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Se espera que para el año 2050, la población mundial ascienda a los 9700 millones, para
poder alimentar a estas personas es necesario realizar mejoras en los sistemas de producción
de alimentos que permitan el desarrollo y progreso de los agricultores y la producción de
alimentos nutritivos para los consumidores (Bancolombia, 2018). Las áreas urbanas pasarán
a representar el 70% de la población mundial en 2050 (frente al 49% en la actualidad) (FAO,
2009).
Tan sólo en Colombia se estima que la población para dicho año se encuentre entre los 55.9
millones (Portafolio, 2020) y los 63 millones (Taboada, 2015), y sólo el 15% de esta
población vivirá en el campo, esto sumado al crecimiento de la clase media, tendrá un fuerte
impacto en la demanda de alimentos, pues se calcula que para atender esta demanda es
necesario aumentar la producción 60% más de lo que se produce actualmente, principalmente
en alimentos básicos como carne, huevos y leche (Taboada, 2015).
Lamentablemente, las proyecciones también indican que el aumento de la producción por sí
solo no será suficiente para garantizar la alimentación de toda la población, es indispensable
que los gobiernos garanticen y mejoren el acceso a los alimentos, especialmente para las
personas vulnerables, pues el porcentaje de subnutrición para el 2050 no es alentador y hacer
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omisión de lo mencionado anteriormente implicaría que para ese año hayan unos 370
millones de personas en estado de desnutrición (FAO, 2009)
Para lograr esto, es importante que los sectores agrícolas de los países exportadores de
alimentos innoven e incrementen de forma sostenida y organizada su productividad, lo que
en efecto requerirá de grandes inversiones en tecnología y maquinaria y la capacitación
continua de la mano de obra (Taboada, 2015).
Según la FAO: “Colombia tiene potencial para ser una despensa de alimentos en el mundo”
(Vanegas, 2018), y se encuentra dentro de los 7 países con mayor potencial para el desarrollo
de áreas cultivables (Bancolombia, 2018), sin embargo el agricultor colombiano no está
acostumbrado a la alta tecnología, por lo que esto supone un gran reto para el país, no sólo
por la adaptabilidad de los agricultores, sino porque como se mencionó anteriormente, el
desarrollo de la zona agrícola del país conlleva a una gran inversión en varios aspectos que
están estrechamente relacionados, tales como infraestructura rural (carreteras, puertos,
energía, almacenamiento, etc.) , instituciones a favor de los agricultores (investigación y
extensión, sistemas de tenencia de tierras, sistemas veterinarios y de control de la inocuidad
de los alimentos, etc.) (FAO, 2009)
Además, la contribución de la agricultura para disminuir los riesgos de hambruna, no sólo se
enfoca en la producción en masa de alimentos sino también en la generación de empleo,
ingresos y el apoyo a la vida rural, pues como ya se mencionó, en lo que a Colombia respecta
en el año 2050 la población rural será sólo del 15%, lo que evidentemente es uno de los
principales retos para el país, porque significa que la mano de obra no será suficiente y que
el gobierno deberá idear estrategias para incentivar el regreso de la población al campo.
Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta para poder mitigar los problemas de
crecimiento demográfico y para poder garantizar la alimentación de la población mundial, es
la tierra disponible para agricultura. La ONU generó una advertencia en donde se declara
que, si no se toman medidas, para el 2050 más del 90% de los suelos del planeta podrían estar
degradados y 1800 millones de personas vivirán en escasez absoluta de agua. (Medio
Ambiente, 2019).
Tan sólo en Colombia, el 40% de la superficie continental e insular presenta algún grado de
degradación de suelos por erosión y el 2.9% es erosión severa y muy severa (Medio
Ambiente, 2019), lo que según expertos es imposible de recuperar o requiere grandes sumas
de dinero y mano de obra para lograrlo, por esto es muy importante que el gobierno empiece
a generar progreso en el campo, dando cabida a un crecimiento de la agricultura, manteniendo
el equilibrio entre cultivo de frutas, verduras y hortalizas y ganadería, para de esta manera
distribuir de manera adecuada el uso de la tierra y evitar degradar grandes hectáreas en sólo
un campo de producción.
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Bibliografía