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BOGOTA D.C.
2020
Contenido
1. Introducción..............................................................................................................................3
2. Conceptualización.....................................................................................................................3
3. Fundamentación........................................................................................................................4
4. Teorías de los bienes ambientales.............................................................................................4
5. Análisis normativo....................................................................................................................6
6. Definición de los recursos naturales en el marco normativo de Colombia...............................9
7. Ríos como sujetos de derecho, ejemplos de sentencias a nivel nacional e internacional.......12
Conclusiones...................................................................................................................................14
Bibliografía.....................................................................................................................................15
1. Introducción.
Con los años se dificulta el acceso a los recursos naturales, debido a la continua demanda y la
desmedida extracción directa de dichos recursos que va dejando a su paso consecuencias como la
deforestación, deterioro y/o exterminio de áreas naturales y especies, también graves problemas
ambientales a escala local y global. Con frecuencia se escucha decir que Colombia tiene una riqueza
expresada en bienes y servicios ambientales, lo cual es indiscutible, sin embargo, es esencial aprender
tanto a diferenciarlos como a mantener entre toda dicha ventaja sobre nuestra biodiversidad.
Desde el art. 653 De la constitución se define como bienes “Los bienes consisten en cosas corporales
o incorporales. Corporales son las que tienen un ser real y pueden ser percibidas por los sentidos,
como una casa, un libro. Incorporales las que consisten en meros derechos, como los créditos y las
servidumbres activas”. Y se encuentra la definición de ambiente como un conjunto de múltiples
interacciones e interrelaciones dinámicas entre sus dos principales componentes, los ecosistemas y las
culturas. (Mesa, 2018). Por lo que se podría asumir los bienes ambientales como los recursos que, de
la naturaleza como madera, agua, aire, etc; asumiéndolo como tangible y sus funciones ecosistémicas
(intangible) las cuales ofrecen beneficios a las comunidades.
2. Conceptualización.
Se hace necesaria una interiorización de nuevas definiciones de bienes ambientales, ya que en los
últimos años se ha pensado estos se han presentado desde conceptos antropocéntricos y
reduccionistas en los que se observa la apropiación de los recursos como un capital ambiental para
suplir nuestras necesidades. Ningún sistema económico organizado puede mantenerse sin tener en
cuenta el flujo de los recursos renovables y no renovables (Costanza; Daly, 1992; Prugh, et al., 1999);
se encuentra también que la presencia de seres humanos como agentes de valoración en el ecosistema
permiten la traducción de procesos ecológicos básicos como entidades cargadas de valor. (De Groot,
2002).
Como es evidente el ser humano no puede producir dichos recursos naturales, esta es una función
exclusiva de la naturaleza; sin embargo este se ha dedicado a modificarlos a su gusto, lo que conlleva
en este punto a la consideración de los problemas ambientales con preocupación y es hoy el debate
sobre el futuro de la humanidad; por lo que empiezan a aparecer conceptos como el de las OECD que
propone la definición de los bienes ambientales como una medida de control frente a los daños
generados a causa de nuestra huella ambiental: “La industria de bienes ambientales consiste en
actividades que producen bienes para medir, prevenir, limitar, minimizar o corregir daños
ambientales al agua, el aire y el suelo, así como problemas relacionados con residuos, ruido y
ecosistemas. Esto incluye tecnologías más limpias, productos y servicios que reducen el riesgo
ambiental y minimizan la contaminación y el uso de recursos”. Sin embargo, se encuentra una
definición puntual que demuestra una clara sinergia entre las culturas y la naturaleza como la
definición de Gustavo Ortega donde explica “bienes ambientales como el tipo de bienes en donde está
incluida la interacción inmediata y directa, entre lo biofísico y lo antrópico (lo humano)”. (Ortega,
2018) en donde expone que el conocimiento cultural afecta de manera directa el ambiente en donde
repercute los intereses de los individuos logrando igualdad social de acuerdo a como se encuentren
distribuidos dichos bienes. Por lo que se propone desde esta visión una concepción frente a los bienes
ambientales con equidad y solidaridad como sociedad con la naturaleza donde se nos obligue a
superar la desigualdad, el consumismo, la pobreza, los modelos económicos insostenibles del
capitalismo como lo es el desarrollo sostenible y nos permita una transición hacia la era donde
logremos verdaderos modelos de sostenibilidad y sustentabilidad ambiental donde se tome como
prioridad la conservación del ambiente para las generaciones actuales y futuras.
3. Fundamentación.
El consumo de los elementos de la naturaleza por parte de los humanos siempre ha existido, pero con
la revolución industrial enmarcada en multiplicar los productos tanto agrícolas como los de las
nacientes industrias, junto con la disminución del tiempo de producción genera consumos
axosomáticos se ha demostrado que es y seguirá siendo insostenible en el paso del tiempo.
No solo el patrón de consumo ha aumentado, también la población humana, en este momento hay
más de 7 mil millones de personas y 80 millones de personas nacen cada año. Combinados estos dos
factores, no solo se tendrán implicaciones catastróficas en los elementos de la naturaleza, sino
también se tendrían en el desarrollo de la vida humana debido a su gran dependencia en los
ecosistemas (Daly, 1986).
Por otra parte, Colombia posee una amplia riqueza cultural consagrada en la variedad étnica de
pueblos indígenas que se asentaron en las diferentes regiones nacionales y a partir de biomímesis
comprendieron las dinámicas de los ecosistemas adoptando un territorio particular en donde suplían
sus necesidades básicas a partir de un uso limitado de Bienes Naturales (Mesa, 2018). No obstante, no
se debe desconocer las culturas campesinas, rurales, urbanas, afro, raizales y demás que prevalezcan
en el territorio nacional las cuales, hacen parte de la integralidad cultural colombiana, amparadas por
el artículo 8 de la constitución política de Colombia el cual dice que: “Es obligación del Estado y de
las personas proteger las riquezas culturales y naturales de la Nación”
Con lo anterior consideramos que se estableció un contexto que sirve de punto de partida para realizar
el análisis normativo entre el Código Nacional de los Recursos Naturales Renovables y el Ambiente y
la Constitución Política entre otras normas que son de importancia para entender las formas de uso,
acceso y corresponsabilidad en el marco de los Bienes Naturales, los cuales tradicionalmente han
servido de base biológica y material para la actividad productiva de los colombianos y
consecuentemente para el desarrollo y sustento de las sociedades establecidas en el territorio nacional
desde jurisdicciones indígenas hasta las grandes ciudades costeras y andinas (STC C-058/1994 de 17
de Febrero).
El ambiente definido como Patrimonio Común de la Humanidad, debería ser cuidado y protegido por
cada uno de los individuos que pertenecen a este, afirmación ampliamente debatida en varios textos,
probablemente uno de los más citado es “Tragedia de los comunes” escrito por Garret Hardin (1968),
donde describe la relación en la que los individuos o las organizaciones consumen recursos
compartidos y luego regresan los desechos a un recurso compartido; de este modo, alguien recibe
todo el beneficio del recurso compartido, pero distribuye el costo a todos los que lo usan. La tragedia
se desata cuando cada individuo negligentemente no reconoce que todos los demás están actuando del
mismo modo.
Debido a ellos Hardin plantea que la causa de todo el problema es la propiedad común, idea altamente
criticada por Federico Aguilera (1991) en su ensayo “¿La Tragedia de la propiedad común o la
tragedia de la malinterpretación en economía?, donde expone que Hardin, sin ninguna justificación,
identifica propiedad común con libre acceso y propone como solución la propiedad privada. Aguilera,
explica que la propiedad común, no es lo mismo que el libre acceso, este va más allá donde deben
existir una consecución de acuerdos mundiales para aplicar unos determinados principios que
respeten escrupulosamente las peculiaridades agroecológicas de cada región (Aguilera, 1991).
Del uso y propiedad de los elementos de la naturaleza se han generado conceptos a través de la
historia y algunos autores han querido enmarcarlos en términos económicos con el fin de enfatizar la
dependencia humana de los ecosistemas y así aumentar el interés público en su preservación. En ese
afán, surge el término capital natural por Schumacher (1973) en su escrito “Lo Pequeño es hermoso”
haciendo alusión en que la economía trata a los elementos de la naturaleza como si fueran artículos de
renta cuando de hecho se deberían tratar como un bien capital (Schumacher, 2011).
Más adelante diferentes autores comienzan a relacionar el concepto de servicios ecosistémicos y todo
lo involucrado en ellos, tal como Gretchen Daily (1997) en su escrito “Servicios Naturales” el cual
describe los servicios ecosistémicos como condiciones y procesos en el que a través los ecosistemas
naturales y las especies que los conforman, sostiene y realizan la vida humana, y a su vez plantea que
aquellos servicios mantienen la producción de los bienes ecosistémicos.
A pesar del trabajo realizado, siguen surgiendo debates acerca de las definiciones y clasificaciones de
los servicios ecosistémicos, sin embargo, dos de los estudios más significativos y recientes para
enmarcar el estado y la relevancia de los ecosistemas para la sociedad fueron: La Evaluación de los
Ecosistemas del Milenio, MAE por sus siglas en inglés (Millennium Ecosystem Assesment, 2005), y
seguida a este La Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad, TEEB por sus siglas en inglés,
ambas bajo la guía de las Naciones Unidas específicamente en el programa de las Naciones Unidas
para el ambiente (UNEP) (Braat & de Groot, 2012).
Para explicar como el bienestar del ser humano se enlaza con los servicios ecosistémicos ambos
estudios plantean modelos de diagramas, los cuales posicionan el dominio de la ciencia natural al
costado izquierdo y el dominio humano, social y económico al costado derecho. Haciendo alusión a
un flujo de los servicios ecosistémicos de izquierda a derecha, es decir, el humano recibe estos
servicios para su bienestar. El modelo conceptual del MAE resalta los componentes del concepto de
los servicios ecosistémicos de soporte, aprovisionamiento, regulación y culturales, a su vez, hace
énfasis en los componentes del bienestar humano, que comúnmente se encuentran relacionados, como
son las necesidades básicas de salud, alimentos, seguridad, relaciones sociales y la libertad de elegir y
actuar.
5. Análisis normativo.
Para comprender la importancia y el rol de los Bienes Naturales en Colombia, debemos empezar por
reconocer la riqueza en variedad genética de fauna y flora, que hacen de nuestro país, un espacio
megadiverso, en el cual, el Estado encuentra una oportunidad económica y social para propiciar un
desarrollo sostenible y consecuentemente el aumento de la calidad de vida, apuntando en últimas a
garantizar que esta sea digna para su población (STC 495/1996 de 26 de septiembre) (STC C-
519/1994 de 21 de Noviembre).
Con lo anterior, uno de los documentos trascendentales en la administración de los Bienes Naturales
fue el decreto 2811 de 1974 “Código Nacional de los Recursos Naturales Renovables y el Ambiente.”
en el cual, se estableció el acceso y la explotación razonable de los recursos renovables, amparado en
tres objetos esenciales del código: La responsabilidad generacional, la prevención y control a la
explotación de recursos no renovables y la regulación de las conductas particulares o colectivas y las
de la administración pública estatal como se menciona en (Decreto 2811, 1974, art. 2).
De esta manera se establecieron los modos de adquirir derecho para usar los recursos naturales de
dominio público (Decreto 2811, 1974, art. 50) en los que los particulares podrían tener acceso a
algunos Bienes Naturales a través de tres formas (Decreto 2811, 1974, art. 51): Uso por ministerio de
la ley, en donde se establece, que todo ciudadano tiene derecho a usarlos gratuitamente para satisfacer
sus necesidades elementales así como, las de su familia y sus animales domésticos (Decreto 2811,
1974, art. 53) y permiso y concesión, en donde los particulares podrán acceder a los recursos
naturales bajo la autorización de las autoridades ambientales competentes de forma temporal de
acurdo a la disponibilidad del recurso, con una serie de limitaciones que garanticen un uso sostenible
en el tiempo y que entre otras, no ponga en peligro el ambiente (Decreto 2811, 1974, art. 54) y
(Decreto 2811, 1974, art. 59) respectivamente.
No obstante, existen algunos Bienes Naturales a los cuales no pueden acceder los particulares, debido
a su condición de uso general el cual, es de interés común y por tal razón son inalienables,
imprescriptibles e inembargables (Const.,1991, art. 63). Es el caso de las corrientes superficiales de
agua que no nacen en una misma heredad.
¿Pero hasta qué punto se puede considerar una necesidad básica para garantizar la subsistencia
humana? El grupo considera pertinente mencionar que las necesidades básicas sientan sus bases en la
relación del individuo con la naturaleza y la cultura, resaltando la espiritualidad y la cosmovisión
como variables que inciden en el uso de los Bienes (Mesa, 2018). Si lo que deseamos es un mayor
bienestar para la mayor cantidad de individuos (como se cita en The Tragedy of Commons (1968) p.
1243) debemos considerar un mundo finito que no tiene recursos inagotables y gratuitos como
usualmente se piensa, desligándose de la tierra debido principalmente al desarrollo tecnológico y
científico, el cual particularmente no ha sido proporcional al desarrollo ético y político (González,
2006, p. 29)
De otra parte, el conocimiento a través de la educación otorga poder y libertad de uso de los
elementos naturales, siempre y cuando satisfaga las necesidades básicas, tal como se mencionó en
(Decreto, 2811, 1974, art 53), pero al mismo tiempo atribuye responsabilidades por dicho uso, como
lo menciona (Leopold, 1949. P. 38).
Depende del contexto histórico que se evalué, se puede definir o no una necesidad básica, de acuerdo
al uso y la vocación del Bien que le de el individuo de forma subjetiva y cualitativa. Consideramos
que, en primera medida no se contempla en el marco de un mundo finito con una cantidad de Bienes
limitados, sino por el contrario es de interés particular y no general el cual, puede trascender a un uso
sostenible cuando hablamos de consecuencias (impactos ambientales) por el uso irresponsable de un
Bien en el marco de su disponibilidad en el ambiente. Es entonces cuando establecemos magnitudes
sobre el Objeto – Bien, y lo consideramos cuantitativo para delimitar un uso razonable y limitado del
recurso.
En conclusión, una necesidad básica es subjetiva del individuo ya que, es él quien establece que es o
no una necesidad en esencia, de acuerdo a su capacidad económica para acceder a ella y con un
conocimiento (empírico o lógico) que determine su uso razonable, es decir, debe ser un uso sistémico
del Bien para que satisfaga a plenitud la necesidad sin contemplar los deseos que radican en las
costumbres culturales. En otras palabras, se basa en los consumos endosomáticos que fluctúan de
acuerdo a las dinámicas culturales las cuales definen la necesidad y ecosistémicas las cuales
determinan la disponibilidad de los Bienes Naturales.
Por lo anterior, surge la necesidad del Estado, por impartir una serie de obligaciones tanto a las
autoridades estatales como a los particulares a través de un amplio catálogo de deberes y derechos a
los ciudadanos donde se exige un compromiso eficaz, serio y responsable para propiciar entre otras,
el disfrute a un ambiente sano así como, para la protección de los Bienes Naturales que sirva para
alcanzar un bienestar general desde una perspectiva de desarrollo sostenible (Const., 1991, art. 80)
(STC C-495/1996 de 26 de septiembre). (STC C-058/1994 de 17 de Febrero) (STC C-519/1994 de 21
de Noviembre).
El grupo considera que, para introducir al lector al uso de los Bienes Naturales, debemos remitirnos a
lo establecido en el artículo 1 de la Constitución Política el cual dice que:
El Estado Social de Derecho sienta sus bases en la reconsideración del papel del individuo frente al
estado que lo organiza reconociendo que las normas no son el único mecanismo al cual se pueda
acudir como recurso para ejercer control y orden en el estado. (Alfonso & Suárez, 2018).
Para tal fin, el Estado Social de Derecho se basa en factores humanos como la dignidad, respeto a la
convivencia y el reconocimiento de la realidad de las necesidades humanas (Alfonso & Suárez,
2018). Es aquí donde a través del análisis normativo podemos ejemplificar a través del derecho a la
propiedad privada, desde un contexto histórico, en donde el CNRNRyA propone un uso adecuado de
los Bienes y que además se encuentra vigente y va en la misma vía de lo establecido en la
Constitución desde un punto de vista ambiental junto con sus interacciones ecosistémicas y culturales.
Podemos encontrar que el artículo 58 de la Constitución Política dice que la propiedad privada está
sujeta a una función social donde debe prevalecer el bien común sobre el particular, con esto se abre
la posibilidad a la expropiación por parte del estado. De otra parte, los particulares pese a que tienen
derecho a la propiedad privada, no tienen acceso a algunos recursos que son considerados de uso
público y de interés general por tanto son inembargables, imprescriptibles e inalienables tal como
aparece en el artículo 63 de la Constitución Política. Y finalmente aparece el artículo 102, en el cual
se generan incertidumbres acerca del derecho a la propiedad privada, pues establece que “El territorio
con los Bienes públicos que de él forman parte, pertenecen a la nación”.
Es de aclarar que, el art 102 no establece una forma de propiedad patrimonial de la nación sobre
todos los elementos del territorio porque de ser así, no podría haber derecho a la propiedad privada,
por el contrario este articulo si habla sobre la soberanía como una facultad inherente del estado y con
base en eso si podemos abordar los anteriores artículos reiterando que hay un contexto histórico y
actual en el que nos basamos de acuerdo a lo impartido por la jurisprudencia desde el establecimiento
de la Constitución Política de 1991.
Recursos Naturales: El concepto ha tenido diversas definiciones a través del tiempo; Sin embargo,
este ha sido ampliamente asociado a las necesidades humanas. El concepto de recurso, al igual que su
clasificación en renovables y no renovables, proviene de una concepción moderna del vínculo hombre
– naturaleza – sociedad. (Mastrangelo, V, 2009). Algunos autores como Owen definieron los
Recursos Naturales como “cualquier parte de nuestro ambiente -como el suelo, agua, los pastizales,
los bosques, la fauna silvestre, los minerales o la población humana- que el hombre pueda utilizar
para incrementar su bienestar puede considerarse como recurso natural” (1971, p.11).
El Código Nacional de Recursos Naturales Renovables y Protección del Medio Ambiente, realiza la
siguiente clasificación: Recursos naturales renovables, recursos naturales no renovables y elementos
ambientales, haciendo especial énfasis en los renovables.
Recursos Naturales Renovables: El CNRN define que los recursos naturales renovables son: la
atmósfera y el espacio aéreo Nacional; Las aguas en cualquiera de sus estados; La tierra, el suelo y el
subsuelo; La flora; La fauna; Las fuentes primarias de energía no agotables; Las pendientes
topográficas con potencial energético; Los recursos geotérmicos; Los recursos biológicos de las aguas
y del suelo y el subsuelo del mar territorial y de la zona económica de dominio continental e insular
de la República; Los recursos del paisaje (Decreto Ley 2811, 1974).
Elementos Ambientales: En el Código se definen los elementos ambientales como, “los demás
elementos y factores que conforman el ambiente o influyan en él”, haciendo referencia a elementos
adicionales a los mencionados anteriormente como, Los residuos, basuras, desechos y desperdicios;
El ruido; Las condiciones de vida resultantes de asentamiento humano urbano o rural; Los bienes
producidos por el hombre, o cuya producción sea inducida o cultivada por él, en cuanto incidan o
puedan incidir sensiblemente en el deterioro ambiental (Decreto Ley 2811, 1974).
Para reforzar los conceptos, la Sentencia C-221/97 clasifico los recursos naturales como:
Los recursos naturales se clasifican usualmente en renovables y no renovables. Los primeros, son
aquellos que la propia naturaleza repone periódicamente mediante procesos biológicos o de otro tipo,
esto es, que se renuevan por sí mismos. Por el contrario, los recursos no renovables se caracterizan
por cuanto existen en cantidades limitadas y no están sujetos a una renovación periódica por procesos
naturales. (1997)
Así mismo, la principal característica que difiere un tipo de recurso del otro es el tiempo de
renovación, es decir, los recursos naturales renovables, tienen la capacidad de reponerse en tiempos
más cortos, en escala humana, en comparación a los no renovables, que su tiempo de reposición es
mucho más prologado. Es decir, acceder a los recursos naturales no renovables de manera
descontrolada, tiene como fin inevitable el agotamiento de estos recursos.
Los bienes ambientales fueron tomados en cuenta en las negociaciones comerciales del 2001 como,
un subconjunto de bienes y servicios del Programa de Doha para el Desarrollo aprobado en la Cuarta
Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC). En dicha conferencia se
definieron dos clases de bienes ambientales:
Clase B: que incluyen bienes industriales y de consumo no utilizados principalmente con propósitos
ambientales, pero cuya producción, uso final y / o disposición tiene características ambientales
positivas en relación con productos sustitutos similares. Los EG de clase B incluyen artículos tales
como papel sin cloro, máquinas de oficina energéticamente eficientes, tecnologías de producción y
energía limpias, ropa de fibra natural, empaques o materiales de revestimiento de piso.
El concepto de función ecosistémica tiene diversas definiciones, y cada definición difiere de la otra.
Esto viene marcado principalmente por el enfoque del autor o los autores que lo definen, sea
antropocéntrico, ambientalista o ecologista (entendiendo ecologista desde el estudio de la ecología).
En el contexto colombiano, la normatividad maneja el término de función ecológica, tal como se
expresa en la Constitución
El Art. 58 de la Constitución Política de Colombia consagra que “...La propiedad es una función
social que implica obligaciones. Como tal, le es inherente una función ecológica.”
La función ecológica hace referencia a las restricciones impuestas al derecho a la propiedad privada
con el fin proteger y conservar el ambiente y sus elementos, poniendo el interés general por encima
del particular. Sin embargo, como es planteado en la normatividad, se brinda especial importancia a
los recursos naturales que pueda poseer la propiedad, y no, a las interacciones entre especies que
puedan ocurrir en ella o los servicios que prestan.
En la literatura se pueden encontrar diversas definiciones de autores como De Groot, que plantean el
concepto desde el punto de vista antropológico, donde las funciones ecosistémicas son procesos para
satisfacer necesidades humanas. “La capacidad de los procesos naturales y componentes para
proporcionar bienes y servicios que satisfacen las necesidades humanas, directa o indirectamente”
(De Groot, 1992). Por otro lado, algunos autores definen el termino desde lo ecosistémico como “Las
funciones de los ecosistemas se refieren de manera diversa al hábitat, las propiedades biológicas o del
sistema o los procesos de los ecosistemas.” (Costanza et al., 1997).
En otras palabras, si se desglosa el termino en dos, encontramos que la palabra “función” hace
referencia a “Actividad particular que realiza una persona o una cosa dentro de un sistema de
elementos, personas, relaciones, etc., con un fin determinado.” Y ecosistémica, deriva del concepto de
ecosistema, que hace referencia al “conjunto de individuos que interactúan con individuos de su
misma especie conformando poblaciones, que a su vez interactúan con otras poblaciones
conformando comunidades. Las cuales, interactúan todas en un mismo entorno biofísico en un mismo
tiempo y espacio”.
Dado esto, se puede decir que las funciones ecosistémicas hacen referencia a actividades o procesos
particulares que ocurren dentro de un ecosistema, y que son propias del mismo, debido a las distintas
interrelaciones que ocurren dentro del sistema entre los elementos que lo conforman. Cabe resaltar,
que en la definición de ecosistema aplica el ser humano como especie, por lo cual, se tiene conjunto
de asentamientos, como ecosistemas humanos.
Las funciones ecosistémicas como se menciona anteriormente son de vital importancia, debido a que
gracias a todos estos procesos que ocurren particularmente dentro del ecosistema, se mantienen y
renuevan los recursos indispensables para las actividades humanas. Estas funciones son susceptibles a
cambios, si se altera algún elemento importante del sistema. Es por esto, que se debe realizar una
gestión apropiada de los elementos de la naturaleza, para permitir que las funciones ecosistémicas no
pierdan sus dinámicas, y permitir que los recursos se renueven para poder seguir aprovechándolos.
Los servicios ambientales han sido definidos principalmente en base a las dinámicas entre el ser
humano y los elementos de la naturaleza. Dicho esto, los servicios ambientales se pueden definir
como “los flujos de materiales, energía e información, de las existencias del capital natural, que se
combinan con la mano de obra y servicios manufacturados, para producir el bienestar humano.”
(Costanza et al., 1997). Los servicios ambientales están relacionados con las funciones ecosistémicas
definidas anteriormente, las cuales permiten que los flujos mencionados por Costanza et al., 1997,
puedan darse.
En la definición planteada en esta política aparece otro componente adicional, que es el principal
diferenciador de otras definiciones encontradas, y es el saneamiento. Esta es la principal característica
del manejo de este concepto en el país, ya que, normalmente se enfocaban los servicios ambientales,
en los servicios de saneamiento que prestan las distintas instituciones. Sin embargo, esta percepción
ha ido cambiando a partir del surgimiento del Decreto 1076 del 2015 por el cual se expide el Decreto
Único Reglamentario del Sector Ambiente y Desarrollo Sostenible, donde se reglamenta el Pago por
Servicios Ambientales, como un incentivo para la conservación que permite el mantenimiento y
generación de servicios ambientales.
En este decreto aparecen servicios ambientales como los servicios culturales, espirituales y de
recreación.
En el caso de India, los ríos son fundamentales para la vida de la mitad de su población, su
salud, su bienestar, así como también proporcionan sustento físico y espiritual desde tiempos
inmemoriales. En Nueva Zelanda el rio Whanganui, goza también de los mismos derechos
jurídicos que los humanos, tal como venía reivindicando el pueblo Maorí desde hace muchas
generaciones. En Colombia, por medio de decisiones jurisprudenciales se ha asegurado que por la
vía de tutela se busque que elementos de la naturaleza, como el Rio Atrato, también tengan
reconocimiento para salvarlos de la contaminación y otras afectaciones.
6.4. Río Ganges - India, Writ Petition (PIL) No.126 of 2014, sent. 20 de Marzo de
2017.
Declarado como un ser vivo con los mismos derechos que los humanos; decidido por un
tribunal del norte de la India, cuya decisión significa que contaminar este río viene a ser
legalmente como dañar a una persona. Los jueces del estado de Uttarakhand responsables de
este paso afirmaron que el río es “una entidad legal y viviente que tiene el estatus de una
persona con todos sus correspondientes derechos, obligaciones y responsabilidades”. Para
asegurar su protección y conservación, el tribunal nombró a dos responsables legales que
deberán, además, luchar por sus derechos (Bagni, 2018).
6.5. Rio Whanganui – Nueva Zelanda, Ley “TE AWA TUPUA”. (Te Awa Tupua
(Whanganui River Claims Settlement) Act 2017 No 7, Public Act – New Zealand
Legislation, n.d.)
Ubicado en la Isla Norte de Nueva Zelanda, reconocido con los mismos derechos y
obligaciones de una persona jurídica por el parlamento de Nueva Zelanda. Luego de 160 años
el pueblo Maorí de los Whanganui buscó por todos los medios que este fuera reconocido
legalmente como un ser viviente. Siendo esta decisión nada novedosa dentro de la comunidad
debido a que a largo de la historia se ha considerad como un todo, como mismo cuerpo con el
pueblo Maorí. En este caso los intereses del agua, que nace en la montaña y desemboca en el
mar incluyendo sus afluentes y el conjunto de elementos físicos, serán representados por
guardianes, uno designado por la comunidad Maorí y otro elegido por el estado (New Zealand
Parliament, 2017).
Del Occidente de la Cordillera de los Andes hasta el Golfo del Urabá en el Mar Caribe, el Río
Atrato extiende a lo largo del departamento del Choco, el cual es una de las zonas con más
biodiversidad del planeta, siendo una de las principales vías de comunicación del Chocó y una
extensión de su economía, sus tradiciones y su cultura. Durante décadas ha sido escenario de
múltiples procesos como extracción minera ilegal, explotación forestal, erosión, acumulación
de basuras y vertimiento de residuos, entre otros. Es así como en 2015 la comunidad
preocupada por la alta vulneración de sus derechos tales como a un ambiente sano, a la salud, al
agua, a la soberanía alimentaria, a la libertad de tránsito, a la cultural y la vida digna instaura
una acción de tutela que buscaba ponerle freno a dichos procesos, es así como en 2016 La Corte
Constitucional declaro que el río es una entidad viviente que sostiene otras formas de vida y
culturas, que es un sujeto especial de protección, que tiene derecho a la protección,
conservación, mantenimiento y restauración. Para ello nombra dos representantes legales del
rio, por parte del estado al Ministerio de Ambiente y por parte de la comunidad a un grupo de
guardianes conformado por entidades privadas, publicas, universidades, centros de
investigación entre otros.
Conclusiones
Nuestra mayor riqueza está conformada por los bienes y los servicios ambientales; lo que
hace necesario establecer mecanismos legales y holísticos de preservación, conservación y de
regulación de consumo de estos.
Las sentencias no dan una discusión de fondo de la problemática ambiental sobre la cual
tratan y se prestan para interpretaciones difíciles de llevar a la práctica por su alto
contenido filosófico.
Los estudios acerca de los servicios ecosistémicos siempre deberían apuntar a tratar de
establecer que es considerado un servicio, y como este puede ser valorado para así
contribuir a un mejor conocimiento y aún más importante, a un mejor uso.
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