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Lengua castellana y
Literatura
ÍNDICE
Directrices para la Prueba de Acceso a la Universidad en Lengua Castellana y Literatura 2
Criterios de corrección de las pruebas – Rúbrica con las puntuaciones e invalidaciones 3
Cronograma para la planificación del curso 4
1) Identificar las ideas del texto y exponer su organización. 5
2a) Explicar cuál es la intención comunicativa del autor. 6
2b) Comentar dos mecanismos de cohesión distintos que refuercen la coherencia textual. 7
3) Dada una idea, elaborar un discurso argumentativo, entre 200 y 250 palabras, eligiendo el 8
tipo de estructura que se considere adecuado.
4a) Ejercicios relacionados con el reconocimiento y análisis sintáctico de fragmentos del texto. 11
▪ Analizar sintácticamente un fragmento del texto propuesto. 11
▪ Identificar y explicar las relaciones sintácticas entre las oraciones de un fragmento de un texto. 11
4b) Ejercicios de reconocimiento y uso de la lengua bajo diversas condiciones e intenciones. 18
▪ Identificar la clase y función de dos palabras señaladas en el texto. 18
▪ Realizar dos transformaciones gramaticales en un texto. 18
▪ Analizar la formación de dos palabras del texto. 20
▪ Explicar el significado de dos palabras o expresiones del texto. 24
▪ Señalar justificadamente dos marcas de objetividad o subjetividad en un texto. 26
5a) Exposición de uno de los temas de historia de la literatura. 27
▪ La poesía desde el Modernismo a las vanguardias, autores y obras representativos. 28
▪ La novela desde principios del siglo XX hasta 1939: tendencias, autores y obras representativos. 29
▪ El teatro desde principios del siglo XX hasta 1939: tendencias, autores y obras representativos. 30
▪ La poesía del grupo poético del 27: etapas, autores y obras representativos. 31
▪ La novela desde 1939 hasta los años 70: tendencias, autores y obras representativos. 32
▪ El teatro desde 1939 hasta nuestros días: tendencias, autores y obras representativos. 33
▪ La poesía desde 1939 a los años 70: tendencias, autores y obras representativos. 34
▪ La poesía desde los años 70 a nuestros días: tendencias, autores y obras representativos. 35
▪ La novela desde 1975 hasta nuestros días: tendencias, autores y obras representativos. 36
5b) Comentario guiado sobre aspectos temáticos, formales y contextuales de las lecturas. 37
▪ Pío Baroja, El árbol de la ciencia 38
• Antología de textos de El árbol de la ciencia 41
• Luis Cernuda, La realidad y el deseo 47
▪ Antología de textos de La realidad y el deseo 50
▪ Antonio Buero Vallejo, Historia de una escalera 64
▪ Antología de textos de Historia de una escalera 67
▪ Carmen Martín Gaite, El cuarto de atrás 73
▪ Antología de textos de El cuarto de atrás 78
▪ Selección de textos periodísticos 81
Criterios de evaluación y estándares de aprendizajes - Lengua y Literatura en 2º Bachillerato 87
2
PRUEBA 7 (1+2+3+5b)
SINTAXIS COMPUESTA II. SEMÁNTICA Y DEFINICIONES.
4a Construcciones oracionales.
4b Tipos de “que”.
4b Semántica. Definiciones.
5a La poesía de 1939 a los años 70.
La poesía de los años 70 hasta nuestros días.
La novela desde 1975 hasta nuestros días.
PRUEBA 8 (4a+4b+5a)
RECUPERACIONES (1+2+3+4a+4b+5a+5b)
5
1. Identificar las ideas del texto y exponer su organización (1,5 puntos). 15 minutos
Un texto es coherente si trata sobre un mismo tema que se va desarrollando sin contradicciones ni repeticiones de la
información aportada (coherencia global); si las ideas principales y secundarias se presentan estructuradas de manera lógica y
clara (coherencia lineal); si transmite la intención comunicativa de un autor que comparte con los receptores el mismo
conocimiento del mundo (coherencia pragmática).
¿Qué se pide?
Identificar las ideas del texto.
Exponer de modo esquemático su organización.
Determinar y explicar el tipo de estructura textual.
¿Cómo empezar?
Leer detenidamente el texto, comprender el significado y hacerse una idea general del texto.
Subrayar la información más importante, se puede anotar en los márgenes.
Redactar las ideas con palabras propias y mostrar su relación jerárquica (cómo se relacionan).
Justificar qué modelo organizativo o estructura presenta el texto.
La primera idea (desde la línea 1, “X…”, hasta la línea 9, “…Y”), análisis, formulación, advertencia, enunciación,
enumeración, comparación, identificación,
1. Idea (desde el verso 1, “X…”, hasta el verso 9, “…Y”), concreción, muestra, contraste, oposición,
(primera/segunda… estrofa) composición, definición, demostración, relación,
interpretación, desarrollo, justificación, descripción,
La segunda idea (desde la línea 10, “X…”, hasta la línea 19, “…Y”), reproducción, deducción, planificación, diseño,
selección, explicación, exposición, conclusión,
La tercera idea (desde la línea 20, “X…”, hasta la línea 30, “…Y”), planteamiento, desarrollo, finalización
La oración de cada idea se estructura con un sintagma cuyo núcleo sea un sustantivo abstracto más un complemento del
nombre y un circunstancial (N+CN+CC).
A partir de estas ideas el texto presenta una organización [inductiva, deductiva, circular, paralela, contrastiva, etc.],
pues la idea principal se encuentra […]
TEXTO EXPOSITIVO Y ARGUMENTATIVO TEXTO NARRATIVO TEXTO DESCRIPTIVO TEXTO DIÁLOGO
Analizante o deductivo: evoluciona Cronológico lineal: Espacial: cerca- De lo general a lo
de lo general a lo particular. planteamiento, nudo y desenlace. lejos. particular.
Sintetizante o inductivo: de lo Cronológico con alteración Temporal: anterior- De lo particular a lo
particular a lo general. temporal: posterior. general.
Enmarcado o encuadrado: de lo • analepsis (salto hacia el Jerárquico: del Circular: de lo general a lo
general a lo particular y a lo general; pasado) todo a las partes o particular, acabando de
o desde el centro para afuera. • prolepsis (salto hacia el futuro) viceversa nuevo en lo general.
Paralelo: se relacionan dos ideas con • comienzo in medias res Enumerativa: Otras estructuras:
la misma importancia. (comienzo por el nudo), acumulación de petición-rechazo-
Otras estructuras: causa-efecto, • comienzo in extremis res rasgos o reproche o propuesta-
causa-consecuencia o problema- (comienzo por el final) cualidades. réplica-contrarrépica.
solución. • final abierto.
2.a. Explicar cuál es la intención comunicativa del autor (0,5 puntos). 5 minutos
La adecuación es la propiedad que explica las relaciones que se establecen entre un texto y su contexto situacional, y hace
que ambos estén en sintonía.
¿Qué se pide?
La explicación adecuada de la intención comunicativa del autor.
¿Cómo empezar?
Debes hacerte la siguiente pregunta: ¿Qué pretende el autor, para qué ha escrito este texto?
Es lo que pretende comunicar el autor, el efecto que busca producir en el receptor.
¿Qué se pide?
La mención explícita y comentario claro conciso de dos mecanismos de cohesión distintos.
Debe elegirse dos que refuercen de manera importante la coherencia del texto.
¿Cómo empezar?
Lo más fácil es comenzar buscando la palabra o palabras clave del texto (la que indica el tema y la idea
principal) y comprobar cómo se mantiene el referente a lo largo de diferentes enunciados. Podrá repetirse
total o parcialmente, ser sustituida por procedimientos léxicos (sinónimos, antónimos, hiperónimos…) y
gramaticales (pronombres, anáforas, catáforas…) o estar enlazados los diferentes enunciados (conectores).
MECANISMOS DE COHESIÓN
Repetición - Misma palabra o derivaciones de la ella.
Léxico-semánticos
- Familia léxica de esa palabra
- Sinónimos: totales (coincide significado plenamente), parciales (pueden conmutarse por otro) o referenciales
Sustitución (remiten al referente, pero no significan los mismo).
- Hiperónimo-hipónimo: relación de inclusión entre términos de una misma categoría.
- Antónimos: gradual (permite una gradación), recíproca o complementaria (implica la existencia del otro término o
Asociación su exclusión).
- Campos semánticos: palabras de la misma categoría gramatical y comparten significado.
- Campos asociativos: palabras que se relacionan mediante la noción o idea a la que se alude.
- Anáfora: un elemento gramatical (pronombre, adverbio, determinante definido, demostrativo o posesivo) alude a
Gramaticales
Deixis un término previamente mencionado.
textual - Catáfora: un elemento gramatical (pronombre, adverbio, determinante definido, demostrativo o posesivo) alude a
un referente posteriormente mencionado.
Elipsis - Consiste en la omisión de una palabra o grupo de palabras porque se sobreentiende, suele darse con verbos y
pronombres personales con función de sujeto.
- Organizadores: de inicio (en primer lugar, antes de comenzar, de entrada), de continuidad (más adelante, a
continuación, en segundo lugar, siguiendo con lo anterior), de distribución (por un lado, por otro lado; por una parte,
por otra parte), de cierre (para finalizar, por último, como conclusión, finalmente, en resumen), cronológicos (al
Conectores
principio, después, más adelante, más tarde, luego posteriormente).
Conectores - Lógicos: de adición (además, y, también), de oposición (sin embargo, no obstante, por el contrario, pero, aunque), de
causa/consecuencia (por ello, en consecuencia, puesto que, porque, ya que), de condición (si, a condición de que).
- Modalizadores: tópico (en lo que atañe a, por lo que respecta a, a propósito de, en lo referente a), reformulación (es
decir, esto es, o sea, dicho de otro modo, en otras palabras), ejemplificación (por ejemplo, pongamos por caso, como
dice/piensa), opinión (en mi opinión, desde mi punto de vista, a mi parecer), certeza (evidentemente, de hecho,
probablemente, seguramente, posiblemente, quizá).
¿Qué se pide?
Elaborar un discurso bien organizado a partir del tema propuesto.
Exponer las ideas de forma precisa y ordenada.
Utilizar con destreza argumentos y reflejar una posición personal crítica y fundamentada.
Desarrollo: se ofrecen
argumentos y contraargumentos
(segundo y tercer párrafo)
Conclusión: se reformula o
remata la idea (último párrafo).
Tipos de argumentos
a favor, en contra, de experiencia, de
mayoría, de autoridad, de ejemplo
POSIBLES PREGUNTAS
1. ¿El ser humano es egoísta por naturaleza?
2. ¿Qué medidas adoptarías para erradicar o disminuir la violencia?
3. ¿Crees que todos los exámenes deberían ser iguales en las distintas comunidades autónomas de España?
4. ¿Qué papel deben cumplir las familias y los centros educativos en la educación de los niños?
5. ¿Cuáles son los límites de la libertad de expresión?
6. ¿Qué piensas de la relación que ha establecido el ser humano con los animales?
7. ¿La generación a la que perteneces se enfrenta al futuro en peores condiciones que lo hizo la generación
de tus padres?
8. ¿Crees que los medios de comunicación dan una imagen fiel de la España actual?
9. ¿Crees que el conocimiento trae dolor, que es mejor vivir en la ignorancia?
10. ¿Depende la inteligencia del nivel económico de las personas?
11. ¿Puede el pueblo confiar en que la política solucionará los problemas sociales del país?
12. ¿Se puede hablar de exilio en un país como la España actual?
13. ¿Puede el amor superar el paso del tiempo y la diferencia de edad?
14. ¿Deberían los gobiernos favorecer el regreso de la población exiliada o residente en el extranjero?
15. ¿Puede hoy en día una persona decir libremente lo que ama?
16. ¿Otorgamos demasiada importancia al aspecto físico en la sociedad de hoy día?
17. ¿Influye el entorno en que crecemos en nuestra visión del mundo y en el valor que otorgamos a las cosas?
18. ¿Cómo cree que se trata en España el tema de la patria?
19. ¿Deben tener todas las personas derecho al matrimonio independientemente de su orientación sexual?
20. ¿Crees que la Historia ha tratado con justicia a la mujer?
21. ¿Es realmente el acoso escolar un problema significativo entre los niños y adolescentes?
22. ¿En qué tipo de proyectos personales resulta más conveniente mantener una actitud individualista?
23. ¿Cómo es la situación de la mujer en la actualidad?
24. ¿Tiene solución el problema de la vivienda en España?
25. ¿Qué piensas de la educación que se recibe en casa?
26. ¿Cómo crees que afectará al mercado laboral y a las personas demandantes de empleo la progresiva
incorporación de tecnología a los puestos de trabajo?
27. ¿Está la sociedad española suficientemente sensibilizada con las personas que viven en riesgo de
exclusión social?
28. ¿Es legítimo reconocer que se fue feliz en tiempos de dureza y represión?
29. ¿Sigue siendo en la actualidad el matrimonio una institución con prestigio social?
30. ¿Debemos ser siempre sinceros?
31. ¿Crees que sigue siendo necesaria la poesía de acción cívica o social?
32. ¿Piensas que las injusticias deben erradicarse con reformas o con revoluciones?
33. ¿Qué ventajas y desventajas tienen las redes sociales en la difusión de la poesía actualmente?
34. ¿Existe una educación sexual adecuada en nuestro país?
35. ¿Cree que la eficacia sobresale en la política?
36. ¿Resulta cruel humillar a los demás?
37. ¿Está suficientemente valorada la situación de la mujer en el mundo actual?
38. ¿Pueden los recuerdos traspasar el pecho como un puñal?
39. ¿Incide en la igualdad de género el hecho de diferenciar los regalos por sexos?
40. ¿Se soluciona la situación de los necesitados ofreciéndole limosnas?
41. ¿Es importante tener un plan en la vida?
42. ¿Es peligroso el uso inadecuado de internet?
43. ¿Son distintos los comportamientos en las redes sociales de los de las relaciones tradicionales?
44. ¿Vivimos es una sociedad conformista? ¿crees que existe conciencia de clase?
45. ¿El sistema educativo actual sirve para la vida real?
46. ¿Consideras que nuestro país fomenta el estudio científico y tecnológico?
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4.a. Reconocimiento y análisis sintáctico de fragmentos del texto (1,5 puntos). 10 minutos
¿Qué se pide?
Analizar sintácticamente un fragmento del texto propuesto. Esto consiste en identificar e indicar con claridad
la función de cada uno de los grupos sintácticos y oraciones que integran el fragmento.
Identificar y explicar las relaciones sintácticas entre las oraciones de un fragmento del texto propuesto. En
este caso, no se trata de realizar un análisis sintáctico gráfico sino de describir la relación que se da ente las
diferentes estructuras oracionales que aparecen dentro del enunciado seleccionado.
¿Cómo empezar y cómo redactarlo?
Lo primero es buscar los verbos que son núcleo del predicado; si hay uno, la oración es simple, si varios, es
compuesta. ¡Cuidado con las perífrasis!
Si la oración es simple, determina cuál es el sujeto y luego el predicado con sus complementos.
Si es compuesta, señala cuál es el nexo, si aparece, y determina si hay coordinación o subordinación.
En el caso de subordinadas, identifica qué verbo es el principal, delimita la oración y reconocerla; en las
coordinadas, los nexos ayudarán a determinar de qué tipo se trata.
La primera proposición, [“…”] tiene como núcleo verbal [“…”], cuyo sujeto es [“…”]. Dentro del predicado, hallamos
proposición subordinada [sustantiva/adjetiva/adverbial] en función de [función], [“…”], unida al verbo [“…”] a través
de la preposición [“…”], y cuyo núcleo es el verbo copulativo/predicativo [“…”]. Su sujeto es, precisamente, el
pronombre personal [“…”], mientras que su atributo es el sintagma adjetival [“…”].
La segunda proposición, [“…”], consta de un verbo principal [“…”], cuyo sujeto omitido es [“…”]. Este verbo está
complementado por un [función], el pronombre átono [“…”], y por un suplemento, [“…”]. Este suplemento, cuyo
núcleo es el sustantivo [“…”], tiene la particularidad de contener una oración subordinada [“…”].
[“…”] es un modificador oracional, ajeno a cualquier oración de las anteriores, que tiene una función de [“…”].
Atributo (Atr) • Aparece solo con verbos copulativos “ser, estar o parecer”.
Sintagma nominal (SN) • Si tiene forma de SAdj o SN, concuerda con el sujeto en género y número.
Sintagma adjetival (SAdj) • Se puede sustituir por el pronombre personal átono “lo” si lo acompaña verbos copulativos.
Sintagma adverbial (SAdv)
Sintagma preposicional (SP)
Complemento predicativo (CPred) • Aparece con verbos plenos, no copulativos.
Sintagma nominal (SN) • Concuerda en género y número con el grupo al que complementa (el sujeto o el CD) cuando lo
Sintagma adjetival (SAdj) permite la categoría. No es posible cuando el grupo es adverbial o una expresión equivalente.
Sintagma adverbial (SAdv) • No puede sustituirse por “lo”.
Sintagma preposicional (SP)
4º COMPLEMENTOS ADJUNTOS
GRUPOS PAUTAS PARA RECONOCERLO
Complemento Circunstancial (CC) • Los de lugar, tiempo y modo pueden sustituirse por un adverbio. Son también afines al adverbio
Sintagma nominal (SN) los circunstanciales de cantidad.
Sintagma adverbial (SAdv) • La sustitución por el adverbio no es posible en los circunstanciales de causa, compañía,
Sintagma preposicional (SP) instrumento, medio, materia, beneficiario, o finalidad.
• Si se eliminan, la oración no resulta agramatical.
• Pueden y suelen ir precedidos por preposición.
Complemento agente (CAg) • Aparece solo en las oraciones pasivas.
Sintagma nominal (SN) • Si la oración pasiva se transforma a activa, pasa a ser sujeto.
Sintagma adverbial (SAdv)
Sintagma preposicional (SP)
Dativo (Dat) • Su supresión no implica la pérdida de ninguna función referencial de la oración (añade énfasis y
Sintagma nominal (SN) alude a la persona afectada por la acción verbal).
(pronombre átono:
me, te, se, le, nos, os, les)
5º COMPLEMENTOS PERIFÉRICOS
GRUPOS PAUTAS PARA RECONOCERLO
• Introducen marcos de referencia en los que se ha de interpretar la oración. Tipos:
Tópicos - Adverbios y expresiones similares que introducen tema: éticamente, desde un punto
Complementos de, por aquel entonces, etc.
periféricos - Grupos focalizados: El examen, ¿cuándo es?
Del enunciado • Expresiones modalizadoras que manifiestan actitud o valoración por parte del hablante.
De la enunciación • Son complementos más externos que los anteriores, ya que no afectan a la oración sino a
la acción de decir.
Vocativos • Expresiones generalmente nominales que sirven para iniciar un intercambio verbal o para
Otros similares llamar la atención de personas o animales
Conectores discursivos • Relacionan os contenidos de enunciados diferentes.
TIPOS DE “QUE”
Introduce una proposición subordinada sustantiva No me gusta que llegues tarde
Introduce una construcción causal, final, Ven que te lo cuente (para que te lo cuente).
“ Que” sin tilde
TIPOS DE “SE”
1. Variante de “le" Se sustituye a “le” cuando el CD adopta la forma “lo, la, los, las”: Se lo pedí ayer
Reflexivo (Ref) Marca que la acción recae sobre el sujeto, que es a la vez el agente de la
2. “Se” paradigmático misma: Se (CD) lava / Se (CI) lava la cara
(alterna con “me”, “te”, Recíproco (Rec) Marca que varios agentes son al mismo tiempo destinatarios de acciones
“nos”, “os”) mutuas: Se (CD) abrazan / Se (CI) mandan mensajes
Dativo (Dat) Es enfático y su eliminación no afecta a la oración: (Se) leyó la novela en
una tarde
Morfema verbal (MV) Forma parte del núcleo verbal: Se arrepintió enseguida
3. “Se” no paradigmático Marca de pasiva refleja Su presencia convierte la oración en pasiva: Se alquilan bicicletas
(no alterna con los (M Pas R)
pronombres) Marca de impersonalidad refleja Su presencia transforma la oración en impersonal: Se vive bien en Málaga
(M Imp)
ORACIÓN COMPUESTA POR SUBORDINACIÓN (I): SUSTANTIVAS Y DE RELATIVO (O Sub Sust / Rel)
proposición principal + proposición subordinada [=Sustantivo/Adjetivo/ Adverbio]
la proposición subordinada equivale a un elemento de la proposición principal
Conjunciones (sin función) Anunciaron que se retrasaba el concierto
“que”, “si” Me preguntó si me habían dado el recado
Pronombres y determinantes Dime quién te lo ha dicho
interrogativos y exclamativos Pregúntale qué poema hay que analizar (det.)
“quién/quienes” No sé qué hay que analizar (pron.)
ORACIONES “qué” Te confieso cuál me gusta más.
CON NEXO “cuál/cuáles” Sabes cuántos poemas de Cernuda entran (det.)
“cuánto, -a, -os, -as” Desconozco cuántos hay que leer (pron.)
Adverbios interrogativos Recuérdame cuándo nos vemos.
“cuándo”, “dónde”, “cómo”, He olvidado dónde he dejado el móvil.
“cuánto” Ignoro cómo lo hizo.
Recuerdo cuánto discutíamos.
ORACIÓN En discurso directo (verbos dicendi) Él respondió: “Me marcho ahora mismo”.
SUBORDINADA ORACIONES SIN Con verbo introductor, pospuesto y Me gustaría estudiar Matemáticas, respondió su hija.
SUSTANTIVA NEXO en posición medial La directora -dijo el conserje- está ocupada.
Construcción de infinitivo La DGT quiere promover el uso del casco entre ciclistas.
(O. Sub. Sust)
Sujeto Me gusta que me llames cada día.
= SN o Nombre
Le encanta pasear los sábados.
= pronombre Complemento directo Repitieron que quedaban cinco minutos.
neutro Prefiero cenar en casa.
(esto, eso, Atributo Ayunar es dejar de comer.
aquello) Dentro de un complemento de No me olvido de que una vez me ayudaste.
régimen Me basta con saber su nombre.
FUNCIONES
Expresan el efecto o consecuencia de lo anterior que ha sido Hacían tanto ruido que despertaron a los vecinos
CONSTRUCCIONES intensificado. Consta de dos partes: 1ª grupo cuantificativo Era tan rápida que fue seleccionada para el partido
CONSECUTIVAS (“tan/tanto, -a, -os, -as” y “tal/es”) y 2º conjunción “que” Su inteligencia era tal que deslumbraba a todos
(Const Cons) Esquemas Un + sustantivo Hace un frío que pela
= Comp. GCuantif (en la lengua coloquial a De un + adjetivo Está de un tonto que no hay quien lo aguante
veces se omite el grupo Un + sustantivo + tal Le dijo un insulto tal que casi llegan a las manos
cuantificativo) Cada + sustantivo Hace cada jugada que pone al público de pie
Establecen una relación de superioridad, inferioridad o igualdad entre dos elementos. Consta de dos términos: 1º
CONSTRUCCIONES cuantificado y 2º subordinada con conjunción “que”, cuyo verbo está tácito o implícito.
COMPARATIVAS Comparativos sincréticos: la cuantificación es inherente: “mejor”, “peor”, “mayor”, “menos”, “antes”, “después”
(Const Comp) Superioridad “más” … ”que” Ahora hay más tensión que antes (había)
= Comp. GCuantif Inferioridad “menos” … ”que” Han llegado menos turistas que el año pasado (llegaron)
Igualdad “tan” … “como” Se encuentra tan feliz como siempre (se ha encontrado)
Expresan una propiedad poseída por uno o varios individuos en un grado más alto. Consta de dos términos: 1º
CONSTRUCCIONES cuantificado y 2º subordinada con conjunción “que”, cuyo verbo está tácito o implícito.
SUPERLATIVAS Comparativos sincréticos: la cuantificación es inherente: “mejor”, “peor”, “mayor”, “menos”, “antes”, “después”
(Const Sup) Superioridad “el, la, los, las” (ø) + “más” … ”que” Ese edificio es el más alto que se ha construido
= Comp. GCuantif Inferioridad “el, la, los, las” (ø) + “menos” … ”que” Elegí la opción menos cara que había en el mercado
Igualdad “el, la, los, las” (ø) + “tan” … “como” He oído los mayores disparates que se han pronunciado
CLASES DE PALABRAS
SUSTANTIVOS
Morf: tienen gº y nº Tipos comunes (gato) o propios (Juan)
Smt: representan seres o entidades. concretos (mesa) o abstractos (tristeza) Eventivos (manifestación)
Stx: núcleo GN > S, CD, Atr, CPred, T (de CI, CR, CN, individual (perro) o colectivo (jauría) Cuantificativos (rebanada, litro)
CAdj, CAdv.). contable (botella) o no contable (agua) De clase (clase, especie)
ADJETIVOS
Morf: tienen gº y nº; otros nº solo. Tipos
Smt: aportan contenidos que predican de un nombre: Calificativos (denotan cualidades que se agregan al significado). Admiten grado y
cualidades (coche caro), propiedades (coche contaminante), pueden anteponerse: estudio interesante, muy interesante
tipos (coche eléctrico), relaciones (crisis automovilística), Especificativo (reduce la extensión Explicativo (justifica o explica): los
cantidades (numerosos coches), situación espaciotemporal semántica, identifica): el móvil nuevo jugadores, contentos, se fueron
(actual directora) Relacionales (permiten clasificar, indican un “tipo de”). No admiten grado ni
Stx: núcleo SAdj > Ady, Atr, CPred. pueden anteponerse: poema modernista, mesa metálica
DETERMINANTES
Tipos
Morf: tienen gº y nº; clase cerrada. Definidos: el artículo determinado Cuantificadores: universales o
Smt: reducen la extensión semántica del sustantivo, es (el, la, los, las) y el indeterminado (un fuertes (todo, ambos, sendos y cada),
decir, otorgan capacidad referencial. una, unos, unas), los demostrativos indefinidos o débiles (algún, ningún,
Stx: actualizadores, preceden sustantivo, pospuestos (este, ese, aquel), los posesivos (mi, tu, mucho, bastante) numerales
son adjetivos. su, nuestro, vuestro, su) y el relativo cardinales (uno, dos…) y ordinales
posesivo “cuyo”. (partitivo, multiplicativo, dual).
PRONOMBRES
Morf: formas variables e invariables. Tipos
Smt: carecen de significado, toman el del referente. Personales (yo, tú, él, me, te, se), demostrativos, cuantificadores,
Stx: son N del GN > S, CD, CI, T (de SP). interrogativos, exclamativos y relativos.
VERBOS
Morf: formas variables, las no personales carecen de Tipos
flexión. Hay verbos regulares, irregulares y defectivos. Plenos (significado propio)
Smt: acciones, estados, propiedades y procesos. Copulativos (carecen de significado léxico)
Stx: son N del SV > P Semicopulativos (verbos plenos usados como copulativos)
ADVERBIOS
Tipos
Morf: carecen de variación flexiva.
Clasificación: lugar (aquí, lejos), tiempo (ahora, después), modo (así, -mente),
Smt: expresan nociones relacionada con el tiempo, el
cantidad (más, mucho), aspecto (ya, todavía, aún), afirmación (sí, también),
lugar, el modo, la posibilidad, etc.
negación (no, tampoco), duda o posibilidad (quizá, -s).
Stx: son N del SAdv > Atr, CC, modificadores adjetivos,
Modalizadores que indican actitudes del hablante.
adverbios, de SP, focos o modificadores de la oración.
Adverbios relativos, interrogativos y exclamativos.
PREPOSICIONES
Tipos
Morf: invariables y clase cerrada.
Clasificación: a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, durante, en, entre, hacia,
Smt: su significado es relacional: ponen en contacto
hasta, mediante, para, por, según, sin, so, sobre, tras, versus, vía
dos elementos.
Preposiciones con significado gramatical: no sdo. léxico, marcas de función.
Stx: enlace de un término con el que forman el SP.
Preposiciones con significado léxico: casi siempre locativo y temporal.
CONJUNCIONES
Morf: invariables. Tipos
Smt: su significado es relacional: Coordinantes Subordinantes
establecen conexiones entre palabras, Copulativas: y, e, ni, que Completivas: que / si.
grupos sintácticos y oraciones. Adversativas: pero, sino, sin embargo, Causales: porque, puesto que, ya que, pues, debido a…
aunque, no obstante, salvo, en cambio… Consecutivas: que
Stx: establecen relaciones marcadas por
Disyuntivas: o, u, o bien Concesivas: aunque, a pesar de que, pese a que…
la independencia (coordinantes) o la Explicativas: o sea, es decir, esto es… Ilativas: luego, conque…
dependencia sintáctica (subordinantes) Distributivas: o…o, ya…ya, bien…bien… Finales: para que, a fin de que…
entre palabras, grupos u oraciones. Condicionales: si
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INTERJECCIONES
Morf: invariables. Tipos
Smt: expresan sentimientos, emociones, apelaciones, fórmulas de Propias Impropias
saludo o despedida. Solo existen como Formadas a partir de otra
Stx: no cumplen función oracional. Forman enunciados exclamativos interjección: oh, olé, bah, uy, eh clase de palabras: fuera,
autónomos. bravo, cuidado
PERÍFRASIS VERBALES
La perífrasis verbal es una construcción con significado unitario que permite expresar valores modales o aspectuales que
no puede plasmar el paradigma de la conjugación verbal. Se compone de:
VERBO AUXILIAR + [nexo] + VERBO PRINCIPAL [del que dependen los Complementos]
[conjugado] [formas no personales: infinitivo, gerundio, participio]
PERÍFRASIS ASPECTUALES: expresan la acción según las diversas fases de su desarrollo
con mayor precisión que la oposición aspectual “perfecto / imperfecto” que reflejan los tiempos de la conjugación.
IR + A + INFINITIVO..................................... “Voy a salir al cine”
ESTAR + PARA + INFINITIVO.................... “Está para llover esta mañana”
INGRESIVAS O PASAR + A + INFINITIVO............................ “Paso a explicar el segundo capítulo”
ESTAR + A PUNTO DE + INFINITIVO...... “Está a punto de hervir el puchero”.
INCOATIVAS:
PONERSE + A + INFINITIVO.................... “Se puso a llover torrencialmente”
Inicio de la acción o comienzo
ECHAR(SE) + A + INFINITIVO................“Echó a correr por el camino” / “Se echó a correr por el camino”
inminente
ROMPER + A + INFINITIVO................... “Rompió a llorar desconsoladamente”
EMPEZAR + A + INFINITIVO.................. “Empezó a llover torrencialmente”.
ESTAR + GERUNDIO.............................. “Estaba escribiendo una carta”
SEGUIR + GERUNDIO.............................. “Sigo leyendo el libro”
DURATIVAS O CONTINUAR + GERUNDIO..................... “Continúo trabajando en la empresa”
IR + GERUNDIO....................................... “Iré ordenando la casa mientras tú trabajas”
PROGRESIVAS:
VENIR + GERUNDIO................................ “Vengo leyendo desde hace tres horas”
acción en pleno desarrollo.
LLEVAR + GERUNDIO........................... “Llevo leyendo tres horas”.
ANDAR + GERUNDIO.............................. “Juan anda hablando mal de mí”
PREFECTIVAS O DEJAR + DE + INFINITIVO................................... “Dejó de molestarme enseguida”
RESULTATIVAS: CESAR + DE + INFINITIVO.................................... “Cesó de llover al atardecer”.
interrupción o fin inmediato ACABAR (TERMINAR) + DE + INFINITIVO.......... “He terminado (acabado) de estudiar este tema”.
de la acción. TENER + PARTICIPIO............................................. “Ya tengo resueltos dos problemas”.
DEJAR + PARTICIPIO............................................. “Dejó escritas las instrucciones”.
LLEVAR + PARTICIPIO.......................................... “Llevo estudiados dos temas”
FRECUENTATIVAS O VOLVER + A + INFINITIVO.............................. “Mi madre ha vuelto a casarse”.
ITERATIVAS: SOLER + INFINITIVO............ ...................“Juan suele levantarse a las once”
repetición o frecuencia de la ACOSTUMBRAR + A + INFINITIVO...... “Acostumbra a colocar mis libros aquí”.
acción.
PERÍFRASIS MODALES: expresan las modalidades lógicas del enunciado, es decir, marcan modalidades oracionales: exhortativa
/ dubitativa).
TENER + QUE + INFINITIVO...............................“Juan tiene que estudiar más”
DE OBLIGACIÓN: señalan HABER + DE + INFINITIVO............“Juan ha de estudiar más” / “El todo ha de ser mayor que las partes”
obligación o necesidad DEBER + INFINITIVO......................“Juan debe estudiar más” / “El todo debe ser mayor que las partes”.
HABER [Impersonal] + QUE + INFINITIVO.................. “Hay que ayudar al prójimo”.
PODER + “Juan puede venir de un momento a otro”..... [PROBABILIDAD = “es probable que...”.
INFINITIVO “En esa rifa puedes ganar un coche”.............. [POSIBILIDAD = “es posible que...” ].
DE POSIBILIDAD: expresan DEBER + DE + “El coche debe de estar en el garaje........................... [PROBABILIDAD]
posibilidad o conjetura INFINITIVO “Esas sandalias deben de costar mil pesetas”............. [CONJETURA = cálculo aprox.]
VENIR + A + “Esas sandalias vienen a costar mil pesetas”…….. [APROXIMACIÓN]
INFINITIVO
¿Qué se pide?
Analizar la formación de las palabras subrayadas en el texto.
Se debe explicar el procedimiento de formación que han seguido las dos palabras propuestas e identificar en
su estructura interna la raíz y los diferentes afijos que la forman.
¿Cómo empezar?
Reconstruye el proceso formativo seguido de la palabra partiendo de la voz primitiva.
Delimita el segmento o segmentos en los que se divide la palabra.
Identifica los morfemas que se reconozcan distinguiendo su tipo o clase.
LÉXICO
RAÍZ o LEXEMA (BASE LÉXICA): proporciona significado a la palabra. cant + [-ar /-ante/-ico],
alt + [-o /-ura /-eza]
*Hay raíces griegas y latinas que funcionan como afijos: hidro-, foto-, geo, filo-, demo-
son elementos compositivos -logia, -grafía, -algia, -fono
DESINENCIALES Desinencias de género y número: indican el género (masc./ fem.) y el
LA PALABRA
PARTES DE
Acrónimo: siglas que funcionan como sustantivo y formación de palabras ovni, radar, Renfe, PEvAU (con entrada en el
morfológicos
mediante la unión de letras o sílabas del principio y del final de dos o más diccionario)
palabras. autobús, informática, amigovio
Sigla: palabra formada por las iniciales de los términos que integran una denominación TFG, TFM, ESO, IES,
compleja (con mayúscula y sin puntos //el plural lo marca el det.). AMPA
Abreviatura y símbolo: reducción gráfica de una palabra, se omiten letras etc., tel., Sr., Dra., €, @
Numerónimo: combinación alfanumérica, a una sigla se une un número G20, H2O, MP3, 23-F
Elipsis: puro (de “cigarro puro”), móvil (de “teléfono móvil”), cortado (de “café cortado”)
Sintagmas lexicalizados = llave maestra, ancho de banda, acuse de recibo, correo electrónico, base de datos, comida
compuesto sintagmático basura, hombre lobo…
Arcaísmo: término en desuso Cultismo: mantiene la forma latina (“umbría”, “can”, “rinitis”)
Evolución (“yantar”)
del léxico Préstamo: término incorporado de otros idiomas (galicismos, anglicismos…). Algunos se hispanizan (yogur,
estándar, chatear, zapear…) y otros mantienen la grafía (extranjerismos): software, flash, best seller…
Neologismo: término de nueva creación (Eurocámara, euro, comida basura, antiarrugas…). A veces, se incorpora
un nuevo significado a una palabra (ratón, canguro…)
Arabismos: álgebra, almohada, arrabal, berenjena, cénit
Galicismos: vianda, garaje, jamón, bufete, hotel, chalé
Italianismos: novela, escopeta, soneto, charlar
Americanismos: tomate, papa, tabaco, aguacate, canoa, chicle
Préstamos Lusismos: caramelo, mermelada, sarao, vigía, lancha
Anglicismos: fútbol, sándwich, marketing, golf, lider, champú
Catalanismos: prensa, correo, alioli, forastero, capicúa, esquirol
Galleguismos: chubascos, morriña, sarpullido, vieira
Vasquismos: izquierda, boina, chabola, chatarra
Caló: chola, chungo, churumbel, fetén, gachí, gilí, lache, molar, pirarse
Campo asociativo: es una asociación de palabras que comparten semejanzas, connotaciones y emociones.
Familia léxica: conjunto de palabras que comparten un lexema: niño, niñez, niñera, niñería, aniñado…
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¿Qué se pide?
Explicar de forma clara y precisa el significado de dos palabras o expresiones del texto.
Con el ejercicio hay que demostrar la capacidad de fijar o explicar de forma clara y precisa el significado y,
sobre todo, el sentido que tienen en el texto las palabras seleccionadas.
¿Cómo empezar?
Define la palabra dependiendo de la categoría gramatical a la que pertenezca con una palabra o frases.
Hay que tener en cuenta el contexto, que ayudará a extraer el significado de la palabra, a veces figurado.
¿Cómo redactarlo? (plantilla)
“palabra”: definición sobre características o utilidad.
SEMÁNTICA
Denotación: significación objetiva. Sentido recto o literal [“corazón”: órgano que bombea la sangre]
Sugerencias evocadas por un término (a veces depende no solo de la subjetividad del
Connotación: emisor/receptor sino también del contexto) → el “corazón” evoca los sentimientos humanos o el
SIGNIFICADO
temático. *ATENCIÓN: no debemos confundir con la “familia léxica”. atlético, tenis, jugador, portería, correr…
Campo semántico: conjunto de términos de la misma categoría gramatical Campo semántico de los deportes: tenis,
con un significado básico común. baloncesto, natación, atletismo, fútbol…
Monosemia Un término tiene un solo significado. “siempre”, “nunca”, “lápiz”, “jirafa”, “juventud”, “vejez”, “tiempo”
Un término tiene varios significados “araña” = “arácnido” > “lámpara de brazos” (metáfora)
Polisemia (acepciones): generados por metáfora, “falda” = “prenda de vestir” > “ladera” (metáfora)
metonimia… “cuello” = “parte del cuerpo > de la camisa” (metonimia)
“prensa rosa” = “color > sentimental” (connotación/sinestesia)
Homonimia Varios términos de distinto origen y/o clase coinciden en su escritura (homógrafos) o su pronunciación
(homófonos). Permite juegos de palabras (doble sentido), chistes…
RELACIONES SEMÁNTICAS
¿Qué se pide?
Señalar justificadamente dos marcas de objetividad o subjetividad en el texto.
¿Cómo empezar?
Depende de la intención del texto se podrá relacionar con los siguientes rasgos. Si la intención del autor era
manifestar una opinión sobre cierto tema, aparecerán ciertos usos lingüísticos: primera persona, léxico
connotativo, modalidad oracional interrogativa y expresiva, adjetivos valorativos; si la intención es convencer
sobre un tema, se puede destacar: segunda persona, uso de vocativos, preguntas retóricas, empleo del
imperativo, modalidad oracional apelativa; si la intención es transmitir información usa: tercera persona,
impersonalidad, modalidad enunciativa, léxico denotativo y tecnicismos.
OBJETIVIDAD Y SUBJETIVIDAD
EXPRESIÓN DE LA OBJETIVIDAD EXPRESIÓN DE LA SUBJETIVIDAD
➢ Uso de la tercera persona. ➢ Uso de la primera persona singular (o plural, general)
➢ Impersonalidad. ➢ Apelaciones al interlocutor, vocativos.
➢ Modo indicativo. ➢ Modos subjuntivo e imperativo.
➢ Entonación y modalidad enunciativa. ➢ Modalidad oracional interrogativa y exclamativa.
➢ Lenguaje no figurado. ➢ Afirmaciones y negaciones categóricas.
➢ Léxico denotativo. ➢ Tono irónico y léxico connotativo.
➢ Uso de tecnicismos, datos y numerónimos. ➢ Adverbios modificadores y adjetivos valorativos.
➢ Registro formal. ➢ Registro coloquial y figuras literarias.
➢ Nivel culto. ➢ Verbos de pensamiento y de lengua.
➢ Cultismos y compuestos cultos. ➢ Prefijación y sufijación apreciativas.
➢ Orden lógico de la oración. ➢ Interjecciones, palabras malsonantes y eufemismos.
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¿Qué se pide?
La poesía desde el Modernismo a las vanguardias [futurismo, ultraísmo, surrealismo], autores y obras
representativos.
La novela desde principios del siglo XX hasta 1939: tendencias [noventayochista, novecentista], autores y obras
representativos.
El teatro desde pp. del siglo XX hasta 1939: tendencias [comedia burguesa, esperpento, teatro poético], autores
y obras representativos.
La poesía del grupo poético del 27: etapas, autores y obras representativos.
La novela desde 1939 hasta los años 70: tendencias [existencial-tremendista, social y experimental], autores y
obras representativos.
El teatro desde 1939 hasta nuestros días: tendencias [teatro de humor, realista y vanguardista], autores y obras
representativos.
La poesía desde 1939 a los años 70: tendencias [testimonial, social y del conocimiento], autores y obras
representativos.
La poesía desde años 70 a hoy: tendencias [poesía culturalista, de la experiencia y neovanguardista], autores y
obras representativos.
La novela desde 1975 hasta nuestros días: tendencias [poemática, histórica y de memorias], autores y obras
representativos.
¿Cómo empezar?
Procura incluir los tres epígrafes que se piden en este enunciado:
- Principales tendencias con sus respectivas características.
- Autores destacados.
- Obras representativas de los mismos.
5.b. Comentario guiado sobre aspectos temáticos, formales y contextuales de las lecturas (1 punto). 10 minutos
¿Qué se pide?
El árbol de la ciencia, de Pío Baroja.
La realidad y el deseo, de Luis Cernuda.
Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo.
El cuarto de atrás, de Carmen Martín Gaite.
¿Cómo empezar?
En concreto, pueden hacer dos preguntas en una misma cuestión sobre los siguientes aspectos:
- Temáticos. Uno de los siguientes supuestos: indicar en qué parte de la obra se localiza el fragmento, describir
relaciones entre los personajes, explicar el sentido del título.
- Formales. Uno de los siguientes supuestos: describir algún episodio relacionado con el fragmento (simétrico u
opuesto); comentar dos rasgos, apoyados en ejemplos del texto, característicos del autor; comentar algún
aspecto técnico, como el tipo de narrador o la voz poética.
- Contextuales. Uno de los siguientes supuestos: relacionar el texto con el momento histórico de su producción
o conectar el texto con la producción del autor.
GÉNERO
Esta novela es, por un lado, una novela de personajes, pues toda la obra gira en torno al protagonista, Andrés
Hurtado y, por otro, es una novela de aprendizaje, ya que el protagonista va construyendo su personalidad desde la
juventud a la madurez a través de un viaje externo (se mueve por la geografía española y en cada lugar conocerá
diversas cuestiones) e interno (Andrés aprenderá de sus lecturas, de sus charlas con Iturrioz, de sus reflexiones).
Andrés desea constantemente un mundo mejor en el que el hombre fuerte no oprima al débil, en el que no haya
injusticias ni una lucha constante por la supervivencia.
TÍTULO DE LA OBRA
El título de la obra queda explicado en una de las conversaciones que mantiene Andrés con su tío Iturrioz. El árbol
de la ciencia y el árbol de la vida estaban en el paraíso. Consumir del fruto del árbol de la ciencia otorgaba
conocimiento, pero este provoca dolor. El árbol de la vida simboliza la inconsciencia, el desconocimiento y esto,
precisamente, es lo que garantiza la felicidad. Baroja, agnóstico y anticlerical, identifica el árbol de la ciencia con la
búsqueda de la verdad a través de la razón y la inteligencia. El árbol de la vida representa a los que prefieren vivir en
el desconocimiento, la cómoda pasividad, el optimismo, la superstición. En la obra predomina los personajes que optan
por esta segunda vía. En esta dicotomía se encentra inmerso el protagonista: optar por la acción en el ámbito que le
rodea para intentar cambiarlo, o por la inacción, la contemplación indiferente de todo (ataraxia).
ARGUMENTO
La novela cuenta la vida de Andrés Hurtado desde que comienza a estudiar Medicina en Madrid. Su vida familiar
es sórdida y triste, enfrentado a su padre y sólo aliviado por el cariño que siente por Luis, su hermano menor.
También sus estudios contribuyen a su negativa visión de la vida, tanto por la degradación que encuentra en la
universidad y la ciencia españolas como por el contacto con la enfermedad y la miseria en los hospitales, que
suponen para él un nuevo motivo de depresión. Su vida social gira, primero, en torno a sus amigos Aracil y Montaner,
que en realidad no son de su agrado; y más tarde en torno a Lulú, cuya existencia es aún más mísera que la suya.
Esta etapa de la vida de Andrés concluye con la enfermedad y muerte de su hermano Luis. Abarca los años de la
carrera, hasta el doctorado, y una primera experiencial aboral en un pueblo de Burgos, y constituye su “educación”.
Tras ella el protagonista emprende su propio camino, pero ni en el pueblo donde ejerce en principio, ni en Madrid
después encuentra respuesta a sus inquietudes: al contrario, todo lo que vive le reafirma en su posición pesimista
y desencantada. Halla una felicidad provisional en su matrimonio con Lulú, pero enseguida le asalta la angustia
premonitoria de la muerte de su mujer y de su hijo. Cuando finalmente esto ocurre, este desengaño definitivo lo
lleva al suicidio.
ESTRUCTURA
Desde el punto de vista de la estructura externa, la obra se compone de siete partes, cada una de ellas con un
título muy significativo, que constan de un número desigual de capítulos (hay 53 en total, cada uno de ellos con su
título). La novela se divide, por tanto, en una estructura simétrica así:
PERSONAJES
Estamos ante una novela que gira en torno al protagonista, Andrés Hurtado, eje del relato que sirve para ir
presentando al lector ambientes, lugares y otros personajes, algunos de los cuales llegan a ser redondos, porque
van evolucionando y adquiriendo profundidad.
▪ Andrés Hurtado: es el protagonista. Joven inquieto, republicano, apático, solitario y deseoso de aprender
cualquier cosa. Este ímpetu de aprendizaje le llevaba a plantearse cuestiones filosóficas existenciales, que
discutía con su tío Iturrioz. Estas inquietudes vitales terminan con su muerte. El fallecimiento de su esposa tras
dar a luz al niño que nace muerto le genera tal grado de angustia y dolor que no puede soportarlo y se suicida.
▪ Doctor Iturrioz: se inspira en su familiar Justo Goñiz y representa al Baroja maduro. Con él, Andrés mantendrán
profundas conversaciones sobre cuestiones filosóficas (es su mentor y guía filosófico).
▪ Lulú: una de las Minglanillas, al principio es alguien insignificante para Andrés, pero poco a poco se va dando
cuenta de que es la única mujer con la que conecta en cuanto a ideales y forma de pensar. Decide pedirle
matrimonio y vivió con ella el periodo más feliz y estable de su vida, aunque fuera breve. Llegó a quererla tanto
que no pudo soportar su muerte, pues llega a sentir por la muchacha un verdadero y profundo cariño.
▪ Julio Aracil: compañero de Hurtado desde antes de la carrera y más tarde de trabajo. Pertenece al mundo de los
explotadores. Es un vividor sin escrúpulos que utiliza a Niní para entretenerse con ella, aunque no entra en sus
planes, en absoluto, casarse con la joven. A pesar de que esta forma de vida no concordaba con los ideales de
Hurtado, eran buenos amigos.
▪ Montaner: compañero de carrera de Aracil y de Hurtado, Andrés discutía con Montaner por todo: tenían ideas
políticas contrarias, era monárquico y de derechas. Tanto Aracil como Montaner representan dos compañeros
verdaderos de Baroja, Carlos Venero y Pedro Riu Davets.
▪ Margarita: representa a la hermana real de Baroja (Carmen). Es una mujer resignada a los valores de la época y
acostumbrada a vivir en una familia de derechas.
▪ Don Pedro Hurtado: padre del protagonista, las ideas de este son totalmente contrarias a las de Andrés. Es de
ideas derechistas, despótico y demostraba muy poco afecto por su hija.
▪ Dorotea: representa para Andrés el amor carnal, la posibilidad de un amor real pero ilícito para la mentalidad de
la época.
Hay otros personajes empleados para caracterizar algún ambiente que Baroja quería criticar. Por ejemplo, los
profesores y estudiantes de la universidad, los habitantes de Alcolea, los vecinos de Lulú, los pacientes del doctor
Sánchez…
TEMAS
A pesar del tema principal, que es la inadaptación del ser humano a la sociedad de su época, puede observarse
otros como:
▪ La inadaptación: es el tema fundamental de la novela, pues choca con la sociedad constantemente. No se siente
a gusto con su familia, la universidad rompe sus expectativas, las personas con las que se relaciona tienen
pensamientos opuestos a él, la sociedad española le parece egoísta, atrasada… Esto le lleva a la angustia, la rabia,
el aislamiento, el tedio, y finalmente, el suicidio.
▪ La preocupación por España: tema común de la generación del 98. Aparece criticada la situación española de
finales del XIX la pobreza cultural del país, la indiferencia general ante graves problemas como la pérdida de las
últimas colonias, el egoísmo de la gente rural y su inmovilismo y sumisión, la miseria, las injusticias, las diferencias
sociales, el poder de la religión, el caciquismo, la corrupción política, etc.
▪ Explotación de la clase baja (la injusticia social): hay una predominante clase social baja que vive en la pobreza
y la marginalidad. Andrés se convence de que la injusticia social no tiene solución, por lo que es inútil combatirla.
Los más fuertes dominarán siempre a los débiles, siguiendo las ideas de Darwin.
▪ Las preocupaciones filosóficas: Andrés Hurtado discute con su tío Iturrioz sobre cuestiones filosóficas, en las que
siguen a Nietzsche y a Schopenhauer en los planteamientos entre la acción y la contemplación; también sigue a
Kant con su máxima de actuar con los demás como uno quisiera que actuaran con uno mismo.
▪ La sanidad: Andrés comprueba que los hospitales son inmundos debido a la falta de higiene, pero también a la
gestión corrupta de recursos. Observa con rabia la inmoralidad y falta de escrúpulos y compasión de los médicos
y personal sanitario.
▪ El conocimiento y la ciencia: el conocimiento aumenta el sufrimiento, por lo que es más feliz el ignorante. Por
otro lado, Andrés cree en la ciencia, pero no en la de su momento, que no consigue salvar a su hermano ni a Lulú.
Critica el atraso científico que hay en España, no hay planes de estudio que fomenten la investigación, ni
laboratorios o publicaciones científicas.
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▪ La religión: Andrés es anticlerical y nunca ha sentido la e. Curas y mojas son dibujados como personas hipócritas
y corruptas. Esa falta de fe acrecienta su pesimismo y su angustia existencial.
▪ La angustia: primero siente angustia dolor por la enfermedad y muerte de su hermano. Luego, con la muerte del
hijo, y de Lulú el dolor y la tensión se hacen tan insufribles que no puede soportar la vida consciente: por ello,
recurre a hipnóticos y calmantes, y finalmente al suicidio.
▪ El amor: el amor verdadero se presenta como ridículo, cursi, exagerado. El amor paterno-filial y entre hermanos
no existe. El amor por Lulú no es apasionado, pero hay entre ellos un profundo cariño; provoca la felicidad hasta
que se traduce en traer un hijo al mundo. Esto provoca en Andrés una profunda angustia, pues al tener un hijo se
perpetuaría el dolor de vivir.
▪ La desventaja de la mujer: en el contexto de una sociedad pragmática e hipócrita, la mujer soportaba el mayor
peso de unas convenciones basadas en la apariencia y la reputación. A Andrés le escandalizaba que su amigo
Aracil estuviera aprovechándose de Niní, porque sabía que su romance dejaba a la chica malparada. Frente a esto,
el pensamiento de Lulú era una honesta excepción.
ESPACIO Y TIEMPO
En la novela aparecen dos tipos de espacio: el real (Madrid y sus escenarios) y el ficticio, pero con base real
(Alcolea del Campo), que podría ser cualquier pueblo español castellano cercano a la frontera de Andalucía. Se
establece una clara oposición, un contraste entre la gran ciudad y el mundo rural- Sus experiencias en cada uno de
estos lugares hacen mella en su carácter pesimista. En lugar de aprender de cada lugar, Andrés se desencanta cada
vez más.
El tiempo externo coincide con la época en que vivió Baroja (finales del siglo XIX y principios del XX) En cuanto al
tiempo interno, sigue un orden cronológico y lineal: desde el comienzo de la carrera de Andrés hasta su suicidio a
la edad de 28 años aproximadamente; aunque hay rupturas temporales, por ejemplo, al recordar su infancia o
cuando Andrés anticipa un futuro incierto y de desdicha si llegan a tener un hijo, cosa que sucede, o paréntesis en
la narración cuando se producen las conversaciones filosóficas.
LENGUA Y ESTILO
El narrador de la obra es omnisciente en la mayor parte de las ocasiones. Sin embargo, el autor intercala
momentos narrativos en los que adopta la perspectiva del personaje, se expresa como si lo hiciera el propio
personaje. Baroja utiliza un estilo narrativo sencillo, claro, natural, en la línea perseguida por la generación del 98.
Su prosa es antirretórica y directa, con abundancia de frases cortas y muy expresivas (más cercana al lenguaje
hablado que al escrito). También hay momentos de ironía y humor sarcástico. Por otro lado, Baroja utiliza mucho el
estilo directo (diálogo), aunque también nos encontramos con el estilo indirecto y el estilo indirecto libre (voz del
personaje). En los diálogos reproduce el registro adecuado al nivel sociocultural de los personajes.
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Texto 1
Aracil era un ejemplar acabado del tipo semita. Sus ascendientes debieron ser comerciantes de
esclavos en algún pueblo del Mediterráneo. A Julio le molestaba todo lo que fuera violento y exaltado:
el patriotismo, la guerra, el entusiasmo político o social; le gustaba el fausto, la riqueza, las alhajas, y
como no tenía dinero para comprarlas buenas, las llevaba falsas y casi le hacía más gracia lo mixtificado
que lo bueno.
Daba tanta importancia al dinero, sobre todo al dinero ganado, que el comprobar lo difícil de
conseguirlo le agradaba. Como era su dios, su ídolo, de darse demasiado fácilmente, le hubiese parecido
mal. Un paraíso conseguido sin esfuerzo no entusiasma al creyente; la mitad por lo menos del mérito de
la gloria está en su dificultad, y para Julio la dificultad de conseguir el dinero, constituía uno de sus
mayores encantos.
Otra de las condiciones de Aracil era acomodarse a las circunstancias, para él no había cosas
desagradables; de considerarlo necesario, lo aceptaba todo.
Con su sentido previsor de hormiga, calculaba la cantidad de placeres obtenibles por una cantidad de
dinero. Esto constituía una de sus mayores preocupaciones.
Miraba los bienes de la tierra con ojos de tasador judío. Si se convencía de que una cosa de treinta
céntimos la había comprado por veinte, sentía un verdadero disgusto.
Julio leía novelas francesas de escritores medio naturalistas, medio galantes; estas relaciones de la
vida de lujo y de vicio de París le encantaban.
Texto 2
A Andrés le gustaba encontrarse con un tipo distinto a la generalidad. En las novelas se daba como
una anomalía un hombre joven sin un gran amor; en la vida lo anómalo era encontrar un hombre
enamorado de verdad. El primero que conoció Andrés fue Lamela; por eso le interesaba.
El viejo estudiante padecía un romanticismo intenso, mitigado en algunas cosas por una tendencia
beocia de hombre práctico. Lamela creía en el amor y en Dios; pero esto no le impedía emborracharse
y andar de crápula con frecuencia.
Según él, había que dar al cuerpo sus necesidades mezquinas y groseras y conservar el espíritu limpio.
Esta filosofía la condensaba, diciendo: Hay que dar al cuerpo lo que es del cuerpo, y al alma lo que
es del alma.
—Si todo eso del alma, es una pamplina —le decía Andrés—. Son cosas inventadas por los curas
para sacar dinero.
Texto 3
Había una mujer que guardaba constantemente en el regazo un gato blanco. Era una mujer que debió
haber sido muy bella, con ojos negros, grandes, sombreados, la nariz algo corva y el tipo egipcio. El
gato era, sin duda, lo único que le quedaba de un pasado mejor. Al entrar el médico, la enferma solía
bajar disimuladamente al gato de la cama y dejarlo en el suelo; el animal se quedaba escondido, asustado,
al ver entrar al médico con sus alumnos; pero uno de los días el médico le vio y comenzó a darle patadas.
—Coged a ese gato y matarlo —dijo el idiota de las patillas blancas al practicante.
El practicante y una enfermera comenzaron a perseguir al animal por toda la sala; la enferma miraba
angustiada esta persecución.
—Y a esta tía llevadla a la guardilla —añadió el médico.
La enferma seguía la caza con la mirada, y cuando vio que cogían a su gato, dos lágrimas gruesas
corrieron por sus mejillas pálidas.
—¡Canalla! ¡Idiota! —exclamó Hurtado, acercándose al médico con el puño levantado.
—No seas estúpido! —dijo Aracil—. Si no quieres venir aquí, márchate.
—Sí, me voy, no tengas cuidado; por no patearle las tripas a ese idiota, miserable.
Texto 4
Andrés Hurtado trataba a pocas mujeres; si hubiese conocido más y podido comparar, hubiera llegado
a sentir estimación por Lulú.
En el fondo de su falta de ilusión y de moral, al menos de moral corriente, tenía esta muchacha una
idea muy humana y muy noble de las cosas. A ella no le parecían mal el adulterio, ni los vicios, ni las
mayores enormidades; lo que le molestaba era la doblez, la hipocresía, la mala fe. Sentía un gran deseo
de lealtad.
42
Decía que si un hombre la pretendía, y ella viera que la quería de verdad, se iría con él, fuera rico o
pobre, soltero o casado.
Tal afirmación parecía una monstruosidad, una indecencia a Niní y a doña Leonarda. Lulú no
aceptaba derechos ni prácticas sociales.
—Cada cual debe hacer lo que quiera —decía.
El desenfado inicial de su vida le daba un valor para opinar muy grande.
—¿De veras se iría usted con un hombre? —le preguntaba Andrés.
—Si me quería de verdad, ¡ya lo creo! Aunque me pegara después.
—¿Sin casarse?
—Sin casarme; ¿por qué no? Si vivía dos o tres años con ilusión y con entusiasmo, pues eso no me
lo quitaba nadie.
—¿Y luego?...
—Luego seguiría trabajando como ahora, o me envenenaría.
Esta tendencia al final trágico era muy frecuente en Lulú; sin duda le atraía la idea de acabar, y de
acabar de una manera melodramática. Decía que no le gustaría llegar a vieja.
Texto 5
Andrés habló de la gente de la vecindad de Lulú, de las escenas del hospital; como casos extraños,
dignos de un comentario […]
—¿Qué consecuencia puede sacarse de todas estas vidas? —preguntó Andrés al final.
—Para mí la consecuencia es fácil —contestó Iturrioz con el bote de agua en la mano—. Que la vida
es una lucha constante, una cacería cruel en que nos vamos devorando los unos a los otros. Plantas,
microbios, animales.
—Sí, yo también he pensado en eso —repuso Andrés—; pero voy abandonando la idea.
Primeramente el concepto de la lucha por la vida llevada así a los animales, a las plantas y hasta los
minerales, como se hace muchas veces, no es más que un concepto antropomórfico, después, ¿qué lucha
por la vida es la de ese hombre don Cleto, que se abstiene de combatir, o la de ese hermano Juan, que
da su dinero a los enfermos?
—Te contestaré por partes —repuso Iturrioz dejando el bote para regar, porque estas discusiones le
apasionaban—. Tú me dices, este concepto de lucha es un concepto antropomórfico. Claro, llamamos a
todos los conflictos lucha, porque es la idea humana que más se aproxima a esa relación que para
nosotros produce un vencedor y un vencido. Si no tuviéramos este concepto en el fondo, no hablaríamos
de lucha. La hiena que monda los huesos de un cadáver, la araña que sorbe una mosca, no hace más ni
menos que el árbol bondadoso llevándose de la tierra el agua y las sales necesarias para su vida. El
espectador indiferente, como yo, ve a la hiena, a la araña y al árbol, y se los explica. El hombre justiciero
le pega un tiro a la hiena, aplasta con la bota a la araña y se sienta a la sombra del árbol, y cree que hace
bien.
—Entonces ¿para usted no hay lucha, ni hay justicia?
—En un sentido absoluto, no; en un sentido relativo, sí. Todo lo que vive tiene un proceso para
apoderarse primero del espacio, ocupar un lugar, luego para crecer y multiplicarse; este proceso de la
energía de un vivo contra los obstáculos del medio, es lo que llamamos lucha. Respecto de la justicia,
yo creo que lo justo en el fondo es lo que nos conviene. Supón en el ejemplo de antes que la hiena en
vez de ser muerta por el hombre mata al hombre, que el árbol cae sobre él y le aplasta, que la araña le
hace una picadura venenosa; pues nada de eso nos parece justo, porque no nos conviene. A pesar de que
en el fondo no haya más que esto, un interés utilitario ¿quién duda que la idea de justicia y de equidad
es una tendencia que existe en nosotros? ¿Pero cómo la vamos a realizar? […]
—Sí, es muy posible —repuso Andrés—; pero creo que nos hemos desviado de la cuestión; no veo
la consecuencia.
—La consecuencia, a la que yo iba era ésta, que ante la vida no hay más que dos soluciones prácticas
para el hombre sereno, o la abstención y la contemplación indiferente de todo, o la acción limitándose a
un círculo pequeño. Es decir, que se puede tener el quijotismo contra una anomalía; pero tenerlo contra
una regla general, es absurdo.
—De manera que, según usted, el que quiere hacer algo tiene que restringir su acción justiciera a un
medio pequeño.
—Claro, a un medio pequeño; tú puedes abarcar en tu contemplación la casa, el pueblo, el país, la
sociedad, el mundo, todo lo vivo y todo lo muerto; pero si intentas realizar una acción, y una acción
justiciera, tendrás que restringirte hasta el punto de que todo te vendrá ancho, quizá hasta la misma
conciencia.
43
Texto 6
—Es difícil. ¿Y como plan filosófico? ¿Sigues en tus buceamientos?
—Sí. Yo busco una filosofía que sea primeramente una cosmogonía, una hipótesis racional de la
formación del mundo; después, una explicación biológica del origen de la vida y del hombre.
—Dudo mucho que la encuentres. Tú quieres una síntesis que complete la cosmología y la biología;
una explicación del Universo físico y moral. ¿No es eso?
—Sí.
—¿Y en dónde has ido a buscar esa síntesis?
—Pues en Kant, y en Schopenhauer, sobre todo.
—Mal camino —repuso Iturrioz—; lee a los ingleses; la ciencia en ellos va envuelta en sentido
práctico. No leas esos metafísicos alemanes; su filosofía es como un alcohol que emborracha y no
alimenta. ¿Conoces el Leviathan de Hobbes? Yo te lo prestaré si quieres.
—No; ¿para qué? Después de leer a Kant y a Schopenhauer, esos filósofos franceses e ingleses dan
la impresión de carros pesados, que marchan chirriando y levantando polvo.
—Sí, quizá sean menos ágiles de pensamiento que los alemanes; pero en cambio no te alejan de la
vida.
—¿Y qué? —replicó Andrés—. Uno tiene la angustia, la desesperación de no saber qué hacer con la
vida, de no tener un plan, de encontrarse perdido, sin brújula, sin luz a donde dirigirse. ¿Qué se hace con
la vida? ¿Qué dirección se le da? Si la vida fuera tan fuerte que le arrastrara a uno, el pensar sería una
maravilla, algo como para el caminante detenerse y sentarse a la sombra de un árbol, algo como penetrar
en un oasis de paz; pero la vida es estúpida, sin emociones, sin accidentes, al menos aquí, y creo que, en
todas partes, y el pensamiento se llena de terrores como compensación a la esterilidad emocional de la
existencia.
—Estás perdido —murmuró Iturrioz—. Ese intelectualismo no te puede llevar a nada bueno.
Texto 7
—En eso estoy conforme —dijo Andrés—. La voluntad, el deseo de vivir, es tan fuerte en el animal
como en el hombre. En el hombre es mayor la comprensión. A más comprender, corresponde menos
desear. Esto es lógico, y además se comprueba en la realidad. La apetencia por conocer se despierta en
los individuos que aparecen al final de una evolución, cuando el instinto de vivir languidece. El hombre,
cuya necesidad es conocer, es como la mariposa que rompe la crisálida para morir. El individuo sano,
vivo, fuerte, no ve las cosas como son, porque no le conviene. Está dentro de una alucinación. Don
Quijote, a quien Cervantes quiso dar un sentido negativo, es un símbolo de la afirmación de la vida.
Don Quijote vive más que todas las personas cuerdas que le rodean, vive más y con más intensidad que
los otros. El individuo o el pueblo que quiere vivir se envuelve en nubes como los antiguos dioses cuando
se aparecían a los mortales. El instinto vital necesita de la ficción para afirmarse. La ciencia entonces,
el instinto de crítica, el instinto de averiguación, debe encontrar una verdad: la cantidad de mentira que
es necesaria para la vida. ¿Se ríe usted?
—Sí, me río, porque eso que tú expones con palabras del día, está dicho nada menos que en la Biblia.
—¡Bah!
—Sí, en el Génesis. Tú habrás leído que en el centro del paraíso había dos árboles, el árbol de la vida
y el árbol de la ciencia del bien y del mal. El árbol de la vida era inmenso, frondoso, y, según algunos
santos padres, daba la inmortalidad. El árbol de la ciencia no se dice cómo era; probablemente sería
mezquino y triste. ¿Y tú sabes lo que le dijo Dios a Adán?
—No recuerdo; la verdad.
—Pues al tenerle a Adán delante, le dijo: Puedes comer todos los frutos del jardín; pero cuidado con
el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque el día que tú comas su fruto morirás de muerte.
Y Dios, seguramente, añadió: Comed del árbol de la vida, sed bestias, sed cerdos, sed egoístas, revolcaos
por el suelo alegremente; pero no comáis del árbol de la ciencia, porque ese fruto agrio os dará una
tendencia a mejorar que os destruirá. ¿No es un consejo admirable?
—Sí, es un consejo digno de un accionista del Banco —repuso Andrés.
Texto 8
Las costumbres de Alcolea eran españolas puras, es decir, de un absurdo completo.
El pueblo no tenía el menor sentido social; las familias se metían en sus casas, como los trogloditas
en su cueva. No había solidaridad; nadie sabía ni podía utilizar la fuerza de la asociación. Los hombres
iban al trabajo y a veces al casino. Las mujeres no salían más que los domingos a misa.
Por falta de instinto colectivo el pueblo se había arruinado.
44
En la época del tratado de los vinos con Francia, todo el mundo, sin consultarse los unos a los otros,
comenzó a cambiar el cultivo de sus campos, dejando el trigo y los cereales, y poniendo viñedos; pronto
el río de vino de Alcolea se convirtió en río de oro. En este momento de prosperidad, el pueblo se
agrandó, se limpiaron las calles, se pusieron aceras, se instaló la luz eléctrica...; luego vino la terminación
del tratado, y como nadie sentía la responsabilidad de representar el pueblo, a nadie se le ocurrió decir:
Cambiemos el cultivo; volvamos a nuestra vida antigua; empleemos la riqueza producida por el vino en
transformar la tierra para las necesidades de hoy. Nada.
El pueblo aceptó la ruina con resignación.
—Antes éramos ricos —se dijo cada alcoleano—. Ahora seremos pobres. Es igual; viviremos peor,
suprimiremos nuestras necesidades.
Aquel estoicismo acabó de hundir al pueblo.
Texto 9
—No digo que no. Los pueblos como Alcolea están perdidos porque el egoísmo y el dinero no está
repartido equitativamente; no lo tienen más que unos cuantos ricos; en cambio entre los pobres no hay
sentido individual. El día que cada alcoleano se sienta a sí mismo y diga: no transijo, ese día el pueblo
marchará hacia adelante.
—Claro; pero para ser egoísta hay que saber; para protestar hay que discurrir. Yo creo que la
civilización le debe más al egoísmo que a todas las religiones y utopías filantrópicas. El egoísmo ha
hecho el sendero, el camino, la calle, el ferrocarril, el barco, todo.
—Estamos conformes. Por eso indigna ver a esa gente, que no tiene nada que ganar con la maquinaria
social que, a cambio de cogerle al hijo y llevarlo a la guerra, no les da más que miseria y hambre para
la vejez, y que aun así la defienden.
—Eso tiene una gran importancia individual, pero no social. Todavía no ha habido una sociedad que
haya intentado un sistema de justicia distributiva, y, a pesar de eso, el mundo, no digamos que marcha,
pero al menos se arrastra y las mujeres siguen dispuestas a tener hijos.
—Es imbécil.
—Amigo, es que la naturaleza es muy sabia. No se contenta sólo con dividir a los hombres en felices
y en desdichados, en ricos y pobres, sino que da al rico el espíritu de la riqueza, y al pobre el espíritu de
la miseria. Tú sabes cómo se hacen las abejas obreras; se encierra a la larva en un alveolo pequeño y se
le da una alimentación deficiente. La larva ésta se desarrolla de una manera incompleta; es una obrera,
una proletaria, que tiene el espíritu del trabajo y de la sumisión. Así sucede entre los hombres, entre el
obrero y el militar, entre el rico y el pobre.
Texto 10
—¿No? —No. Aquí no se puede hacer nada; tengo dos o tres patentes de cosas pensadas por mí, que
creo que están bien; en Bélgica me las iban a comprar, pero yo he querido hacer primero una prueba en
España, y me voy desalentado, descorazonado; aquí no se puede hacer nada.
—Eso no me choca —dijo Andrés—, aquí no hay ambiente para lo que tú haces.
—Ah, claro —repuso Ibarra—. Una invención supone la recapitulación, la síntesis de las fases de un
descubrimiento; una invención es muchas veces una consecuencia tan fácil de los hechos anteriores, que
casi se puede decir que se desprende ella sola sin esfuerzo. ¿Dónde se va a estudiar en España el proceso
evolutivo de un descubrimiento? ¿Con qué medios? ¿En qué talleres? ¿En qué laboratorios?
—En ninguna parte.
—Pero, en fin, a mí esto no me indigna —añadió Fermín—, lo que me indigna es la suspicacia, la
mala intención, la petulancia de esta gente... Aquí no hay más que chulos y señoritos juerguistas. El
chulo domina desde los Pirineos hasta Cádiz...; políticos, militares, profesores, curas, todos son chulos
con un yo hipertrofiado.
—Sí, es verdad.
—Cuando estoy fuera de España —siguió diciendo Ibarra— quiero convencerme de que nuestro país
no está muerto para la civilización; que aquí se discurre y se piensa, pero cojo un periódico español y
me da asco; no habla más que de políticos y de toreros. Es una vergüenza.
Texto 11
Los estudiantes llenaron los bancos casi hasta arriba; no estaba aún el catedrático, y como había
mucha gente alborotadora entre los alumnos, alguno comenzó a dar golpecitos en el suelo con el bastón;
otros muchos le imitaron, se produjo una furiosa algarabía.
De pronto se abrió una puertecilla del fondo de la tribuna, y apareció un señor viejo, muy
empaquetado, seguido de dos ayudantes jóvenes.
45
Aquella aparición teatral del profesor y de los ayudantes provocó grandes murmullos; alguno de los
alumnos más atrevido comenzó a aplaudir, y viendo que el viejo catedrático no sólo no se incomodaba,
sino que saludaba como reconocido, aplaudieron aún más.
—Esto es una ridiculez —dijo Hurtado.
—A él no le debe parecer eso —replicó Aracil riéndose—; pero si es tan majadero que le gusta que
le aplaudan, le aplaudiremos.
El profesor era un pobre hombre presuntuoso, ridículo. Había estudiado en París y adquirido los
gestos y las posturas amaneradas de un francés petulante.
El buen señor comenzó un discurso de salutación a sus alumnos, muy enfático y altisonante, con
algunos toques sentimentales: les habló de su maestro Liebig, de su amigo Pasteur, de su camarada
Berthelot, de la Ciencia, del microscopio...
Su melena blanca, su bigote engomado, su perilla puntiaguda, que le temblaba al hablar, su voz hueca
y solemne le daban el aspecto de un padre severo de drama, y alguno de los estudiantes que encontró
este parecido, recitó en voz alta y cavernosa los versos de Don Diego Tenorio cuando entra en la Hostería
del Laurel en el drama de Zorrilla: Que un hombre de mi linaje descienda a tan ruin mansión.
Los que estaban al lado del recitador irrespetuoso se echaron a reír, y los demás estudiantes miraron
al grupo de los alborotadores.
—¿Qué es eso? ¿Qué pasa? —dijo el profesor poniéndose los lentes y acercándose al barandado de
la tribuna—. ¿Es que alguno ha perdido la herradura por ahí? Yo suplico a los que están al lado de ese
asno que rebuzna con tal perfección que se alejen de él, porque sus coces deben ser mortales de
necesidad.
Rieron los estudiantes con gran entusiasmo, el profesor dio por terminada la clase retirándose,
haciendo un saludo ceremonioso y los chicos aplaudieron a rabiar.
Texto 12
Tenía Andrés cierta ilusión por el nuevo curso; iba a estudiar Fisiología y creía que el estudio de las
funciones de la vida le interesaría tanto o más que una novela; pero se engañó, no fue así.
Primeramente, el libro de texto era un libro estúpido, hecho con recortes de obras francesas y escrito
sin claridad y sin entusiasmo; leyéndolo no se podía formar una idea clara del mecanismo de la vida;
el hombre parecía, según el autor, como un armario con una serie de aparatos dentro, completamente
separados los unos de los otros como los negociados de un ministerio.
Luego, el catedrático era hombre sin ninguna afición a lo que explicaba, un señor senador, de esos
latosos, que se pasaba las tardes en el Senado discutiendo tonterías y provocando el sueño de los
abuelos de la patria.
Era imposible que con aquel texto y aquel profesor llegara nadie a sentir el deseo de penetrar en la
ciencia de la vida. La Fisiología, cursándola así, parecía una cosa estólida y deslavazada, sin
problemas de interés ni ningún atractivo.
Hurtado tuvo una verdadera decepción. Era indispensable tomar la Fisiología como todo lo demás,
sin entusiasmo, como uno de los obstáculos que salvar para concluir la carrera.
Esta idea, de una serie de obstáculos, era la idea de Aracil. Él consideraba una locura el pensar que
habían de encontrar un estudio agradable.
Texto 13
Andrés siguió los preparativos de la guerra con una emoción intensa.
Los periódicos traían cálculos completamente falsos. Andrés llegó a creer que había alguna razón
para los optimismos.
Días antes de la derrota encontró a Iturrioz en la calle.
—¿Qué le parece a usted esto? —le preguntó.
—Estamos perdidos.
—¿Pero si dicen que estamos preparados?
—Sí, preparados para la derrota. Sólo a ese chino, que los españoles consideramos como el colmo
de la candidez, se le pueden decir las cosas que nos están diciendo los periódicos.
—Hombre, yo no veo eso.
—Pues no hay más que tener ojos en la cara y comparar la fuerza de las escuadras. Tú fíjate, nosotros
tenernos en Santiago de Cuba seis barcos viejos, malos y de poca velocidad; ellos tienen veintiuno, casi
todos nuevos, bien acorazados y de mayor velocidad. Los seis nuestros, en conjunto, desplazan
aproximadamente veintiocho mil toneladas; los seis primeros suyos sesenta mil. Con dos de sus barcos
pueden echar a pique toda nuestra escuadra; con veintiuno no van a tener sitio donde apuntar.
—¿De manera que usted cree que vamos a la derrota?
46
—No a la derrota, a una cacería. Si alguno de nuestros barcos puede salvarse será una gran cosa.
Andrés pensó que Iturrioz podía engañarse; pero pronto los acontecimientos le dieron la razón. El
desastre había sido como decía él: una cacería, una cosa ridícula.
A Andrés le indignó la indiferencia de la gente al saber la noticia. Al menos él había creído que el
español, inepto para la ciencia y para la civilización, era un patriota exaltado y se encontraba que no;
después del desastre de las dos pequeñas escuadras españolas en Cuba y en Filipinas, todo el mundo iba
al teatro y a los toros tan tranquilo; aquellas manifestaciones y gritos habían sido espuma, humo de paja,
nada.
Texto 14
En alguna de aquellas casas de prostitución distinguidas encontraba señoritos de la alta sociedad, y
era un contraste interesante ver estas mujeres de cara cansada, llena de polvos de arroz, pintadas, dando
muestras de una alegría ficticia, al lado de gomosos fuertes, de vida higiénica, rojos, membrudos por el
“sport”.
Espectador de la iniquidad social, Andrés reflexionaba acerca de los mecanismos que van
produciendo esas lacras: el presidio, la miseria, la prostitución.
—La verdad es que si el pueblo lo comprendiese —pensaba Hurtado—, se mataría por intentar una
revolución social, aunque ésta no sea más que una utopía, un sueño.
Andrés creía ver en Madrid la evolución progresiva de la gente rica que iba hermoseándose,
fortificándose, convirtiéndose en casta; mientras el pueblo evolucionaba a la inversa, debilitándose,
degenerando cada vez más.
Estas dos evoluciones paralelas eran sin duda biológicas; el pueblo no llevaba camino de cortar los
jarretes de la burguesía, e incapaz de luchar, iba cayendo en el surco.
Los síntomas de la derrota se revelaban en todo. En Madrid, la talla de los jóvenes pobres y mal
alimentados que vivían en tabucos era ostensiblemente más pequeña que la de los muchachos ricos, de
familias acomodadas que habitaban en pisos exteriores.
La inteligencia, la fuerza física, eran también menores entre la gente del pueblo que en la clase
adinerada. La casta burguesa se iba preparando para someter a la casta pobre y hacerla su esclava.
Texto 15
Habló de los niños abandonados, de los mendigos, de las mujeres caídas... Andrés sintió el atractivo
de este sentimentalismo, quizá algo morboso. Cuando exponía sus ideas acerca de la injusticia social.
Julio Aracil le salía al encuentro con su buen sentido:
—Claro que hay cosas malas en la sociedad —decía Aracil—. ¿Pero quién las va a arreglar? ¿Esos
vividores que hablan en los mítines? Además, hay desdichas que son comunes a todos; esos albañiles
de los dramas populares que se nos vienen a quejar de que sufren el frío del invierno y el calor del
verano, no son los únicos; lo mismo nos pasa a los demás.
Las palabras de Aracil eran la gota de agua fría en las exaltaciones humanitarias de Andrés.
—Si quieres dedicarte a esas cosas —le decía—, hazte político, aprende a hablar.
—Pero si yo no me quiero dedicar a político —replicaba Andrés indignado.
—Pues si no, no puedes hacer nada.
Claro que toda reforma en un sentido humanitario tenía que ser colectiva y realizarse por un
procedimiento político, y a Julio no le era muy difícil convencer a su amigo de lo turbio de la política.
Julio llevaba la duda a los romanticismos de Hurtado; no necesitaba insistir mucho para convencerle de
que la política es un arte de granjería.
Realmente, la política española nunca ha sido nada alto ni nada noble; no era muy difícil convencer
a un madrileño de que no debía tener confianza en ella. La inacción, la sospecha de la inanidad y de la
impureza de todo arrastraban a Hurtado cada vez más a sentirse pesimista. Se iba inclinando a un
anarquismo espiritual, basado en la simpatía y en la piedad, sin solución práctica ninguna. La lógica
justiciera y revolucionaria de los Saint-Just ya no le entusiasmaba, le parecía una cosa artificial y fuera
de la naturaleza. Pensaba que en la vida ni había ni podía haber justicia. La vida era una corriente
tumultuosa e inconsciente donde los actores representaban una tragedia que no comprendían, y los
hombres, llegados a un estado de intelectualidad, contemplaban la escena con una mirada compasiva y
piadosa.
Estos vaivenes en las ideas, esta falta de plan y de freno, le llevaban a Andrés al mayor desconcierto,
a una sobreexcitación cerebral continua e inútil.
47
INTRODUCCIÓN Y BIOGRAFÍA
El poeta nació en Sevilla en 1902, hijo de padre militar, se educó en un ambiente de rígidos principios. Desde
pequeño puede adivinarse el choque entre unos valores familiares muy estrictos y la propia personalidad tímida y
retraída del poeta (el poema “La familia” es testimonio de ello). En esos primeros años marcados por la soledad,
Cernuda descubre la literatura, y lo hace de manos de Bécquer, autor con el que la poesía cernudiana presenta
importantes contactos, tanto en sus primeros versos (Perfil del aire) como en otros libros posteriores (no debemos
pasar por alto que el título del libro Donde habite el olvido está sacado de un verso de Bécquer).
En 1919 comenzó los estudios de Derecho en la Universidad de Sevilla. Allí conoció a Pedro Salinas, que fue su
profesor e introductor serio en la literatura, tanto la clásica, como la de los ya clásicos más o menos recientes
franceses: Baudelaire, Rimbaud, Mallarme, Verlaine... En estos años descubre también a un autor francés que le
influirá poderosamente, André Gide, y en el que encontrará el poeta sevillano un paralelo de sí mismo. En los años
veinte se traslada a Madrid, donde entra en contacto con los ambientes literarios de lo que luego se llamará
Generación del 27. En 1928 ocupa plaza como lector de español en la Universidad de Toulouse. Volverá a Madrid en
1929.
Al proclamarse la República, la recibe con ilusión, y siempre se mostrará dispuesto a colaborar con todo lo que
fuera buscar una España más tolerante, liberal y culta. Estos años son también de compromiso y acción política, afiliado
a una ideología de izquierdas. Durante la Guerra Civil participó activamente desde las trincheras culturales organizando
actividades de todo tipo.
En 1938, desesperado por la situación, fue a dar unas conferencias a Inglaterra, de donde ya no regresó a España.
En Gran Bretaña, Cernuda vivirá de su trabajo como profesor en diferentes universidades: Surrey, Glasgow y
Cambridge. Allí profundizará en la lectura de los clásicos ingleses y descubrirá la obra de autores que le influirán
poderosamente. En 1947, gracias a la mediación de su amiga Concha de Albornoz, consigue una plaza de profesor en
la universidad norteamericana de Mount Holyoke, en la que permanecerá hasta 1952. En 1960 volverá a EE.UU., a Los
Ángeles, para impartir clases por espacio de tres años. Desde su llegada a EE.UU. en 1947 las relaciones de Cernuda
con México se van agrandando. En 1952 trasladará su residencia a la Ciudad de México, de la que solo se ausentará
para dar clases en California entre 1960 y 1963. En 1963 morirá en Ciudad de México.
Junto a todas estas presencias de la tradición cultural europea, Cernuda también tendrá en cuenta la obra de sus
contemporáneos:
▪ Juan Ramón Jiménez, por la visión subjetiva de la realidad y por la idea de que la verdadera literatura es aquella
que se dirige a la esencia de las cosas, eliminando la superficialidad.
▪ Los poetas del 27 le enseñan a enfrenarse a la obra literaria desde la perspectiva del Surrealismo.
En la poesía de Cernuda, en fin, la presencia de la tradición se conjugará con la originalidad de su aportación, fruto
de sus peculiaridades biográficas.
TEMAS
El tema de la realidad frente al deseo podemos concretarlo en la obra de Cernuda en una serie de motivos
temáticos recurrentes:
a) La soledad, aislamiento, marginación y sentimiento de la diferencia.
b) El deseo de encontrar un mundo habitable que no reprima ni ataque al individuo que se siente y se sabe diferente.
A veces el poeta se dirige al pasado, a la niñez, con lo que enlazamos con el tema de los “paraísos perdidos”.
c) Deseo de encontrar la belleza perfecta, que no esté ensuciada por la realidad, por la materialidad.
d) El amor, como el gran tema cernudiano, adopta distintos planteamientos a lo largo de su obra<:
• Un amor no disfrutado, pero presentido y entendido más como experiencia literaria.
• La experiencia amorosa marcada por la insatisfacción, por el dolor y el fracaso, por la incomprensión.
• El amor como experiencia feliz, exaltada, pero marcada por la brevedad.
e) El tiempo y su discurrir es otro de los grandes temas, así que vinculados a este motivo encontramos:
• El deseo de juventud eterna, marcada por las experiencias amorosas, por la belleza y por la fuerza de espíritu
que le permite mantener una actitud rebelde frente al mundo que le oprime.
• La nostalgia de la infancia, asociada a la ingenuidad y, por ello, a la felicidad.
• El deseo de eternidad, de fundirse con la Naturaleza en un universo perfectamente ordenado.
f) La naturaleza como contraposición con el mundo burgués, contra el que el poeta reacciona de maneras adversas,
pues ese mundo social burgués viene marcado por el caos. Frente a él, el orden natural, el deseo, considerado
como un paraíso en el que el artista puede vivir en perfecta armonía. Esa naturaleza cernudiana viene dominada
por la espontaneidad y por la proyección libre de los sentimientos y los instintos que en el ámbito burgués deben
ser reprimidos.
OBRA Y EVOLUCIÓN POÉTICA
Desde 1936 Luis Cernuda reunió sus libros de poemas bajo el único título de La Realidad y el Deseo, título que como
hemos visto resume temáticamente lo que es el núcleo central de su obra poética. La última edición recoge la totalidad
de su obra poética, publicada un año después de su muerte en México, en 1963. La evolución poética del autor sigue
un curso continuado, sin grandes altibajos, muy ceñido a su curso biográfico.
Primera etapa. Antes de la Guerra Civil. Formación del mundo poético
Inicios. La formación del poeta
A ella pertenecen sus primeras obras, Primeras poesías (1927) –inicialmente titulada Perfil del aire–, y Égloga,
elegía y oda (1928). Son poemas sobre la naturaleza y el descubrimiento del amor, en los que el tema dominante es
la tímida evocación de los deseos eróticos adolescentes, muy influidos por clásicos como Garcilaso o Bécquer.
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1. XV. “La noche a la ventana”. Primeras poesías y del seno la onda oculta crece
[1924-1927] al labio donde nace y se aniquila.
Con una voz insomne decía cosas vagas, 5. LA CANCIÓN DEL OESTE. Un río, un amor
barcos entrelazados dulcemente [1929]
en un fondo de noche,
o cuerpos siempre pálidos, con su traje de olvido Jinete sin cabeza,
viajando hacia nada. jinete como un niño buscando entre rastrojos
llaves recién cortadas,
Cantaba tempestades, estruendos desbocados víboras seductoras, desastres suntuosos,
bajo cielos con sombra, navíos para tierra lentamente de carne,
como la sombra misma, de carne hasta morir igual que muere un hombre.
como la sombra siempre
rencorosa de pájaros estrellas. A lo lejos
una hoguera transforma en ceniza recuerdos,
Su voz atravesando luces, lluvia, frío, noches como una sola estrella,
alcanzaba ciudades elevadas a nubes, sangre extraviada por las venas un día,
cielo Sereno, Colorado, Glaciar del infierno, furia color de amor,
todas puras de nieve o de astros caídos amor color de olvido,
en sus manos de tierra. aptos ya solamente para triste buhardilla.
Derriban gigantes de los bosques para hacer un 6. TELARAÑAS CUELGAN DE LA RAZÓN. Los
durmiente, placeres prohibidos [1931]
derriban los instintos como flores,
deseos como estrellas Telarañas cuelgan de la razón
para hacer solo un hombre con su estigma de hombre. en un paisaje de ceniza absorta;
ha pasado el huracán de amor,
Que derriben también imperios de una noche, ya ningún pájaro queda.
monarquías de un beso,
no significa nada; Tampoco ninguna hoja,
que derriben los ojos, que derriben las manos como todas van lejos, como gotas de agua
estatuas vacías de un mar cuando se seca,
acaso dice menos. cuando no hay ya lágrimas bastantes,
porque alguien, cruel como un día de sol en primavera,
Mas este amor cerrado por ver sólo su forma,
su forma entre las brumas escarlata, con su sola presencia ha dividido en dos un cuerpo.
quiere imponer la vida, como otoño ascendiendo tantas Ahora hace falta recoger los trozos de prudencia,
hojas aunque siempre nos falte alguno;
hacia el último cielo, recoger la vida vacía
donde estrellas y caminar esperando que lentamente se llene,
sus labios dan otras estrellas, si es posible, otra vez, como antes,
donde mis ojos, estos ojos, de sueños desconocidos y deseos invisibles.
se despiertan en otro.
Tú nada sabes de ello,
tú estás allá, cruel como el día;
el día, esa luz que abraza estrechamente un triste muro,
un muro, ¿no comprendes?,
un muro frente al cuál estoy sólo.
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7. NO DECÍA PALABRAS. Los placeres prohibidos 9. UNOS CUERPOS SON COMO FLORES. Los
[1931] placeres prohibidos [1931]
8. SI EL HOMBRE PUDIERA DECIR. Los 10. LOS MARINEROS SON LAS ALAS DEL
placeres prohibidos [1931] AMOR. Los placeres prohibidos [1931]
Si el hombre pudiera decir lo que ama, Los marineros son las alas del amor,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo son los espejos del amor,
como una nube en la luz; el mar les acompaña,
si como muros que se derrumban, y sus ojos son rubios lo mismo que el amor
para saludar la verdad erguida en medio, rubio es también, igual que son sus ojos.
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor, La alegría vivaz que vierten en las venas
la verdad de sí mismo, rubia es también,
que no se llama gloria, fortuna o ambición, idéntica a la piel que asoman;
sino amor o deseo, no les dejéis marchar porque sonríen
yo sería aquel que imaginaba; como la libertad sonríe,
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos luz cegadora erguida sobre el mar.
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero. Si un marinero es mar,
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en rubio mar amoroso cuya presencia es cántico,
alguien no quiero la ciudad hecha de sueños grises;
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío; quiero sólo ir al mar donde me anegue,
alguien por quien me olvido de esta existencia barca sin norte,
mezquina cuerpo sin norte hundirme en su luz rubia.
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu 11. TE QUIERO. Los placeres prohibidos [1931]
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor, Te quiero.
la única libertad que me exalta, Te lo he dicho con el viento,
la única libertad por que muero. jugueteando como animalillo en la arena
Tú justificas mi existencia: o iracundo como órgano impetuoso;
si no te conozco, no he vivido; Te lo he dicho con el sol,
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido. que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes;
Te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo,
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19. ELEGÍA ESPAÑOLA (I). Las nubes. [1937- lejos de ti en fuga vergonzosa,
1940] renegando tu nombre y tu regazo,
cuando a tus pies, mientras la larga espera,
Dime, háblame si desde el suelo alzamos hacia ti la mirada,
tú, esencia misteriosa tus hijos sienten oscuramente
de nuestra raza la recompensa de estas horas fatídicas.
tras de tantos siglos,
hálito creador No sabe qué es la vida
de los hombres hoy vivos, quien jamás alentó bajo la guerra.
a quienes veo por el odio impulsados Ella sobre nosotros sus alas densas cierne,
hasta ofrecer sus almas y oigo su silbo helado,
a la muerte, la patria más profunda y veo los muertos bruscos
caer sobre la hierba calcinada,
Cuando la primavera vieja mientras el cuerpo mío
vuelva a tejer su encanto sufre y lucha con unos enfrente de esos otros.
sobre tu cuerpo inmenso,
¿cuál ave hallará nido No sé qué tiembla y muere en mí
y qué savia una rama al verte así dolida y solitaria,
donde brotar con verde impulso? en ruinas los claros dones
de tus hijos, a través de los siglos;
¿Qué rayo de la luz alegre, porque mucho he amado tu pasado,
qué nube sobre el campo solitario, resplandor victorioso entre sombra y olvido
hallarán agua, cristal de hogar en calma
donde reflejen su irisado juego? Tu pasado eres tú
y al mismo tiempo es
Háblame, madre; la aurora que aún no alumbra nuestros campos.
y al llamarte así, digo Tú sola sobrevives.
que ninguna mujer lo fue de nadie aunque venga la muerte;
como tú lo eres mía. sólo en ti está la fuerza
háblame, dime de hacernos esperar a ciegas el futuro
Que por encima de estos yesos muertos
Una sola palabra en estos días lentos. y encima de estos yesos vivos que combaten,
en los días informes algo advierte que tú sufres con todos.
que frente a ti se esgrimen y su odio, su crueldad, su lucha,
como cuchillo amargo ante ti vanos son, como sus vidas,
entre las manos de tus propios hijos. porque tú eres eterna
y sólo los creaste
No te alejes así, ensimismada para la paz y gloria de su estirpe.
bajo los largos velos cenicientos
que nos niegan tus anchos ojos bellos. 20. IMPRESIÓN DE DESTIERRO. Las nubes.
Esas flores caídas, [1937-1940]
pétalos rotos entre sangre y lodo,
en tus manos estaban luciendo eternamente Fue la pasada primavera,
desde siglos atrás, cuando mi vida hace ahora casi un año,
era un sueño en la mente de los dioses. en un salón del viejo Temple, en Londres.
Eres tú, son tus ojos lo que busca Tras edificios viejos, a lo lejos,
quien te llama luchando con la muerte, entre la hierba el gris relámpago del río.
a ti, remota y enigmática Todo era gris y estaba fatigado
madre de tantas almas idas igual que el iris de una perla enferma.
que te legaron, con un fulgor de piedra clara,
su afán de eternidad cifrado en hermosura. Eran señores viejos, viejas damas,
Pero no eres tan sólo en los sombreros plumas polvorientas;
dueña de afanes muertos; un susurro de voces allá por los rincones,
tierna, amorosa has sido con nuestro afán viviente, junto a mesas con tulipanes amarillos,
compasiva con nuestra desdicha de efímeros. retratos de familia y teteras vacías.
¿Supiste acaso si de ti éramos dignos? La sombra que caía
con un olor a gato,
Contempla ahora a través de las lágrimas: despertaba ruidos en cocinas.
mira cuántos cobardes
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el futuro que espera como página blanca. que forman el común y como público son arbitro de
gloria.
Todo vuelve otra vez vivo a la mente, Ni aun esto Dios le perdonó en la hora de su muerte.
irreparable ya con el andar del tiempo,
y su recuerdo ahora me traspasa Decretado es al fin que Góngora jamás fuera poeta,
el pecho tal puñal fino y seguro. que amó lo oscuro y vanidad tan sólo le dictó sus
versos.
Raíz del tronco verde, ¿quién la arranca? Menéndez y Pelayo, el montañés henchido por sus
aquel amor primero, ¿quién lo vence? dogmas,
tu sueño y tu recuerdo, ¿quién lo olvida, no gustó de él y le condena con fallo inapelable.
tierra nativa, más mía cuanto más lejana?
Viva pues Góngora, puesto que así los otros
24. GÓNGORA. Como quien espera el alba [1941- con desdén le ignoraron, menosprecio
1944] tras del cual aparece su palabra encendida
como estrella perdida en lo hondo de la noche,
El andaluz envejecido que tiene gran razón para su como metal insomne en las entrañas de la tierra.
orgullo, Ventaja grande es que esté ya muerto
el poeta cuya palabra lúcida es como diamante, y que de muerto cumpla los tres siglos, que así pueden
harto de fatigar sus esperanzas por la corte, los descendientes mismos de quienes le insultaban
harto de su pobreza noble que le obliga inclinarse a su nombre, dar premio al erudito,
a no salir de casa cuando el día, sino al atardecer, ya sucesor del gusano, royendo su memoria.
que las sombras, Mas él no transigió en la vida ni en la muerte
más generosas que los hombres, disimulan y a salvo puso su alma irreductible
en la común tiniebla parda de las calles como demonio arisco que ríe entre negruras.
la bayeta caduca de su coche y el tafetán delgado de su
traje; Gracias demos a Dios por la paz de Góngora vencido;
harto de pretender favores de magnates, gracias demos a Dios por la paz de Góngora exaltado;
su altivez humillada por el ruego insistente, gracias demos a Dios, que supo devolverle (como hará
harto de los años tan largos malgastados con nosotros),
en perseguir fortuna lejos de Córdoba la llana y de su nulo al fin, ya tranquilo, entre su nada.
muro excelso,
vuelve al rincón nativo para morir tranquilo y 25. EL INDOLENTE. Como quien espera el alba
silencioso. [1941-1944]
Ya restituye el alma a soledad sin esperar de nadie Con hombres como tú el comercio sería
si no es de su conciencia, y menos todavía cosa leve y tan pura que, sin sudor ni sangre
de aquel sol invernal de la grandeza de ninguno comprada, dejaría a la tierra
que no atempera el frío del desdichado, intactos sus veneros. Pero a tu pobreza
y aprende a desearles buen viaje el comercio podría allanarle un camino.
a príncipes, virreyes, duques altisonantes,
vulgo luciente no menos estúpido que el otro; Durante las tardes meridionales del verano,
ya se resigna a ver pasar la vida tal sueño inconsistente a través de una clara ciudad, solas las calles,
que el alba desvanece, a amar el rincón solo llevaría en cestillo guirnaldas de jazmines,
adonde conllevar paciente su pobreza, y magnolias, por un nido fragante de hojas verdes
olvidando que tantos menos dignos que él, como la oculto su blancor, como alas de paloma.
bestia ávida
toman hasta saciarse la parte mejor de toda cosa, Tras de las rejas bajas, si una mujer quisiera
dejándole la amarga, el desecho del paria. para su gracia oculta tal vez la fresca gala
de una flor, y prenderla en su pelo o en su pecho.
Pero en la poesía encontró siempre, no tan sólo Donde ha de parecer nieve sobre la tierra,
hermosura, sino ánimo, una moneda a cambio dejaría en tus manos.
la fuerza del vivir más libre y más soberbio,
como un neblí que deja el puño duro para buscar las Así, al ponerse la tarde, tú podrías
nubes de un vino trasparente beber el calor rubio,
traslúcidas de oro allá en el cielo alto. mordiendo la delicia de un pan y de una fruta,
Ahora al reducto último de su casa y su huerto le y luego silencioso, tendido junto al río,
alcanzan todavía ver latir en la honda noche las estrellas.
las piedras de los otros, salpicaduras tristes
del aguachirle caro para las gentes
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26. AMANDO EN EL TIEMPO. Como quien espera ocasional de otros errores inmortales.
el alba [1941-1944]
Inalterable, en violento claroscuro,
El tiempo, insinuándose en tu cuerpo, mírala, piénsala. Árida tierra, cielo fértil,
tal la nube de polvo en fuente pura, con nieves y resoles, riadas y sequías;
aquella gracia antigua desordena almendros y chumberas, espartos y naranjos
y clava en mí una pena silenciosa. crecen en ella, ya desierto, ya oasis.
Otros antes que yo vieron un' día, Junto a la iglesia está la casa llana,
y otros luego verán, cómo decir al lado del palacio está la timba,
la amada forma esbelta, recordando el alarido ronco junto a la voz serena,
de cuánta gloria es cifra un cuerpo hermoso. el amor junto alodio, y la caricia junto
a la puñalada. Allí es extremo todo.
Pero la vida sólo la aprendemos, La nobleza plebeya, el populacho noble,
y placer y dolor se ofrecen siempre la pueblan; dando terratenientes y toreros,
tal mundo virgen para cada hombre. curas y caballistas, vagos y visionarios,
Así mi pena inculta es nueva ahora. guapos y guerrilleros. Tú compatriota,
bien que ello te repugne, de su fauna.
Nueva como lo fuese al primer hombre,
que cayó con su amor del paraíso Las cosas tienen precio. Lo es del poderío
cuando viera, tal cielo ya vencido la corrupción, del amor la no correspondencia;
por sombra, envejecer el cuerpo amado. y ser de aquella tierra lo pagas con no serlo
de ninguna: deambular, vacuo y nulo,
27. LA SOMBRA. Vivir sin estar viviendo [1944- por el mundo, que a Sansueña y sus hijos desconoce.
1949]
Ida también, es sólo 29. VIENDO VOLVER. Vivir sin estar viviendo
un vago malestar, una inconsciencia [1944-1949]
acallando el pasado, dejando indiferente
al otro que tú eres, sin pena, sin alivio. Irías, y verías
todo igual, cambiado todo,
28. SER DE SANSUEÑA. Vivir sin estar viviendo así como tú eres
[1944-1949] el mismo y el otro. ¿Un río
a cada instante
Acaso allí estará, cuatro costados no es él y diferente?
bañados en los mares, al centro la meseta
ardiente y andrajosa. Es ella, la madrastra Irías, en apariencia
original de tantos, como tú, dolidos distraído y aburrido
de ella y por ella dolientes. en secreto, mirando,
pues el mirar es sólo
Es la tierra imposible, que a su imagen te hizo la forma en que persiste
para de sí arrojarte. En ella el hombre el antiguo deseo.
que otra cosa no pudo, por error naciendo,
sucumbe de verdad, y como en pago
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Cierto que tú te esforzaste 32. OTRA FECHA. Con las horas contadas [1950-
por sino y amor de una 1956]
criatura,
mito moceril, buscando Aires claros, nopal y palma,
desde siempre, y al servirla, en los alrededores, saben,
ser quien eres. si no igual, casi igual a como
la tierra tuya aquella antes.
Y al que eras le has hallado. También tú igual me pareces,
¿Mas es la verdad del hombre o casi igual, al que antes eras:
para él solo, en él casi sólo consiste,
como un inútil secreto? de ayer a hoy, la diferencia.
¿Por qué no poner la vida En tu hoy más que precario
a otra cosa? nada anterior echas de menos,
porque lo ido está bien ido,
Quien eres, tu vida era; como lo muerto está bien muerto.
uno sin otro no sois. El futuro, a pesar de todo,
Tú lo sabes. usa un señuelo que te engaña:
Y es fuerza seguir, entonces, el sí y el no de azar no usado,
aun el miraje perdido, el no sé qué donde algo aguarda.
hasta el día Tú lo sabes, aunque tan tibio
que la historia se termine, es tu vivir entre la gente,
para ti al menos. pues si nada crees, aun queriendo,
aun sin querer crees a veces.
Y piensas
que así vuelves 33. SOMBRA DE MÍ. Con las horas contadas [1950-
donde estabas al comienzo 1956]
del soliloquio: contigo
y sin nadie. Bien sé yo que esta imagen
Mata la luz, y a la cama. fija siempre en la mente
no eres tú, sino sombra
31. IN MEMORIAM A.G. Con las horas contadas del amor que en mí existe
[1950-1956] antes que el tiempo acabe.
Mi amor así visible me pareces,
Con él su vida entera coincidía, por mí dotado de esa gracia misma
toda promesa y realidad iguales, que me hace sufrir, llorar, desesperarme
la mocedad austera vuelta apenas de todo a veces, mientras otras
gozosa madurez, tan demoradas me levanta hasta el cielo en nuestra vida,
como día estival. Así olvidaste, sintiendo las dulzuras que se guardan
amando su existir, temer su muerte. sólo a los elegidos tras el mundo.
Pero su muerte, al allegarle ahora, Y aunque conozco eso, luego pienso
calló la voz que cerca nunca oíste, que sin ti, sin el raro
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labios nunca besados más codiciables y frescos No cuidéis de la herida que la hermosura vuestra y
aparecen. vuestra gracia abren
¿Qué remedio, amigos? ¿Qué remedio? en este transeúnte inmune en apariencia a ellas.
bien lo sé: no lo hay.
Adiós, adiós, manojos de gracias y donaires.
Qué dulce hubiera sido Que yo pronto he de irme, confiado,
en vuestra compañía vivir un tiempo: adonde, anudado el roto hilo, diga y haga
bañarse juntos en aguas de una playa caliente, lo que aquí falta, lo que a tiempo decir y hacer aquí no
compartir bebida y alimento en una mesa. supe.
Sonreír, conversar, pasearse
mirando cerca, en vuestros ojos, esa luz y esa música. Adiós, adiós, compañeros imposibles.
Que ya tan sólo aprendo
Seguid, seguid así, tan descuidadamente, a morir, deseando
atrayendo al amor, atrayendo al deseo. veros de nuevo, hermosos igualmente
en alguna otra vida.
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INTRODUCCIÓN A LA OBRA
Antonio Buero Vallejo (Guadalajara, 1916-Madrid, 2000) es considerado, junto a García Lorca y Valle-Inclán, uno
de los hitos señeros de la literatura dramática española. Su obra Historia de una escalera es, sin duda, una de las obras
más importantes del teatro español. Fue escrita en 1949, concebida y representada en los años más negros de la
dictadura franquista. Con esta obra ganó el premio de teatro “Lope de Vega”, lo que le permitió estrenarla en el Teatro
Español. Su éxito entre la crítica y el público fue espectacular. Buero es, ante todo, un trágico. Para él la tragedia tiene
doble función: inquietar y plantear reflexiones al espectador sobre temas trascendentales de la condición humana; y
curar, es decir, no imponer soluciones, dejando siempre una puerta abierta a la esperanza. Buero pretende, pues, que
los espectadores piensen y, al mismo tiempo, se consuelen.
TEMÁTICA
Historia de una escalera nos muestra la convivencia cotidiana en una humilde casa de vecinos. Como es habitual
en su teatro, la obra se articula en torno a dos grandes núcleos temáticos: la problemática social y la problemática
existencia, los cuales se expresan en los siguientes aspectos:
a) Problemática social: la mirada de Buero profundiza en una realidad que trasciende los problemas individuales de
unos personajes para dar cuanta de una realidad social mucho más honda y amplia. Y esto sin caer en
intervencionismo o didactismo moralizante, sino dejando que sean los propios personajes con sus palabras y actos
los que muestren al lector/espectador los problemas que aquejaban a los sectores humildes de la España de la
época:
▪ Penurias económicas: provocadas por la carestía de los bienes más básicos. Igualmente hay una clara referencia
a las bajas pensiones que reciben los jubilados después de trabajar toda la vida.
▪ Desigualdades sociales: aún en el seno del sector social humilde se pueden apreciar ligeras diferencias. Estas
desigualdades se van agudizando con el paso de los años, como cuando aparecen en escenas dos nuevos
inquilinos que gozan de un estatus más acomodado. Esta posición provoca que sus preocupaciones se orienten
hacia el consumo de bienes que la nueva coyuntura socioeconómica les permite.
▪ Actitudes personales frente a la realidad socioeconómica: se puede ver posturas antagónicas entre Fernando
y Urbano, por ejemplo, que los llevará a un mismo destino de frustración, porque ambos comparten un asgo
común: su incapacidad para actuar. La falta de voluntad les impide abandonar la escalera a la que seguirán
amarrados mientras envejecen.
▪ Machismo: la obra está plagada de actitudes machistas, tanto por parte d ellos hombres como de las mujeres.
Se aprecia que las mujeres son las que se dedican en exclusiva a las tareas domésticas y han de estar siempre
disponibles para los hombres. La violencia verbal y física también está presente en fragmentos donde los
hombres usan la fuerza con las mujeres, sean madres, hermanas o esposas. El hombre se ve a sí mismo como
un macho conquistador que lleva en su naturaleza ser promiscuo, al mismo que es considerado el salvador de
la mujer, que ha de proveer económicamente al hogar. También hallamos la manifestación más extrema del
ello, con el proxenetismo, en que el hombre, además de someter y humillar, explota vilmente a la mujer.
▪ Conflictos generacionales: no podía faltar la dialéctica padres/hijos (también abuelos/nietos), en la que los
primeros quieren perpetuar las normas establecidas que los hijos viven como una opresión de la que necesitan
liberarse.
b) Problemática existencial: es el otro eje vertebrador, pues el propio nos da indicación de cómo quiso mostrar “la
visión del fluir del tiempo en unas familias, que se hace angosta por la angostura del espacio donde ocurre”:
▪ Temor al paso del tiempo: uno de los personajes más conscientes del tema es Fernando, quien dedica gran
parte de su tiempo libre a la lectura y escritura de poesía, actividades que provocan en él una continua reflexión
existencial.
▪ La vida como un castigo: unos personajes encerrados en un ámbito tan angosto y con nulas perspectivas de
cambio no pueden percibir su vida sino con una falta absoluta de motivación vital, como una condena de la que
no podrán evadirse.
▪ Estragos del paso del tiempo: el poder destructivo del tiempo queda remarcado en acotaciones, donde se nos
va dando cuenta de cómo los personajes envejecen.
▪ La muerte: es la culminación de la vida y lo que le da sentido a esta, por eso en una obra en el que el tiempo va
transcurriendo, tiene que hacer acto de presencia. Lógicamente, es motivo de preocupación, pero no todos la
afrontan de igual modo
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▪ La derrota del amor como sentimiento romántico: el matrimonio, única relación bien vista, no se produce
precisamente por amor. A veces a él se llega con resignación y como una necesidad para huir de la soledad y
sordidez.
▪ ¿Eterno retorno?: con este interrogante se hace referencia al magnífico final abierto de la obra. Parecería que
todo va a repetirse indefectiblemente; sin embargo, según la intencionalidad del autor, se trata de una “tragedia
esperanzada”, lo que quiere decir que nuestro destino depende exclusivamente de nosotros mismos y nuestras
circunstancias.
CONTENIDO Y ESTRUCTURA
La obra describe la fatalidad que persigue a los vecinos de una casa modesta, quienes no pueden, de ninguna
manera, mejorar su condición social de “pobres”: tres generaciones (primera: Doña Asunción, Paca, etc.; segunda:
Fernando, Urbano, Carmina, Elvira, etc.; tercera: Fernando hija, Carmina hija, etc.) están condenadas a vivir en la
mediocridad, a la sombra de la escalera de una casa de vecindad. Este hecho supone el fracaso continuo de los
personajes, por un lado, como componentes de una sociedad que no tiene esperanzas de mejora, por otro, como
seres individuales que se condenan ante la imposibilidad de ver realizados sus sueños. Además, esta situación llevará
a algunos de ellos a la desgracia. Buero termina la obra con un final abierto: ¿podrán Fernando y Carmina hijos, a
través de un amor prohibido por sus padres, librarse de la escalera, de la mediocridad de esas vidas?
La obra se presenta en tres actos de similar extensión lo que obedece al esquema de presentación (ACTO I), nudo
(ACTO II) y desenlace (ACTO III) sin la habitual división en escenas. Siguiendo las acotaciones, entre el primer acto y el
segundo transcurren diez años. Y entre el segundo y el tercero, veinte años más, situándonos el autor en la época
contemporánea al lector/espectador.
Esta fragmentación temporal no interfiere en el desarrollo del conflicto dramático. No hay sensación de caos o
confusión. Excepto pequeñas modificaciones, la historia se desarrolla como una evolución lentísima y gradual de la
vida cotidiana de los personajes, a lo que contribuye la presencia permanente de la escalera como testigo inmutable
de las subidas y bajadas de los vecinos, siempre los mismos y distintos. La escalera es, pues, el ámbito en que se
asientan las historias de varias familias que comparten la misma rutina y fatalidad.
PERSONAJES
Buero muestra una gran preocupación por el comportamiento del hombre. El autor realiza una caracterización
tan completa de sus personajes que algún crítico califica su teatro de “psicológico”. Centrándonos en cada unos de
los personajes podemos caracterizarlos del siguiente modo:
▪ Generosa y Asunción: son mujeres de escaso ímpetu. La primera vive del sueldo de su marido, Gregorio, a punto
de ser jubilado y con una pensión exigua. Su principal desasosiego le llega de su hijo Pepe, a quien no puede o
sabe reconducir en vida un tanto execrable. Asunción vive de su hijo, Fernando, pero la pereza de este y su espíritu
poco práctico la obligan a depender de a veces de sus vecinos.
▪ Don Manuel: vive desahogadamente, regenta una gestoría, con la que tiene negocios turbios. Adora a su hija,
Elvira, a quien malcría y concede todos los caprichos.
▪ Paca y Juan: de quienes no conocemos su fuente de ingresos, viven con la preocupación permanente del
comportamiento de su hija Rosa. Paca, mujer activa y combativa, no se resigna al desaliento al desaliento y se
opone claramente a la vida de su hija. Semejante zozobra comparte con su marido, Juan, que ayuda a Rosa a
escondidas, siempre con la medicación de su otra hija, Trini.
▪ Rosa y Trini: aunque hermanas y educadas en similares circunstancias, amabas siguen modelos de vida
diametralmente opuestos, Rosa opta por seguir los dictados de su corazón amancebándose con Pepe. Trini, en
cambio, elige el camino de la corrección y la moralidad establecida. Sin embargo, al final, reconocen que su vida
ha sido de una tremenda frustración, porque no han conseguido su anhelado deseo de ser madres.
▪ Pepe: es, sin duda, el vecino más indeseable de la escalera. Toda su vida, aprovechando la labia y su apostura, ha
vivido de las mujeres, incluso condenándolas a la prostitución.
▪ Señor bien vestido y joven bien vestido: estos personajes advenedizos, sin nombre representan la evolución de
la sociedad: con más medios económicos se mueven por un claro patrón, el dinero, y aluden a elementos
emblemáticos de una sociedad de consumo. Además, no demuestran ninguna solidaridad con los vecinos, cuyas
viviendas desearían ocupar tras desahuciar a sus ocupantes.
▪ Fernando-Elvira y Urbano-Carmina: Fernando y Urbano eran amigos desde niños, pero al cabo de los años algo
empieza a distanciarlos: la diferente postura que adoptan ante la vida y también, definitivamente, la del amor.
Ambos están enamorados de la misma chica, Carmina, pero, no suelen ser correspondidos. En el primer acto,
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vemos cómo Elvira insiste a su padre para que ayude económicamente a la madre de Fernando, no por
generosidad, sino por conseguir a Fernando, de quien está enamorada. Sin embargo, este la desdeña e incluso
humilla, porque está enamorado de Carmina, con quien al final del primer acto hace planes de futuro, que incluyen
su boda y, con ella, la felicidad.
Al pasar diez años, en el segundo acto, Fernando no ha podido o querido cumplir su promesa, porque está casado
con Elvira y acaban de tener un bebé, Fernando. Posiblemente, tras esto se oculta el egoísmo de seguridad
económica que proporciona Elvira frete a la pobreza y el desamparo de Carmina. Efectivamente, cuando muere
Gregorio, Carmina y su madre temen por su futuro y Urbano aprovecha el momento de crisis para pedirle
matrimonio, a lo que Carmina, con reservas, accede. Acaban casándose y tienen una hija, Carmina. Esta situación
acaba definitivamente con la amistad, ya desgastada, de Urbano y Fernando que se convierte, más que en
enemistad, en un odio irreversible que se proyecta más tarde en los hijos de ambas parejas.
▪ Fernando (hijo) y Carmina (hija): hijos respectivamente de las parejas anteriores, están enamorados, pero sufren
las consecuencias del odio de sus padres. La obra se cierra sin que sepamos cómo terminará su relación o si
sucumbirán finalmente a la herencia sentimental.
ESPACIO
El espacio escénico no varía a lo largo de toda la obra. Se trata de
un espacio interior y cerrado, pero no es, como ocurre normalmente,
una habitación, sino el rellano y un tramo de la escalera de una “casa
modesta de vecindad” situados en el quinto piso. Buero concede tal
importancia a la escalera que incluso en una ocasión hace que el
escenario permanezca vacío unos instantes, indicando en la acotación
que “la escalera queda sola”. Todos los personajes se sienten ligados a
ella; algunos la odian; otros, la consideran una vieja compañera. No se
sabe exactamente en qué ciudad se desarrolla la obra, aunque la
mayoría de los críticos se inclinan a creer que se trata de Madrid.
En relación con la escalera debemos hacer las siguientes consideraciones: se trata de un lugar físico, pues en él
tiene lugar el devenir de varias generaciones sin entrar el espectador en ninguna vivienda; y un lugar simbólico, ya la
escalera es testigo mudo e inmutable de conversaciones, discusiones, peleas amores y desamores, además de
representar la rutina y el encerramiento de los personajes.
TIEMPO
La vida de los vecinos transcurre sin grandes cambios a lo largo de treinta años. Para presentar la acción, el autor
elige tres días cualesquiera de ese largo período. Los acontecimientos más interesantes de las vidas de los personajes
ocurren precisamente en el tiempo que no ha sido llevado a escena por Buero. El espectador conoce sólo las
consecuencias de las decisiones adoptadas por aquellos en algún momento transcurrido entre un acto y otro. Cada
acto representa el “tiempo presente” de los personajes; frente a ese presente se levantan dos fuertes sentimientos:
el recuerdo de un pasado feliz y la esperanza de un futuro mejor. El espectador, entonces, comprende cuánto se
parecen el pasado, presente y futuro de esos personajes. Aunque no se da una fecha precisa, Buero hace coincidir el
final de la obra con “nuestra época”, lo que remite al momento del estreno, 1949. De ese modo se localizan en el
tiempo los dos actos anteriores: veinte años antes el segundo (1929) y treinta años antes el primero (1919).
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INTERPRETACIÓN Y SENTIDO
La mayoría de los críticos opina que esta obra es un reflejo de la realidad española de los años cuarenta, y que
Buero fue el primero en plasmar su problemática en una obra teatral (prácticamente, todas las obras del autor tratan
de reflejar, de una u otra forma, la sociedad española contemporánea). España atravesaba una penosa situación
después de la guerra civil; la frustración de los personajes de la obra se extendía a una gran parte de la población
española. Debido a la censura, en esta obra no se hace ninguna referencia a la guerra civil, que transcurrió en el
intervalo de tiempo entre el 2ª y 3º Acto; pero el público de 1949 tenía el hecho muy presente y entendía algunas de
las alusiones indirectas de los personajes.
Texto 1
FERNANDO.— No. Te lo suplico. No te marches. Es preciso que me oigas... y que me creas. Ven.
(La lleva al primer peldaño.) Como entonces. (Con un ligero forcejeo la obliga a sentarse contra la pared
y se sienta a su lado. Le quita la lechera y la deja junto a él. Le coge una mano.)
CARMINA.— ¡Si nos ven!
FERNANDO.— ¡Qué nos importa! Carmina, por favor, créeme. No puedo vivir sin ti. Estoy desesperado.
Me ahoga la ordinariez que nos rodea. Necesito que me quieras y que me consueles. Si no me ayudas no
podré salir adelante.
CARMINA.— ¿Por qué no se lo pides a Elvira?
(Pausa. Él la mira, excitado, alegre.)
FERNANDO.— ¡Me quieres! ¡Lo sabía! ¡Tenías que quererme! (Le levanta la cabeza. Ella sonríe
involuntariamente.) ¡Carmina, mi Carmina! (Va a besarla, pero ella le detiene.)
CARMINA.— ¿Y Elvira?
FERNANDO.— ¡La detesto! Quiere cazarme con su dinero. ¡No la puedo ver!
CARMINA.— (Con una risita.) ¡Yo tampoco! (Ríen felices.)
FERNANDO.— Ahora tendría que preguntarte yo: ¿Y Urbano?
CARMINA.— ¡Es un buen chico! ¡Estoy loca por él! (Fernando se enfurruña.) ¡Tonto!
FERNANDO.— (Abrazándola por el talle.) Carmina, desde mañana voy a trabajar de firme por ti. Quiero
salir de esta pobreza, de este sucio ambiente. Salir y sacarte a ti. Dejar para siempre los chismorreos, las
broncas entre vecinos... Acabar con la angustia del dinero escaso, de los favores que abochornan como
una bofetada, de los padres que nos abruman con su torpeza y su cariño servil, irracional...
CARMINA.— (Reprensiva.) ¡Fernando!
FERNANDO.— Sí. Acabar con todo esto. ¡Ayúdame tú! Escucha: voy a estudiar mucho, ¿sabes? Mucho.
Primero me haré delineante. ¡Eso es fácil! En un año... Como para entonces ya ganaré bastante, estudiaré
para aparejador. Tres años. Dentro de cuatro años seré un aparejador solicitado por todos los arquitectos.
Ganaré mucho dinero. Por entonces tú serás ya mi mujercita, y viviremos en otro barrio, en un pisito
limpio y tranquilo. Yo seguiré estudiando. ¿Quién sabe? Puede que entonces me haga ingeniero. Y como
una cosa no es incompatible con la otra, publicaré un libro de poesías, un libro que tendrá mucho éxito...
CARMINA.— (Que le ha escuchado extasiada.) ¡Qué felices seremos!
FERNANDO.— ¡Carmina! (Se inclina para besarla y da un golpe con el pie a la lechera, que se derrama
estrepitosamente. Temblorosos, se levantan los dos y miran, asombrados, la gran mancha en el suelo.)
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Texto 2
(Se meten y cierran. Fernando, abrumado, llega a recostarse en la barandilla. Pausa. Repentinamente se
endereza y espera, de cara al público. Carmina sube con la cacharra. Sus miradas se cruzan. Ella intenta
pasar, con los ojos bajos. Fernando la detiene por un brazo.)
FERNANDO.— Carmina.
CARMINA.— Déjeme...
FERNANDO.— No, Carmina. Me huyes constantemente y esta vez tienes que escucharme.
CARMINA: Por favor. Fernando... ¡Suélteme!
FERNANDO.— Cuando éramos chicos nos tuteábamos... ¿Por qué no me tuteas ahora? (Pausa.) ¿Ya no
te acuerdas de aquel tiempo? Yo era tu novio y tú eras mi novia... Mi novia... Y nos sentábamos aquí
(Señalando a los peldaños), en ese escalón, cansados de jugar..., a seguir jugando a los novios.
CARMINA.— Cállese.
FERNANDO.— Entonces me tuteabas y... me querías.
CARMINA.— Era una niña... Ya no me acuerdo.
FERNANDO.— Eras una mujercita preciosa. Y sigues siéndolo. Y no puedes haber olvidado. ¡Yo no he
olvidado! Carmina, aquel tiempo es el único recuerdo maravilloso que conservo en medio de la sordidez
en que vivimos. Y quería decirte... que siempre... has sido para mí lo que eras antes.
CARMINA.— ¡No te burles de mí!
FERNANDO.— ¡Te lo juro!
CARMINA.— ¿Y todas... ésas con quien has paseado y... que has besado?
FERNANDO.— Tienes razón. Comprendo que no me creas. Pero un hombre... Es muy difícil de explicar.
A ti, precisamente, no podía hablarte..., ni besarte... ¡Porque te quería, te quería y te quiero!
CARMINA.— No puedo creerte. (Intenta marcharse).
FERNANDO.— No, no. Te lo suplico. No te marches. Es preciso que me oigas... y que me creas. Ven.
(La lleva al primer peldaño). Como entonces. (Con un ligero forcejeo la obliga a sentarse contra la pared
y se sienta a su lado. Le quita la lechera y la deja junto a él. Le coge una mano.)
Texto 3
URBANO.— Fernando, eres un desgraciado. Y lo peor es que no lo sabes. Los pobres diablos como
nosotros nunca lograremos mejorar de vida sin la ayuda mutua. Y eso es el sindicato. ¡Solidaridad! Ésa
es nuestra palabra. Y sería la tuya si te dieses cuenta de que no eres más que un triste hortera. ¡Pero como
te crees un marqués!
FERNANDO.— No me creo nada. Sólo quiero subir. ¿Comprendes? ¡Subir! Y dejar toda esta sordidez
en que vivimos.
URBANO.— Y a los demás que los parta un rayo.
FERNANDO.— ¿Qué tengo yo que ver con los demás? Nadie hace nada por nadie. Y vosotros os metéis
en el sindicato porque no tenéis arranque para subir solos. Pero ése no es camino para mí. Yo sé que puedo
subir y subiré solo.
URBANO.— ¿Se puede uno reír?
FERNANDO.— Haz lo que te de la gana.
URBANO.— (Sonriendo.) Escucha, papanatas. Para subir solo, como dices, tendrías que trabajar todos
los días diez horas en la papelería; no podrías faltar nunca, como has hecho hoy…
FERNANDO.— ¿Cómo lo sabes?
URBANO.— ¡Porque lo dice tu cara, simple! Y déjame continuar. No podrías tumbarte a hacer versitos
ni a pensar en las musarañas; buscarías trabajos particulares para redondear el presupuesto y te acostarías
a las tres de la mañana contento de ahorrar sueño y dinero. Porque tendrías que ahorrar, ahorrar como una
urraca; quitándolo de la comida, del vestido, del tabaco… Y cuando llevases un montón de años haciendo
eso, y ensayando negocios y buscando caminos, acabarías por verte solicitando cualquier miserable
empleo para no morirte de hambre… No tienes tú madera para esa vida.
FERNANDO.— Ya lo veremos. Desde mañana mismo…
URBANO.— (Riendo.) Siempre es desde mañana. ¿Por qué no lo has hecho desde ayer, o desde hace un
mes? (Breve pausa.) Porque no puedes. Porque eres un soñador. ¡Y un gandul! (FERNANDO le mira
lívido, conteniéndose, y hace un movimiento para marcharse.)¡Espera, hombre! No te enfades. Todo esto
te lo digo como un amigo.
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Texto 4
FERNANDO.— No es eso, Urbano. ¡Es que le tengo miedo al tiempo! Es lo que más me hace sufrir. Ver
cómo pasan los días, y los años..., sin que nada cambie. Ayer mismo éramos tú y yo dos críos que
veníamos a fumar aquí, a escondidas, los primeros pitillos... ¡Y hace ya diez años! Hemos crecido sin
darnos cuenta, subiendo y bajando la escalera, rodeados siempre de los padres, que no nos entienden; de
vecinos que murmuran de nosotros y de quienes murmuramos... Buscando mil recursos y soportando
humillaciones para poder pagar la casa, la luz... y las patatas. (Pausa.) Y mañana, o dentro de diez años
que pueden pasar como un día, como han pasado estos últimos..., ¡sería terrible seguir así! Subiendo y
bajando la escalera, una escalera que no conduce a ningún sitio; haciendo trampas en el contador,
aborreciendo el trabajo..., perdiendo día tras día... (Pausa.) Por eso es preciso cortar por lo sano.
URBANO.— ¿Y qué vas a hacer?
FERNANDO.— No lo sé. Pero ya haré algo.
URBANO.— ¿Y quieres hacerlo solo?
FERNANDO.— Solo.
URBANO.— ¿Completamente? (Pausa.)
FERNANDO.— Claro.
URBANO.— Pues te voy a dar un consejo. Aunque no lo creas, siempre necesitamos de los demás. No
podrás luchar solo sin cansarte.
Texto 5
(Fernando, hijo, oculta la cabeza entre las manos. Pausa larga. Carmina, hija, sale con mucho sigilo de
su casa y cierra la puerta sin ruido. Su cara no está menos descompuesta que la de Fernando. Mira por
el hueco y después fija su vista con ansiedad, en la esquina del “casinillo”. Baja tímidamente unos
peldaños, sin dejar de mirar. Fernando la siente y se asoma).
FERNANDO, HIJO.— ¡Carmina! (Aunque esperaba su presencia, ella no puede reprimir un suspiro de
susto. Se miran un momento y en seguida ella baja corriendo y se arroja en sus brazos.) ¡Carmina!...
CARMINA, HIJA.— ¡Fernando! Ya ves… Ya ves que no puede ser.
FERNANDO, HIJO: ¡Sí puede ser! No te dejes vencer por su sordidez. ¿Qué puede haber de común entre
ellos y nosotros? ¡Nada! Ellos son viejos y torpes. No comprenden… Yo lucharé para vencer. Lucharé
por ti y por mí. Pero tienes que ayudarme, Carmina. Tienes que confiar en mí y en nuestro cariño.
CARMINA, HIJA.— ¡No podré!
FERNANDO, HIJO.— Podrás. Podrás… porque yo te lo pido. Tenemos que ser más fuertes que nuestros
padres. Ellos se han dejado vencer por la vida. Han pasado treinta años subiendo y bajando esta escalera…
Haciéndose cada día más mezquinos y más vulgares. Pero nosotros no nos dejaremos vencer por este
ambiente. ¡No! Porque nos marcharemos de aquí. Nos apoyaremos el uno en el otro. Me ayudarás a subir,
a dejar para siempre esta casa miserable, estas broncas constantes, estas estrecheces. Me ayudarás,
¿verdad? Dima que sí, por favor. ¡Dímelo!
CARMINA, HIJA.— ¡Te necesito, Fernando! ¡No me dejes!
FERNANDO, HIJO.— ¡Pequeña! (Quedan un momento abrazados. Después, él la lleva al primer escalón
y la sienta junto a la pared, sentándose a su lado. Se cogen las manos y se miran arrobados.) Carmina,
voy a empezar en seguida a trabajar por ti. ¡Tengo muchos proyectos! (Carmina, la madre, sale de su
casa con expresión inquieta y los divisa, entre disgustada y angustiada. Ellos no se dan cuenta.) Saldré
de aquí. Dejaré a mis padres. No los quiero. Y te salvaré a ti. Vendrás conmigo. Abandonaremos este nido
de rencores y de brutalidad.
CARMINA, HIJA.— ¡Fernando! (Fernando, el padre, que sube la escalera, se detiene, estupefacto, al
entrar en escena.)
Texto 6
URBANO.— Fernando.
FERNANDO.— (Volviéndose.) Hola. ¿Qué quieres?
URBANO.— Un momento. Haz el favor.
FERNANDO.— Tengo prisa.
URBANO.— Es sólo un minuto.
FERNANDO.— ¿Qué quieres?
URBANO.— Quiero hablarte de tu hijo.
FERNANDO.— ¿De cuál de los dos?
URBANO.— De Fernando.
FERNANDO.— ¿Y qué tienes que decir de Fernando?
URBANO.— Que harías bien impidiéndole que sonsacase a mi Carmina.
70
FERNANDO.— ¿Acaso crees que me gusta la cosa? Ya le hemos dicho todo lo necesario. No podemos
hacer más.
URBANO.— ¿Luego lo sabías?
FERNANDO.— Claro que lo sé. Haría falta estar ciego...
URBANO.— Lo sabías y te alegrabas, ¿no?
FERNANDO.— ¿Que me alegraba?
URBANO.— ¡Sí! Te alegrabas. Te alegrabas de ver a tu hijo tan parecido a ti mismo... De encontrarle
tan irresistible como lo eras tú hace treinta años. (Pausa.)
FERNANDO.— No quiero escucharte. Adiós. (Va a marcharse.)
URBANO.— ¡Espera! Antes hay que dejar terminada esta cuestión. Tu hijo…
FERNANDO.—(Sube y se enfrenta con él.) Mi hijo es una víctima, como lo fui yo. A mi hijo le gusta
Carmina porque ella se le ha puesto delante. Ella es quien le saca de sus casillas. Con mucha mayor razón
podría yo decirte que la vigilases.
URBANO.— ¡Ah, en cuanto a ella puedes estar seguro! Antes la deslomo que permitir que se entienda
con tu Fernandito. Es a él a quien tienes que sujetar y encarrilar. Porque es como tú eras: un tenorio y un
vago.
FERNANDO.— ¿Yo un vago?
URBANO.— Sí. ¿Dónde han ido a parar tus proyectos de trabajo? No has sabido hacer más que mirar
por encima del hombro a los demás. ¡Pero no te has emancipado, no te has libertado! (Pegando en el
pasamanos.) ¡Sigues amarrado a esta escalera, como yo, como todos!
FERNANDO.— Sí; como tú. También tú ibas a llegar muy lejos con el sindicato y la solidaridad.
(Irónico.) Ibais a arreglar las cosas para todos... Hasta para mí.
URBANO.— ¡Sí! ¡Hasta para los zánganos y cobardes como tú!
Texto 7
CARMINA, HIJA.— ¡Fernando! Ya ves… Ya ves que no puede ser.
FERNANDO, HIJO.— ¡Sí puede ser! No te dejes vencer por su sordidez. ¿Qué puede haber de común
entre ellos y nosotros? ¡Nada! Ellos son viejos y torpes. No comprenden… Yo lucharé para vencer.
Lucharé por ti y por mí. Pero tienes que ayudarme, Carmina. Tienes que confiar en mí y en nuestro cariño.
CARMINA, HIJA.— ¡No podré!
FERNANDO, HIJO.— Podrás. Podrás… porque yo te lo pido. Tenemos que ser más fuertes que nuestros
padres. Ellos se han dejado vencer por la vida. Han pasado treinta años subiendo y bajando esta escalera…
Haciéndose cada día más mezquinos y más vulgares. Pero nosotros no nos dejaremos vencer por este
ambiente. ¡No! Porque nos marcharemos de aquí. Nos apoyaremos el uno en el otro. Me ayudarás a subir,
a dejar para siempre esta casa miserable, estas broncas constantes, estas estrecheces. Me ayudarás,
¿verdad? Dime que sí, por favor. ¡Dímelo!
CARMINA, HIJA.— ¡Te necesito, Fernando! ¡No me dejes!
FERNANDO, HIJO.— ¡Pequeña! (Quedan un momento abrazados. Después, él la lleva al primer escalón
y la sienta junto a la pared, sentándose a su lado. Se cogen las manos y se miran arrobados.) Carmina,
voy a empezar en seguida a trabajar por ti. ¡Tengo muchos proyectos! (Carmina, la madre, sale de su
casa con expresión inquieta y los divisa, entre disgustada y angustiada. Ellos no se dan cuenta.) Saldré
de aquí. Dejaré a mis padres. No los quiero. Y te salvaré a ti. Vendrás conmigo. Abandonaremos este nido
de rencores y de brutalidad.
CARMINA, HIJA.— ¡Fernando!
(Fernando, el padre, que sube la escalera, se detiene, estupefacto, al entrar en escena.)
Fernando, Hijo: Sí, Carmina. Aquí sólo hay brutalidad e incomprensión para nosotros. Escúchame. Si tu
cariño no me falta, emprenderé muchas cosas. Primero me haré aparejador. ¡No es difícil! En unos años
me haré un buen aparejador. Ganaré mucho dinero y me solicitarán todas las empresas constructoras. Para
entonces ya estaremos casados… Tendremos nuestro hogar, alegre y limpio…, lejos de aquí. Pero no
dejaré de estudiar por eso. ¡No, no, Carmina! Entonces me haré ingeniero. Seré el mejor ingeniero del
país y tú serás mi adorada mujercita…
CARMINA, HIJA.— ¡Fernando! ¡Qué felicidad!… ¡Qué felicidad!
FERNANDO, HIJO.— ¡Carmina!
(Se contemplan extasiados, próximos a besarse. Los padres se miran y vuelven a observarlos. Se miran
de nuevo, largamente. Sus miradas, cargadas de una infinita melancolía, se cruzan sobre el hueco de la
escalera sin rozar el grupo ilusionado de los hijos.)
71
Texto 8
TRINI.— Ayer Rosita me dijo... que su mayor pena era el disgusto que usted tenía.
SEÑOR JUAN.— ¡Hipócrita!
TRINI.— Me lo dijo llorando, padre.
SEÑOR JUAN.— Las mujeres siempre tienen las lágrimas a punto. (Pausa.) Y... ¿qué tal se defiende?
TRINI.— Muy mal. El sinvergüenza ese no gana y a ella le repugna... ganarlo de otro modo.
SEÑOR JUAN.— (Dolorosamente.) ¡No lo creo! ¡Esa golfa!... ¡Bah! ¡Es una golfa, una golfa!
TRINI.— No, no, padre. Rosa es algo ligera, pero no ha llegado a eso. Se juntó con Pepe porque le quería...
y aún le quiere. Y él siempre le está diciendo que debe ganarlo, y siempre le amenaza con dejarla. Y... la
pega.
SEÑOR JUAN.— ¡Canalla!
TRINI.— Y Rosa no quiere que él la deje. Y tampoco quiere echarse a la vida... Sufre mucho.
SEÑOR JUAN.— ¡Todos sufrimos!
TRINI.— Y, por eso, con lo poco que él le da alguna vez, le va dando de comer. Y ella apenas come. Y
no cena nunca. ¿No se ha fijado usted en lo delgada que se ha quedado? (Pausa.)
SEÑOR JUAN.— No.
TRINI.— ¡Se ve en seguida! Y sufre porque él dice que está ya fea y... no viene casi nunca. (Pausa.) ¡La
pobre Rosita terminará por echarse a la calle para que él no la abandone!
SEÑOR JUAN.— (Exaltado.) ¿Pobre? ¡No la llames pobre! Ella se lo ha buscado. (Pausa. Va a
marcharse y se para otra vez.) Sufres mucho por ella, ¿verdad?
TRINI.— Me da mucha pena, padre.
Texto 9
SEÑOR.— Lo mismo. (Bajan emparejados.) ¿Y esos asuntos?
JOVEN.— Bastante bien. Saco casi otro sueldo. No me puedo quejar. ¿Y usted?
SEÑOR.— Marchando. Sólo necesitaría que alguno de estos vecinos antiguos se mudase, para
ocupar un exterior. Después de desinfectarlo y pintarlo, podría recibir gente.
JOVEN.— Sí, señor. Lo mismo queremos nosotros.
SEÑOR.— Además, que no hay derecho a pagar tantísimo por un interior, mientras ellos tienen
los exteriores casi de balde.
JOVEN.— Como son vecinos tan antiguos...
SEÑOR.— Pues no hay derecho. ¿Es que mi dinero vale menos que el de ellos?
JOVEN.— Además, que son unos indeseables.
SEÑOR.— No me hable. Si no fuera por ellos... Porque la casa, aunque muy vieja, no está mal.
JOVEN.— No. Los pisos son amplios.
SEÑOR.— Únicamente la falta de ascensor.
JOVEN.— Ya lo pondrán. (Pausa breve.) ¿Ha visto los nuevos modelos de automóvil?
SEÑOR.— Son magníficos.
JOVEN.— ¡Magníficos! Se habrá fijado en que la carrocería es completamente...
Texto 10
FERNANDO.— No quiero escucharte. Adiós. (Va a marcharse.)
URBANO.— ¡Espera! Antes hay que dejar terminada esta cuestión. Tu hijo...
FERNANDO.— (Sube y se enfrenta con él.) Mi hijo es una víctima, como lo fui yo. A mi hijo le gusta
Carmina porque ella se le ha puesto delante. Ella es quien le saca de sus casillas. Con mucha mayor razón
podría yo decirte que la vigilases.
URBANO.— ¡Ah, en cuanto a ella puedes estar seguro! Antes la deslomo que permitir que se entienda
con tu Fernandito. Es a él a quien tienes que sujetar y encarrilar. Porque es como tú eras: un tenorio y un
vago.
FERNANDO.— ¿Yo un vago?
URBANO.— Sí. ¿Dónde han ido a parar tus proyectos de trabajo? No has sabido hacer más que mirar
por encima del hombro a los demás. ¡Pero no te has emancipado, no te has libertado! (Pegando en el
pasamanos.) ¡Sigues amarrado a esta escalera, como yo, como todos!
FERNANDO.— Sí; como tú. También tú ibas a llegar muy lejos con el sindicato y la solidaridad.
(Irónico.) Ibais a arreglar las cosas para todos... Hasta para mí.
URBANO.— ¡Sí! ¡Hasta para los zánganos y cobardes como tú!
(Carmina, la madre, sale al descansillo después de escuchar un segundo e interviene. El altercado crece
en violencia hasta su final.)
CARMINA.— ¡Eso! ¡Un cobarde! ¡Eso es lo que has sido siempre! ¡Un gandul y un cobarde!
72
Texto 11
FERNANDO.— (Más calmado y levemente despreciativo.) ¿Sabes lo que te digo? Que el tiempo lo dirá
todo. Y que te emplazo. (Urbano le mira.) Sí, te emplazo para dentro de... diez años, por ejemplo.
Veremos, para entonces, quién ha llegado más lejos; si tú con tu sindicato o yo con mis proyectos.
URBANO.— Ya sé que yo no llegaré muy lejos; y tampoco tú llegarás. Si yo llego, llegaremos todos.
Pero lo más fácil es que dentro de diez años sigamos subiendo esta escalera y fumando en este «casinillo».
FERNANDO.— Yo, no. (Pausa.) Aunque quizá no sean muchos diez años... (Pausa)
URBANO.— (Riendo.) ¡Vamos! Parece que no estás muy seguro.
FERNANDO.— No es eso, Urbano. ¡Es que le tengo miedo al tiempo! Es lo que más me hace sufrir. Ver
cómo pasan los días, y los años..., sin que nada cambie. Ayer mismo éramos tú y yo dos críos que
veníamos a fumar aquí, a escondidas, los primeros pitillos... ¡Y hace ya diez años! Hemos crecido sin
darnos cuenta, subiendo y bajando la escalera, rodeados siempre de los padres, que no nos entienden; de
vecinos que murmuran de nosotros y de quienes murmuramos... Buscando mil recursos y soportando
humillaciones para poder pagar la casa, la luz... y las patatas. (Pausa.) Y mañana, o dentro de diez años
que pueden pasar como un día, como han pasado estos últimos..., ¡sería terrible seguir así! Subiendo y
bajando la escalera, una escalera que no conduce a ningún sitio; haciendo trampas en el contador,
aborreciendo el trabajo..., perdiendo día tras día... (Pausa.) Por eso es preciso cortar por lo sano.
URBANO.— ¿Y qué vas a hacer?
FERNANDO.— No lo sé. Pero ya haré algo.
URBANO.— ¿Y quieres hacerlo solo?
FERNANDO.— Solo.
URBANO.— ¿Completamente?
Texto 12
ELVIRA.— Fernando.
FERNANDO.— ¡Hola!
ELVIRA.— ¿Podrías acompañarme hoy a comprar un libro? Tengo que hacer un regalo y he pensado que
tú me ayudarías muy bien a escoger.
FERNANDO.— No sé si podré. (Pausa.)
ELVIRA.— Procúralo, por favor. Sin ti no sabré hacerlo. Y tengo que darlo mañana.
FERNANDO.— A pesar de eso no puedo prometerte nada. (Ella hace un gesto de contrariedad.) Mejor
dicho: casi seguro que no podrás contar conmigo. (Sigue mirando por el hueco.)
ELVIRA.— (Molesta y sonriente.) ¡Qué caro te cotizas! (Pausa.) Mírame un poco, por lo menos. No creo
que cueste mucho trabajo mirarme… (Pausa.) ¿Eh?
FERNANDO.— (Levantando la vista.) ¿Qué?
ELVIRA.— Pero ¿no me escuchabas? ¿O es que no quieres enterarte de lo que te digo?
FERNANDO.— (Volviéndole la espalda.) Déjame en paz.
ELVIRA.— (Resentida). ¡Ah! ¡Qué poco te cuesta humillar a los demás! ¡Es muy fácil… y muy cruel
humillar a los demás! Te aprovechas de que te estiman demasiado para devolverte la humillación…, pero
podría hacerse…
FERNANDO.— (Volviéndose furioso.) ¡Explica eso!
ELVIRA.— Es muy fácil presumir y despreciar a quien nos quiere, a quien está dispuesto a ayudarnos…
A quien nos ayuda ya… Es muy fácil olvidar esas ayudas…
FERNANDO.— (Iracundo.) ¿Cómo te atreves a echarme en cara tu propia ordinariez? ¡No puedo sufrirte!
¡Vete!
ELVIRA.— (Arrepentida.) ¡Fernando, perdóname, por Dios! Es que…
FERNANDO.— ¡Vete! ¡No puedo soportarte! No puedo resistir vuestros favores ni vuestra estupidez.
¡Vete! (Ella ha ido retrocediendo muy afectada. Se entra, llorosa y sin poder reprimir apenas sus nervios.
Fernando, muy alterado también, saca un cigarrillo. Al tiempo de tirar la cerilla.) ¡Qué vergüenza!
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LA AUTORA
Carmen Martín Gaite (1925-2000) es autora de una amplia obra narrativa de extraordinaria calidad, iniciada en
1954 con El balneario (Premio Café Gijón de relatos) y continuada con las novelas Entre visillos, Ritmo lento, Retahílas,
Fragmentos de interior y El cuarto de atrás. En Anagrama publicó sus últimas novelas, Nubosidad variable, La Reina de
las Nieves, Lo raro es vivir, Irse de casa y Los parentescos, así como Cuentos completos y un monólogo, así como los
libros de ensayo e investigación histórica Usos amorosos de la postguerra española (Premio Anagrama de Ensayo),
Usos amorosos del dieciocho en España, El proceso de Macanaz, El cuento de nunca acabar, Agua pasada, La búsqueda
de interlocutor y Pido la palabra, y la obra teatral La hermana pequeña. Ha obtenido, entre otros premios, el Nadal, el
Nacional de Literatura, el Anagrama de Ensayo, el Príncipe de Asturias de las Letras y el Castilla y León de las Letras.
En 1994 fue galardonada con el Premio Nacional de las Letras.
ETAPAS DE SU OBRA
La obra de Carmen Martín Gaite plantea, en su conjunto, su voluntad de establecer un diálogo con la realidad, bien
desde la mirada del testigo que ve o escucha, bien desde la evocación y reconstrucción de la memoria. La mayor parte
de su producción gira en torno a preocupaciones como la rutina, la comunicación y la incomunicación, la soledad, el
recuerdo o la construcción de las relaciones personales. A pesar de estos rasgos comunes de estilo, es posible dividir
su narrativa en tres etapas:
a) Primera etapa (hasta 1970). Realismo e introspección. La tendencia realista de los 50 muestra el contexto
circundante a través de un narrador testigo que media la denuncia o juzga ante el lector, que terminará
extrapolando sus propias conclusiones. Este realismo testimonial, combinado con voluntad de introspección,
muestra al individuo preocupado socialmente frente a la existencia rutinaria.
b) Segunda etapa (1970-1990). La búsqueda del interlocutor. Esta narrativa se encamina hacia la búsqueda interior
de la propia experiencia, recurriendo a la memoria personal o a la histórica para revisar el pasado inmediato. Las
obras de este periodo plantean la necesidad de un interlocutor (por eso combina el diálogo y el monólogo) y
reivindican la importancia del lenguaje como medio de comunicación que salve al individuo de sus terrores y
aislamiento.
c) Tercera etapa (a partir de 1990). Del cuento maravilloso a la escritura del yo. Resulta la más productiva y la más
reconocida por los lectores. En sus novelas reivindica el poder de la fantasía y lo maravilloso en el ser humano, la
necesidad de reconocernos y complementarnos en el otro en la sociedad posmoderna. Aparecen otras obras en
las que los protagonistas indagan en la construcción de su identidad mediante un tono confesional e intimista.
PROPÓSITO
Lejos de la cronología y los acontecimientos que han pasado a la historia, Martín Gaite no pretendía reconstruir el
pasado, sino construirlo, en el que la materia prima procedería de su memoria y las sensaciones que guardaba de
aquella época. De este modo, se propone llevar a cabo una evocación sobre todo sentimental, libre y desordenada,
que le permite recuperar un tiempo que creía perdido, siendo consciente de que la memoria se recupera a veces solo
a través de lo fantástico y que la imaginación es la única capaz de rellenar las lagunas del paso del tiempo. La vida no
es la que uno vivió, según la autora, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla.
GÉNERO
Desde el punto de vista del género literario, El cuarto de atrás es una obra de difícil clasificación. Podemos afirmar
que es un collage de la autora. La novela presenta rasgos de diferentes tipologías narrativas y textuales: inicialmente,
funciona como novela de memorias, pues se rememora hechos autobiográficos de su pasado tras un trasfondo social,
cultural y político que da un aire de memoria colectiva; la novela es una mezcla de testimonio personal y de fabulación
fantástica enmarcada en una noche de insomnio en la que se amalgaman recuerdos, sensaciones y ficciones que se
cruzan con la realidad; introduce elementos propios del relato de misterio a través de seres sobrenaturales o de
dudosa existencia; las reflexiones sobre el oficio de escribir se aproximan al ensayo, junto a las digresiones,
divagaciones y anécdotas; la novela construye un espacio intertextual donde se reúnen otras novelas, ensayos y
artículos, además de referencias a obras literarias y autores o la cultura popular de masas; al final, la obra resulta ser
un ejercicio de metanovela en que el texto va construyéndose mientras se lee.
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TÍTULO
El cuarto de atrás (1978) es, en su origen, un espacio físico. Se trata de la habitación de juegos de la niñez, donde
no había más reglas que las marcadas por la libertad, el caos, la fantasía y la diversión, porque nada estaba prohibido.
Sin embargo, ese espacio lúdico desaparece durante la guerra, cuando la necesidad hace que la sala se convierta en
despensa: entonces se usa como alacena donde se guardan los alimentos. Este paso de lo lúdico a lo útil, de lo ideal a
lo real, representa el paso sin transición de la infancia a la madurez. El cuarto de atrás es, desde ese momento, el
paraíso perdido de la autora. Con el tiempo, este espació se vuelve simbólico, y representa, además de la pérdida de
la infancia, el refugio en el que la autora se aísla de la realidad cuando las circunstancias la sobrepasan. Podemos
reconocer hasta cuatro lugares distintos asociados a ese cuarto: el dormitorio en cuya cama intenta conciliar el sueño
al comienzo de la novela; el cuarto de juegos como reino de la libertad y de la imaginación; el cuarto de la casa que
simboliza el legado transmitido por la madre; y el espacio interior que ocupa el mundo evocado de su infancia y
juventud y el refugio ante la vida.
CONTENIDO
El argumento puede resumirse en unas pocas líneas: la narradora-protagonista, en una noche intempestiva,
aturdida por el insomnio y la falta de inspiración para escribir, recibe la inesperada visita de un desconocido, que, con
el pretexto de realizarle una entrevista supuestamente concertada, entabla conversación con ella y se convierte en el
puente por el que transitan los recuerdos de su vida. El diálogo acoge también numerosas reflexiones. Agotada por
este ejercicio mental, la protagonista es vencida por el sueño. La llegada de su hija la despierta y comprueba que tiene
terminada la obra a cuya construcción ha estado asistiendo el lector durante su lectura.
La acción es mínima. Su papel es servir de marco al ejercicio de introspección que lleva a cabo la narradora cuando
decide emprender la búsqueda de su pasado para intentar comprenderse mejor, para entender el origen de su
soledad, para encontrar, en definitiva, la razón de ser de su escritura. Las claves argumentales de cada capítulo son:
- Capítulo I. El hombre descalzo: la protagonista está en un estado de duermevela, pues no puede conciliar el sueño
por culpa del insomnio. La habitación es un caos, todo está revuelto. La narradora-protagonista comienza a evocar
recuerdos de la infancia. Tropieza con el libro de Todorov y promete escribir una novela fantástica. Encuentra la cesta
de costura y dentro, una carta de amor que imagina que es de un hombre desconocido que camina descalzo en la
playa. Por fin cae dormida sobre la carta.
- Capítulo II. El sombrero negro: suena el teléfono a medianoche, se despierta y lo descuelga. Un hombre le recuerda
que habían quedado para la entrevista, por lo que se viste y baja a abrirle la puerta. Ve una cucaracha (anticipo del
misterio) y siente pánico. El hombre entra en la casa. Carmen se percata de la presencia de un montón de folios al
lado de la máquina de escribir. Hace alusiones a la novela de misterio y al final del capítulo él la invita a entender la
literatura como un laberinto en el que perderse.
- Capítulo III. Ven pronto a Cúnigan: Carmen está en la cocina preparando el té. Rescata el tema de conversación de
usos amorosos de la posguerra. Se traslada al pasado de su infancia y adolescencia (casa de Salamanca, Madrid).
Habla de Cúnigan como un lugar mágico en algún rincón de Madrid. Reflexiona sobre el papel de la mujer española
del momento y sobre la influencia que ejercía la Sección Femenina. Vuelve a la realidad con intención de contarle al
hombre de negro alguna historia que había recordado.
- Capítulo IV. El escondite inglés: vuelve a la sala, el hombre espera con el grabado de Lutero en las manos. Ella se
asusta y él le pregunta si cree en el diablo. Los folios que había debajo del sombrero parece que han aumentado.
Teme estar volviéndose loca. Recuerda su viaje a Burgos, habla de la guerra y la posguerra, de Franco, de su muerte,
del paso del tiempo. El hombre saca una cajita dorada y le ofrece unas pastillas, son para la memoria. Se traslada a
la época en que jugaba al escondite inglés, compara este juego con el tiempo. Suena el teléfono, el hombre de negro
dice que puede ser para él y le pide que diga que ya se ha ido de allí.
- Capítulo V. Una maleta de doble fondo: la protagonista descuelga el teléfono en el dormitorio. Conversación
teléfono entre Carmen y Carola. Carola pregunta por Alejandro (el hombre de negro), la protagonista dice que no
está en la casa. Carola duda, y recelosa, le cuenta su historia con Alejandro, confesándole la existencia de unas cartas
de amor dirigidas a Carmen en una maleta de doble fondo. Carmen no entiende nada y duda de la existencia real de
la conversación. Se cuelga el teléfono sin determinar si Carmen y Carola hablan del mismo hombre.
- Capítulo VI. La isla de Bergai: se intensifican los recuerdos juveniles y sus años como actriz. Le explica al hombre de
negro cómo inventa con una amiga el nombre de un lugar mágico, Bergai, con las primeras sílabas de los apellidos
de ambas; lugar imaginado que le sirve de refugio y es emblema de independencia y libertad. Vuelven los recuerdos
del cuarto de atrás, de la posguerra. Mientras tanto, la tormenta sigue de fondo. Ella tiene miedo y él la tranquiliza.
- Capítulo VII. La cajita dorada: hombre de negro ha desaparecido ya de la narración. Aparece la hija de Carmen, entra
en su habitación y la encuentra dormida en la cama. Su hija encuentra la cajita dorada, pero ante ella Carmen no le
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da importancia al objeto. Vuelven a aparecer diferentes elementos que encontrábamos al comienzo del libro: la carta
azul, la cucaracha, las estrellas. Al final Carmen encuentra en el lugar donde antes estaba el libro de Todorov un
bloque de 182 folios con el título de El cuarto de atrás. Finalmente, la escritura de la novela ha concluido con la
propia novela.
ESTRUCTURA
Es posible distinguir dos tipos de estructuras: la interna, que hace referencia a la forma en que se articula el relato,
tal y como sucede con el argumento; y la externa, que consiste en la presentación y organización del relato, es decir,
los capítulos. La interna es circular, aunque con un final abierto, resultado de la ambigüedad entre lo real y lo ficticio.
Así, la estructura del relato se basa en el diálogo de la escritor-narradora-protagonista con el hombre de negro y las
“fugas” constantes. Frente a la conversación mantenida entre ambos, que sigue un orden temporal lineal, esos
recuerdos se caracterizan por una continua ruptura en el tiempo. La estructura externa está bien definida en los siete
capítulos que se dividen en tres partes: preámbulo (capítulo I), cuerpo central (capítulos II, III, IV, V y VI) y epílogo
(capítulo VII). Estos capítulos siguen igualmente un orden lineal en el tiempo y, aunque conectan, son autónomos y
cerrados.
TEMAS
➢ La ficción como refugio de la realidad. La autora nunca se afianza a la realidad, por eso la literatura fue el refugio
en el que se protege de los riesgos de vivir “la vida al raso”, especialmente en los años duros de la posguerra. Por
eso construye un mundo alternativo, con sus propias leyes, parecido a lo onírico.
➢ La literatura como conocimiento. Es un instrumento para recuperar el pasado y entender la identidad personal.
Es un ejercicio de introspección que le permite atravesar las capas de su ser. La literatura es comunicación, el más
poderoso remedio contra la sociedad.
➢ El papel social de la mujer. La madre de la autora, con inquietudes alejadas al universo femenino del momento,
sufrió las consecuencias educativas de su época y se esforzó porque su hija no las padeciera también. Durante el
franquismo se implanta un modelo de educación femenina donde la mujer tiene un rol necesario para mantener
el orden tradicional. La hija de la protagonista es el signo del nuevo tiempo y vive plenamente su libertad.
➢ La búsqueda del paraíso de la infancia perdida. La escritura responde al deseo de vencer el paso del tiempo y
reconocer a la niña que un día fue, para comprobar que algo de aquel ser aún permanece en su cuerpo de adulta.
➢ El deseo de liberta. Coincide con su rebeldía a los principios de orden y las leyes del hogar. El afán por descubrir
requería independencia y emancipación. Está en contra del modelo de la perfecta casada, la impecable ama de
casa y amantísima de sus hijos.
➢ La pobreza y la precariedad de la posguerra. La escasez de estímulos intelectuales y libertades individualistas de
este periodo coincide con la de los bienes materiales.
➢ La soledad. La necesidad de comunicación, de abandono de soledad, le hace inventar un interlocutor a su medida,
con el fin de recuperar un pasado vivido sujeto a la memoria.
PERSONAJES
Los personajes que aparecen en la novela son varios; no obstante, conviene distinguir dos grupos: aquellos que
intervienen en la acción principal (en el momento presente) y aquellos a los que se alude (en el pasado).
➢ La escritora-narradora: Carmen. Su infancia coincidió con la Guerra Civil, y su adolescencia y juventud con una
dura posguerra. A través de sus recuerdos, de sus comentarios, nos traslada a una parte de su infancia fantasiosa
y feliz, a su adolescencia y juventud, a aquellos tiempos de guerra y de posguerra. Carmen es más bien mona,
viste con ropa informal, usa gafas de cerca y es sorda, lo que la aísla del mundo y de los demás. Es fumadora y
adicta a las pastillas. Es la autora, narradora y protagonista que habla y se habla a sí misma mediante la presencia
ensoñada de otro personaje, el hombre de negro, figura que sirve de pretexto y de hilo conductor para que ella
se sitúe en un espacio donde reencontrarse con el pasado y, a la vez, donde dar rienda suelta a sus fantasías. La
personalidad de la protagonista la vamos descubriendo a través de sus recuerdos y de su memoria. Aunque
Carmen se evadía de todas estas realidades, el miedo estaba en su conciencia.
➢ El hombre de negro: Alejandro. Es un interlocutor soñado, un interlocutor ideal, pretexto para que la autora-
narradora-protagonista deje libre su fantasía y al mismo tiempo se convierta en parte activa de la narración,
interrogándola y obligándola a aclarar ideas. La nueva personalidad negativa del hombre de negro la aporta Carola
cuando manifiesta una agresividad antes no descubierta. Este hombre es una figura simbólica ambigua, podría
ser el diablo, el interlocutor deseado, el héroe de la novela rosa, el otro yo de la narradora-protagonista.
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➢ La mujer del teléfono: Carola. Personaje de folletín que sirve para atraer a los otros dos personajes a un escenario
folletinesco. Le sirve a la autora para buscar su propia identidad en Carola. El género de horror y de misterio están
presentes en la conversación. Carola sería entonces un desdoblamiento de la protagonista.
➢ Rafael. Primo de Carola, solo interviene tres veces y escuetamente para preguntar por Alejandro y por la identidad
de la protagonista. Carola lo utiliza como consuelo, como remedio para soportar la ausencia de Alejandro, su
verdadero amor.
➢ Hija. Aparece en el último capítulo. Representa la mujer de la época (finales de los setenta), ya que, a diferencia
de la protagonista, vive en un ambiente de libertad sin preocupaciones ajenas.
El grupo de personajes a los que la narradora-escritora alude pertenece a pasado, Asus recuerdos. Los personajes
que forman este grupo son numerosos y entre ellos destacan: el padre, notario de ideas liberales; la madre, que
comparte las ideas de su marido, obligada a no poder estudiar por el contexto y la mentalidad de la época; su hermana
es la compañera de juegos y representa su anclaje en el mundo real; otro elenco son la amiga de infancia, los amores
de infancia y juventud y los diferentes personajes literarios.
TÉCNICA NARRATIVA
La forma es dialogada, pero sólo aparentemente: en realidad, son monólogos de la propia narradora, o sea,
narraciones de incógnito, al fin y al cabo. Se produce un desdoblamiento de la autora en narradora como voz en off o
narradora observadora y narradora-personaje, dialogante, que toma parte en la conversación, dando lugar a un juego
de espejos. Las intervenciones de la voz de la narración son mínimas, y se refieren sólo a lo circunstancial, a lo que
sucede en el espacio que los rodea.
ESPACIO
Los espacios que menciona son paisajes con connotaciones muy determinadas, ya que el espacio nos indica el
tiempo y éste, a su vez, la situación política y social del momento:
Salamanca. Pasado lejano: Madrid. Pasado posterior:
Huida al río Tormes: 1º de carrera (Amigos: Bar Perú:
Aldecoa, Ferlosio, Sastre, Fdez. Santos) hija y amiga
Nacimiento: 1925 Renacimiento:1975
(Muerte de Maura y Pablo Iglesias) (Muerte de Franco)
8 de diciembre 23 de noviembre
Anécdota del tío socialista: 1934 Carmencita Franco y el Valle de los Caídos
Carmiña / Carmencita
(Vidas paralelas) Puente de conexión entre ambos espacios y tiempos, como la superficie de
un espejo. Es un ciclo de 50 años que se cierra.
TIEMPO
Se observa la apreciación personal del tiempo: antes de Franco, existe el juego, después, no hay lugar ni tiempo
para el juego. Desaparece también el espacio lúdico: el cuarto de los juegos, el "cuarto de atrás", se convierte entonces
en un espacio útil y necesario, en una despensa. Asimismo, el tiempo, el pasado que recuerda, se convierte en
metáfora: no se trata de fechas concretas, sino de los detalles pequeños (con lo que se destaca la importancia que
tienen los objetos para la escritora) y de los personajes aparentemente insignificantes (sus familiares, sus amigos y
aun esa Carmencita Franco, la hija del dictador, de la que habla con ternura, como de una vida paralela a la suya, pues
al fin y al cabo es otra víctima del sistema a la que, aun sin conocer personalmente, comprende y con la que llega
incluso, por un momento, a identificarse).
Se trata, pues, de un tiempo subjetivado y que presenta una concatenación ilógica, por la acción misma del
recuerdo. En cierto modo, se asemeja al proceso de asociación libre de ideas, como cuando reflexiona en voz alta
sobre el supuesto orden cronológico al que "debería" atenerse y que subvierte. Y esa es la causa por la que escribe la
novela, para explicarse a sí misma y aclararse, revelando incluso el momento inicial, de concepción del proyecto
narrativo.
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LENGUAJE Y ESTILO
En cuanto al lenguaje, encontramos recursos constantes para actualizar la lectura del texto (la autora juega con el
lector implícito que reconstruye lo que no queda dicho, provocando una lectura activa), como es el caso de los
deícticos o de las muletillas conversacionales, que añaden vivacidad al discurso narrativo y dan una sensación de
frescura, de inmediatez inconsciente y de oralidad; o bien emplea verbos que indican inseguridad, para mostrar su
subjetividad, para reforzar la impresión débil del recuerdo, la posibilidad de verdades personales, parciales, leves y
siempre variables, tanteando lo real, aunque se trate de otro juego formal; asimismo, las enumeraciones le dan un
ritmo de letanía a la narración en ciertos momentos culminantes, para destacar la asfixia, la monotonía de la vida en
la época de Franco. También juega Carmen Martín Gaite con las referencias culturales de la época, que crean en el
lector la sensación de conocerla a ella más profundamente, por reflejar el entorno que la rodeaba, las cosas que le
gustaban y gustaban a toda una generación.
SIMBOLOGÍA
➢ El espejo. El espejo apoya la noción de desdoblamiento asociado a la imagen de la protagonista que se refleja en
él. La protagonista, al verse en el espejo, se aleja del momento presente y se traslada al pasado. Puesta delante
de su espejo, levanta los ojos y ve delante a la niña y a la adolescente que fue y que ahora miran a la narradora.
El espejo sirve de “puente” o “túnel del tiempo” y hace de “voz de la conciencia” de la narradora.
➢ El sombrero negro. Es el primer elemento con doble sentido que constituye uno de los símbolos más importantes
de la novela. El hombre deja el sombrero sobre los folios mientras hace referencia a la literatura de misterio.
Debajo del sombrero van aumentando los folios que al final conforman la novela en sí. La función del sombrero
es la de mediador entre la voz y la memoria de la protagonista. Aparecen al final debajo de él 182 folios que son
el resultado de la interlocución que se forma como un tejido comunicativo que nace de la necesidad de tener un
interlocutor.
➢ La cucaracha. La cucaracha sería el símbolo del cambio, y también el del miedo a ello, esto es, vivir en ambientes
donde reina el desorden, el descuido, lo antiguo. La narradora expresa su miedo a estos insectos que simbolizan
el temor a la destrucción de sus propias memorias y de su pasado. El hombre de negro, entonces, se convierte en
un signo de protección que rescata el pasado de la protagonista de una posible pérdida, simbolizada a su vez por
la presencia del insecto.
➢ La cajita dorada. La primera alusión a este elemento es cuando el hombre de negro le ofrece a la protagonista
unas píldoras de colores que hay dentro de tal cajita dorada. Las pastillas de colores le hacen recordar, avivan su
memoria y a la vez la desordenan. La simbología de la cajita se relaciona igualmente con otros objetos: los vasos
de té y los folios. La cajita dorada que el hombre al final le regala a la protagonista le confiere un valor de amuleto
misterioso.
➢ La cesta de costura y los hilos. La cesta de costura simboliza el taller literario en el que la autora trabaja a través
de los hilos, que representan el continuo fluir de historias, recuerdos y sueños que se enhebran y desenhebran
continuamente a lo largo de toda la novela, donde se mezclan ficción y realidad. Hay, pues, un paralelismo entre
el léxico de la costura y la escritura de la narración.
➢ La letra C. Aparecen diferentes objetos que comienzan por la letra C, de igual modo que la inicial del nombre de
la autora-protagonista y el título de la novela. La protagonista sueña que está en una playa y pinta una C en la
arena, y dibuja una casa, un cuarto, y luego una cama. Tres objetos que comienzan por C. La casa representa el
centro del mundo y del universo. Otros elementos vinculados son los términos: Carola, cucaracha, cuaderno,
Carmencita Franco, el cuadro de El mundo al revés, la cajita dorada, la cesta de la costura, etc.
➢ Cúnigan y el escondite inglés. Son elementos metafóricos, pues Cúnigan es el lugar imaginario que simboliza las
ansias de libertad de la protagonista. Es un lugar para escapar de la realidad y para soñar y sentirse libre. Cuando
la autora sueña, libera sus pensamientos y entonces hila y teje un montón de historias que van creando su propia
metaficción. Por su parte, el escondite inglés simboliza el espacio donde se gesta la literatura.
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Texto 1
—Un libro que tengo en la cabeza sobre las costumbres y los amores de esa época.
—¿La época de los helados de limón?
—Sí, y del parchís, y de Carmencita Franco. Precisamente el libro se me ocurrió la mañana que
enterraron a su padre, cuando la vi a ella en la televisión.
—¿Y qué ha sido de ese proyecto?
—Se me enfrió, me lo enfriaron las memorias ajenas. Desde la muerte de Franco habrá notado cómo
proliferan los libros de memorias, ya es una peste, en el fondo, eso es lo que me ha venido desanimando,
pensar que, si a mí me aburren las memorias de los demás, por qué no le [sic] van a aburrir a los demás
las mías.
—No lo escriba en plan de libro de memorias.
—Ya, ahí está la cuestión, estoy esperando a ver si me ocurre una forma divertida de enhebrar los
recuerdos.
—O de desenhebrarlos.
—Bueno, sí, claro, o de desenhebrarlos. Me tendrá que dejar la cajita de las píldoras.
—Es suya. Se la pensaba dejar.
—Por favor, si se lo he dicho en broma.
—Usted puede, pero yo no. Desde que salí de casa traía la intención de regalársela.
—¿De veras? ¿Pero por qué?
—Porque sí, ya ve, para que la guarde como si fuera un amuleto.
Brilla sobre la bandeja, la cojo y empiezo a acariciarla, dándole vueltas entre los dedos.
—Gracias. Ahora sí que voy a escribir el libro.
En seguida de decirlo, pienso que eso mismo le prometí a Todorov en enero. Claro que entonces se
trataba de una novela fantástica. Se me acaba de ocurrir una idea. ¿Y si mezclara las dos promesas en
una?
Texto 2
Recuerdo, sobre todo, una llegada, desde Orense, al balneario de Cabreiroá, en Verín. Llegamos en un
coche de alquiler, hacía calor y en lo alto se veía el castillo de Monterrey, envuelto en nubes rojizas; era
el verano del cuarenta y cuatro, yo acababa de aprobar primero de Filosofía y Letras. Nos metimos por
un parque muy frondoso, nos apeamos frente a la fachada del balneario y, mientras un botones sacaba el
equipaje, me quedé mirándola inmóvil, con una intensa extrañeza. Llevaba en bandolera un bolso de piel
blanca, cuadrado, con una correa larga, me lo había regalado mi padre un mes antes como premio a los
exámenes, saqué el espejito, me miré y me encontré en el recuadro con unos ojos ajenos y absortos que
no reconocía; noté que el botones, un chico de mi edad, me miraba sonriendo y eso me avergonzó un
poco, fingí que me estaba sacando una carbonilla del ojo, pero pensaba angustiosamente que no era yo.
Lo mismo que aquel sitio no era aquel sitio. Y tuve como una premonición: “Esto es la literatura. Me está
habitando la literatura”.
Texto 3
Seguro que al levantarme me voy a resbalar, y hasta puede que el peso de mi cuerpo imprima al suelo una
oscilación aún más radical y la estancia gire y se vuelva del revés. Ojalá, voy a probar, debe de ser
divertido andar cabeza abajo. Me pongo de pie y se endereza el columpio, se enderezan el techo, las
paredes y el marco alargado del espejo, ante el cual me quedo inmóvil, decepcionada. Dentro del azogue,
la estancia se me aparece ficticia en su estática realidad, gravita a mis espaldas conforme a plomada y me
da miedo, de puro estupefacta, la mirada que me devuelve esa figura excesivamente vertical, con los
brazos colgando por los flancos de su pijama azul. Me vuelvo ansiosamente, deseando recobrar por
sorpresa la verdad en aquella dislocación atisbada hace unos instantes, pero fuera del espejo persiste la
normalidad que él reflejaba y tal vez por eso se evidencia de forma más agobiante el desorden que reina:
zapatos por el suelo, un almohadón caído, periódicos, y desde todos los estantes y superficies, al acecho,
como animales disecados, esa caterva de objetos cuya historia, inherente a su silueta, resuena
apagadamente en el recuerdo y araña estratos insospechados del alma, arrancando fechas, frutos podridos.
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Texto 4
He terminado de limpiar el hule de la mesa, alzo los ojos y me veo reflejada con un gesto esperanzado y
animoso en el espejo de marco antiguo que hay a la derecha, encima del sofá marrón. La sonrisa se tiñe
de una leve burla al darse cuenta de que llevo una bayeta en la mano; a decir verdad, la que me está
mirando es una niña de ocho años y luego una chica de dieciocho, de pie en el gran comedor de casa de
mis abuelos en la calle Mayor de Madrid, resucita del fondo del espejo —¿era este mismo espejo? —,
está a punto de levantar un dedo y señalarme: “Anda que también tú limpiando, vivir para ver”. Ya otras
veces se me ha aparecido cuando menos lo esperaba, como un fantasma sabio y providencial, a lo largo
de veinticuatro años no se ha cansado nunca de velar para ponerme en guardia contra las acechanzas de
lo doméstico, y siempre sale del mismo sitio, de aquel comedor solemne, del espejo que había sobre la
chimenea. La suelo tranquilizar y acabamos riéndonos juntas. “Gracias, mujer, pero no te preocupes, de
verdad, que sigo siendo la de siempre, que en esa retórica no caigo”. Mucho más que en mi casa de
Salamanca, ni en la de verano de Galicia, fue en esa de Madrid, cuando veníamos en vacaciones de
Semana Santa o Navidad, donde se fraguó mi desobediencia a las leyes del hogar y se incubaron mis
primeras rebeldías frente al orden y la limpieza, dos nociones distintas y un solo dios verdadero al que
había que rendir culto.
Texto 5
Mi madre no era casamentera, ni me enseñó tampoco nunca a coser ni a guisar, aunque yo la miraba con
mucha curiosidad cuando la veía a ella hacerlo, y creo que, de verla, aprendí; en cambio, siempre me
alentó en mis estudios, y cuando, después de la guerra, venían mis amigos a casa en época de exámenes,
nos entraba la merienda y nos miraba con envidia. “Hasta a coser un botón aprende mejor una persona
lista que una tonta”, le contestó un día a una señora que había dicho de mí, moviendo la cabeza con
reprobación: “Mujer que sabe latín no puede tener buen fin”, y la mire con un agradecimiento eterno.
Por aquel entonces, ya tenía yo el criterio suficiente para entender que el “mal fin” contra el que ponía en
guardia aquel refrán aludía a la negra amenaza de quedarse soltera, implícita en todos los quehaceres,
enseñanzas y prédicas de la Sección Femenina. La retórica de la posguerra se aplicaba a desprestigiar los
conatos de feminismo que tomaron auge en los años de la República y volvía a poner el acento en el
heroísmo abnegado de madres y esposas, en la importancia de su silenciosa y oscura labor como pilares
del hogar cristiano.
Texto 6
Me ha sonado a copla de Conchita Piquer. Pero, a pesar del desprestigio que ha venido aureolando, con
el paso del tiempo, a estos arrebatos de la hembra en celo, de los que yo misma me he burlado tantas
veces, todo lo que vuelva a traer al paladar trasero de la memoria el sabor amargo que diferenciaba
aquellas coplas me produce respeto. En el mundo de anestesia de la postguerra, entre aquella compota de
sones y palabra -manejados al alimón por los letristas de boleros y las camaradas de Sección Femenina-
para mecer noviazgos abocados a un matrimonio sin problemas, para apuntalar creencias y hacer brotar
sonrisas, irrumpía a veces, inesperadamente, un viento sombrío en la voz de Conchita Piquer, en las
historias que contaba. Historias de chicas que no se parecían en nada a las que conocíamos, que nunca
iban a gustar las dulzuras del hogar apacible con que nos hacían soñar a las señoritas gente marginada, a
la deriva, desprotegida por la ley.
Texto 7
Tardo unos instantes en contestar. Podría decirle que la felicidad en los años de guerra y posguerra era
inconcebible, que vivíamos rodeados de ignorancia y represión, hablarle de aquellos deficientes libros de
texto que bloquearon nuestra enseñanza, de los amigos de mis padres que morían fusilados o se exiliaban,
de Unamuno, de la censura militar, superponer la amargura de mis opiniones actuales a las otras
sensaciones que esta noche estoy recuperando, como un olor inesperado que irrumpiera en oleadas. Casi
nunca las apreso así, desligadas, en su puro y libre surgir, más bien las fuerzo a desviarse para que queden
enfocadas bajo la luz de una interpretación posterior, que enmascara el recuerdo. Y nada más fácil que
acudir a este recurso de manipulación, tan habitual se ha vuelto en este tipo de coloquios. Pero este hombre
no se merece respuestas tópicas.
—La verdad es que yo mi infancia y mi adolescencia las recuerdo, a pesar de todo, como una época muy
feliz. El simple hecho de comprar un helado de cinco céntimos, de aquellos que se extendían con un molde
plateado entre dos galletas, era una fiesta. Tal vez porque casi nunca nos daban dinero. A lo poco que se
tenía, se le sacaba mucho sabor. Recuerdo el placer de chupar el helado despacito, para que durara.
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Texto 8
Mi madre se pasaba las horas muertas en la galería del cuarto de atrás, metiendo tesoros en el baúl de
hojalata, y no acierta a entender si el tiempo se le iba deprisa o despacio, ni a decir cómo lo distribuía,
sólo sabe que no se aburría nada y que allí leyó Los tres mosqueteros. Le encantaba, desde pequeña, leer
y jugar a juegos de chicos, y hubiera querido estudiar una carrera, como sus dos hermanos varones, pero
entonces no era costumbre, ni siquiera se le pasó por la cabeza pedirlo. Me dio a leer, cuando yo hacía
bachillerato, una novela que se titulaba El amor catedrático, la historia de una chica que se atreve a estudiar
carrera y acaba enamorándose de su profesor de latín y casándose con él, a mí el final me defraudó un
poco, no me quedé muy convencida de que la chica esa hubiera acertado casándose con un hombre mucho
más viejo que ella y maniático por añadidura, aparte de que pensé: «para ese viaje no necesitábamos
alforjas», tanto ilusionarse con los estudios y desafiar a la sociedad que le impedía a una mujer realizarlos,
para luego salir por ahí, en plan happy end, que a saber si sería o no tan happy, porque aquella chica se
tuvo que sentir decepcionada tarde o temprano; además, ¿por qué tenían que acabar todas las novelas
cuando se casa la gente?, a mí me gustaba todo el proceso del enamoramiento, los obstáculos, las lágrimas
y los malentendidos, los besos a la luz de la luna, pero a partir de la boda, parecía que ya no había nada
más que contar, como si la vida se hubiera terminado; pocas novelas o películas se atrevían a ir más allá
y a decirnos en qué se convertía aquel amor después de que los novios se juraban ante el altar amor eterno,
y eso, la verdad, me daba mala espina.
Texto 9
—Siempre el mismo afán de apuntar cosas que parecen urgentes, siempre garabateando palabras sueltas
en papeles sueltos, en cuadernos, y total para qué, en cuanto veo mi letra escrita, las cosas a que se refiere
el texto se convierten en mariposas disecadas que antes estaban volando al sol. Es precisamente lo que
me pasa cuando me despierto de un sueño: lo que acabo de ver lo abarco como un mensaje fundamental,
nadie podría convencerme, en esos instantes, de que existe una clave más importante para entender el
mundo de la que el sueño, por disparatado que sea, me acaba de sugerir, pero es moverme a buscar un
lápiz y se acabó, ya nada coincide ni se mantiene, se ha roto el hilo que enhebraba las cuentas del collar.
Y sin embargo, no escarmiento, por todas partes me sale al encuentro la huella de esos conatos inútiles,
vivo rodeada de papeles sueltos donde he pretendido en vano cazar fantasmas y retener recados
importantes, me agarro al lápiz ya por pura inercia, ¿comprende?, sé que es un vicio estúpido, pero me
tranquiliza los nervios.
Texto 10
Predomina la veta sensata, me incorporo, es demasiado, tengo que reaccionar contra tamaña bandada de
disparates, con mi silencio cómplice les estoy dando alas, aunque también es verdad que dar alas siempre
ha sido algo mucho más hermoso que cortarlas.
—Por favor, señorita, procure calmarse y escúcheme —digo en un tono que se esfuerza por ser sereno y
convincente—. Creo que está usted siendo víctima de un lamentable error.
Hay un silencio agónico, mis palabras han sido disparos certeros contra la bandada de pájaros prodigiosos
que se elevaban en zarabanda sobre mi cabeza graznando «loca—loca—loca», han caído muertos al suelo.
—¿Un error? —titubea, perdone, entonces no entiendo, me voy a volver loca.
De nuevo me he encastillado, ya es otro el loco, ya me he puesto a salvo yo una vez más. Lo pienso con
satisfacción y mala conciencia, como siempre que, tras haberme asomado al abismo de la locura, he
conseguido vencer el vértigo y dar un paso atrás, para convertirme en espectador de quienes se ahogan en
ese torbellino oscuro, me inclino hacia ellos, los exhorto a la salvación, tendiéndoles la mano desde mi
inaccesible barandilla. Siempre he mantenido con la locura unas relaciones espurias, de tira y afloja, de
fascinación y cautela, que arrancan de una escena muy antigua.
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¡A correr!
Hay días en los que las palabras nos salen a borbotones. Y otros, en los que nos pesa una fatiga
muy antigua y tenemos que hacer un ejercicio de voluntad para volver a decir lo que la piel, el
cerebro, el sentido común y la experiencia llevan siglos diciéndonos pero que, solo en determinadas
circunstancias históricas, se convierte en un grito multitudinario. Como ahora. No somos solo un
cuerpo disponible. No, las mujeres no somos solo eso, por más que hoy nos usen para vender un
coche, mañana para curar traumas, pasado mañana para ganar una apuesta sexual entre amigotes,
casi siempre para sostener la frágil arquitectura emocional de la vida y siempre para que la rueda
gire, porque qué sería del mundo si hubiera que pagar con dinero el trabajo gratis que hacen las
mujeres.
No, nosotras no somos solo un cuerpo disponible. Pero es que ellos no son solo un pene
incontrolado. La mayoría estamos rodeadas de hombres con los que nos tratamos de igual a igual,
hombres que domestican el machismo aprendido para convivir con sus amigas, sus novias, sus
compañeras… mujeres que marcan claramente el perímetro de su vida al margen de cómo ellos las
vean. Y nos necesitamos todos para desmontar pieza a pieza este Lego de siglos que afecta a la
educación, a la economía, a la cultura y a la manera en que podemos convertir el amor o el deseo
en un salvavidas o en una trampa.
Necesitamos a estos hombres para convencer a esos otros hombres que incluso ayer, con el
cuerpo semidesnudo de Laura Luelmo recién encontrado, nos insultaban en las redes sociales. No
basta con que nos muestren su solidaridad, hay que exigirles que se conviertan en voceros y
pedagogos de la masculinidad que ellos representan. Que lo hablen, lo discutan, lo analicen, entre
ellos.
Hay generaciones y generaciones de mujeres que hemos tomado, con el biberón, el miedo y la
cautela hasta interiorizarlos. Pero hemos criado a las siguientes para que se sientan verdaderamente
iguales y libres. Son muchas y están en todas partes, en la calle, en los centros de trabajo, en los
senderos, de día y de noche. Y cuando el dolor que estos días nos encoge el estómago se diluya,
volverán a las calles y a los senderos, solas o acompañadas. A correr por el placer de hacerlo.
Imparables.
Pepa Bueno, El País, 19/12/2019
Juguemos
Jugar en la calle. Jugar en grupo. Esa es la actividad extraescolar que un grupo de educadores y
psicólogos americanos han señalado como la asignatura pendiente en la educación actual de un
niño. Parecería simple remediarlo. No lo es. La calle ya no es un sitio seguro en casi ninguna gran
ciudad. La media que un niño americano pasa ante las numerosas pantallas que la vida le ofrece es
hoy de siete horas y media. La de los niños españoles estaba en tres. Cualquiera de las dos cifras es
una barbaridad. Cuando los expertos hablan de juego no se refieren a un juego de ordenador o
una playstation ni tampoco al juego organizado por los padres, que en ocasiones se ven forzados a
remediar la ausencia de otros niños. El juego más educativo sigue siendo aquel en que los niños
han de luchar por el liderazgo o la colaboración, rivalizar o apoyarse, pelearse y hacer las paces
para sobrevivir. Esto no significa que el ordenador sea una presencia nociva en sus vidas. Al
contrario, es una insustituible herramienta de trabajo, pero en cuanto a ocio se refiere, el juego a la
antigua sigue siendo el gran educador social.
Leía ayer a Rodríguez Ibarra hablar de esa gente que teme a los ordenadores y relacionaba ese
miedo con los derechos de propiedad intelectual. No comprendí muy bien la relación, porque es
precisamente entre los trabajadores de la cultura (el técnico de sonido, el músico, el montador, el
diseñador o el escritor) donde el ordenador se ha convertido en un instrumento fundamental. Pero
conviene no convertir a las máquinas en objetos sagrados y, de momento, no hay nada comparable
en la vida de un niño a un partidillo de fútbol en la calle, a las casitas o al churro-media-manga. Y
esto nada tiene que ver con un terror a las pantallas sino con la defensa de un tipo de juego necesario
para hacer de los niños seres sociales.
Elvira Lindo, El País, 12/01/2011
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Repugnante
Solo existe una cosa más repugnante que una ideología odiosa, y es manipular la realidad para
quitarle importancia, alegar que en el III Reich había delincuentes judíos, que la policía
estadounidense también tirotea a hombres blancos. Nadie ha negado nunca que exista violencia en
las familias. Nadie afirma que no se produzcan muertes en relaciones homosexuales. Nadie sostiene
que las mujeres no puedan matar a sus maridos, a ancianos, a niños. Pero ninguno de estos supuestos
comparte la naturaleza de la violencia machista. Todos los asesinatos son criminales, todas las
agresiones, igual de graves, pero solo las mujeres mueren por el simple hecho de serlo. Solo ellas
mueren por azar, a manos de desconocidos a quienes les da más o menos lo mismo una que otra, y
secuestran a las que tienen a mano para violarlas y matarlas después. Desde hace siglos, los maridos
se han ido a comprar tabaco y no han vuelto. Desde hace solo unos años, las esposas se atreven a
irse de casa y cada mes muere alguna a manos del hombre al que ha abandonado. No es lo mismo.
La violencia familiar existe, la violencia doméstica existe, la violencia machista es otra cosa. En el
caso de los feminicidios determinados por el azar, es puro terrorismo ciego. En el caso de los
asesinos que consideran que sus esposas son objetos de su propiedad, es la manifestación terrorista
de una tradición criminal, que ha esclavizado, maltratado y excluido durante siglos a la mitad de la
población a favor de la otra mitad. Aunque las cifras sean abrumadoras, no es una cuestión de
cantidad, sino de calidad. Tratar todas las violencias de la misma manera es posicionarse a favor de
la violencia machista, quitarle importancia, avalar las razones de los asesinos de mujeres.
Almudena Grandes, El País, 07/01/2019
Cosas de niños
Con apenas ocho años, pongamos que se llama Carlos, ya se dedica a meterse y reírse de sus
compañeros, con aquellos que considera frágiles, débiles. Aquellos que estudian, hacen sus deberes,
o simplemente no siguen las pautas que él marca dentro y fuera del colegio. Y así les va amargando
la vida. Hoy porque trae una camiseta del año pasado, mañana porque tiene alambres en los dientes,
pasado, porque lleva gafas. De esta forma, día a día va fastidiando a los que considera sus víctimas.
Hasta que una mañana, uno de los que llevan meses aguantando las embestidas de este torillo
explota en su casa y dice a su madre que no quiere ir al cole. La madre habla con la maestra,
contándole lo que el niño le ha dicho. La maestra, aprovechando un momento entre actividades,
pregunta a la víctima lo sucedido. El niño rompe a llorar ante sus compañeros, cuenta lo que le
ocurrió el día anterior, sin ir más lejos, sin extender los sucesos de semanas anteriores, meses. La
maestra llama al elemento que se considera superior, un chaval que ha de estar en un pupitre solo
porque no deja trabajar a sus compañeros, que trae de cabeza al resto del personal desde que
comenzó el curso, y que se ha adueñado de una parcela de poder como cacique de la cosa.
Tras las explicaciones pertinentes, las frases educadoras, las evidencias verbales más claras que
han de dictarse en una escuela sobre conducta, respeto a los compañeros, igualdad, cariño,
trabajo…, se le dice a este señorito que a él todos lo quieren, pero que él muestra poco afecto por
sus compañeros, que si la camiseta que trae el otro es del año pasado dónde está lo malo. Que mire
él su letra, que mire sus notas, que quién le ha dicho que es el mejor, superior a los demás. La
respuesta no es una lágrima, no es un perdón, que finalmente brota ante la insistencia de la maestra.
La respuesta primera es una mirada soberbia de superioridad sobre el otro. Él va a arreglar esa
escuela, el barrio, el pueblo y hasta la ciudad si se lo permiten. Al final, da la mano a su compañero
y pide perdón ante el resto de la clase. Y ahí queda la cosa.
La cuestión se puede reavivar cuando Carlos llega a casa y cuenta a su madre lo ocurrido en el
colegio. La madre puede dar la razón a la maestra, incluso castigar a su hijo, que para eso lo es, y
aprovechar e intentar educarlo para que el niño crezca no solo a lo alto y ancho. Pero puede ocurrir
que los padres comiencen una larga diatriba ante el niño contra esa maestra que ha osado reñirle
ante los demás, que lo que ha de hacer es enseñar matemáticas, lengua y poco más. Y le queda un
camino más, entrar en el guasap de padres y poner a parir a la docente. Dígame, ¿cuál camino
supone que tomarán los padres?
Juan de Dios Villanueva Roa, 18/06/2019
Moraleja
A veces, la ficción se hace realidad. Ocurre en Cuarto milenio y acaba de suceder por vez
primera en Alemania, convirtiendo su capital en el escenario de una guerra virtual con heridos de
carne y hueso. Puñetazos, palos, algún cuchillo, piedras y sprays de pimienta. Un videojuego con
400 adolescentes que obligó a la policía a desplegar hasta un centenar de agentes equipados como
si provinieran de otra galaxia y a cerrar los accesos al metro. Hubo nueve detenidos y dos policías
tuvieron que ser atendidos por los servicios sanitarios.
Detonó los proyectiles verbales que se intercambian desde hacía meses un youtuber de Stuttgart
y otro de Berlín. La quedada la propuso ThatsBekir a sus 260.000 seguidores en la capital. Su rival,
Bahr Al Amood, con 140.000 fans, le advirtió. No era una cuestión de números, sino de honor. Y
éste, miembro de una de las grandes familias libanesas de la capital, estaba determinado, como
buen árabe, a defender el suyo. Su clan le apoyaba.
Al Amood abrió su canal en Youtube hace algo más de un año. Prometió diversión, aunque
pronto desveló que su sentido del humor era arcaico. Sus chistes sobre homosexuales o razones
para no liarse con chicas gordas, no hicieron reír a nadie. Buscando notoriedad, la tomó con
ThatsBekir, un joven rapero de parecido cuño. En un vídeo le llamó cobarde y en otro insultó a su
madre. Al Amood multiplicó el número de seguidores. Las imágenes de la batalla paranormal se
hicieron virales y, aunque la policía evitó lo peor, inspiraron a otros grupos rivales. Hasta tres peleas
concertadas se han abortado en lo que va de mes. Y por razones de seguridad se cortó la semana
pasada por lo sano un flahsmob en Fráncfort que había reunido a cerca de 600 jóvenes bailones.
Y es que, en la realidad multidimensional, también suelen ser los justos los que pagan por
pecadores.
Carmen Valero, El Mundo, 05/04/2019
84
La estupidez
El matrimonio siempre ha sido mal negocio para las mujeres. Vendidas por sus padres,
compradas por sus maridos, su valor todavía equivale, en muchas partes del mundo, al importe de
su dote, como si una esposa no valiera nada en sí misma, como si el hombre que la ha escogido
tuviera derecho a cobrar por cargar con ella. Más allá de las joyas, los cinturones de oro, las sedas
recamadas de los trajes de boda, la recién casada ha sido, tradicionalmente, el mejor negocio para
su flamante esposo, una esclava doméstica que trabaja sin descanso, en todos los frentes de la casa,
a cambio de su sustento. Esa es también nuestra tradición, y todo lo que hemos conseguido a partir
de ahí lo hemos hecho solas, sin ayuda de nadie. Dejar de ser una propiedad de otro para
convertirnos en dueñas de nuestro propio destino no ha sido una tarea fácil. Para comprobarlo, basta
con repasar la infinidad de chistes, insultos, frases hechas y normas sociales que perpetúan, en el
lenguaje y los usos de la vida cotidiana, situaciones que hemos dejado atrás. Un ejemplo frecuente,
significativo, es la tendencia a culpar a las mujeres de los defectos de sus maridos. Que cuando un
amigo dice, oye, qué raro está Fulanito, ¿no?, el otro conteste, ya, pero no creas, es que su mujer le
presiona mucho, o es que su mujer gasta demasiado, o es que su mujer le tiene encerrado, o… Por
eso, y porque es igual de injusto, de estúpido, convertir la elegancia de una mujer en una virtud de
su marido, me ha irritado tan profundamente la atención que se ha prestado al traje de Melania. Que
baste con un color y un par de guantes para comparar a Trump con Kennedy, vía Jackie, es más de
lo que estoy dispuesta a soportar. Ahora la estupidez sucede al crimen, escribió Luis Cernuda. Pues
eso.
Almudena Grandes, elpaís.com, 23/01/2017
Polémica en Mislata: cajas de petardos para niños, bolsos rosas para las niñas
El Ayuntamiento explica que es algo "heredado" y que el año que viene los regalos serán todos
iguales
Unos regalos a los presidentes infantiles y a las falleras mayores infantiles de las fallas de
Mislata abrió la polémica. La tradicional visita de los menores al pleno municipal en la previa a la
semana de fallas dejó a cada uno de los jóvenes con un regalo, pero bien distintos según el sexo.
Así, mientras los niños recibieron una caja de petardos (vacía, sin ningún tipo de contenido
pirotécnico), las niñas se fueron a casa con un bolso de color rosa.
“Las niñas también tiran petardos” o “yo creo que deberían ser petardos para todos que seguro
que les hará más ilusión que el bolso” fueron algunos de los comentarios que respondieron a la
fotografía en el Facebook del Ayuntamiento con preguntas de si así pretendía promover la igualdad
el consistorio o por qué no había una caja de petardos para ellas.
“Es un acto heredado, los regalos son los mismos desde hace mucho tiempo y los hace un
proveedor vinculado a las fallas de Mislata”, han explicado desde el consistorio quienes han
incidido, además, en que la elección del detalle que se da a cada niño lo elige la Agrupación de
Fallas de Mislata aunque lo pague el consistorio.
La polémica ya la advirtió el propio concejal de Fiestas, Toni Arenas, antes de que se dieran los
presentes, y de hecho, para el año que viene ya han pedido desde el consistorio a la Agrupación de
Fallas que elijan un mismo motivo para todos sin diferenciar por sexos.
La entrega de los regalos se dio, además, el miércoles 7 de marzo, un día antes del Día de la
Mujer para el que había convocada una huelga feminista así como paros y una gran manifestación
que tiñó las calles reclamando igualdad entre hombres y mujeres.
Como indican desde el Ayuntamiento, la visita de los presidentes infantiles y de las falleras es
algo habitual que se realiza todos los años en el que los más pequeños viven una tarde de
convivencia con el propio primer edil, el concejal de Fiestas y el presidente de la Agrupación de
Fallas y le exponen todas las dudas al alcalde. Una jornada que se saldó con unos regalos polémicos
que, en un principio, ya no volverán a diferenciar por sexos.
Diego A. San José, elmundo.es, 12/03/2018
85
El terror
Antes sentíamos terror frente a las cosas que ignorábamos; ahora sentimos terror por las cosas que
conocemos. Antes adorábamos al Sol para que nos fuera propicio y fiábamos nuestro destino a las
estrellas; ahora la astronomía nos amenaza con millones de aerolitos y puede que cualquier día uno
de ellos acabe con la vida en la Tierra. A los antiguos les causaban pánico la veleidad y tormentoso
carácter de Yahvé y de los dioses del Olimpo, los dueños del rayo de la muerte; ahora vivimos a
merced de los misiles o del coche bomba de un fanático, porque el Olimpo está en el Pentágono o
en el sótano de cualquier grupo terrorista. Ayer ignorábamos el misterio del feto en el vientre de la
madre y sentíamos terror ante la posibilidad de engendrar a un monstruo; hoy sabemos que ese
monstruo se puede fabricar en un laboratorio cruzando genes humanos y de animales. Ayer
bendecíamos la mesa para agradecer los alimentos que nos había regalado el Señor; hoy esta oración
es más necesaria que nunca porque tememos que la comida basura nos vaya a envenenar. Ayer
reinaba la Inquisición o la voluntad despótica de un tirano, a la que estábamos sometidos; hoy
sentimos la misma indefensión ante la incompetencia y la corrupción de los políticos demócratas
que hemos elegido. Antes nos sobrecogía el origen desconocido de las tempestades, inundaciones,
incendios y seísmos de la naturaleza; ahora el pánico se genera ante el poder que la ciencia y la
técnica han concedido a la humanidad para destruir el planeta con la lluvia nuclear. Antes nos
angustiaba saber que veníamos del mono; ahora nos alarma la convicción de que nuestra decadencia
nos devuelve de nuevo al mundo de los simios. Cuando éramos niños, en medio de la dicha solar,
teníamos miedo a los espectros de la oscuridad y durante las turbulencias de la pubertad nos
sentimos acongojados por los tormentos del sexo y del infierno, por las pesadillas ante un futuro
incierto. Pasados los años, al saber qué bromas macabras se gasta la naturaleza y en qué pozos
negros abreva la psicología humana, se llega a esta conclusión: el terror que expele la inteligencia
solo se atempera con la moral y la moral alcanza su cima con la estética. Esta es la única forma de
superar con cierta dignidad las desventuras de este perro mundo.
Manuel Vicent, El País, 03/03/2013
Muy machos
Aunque no me gusta el fútbol, disfruté con la victoria de la roja en Francia porque nos hacen
mucha falta las alegrías. Eso sí, viendo los abrazos de los jugadores me quedé pensando en la
sorprendente ausencia de homosexuales reconocidos entre ellos. ¡Y luego nos jactamos de que
nuestra sociedad es tan tolerante y de que la homofobia ya no existe! De acuerdo: entonces, ¿dónde
están los futbolistas gais? Según diversos estudios internacionales, el porcentaje de homosexuales
se mantiene más o menos estable en todas las culturas y se mueve en una franja entre el 2% y el
7% de la población. Un puñado de dimensiones perfectamente visibles, diría yo. Repito, ¿dónde
están? Una amiga me cuenta que, hará unos cuatro años, escuchó en el programa radiofónico Hablar
por hablar a un hombre joven que salió al aire sin identificarse, aunque supongo que lo habría hecho
antes, en el control, porque, si no, no le hubieran dado paso. Y dijo algo así: “Soy futbolista, soy
homosexual, juego en Primera División y tengo que ocultar mi condición. Gano mucho dinero y
soy muy desgraciado”. Suena arcaico y parece remitir a una realidad obsoleta y remota, pero debo
decir que está ocurriendo cada día, que no sucede solo en España y que no se ciñe solo al fútbol. El
deporte en general, ese poderoso espejo de las masas, está cubierto por un velo homofóbico. En los
JJ OO de Pekín 2008, solo hubo 10 atletas declaradamente gais entre los 11.000 participantes. En
los JJ OO de Londres 2012, 20 atletas entre 12.000. No se puede decir que la cosa progrese a
velocidades supersónicas. Y, mientras La Roja jugaba tan virilmente en Francia, París se llenaba
de manifestantes contra las bodas gais (como España en 2005). Me pregunto cuántas otras
realidades damos por solucionadas, cuántos otros prejuicios solventados, sin que sea verdad en
absoluto.
Rosa Montero, El País, 02/04/2013
86
Estupidez
En este momento, hay 17 naves espaciales no tripuladas volando entre los planetas del Sistema
Solar y otras siete surcando los espacios misteriosos aún más allá. Algún ordenador de la Tierra
está recibiendo ahora mismo imágenes y datos de Marte, de Venus, Júpiter o Saturno, mientras los
telescopios fotografían rincones remotos del universo. Y un grupo de hombres navega por la órbita
terrestre instalando los sofisticados componentes de la Estación Espacial Internacional. La
capacidad tecnológica del ser humano es realmente deslumbrante.
En este momento, millones de personas de todo el mundo están conectadas a través de los
increíbles dispositivos de internet, accediendo en segundos a todos los datos que la sabiduría
humana pone a nuestra disposición. Y en este mismo instante, en miles de quirófanos se están
realizando intervenciones inauditas, trasplantes de órganos y caras, extirpaciones de tumores de
profundas raíces, implantaciones de óvulos fecundados que llegarán a nacer, inserciones de chips
que permitirán mover un brazo o una pierna artificial. La inteligencia del ser humano no conoce
límites.
En este momento, 800.000 personas viven en los 1.150 campamentos de Haití sin agua ni
alimentos ni medicinas ni escuelas ni luz. Hay gentes muriéndose del cólera, mujeres violadas
pariendo entre los escombros, niños agonizando bajo la mirada expectante de las ratas, ancianos
incapacitados abandonados en cualquier rincón. Un terremoto de apenas unos segundos produjo
una catástrofe que un año después nadie ha sido capaz de remediar. La estupidez del ser humano es
realmente insuperable.
Ángeles Caso, Público, 13/01/2011
Lo más sagrado
Por mucho que se empeñen las revistas femeninas en publicar de vez en cuando titulares felices
sobre Mamás a los 40 y mostrar un catálogo de madres cuarentonas que a los pocos días del parto
recuperan su envidiable figura, los pediatras comienzan a preocuparse por lo que parece ser una
tendencia en alza. Hace tan solo unos años, antes de que la crisis azotara, se achacaba el retraso en
la maternidad a un exceso de agenda vital, a la obsesión por medir cada etapa; pero ahora no hay
manera de eludir lo obvio: las mujeres tienen miedo a que el embarazo les haga perder un trabajo
ya de por sí escaso y mal pagado, a no tener tiempo para atender a un hijo o a ser incapaces de
ofrecerle un buen futuro. La consecuencia es que mientras las maternidades se retrasan, la tozuda
naturaleza se impacienta: a los 35 una mujer es mucho más joven de lo que fueran las mujeres de
hace medio siglo, pero la biología es conservadora y no son pocas las que mediada la treintena
tienen que recurrir al empujón de la reproducción asistida. Todo se ha dilatado: la adolescencia, la
juventud, la llegada de la definitiva madurez y, ya en estos últimos tiempos, la independencia
económica, pero los ovarios no atienden a razones sociales ni económicas. ¿Cabe entonces
reprocharle a alguien que tenga miedo a traer hijos al mundo? Más bien al contrario lo que ocurre
es que las mujeres (acompañadas o no por sus parejas) están siendo tan responsables que, ante la
desesperanzada perspectiva de no poder conciliar su vida laboral y maternal o de criar a una criatura
en un país en el que se va desintegrando el sistema público, decidan no tenerlo o posponerlo al
límite, a ese límite en el que los niños nacen con menos peso por la cantidad de embarazos múltiples
que conlleva la reproducción asistida. Es la economía (estúpidos) jugando con lo más sagrado.
Elvira Lindo, El País, 29/05/2013
87
EVALUACIÓN 2º DE BACHILLERATO
CRITERIOS DE EVALUACIÓN (CE), RELACIÓN CON LOS ESTÁNDARES DE APRENDIZAJE % INSTRUMENTOS
EVALUABLES (EA) Y LAS COMPETENCIAS CLAVE
BLOQUE 1. COMUNICACIÓN ORAL: ESCUCHAR Y HABLAR
HABLAR Y ESCUCHAR
CE.1.1. Escuchar de forma activa y analizar textos orales argumentativos y expositivos procedentes del ámbito Audiciones
académico, periodístico, profesional y empresarial, identificando los rasgos propios de su género, relacionando
los aspectos formales del texto con la intención comunicativa del emisor y con el resto de los factores de la
situación comunicativa.
EA.1.1.1. Reconoce las distintas formas de organización del contenido en una argumentación oral, analizando
los recursos verbales y no verbales empleados por el emisor y valorándolos en función de los elementos de la
situación comunicativa. CCL, CSC
EA.1.1.2. Analiza los recursos verbales y no verbales presentes en textos orales argumentativos y expositivos
procedentes del ámbito académico, periodístico, profesional y empresarial relacionando los aspectos formales y
expresivos con la intención del emisor, el género textual y el resto de los elementos de la situación comunicativa.
CCL, CSC
CE.1.2. Sintetizar el contenido de textos expositivos y argumentativos orales del ámbito académico: conferencias Debates y coloquios
y mesas redondas; diferenciado la información relevante y accesoria y utilizando la escucha activa como un medio
de adquisición de conocimientos
EA.1.2.1. Sintetiza por escrito el contenido de textos orales argumentativos y expositivos procedentes del ámbito
académico, periodístico, profesional o empresarial discriminando la información relevante. CCL, CAA
CE.1.3. Extraer información de textos orales periodísticos y publicitarios de los medios de comunicación social, Actividades orales
reconociendo la intención comunicativa, el tema, la estructura del contenido, identificando los rasgos propios del
género periodístico, los recursos verbales y no verbales utilizados y valorando de forma crítica su forma y su
contenido
EA.1.3.1. Interpreta diversos anuncios sonoros y audiovisuales identificando la información y la persuasión,
reconociendo los elementos que utiliza el emisor para seducir al receptor, valorando críticamente su forma y su
contenido y rechazando las ideas discriminatorias. CCL, CAA, CSC, SIEP
CE.1.4. Realizar una presentación académica oral sobre un tema controvertido, contraponiendo puntos de vista Exposiciones
enfrentados, defendiendo una opinión personal con argumentos convincentes y utilizando las tecnologías de la
información y la comunicación para su realización, evaluación y mejora.
EA.1.4.1. Planifica, realiza y evalúa presentaciones académicas orales de forma individual o en grupo sobre un
tema polémico de carácter académico o de la actualidad social, científica o cultural, analizando posturas
enfrentadas y defendiendo una opinión propia mediante argumentos convincentes. CCL, CD, CAA, CSC, SIEP
EA.1.4.2. Recopila información, así como apoyos audiovisuales o gráficos consultando fuentes de información
diversa y utilizando correctamente los procedimientos de cita. CCL, CD, CAA, CSC, SIEP
EA.1.4.3. Clasifica y estructura la información obtenida elaborando un guion de la presentación. CCL, CD, CAA,
CSC, SIEP
EA.1.4.4. Se expresa oralmente con claridad, precisión y corrección, ajustando su actuación verbal y no verbal a
las condiciones de la situación comunicativa y utilizando los recursos expresivos propios del registro formal.
CCL, CD, CAA, CSC, SIEP
EA.1.4.5. Evalúa sus presentaciones orales y las de sus compañeros, detectando las dificultades estructurales y
expresivas y diseñando estrategias para mejorar sus prácticas orales y progresar en el aprendizaje autónomo.
CCL, CD, CAA, CSC, SIEP
BLOQUE 2. COMUNICACIÓN ESCRITA: LEER Y ESCRIBIR
LEER Y ESCRIBIR
CE.2.1. Comprender y producir textos expositivos y argumentativos propios del ámbito académico, periodístico, Cuaderno
profesional o empresarial, identificando la intención del emisor, resumiendo su contenido, diferenciando la idea
principal y explicando el modo de organización.
EA.2.1.1. Comprende el sentido global de textos escritos de carácter expositivo y argumentativo propios del
ámbito académico, periodístico, profesional o empresarial identificando la intención comunicativa del emisor y
su idea principal. CCL, CAA
EA.2.1.2. Sintetiza textos de carácter expositivo y argumentativo propios del ámbito académico, periodístico,
profesional o empresarial, diferenciando las ideas principales y las secundarias. CCL, CAA
EA.2.1.3. Analiza la estructura de textos expositivos y argumentativos procedentes del ámbito académico,
periodístico, profesional o empresarial identificando los distintos tipos de conectores y organizadores de la
información textual. CCL, CAA
EA.2.1.4. Produce textos expositivos y argumentativos propios usando el registro adecuado a la intención
comunicativa, organizando los enunciados en secuencias lineales cohesionadas y respetando las normas
ortográficas y gramaticales. Revisa su producción escrita para mejorarla. CCL, CAA
CE.2.2. Escribir textos expositivos y argumentativos propios del ámbito académico con rigor, claridad y Comentario de textos
corrección, empleando argumentos adecuados y convincentes y ajustando su expresión a la intención
comunicativa y al resto de las condiciones de la situación comunicativa.
EA.2.2.1. Desarrolla por escrito un tema del currículo con rigor, claridad y corrección ortográfica y gramatical,
aplicando los conocimientos gramaticales y pragmáticos para mejorar la expresión escrita. CCL, CAA, CSC
EA.2.2.2. En sus producciones escritas ajusta su expresión a las condiciones de la situación comunicativa (tema,
ámbito discursivo, tipo de destinatario, género textual…) empleando los recursos expresivos propios del registro
formal y evitando el uso de coloquialismos. CCL, CAA, CSC
EA.2.2.3. Evalúa sus propias producciones escritas y las de sus compañeros, reconociendo las dificultades
estructurales y expresivas, recurriendo a obras de consulta tanto impresas como digitales para su corrección y
diseñando estrategias para mejorar su redacción y avanzar en el aprendizaje autónomo. CCL, CAA, CSC
88
CE.2.3. Realizar trabajos académicos individuales o en grupo sobre temas polémicos del currículo o de la Trabajo individual o
actualidad social, científica o cultural planificando su realización, contrastando opiniones enfrentadas, grupal
defendiendo una opinión personal y utilizando las tecnologías de información y comunicación para su realización,
evaluación y mejora.
EA.2.3.1. Realiza trabajos académicos individuales y en grupo sobre un tema controvertido del currículo o de la
actualidad social, cultural o científica planificando su realización, fijando sus propios objetivos, contrastando
posturas enfrentadas organizando y defendiendo una opinión propia mediante distintos tipos de argumentos.
CCL, CMCT, CD, CAA, CSC, SIEP, CEC
EA.2.3.2. Utiliza las Tecnologías de la Información y la Comunicación para documentarse, consultando fuentes
diversas, evaluando, contrastando, seleccionando y organizando la información relevante mediante fichas-
resumen. CCL, CMCT, CD, CAA, CSC, SIEP, CEC
EA.2.3.3. Respeta las normas de presentación de trabajos escritos: organización en epígrafes, procedimientos de
cita, notas a pie de páginas, bibliografía… CCL, CMCT, CD, CAA, CSC, SIEP, CEC
CE.2.4. Analizar textos escritos argumentativos y expositivos propios del ámbito académico, periodístico, Cuaderno
profesional o empresarial, identificando sus rasgos formales característicos y relacionando sus características
expresivas con la intención comunicativa y con el resto de los elementos de la situación comunicativa.
EA.2.4.1. Describe los rasgos morfosintácticos, léxico-semánticos y pragmático-textuales presentes en un texto
expositivo o argumentativo procedente del ámbito académico, periodístico, profesional o empresarial, utilizando
la terminología gramatical adecuada y poniendo de manifiesto su relación con la intención comunicativa del
emisor y con los rasgos propios del género textual. CCL, CSC
EA.2.4.2. Reconoce, describe y utiliza los recursos gramaticales (sustitución pronominal, uso reiterado de
determinadas estructuras sintácticas, correlación temporal…) y léxico-semánticos (sustitución por sinónimos,
hipónimos e hiperónimos, reiteraciones léxicas…) que proporcionan cohesión a los textos escritos. CCL, CSC
EA.2.4.3. Reconoce y explica los distintos procedimientos de cita (estilo directo, estilo indirecto u estilo indirecto
libre y cita encubierta) presentes en textos expositivos y argumentativos, reconociendo su función en el texto.
CCL, CSC
BLOQUE 3. CONOCIMIENTO DE LA LENGUA
PALABRA
CE.3.1. Reconocer y explicar proceso de formación de las palabras en español, aplicando los conocimientos Cuaderno Prueba
adquiridos para la mejora, comprensión y enriquecimiento del vocabulario activo.
EA.3.1.1. Explica los procedimientos de formación de las palabras diferenciando entre raíz y afijos y explicando
su significado. CCL, CSC
EA.3.1.2. Reconoce y explica la procedencia grecolatina de gran parte del léxico español y valora su
conocimiento para la deducción del significado de palabras desconocidas. CCL, CSC
CE.3.2. Reconocer e identificar los rasgos característicos de las categorías gramaticales, explicando sus usos y Cuaderno Prueba
valores en los textos.
EA.3.2.1. Identifica y explica los usos y valores de las distintas categorías gramaticales, relacionándolos con la
intención comunicativa del emisor, con la tipología textual seleccionada, así como con otros componentes de la
situación comunicativa: audiencia y contexto. CCL, CAA
EA.3.2.2. Selecciona el léxico y la terminología adecuados en contextos comunicativos que exigen un uso formal
y especializado de la lengua, evitando el uso de coloquialismos, imprecisiones o expresiones clichés. CCL, CAA
CE.3.3. Identificar y explicar los distintos niveles de significado de palabras o expresiones en función de la Cuaderno Prueba
intención comunicativa del discurso oral o escrito en el que aparecen.
EA.3.3.1. Explica con propiedad el significado de palabras o expresiones, diferenciando su uso denotativo y
connotativo y relacionándolo con la intención comunicativa del emisor. CCL, CSC
EA.3.3.2. Reconoce, analiza e interpreta las relaciones semánticas entre las palabras (sinonimia, antonimia,
hiperonimia, polisemia y homonimia) como procedimiento de cohesión textual. CCL, CSC
GRAMÁTICA
CE.3.4. Observar, reflexionar y explicar las distintas estructuras sintácticas de un texto señalando las conexiones Cuaderno Prueba
lógicas y semánticas que se establecen entre ellas.
EA.3.4.1. Reconoce las diferentes estructuras sintácticas explicando la relación funcional y de significado que
establecen con el verbo de la oración principal, empleando la terminología gramatical adecuada. CCL, CAA
CE.3.5. Aplicar los conocimientos sobre estructuras sintácticas de los enunciados para la realización, Cuaderno Prueba
autoevaluación y mejora de textos orales y escritos, tomando conciencia de la importancia del conocimiento
gramatical para el uso correcto de la lengua gramatical para el uso correcto de la lengua.
EA.3.5.1. Enriquece sus textos orales y escritos incorporando estructuras sintácticas variadas y aplicando los
conocimientos adquiridos para la revisión y mejora de los mismos. CCL, CAA, CSC, SIEP
EA.3.5.2. Aplica los conocimientos adquiridos sobre las estructuras sintácticas de los enunciados para la
realización, autoevaluación y mejora de los propios textos orales y escritos, tomando conciencia de la importancia
del conocimiento gramatical para el uso correcto de la lengua. CCL, CAA, CSC, SIEP
DISCURSO Y VARIEDAD DE LA LENGUA
CE.3.6. Aplicar los conocimientos sobre el funcionamiento de la lengua a la comprensión, análisis y comentario Cuaderno Prueba
de textos de distinto tipo procedentes del ámbito académico, periodístico, profesional y empresarial, relacionando
los usos lingüísticos (marcas de objetividad y subjetividad; referencias deícticas temporales, espaciales y
personales y procedimientos de cita) con la intención comunicativa del emisor y el resto de los elementos de la
situación comunicativa.
EA.3.6.1. Reconoce, analiza y explica las características lingüísticas y los recursos expresivos de textos
procedentes del ámbito académico, periodístico, profesional y empresarial, relacionando los usos lingüísticos con
la intención comunicativa del emisor y el resto de los elementos de la situación comunicativa y utilizando el
análisis para profundizar en la comprensión del texto. CCL, CAA, CSC
89
EA.3.6.2 Aplica los conocimientos sobre el funcionamiento de la lengua a la comprensión, análisis y comentario
de textos de distinto tipo procedentes del ámbito académico, periodístico, profesional y empresarial, relacionando
los usos lingüísticos (marcas de objetividad y subjetividad; referencias deícticas temporales, espaciales y
personales y procedimientos de cita) con la intención comunicativa del emisor y el resto de los elementos de la
situación comunicativa. CCL, CAA, CSC
EA.3.6.3. Reconoce y explica los distintos procedimientos de inclusión del emisor y receptor en el texto. CCL,
CAA, CSC
EA.3.6.4. Reconoce y explica en los textos las referencias deícticas, temporales, espaciales y personales en los
textos. CCL, CAA, CSC
EA.3.6.5. Reconoce, explica y utiliza los distintos procedimientos de cita. CCL, CAA, CSC
EA.3.6.6. Revisa textos escritos propios y ajenos, reconociendo y explicando sus incorrecciones (concordancias,
régimen verbal, ambigüedades sintácticas, coloquialismos, etc.) con criterios gramaticales y terminología
apropiada con objeto de mejorar la expresión escrita y avanzar en el aprendizaje autónomo. CCL, CAA, CSC
CE.3.7. Explicar la forma de organización interna de los textos expositivos y argumentativos. Cuaderno Prueba
EA.3.7.1. Reconoce, explica y utiliza en textos propios y ajenos las diferentes formas de estructurar los textos
expositivos y argumentativos. CCL, CAA
CE.3.8. Reflexionar sobre la relación entre los procesos de producción y recepción de un texto, reconociendo la Cuaderno
importancia que para su comprensión tienen los conocimientos previos que se poseen a partir de lecturas
anteriores que se relacionan con él.
EA.3.8.1. Expresa sus experiencias lectoras de obras de diferente tipo, género, etc. y sus experiencias personales,
relacionándolas con el nuevo texto para llegar a una mejor comprensión e interpretación del mismo. CCL, CAA,
CEC
CE.3.9. Conocer la situación del español en el mundo, sus orígenes históricos y sus rasgos característicos, Trabajo en grupo
valorando positivamente sus variantes y compararlo con las características de la modalidad lingüística andaluza.
EA.3.9.1. Conoce la situación actual de la lengua española en el mundo diferenciando los usos específicos de la
lengua en el ámbito digital. CCL, CSC, CEC
EA.3.9.2. Conoce los orígenes históricos del español en América y sus principales áreas geográficas reconociendo
en un texto oral o escrito algunos de los rasgos característicos y valorando positivamente sus variantes. CCL,
CSC, CEC
EA.3.9.3. Reconoce las características propias de la modalidad l2ingüística andaluza. CCL, CSC, CEC
BLOQUE 4. EDUCACIÓN LITERARIA
PLAN LECTOR
CE.4.1. Conocer los aspectos temáticos y formales de los principales movimientos literarios del siglo XX hasta Antología Prueba
nuestros días, así como los autores y obras más significativos.
EA.4.1.1. Desarrolla por escrito con coherencia y corrección las características temáticas y formales de los
principales movimientos del siglo XX hasta nuestros días, mencionando los autores y obras más representativas.
CCL, CEC.
CE.4.2. Leer y analizar textos literarios representativos de la historia de la literatura del siglo XX hasta nuestros Cuaderno Prueba
días, identificando las características temáticas y formales y relacionándolas con el contexto, el movimiento, el
género al que pertenece y la obra del autor y constatando la evolución histórica de temas y formas.
EA.4.2.1. Analiza fragmentos literarios del siglo XX, o en su caso obras completas, hasta nuestros días,
relacionando el contenido y las formas de expresión con la trayectoria y estilo de su autor, su género y el
movimiento literario al que pertenece. CCL, CEC
EA.4.2.2. Compara distintos textos de diferentes épocas describiendo la evolución de temas y formas. CCL, CEC
CE.4.3. Interpretar de manera crítica fragmentos u obras de la literatura del siglo XX hasta nuestros días, Observación Lectura
reconociendo las ideas que manifiestan la relación de la obra con su contexto histórico, artístico y cultural.
EA.4.3.1. Interpreta de manera crítica fragmentos u obras completas significativos de la literatura del siglo XX
hasta nuestros días, reconociendo las ideas que manifiestan la relación de la obra con su contexto histórico,
artístico y cultural. CCL, CEC, CAA
CE.4.4. Desarrollar por escrito un tema de la historia de la literatura del siglo XX, exponiendo las ideas con rigor, Prueba
claridad y coherencia y aportando una visión personal.
EA.4.4.1. Desarrolla por escrito un tema de la historia de la literatura del siglo XX hasta nuestros días, exponiendo
las ideas con rigor, claridad, coherencia y corrección y aportando una visión personal. CCL, SIEP, CEC
CREACIÓN
CE.4.5. Elaborar un trabajo de carácter académico en soporte papel o digital sobre un tema del currículo de Trabajo individual o
Literatura consultando fuentes diversas, adoptando un punto de vista crítico y personal y utilizando las grupal
tecnologías de la información. CCL, CD, CAA, SIEP, CEC.
EA.4.5.1. Lee textos informativos en papel o en formato digital sobre un tema del currículo de Literatura del siglo
XX hasta nuestros días, extrayendo la información relevante para ampliar conocimientos sobre el tema. CCL,
CD, CAA, SIEP, CEC