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Rimas de Bécquer (Selección)

VII

Del salón en el ángulo oscuro, Yo sé que hay fuegos fatuos que en la noche
De su dueño tal vez olvidada, llevan al caminante a perecer:
Silenciosa y cubierta de polvo yo me siento arrastrado por tus ojos,
Veíase el arpa. pero adónde me arrastran no lo sé.

 ¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,


Como el pájaro duerme en las ramas, XXIV
Esperando la mano de nieve Dos rojas lenguas de fuego
Que sabe arrancarla! Que, á un mismo tronco enlazadas,
Se aproximan, y al besarse
 ¡Ay! pensé; ¡cuántas veces el genio Forman una sola llama;
Así duerme en el fondo del alma,
 una voz, como Lázaro, espera  Dos notas que del laúd
Que le diga: «¡Levántate y anda!» A un tiempo la mano arranca,
Y en el espacio se encuentran
Y armoniosas se abrazan;
XI
 Dos olas que vienen juntas
Yo soy ardiente, yo soy morena,
A morir sobre una playa,
Yo soy el símbolo de la pasión;
De ansia de goces mi alma está llena. Y que al romper se coronan
— ¿A mí me buscas? — No es á tí; no. Con un penacho de plata;
 — Mi frente es pálida; mis trenzas de oro:
Puedo brindarte dichas sin fin;  Dos jirones de vapor
Yo de ternura guardo un tesoro. Que del lago se levantan,
— ¿A mí me llamas? — No; no es á tí. Y al juntarse allí en el cielo
Forman una nube blanca;
 — Yo soy un sueño, un imposible,
Vano fantasma de niebla y luz;
 Dos ideas que al par brotan.
Soy incorpórea, soy intangible;
No puedo amarte. — ¡Oh, ven; ven tú! Dos besos que á un tiempo estallan,
Dos ecos que se confunden...
Eso son nuestras dos almas.
XIV
Te vi un punto, y, flotando ante mis ojos,
la imagen de tus ojos se quedó XXX
como la mancha oscura, orlada en fuego,
que flota y ciega si se mira al sol. Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mis labios una frase de perdón...
Adondequiera que la vista fijo habló el orgullo y se enjugó su llanto,
torno a ver sus pupilas llamear; y la frase en mis labios expiró.
mas no te encuentro a ti, que es tu mirada:
unos ojos, los tuyos, nada más. Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
De mi alcoba en el ángulo los miro yo digo aún: "¿Por qué callé aquél día?"
desasidos fantásticos lucir: y ella dirá. "¿Por qué no lloré yo?"
cuando duermo los siento que se ciernen
de par en par abiertos sobre mí.
XLI

Tú eras el huracán y yo la alta Pero aquellas cuajadas de rocío


torre que desafía su poder: cuyas gotas mirábamos temblar
¡tenías que estrellarte o que abatirme! y caer como lágrimas del día….
¡No pudo ser! ésas… ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
Tú eras el océano y yo la enhiesta las palabras ardientes a sonar,
roca que firme aguarda su vaivén: tu corazón de su profundo sueño
¡tenías que romperte o que arrancarme! ... tal vez despertará.
¡No pudo ser!
Pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados como yo te he querido…, desengáñate,
el uno a arrollar, el otro a no ceder:
¡así no te querrán!
la senda estrecha, inevitable el choque ...
¡No pudo ser!

LXVI
LII
¿De dónde vengo..? El más horrible y áspero
Olas gigantes que os rompéis bramando de los senderos busca:
en las playas desiertas y remotas, Las huellas de unos pies ensangrentados
envuelto entre la sábana de espumas, sobre la roca dura;
¡llevadme con vosotras!
los despojos de un alma hecha jirones
Ráfagas de huracán que arrebatáis en las zarzas agudas,
del alto bosque las marchitas hojas, te dirán el camino
arrastrado en el ciego torbellino, que conduce a mi cuna.
¡llevadme con vosotras!
¿A dónde voy? El más sombrío y triste
Nubes de tempestad que rompe el rayo de los páramos cruza,
y en fuego encienden las sangrientas orlas, valle de eternas nieves y de eternas
arrebatado entre la niebla oscura, melancólicas brumas.
¡llevadme con vosotras!
En donde esté una piedra solitaria
Llevadme por piedad a donde el vértigo sin inscripción alguna,
con la razón me arranque la memoria. donde habite el olvido,
¡Por piedad!, ¡tengo miedo de quedarme allí estará mi tumba.
con mi dolor a solas!

LIII XC
Es un sueño la vida,
Volverán las oscuras golondrinas
pero un sueño febril que dura un punto;
en tu balcón sus nidos a colgar,
Cuando de él se despierta,
y otra vez con el ala a sus cristales
se ve que todo es vanidad y humo…
jugando llamarán.
¡Ojalá fuera un sueño
Pero aquellas que el vuelo refrenaban muy largo y muy profundo,
tu hermosura y mi dicha a contemplar, un sueño que durara hasta la muerte!…
aquellas que aprendieron nuestros nombres, Yo soñaría con mi amor y el tuyo.
ésas… ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

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