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Letras Hispdnicas Miguel de Cervantes Saavedra Novelas ejemplares II Edici6n de Harry Sieber EL LICENCIADO VIDRIERA ‘LA FUERZA DE LA SANGRE EL CELOSO EXTREMENO LAILUSTRE FREGONA Tas Dos DONCELLAS LA SERORA CORNELIA EL CASAMIENTO ENGAROSO EL COLOQUIO DE LOS PERROS VIGESIMA EDICION ‘CATEDRA LETRAS HISBANICAS Novela del celoso extremefio ‘No ha muchos aos quedo un tagar de Extremadura sais tun alg, nacido de padtes nobles, eleva, como, un oto Prédigo's por diversas partes de Espata, lala y Flandes anduvo galtando ss loe"aoe como ls backends; yal fin de Imuchas pereginacloas, meron sus padres» gastado su patrimon, vine & parca la gras ciudad de Seva, donde Dal ooxsin muy bastante? pars acabar de sonsumi To poco Que le quedaba. Vidndose, pues, tan fat de diners, y am AD. con michos amigos se acogd al medio a que otros Muchos perdios en aquela ciudad se acogen, gue teal pe Ste a lat Indias, regio amparo de le desxperadon de Espata, iglesia do los alzados, salnoconducto de los oni cine, pala“ cubirta de los jugadores quan liman cleros fos penton ef clare, adagaza general de mujeres bres, en: sano coma de muchos yremedio particular de poco. En fin, Hepado el tempo ea que na fos be pata. para Tierairme’, acomodandsae con el slmicante dela, aderezb * o1re Prédigo: El primero fue el Hijo Pr6digo de la Biblia (Sen ILugas, XV, 1192) 2 may bastonte: conveniente, buena ocasin, 3 Glaados: Son lor que han sufido bancerota o fasssados en un egecio, defraudando'a lor dewdores; buscen alo en ugar seguro "20 se detenldos por la justia; Auondader define la expres arse con cl bancor asi: «Entre hombres de negocios, banguetos ¥ mereaderes, es bo mismo’ que quebras, retirindose a Ja iglesia, ‘atzo paraje seguro: * pala: Es el encubridor en germanta; hacer pala.sen la: gormani signfica, ponerse un Tadrén delante de alguno a quien quieren robar ira ocuparle ia visti» (Aut): ft. cologuio de lar perro. 8). S"Terafirme: Salian las floes” de '2'conrinuo: continuadamente; de contine; véase La giana, n. 39 yRinconetey Conedilo, 1. "romoras on srs Es dest, teerlas en la forma de barras de plat 101 do las mercancias y pareciale que, conforme @ lot aftos que tenia, le sobraban dineros para pasar la vida, y quisiera pa sarla'en su tierra y dar en ella su hacienda a tributo, pa sando en ella los aflos de su vejez en quietud y sosiego, dando a Dies To que podia, pues habla dado al mando mas de lo que debia, Por olra parte, comsideraba que la estrecheza dde su patria era mucha y la gente muy pobre, y que el irse 4 Vivi a ella era ponerse por blanco de todas las import hidades que los pobres suelen dar al rico que tienen por ve: ino, y mis cuando no hay otro en el lugar a quien acudir con sus miserias. Quisiera tener a quien dejar sus bienes des- ués de sus dias, y con ests deseo tomaba el pulso a su fortaleza, y pareciale que ain podia llevar la carga del mate. monio; y en viniéndole este pensamiento, le sobressitaba un tan gran miedo, que asi so lo desbarataba y deshacia como hace a la niebla el viento: porque de su natural condiclén cera el més celoso hombre de} mundo, aun sin estar casado, ues con sélo la imaginacisn de serlo fe comenzaban a ofender fos celos, a fatigar las sospechas y a sobresaltar las imagina cones, y esto con tanta eficacia y vehemencia, que de todo fen todo propuso de no casarse Y estando resuelto en esto, y no 10 estando en lo que hat de hacer de su vida, quiso’ su suerte que pasando un Por una calle, alzase’los ojos y viese a una ventana puesta, tuna doncella, al parecer de edad de trece 0 catorce aflos, de tan agradable rostro y tan hermosa que, sin ser poderoso para efenderse, el buen viejo Carrizales rindié la flaqueza de sus ‘uchos aflos a los pocos de Leonora, que asi era el nombre de Ia hermosa doncella. Y luego, sin mas detenerse, comenz6 4 hacer ‘us gran montin de dscrss, y hablando consigo Esta muchacha es hermosa, y a lo que muestra la pre- sencia desta casa, no debe de ser rica; ella es nifa: us ppocos aflos pueden asegurar mis sospechas. Casarse he con ‘lla; encerraréla y haréla a mis madas, y con esto fo tendrd otra condicién que aquella que yo le ensefaré. Y no soy tan viejo que pueda perder Ia esperanza de tener hijos que me hereden. De que tenga dote o no no hay para qué hacer caso, pues el cielo me dio para todos y los rcos no han de buscar ‘en sus matrimonios hacienda, sino gusto: que el gusto alarga Ja vida y los disgustos entre los easados a ecortan. Alto, ues: echada esti'la suerte, y Esta es la que el cielo quiere ue yo tenga. wm Y asi hecho este soliloquio, no una vez, sino ciento, al cabo de algunos dias hablo con los padres de Leonora, y supo feomo'*, aunque pobres, eran nobles; y dandoles cuenta de su intencién y de la calidad de su persona y hacienda, les rogé le diesen por mujer a su hija, Ellos le pidieron tiempo pars informarse de lo que decia, y que él también le tendria a enterarse ser verdad lo que de su nobleza le habian sho, Despidiéronse, informéronse las partes, y hallaron ser anst lo que entrambos dijeron; y, finalmente, Leonora qued6 por exposa de Carrzales, habiéndola dotado primero en veinte ‘mil ducados: tal estaba de abrasado el pocho del cclaso vio. El cual apenas dio el st de esposo, cuando de golpe le em- Distié un tropel de rabiosos celes, y comenzé sin causa a guna a temblar y a tener mayores euidados que jamas habia fenido. ¥ la primera muestra que dio de su condicion celosa fe no querer que sastre alguno tomase Ia medida a su esposa de Jos muchos vestides que pensaba hacerle, y asi, anduvo mirando cudl otra mujer tendrla, poco més 0 menos, el tale y cuerpo de Leonora, y hall6 una pobre, a cuya medida hizo hacer una ropa, y probindosela su esposa halls que le venia bien, y por aquetia medida hizo los demés vestides, que fueron antes y tan ricos, que los padres de la desposada tuvieron or mis dichosos en haber acertado!S con tan buen yerno, ara remedio suyo y de su hija. La nifla esteba asonibrada e ver tantas galas, @ causa que las que ella en su vida se habia puesto no pasaben de una saya de raja y una ropilla de tafetin. La segunda sefal que dio Felipo* fue no querer juntarse con su esposa hasta tenerle puesta casa apart In cual aderezd fen esta forma: compré una en doce mil ducados, en un barrio principal de la ciudad, que tenia agua de pie” y jardin con ‘muchos naranjos; cerrd todas las ventanas que miraban a la calle, y dibles vista al cielo, y lo mismo hizo de todas las otras de casa. En el portal de la calle, que en Sevilla Usman ‘casapuerta's, hizo una caballeriza para una mula, y encima della un pajar y apartamiento donde estuviese el’ que hab 17 coma: om el sentido de aquers véase M. Moline I, pi 684, 'S Jaber avertado El texto, savela certador, 46 Follpo: El texto, «Flpo.. Su nombre con se» es ya aceptade. W agua de pie: «lo mismo que agua corriente, @ de fuenie, a difereocia dele eles pozas ynosias (Au) "8 casapuerta: el portal del casa, 103 de curar della, que fue un negro viejo y eunuco; levant6 las paredes de las azuteas de tal manera que el que entraba en la casa habia de mirar al cielo por linea recta, sin que pu- diesen ver otra cosa; hizo torno que de la easapuerta res- pondia al patio. ‘Compré un rico menaje para adorar ta casa, de modo que por tapicerias, estrados y doseles ricos mostraba ser de un grat Seflor; compro, asimismo, cuatro esclavas blaneas, y herrlas en el rostro, v otras dos negras bozales Conceriése con un despensero que le trujese y comprase dde comer, con condieién que no durmiese en casa ni entrase en ela sino hasta el torno, por el cual habia de dar lo que ttujese. Hecho esto, dio parte de su hacienda a censo™®, sie tuada en diversas y buenas partes, otra puso en el baneco, ¥y quedése con alguna, para lo que se le ofreciese. Hizo as mismo llave maestra para toda la exsa, y encerr6 en ella todo Jo que suele comprarse en junto y en sis sazones, para la compuesto, se fue a casa de sus suegros y pidi6 a su muje, que se la entregaron no con pocas lagrimas, porque les parecié, ‘que la llevaban a la sepulturs La tierna Leonora aun no sabia lo que la habia acontecido, y,aSi, lorando con sus padres, les pidié su bendicioa, y des Dldiendose de ellos, rodeada de sus esclavas y eriedas, de la mano de su marido, se vino a su casa, y en entrando en ella les hizo Carrizales un sermén a todas, encargindoles Ja guarda de Leonora y que por ninguna via ni en ningin modo dejasen entrar a nadie de Ia segunda puerta adeniro, ‘aunque fuese al negro eunuco. Y a quien més encarg® la ‘guarda y regalo de Leonora fue a wna dueta de mucha pru- dencia y gravedad, que recibié come para aya de Leonora y para que fuese superintendente de todo lo que en Ia casa se hiclese y para que mandase a las esclavas y a otras dos doncellas de la misma edad de Leonora, que para que se entre: tuviese con las de sus mismos afios asimismo habla recebido. Prometidles que las trataria y regalaria a todas de manera 1 oawles,negtoerecin sacados de su pain; Covarrubias dice que ft boral wes el negro. que no she ta Temgua que la sys, y lt Tengua, o lengusje se lama labo, y Ios labios bezos; de boca, boza Ye al bona 'n censor Ex deci, recibe «ieta pension anual, carpus o im esta Se [| su fou] Hacienda o bienes races.» (Aut) 108 ‘que no sintiesen su encerramiento, y que los dias de fiesta, ‘todos, sin faltar ninguno, irfan a cit mise; pero tan de ma flana, que apenas tuviese 1a luz lugar de verlas. Prometiéronle las erialas y esclavas de hacer todo aquello que les mandabs, sin pesadumbre, con prompta voluntad y buen fnimo. Y la ‘nuova esposs, encogiendo los hombros, baj6 la cabeza y dijo {que ella no tenia otra voluntad que la de sulesposo y Seftor, 4 quien estaba siempre obediente. Hecha esta prevencién y recogido el buen|extremefio en su ‘casa, comenz6 a gozar como pudo los frutos del matrimonio, Jos cuales a Loonora, como no tenia experiencia de otros, fran gustosos ni desabrides; y ast, pasaba el tiempo con su ‘duets, doncellas y esclavas, y ellas, por pasarle mejor, dieron fen sor golosas, y pocos dias se pasaban sin hacer mil cosas {2 quien la21 mel y el azdcar hacen sabrosas. Sobrabales para fesoen grande abundancia lo que habia menester, y no menos sobraba en su amo la voluntad de darselo, pareciéndole que ‘con ello las tenfa entretenidas y ocupadas, sin tener lugar ‘donde ponerse a pensar en su encerramiento. Leonora andaba a lo igual con sus criadas, y se entret ‘en Jo mismo que ellas, y aun dio con su simplicidad en hacer muflecas yen otras niferias, que mostraban la llaneza de sv Condicién y Ia terneza de sus aftos; todo lo eual era de gran- dlisima satisfacfcjion para el celoso marido, pareciéndole que habia acertado a escoger la vida mejor que se la supo ima- sginar y que por ninguna via la industria ni la malicia hu- mana podian perturbar su sosicyo. Y asi, silo se desvelaba ‘en tract regalos a su esposa y en acordarle le pidiese todos Ccuantos le viniesen al pensamiento, que de todos seria servida. [Los dias que iba amisa, que, como esti dicho, era entre dos luces, venian sus padres, y en la iglesia hablaban 2 su hija, delante de su marido, el cual les daba tantas dadivas que, aunque tenian lAstima a su hija por Ia estrecheza en {que vivia, Ia templaban con las muchas dadivas que Carr: 2ales, su liberal yerno, les daba, Levantibase de maflana y aguardaba a que el despensero viniese, a quien de la noche antes, por una c&dula que ponian en al torno, le avisaban lo que habia de truer otro dia; y en Viniendo el despensero, salia de casa Carrizales, las més veces 4 pie, dejando cerradas las dos puertas, la de la calle y la de en medio, y entre las dos quedaba el negro, la: Ebene, cle. 10s fbase a sus negocios, que eran pocos, y con brevedad daba la vuelta, y, encertindose, se entretenia en regalar a su esposa y aeariclar’ a sus criadas, que todas le querian bien, por ser de condicion ilana y agradable, y, sobre todo, por mor trarse tan liberal con todas, Desta manera pasaron un aflo de noviciado, y hicieron pro- fesim en aquella vida, determingndose de llevarla hasta ol fin de las suyas: y ast fuera si el sagaz. perturbador del ge- nero humano no lo estorbara, como ahora oiréis. ‘Digame ahora el que se tuviere por més discreto y reca- tado qué més prevenciones para su seguridad podia. haher hecho ef anciano Felipo, pues aun no consintis que dentro de su casa hubiese algin animal que fuese varén, A los ratones ella jamas los persiguié gato, ni en ella se oy Indrido de perro; todos eran del genero femenino, De dia pensaba, de noche no dormia; él era la ronda y centinela de su casa y al ‘Argos? de fo que bien queria. Jamis entré hombre de la prcr- ta adentzo del patio. Con sus amigos nogociaba en. ta calle Las figuras de los panos que sus salas y cuadras adomaban, todas eran hembras, flores y boscajes. Toda su casa olia hhonestided, recogimiento y recato: aun hasta en las consejas que en las largas noches de invierno, en la chimenea, sus ctiadas contaban, por estar él presente, en ninguna ningin igénero de lascivia se descubria. La plata de las canas del viejo 4 los ojos de Leonora parecian eabellos de oro puro, porque fl amor primero que las doncellas tienen se les imprime en el alma como el selio en la cera, Su demasiada guarda le pe- recla advertido recato; pensaba y erela que lo’ que ella pa saba pasaban todas las recién casadas, No se desmandaban sus pensamientos a salir de las paredes de su casa, ni su vo: luntad deseaba otra cosa m4s de aquella que 1a de su marido queria; sblo los dias que iba a misa vela las calles, y esto era tan de mafiana, que, sino era al volver de la iglesia, no ‘habia tuz para mirallas. _No se vio monasterio tan cerrado, ni monjas més recogidas, ni manzanas de oro tan guardadas; y con todo esto, m0 pudo fen ninguna manera prevenir nj excusar de eaer en lo que 7e- celaba; a lo menos, on pensar que habia caido. Hay'en Sevilla un genero de gente ociosa y holgazana, quien cominmente suelen llamar gente de barrio, Estos son 2 Argos: El de cen oes; vase La gitanila, m1. 106 los hijos de veeino de cada eolacién, y de los mas rieos della; gente baldia, atildada y meliflue, de la cual y de su traje y ‘manera de vivir, é2 su condicion y de las leyes que guardan etre si, habia mucho que decir; pero por buenos respectos Se deja Uno destos galanes, pues, que entre eilos es llamado virore, ‘ovo soltero, que a les Feeién easados Haman mantones, asestd f mirar la casa del recatado Carsizales, y vigndola siempre cerrada, le tomé gana de saber quién vivia dentro; y con tanto lahinco y curioridad hizo la diligencia que de todo vino a saber lo que deseaba, ‘Supo la condicién del viejo, de la hermosora de su esposa y el mode que tenia ‘en guardatla; todo lo cual le encendi® fl deseo de ver si seria posible exputar, por fuerza 0 por industria, fortaleza tan guardada. Y comunicindolo con dos Virotes yun mantén sus amigos, acordaron que se pusiese ppor obra, que nunca para tales obras faltan consejeros y ayu- ‘adores, Dificultaban el modo que se tendria para intentar tan dif cculiosa hazafa: y habiendo entrado en bureo™ muchas veces, ‘convinieron en esto: que fingiendo Loaysa, que asi se lamba fl vote, que iba fuera de la ciudad por algunos dias, se qui tase de los ojos de sus amigos, como lo hizo; y hecho esto, se puso unos calzones de lienz0 limpio y eamisa limpia; pero fencima se puso unos vestidos tan rots y remendados. que hhingin pobre en toda 1a ciudad los train tan astrosos. Qui tse un’ poco de barba que tenia, cubriése un ojo com un parche, vendése una pierna estrechamente, y arrimindose a ‘dos muletas se convirtié en un pobre tullido tal, que el mis ‘verdadero estropeado no see igualaba CCon este talle se ponia cada noche a la oracién a ta puerta de la casa de Carvizales, que ya estaba cerrada, quedando ‘el negro, que Luis se llamaba, cerrado entre las dos puertas. Puesto al Loaysa, stcaba una guitarrilla algo grasienta y falta de algunas cuerdas, y como él era algo miso, comen zabe a tafler algunos sones alegres y regocijados, mudando la ‘vor por no ser conocido, Con esto, se daba priesa a eantar ro Tia we dij oft. Guzman de Alfracho, ef. P. Rico, pig. 451 “Dabaie buenos consejos: que no admitiese mocios de barrio... 2 entrado en bureo: Es decir. nabiendove reunido a menudo pe conversa sobre el sruntor Covarrubias describe

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