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JUSTIFICACION DE LA ELABORACION DEL AFICHE

Los Derechos Humanos amparan a los niños y niñas alrededor del mundo son de carácter inalienable e
irrenunciable, por lo cual estos prioran en cualquier circunstancia, no son negociables y no pueden ser
desconocidos por ningún particular, grupo o institución, quienes están atados a tratar a los infantes a la luz de
estos principios, sentados respectivamente en la Declaración de los Derechos del Niño, entre otras
convenciones y legislaciones a nivel mundial.

Pero a pesar de todos esos avances generalizados, todavía hay muchos niños que han quedado aún más
rezagados que antes. A los desafíos antiguos se les han sumado nuevos problemas que privan a muchos niños
tanto de sus derechos como de los beneficios del desarrollo. Es evidente la necesidad de hacer un cambio
sustancial en la concepción que hasta ahora teníamos de los niños, niñas y adolescentes para hacer posible
desde nosotros mismo, un trato justo a nuestros pequeños ciudadanos.

Convenio del Consejo de Europa responde a la necesidad de dotar a los legisladores de una herramienta útil y
accesible relativa a uno de los convenios internacionales más completos en el combate al abuso y la violencia
sexuales hacia los niños, como es la Convención de Lanzarote. Aborda y explica las disposiciones de ese
instrumento, con ejemplos de las mejores prácticas legislativas europeas en ese ámbito y enfatiza los aspectos
más sensibles que no deben escapar a nuestra atención.

Asimismo, incluye el tratamiento de los que se pueden considerar nuevos delitos, aquellos llevados a cabo con
el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, como el denominado “grooming”, y da un lugar
importante a la prevención. Teniendo en cuenta la necesidad de elaborar un instrumento internacional global
que se centre en los aspectos relacionados con la prevención, la protección y la legislación penal en materia de
lucha contra todas las formas de explotación y abuso sexual de los niños, y que establezca un mecanismo de
seguimiento específico.

Las formas de trabajo infantil que deberían preocuparnos seriamente incluyen aquellas actividades que
exponen a los niños a tareas físicamente perjudiciales, a maquinaria o herramientas peligrosas, o a sustancias
tóxicas; que impiden la estimulación positiva de los niños o los exponen a situaciones y experiencias como la
droga, la violencia o la prostitución. Los niños involucrados en estas formas tan severas de trabajo a menudo
son esclavizados, aislados de sus familias o abandonados a su suerte. Las peores formas de trabajo infantil,
como está ampliamente reconocido, son difíciles de medir con herramientas como las encuestas de hogares
pues la gente no las reporta fácilmente.

Las peores formas de trabajo infantil son todas aquellas que amenazan la salud física y emocional, seguridad,
integridad y desarrollo de los niños, independientemente de que estos reciban un salario por realizarlas o no.

El trabajo infantil condena al niño a un presente angustioso y a un futuro sin esperanza”

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