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No quiero decir que el camino de la conversión sea fácil. Cada uno sabe lo difícil que es
reconocer los propios errores. En efecto, solemos buscar cualquier pretexto con tal de no
admitirlos. Sin embargo, de este modo no experimentamos la gracia de Dios, su amor que
transforma y hace concreto lo que aparentemente parece imposible obtener. Sin la gracia
de Dios, ¿cómo podemos entrar en lo más profundo de nosotros mismos y comprender la
necesidad de convertirnos? La gracia es la que transforma el corazón, permitiendo sentir
cercano y concreto el amor del Padre.
La conversión es un paso obligado, para todos aquellos que desean regresar a las
sendas del Señor, pues mientras no haya una verdadera conversión el hombre está
alejado de Dios y sin esperanza de acercarse a aquel que lo creo. Por consiguiente
todos aquellos que anhelamos una comunión con Dios necesitamos entregarle el
Corazón a Jesús para que El lo cambie y haga de nosotros nuevas criaturas.
3.A que nos invita jesus al recibir este sacramento
La tarea que nos corresponde es poder llevar a la vida, desde nuestro ambiente familiar,
la experiencia del perdón. Existen diversas maneras para cultivar esta actitud, como por
ejemplo, anime a sus familiares a disculparse cuando ofendan a alguien y muestre
arrepentimiento
4.
7.
La Unción de los Enfermos es una preparación para el paso de esta vida a la gloria eterna
y son muchos los efectos y gracias que confiere al enfermo El sacramento de la unción
de los enfermos es un sacramento de curación, el cual es un regalo de Dios que
ayuda a sanar y purificar el espíritu de quien lo recibe. A través de él, se pide al
Señor, la salud del cuerpo, del alma y del espíritu del cristiano que pasa por una grave
enfermedad o vejez avanzada. Asimismo, al recibir la unción bien dispuesto y en gracia, si
es la voluntad de Dios, puede obtenerse, incluso, la curación o la salud que necesita el
enfermo.
Este sacramento sólo puede ser administrado por el obispo o el sacerdote, quien ungirá
con aceite consagrado en la frente y en las palmas de las manos,pronunciando a su vez
las palabras: “Por esta santa unción, y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor
con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y
te conforte en tu enfermedad” (Sacram Unctionem Infirmorum; cf CIC, can. 847, §1).
8.