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INTRODUCCIÒN

Los derechos humanos divididos en tres generaciones fueron propuestos en 1979 por el
jurista Karel Vasak en Estrasburgo-Francia.  Primera generación trata esencialmente de
la libertad y la participación en la vida política. Son fundamentalmente civiles y
políticos, y sirven para proteger al individuo de los excesos del Estado. Los derechos de
primera generación incluyen la libertad de expresión, el derecho a un juicio justo, la
libertad de religión, y el sufragio. La segunda generación están relacionados con la
equidad y comenzaron a ser reconocidos por los gobiernos después de la Primera
Guerra Mundial. Son fundamentalmente sociales, económicos y culturales en su
naturaleza. Aseguran a los diferentes miembros de la ciudadanía igualdad de
condiciones y de trato. Incluyen el derecho a ser empleados, los derechos a vivienda, a
la educación y a la salud, así como la seguridad social y las prestaciones por desempleo.
La tercera generación por su parte, surgida en el siglo XX, se vincula con la solidaridad,
los derechos heterogéneos como el derecho a la paz, a la calidad de vida o las garantías
frente a la manipulación genética, la solución de los problemas alimenticios,
demográficos, educativos y ecológicos, el ambiente, los derechos del consumidor, el
desarrollo que permita una vida digna y el libre desarrollo de la personalidad.
Reflexión

La segunda generación de los derechos humanos engloba el escenario socioeconómico,


siendo éste uno de los que más golpea el día a día a de la población latinoamericana,
región del mundo considerada en vía de desarrollo, no obstante, la falta de garantías y el
atropello de los gobiernos opresores, su desinterés y ausencia en varias regiones, la
corrupción y el conflicto armado vulneran estos derechos o bien, no se esfuerzan por
hacerlos asequibles para todos y de manera equitativa. Actualmente en el contexto
colombiano vemos con gran preocupación cómo en pleno siglo XXI existen regiones
del país, en donde el acceso de la población al agua potable, alimentación adecuada o
atención médica es inasequible, por no decir nulo. Un informe1 sobre la grave crisis
humanitaria, social, económica y ambiental en el departamento del chocó, demostró
cifras al cierre del 2018 en donde se indica el déficit en la seguridad alimentaria y
desnutrición infantil; y un ineficiente sistema de salud y saneamiento básico[ CITATION
Dió18 \l 9226 ]. Me gustaría que incluyeras cifras, como referente Ante este
panorama podemos evidenciar, que la población más vulnerable está dada por los niños,
las mujeres gestantes y los adultos mayores, donde se presenta una alta tasa de muerte
por desnutrición y enfermedades que se pueden prevenir o por no recibir atención
médica oportuna, a esto se suma la ausencia un adecuado sistema de suministro de agua
potable.

Ahora surgen varios interrogantes: ¿Qué pasa con el presupuesto destinado para
solventar dichas necesidades de la comunidad? ¿En dónde queda la función del Estado
como ente protector? ¿Quién vela por los derechos de estas comunidades vulnerables?

Desafortunadamente no podemos aseverar que esto únicamente sucede en las regiones


más apartadas del país, pues aún en las principales ciudades tenemos graves faltas a los
derechos de segunda generación como el acceso a un empleo, a la seguridad social, a
vivienda digna y la educación. Las oportunidades para acceder a estos, son cada vez
más complejas, y en áreas como seguridad social y estabilidad laboral se tiende a
desmejorar con los nuevos planteamientos que tiene en marcha el gobierno actual, pago

1
Diócesis de Istmina-Tadó, Apartadó y Quibdó https://verdadabierta.com/wp-content/uploads/2018/10/INFORME-CRISIS-HUMANITARIA-EN-EL-CHOCO
%CC%81-FINAL.pdf
por horas, cambios en el régimen de prima media, el salario diferencial para jóvenes
hasta 28 años, la reforma pensional, por nombrar algunos, no son favorables con
respecto a la calidad de vida de las personas.
Tampoco podemos olvidar las cicatrices y la enorme destrucción que ha dejado el
conflicto armado, siendo la más grande muestra de agresión contra todas las
generaciones de los derechos humanos, nos quedan las huellas del terror que se ha
vivido en la historia de Colombia convirtiéndolo en uno de los países más sangrientos
del mundo donde se vive el desplazamiento, masacres, reclutamiento forzado,
secuestros, terrorismo, homicidios, deserción escolar, asesinato de líderes e
innumerables hechos más que no alcanzamos a nombrar.

Conclusión

Teniendo en cuenta lo anterior la importancia de nuestro rol como profesionales en


trabajo social tiene un gran campo de acción, se basa en nuestras funciones como
guardianes de los derechos humanos de nuestros grupos sociales.

Debemos empezar por prevenir las posibles causas de conflictos tanto individuales
como sociales, supervisar y acompañar en el proceso ya sea de una política social o de
un servicio concreto, planificar y organizar programas específicos que brinden
alternativas de mejora a los grupos de personas vulnerables y ser agentes conciliadores.

Basados en el código de ética, los valores y principios de nuestra profesión, asumimos


la responsabilidad de responder y satisfacer las necesidades de nuestros usuarios,
promoviendo acciones de justicia, exigiendo a nuestro Estado políticas y leyes que
impulsen el cumplimiento y la promoción de los derechos humanos. Siendo el bienestar
social uno de los fundamentos de los derechos humanos y a su vez la razón de ser del
trabajo social lo que nos lleva al mismo fin, la equidad. Como bien vemos nuestra
profesión está basada en el respeto y el trabajo que se realiza por defender, dar a
conocer y hacer valer los derechos humanos, trabajamos en pro de la igualdad, la
libertad y la justicia, ayudando a crear estrategias que eliminen la discriminación y la
desigualdad; promoviendo un cambio social, donde el objetivo sea lograr una buena
calidad de vida de los integrantes de grupos vulnerables y la sociedad de nuestro país en
general.

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