El primer cuento narra cómo unos compañeros de clase con superpoderes llegan al mundo real y descubren que sus habilidades ya no funcionan debido a un hechizo. Luca, un niño inteligente pero sin poderes, los ayuda a comprender la situación y a salvar el mundo utilizando cualidades como la inteligencia, la creatividad y la amabilidad.
El primer cuento narra cómo unos compañeros de clase con superpoderes llegan al mundo real y descubren que sus habilidades ya no funcionan debido a un hechizo. Luca, un niño inteligente pero sin poderes, los ayuda a comprender la situación y a salvar el mundo utilizando cualidades como la inteligencia, la creatividad y la amabilidad.
El primer cuento narra cómo unos compañeros de clase con superpoderes llegan al mundo real y descubren que sus habilidades ya no funcionan debido a un hechizo. Luca, un niño inteligente pero sin poderes, los ayuda a comprender la situación y a salvar el mundo utilizando cualidades como la inteligencia, la creatividad y la amabilidad.
La vida de Luca Listillo en el cole de los dibujos animados era horrible.
Luca era un personaje de un cómic normalito sobre un niño muy listo, y eso era todo. Pero sus compañeros de clase, ellos sí que eran personajes: unos eran increíbles superhéroes y otros grandes magos o aventureros galácticos, todos con unos poderes tan alucinantes que hacían quedar a Luca como un pardillo ridículo. Tan espectaculares eran sus poderes y sus aventuras, que el mundo de los dibujos animados se les hizo pequeño. - “Esto es un rollo”, decían, “aquí siempre ganamos, y los malos son penosos. ¡Queremos malos de verdad, para que se enteren de nuestros poderes!”. A Luca todo aquello le daba pánico ¿Cómo enfrentarse al mundo de verdad, si ya en el mundo de los dibujos animados las pasaba canutas? Pero sus compañeros de clase consiguieron su objetivo, y un día todos ellos amanecieron en el mundo real. Ese mundo corría un gravísimo peligro, pero cuando quisieron salvarlo y trataron de utilizar sus poderes, se dieron cuenta de que ¡el mundo real estaba embrujado! Debía ser un hechizo terrible, porque todo parecía del revés: era imposible saltar de casa en casa, volar por los aires o utilizar la visión láser; cualquier pequeño golpe les dejaba terriblemente doloridos, las armas galácticas no funcionaban, y ninguno de los hechizos que conocían tenía efecto alguno. ¿Cómo iban a salvar al mundo si no podían usar sus poderes? Pero entonces apareció Luca. A él parecía que no le afectaba el hechizo, pues seguía siendo un chico muy inteligente, y no tardó en comprender lo que pasaba. Y junto a él, aparecieron también otros personajes que no habían perdido sus cualidades: habían sido dibujos animados del montón; niños y niñas alegres, divertidos, creativos, simpáticos , trabajadores o cariñosos, que podían seguir viviendo como siempre en aquel mundo embrujado. Y mientras sus “poderosos” compañeros no hacían más que preguntarse qué habría pasado con sus poderes, el nuevo grupo de héroes puso en práctica todas sus habilidades para tratar de salvar al mundo de aquel gran peligro. Y tuvieron un gran éxito, porque el peligro que acechaba al mundo real no era otro que llenarse de niños que se quedan sin hacer nada, esperando recibir algún mágico y misterioso poder que todo lo arregle.
El héroe que iba a salvar al mundo
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Estaba Totó, un niño totalmente normal, caminando por la playa, cuando un
erizo de mar lo picó. En ese preciso instante, al sacudir el pie, le atacaron a la vez una medusa, un mosquito y un pez loro, mientras pisaba la cola a un ornitorrinco y le caía en la cabeza una cagarruta de gaviota... Total, que de todas aquellas coincidencias sólo podía surgir un superhéroe, con impresionantes superpoderes: ¡Superpower Ultra Man! Tales eran los poderes de aquel fenómeno, que inmediatamente pensó que no podría malgastarlos en cosas pequeñas, y Superpower Ultra Man comenzó a buscar los peligros y amenazas que acechaban al mundo para salvarnos a todos de los malos más malísimos. Pero por más que buscó con su supervisión, por más que recorrió el mundo con su hipervelocidad y escuchó los cielos con su oído digital multifrecuencia, no encontró a nadie tratando de conquistar la galaxia o de hacer explotar el planeta. Por no encontrar, ni siquiera encontró a ningún villano tratando de secar los mares o robar tan sólo una montañita. Parecía que todo el mundo, los buenos y los malos, se dedicaban a cosas mucho más comunes y que sólo tenían problemas normales. Así que el bueno de Superpower Ultra Man pasaba los días aburrido explorando los cielos en busca de misiones imposibles a la altura de un superhéroe de su valía. Tanto se aburría, que cuando le ofrecieron hacer un programa de televisión para demostrar sus habilidades terminó por aceptar, aunque sólo se tratase de una triste exhibición en la que apenas podría rescatar a varias decenas de personas. Y cuando por fin llegó ese momento de gloria con el que sueña todo superhéroe, resultó que la demostración fue un desastre. Superpower Ultra Man estaba tan acostumbrado a pensar las cosas a lo grande, que no sabía cómo agarrar a una sola persona y ponerla a salvo. Lo hacía de 20 en 20, sin controlar su fuerza o su velocidad, así que aquello acabó en una ensalada de golpes, chichones, arañazos, gritos, huesos rotos y ropas destrozadas. Doloridos y medio desnudos, los “salvados” terminaron llamando al superhéroe de todo menos guapo, entre las sonoras risas del público y los periodistas.. Posiblemente ningún superhéroe haya pasado nunca tanta vergüenza. Y es que desde aquel día, cada vez que alguien renuncia a hacer algo por considerarlo demasiado poco, todos le recuerdan el caso de Superpower Ultra Man, diciendo: “ No seas tan Superpower ni tan Ultra Man, que si no haces lo pequeño lo grande nunca sabrás”.
Un superpoder muy especial
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Todos los superniños se habían reunido con urgencia: la galaxia vecina
necesitaba que eligieran al mejor para enviarlo a luchar contra los malos. Pero estaba resultando difícil. - Para acabar con los malos hay que verlos a través de las paredes, y pillarles en ese momento- decían los niños con supervisión. - Nada de eso. Solo yendo rápido se puede conseguir que los malos no escapen - respondían los que tenían supervelocidad. - Siempre escapan volando. Sin volar no se puede ser el mejor súper - decían los que volaban. - Nada de eso sirve sin fuerza- respondían los superforzudos. … y así siguió la discusión por mucho tiempo. Hasta que apareció el niño supersabio acompañado por otro niño muy normalito. Era pequeño, delgaducho, y además no llevaba ningún traje especial. - Este superniño resolverá el problema - dijo muy seguro. - ¿Sí? Eso no hay quien se lo crea ¿Qué poderes tiene? ¿Es fuerte? ¿Es rápido? ¿Tiene armas secretas? ¿Pero cómo va a luchar contra los malos? - preguntaban un poco enfadados. - Pues no sé qué hace - respondió supersabio- pero funciona. Todos protestaron, pensando que era una broma, y la discusión prosiguió entre gritos. Pero algún extraño poder debía tener aquel niño. Porque unas horas más tarde los superniños ya no discutían y celebraban entre aplausos que se habían puesto de acuerdo para enviar al niño a la galaxia vecina. En la galaxia vecina lo recibieron extrañados: nunca habían visto un superniño con tan pocos poderes. Además, se pasó semanas sin atrapar un solo malo. Entonces decidieron expulsarlo, pero acudió tanta gente a despedirlo que los jefes pensaron que algo raro pasaba. Llamaron a las cárceles, donde les contaron que estaban casi vacías. La policía explicó que casi no había delitos, y por eso no había detenciones. El superpoder secreto había vuelto a funcionar. Quedaban tan pocos malvados, que la Liga de los Villanos Incorregibles secuestró al niño para averiguar de dónde salían sus poderes. - Yo no tengo ningún poder- dijo el niño.- Solo intento que la gente esté mejor: ayudo cuanto puedo, comparto mis cosas, perdono rápido, sonrío siempre… Mientras hablaba con los villanos estuvo haciendo malabares, repartiendo golosinas y abrazos, contando chistes, curando heridas, preparando la cena, ayudando aquí y allá… Los villanos se sentían tan a gusto con aquel niño que ninguno de ellos se acordó de salir a hacer el mal… Pronto todos empezaron a comprender en qué consistía el increíble superpoder de aquel niño tan normalito. Y así siguió el niño: cambiando el mundo sin atrapar ningún malvado. Le bastaba con ayudarlos a sentirse mejor para que dejaran de querer ser malos. Su secreto funcionaba tan bien que los demás superniños terminaron olvidándose de sus otros poderes para aprender a usar ese nuevo poder tan especial. Por eso los niños ya no tenéis superpoderes ¿Qué falta os hacen, si tenéis el más valioso de todos? Vosotros podéis alegrar el día a cualquiera. Eso sí. No dejéis de usarlo ¡La galaxia os necesita!