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Psicofisiología
de los procesos
complejos
/
I
Enorme importancia ha cobrado para la psicología y la neurofisio-
logía el estudio de todos_a..qll~lJºs.X~Ilºmencis ..Garacterísticos.de las .~.-
..L_~eL.!l.ombre
P~i~L~..t:!p.t:rio!~ ...que...pod_~íamos .,.denominaL proccs9J
c.ompJcjos, Hasta hace poco tiempo la neurofisiología no se aventuraba
a considerarlos como uno de sus problemas, y la psicología prefería
permanecer en la búsqueda de principios generales de comportamiento,
sin tratar de inmiscuirse demasiado en sus bases biológícas.
Se necesitaba la estructuración de un área de trabal: intermedia,'
que buscase la relación existente entre los dos niveles eXflicativos (bio-
lógico y psicológico), como fue la psicología fisiológica o psicofisiolo-
os gía, y que, al igual que otras áreas intermedias del conocimiento' (como
la bioquímica), ha sufrido un desarrollo vertiginoso en los últimos años.
sistema
>copiado,
Renunciando al dualismo y al reduecionismo que aún en forma
'11.ocenamiento subterfugia se asoman en el pensamiento de muchos psicólogos, fisió-
fitor . logos, psiquiatras y estudiosos de disciplinas cercanas, la psicología
fis~lógica .s~~r~~..~<:mo_~.i£~~.o _<:~t~<i.ia,~
!.!l~~.r.~~p'o.flden.cJ.a.~x)sic~te
~ntrc los niveles:~l!~~tiy'~s.l:>.i.?19gi~0.r..R.sic~]9g~~.~.~~~lizaJ;:Josfun:
d!?2entos fisiológic:os~~.. l()sJ~n.ór:~~.l1..<J:i_
p~~()~~gi~o~Siguiendo los
trabijOS'ploilems" dé Lashley, Hebb, jaeobson y muchos otros, co-
mienzan a tener respuesta algunas preguntas que durante siglos han
preocupado al hombre y empieza a aparecer más clara la forma en
quc se organiza el lenguaje, las bases biológicas del aprendizaje, el
procesamiento que sigue la información en' el sistema nervioso para
lograr una percepción unificada, los correlatos fisiológicos del pensa-
miento, la organización central de la conducta motivada, etc.
5
6 Prólogo
Alfredo Ardila
xto general de psicología fisio-
hallazgos más sobresalientes en
~ue eodríamos denomil)iILE~~:
~~,!lI]]_e_n~?,.~~~.,..ql!e.. ~p-arece_n.
!iCOIl9.e__~."p~r_ticip~ció!l. de las
)rt::_t<:Jdo.d~_.Ia_ neocorteza.
r los hechos más sobresalientes
de la corteza cerebral. En e!
ialización de funciones de los
al), que permite mancjar un
DwdJÓGG
dJG G8wOG[1JDdJ8
1 y una más adecuada reali-
:1 capítulo 3 se estudia la or-
cual es imposible comprender
terminados conocimientos pro-
forma en que está organizada
ue sufre la información en e!
naliza la participación de los
partiendo de las observaciones
implicación en la memoria a
!
se mostrará inadecuada para /
e que las regiones prefronta-
:nerales de! comportamiento,
;tado funcional a la situación
Cap. 1 Organización cortical I 11
7
8 Índice de contenido
Actividad cortical, 46
Resumen, 51
(
----
ca~~nguaje
~structura lingüística, 81
Sistema de fonación, 84 / "
Afasias, 92
Afasia acústico .agnósica,
Afasia acústico-amnésica,
96
97
I
Afasia semántica, 98
Afasia amnésica, 99
Afasia motriz aferente, 100
Afasia motriz eferente, 100
Af,,-,ia dinámica, 102
Estimulación eléctrica de corteza, 104
Neurología y lingüística, 106
Cap. 5 Pensamienlo
13
Cambios periféricos, 135
Lenguaje y pensamiento, 138
Índice de contenido 9
BIBLIOGRfFÍA
161
ÍNDICE DE AUTORES
175
/
8rr(Bc"JwOillc"JGOef:ÜJ
G8D.O.[jG~O
¡;Q!"tqª'_~,-PQLdeb_ª'jº_ct.~J~_~l1Úf~~~a ,_c~r~~~!1~_t~pE..~~nta_ \1 na
tOIIIl~~jº-I)_n~r-Xi9_s~jrnporj~nte~ando
aparece corresRuI:lcie fu~_g;tmc.n:"
t.alnlente~Ia ar9.uic-ºrte&-º--;;1._lª __E~kocortcz¡~¿J~_~
posee!!... inter~clª~
(iones estredg~-Er~ILsjslJ:JDas.._taks,.Q!!l1()
._---,=----"== . ' - - el límbico,
--",-'------'- ._--- ._ rc"SPonsablc
~~.- --- .. de
-
11
;
12 Cap. 1. Organización corlical
las f()r:..nl<lLc.I:}.o~i.o!~;¡..I£~_df.
COI)lp()Ltam~entoJu P1 ras. s~pe(:ie;s>-sL~I\l.
IrL~IlJ.otaL(t(;I.cncéfalo-puede. seLma)'or,.como_cLel..easo_.de la ballena
el_c.l<:.~a.ntc_()
cLcl.elfín,_que_poseen..ce~e_brºs n)ayores_.q ue._el .<IeI.hombre
aunque sI;! densidad celular puede ser menor, _ª! jglf.aLque.la.Iela.
cLó.!1.sxi"-tel~tee~~_e_£'p'e,o delSe~eb.t(). Lel pe~o_eOEP_o!~I~f~def!l~~_,_~.o!
examinaremos .u1_te~i.<l!.lTIel1t~,J<l_JelacióQ entre áreas primarias v área,
d~'-i'odacIÓ'~ e~ considerabJe~len;~ '''JlStilitaVéonstitUve''uno'-'de-i~~
tactor<:~~M ;ele;ii;~;_~~j~.~~:~~}~¡;9~~~TIí?gill~ici'" -.,---... . .... .
La <;.Y9lul;ló_1l del sistema nervioso se caracteriza por la <l.jLaóeiór
~ructuras q~~ ~<:._~~~__
<!~_I).L!ev;¡~....s; ~ ~r Y?!l.ier-í~():"a:J~~!11~.:,-ntiguas
En los mamíferos superiores encontramos la conservación de estructu.
ras filogenéticamente antiguas, sobre las cuales han aparecido llueva,
estructuras, que han tomado a su cargo funciones anteriormente adscrl'
tas a regiones más primitivas (véase fig. 1.2).
Filogenia cortical
.£..Y9Jll:. pecto diferentes índices, algunos de los cuales toman como unidad la
. ballena,
h()mbre, relación hallada en e! hombre (e! cerebro hum~m.Q_p~~LAc;.) }OO _lL
.LG..QQ....,gr.i!...n:!.()2.).
Quizá uno de los índices más acertados sea e! de
Ja ..rel<t:
Hauk. La tabla 1.1 muestra los valores alcanzados cn tal Índice de en.
~:?,_~!!io
ecfalización a diferentes niveles evolutivos. Se toma como punto de
v áreas
'~de-TO's
._--- -- referencia e! valor de 1, correspondiente al hombre, y se compara la
~.'
relación existente entre e! peso de! cuerpo y el peso del cerebro en
otras especies.
1l.;\.I::i~ión
,.n~igua~.
:structu. Tabla 1.1. Aumento relativo del peso del cerebro con relación al peso del
nuevas cuerpo en diferentes etapas de la filogénia. *
: adscrí-
Índice de Hauk (K)*
---
:a v la '
'lK = P (~.56)'donde E, peso del cerebro; P, peso del cuerpo, y K,
~--
esentan
--las
~a. Los
.•t;)1
relalvo de encefalización, tomando como unidad' al hombre. El valor 0.56 es
un~'constante empírica, aunque no hay acuerdo completo sobre su valor exacto .
Índice
criares,
'icativa La aparición y dc;;?~lIo de J'!:...~ortcza cere~L!!.C;Yª'-SQ~,igo ,.~l
fenómeno de la corticali.wc!,ó,n_c!e)asJun.cÍ,o..ne.s: .a.9.ue}la.slll.ncignes que
~riores,
lmente son controlá¿ras~PQr¡'i,giQDj:~jnferioreukLcer~br.9, I~ Jomª--ª-:~\l_car&l
.l;¡'.-.£2!1~l'a. La figura 1.1 muestra los cambios en la dirección de las
;alentc vías visuales, existente a tres niveles evolutivos; se observa que pro-
:orteza gresivamente el procesamiento de la información visual, que ha estado
a cargo de los tubérculos cuadrigéminos, es adoptado por la corteza
cuales
cerebral, permitiendo un procesamiento mucho más complejo de la
información en cuestión. En los anfibios, la información visual se di-
:s que
:uenta rige exclusivamente a los tubérculos cuadrigéminos del cerebro medio,
en tanto que. a nivel de los mamíferos, tal información llega primor-
, .Sll!.Q.
Ímera dialmente a la corteza cerebral, aunque de toda., maneras el sistema
visual conserva ."Ías que se dirigen al cerebro medio; cabe anotar que
puede
la decorticación en los mamíferos superiores, aunque impide el reco-
to no
evo-
'riocimiento de forinas y, en consecuencia, todo ei manejo de aspectos
:efali- complejos de la iniormación visual, permite discriminar cualidades sim-
entre ples de los estímulos visuales, como es la discriminación de claridad,
1 res~' proccso que debe ser regulado por los tubérculos cuadrigéminos. tIa-
mífcros superiores a los cuales se les produce una ablación de la córteza
,
_nú.-
14 Cap. 1. Organización cortical
visual son incapaces de distinguir entre dos formas, pero pueden rea-
lizar una discriminación relativa de los objetos por su claridad.
Cerebro anterior
TUbércUlos Cuadngéminos
L
15
1-
Tabla 1.2. Consecuencias de lesiones en las regiones motoras y sensoriales
de la corteza en diferentes niveles evolutivos.
Mamíferos
superiores
I
\ Mamíferos
inferiores
,
t
Fig. 1.2~squema de la organi-
zación j árquica del cerebro.
En la f ura se señalan tres ti-
pos básicos de cerebro, caracte-
rísticos de los reptiles, de los
mamíferos inferiores y de
los mam íferos superiores. (Se-
gún MeLean, 1970.1
a
o
f:.:.:.~ Ganglios basales
e
I!I! Área pirl forme
" (~~<lj)Hipocampo
Ratón 10 280 60 60
Macaco
Hombre
I 145
500
300
900
145
500
,20
150
I
• Según el Instituto del Cerebro de Moscú.
f
,
f1
r
(
AV
o~
...
...
...
:"
Rata
.
:
~.¡
Gato
!
I
I
Áreas sensoriales
Áreas asociativas
I,
Filogcnia cortical 19
6 4 312
19
18
17
22 41 42
Fig. 1.6. Esquema de la distribución en la superficie cerebral de los tres grupos de regiones
corticales. Las regiones centrales de las zonas corticales de los diferentes sistemas sensoriales
(área occipital 17, área supratemporal 41, área postcentral 3 y área precentral 4) están seña-
ladas con los puntos grandes. las regiones periféricas de las zonas de proyección (área occipl.
tal 18 y 19, área temporal superior 42 y 22, área postcentral media 1, área postcentral
posterior 2 y área precentral 6) están señaladas con puntos pequeños y constituyen las zonal
secundarias de los analizadores. Las zonas de ¡ntercruce o zonas terciarias de los analizadores
(especialmente las áreas 40 y 39 de la región parietal inferiod y sus .correspondientes en la
región frontal (en particular las áreas 9 y 46) se señalan sin puntos. (Según Poliakov, 1973.)
r
;
al
mm
3.5
3.v
2.5
2.0
Fig. 1.7. Espesor comparativo de las capas
1.5 superiores de corteza en la filogénesis: a. coro
te y b. esquema. (Según el Instituto del
Cerebro de Moscú.)
2 3 4 5 6 7 8
o o (; o -'! '¡'! 1!
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f- e O E
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se encuentran sittladas espccialmente ,:n..la rcgió.t1)ront.::l.,I.en.}.,:Eegión
parieto-temporo.occipital (fig. 1.6). La tabla 1.4 muestra que la,
proporción dc corteza ocnpada por la región parietal inferior es casi
tres veces superior en el hombre que en el chimpancé, y la región
frontal ocupa un área casi dos veces superior cn el hombre con respecto
al chimpancé. Podemos estar seguros de que tales zonas terciarias que
ocupan gran parte ric la corteza cncbral humana y constituyen uno
de los rasgos r:lás distintivos dd hombre, han de estar imprescindible.
mentc implicadas en las formas más complejas de comportamiento.
(
,
La úl~J!!1a.car.<tc_terísticade importanci;t, ~Il .~l c!esarrollo)!lºg£!!éti~_! ¡'
co dCl-acorteza cerebral la constituye el aUlllento'p¡'()gresivoAel~Jpesor
de la..ne!Jcort.eza.:La figura 1.7 muestra las modificaciones haiiaciaS' ~i1 ¡
el eSpesor de la corteza, tomando como punto de referencia a maITÚ' ¡
feros situados en diferentes niveles evolutivos y con distintos índices de
encefalización. Aparece que, en relación con otras especies, la corteza
cerebral humana presenta un espesor máximo, seguida a continuación I
por la del chimpancé; animales situados a niveles evolutivos bastante ¡
más bajos, como es la rata, presentan una corteza con un espesor sig- i
nificativamdelnte,menor . De seguro, leslte fenóndlenlose r~dlacdionda
cO~bulni.: ..
aumento e numero d e cuerpos ce u ares y e a cantl a e POSl es
interconexiones entre neuronas.
~
,
Desarrollo e:ortie:al: ontogenia
."
Fig. 1.8. Desarrollo de las células
cerebrales. El proceso del desa-
rrollo cerebral no se detiene al
nacer. Las figuras muestran sec-
ciones de la corteza humana al
tercer, decimoquinto Yvigésimo-
cuarto meses de vide. En tanto
que el número de células aparece
constante se presenta un conside-
rable desarrollo de les dendritas.
Muchas más conexiones son de-
tectables en el vigésimo cuarto
mes y consecuentemente aumen-
ta la comunicación entre células
individuales. !Tomada de la obra
de J. L. Conel, Postnatal deve.
lopment 01 the human cerebral
cortex, 1939-1963.)
13 -1
1 Occipital 14
9.2 -1.4
Precentral 10.6
1
7.6 0.3
Parietal superior 7.3 1.3
6.3 7.6
I
Parietal inferior 7.2
16.2 23.4
Ten1poral
• Según Dlinkov, 1955.
24 Cap. 1. Organización cortical
lO
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los dos primeros años de vida, aunque la aceleración de las tres curvas
no es exactamente igual, siendQ bastante mayor la de las dos primeras
respecto a la tercera; además, las dos primeras curva, (que corres-
ponden a dos regiones terciarias: parieto-temporo-occipital y frontal)
presentan un segundo periodo de aceleración (aunque éste es menor)
hasta aproximadamente los 8-10 años, antes de tender a convertirse
en una asíntota; la tercera curva tiende a convertirse en asíntota desde.
los tres años aproximadamente.
Desde hace tiempo se .sabe que el proceso de mielinización se com- 12
38-
pleta de manera desigual el:. distintas regiones corticales; la mielini.
zación celular se completa relativamente temprano en las zonas de pro-
yección (primarias) de los diferentes sistemas sensoriales, en tanto
1 ,
\..
Estructura cortical 25
o progre- 44.
ud de las
secunda-
/
urante la
el Insti. t7
, Moscú.)
es cor-
nporo- 4 43 52
lue l~_
te casi
curvas
J
lmeras
:orres-
)ntal)
cnor)
~rtirse Fig. 1.1 O. Mapas citoarquitec-
17 tónicos de la corteza cerebral
desde
humana. Arriba: superficie
convexital del h~misferio iz-
com- quierrlo. Abajo: superficie me-
:elini. dial. Lo~ nllmeros se refieren a
pro- las áreas de Brodm6nn. (Toma-
da de la obra de Brodlllann,
tanto
A_
191H
20 .>u
f
26 Cap. l. Organiza.ción cortical
¡ tral se denomina lóbulo frontal y abarca un área motora (área 4), una
Corteza premotora (anterior a la corteza motora) y una corteza prefron-
tal (el resto anterior del lóbulo frontal no comprometido en la motri- 1
cidad). El lóbulo parietal está formado por la corteza somestésica
(áreas 1, 2 Y 3) Y un área asociativa en tanto que el lóbulo occipital I
está constituido por la Corteza visual primaria (área 17) iY las áreas
secundarias 18 y 19. Una segunda cisura de importanCiatÍl la corteza
está dada por la cisura lateral o cisura de Silvia. El ló.ulo temporal
se extiende posteriormente desde la cisura central y de m nera paralela
a la cisura lateral; está formado por una región auditiva primaria
(área 41) Y tres regiones separadas por dos cisuras temporales, para
incluir las regiones auditivas secundarias 42, 22 Y 21, e inferiormente
el área 20 (véanse figs. 1.11 Y 1.12).
Las regiones primarias de la corteza (o á~'eas de proyección sen-
sorial: á,ea visual 17, área auditiva 41 y área poscentral somestésiea
3) reciben información de los núcleos sensoriales del tálamo (cuerpo
genicu1ado lateral, cuerpo geniculado medio, y complejo de núcleos
ventrobasales respectivamente). Las regiones secundarias de la corteia' A,
están conectadas con las áreas sensoriales primarias adyacentes y' con
una serie de núcleos talámicos (núcleos asociativos).
,
Area somesfésica primaria
nterior
a cen- Circunvolucibn y cisura
temporal superior Cerebelo
), una Circunvolución y cisura
'dren- temporal media
1 r:=::;:::
1
/ se
J a I
A)
f1
Fig. 1.13. Localización de las zonas motoras A. y sensoriales B. co-
BI
~l La
en
gw
30
Área motora
accesoria
sec
(g
cu
no
de
Área motora Área somatosensorial
primaria (MI) primaria (SI) m
ta
ta
p'
pl
la
Área somatosensorial Cl
accesoria (Sil) a
,
Area somestésica secundaria
Las áreas 5 y 7 de Brodmann constituyen las áreas somestésicas
secundarias. Reciben y envían proyecciones hacia el tálamo y desde él
J (grupo de núcleos laterales incluyendo e! pulvinar). Aunque se en-
cuentran implicadas en el procesamiento de la información somestésica,
no poseen, como todas las áreas secundarias, una representación tópica
de la información sensonal y reciben información desde las áreas pri-
tosensorial
; 1) marias de la corteza y de sus conexiones con los núcleos laterales del
tálamo (fig. 1.16).
Lesiones en las áreas somestésicas secundarias, aunque dejan in-
tactas las cualidades primarias de la somestesia (forma, textura, tamaño,
peso, etc.), implican una alteración en las formas somestésicas com-
plejas, que se manifiesta en la imposibilidad de lograr una síntesis de
las cualidades somestésicas en una estructura. La sensación se encuentra
conservada, pero la percepción táctil dc los objetos es imposible. Tal
alteración en las formas complejas dc somestesia se llama astereoag-
Corteza samatosensoria\
:la de la accesoria
y área motora
lperfieie accesoria
de reco-
1 pie!, e
~ de su :C>rteza
e existe
lpeñan,
la cor-
,lleva a Área auditiva
primaria (41)
inución Corteza motora primaria (4)
Fig. 1.16. Localización
Corteza somatosensorial
primaria (1, 2, 3) de varias área. funciona.
; soma- les de la corteza cerebral.
presión La representación de las
orporal partes del cuerpo en los
cgunda cortes motor primario y
Coneza somatosensorial incluye la
ue res- rafrontal cabeza (e), las extremida-
ibuidas Área visUal des superiores (ES), el
le neu- primaria (17) tronco (T) y las extremi-
:}fnato~ dades inferiores (El). Los
números se refieren a las
áreas de Brodmann.
32 Cap. l. Organización cortical
puesta del basilar se proyecta sobre un punto determinado del área Al: los tonos
mplo, que altos se localizan lateralmente en esa área cortical, en tanto que los
:., pero no tonos bajos se encuentran situados medial mente. La información audio
e, aparece tiva se proyecta de manera bilateral, aunque la información contralate-
las señales
ral es superior a la ipsilateraI.
es adecua- Se ha observado que las diferentes neuronas corticales del área Al
nvadir as- poseen una frecuencia óptima, ante la cual presentan un umbral más
1S regiones
bajo de respuesta y, más aún, ciertas neuronas (un 10-150/0 del total)
(informa- presentan varias frecuencias óptimas de respuestas separadas entre sí por
, en cuyo una octava (por ejemplo, 1.000, 2.000, 5.000 y 10.000 Hz), lo cual
idad para podría explicar por qué es más fácil discriminar tonos separados por
ia motora octavas y por qué los cambios en octavas de una melodía. no implican
.da de los
cambios en su reconocimiento.
:ntes para La ~timulación de esta árca auditiva primaria lleva a la aparición
presentan
en el sujeto de sonidos descritos como campanas, susurros, tonos puros,
etc., que ocurren como provenientes del oído contrapuesto, en tanto que
,rse, junto
su lcsión no implica una pérdida de la audición, ya que existe una pro-
implicada
yección bilateral de la información proveniente de cada oído, aunque,
las senso-
obviamente, surgen dificultades en la localización de los sonidos en el
implican
espar:' y además dificultades para discriminar tonos de corta duración.
~dente de
\.a re¡;ión situada en la circunvolución temporal superior en una
ción espe-
posición exactamente rostral a la corteza auditiva primaria, se consi.
tera es la
dera como la región vestibular primaria; su estimulación conlleva a
; analiza-
mareos y el sujeto comienza a sentirse como si estuviera dando vueltas.
de orien-
nte logra
)s de una
,
Area auditiva accesoria r AII J
ltad para
o cuasi- Situada medialmente con respecto al área Al, se ha observado en
de tareas algunos animales una segunda zona de proyección de la información
nprensión auditiva, con una representación igualmente tonotópica, pero inversa
a dificuI- con relación a Al. En el gato, por lo menos, se ha señalado la existencia
mpliquen de otras áreas de proyección auditiva, todas ellas con una organización
cas entre tonotópica.
, . .
,.
Areas auditivas secundarias >.
(
34 Cap. l. Organizacif)ll corti<:al
\
. '-......1. .•..
'-
35
an discriminar ,
lemas), por lo
Area visual primaria
¡aje (lenguaje La corteza estimada correspondiente al área visual primaria (área
n de esta área 17 de Brodmann) recibe su información del cuerpo geniculado lateral
tablar y cscri- del tálamo, a través de la radiación óptica. Su organización es igual-
n de fonemas, mente tópica (visotópica) con respecto a la retina. Su lesión lleva a la
pérdida de la sensibilidad visual en un punto correspondiente de la re-
ente área 21 tina (escotoma) y su destrucción completa da lugar a la ceguera, aun-
(afasia acústi- que aparentemente se conserva la capacidad para discriminar diferen-
-dar una serie cias de iluminación. Su estimulación lleva a la aparición de alucinaciones
n el lenguaje visuales no estructuradas (relámpagos, sombras, manchas, etc.). El
signan, saber sistema visual es parcialmente cruzado: la información procedente de
en todas las cada hemirretina nasal se cruza al hemisferio contra puesto a nivel
ones verbales del, quiasma óptico en ~anto que la información correspondiente a las
hemirretinas laterales o temporales se dirig'e al hemisferio ipsilateral;
región occi- la información procedente del punto más central (fóvea) aparentemen-
¡ de objetos te se proyecta a ambos hemisferios cerebrales. En algunos animales,
~rescn tación como el gato, se ha señalado la existencia de áreas visuales accesorias
que significa (VII) .
¡
f
aparición de ireas visuales secundarias
lnterior. Un
y aun descri- Las áreas 18 y 19 de Brodmann constituyen las regiones visuales
-exactamen - , secundarias. La información visual sufre un procesamiento ulterior en
eces pueden tal región, lo cual lleva a que su lesión no implique alteraciones en los
experiencias aspectos primarios de la visión, sino a la incapacidad para reconocer
Irse encuen- objetos y lograr percepciones visuales unificadas (agnosia): el sujeto
¡álisis de la pu~de no reconocer visualmente un objeto o es incapaz de denominarlo,
)n de senti- o puede presentar dificultades para decidir su función o utilidad. Tales
le su lesión regiones poseen conexiones recíprocas con el pulvinar del tálamo
nores, indis- (fig. 1.17).
,
Area motora primaria
Esta área .(MI) se encuentra exactamen.te delante de la cisura cen-
ones som,,- tral, correspondiente al área 4 de Broclmann. Su estimulación eléctrica
ovimiclltos, conlleva a la aparición de contracciones de los músculos estriados en
Se supone la región contralateral correspondiente (fig. 1.13). Dicha área da origen
krncntc en al tracto piramidal, aunque presenta igualmente proyecciones a muchos
núcleos subcorticales (núcleo ventral lateral del tálamo, núcleo centro-
mediano, núcleo subtalámico, núcleo rojo. substancia negra, cte.). A su
f
Núcleo
A mediatdorsa!
Nucleos
/
Hacia y desde
mediales
el 16bulo
Yo
parietal superior
Hacia y desde tf
Lateral el lóbulo
Lámina
posterior parietal inferior p
y las areas 18 y 19
in torna y
medular Cuerpo
geniculado 51
medio
Núcleo e
anterior Cuerpo
geniculado
lateral
Ventral
(
VPL posterior
N. ventral lateral N. ventral
B Desde Y hacia
la corteza
prefrontel
Proyeccibrl: cortical
Hacia Corteza
difusa reticu lotalárry ica
la corteza
Ifmbica
Tracto
mamilotal~mico
I
Tracto
6ptico
Hacia
la carteza
\ premotora
(áreas 6 y 8l
Hacia
la corteza
FascfculOs visual ,
talámicos (filrea 17)
Hacia
la corteza
auditiva
Hacia (áreas 41 Y 42)
la corteza
motriz
Hacia
la corteza sensorial
Fibras (área de la cara)
reticulotalámícas
Hacia
Tracto la corteza sensorial
espinotalamico (cuello. tronco Y áreas
da las extremidedesl
Fig. 1.17. Vista dorsolateral de los principales núcleos talámicos. A, identificación de los
núcleos del tálamo izquierdo; B, principales conexiones aferentes y eferentes de los nú'
c1eos del tálamo. Se indican las subdivisiones ventral posteromedial (vpm) y posterolateral
ventral (Vpl) del núcleo posterior y ventral. Se incluyeron el cuerpo geniculado medio y el
cuerpo genicuJado lateral y los núcleos reticulares. (De Truex y Carpenter, 1964.1
I
I
Citoarquitcctura 37
vez, esta área recibe información desde el núcleo ventral lateral del
"lsdo tálamo. La destrucción del MI produce parálisis en primates: un chim-
ferior pancé puede mostrar una considerable alteración de los movimientos
18 Y 19
voluntarios, hipotonia e hiporreflexiva en la región contralateral al
po
:ulado sitio de la lesión. La recuperación que presen ta después de una lesión
o
en MI depende del nivel filogenético del animal (véase tabla 1.2).
uerpo
~niculado
,teral
Corteza premotora
Las regiones frontales 6 y 8, delante de la corteza motora primaria,
constituyen el área premotora o motora secundaria. La principal pro-
yección que recibe el área 6 proviene del núcleo ventral anterior del
tálamo. Su estÍmulación produce movimientos organizados (mover la,
cabeza hacia un lado, flexionar o extender las extremidades) y no con-
tracciones musculares aisladas, como al estimular el área motora pri-
maria. La estimulación del área 8 conlleva al desplazamiento de los
ojos en la dirección opuesta, por lo cual se sabe que tal región participa
en el control del movimiento de los ojos. La ablación de la corteza pre-
motor,a .u/va a I~pérdida de los. movimientos ~iestros y no propiamente
o a paraliJs; el sUjeto se muestra Incapaz de realizar de manera adecuada
> secuencias motoras (como escribir a máquina) y, aunque posee control
de sus movimientos, éstos se muestran torpes y desautomatizados.
acia
COrteza
sual
rea 17) Área motora suplementaria
Esta área (MIl) se encuentra localizada en la superficie medial del
área superior frontal (fig. 1.16). Su cstimulación lleva a movimientos
tónicos o posturales bilaterales; sin embargo, tales respuestas generali-
zadas son cortas e incluyen cambios como desplazar la cabeza contra-
lateralmente y levantar la extremidad contrapuesta, y aun vocalizaciones.
La destrucción de tal área suplementaria lleva en monos a síntomas
mínimos como debilidad, lentitud en los movimientos, etc.
le los Citoarquitec:tura
IS nú.
3teral En la corteza cerebral se localizan seis capas o estratos celulares, los
) y el cuales, sin emhargo, no se encuentran uniformemente distribuidos, sino
que muestran diferencias sustanciales según la región cortical consi-
; (
r
38 Cap. 1. Organización cortical
I
derada (fig. 1.18). Convencionalmente, tales capas se designan con los
números romanos I a VI. e
lulas
táhllT
de pr
C
Cont;
ment l
ongeJ
ma e
Bctz,
e
sifon
y sus
ticale
por múlti-
: se dirigen
tÍluido por
:-cs.
IJirámides ,
)l1S axones
se dirigen
-ecer célu-
dendrita,
liones ho- Fig. 1.19. Área 17 de
8rodmann: a. citoal-
qu¡tectlJl".1, y /J, d¡stri.
¡f t.'),.!ernu, bución de las fibrac..
(Según Sa,kisov,
/) 1972.)
r
; r
40
no e
cito:::
de I
orga
Cor
de ¡
y fil
Fib
dal,
Fig. 1.20. Área 4 de hen
Brodmann:a, distribu- cen
ción de las células, y oc,
b, distribución de las
fibras. (Según Sarki. mal
SOV, 1972.) pas;
a b
féri
los
La distinción de seis capas de la corteza cerebral no quiere decir,
un2
I
de ninguna manera, que éstas se encuentran uniformemente distribuidas,
I dee
sino que es posible encontrar en una región específica un predominio
pit(
\ especial de una de las capas con una disminución simultánea de otra
ten
u otras. Las figuras J.19 y 1.20 muestran la cito arquitectura y la distri.
tal
\ bución de fibras correspondientes a dos regiones de la corteza (área 17
I y área 4) implicadas en funciones distintas: en tanto que la primera
in/,
pito
constituye el área visual primaria, la segunda representa la zona motora
y 1
primaria. En el área 17 se observa que existe una representación consi.
la
derablemente aumentada de la capa IV (al igual que en todas las regio-
nes de proyección sensorial), tal capa está prácticamente ausente en
el área 4; a su vez, el área 4 muestra un gran aumento de las células Fi/
correspondientes al estrato V (células piramidale$ gigantes de Betz),
que se en'cuentran implicadas en la iniciación de los movimientos
dirigidos. da
Se ha propuesto dividir las células corticales en dos grupos (Sholl, de
1956): piramidales y estrelladas o granulares. La distribución de éstas an
en las diferentes capas de la corteza es distinta, y se puede afirmar que
Conexiones corticales 41
Conexiones corticales
:visual), 1, 2
paleocorteza:
olfativa /TIe-
~s fundamen-
Iones neocor-
leza temporal
:1 hipocampo,
'alateral, for-
Núcleo lenticular
ItrÍa medular Fig. 1.21. Algunos tractos de la cápsula interna y conexiones corticales. Las flechas de doble
erales. Algu. dirección indican las proyecciones recíprocas entre los núcleos talámicos y la corteza cerebral.
ies o la for- Todos los núcleos se refieren a núcleos del tálamo.
hacia
cíütll.~S
Métodos de investigación
úclco dor~o-
Quizá el método más frecuentcmente utilizado para distinguir diver-
el gi;'o del
sas regiones corticales y ,ns implicaciones en distintos sistemas ha sido la
leas v aIO"u-
" degeneración retrógrada. Parece que algunas neuronas no pueden suh.
sistir durante largo tiempo ~i sus axones no cstablecen sinapsis cun utra'
ltoras. y d
células; en este grupo se incluyen ¡as células de algunos núcleos del
1 las rCt!"io-
tálamo. De csta manera, si se lesiona una región especiíÍra de la coro
ml1ch;;:; de
, teza, aparece una degeneración retrógL,da cn los núcleos del tálamo
la corteza
que :--eproyectan ~uhr (' (:1 área k~il)núdZ1. De r.-:te lliodo! es posible esta-
:ntr:d ,c;~c:.
blecer las vías que ('()rnUnic;ul al tálamo con la corteza tfig. 1.17:;.
r
;
lIado lateral Desde hace ya un siglo se sabe que la estimulación de las áreas
uIado medio motoras de la corteza lleva a la aparición de una contracción en la
-ior sobre la región específica sobre la cual se dirige la información procedente
sobre la re. de esa área cortical. Ampliando este método durante las intervencio-
nes quirúrgicas ha sido posible estimular eléctricamente distintas áreas
n de la acti. corticales en pacientes no anestesiados. Mediante este método se han
potenciales construido mapas de las zonas de proyección de diferentes regiones
~ trasmite a sensoriales (véanse figuras 1.13 y 1.14). Pendfie!d y sus colaboradores
;ecuencia el (Pendfie!d y Rasmussen, 1950; Pendfie!d y Robert.~, 1959, etc.) in-
íreas de la forman que la estimulación de las zonas de proyección de los diferentes
Jn estímulo sistemas sensoriales lleva a la aparición de una alucinación no estruc-
al con una turada en el sistema sensorial en cuestión; la estimulación de las zonas
proyección de proyección visual lleva a la aparición de alucinacione.~ visuales no
ble estudiar estructuradas (e! sujeto ve bolas de fuego, manchas difusas, etc.)
iles son lOs en un punto específico de! campo visual; la estimulaciÓ"n de las zonas de
proyección auditiva lleva a la aparición de tonos auditivos (no exis-
¡aIes evoca. 1- tentes en e! medio natural), y la estimulación de las regiones sornes-
tésicas primarias lleva a la aparición de alucinaciones táctiles en un
:trica de la!
: la corteza I punto es¡;ccífico de! cuerpo. Por lo contrario, la estim ulación de las
áreas ~eeutldarias lleva a la aparición de alucinaciones mucho más
por tanto,
:xistente en estruc¡{¡radas, generalmente relacionadas con recuerdos de! sujeto:
otes locales éste ve una escena completa u oye una melodía según e! área esti-
la partici. mulada. Por otra parte, la estimulación de las zonas motoras lleva a
idad dada. la contracción de músculos aislados, en tanto que la estimulación de la
región premotora hace que e! sujeto presente formas de movimientos
:lio de so-
mucho más complejas.
L colocada
Un último método que vale la pena señalar con respecto a la
's cambios
Id. ya que
lparece la
I determinación de la actividjld cortical se refiere a la producción de lesio-
nes locales o a la observación de sujetos con lesiones locales de la cor-
teza. Una lesión cortical implica que determinada región cortical no
nfriamien-
presenta una actividad normal; por ende, estamos en posihilidad
) del eom-
de estudiar las modificacion"es _sufridas en e! comportamiento como
erminada.
consecuencia de! daño cerebral existente, y conocer el aporte que está
drio o de
desempeñando la región en cuestión dentro de! comportamiento. En
~s se hace
el estudio de determinados problemas, como es e! análisis de la orga-
e prepara
nización cortical del lenguaje, éste ha sido casi el único método emplea-
; regiones
do; sin embargo, 'en casos de alteración de desarrollo lento, como en la
;te modo,
aparición de tumores corticales, existen procesos compensatorios
disminu_
no siempre fáciles de evaluar. Por otro lado, los traumatismos craneales
~, la acti- He'." • '. 1 . .. ~ ... .
u "ú.n a aetermmaaas alteraCiones di1usa.;; y gencrailzadas que cX1gen
1 que la
que se permita al paciente cierto periodo de recuperación antes de
Ieee.
hacer una evaluación de los cambios en Sil comportamiento conse-
Cuentes al traumatismo cerebral.
f
; .~-
(
.Hi
Actividad cortical
1.22-
Los diferentes sistemas sensoriales se proyectan sobre la corteza a ,izació,
través de los núcleos sensoriales del tálamo. {,os puntos de llegada de nexiór
tal información sensorial van a constituir las áreas sensoriales prima- ón co.
. 1 (, . 1 17' \' . A \. es reg'
nas de a cortcza \ area Vlsua 1 arca au( Iuva 'r Y arca ~omato- i '3
sensorial :1, 2, 1 principalmente). Además de estas áreas sensoriales pri- ln~sd;
marias, se ha visto que la mayoría de los sistemas sensoriales se encuen- 1; 1, :
tran representados en la corteza más de IIna \'CL Con ayuda del método I~ron¡
de registro de potenciales evocados, se ha visto que la segunda .área ovas
sensoria. 1 (' area accesona . ) es un tanto 111Cllor, y 1a l ateTlCla
. (eI l a rcspucs- lmplE
!tivas
ta evocada es n1ityor; igualnlcntt. Se observa una tendencia a la rcpre- la de
sentación ipsilatcra1. ¡\demás, parece cxistir un intercruce significativo '. (SE
entre las áreas suplementarias (\ accesorias de diferentes lllodalidades; 1973
por ejemplo, en gatos, se ha observado que la segunda área auditiva
(AlI) coincide con el área en la cual se registran igualmente potenciales
evocados correspondientes a estímulos somatosensoriales (S 11).
Como se señaló, en las áreas primarias de proyección cortical existe .---
una representación tópica en lo que se refiere al receP'Í'r de periferia; .
un punto de periferia corresponde a uno de proyecci,6n en la corteza.
\
La figura 1.13 muestra la localización de las áreas sensorial y motora ~
primarias en la corteza cerebral. La sensación procedente de cada (,
región del cuerpo se proyecta sobre un punto específico de la zona
sensorial; además, la representación existente no coincide con la mag-
nitud de la región corporal, sino con su relevancia. Así, por ejemplo,
la cara presenta una proyección considerable, en tanto que-.la es- ""-
palda se encuentra pobremente representada; es obvia la importancia
\ mayor de una discriminación sensorial de las regiones de la cara que
de la espalda. La figura 1.14: señala la secuencia existente en la pro-
\I yección sensorial de distintos puntos del cuerpo a la corteza somato-
sensorial, junto con el tamaño relativo de la proyección. Tal principio
de organización es igualmente válido para otros sistemas sensoriales;
en la visión r.ncontramos que diferentes puntos de la retina se pro-
\ yectan sobre distintos puntos del área visual primaria, y diversas partes
de la c1óclea llevan infomlación a diferentes puntos del área auditiva
primaria.
Alrededor de las zonas primarias se sitúan las zonas secundarias,
implicada.~ en un sistema sensorial específico. Una proporción con.•.i.
derable de la corteza cerebral humana está ocupada por regiones de
intereruce de información procedente de distintos sistemas sensoriales
(áreas terciarias). Las liguras 1.22 Y 1.23 muestran las formas de in-
I
1.22. Esquema de la 11
..
,~
..•.•
lOto que la es-- \\\
. la importancia
..:,.k
de la cara que e
Fig. 1.23. Sistema de conexiones entre las zonas
lente en la pro- primarias, secundarias y terciarias do la corteza
Corteza somato- cerebral. 1: área primaria (centrales); 11: áreas
el. Tal principio secundarias (periféricas); 111:áreas terciarias (zo.
mas sensoriales; nas de ¡ntercruce de los analizado",sl. Con las
líneas gruesas se señala: 1:sistema do proyeccio-
retina se pro- 4 ;:-... "'.
nes (cortical'subcorticall; 11:sistema de interco .
. diversas partes 2 nexiones de las regiones de proyección y
~l área auditiva asociativas, y 111:sistema de ioterconexiones
entre las áreas asociativas. 1: í€CeptGi, 2: efector,
3: neurona del ganglio sensnrial, 4: neurona motora, 5: y 6:
las secundarias, neuronas de ¡ntercruce en la médula espinal y el tallo cerebral, 7
'oporción con~i. '1 10: nenronas de intercruce de las formaciones subcorticales, 11
)or regiones de y 14: fibras aferentes de las regiones subcorticales, 13: capa V de
:mas sensoriales células piramidales, 16: subcapa 1113 piramidal, 18: S!!bcapas IIr2
'1 1111, 12, 15 '1 i7: células estrelladas de corteza. (Segitn Poliakov,
) forn1as de in- 1973.;
r
;r
tercomunicación que existetl tanto entre las zonas corticales, como Se al:
entre las regiones corticales y los sistemas aferentes y eferentes. de ac
Se ha observado que la estimulación de las áreas primarias de la tiva,
corteza se e:<tienden únicamente a regiones cercanas al punto de exci- dismi
tación, en tanto que la estimulación de las áreas s'ecundarias se extien- no al
de a zonas mucho mayores y es posible registrar su actividad en mayo
puntos bastante alejados de! sitio de aplicación del estímulo, lo cual onda,
implica que el proceso de excitación que surge en los puntos secun- de b
darios v terciarios de corteza incluye un número mucho mayor de liza 1
elementos neurales, y su actividad es bastante más compleja que la apa- auto!
recida durante la estimulaeión de las zonas primarias de la corteza ción
1
\'f''g. 1')4'
.- J' rente
y~
--
y y~
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39 19
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que
y y~ y
Fig. 1.24. Resultados obtenidos y~ y
la n
V
durante la estimulación de las re.
giones primarias V secundarias
Y Y Y y~
-- -
y~
Y
-
I que
cado
(sensoriales V motrices) de la carte- - t-- 1-- - - y y y
f-
y~
197~
za. El esquema muestra qué tan ~ Excitación
das:
~:-:
lejos se expande la excitación de. y y y~
[2jEfectc registr de 1
sencadenada por medio de la apli. y yó.! Y
cación de estricnina en determina-
da región cortical del cerebro de
un chimpancé.
i- . .- - -1- - f- ~tX Blnhibición
luz,
de e
está
tant
Se ha establecido la existencia de determinada relación entre la Má>
composición de la corteza en una región determinada y el papel que acti l
corticales, como Se obscrvó que la estimu1ación del área aislada da origen a una onda
eferentes. de actividad, con relación a la cual la superficie cerebral se hace nega-
primarias de la tiva, y que se desplaza con una velocidad de 2 metros por segundo,
I punto de exci- disminuyendo rápidamente en amplitud, de manera que generalmente
darias se extien- no alcanza a desplazarse más de un centímetro. Utilizando un estímulo
'u actividad en mayor, la onda negativa de superficie se acempaña de un grupo de
,timulo, lo cual ondas positivas que se desplazan sin decremento hasta los límites
s puntos secun- de la región cortical aislada. Tal desplazamiento se suprime si se rea-
ucho mayor de liza un corte en la capa externa de células estrelladas, lo cual llevó al
le ja que la apa- autor a pensar que este estrato dc la corteza es la causa de la conduc-
s de la corteza ción lateral.
Hubel y Weise1 (1962) señalan que al implantar electrodos a dife-
rentes niveles de profundidad en la corteza sensorial, se observa que
9 las neuronas situadas en una misma columna responden exactamente al
mismo estímulo, en tanto que células vecinas pueden responder' a es-
tímulos completamente distintos. Esto llevó a tales investigadores a pos-
tular el punto de vista de la organización columnar de la corteza;
que supone la existencia predominante de conexiones verticales y
la relativa ausencia de conexiones laterales. Sin embargo, se observa
que los patrones de respuesta detectados por medio de electrodos colo-
/ cados a distintas profundidades no son del todo coincidentes (Kogan,
@JExcitación , 1974). La figura 1.25 muestra la configuración de respuestas halla-
das al implantar un microelectrodo en la corteza a 15 diferentes niveles
[YJEfectc registra de profundidad. Se observa que, ante la presencia de un destello de
y luz, las respuestas halladas a diversa profundidad en la corteza visual
Ellnhibición
de conejillos de indias es muy peculiar; en algunos estratos, la respuesta
está casi del todo ausente, no modificándose la actividad existente, en
tanto que en otros aparece una respuesta de una magnitud apreciable.
'lción entre la Más aún, estudiando regiones corticales, se observa que el patrón de
¡ el papel que actividad se modifica rápidamente (fig. 1.26); presentando un estímu-
: regiones occi- lo luminoso y registrando 100 puntos diferentes situados en 1 mm'
a información de la corteza, se observa que durante el tiempo de acción del potencial
rteza, se obser- evocado (unos 300 milisegundos), el mosaico de actividad varía con
la región pre- rapidez, en correspondencia con la fase del potencial evocado. Esto
n aumento de podría cucstionar seriamente la existencia de una auténtica organización
idales gigantes columnar en la cortcza cerebral, como fue postulado por Hubel y Weisel
.n decir, la es- y fácilmen'te aceptado durante algún tiempo.
I tipo de acti- Rusinov (1953) señaló que realizando la polarización anódica de
la región motora por medio de una corriente eléctrica de 2-10 mV, la
Bums (1954) reacción que generalmente aparece ante la estimulación eléctrica de
nas, como de ~:-'o ~rea podría desencadenarse al utilizar un estímulo cualquiera (por
línea nornlal. (:jL,,'pio, un sonido o una luz). La polarización llevaba a la creación
f
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600
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800 ~A
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N
1000 •• a n
IV
Fig. 1.25. Histograma ne la distribución
de las respuestas neuronales an te un re-
lámpago de luz, detectable durante el 1200
• l. al. '•• J I
desplazamiento de un microelectrodo a
u-
través de todas las capas de la corteza vi. V
sual del conejillo de innias. Los números 1 400
romarros ;ndi~an la capa correspondiente
de corteza, los números arábigos la pro-
fundidad del electrodo en micras, y los 1500
puntos negros en la línea vertical indican
VI
•., ••••
las neuronas analizadas cuyas reacciones
1800
se presentan en los histogramas correspon-
dientes. La flecha indica el momento de >-
100 t
presentación del relámpago de luz. (To- ••
I
I
mado de Kogan, 1974.)
2000
)f ejemplo,
a mano se
luz, etc.)
tte unos 20
po aparece
¡ lo Una de las tendencias evolutivas más notables está representada
'por el aumento progresivo de la corteza cerebral, especialmente de la neo-
~Iarizaeión, corteza.
,ceso faeili- 2. Paralelo al aumento de la corteza cerebral aparecen ulla serie el" ten-
conserva a lIencias más o menos claras en la organización del sistema nervioso: el
control de diferentes funciones tiende a ser adoptado por la corteza; au-
órogresiva: menta la superficie cortical al incrementar la cantidad de rugosidade,;
,do de de- crece el número de neuronas en cada fibra; y progresivamente aumentan
depresión las zonas secundjrias y terciarias, las cuales ocupan la lnayoria de la su-
una "clo- perficie cortical en el hombre. Esto nos pcnnite suponer que tales regio-
c:ortC'l.a \' nes se encuentran implicadas ~!l las fonnas de cornportanüento cmnplejo,
propias de! h0!11bre.
cric dcsen-
. 3. En la neocortezn. es posible distinguir seis capas celulares distribui.
cIol'llro de
lías de ¡nanera diferencial, según la [unción específica deselnpcüac1a por
el área en cuestiún. ....
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I
~
manera distinta en
rante algún tiempo
:a cerebral.
ucción cortical que'
ctividad en la coro:
~xcitación y la de.
r
1'"
105 dos hemisferios. Tal fenómeno no se observa ni aun en las especies posee un él.rn.
más cercanas al hombre como son el chimpancé, el orangután y el cruza a l1i\'C
gorila. se proyecta ~
Aunque no existe una respuesta dclinitiva al respecto, no e5 arries- Esta disposic:
gado afirmar que la especialización de funciones en los hemisferios eere- calnpo visual
brales del hombre se relaciona por lo menos con dos factores diferentes, izquierdo (q'
pero altamente eorrelaeion.\dos en su aparición: a) la aparición del len- rretina tempe
guaje, el cual constituye una función única (existen dos manos y la zona vísu;
dos pies, pero un solo aparato fonador), lo cual implica que sólo uno mación coloe
de los hemisferios puede ser eferente con respecto al lenguaje; de lo y funciona/m
contrario, podría haber conflicto con la emisión del lenguaje, ya que dalidades se~
ambos hemisferios participarian en ello. En otras palabras, funcional- no permane,
mente, sólo uno de los hemisferios podría controlar el lenguaje, por nuoS. En cm
ser éste una función única y no paralela. b) El empleo de instrumen- sentación el,
tos; en la fabricación o uso de instrumentos, necesariamente una de
las manos ha de dil;gir la acción y la otra ha de servir como auxiliar, -----
ambos hemi,
c.o.ntl'~p\~ego
lo cual conlleva a una preferencia y a una mayor destreza de una m isfe~i.o il.:s~
de las manos. Desde luego, aquí cabría preguntar por qué es preferible Los dos
utilizar la mano derecha en las actividadc'S c$pecializadas, en vez de les; el cuerp'
la mano izquierda. Los intentos de explicar esto han sido bastantejva. hemisferios :
riados (para una mejor protección de un órgano vital, como el lora- la coordina(
zón; debido a la forma de rotación de la tierra, .etc.), pero aún no senta el úni,
ha sido posible dar una explicación suficientemente coherente. les -ya qu<
Sin duda, hay un tercer factor que no se puede dejar a un lado al el principal.
considerar la especialización de funcione:; de los hemisferios cerebrales:
la duplicación de. funciones no constituiría una forma adaptativa econó-
mica del cerebro humano, pero si cada hemisferio se encuentra reJa- ,. Bases gel
cionado con difercntes aspectos del comportamiento, esto implica un
repertorio mucho más amplio de respuestas. Se han
diestra-zurd
al respecto
Doble sistemo de información modelo prc
pnmera pa:
Una de las principales características humanas, señala Sperry respecto al
( J 973), es la existencia de una especialización por parte de los hemis- misferio izq
1
1 ferios cerebrales; esto lleva, según la opinión del autor, a un doble La segund,
sistema de pensamiento, verbal y no verbal, representados de manera contralaten
suficientemente independiente en los hemisferios izquierdo y derecho. el lenguaje
Tal peculiaridad está apoyada en el hecho de que cada he~sferiº sra cruzad:
cerebral recibe información .P!incipal~:~~..gesde l~ mitad opuesta del (tabla 2.1:
fuereo. Tal principio e~ \'áli,iü-taííto para la audición, como para !a noeidos ha
somestcsia, y es aplicable igualmente a la 11l0tricidad. El sistema visual prohablcm<
\
I
~:,
Jaje, por nuos. En cuanto a la info~nac~ón auditiva, ésta posee una doble repre-
lstrumen-
sentación (l~_Jl1L~.~ación procedente de cada oído se proyecta sohre
una de ambos hemisfcri()s), aunque la información que se crlIza al hemisferio
auxiliar, c.ºniiiPl~eS10 ~.es:.considerablem"ente mayor que la que se dirige al "he.
de una misferio ipsilateral.
)referible _. Los-dos"heinisferios se encuentran conectados pOI' fibras comisura-
1 vez de les; el cuerpo calloso constituye el principal punto de unión entre amhos
tante va- hemisf<¡ios y, en consecuencia, desempeña un papel fundamental en
el cora- la co<frdinación de las actividades de ambos hemisferios. No repre-
aún no senta 'el único punto de interconexión entre ambos hemisferios cerebra-
les -ya que existen otros a niveles inferiores-, pero si por lo meuos
1 lado al el principal.
rebralcs:
a econó-
tra rela-
Jlica un
Bases genéticas de la asimetría cerebral
r
J
56
Cabe hacer notar que siempre ha existido una fuerte presión cul-
tural para el empleo de la mano derecha. El mundo está construido
para los diestros: saludamos con la mano derecha, los aparatos téc-
nicos se construyen para los diestros; además, frecuentemente se ha
exigido el empleo de la mano derecha en la escritura. Debido a tal
presión cultural, que ha ido desapareciendo progrepvamente, sobre
todo en cuanto a la mano empleada para la escrituv/;, la distribución
de diestros-zurdos en una población dada presenta un error sistemático.
Sin embargo, la disminución de la exigencia cultural para el empleo
I, de la mano derecha ha llevado a un aumento progresivo de! número de
I zurdos en los últimos años. aunque tal aumento ha disminuido, y se
J
I I11 ha acercado a una asíntota en la distribución, lo cual indica que se está
cerca de! porcentaje real. La figura 2.1 indica los porcentajes hallados
de zurdos, los cuales tienden a ';stabilizarse alrededor de un lO-12~ío,
I que probablemente representa e! porcentaje real de la población
estud jada. .
Cabe anotar que la especialización hemisférica no es completa en
toda la población, ya quc las parejas genéticas que controlan su apa-
rición no son dd todo dominantes o recesivas. Si tal especialización
11, fuese completa, lesiones corticales en el hemisferio dominantc produ-
cirían una pérdida permanente del lenguaje; sin embargo, se ha encon-
irad" '1"" "pro.-;inlClda,ncntc 'Jn :,.5% de los sujetos diestros no
presentan afasia como consecuencia de lesiones en e! hemisferio izquier-
do y, en caso de presentarlas, muestran una recuperación completa o
casi completa; y aproximadamente un 650/0 de los sujetos zurdos no
presentan alteraciones del lenguaje o éstas son sólo transitorias, como
consecuencia de lesiones en el hemisferio derecho (Luria, I~48). Esto im-
plica quc cn una pmporción considerable de la. población existe una par-
12
57
.ene presion eul- ticipación de ambos hemisferios cn el lenguaje, y que é~te no necesaria-
) está construido mente ha de estar del todo lateralizado en uno de los hemisferios. Más
.os aparatos téc- aún, se ha observado que niños pequeños pueden sufrir una destruc-
~ntemente sc ha ción total de las áreas del lenguaje, con un porcen taje de recuperación
.a. Debido a tal del 1000/0 en caso de que ya hayan adquirido algún lenguaje, o que
sivamente, sobre / pasan completamente asintomáticas si e! daño se produce antes de la
l, la distribución " adquisición de! lenguaje. Aparece entonces que el hemisferio no domi-
~rror sistemático. nante con respecto al lenguaje puede reorganizilrse para tomar a cargo
para el em pleo las funciones de éste, no adscritas inicialmente a él. Por tanto, las pro-
o del número de babilidades de recuperación del lenguaje en sujetos afásicos depen-
iisminuido, y se derán fundamentalmente de dos factores: a) de la edad en que se
ldica que se está I produce la lesión cortical, y b) de la presencia de un posible faclor
:ellta jes hallados I
~nético. .
de un 10-12'/0, ¡
le la población 1
Aspectos anatómicos de la asimetría cerebral
es completa en
mtrolan su apa- Se han realizado numerosas investigaciones acerca de las diferen-
especialización cias anatómicas entre ambos hemisferios. Al respecIo, se ha señalado
minantc produ- una serie de diferencias entre ambos hemisferios, algunas de las cuales
SO, se ha encon- pueden considerarse irre!evantes; asi, por ejemplo, la mayoría de los
~os diestros no estlldios Il1Uestra una diferencia de peso no mayor de 5 gramos. Es
Jüsferio izquier- difícil atribuir algún significado a una diferencia tan pequeña, que
:ión completa o además puede deberse a las dificultades obvias de. secci~n de . los dos
jetos zurdos no hemisferios. DL'Sde iuego, más importantes son las dIlerenCl~s ~\lC
msitorias, como pueden existir en cuanto a la distribución de áreas, que en. pn~1clpl0
1!:J48). ESIO illl- podrian señ,tlM una participación Jiferencial de amhos henllSfenos en
eXiste lina par- diversas funcioncs.
r
----'-",-
Ult
Fig. 2.2. El diagrama ilustra las
se ,
difcrc;¡das oerecha-iiquieíth1Cfl el
plano temporaL La superficie su- que
perior del lóbulo temporal hJ sido res
expuesta por un corte en cada P!ano no
lado del plano en la cisura de tempor(l!
es
Silvia. El plóno temporal2st~ limi.
tado anteriormente por la regi6n reg
posterior de la circunvolución de ma
Hesehl. posteriormente por la re.
gión posterior de la fosa de Silvia fer
y lateralmente por la cisura de
de
Silviu. Obsérvese Que en la izquier-
da, la cisura de Silvia es más larg" nel
y el plano temporal mayor. Obsér. de
vese también que la región comprendida entre la parte posterior final Ya
de la cisura de Silvia y el polo occipital es mayor en el hemislerio
los
derecho. (Seglln Gesehwind. 1974.)
pn
bu
La reglon que ha recibido mayor atención en el estudio dc las dile. Pc
n:ncias interhemisféricas es, obviamente, la temporal y la cisura de ca
Silvio, ya que en esta región se encuentran la.s úeas imvlieadas en el
1 F'
lenguaje. Connol1y (1 ~1:)O) señala que varios estuuios al fcspecto mues- re!
\ tran uiferencias en la longitllu de la cisura ue Silvia de unos 4-6 mm
entre ambos hemisferios, siendo mayor en ti izquierdo. Igualmente, a
se ha señalado que la circunvolución de Hcschl, que constituye la ra
región auditiva primaria y recibc las proyecciones del cuerpo genieu- lo
\ lado medio del tálamo, es mayor en la región izquierda, aunque igual-
mente las diferencias son demasiauo pequeñas. Cabe hacer notar que,
ee
Cl
\
estrictamente hablando, en los monos no existe la circunvolución de
Heschl y la corteza auditi'-a primaria se distingue sólo por una peque- ni
h,
na elevación. d,
Geschwind y Lcvitsky (19G8) realizaron un estudio c:omparativo
de 100 cerebros adultos normales, con el fin de destacar las diferen- se
cias estadísticas que pudiesen exist.ir entre áreas de ambos hemisferios. 11
le
Sus resultados se pueden resumir en lo siguiente: el margen posterior
de la cisura de Silvia presentaba un ángulo mayor hacia atrás en el p
hemisferio izquierdo en un ~l770 de los casos, y en el hemisferio dere- S
ú
cho únicamente en el 18 'lo de los casos (en el resto apareció igual).
n
El plano temporal izquierdo apareció considerablemente mayor en un
n
65 o/c de los casos en el hemisferio izquierdo y sólo en un 11 % de los
e
casos en el hemisferio derccho (fig. 2.2), debido a dos factores: a) a
una mayor dirección hacia atrás de la cisura de Silvia, y b) a un ángu.
lo m;\s pronunciauo hacia adelante de la circunvolución de Hesehl.
Aspectos anatómicos de la asimetría cerebral 59
)10 tempc>rat
r
ro
60
Gazzaniga,
Determinación de la asimetría cerebral:
Hillyard, 1:
método de Wada
ción de las
\V aela (19+9) diseñó un método un tanto original, utilizado ulte. información
rionllCllte por i\!ilner (19(j4) Y otros, para determimrr la asimetría La téen
cerebral mediante la disrupción temporal en la actividad de uno de los bro (fig. 2.
hemisferioso Esta técnica se ha empleado fundamcntalmcntc en casos damente. 'T
de neurocirugía con el fin de determinar de antemano las alteraciones males (sobr
que en principio sufriría el lenguaje como consecuencia de la ablación se ha aplie<
de una región cortical; o igualmente, con fines experimentales, para alaques cnl
determinar las consecuencias sobre el comportamiento ele la elimina-
ción de uno ele los hemisferios cerebrales-
El m,oo¡.,d" consiste en inyectar amilal sódico e!lb arteria corútida
derecha" i/o'luicrda_ Cada ranla de la artena carótida interna irriga
uno ck los hcmisfl:rios cerebrales; en consecuencia, es posible Ínacti.
'oa'- uno de los lwnlisfcrios, mientras el otro permanece normalmente
deli, (lo Si el Ilt'misferio inac¡jvado es dominante con respecto al len-
f\lIaje. el paeiellle l'ernunece mudo por varios minutos, pasados los
cua!cs el lcngudje retorna progrcsivalllcntc, aunque pueden subsistir
nroJ(:S eu la denominacióu. de objetos y en el empleo adecuado de,las
eSlnlClur:tS Iingül'sIicas. lnac:ivando el hemisferio no dominante (¡/ne-
ralmente el hemisferio derecho), se observa que el sujeto (diestro) no
presenta alteraciones en el lenguaje, pero puede presentar otro tipo
de cambios cn w comportamiento, como son una no adecuada orien-
tación, dificultades en el reconocimiento dc personas y de °melodías
(sonidos no verbales), errores en la solución de tareas especiales, etc.
'1 Aunque el método ha mostrado ser extraordinaria!nente ilustrativo
(
en la detección del papel que desempeña cada hemisferio en el com-
I
I
portamiento, su utilización ha sido bastantc restringida, debido a las
dificultades propias de la técnica y a los peligros y molestias que
puede causar.
Sin embargo, cabe afirmar que los resultados alcanzados mediante
una técnica tan demostrativa como ésta ("dormir" uno de los hemis-
ferios, mientras el otro permanece en I1n estado de vigilia normal)
concuerdan con las observaciones señaladas sobre el papel y el aporte
específico de cada hemisferio cerebral en el comportamiento.
rtcria carótida
interna irriga
posible ¡nact j.
normalmcnte
~specto al len.
s, pasados los
eden subsistir
Iccuado de las
'¡inan te (gene- I
, (diestro) no
,tar otro tipo
,i
\
Lóbulo occipital
ecuada arien- Cuerpo calloso
de melodías
speciales, etc.
lte ilustra ti va Comisura hipocampal Comisura habenular
J en el com-
debido a las Tubérculos cuadrigéminos
Ilolestias que
dos mediante
:le los hemis-
~ilia nornlai)
1 Y el aporte
Ho.
Tálamo
Comisura anterior .
Quiasma optico Protuberancia
f
62 Cap. 2. Asimetría ccrt'iHal
r
r
;
(
fig, 2.4. D) Cierre de la ¡ígura, (1) E' sujeto doce; Iai
"Veo un tri~ngulo";en (1l) :Jice: "V~J un círculo".
En una prueba subsecuente de libre elección se
1-
\
',' ( _
\ J
> a s\
empleé a un sujeto zurdo, quien selecr.;icllo una
Hri':ti! con !n figura e para (Il V \ para un.
\ r
!I11 herr
b) Reconocimiento de la cara; la dominancia del que
el Ibl
helnislerio derecho rara esta clase de tarea no pro. en ]
duce un bloqueo del hemisferio izquierdo, Puede R G HEART
haber cierta especiaiización, pero es más una T B
dilerencia de grado.
M L de J
Z X
e) Memona a corto.plezo; el sujeto recuerda ma' tica
yor cantidad de inlormación cuando se presenta a
los dos campos visuales un estímulo de cuatro letras
I el y c'
en
que cuando se estimula cada campo aisladamente. ~-.- l/O
pre;
Sujetos normales no muestran mayor rendimiento
en presentaciones bilaterales. tidc
d) Prueba triple de palabra: el sujeto dice inmedia. sidc
tamente "art" ante la presentación de la palabra
"heart"; el punto de fijación cae entre "he" y "art". por
Cuando se le dice que escoja entre una serie de cartas COII la mano izquierda, fun'
retira la carta "he" aun hallándose "art" y "heart" entre las posibilidades.
e) Orielltación visual: dos líneas son iluminadas simultáneamente. El estímulo
del campo derecho es reportado de inmediata con precisión. Si se le permite Tab
una respuesta manual no verbal. hay una fuerte tendencia a hacer un movimien.
to de la mano en la forma de las líneas iluminadas.
f) Selección del tiempo de reacción: cada hemisferio da una respuesta con igual
rapidez al patrón 1 en oposición al O cuando se usa la mano contralatera!. :
(Gazzanigay Hillyard, 1971). Esta no es una prueba de procesamiento paralelo.;
ya qoe los dos hemisferios actuaron sucesivamente y no en forma simultánea. ' Ade
Niñ
(entrc las cuales sc encontraba art, he y hearl), seleccionó he. Ejcm-
Ad,
plos similares aparecen en la figura 2.4, en los cuales el su jeto recibe
Niñ
una información, parte ele la cual cae a su campo visual derecho y
otra parte a ,su campo visual izquierdo. Las respuestas emitidas ver-
I balmente por el sujeto corresponden a aquellos a~pectos de la informa ..
I ción que han sido presentados a su campo visual derecho, y en con.
secuencia han sido trasmitidos a su hemisferio izquierdo, hemisferio que
hor
controla las respuestas verbales. Obviamente, este> scñc,la que ambos
tare
hemisferios poseen canales paralelos de procesamiento de la informa-
lZql
ción y, más aún, manejan diferentes parámetros de la información
SlCl-
existente en el mundo externo. hOl-
Diferencias en la lateralixación
Como ya se señaló, la lateralización de funciones de ambos hemis-
ferios cerebrales no presenta una distribuciún dicotúrnica, sino que es
posible encontrar fornlas relativamente intermedias, dada la hipótesis
genética propuesta por Levy y Nagylaki (1972), que permite la apa.
rición de nueve genotipos. Insistentemente se ha señalado en la litera.
tura q ut: lesiones cn el hemisferio derecho son menos graves en cuanto
,
Diferencias en la lateralización 65
la hi pátesis en el ienguaje con una frecuencia seis veces superior a la, mujeres
mite la apa- (Spcrry, 1973); par lo tanto, podemos suponer la existencia de algún
en la litcnl- factor de tipo genético que llcva a una utilización más pronta del
~sen cuanto
,; -<. , I'
(in Cap. 2. Asimetría ccn:bral
lenguaje por parte de las mujeres y, por otra, a una probabilidad para
aumentada de alteraciones de! lenguaje en los hombres. Generalmente diriE
las diferencias en cuanto al lenguaje entre niños y niñas es mayor
en los primeros años y progresivaniente sc va logrando una estabilización, ción
y con frccucncia hacia los 3-5 años no es posible detectar ya tales dIfe- aten
rencias (Kimum, 1967). rent'
qUle
de r
un J
Audición y asimetría cerebral
troh
En e! estudio de la asimetría cerebral ha cobrad e especial impor-
forz.
tancia e! método diseñado por D. Kimura (1961, 1967, 1974, Y otros)
a C~
consistente en la presentación binaural (por ambos oídos) de estímulos
ala
auditivos de diferente naturaleza. Tal técnica presenta dos variantes
ción
principales: a) técnica de percepción auditiva dicótica: al sujeto se
llacl
le presentan simultáneamente dos mensajes, uno por cada oído, y
se evalúa la retención lograda; b) téenica de presentación monoaural: ñalé
presentación sucesiva de dos mensajes, primero a un oído y luego al feri,
otro. . ritrr
Como se señaló anteriormente, el sistema auditivo po,:¡}euna repre- casc
sentación doble: la información procedente de cada oído se proyecta serv
tanto sobre el hemisferio derecho como sobre cJ izquierdo, aunque la evo,
representación cruzada es supcrior a la información ipsilateral. En con- emF
secuencia, la información presentada al oído derccho se dirige princi- vó
palmente al lóbulo temporal izquicrdo, y la presentada al oído izquier- utili
do se proyecta' principalmente al hemisferio derecho. se (
Utilizando la técnica de presentación binaural de mcnsajes verba-
les, se ha observado de manera consistente que la retención es mucho
mayor para los mensajes presentados al oído derecho (y que se dirigen Prc
fundamentalmente al hemisferio izquierdo). Tal observación es válida
para todos lo; tipos de información verbal: sílabas, palabras, frases,
. . I
etc. Más aún, se ha observado que esta preponderancia es mayor para mul-
las consonantes que para las vocales y que tal diferencia se mantiene cru:
aún cn sonidos verbales de muy corta duración. Tomalldo un frag- Sot
mento de una conversación y dividiéndolo en segmentos pequeños, OJo
Kimura (1974) demostró que cada segmento correspondiente a un ('n
•
Procesamiento diferencial de información 67
bilidad para los sonidos presentados al oído izquierdo y que, por tanto, se
.lmente dirigen preferencial mente al hemisferio derecho (Kotick, 1975).
mayor No obstante, cuando se controla el factor atención en la presenta-
zación, ción binaura1 de información verbal, pidiendo al sujeto que preste
~s dife- atención sólo a uno de los dos mensajes, la situación es un poco dife-
rente: el sujeto suele desconocer el contenido del otro mensaje (cual-
quiera que sea el oído al cual se ha presentado) y es capaz únicamente
de reportar características muy generales; por ejemplo, si fue leído por
un hombre o por una mujer, si era en su idioma natal o en otro, etc.
La suposición considerada, de que sólo uno de los hemisferios con-
trola preferentemente las respuestas ante estímulos auditivos, se ve re-
Impor-
forzada por la observación de que ante tonos puros presentados 'al azar
otros)
a cada oído, los tiempos de reacción para los estímulos presentados
tímulos al oído derecho son significativamente menores que los tiempos de reac-
.riantes ción para tonos puros presentados al oído izquierdo (Haydon y Spe-
jeto se
!lacy, 1973).
lído, y En el registro de respuestas corticales evocadas (anteriormente se se-
Jaural: ñaló que la amplitud del ritmo alfa es mayor, en promedio, en el hemis-
.¡
lego al ferio derecho que en el izquierdo, y que tal diferencia en la amplitud del
ritmo alfale correlaciona con la lateralidad del sujeto en el 900/0 de los
repre- casos y ~ especialmente marcada en la región temporo-occipital) se ob-
royecta serva que ante estímulos verbales aparece una asimetría en las respuestas
Ique la evocadas entre ambos hemisferios, asimetría que no se presenta con el
,n con. empleo de sonidos no verbales (Matsumiya, 1972). Más aún, se obser-
princi- vó que la técnica de registro de respuestas corticales evocadas puede
zquler- utilizarse como criterio para determinar la asimetría cerebral, ya que
se correlaciona adecuadamente con el hemisferio dominante.
verba.
mucho
dirigen Procesamiento diferencial de información
válida
frases, La información visual presentada al campo visual derecho csti.
)r para mula la regiún nasal ele la retina del ojo derecho, información que sc
antl~n~ cruza a nivel del quiasma óptico y se dirige al hemisferio izquierdo.
n f rag- Sobre la regiún temporal del ojo izquierdo, la información se dirige al
111~¡¡0" ojo izquierdo, y funcionalmente la información visual se cruza corno
a UD C"nolros ~istC'mas s~nsorialt's. Por tanto, es posible utilizar una pre-
iC prc- sentación taquistoscópica y, logrando un punto de fijación medio por
ltl em- parte del sujeto, presentar la inforrnaciún visual (l uno solo de los he-
raleza: lllisferios u:rl"IJlaks.
Jicciras, Se ha establecido quc la información visual presentada taquistos-
tcnción cópicamente a uno solo de los hemisferios muestra un reconocimiento
; (
e caras presen-
que se sabe quel
~ara reconocer
slones en el he-
I
~ e! hemisferio
Iras. Asimismo,
'rma positiva o Fig. 2.5. Porcentaje de sujetos que presentan una deteccion diferen-
camente difiere cial de información por cada campo visual. 1: información presentada
Jo que la segu-¡ al campo visual izquierdo; O: información presentada al campo visual
nde igualmente ,, derecho y T. E.: 1/125 seg (Según Ardila y Benavides. 1977.)
reconocimiento
"positivas" las I
rencias estadísticamente significativas sólo en las pruebas verbales y
1 según la cual espaciales; a su vez se advirtieron diferencias considerables entre las
en dientes en el distintas subpruebas verbales y espaciales (fig. 2.5). Cabe anotar que
toscópicamente ' las diferencias halladas son válidas sólo para cortos tiempos de exposi-
la en presenta- ción (1/125 seg y l/60 seg). Al aumentar el tiempo de exposición, las
eso ambos he- diferencias son cada vez menores; probablemente tal límite de 'significa-
ada, desempe. tividad señala el tiempo de exposición necesario para que la información
:e acuerdo con se cruce al hemisferio contrapuesto. A su vez, el material verbal se
,ridad del he- mostró lejos de constituir un material homogéneo ~ para detectar sílabas,
onocmiento de la diferencia fue nula, en tanto que la detección de consonantes, vocales
supr,:,ior para y palabras mostró diferencias progresivamente mayores. Curiosamen-
lostra, que la te, las dos subpruebas espaciales mostraron resultados muy distintos:
lmulaóón uni~ en la reprodueci')Jl escrita de figuras sin sentido se hallaron diferen-
ión e': la tras- cías cons;cler¡lblcmcntc signincatiYlis. en tanto que en ~a uprucba del
alloso. , reloj" (decir la hora a qUl' corrcspoJld Ía la direeei')J] de dos agujas co-
; con tiernpos lucadas sobre un cuadrante sin ninguna sellal de referencia), las dife-
segundo (Ar- rencias no alcanzaron el nivel de significaiiviJad. tal V(-I, debido a b
nfon;¡ación de exigencia de una respuesta \Trbal val" illIC''\'l'llcjún del concepto de
. ,scn'aron diíc- I
liem po .
I.
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ciar
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son
Clac
1
mel
hen
1
I
observación de las alteraciones sufridas por sujetos que presentan le- ,I
siones en e! hemisferio derecho. Tal tipo de lesiones (en sujetos dies-
tros) no implica alteraciones en e! lenguaje, la escritura o la lectura,
en regiones en las cuales en e! hemisferio izquierdo produciría una
desorganización severa de los procesos verbales. Igualmente, no se alte-
ran aqueilos procesos que de una u otra manera se encuentran re!a-
cionados con la utilización de! lenguaje: no se altera el pensamiento
lógico, ni e! empleo de operaciones formales o matemáticas.
Se ha propuesto que la organización funcional de los procesos sen-
L soriales en el hemisferio derecho presenta un carácter menos diferen-
ciado:. así la sensibilidad táctil de la mano izquierda se altera única-
mentt! como consecuencia de lesiones en zonas más amplias de!
hemisferio derecho.
Con suficiente claridad se sabe que lesiones del hemisferio derecho
rma. implican alteraciones en la organización de esquemas espaciales. Piitzl
ndo (1928) y Lange (1936) demuestran que lesiones unilaterales en e!
loei. hemisferio derecho causan desórdenes espaciales. Paterson y Zangwill
'as a
sor,
(1947) describen dos casos de sujetos que presentan dificultades en e!
cada pensamiento espacial, luego de sufrir lesiones en el hemisferio derecho.
/ del Tales alteraciones en el manejo de la información visoespacial, ulte-
76.) riores a las lesiones de! hemisferio derecho, han sido confirmadas am-
pliamente en la bibliografía (Recaen y colaboradores, 1956; Milner y
del mundo Corkin, 1965; Carmen y Bechtoldt, 1969; Meir, 1970; Luria, 1973,
:mnación al y otros).
,das por' Jos Desde hace tiempo se ha señalado en la literatura que e! hemis-
luierdo son ferio derecho se relaciona con e! manejo de la información procedente
leformacio. ' de! cuerpo de! s.lljeto mismo y que lesiones en e! hemisferio derecho
s que en úl. conllevan a alteraciones de! "esquema corporal", sin alteraciones en
acrific<lndo las cualidades primarias de la sensación. El pacientc puede simple-
cii,u
. ~ .' 'J'U~_,
',' ..... mente ie-norar todo lo aue le sucede en el lado izauierdo del cuerno.
..... «. ~. '
;!stcm¡ltica- agnosia unilateral o síndrome de negación o hemisomatoagnosia o
muy supe. puede llegar a presentar una absoluta desorientación sobre sí mismo
recho. (quién es, qué hace, cómo se llama, etc.). Igualmente, lesiones en el
r
;
~urdos que 1\
ra. Correa i' 1. La asirnetrii' cerebral probablemente se relaciona con un factor
n
~bas e.c.;pa- i'1'ut tipO gendico en CI1 cual intervienen
o' • • ..1 . 1
....0:; parejas c.e c..:.crentes genes.
1, Y halla. '¡ alelos, siendo dominante la laterCllización en el l~emisferio izquierdo del
~n compa- ; lenguaje y la preferencia crlJzad~ d.e_~~...12:a~?_con reIac:OI~ __ hcl:~
:ult=-td, tanut~Ezadü en el lengu~
r
2. Parece existiruna
I :lsimetrÍa ¡w:ltórn¡ca entre los dos hemisferios
aba todas : cerebrales, que hace que en sujetos diestros el plano temporal sea mayor
espaciales ~en el. IlCIIllSltr1U
. e . lzqtllCrc
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información
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los estímulos
Itcrvienen en
entras 9ue~
pectos lógico-
tervenir fun.
robablemente
---
El lenguaje humano constituye un fenómeno único y aún no com-
pletamente comprendido. A pesar de que desde hace algún tiempo
etólogos, biólogos y zoólogos se han empeñado en estudiar los sistemas
de co¡nunicación animal, dificilmente podemos considerar que incluso
las especies más cercanas a la humana, como el chimpancé, poseen un
sistema de comunicación similar al lenguaje humano.
Algunas especies cuentan con sistemas de comunicación altamente
efectivos y de una complejidad enorme. Las abejas pueden comuni-
carse para indicar la localización de una nueva fuente de alimento,
especificando la distancia a la cual se encuentra, la dirección en que
está colocada con respecto a la colmena y la cantidad de alimento
que ahí existe (van Frisch, 1959). Algunos animales son capaces, con
una precisión asombrosa, de imitar los sonidos humanos y hasta de uti-
lizar palabras en situaciones adecuadas, aunque esto de ninguna manera
constituye un aprendizaje del lenguaje humano; y la ma~'oría de los
mamíferos son capaces de comprender el significado de muchas pala-
bras, del mismo modo que logran discriminar cualquier otro complejo
de estímulos auditivos. Sin embargo, ningún animal es capaz de apren-
der a utilizar una gramática, a conjugar Jos verbos de la manera ade-
cuada, a distinguir el süjeto de una frase, etc. ~I:is ~ún) dudosamente
los animales logran una percepción invariante de los fonemas (unidad
fonética del lenguaje).
Esto nu quiere decir, de ninguna fIlaner<t, llUt anirnales estén
t:Jl ]O~
ausentes los e!enlcntos de aprendizaje en sus slste!l1aS de cOlnunicación.
7i
r
( r
78 Cap. 3. Lenguaje
Existe un periodo crítico durante el cual las aves aprenden a cantar que, dada
nuevas melodías. Con el fin de estudiar los factores innatos en el len. alto Índice
guaje de los cuervos, se grabaron sonidos emitidos por estos animales (ico; más
en Estados Unidos y la respuesta observada en los demás miembros palabras y
del grupo y se presentaron a cuervos de Francia; sé trataba de ver ninguna d(
si los cuervos franceses interpretaban correctamente los sonidos emi. Los chi
tidos por sus congéneres de Estados Unidos. Aunque algunas veces la sccuentemc
interpretación fue correcta y la fonna de respuesta coincidió, se vio grandes a\'
que generalmente no había respuesta o ésta era errónea; por ejemplo, 1951; Ke!l
los cuervos franceses se reunían, en vez de dispersarse, como lo ha. bra, io, e:
cían los cuervos nacidos en Estados U nidos, ante el mismo estímulo emplear c
(Fríngs y Frings, 1959). siempre lo
En el lenguaje humano también existen naturalmente bases inna. tivamente
tas, y durante los tres primeros meses de vida es imposible distinguir los asimilar ur
sonidos emitidos por un niño en condiciones normalt-.s de un niño hijo en nuevas (
de padres sordomudos (Lcnncnberg, 1975). En la literatura se des- del animal
cribe el caso de dos niños criados con su abuela sordomuda, quienes nar a una
lograban comunicarse entre sí de manera fluida en un lenguaje in. pudo apre;
comprensible para cualquier otra persona (Jespersen, 1925). Es decir, rcse") "no:
aunque la mayoría de los animales logran comunicarse mutuam¡ote de 30 signos.
manera efectiva por medio de sonidos y gestos, tal lenguaje constituye cuadament
básicamente una relación estereotipada ante una situación específica y conocían e
es sobre todo una reacción innata, aunque esto no implica la ausencia nadas logr
de elementos de aprendizaje, corno se anotó con anterioridad. Más (por ejem]
aún, constituye básicamente la comunicación de una situación emo- prlI1ClplO (
llÍlar al humano fonador, ya que su resonancia sería diferente de la humana; pero esto
tudió de manera no constituye una limitación mayor que para el hombre, para el des-
üendo en cuenta arrollo de un lenguaje simbólico.
r
r' -- --1'
80
-::.
Chimpal1(
a de evolucibn
Tonta! inferior
Hombre SIN.
,.
'-._._0
SI NANT ROPUS NEANOEATAL
Zona de evolución
frontal y promotora
Zona
mbre carecen de evolución
mano. Como frontal
inferior
.taban formas Fig. 3.2. Esquema de la evolución progresiva
;trucción por Zona dü evoluci6n de las regiones parietal, temporal. frontal in.
in, 1973) se-
temporal
feriar y frontal superior (según Kochetkova, ,.
f 19731.
~ían las bases HOMBRE CONTEMPORÁNEO t • ~
82 Cap. 3. Lenguaje
--1--
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I~ '~;~I;~=
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Slgr:
I \ Reglas Estructuras Reglas Oraciones
I de tranSformaCión-l. s~pérficiales -1 morfofonémiC<ls --P"¡ pronunciables 'ord
""O-
t;¡.d
I I I
\'-- --'1 L.- I
tur:
Fig. 3.3. Esquemade la estructuradel lenguaje. se :
Oración 83
Ir este invcs-"
en un len- Sujeto Predicado
,
a superficiaL
(una repre- I
NP AuxiliDr Adverbial
I
de agua" y
:rficial, pero
gunda dico-
I
Carlos v Objeto Objeto
~
Preposi ción NP
directo de interés
quicn habla I ~
palabras, la
r y estudiar
9. 3.4. Aplicación de las reglas
la gramática transformacional Regala Juguetes
/\
a NP
en el parque
los diversos
formaciona!. La figura 3.'1 muestra la aplicación de \lna oraClon cornplej~ de la
:co o morfo- gramática trans[or¡nacional chomskyniana al español. La oración está
lá!es son las compuesta por un sujeto y un predicado, en cada uno de los cuales
ncial (capa- es posible distinguir toda una serie de aspectos, que se deben estruc-
turar de acuerdo con tina serie de reglas gramaticales para obtener la
:a prof unda, oración final: "Carlos regala juguetes a los huérfanos en el parque".
, 1
:nte hablan- 1\1 estudiar el lenguaje, podemos considerar igualmente que es ne-
:iales de un cesario distinguir varios niveles jerárquicos en su estructura. La unidad ~ 1
.rnbinacioncs fonética está dada por el fonema, el cual. sin embargo, dé por sí no
lprensible. posee necesariamente un significado propio. El nivel de significación /1,
, I
aparece sólo en la palabra, para la cual es posible lograr un referente,
ya sea por medio de una definición asten tiva o mediante otras palabras,
las cuales a su vez han de ser definidas. No obstante, las palabras se
estructuran en frases, que muestran la relación que existe entre las
palabras componentes, mismas que implican determinadas reglas de
gnificados combinación. En consecuencia, la unidad ertwctural del lenguaj~ sería
la frase, CQmp~por un suu:.Lo, que ha de encontrarse en forma no-
minativa, y un predicado, que se aplica a este sujeto. Por tanto, el len-
guaje está construido jerárquicamcnte y sc requiere para su compren-
sión distintos niveles de análisis. Un primer nivel (jonélico) se refiere
a las unidades de sonido Que intervienen y se encuentra integrado
dentro de un seg~;;;-do nivel (semántico), que J'l'pre~enta las unidades
Jraciones ',':.g,.:ll'eo':"a"
. HIt <.lt:~':- (1.-1 1.'1""" ;,. las rl,.¡lo< •••.•ol,lecell 011•••••. :?!---~
! .••... \".1\1U<1..J'-) ••...U!
: u1•.••.¡-llll.ll.l(lo
••..•.• \....,)LUUI •...•... ••.. ~•••.. -4
)nunc1ables
'ordenamiento y secuencia, dados por un nivel estructural ngyor (~
t(~
.~J'
El kllguajc es, puc::i, un sistcm.l funcionai jerárquicaincntc C:itruc-
tllrado. Para una ca.bal compl'Cn,ión (k un lenguaje determinado,
se requien: nü sólo di,tinguir las unidades fonéticas que intCfvienCll
J r
,- 1 '
J
84 Cap. 3. Lenguaje
Sistema de fonac:ión
El sistema de fonación que aparece en e! hombre constituye, fun-
damentalmente, una adaptación especial de! sistema respiratorio. La
laringe se localiza en la parte superior de la tráquea, la cual conduce
a los pulmones y está formada por material cartilaginoso, constituyendo
la manzana de Adán (figs. 3.5 Y 3.6). ~gIotis..ia=a.Ja-yál",ul
supecior--ñc.Ja-laringc-¥-- Plledc_cen:arsc. o.abrirse Ro..I:.Jaacción muscu,
lar,_modificando e! espacio existente entre las cuerdas vocales, que
conslituye la glotis. Duranie la conversaciónl)~_gloti_s_~~_cicr~:?:,2.~r9
la presión de los pulmoncs la fuerza a abrirse y permite pasar de 100
Paladar
85
Región
las consonantes Región
estableccr un
dentales de las consonantes
bras) y com- velares
: se interrela-
significativas
lente por las
Pared
o por ambos. Labios
faringeal
ibimos ha de posterior
primer njyel
contrapuestos Epiglotis
. susurro con-
ido). Un se-
significativas Laringe
as cuales de- (cuerdas vocales)
Fig. 3.5. Tracto vocal de
ma
-
memoria
--- un hombre adulto.
1 quc 'hcmos
ra "libro" y a 200 emisiones de aire cada segundo. Esto permite vibrar a las cucrdas
obtenido en vocales y producir la fonación. El tono fundamental emitido ser" ulte-
ueño, proba- riormente modulado para producir' las variaciones que originan e!
'ar una rela- lenguaje.
mplejas; sin ELtODO del lengua je dependc de la tensiÓn producida sobrc las.
os indica la e~erdas vocales al expclerse el aire desde la región subglotal. Existen
incipalmente dos espacios de resonancia que servirán ulteriormente para modular
l/O declina- e! tono fundamental emitido. Tales espacios están dados por e! tracto
LS que escu- supralaringeal y la boca, los cuales pueden adoptar posiciones dife-
alteraciones rentes, modificando las caractcrísticas de! sonido emitido. La frecuen-
icaciones en cia a la cual se abren y se cierran las cuerdas vocales determinará el
1; asimismo, tono fundamental de la fonación, tono quc pucde. variar desde 80 Hz
alteraciones en un hombre adulto, hasta 500 Hz en los niños y algunas IllU jeres (es
de aproximadamente 125 Hz en un hombre adulto normal)_
,
I
Epiglotis ¡
;tituye, fun- Manzana
Pliegues
¡ratono. La de Adán
vocales
lal conduce
nstituyendo
_la_váh:ula Cartílagos
Que se mueven
ión muscu- Traauea~ para cerrar B
)cales, que
CIerra, pero
c=.:>
, A \
la giotis
Fig. 3.6. Aparato lanador. A, vim de 13 laringe; B,
saf de 100 apertu,a de la glotis por los movimientos de la
aritenoides (ésla (¡Itima está sombread<JL
r
j
86 Cap. 3. Len~uaje
I
111
10 Al La
Fig. 3.8. A, se
A, 10 A, Lab máxima tomadc
ticas resultantp.s
1_-- segundo forman
1
1--:-'.'-+--"-'11 [al
Laflnge ---l una vocal (Ial, lel,
Fig. 3.7. Tracto supralaringeal estilizado y áreas
de apertura que caracterizan a las vocales [ij, fundamental está d;
[a 1 y [u J. La primera área se refiere á la cavidad de apertura de h 1
supralaringeal y la segunda a la cavidad vncal.
Para la pronunciación de la vocal [iJ hay una
flor, central o poste:
apertura máxima en la cavidad supralaringeal, de obstáculo que s(
en lavocal [a] la situación esinversayen la vocal razón por la cual es
fu] ambas cavidades se encuentran relativamente por ejemplo, en los
extendidas. (Adaptado de Lieberman, 1975.)
La tabla 3.1 mu
Sonantes y las vocall
[iJ [iJ
FI = 300
40 F2 = 2300
armónicos
: determinados
~.s.
ro"
c_
.2 E
u "
u-
~~ ~
m
12
B
20
O
I
4
biar la tensión u ~
~ 'ro
(; - o I -20
:uenCla funda- u.¡¡ 4 B 12 16 o 2 4
os idiomas to- Longitud desde Frecuencia (KHz)
la laringe (cm)
diomas nativos
diferenciación
cal y la boca, [a]
en la produc-
La forma y la ro"
c_ 40
.ngeal y boca) .2 E 20
u u
u-
~ ~
m
III máximo de ~
~~
~'"
'~~ O
.20
la unidad fun- 8~ 4 B 12 16 O 2 4
Longitud desde Frecuencia 1KHz)
onema) consti- la laringe (cm)
'm de tales fa-
1 gran número
lS0nan tes (1 ¡,
b [u] [u]
F¡ =
350
:iarla aislada de
,c m" _
•. 2 E
u u
l:J 20
O
, (F2 BOa =
u- . -20
I
~ m
~~ 4
~~
Lao ~'"
~
0-
u.¡¡ O
4 B 12
I I
16
-40
O 2 4 ¡;I
Longitud desde Frecuenci3 (KHz) ,• .
la laringe (cm)
ti]
A 8 e
~
Consonantes
i
Labial Den/al Alveolar Pala tal JI e/ar
Forma de
arliculación
sordas p t k
Oclusivas (
sonoras b d g r
sordas f e s x
Fricativas
sonoras y
)
Africadas sorda~ ch 1;
Nasales m n n p
;
Laterales II n
Vibrantes r rr SI
n
L
Vocales
Grado de c(
apertura Anterior Cenlral Pos/erior SI'
al
Mínimo 1 u
d,
Medio e o lil
tr;
Máximo a I el,
cr¡
bi;
peculiaridades fonéticas, COIno la apanclon de fonclnas de doble reali.
.. . l' ,., . 1 ,
zaClon. segun e torH..:ma se t:tlcucntrc aJ CÜiiiICilZU. en la ¡ni taa o al
es'
final d" la palahra (el fonema ¡di es diferente en ias pahbns "dor- so
mir" y "dedo").
i I
Sistema de fonación 89
r
• !
9U Cap. 3. LCllguaj"
Para las vocales, el sistema es muy simple. Hay tres grados de aper- La fit
tura y todas las vocales son orales. Es muy notoria la tendencia a mas rcalií
nasalizar las vocales dentro de un contexto nasal, pero esto no es per- Este gru¡:
.
tinente. La oDosición sorda-sonora significa vibración o no vibración
'
de las cuerdas vocales; todas las vocales son sonoras. •
e! inglés :
dencia exi
El límite superior al cual es posible emitir sonidos sigml1cativos la cierta,
es de aproximadamente 20-30 fonemas por segundo (Liberman, 1975), minación
en tanto que la capacidad para distinguir otro tipo de sonidos aisiados
es de unos 7-10 sonidos por segundo; por encima de este límite, los 4.0
~onidos aparecen como un talla "incomprensible". Tal límite supe-
rior para la emisión de fonemas coincide con el hallado en la presen- 3.5
Bi
lpera allí- -3
" 20
¡¡
,1 con una e .I
a aparezca
,
~
u
,isladas. ti 1.0
Fig. 3.10. Estabilidad acústica.
a represen- Frecuencia de los formantes
un fonema F 1 V F2 para dilercntesvocales
1.5 del inglés pronunciadas por un
os de máxi- o 0.2 0.4 0.6 0.6 1.0 1.2 1.4 grupo de 76 sujetos (adaptado
El primer de Peterson V Barney, 19521.
Frecuencia de F, (KHz)
energía en
IHe los for-
La figura 3.11 muestra los espectrogramas simplificados obtenidos
de energía
para la pronunciación de tres vocales diferentes combinadas con tres
consonantes distintas. Es evidente que existe una constante rebsjón ca-
racterística para las vocales estudiadas y suficientemcnt(; distir.:i'.'as
3,
---
,.
:~ ...-
Bi
---
---
e,
::::
8u
I
~~----
"
o
'ü
e ~1~ . ...- -
....-----
5u
Ou
~ Di O.
u.
3,
J --
j "dra",
tes zpa.
?
, J, --- -
-- ...-
Fiq. 3.i i. ESPtH:togramaS sim-
plilicados Que señalan única-
mente los dos primeros forman-
la vocal
o ~ tes para una serie de sílabas.
G. G •.•
Gui
r
;
(
92 Cap. 3. Lenguaje
más tarde,
una de otra, aunque difícilmente podemos hallar alguna relación cons- zadas para
tante para las consonantes pronunciadas con las tres vocales diferentes. hablado y fe
Lo que es la id!
o la Ib\ varía completamente, ya sea que. antecede a la cio supcrior
vocal lal
o a la lil.
Así pues, resulta muy difícil entender por qué somos capaces de
sensorial, a
contraponer
percibír como idénticos elementos que difícilmente representan carac- (afasia motI
terísticas comunes. existencia d
Vale la pena anotar que se ha intentado crear máquinas capaces
de ellas.
de leer y convertir la información recibida e¡~ lenguaje hablado. Tal Las tcm
problema parecía simpk a primera vista: se trataba de registrar una centros espe
serie grande de palabras suficientemente bien pronunciad'as, con el ron añadier
fin de aislar los elementos fonéticos correspondientes a cada unidad. Si nuevos cent]
se presentaba mar, par, paz, lis, los sonidos aislados se deberían reagru- tro de la lec
par de manera que fuese posible emitir nuevas palabras, como las una enorm,
y mas. Desde luego, el número de palabras presentado aumentaba la del lenguaje
memoria y las posibilidades de combinación. A pesar de los gran. el que inte]
des esfuerzos que se realizaron en este sentido, los sonidos produci- cesamiento I
dos por .la máquina eran casi inintelegibles Y el sistema mostró ser él puedcn a
completamente inútil (Peterson y colaboradores, 1958; Lieberman, corticales de
1975). .
Afasias
Se conoce como afasia al grupo de alteraciones del lenguaje debi.
das a lesiones corticales (el término afasia se deberla reservar para
disrupciones severas, y designar como disfasia~ las alteraciones del
lenguaj~ menos graves), en contraposición a las alteraciones del len.
\ I guaje debidas a otro tipo de daño (como las disartrias, dificultades
1\ para hablar debidas a alteraciones en el coutrol motor del aparato
I 3
I . fonador).
La historia de las alteraciones del lenguaje debidas a lesiones cen-
trales comienza con Broca, quien en 1861 describió la historia de dos Como s'
pacientes, imposibilitados casi completamente para hablar y quienes
ma de com
en un examen posmortum mostraron similares daños cerebrales, loca- pensamient(
lizados en la tercera circunvolución frontal del hemisferio izquierdo de la activi
(área 44 de Brodmann, conocida actualmeute como (,rea de Broca). diversas fUl
Con base en estas des observaciones, Broca llegó a la conclusión de que como ya se
canal infor.
esta región se hallaba implicada, de una u otra manera, en la capaci-
dad para hablar. Se introdujo entonces en la terminología neurológi- soriales. P
ca el témúno afasia motora, para referirse al tipo de alteración del len- nocer la c<
una adccn<
guaje caracterizado por la incapacidad del paciente para hablar,
de fonemas
correspondiente a lesiones en el área señalada por Broca. Doce años
,
"
r
Afasias 93
:bi-
'ara Fig. 3.12. Hemisferio izquierdo de la corteza
del cerebral del hombre. Durante algún tiempo se
len- consideró que existían CBntros que controlaban
.des diferentes aspectos del lenguaje. 1: centro de la
escritura; 2: centra de la lectura; 3: zona de Bro.
'ato ca; 4: centro de la denominación de objetos; 5:
4 zona de Wernicke.
;en-
dos Como señala Luria (1973), el lenguaje no constituye sólo un siste-
~nes ma de comunicación, sino además es el instrumento fundamental del
)Ca-
pensamiento, y el medio por excelencia de regulación y organización
:rdo de la actividad psíquica. Diferentes regiones de la corteza cumplen
ca). diversas funciones en el procesamiento de la información. Además,
OtrlO .,~'" ,:::;•...1,!,. , ....
) (1 s\.. •..••
':'~J.l(1.n-'J .•.
- :f.. •... l"
; •.•f. .•..•.......•
,l,. .1£0.•.0£ uu,C'V.l'
•...•..,.~;~d;r.....
.lub no "e
...•............... c: ,.,.,rihP c:ñl 0 TloI,\r
•.........•...............•
t' 11
n
que C
faci~ canal infornlativo, sino que pueden p:lrticip:lf distinto~. sistemas sep..~
ógi- sanales.
'1 ~ ensar que eXl~te un centro rdi'"
D e 3. eSCrItura
,H
es no reco~
len- nocel' la cOlnp1ejidad de un procc;so cuniD éstc, quc ft(iuiere tanto
llar,
una adecuada coordinación lnotriz, COlno ur..a buena discrirninación
mas de fonemas, una buena orit"ntación espacial, una memoria verbal sa-
~ ..
94 Cap. 3. Lenguaje
sideraron asmtoI
tisfactoria, etc. Diferentes aspectos de la escritura se pueden alterar, auditiva, sino a
produciendo daño cerebral de distinta localización. bral auditivo pa
Las primeras décadas de este siglo están caracterizadas por 'un es- minución del un
fuerzo de los investigadores por lograr una adecuada clasificación de trapuesto (fig. :
las alteraciones centrales del lenguaje (Head, 1926; Goldstein, 1948,
y otros), intentando emplear para ello criterios diferentes. Se habla
de "alteraciones de los esquemas intelectuales", de "afasias de conduc-
ción") etc.
Entretanto, el panorama relativo a la estructura del lenguaje se
ha clasificado progresivamente, Y la lingüística ha realizado avances
considerables. Con un conocimiento previo, más adecuado, sobre
la estructura del lenguaje, se intenta integrar los avances logrados por la
neurología y la lingüística en conjunto (Head, 1926; ] akobson, 1961;
Luria, 1974, 1976). Sin una adecuada comprensión de la estructura
del lenguaje, de lo que representa éste es imposible comprender a ca-
balic.lad la forma en que se puec.le presentar su organización corti-
cal.
La información auditiva se trasmite a través del nervio auditivo,
que parcialmente se cruza a nivel del tallo cerebral y pasa por el cuer-
po geniculado mec.lio del tálamo antes de proyectarse sobre las zonas
primarias (o extrínsecas) del lóbulo temporal hacia el área 41 de Alrededor d
Brodmann, situada en la región superior del lóbulo temporal. La zona rias (área.> 22,
de proyección auditiva, como todas las zonas primarias de la corteza, otros sistemas SI
presenta una distribuci6n ,eceptotópica: cada punto del receptor peri- de axones cort,
férico se proyecta sobre un punto específico de la corteza; las fibras que que lesiones en
conducen información referente a frecuencias altas se proyectan sobre complejos de e.'
I I la región media, y las que conducen información relativa a tonos decir, aunque I
I
bajos, se proyectan sobre las regiones laterales. Cabe suponer que de rros experiment
ahí en adelante la información auc.litiva sufrirá un procesamiento si- minar complejo
milar al señalado para la información visual y común a. todos los siste- hombre es el J
mas sensoriales: se presentará una discriminación de parámetros de distinguir grup(
la información progresivamente más complejos. En un principio se dis- de percibir su ;
tinguen parámetros simples, y al difundirse progresivamente la infor- rias están com
mación a otras regiones de la corteza, éstas realizarán un procesamiento sea preselltados
de parámetros cada vez más complejo ele la información al respecto. sible analizar v
Sin embargo, a diferencia del sistema visual, la información procedente del oído fonétic
de cada oído se proyceta hacia ambos hemisferios, conservando cierta muestra los po
sup~rioridad la información cruzada sobre la información ipsilateral, 800 pacientes.
razon por la cual aparece sordera central únicamente en los casos en tera cioncs \', su'-
que existe una lesión en las zonas de proyección en ambos hemisferios. raciones de A.
Actualmente se sabe que lesiones unilaterales de las zonas de proyección eación parece SI
auditiva, que durante lllucho tiempo pasaron desapercibidas Y se con-
l'
I
Afasias 95
19uaJe se
"i entre los umbrales absolutos Y la
} avances
':~'" duraciónde las señales en el sujeto
P., y localización del daño cerebral
:~
lo, sobre en la región anterior de la primera
los por la circunvolución temporal izquierda.
Las (x) señalan los resultados de la
m, 1964; medición de los umbrales en el
51
estructura
der a ca-
4 j oído derecha; las (o) en el oída
izquierdo. En la abscisa, duración
'Ión corti- de las señales el1 mseg; en la arde.
nada: aumento de los umbrales
~~
o '-, --,--.---. -~,-----. absolutos en dB. (Según Luria,
auditivo, 1.5 .: 10 40 lOO 1000
l 1m scg)
1973.)
Jr el cuer-
las zonas
'ea 41 dc Alrededor de las zonas de proyecclon aparecen las zonas secunda-
1. La zona . rias (áreas 22, 42, 21 de Brodmann), en las cua1cs, al igual quc en
la corteza, otros sistemas sensoriales, predominan las capas Il y 111 de neuronas "
lOO l 94.7%
90 -
aunque (
80 ta en ton
70 critas y 1
60 En c.
50
ta con10
pidez, an
40 18.8%
Fig. 3.14. Porcentaje de casos en los presenta
30 25.2%
cuales se altere el o ido fonético, an rafasias 1
20 caso de lesiones del hemisferio izquier. calnente
do, sobre un total de 800 sujetos
10 5.9% comprenl
(según Luria, 1973).
o o aparece (
por la pé
al igual 1
las palab
Afasia
Tal ;
Afasia acúsfico-asnósica como ala
nes en la:
Constituye la primera de las dos formas de afasia sensorial señaladas te 21).
por e! autor, y aparec~ como consecuencia de lesiones en la región pos- A dif,
\', terior de la primera circunvolución temporal (área 22 de Brodmann). alteración
Su característica central está dada por la alteración de! oído fonético la alterac
(agnosia acústica verbal), lo cual lleva a una imposibilidad para dife- tanto, un
renciar fonemas (especialmente fonemas opuestos: b-p, d-t, etc.), lo raCiOnes e
\I cual a su vez hace que e! lenguaje aparezca como un susurro continuo ciación 50
1 I
(como sucede cuando oímos un idioma desconocido). En el sujeto apare- La al,
1
I. cen grandes cantidades de parafasias literales (reemplazo de un fonema anlnésicas
por otro cercano en una palabra: por ejemplO, taza por daza). las prime
En casos leves se presenta como una dificultad para haBar las pala- cuenlre 1;
bras adecuadas y en errores en su pronunciación. Tal alteración de la da la estr
estructura fonética de la palabra se presenta muy claramente en la re- El su
petición de palabras difíciles y poco conocidas; para el sujeto resulta trando qL:
difícil señalar el orden adecuado de los fonemas, su pronunciación co- sin embal
rrecta, etc. La alteración del análisis y síntcsis fonética implica que a objetos p,
pesar de que la repetición de palabras suficientemente automatizadas nar los 01
puede ser correcta, los intentos de escribirlas llevan de modo inevitable de fonem
a la aparición de errores, en la forma de cambios ck fonemas cercanos, Jabas! da
alteración del orden de ia escritura, etc. nera";,en
En cuanto a la lectura, el sujeto puede reconocer sin dificultad las in que in
palabras suficientemente conocidas que constituyen ideogramas ópticos, memoria.
Afasias 97
Afasia aClístico-amnésica
Tal alteración del lenguaje, conocida en la terminología clásica
como afasia sensorial itanscorlical, aparece corno conser.uencia de lesio-
nes en las regiones medias del lóbulo temporal (área 37 y parcialmen-
aladas te 21 ).
n pos- A diferencia de la forma anterior de afasia, caracterizada por una
nann). alteración del oído fonético, en este caso t~ncontrarnos que el núcleo de
'nético la alteración está dado por una pérdida en la memoria verbal y, por
1 dife- tanto, un olvido del nombre de los objetos. No hay considerables alte-
:.), lo raciones del aspecto expresivo dd lenguaje, y la articulación y pronun-
ltinuo ciación son adecuadas.
apare- La afasia acústico-amnésica se diferencia rle otras formas de afasias
lnema amnésicas (véase más adelante) en que la presentación al sujeto de
l) . las primeras sílabas de una palabra dada no ayudan a que aquél en-
pala- cuentre la palabra adecuada, lo que señala qu~ realmente está altera-
de la da la estructura de la palabra.
la re- El sujeto puede repetir adecuadamente fonemas y palahras, mo:;...
esulta trando qlle su análisis fonético de las palabras se enr;uentra conservado;
)n co- sin embarl!o,~.
si nresentamos
~
al suJ;eto v¡<fUPOS de fonemas. . palabras n
que a objetos para que íos repita, él comcnzará a cometer errores y a domi-
zadas nar los objetos t.on palabras inadecuadas. En la repetición de series
itable de fOne!l1;lS o palabras (por f~.il'n1plo St" pidv ,ti sujCln <¡u\' rc¡)i~;l !llS SI,
;anos, lahas ! da!. ! In! , ! la! o las palahr;" <'!l."'. libl'l) \ (ahin). •.1 slIjclO "c-
ncr:drncnle repii.e la últílna
:.~(')J() ¡) Lt.'i dos úJl i1Jli¡S p(\hb:';i~ () ~d¡¡bas.
ld las j() que ¡ndie: llll~l Llpida dcSapa!!í¡{')1l d ....
: jos cJcnll'JllOS \erh;tJes de
)ticos, !llt'!llnn.L y un:..l rro!"tuHb inhiú!'cl"("n rc!rl)(fcth:a. lncCan;:-;!11" quc ')j'j.
J r
,I
je. El su jet!
giua la dislllinuciún del \"o!uTncn de su lIlcllloria \crh:t1. En COIlS(>
da (derech
cucncia, para el paciente es difícil repelir frases largas () cumprender
matemático,
el sentido de oraciones complejas, ya que la disminuc¡()1l C1Iraeterís-
nes espacial
tica de la memoria verhal dificulta la rclaci'>Il de los ckmcllloS pre-
Cabe an
sentados en una secuencia dada. zona terciaI
tes sistemas,
de distinta
Afasia semántica
lnnnicación
Este tipo de afasia, señalada inicialmente por Head y sistematizada
más tarde por Luria, aparece como consecuencia de lesiones en las re-
giunes temporo-parieto-occipital del hemisferio dominante. Su carac-
terística fundamental es la dificultad para emplear y comprender es-
Afasia ar.
tructuras lógico-gramaticales complejas.
Pacientes con este tipo de daño cortical no muestran alteraciones Esta fon
del oído fonético, ni defectos en la articulación de palabras. Igualmen- glo en la de
te, no se presenta el fenómeno de "enajenación del sentido de la pala- representa)
bra" en la denominación de objetos, ni dificultades en la comprensión nésica (afas
I '
I de palabras y frases simpies. Sin embargo, tales pacientes muestran con la afasi
dificultad para comprender estructuras gramaticales, sobre todo las re- poro -pariet
laciones existentes entre las palabras que intervienen en una frase. Por característic:
tanto, aunque la estructura de la palabra se encuentre adecuadamente y la imposi
1 conservada, se halla alterada la estructura de la frasco Al paciente se le una palabra
1 dificulta el manejar preposiciones y estructuras espaciales o cuasiespacia- Probable
I I les.
de integrar
i i Los siguientes tipos de alteraciones aparecen especialmente: a) al- les, todas la
I I '
teraciones de las estructuras lógico-gramaticales, que expresan relacio- con la cual,
I i\ nes espaciales (frases en que intervienen preposiciones o adverbios de una silUacic
11
lugar); b) alteraciones de las estructuras que expresan relacioncs de corticales SOl
I comparación (mayor, menor, mejor, peor, etc.); e) alteraciones de las buje lo que
estructuras que expresan relaciones espacio-temporales (antes, después, nología clás
etc.), y d) alteraciones de las estructuras complejas, que implican de- Obviamente
terminada relación entre elementos que no necesariamente se encuentran aparición en
caracterÍstiG
eu una secuenCIa.
En otras palabras, se altera no la estructura del fonema o de la pa- sia acústico-
labra, sino la estructura de la frase. El sujeto maneja en forma ade- palabra hac,
cuada y cnticndc foncmas y palabras, pcro cs incapaz de establecer la cuado para
relación de los elcmentos constitutivos de las oracioncs. Lo que sc picr- palabra se 1
dc entonces es la integración necesaria entre los elementos vcrbales Hasta al
para lograr el sentido del lenguaje. sivo del Ieng
Es necesario hacer notar que tal alteración en el manejo de es- A cunlinuac
tructuras espaciales y 'cuasie~paciales se manifiesta no sólo en el lengua- guaje. Es po
Afasias 99
f
lOO Cap. :1. Lenguaje
nes expresivas del lenguaje: a) afasia mOlriz aferente; b) afasia motriz relaciona tanto
eferente; y e) afasia dinámica. triz, como con
temo.
El lenguaje
Afasia motriz aferente tos articulatoric
nadar, y e! ma
Aparece como consecucncia de lesiones cn la región poscclltral y
tieulación de e
se acompaña de altcraciones en la práctica ora!.
den, como del
El sujeto es incapaz de realizar los ajustes necesarios para hallar
cinético, se alt
la posición adecuada de la lengua, los labios, etc.; por ende se altera la
labra y, aunqu
estructura no del fonema, sino del articulema (unidad articulatoria),
nidos aislados,
y sólo con enormes dificultades el su jeto logra efectuar los movimientos
pasar de un fe
necesarios para articular adecuadamente. La zona implicada no re-
cibe información aferente que procede de los órganos artic.ulatorius; sn expresión a
pasa, con enor:
por tanto, e! paciente no posee un sistema de retroalimentación (sensa-
labra a otra.
ciones procedentes de los órganos de articulación) sobre la posición de
sus labios, de su lengua, etc. El sujeto reemplaza algunos articulcmas La principa
por otros, que presentan posiciones de articulaciones cercanas l-n, b-m-/J. las palabras, sir
cuencia de elen
etc.), por lo cual su lenguaje se hace dificilmente comprensible. Se ob-
mente afectada
serva que los estereotipos verbales suficientemente conocid03 no se alte-
ran de manera significativa, en tanto que la pronunciación de palabras nera inadecuad
menos conocidas y manejadas, y por tanto bajo un mayor control direc- co", lo cual ha,
inapropiada.
to, se ve seriame~te afectada. .
La escritura
En casos graves se puede igualmente ver afectada la 1cctura del pa-
de escribir pala
cien te; las palabras suficientemente conocidas no muestran dificultades
bién la tendenc
especiales en su lectura, en tanto quc se dificulta la articulación de pa-
estilo tclegráfic<
labras menos utilizadas por el paciente.
comprender fra
Asimismo, se observan dificultades en la escritura, yá que ésta exige
sintácticos.
el análisis (y quizá la repetición) de los fonemas, los cuales difícilmen-
Luria (196{
te distingue e! paciente, sobre todo en casos de articulemas cercanos.
dos al teracione~
Aparccen entonces en la escritura cambios de sílabas por otras de arti-
del acto lingüíst
culación cercana. perseveración e:
De esta manera, la razón de tal tipo de alteración del lenguaje
sílabas o palabI
estriba en la dificultad de dirección de los movimientos verbales, debi-
en los compone
do a la pérdida de información aferente que procede de! aparato fo-
el hecho de qu
nador, como resultado de lo cual aparece la dificultad de articulación
organización se,
adecuada y el cambio de unos articulcmas cercanos por otros.
de los movimien
ces encontramm
guaje interno ¡:
Afasia motriz efereñte
estilo de lengua:
Aparece como consecuencia de lesiones en las reglOnes inferiores de los aspectos 1
de la zona premotora de! hemisferio dominante (área de Broca) y se
Afasias 101
,) afasia motriz relaciona tanto con la desorganización de la base cinética del acto mo-
triz, como con la desorganización de los mecanismos del lenguaje in-
terno.
El lenguaje expresivo exige los cambios de determinados movimien-
tos articulatorios, la adecuada sucesión de movimientos del aparato fo-
)n poseen tral y nadar, y el mantenimiento de cierta estructura de la palabra. La ar-
ticulación de cada sonido depende tanto de los sonidos que lo antece-
ios para hallar. den, como del sonido que lo sigue; por ende, al alterarse el sistema
.1de se altera la cinético, se altera también el programa de expresión de toda la pa-
articulatoria) , labra y, aunque el sujeto puede pronunciar de manera adecuada so-
::>smovimientos nidos aislados, difícilmente puede producir los cambios necesarios para
pJicada no re- pasar de un fonema a otro. En consecuencia, el lenguaje pierde toda
articulatorios; su expresión armónica y se muestra desautomatizado, y el paciente
ntación (sensa- pasa, con enorme dificultad, de la pronunciación de una síbba o pa-
, la posición de labra a otra.
lOS articule mas La principal dificultad no se debe a defectos en la articulación de
.nas I-n, b-m-p. las palabras, sino a que el sujeto no puede mantener y expresar una se-
:nsible. Se ob- cuencia de elementos verbales. La repetición de palabras sc ve igual-
d03 no se alte- mente afectada y el sujeto sude eliminar los verbos o los utiliza de ma-
ón de palabras nera inadecuada. En su lenguaje presenta, pues, un "estilo telegráfi-
r control direc- co", lo cual hace que la estructura gramatical de su lenguaje aparezca
inapropiada.
lectura del pa- La escritura se ve seriamente afcctada, ya que el sujeto no es capaz
an dificultades de escribir palabras o frases complejas; en su eScI~tura predomina tam-
ulación de pa- bién la tendencia a la perseveración característica de su lenguaje y su
estilo telegráfico de expresión. Asimismo, al paciente se le dificulta
que ésta exige comprender frases complejas, dcbido a la alteración de los l~~tereotipos
des difícilmen- sintácticos.
:mas cercanos. Luria (1966, 1973) considera que tal tipo de afasia se asocia con
. otras de arti- dos alteraciones interrelacionadas: a) con la organización secuencial
del acto lingüístico, como resultado de lo cual aparecen tendencias a la
1 del lenguaje perseveraeión en el lenguaje del paciente (repetición de las mismas
verbales, debi- sílabas o palabras), la deformación de las palabras, y las alteraciones
el aparato fo- en los componentes entonacionales del lenguaje. Esto se relaciona con
el hecho de que la región prelTlotora de corteza está implicada en la
le articulación
organización secuencial de los movimientos y en la ejecución armónica
ltros.
de los ntovimientos automatizados. Si esto se traslada al lenguaje, enton-
ces encontramos esta aiasia motora eferente. b) una alteración del len-
guaje interno por parte del paciente, lo que Beva a la aparición del
estilo de lenguaje característico de ese paciente y a la alteración severa
)ncs inferiores de los aspectos prcdicati;;os del lenguaje.
: Broca) y se
102
expresi,'m.
Afasia dinámica fecto princi
presión ver!
Aparece como consecuencia de lesiones cn las regiones ~ntcriorcs
quizú una e,
del área de Broca. Durante algún tiempo Kleist la denominó alteración
de. la iniciativa verbal. Su característica principal está dada .por inercia
de los procesos verbales, aunque generalmente los aspectos gramatica-
les y relativos a la pronunciación del lenguaje se conservan de manera
adecuada
El paciente puede repetir apropiadamente fonemas, palabras, fra-
ses y estereotipos verbales bien fortalecidos, aunque la repetición de se-
ries verbales significativamente largas es imposible: aparecen persevcra-
ciones, alteraciones o detención súbita en una parte del enunciado verbal.
Tal defecto aparece especialmente claro en cl habla espontánea y en los
diálogos: el paciente sólo puede suprimir toda expresión verbal espontá-
nea; es incapaz de rebasar los límites de una pregunta verbal (la repite
pasivamente) y formar un nuevo sistema de relaciones verbales.
Las alteraciones propias de este tipo de afasia se manifiestan sobre
todo cuando el sujera debe establecer un plan de expresión verbal. Ca-
reciendo de un programa de expresión, simplemente repite algunos f rag-
mentas o frases incompletas, pero sin lograr una adecuada integración
a un plan de expresión verbal. Es decir, a pesar de que los aspectos Para ca
externos del lenguaje (auditivos o motores) y lógico-gramaticales se con- existe ni pu
servan, el sujeto es incapaz de hablar apropiadamente por careccr de gua Je eonst
un adecuado esqucma de expresión verbal. El sujeto podría hablar, pe- distintas ree
I miento de J~
ro no lo hace. minada loe;
Aparece una alteraci(,n del esquema lineal de la expresiún verbal.
\ formación, :
y una disrupciún dd "sentido del lenguaje". Para esoS sujetos es im-
¡ posible expresar verbalmente determinada idea y forn1Ular enuncia- solución de ¡
dos verbales propios. Tal defecto quizá se relaciona con la carencia etc. Por ta
de un lenguaje interno adecuado, lo cual puede mostrarse utilizandu un " centro (
el [':1\'\G del aparato fonad"r (fig. 3.15). La aeti'vidad [1\[(; aumenta alterarse 1'01
puco en relación con su línea de base durante los intentos 'Iue hace te localizac;.
el sujeto por formular una frase; sin embargo, con ayuda de una serie Por últir
de estímulus externos que el sujeto puede romar para expresar su fra. guaje scilalz
se, la actividad electromiográfiea se muestra considerablemente quierdo cn ,
aumentada. Por tanto, debe existir una incapacidad del sujeto para liza distintu,
organizar programas de expresiún verbal; I(lS estímulos externos ayu- y cnlocionilJ
dan a organizar secuencialmente el lenguaje. Es casi imposible que el como el chi
sujeto haga un relaro con sus propias palabras sobre un tema determi- sorial corno
nado, aunque la formulación de respuestas puede hacer ver que el su- la distinción
jeto comprende perfectamente la pregunta y conoce y entiende lo les del lengt
suficiente el tema, aun cuando es incapaz de organizar la secuencia de bras pronun
r
Afasia> 103
J
104 Cap. 3. Lenguaje Vocaliza,
Q
.
:. ..
dehido probablemente a cierta presión social para emplear la mano de- -.-
recha. ¡\nteriormente (véase Asimetría cerebral), se sell.aló que la
.0.
destreza y la zurdera no constituyen categorías dicotómicas, sino que '-.
es posible encontrar una serie de combinaciones intermediarias. .••...
A
.....
I cortical del lenguaje desde un punto de vista un tanto original. En ~ ...-
e •••
" ......
casos de cirugía, con frecuencia era necesario determinar' si la lesión '.. .! /
\ producida en una región determinada alteraba e! funcionamiento nor- - .•. -
I mal de! lengu~ je. Durante una intervención neuroquirúrgieá, era po-
sible aplicar un estímulo eléctrico local y determinar los efectos que
tal cstimulación presentaba sobre e! lenguaje. La aplicación de un es-
tímulo eléctrico con una frecuencia baja (60 Hz) y una intensidad .'
moderada altera de alguna manera e! funcionamiento normal de! área
en cuestión, probablemente porque implica una activación anormal de B
las neuronas. De este modo, impide e! funcionamiento normal de la
Dctenció
región cortical que se encuentra debajo de! electrodo de estimulación y del habl
quizá en las áreas circunvecinas. Si la región estimulada se halla im-
plicada en e! lenguaje, éste se alterará de una u otra manera. ....-.::.
...
....
I
U n foco epiléptico implica una actividad anormal en determinado ~
I I tejido nervioso, y•.en dependencia de! sitio de! foco ep¡leptógeno. apa-
I recen alteraciones correspondientes en el paciente. Si el foco se localiza
en la región motora, pueden aparecer descargas motoras rítmicas; si
se hana en la región somatosensorial, pueden aparecer sensaciones so-
mestésicas primitivas. Igualmente, la estimulación de discretas regiones
de! área de proyección visual durante una intervención quirúrgica e
conlleva a la aparición de alucinaciones visuales inestructuradas.
Las alteraciones de! lenguaje observadas durante la estimulaeión
de discretas regioncs de corteza corresponden, con bastante precisión, ción eléctri.
a las observaciones sobre alteraciones afásicas advertidas en pacientes distinguir (
con una u otra forma de daño cerebral.' Obviamente, el método de es-
timulación eléctrica local permite lograr un diagrama mucho más pre- a) Áreas e
ciso de la implicación de diferentes regiones corticales en diversos as- localiza,
¡.>Cctosdel lenguaje. común!
La figura 3.16, ilustra las principales alteraciones del lenguaje ob- hallan f
servadas por los autores, utilizando para eno e! método de la estimula- misfcrio
I
105
Vocalización Vacilaciones
e inseguridad
) a conside- ~~
:tos zurdos,
1 mano de-
______ ~_===_==O:::_~------= /
106 Cap. 3. Lenguaje
b) Arcas cuya estimulaeión interfiere con el empleo normal del lengua- fueron añadi
je, localizadas en las regiones frontales, temporales y aun parietales guaje (sarde:
(dificultad para hahlar, tartamudeo, inseguridad en el lenguaje, etc.), aparece tant,
ubicadas en el hemisferio izquierdo; con la adec
e) Áreas cuya estimulación produce una detención inmediáta del len- embargo, sól
guaje y una completa imposibilidad de hablar. Tales áreas incluyen pectos neuro
básicamente la de Broca, y su> efectos probablemente se deben a por una pan
la imposibilidad para realizar las maniobras motrices indispensables formación se
nos aspectos
para producir el lenguaje;
La consi,
I d) Alteraciones temporales, debidas a vacilaciones y detenciones en el
lenguaje, dificultad para organizar largas secuencias lingüísticas, etc.; les del .Jengu
e) Areas cuya estimulación produce dificultad para designar objetos, (afasia acúsl
r denominaciones inadecuadas y dificultades de cálculo, con una apro- liza da por 12
piada conservación de la capacidad para hablar. estudio de la
Cabe hacer notar la enorme superposición de las diferentes áreas lenguaje. E_
señaladas. Con frecuencia, la estimulación de un área determinada lle- tan algunas
na).
vaba al predominio de un tipo de alteración, apareciendo un segundo
El esqueJ
tipo de disfasia en forma menor. Exceptuando la vocalización, logra-
(¡964) disti
da mediante la estimulación de ambos hemisferios, se presentó una
( combinació¡
coincidencia bastante precisa con las alteraciones observadas en casos
en la decodi¡
de lesiones locales de corteza.
nuestra cond
Es importante señalar que, debido principalmente al método utili-
surgir desórc
zado, fue dificil investigar algunos aspectos relacionados con el cmpleo
U na tercera ,
del lenguaje, como leer o escribir durante la estimulaeión. La capacidad
currencia (si
para comprender el lenguaje corriente no se investigó de manera su-
,I ficiente.
posibles trast
afasia amnési
ponderían al
I Una alteraci,
Neurología y lingüística
una clesintegr
El análisis lingüístico de las alteraciones del lenguaje presenta una dificación; o
historia larga, que se inicia con las investigaciones de J ackson y Head guaje) o a 1,
y continúa con los estudios de Jakobson (1964), Vinarskaya (1971), en sus dif erer
Bein (1970) y LUI~a (1976). Especial importancia adquiere la teoría
fonológica para el descubrimiento de la base de las alteraciones senso- ce
riales del lenguaje: el concepto de oído fonético, ideado por Luna (1948, !='Otll;lI dinAmica
l,mitac,6'l
19G7), acerCa consiJcraulcnlcule los tl-astornos afásicos a la lingüística.
Algunos años más tarde, j akobson (1964) presentó un esquema lin- De-¡intl"g'<rCiÓ'"
t'ferl'n~
,1nl~rotemporal
güístico estableciendo una correspondencia entre la organización del len-
¡(U aje y -los tipos de afasias señalados por Luria.
Con anterioridad, Wernicke habb intentado relacionar la afasia sen-
sorial con la alteración de los elementos receptivos. Progresivamente se
New:ología y lingüística 107
1 del lengua- fueron añadiendo pruebas que señalaban que la no comprensión del len-
m parietales guaje (sordera de palabras), sin toma fundamental de la afasia sensorial,
¡guaje, etc.), aparece tanto con la conservación simultánea del oído elemental, como
con la adecuada conservación de las capacidades intelectuales. Sin
iata del len- embargo, sólo es posible lograr una apropiada comprensión de los as-
'eas incluyen pectos neurofisiológicos subyacentes a las alteraciones afásicas cuando,
sc deben a por una parte, se logra la mayor comprensión del procesamiento de in-
¡dispensables formación sensorial en la corteza y cuando, por otra, se clarifican algu-
nos aspectos relacionados con la estructura del lenguaje .
.ciones en el La consideración de que, en algunos casos, las alteraciones centra-
üísticas, etc.; les del .lenguaje se deben a una imposibilidad para distinguir fonemas
nar objetos, (afasia acústico-agnóstica o agnosia verbal) y que tal función es rea-
m una apro- lizada por las zonas auditivas secundarias, constituye un avance en el
estudio de las afasias y de la comprensión general de la estructura del
reiltes áreas leng'Jaje. El sujeto deja de diferenciar los sonidos verbales que presen-
rminada ne- tan algunas características similares (fonemas de pronunciación cerca-
un segundo na). I j
El esquema de la organización del lenguaje ideado por ]akobson
lción, logra- 1
resentó una (1964) distingue, por una parte, los desórdenes en la codificación
das en casos (combinación, contigüidad) en el lenguaje y, por otra, los desórdenes
en la decodificación, considerando que uos operaciones son la base de . 1
108
t....-.-..-,_ ........•...
_.,.--.-.- .•....-_._~.~'_ .."'"'~ -"""',.......-,,-__ , ..,..~
.I
, RESUMEN ...,;.
Estructura
Los lóbulos f;
de el punto de vist
nas implicadas en
cerebro. Exactam
l. ,
QélbC!JD8ill
nivel animal, pero
O.D.8wO~DG@
,a una gramática.
:quicamente orga.
.portes en el pro-
al lesionar varios
~uaje pueden mo-
ón eléctrica de la
C[] G8[lliCYG)O"U~[i1l08liJ08
iones del lenguaje
por la lingüística
del lenguaje ob-
Estructura
•
Los lóbulos frontales están lejos ele ser una regIOn uniforme, ¿cs-
de
nI pt1nto "e \'l'S"
.....•. I U
e.t ..,~.....
.. L<.l.
tt,-,l
J~
G~P\.'c"" ~1'lst1'ntT1l;"
~ ••••••••••• (.l_.
,p
'o"""'; SollJrl'
---... ~ .•.• ~. 'as 70-
•..... tO.IO
'-'LJ....... ~
nas implicadas en la l110tricieiad dentro de ias rcgionc> a¡¡lcriores del
cerebro. Exaetamen\l: delan~d'.la ~isura .c.enuaLse. -,(tÚ", e1_4rea )')10.-
i09
110 Cap. 4. Lóbulos frontales y comportamiento Gat(
ou"
cobsen demostró la existencia de alteraciones tanto en la situación de ~
80""'
reacción diferida como en las tareas de alternancia en monos con lesiones
frontales. Interpretó los resultados obtenidos partiendo de alteraciones •.•"" ,
en la memoria a corto plazoS¡ ,a.o" 70
I
¡
La prueba de reacción diferida o caja de Hunter, diseñada por I
""
r
Hunter a comienzos del presente siglo, consiste en una caja con com- •
partimientos separados por una malla o un vidrio. En uno de ellos "•
'¡;
60
•..
se coloca al animal, en tanto que en la segunda región, que contiene
-
¡;
soL.-.
varios comederos (o puertas), se enciende una de varias luces y luego
"o
se apaga; la luz señala en cuál de los comederos Se encuentra el alimen- ••
to. Pasado un tiempo, se permite al animal dirigirse a la región en la
cual se encuentran los comederos, y se observa si el animal se dirige
O 2
al lugar correcto o, por lo contrario, ha "olvidado" el comedero correcto
seíialado por la luz (fig.4.2). Los intervalos de tiempo que un animal
es capaz de retrasar su respuesta son diferentes en distintas especies y
aumentan en proporción al nivel filogenético de la especie: las ratas la memoria apare.
son capaces de diferir su respuesta entre 10 segundos hasta varios mi- región del sulcus
nutos, los gatos entre 3 y 17 horas, y los chimpancés hasta 48 horas. ventral o medial ,
Se consideró entonces que la prueba de Hunter constituía un buen ins- mente menor (fig:
trumento de medición de la memoria a corto término, y la conclusión
de J acobsen sobre la participación de las regiones frontales en la me-
moria a corto plazo pareció obvia. Tal observación de Jacobsen
sobre la alteración en las respuestas diferidas ha sido suficientemente l00~~
confirmada
, (M endoza y Thomas, 1975).
1, Después de J acobsen, se consideró que los lóbulos frontales estaban
implicados de alguna manera en los procesos de conservación de in-
90
80
,
-í \
\
\
formación a corto plazo (memoria a corto plazo) ~ Tal alteración de
'"
70
60
50
a
40
2 3
Fig. 4.2. Caja de reacción diferida em-
pleada por Jacubsen en monos con lesio-
nes frontales. El animal debe retrasar su
respuesta antes de recibir el refuerzo. Fig. 4.4. Ejecución er
colocado previamente en uno de los co. f~--.-I9 írealizadas e
mederos_ rc~';.,~ión de la prueb
torio intermedio. y el I
,,
90
, 113
Preoperatorio
corticales, f.J a- I
•,,
'S I
,
la situación de I
Jnos con lesiones ,,5 80 J I
I
, de alteraciones ~
,
,
, 70 Postoperatorio
r, diseñada por ,
"
ca ja con com- :, Fig. 4.3. Porcontaje de
ejecución correcta en la
':n uno de Cllos ,
t
60 prueba de alternación
n, que contiene 2, ratardada en un grupo
LS luces y luego ,
; de monos antas y des-
~ntra el alimen-
la región en la
nimal se dirige
o
• 50 I pués de sufrir lesiones
frontales. (Según Stamm.
1964.)
nedero correcto O 2 4 6 8 10 12
que un animal Cien pruebas
intas especies y
Jecie: las ratas la memoria aparecía en forma especialmente clara si la lesión incluía la
asta varios mi- región del suleus principfllis. Si la lesión se localizaba en la región
lasta 48 horas. ventral o medial, tal alteración se manifestaba en forma considerable-
a un buen ins- mente. menor (figs. 4.3 y 4.4).
r la conclusión
ales en la me-
247 ...........•
de Jacobsen
uficientemente l00~ :x: ~
"' ...•
253 ----
254--
,ntales estaban
vación de in-
90 -í \
J \ ...",'.
..... J'
'
262 _._.
I
I
alteración de \ I
80 "
70
60
...-""
~..•.. :. .1\.
50
I~ '. ,._.d \¡
I .••...••. y' •
a e d
40
( 2 3 2 3 1 2 3 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 1 2 3
Fig. 4.4. Ejecución en !a prueba de reacción diferida en mones con lesiones en el área
::----' 9 (realizadas entre b y e): a) últimas 300 pruehas del entrenamiento inicial; b)
rl;.' .,~i/¡n de la prueba en el preoperatorio; e) postoperatorio inmediato; d) postoper¡r
torio intermedio. y e) postop.ratorio tardío. (según Frellch y Harlow. 1962.)
114 Cap. 4. Lóbulos frontales y comportamiento
~"'_ demostró que las alteraciones en las tareas discriminativas en lbs animales g
'6 2.0
., frontales aparecían sólo cn caso de que no sc reforzara la primera res-
puesta y fuera neccsario un cambio posterior en el comportamiento
'"m
'O
loS
.~
(Rosvold y Mishkin, 1961). ~
"O
E 1.0
Algunos autores consideraron la posibilidad de que haya alteraciones e
'0 O- ,
o;:;
en e! manejo de la i!,:f!?!.TT!aci~rt.
e.spacial (Konorski y Lawicka, 1964), • 0.5
';
teniendo en cuenta que las alteraciones observadas se pueden interpre- O
O ~
tar como una insuficiencia en la uti¡;zación de señales espaciales. Se
ha demostrado que e! área 8 de Brodmann está implicada en funciones
oculomotoras, que su estimulación conlleva a movimientos de los ojos
(Robinson y Fuchs, 1969) Y que estos movimientos se acompañan de
descargas en las neuronas de esta región. En consecuencia, el área 8 raciones de 1
de Brodmann participa en la integración de las r<:spuestas de naturaleza fromales son
espacial. No es sorprendente, entonces, que su(íesión se relacione con del hecho 01
alteraciones en la utilización de señales espaciales. Sujetos con lesiones alteraciones,
frontales muestran alteraciones en los movimientos de búsqueda de los cia de una (
ojos al observar figuras visuales 't} Yarbus, 1965) (fig. 4.11). como una ¿
Varios autores han demostrado que además de las alteraciones se- pequeñas de
ñaladas (en la, respuestas diferidas y en la discriminación espacial), sus resultade
en los animales frontales se observan numerosas insuficiencias: en las su ejecución
series secuenciales de respuestas, en las respuestas visuales condicionadas, Mishkin
etc. (Ivensen, 1973). Milner (Milner y Teuber, 1968) supone la exis- de reacción
tencia de un factor general que puede estar ineluido en todas estas frontales late'
alteraciones: e! problema, supone, radica en la incapacidad del animal comedero, d,
para manejar las señales de información. En consecuencia, aumentando no se incluye
e! número de señales informativas, es posible incrementar la productivi- animales no J
dad de los animales en tales tareas. Prisko (1963) demostró que su jetos de reacción (
con lesiones frontales preSentan una ejecución normal en la prueba de Obviame
Konorski de memoria a corto término (comparación de dos estímulos más cxactan
presentados secuencialmente para señalar si son o no iguales) si los papel en las
estimulos presentados (colores, luces, etc.) son interesantes y no se les. Con rel;
remiten (son únicos). Igualmente, tales resultados se pueden interpre- de la inform
tar partiendo de! supuesto de una mayor distractibilidad por parte del gramar SCCli(
organismo (lig. 4.5). consideran q
Con relación a esto se debe señalar que las alteraciones observadas en diferentes
por Jacobsen en las pruebas de reacción diferida desaparecen si durante con lesiones
e! lapso de retraso de la respuesta se mantiene al animal en la oscuridad Se sabe (
(Malmo, 1942), lo cual pone en duda la existencia de auténticas alte- estado funcie
115
116
Hom5kava
Fig. 4.6. Ejecución de mo. frecuencias 'de
nos en la situación de alter. de tareas que,
80 nación no espacial: norma. con lesiones fr
les (0), temporales (o) V
frontales U. Las líneas tría de los fre:
o
verbales, no se
"~<;
u
70 verticales muestran el rano
go de los datos. (Según 1966, 1972).
~ Pribram, 1973.) a los potencial
-ro
e 60
potenciales ev(
B
<; instru~ciones \
"- 50 no aparecen el)
1966; Simemi
o {Los cambi
400 600 800 1 000 1 200
200
alteraciones en
Número de ensayos 1969; Luria y
frontales se ot
distribución de
sales y mediobasales de los lóbulos frontales. Su alteración conlleva lidad para ma
a la alteración en los procesos de regulación del nivel de activación gida sc halla ;
(Luria, 1962; Homskaya, 1969, 1972). no dirigidas de
Se ha demostrado la participación de los lóbulos frontales en los Se debe señala
procesos de cam..b.i9_-de].1l:~v~L4L0gilj~, ..!endfield y J asper (1954) formas dirigid;
observaron qocla estimulación de la superficie interna de los lóbulos voluntaria) pe
frontales conlleva a la depresión del ritmo de fondo en amplias regiones chenko, 1974)
de la corteza cerebral. En pacientes con lesiones de las regiones basa- Con frecU(
les de los lóbulos frontales, la oscilación en el nivel de vigilia constituye (o, más exaet
una característica distintiva (fig. 4.7) (Luri<t y Homskaya, 1966~ 1970). de los organisr
diferentes fom
a las funcione_
tivos de la ae
BO peractividad s
c:
-o frontal y se J
.~-
>w
60
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de hiperactivit
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Q) .- bulos frontaJe:
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a;:::' lateral, v cons
20
> cesos iuhibilui
Z ;
aumento de 1:
o 5 min
1
Tiempo lal tipo de hi
fercntes iorm;
Fig. 4.7. Cambios en el nivel de activación en sujetos normales (pun. las demás for:
teado) y con lesiones frontales basales (continuo) durante la realiza' hiperactividad
ción de una prueba de memoria verbal. (Ardila, 1975.)
Memoria a corto plazo I 17
Fig. 4.8. Ejemplos de los cambios de frecuencias en el EEG ante tes (1) y durante (2) estímulos no significativos. Ab: amplitud del
estlmulos significativos y no significativos en un sujeto normal (1), ritmo EEG registrado antes (1) y durante (2) la presentación de es-
en un pacia"te con aneurisma de la arteria carótica interna (11), en tímulos no significativos. S: cambios en la frecuencia del EEG
un paciente con un tumor intracraneal del lóbulo frontal izquierdo (con relación al fondo, tomado como 100%) ante esiímulos no
(111) y en un paciente con un tumor intracraneal en la región pa- significativos (línea punteada) Y estímulos significativos (línea con-
rietooccipital del hemisferio izquierdo (IV). Aa: frecuencia EEG ano tinua) (Según Homskaya, 1973).
(e on tin uación)
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"'"10 eel> reglstraao antes \11 y durante (21 la presentación de es .
en tln pacia"t. Con aneurisma de la arteria carótica interna (ID, en
tímulos no significativos, B: cambios en la frecuencia del EEG
un paciente con un tumor intracraneal del lóbulo frontal izquierdo
(con relación al fondo, tomado como 100%) ante estimulas no
(111) y en un paciente con un tumor intracraneal en la región pa.
significativos (línea punteada) y estímulos significativos (línea con-
rietool:cipital del hemisferio izquierdo (IV). Aa: frecuencia EEG ano
tinua) (Según Homskaya, 1973).
(Continuación)
11) (2)
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inmediata'
Fig. 4.9. A, lesión lateral; 8, lesión basal. y por otra
miten moc
Ya en e! análisis de las investigaciones de J acobsen aparece una do- do funcio:
ble explicación a las alteraciones de la memoria observada. Por un mayor y p
lado, estos resultados se interpretan como debidos a una distraetibilidad nentes fási,
aumentada por parte del animal y por ende, ausencia de un adecuado clentes fro:
control sobre los procesos de activación; y por otro lado, como una al- disminuid~
teración de los programas especiales de acción, de la estructuración de Anteri(
la información Y de la secuencia de ésta. Algunos autores (Goldman y característi
Rosvold, 1970) aún consideran que el pape! de los lóbulos frontales rece sólo e
en la memoria prcsenta no un carácter general, sino que está relacionado por tanto,
con algunas formas de memoria espacial. Consecuentemente, la ex- nismos fro:
plicación se refiere a dos aspectos distintos. Si campar
Malmo (1966) propone que las alteraciones frontales se relacionan que dUI:an
por lo megos con dos mecanismos completamente distintos del compor- de l~ señal
" ""tamiento: tuno de tipo motor y relacionado con el fenómeno de perseve- males non
, ración, y otro de' características sensoriales, estrechamente vinculado con aunlcnta 1:
fenómenos de interferencia .. debe apan
Reconsiderando el probldma de la participación de los lóbulos fron- ducta dun
tales en la memoria, Luria (1974) supone que en sujetos frontales exis- frontales; ,
te ante todo la posibilidad de crear fuertes motivos para e! recuerdo una señal,
(factor motivacional) y mantener un adecuado nivel de actividad, in- vmllentos
dispensable para e! recuerdo dirigido, e igualmente la imposibilidad de de expecta
cambiar de un complejo de huellas, como resultado de lo cual se altera riodo tle c>
toda la actividad en conjunto. Es decir, (existe una alteración en el tales.
control sobre el nivel de activación y sobre la organización de la acción. Debe ~
Se supone que estos dos fenómenos corresponden a diferentes regiones se cansen';
dentro de los lóbulos frontales y constituyen dos mecanismos distintos, una lesión
que pueden llevar a presentar un mismo cuadro aparente.) I
123
---------_-....--:~- ~)
126
' ..
-." , ..•...
a
l
.l. '.
I
Fig. 4.11. {Con
rentes ins!rucc;(
1: modelo; 2:e
de la familia";
pués de la instr
de la instrucciÓI
las personas y I
Fig.4.11. tiempo hace QU(
127
b
I
II
1
Fig. 4.11. (Continuación). Movimientos de los ojos durante el examen de un cuadro con dife-
rentes instrucciones: a, sujeto normal y b, sujeto con una lesión masiva de los lóbulos frontales.
1: modelo; 2: en observación Iibre;3: después de la instrucción "evalúe lasituación material
de la familia"; 4: después de la instrucción "determine la edad de las personas"; 5: des-
pués de la instrucci6n "¿qué estaban haciendo antes de la entrada del hombre?"; 6: después
de la instrucci6n "recuerde la ropa de las personas"; 7: después de la instrucción "recuerde
las personas y los objetos que hay en la habitación" Y 8: después de la instrucción" ¿cuánto
tiempo hace que salió el hombre?". (Según Yarbus, 1965.)
J
;
la confusión figura- apatía emocional se ve acompañada por una pérdida de los intereses,
instancia correspon- una limitación en la esfera de intereses, una indiferencia emocional
'mativas adecuadas. general, una disminución en la reactividad ante estímulos aversivos
ión en la actividad (disminución del umbral al dolor) y frecuentemente euforia, impul-
detectar las señales sividad y. respuestas emocionales inadecuadas e incontroladas\
:>eión integrada ca- Como rasgo general, aparece la desintegración de las fonnas más
; que poseen mayor complejas de vida afectiva del sujeto por una p,arte, y la pérdida de /',
y la actividad per- crítica del sujeto hacia su estado actual, por otra.)Algunos autores wn-
p.or una interpreta- sideran que tales alteracione.< afectivas son más frecuentes con altera-
ciones de la región frontal derecha. Pero en cualquier forma, el rasgo
'a la percepción vi- r11,is general es la inadecuación en las respuestas crnocionales del Sl~jcIO~
:¡ _
programas de conlportamiento, la redirección de la conducta, etc.
_ _ ~,__ .., -" ,,_ -" ~_..-._:u__ _................-''''' ._ ~~ '", ~ Pcnsamic.
nos referimos
Quizá tendcn
interna"; sin
o las fantasía
tico, por otra
samiento, aur
El término re
y, aunque lo
por reprcsen!.
Si analiza
probablcmcnt.
ClOnes:
a) Para r
"plenS(
.
pensan
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cjemplc
de mel
e) Para j¡
eJemen
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le las tendencias I
ici~ suponer que I
lInlcntO. 1
os lóbulos fron. !
'go, parece más 1
lcnloria
,l
a corto !
Comportanllento :
,!
,tales del como i
control dirigido ¡
>n de secuencias !
i,
n la evaluación ¡
:ablecimiento de i Pensamiento constituye uno de aquellos conceptos a los cuales todos
ctu, ctc. ~ nos referimos de manera constante, pero difícilmente podemos definir.
Quizá tendemos a hacerlo equivalente a algo así como "representación
interna"; sin embargo, es muy difícil que aceptáramos que los sueños
o las fantasías, por una parte, y la solución de un problema mate,má-
tico, por otra, pertenecen exactamente a una misma categoría de pen-
samiento, aunque ambas constituyen formas de representación ínterna.
El tém1ino representación interna no parece equivalente a pensamiento
y, aunque lo fuese, quedaría por definir qué entendemos exactamente
por representación interna,
Si analizamos en qué contextos se emplea el término pensamiento,
probablemente veremos que aparece sobre todo en tres tipos de situa-
cIOnes:
a) Para referirnos a !!!!~as d,f_JJJJ£..perc.c.p'tug!; hablamos de que
"pienso en lo que percibo" (es decir, presto atención), "estoy
pensando en el cuadro que observo o en la música que oigo", etc:
b) Para referirnos a la E!!J.E.Lción_QLiL~P!!i~.1!.C.0.L anti.J.ipres; por
ejemplo: "pienso en lo que me sucedió ayer", quiero decir saco
de memoria (evoco) la información que existió ayer.
c) Para indicar la _s.9lllción;l~ l!!.o.Q!fr.n,a.~, cotejo de una serie de
l:lenlentüs de información a.ctual y/o previa a fin de desprender
un acerto que no existía en los clementes particulares. Quizá
éste sea el único de los tres $entidos en el cual todos estarÍanlos
de acuerdo en que es adecuada ia utilización cid tt:rrllino pen-
samiento.
133
j
13-1 Ca.p. 5. P~llsalHicllto
:,f1=
tingue las siguientes etapas:
L_Q.ri.~.!1..t.¡lÜÓng~J1~I.aL~.I).
...Ia?. eQ.'JiJj,~.ioenes
..d~l., prQblern.a, análi~!s.
~~_sus ..~l_eITIentos constitutivos, y di~tin~ión, de ..lgs., ~lemento~
cs~_nciales y sus relaciones c inhibición de las reaccioncs im-
pulsivas;
__
~, .j~lccción_~~~na ~_~_1~21!.<;rEat~v~_"p_osiblfs_de solución y for- ~
mación de! esquema general de solución;
e I
3. Selección de.aquelJas opc.ras:l~!!.quc puedcn ser adecuadas en
4 J1V I
la realización del esquema general de solución y el empleo de 1
códigos previos (lingüísticos, lógico-matemáticos);
Cambios periféricos 1:'¡5
4 ¡.LV
e
3 ¡.LV
t----l
1 seg
Fig. 5.2. Prueba de control del mismo sujeto d
instruido para decir en voz alta las tres pri- 2¡.LVl
I ' meras Ietras del alfabeto. Los trazados son
similares. aunque los microvoltajes son ma.
J
I yores, especialmente en los músculos de la
quijada. (Según Jacobson, 1973.l
e
4 ¡.LV
5 seg
tllV L. bíceps
I---l
1 seg Señales
5seg
~_
I
J
138 Cap. :1. 1','IlSamiClllO
Lenguaje y pensamiento
Entre todos los cambios periféricos señalados, quizá el más inte-
resante se refiere a las modificaciones EMG del aparato fonador que
aparece durante la realización de diferentes tareas y que podrían ayudar
a aclarar la polémica clásica sobre la relación que existe entre el pen-
samiento y el lenguaje.
_ 7 dígitos
4.3 -'1
ro -- 6 ..
_.- 5 ..
'5. 4.2
-.~.. 4 "
, sordomudos ~ ..... 3 ..
o.
4.1
:; durante la .!!
4.0
su jetos nor- '"o
"O
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3.9 I/"\"
'O 1" .\
, dedos de la
'"E 3.8.., ,
J/"', \~-....
modificación
:ros registros,
o
o. 3.7
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:anto, corres-
g 3.6 .'•....."'.....1
I
"v. ... \ >.-::,
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...
'"E 3.5 pausa
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o I I 1 I I 1 I f 1I r Ir, 1I 1 I I I I 1 1 I
~!lta._.9~!?-g.!!.
Tiempo (seg)
1 a estímulos
de actividad
Fig. 5.5. El diámetro de la pupila aumenta en cuanto se encomienda una tarea a la me.
lacionan con maria a corto plazo, y disminuye conforme se reduce dicha tarea. En este caso, a los sujetos
naño pupilar se les pide,que repitan series de tres a siete dígitos mientras se mide el diámetro de la pupila.
una respues- Las respuestas a las series de diferente extensión aparecían casi dos segundos después de ha.
poeo menos berlas escuchado. '(Tomado de Kahnemen. 'D. Y Beatty, J., Pupil diameter and load on
la dilatación memory. Sc;ence, 1966, 154, 1584.)
TIente eon la
I (lig. 5.6).
Escuche Pausa Hable
letro pupilar
.blcmente re- 60
;n del sujeto. 50
40
'ieos durante
30
ECG, etc.). 20
I la solución 10
¡pondiente al O
su solución. 5.9
5.8
liento consti-
5.7
ales cambios 5.6
te .es natur}ll. 5.5
I., este' acame. 5.4
;'. El sistema 5.3
5.2
n diferencial 5.1
's implícitas:
A .u, A AA.AA
O(gitos Dígitos
presentados hablados
! 1. •• ••
Tiempos en los que
aparece I¡:¡ fuerza blanco
el más inte- I I I I 1 I I I I
fonador que TIempo Isegl
:irían ayudar
:ntre el pe n- Fig.5.6
J ..
o-.
:;¡ 19 bias psicogal'
tipo de caml
Fig. 5.7. Durante la lectura silen- <!
E 18
nera] (y cab
ciosa aumenta la subvocalización, ./ Frecuencia
en orros mús
." respiratoria
el EMG de los labios y la frecuen'
corresponde
cia respiratoria, en tanto que el • Brezo Izquierdo • tareas verbal
EMG del brazo izquierdo mues. o I 16
tra pocos cambios. (Según Mc. Descanso Lectura Descanso en tarcas per
Guigan, 1973.) silenciosa tónico, con b
Lenguaje y pensamiento 141
~S.Q!!.g.Y.c;.lJ.I_ lento. Por otra parte, durante los estadios de sueño paradójico en que
incremento predominaban los sueños visuales no lingüísticos, aparecían cambios
(fig:T7¡:- menores y no significativos con relación a los periodos de sueño lento,
,nes no lin- lo cual implica que la conducta verbal encubierta presenta durante el
lsical; más sueño una función lingüística al igual que durante la vigilia.
.iestro) au- Intentando dar una respuesta definitiva al problema de la relación
o izquierda existente entre pensamiento y lenguaje, A. N. Sokolov (1961, 1966,
enclOsa. 1968) inició una larga serie de investigaciones que se prolongaron
orrelaciona aproximadamente desde 1947 hasta 1970; intentó clarificar qué rc-
, son signi- presentan exactamente los potenciales mioeléctricos señalados por J ¡¡-
1 la lectura cobson y confirmados por otros invcstigadorcs: qué relación existc
le hacemos cntre los cambios muscularcs obscrvados en los labios y cn la knglla
3) . principalmcnte, y los proccsos tcntraks del pcnsamicnto. Sokol"v
agnitud de demostró que los cambios El'vIG (que dcnomina habla interna) apa-
1 habilidad
rcccn no sólo duran tc el pcnsarnien to ,crbal, sino tam bién duran te
uena capa- las tarcas pcrceptuaJcs, el pensamicnto visual, cte.
erta menor El autor intentó entonces bloquear el sistema verbal, creando para
ello dos tipos de situaciones: a) bloqueo periférico de la articulación
verbal du- (por ejemplo, sosteniendo la lengua entre los dientes), b) bloqul'o
sueños de central, pidiendo al sujeto que repita una secuencia vcrbal suficient,,-
Y.9_qu.<;..-la mente conocida y automatizada (por ejemplo, un poema). En el
: mostraba primer caso, los sujetos adultos ejecutan normalmente las tareas pro-
:.cuaiiaIL}J puestas, en tanto que los niños y los afásicos las realizan con enorme
>e de sueño dificultad, cometiendo una cantidad considerable de errores en la es-
critura, en los cálculos numéricos, en la comprensión de frases, etc.
Los sujetos presentaban cierta afasia sensorial "experimental", y las
palabras y el sentido de las frases parecen desconocidas.
0.5 La ínvestigación EMG demuestra que es necesario distinguir dos
tipos de cambios en la musculatura periférica durante la realización
o de tareas intelectuales: cambios tónicos y cambios fásicos. Los primeros
se caracterizan por camb~os lentos de poca amplitud en los potenciales
registrados en el aparato fonador, mientras que los segundos aparecen
20 constituidos por cambios bruscos y de considerable amplitud en el
~ aparato fonador (fig. 5.8). Frecuentemente se cOlTelacionan con cam-
19
o
'"c: bios psicogalvánicos (RPG) Y depresión del ritmo alfa. Quizá el primer
'C:; tipo de cambio corresponde más a un aumento de tono muscular ge-
18 ~-
ro
'5. ¿ neral (y cabe anotar que tales cambios tónicos se observan igualmente
~'-
'" E
a:_ en otros músculos, por ejemplo, en la frente), en tanto que el segundo
I corresponde más exactamente a ia repetición interna de fonemas. En
..116 tareas verbales predominan los cambios de tipo fásico, mientras que
!scanso en tareas perceptuales se observan ¡lIás frecuentemente cambios de tipo
tónico, con breves interrupciones de tipo fásico (correspondiente quizá
I
;
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142
146
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Sonido
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Luces
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U)
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I Sonido
1i I I I i I I i i
Luz que se suspende
al oprimir el botÓn Fig. 5.9. Respuestas corticales ante: al
un sonido,bl luces, y el ambos estímulos.
Sonido
Cuando al sujeto se le pide que apague
las luces oprimiendo un botón, aparece la
¡ 1 seg variación contingente negativa (dI.
I I
25 }.1V
1I
interés especial las investigaciones de Livanov y sus colaboradores (Li-
,1 , vanov, 1968; Livanov, Gavrilova y As1anov, 1966, 1967). Utilizando
el método de intercorrelación de la actividad eléctrica existente entre
50-100 puntos de corteza, los autores demostraron que existen cambios
SI tuvie
locales y generales en la sincronización de los biopotenciales durante
estados de reposo y la realización de diferentes tareas intelectuales. cual pe
Livanov (1972) señala que durante el estaqQ.._c!.¡;_~S:.P.Q:¡,º-rn.J!R:S\l- zantes I
TR lentos
TR rápidos
s, s, SI
Relámpago
Relámpago ~ Tono de luz
de luz
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Ac
!'
Fig. 5.11. Cambio en las correlaciones de los puntos que funcionan
sincrónicamente en la corteza cerebral durante la actividad intelectual. la ~
i Puntos negros: correlación alta, Puntos grises: correlación baja. Puno
¡ tos blancos: ausencia de correlación.
ten
a) Estado de reposo; de
I b) Solución de un problema complejo; tan
1\ e I Sujeto paranoide en estado de excitación, y que
d) Después de la aplicación de un tranquilizante.
r! hat
(Según Livanov y otros, 1967.)
¡I nur
resF
,I lizada por el sujeto (memorizar una lista de palabras, observar un cua- 20-:
dro, etc.), señalando una participación diferencial de corteza en tales red
tareas. en .
Empleando taks indices EEG derivados, se demucstra que la sin- tale:
cronización de la acti\"idad frontal es significativamente superior du- palr
rante la memorización de elementos verbales, en tanto que la sincro- en I
Actividad local durante la solución de problemas 149
50 50
40 40
30 30
20 20
lO 10
O O
S. E. S. E.
l-
e! "
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1-
1-
n
v
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I- Pruebadl'llaw,nto
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)s JO
o
n
:0
Fig. 5.13. Magnitud de la depresión del ritmo alfa durante la
IS solución de diferentes problemas (laberinto, cuadrado V como
.n pás). (Según Zinchenko V otros, 1973.)
:ó
n ,i
I
e.
e- Actividad de las estructuras profundas del cerebro
-,
La implantación crónica de e!cctrodos en regiones ¡:>rofundas del
e!
cerebro permitió analizar la actividad existente en dive,rsas regiones
11
1-
siilic<.J¡:~ic¡¡ICs
"durante distintas tareas de pensamientº'-NáIllismo, aEa-
rece la posIbilidad de modificar eléctricamente la actividad de dife-
ca
rentes regiones der" cerebro" durante varios estados funcionales. Esta
técnica'se ha denominadij elect¡~sübcortliriiña( ESCG). ..
tI"
Se ha demostradoqTIc'-dUrañfE"la- 'ical izaci'6n de diversas pruebas
a-
psicológicas, el ESCG m.tt~stra una serie de cambios más o menos claros
<:1
en cuanto a la frecueñ'cia y amplitud de "sü's" componentes, dependi~n-
al
la
tes del carácter de, la~respuesta eld sujeto, de la novedad de la tarea,
de la atención presentada, e,te. (Zhirmunskoy y Bein, 1974). -
a"
lJs,.e~hlcx.e\:a(197.1) analizó los cambios registrados en neurona~ sin-
gulares subcorticalcs durante la realización de diferentes pruebas (re.
cuerdo de una serie de palabras, observación de un cuadro, despla-
zamiento de la mano, etc.) en distintas regiones subcortica1es, y la
; 1 ~
100
• I
90
80
70
Her
60
50
f
40
pasa,
30
hemi
20
con
10 S del (
O
1973
Base Doblamiento de'. '''.'
difer,
la mano izquierda
estile
b S
Fig. 5.14. Dinámica de la actividad de la región centro. rúrgi
medial del tálamo durante una prueba de memoria propi
operativa, a; V durante una prueba motriz, b. (Según usad;
Bechtereva, 1974.)
IIcmisferío derecho y hemisferio izquierdo 15~~
09
08
Fig. 5.15. Dinámica de las correlaciones duran,te
07 una prueba de memona operativa; coeficientes
nc-vlt
de correlación típicos
06 nc: núcleo central,
vlt: núcleo ventrolateral,
05
nr-vlt nr: núcleo rojo,
gpl: región lateral del globus pallidum
s 04
1': la prueba se ejecuta correctamente,
03 2': con grandes errores,
3': con pocos errores,
nr-gpl 02 ...... .. 1: base,
2: retención en la memoria, V
01 3: después de la respuesta.
(Según Bechtereva, 1974.)
2 3
rentes localizaciones (Luria y Tsvetkova, 1966, Luria 1974). Se halló aun cuando
que los aspect05 alterados en la solución de problemas mostraban una de- una imposibi
pendencia directa del sitio de la lesión cortical; por ende, se podia información ;
suponer que distintas regiones corticales presentaban aportes óiferen- blema. Por ¡;
ciales en el manejo de los elementos necesarios para una adecuada mación de es!
solución de una tarea de pensamiento. presentes y a
Constituyendo las regiones occipito-parietales de la corteza un ana- Todas las
lizador de la información procedente de diversos sistemas, y contribu- nimiento ope
yendo a su integración dentro de estructuras cuasiespaciales, su lesión radas, en cas,
impliea la imposibilidad de lograr una síntesis de los elementos dentro memoria ved
de un esquema único. Junto con una desorientación general por parte serie de clem
del paciente, se presenta una íneapacidad para entender las estruc- plcjas que exi
turas lógico-gramaticales complejas (afasia semántica), alterándose a su pérdida
la capacidad para emplear estructuras que implican determinada re- mas de pensa
lación espacial de los elementos. Por ende, resulta imposible solucionar compleja se v
problemas numéricos que exigen el mantenimiento de estructuras cuasi- aislados, pero
espaciales, y el sujeto deja de entender la relación que existe entre las el pensamient(
palabras que componen una oración compleja.
Lesiones en tal región occipito-parietal (y occipito-temporo-parieta-
les, región terciaria de la corteza) alteran la capacidad de solucionar Aspectos 1:
todos aquellos problemas que exigen la integración de determinados
elementos en estructuras espaciales y cuasi espaciales, bien sean elemen- Es importa
tos verbales, lógicos o numéricos. Igualmente, la solución de tareas )!lcionar probl,
constructivas (por ejemplo, los cubos de Kohs) que implican una or- mayor amen
ganización espacial de los elementos se ve seriamente afectada. neurotrasmisor
Por lo contrario, l~iones frontales, aunque manticnen intacta la pal:a que un
utilización de operaciones particulares (automatismo lógico, como las hasta la memt
tablas de multiplicar), hacen que el paciente presente una disrupeión las bases bioq\
general de toda la estructura del problema. Todo problema su pone la La demostl
existencia de una pregunta, la cual no existe en sujetos con lesiones cionar problerr
frontales; por ende, desaparece todo el problema y la posibilidad de laberinto prese
cotejar los resultados con las condiciones iniciales. Frecuentemente, el que la cría sel<
sujeto es aún incapaz de repetir el problema y explicar en qué consiste aparecieran do
la pregunta formulada; puede simplemente repetir alguno de los ele- su capacidad I
mentos del problema y señalar que éste es ya la respuesta. No existe, mente nula la :
entonces, un problema, ni un programa de solución, ni mucho menos "inteligentes") .
un cote jo de los resultados alcanzados con las condiciones iniciales del con respecto a
problema. A su vez, es posible distinguir algunas variantes del síndrome esos grupos se
frontal con respecto a las tareas de pensamiento; lesiones frontales se dan masivan
basales conllcvan a una desorienlación gencral por parte del pacicnte pos desaparece
-.dificulta(iP.s de atención, en tanto quc el reflejo de oricntación se rencia radica I
hace inextinguiblc- y a cambios emocionales generales. En tal sujeto, logre una com
Aspectos bioquímicos 157
poro-paneta-
le solucionar Aspectos bioquimicos
eterminados
Es importante conside:-ar si ,la maY,or o menor, cap.<l:cid<l~para 50-, '
sean elemen-
.1!1cionar problemas se correlaciona de alguna manera con la presencia. ..
in de tareas
mayor o menor de algún compuesto_g1!!!!.1!<':o,probablemente algún
lcan una or-
neurotrasmisor que implicaría una facilidad aumentada o disminuid~:
:tada.
para que un potencial se trasmita desde' la meinb~ana presináptica..
n intacta la
hasta la membrana possináptica. En este punto estaríamos analizando
ca, como las
la disrupeión las bases bioquímicas de la inteligencia.
La demostración de Tryon (1942) de que la capacidad para solu-
na supone la
cionar problemas o, más exactamente, la habilidad para recorrer un
con lesiones
laberinto presenta una base genética, es llamativa: el autor demostró
'Üsibilidad de
que la cría selectiva de ratas conllevaba a que en la octava generación
entemente, el
aparecieran dos grupos distintos de animales, que se diferenciaban en
1 qué consiste
su capacidad para aprender a recorrer un laberinto, siendo práctica-
,o de los ele-
mente nula la superposición entre ambos grupos (ratas "torpes" Y ratas
:a. No l:xistc,
"inteligentes"). Tales grupos han permanecido suficientemente estables
nucho menos
con respecto al rasgo seleccionado; sin embargo, se ha señalado que
, iniciales del
esos grupos se muestran diferentes sólo si los ensayos de entrenamiento
del síndrome
se dan masivamente. En caso contrario, la diferencia entre los dos gru-
mes frontales
pos desaparece Y se tornan indistinguibles, lo cnal señala que su dife-
del paciente
rencia radica lnás exactanll.:nlc en el tiC111PO requerido para quc se
lrientación se
En tal sujeto, logre una consolidación del aprendizaje,
I ." t
;
reforzad
Esta observación concuerda con los resultados obtenidos por 1\1c-
deprivac
Gaugh y colaboradores (McGaugh, Westbrook y Burt, 1961; Breen y
en la es
McGaugh, 1961; Thomson y otros, 1961) sobre los efectos de drogas
ñalado (
y de choques electroconvulsivos en las cepas "inteligentes", y "torpes"
los nivel
de Tryon, que sugieren claramente que tales cepas son distintas en
Se h,
algún proceso de consolidación; por ejemplo, el electrochoque como
considero
método experimental para alterar ciertos procesos de consolidación
nacimier
del aprendizaje muestra efectos marcadamente distintos en los dos
que a lo:
grupos de ratas: el grupo "inteligente" muestra una consolidación más
los 0.36
rápida y una resistencia aumentada al choque electroconvulsivo como
adulta. 1
procedimiento para provocar. determinada amnesia retrógrada y una
ClOnes pl
supuesta disrupción de las huellas de memoria a corto plazo.
terasa se
Tal observación sobre los efectos diferenciales del electrochoque,
7 seman
dependiendo de algún factor de "inteligencia", es frecuente también
correspol
en casos de sujetos humanos sometidos a tal procediI1)iento con fines
eesos de
psiquiátricos. Krech, Rosenzweig y Bennett (1960) sometieron a prueba
El pI
!<l hipótesis. relativa a la ..presencia de .c!ertas ..diferenci<l~...!;!1 Jos_niv~.l-e~.
blemas d
de. n~r()trasmisores entre los dos.gr:!lP9S c\eJatas de Tryon, y hallaron
rnieliniza
diferencias pequeñas pero sistemáticas a través de varios estudios, dife-
35 días (
rencias del orden del 5 '70 en los niye!c:s d~ colinesterasa. en. distintas
proeeSqr
regiones de la corteza cerebral. Ulteriormente, permitiendo el cruce al
ducción,
azar de ratas descendientes de las cepas de Tryon, observaron una
problema
correlación positiva en la actividad de la colinesterasa y el número de
de la ral
errores cometidos al aprender a recorrer un laberinto. Entonces pos-
I I
tularon la hipótesis de que sobre la capacidad para aprender a recorrer
a) E~
un laberinto incidían tanto los niveles de acetilcolina como los de co-
ro
linesterasa, de manera que, dc~t~;:; "de-¿i'~rtos lir;;;tes, cuanto m~yor
ce
sea la. cantidad de aceti1colin~. activa en'.h;; sinap.si;;,:mayo'¡'sérá I¡;: b) L,
eficacia de la trasmisión y mayor la capacidad .de. aprendizaje. el,
Roderick (1960) utilizó el procedimiento inverso y realizó crías
y
selectivas de ratas según el nivel de colincsterasa. Después de seis ge-
e) Le
neraciones, sometió a los animales experimentales al aprendizaje de ti,
diferentes laberintos y observó que las cepas con baja actividad de la
d) DI
colinesterasa presentaban un mayor número de errores que las cepas
eo
seleccionadas según los altos niveles de co!inesterasa. El análisis bio-
tal
químico mostró que las diferencias en los niveles de acetilcolina eran
COI
superiores en aproximadanlcntc sólo un 9)10 en bs ratas más inteli- nI;::
gentes, lo cual indica que los niveles de acetilcolina difícilmente pue-
fUI
den dar cuenta para explicar las diferencias en la capacidad de apren-
gel
dizaje; sin embargo, la relación ACh¡ChE se correlaciona de manera
adecuada con la capacidad observada para aprender a recorrer un
laberinto. La hipótesis de que tal relación es la más informativa se ve
Aspectos bioquímicos 159
160
I
ción de problemas. • ~
2. Los procesos del pensamiento se ven acompañados por una serie :.
de cambios periféricos (cambios autónOInos, rnovimientos subvocales, etc.), ~
pero que de ninguna manera pueden ser identificados con el pensamiento. ¡
3. Es posible detectar cambios en la actividad cortieal y subcortical 1
J correspondientes a la solución de distintas tareas. Tales cambios se corre- ;,
1" lacionan con la dificultad y el tipo de tarea, y presentan una especificidad ¡
local en cuanto a la interacción de los elementos centrales implicados. ¡
4. Parece adecuado que, al igual que en el lenguaje, ambos hemisfe- i
rios realizan aportes diferenciales en la solución de problemas: en tanto ¡
que el hemisferio izquierdo parece estar fundamentalmente implicado en ¡
, '
el manejo de la información verbal y los códigos lógicos, lingüísticos y ¡
matemáticos, el hemisferio derecho parece realizar un aporte fundamental 1
en las tareas de tipo visoperceptual. En la solución de un problema deter- ¡ Amade
minado, ambos hemisferios realizan aportes específicos. \ ject
¡. 5. Lesiones locales de la corteza cerebral llevan a la alteración de : 1961
aspectos específicos en la solución de problemas. Mientras que en pacientes .~
¡ con lesiones frontales desaparece el problema como tal y resulta imposible ¡ Anokhi:
r .1
í emplear la información dada, pacientes con lesiones parieto.temporo- ¡ Ed.
I :¡;I ~occipitales muestran dificultades para solucionar tareas que impliquen la ~ Ardila,
¡ utilización de esquemas cuasiespaciales, y sujetos con lesiones temporales 1 drot
: muestran alteraciones en las fonnas diseursivas de pensamiento. ¡ MG
! 6. La capacidad para solucionar problemas parece relacionarse con (
; la actividad bioquimica de los neurotrasmisores, con la mielinización ; Ardila,
! de las fib'ras nerviosas y seguramente eon todos Jos cambios estructurales ¡ ción
~ y funcionales observados en el sistenla nervioso uurante la ontogcnia, los ~
Ardila,
¡,cuales implican una faeilitación alllnentada en el procesamiento de la in, ¡
cercl
¡ formación sensorial. • 1976
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17!í
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Tan¡
!Iines. D.• 68 Mcllwain, H., 159
Terr
Hornskaya. E. D., 116, 117. 147. 149 MeKcevcr, W. F., 71
Teul
Hubel, D. !l., 49 MeRae, D. 1.., 59
Tho
Huling, M. D., 71 Meier, M.j., 73
Tho:
Hullon, S., 144 Mendoza,j. E., 112'
Tho;
Milner, B., 60,71,73,114
Torr
lversen, S. D., 114, 115 Miller, G. A., 120, 130
Trev
Mishkin, M., 68. 114, 115
Tryc
jaeobsen, e. F., 11 1,112,135,136 Moseoviteh. M., 71
Tsyc
jaeobson, E., 135
jakobson, R., 94,106,107 Nagylaki, T .• 55, 56, 64
Vign
jasper, H. 11., 116, 145 Nauta, W. j., 120
Vina
jaspersen, 0.,78 Novikova,1.. D., 145
Vog'
16
:9,130
.7
62,63, 65,
•
DGJdJoGG
179
;
Evalual
Codificación, 107 funciones, 93 Excitac
Coline'terasa, 158, 159 ínsula,34,110
Comisura lesiones, 45
métodos de investigación, 43-45 Fascícu
anterior. 41
arqu
del fórnix, 41, 42 ontogenia, 22-25
organización, 11-52 long;
habenular, 41, 42
Sl
Comisurcctomi3, 153. 155 columnar, 30, 49
occil
Comunicación peso, 13
occil
animal, 77, 79 ,upcrficic lateral, 27
uncil
de emociones, 78 relativa, 20
Fibras
Conducta verbal encubierta, 143 Cuerpo calloso, 26,41,42,55,60
comi
CNV (véase Onda de expectancia)
de,a
Corteza Choque clectroC'onvulsivo, 158
pI
actividad,46-51
foco d,
eléctrica, 44 Decodificación~ 107
Fonacié
:írea(s) Degeneración retrógrada, 43,44
FQnem<l
auditiva, accesoria, 33 Depresión progresiva, 50
conu
primaria, 26,42,94,95 Destreza
Formac.
secundaria, 33, 34 distribución, 57
Forman
de asociación, 18 lesiones hemisféricas, 65
división de las, 18,20 Disartrias, 92
frontal, 21, 26 Discriminación de sonidos, 95 Globus I
motora, 26 Disfasias, 92 Gramáti
primaria, 35-37,40,42,109 Dolor, 26 Gusto, ~
suplementaria, 37 Dominancia cerebral (véase Asimetría
parieto-tcmporo.occipital.21 cerebral)
Hemisfc
premolOra, 37, 110
activé
someslésica, accesoria. 29-30 cce, 138
cscrit
primaria, 26-2.9,42 EEG, 44, 59,142,141,147,149
form;
,ecundaria, 31-32 EMG, 103, 135, 136, 137, 138, 140,
lcsior
terciarias, 19,20,24,46,110 142,143,150
pens2
visual, primaria, 17. 26, 35, 39, Enfriamiento local, 44
peree
40,42 Engrama.62
tarea:
secundaria, 35 EOG,136
Hcmisfc
zonas, primarias, 2 O ESCG,151
ric
secundarias. 20 Escritura, 85, 93
Hcmisfc'
citoarquitcclura, 37-41 Escuela de Wurzburgo, 134
activ::
conexiones, 41,43 Espectrograma (véase Análisis espccto-
áreas
corticalización, 41, 43 gráfico)
cstím
deconicahzación, 13, 14, 15,37 Esqucma corporal, 73
lesior
división, 11, 26 Estado funcional, liS
pensa
enfriamiento local, 44 control del, 119
Hemisfcl
espcsor, 21, 22 Estilo telegráfico, 101 mi
estimulación eléctrica, 2H. 37. 44, Estructura lingü(stica, 81-84
IIcmison
45,48,104,106 Estructuras profundas del, cerebro, 151
Hiperact
estructura, 25 -3 7 lenguaje, 82 I1
filogen;a, 11, 12-22 F~structura superficial del lenguaje, 82
Índice analítico 181
Fascículo(s)
-n,43-45
arqueado. 41 ~diolllas tonales, 86,103
longitudinal, inferior, 41 Indiee de enecfalización, 12 -13
superior, 41 Información
occipital vertical, 41 auditiva, 94
occipito -frontal inferior. 41 espacial,I14
uncinado,41 Inhibición retroactiva, 98. 115
Fibras Inicia ti va vcrbal, 102
,55,60
comisuralcs, 26,41,42,53 Ínsula, 34, 110
de, asociación, 41 Irrigación cerebral, 59
,158
proyección, 42, 43
Foco dominante de excitación. 50 Kimura, método de, 65.66
Fonación, 84-92
B,44
F';nema, 77,84,88
Lectura, 93, 96, 140, 143
contrapuesto, 88
Lenguaje, 77 - 108
Formación reticular. 43
aparición. 54
Formante, 86, 90
:5 aprendizaje, 77
articulación, 85
Clobus pallidum, 153 bases innatas, 78
Gramática transformacional. 82 capacidad craneana, 80
Gusto, 29 EMG, 1O~, 103
LSC Asimetría estimulación eléctrica de la cortl'za,
Hemisferio derecho 10'1-106
activación, 149 estructura, profunda, 82
escritura, 71 superficial, 82
17, 149 formas intermedias, 80
formación de conceptos, 1~5
:7, 138, 140, interno, 141
lesiones, 56, 64, 73, 75
pensamiento. 154 ni\'eles, 81
percepción. 155 pensamiento, 138-144
tareas perceptualcs, 68, 71 procesamiento simultáneo, 81,93
Hemisferio dominante (véase Hemisfe- subvOcal¡i 140-143
rio izquierdo) Lóbulos frt)i'tales, 26, 109 -131
04
Hemisferio izquierdo lesiones Ii
activación, 149 basalul, 119, 1~O
álisis especto- l.
áreas del lenguaje, 59 CO!l\'cxllaks, 119
estímulos verbales, 68 altUraciones emocionales, 127
ksi(lnes. 56 rTl 1\1Ijrff)S hutn;¡nos, 122.129
pensan;¡cnto. 153 in te:rpretació n pcrccpt ual, 123
Hemisferio subdominante (véase lIt> 12i';
misferio derecho) masivas. 1 i9
-84 región( c~~
Ilemisomatoagnosia. 73, 75
. c.erebro. 151 agra lH,br, ~ 1 O
Hiperactividad en sujetos frontales. 1i5.
1 17 dorso ",lateral, 1 lO
. lenguaje, 82
;
67
7,120, 123,
2
50
14
9
9
1, 154
on, 130
01,88
'al, 26,43