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IDIÓFONOS
El sonido se produce al actuar sobre el propio cuerpo del instrumento y viene determinado
por las características del material empleado en su construcción. Cualquier objeto sólido
puede convertirse en un idiófono. Podemos buscar a nuestro alrededor y experimentar
con las diferentes cosas que encontremos. Tenemos la posibilidad de crear una batería
de idiófonos poniendo a nuestro alcance todos los instrumentos que hayamos encontrado.
Hemos de tener en cuenta la importancia del modo en que sujetemos el instrumento, ya
que hemos de permitir su vibración. No hay normas fijas, pero obtendremos buenos
resultados evitando que la mayor parte posible de la superficie del objeto sonoro esté
contacto con nuestras manos o con el soporte elegido. Podemos utilizar cuerdas para
colgar algunos idiófonos. Es importante saber también que el volumen de la parte vibrante
del instrumento determina la altura del sonido que produce. En dos idiófonos del mismo
material, el de mayor volumen producirá un sonido más grave.
IDIÓFONOS PERCUTIDOS SACUDIDOS
Aquí no hay que mover la mitad exacta del idiófono o una baqueta; hay que poner en
movimiento todo el instrumento. Maracas, panderetas, cascabeles o palos de lluvia son
algunos ejemplos. Las maracas, recipientes cerrados llenos de cosas, son instrumento
iniciático en esto de construir artilugios sonoros a partir de la basura. Quien más quien
menos ha llenado de piedrecillas, de legumbres, de arroz o de perdigones una botella, un
bote, una caja o un jarrón, y se ha pensado que estaba inventando algo. No hay más
secreto que experimentar hasta dar con los materiales que produzcan el sonido deseado;
aunque sin olvidar que la cantidad, en el contenido, es también importante. Podemos
construir sonajas utilizando chapas de botellines. Las machacaremos hasta dejarlas
planas y haremos un agujero en el medio del círculo resultante. Podemos después
clavarlas, por parejas, en diferentes soportes. Hemos de tener en cuenta que el clavo que
las sujete ha de permitir su movimiento, pero evitando que se desprendan. Otro posible
instrumento resultaría de unir varias cuerdas finas (20-30 cm.),en cada uno de los cuales
habremos fijado previamente varias conchas de almeja.
IDIÓFONOS NO PERCUTIDOS
Curiosos instrumentos éstos. La vibración del objeto sonoro no es producida mediante un
golpe en el mismo, sino mediante técnicas, digamos, más delicadas. Algunos materiales
que nos pueden resultar provechosos son:
- Botellas, vasos y copas de cristal.
- Cajas de madera, metal o cartón duro.
- Reglas de plástico y madera.
- Horquillas del cabello.
- Varillas de paraguas.
- Láminas finas de metal y madera.
- Latas.
- Tablas finas de madera.
- Viejas cajas de música mecánicas y restos de armónicas.
AERÓFONOS DE BISEL
Hacemos que el aire se ponga en vibración dirigiéndolo hacia el borde de un tubo o la
abertura de un receptáculo. Las diferentes flautas (traveseras, de pico, de émbolo, xicus,
etc.) funcionan así. El mecanismo es idéntico al que hace sonar una botella soplada.
Podemos experimentar con varias botellas iguales con diferentes cantidades de agua en
su interior. Si sustituimos las botellas por tubos de ensayo y unimos éstos tendremos una
singular flauta de pan. La construcción de embocaduras de bisel es sencilla, pero requiere
de algo de práctica. Lo mejor es que, partiendo de la observación de una flauta dulce,
experimentemos con trozos de manguera o de tubo de plástico y tapones de corcho.
Respecto a los agujeros conviene saber que, al servir para crear el efecto de acortamiento
del tubo, cuanta mayor distancia haya entre unos y otros mayor será la separación tonal
entre las notas emitidas al destaparlos. De igual modo un agujero más grande producirá
un efecto de acortamiento superior al de uno pequeño. Si nosotros queremos construir
una flauta travesera y evitar el laborioso adiestramiento de la colocación de los labios,
podemos hacer lo siguiente. Una travesera es un tubo tapado por un lado. A pocos
centímetros de ese extremo se haya la embocadura, consistente en un agujero. Soplando
por un tubo más fino, sobre el bisel, buscaremos la posición para que la flauta suene y
una vez hallada fijaremos el tubo de algún modo (masilla, pegamento térmico...). Después
haremos los agujeros.
AERÓFONOS DE LENGÜETA
Una emisión de aire produce la vibración de una o dos lengüetas. Muchos hemos hecho
vibrar una hierba o un trocito de papel de celofán sujetándolo entre las manos y soplando
fuertemente, o hemos conseguido que un globo sonase al soltar el aire tensando su
embocadura. Estos son dos ejemplos de mecanismos de lengüeta. En la construcción de
estos instrumentos se aplican los mismos principios relativos a los agujeros que
explicamos en el punto dedicado a los aerófonos de bisel. Una consideración que hemos
de tener en cuenta es que es recomendable, especialmente en los aerófonos de doble
lengüeta, utilizar tubos de sección pequeña o bien que se vayan ensanchando
paulatinamente a medida que se alejan de la boquilla. Podemos servirnos de la parte de
arriba de botellas de plástico para construir pabellones amplificadores que situaremos al
final del tubo. Aunque, como veremos más adelante, hay excepciones, en la mayoría de
estos instrumentos la lengüeta es un dispositivo ajeno al cuerpo del instrumento. Como
curiosidades cabe señalar que hay instrumentos, como la mayoría de las gaitas, que
combinan lengüetas simples y dobles. Otros utilizan sistemas de lengüetas combinados
con biseles, como el órgano ¿Instrumentos de lengüeta en los que no haga falta soplar?
El acordeón, el armonio, el órgano o la uilleann pipe (gaita irlandesa) ¿Y un instrumento
de viento sin tubos? El acordeón, el armonio o la armónica.
CORDÓFONOS
Si hacemos vibrar una cuerda tensa obtendremos un sonido. Este es el principio que rige
a todos los cordófonos. Lo fundamental, por tanto, en estos instrumentos son las cuerdas.
Podemos servirnos de diferentes tipos de cuerdas dependiendo de las sonoridades que
queramos, el tipo de cordófono que deseemos construir y los materiales de que
dispongamos. Si tocamos algún cordófono, o conocemos a alguien que lo haga,
podremos conseguir sin dificultades cuerdas viejas o rotas. Si no es así, o si queremos
experimentar con otras posibilidades, podemos servirnos de gomas elásticas, hilo de
nylon de diferentes calibres, distintos tipos de alambre (muy recomendable el conocido
como “de cuerda de piano”) , hilo de cable de frenos de bicicleta, y en definitiva cualquier
cuerda, cable o hilo capaz de soportar la tensión necesaria para que su vibración
produzca un sonido audible. Es importante saber que el tono producido por una cuerda
viene determinado por la velocidad a la que ésta vibra. Las variaciones de longitud y
tensión, así como el material utilizado para la elaboración de la cuerda, serán factores
determinantes de la velocidad de vibración y los principales medios para conseguir sacar
diferentes notas de un mismo instrumento.
CORDÓFONOS SIMPLES
En estos instrumentos a cada una de las cuerdas se la asigna una altura y solamente
puede emitir ese tono. Para entendernos, un cordófono que tenga ocho cuerdas,
solamente dispondrá de ocho notas. Tanto cordófonos simples como compuestos,
requieren por lo general de un sistema que permita amplificar el sonido producido por la
vibración de la cuerda. El sistema más utilizado es la caja de resonancia; consistente,
precisamente, en una caja a la que se transmite la vibración para que multiplique su
sonido. Podemos utilizar como caja de resonancia cualquier envase o recipiente cerrado
capaz de soportar la presión ejercida por las cuerdas tensas (cajas de diferentes
materiales, latas, botellas de plástico, etc.). Los llamados puentes son los elementos que
ponen en contacto la cuerda con la caja de resonancia (nos servirán lapiceros y
bolígrafos, recortes de madera, etc.). También son prácticamente imprescindibles
mecanismos que permitan afinar cada una de las cuerdas. Afinar no es más que variar la
tensión de la cuerda para conseguir de ella el tono deseado. La tecnología más utilizada
para esta labor es la basada en clavijas. Podemos construir nuestras clavijas a partir de
bolillos, hembrillas roscadas, redondillos de madera, tornillos, etc.
CORDÓFONO COMPUESTO
En estos cordófonos cada una de las cuerdas puede emitir sonidos de diferente altura.
Esto se consigue acortando la longitud de la cuerda que entra en vibración ¿Cómo?
Apretando dicha cuerda en un lugar determinado contra una superficie, logrando así que
se produzca el mismo efecto que si se desplazara el puente hasta ese lugar. Algunos
elementos son comunes con los cordófonos simples, como los sistemas de afinación, las
cajas de resonancia, o las cuerdas, por lo que podremos utilizar los materiales
recomendados para aquellos; pero presentan algunas características diferentes. El mástil
es la pieza sobre la que se pisan las cuerdas para conseguir el efecto de acortamiento.
Un palo o un trozo largo de madera de las más diversas procedencias pueden servirnos
como mástil. Hemos de tener en cuenta que será importante el modo en que fijemos el
mástil a la caja de resonancia, ya que la tensión de las cuerdas actuará en la junta de
ambos componentes. Para evitarnos problemas podemos atravesar la caja con el mástil.
En este caso tendremos que recurrir a puentes que no apoyen directamente sobre el lugar
por el que pasa el mástil. Para esto podemos construir puentes de tres piezas: dos iguales
que pondremos en contacto con la caja y otra, que apoyada en las dos anteriores, las una
y recoja la vibración de las cuerdas.
MEMBRANÓFONOS
La vibración de una membrana flexible y tensa es lo que produce el sonido. Los
membranófonos más habituales son los percutidos. Para tocarlos se usan las manos o
baquetas. Podemos utilizar baquetas duras, blandas o escobillas. Para construir unas
baquetas duras bastaría con tomar un bastón de madera cilíndrico (10-35 x 1-3 cm. en
función del uso) y cantear bien todos los bordes para evitar que las posibles
irregularidades dañen el parche (membrana). Podemos hacer un rebaje a 1 o 2 cm. de
uno de los extremos, a lo largo de todo el perímetro, para definir el área de ataque.
También podemos usar baquetas como las descritas en el apartado de idiófonos
percutidos golpeados. Para hacernos de unas baquetas blandas recurriremos a un bastón
de madera similar al recomendado para las duras. Envolveremos uno de sus extremos en
algodón y lo recubriremos con un trozo de tela que fijaremos a la madera con varias
vueltas de cinta adhesiva. Hemos de procurar que esta labor dé como resultado una
esfera lo más perfecta posible y que tenga la consistencia adecuada. las escobillas son
una especie de pinceles en los que la longitud del mango y las cerdas es similar (de 20 a
30 cm. en total). Como cerdas pueden servirnos hilos rígidos de plástico o nylon (por
ejemplo las cerdas de una escoba de exteriores) y como mango un tubo (1-2 cm. de
sección). Haremos un haz con las cerdas y lo encintaremos por el mismo extremo que
introduciremos en el tubo, procurando que quede bien ajustado.
MEMBRANÓFONOS PERCUTIDOS
Los elementos principales de un membranófono percutido son la membrana y el bastidor
sobre el que se coloca ésta. Puede incluir también un sistema para tensar el parche.
Tradicionalmente las membranas han sido de piel sobada. Si conseguimos algo de este
material (restos de parches rotos, sobrantes de corte, etc.) hemos de saber que para
trabajarlo debemos introducirlo en agua y dejarlo que se empape. Adquirirá así una
elasticidad que nos facilitará su manipulación. Podemos recurrir a membranas de otros
materiales: algunos plásticos flexibles como el utilizado en los invernaderos o para la
elaboración de sacos, goma de globos, caucho de cámaras de neumáticos, latex de
guantes quirúrgicos, incluso diferentes papeles tipo papiro, como el usado para tulipas de
lámparas, o algunas telas. Para construir los bastidores nos pueden ser útilies diferentes
tipos de envases, teniendo siempre en cuenta que han de ser lo suficientemente duros
como para que no se deformen con la presión ejercida por la membrana y que la abertura
en la que pongamos el parche sea circular, aunque existan ejemplos de instrumentos con
otras formas, como es el caso de los panderos cuadrados. Pueden servirnos también, por
ejemplo, tubos de gran sección o macetas. Cuerdas, alambres, cables, aros de diferentes
tipos... pueden ser materia prima para los mecanismos de tensión.
MEMBRANÓFONOS NO PERCUTIDOS
La vibración de la membrana se produce como consecuencia de procedimientos
diferentes al golpeo. Dependiendo del tipo de instrumento que queramos construir
necesitaremos de materiales bien diferentes. Si hablamos de los frotados, como
membranas podemos utilizar globos, piel sobada, guantes quirúrgicos, diferentes plásticos
duros, algunos papeles... Para los bastidores resultarán útiles recipientes de diferentes
materiales (vasos, cuencos, barriles, botes, latas), así como tubos de gran sección;
considerando siempre que la parte sobre la que vamos a colocar el parche ha de ser
circular, y que han de presentar la consistencia suficiente para soportar sin deformarse
excesivamente la presión de la membrana tensa. Los sistemas de tensión y sujeción se
construirán a partir de cuerdas, cables, alambre, gomas, cinta adhesiva, etc. En el caso
de los membranófonos soplados necesitaremos de un soporte sobre el que colocar la
membrana, que puede estar construido a partir de tubos (manguera de riego, caña,
canutillos de cartón, tuberías finas, conducción de cableado, etc.). Por su parte, la para la
membrana es válido el papel de fumar, los plásticos sonoros (celofán, bolsas de
supermercados) e incluso algunas hojas secas o piel de cebolla. Necesitaremos gomas,
hilo o cuerda para fijar la membrana al soporte.