, antes de la Tribulación. El dijo lo
siguiente en su libro, escrito en 1788:

“Los santos muertos serán levantados, y los santos vivos serán transformados en el
momento en que Cristo aparezca en el aire (1 Ts. 4: 17); y esto acontecerá como
tres años y medio antes del Milenio, como veremos a continuación: pero ¿Estarán
Él y ellos todo el tiempo en el aire? No: Ellos ascenderán al paraíso, o a alguna de
las muchas moradas de la casa del Padre, y así desaparecerán durante el consabido
periodo de tiempo. La razón de esa retirada y la desaparición será para juzgar a los
resucitados y transformados santos…”

Aunque su posicionamiento es más bien, lo que llamaríamos actualmente “mid-


tribulacionista”, está claro que para Morgan Edwards (1788), el Arrebatamiento es
antes de la Gran Tribulación. En cuanto a la razón que expone Edwards de llevar el
Señor a los suyos fuera de este mundo, es para ser juzgados en el tribunal de Cristo
(Ro. 14: 10; 2 Co. 5: 10), y para ocupar las moradas de la casa del Padre.

¿Dónde irá la Iglesia resucitada y transformada? Pues la Palabra nos lo dice con
claridad:

“…juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares
celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 2: 6)

Esto se corresponde con lo que la misma Palabra de Dios asegura: “…y así
estaremos siempre con el Señor” (1 Ts. 4: 17)
La Iglesia una vez arrebatada no desciende con el Señor cuando Él viene a buscarla
(1 Ts. 4: 17), sino que van al cielo, que es su Patria, y después de un corto tiempo
desciende – parte de ella (Ap. 19: 14) – con el Señor a instaurar el reino milenial.

John Gill
Cuarenta años antes del escrito de Morgan Edwards, el famoso teólogo bautista de
ese siglo XVIII, John Gill, publicó su comentario del Nuevo Testamento en el año
1748.

En su comentario sobre el pasaje de 1 Tesalonicenses 4: 15-17, al inicio del mismo,


se expresa así:

“El apóstol (Pablo) tiene algo nuevo y extraordinario que enseñar, concerniente a la
venida de Cristo, la primera resurrección o la resurrección de los santos, la
transformación de los santos vivos, y el arrebatamiento de ambos, los resucitados y
los vivos en las nubes, para encontrarse con Cristo en el aire…aquí Cristo se
detendrá y será visible a todos…mas sin embargo no descenderá a la tierra
porque no está lista para recibirle...”

John Gill, creía en un Arrebatamiento anterior a la venida en gloria de Cristo junto


con sus santos, como hemos visto.

John Gill en su comentario, no describe la venida gloriosa de Cristo, sino la venida


en los aires para llevarse a su Iglesia, la cual no puede considerarse parte de su
literal segunda venida, la cual acontecerá más tarde, como venimos diciendo.

La venida gloriosa de Cristo no es la venida en los aires para llevarse a su iglesia.


El Señor vendrá a buscar su iglesia. Su iglesia le irá a recibir en el aire donde El
quedará, y de ahí iremos al lugar de destino: la nueva Jerusalén. Allí, en nuestra
patria se celebrará el juicio del Tribunal de Cristo, y se celebrarán las bodas del
cordero mientras en la tierra se producirán los juicios de Dios contra esta humanidad
perversa.

Claramente Gill asegura en su escrito que Cristo no descenderá a la tierra (como así
será cuando venga en gloria poniendo sus pies sobre el Monte de los Olivos). La
razón que da es que la “tierra no estará lista para recibirle”. Esto es correcto, porque
antes deberán pasar todos los juicios de la Tribulación descritos en el libro de
Apocalipsis.

El hecho de estar el Señor en el aire (1 Ts. 4: 17) para recoger Su Iglesia, implica
que será visto de todos, (o todos podrán ver algo fuera de lo normal), lo cual no
contradice Mateo 24: 30, que describe su venida gloriosa, donde leemos que
todos “verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran
gloria”. Por tanto en ambos eventos de aproximación, el Señor y todo lo que conlleva
dichos eventos, será visto por todos, como no puede ser de otro modo, dadas las
circunstancias absolutamente espectaculares.

De hecho, en 2 Tesalonicenses, nos da detalle la Palabra acerca del aspecto de


Jesús cuando vuelva en gloria: “…cuando se manifieste el Señor Jesús desde el
cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego…” (2 Ts. 1: 7, 8)

Lo que los hombres verán, no será un hombre o figura humana o similar, sino ¡una
llama de fuego! Y por supuesto, todo ojo le verá.

La venida de Cristo en el aire a por su Iglesia no será secreta ni silenciosa, sino que
será muy notoria. La Palabra así lo describe:

“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de
Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero” (I Ts. 4: 16)

“en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la


trompeta…” (1 Corintios 15: 52)
No será un Rapto secreto o silencioso, sino rápido y muy contundente. Esto es lo
que la Escritura enseña.

3.Consideraciones y comentarios de Mateo 24ss

“Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle
los edificios del templo. 2 Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os
digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y estando él
sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo:
Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del
siglo?”(Mt. 24: 1-3)

Cuando el Señor se sentó en el Monte de los Olivos (Mt. 24), se estaba dirigiendo
en primera instancia a una audiencia judía que creía en Él (V. 3). A resultas de las
preguntas de sus discípulos, todos ellos judíos (la Iglesia todavía no había surgido
como tal), el Maestro les narra toda una serie de acontecimientos proféticos, que
es menester ordenar con cuidado.

Tres son las preguntas base que ellos le formulan:

a) Cuando iba a ser destruido el templo.


b) Señales de su venida.
c) Señales del fin de esta era.
En Lucas 21: 20ss Jesús describió la destrucción del templo de Jerusalén, la cual se
produjo en el año 70 D.C.

En Mateo 24: 4ss el Señor les previno en contra de ser engañados, ya que se iban
a levantar diferentes falsos ungidos. Uno de ellos fue Bar Kobja (el hijo de la Estrella),
quien se autoproclamó el Mesías, y en el año 135 D.C. condujo a Israel a la derrota
definitiva y a su desaparición como nación.

Varias señales comentó antes del fin (entendiendo por fin, el fin de esta dispensación
de la gracia): guerras, rumores de guerras, levantamientos naciones contra
naciones, enfermedades, pandemias, hambruna, terremotos. Todo ello diciendo
sería principio de dolores de parto.

Habló también de persecución, incluso a muerte, y esto tanto se puede atribuir a


judíos, como a cristianos.

Se iban a levantar falsos profetas, lo cual también se atribuye tanto a judíos como a
cristianos, etc. etc.

La abominación desoladora y la desaparición de la Iglesia


Una de las señales claras y específicas, la vemos en v. 15, donde nos habla del
lugar santo, y en él la abominación desoladora, de la cual habló Daniel. Esto es
clave. En el año 168 a. C. Antíoco Epífanes hizo quitar el sacrificio continuo, e hizo
sacrificar una cerda en el lugar Santísimo del templo de Jerusalén (ver Daniel 11:
31). Esto mismo, o similar deberá volver a ocurrir, como lo predijo el Señor.

Esto nos traslada inmediatamente a 2 Tesalonicenses 2, donde leemos:

“…se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se


levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta
en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Ts. 2: 3b, 4)

La abominación desoladora no será un cerdo esta vez, sino el mismísimo Anticristo


cuando se siente en su lugar.

Ahora bien, el templo ya hace siglos que no existe, no obstante Israel volvió a ser de
nuevo nación, y ¡en un solo día! (Is. 66: 8). Sólo es menester que pase poco tiempo
antes que levanten de nuevo el templo.

En Daniel 9: 27 vemos que una vez empezada la última shabúa (la última semana
de años: siete años), a la mitad de ese tiempo, se producirá de nuevo la abominación
desoladora. Este es el evento predicho por el Señor en Mateo 24: 15, y obviamente
va dirigido a los judíos que creerán en Él en aquel tiempo.
¿Por qué el Señor se está dirigiendo ahora en Mt. 24 al Israel creyente en Él y no a
la Iglesia como tal? Pues porque en el tiempo de la abominación desoladora, la
Iglesia ya no estará.

Déjenme decirles algo que es importante: no puede coexistir en la tierra en este


tiempo de gracia, por una parte la Iglesia, y por otra parte el Israel salvo (Ro. 11: 25,
26).

Si un judío se salva ahora, viene a ser parte de la Iglesia, pero en el tiempo de la


Tribulación, cuando Dios esté derramando en su momento la doble lluvia sobre
Israel, y si la Iglesia está todavía presente, ese judío ¿dónde pertenecería, a Israel
o a la Iglesia? ¿Sería entonces la Iglesia Israel… o sería Israel la Iglesia? No.

Israel no es la Iglesia, y la Iglesia no es Israel.

El tiempo de la dispensación de la gracia se corresponde con la Iglesia. El


tiempo de la dispensación del reino, se corresponde con Israel.

Es para mí evidente, que los postulantes del postribulacionismo, son mayormente


reemplacistas, lo sepan o no. Si no se tiene en cuenta a la Palabra cuando asegura
que en un momento dado “todo Israel será salvo” (Ro. 11: 25, 26), entonces no se
puede entender la Palabra en su cabalidad, y consecuentemente se produce el error.

A) La segunda venida en Mateo 24

En Mateo 24: 29ss leemos acerca de lo que ocurrirá inmediatamente después de la


Tribulación (la cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la
habrá V. 21). En el v. 30, el Señor explica acerca de Su venida gloriosa.

Antes de proseguir, es menester hacernos la gran pregunta, ¿Por qué no vemos con
claridad en todo este relato del Monte de los Olivos, comentario acerca del
Arrebatamiento de la Iglesia? La respuesta es sencilla, porque todo este relato va
dirigido en primera instancia a Sus discípulos judíos vivos en aquel momento, y al
Israel que será salvo; en este orden.

¿Quieren más prueba de ello? Sencillo. Fíjense que en el contexto consabido de la


abominación desoladora, la cual se producirá en el nuevo santuario que todavía ha
de levantarse, el Señor aconseja a que se huya a los montes de Judea, y a que oren
para que esa huida no se produzca en invierno, ni en un día de reposo… ¿Qué tiene
que ver esto con la Iglesia? Nada. Pero sí con Israel:

 Sólo los residentes en Jerusalén pueden huir a los montes de Judea, los
judíos.
 En invierno hace frío en Israel (no en la república del Salvador, por ejemplo)
 El guardar el sábado sólo lo han de hacer los judíos.

Pero volviendo al relato de Mateo 24: 29ss, ahí vemos que el Señor nos está
hablando de Su segunda venida, la gloriosa, la cual se producirá después de la
Tribulación: “E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días…”, con
las señales que ocurrirán en los cielos (V. 29, 30)

Un rapto que no es el Rapto


“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de
los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (Mateo 24: 31)

Aquí el Señor describe lo que pareciera ser el Arrebatamiento de la Iglesia, este es


el texto en el que se basan los postribulacionistas para intentar demostrar su
doctrina, pero no es el Rapto de la Iglesia; es otro rapto. ¿Por qué no lo es? Por dos
razones:

a) Recordemos que todo este párrafo va dirigido a judíos creyentes en Él.


b) Este evento es previo al juicio sobre los ethnos de Mateo 25: 31ss.

En ese evento, la Iglesia hará algún tiempo que habrá sido glorificada y reinará
juntamente con Cristo. Luego desciende con Él (Mt. 25: 31(*) para juzgar a las gentes
que hayan quedado en esta tierra después de los horrores de la Tribulación.

(*) La versión Reina Valera traduce la palabra en griego por “ángeles”, pero su
traducción también es “enviados”.

Lo primero que hará el Señor será reunir ante Él a todos sus escogidos. Nótese que
no dice Su Iglesia, sino “sus escogidos”. Esos escogidos serán los salvos vivos de
la Tribulación, los cuales pondrá a su derecha, para que hereden el reino milenial
(Mt. 25: 32, 34). Los escogidos en ese contexto, son los santos de la tribulación,
también se les llama el resto de la descendencia de la mujer de Ap. 12: 17.

El reposo prometido a la Iglesia, después que esta ha pasado por la tribulación de


este mundo a lo largo de su existencia sobre el mismo, será visible a todos los
presentes en esta tierra cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo en gloria,
cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en
todos los que creyeron (2 Ts. 1: 6, 7)

En ese momento sublime, a ojos de todos, se realizará la manifestación gloriosa de


los hijos de Dios (ver Romanos 8: 18, 19). Esto será previo al Reino Milenial, y
seguramente en ese momento se producirá la resurrección de los mártires de la
tribulación para que reinen por mil años (Ap. 20: 4, 5).
4. Israel es la clave

“Y luego todo Israel será salvo” (Romanos 11: 26)

El planteamiento postribulacionista (el Arrebatamiento después de la Tribulación) no


puede sostenerse ante la futura realidad de Israel viniendo a ser cabeza de las
naciones de cara al reino milenial.

Dicho de otro modo, el postribulacionismo necesariamente ha de ser reemplacista.


Veámoslo.

La Biblia de forma muy clara y específica nos enseña que todavía quedan unos años
determinados sobre Israel y Jerusalén para que sean salvos (Ver Daniel 9: 24). En
concreto son siete años (Dn. 9: 27). De esta manera se cumplirán las palabras
proféticas neotestamentarias: “Y luego todo Israel será salvo” (Romanos 11: 26)

Ese tiempo de siete años que restan de los 483 ya cumplidos (Dn. 9: 24-26) coincide
con el tiempo de la tribulación que ha de venir, y que empezará con la confirmación
del pacto con muchos (Israel y sus vecinos), que ha de realizar el que visiblemente
llegue a ser la Bestia Anticristo (Dn. 9: 27).

A la mitad de esos siete años, empezará la Gran Tribulación, y durará tres años y
medio (la segunda mitad de esos años).

Necesariamente la Iglesia deberá ser sacada de este mundo, coincidiendo con el fin
del endurecimiento en parte de Israel, y con el fin de la entrada de la plenitud de los
gentiles [en la Iglesia] (Ro. 11: 25), para que Dios empiece de nuevo con Israel de
manera que el Israel nacional sea salvo, y herede el reino prometido (Hchs. 1: 6)

Escribe John McArthur en relación a “el entrar la plenitud de los gentiles”:

“”Hasta” se refiere a un periodo específico en el tiempo, “plenitud” se refiere al


cumplimiento total; “haya entrado”, es la traducción de un verbo griego que se
emplea para referirse a alcanzar la salvación. El endurecimiento espiritual de Israel
que comenzó con su rechazo de Jesús como Mesías, durará hasta que se hayan
salvado todos los gentiles elegidos”

Imaginar la coexistencia aquí en la tierra de la Iglesia con un Israel salvo, es una


incongruencia. Así que, la Iglesia deberá partir a recibir su promesa, siempre de
corte celestial (Ef. 3: 20), mientras Israel reciba su promesa de corte terrenal (Is. 2:
1-3) Porque “irrevocables son los dones y llamamiento de Dios” (Ro. 11: 29).
Por tanto, una de las razones principales del Arrebatamiento previo a los últimos
siete años relatados, es justamente para que Dios se ocupe de Israel, como prometió
iba a hacer.

5. Principales diferencias entre el Arrebatamiento y la Segunda Venida

El Arrebatamiento es el traslado y remoción de todos los creyentes. La Segunda


venida es la manifestación de Jesucristo.

El Arrebatamiento se refiere a los santos arrebatados en el aire. La segunda venida


al regreso de Cristo a la tierra.

En el Arrebatamiento, Cristo viene a buscar a su Esposa. En la segunda venida la


Esposa viene con El.

El Arrebatamiento conduce al tiempo de la Tribulación. La segunda venida al


establecimiento del Reino Milenial.

El Arrebatamiento es inminente. La segunda venida es precedida por muchas


señales.

El Arrebatamiento tiene un mensaje de consuelo. La segunda venida está


acompañada por juicio.

El Arrebatamiento tiene que ver con el programa de la Iglesia. La segunda venida


con el programa para Israel y el mundo.

El Arrebatamiento es un "misterio". La segunda venida está anunciada en el Antiguo


Testamento.

El Arrebatamiento da paso a un juicio para creyentes. La segunda venida será previa


al juicio para Israel y las naciones.

El Arrebatamiento deja la creación inalterada. La segunda venida envuelve un


cambio en la creación.

En el Arrebatamiento los gentiles no serán afectados. En la segunda venida serán


juzgados.

En el Arrebatamiento los pactos con Israel no se cumplen. En la segunda venida se


cumplen todos.

En el Arrebatamiento no hay relación con el programa de Dios con respecto al mal.


En la segunda venida el mal será juzgado.
En el Arrebatamiento sólo participan creyentes. En la segunda venida se verán
involucrados todos los hombres.

El Arrebatamiento tendrá lugar antes del día de la ira. La segunda venida será al
final de ese día.

El Arrebatamiento abre para la Iglesia un encuentro con Cristo. La segunda venida


abre la implantación del Reino de Dios en la tierra.

6. Concluyendo

Los que niegan el Rapto pretribulacional argumentan diciendo que esa doctrina hace
que los creyentes no se preparen para pasar por la Gran Tribulación… pero yo les
digo lo siguiente: ¿Cómo habría uno que prepararse para pasar por la Gran
Tribulación? ¿De qué estamos hablando?

Les puedo fehacientemente asegurar que si la Iglesia verdadera fuera a quedarse


durante la Gran Tribulación, no quedaría ni uno de nosotros con vida para recibir
al Señor en las nubes, especialmente los fieles al Señor… ¿Realmente no creen
que la gente del Nuevo Orden Mundial nos conoce, y tiene todos nuestros datos al
detalle, sabe dónde encontrarnos, y que no dudaría ir a por nosotros para cortarnos
la cabeza en el mismo minuto en que sea quitado el que al presente detiene al Inicuo,
que es el poder del Espíritu Santo? (2 Ts. 2: 6, 7). ¡Razonemos!

Lo único que pueden esos inicuos hacer ahora mismo al respecto, es hacernos dudar
de la Bendita Esperanza, y no amar la venida del Señor, para de ese modo intentar
que no seamos dignos de escapar de las cosas que han de venir (Lc. 21: 36)

Paradójicamente, estos que niegan el Rapto le siguen el juego a nuestros


verdaderos enemigos.

Una cosa es clara: hasta que el poder del Espíritu Santo no sea llevado de nuevo al
cielo, no se puede levantar el Anticristo (2 Ts. 2: 7, 8), con la consiguiente
Tribulación. La pregunta entonces es simple, amado fiel a Cristo, ¿Se puede
imaginar usted en este mundo sin la llenura y el poder del Espíritu Santo? Pues
según los detractores del Rapto usted y yo seremos desposeídos de la presencia
poderosa del Espíritu Santo para que se pueda manifestar el Inicuo… ¡menudo sin
sentido!

¡Lo que Dios nos dio, no nos lo va a quitar, y esto es el poder del Espíritu Santo!
(Hchs. 1: 8)

Dios ha dicho cosa muy diferente: la Iglesia nada tiene que ver con el Anticristo, sino
con Cristo, y ¡Él viene a por Su amada! ¿Está preparado?
Dios les bendiga.

© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.


Diciembre 2010
www.centrorey.org

Bibliografía:
Aviso Final……………………………………………………..Grant. R. Jeffrey
Apocalipsis sin velo……………………………………………Tim La Haye
Morgan Edwards: Another Pre-Darby Rapturist………………..Thomas Ice
Comentario del Apocalipsis…………………………………….John Gill
EL AMILENIALISMO, EL QUE HACE DE LA IGLESIA
UN REINO SIN EL REY PRESENTE, Y LE NIEGA A
ISRAEL SU RAZÓN DIVINA DE SER

Por Ps. Miguel Rosell Carrillo

(Hechos 1:6) “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor,
¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?”

El Amilenialismo, como su mismo nombre indica, niega el futuro Reino Milenial


prometido a Israel. El origen de esa extraña teoría, está en la noción papista romana
de que la Iglesia es el Reino. Arguye que lo que sea el Milenio, se está
experimentando en esta edad presente.

Esto último choca de frente con la misma Escritura que asegura que el mundo entero
está bajo el maligno (1 Juan 5:19b)… ¿Cómo podrán coexistir dos reinos al mismo
tiempo?

Los seguidores de esta corriente escatológica, originalmente católico romana, hacen


el enorme esfuerzo de colocar todos los eventos que se aprecian en el Apocalipsis,
en la historia de la edad presente. Abandonan el razonamiento y la sana
interpretación, con un solo objetivo en mente, colocar los mil años (jilioi en gr.), que
se repite ¡seis veces! en Apocalipsis capítulo 20, en el pasado, y por tanto, dejando
de ser un evento del futuro.

Niegan lo profético, ¿quizás por aventurado o incierto?, contentándose con la fría y


anti contextual seguridad preterista.

El Amilenialismo, no obstante, tiene la ardua tarea de creer dos cosas a la vez


respecto al diablo en estos tiempos, a saber, que está atado en el abismo y al mismo
tiempo, que está sobre el mundo entero (Ap. 20: 2; 1 Jn.5:19b). Si está atado, es
imposible que el mundo entero esté bajo él, pero si todavía no está atado, entonces
la cosa cambia.

El Amilenialismo ha dejado de lado todas y cada una de las promesas de un reino


literal, mesiánico para Israel, que todavía no se han cumplido, pero se cumplirán en
el reino milenial, y las ha asumido para la iglesia, haciendo de ésta, un reino… un
reino en el cual Cristo todavía no está presente, porque todavía no ha regresado.
¿Necesita quizás la iglesia de un “rey” substituto, para ese “reino”? Roma ya
encontró la solución hace siglos.

El Amilenialismo, no dejado de lado por la Reforma, sigue el mismo planteamiento


antimilenialista de Roma. No ha cambiado nada. No es de extrañar que los papas
romanos hayan creído y hecho creer que son los "vicarios de Cristo" en la tierra, ya
que asumen que la iglesia es el reino, y por tanto ellos son reyes sobre el mundo,
como el “nuevo Israel”.

El Amilenialismo niega el hecho de que la iglesia de Jesucristo en los primeros tres


siglos creía en un reino milenial literal que empezaría con la venida gloriosa de
Cristo, y si algunos no lo niegan, sencillamente, lo obvian. Prefieren creer la doctrina
antisemita de Jerónimo, y del resto de hombres pro católicos del siglo IV en adelante,
extremadamente influenciados por, entre otros, Orígenes (S.III), y más tarde Agustín
de Hipona, ni qué decir de Eusebio de Cesarea.

Sin embargo eso fue así, el cristianismo primitivo fue premilenial, es decir, que creía
que cuando regrese Jesucristo, reinará desde Jerusalén, y sólo cambió la creencia,
cuando al romanismo le vino muy bien la teología antisemita de la negación del
Milenio, haciendo converger todas y cada una de las promesas dadas a Israel, a la
iglesia, y por tanto, asumiéndolas de hecho y en la práctica, en relación a Roma y
sus papas.

Cuando la iglesia visible fue reconocida y patrocinada por el estado (el Imperio),
inmediatamente después del triunfo del emperador Constantino, el catolicismo llegó
a ser dominante; los creyentes comenzaron a perder su vívida expectación del
pronto regreso del Señor, y comenzaron a buscar la Supremacía Temporal (Poder
Temporal), como un cumplimiento –falso a todas luces – del reino prometido de
Cristo en la tierra.

Esta manera de pensar, también es muy fuerte en ciertos sectores evangelicales de


corte neo pentecostal hoy en día, se llama “Reino Ahora” (Kingdom Now), principio
de la doctrina dominionista que a tantos tanto gusta.

El Amilenialismo no sucumbió con la Reforma, sino que en muchos casos (no todos),
fue fortalecido y seguido hasta hoy en los círculos reformados. Podemos entender
que aquellos hombres de la Reforma bastante tenían ya con la defensa de una
soteriología bíblica, con toda la oposición del papado y el peligro que, por tanto, sus
vidas corrían. No nos cabe la menor duda de ello. No obstante, también es sabido
que la Iglesia ha de ser “Semper Reformanda”, pero en esta cuestión escatológica,
ha quedado como una simple anécdota, poco más.

El Amilenialismo ha hecho de la iglesia, el reino, un reino sin el Rey presente;


también ve el reino (no sé cómo, ni donde) en este mundo, y además, en su terrible
antisemitismo, ha privado a Israel de su reino prometido, llegando incluso a negar la
existencia de los judíos, asegurando de que ya no existen, y por tanto, haciendo
mentiroso al apóstol Pablo cuando dijo: “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su
pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia
de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual
desde antes conoció…” (Romanos 11: 1, 2)
Esto es pecado y negación de la Palabra de Dios.

No obstante, la Biblia asegura que habrá un reino literal, tangible, visible, una
auténtica Teocracia sobre este planeta, por mil años (Ap.20), a partir del momento
en que el Señor Jesucristo, ponga sus pies sobre el monte de los Olivos, y de ese
modo, todas y cada una de las promesas mesiánicas se cumplirán sobre el Israel de
Dios, que entrará en ese reino, como cabeza de las naciones, algo que jamás se ha
producido en la historia, pero Dios que no miente, lo hará, y será un hecho ese reino
milenial sobre este planeta:

“Lo que vio Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén. Acontecerá en lo
postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como
cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las
naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de
Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos
por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y
juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas
en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni
se adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2:2-4)

SOLI DEO GLORIA

© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey Jesucristo, Madrid, España.


Febrero 2015
www.centrorey.org
LAS SETENTA SEMANAS DE DANIEL
Estudio bíblico muy útil para entender la obra de Dios sobre Israel, la cual
todavía no ha terminado

Por Ps. Miguel Rosell Carrillo

Índice

Introducción
1. Daniel, el hombre de Dios
2. Daniel y Gabriel y las Setenta semanas de años
3. Las Setenta Shabuim (Daniel 9: 24-27)
 Tres periodos para los 490 años
 De la orden de reconstrucción de Jerusalén a la manifestación del
Mesías
 Las siete shabuim y las sesenta y dos shabuim
 Haciendo cálculos aritméticos
 Un poco de historia
4. La última shabua y el salto de 2000 años
 El príncipe que ha de venir
5. Los Dos Días
 Al tercer día
 Y sólo a través de Jesucristo, en hebreo: Yeshua Ha Mashiach

“Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para
terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la
justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.
Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a
Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas;
se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Y después de las
sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de
un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con
inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. Y por otra semana
confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la
ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador,
hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el
desolador” (Daniel 9: 24-27)

Introducción

Las promesas que Dios dio a Abraham, fueron para Israel, y consecuentemente
también para la Iglesia. No obstante, existen muchas promesas dadas por Dios que
sólo conciernen a Israel, y no a la Iglesia, como por ejemplo todo lo implica acerca
del territorio, la Tierra que Dios prometió a Abraham, y muchos otros aspectos, de
los cuales no tenemos espacio para tratar en este artículo.

Sabemos por la Palabra, que Dios tiene un tiempo reservado exclusivo para Israel y
para Jerusalén, y que es de siete años (Dn. 9: 27). Este será el tema de estudio de
este artículo, el cual desarrollaremos a continuación, y que nos ayudará, de paso, a
entender varias cosas:

 Cuál es el futuro de Israel.


 Qué debe la verdadera Iglesia esperar de parte de Dios.
 Qué pasará con este mundo como lo conocemos hoy.

1. Daniel, el hombre de Dios

A pesar de la infidelidad manifiesta de Israel a lo largo de su existencia, Dios siempre


en su misericordia, permitió que se levantaran hombres que se pusieran en la
brecha, intercediendo por el pueblo de Dios u obrando a favor de él. Tal es el caso
de Moisés, muchos de los Jueces, profetas, etc. Uno de esos hombres, fue sin duda
Daniel.

El Señor, después de haber dado a su pueblo muchas oportunidades de


arrepentimiento, fue deportado a Babilonia. Nabucodonosor, rey de Babilonia,
conquistó Jerusalén en el 606 antes de Cristo, y volvió a casa con un grupo de
cautivos regios (Dn. 1: 3, 4), entre ellos, un joven llamado Daniel. Estos cautivos
judíos fueron entrenados en toda sabiduría pagana de modo que pudieran servir
como buenos consejeros reales.

Daniel se distinguió por su carácter ejemplar, sabiduría y grandes dones proféticos


que Dios le concedió por su fidelidad. Como resultado de todo ello, aun y siendo
cautivo, fue elevado a una muy alta posición en el imperio babilónico (Dn. 2: 48)

Pero Daniel, fue más grande todavía que eso, porque era fiel a Dios. Allí en tierra
extraña, ese varón oraba cada día siempre tres veces al día, a pesar de la prohibición
satánica impuesta a través de los gobernantes impíos (Dn. 6: 10-13). Esto casi le
cuesta la vida, pero Dios supo librarle.

“Representación de Daniel a salvo en el foso de los leones”

Su oración era constante de gratitud e intercesión por el pueblo cautivo. Pero Daniel
no sólo era constante en la oración, también, a diferencia de una inmensa mayoría
de ministros de hoy en día, conocía los tiempos, porque conocía y creía a la
profecía. Leemos así en el libro que lleva su nombre:

“En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a
ser rey sobre el reino de los caldeos, en el año primero de su reinado, yo Daniel
miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al
profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en
setenta años” (Daniel 9: 1, 2)

En el año 538 a. C., Daniel, estando él en oración (Dn. 9: 20, 21), clamando a Dios
por la liberación de los opresores de Su pueblo, y faltando apenas dos años para
que se cumplieran los setenta años de cautiverio profetizados por Jeremías (Ver Jer.
25: 11), el arcángel Gabriel se le presentó en persona, con un mensaje
importantísimo de parte de Dios (ver. Dn. 9: 20-23).

Gabriel le explica en voz audible, que había sido enviado para darle sabiduría y
entendimiento sobre acontecimientos que iban a producirse en el futuro (Dn. 9: 22).
La razón primera que aduce Gabriel para justificar ese proceder, era porque Daniel
era muy amado (Dn. 9: 23; 1 Co. 2: 9) Démonos cuenta que la razón de ser tan
querido Daniel por parte del Cielo, era a causa de su amor por Israel, y de su oración
constante por el pueblo de Dios. Ese es un ejemplo a seguir.

2. Daniel y Gabriel y las Setenta semanas de años

Daniel experimentó en ese momento, lo que muy pocos hombres han experimentado
en sus vidas, y nosotros somos también bendecidos a causa de leer lo que ocurrió,
y de entender también, y quizás mejor que el propio Daniel dada nuestra avanzada
posición en la historia, y por tanto mejor perspectiva, “la orden y la visión” de
Dios(Dn. 9: 23)

Cuando ya estaba a punto de cumplirse el plazo del tiempo del cautiverio, Dios envía
al atalaya Daniel una revelación impresionante por mediación de un arcángel. Esa
revelación profética se llama de las Setenta Semanas (leer Daniel 9: 24-27), y nos
ayudará tremendamente a entender de forma precisa los tiempos, y la actuación de
Dios sobre Israel y Jerusalén.

Empecemos pues a prestar atención a lo que Gabriel literalmente le dice a Daniel, y


estudiémoslo parte por parte.
(Dn. 9: 24) “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu
santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la
iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al
Santo de los santos”

Gabriel le dice de parte de Dios a Daniel, principal de Israel en esos momentos, que
existe un periodo de tiempo determinado para cumplirse con referencia a Israel (el
pueblo de Daniel), y Jerusalén (la santa ciudad de los judíos y su capital).

No perdamos de vista este enfoque: Judá y Jerusalén.

En ese espacio de tiempo, el cual estaremos analizando en un momento, deberán


ocurrir una serie de cosas en relación a Israel. En concreto seis. Veamos:

1) Deberá terminar la prevaricación. Este fin de la prevaricación lo entendemos


como un acabar con la desobediencia a lo mandado por Dios; en un fin de la rebelión.
Entendiendo que Gabriel no se está refiriendo al mundo, sino a Israel y a Jerusalén
en cuanto a esto.

2) Se pondrá fin al pecado. Otra vez, eso se refiere a Israel y a Jerusalén. El pecado
(anomia en gr.) que lo definimos como desorden en el sentido de rechazo de la Ley,
o de la voluntad de Dios; como iniquidad; como saber hacer lo bueno, y no hacerlo
(1 Juan 3: 4; Stgo. 4: 17). La diferencia entre el punto anterior, “prevaricación”, y
este, “pecado”, es que el primero tiene que ver con trasgresión, es decir, con
infracción de la Ley, mientras que el pecado tiene que ver con el rechazo de la
voluntad de Dios, vivir de espaldas a Dios, con la “disposición mental que lleva al
pecador a hacer la propia voluntad en oposición a la de Dios” (1)

Llegará un día en el contexto de las Setenta Semanas, que para Israel se terminará
la prevaricación, y se pondrá un fin al pecado (ver Romanos 11: 26, 27)

3) Se expiará la iniquidad. La iniquidad como tal, es la injusticia. Es la condición de


no ser recto, ya sea en relación con Dios, en base a su norma inamovible de justicia
y santidad (2)

Cristo dio su vida por todos los hombres; por los judíos, y por los gentiles. La
iniquidad, que no es sino la maldad, fue vencida por la sangre de la Cruz; es decir,
por la justicia de Cristo. En cuanto a Israel este mensaje de hace 2000 años atrás,
llegará a calar como individuos y nación, y traer el consiguiente fruto de
arrepentimiento, perdón de pecados y vida eterna. Ese será el Gran Avivamiento
que sí está profetizado en la Palabra (ver Zac. 12: 10; 13: 1; Romanos 11: 25-27,
etc.).

4) Se traerá la justicia perdurable. Esa justicia que dura y dura, es la eterna. La


pregunta es, ¿existe ese tipo de justicia en el mundo hoy en día? Es evidente que
no. Por la Palabra expresada por Gabriel, sabemos que al término de las Setenta
Semanas, empezará esa justicia eterna sobre Israel y Jerusalén; y sabemos por
Apocalipsis 19 y 20, que sobre el mundo entero; lo que la Revelación de Jesucristo
que Dios le dio (Ap. 1: 1), denomina el Milenio (Ap. 20: 4c; ver Jer. 23: 5, 6; Is 11: 9;
Hab. 2: 14 etc.)

5) Se sellará la visión y la profecía. De hecho esa verdadera visión de Dios y su


consiguiente profecía, ya están selladas. Eso significa que Dios ha puesto Su sello
inamovible, y que lo declarado tiene perfecto y cabal cumplimiento, teniendo
nosotros un conocimiento más amplio de ello por la Revelación dada por Juan, en el
libro conocido como Apocalipsis, donde se nos narra allí “las cosas que deben
suceder en breve” (Ap. 1: 1b)

La visión y la profecía selladas, también tiene el sentido de ser “cerradas, o sea, sus
funciones tendrán su fin, pues todo se habrá cumplido” (3)

6) Se ungirá al Santo de los santos. Esta expresión no es clara, porque Kodesh


Kodashim en hebreo, significa en español, tanto “Lugar Santísimo”, como “Sumo
Sacerdote”. Pero dado el contexto, se está refiriendo a la futura unción del Lugar
Santísimo en el templo del Milenio en Jerusalén, “como señal del regreso de la
presencia de Yahweh para morar de nuevo en medio de Su pueblo” (4)

Escribe MacArthur al respecto:

“Se refiere a consagrar el Lugar Santísimo en un templo futuro que será el centro de
adoración en el reino milenario (Ez. 40-48)”

3. Las Setenta Shabuim (Daniel 9: 24-27)

Ahora bien, ¿qué significan esas Setenta Semanas? En primer lugar, debemos
prestar atención al término “Semanas”. La palabra hebrea es Shabuim, que es el
plural de Shabua, que lo podríamos traducir por “un grupo de sietes”.

Nuestra “semana” consta de siete días, pero en el hebreo, existen semanas no sólo
de días, sino de meses y de años. Así pues, esas “Setenta Shabuim”, tanto pueden
ser de días, como de meses, como de años.

Dado el contexto y el sentido de lo declarado por Gabriel, sólo podemos atribuir el


valor de esas Setenta Shabuim o Semanas, como de años; setenta semanas de
años. Es como si cada “día” fuera en realidad un año, por lo tanto serían 490 años.
Escribe C.I. Scofield:

“Estas son “semanas” o, de manera más exacta, septenios de años: setenta


semanas de siete años cada una. En el tiempo de estas “semanas” el castigo
nacional sobre Israel habrá de terminarse y esta nación será restablecida en la
justicia perdurable (v. 24)”

Así pues, en términos aritméticos sencillos, 70 X 7= 490 años.

Llegamos a la sencilla conclusión que son 490 años los determinados por Dios para
que se cumplan los seis puntos expuestos con anterioridad.

Tres periodos para los 490 años


Vemos también que estas setenta semanas de años, se dividen en tres períodos
especificados:

1. Siete semanas: 49 años


2. Sesenta y dos semanas: 434 años
3. Una semana: 7 años

a) En el período de siete semanas (49 años), Jerusalén fue reedificada “en tiempos
angustiosos”. Esto tuvo su cabal cumplimiento, conforme a la profecía, y fue
atestiguado y relatado por Esdras y Nehemías.

b) Sesenta y dos semanas de años más tarde (434 años), el Mesías vino a los suyos
(v. 25)

c) Los siete años restantes (la última shabua) todavía tiene que cumplirse.

Ahora bien, la pregunta es, ¿Cuándo empezaron esos 490 años? Eso nos lleva al
versículo siguiente.

De la orden de reconstrucción de Jerusalén a la manifestación del Mesías

(*) (Cálculos según Sir Robert Anderson, corregidos por un trabajo posterior del Dr.
Harold W. Hoehner)

(Daniel 9: 25) "Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar
y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y
dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos"

El arcángel Gabriel le insiste a Daniel que sepa y que entienda que hay un periodo
en esos 490 años, concretamente de siete shabuim y sesenta y dos shabuim, a partir
del momento en que se dé la salida de la orden para restaurar y edificar Jerusalén.
En el momento en que Daniel está escuchando a Gabriel, el pueblo de Dios estaba
cautivo en Babilonia, no olvidemos eso. Faltaban sólo dos años para que se
cumplieran los setenta años de cautiverio profetizados por Jeremías, por lo tanto,
Daniel comprendió perfectamente de qué estaba hablando Gabriel.

Dos años más tarde de la conversación de Gabriel con Daniel, Ciro rey de Persia,
cumpliendo con la profecía de Isaías (Is. 45: 1-7) conquistó Babilonia, y acabó con
el imperio caldeo. Así que fue en el 536 a. C. también, que Ciro el Persa dio orden
para que se empezara a reconstruir el templo en Jerusalén (véase Esdras 1: 1-3; 2
Crónicas 36: 20-23), pero esa no fue la orden para “restaurar y edificar a Jerusalén”.

Esa orden, y consecuentemente, el punto de partida del inicio de las Setenta


Shabuim, la dio Artajerjes Longimano, rey de Persia años más tarde, en concreto en
el 444 a.C.

Ese decreto ordenante fue dado de acorde a Nehemías 2: 1 y ss., en el mes de


Nisán del año vigésimo de su reinado. El primero de Nisán del año veinte del rey
Artajerjes, el 5 de Marzo del 444 antes de Cristo. Así pues, ya sabemos el momento
de inicio de esos 490 años o Setenta Shabuim.

“Complejo del templo”

"…hasta el Mesías Príncipe…". Aquí acaba el periodo de las siete y las sesenta y
dos shabuim respectivamente. En un momento veremos en detalle acerca de ese
periodo de tiempo tan misteriosamente presentado, pero, ¿qué significa “hasta el
Mesías Príncipe”?

Evidentemente ese Mesías Príncipe es Jesucristo. Y el momento exacto del


cumplimiento de ese tiempo, fue cuando Jesús de Nazaret se mostró públicamente
como el Mesías esperado, pero que a la postre fue rechazado.

Por ello, Jesús se lamentó (no por él, sino por ellos), y podemos leer en Lucas 19:
41-44 cual fue ese lamento, especialmente el que vemos en el versículo 42, donde
dirigiéndose a Jerusalén textualmente dijo: "¡Oh, si también tú conocieses, a lo
menos en este tu día, lo que es para tu paz!". Justamente, ese fue el día de la
manifestación del Mesías Príncipe. Ese día fue el 10 de Nisán (el 30 de Marzo del
33 d.C.), comúnmente llamado Domingo de Ramos, y se cumplían precisamente las
siete shabuim y las sesenta y dos shabuim, que hacen un total de 483 años lunares.
Pero veamos más de cerca esas cifras.

Las siete shabuim y las sesenta y dos shabuim


En principio pues, tengamos claro que las Setenta Shabuim, es decir los 490 años
determinados sobre el pueblo de Daniel y Jerusalén (9: 24) empezaron con aquella
orden dada por el rey persa Artajerjes I en el 444 a.C.
Entonces Gabriel dice que deberían pasar siete semanas de años y sesenta y dos
semanas de años (shabuim) hasta el Mesías Príncipe, es decir, el día mencionado
de la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén y su lamento sobre la ciudad (Lc. 19:
28-44)

¿Por qué Gabriel hace una diferenciación de dos periodos de tiempo, es decir, siete
semanas de años por una parte, y sesenta y dos semanas de años por otra?

Las siete semanas de años, son efectivamente 49 años: 7 X 7= 49. En esos 49


años, se levantaron la plaza y el muro de Jerusalén, y fueron tiempos especialmente
angustiosos. Al término de esas siete shabuim (49 años), acaba el periodo
veterotestamentario (A.T.), en tiempos del libro de Malaquías.

Seguidamente empezaron las sesenta y dos shabuim, atravesando todo el periodo


intertestamentario, y llevándonos hasta el Mesías Príncipe manifestado entrando
triunfante en Jerusalén (Lc. 19: 28-44)

62 X 7= 434 años.

Así que, si nos damos cuenta, de todo ese periodo de tiempo, Gabriel enfatiza dos
cosas: La reconstrucción de Jerusalén, y la manifestación mesiánica de Jesús de
Nazaret.

Recapitulando, tenemos ante nosotros la suma de las siete shabuim, más las
sesenta y dos shabuim: (7 X 7) + (62 X 7) = 483. Estos son los años que ya
transcurrieron para Judá y Jerusalén, es decir, sesenta y nueve shabuim. Sesenta y
nueve, uno menos de setenta.

Si leemos el libro de Nehemías, podremos entender más acerca de los tiempos


angustiosos edificando la plaza y el muro de Jerusalén. ¡Cómo Dios lo tiene todo
sabido y bajo Su perfecto control!

Así que, tengamos lo siguiente claro en la mente: De los 490 años (setenta shabuim),
hasta el momento ya se cumplieron 483 años (Dn. 9: 25). Siempre años lunares.

Después de los 483 años (69 semanas de años)

"Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por
sí…"

Ahora bien, justo después de cumplirse las sesenta y dos semanas de años, y para
que no nos quede ninguna laguna por el medio, Gabriel anuncia algo casi misterioso
para Daniel, pero que para nosotros ha sido el motivo de nuestra salvación: Al
Mesías se le quita la vida. Ese es el cumplimiento de la muerte expiatoria de Jesús
en la cruz del Calvario, lo cual ya estaba previsto desde antes de la fundación del
mundo (1 Pedro 1: 19, 20)

Haciendo cálculos aritméticos


La visión dada a Daniel habla de un total de 490 años (años no de 365 días, es
decir solares, sino lunares, de 360 días).

Para ver cómo encaja a la perfección el tiempo ya transcurrido del cumplimiento de


esas Setenta Shabuim, hagamos un cálculo sencillo. Desde el 5 de marzo del 444
a. C., fecha de la orden dada para reconstruir Jerusalén, hasta la manifestación del
Mesías Príncipe, Yeshua Ha Mashiach, el 30 de Marzo del 33 d. C. es decir, el día
10 de Nisán, vemos que pasaron 173.880 días. (Hay que tener en cuenta que al
calcular la duración en años entre una fecha a. C, y otra d. C. es de sólo un año, no
dos, ya que el año 0 a.C. no existe.

Para quienes quieran confirmar estos cálculos de las sesenta y nueve semanas (483
años) transcurridos, sigan por favor los siguientes pasos que se dan a continuación:

Desde el 5 de marzo del 444 a. C. hasta el 30 de marzo del 33 d.C. pasan 476 años
de 365 días cada uno, que hacen un total de 173. 855 días.

(De hecho, exactamente el valor es: 365,24219879 días. Esta es la cifra exacta de
un año solar contemporáneo, en otras palabras, por 365 días, 5 horas, 48 minutos,
45.975 segundos)

Añadan ahora los 25 días que hay entre el 5 de marzo del 33 d.C. al 30 de Marzo
del 33 d.C. (el Domingo de Ramos; la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén como
Mesías 173.855 + 25= 173.880 días.

Si dividen estos días por el equivalente a los días de un año lunar, que son 360,
obtienen ustedes los 483 años.

173.880: 360= 483 años lunares

Esta profecía se cumplió en el día exacto.

Cuando la Palabra nos da datos concretos, es porque esos datos son reales y no
meras alegorías.

Como ya venimos diciendo, esos 483 años son las sesenta y nueve semanas
(shabuim) de años que ya transcurrieron.
¿Y qué de la última shabua, es decir, la semana de años que todavía falta para
completar las Setenta?

“Greenwich Royal Observatory”

Como todos sabemos, los seis puntos destacados por Gabriel (leer vers. 24) no se
han cumplido todos sobre Israel y Jerusalén todavía. Podemos asegurar que la
última semana de años que todavía no se ha cumplido, es la expresión pura de la
misericordia de Dios sobre Israel, y la prueba indubitable de que la llamada
“teología del Reemplazo”, la que enseña que todo lo referente a Israel pasó a
la Iglesia y que Dios ya abandonó definitivamente a Su pueblo, es del todo falsa
y absolutamente refutable.

Un poco de historia
Antes de entrar en todos esos asuntos tan sumamente importantes, consideremos
el resto del versículo 26; “…y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá
la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra
durarán las devastaciones”

A modo de concesión, Gabriel de parte de Dios le informa a Daniel de algo que iba
a ocurrir unos 600 años más tarde en Jerusalén. Nosotros ya lo sabemos por la
historia, y el relato es el siguiente: En el año 68 d.C., Nerón había muerto. El nuevo
emperador de Roma sería Tito Flavio Vespasiano, antiguo general del anterior finado
césar.

Su hijo, también llamado Tito, por lo tanto príncipe, en el año 70 d.C. destruyó la
ciudad y el templo. Más acertadamente, y tal y como lo reveló Gabriel, fue el pueblo
de ese príncipe, es decir, el ejército romano, que por codicia, quemó el templo hasta
que no quedó piedra sobre piedra (tal y como lo predijo el Señor - Lc. 21: 5, 6), para
poder arrebatar el oro fundido. La destrucción fue total, y se cumplió lo profetizado
por el Señor cuarenta años antes en el Monte de los Olivos, justo antes de ir a la
cruz (ver Lc. 21: 20-24).

“La destrucción del templo de Jerusalén fue total. Como dijo el Señor, no quedó
piedra sobre piedra”

Flavio Josefo, el historiador, en su “Guerra de los Judíos”, libro V, cap. 11, sección
II, describe las colinas que rodean a Jerusalén tachonadas por miles de cruces hasta
donde el ojo podía ver durante ese horroroso asedio a Jerusalén. Cuando el pueblo
de Jerusalén, instigado por el odio de Satanás, increpaba a Pilatos diciendo de
Jesús “que sea crucificado” (Mt. 27: 23), y “su sangre sea sobre nosotros y sobre
nuestros hijos” (Mt. 27: 25), todo ello tuvo, aun sin ellos habérselo propuesto, un
trágico y literal cumplimiento.
Irónicamente, con el botín del saqueo del templo de Jerusalén, Tito Vespasiano hijo
financió la edificación del Coliseo romano, el tristemente célebre Anfiteatro Flavio en
honor de su padre, el cual todavía se mantiene parcialmente en pie en Roma, el
lugar de muerte y fornicación (esto último, bajo los arcos de dicha construcción),
donde morían en su arena muchos cada día para divertimento del emperador, de los
nobles, las vestales, y de la plebe. Esa maldición, fue en parte el resultado del
adulterio espiritual de los judíos, y del rechazo de su Mesías (Lc. 21: 20-24)

“Ruinas del Coliseo romano, construido con el oro sustraído del templo de
Jerusalén”

Nota: Consideremos que la muerte del Mesías y la destrucción del templo unos 40
años más tarde, son hechos no contemplados en el contexto de las
Setenta shabuim, ya que dijo el arcángel: “Y después de las sesenta y dos
semanas…” (v. 26), cuando todavía, y como veremos, quedarán siete años
(una shabua) para completar las Setenta.

Escribe Scofield:

“La fecha de la crucifixión no se especifica, solamente se dice que sucederá


“después” de las sesenta y dos semanas. La crucifixión es el primer evento
mencionado en el v. 26. El segundo evento es la destrucción de la ciudad de
Jerusalén, lo que se cumplió en el año 70 d. C.”

Podemos entender en todo ello, que la muerte del Mesías, fue un acto redentivo para
toda la humanidad, no exclusivo para Israel.

4. La última shabua y el salto de 2000 años

“26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no
por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario;
y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones”

Como vemos, ese “hasta el fin”, nos viene a decir que Jerusalén, no sólo iba a
padecer en esa fecha del 70 d.C. sino que iba a sufrir devastación y guerra en lo
sucesivo, como así fue. Hoy por hoy, Jerusalén sigue estando en el ojo del huracán
de las naciones (Zac. 12: 2).

Por lo tanto la Escritura aquí parece estar diciendo que un período indeterminado de
tiempo iba a suceder, a partir de la destrucción del templo, en el 70 d.C. como así
ha sido, ya por 2000 años.

Recapitulemos. Con la venida poderosa del Espíritu Santo sobre aquellos 120 que
oraban en el aposento alto en Jerusalén una vez el Señor fuera ascendido a los
cielos, la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo empezó su singladura en este mundo
(Hchs. 2)

Cincuenta y cuatro días atrás, cuando Jesús aquel domingo triunfal lloraba sobre
Jerusalén, dijo textualmente: “He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os
digo que no me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que
viene en nombre del Señor” (Lucas 13: 35)

Esa casa, era la casa de Israel. Dios declaró que la iba a abandonar en ese
momento, y por dos mil años hasta ahora. En el plan redentivo de Dios estaba el
llevar el Evangelio a todas las naciones, y hasta lo último de la tierra. Empezaba el
tiempo de la Iglesia, la cual al principio estaba formada por creyentes judíos (Hchs.
2).

Israel, al poco, desapareció como nación territorial, siendo dispersado por todas las
demás naciones, tal y como Moisés les advirtió (Deut. 28: 63-65), y muchos han
creído que Dios terminó definitivamente con Israel, pero no fue así. Ahora Israel está
en su tierra de nuevo, en Israel… ¡Gloria a Dios!

Démonos cuenta de que el Señor dijo: “…no me veréis, hasta que llegue el
tiempo...”

¿Qué tiempo es ese al que Jesús hacía explícita mención? Indiscutiblemente, el


tiempo que le resta a Israel y a Jerusalén para que Dios acabe la obra de bendición
en ellas: Una semana de años; es decir SIETE AÑOS. Y ahí vamos…

(Daniel 9: 27) “Y por una semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la
semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las
abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está
determinado se derrame sobre el desolador”

Hemos aprendido que de las Setenta Shabuim, es decir, de los 490 años
determinados sobre Israel y Jerusalén, se han cumplido fehacientemente 483 años,
lo cual nos indica que una shabua de años (7 años), todavía falta por cumplirse,
como venimos diciendo.

Escribe Scofield:

“La duración de la semana septuagésima no puede ser sino de siete años. Hacerla
más larga viola el principio de interpretación que se ha confirmado por la profecía ya
cumplida. El v. 27 trata de la última semana”

Después de casi 2000 años de historia de la Iglesia, pronto Dios va a volverse a


Israel de nuevo, como está escrito: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este
misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha
acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de
los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el
Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos,
cuando yo quite sus pecados” (Romanos 11: 25-27)

La verdadera Iglesia de Jesucristo, Su remanente santo que sólo Dios conoce, y


conoce por nombre, está listo para ser sacada de este planeta (1 Ts. 4: 13-18 etc.)
Cuando eso ocurra, el tiempo de la Iglesia en esta dispensación habrá llegado a su
fin, e inmediatamente el tiempo para Israel y Jerusalén, interrumpido por 2000 años,
se pondrá en marcha de nuevo…por siete años; los últimos siete.

Esos siete años, son la semana o shabua de la que habló Gabriel, “Y por una
semana…”(Dn. 9: 27)

Escribe Sir Robert Anderson en su apreciado libro “El Príncipe que ha de


venir” respecto a este período de tiempo concreto:

“…la irrefutable deducción es que los eventos de aquella semana pertenecen a una
época aún futura…Tal era la creencia de la iglesia primitiva…Hipólito, obispo y
mártir, que escribió a principios del siglo III, es bien definitivo a este respecto. Citando
el versículo (Dn. 9: 27), él dice: “Por una semana él significaba la última semana,
que tiene que ser al final de todo el mundo; de esta semana los profetas Enoc y Elías
tomarán la mitad; porque ellos predicarán durante 1260 días, vestidos de
saco” (*) (5)

(*) “Se refiere a la predicación de los Dos Testigos de Ap. 11”

Ahora bien, veamos más detalles sobre lo que ocurrirá en esa final semana de años
que es parte de las Setenta anunciadas por Gabriel, de las cuales sesenta y nueve
ya se cumplieron.

El príncipe que ha de venir


(v. 27) “Y por una semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la
semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda…”:

Si nos damos cuenta, el contexto es claro, en cuanto a que es un “príncipe que ha


de venir” (9: 26) el que también hará otra cosa, en este caso: confirmará el pacto.
Pero, ¿Cómo es eso posible si existen dos mil años de diferencia?, pues porque se
trata de un príncipe romano también.

Escribe Scofield al respecto:

“El que “confirmará el pacto con muchos”, según el v. 27, es el “príncipe que ha de
venir” mencionado en v. 26, y cuyo pueblo (el pueblo romano) destruyó el templo en
el año 70 de nuestra era. El es el mismo personaje presentado como el “cuerno
pequeño” en el capítulo 7”

Ese príncipe, por lo tanto, que pertenece a la realeza, que surge del contexto del
Imperio Romano, llegará a ser el Anticristo que se ha de levantar (Ap. 13) una vez
el remanente de Cristo ya no esté aquí.

Tanto Tito, como el que pronto se levantará en este mundo por breve tiempo, como
el séptimo rey (ver Ap. 17: 10) tenían en común cuna, y rango real.

Esa cuna es el Imperio Romano, y es la actual Europa unida con su moneda única,
el imperio romano renacido (ver Dn. 2: 40-44a; 7: 7, 8). Sabemos entonces por la
Biblia, que el Anticristo provendrá de una monarquía europea, y en las venas de ese
hombre de pecado, están todas las sangres de los reyes de Europa.

“Estatua representativa de Tito, el “príncipe que ha de venir”

¿Sabemos más? Sí, aunque sea gentil, tendrá también en sus venas sangre del
linaje de David; ¿por qué? Entre otras cosas, porque de otra manera no podría ser
aceptado por los rabinos judíos como su mesías, porque él se presentará como el
Mesías de Israel.

Por esa razón aludida, podrá “confirmar”, o “hacer que prevalezca” ese pacto de
falsa paz entre Israel y sus enemigos de alrededor.

Como consecuencia inmediata, Israel empezará a poner en práctica de nuevo su


religión, en su nuevo templo, en Jerusalén. Quizás deberá hacer concesiones a las
naciones enemigas suyas que la rodean, y a cambio, podrá iniciar su religión judaica
(Ap. 11: 1, 2)

Escribe Scofield al respecto:

“El hará un pacto con los judíos para restaurar los sacrificios del templo por una
semana (siete años), pero a mediados de esta semana, romperá el pacto y cumplirá
Dn. 12: 11; 2 Ts. 2: 3, 4”

En un principio, la Bestia Anticristo será recibido por Israel como el salvador de la


nación, como el Mesías esperado.

Ese “nuevo” Tito, el príncipe que ha de venir, no vendrá esta vez a destruir Jerusalén
como la vez anterior, pero engañará a Jerusalén con promesas de paz y seguridad
que no se cumplirán.
Ese pacto que debería durar siete años, será interrumpido hacia la mitad de esos
años, y se ordenará a los judíos que cesen sus rituales de sacrificios, etc. ¡Será un
jarro de agua fría! También interrumpirá la práctica religiosa judaica que
posiblemente empezará una vez se construya el templo en Jerusalén.

Escribe Scofield:

“El v. 27 trata de los últimos tres años y medio de los siete que forman la semana
septuagésima, y que son idénticos con la “gran tribulación” (Mt. 24: 15-28), el
“tiempo de angustia” (Dn. 12: 1), y “la hora de la prueba” (Ap. 3: 10)”

La construcción de ese templo pudiera iniciarse en cualquier momento del comienzo


de esos siete años, no siendo esa condición previa para que empiece la
última shabua, la cual empieza con la confirmación de ese pacto de falsa paz entre
Israel y los muchos que la rodean.

Inmediatamente, empezarán las “abominaciones” en masa. La principal de ellas será


la profanación del lugar Santísimo del nuevo templo, por la presencia del desolador.
Ese desolador, es en sí la Bestia Anticristo, que encarnará al príncipe (más detalle
sobre esto en mi comentario sobre el libro de Apocalipsis, Ap. 13; y 17)

La Bestia Anticristo, muerta y “viviendo” de nuevo (Ap. 13: 3), se mostrará a Israel y
al mundo entero como lo que realmente es, un monstruo, y se sentará en el lugar
Santísimo del nuevo templo (ver Dn. 12: 11; Mt. 24: 15; 2 Ts. 2: 3b-4) a modo de su
antecesor y tipo, Antíoco Epifanes o Epimanes IV en el 168 a.C. que sacrificó una
cerda en el lugar Santísimo.

“Moneda acuñada en Antioquía, en tiempos de la dinastía Seléucida, entre 169 y


167 a.C., durante el reinado de Antíoco IV Epífanes. El anverso muestra el rostro de
ese anticristo.

Entonces, al poco, empezará lo que la Biblia llama “La Angustia para Jacob” (Jer.
30: 7; Hab. 3: 16), pero como dice la misma Escritura, de esa angustia al final será
librado el verdadero Israel, cumpliéndose así también las palabras del apóstol
Pablo: “…ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la
plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo…” (Romanos 11: 25, 26)

(Daniel 9: 27 b) “Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el


desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame
sobre el desolador”

Ese “Nero redivivus” tendrá tres años y medio (Ap. 13: 5) (la segunda mitad de esa
semana de años), para desarrollar su maldad, pero al final, será destruido por el
mismo Señor Jesucristo en su venida gloriosa, y lanzado al lago que arde con fuego
y azufre (Ap. 19: 20), esa es la “consumación” aludida, y al poco, se iniciará el
Milenio, ¡el Reino que muchos equivocadamente creen que es ahora!

5. Los Dos Días

“Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años,
y mil años como un día” (2 Pedro 3: 8)

Desde Abraham hasta Jesucristo fueron dos mil años. Curiosamente también, desde
Adán a Abraham fueron dos mil años. Y curiosamente también desde Jesucristo
hasta nuestros días son también dos mil años… Hacen un total de seis mil años.
Para Dios mil años es como un día (2 Pr. 3: 8), así que tenemos los seis días
cumplidos ya. Ahora la Palabra nos dice que al séptimo día Dios reposó (Gen. 2: 3),
esto se corresponde con el Milenio.

Podemos ver con extrema claridad que Dios tiene prefijado el orden de los tiempos
(Hchs. 17: 26), de modo que todo ocurre de forma exacta conforme fue dispuesto
por Él desde antes de la fundación del mundo, y todo se cumple al detalle conforme
a Su agenda.

Dios determinó un tiempo de dos mil años de exclusión de Israel de su tierra a causa
de su desobediencia y rechazo del Mesías. Veámoslo.

(Oseas 6: 1, 2) “Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos


curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer
día nos resucitará, y viviremos delante de él”

Esos dos días son dos mil años. Esos dos mil años de castigo para Israel, se
corresponden con los cuarenta jubileos que el pueblo de Dios jamás cumplió
(Levítico 16: 1-34, y 25: 9, 10). En toda su historia, no existe ninguna evidencia de
que Israel haya observado nunca el Año Sabático de la tierra, o el Año sagrado del
Jubileo, dejando descansar la tierra por completo, en obediencia al mandato de Dios.

Ahora bien, cada jubileo consta de 50 años; 40 jubileos son entonces ¡2.000 años!

40 X 50= 2.000 años.

Calculando en años lunares o bíblicos, que son de 360 días, desde el 33 d. C.


cuando Cristo anunció que la casa de Israel iba a quedar desierta por tiempo, a
fecha de hoy, año 2014, han pasado han pasado 2.008 años lunares. Veámoslo:

Del año 33 d.C. al 2014 d.C.=1980 años solares (del 1 a.C. al 1 d.C. va un solo año)

1980 x 365,24219879= 723.179 días


723.179: 360 = 2008 años lunares

Durante dos mil años, la tierra de Israel ha estado sin Israel en su tierra. La deuda
ha sido saldada. La prueba la tenemos en el hecho de que Israel es de nuevo una
nación, y eso ocurrió en un solo día, el 14 de Mayo de 1948, como también fue
profetizado:

“¿Quién oyó cosa semejante? ¿quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día?
¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz
sus hijos”(Isaías 66: 8)

La Biblia enseña que Israel no iba a desaparecer para siempre, pero eso sí, iba a
desaparecer como nación de forma momentánea, volviendo de nuevo a ser nación
con su territorio (Joel 3: 20, 21; Zac. 14: 11, etc.). Ahora es nación muy secularizada,
como de “huesos secos” (leer, Ezequiel 37: 1-3), pero en ellos, en su día, entrará
espíritu (Ez. 37: 5 ss.

Al tercer día
Oseas 3: 4, 5 “Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe,
sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines. Después volverán los hijos de
Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a Jehová y a su
bondad en el fin de los días”

Esos muchos días son dos mil años, y al tercer día, volverá a la vida:

(Oseas 6: 1, 2) “Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará;


hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos
resucitará, y viviremos delante de él”

Esta profecía no sólo tuvo su cumplimiento en Cristo en cuanto a que resucitó al


tercer día, sino que también lo tendrá en Su pueblo primigenio, el cual volverá a la
vida también al tercer día, es decir, después de esos 2.000 años de alejamiento de
Dios. Ese tercer día es el que le sigue a esos dos, de herida y abandono. El mismo
Dios lo asegura del siguiente modo:

(Oseas 5: 15) “Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y


busquen mi rostro. En su angustia me buscarán”

Cristo se fue y les abandonó yéndose al Cielo, pero volverá cuando reconozcan su
error y pecado, y eso será en tiempos de angustia, la mencionada “Angustia para
Jacob” (Jer. 30: 7), al final de esa semana de años, la última shabua.

Y sólo a través de Jesucristo, en hebreo: Yeshua Ha Mashiach


Así pues, la semana de años que resta para cumplirse para Israel y Jerusalén,
puede empezar en cualquier momento. Tiempo de trato de Dios para Israel, y
tiempo de juicio para el mundo, como jamás lo ha conocido antes (Mt. 24: 21; Ap.
caps. 13-19, etc.). Al final de esta última shabua, “todo Israel será salvo” (Romanos
11: 26), porque habrán entendido y creído en ese momento que Jesús de Nazaret
es el Mesías y Salvador.

Sin excepción alguna, todos los que sean salvos, lo serán únicamente a través de
Yeshúa Ha Mashiach, Jesucristo, porque en ningún otro hay salvación; porque no
hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos, y eso
incluye también a todos esos benditos judíos del final de esta dispensación (Hchs.
4: 12; Zac. 12: 10; 13: 1, etc.)

Cuando finalicen esos siete años, lo se llama también la Tribulación, volverá glorioso
el Señor, el León de la tribu de Judá, y con Él, gloriosa, la Iglesia (Ap. 5: 5; 19: 14;
Zac. 14: 5 etc.), e Israel entrará en el Milenio, presidiendo las naciones que queden,
y recibiendo así el cumplimiento del resto de todas las promesas que Dios le dio,
principiando con Abraham.

Obvia decir que este mundo perverso, tal y como lo conocemos, habrá terminado
para siempre, y el “Nuevo Orden Mundial” que tan afanosamente en la actualidad
están preparando sus adeptos con tanto inútil esfuerzo, habiendo logrado levantar
al hijo de perdición, acabará junto con aquél. (Ap. 6: 12-17; 2 Ts. 2: 3, etc.)

El Señor está a las puertas para recoger a Su Amada, la Iglesia, y así recomenzar
con Israel. Preparen sus corazones.

SOLI DEO GLORIA

© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey Jesucristo, Madrid, España


Septiembre 2006.
Revisado en Septiembre 2009
Revisado de nuevo en Septiembre 2014
www.centrorey.org

Notas:
1. Diccionario Bíblico Ilustrado Vila/Escuain.
2. Ibid.
3. Sir Robert Anderson, “El Príncipe que ha de venir”, pág. 110
4. Comentarista de Matthew Henry.
5. Sir Robert Anderson, “El Príncipe que ha de venir”, pág. 114
LA IGLESIA LO ES PORQUE EN ELLA MORA EL
ESPÍRITU SANTO

Por Ps. Miguel Rosell Carrillo

Índice

 Es una nueva Creación


 Aquel día de Pentecostés
 Sobre el Arrebatamiento
a) La apostasía
b) Se manifieste el hombre de pecado
 El misterio de la iniquidad, su meta, levantar a la Bestia

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente


vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda
la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como
de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del Espíritu
Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que
hablasen” (Hechos 2: 1-4)

(Estudiaremos acerca del advenimiento y salida de la Iglesia de este mundo, y cómo


han de producirse los eventos)

La Iglesia de Jesucristo, es el Cuerpo de Cristo. La iglesia como un organismo ha


sido ordenada sobre la base del mismo principio del cuerpo humano, porque cada
parte se relaciona con las demás partes y todo el cuerpo se relaciona con la cabeza
que dirige el cuerpo. Un cuerpo tiene contados sus miembros; dos manos, dos pies,
dos ojos, etc. del mismo modo los miembros del Cuerpo de Cristo son sólo los que
Dios designó que fueran, y serán; ni uno más, ni uno menos.

La Iglesia, la Desposada de Cristo, es la formada por cada uno de los santos


destinados a ese fin desde antes de la fundación del mundo, ni uno más, ni uno
menos. Tuvo su tiempo de inicio en la tierra, y tendrá su momento de salida de la
tierra.

Es una nueva Creación

(Colosenses 3:9-11) “…habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y
revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando
hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni
incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en
todos”

La Iglesia rompió con todos los cánones antiguos. La Iglesia es, por tanto, UNA
NUEVA CREACIÓN a partir de Hechos 2, porque toda la raza humana converge
para ser una raza renovada en Cristo, una nueva creación (2 Co. 5:17), de cara a
los escogidos (Ef. 1:3-11).

¿Destruye, anula, absorbe o aglutina esta Creación novedosa al Israel nacional? En


modo alguno, ya que las promesas y profecías dadas en exclusiva a Israel, y que
todavía no se han cumplido, se cumplirán, como por ejemplo el reino prometido a
Israel (Hechos 1:6), etc. etc.

Todo tiene su tiempo bajo el sol. Ahora la Iglesia; luego Israel.

Aquel día de Pentecostés

El día de Pentecostés, juntos los discípulos, en una misma manera de pensar y


sentir, en un momento dado se cumplió la promesa que les hizo Cristo en variadas
ocasiones, cuando estuvo con ellos:

“Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro


Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al
cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le
conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros” (Juan 14:15-17)

“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el


Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” (Juan16:17)

“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me
seréis testigos…” (Hechos 1:8)

La promesa de Cristo fue que el Consolador, el Espíritu Santo, iba a estar con la
Iglesia siempre; no iba a ser conocido ni reconocido por el mundo; en esos
momentos estaba con ellos, pero en Hechos 2 en adelante iba a estar en ellos; es
decir, en la iglesia.

Esto es importante, muy importante. En la dispensación de la ley, y en otros


momentos de la historia, el Espíritu Santo ha estado siempre presente, pero a partir
de Hechos 2, el Espíritu Santo no sólo ha estado presente entre los creyentes, sino
que está en los creyentes, cada uno de ellos como templo Suyo.
ESTO ÚLTIMO ES LO QUE FINALMENTE DEFINE A LA IGLESIA: La Iglesia lo es,
porque en ella mora el Espíritu Santo.

Esto ha sido así desde aquel día de Pentecostés, y será hasta el momento en que
la Iglesia sea quitada de este mundo, lo que se denomina el Arrebatamiento (1 Ts.
4: 13-18). Y, ¿Cuándo será eso?...

Sobre el Arrebatamiento

Necesariamente el Arrebatamiento ha de producirse antes del advenimiento de la


Bestia Anticristo.

Veámoslo. (Leamos 2 Ts. 2: 1-8)

La Iglesia subirá a recibir al Señor en el aire (1 Ts. 4:17), lo que denominamos el


Arrebatamiento (harpazo en gr.), antes del “Día del Señor”. Ese “Día del Señor”, es
el tiempo de los juicios de la Tribulación – 2 Ts. 2: 1, 2b “Pero con respecto a la
venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos,
hermanos, 2 que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os
conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el
sentido de que el día del Señor ha llegado."

EL “DÍA DEL SEÑOR”, ES DECIR, LOS JUICIOS DE DIOS SOBRE ESTE MUNDO,
NO VENDRÁ ANTES DE QUE SE PRODUZCAN LOS SIGUIENTES EVENTOS:

a) La apostasía

“3 Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la
apostasía…”

Antes debía de producirse la APOSTASÍA. Esa apostasía empezó como tal, a partir
de Constantino y el advenimiento de la “religión de Pedro” como única del Imperio; el
levantamiento del falso pontífice romano en la Edad Media y su falsa doctrina, y
tendrá su auge final, cuando se acabe de producir la unión blasfema entre Roma y
las demás confesiones llamadas cristianas, que sucumben a ella. Muchos de los que
se dicen cristianos hoy en día, son en realidad apóstatas.

El cénit de esa apostasía, fruto del misterio de la iniquidad, tiene lugar cuando todos
aquellos que se denominan evangélicos, pero que nunca nacieron de Arriba (Jn.
3:5), apostatan deliberadamente, uniéndose en masa a la última y grande
manifestación de la Gran Ramera, encabezada por la segunda Bestia (Ap. 13: 11ss).

Con evidencia constatable, podemos decir con verdad que la sociedad occidental es
ya apóstata.
Siempre, cuando hablamos de apostasía, hemos de pensar en una vuelta atrás del
cristianismo nominal. Sólo eso es apostasía.

b) Se manifieste el hombre de pecado

(V. 3b) “…y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición…”

Ese hombre de pecado es la Bestia Anticristo. Ese energúmeno no se mostrará


como tal si no ocurre algo antes.

Lo que detiene el surgimiento de la Bestia:

(Vv. 5, 6) ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía
esto? Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se
manifieste…”

Los de Tesalónica lo sabían, muchos creyentes hoy en día, no, y pelean contra ello.

Indirectamente la Palabra nos revela qué es lo que detiene el surgimiento de la


Bestia, y si queremos saberlo lo podemos saber.

Lo que detiene el surgimiento del Anticristo es la manifestación poderosa del Espíritu


Santo en la Iglesia; ¿por qué en la Iglesia?, pues porque está en la Iglesia (Hchs. 2),
y esta, está en el mundo.

La Iglesia lo es como tal por esa manifestación del Espíritu Eterno en ella; sin Él, no
existiría tal Creación llamada Iglesia. Por ello, la Iglesia y el Anticristo no pueden
coexistir en este planeta.

(Mateo 16: 18) “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta Roca edificaré
mi iglesia; y las puertas del hades no prevalecerán contra ella”

Cristo iba a edificar Su Iglesia sobre la base de la confesión de Pedro: “Tú eres el
Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Las puertas del Hades (el gobierno de Satanás), no
pueden prevalecer contra la Iglesia en esta tierra. Esto significa entre otras
cuestiones, que el Anticristo, la “joya de la corona” del diablo, no se puede levantar
mientras la Iglesia esté aquí. El diablo no puede prevalecer en sus propósitos
mientras la Iglesia sea Iglesia, y en esta tierra. Así de rotundo. Iglesia y Anticristo no
pueden coexistir.
El misterio de la iniquidad, su meta, levantar a la Bestia

(Vv. 7,8) “Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al
presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se
manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca…”

El misterio de iniquidad, es la obra de de Satanás cuyo fin es el de colocar a su hijo


de perdición como cabeza en este mundo, se ha ido gestando poco a poco. Tendrá
su cénit con el surgimiento de esa Bestia, no obstante, eso no puede de ninguna de
las maneras ocurrir, mientras la Iglesia, como tal, esté en la tierra, como vengo
diciendo.

La llenura del Espíritu Santo en la Iglesia, lo detiene; “Y fueron todos llenos del
Espíritu Santo…” (Hchs. 2: 1), y el mismo propósito de Dios a través de la Iglesia.
La Iglesia lo es del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.

El misterio de la iniquidad es frenado por el poder de Dios en la Iglesia. Una vez


llegue el momento de Dios, la Iglesia será sacada de esta tierra, y con ella ese poder
del Espíritu será “puesto a un lado” (la noción es “salir “de en medio” sin irse del
todo).

En ese momento, ese misterio de la iniquidad empezará con rapidez a


incrementarse, hasta que se manifieste ese hombre de pecado.

La Iglesia no pasará la Tribulación, y no es porque Dios la libra de la ira venidera, en


el sentido de la ira humana (que sí de la ira de Dios – 1 Ts.1:10). La Iglesia ha sido
perseguida desde sus inicios, y los mártires de la misma se cuentan por muchos
miles. No pasará la Tribulación porque para que esa Tribulación se produzca, ha de
manifestarse la Bestia Anticristo, y ese energúmeno no se manifestará mientras la
Iglesia esté en este mundo.

Cuando la Iglesia sea levantada de este mundo, y por ende, la Fanérosis o


Manifestación del Espíritu de Hechos 2 que está en ella, ya descrita, el diablo tendrá
vía libre por siete años para hacer su obra de malignidad, mientras en ese mismo
tiempo, Dios estará obrando hacia Israel para salvación (Ro. 11: 26), el cual sí
recibirá, sobre sí mismo y sobre el remanente escogido de las naciones, la doble
llenura (lluvias temprana y tardía) del Espíritu, y conocerán y recibirán al Mesías
finalmente (Jl. 2:32,23; Zac. 12: 10, 11; Ap. 7).

Los judíos creyentes serán físicamente preservados para entrar en el Milenio como
nación, y la multitud incontable de Ap. 7:9 será decapitada, y, resucitando, reinará
con Cristo por mil años sobre la tierra (Ap. 20:4)

Los santos de la tribulación, no serán la Iglesia como tal, ya que la Iglesia no estará
aquí en la tierra, para cuando ellos vengan a salvación. Es la voluntad de Dios que
mientras la Iglesia esté en el mundo, el misterio de la iniquidad no pueda llegar a
manifestase del todo (2 Ts.2: 6,7), es decir, que se manifieste la Bestia Anticristo.
Después que se manifieste esa Bestia, los santos de la Tribulación padecerán la
persecución de la Bestia (Ap. 13: 7; (Ap. 7:9-17), y padecerán su represalia.

SOLI DEO GLORIA

© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.


www.centrorey.org
Septiembre 2014
LA PARÁBOLA DE LAS DIEZ VÍRGENES
Un estudio y comentario

Por Ps. Miguel Rosell Carrillo

Índice del estudio

Introducción
1. Razonemos
2. Veamos todo esto paso a paso, empezando desde el principio
3. Entendiéndolo con mayor detalle

(Mateo 25: 1-13) “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que
tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. 2 Cinco de ellas eran prudentes
y cinco insensatas. 3 Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo
aceite;
4 mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.
5 Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. 6 Y a la medianoche
se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! 7 Entonces todas aquellas
vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. 8 Y las insensatas dijeron a las
prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. 9 Mas
las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras,
id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. 10 Pero mientras
ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él
a las bodas; y se cerró la puerta. 11 Después vinieron también las otras vírgenes,
diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! 12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo,
que no os conozco. 13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo
del Hombre ha de venir”.

Introducción

Hagamos un estudio pormenorizado de esta parábola, con la cual el arminianismo


se ha cebado para venir a enseñar, de hecho, que la salvación es un asunto que
implica obras, contradiciendo la Palabra de Dios, la cual enseña que la salvación es
exclusivamente por gracia, y no por obras (Ef. 2: 8, 9)

La doctrina arminiana, que se coló con fuerza abrumadora 250 años atrás,
promovida sin duda por los jesuitas para destruir el protestantismo, enseña a partir
de sus derivados, y en concreto respecto a esta parábola, que el creyente, y por
tanto, hijo de Dios por adopción (Jn. 1; 12), que en el momento de la venida del
Señor no esté suficientemente avivado, no sólo se quedará en tierra, sino que
además el Señor le dirá: “No te conozco”, lo cual implica que habría dejado de ser
hijo (lo cual es un contrasentido, ¿cómo se puede dejar de ser hijo?)

Evidentemente, esta manera de comprender esta enseñanza de Cristo redunda en


una doctrina herética, cual es, la salvación por el esfuerzo humano.

1. Razonemos

¿Le diría Cristo a un verdadero hijo de Dios, “no te conozco”? Obviamente en ningún
caso.

Otra pregunta que nos debemos hacer es, y siempre teniendo en cuenta que esta
historia es una parábola, es decir, un medio para obtener conocimiento de una
verdad espiritual, ¿Son todas esas vírgenes, verdaderas creyentes? Siendo
entonces obvio que el Señor jamás diría a un verdadero creyente: “no te conozco”,
es necesario llegar a la conclusión de que las cinco vírgenes insensatas, no se
corresponden con verdaderos creyentes, sino tan sólo con creyentes nominales.

2. Veamos todo esto paso a paso, empezando desde el principio

(V. 1) “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando
sus lámparas, salieron a recibir al esposo”:

Jesús, dirigiéndose a sus discípulos en el Sermón del Monte de los Olivos, todos
ellos judíos (porque Jesucristo vino a rescatar a las ovejas perdidas de Israel, esto,
en primera instancia), les dice que “el reino de los cielos será semejante a”.
Obviamente el Señor está hablando, no de aquel tiempo, ni del tiempo de la Iglesia,
sino del tiempo del final de la Gran Tribulación, cuando la Iglesia habrá sido ya
sacada de este mundo, y todo esté presto para dar comienzo el Reino visible sobre
esta tierra, por supuesto, en el contexto de Su gloriosa Segunda Venida.

No olvidemos que el ministerio de Cristo fue dirigido a Israel, pues la Iglesia no


existía todavía. Cristo en Mt. 24 y Mt. 25 se dirige a los creyentes de origen judío de
su tiempo, y del tiempo de la última semana de años de Daniel 9: 27 (la última shavua
– siete años), que se corresponderá con el tiempo de la Tribulación, (véase también
Lucas 12: 35-37).

Dice el Señor que en ese tiempo todavía venidero, los que recibirán el reino milenial,
y están representados por diez vírgenes (al menos cinco de ellas), salieron a recibir
al esposo. La palabra que la Reina Valera traduce por “esposo”, es en el griego
original “nimpsion”, que significa tres cosas: “novio”, “desposado”, “recién casado”.
Cristo será en ese momento el novio recién casado.
Curiosamente, en algunos manuscritos antiguos, y sus correspondientes
traducciones bíblicas, ese versículo primero, lo leemos así:

"Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus
lámparas salieron a recibir AL ESPOSO Y A LA ESPOSA" (Mt. 25: 1) (versión Torres
Amat)

"En aquel tiempo el reino del Cielo será semejante a diez doncellas que tomaron sus
lámparas y salieron al encuentro DEL NOVIO Y LA NOVIA" (Mt. 25: 1) (versión
Peshitta)

Es curioso que en estas traducciones, y seguramente en algunas otras más, la


Palabra nos mencione, no sólo al Novio (Cristo), sino también a la Novia, (la Iglesia),
lo cual tiene un sentido completo. De esta manera, las diez vírgenes, o diez
doncellas, salen a recibir a Cristo y a Su Iglesia, la cual habrá sido sacada de este
mundo, seguramente siete años antes.

(V. 3) “3 Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite”:

Las lámparas aludidas por el Señor, en la vida cotidiana y ordinaria, se


correspondían a vasijas que contenían aceite, y se prendían para dar luz. De ahí que
cada verdadero creyente es luz en este mundo.

Cada hombre o mujer es una de esas vasijas. En el caso de un verdadero creyente,


su vasija o lámpara estará lleno de aceite, que representa llenura de la Palabra de
vida.

No obstante, esas doncellas insensatas no llevaban apenas aceite en sus vidas,


porque no tenían acceso al bendito Espíritu de la Palabra. Leemos en Ro. 8: 9; “y si
alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él”. La Palabra de Cristo prácticamente
era inexistente en ellas.

El que se dice creyente, pero no ha nacido de lo Alto (Jn. 3: 3), puede hacer profesión
pública de fe; en este caso, llevaría su lámpara, que sería él mismo, dando incluso
testimonio con su boca de las cosas de Dios (el falso profeta Balaam también hacía
eso).

Tendría el poco aceite que da el hecho de que la Luz vino a los hombres (Jn. 1: 9;
3: 19), habiendo sido iluminado por el Espíritu Santo, habiendo gustando del don
celestial, (He. 6: 4, 5), pero, como dice también la parábola del Sembrador, no
tendría raíz, y se secaría. Por tanto, no es un verdadero creyente, porque no
permanece ni puede permanecer en Cristo. Es sólo un creyente nominal, es decir,
de nombre.
(Vv. 4, 5) “mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus
lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron”:

Aquí vemos a otros creyentes, representados por las otras cinco vírgenes, los cuales
son verdaderos creyentes, ya que pueden conseguir el aceite para colocarlo en sus
lámparas. Son verdaderos templos del Santo Espíritu. Esas vírgenes, sí tenían
acceso total al bendito Espíritu.

El dormirse, entra dentro de la condición humana. Vemos eso con los discípulos,
cuando estaban rendidos de sueño en el monte de la Transfiguración (Lc. 9: 31-33),
o durmiendo cuando el Señor oraba en el Huerto de los Olivos poco antes de ser
prendido (Mt. 26: 44-46). Implica el hecho de que nada de lo que es la obra de Dios
está bajo nuestro control, sino bajo el control y la determinación divinas, como la
venida del Señor.

Vv. (6-10)

“ Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!


7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. 8 Y
las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras
lámparas se apagan. 9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos
falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras
mismas. 10 Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban
preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta”:

La medianoche significa el momento en que todos duermen. En el momento menos


esperado llegará el Señor glorioso, porque seguramente será el momento menos
propicio.

¿Esas diez vírgenes son la Iglesia? Esas diez vírgenes no son la Iglesia. En ningún
lugar se identifica a la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo con diez vírgenes, o con
diez doncellas.

Las diez vírgenes, son las diez damas de honor que deben estar presentes en una
boda judía como las del tiempo de Jesús, y eso lo entendían bien Sus discípulos.
Las doncellas no se casan con el novio, de otra manera eso resultaría ser poligamia,
condenada esta por Cristo, por cierto.

Por otro lado, ningún cristiano nominal puede ir a un verdadero hijo de Dios y pedirle
que le traspase un poco de la justificación con la cual este último ha sido justificado
por Cristo, pero esto es lo que intentaban estos falsos creyentes representados por
las cinco doncellas insensatas. Nadie puede venir a salvación si Dios no la
da: “Ninguno puede venir a Mí, si el Padre que me envió no le trajere…” (Jn. 6: 44)
La respuesta de las prudentes a las insensatas, fue: id y arreglaos con Dios. Esa es
una respuesta parecida a la que Pedro le dio a Simón el Mago: “…ruega a Dios, si
quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; porque en hiel de amargura
y en prisión de maldad veo que estás” (Hchs. 8: 22, 23)

Mientras iban a conseguir lo que no tenían, fue demasiado tarde, porque el Señor
llegó. Bien, si estas personas, representadas por las cinco doncellas insensatas,
hubieran sido cristianas, aunque poco espirituales digamos, seguirían siendo hijas
de Dios; serían como aquel hijo pródigo que por ser hijo, aunque mal siervo, volvió
a casa de su padre, y su padre le recibió; siendo así, jamás hubieran sido
condenadas, como fueran estas cinco, y sin embargo, apréciese la respuesta del
Señor: “De cierto os digo, que no os conozco” (V. 12)

Las que estaban preparadas lo estaban porque eran de Cristo; las que no estaban
preparadas, jamás lo iban a estar, porque no eran de Cristo.

Es harto evidente que no se trata de la Iglesia, ya que la Iglesia está formada sola y
exclusivamente por los santos de Dios.

3. Entendiéndolo con mayor detalle

La parábola de las diez vírgenes, no tipifica a la Iglesia, sino al Israel del final de la
Gran Tribulación. En ese Israel, habrá verdaderos creyentes, y creyentes sólo
profesantes, así como es en la actualidad la que llamamos iglesia, la que es visible.

El esposo es Cristo, la esposa es la Iglesia glorificada. Esto tipifica la venida gloriosa


de Cristo, junto con Su Amada a esta tierra; obviamente, después del Rapto de la
misma.

Las vírgenes o doncellas que entran en las bodas, son los invitados a esas bodas,
pero no son los contrayentes, ya que no son parte de la Iglesia, sino que son los
convidados a las bodas. Evidentemente en ese momento (Mt. 25: 10), se celebrará
la última parte de las solemnidades de la boda del Cordero con Su esposa, la Iglesia,
y será aquí en la tierra.

Escribe el comentarista de Matthew Henry:

“Las vírgenes… se trata de los invitados a la cena del Cordero (Ap. 19: 9), que tiene
lugar después de la Gran Tribulación y durante el Milenio….estas vírgenes [las diez]
no son la novia, sino sólo acompañantes, lo cual conviene más al remanente judío
en la 2ª venida. La ocupación de estas vírgenes es salir al encuentro del esposo…la
condición necesaria para recibir al esposo dignamente es tener las lámparas
encendidas cuando venga el esposo…el aceite en las lámparas es símbolo del
Espíritu Santo que será derramado en aquel tiempo sobre la casa de David y sobre
los moradores de Jerusalén precisamente para que estén preparados para el retorno
del Mesías (Zc. 12: 10)” (Matthew Henry)

Así es. Esas cinco vírgenes que estaban preparadas, se corresponden con los
convidados a las Bodas: “Bienaventurados los que son llamados a la cena de las
bodas del Cordero…” (Ap. 19: 9)

Por invitados a las bodas (Ap. 19: 9), debemos entender que son personas salvas,
pero que no pertenecen a la Iglesia como tal. Por lo tanto deben ser judíos de antes
del Pentecostés (Hchs. 2) y del tiempo de la Gran Tribulación. Los primeros están
en el cielo y participarán en las bodas como invitados. Los segundos, y con ellos
muchos salvos de origen gentil del tiempo de la Gran Tribulación que habrán
quedado, serán invitados a las bodas que se celebrarán en tierra. Las bodas tendrán
su celebración en el cielo, y luego vendrá el esposo con la esposa (Cristo y la Iglesia)
a la tierra a seguir celebrando los esponsales. Todo ello justo antes de juzgar a las
naciones, y proceder a inaugurar el Reino prometido a Israel en esta tierra y por mil
años (Mt. 25: 31ss; Ap. 20)

Escribe John McArthur: “La Iglesia es la esposa durante la fiesta de presentación en


el cielo, después viene a la tierra para la celebración de la última cena o banquete
(el milenio)”

Mayormente el sentido de la parábola hay que dirigirlo, por tanto, a los que vayan a
quedar en la Gran Tribulación, para recibir a Cristo, el Esposo con su Esposa.

En cuanto a nosotros, los creyentes de esta dispensación, la Iglesia, creo que la


enseñanza de esa parábola es sencillamente la de crecer en santificación, porque
esa es la voluntad de Dios para con nosotros (ver 2 Pedro 1: 1-8).

El Señor Jesús viene en breve. ¡Sí, ven Señor Jesús! © Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid,
¿MEJORARÁN LAS COSAS EN ESTE MUNDO?
Esta es parte de las conferencias que he dado en Lexington; Kentucky, en la
Iglesia Maranatha, en Mayo del corriente 2013.

Miguel Rosell Carrillo

Índice del estudio

INTRODUCCIÓN
I) LA IGLESIA
 Atendiendo a la Palabra más que nunca antes
 El ataque desde el Vaticano, por activa y por pasiva
 El falso mover apostólico y profético (Nueva Reforma Apostólica)
II) EL AUMENTO DE LA MALDAD
 Los días de Noé
 Los días de Noé: El materialismo y ateísmo práctico, como
fundamento y base para la maldad
 Los días de Noé: Rechazo de la Palabra de Dios
 El tiempo previo a los días de Noé
 Impiedad y apostasía de Caín
 El inicio de los viajes
 Surgimiento de las ciudades
 Ganadería industrial; industria metalúrgica; industria musical
 Adulterio y violencia
III) La maldad de los hombres en los días de Noé y de hoy
IV) Los días como los de Lot
 El mundo va mal, pero es por el pecado
Concluyendo
“Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase
señal del cielo. Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo;
porque el cielo tiene arreboles. Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene
arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! ¡que sabéis distinguir el aspecto del cielo mas
las señales de los tiempos no podéis! (Mateo 16: 1-3)

INTRODUCCIÓN

Antes de entrar de pleno en la cuestión de los últimos días, en los que ya estamos,
entendamos primero como ha sido y es el orden de Dios desde los inicios.

Así como la naturaleza nos da señal de lo que va a ocurrir en términos naturales, el


Señor a lo largo de la historia de la humanidad, y muy específicamente en relación
a Su pueblo, siempre ha dado a conocer lo que ha esperado de ésta.

El Señor Jesús hubiera esperado de los dirigentes religiosos de su época que


hubieran captado que Él, el Mesías de Israel estaba en medio de ellos. No obstante,
lejos de eso, los fariseos y saduceos, no sólo no lo intuían, sino que descaradamente
le pedían de continuo señales asombrosas para tentarle.

Podían discernir en cuanto a lo natural, pero siendo supuestos hombres de Dios, no


podían distinguir los tiempos en términos espirituales; las sazones u oportunidades
que Dios ha ido concediendo, en ese caso, la misma venida del Mesías en medio de
ellos.

Esto mismo está pasando hoy en día, cuando el regreso del Señor es inminente.

Por tanto, Dios quiere que seamos conocedores de todo lo que es y ha sido su mover
hacia los hombres, a lo cual llamamos dispensaciones, es decir, resoluciones divinas
hacia los hombres en cuanto a diferentes tiempos, paralelas a Sus Pactos; todo lo
cual está en la Biblia.

En la Biblia encontramos los diferentes Pactos que Dios ha hecho con el hombre,
así como sus diferentes dispensaciones.

Por tanto, podríamos encajar toda la historia de la humanidad en


diferentes dispensaciones, entendiendo mejor este término en el sentido teológico
por:

“Un periodo durante el cual el hombre es puesto a prueba con referencia a


cierta revelación específica de la voluntad de Dios” (C.I. Scofield)
El diccionario bíblico define la dispensación o dispensaciones, como:

“El trato ordenado con los hombres por parte de Dios en la variada administración
de Sus caminos en distintos tiempos”

Claramente podemos contemplar siete diferentes dispensaciones en las Escrituras.


Estas las llamamos: 1. La Inocencia; 2. La Conciencia; 3. El Gobierno Humano;
4. La Promesa; 5. La Ley; 6. La Gracia; 7. El Reino.

Nos vamos a fijar en las dos últimas:

La Dispensación De La Gracia:

La Gracia (Juan 1: 17)

La gracia es “la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor para con los
hombres...nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho” (Tito
3: 4, 5)
Entendiéndolo de ese modo, la gracia siempre contrasta con la Ley, ya que esta
última siempre demanda su cumplimiento, reclamando justicia de parte del hombre,
mientras que la gracia otorga la justicia de Dios al pecador.

En la actualidad, estamos en la dispensación de la gracia todavía.

La Dispensación Del Reino (Efesios 1: 10)

“[El Padre] dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el


cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la
dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos,
como las que están en la tierra”. (Efesios 1: 9, 10)

Cuando termine la dispensación de la gracia, empezará la del reino.

“Enseñando en la Iglesia Maranatha de Lexington, KY/Con algunos hermanos de la


iglesia Maranatha/ Con el pastor Fernando Farias y el hermano Hugo”

Dios tiene su tiempo:


Como dijimos, Dios es un Dios de tiempos y de sazones, los cuales tiene en su
sola potestad (Hchs. 1: 6). Ha ordenado todas las cosas para que todas tengan su
cabal cumplimiento en su tiempo. Ese tiempo no es el tiempo del hombre.

Por el cumplimiento de la profecía bíblica, sabemos que estamos al final de la


dispensación de la gracia.
Veamos dos aspectos que implican nuestra cotidianidad al respecto:

I) LA IGLESIA

II) EL AUMENTO DE LA MALDAD

Empecemos:

I) LA IGLESIA

“Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo
comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Timoteo 4: 3, 4)

Más que nunca antes en la historia de la Iglesia, las ganas de oír cuentos y fábulas,
y el aumento de los fabulistas que ocupan grandes púlpitos, es demencial.

“Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con
él, os rogamos, hermanos, 2 que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de
pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera
nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. 3 Nadie os engañe en
ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se
manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición…” (2 Tesalonicenses 2: 1-3)

Esa apostasía profetizada es una realidad hoy en día, y es preludio del levantamiento
del Anticristo, lo que nos lleva a entender que el Arrebatamiento de la Iglesia está a
las puertas.

Atendiendo a la Palabra más que nunca antes

“Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos;
27 porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios. 28 Por tanto, mirad
por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos,
para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. 29 Porque
yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces,
que no perdonarán al rebaño.30 Y de vosotros mismos se levantarán hombres
que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. 31 Por tanto,
velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de
amonestar con lágrimas a cada uno” (Hechos 20: 26-31)

 Más nunca antes es preciso enseñar todo el consejo de Dios desde el púlpito.
 Más que nunca antes hay que ver como andamos ante Dios.
 Más que nunca antes es preciso cuidar de la verdadera grey.
 Más que nunca antes la infiltración en las iglesias evangélicas es un hecho.
 Más que nunca antes la herejía y los herejes vestidos de piel de cordero
(G12, D12, Nueva Reforma Apostólica, Dominionismo, Movimiento
Emergente, etc. etc.) buscan el arrastrar a los fieles hacia la apostasía.
 Más que nunca antes es menester VELAR.

El ataque desde el Vaticano, por activa y por pasiva

A poco menos de un mes de que Bergoglio haya sido hecho jefe vaticanista, el
cardenal emérito de Washington, Theodore McCarrick, cree que el sumo pontífice
puede "cambiar de arriba abajo" la región latinoamericana con “su nuevo mensaje”.
En cuanto a los viajes que “Francisco” tiene previstos hacer, a Brasil, en julio, y a
Argentina y Chile, en septiembre, ha dejado claro, que FRENAR EL AVANCE DE
LA IGLESIA EVANGÉLICA deberá ser una prioridad.

http://internacional.elpais.com/internacional/2013/04/08/actualidad/1365440704_778230.html

Lo antiguo: lo malo/Lo nuevo: lo bueno


“…sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella” (Mateo 16: 18)

El propósito de Satanás es el de destruir la Iglesia, y lo intentará hasta el final. El


engaño a la Iglesia ya no es desde afuera sólo, sino desde adentro.

Infiltración
La ocultista Alice Bailey (mística profeta del ocultismo, y madre del Movimiento de la
Nueva Era), reveló un ingenioso plan en su libro “La Exteriorización de la
Jerarquía” (1957) por el cual agentes de la Cábala se iban a infiltrar en la Iglesia
Cristiana para modificar su mensaje, transformándolo en un instrumento para la
Religión Universal del siglo XXI.

Alice Bailey declaró en su libro al respecto:

"Surgirá la Iglesia Universal, y sus contornos definidos van a mostrarse hacia el final
de este siglo... la iglesia cristiana en sus muchas ramas puede servir como núcleo a
través del cual la iluminación del mundo se puede lograr... la iglesia como un factor
de enseñanza debe tener las grandes doctrinas (rompiendo las viejas formas en las
que se expresa)" (Alice Bailey, La Exteriorización de la Jerarquía, 1957, Lucis
Publishing.)

Usando la iglesia visible para difundir la enseñanza y espíritu luciferino. Esa es la


intención.
Alice Bailey rechazó el Cristo de la Escritura para abrazar un Cristo diferente debido
a su aceptación de un sistema de creencias ocultas. La mayoría de las personas no
se dan cuenta de cuán importante ella fue para la conformación de la nueva religión
mundial que vemos hoy en día surgir.

“Alice Bailey”

Benjamin Crème el portavoz del cristo de la Era de Acuario, declaró:

"Los trabajadores en el ámbito de la religión formularán la plataforma universal de la


nueva religión mundial. Es una obra de síntesis viva y hará hincapié en la unidad y
la comunión del espíritu" (“Reaparición del Cristo” pp. 168-159).

Esos “trabajadores del ámbito de la religión” en cuanto lo evangélico se trata, son


infiltrados, falsos maestros, falsos profetas, falsos pastores, falsos apóstoles.

De ahí todo este énfasis en el mundo neopentecostal sobre el gran avivamiento


mundial, la tremenda reforma mundial, la conquista de las naciones, etc.

Pero eso está muy bien planeado, y es parte del gran engaño hacia la Iglesia.

“Benjamin Creme”

Como escribe el nueva-erista Brad Steiger:

"Casi todos los observadores de la escena espiritual contemporánea parecen estar


de acuerdo en que hay una especie de nuevo Pentecostés ocurriendo en este
momento, algún tipo de proceso de despertar espiritual en marcha" (Brad Steiger,
“Dioses de Acuario (Nueva York, 1976), p. 222)

Usando términos de la Kabala (ocultismo) escribe el falso apóstol Rony Chaves: “El
Año 5773 (el 2013), está totalmente relacionado al número 73 y con este a las letras
hebreas correspondientes a esos números, estas son AYIN GIMEL, cuyo significado
profético está directamente relacionado con el: CAMELLO y el TRIÁNGULO”

César Castellanos en ese sentido escribe en su libro “Liderazgo de éxito a través de


los 12” pág. 389:

“Este presente de inquietud y preocupación, hace que el hombre vislumbre el futuro


de manera desesperanzada, sin embargo, estamos a tiempo de plantear la
respuesta de aliento a todos aquellos que dudan de un mañana mejor”(énfasis
nuestro)
De acorde a las enseñanzas del movimiento de la Nueva Era, para que se pueda
entrar en el “nuevo paradigma”, se debe abandonar el “viejo paradigma”.

Lo antiguo quedó ya obsoleto, y es preciso un “cambio de paradigma” – dicen – y en


ese sentido así se expresa César Castellanos, líder del G12:

“Dios anhela establecer una revolución espiritual en su Iglesia, y cambiar la vieja


mentalidad que afecta al cuerpo de Cristo…si quieren que haya multiplicación, no
pueden seguir en el viejo paradigma” (César Castellanos; Liderazgo de éxito a
través de los doce, pág. 394; Primera Palabra)

Esto implica un cambio, no sólo en la forma, sino en el fondo de hacer iglesia.


Cambios de orden doctrinal y otros, son los que proponen. Nada tiene que ver una
iglesia del G12 con una iglesia verdaderamente evangélica.

Todo ello obedece a ese proceso de transformación por la infiltración, enseñada y


anunciada por Alice Bailey y Benjamin Creme.

El proceso de infiltración en la iglesia evangélica, ha sido una constante a lo


largo de los años.

“Castellanos y Luna, son dos de los promotores principales del fatídico G12”

El falso mover apostólico y profético (Nueva Reforma Apostólica)

“Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan


como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza
como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan
como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:
13-15)

Hoy en día, muchos exhiben sus propias credenciales de “apóstol”, como si de un


oficio, de un cargo, o de un título se tratara.
Se llaman a sí mismos: “apóstol fulano de tal”; se presentan a los demás de esa
manera, lo llevan impreso en sus tarjetas de visita, y hasta en sus rostros. Lo
mismo ocurre, con mayor o menor incidencia, con los llamados profetas y
profetisas.

Se ha convertido en una fiebre últimamente. Algunos de los que antes eran


“simples” y sencillos pastores de congregación, ahora han “ascendido” de posición
y categoría, y son apóstoles.
El G12 de Castellanos, Luna, etc.
Otra de esas estrategias de infiltración, son los falsos “modelos”, y uno de ellos es
sin duda alguna el G12 en cualquiera de sus versiones:

 G12, de César Castellanos.


 D-12 de Cash Luna; llamado “Modelo de Jesús”
 Con otros nombres, pero que es lo mismo (E12, M12, etc.)

Prestemos atención
El Señor no va a esperar a enviar a Su Hijo hasta que nosotros los cristianos
pongamos a Sus enemigos por estrados de Sus pies (S. 110: 1; 1 Co. 15: 24, 25;
Hchs. 2: 34), eso lo hace el Padre.

El Señor no va a esperar a enviar a Su Hijo hasta que nosotros los cristianos


tomemos el control del poder de las naciones, sus gobiernos, y sus riquezas, eso lo
hará el Hijo en Su venida gloriosa (Dn. 2: 44, 45; Zac. 14; Ap. 19: 11ss, etc.)

El Señor no va a esperar a enviar a Su Hijo hasta que nosotros los cristianos


triunfemos sobre la tierra, conquistemos y discipulemos las naciones, y seamos
pastores de multitudes, porque todo eso no nos lo ha mandado.

El Señor no va a esperar a enviar a Su Hijo hasta que nosotros los cristianos


establezcamos el Reino, eso lo va a hacer el Hijo en Su venida gloriosa.

El Señor no va a esperar a enviar a Su Hijo hasta que se produzca el Gran


Avivamiento de las Naciones. Ese avivamiento no es para esta dispensación, sino
que será en el Milenio (Hab. 2: 14; Is. 11: 9 ver contexto). Otra vez, a partir de que
Jesucristo regrese en gloria.

Conclusión: No van a ser mejores ni más “gloriosos” los días que están por venir en
relación a lo que comúnmente entendemos como iglesia visible.

II) EL AUMENTO DE LA MALDAD

“Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y
hambres, y terremotos en diferentes lugares. 8 Y todo esto será principio de dolores.
9 Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas
las gentes por causa de mi nombre.10 Muchos tropezarán entonces, y se entregarán
unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. 11 Y muchos falsos profetas se
levantarán, y engañarán a muchos; 12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor
de muchos se enfriará” (Mateo 24: 7-12)

La maldad se está multiplicando en todas las esferas, y el amor se está enfriando.


Los días de Noé

“Mas como en los días como los de Noé, así será la venida del Hijo del
Hombre” (Mateo 24: 37)

El Señor Jesucristo no nos dijo el día en que iba a volver (Mt. 24: 36), pero nos dio,
entre otras, una pista: Su venida gloriosa sería como en los días que fueron como
los de Noé.

Lo primero que podemos destacar de esos días aludidos, es que en absoluto fueron
días de triunfo y conquista. En absoluto fueron días de establecimiento del Orden
Divino sobre la tierra conforme a pureza, santidad y temor de Dios, sino, de forma
radical, todo lo contrario:

Los días de Noé: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha sobre la
tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo
s olamente el mal” (Génesis 6: 5)

El estudiar los días que fueron los de Noé y los de Lot, nos va a ayudar a entender
varias cosas. Una de ellas es acerca de los tiempos actuales, otra, la tremenda
similitud de aquellos días con estos de ahora.

Los días de Noé: El materialismo y ateísmo práctico, como fundamento y


base para la maldad
La gente antediluviana era materialista, ocupada de las cosas temporales, viviendo
como si no hubiera Dios en el Cielo ni en la Tierra. Vivían ausentes de Dios. Eran,
por tanto, impíos.

A pesar de la tremenda violencia y maldad que caracterizaba aquellos días de Noé,


el Señor Jesús no enfatiza ese hecho, sino que más bien va a la raíz del asunto: a
la preocupación enfermiza de las personas de aquel tiempo por las cosas mundanas
de la vida diaria. El Señor lo expuso del siguiente modo:

“Porque en los días antes del diluvio, estaban comiendo y bebiendo, casándose y
dándose en casamiento” (Mateo 24: 38)

Vemos que la expresión de perversión y maldad en general, son fruto y


consecuencia de un dar la espalda a Dios, y vivir conforme al sentido de la libertad
en auto suficiencia, que no es otra cosa sino libertinaje, y por tanto, rebelión contra
Dios.

Los días de Noé: Rechazo de la Palabra de Dios


A pesar de las advertencias de Noé, pregonero de justicia (2 Pr. 2: 5), las gentes
no escucharon, sino que se mantuvieron indiferentes, y aún burlándose. Estaban
seguros en sí mismos, prescindiendo de lo que Dios tuviera que decir; en este
caso, que Su juicio iba a ser inminente, cosa que jamás creyeron.

Jamás tomaron en serio a Dios, menos todavía a su portavoz, Noé.

Noé fue en este sentido un tipo de iglesia fiel, que predica la Palabra de Dios.
Tristemente, no sólo los actuales impíos actúan de forma similar a los hombres del
mundo antiguo, sino que muchos creyentes, a modo de la mujer de Lot, tampoco,
viviendo en su cotidianidad secularizada, como si nunca fuera a volver el Señor a
por los Suyos. Muchos de seguir así, no estarán listos para cuando Él regrese.

El tiempo previo a los días de Noé


La acción de los juicios de Dios, siempre llega cuando la maldad sube a su máxima
expresión sobre la tierra. Fue así con Sodoma y Gomorra (Gn. 19), fue así en
relación con los amorreos, habitantes de Canaán (Gn. 15: 16); fue de igual modo
con la humanidad antediluviana, y será así, sin lugar a dudas, con la humanidad
actual. Esto constituirá el fin del tiempo de los gentiles (ver Lc. 21: 24; Hchs. 15: 7;
Ro. 11: 25, Ap. 6-19; etc.)

Por ello, nos será muy útil entender cuáles fueron los días previos al colmo de la
maldad que hizo que Dios tuviera que exterminar aquella creación, excepto ocho
personas y muchos animales.

a. Caín, y los hijos de Caín:


Después de la caída de Adán y Eva, el relato del Génesis nos habla con cierto
detalle de un personaje, el primogénito de esos dos primeros seres humanos, y
fruto directo de su rebelión: Caín.

Caín, asesino de su hermano Abel, fue el prototipo de la maldad en el hombre desde


el principio. Tanto es así, que se podría hablar del espíritu de Caín cuando nos
referimos a la maldad humana. Era tan malévolo ese hombre, que los demonios
tomaron un tremendo lugar en él y también en su descendencia.

Impiedad y apostasía de Caín


Una vez, Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová (Gn. 4: 3). Esa
ofrenda no iba a ser acepta por Dios porque provenía de una tierra corrompida,
maldita por causa del pecado (Gn. 3: 17), y todo lo que Caín quiso ofrecer a Dios
era fruto de maldición, porque su corazón iba a la par con ella. Todo ello
representaba su pertenencia a un mundo bajo condenación.

Sin embargo, Abel dio una ofrenda a Dios que sí aceptó con agrado. La sangre de
lo mejor y más estimado de los primogénitos de sus ovejas, representaba el póstumo
sacrificio del Cordero de Dios; el Hijo de Dios, el primogénito de toda creación (Col.
1: 15), como ofrenda por la redención de la humanidad.
Cuando Caín vio que no consiguió agradar a Dios (aunque no buscaba hacerlo),
buscó el agradar a su dios, al maligno, al cual a sabiendas o no, servía. Sin lugar a
dudas, Caín fue el primer satanista de la historia de la humanidad. Caín entregó a
su hermano a la muerte, muerte de la cual Satanás iba a tener por aquel entonces
el imperio (ver He. 2: 14b). La sangre del justo Abel que derramó, fue ofrenda al
diablo (véase bien Gn. 4: 11). Toda sangre injustamente derramada por el hombre,
es ofrenda y poder para el maligno, porque en la sangre está la vida (Lv. 17: 11)

Por aquel entonces, el diablo estaba “tomando” su lugar en este mundo (1 Jn. 5:
19b). Por ello, a la par de su devenir inicuo, Caín encabezó lo que podríamos
denominar el avance tecnológico y cultural de aquellos primeros tiempos. Muchos
de esos logros fueron por inspiración y dirección satánicas.

El inicio de los viajes


En Génesis 4: 16, vemos acerca del inicio de los viajes. Caín sale de la presencia
de Jehová, y por su cuenta y riesgo – principio de la auto suficiencia y rebelión -
fue a habitar a otro lugar, a tierra de Nod, (la tierra del errante Caín)
Así fue en el principio, y así sería en el final de los tiempos, es decir, en estos días.
El ángel le dice a Daniel que en el tiempo del fin muchos irían de aquí para allá
(Dn. 12: 4b). Nunca antes se ha viajado tanto en este planeta como en estos
tiempos.

Surgimiento de las ciudades


En Génesis 4: 17, vemos acerca del surgimiento de las ciudades. Esa es la
primera referencia en cuanto a la formación de las ciudades. A partir de ese
momento, la saga de Caín empieza a formarse y a establecerse por esa tierra bajo
maldición, por la que había ido errante.

Ganadería industrial; industria metalúrgica; industria musical


En Génesis 4: 20-22, vemos acerca del surgimiento de la ganadería
industrial, la industria metalúrgica, y el surgimiento de los instrumentos
musicales.

Siempre que la humanidad ha experimentado un progreso significativo en cuanto a


lo material y al bienestar, no ha ido excluido esto de apostasía y surgimiento de la
maldad.

Caín y su descendencia reemplazaron a Dios por el materialismo. Todas estas


cosas que conformarían el mundo y sus deseos (1 Jn. 2: 15-17); cosas no en sí
malas, pero provenientes del espíritu de Caín, llegarían a ser lo más importante en
los días de Noé, exactamente como lo son hoy en día.

Es de todos sabido, que cuando servimos a lo material, ya no servimos al Dios que


lo creó, venimos entonces a ser adoradores de Mamón y sus anexos.
Esa dependencia de lo material, devenga en un ateísmo práctico el cual proveniente
del espíritu de Caín, fue en los días de Noé, así como lo es hoy en este mundo que
cada vez más le da la espalda a Dios.

Adulterio y violencia
Sumándose al amor por lo material, en los días de Caín surgieron la
poligamia y de nuevo la violencia (Gn. 4: 19, 23, 24). Esto llegó magnificado
hasta los días de Noé... ¿y no les suena familiar hoy en día?

La violencia de todo tipo es moneda de cambio cada minuto de cada día en cualquier
lugar del planeta. Y si hablamos de poligamia, también; ¿De cuántos adulterios
podríamos hablar, incluso entre aquellos que se llaman cristianos?

Así pues, vemos una conexión entre la maldad y el progreso en lo material. El


progreso no es malo en sí, pero siempre ha ido acompañado de la iniquidad desde
Caín. De nuevo vemos en el libro de Daniel, que el ángel le informa al profeta acerca
de la ciencia que iba a aumentarse en el tiempo del fin (Dn. 12: 4), y díganme, ¿no
son estos, y sin precedentes, los días del aumento de la ciencia y del conocimiento?

b. Set, y los hijos de Set:


La Biblia nos dice que en aquellos días de expansión del espíritu de Caín, Adán y
Eva tuvieron a Set. Pasaron muchos años (Gn. 5: 3) desde el principio, y Dios en
su misericordia, les concedió un sustituto de Abel, porque eso es lo que Set
significa. Si Abel hubiera representado a la humanidad temerosa de Dios, Set
proseguiría en esa misma línea.

Leemos que en cuanto a la descendencia de Set, “los hombres comenzaron a


invocar el nombre de Jehová” (Gn. 4: 26). De esa genealogía, con los años, nacería
Noé. De hecho, para los días de Noé, sólo él representaría a Set y su búsqueda de
Dios.

Sólo un hombre, Noé, no era suficiente para aplacar la justa indignación y juicio de
Dios. Inexorablemente, la destrucción vendría sobre toda la faz de toda la tierra.

III) La maldad de los hombres en los días de Noé y de hoy

Ya en el tiempo de Jared, padre de Enoc, padre de Matusalén, abuelo de Noé (Gn.


5: 16-21), “la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y todo designio de los
pensamientos del corazón era de continuo el mal” (Gn. 6: 5). Conforme a Génesis 6:
1. esto ocurrió coincidiendo con la multiplicación de los hombres sobre la faz de la
tierra.

De igual manera, en estos días nuestros, la maldad ha proliferado sin freno desde el
momento en que, a raíz de la revolución industrial de finales del siglo XIX y el
consiguiente culto a lo material, la población mundial fue aumentando
vertiginosamente llegando a los más de 6 mil millones y medio actuales, cantidad
inconcebible hace sólo 70 años atrás.

Insistimos. Ha sido y es el culto a lo material, a lo creado. Se ha ido sustituyendo el


culto a Dios, por el culto a la criatura. La maldad subsiguiente es obvia, como
subproducto de la adoración a las cosas antes que al Creador. En Romanos leemos
toda una lista de esa malignidad, cito: deshonra de los cuerpos; pasiones
vergonzosas, lesbianismo, homosexualidad, lascivia encendida hombres con
hombres y mujeres con mujeres; atestados de injusticia, fornicación, perversidad,
avaricia, maldad, envidia, homicidio (aborto), engaños, soberbia, deslealtad, etc. etc.
(Ro. 1: 26-31)

Sin lugar a ninguna duda, los mismos días de Noé, son los días de hoy, no obstante,
aun y viviendo en los días como los de Noé, una inmensa cantidad de personas ni
siquiera se da cuenta de la realidad.

IV) Los días como los de Lot

“Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían,
plantaban, edificaban, mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego
y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se
manifieste” (Lucas 17: 28-30)

Como vemos, el Señor Jesús también comparó los días de Su regreso a los días
como los que vivió Lot.

Como comparó el día de Su venida con los días de Noé, esta vez tampoco el Señor
en primera instancia nos habla de “grandes” pecados. Si nos damos cuenta, según
la norma del hombre natural, llevaban sus vidas. Por ello, era una cotidianidad
totalmente ausente del temor de Dios, materialista a ultranza, como la de hoy en día.

Como dice MacArthur: “Ninguna de las cosas citadas por Jesús en relación con los
días de Noé o de Lot era pecaminosa en sí misma, pero las personas estaban tan
absorbidas en las cosas de esta vida, que no estaban preparadas en lo más
mínimo para la llegada inminente del juicio”
En Ezequiel, leemos al respecto de Sodoma y las demás ciudades destruidas por
el juicio de Dios:

“He aquí que esta fue la maldad de Sodoma: soberbia, saciedad de pan, y
abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas...” (Ezequiel 16: 49)

Esto mismo es lo que está ocurriendo en esta sociedad materialista actual: saciedad
de lo necesario, y saciedad de lo innecesario.
A esto hay que añadir las diferentes abominaciones que caracterizaron a Sodoma
(de donde viene la palabra sodomita, es decir, homosexual). Seguimos leyendo en
Ezequiel:

“Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de Mí, y cuando lo


vi, las quité” (Ez. 16: 50)

Fueron quitadas de la vista de Dios, porque fueron destruidas por fuego y azufre.
Esas ciudades de los días de Lot se llenaron de orgullo – llegaron a creer que podían
subsistir por sí mismas sin necesidad de Dios, como ocurre hoy en día – e hicieron
todo tipo de abominación, exactamente como ocurre hoy en día.

La abominación que acaece en nuestro tiempo es como la de los días de Lot. Sólo
de un poco a esta parte, los “matrimonios” entre personas del mismo sexo, y hasta
la adopción de niños por parte de ellas son una lamentable y abominable realidad.
Lo sintomático de esto, es que relativamente no ha habido protestas masivas. Se ha
creído el engaño de que hay que aplicar el principio de la tolerancia aquí, pero en
realidad han aprendido a llamar a lo bueno malo y a lo malo bueno.

Ni digamos ya del aborto, que es asesinato, de la pederastia, de la violencia de


género, del terrorismo de diferente signo, y de un sinfín de malignidades que
existieron en los días de Noé y de Lot, aunque sin lugar a dudas, la peor de todas,
es la de rechazar al Salvador, cumpliéndose así la palabra: “¿Cuánto mayor castigo
pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la
sangre del pacto...?” (Hebreos 10: 29). Curiosamente, esta es una abominación en
la que no participó la gente de Sodoma y Gomorra (ver Mt. 10: 15)

Cuando un individuo o sociedad se entregan por completo al hedonismo (búsqueda


del placer por el placer), y a la libertad individual mal entendida, y eso siempre puede
ocurrir cuando hay saciedad de pan, y abundancia de ociosidad, la consecuencia
siempre es soberbia, abominación y todo tipo de perversión. Ese fue el fruto de
Sodoma y Gomorra, y lo es el de esta sociedad global.

Jesús lanzó al aire una pregunta: “Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en
la tierra?” (Lc. 18: 8), y la respuesta la encontramos en Mt. 24: 37 y en Lc. 17: 26;
28-30: Los días como los de Noé y como los de Lot.

Los días como los de Noé y como los de Lot en los que el Señor volverá, no son
días de fe en la tierra, avivamiento y gloria, sino de mucha maldad y apostasía.

El mundo va mal, pero es por el pecado


Claro que el mundo está mal, pero es a causa del pecado, a causa de la
transgresión y de la terrible iniquidad que existe hoy en día (Mt. 24: 12), y eso no
cambiará por “arte de magia”, o por llegar a tal o cual fecha, o por estar en un
punto u otro de la galaxia, o por dejar ciertos patrones de tradición, sino ¡por recibir
a Cristo!

“Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en
los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3: 13)

Que los impíos no entiendan, es normal:

“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está
encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los
incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo,
el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4: 3, 4)

Concluyendo

En lo natural, las cosas no irán a mejor en este mundo, el cual está destinado al
juicio ineludible de Dios, como lo estuvo el mundo de Noé, el cual fue enteramente
destruido por agua.

Este mundo adversario de Dios, no tiene ninguna esperanza, ya que Dios se ha


propuesto destruirlo cuando la maldad del mismo llegue a su colmo, tal y como
ocurrió en su día con el habitante de Canaán (el amorreo), y con Sodoma y Gomorra.

Ante todas estas cosas que están por venir a este mundo, la verdadera Iglesia que
todavía está en él, pero que no es parte de él, debe más que nunca buscar su diaria
santificación en Cristo, obrando para Él, y velando para el Arrebatamiento, porque
no sabemos el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir (Mt. 25: 13),
aunque de seguro, ese día está al caer, porque nosotros no estamos en tinieblas
para que aquel día nos sorprenda como a ladrón (1 Ts. 5: 4).

© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.


Mayo 2013
www.centrorey.org
“¿QUÉ ESPERA EN REALIDAD EL SEÑOR DE SU
IGLESIA EN ESTOS ÚLTIMOS DÍAS?”
Parte primera

Este es un estudio para reflexionar en lo que estamos creyendo, si se ajusta


o no a la verdad cabal de la Escritura.

“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento…” (Oseas 4: 6)

Índice del estudio

Antecedentes
1. Los dos barcos escatológicos
2. El famoso Y2K (el efecto año 2000)
3. ¿Qué espera realmente el Señor de Su Iglesia en estos últimos días? (sólo
un atisbo)
4. No es lo mismo una cosa que otra
 ¿Todo es “por fe”…?

Antecedentes

Conocí al Señor hace treinta años en mi Barcelona natal a través de un amigo de la


infancia que al poco se apartó, que entienda yo, hasta la fecha.

Desde el principio experimenté un sano afán en conocer la verdad de Dios en todos


sus aspectos, y eso me llevó a estudiar y aprender, no sólo lo concerniente a
cuestiones de la vida y proceder cristianos, sino también en cuanto al aspecto
profético de la Palabra, dándome cuenta de que la Biblia es un libro eminentemente
profético.

Me apasionó la escatología, aún y cuando todavía no tenía conocimiento del término


en sí. Me di cuenta de que la Biblia tiene tanto que decir acerca del principio, como
del final de los tiempos… y pasaron los años.
Pasé mucho tiempo flotando en los mares de la escatología, a la vez, y sin darme
cuenta, en dos diferentes e imaginarios barcos, que navegan en dos direcciones
diferentes también.

1. Los dos barcos escatológicos

“Los dos barcos; una analogía a modo de metáfora marinera que nos ayudará a
comprender un concepto”

El primero de esos barcos pertenece a la armada llamada premilenarista, y navega


poniendo rumbo en la dirección literal que da la Biblia.

Va a buen puerto, a recibir al Señor en las nubes. Sube a los cielos con toda la
verdadera Iglesia, es testigo del paso de la Iglesia por el Tribunal de Cristo, es testigo
también de las Bodas, y luego desciende con todos los santos glorificados, con el
Señor como capitán, a proclamar el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a
todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar
de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu
angustiado (1 Ts. 4: 13-18; 2 Co. 5: 10; Ap. 19: 7; Zac. 14: 5; Is. 61: 2, 3)

Seguidamente, a constatar que se reedifican las ruinas antiguas, se levantan los


asolamientos primeros, se restauran las ciudades arruinadas, los escombros de
muchas generaciones, y así empiece el Reino Milenial, etc. (Is. 61: 4)

El segundo de esos barcos pertenece a la armada posmilenarista, y navega


poniendo rumbo a una exaltación triunfalista de la Iglesia en este mundo y ahora;
mucho antes de que el Rey vaya a descender en gloria en él, y antes de que venga
a recogerla.

Para ese tipo de escatología de tres al cuarto, la Iglesia ya reina de facto.

En ese barco, se celebran grandes fiestas triunfalistas, cargadas de emocionalismo


y motivos de conquista. Hay mucha creencia para alcanzar y conquistar todos los
puertos de su periplo, y muchos creen que la Iglesia que navega en él, con sus
supuestos capitanes y almirantes al frente – los nuevos súper ungidos, los “nuevos
apóstoles” y “apóstoles de apóstoles (y sigue)”,podrán derrotar y echar fuera de los
mares y tierras de este mundo al enemigo de nuestras almas. Creen que cuando
esto se haya cumplido, podrá volver el Señor Jesús. Siendo de ese modo, la venida
de Jesús depende de la Iglesia.

Consecuentemente, la gloria es para esa iglesia conquistadora… pero ausente de


la realidad bíblica.

Realmente, y por años me mareé bastante con tanto trajín y con tantas olas. Por un
lado esperaba la venida del Señor a por su Iglesia de un momento a otro, por otro
lado creía que la Iglesia tenía la encomienda del Señor de establecer el Reino en
este mundo, antes de Su venida, y pensaba… ¿Cómo va a haber tiempo material
para hacer toda esa tarea, si el Señor ya viene? Y ¿Cómo va la Iglesia a establecer
el Reino en esta tierra sin el Rey presente?

No me salían los números. En ese momento, fui consciente de estar en dos barcos
a la vez, navegando en direcciones opuestas, hasta que, definitivamente me quedé
en un solo barco, el de bandera premilenarista, y en él avanzo seguro en el rumbo
que marca la Biblia, sin lugar a dudas… y hasta aquí valga esta metáfora marinera.

“El llamado “poder temporal” no es solamente el contemplado por el catolicismo


romano y papal como teatral columna que sostiene su existencia, sino que es
contemplado y anhelado por muchos que se llaman evangélicos, auspiciado,
fomentado y alimentado por el falso movimiento apostólico, el G12, y otras hierbas
venenosas”

2. El famoso Y2K (el efecto año 2000)

…Y llegaba el año 2000. Una gran mayoría esperaba el paso del terrible “efecto del
año 2000”, en inglés el famoso, ya caduco y olvidado Y2K.

Ese fue el momento en el que muchos pensaban que el mundo se iba a pique por la
caída de todas las computadoras. Muchos hicieron un buen negocio con todo ello,
y los falsos profetas y profetisas también, porque se les escuchó más que nunca
antes.

Los profetas y profetisas de turno, sobre todo los de corte


posmilenarista/dominionista, auguraban carencias, desastres y tumultos sin par.

También decían que gracias a ese evento sin precedentes, la Iglesia iba a tomar
posiciones de autoridad en la tierra, y que las gentes, en desesperación iban a correr
a las iglesias cristianas buscando ayuda y entregándose al Señor sin paliativos;
algunos aseguraban que ese evento iba a ser el disparador del ansiado y tantas
veces anunciado “Gran Avivamiento Mundial”… Todas sus falsas predicciones iban
precedidas del manido “Así dice el Señor…”.

Pero llegó el uno de enero del año 2000, y nada, absolutamente nada ocurrió en el
mundo, y todo lo que profetizaron esos profetas y profetisas, quedó reducido a
simple y vano vapor de humo.

Muchos se acordaron de Deuteronomio 18: 22, donde la Biblia habla de los falsos
profetas que hablan en el nombre del Señor, y no se cumple lo que dicen, que esa
no es palabra que el Señor ha hablado.
Los deseos de muchos de ver el ansiado avivamiento quedaron truncados, aunque
esto no fue del todo en vano. Gracias a lo ocurrido, y no sólo en cuanto a mi persona,
sino a más hijos de Dios, fue motivo para hacerse la gran pregunta:

“¿Qué espera realmente el Señor de Su Iglesia en estos últimos días?”

“El llamado Efecto Año 2000 fue inexistente, como inexistentes ante Dios fueron el
sinfín de “profecías” que se dieron anteriormente a ese tiempo, y en relación a ello,
“en el nombre del Señor”

3. ¿Qué espera realmente el Señor de Su Iglesia en estos últimos días? (sólo un


atisbo)

“…hasta Berea…recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las
Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hchs. 17: 10, 11)

Esta pregunta ha de ser cabalmente contestada, después de escudriñar la Biblia a


fondo, desechando toda influencia tanto propia - véase deseos y entendimientos
personalistas – como ajena – véase añadiduras externas, como la casi inagotable
cantidad de falsas profecías, falsos “decretos proféticos”, y demás sandeces que se
han emitido y vertido en papel, en audio, en video, en directo y a todo color, sobre
todo, en los últimos quince o veinte años hasta la fecha.

Lo que el Señor espera de Su Iglesia – es decir, de todos aquellos salvados por Él


– es clave para ir en una o en otra dirección. Por eso es tan importante el estudio de
la profecía, en su proyección escatológica bíblica.

Veamos. Si uno espera que Dios ha de convertir a naciones enteras (por supuesto,
la de uno), y que por tanto vamos a tener una labor indescriptible en “discipular a las
naciones” (caso este que en ningún lugar encontramos en la Biblia), pues eso tiene
y tendrá toda una serie de consecuencias en la vida del que así procede.

El “discipular las naciones” es algo que no encontramos en la Biblia, entonces ¿por


qué se enseña eso como verdad de Dios y tantos ministros lo creen también? ¿Qué
está ocurriendo?”

4. No es lo mismo una cosa que otra

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda
bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1: 3)
Si uno cree que todas las obras y bendiciones de Dios para Sus hijos, las cuales
Dios ha dispuesto en términos de eternidad, son para aquí y ahora, entonces
también eso tiene y tendrá toda una muy importante serie de consecuencias en la
vida del que así cree.

Vamos a ir viendo algo de todo esto a continuación.

No es lo mismo creer que estamos ya reinando, a creer que somos siervos (Jn. 18:
36; 1 Co. 4: 8)

No es lo mismo creer que ya tenemos todas las bendiciones y privilegios, a creer


que eso no es todavía (1 Co. 4: 8; 1 Jn. 3: 2)

No es lo mismo creer que conquistamos las naciones, a creer que es Cristo el que
conquistará las naciones (Ap.19: 11ss)

No es lo mismo creer que los cristianos ocuparemos los medios de comunicación de


este mundo, a entender que cada vez se están cerrando más las puertas (Jn. 8: 23;
Ef. 2: 2)

No es lo mismo creer que los cristianos ocuparemos todas las instituciones, y


manejaremos los poderes a todo nivel de este mundo, a creer y ver que cada vez a
los cristianos se nos están cerrando más los accesos al respecto (Jn. 7: 7; 15: 18)

No es lo mismo creer que las religiones falsas caerán, cuando cada vez surgen
nuevas y más dispares abominaciones por todas partes (Mt. 24: 5, 11, 12)

No es lo mismo creer que los gobernantes y las naciones enteras se rinden a Cristo,
que ver que ocurre todo lo contrario (Mt. 10: 25; Hchs. 24: 25; 26: 24, 28)

No es lo mismo creer que los reyes y potentados, así como los humildes, y las gentes
en general en este tiempo caerán de rodillas confesando sus pecados y recibiendo
a Cristo, que creer y ver que es más bien todo lo contrario (Ap. 9: 20, 21; 11: 18; 18:
3)

No es lo mismo creer que las ciudades y pueblos sucumbirán al poder del


“avivamiento”, entregándose a Cristo, que ver que genéricamente ocurre todo lo
opuesto (Jn. 12: 38; Ro. 10: 16; Ap. 13: 16; 9: 20; 18: 23)

No es lo mismo creer que las riquezas de este mundo pasarán a manos de los
cristianos, que ver que los cristianos cada vez estamos más en todo tipo de
estrechura (como siempre ha sido) (Jn. 16: 33)
No es lo mismo creer que Cristo vendrá cuando el mundo le esté esperando, a creer
que el tiempo de la segunda venida de Cristo será como el tiempo de los días de
Noé o de Lot (Lc. 17: 26, 28)

No es lo mismo creer que la política y el gobierno de las naciones estarán en las


manos de la Iglesia, que creer que la Iglesia partirá con el Señor antes de los juicios
del Altísimo (1 Ts. 4: 13-18; 1 Ts. 1: 10)

No es lo mismo creer que el mundo se rendirá a Cristo, a creer que Cristo hará que
el mundo se rinda a Él (S. 2: 5 ss; Ap. 2: 27)

No es lo mismo creer que la Iglesia conquista el mundo para Cristo, a creer que es
el Padre el que pone a Sus enemigos por estrado de Sus pies (S. 110: 1; 1 Co. 15:
27)

No es lo mismo creer que ya reinamos, a creer que todavía no se ha manifestado


lo que hemos de ser (1 Jn. 3: 2)

No es lo mismo… ¿cierto? Entonces, deberemos de una vez y por todas escoger.

Lo primero es falsa teología posmilenarista/dominionista- triunfalista. Lo segundo es


teología premilenarista y por tanto, bíblica. No hay reino sin el Rey. Cuando venga
el Rey, habrá reino.

“Cash Luna disfrazado de guerrero medieval. El mensaje actual y engañoso de


tantos acerca del dominio y conquista de la Iglesia en este mundo, es falso porque,
como poco, está sacado de contexto y tiempo, y sólo puede producir irrealidad,
fantasía, faltas expectativas, falsa fe, codicia, soberbia y altivez, etc. etc. en los
corazones de muchos que se lo creen”

¿Todo es “por fe”…?


¿Y ustedes creen que creer lo que no se ha de creer no tiene o tendrá
consecuencias?...

¿Saben cuál es el más peligroso de los engaños del diablo? Aquel que es agradable
al oído del que está dispuesto a creer cualquier cosa porque cree que “todo es por
fe”.

Por un mal concepto de lo que es “por fe” se llega a creer y hacer cualquier cosa.

El diablo está encantado con las malas interpretaciones de frases bíblicas como: “Al
que cree todo le es posible” (Mr. 9: 23)
Muchos creen que todo está basado en “creer”, pero olvidan que es creer conforme
a lo que es de Dios, no conforme al parecer de cada cual, a pesar de la buena
intención, la cual no basta.

Muchos dicen que todo “es por fe”, y así creen cualquier cosa; pero olvidan que es
por fe sólo que es según la fe de Dios, no el sueño, el deseo, la interpretación al uso
de cada uno, aún y sonando el asunto muy “espiritual”.

Por eso el diablo hace su agosto con ese tipo de creyentes que todo lo creen. Y,
díganme, ¿Verdad que la idea de contemplar la Iglesia reinando aquí y ahora en
este mundo es deseable, atractiva? Pero ¿es digna de ser creída? y – por qué no –
“por fe”?

Es deseable, pero no es de fe, porque no es bíblica. No es digna de ser creída.

¡Creamos a la verdad, no a la subjetividad!

La “fe” como excusa para el egoísmo


Genéricamente hablando, la realidad es que no hay suficiente amor por la Palabra
de Dios. El motivo por el cual muchos que se dicen creyentes hacen más caso a su
subjetividad que a la verdad, es porque sólo quieren encontrar en su “fe cristiana”
la solución a sus problemas, necesidades y anhelos, poco más que eso.

Evidentemente, eso no es amar a Dios, sino a uno mismo, con la excusa de decir
que se ama a Dios…

(Continuará)

Dios les bendiga.

© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey Jesucristo, Madrid, España.


www.centrorey.org
Noviembre 2010
¿QUÉ ESPERA EN REALIDAD EL SEÑOR DE SU
IGLESIA EN ESTOS ÚLTIMOS DÍAS?”

Parte segunda y última

Este es un estudio para reflexionar en lo que estamos creyendo, si se ajusta


o no a la verdad cabal de la Escritura.
“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento…” (Oseas 4: 6)

Índice del estudio

1. Debemos creer la verdad por encima de cualquier otra consideración


 A. Y… ¿Qué hay del “gran avivamiento mundial”?

2. ¿Existe de veras una pugna entre el bien y el mal en este mundo?
 Ahora bien, ¿Qué enseñan?

3. Las implicaciones y consecuencias de creer lo que no se ha de creer, y hacer
lo que no se debe hacer.

4. ¿Qué espera el Señor en realidad de Su Iglesia en estos últimos días?

En la entrega primera comenté acerca de la importancia de creer; no lo que nos


gustaría, sino lo que es conforme a la verdad revelada. La verdad deberá primar
sobre los pareceres, gustos, deseos, anhelos y demás cuestiones personalistas, por
muy espirituales que nos pudieran parecer.

Hay un reto que debemos asumir: el de creer y obedecer a Dios, por encima de
nuestro entendimiento y voluntad (Jn. 4: 34)
Pedro se dejó llevar por su propia apreciación de las cosas espirituales cuando le
dijo a Cristo que tuviera compasión de sí mismo y no fuera a la cruz; y ya sabemos
la respuesta del Señor (ver Mt. 16: 22, 23). Pedro habló esas palabras guiado por
un falso sentido de la espiritualidad y la misericordia; y cómo le agrada al diablo ese
tipo de conducta.
1. Debemos creer la verdad por encima de cualquier otra consideración
“… porque no es de todos la fe” (2 Ts. 3: 2)
Como cristianos, desearíamos que este mundo literalmente se rindiera a los pies de
Cristo; que en esta dispensación, todos – o al menos – la mayoría de los hombres
se entregaran a Él, y así recibieran la vida eterna. Ese es un encomiable sentimiento;
pero, ¿es realmente inspirado?

Como cristianos, en nuestra humanidad, y conforme a nuestra lógica, es fácil llegar


a la conclusión de que existiendo un Dios Todopoderoso que ama a los hombres,
sería fácil para Él salvarlos, más aún cuando Cristo fue a la cruz justamente para
eso.

Esa es la lógica humana, no obstante siendo así, los hombres dejarían de ser
hombres para convertirse en seres controlados desde afuera, en este caso por Dios.
Ese no es el estilo del Altísimo.

Veamos. Si bien es cierto que el diablo no puede hacer pecar al hombre, no es


menos cierto que Dios vaya a evitar que el hombre peque.
El pecado es la libre elección del hombre, con sus consecuencias eternas.

Como cristianos, anhelamos ver un mundo feliz en Cristo; una sociedad formada por
individuos que amen a Dios porque le conozcan y le sigan. Sin embargo, como
cristianos debemos entender que esto último es el Cielo, no la tierra.

Para Pedro era más importante lo que le fuera a ocurrir a su Maestro; para Cristo lo
más importante era obedecer al Padre.

Como cristianos, una cosa es lo que nos gustaría que fuese, otra bien distinta es la
que es, y va a ser, conforme a Dios.

A. Y… ¿Qué hay del “gran avivamiento mundial”?


Siguiendo esta misma línea de pensamiento, prosigo. Dirigidos por la insistencia de
los falsos profetas de los últimos años, cabe decir, con mucha ligereza y falta de
respeto a la Escritura, hoy por hoy muchos enarbolan la falsa bandera
del “avivamiento mundial”, pretendiendo hacer creer a los demás algo así como
que Dios va a hacer que las gentes en masa se rindan a Cristo, pero les digo lo
que la Biblia dice: Dios no va a hacer eso.
Olvidan que la palabra “avivamiento” ni siquiera viene en la Biblia, y que en todo
caso, sólo se puede aplicar a aquellos que ya están vivos, y necesitan fortalecerse
en el Espíritu de Dios, caso de Timoteo, aconsejado por Pablo (ver 2 Ti. 1: 6)
No existe tal concepto en la Palabra de Dios como “avivamiento mundial”, es decir,
avivamiento de los incrédulos. Los incrédulos no se pueden avivar, porque no son
de Dios (ver 2 Co. 4: 3, 4), y los impíos que pudieran llegar a ser salvos, en todo
caso, primero deberán convertirse a Cristo para en todo caso ser avivados.
Pero los que predican el gran “avivamiento mundial” y el “avivamiento de las
naciones”, no están pensando tanto en el avivamiento de lo hijos de Dios, sino en la
conversión en masa de las gentes, e incluso de las naciones enteras.
Otra vez digo. Todo muy deseable, pero no cierto. Y no es cierto porque la Palabra
de Dios dice todo lo contrario, y además por boca del mismo Señor Jesucristo:

“Como en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían,
bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el
arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. Asimismo como sucedió en los días de
Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que
Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será
el día en que el Hijo del Hombre se manifieste” (Lucas 17: 26-30)
¿No es cierto que estas palabras distan mucho del concepto explicado
de “avivamiento mundial” al final de este tiempo de gracia?
Por otro lado, pareciera como que las palabras de Jesús destilan derrota y fracaso.
En todo caso es la derrota y el fracaso del hombre pecador que desecha a Dios, no
un fracaso atribuible al Altísimo, de la misma manera que tampoco lo fue la obra de
la cruz, razón de nuestra salvación.
2. ¿Existe de veras una pugna entre el bien y el mal en este mundo?
Si hiciéramos esta pregunta a muchos verdaderos cristianos, una gran mayoría
rápidamente responderían que sí, y estarían equivocados. Otra vez, las apariencias
nos engañan. Escuchen: si bien el diablo lucha contra Dios; Dios es Dios.
Ese concepto, especie de ying-yang “cristiano”, o dualismo “cristiano”, tan propio del
G12 y de otras malas hierbas, es imposible encontrarlo en las Escrituras. Yahwéh
es el Creador, y el diablo, una simple y finita criatura.
Dios es el que está en control. Dios es quien está sentado en el Trono.

Ahora bien, ¿Qué enseñan?


Se equivocan mucho, y hacen equivocar, los que enseñan que existe una especie
de dualismo, una constante pugna entre el bien y el mal en este mundo, y que
paulatinamente el bien irá imponiéndose y echando fuera el mal, supuestamente
por mano de la Iglesia, hasta que toda la tierra sea llena del conocimiento de Dios,
y entonces Cristo pueda volver.
Esto es falsa doctrina dominionista (*)/postmilenarista con fuertes tintes de
metafísica, y es lo que se está enseñando y creyendo, sobre todo en los medios neo-
pentecostales y carismáticos.

(*) “El Dominionismo o teología del Dominio, es falsa escatología posmilenial y


militante, que enseña que la única manera de que el mundo pueda ser rescatado,
debe ser a través del poder temporal y terrenal previamente incautado por la Iglesia
al mundo. Sólo después de que de ese modo el mundo haya sido rescatado, podría
entonces regresar el Señor Jesús. Muchos lo espiritualizan diciendo que la Iglesia
establecerá el Reino en este mundo con el poder de lo Alto, a modo de un juicio
divino”
Enseñan esos falsos maestros que, enemigos de Cristo como el pecado, la carne,
el diablo, serán erradicados paso a paso, poco a poco por la labor de una Iglesia
muy militante encabezada por unos muy ungidos líderes, al ir estableciendo el Reino
en la tierra.
Nota: No deja de ser eso, un concepto católico romano. Confundiendo la
proclamación del Evangelio, con la imposición del evangelio.
De esta manera el bien, es decir, el evangelio, iría erradicando el mal, y por
consecuencia, este mundo iría cambiando y transformándose hasta convertirse en
el cielo en la tierra.
Enseñan que el bien se impondrá sobre el mal. Los malos serán destruidos, mientras
los cristianos ya reinamos aquí y ahora. Luego, cuando el Padre lo haya decidido
enviará a Cristo a este mundo salvado y rescatado por la labor de los ungidos y el
resto de los santos. Otros creen que Cristo no será necesario que retorne
físicamente porque está “corporizado” en la Iglesia.
Estos falsos maestros dominionistas, fuera de contexto citan las palabras de Pablo:

“porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a


la libertad gloriosa de los hijos de Dios” (Ro. 8: 21)
Escribe del siguiente modo el dominionista Daniel Cipolla, en “Una visión atrevida”;
“… que el reino de los cielos baje con poder, descienda con poder a través de los
hijos del reino, se arme una convulsión, una revolución y un establecimiento del reino
de Dios en las naciones antes del gran día de la venida de nuestro Señor Jesucristo,
es el día de la vara de almendro”
Esa manera de entender las cosas finales no es en absoluto conforme a la Biblia,
sino conforme a la imaginación humana inspirada por el mismo diablo; es conforme
a la mente de aquel Pedro carnal al cual Jesús llamó Satanás por un momento.

En primer lugar, la Iglesia no glorificada, no es artífice de Dios para establecer el


Reino en este mundo. La Iglesia es ajena a este mundo (Col. 3: 3), así como el Reino
es ajeno a este mundo (Jn. 18: 36). Este mundo está bajo el maligno (1 Jn. 5: 19)
por la voluntad permisiva de Dios, hasta que la actual dispensación de la gracia haya
terminado.
En segundo lugar, el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido
(Dn. 2: 44b). Será el Señor Jesucristo, en su venida en gloria quien lo hará:
“Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la
imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó” (Daniel 2: 34)
Esa Piedra es Jesucristo.
En tercer lugar, y en consecuencia con el segundo punto, el Reino no será
paulatinamente establecido, sino que lo será de golpe y con contundencia.
Veámoslo:
“…una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro
y de barro cocido, y los desmenuzó” (Daniel 2: 34)
“y en los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás
destruido…”(Daniel 2: 44)
Esos reyes son los diez mandatarios que estarán junto con la Bestia Anticristo
reinando en este mundo por “una hora” (Ap. 17: 12), eso será durante la Gran
Tribulación.
La gloria se la lleva Cristo, no la Iglesia (la cual ni siquiera ha sido todavía glorificada)

Por lo tanto, que la Iglesia sea artífice más o menos directo, co-causante del
imaginario “gran avivamiento mundial”, no es algo que el Señor espera de ella. Lo
que el Señor espera de la Iglesia es justamente, ni más ni menos, lo que la
encomendó hacer:
“…id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura…id, y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y
del Espíritu Santo” (Mr. 16: 15; Mt. 28: 19)
Existe una insalvable diferencia entre predicar el Evangelio, y salvar a la gente.
Nosotros no salvamos a nadie, sólo ayudamos a salvar.

Existe una insalvable diferencia entre hacer discípulos a todas las naciones, y
discipular las naciones.

La predicación del Evangelio no es sinónimo de salvación, así como el hacer


discípulos de los que creen no es sinónimo de discipular naciones que no creen, ni
va a creer.

3. Las implicaciones y consecuencias de creer lo que no se ha de creer, y hacer lo


que no se debe hacer
Hace algunos años, un pastor británico le decía a alguien que no veía gravedad
alguna en creer algo que escatológicamente no fuera correcto, ya que al final todo
vendrá a ser conforme a la voluntad de Dios. Ese razonamiento tan impropio y
rebosante de ligereza, era fruto de una ignorancia manifiesta, y por qué no, de poco
apego a la Palabra.

Si Dios nos ha revelado algo, ¿será que no es importante? ¿Es que Dios habla de
balde?

Naturalmente que hay consecuencias por creer lo que no hay que creer al respecto
de lo que hemos estado viendo.

Vamos a ver algunas de las consecuencias en este estudio, que no van a ser todas,
ni muchos menos, por falta de espacio.

El creer que los cristianos estamos conquistando las naciones y estableciendo el


Reino en esta tierra para que vuelva Cristo, que llegará un momento en que todo el
planeta se rendirá a Cristo de una manera o de otra, y por mano de la Iglesia, no
sólo es mentira, sino que esa mentira está llevando a muchos a mucho mal: engaño
espiritual; triunfalismo; fanatismo; fantasía e irrealidad; idolatría (a los líderes
“ungidos”); frustración; inseguridad en cuanto a la fe; rechazo de la fe; apostasía,
etc…

Muchas han sido, son y van a ser en este sentido, las oraciones no contestadas
levantadas con mucho fervor y pasión, pero que no pasan del techo de la sala de
reunión, del congreso, o de la pieza, porque no casan con la revelación bíblica. Van
a ser obras de heno y hojarasca que el fuego consumirá (1 Co. 3: 12, 13)
El creer que los cristianos ya reinamos, no sólo es mentira, sino que esa mentira
está llevando a muchos a mucho mal: fanatismo; engaño espiritual (con sus obvias
consecuencias); inmadurez; exigencias; carnalidad; fantasía e irrealidad; ambición y
codicia; orgullo; pésimo testimonio; burla del Evangelio (por parte de los impíos), etc.

El creer que los cristianos tenemos el derecho de disfrutar de todas las bendiciones
y privilegios ahora (sanidad total, posición económica, trabajo, relaciones, etc. etc.),
así como que vamos a liderar todas las instituciones, las sociedades, los gobiernos,
“el mundo a los pies de la Iglesia”, etc. etc. no sólo es mentira, sino que esa mentira
está llevando a muchos a mucho mal: a creer más mentiras; a esperar lo
inesperable; fantasía e irrealidad; exigencias; desilusión; pérdida de la fe (cuando
no ocurre lo que se espera “por fe”); ridículo ante los impíos; burla de los cristianos;
pésimo testimonio; confusión; abandono; etc. etc.
Unos pocos se enriquecen a costa de muchos ingenuos, a los cuales se les enseña
a que deben “pactar con Dios” para obtener esto o aquello, lo cual significa que
deben dar dinero o bienes al “ministerio” de esos charlatanes engañadores. Esto es
un escándalo. Muchísimos impíos nada quieren saber del Evangelio por causa de
esas prácticas y abusos, y muchos cristianos se apartan también.
El creer que los cristianos estamos en este mundo para provocar y ver el “gran
avivamiento mundial” no sólo es mentira, sino que esa mentira está llevando a
mucho mal: un ecumenismo brutal(cuantos más seamos no importa cómo, mejor; lo
importante es la “unidad” por encima de lo que creamos, y todo con la escusa del
“amor”)
Argumentan que en esa unidad de todos los que se llaman cristianos, el mundo
conocerá que Cristo vino, pero no es así; olvidan que no es en esa falsa unidad, sino
en la perfecta unidad:

“Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad…” (Juan 17: 23)
Evangelización forzada y forzosa(ganar almas como sea, con la escusa de tener
“pasión” por las almas; esa expresión no la encontramos en la Biblia).
El querer “ganar el mundo para Cristo” y para eso adoptar y adaptar tantas cosas
del mismo, está haciendo que el mundo esté entrando a bocajarro en las iglesias, y
en las vidas de muchos creyentes.

Con la manida excusa de que no hay que juzgar a nadie (cosa que no es cierta),
muchos son muy permisivos con el mal, aduciendo que el motivo es ganar a muchos
para Cristo.
La cantante mejicana Yuri, la cual participa en los festivales del ecuménico Luis
Palau, se presentó en el nuevo centro nocturno de West Hollywood, “The Factory”,
una discoteca gay de Los Ángeles; según la intérprete, apoyar a un club de este
estilo no va en contra de sus creencias, “yo no soy quién para juzgarlos. Yo voy a
llevarles mi música y mi alegría” –dijo. (Agencia Órbita)
Juzguen ustedes mismos.

El “algo nuevo de Dios” (se cree que Dios está haciendo “algo nuevo”, no revelado
en las Escrituras necesariamente, y hay que aceptarlo “por fe”, porque es la manera
de que se produzca el “avivamiento”, ya que – dicen – es el poder del Espíritu Santo
en acción. Pero veamos que dice la Escritura:
“Se levantarán falsos ungidos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios,
de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mt. 24: 24)
Señales, manifestaciones, prodigios engañosos, fenómenos engañososetc. que
compiten y aun niegan lo declarado en la Escritura: caídas y desvanecimientos,
golpes con el saco (chaqueta)a los creyentes; empujones que provocan caídas,
falsas invocaciones del Espíritu Santo; sacudidas y temblores incontrolados,
mesmerismo e hipnosis de masas puesta en marcha por falsos hombres y mujeres
de Dios, provocando las caídas en el “espíritu”. Es decir: falsedad, desorden, y la
consecuente burla de muchos.

Sigo: falsos milagros (milagrería), caída de polvo de oro (falso), aceite en las
manos…
Mi amigo el Dr. Antonio Bolainez me comentó que un “evangelista” se le acercó y le
dijo que podría tener más éxito en su ministerio si hacía caer “polvo de oro”, que él
le iba enseñar cómo se hacía. La respuesta de mi amigo a ese tunante se la pueden
imaginar…

Falsas sanidades, emocionalismo y carnalidad atribuidos al Espíritu Santo, falso


gozo (risa “santa”), sonidos de animales (arrastrarse por el piso como un animal,
saltos y danzas estrambóticos, falso gozo), falsas lenguas del Espíritu (los demonios
y los satanistas también hablan en lenguas), falsa impartición del Espíritu Santo (a
personas que ni siquiera nacieron de nuevo), abuso de la imposición de manos,
transferencia de espíritus inmundos (confundiéndolo con el Espíritu Santo), etc. etc.
etc.

Falsas profecías y decretos proféticos; falsos diseños del “Espíritu”; derramamiento


de sal (como los brujos hacen); enterramiento de Biblias (como los chamanes);
ungimiento con aceite en cualquier lugar, como calles de las ciudades (usado como
talismán)

¡Cualquier cosa es aceptada, porque deberá redundar en el éxito de la Iglesia


a la hora de implementar el Reino en este mundo! ¿Es así?, no, ni lo uno ni lo
otro.
Prácticas ajenas a la Biblia de corte metafísico, orientalista, budista y ocultista
(Nueva Era): visualización, soñar para conquistar y lograr lo que se quiere; fe en la
fe (Word-of-faith Movement), confesión positivista, poder de la mente y de la palabra
humanas, doctrina de los pequeños cristos o dioses, etc.

Encuentros del G12 o del D12 (ya usan otros nombres pero es lo mismo), idolatría,
regresiones, psicodramas, psicología ocupando el lugar de la fe escritural, falsas
liberaciones, falsas maldiciones generacionales (en Cristo las maldiciones se han
roto, sólo toca echar fuera demonios, en todo caso); salidas del cuerpo (proyección
astral o bilocación), levitación, trances (manifestación demoníaca en realidad), etc.
etc.

La lista es tan larga como penosa…

Si el “gran avivamiento mundial” o “gran reforma mundial” ha de producirse,


entonces debería esperarse toda manifestación poderosa de Dios; el surgimiento de
ungidos hombres; el establecimiento de un gobierno teocrático constatable y
constatado; el respeto y hasta temor de los impíos hacia los cristianos; el máximo
bienestar en lo natural de sus hijos (sanidad, finanzas, etc. etc.); paulatinamente, el
cielo en la tierra…Curiosamente, ¡está ocurriendo todo lo contrario, como siempre
fue desde el principio del cristianismo!
Además, la maldad está aumentando en este mundo a todos los niveles, como el
Señor mismo dijo que iba a ocurrir (Mt. 24: 12), y esto es así porque Dios va a
juzgar este mundo con toda la severidad, y espera que la maldad alcance su
punto más álgido.
Escuchen bien:
¡¡NO VENDRÁ GOBIERNO TEOCRÁTICO EN ESTE MUNDO SIN QUE ANTES
VENGA JUICIO Y DERRAMAMIENTO DE LA IRA DE DIOS SOBRE EL MISMO!!
“El Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud” (Romanos
9: 28)
La misericordia y paciencia de Dios para este mundo que ha dado la espalda a Su
Hijo está llegando a su fin, y empezarán los juicios hasta la consumación de Su ira
santa.

Por parte de los cristianos, el ir en la dirección contraria a esta voluntad de Dios, la


de efectuar Su sentencia contra este mundo, sería como hizo Pedro al aconsejar a
Jesús a que no fuera a la cruz, o, a como hizo el rey Saúl de perdonar al anatema
(1 S. 15), o, a como hizo Israel de no acabar con el amorreo al conquistar la tierra
prometida.
¡Muchos pretendiendo “ayudar” a Dios están ayudando al diablo!

4. ¿Qué espera el Señor en realidad de Su Iglesia en estos últimos días?


¿Qué es lo que de veras espera Cristo de Su Iglesia en estos últimos días? Pues
exactamente lo que esperó de la iglesia primera. Nada ha cambiado. Nada ha
cambiado mientras la Iglesia permanece todavía en esta tierra.

Este mensaje de tantos “profetas” que se ha estado vertiendo en los últimos lustros
de que la iglesia primitiva se quedó muy corta frente a la iglesia del final de los
tiempos, la cual estará rebosante de poder y unción, no es más que una mentira
diabólica.

El mensaje de Cristo a Su Iglesia es el mismo desde el principio hasta el final. El


Señor espera de Su desposada que le ame, que desee Su venida a por ella cada
día (Ti. 2: 13). Mientras tanto el Señor espera de Su Iglesia que no ponga su mira
en esta tierra, porque su ciudadanía es celestial (Col. 3: 1-3), y no se le ha dado el
poner un pie en ella, como a Abraham (He. 11: 8-11)
La Iglesia debe proseguir hasta aquel día, en esta tierra como extranjera y llena del
poder del Espíritu Santo.
La Iglesia existe sobre la tierra para dar testimonio de Cristo al mundo, predicando
el Evangelio (Mr. 16: 15; Hchs. 1 8); haciendo discípulos y bautizándolos (Mt. 28:
19); soportando la persecución cuando sea preciso (2 Ti. 3: 12), influenciando la
sociedad, siendo sal y luz (Mt. 5: 13, 14), buscando mediante la oración y el buen
testimonio, el cambio de los corazones de los hombres (1 Ti. 2: 1). Debe luchar
espiritualmente contra las fuerzas del enemigo, bajo la dirección del Espíritu Santo
(Ef. 6: 12). Debe echar fuera demonios y creer que las señales del Señor seguirán
a la proclamación del Evangelio (Mr. 16: 16-18), etc. etc.
La verdadera Iglesia nunca será más que una minoría, menospreciada y
rechazada como lo fue su Maestro (Mt. 7: 13, 14; 22: 14; Lc. 12: 32; Jn. 15: 20).
No seamos ingenuos. No olvidemos que el mundo detesta el Reino de Dios y el
Espíritu. Así como la Iglesia y el mundo son antagónicos, así el Reino de Dios y el
mundo son antagónicos. Por eso el apóstol Juan nos exhorta a no amar el mundo (1
Juan 2: 15-17)
Sólo aquellos que hayan sido llamados por el Padre (Jn. 6: 65), podrán
espiritualmente salir del mundo para ser parte de la Iglesia, y consecuentemente ser
súbditos del Reino de los Cielos. El mundo entonces será su enemigo, pero Cristo
su Señor y amigo.
Dios les bendiga.

© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey Jesucristo, Madrid, España.


www.centrorey.org
Noviembre 2010
¡IGLESIA, TODAVÍA TENEMOS TRABAJO!
Por Ps. Miguel Rosell Carrillo

(1 Timoteo 2:1-3) “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones,


peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos
los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda
piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro
Salvador”
Estamos en tiempos muy convulsos y peligrosos, en los cuales la prioridad del diablo
es la de fomentar la maldad, y llevarla a las instituciones y a los ciudadanos, a través
del poder legislativo de las naciones y estados, entre otras maneras.

El diablo actúa a través de sus propios adeptos humanos, y es evidente la


implicación de las élites supranacionales globalistas (entre otras entidades) en todo
este proceso de actuación directa de insuflar la maldad en la sociedad. Estas
entidades usan a los políticos para sus fines.

El diablo está preparando el camino para el levantamiento de su hijo de perdición (2


Ts.2:3), pero la Iglesia todavía está aquí.
La iglesia de Jesucristo todavía está en este mundo, y por tanto, su obra de sal y luz
debe proseguir.

Oremos por los gobernantes para que la maldad que el diablo quiere esparcir a
través de ellos sea frenada.

Oremos reprendiendo directamente esa maldad.

Los malvados buscan camuflar esa maldad con suaves descripciones, pero es
maldad.

Oremos en contra:

 Del espíritu de muerte (aborto, eutanasia)


 De la alteración y negación del orden establecido por Dios en materia
de género.
 De la obra de destruir la figura masculina (humillar al varón)
 Del feminismo radical (envilecer a la mujer)
 De la obra de destrucción de la infancia (destruir la inocencia del niño)
 De la obra de destrucción de la familia.
 De la obra de destrucción las naciones y sus soberanías.
 De la obra del control de las masas (a través de la violencia y del
consiguiente CAOS)
 Etc.
Estemos activos en oración, sigamos activos.

SOLI DEO GLORIA

© Miguel Rosell Carrillo, Pastor de Centro Rey, Madrid, España.


Enero 2020
www.centrorey.org

CENTRO REY es una iglesia evangélica, sita en Madrid, España. En la actualidad,


la congregación está formada por gentes de muy diversa procedencia. Además de
españoles, entre nosotros hay hermanos de muchas otras naciones. ¡Es maravilloso
ver como el Espíritu de Dios une a los creyentes genuinos de tan diferentes lugares
y contextos!

Juntos, tenemos algo muy en común: La misma fe en una misma Persona:


Jesucristo, el Hijo de Dios; el que nos amó y nos lavó nuestros pecados con su
sangre, y nos hizo un reino y sacerdotes para Dios, su Padre; a Él sea gloria e
imperio por los siglos de los siglos. Amén. (Ap. 1: 5, 6).

No sólo creemos que Jesucristo es el Salvador que ya vino; también creemos que
es el Rey que va a volver, y que no tardará en hacerlo: "He aquí que viene con las
nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra
harán lamentación por él. Sí, amén" (Ap. 1: 7)

Esperamos que en este sitio, puedas hallar lo que estás buscando de parte de Dios.
Recibe un caluroso saludo de parte de todos en CENTRO REY

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rosell-carrillo/

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