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Nota.

Vuelta: 1. f. Movimiento de una cosa alrededor de un punto, o girando sobre sí misma, hasta
invertir su posición primera, o hasta recobrarla de nuevo. 4. f. Regreso al punto de partida. 5. f. ...
carrera en etapas en torno a un país, una región, una comarca, etc. 7. f. Retorno o recompensa. 8. f.
Repetición de algo. 9. f. Paso o repaso que se da a una materia leyéndola. 13. f. Zurra o tunda de
azotes o golpes. 20. f. Dinero que, al cobrar, y para ajustar una cuenta, se reintegra a quien hace un
pago con moneda, billete de banco o efecto bancario cuyo valor excede del importe debido. 21. f.
Labor que se da a la tierra o heredad.
(Diccionario de la Real Academia Española: http://www.rae.es/ (avance de la 23ª edición).

Estudios guía. / Guías del estudio.


Bertrand, J. J. A., “Renacimiento del cervantismo romántico alemán”: AnCer, IX, 1961-62, 143-167
Ardila, J. A. G., “La influencia de la narrativa del Siglo de Oro en la novela británica del XVIII”: Revista
de Literatura, LXIII, 126, 2001, 401-423. No se pudieron consultar los recientes estudios sobre este
tema de P. J. Pardo García.
Canavaggio, Jean, Cervantes, Madrid, Espasa Calpe, 2003.
Close, Anthony, The Romantic Approach to ‘Don Quixote’, Cambridge University Press, 1977-78, de
quien esta exposición es deudora y hasta abreviación en mucho más puntos que los señalados.
Close, Anthony, “La crítica del Quijote desde 1925 hasta ahora”: en A. Close et al., Cervantes, Madrid,
CEC, 1995, 311-333; del mismo: “Interpretaciones del Quijote”, en Don Quijote de la Mancha,
Instituto Cervantes, dirigida por F. Rico, Barcelona, Crítica, 1998, CXLII-CLXV.
Eisenberg, Daniel, A Study of “Don Quixote”, 1987. En trad. esp.: La interpretación cervantina del
Quijote, Compañía Literaria, S. A., 1995, en:
http://users.ipfw.edu/jehle/deisenbe/interpret/ICQindic.htm
Iffland, James, De fiestas y aguafiestas: Risa, locura e ideología en Cervantes y Avellaneda, Madrid,
Universidad de Navarra-Iberoamericana-Vervuert, 1999.
Martín Morán, J. M., “Variedad en la unidad: estrategias de cohesión textual en el Quijote”: Criticón, 87-
88-89, 2003, 469-478.
Montero Reguera, José, El "Quijote" y la crítica contemporánea, Alcalá, CEC, 1997.
Murillo, L. A. “Cervantic Irony in Don Quijote: The Problem for Literary Criticism”: Homenaje a
Rodríguez-Moñino, Madrid, Castalia, 1966, vol. II, 21-31.
Navarro González, Alberto, “Dos estudios. I. El ingenioso Don Quijote en la España del siglo XVI”:
AnCer, VI, 1957, 1-48.
Neuschäfer, Hans-Jörg, “La ética del Quijote y la función de los episodios intercalados”, en C. Strosetzki,
ed., Actas del V Congreso de la AISO, Münster, 1999. Madrid-Francfort, Iberoamericana-Vervuert,
2001, 32-41; del mismo: La ética del Quijote, Madrid, Gredos, 1999.
Redondo, Augustin, Otra manera de leer el "Quijote", Madrid, Castalia, NBEC, 1997.
Urbina, Eduardo, “Ironía medieval, parodia renacentista e interpretación el Quijote”, en Actas del VIII
Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, 1983. Legible en publicación electrónica
del Centro Virtual Cervantes:
http://cvc.cervantes.es/obref/aih/pdf/08/aih_08_2_079.pdf
*
Antes impreso en V. Cabanes Fitor y J. L. Santonja, coord., Al voltant del ‘Quijote’. Alcoy, Ajuntament d’Alcoi.
Xarxa de Biblioteques Municipals, 2005, pp. 93-128.

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Para nada comparable con el éxito de Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán, que entre 1599 y 1604 tuvo 26 ediciones. Ni
siquiera a lo largo de todo el siglo XVII llegó el Quijote a esa cifra. Nueve ediciones tuvo de 1605 a 1614. Pero no es algo tan
extraordinario, cuando se mira que los normalmente desconocidos y contemporáneos Diálogos de apacible entretenimiento de
G. de Lucas Hidalgo mereció ocho entre 1605 y 1618 y Las Guerras civiles de Granada de Ginés Pérez de Hita (1595; 1619)
más de cuarenta.
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Mientras se hallaban en la entonces capital en tratos para firmar la paz, asistieron a la celebración por todo lo alto del bautizo
del heredero de Felipe III, que coincidía con los tratos para firmar la paz (Canavaggio, 308).
3
Fletcher, 1611, en The Coscomb / El mequetrefe; Philip Massinger o Thomas Middleton, Maiden’s Tragedy, 1611; Nathaniel
Field, en Perdón para damas, 1613; Fletcher en colaboración con Shakespeare en “La historia de Cardenio,” 1613, que
todavía se representaba en 1653 (texto ahora perdido); John Fletcher ahora con Massinger en 1620, The Double Marriage –
inspirado en un episodio del gobierno de Sancho en Barataria, además de Behn Aphra, 1671, Sotherne, 1684...
4
Calderón, en “Cardenio”, de texto perdido, y Matos Fragoso en El yerro del entendido (El Curioso impertinente, entre otras
fuentes).
5
Fuente de la mayor parte de estos datos, donde se analizan con más detalle y no siempre coincidente valoración, es Alberto
Navarro González, Anales Cervantinos, 1957.
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Primero se tomó como obra burlesca. Así Saint-Aimant, en La Chambre du Débauché, evoca las «aventuras más grotescas»
de Don Quijote y lo muestra «en muy lamentable estado», en una gran fosa, lleno de lodo, / tan molido como el grano».
Charles Sorel, que se estrena como dramaturgo en 1627-28, explota la misma veta. Después, como obra cómica: el dramaturgo
Guérin de Bouscal (1613-75) tiene una trilogía cómica inspirada en Cervantes, e interpretó más de 30 veces el personaje de
Sancho Panza, influyendo de tal modo a Molière que éste dejó la tragedia para dedicarse a la comedia.
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Es de esperar que Jean Canavaggio, en su flamante Don Quichotte, du livre au mythe, París, Fayard, 2005, desarrolle
ampliamente y con su acreditada competencia estos aspectos
8
«Inglaterra se siente orgullosa de haber sido la primera nación extranjera que más ha hecho en el mundo por la gloria de
Cervantes» (Walter Starkie, “Cervantes y la novela inglesa”, en F. Sánchez-Castañer, ed., Homenaje a Cervantes, Valencia,
Mediterráneo, 1950, II, 353. “Ninguna otra literatura nacional asimiló la idea de Don Quijote más profundamente que la
inglesa” (D. Eisenberg, o. c.).
9
La colección de T. Percy sirvió al primer editor erudito de Don Quijote y heredero de su proyecto, John Bowle.
10
D. Eisenberg: "El Bernardo de Cervantes fue su libro de caballerías": AnCer, XXI, 1983, 103-117.
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Las consideraciones francesas de Lesage sobre el Q de Avellaneda y sus personajes se traducen / recogen en la ed. española
de 1732.
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August Wilhelm Schlegel sobre la Segunda Parte del Quijote en una reseña de la traducción de Tieck (1799). Legible en D.
Eisenberg, o. c.

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C. M. Wieland, temprano lector de la obra, había seguido muy de cerca el Quijote ya en su primera novela
Der Sieg der Natur über die Schwärmerei oder die Abenteuer des Don Sylvio von Rosalva [‘...Las aventuras
de Don Silvio de Rosalva...’], 1764. Véase Lioba Simon Schumacher, “El humor cervantino en la Ilustración
europea. El ejemplo de Christoph Martin Wieland”: Diálogos Hispánicos de Amsterdam, nº 10, 1992, 77-94.
14
Carme Riera, El Quijote desde el nacionalismo catalán, en torno al Tercer Centenario. Barcelona, Destino, 2005.
15
Isaías Lerner confesaba en entrevista a EL PAIS, 24-04-2004, que en su aproximación al Quijote nada le interesaban las
interpretaciones ideológicas, éticas o políticas, ni su consideración como “Biblia española” por Unamuno o la transposición
del modo de ser nacional.
16
En su Guía del lector del ‘Quijote’, ensayo psicológico. Madrid, Espasa Calpe, 1926, 63ss.
17
Para una corrección de estas afirmaciones, veáse J. Alonso Asenjo, “Quijote y romances. Uso y funciones”, en R. Beltrán,
ed., Historia, reescritura y pervivencia del Romancero. Estudios en memoria de Amelia García-Valdecasas, Valencia,
Publicacions de la Universitat de València, 2000, 25-65. Ahora también en Tirant, 5 (2002):
http://parnaseo.uv.es/Tirant/tirant5.htm
18
«El juego bufonesco llevaba en su centro el trueque de papeles, o sea la burla del burlador y la infamia del exaltado a manos
del infame, conducente a una inversión de polos entre príncipe y bufón» (F. Márquez Villanueva, “La buenaventura de
Preciosa”: NRFH, 34, 1985-1986, 741-768, en p. 764)
19
C. Castilla del Pino, Cordura y locura en Cervantes, Barcelona, Península, 2005.
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A quienes, dada la repetida condena de las obras no gramaticales de Erasmo en España, ven difícil que viniera a
conocimiento de Cervantes, quizá pueda convencerlos de lo contrario la posibilidad de que lo leyera en Italia o, aún con mayor
facilidad, en publicaciones como la Censura de la locura humana y excellencias della de Jerónimo de Mondragón, publicada
en Lérida, 1598, justo cuando Cervantes está ideando el Quijote.
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Así J. Iffland, 160, recogiendo sesudos estudios, como la Historia de la locura... de M. Foucault. Muestra vivida por
Cervantes y vívida para nosotros, el Don Quijote de A. Fernández de Avellaneda, que acaba encerrado en la Casa del Nuncio,
instituto psiquiátrico toledano.
22
Es interesante y, a la vista del cierre del Quijote con palabras de la pluma de Benengeli (‘el hijo de la cierva’, es decir,
Cervantes), seguramente acertada la propuesta de Carme Riera sobre el paralelismo de la derrota del caballero iluso junto al
mar de Barcelona y el fracaso del autor de su historia en aquel puerto en sus pretensiones de reconocimiento y triunfo en la
corte virreinal de Nápoles.
23
Véase J. Huerta Calvo, "Aproximación al teatro carnavalesco": en Cuadernos del Teatro Clásico. Teatro y Carnaval, nº. 12,
1999, 15-47; C. Buezo, La mojiganga dramática. De la fiesta al teatro, Kassel, Reichenberger, 1993, I, esp. p. 180ss y las
citadas obras de Redondo e Iffland.
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Tomo estas reflexiones de C. Guillén, “Luis Sánchez, Ginés de Pasamonte y los inventores del género picaresco”:
Homenaje a Rodríguez-Moñino, Madrid, Castalia, 1966, I, 221-231.
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Cervantes no sacrifica la narración placentera al ascetismo de la moral, al contrario que Mateo Alemán. Véase Michel
Cavillac, “El Guzmán de Alfarache: ¿una ‘novela picaresca’?”: Bull. Hisp, nº 1, juin, 2004, 161-184; Anthony J. Close, “Lo
cómico y la censura en el Siglo de Oro”, en M. L. Lobato – F. Domínguez Matito, eds., Memoria de la palabra. Actas del VI
Congreso de la AISO. Madrid-Francfort, Iberoamericana-Vervuert, 2004, I, 36,

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