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La producción de nuevos imaginarios: Un dialogo entre el trabajo sobre sí mismo y

la transformación social.
La verdadera respuesta a la crisis ecológica sólo
podrá hacerse a escala planetaria y a condición de
que se realice una auténtica revolución política,
social y cultural que reoriente los objetivos de la
producción de los bienes materiales e inmateriales.
Así pues, esta revolución no sólo deberá concernir
a las relaciones de fuerzas visibles a gran escala,
sino también a los campos moleculares de
sensibilidad, de inteligencia y de deseo.

Felix Guattari, Las tres ecologías.

El imaginario clásico del capitalismo, cuyo horizonte es el aumento del bienestar


material sigue siendo la piedra angular en Occidente. Hoy es casi que imposible
imaginar nuevas formas de vida que no esté atravesado por la producción o el
consumo. Paralelo al desarrollo de este imaginario, el nuevo capitalismo 1 ha
engendrado nuevas formas de percibir, de sentir y de representar. La aceleración
del tiempo de producción y ganancia, vinculada a “los capitales impacientes”, ha
comprimido el espacio y el tiempo social (Harvey, 2000). El horizonte temporal es
el corto plazo. Los trabajos, las relaciones personales y las emociones han sido
atravesados por esta lógica.
A su vez, el nuevo capitalismo no solo exige un saber hacer (conocimientos,
destrezas, capital humano) sino sobre todo un “saber Ser” (Trabajo emocional 2, No
temer al fracaso, independencia e individualidad).
En este ensayo, nos proponemos mostrar cómo dado ese arraigamiento del “saber
Ser” (subjetividad capitalistica), es necesario avanzar no solo en una
transformación de “las condiciones objetivas” del mundo sino también en una
transformación de sí mismo por medio de metodologías de trabajo en primero
persona, específicamente en la práctica de la atención plena (Mindfulness). En los
últimos años, se han abierto varios programas de investigación académica en
neurociencia que corroboran que la practica sostenida de la atención, permite a la
conciencia volverse sobre sí misma y modificar la forma en que la conciencia
percibe, siente, emociona etc. (Varela, 2000, ).
No obstante debemos aclarar nuestra posición. Conocemos las acertadas críticas
que se han hecho desde la sociología a los discursos “Psi” o del yo (Sennet
2000,2003, Ehrenreich 2008, Lasch 1990). Criticas con las que en parte estamos
de acuerdo. Hoy la mayoría de los discursos del yo, han sido funcionales al
desarrollo de la subjetividad capitalística especialmente a la individualización de la
sociedad. Los discursos sobre el yo han funcionado de acuerdo al modelo
biográfico de Ulrich Beck. “A contradicciones sistémicas, soluciones biográficas”. A
los problemas generados por el capitalismo (pérdida de empleos, relaciones
conflictivas, etc.) se les encuentra una terapia individual.

1
Algunos prefieren llamarlo capitalismo financiero, capitalismo informacional. etc
2
Ver Hochschild, 2003. La mercantilización de la vida intima. Ed Katz
No obstante, tomamos un poco de distancia de la valiosa crítica sociológica
porque consideramos que la conciencia humana 3 no solo es reflejo del mundo
exterior, sino que también puede liberarse de los significados objetivos que el
mundo le provee por medio de la práctica asidua de la atención plena. Esto
tampoco significa que creamos que la conciencia crea el mundo arbitrariamente.
Entendemos la relación conciencia-mundo como una interdependencia compleja
de la que emerge lo que llamamos realidad y no como entidades fragmentadas o
separadas como en el caso de la psicología o la sociología.
La transformación de los modos en que las personas perciben, imaginan y
desean, no solo llegara por la vía de una transformación de las condiciones
objetivas, que por supuesto es fundamental, sino tambien por la transformación
antropológica del sujeto.
El acento puesto en esta transformación de si mismo se deriva del hecho de “que
el saber no cambia el hacer” como ya lo había notado Michel Foucault. Por
ejemplo, yo puedo saber que tengo comportamientos egoístas o que soy ansioso
por ir decomprar pero el saber que “soy así”, no cambia profundamente mi hacer,
porque son las circunstancias las que me determinan. Esto ya lo había notado
Ortega y Gasset cuando expreso aquello de que “yo soy yo y mi circunstancia”.
Incluso la historia no se cansa de mostrarnos a grandes líderes de izquierda que
convierten sus propósitos de transformación social en la persecución de beneficios
individuales. Es necesario entonces articular al proyecto de transformación social,
una conciencia despierta que pueda liberarse de las significaciones y
subjetividades que se han enraizado desde el exterior en nosotros.
En términos teóricos, el mindfulness puede entenderse tambien desde la tradición
fenomenológica de Husserl, aquella que realiza la epoje (poner el mundo entre
parentesis) para llegar a la “conciencia trascendental”. Sin embargo, para evitar
caer en los problemas en los que se ve envuelto Husserl en la constitución del
mundo desde la conciencia trascendental insistimos en el carácter practico
(experiencial) del mindfulnes.
En el artículo entonces tratamos de explorar como el mindfulnes puede contribuir a
la transformación de las formas de desear, de percibir y de imaginar el mundo,
articulándolo por supuesto a las críticas de las fuentes de dominación y
explotación en general (Chiapello & Boltanski, 2002).

3
Sistema de coordinación de las actividades humanas.

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