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Universidad Autónoma de Tlaxcala.

Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y


Criminología.
Licenciatura en Derecho.

Deontología de los abogados: deberes del abogado.


Lic. Tania Pedraza Tuxpan.
Deontología Jurídica.
Presenta:
Andrea Popocatl Sánchez
Paloma Taneco Martinez
Monserrat Yoleni Camacho Jimenez
Flor Vanessa Martinez Cortes
Kendor Flores Hernandez
Karen Cervantes Diaz
Luis Rey Lopez Zempoalteca

2A Vespertino

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Introducción.

Importancia y necesidad de la ética.


La ética o filosofía moral es la ciencia que, a la luz de la razón, reflexiona sobre el
sentido, la licitud y validez, bondad o maldad de los actos humanos.

La ética, tiene como finalidad establecer una plataforma valorar que supere lo
arbitrario y caprichoso en las actuaciones humanas. Como parte de la filosofía, la
ética se relaciona estrechamente sobre todo con la antropología filosófica y con la
metafísica, y como ciencia del comportamiento con la psicología, con la sociología
y con el derecho.

La ética se ha comparado con un faro que ilumina el camino y da sentido a la vida,


pero también es una luz interior, ya que en el fondo del espíritu se encuentran las
intenciones, que son importantes en los actos humanos, pero sobre todo la
invisible y secreta fuente de la conciencia.

Importancia y necesidad de la deontología jurídica.


La palabra deontología es de origen griego y significa "tratado o estudio de deber".
Actualmente la palabra deontología se utiliza también para distinguir uno de los
enfoques de la moral moderna en contraposición al enfoque teleológico. El
derecho, que alguien ha descrito con acierto como el mínimo de ética exigible,
estaría destinado, de algún modo, a restaurar el orden y la armonía en la
sociedad. Pero si el derecho en su aplicación se corrompe, el caos es mayor y se
hace más urgente recurrir de nuevo a la ética para romper el círculo vicioso y que
se propicie, al menos, la aplicación justa y equitativa del derecho.

Es cierto que el derecho no lo es todo, pero si lo jurídico estuviera impregnado de


valores éticos, se daría un paso decisivo hacia un mundo más humano y más
justo.

La Barra Mexicana, Colegio de Abogados fundada en 1922, elaboró un Código de


Ética Profesional de acuerdo con un proyecto de acuerdo con un proyecto del
licenciado Antonio Pérez Verdía en 1957. Este Código contiene 49 artículos que
en su mayor parte todavía conservan su vigencia.

Lealtad hacia el cliente.


La lealtad está basada en los valores de justicia, verdad y honradez, la
importancia radica en que quien contrata los servicios de un abogado necesita
sentir que éste le será fiel desde el principio, que no lo va a abandonar o

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traicionar, y que siempre analizará toda su imaginación, creatividad e inteligencia
para contrarrestar los argumentos del litigante opositor.

El artículo 2589 apunta:

El procurador o abogado que acepte el mandato de una de las partes no puede


admitir el del contrario, en el mismo juicio, aunque renuncie al primero.

Sanción en el Código Penal.

Las sanciones a conductas tan impropias de un profesional se hallan tipificadas en


nuestro Código Penal.

Articulo 319. Se impondrá de seis meses a cuatro años de prisión, de cincuenta


a trescientos días de multa y suspensión para ejercer la abogacía, por un término
igual al de la pena impuesta a quien.

I. Abandone una defensa o un negocio, sin motivo justificado y en perjuicio


de quien patrocina.
II. Asista o ayude a dos o más contendientes o partes con intereses
opuestos en un mismo negocio o negocios conexos, o acepte el
patrocinio de alguno y admita después el de la parte contraria en un
mismo negocio.

Así mismo las fracciones VI y VII del artículo transcrito señalan:

VI. Como defensor de un inculpado, no ofrezca ni desahogue pruebas


fundamentales para la defensa dentro de los plazos previstos por la ley,
teniendo la posibilidad de hacerlo.

Si el responsable de los delitos previstos en este artículo es un defensor particular,


se le impondrá, además, suspensión de seis meses a cuatro años en el ejercicio
de la profesión.

Si es defensor de oficio, se le destituirá del cargo y se le inhabilitará de seis a


cuatro años para desempeñar otro empleo, cargo o comisión.

Sanción en el Código Civil.

Por otro lado, el Código Civil al referirse a las obligaciones de los profesores
sujetos a un contrato de prestación de servicios profesionales, estipula que estos
no deben abandonar a sus clientes.

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Articulo 2614. Siempre que un profesor no pueda continuar prestando sus
servicios, deberá avisar oportunamente a la persona que lo ocupe, quedando
obligado a satisfacer los daños y perjuicios que se causen, cuando no dieren este
aviso con oportunidad

La lealtad hacia el cliente también implica sinceridad. El abogado debe buscar el


beneficio de su cliente y no así el propio, esa actitud es la lealtad, Para llevarla a
cabo, no debe entusiasmar o asustar al cliente, sino explicarle en forma veraz cual
es su situación y la posibilidad del éxito.

Una de las expresiones denigrantes con la que se llega a calificar a los abogados
es la de “picapleitos, pues en ocasiones estos profesionales al contrario de buscar
la concordia o el entendimiento, mantienen siempre la agresión y la discordia. Esta
clase de procedimientos provoca que los asuntos se alarguen y así cobran más
honorarios.

Deberes del abogado para con el cliente.


El Código de Deontología Jurídica de la Barra Mexicana de Abogados dedica
a considerar los deberes del abogado para con el cliente los arts. 26 a 38. En
sección aparte, arts 10, 11 y 12, se considera el secreto profesional.

1. Atenderlo personalmente
2. Servirlo con eficacia y empeño, pero sin sacrificar la libertad de ciencia del
abogado.
3. No prometer el éxito a toda costa y saber aceptar una transacción justa.
4. Asumir la responsabilidad si hubiere, por parte del abogado, negligencia,
error inexcusable o dolo, e indemnizar por daños y perjuicios, si fuere el
caso.
5. Avisar al cliente si existiera conflicto de intereses al asumir su causa.
6. Renunciar al patrocinio solo por causa justificada, en especial si su honor o
dignidad profesional resultan dañados, pero cuidando de no dejar al cliente
en estado de indefensión.
7. Velar por la conducta correcta y respetuosa del cliente para con el juez, los
funcionarios, la contraparte y su abogado, y terceros, en caso negativo,
renunciar al patrocinio.
8. Renunciar a la causa en caso de que descubra en el juicio una
equivocación o impostura que beneficie injustamente a su cliente y a la cual
éste no quisiera renunciar.
9. Cumplir con la obligación de guardar el secreto profesional
10. Percibir honorarios justos, consideradas todas las circunstancias del caso.

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Jimenez de Asúa comenta “la conducta moral es la primera condición para ejercer
la abogacía… nuestra profesión es ante todo ética… el abogado debe saber
derecho, pero sobre todo ser un hombre recto”

Atención personal, eficacia y responsabilidad.


Cicerón, en su De Oratore nos comunica su propia experiencia: “Tengo la
costumbre de conocer el asunto de mi cliente por él mismo, de reunirme a solas
con él para que hable libremente, de desempeñar el papel de su parte para que él
me instruya a fondo y darle, para que se explique, todo el tiempo que desee.
Después, cuando él se va, me pongo sin ninguna prevención en la posición de su
adversario y del juez”.

El abogado debe ser muy cauto al adquirir información, aun de su propio cliente.
En ocasiones no es posible ni prudente oír a la otra parte, pero hay que
considerar que quizá únicamente de este modo se puede tener la verdad
completa.

Al mismo tiempo que aconseja, al abogado reconforta de valor y confianza.


Cuando se da un consejo es porque se cree que es correcto y justo. En cambio,
cuando existan serias dudas sobre la verdad o la justicia de la causa, más vale
dejarla a tiempo para no hacer el papel farsante. Tampoco es conveniente que el
abogado se preste a ser comodín: tan malo es no servir para nada como pretender
servir para todo.

El abogado no debe asumir casos en los que no tenga competencia, habilidad, o


tiempo suficiente para dedicarse al asunto.

El abogado puede conocer a la perfección el Código de Procedimientos, pero si


desconoce los procedimientos psicológicos que están detrás de las resoluciones
judiciales, puede llevarse una enorme sorpresa.

Pues el abogado desde su primer encuentro garantice a su cliente el éxito de su


causa puede ser un hábil profesional, casi un prestidigitador, pero no un buen
abogado: “de cuan insospechadas y remotas vicisitudes personales o familiares
dependen a menudo las opiniones de los jueces y la suerte de las personas
juzgadas”

Para obtener la justicia son necesarias estas tres cosas: tenerla, saberla pedir y
que nos la quieran dar.

La lealtad debe ser honorable y honesta. Así como el abogado tiene compromiso
con el cliente, también tiene compromiso con la verdad y la justicia: no sería ético
actuar ilegalmente contemporizando con mentiras, fraudes, cohechos, presión a

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testigos y otros procedimientos inmorales, tampoco sería leal entablar arreglos con
la contraparte a espaldas del cliente.

En suma, lealtad no significa complicidad, como tampoco el trato amable y cortes


para con el abogado de la contraparte significa que se sacrifique un ápice la
lealtad para con el propio cliente.

Secreto profesional.
El hombre es el ser de la palabra. La palabra es uno de los privilegios que lo
distinguen de los otros animales, la filosofía hebrea lo define como la segunda
expresión del corazón. Por medio de la palabra el hombre comunica sus
conocimientos, concierta convenios y sellas sus compromisos de amor.
Las faltas más graves que puede cometer el hombre son la mentira, la difamación
y la calumnia. La mentira se puede definir éticamente no tanto como no decir la
verdad, sino como un no decir la verdad comunicable.
Por lo cual es importante decir la verdad comunicable, cuando hay obligación de
hacerlo, como no comunicarla, cuando no exista tal obligación, ya que entonces
no es comunicable. Existe la obligación en muchas veces de guardar el secreto.

El secreto o sigilo se puede definir como la obligación moral de no manifestar a


nadie las noticias conocidas o recibidas confidencialmente. Se distingue tres tipos
de secretos; el natural (es una obligación de callar lo que sabemos aunque no
hayamos prometido callar), el promiso (es, cuando de sí no trae la cosa obligación
de callarse, ni tampoco encarga otro el secreto, sino que el que la sabe promete
guardarlo) y el comiso este último a su vez tienen tres categorías el que es a título
de simple confidencia, de amistad, o en el ejercicio de una profesión o también
conocido como secreto profesional, este se da solo en el desempeño laboral si se
conoció por otro camino no se trata del profesional sino de otro tipo de ejercicio.
La violación de este secreto constituirá una infracción a la justicia conmutativa, la
cual exige la rigurosa reparación de todos los daños materiales o morales
confusamente previstos.

Este secreto no siempre se trata de algo absoluto. El secreto profesional que no


admite ningún tipo de excepciones es el secreto sacramental. Trece Estados de la
Unión Americana reconocen legalmente este beneficio para los creyentes. Fuera
de este secreto especial, podríamos decir que los demás secretos admiten
algunas excepciones.

El secreto en general, incluido el profesional, encuentra sus límites en los


legítimos intereses de la sociedad, en los derechos individuales de otras personas
o en los derechos del mismo sujeto del secreto.

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El secreto profesional admite excepciones motivadas por el daño superior que se
podría infligir a una comunidad: “cuanto mayor fuere el daño, tanto más fácilmente
el profesional estaría autorizado a revelar la situación que le fue confiada”.

Pero es importante evitar los casos en el que el único motivo es la simple


venganza profesional. También hay veces en las que el titular consiente la
revelación, entonces el profesional queda liberado de su obligación de guarda
este.

También hay que considerar la causa excusante en virtud del principio de legítima
defensa que es una causa que justifica la realización de una conducta sancionada
penalmente, eximiendo de responsabilidad a su autor, y que en caso de cumplirse
todos sus requisitos, permite reducir la pena aplicable a este último.

El secreto profesional se encuentra fundado en el Código de Ética Profesional de


la Barra Mexicana de Abogados.

1. Art.10 Secreto profesional.


2. Art.11 Alcance de la obligación de guardar el secreto.
3. Art.12 Extinción de la obligación de guardar secreto.
Están grave la falta que supera los Códigos Deontológicos y su violación puede
ser sancionada en los códigos penales. El código penal para el distrito federal en
los arts. 210 y 211 sanciona la violación del secreto de profesional con una pena
que va de uno a cinco años de prisión, multa de 50 a 500 y suspensión de dos
meses a 1 año de profesión.
En el art.210 del Código Penal para el Distrito Federal admite excepciones a la
obligación de guardar el secreto, al considerar solo la revelación de este, sin justa
causa.
Se debe confiarlo solo al encargado o persona que pueda impedir el mal.

El secreto profesional comprende no sólo aquello que el cliente ha manifestado


directamente, sino también lo indirectamente revelado o lo que se deduce lógica o
supuestamente de lo comunicado.

Honorarios adecuados.
“Todo nos conduce al dinero”, afirma la sabiduría del Eclesiastés.

En efecto el dinero es algo importante pero la avaricia y el afán de lucro lo corroen


y de paso también la vida profesional.

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La liberalidad no es un lujo sino algo que conduce a la libertad y no a la esclavitud
de las cosas que las riquezas simbolizan. “Feliz el hombre que no corre tras el oro,
ni pone su esperanza en el dinero.

Antecedentes.

En los pueblos de la antigüedad el servicio del abogado se concebía como un


deber de caridad y solidaridad humana y tenía por consiguiente carácter gratuito.
A veces se recibía alguna recompensa pecuniaria o en especie y esto solo era por
gratitud pero poco a poco fue convirtiéndose en una profesión remunerada.
En el transcurso del tiempo se dieron algunas violaciones que exigieron algunas
reglamentaciones.
De Cicerón se cuenta que recibió un millón de sestercios por la defensa de Publio
Syla, y que el mismo confeso haber ganado más de 20 millones de sestercios
durante su carrera. Por esta razón en Roma durante la Republica, se promulgo la
ley Cincia que prohibía que el abogado recibiera de su cliente alguna
remuneración pero fue tan drástica esta medida que casi nadie la acato por lo cual
fue abrogada.
Fue hasta Claudio quien autorizo los honorarios con tal que fueran exigibles al fin
del litigio y que no superaran los 10 mil sestercios.

En Francia el principio de legitimación de la remuneración del abogado fue


teniendo, poco a poco, aceptación. Y se consideraba como algo natural que el
abogado recibiera una justa recompensa por sus servicios, sostenían que los
honorarios debían dejarse al reconocimiento espontáneo del cliente.

Para fijar los honorarios no solo se debe fijar como criterio salarial el tiempo de
horas invertidas en el caso, sino también otros criterios como importancia y
gravedad del asunto, recursos del cliente, prestigio y calidad del abogado, entre
otros. Por esta razón conviene fijar los honorarios antes del inicio del proceso.

En cualquier hipótesis, los honorarios deberían pasar a segundo plano cuando se


examinan las razones para aceptar o rechazar un caso ya que de lo contrario, el
afán de lucro seria lo decisivo en la actuación profesional.

Lo aun pero es que en México los abogados se jactan de nunca fijar sus
honorarios antes de asumir la causa. Sería razonable que el abogado, previendo
posibles complicaciones del proceso acordara con el cliente un incremento a su
pago si eso ocurriese, esto puede darse sobre todo en materia civil cuando se
alargue el proceso. En este caso sería importante notificarle al cliente y en caso de
que no pudiera aportar la suma monetaria, seria contra el honor profesional
abandonar la causa.

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Para combatir este afán de lucro en algunos países se han reglamentado las
tarifas del abogado como es el caso de Italia.
Otros países tienen leyes arancelarias para fijar los honorarios de los abogados
como lo es Argentina.
En el caso de México no existe ninguna reglamentación respecto a honorarios
pero el Código Deontológico de Abogados hace referencia a este aspecto.

1. Art. 34 Honorarios.
2. Art.36 Bases para la estimación de honorarios.
Al igual que el Código Civil para el Distrito Federal en el artículo 2670 establece
criterios orientadores para fijar los honorarios.

Pacto de cuotalis.

El Código Deontológico de Abogados establece este pacto en su artículo 36 y


consiste en que el abogado acepte recibir como honorarios un porcentaje de las
ganancias que resulten del éxito de la causa.

Más sin embargo este tipo de pactos pueden prestarse a la codicia y así ofuscar al
abogado en la defensa de la causa.

En roma este pacto está prohibido al igual que en la tradición francesa.

Según Carlo Lega, el pacto de cuota Litis contradice los grandes principios
deontológicos sobre todo el desinterés e independencia.

El pacto de cuota Litis se ha prestado a varios abusos de partes de los abogados.

Defensa de indigentes.

El Código Deontológico de la Barra de Abogados de México establece en su


artículo 7º que la defensa a los indigentes debe ser gratuita.
En 1962 el gobierno federal de Estados Unidos de América no prestaba ayuda
legal a los indigentes, sin embargo a partir del caso de Gideon la Suprema Corte
estableció que por existencia constitucional se debería dar a los indigentes
defensa gratuita cuando la pena por el delito fuera mayor de un año.

Deberes del abogado.

La gran satisfacción de la mayoría de los abogados es servir a la justicia y no solo


percibir grandes sumas de dinero con las que generalmente atribuyen a los
abogados.

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Es triste que tanto abogados como jueces se alimenten de multas suspicacias, es
cierto que quizá haya abogados y jueces deshonestos pero no se debe pensar
como una regla sino como una excepción, la soberbia y la avaricia son el cáncer
profesional, por esta razón se debería fomentar una actitud benevolente que
propicie la confianza, buena fe y la mutua comprensión.
El abogado se mueve en un ámbito más liberal mientras que el juez está atado por
las leyes por lo cual ambos son complementarios ya que sin el juez reinaría en el
litigio el desorden y sin el abogado la justica deshumanizadora.
La actividad del juez es tener una gran responsabilidad moral.

Existe un aforismo latino que señala “los abogados nacen, los jueces se hacen”
esto no quiere decir que el abogado no debe prepararse, más bien hace referencia
a que el juez requiere un conjunto de cualidades que requieren años de
reparación.

El trato entre ambas partes debería ser educado y cordial, que si un marciano se
presentara en una audiencia quedara impresionado por el grado de civilización de
los terrícolas.

Pueden existir relaciones de amistad entre abogados y jueces pero curiosamente


muchas veces pone en desventaja al abogado ya que el juez suele inclinarse a la
parte contraria.

La actitud del abogado no debe ser presuntuosa, sino humilde. En la audiencia no


se trata de dictar una conferencia, sino de persuadir al juez.

El lenguaje del abogado debe ser sencillo, pues el lenguaje ampuloso que
caracteriza a muchos abogados produce recelo, “la verdad se pierde cuando se
discute”

Para los jueces experimentados es importante lo que dice el abogado pero


también el tono en el que se dice ya que dice mucho.

Deberes del abogado para con el juez.


La gran satisfacción de buena parte de los abogados es servir a la es servir a la
justicia, y no se puede atribuir a la mayoría de ellos, como creen algunos jueces, el
tener como único objetivo percibir grandes ganancias, en semejantes juicios, esto
crea un ambiente de sospecha que perjudica la administración de justicia. En
general, abogados y jueces alimentan secretamente mutuas suspicacias, no falta
abogado deshonesto no jueces inicuos en el ya largo, y a veces tortuoso camino
del derecho. Pero como queremos pensar que esto no es la regla sino la

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excepción, se debería fomentar una actividad benevolente que propicie la
confianza y la buena fe de ambas partes, y la mutua comprensión.

El abogado se mueve en el ámbito de libertad más amplio que el de los


parámetros jurídicos; el juez, en cambio está atado por las leyes. Las dos
funciones, empero, son complementarios; sin el juez reinarían en el litigio el
desorden y el caos; sin los abogados la justicia seria deshumanizada, apegada a
parámetro más rígidos.

La función del abogado exige ingenuo, penetración e incluso imaginación para


descubrir los argumentos adecuados al caso. Esta labor es en apariencia más
ardua que la del juez, que al parecer solo “escoge” entre lo que expusieron los
litigantes. Pero muchas veces no es así; su tarea puede producir una profunda
congoja, ya que esa selección implica una grave responsabilidad mora. No cabe
duda de que en algunas ocasiones el juez querría acogerse a la admonición del
sermón de la montaña.

Al abogado le queda bien la pasión; al juez la serenidad; a ambos la humildad y el


respeto mutuo, pues sus funciones, aunque diversas son necesarios para
completar el rompecabezas. En ambos deben brillar la cortesía, la educación, la
urbanidad, aunque los dos deberían hundir de la soberbia como de un grave
cáncer profesional, en el juez esta es más perniciosa. El juez no es infalible y su
sentencia, a veces, no es ni el último grito ni la última palabra. Existen abogados
que en lugar de buscar la solución a los conflictos en los códigos, los buscan en
los jueces, a los que analizan y examinan a fondo: amistades, ambiciones,
enfermedades, defectos, manías, hobbies…y proceden, en consecuencia,
conforme a sus investigaciones, hay quienes se molestan por la interrupción de
los jueces, pero en general no tienen razón. La actitud del abogado debe ser
presuntuosa, sino humilde. En la audiencia no se trata de dictar una conferencia,
sino de persuadir al juez, y mal se le podría persuadir si este no comprendió algún
aspecto sobre el que solicita una aclaración. Algunos letrados pretenden
impresionar a los jueces con su sabiduría y sus agudos razonamientos. Podrían
ser eruditos juristas , pero son mediocres abogados, pues su afán de ostentación
fácilmente predispone a los jueces en contra de su causa, otros abogados irritan a
los jueces con su actitud marrullera, con toda razón tomando el símil del deporte,
deberían ser severamente amonestados, este abogado con artificios retóricos
tergiversa la verdad, hace creer al profano, y aun al propio cliente , que es víctima
de una injusticia. Estos abogados son una amenaza, siembra sospechas contra el
juez ante la opinión pública, y con apelación y recursos gratuitos se convierten en
“maestros de sospecha”. El mejor consejo para ganarse honestamente al juez es
que la exposición del abogado sea breve, clara y ordenada. El lenguaje del
abogado debe ser sencillo, pues el lenguaje ampuloso que caracteriza a cientos

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de abogados, más bien produce recelo, en el mejor de los casos , ante algunos
discursos demasiado afectados y retóricos(“la verdad se pierde cuando se discute
demasiado”).

Relaciones del abogado con la contraparte.


Art. 41 Fraternidad y respeto entre abogados.

Entre los abogados deba haber fraternidad que enaltezca la profesión, y


respeto reciproco, que influyan en ellos la animadversión de las partes. Se
abstendrán cuidadosamente de expresiones malévolas o injuriosas y de aludir
antecedentes personales, ideológicos, políticos o de otra naturaleza, de sus
colegas.

Art. 42 caballerosidad del abogado y derecho a actuar con libertad.

El abogado debe ser caballeroso con sus colegas y facilitarles la solución de


inconvenientes momentáneos cuando por cusas que no les sean imputables,
como ausencia, duelo o enfermedad, o de fuerza mayor, estén imposibilitados
para prestar sus servicios. No de apartarse, por apremio de su cliente, de los
dictados de la decencia y del honor.

Art. 47 invasión de las esfera de acción de otro abogado.

El abogado no intervendrá en favor de persona patrocinada en el mismo


asunto por colegas, sin dar previamente aviso a este, salvo el caso de renuncia
expresa del mismo. Cuando conociese de intervención del colega después de
haber aceptado el patrocinio, se le hará saber desde luego. En cualquier caso,
tiene la obligación de asegurarse de que los horarios del colega han sido o
serán pagados.

Art. 43 relaciones con la contraparte

El abogado no ha de entrar en relaciones con la contraparte, ni directa, ni


indirectamente, sino por conducto de su abogado. Solo con intervención de
este debe gestionar convenios o transacciones.

En general una regla básica que debería regular las relaciones de los
abogados entre sí sería nunca hablar mal de un colega. Solo ante grave y
flagrantes errores jurídicos podrían caber el público disentimiento.

 Las relaciones de las contrapartes se deben regir por las normas de una
convivencia civilizada

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 Ayudarse y no estorbarse. Sin embargo es obvio que el litigio es una lucha
en la que se defienden posiciones contrarias, pero la contienda debe ser:
1. No humillar al que pierde
2. No injuriar al que triunfe
3. Se debe compear el respeto y la consideración mutua y aprender de los
errores propios y ajenos.

Defectos o vicios que debe evitar el abogado.

Según Candian, las proyecciones negativas de los abogados son:

 Abogado ¨atrabiliario¨: sin tacto, impositivo, siempre irritado.


 Abogado autosuficiente: creído de sí, dueño de la verdad jurídica ¨vestal
del derecho¨.
 Abogado fraudulento: embustero, ladino, chicanero.
 Abogado ¨atérmico¨: indiferente, distante, apático.
 Abogado ¨superman¨: prepotente, influyente, todo poderoso.

Defectos que todo abogado que tenga principios éticos debería evitar:

* La chicana

* El cohecho

* La litigiosidad

La chicana

Condenada por el Código de la Barra Mexicana de Abogados, en su art.4º. Como


la utilización de recursos innecesarios para prolongar y entorpecer el proceso.
Sancionada esa conducta por el Código Penal para el Distrito Federal, en el art.
231. (2 - 6 años de prisión) o (100 - 300 días de multa).

La palabra chicana, deriva del francés chicanerie, que significa enredo, triquiñuela,
embuste.

Se considera una de las actitudes que más desprestigian la profesión.

Ángel Ossorio:

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Se pregunta, si habría una chicana legítima que pudiera emplearse para defender
una causa justa o contrarrestar los ardides ilegítimos del abogado chicanero. (él
concluye que aceptaría la chicana no maliciosa). «el fin justica los medios»

Los códigos de procedimientos establecen una serie de recursos, de suyo


legítimos, que todo abogado puede usa. Se denomina chicana sólo al uso abusivo
de estos recursos, con la intención maliciosa de retardar la justicia o con la
finalidad de oscurecer la causa justa. En cambio, utilizar tales recursos jurídicos
para salvar al inocente y hacer que resplandezca la justicia no solo seria chicana,
sino recurso legitimo e ineludible.
«el suyo legítimo asumiría la malicia o la bondad dependiendo de la
intención»

El cohecho

El cohecho está prohibido en el art. 5º. del Código de Deontología de la Barra


Mexicana de Abogados y sancionado, además, en el Código Penal para el Distrito
Federal, en el art. 222.

Fracción I condena «al servidor público que por si o por interpósita persona solicite
o reciba indebidamente para sí o para otro, dinero o cualquier otra dádiva, o
acepte una promesa, para hacer o dejar de hacer algo justo o injusto, relacionado
con sus funciones».

Fracción II se condena al acto del que de manera espontánea soborne a algún


servidor público con un cohecho.

La sanción a este delito es considerada de dos modos, según la cuantía del


cohecho y destitución e inhabilitación de 2-14años para desempeñar otro cargo o
comisiones públicas. En ningún caso se devolverá a los responsables del cohecho
el dinero o dádiva otorgada, sino que se aplicará en beneficio del Estado.

Ley que rige las responsabilidades de los servidores públicos, en el art. 47 fracc.
XV se prohíben las dádivas, promesas u otras sutiles formas de cohecho.

MONTAIGNE:

«estas dadivas en el fondo no me dan nada, me expolian, me obligan a venderme


y eso es lo mas degradante: (nada encuentro tan cara –escribe Montaigne- como
lo que se me da, por lo cual mi voluntad permanece hipotecada a titulo de gratitud.
Acojo de mejor gana los servicios que se venden por éstos sólo doy dinero, por los
otros, me doy yo mismo).

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La litigiosidad

Desde la época de Justiniano se pusieron los medios para que los procesos no se
eternizaran. Se concebía el proceso como algo viviente, que nace, crece y muere,
pero los abogados litigiosos, en lugar de darle una buena muerte al proceso,
pretenden prolongar su agonía por todos los medios y ocasionan una verdadera
«distanasía jurídica». La litigiosidad puede llegar a tal grado, en determinados
casos, que al final del proceso algunos parecen entristecerse aunque hayan
obtenido una sentencia favorable; lo lamentable es que ya no puedan pleitear.

Para evitar la litigiosidad el abogado debe ser el primer juez de su propia casa;
debe examinar imparcialmente la causa, valorar que sea justa, pero además, que
posea también cierta utilidad social, a fin de no fomentar en el cliente la fiebre de
la litigiosidad.

Carl Jung: El conflicto es algo inherente a la naturaleza humana, y uno de los fines
del derecho es solucionar los conflictos de un modo justo y equitativo. El buen
abogado postulante, consciente de la condición humana, no abusa del conflicto,
sino que lo usa para que resplandezca el aspecto más luminoso de la verdad y la
justicia, para que triunfe el ciudadano que tiene mayor cuota de razón y para que
aprecie la labor judicial del Estado.

“dejar para mañana, lo que podemos hacer hoy”

Abstención del uso de recursos improcedentes.


Los abogados son profesionales que dominan el manejo técnico de los
procedimientos judiciales, instrumentos para probar razonamientos y convencer a
un juez sobre determinado asunto. Sin embargo, valerse de esos recursos
procesales sólo con el deseo de entorpecer, dilatar o distorsionar la verdad en los
litigios, es una conducta tipificada como delictuosa.

Articulo 319.- se impondrá de seis meses a cuatro años de prisión, de cincuenta a


trescientos días de multa y suspensión para ejercer la abogacía, por un término
igual al de la pena impuesta, a quien:

III. A sabiendas, alegue hechos falsos o se apoye en leyes inexistentes o


derogadas.

IV. Promueva cualquier incidente, recurso o medio de impugnación


notoriamente improcedente, que entorpezca el juicio o motive su dilación.

Articulo 4° Código de Ética Profesional de la Barra Mexicana, Colegio de


Abogados, A.C.:

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Abusos de procedimiento. El abogado debe abstenerse del empleo de
formalidades y recursos innecesarios, de toda gestión puramente dilatoria que
entorpezca injustamente el normal desarrollo del procedimiento y de causar
perjuicios injustificados, aunque sea con pretexto de escrupulosa observancia de
reglas legales.

La técnica es un instrumento que puede causar el bien o el mal. Los


procedimientos son una técnica para descubrir la verdad y con ello realizar la
justicia. El «Chicanero» entorpece la verdad, hace lentos los juicios y propicia la
injusticia y la seguridad jurídica.

Cualidades que debe poseer el abogado postulante.


La principal función del abogado es coadyuvar a la impartición de la justicia.Para
lograrlo debe practicar las otras tres virtudes cardinales pero sobre todo la
fortaleza o valor y la prudencia.

El arti.31 del código de deontología de la barra mexicana de abogado trata de la


renucia al patrocionio, la nobleza y la grandeza del abogado residen no tanto en
las causas que acepta, sino en aquellas que rechaza; sin embargo , esta nobleza
y grandeza casi siempre pertenecen ocultas. Ahora bien , debemos advertir que es
licito aceptar toda causa “defendible”, en el sentido que se de una duda legal que
permita asumir el litigio de modo razonable.

No podemos parar por alto que en todo proceso existen detalles de gran
importancia, como la puntualidad, la atención a los términos, la sistencia formal a
las citas, nada hay insignificante cuando se trata de cumplir los deberes del
abogado la fidelidad a lo pequeño prepara para las grandes fidelidades.

(“lo pequeño es pequeño, pero ser fuel en lo pequeño es cosa grande”).cuantas


veces hemos visto que el no dominar pequeños defectos de carácter conduce a la
postre a grandes fracasos en la vida.

Ampliar y actualizar los conocimientos.


El verdadero profesional, además de estudiar en las universidades, vive la
necesidad y siente la obligación de ampliar día a día sus conocimientos y
fundamentarlos mejor de actualizarlos. De no estudiar de manera permanente. De
no ponerse al corriente de los avances tanto de su especialidad como de otros
campos afines a su esfera profesional, ello sin duda provocara no solo su
anquilosamiento en cuanto a aspectos laborales re refiere, sino incluso de
aquellos que conciernen a su ámbito cultural y social. El estudio constante y el
aprendizaje diario y comprometido, así como la actualización cotidiana

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representaran factores sustanciales e imprescindibles del primer principio
deontológico de todo profesional. Por estas razones, es conveniente fomentar a
los alumnos que inician sus estudios de derecho, la necesidad de que formen su
biblioteca, con sus libros de texto y consultan revistas de actualización, códigos,
leyes y jurisprudencia. De no actualizarse el abogado podría aplicar leyes ya
derogadas. El profesional que no se actualiza debe responder a los daños y
perjuicios que haya producido por impericia, negligencia o dolo.

Apartar de que se concluye la instrucción profesional, es necesario continuar


estudiando en forma autodidacta y participar en diplomados, especialidades,
maestrías, doctorados, etc.

“El que no avanza, retrocede”

Decálogo de San Ivo.


I. Habla de Dios, que debemos de pedir ayuda pues dios es el primer
protector de la justicia.
II. Habla que ningún abogado aceptara la defensa de casos injustos.
III. Habla de que el abogado no debe cargarle al cliente gastos excesivos.
VIII. El abogado debe amar la justicia y la honradez como la niña de sus ojos.

IX. La demora y la negligencia de un abogado causan perjuicios al cliente y


cuando eso acontece, debe indemnizarlo.

Decálogo de San Alfonso Maria de Ligurio.


II. No se debe defender causa alguna con medios ilícitos.

IV. No se debe imponer al cliente pagos que no sean obligados, bajo pena de
devolución.

VI. Las demoras y negligencias de los abogados son perjudiciales a los intereses
de los clientes. Los perjuicios así causados deben, pues, ser rembolsados al
cliente. Si no se hace así peca contra la justicia.

VII. El abogado debe implorar el auxilio de Dios en las causas que tiene que
defender, pues Dios es el primer defensor de la justicia.

X. Un abogado que pierde una causa por su negligencia es deudor de su cliente y


debe reembolsarle los perjuicios que le ocasione.

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Decálogo de San Angel Ossorio y Gallardo.

IV. Piensa siempre que tú eres para el cliente y no el cliente para ti.

V. No procures nunca en los tribunales ser más que los magistrados, pero no
consientas ser menos.

VII. Pon lo moral por encima de las leyes.

IX. Procura la paz como le mayor de los triunfos.

X. Busca siempre la justicia por el camino de la sinceridad y sin otras armas que
las de tu saber.

Decálogo de Ives Granda da Silva Martins.


III. Ningún país es libre sin abogados libres. Considera tu libertad de opinión y la
dependencia de juicio los mayores valores del ejercicio profesional, para que no te
sometas a la fuerza de los poderosos y del poder o desprecies a los flacos e
insuficientes.

IV. Sin el poder judicial no hay justicia. Respeta a los jueces como deseas que los
jueces te respeten. Solo así, en un ambiente noble y de altura, las disputas
judiciales revelan, en su momento de conflicto, la grandeza del derecho.

VI. El abogado no recibe salarios, sino honorarios, porque los primeros causídicos,
que vivieron exclusivamente de la profesión, era de tal forma considerados que el
pago de sus servicios representaba honra admirable. Se justo en la en la
determinación de tus servicios, justicia que podrá llevarte incluso a no pedirles
nada. Pero es tu derecho recibir justa paga por tu trabajo.

Decálogo de moral profesional.


1.- DIGNIDAD. Primera obligación del profesional titulado es sentirse portador de
la dignidad de su profesión mediante una conducta irreprochable en ella.

2.- VERDAD. Como titulado con formación intelectual estas ante todo al servicio
de la verdad.

5.- COMPAÑERISMO. Mantén relaciones de respeto, afecto, solidaridad y


colaboración de tus compañeros de profesión y de acatamiento.

6.- LEALTAD.- En el trabajo se siempre leal, ofreciendo cuanto sabes y puedes,


aceptando y respetando las decisiones del grupo de los jefes.

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Normas de ética profesional del abogado de j. Honorio silgueira

1.- Trata de ser honesto como preparado en el ejercicio de tu profesión.

2.- No engañes al cliente ni le hagas concebir vanas esperanzas.

3.- No transijas no con las malas causas, ni con los malos jueces, ni con los malos
litigantes.

4.- Ten confianza en la justicia y fe en la rectitud de los magistrados.

5.- No hagas uso de la inmoralidad o injusticia de la ley.

6.- Se prudente, firme, y culto en todos tus actos.

7.- No juzgues mal de las intenciones o conducta del contrario, ni menos cabes la
preparación de tus colegas . Ni de nadie, sin tener motivo fundado para ello.

8.- No cristalices tu conciencia en la rutina. Estudia y consulta siempre. Ten


cuidado con el error, que es humano.

9.- Ocupa últimamente tu tiempo. No suscribas escritos indebidos, ni acumules


montañas de papel en los juicios, que no te acarrean sino deshonor o descredito.
Cuida tu titulo, acuérdate de que has jurado.

10.- Empuja siempre dentro de tu oficio y en tu medida la obra de nuestra


evolución sociológico. No olvides el precepto bíblico: “no solo de pan vive el
hombre”.

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