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Uso del punto y coma ;

El punto y coma es uno de los signos de puntuación que suele emplearse de


manera antojadiza por los usuarios, sin una clara razón; un signo puesto a la
deriva en el mar de las palabras. No podemos continuar con esta vaguedad o por
ausencia en la escritura debido a su desconocimiento; perdemos así la posibilidad
de organizar mejor las ideas y construir redacciones más eficaces.

A partir de la teoría de la puntuación de Mario Linares (Estilística)*, se puede


precisar dos usos fundamentales del punto y coma:

PC1: Para separar un pensamiento de un comentario u observación que se


hace de ese mismo pensamiento.

PC2: Para separar construcciones gramaticales semejantes, ya sea por


enumeración consecutiva o en estructuras sintácticas elípticas.

Veamos con más detalle cada uno de estos casos.

PUNTO Y COMA PC1

Al expresar un pensamiento (en un periodo oracional), indicamos posteriormente


un comentario u observación sobre ese mismo pensamiento. Entre el pensamiento
y el comentario media el uso del punto y coma; una forma de determinar la
relación lógica entre las ideas: en este caso, señala la subordinación existente de
una frente a la otra. El carácter del comentario puede ser una advertencia,
consideración, circunstancia o reflexión.

No olvide el carácter del comentario. Usted afirma o niega sobre algo y luego hace
un comentario. Pero no confunda el comentario con una aclaración, explicación,
consecuencia o resumen, pues en tal sentido se procede con el uso de los dos
puntos. Por otro lado, es importante que el pensamiento no posea ambigüedades,
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para así poder proceder con el comentario y se comprenda con claridad y
precisión la relación de proximidad entre estas dos.

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Ejemplo:

Pensamiento

En Leningrado no hay forma de encontrar en el suelo un papel, una colilla o una


simple cerilla; no digamos expectoraciones humanas o recuerdos perrunos.

Comentario

En la oralidad solemos hacer comentarios a las ideas principales que enunciamos,


dando al comentario una entonación distintiva. Cuando finaliza el pensamiento y
procedemos a hacer un comentario, descendemos el tono —marcamos la
presencia del punto y coma—, pero continuamos de manera inmediata para
enlazar el comentario u observación. Esta línea melódica propia del punto y coma
revela su naturaleza intermedia entre dos signos: el punto seguido y la coma.

Tenga cuidado de no hacer un comentario de otro comentario, pues es una


forma de divagar y perder el hilo conductor de la idea principal. No es
correcto dos puntos y comas continuos en un mismo periodo; es decir, un
comentario a otro comentario. Es propio de nuestras conversaciones
espontáneas hablar de un tema y otro, sin importar las digresiones en el discurso.
Iniciamos hablando de las flores del jardín de nuestro vecino para terminar a los pocos
minutos (por enlace asociativo de comentarios) hablando de los efectos radioactivos de la
bomba de Hiroshima. Las conversaciones suelen ser amenas, no conducen a un objetivo.
Pero la escritura exige el desarrollo de un objetivo: enunciar una idea principal y seguir el
desarrollo lógico de las ideas con unidad de pensamiento.

Reconozcamos otras apariciones del PC1:

El comentario con carácter de advertencia: se reconoce al aparecer las


conjunciones adversativas mas, pero, aunque, etc., y cuando el período
posee alguna extensión. Ejemplo: la Fundación Arte y Escritura publicará
los mejores escritos elaborados por los estudiantes; pero si estos han
cumplido con las demás actividades acordadas. Cuando la cláusula sea
corta, bastará una simple coma antes de la conjunción: vendrá, pero tarde. 2

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La anterior estructura permite un fácil reconocimiento para emplear el punto y
coma, gracias a los conectores; pero no siempre intermediará un conector en esta
relación (como en el caso del primer ejemplo). En las oraciones yuxtapuestas, el
escritor determina el grado de dependencia de una oración frente a otra. Ejemplo:
María estudia demasiado; alcanzará a graduarse este año.

Este último ejemplo se ajusta al siguiente caso de PC1:

Entre proposiciones que refieren aspectos distintos de un mismo tema: la


batalla no está perdida; hay que seguir luchando. Si no empleáramos el
punto y coma tendríamos que vernos forzados a cambiar la redacción: la
batalla no está perdida, así que hay que seguir luchando. Pasamos así de
la oración yuxtapuesta a una subordinada, y esto ha implicado un cambio
en el tono —más explicativo— y un periodo más extenso. El punto y coma,
por tanto, ha significado el desarrollo de una redacción más ágil, dejando
actuar con mayor lucidez al elemento gramatical más importante de la
oración: el verbo. Detalle ahora el siguiente ejemplo, donde se conjuga una
redacción más eficaz con el pensamiento claro y brillante de su autor:
“¿Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de brazos? La pobreza no está
escrita en los astros; el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro designio
de Dios”. (Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina).

Analicemos ahora un caso de PC1 en que el comentario le sigue una explicación:

El esfuerzo creador del buen profesor es lo que aprecia el auditorio; si tal


esfuerzo no existe hay que echarle del teatro: no se puede actuar
mecánicamente ante un público y esperar causar buena impresión.

En la relación lógica de las ideas es aceptable que después de un comentario se


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realice una explicación de algún aspecto del comentario, pero sin perder el foco
temático del pensamiento; de lo contrario, podemos incurrir en digresión, haciendo

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que el texto general se torne confuso. El uso de los dos puntos —en este caso—
nos indicará que sigue una explicación o aclaración de lo dicho en la frase u
oración anterior (por qué hay que echar al profesor del teatro). Tomamos este tipo
de redacción, donde se combina el uso de punto y coma con los dos puntos, para
advertir un riesgo: no confundir un comentario u observación con una aclaración o
explicación. En otras palabras, no confundir el uso del punto y coma con los dos
puntos. De ahí que es importante que el escritor sepa cuándo inicia y termina un
pensamiento, cuándo aparece un comentario y cuándo surge una explicación.

Veamos otro caso que encaja en PC1:

Cuando una oración sigue a otra, enlazadas por una conjunción,


expresando éstas un orden de ideas, pero sin perfecto enlace, se empleará
punto y coma: pero nada bastó para desalojar al enemigo, hasta que se
abrevió el asalto por el camino que abrió la artillería; y se observó que uno
solo, de tantos como fueron deshechos en este adoratorio, se rindió a la
merced de los españoles (Solís, Historia de Nueva España, III, 7). Si
después de la palabra artillería solo se pusiese coma, (,y se observó…),
vendría regida por la preposición hasta y cambiaría el sentido.

PUNTO Y COMA PC2

Se emplea en enumeración de oraciones con cierta similitud de sentido y


propósito: las tareas de campaña se organizaron con el siguiente orden: se
consignó un registro de utensilios de cocina; se actualizaron los mapas de
la zona; hubo una discusión previa de los pormenores, y se llamó a lista a
todos los soldados. Y este otro ejemplo en que sostenemos una seguidilla
de frases, separadas por punto y coma, hasta indicar la idea final que
justifica los enlaces continuos de frases: Mientras la palabra del profesor no 4
transmita una motivación, una colaboración, un propio esfuerzo; mientras
de la actuación del profesor no se desprenda competencia, claridad de

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ideas, deseo de superación; mientras la personalidad del profesor no se
incline al diálogo, a la consideración y a la sencillez; mientras el profesor no
demuestre en resumen un interés real en que la clase alcance una
formación correcta en su asignatura, puede afirmarse que el libro de texto,
a poco bueno que sea, es preferible él solo, a secas, que con el profesor.

En oraciones sucesivas de construcción elíptica: La primera parte de la


obra era interesante; la segunda, insípida; la tercera, francamente aburrida.
Con el punto y coma estamos enlazando las oraciones elípticas con el
verbo empleado en la primera oración (era), y la coma que aparece
sustituye al verbo sobrentendido. Este tipo de redacciones evitan alargar las
oraciones, sin la repetición innecesarias de verbos.

*Mario Linares, Estilística (Teoría de la puntuación. Ciencia del estilo lógico).


Ediciones Paraninfo, segunda edición. Madrid, España.

Textos originales de Fabián Giraldo Bermúdez


Fragmento extraído del libro El guion de la escritura ®

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