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Una mirada sobre la propia historia.

Vínculos entre la serie fotográfica El


Zapallo de Ilse Fusková y la imaginería de la Diosa.1

Lic. María Laura Rosa (Universidad Complutense de Madrid/UNED)


Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género (UBA)
Eje 8
Arte Contemporáneo- Feminismo-Argentina
marialaurarosa@hotmail.com

Durante los años setenta se forman los primeros grupos feministas de


Argentina, desarrollando reuniones de reflexión y discusión sobre problemáticas
comunes a todas las mujeres. En 1969 se organiza en los salones del café Tortoni
Unión Feminista Argentina (UFA), de cuyos orígenes participa la cineasta María Luisa
Bemberg y la escritora Leonor Calvera. En 1971 se constituye también el Movimiento
de Liberación Femenina (MLF), que instala con fuerza el debate sobre el aborto. Sin
embargo, todo el desarrollo del feminismo alcanzado en la primera mitad de la década
del '70 se ve truncado por el golpe militar del 24 de marzo de 1976. Recién en 1983,
con la restauración de la democracia, el trabajo subterráneo del feminismo de la
segunda mitad de los '70 emerge con fuerza. Las reivindicaciones cobran un nuevo
impulso por el retorno de las mujeres exiliadas. El campo artístico no es ajeno a esta
situación ya que las artistas mujeres recobran una participación activa en el medio,
comenzando a exponer problemas propios del género.
En 1983 se crea Lugar de Mujer, institución que se define por su “orientación
feminista”. Entre sus fundadoras se encuentran importantes feministas: Alicia D‟Amico,
María Luisa Bemberg, Marta Miguelez, Safina Newbery2. Lugar de mujer tiene como
objetivo desarrollar actividades centradas en la temática femenina, es allí donde Ilse
Fuskovà –artista y activista feminista- lleva a cabo durante el mes de noviembre de
1983 la muestra fotográfica denominada El Zapallo, la cual un año antes había
presentado en los Talleres Brígida Rubio. De esta serie de diez fotos, una será
seleccionada en 1986 para integrar la exposición internacional de fotografía Mujeres
fotografían mujeres, organizada por la Volkshochschule de Munich.

1
Artículo publicado en: Actas de las II Jornadas CINIG. “Desde Kate Millet hasta los debates actuales”,
Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de La Plata, 28, 29 y 30 de septiembre de 2011.
2
Leonor Calvera: Mujeres y feminismo en la Argentina, Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano,
1990, p. 115.
También entre 1986 y 1988, Ilse Fuskovà junto a Josefina Quesada y Adriana
Carrasco conforman el Grupo Feminista de Denuncia. Las artistas se sitúan en la calle
Lavalle al 800 -peatonal de los cines del centro de Buenos Aires- los sábados a la noche.
En 1987 verá la luz los Cuadernos de Existencia Lesbiana publicados por ellas mismas,
los que saldrán hasta 1996 y en donde se cuenta con un gran desarrollo de la gráfica y el
collage de Josefina Quesada.3

El arte feminista del período planteó temáticas inéditas en el campo artístico


local. Es así como lo referido al mundo de lo privado –lo que debe quedar oculto, lo
íntimo- es llevado a la esfera pública y expuesto como un elemento político más. La
construcción de la sexualidad, los roles asignados a los sexos, el cuestionamiento a
los mitos como elemento de cimentación de estereotipos, el desenmascaramiento de
la opresión femenina, el cuestionamiento a la heteronormatividad y la vindicación de
la libertad sexual, así como el debate de enfermedades recientes para la época como
el HIV, son algunas de las temáticas que puso en evidencia que lo personal es
político.

Volviendo atrás en el tiempo, en 1969 –en coincidencia temporal con el


florecimiento de los movimientos feministas tanto europeos como americanos-
Hannah Arendt publica su libro La condición humana en donde sostiene:
“Comparada con la realidad que proviene de lo visto y oído, incluso las mayores
fuerzas de la vida íntima –las pasiones del corazón, los pensamientos de la mente,
las delicias de los sentidos- llevan una cierta y oscura existencia hasta que se
transforman, desindividualizadas, como si dijéramos, en una forma adecuada para la
aparición pública. La más corriente de dichas transformaciones sucede en la
narración de historias y por lo general en la transposición artística de las
experiencias individuales”.4

Estas temáticas, que exhibían verdaderos problemas para la vida de las


mujeres, son puestas en evidencia a través del lenguaje artístico. Dicha actitud no
será exclusiva de la Argentina sino que se vincula con el arte feminista anglosajón –
conocido a través de viajes y publicaciones extranjeras por nuestras artistas- y a la

3
Cuadernos de Existencia Lesbiana. Edición homenaje a Ilse Fuskovà, Buenos Aires, Librería de
Mujeres, 2008.
4
Hanna Arendt: La condición humana, Buenos Aires, Paidós, 2009, p. 59.
vez coincide con otras creadoras que trabajan las mismas cuestiones en el continente
latinoamericano.

A pesar de lo señalado, el arte feminista en Argentina actuará de manera


autónoma y sin muchas vinculaciones con los procesos artísticos de nuestro país.
Los cruces se pueden ver más con los movimientos del mismo arte feminista
internacional que con los movimientos del arte argentino, debido a que las
problemáticas que sufren las mujeres las hace hablar una lengua franca, mientras el
arte local se debate en problemáticas políticas al margen de lo privado.

En el presente trabajo me propongo analizar la serie fotográfica El Zapallo


realizada por la artista y activista Ilse Fusková (Buenos Aires, 1929) a la luz de
cierta iconografía femenina reivindicada por el movimiento de mujeres de los años
setenta5. Tanto el binomio mujer-naturaleza como la fertilidad ocupan un papel
central en las obras de Fusková y se vinculan, como señala su autora, con el cuerpo y
la mente de las mujeres. En ese sentido, el concepto de la artista no acentúa la visión
patriarcal de “la sempiterna relación entre mujer y naturaleza”6puesto que la
fertilidad también es cualidad del pensamiento femenino. En relación al cuerpo
fecundo apunta Milagros Rivera Garretas que: “Del cuerpo femenino es clave en mis
lecturas su capacidad de ser dos; una capacidad que, por azar pero necesariamente, le
es propia. Una capacidad que consiste en la creación y gestación de seres humanas y
humanos y en la creación y gestación de relaciones. Una capacidad que ni incluye ni
excluye la maternidad. Entiendo, sin embargo, que esta capacidad, ejercida o no, es
una fuente importantísima de significado, de simbólico; simbólico que tienen

5
Empleo el término iconografía femenina tal como lo enunciara Lucy Lippard en su ensayo “Prefaces to
Catalogs of Three Women Exhibitions” de 1973. Allí la teórica y crítica estadounidense señala: “(…) es
innegable que la experiencia -social y biológica- de una mujer en esta sociedad es simplemente diferente
de la de un hombre. Si el arte emerge del interior, como debería ser, entonces el arte de los hombres y de
las mujeres tienen también que ser diferentes. Y si ese factor no se exhibe en los trabajos de las mujeres,
nos es otro el motivo más que su represión. Para cada época pueden especificarse esas diferencias, hay
infinitos momentos en las cuales quedan éstas fuera del alcance de los análisis. Quizás sea imposible
precisarlas hasta que el lugar que ocupe la mujer en la sociedad no sea verdaderamente en igualdad de
condiciones y que los trabajos de las mujeres puedan ser estudiados fuera de los confines de la opresión
que los condicionan”. En Lucy Lippard: The Pink Glass Swan. Selected Feminist Essays on Art, New
York, The New Press, 1995, p. 57.
6
Patricia Mayayo: Historia de mujeres, historias del arte, Madrid, Cátedra, 2004, p. 178.
históricamente en cuenta, aunque de maneras generalmente distintas, mujeres y
hombres”.7

De la misma manera que el desempeño de Fuskovà como activista dentro del


Grupo Feminista de Denuncia puede ser emparentado con los grupos activistas
radicales anglosajones, y su crítica a la heteronormatividad es afín a los reclamos de
gays y lesbianas californianos de la segunda mitad de los ‟80 -a quienes conocerá y
entre los que actuará-, en su práctica fotográfica podemos trazar vínculos con las
investigaciones que estaban llevando a cabo las feministas anglosajonas sobre el
matriarcado y la imaginería de la diosa. De esta manera, Fuskovà bucea en la relación
mujer-naturaleza buscando crear un imaginario vinculado a los conceptos esgrimidos
por las feministas anglosajonas: herstory la ‟propia historia‟, término empleado para
contrastar con history, vinculado con las narrativas patriarcales y matristic o ‟matricial‟,
que significa „Diosas Madres‟.

7
Milagros Rivera Garretas: El cuerpo indispensable. Significados del cuerpo de mujer, Madrid, Horas y
Horas, 1996, p. 9.

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