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la cortesía como estrategia, por ejemplo usando los planes existentes como una
justificación que excuse mi falta.
En cualquier caso habría que adaptar la respuesta al contexto, pero no sería necesaria
ninguna formalidad; recurriría al lenguaje coloquial, al tuteo y no ejercería control sobre
la emisión.
Explique qué tipo de estrategia de cortesía ilustra la respuesta que aparece en cursiva en las
siguientes situaciones.
3. En un piso compartido, uno de los inquilinos ha hecho una fiesta y ha dejado la cocina
si recoger. Su compañero le dice
¡Tú, que esto no se limpia solo! Empieza a recoger, que todo esto es tuyo.
En esta ocasión, vemos que se emplea una perspectiva que se dirige directamente al
oyente, el tratamiento es el tuteo, también se emplea el imperativo; y si bien es cierto
que se recurre al acto indirecto, “que esto no se limpia solo”, se hace para convertirlo
en un factor expresivo para llamar la atención del interlocutor y darle más fuerza al
discurso. No hay atenuantes sino elementos que acentúan el conflicto,
intensificadores: “todo”, la exclamación, etc.
De la estrategia verbal escogida podemos deducir que, o bien la distancia social es muy
pequeña, de modo que, a pesar de todo, no se considera que la emisión hace peligrar
la relación, o bien al emisor no le interesa mitigar el carácter amenazante de su
petición, sino que prefiere acentuar el conflicto voluntariamente o como una
consecuencia de la pérdida de control a causa del enfado.
En este caso, no se puede hablar de cortesía, sino de todo lo contrario. Se trata de una
ilocución conflictiva donde tanto el resultado de la emisión como la actitud del emisor
persiguen un efecto negativo para la relación. Se busca un alto beneficio para el emisor
y coste para el destinatario, y al no estar funcionando la cortesía, podemos concluir
que se trata de una situación dirigida frontalmente contra el mantenimiento de la
relación.
4. Un empleado y su jefe se encuentran a la salida el cine. El jefe se ofrece a llevar al
empleado en coche, pero a este no le apetece y le dice:
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5. Es de noche y una chica llega a la parada del autobús con un billete de 50€ y pide
cambio, pero nadie tiene. Pide a otra chica si le puede pagar el billete. Ella le dice:
¡Vaya, qué rabia! A mí me pasó eso hace poco tiempo y al final tuve que ir a cambiar
a un bar. Si pudiera, te ayudaría, pero no tengo dinero…
En este último caso, la situación se da entre personas con una distancia social elevada, la
familiaridad es muy baja, son desconocidas, y por tanto no se espera nada de esa
relación más allá del planteamiento del momento. Ha habido una petición que
compromete la autonomía de la hablante y al mismo tiempo su filiación. La hablante
debe asumir un coste (el pago del billete) o, de negarse, puede generarse un conflicto.
Tal vez sea verdad que no tiene dinero para ayudarla, o puede que sí lo tenga pero por el
motivo que sea no quiera o pueda ser solidaria en ese momento. Como decide negarse a
la petición, debe emplear una estrategia cortés para evitar que se genere un conflicto o
perjudicar su imagen pública: muestra empatía “qué rabia”, ofrece una nueva solución al
problema, que consiste en cambiar el billete en un bar, y aporta la excusa de no tener
dinero. De este modo, atenúa el efecto negativo de no asumir la petición que se le ha
hecho.
Podemos ver, por tanto, que en este caso sí existe una estrategia verbal cortés con el
objetivo de mitigar una acción que puede verse como perjudicial para la relación o para
la imagen pública de la interlocutora. Se trata de una situación en la que se evita el
conflicto mediante el empleo de la cortesía.