Me parece fascinante como el arte perdura en el tiempo de una manera provocadora y
subversiva, cómo este medio, que es el más antiguo de la historia de la humanidad, puede dialogar, de una manera crítica, con la contemporaneidad, teniendo en cuenta que la pintura es el medio más antiguo y persistente de la historia, podemos hablar de pintura desde las cavernas neolítica, pero paradójicamente en el transcurso de la historia, ha sido dado por muerto muchas veces. Recordémoslo por ejemplo con el invento de la fotografía, o incluso más adelante con la llegada de lo digital, pero su fuerza no se agota y se percibe en las diferentes salas de exposición, donde te sumerges en el mundo de la contemplación en un recorrido al interior de los códigos expresivos de la pintura. Es la pintura como medio; una mirada auto-reflexiva. Durante el recorrido por el MAMBO me interpelaba mucho el escenario de corrosión, decadencia soledad y podredumbre que planteaba la obra de David Manzúr, entonces intenté observarla con otros ojos, pero era imposible no caer siempre en la misma sensación, observé detalladamente unos rostros, tres para ser especifica: rostros que no se identificaban porque estaban cubiertos por una tela de moscas. En un momento daban la impresión de ser una obra con sentido político, de comunicar el desespero, quizás por los desaparecidos y muertos en nuestro país, en donde la impunidad reina y la naturaleza de tantos crímenes es algo que llevamos en mascaras indefinidas, maquilladas con sangre y silencio. Dirigí mi atención al título de la obra Miss Venecia y cambio toda la perspectiva que hasta ahora tenía de la obra (No todos leen el título) y deduje entonces que Manzur probablemente no pensó esta obra en el contexto colombiano y que puede significar miles de cosas, al finalizar el recorrido esta idea seguía retumbando en mi cabeza es por ello que tiempo después gracias a San Google pude relacionar a Venecia, una ciudad que lidera el ámbito de la cultura, como el centro de las caras que se esconden, que expresan con la mirada cada desdén o alegría interna; Pero como dice el autor en una de sus entrevistas para la revista Credencial “Venecia, que es la ciudad decadente por excelencia, se está hundiendo y la humanidad no sabe cómo salvar a esa joya legendaria” Curiosamente me sentí satisfecha con la idea principal de este artista y lo que me generó, aunque insto en que se puede desmarcar la obra de un contexto Veneciano, pues la decadencia se encuentra derredor en cada uno de nosotros, ¿Qué hacer con ella?, interpelarnos y seguir haciendo arte que provoque a la investigación y cambio.