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Módulo 14

Internacionalización del Derecho en su ámbito público


Unidad 1
Introducción a la internacionalización del Derecho Público
Sesión 1
Naturaleza del Derecho Internacional Público

Definición del Derecho Internacional Público

En primera instancia, es necesario precisar el concepto de Derecho Internacional como un conjunto de leyes que dirigen
y administran las relaciones de las naciones entre sí, y también las de ciertas entidades que, sin ser Estados, gozan de
personalidad jurídica internacional. Del mismo modo, el Derecho Internacional incorpora normas jurídicas que regulan las
actividades de organismos internacionales y sus relaciones entre sí. El maestro Grocio, fundador del Derecho
Internacional, autor de Del Derecho de la Guerra y de la Paz, de 1625, tuvo en mente, en primer término, el estudio de la
guerra; aunque tomó en cuenta las relaciones de paz y armonía entre Estados libres e independientes y los derechos de
los individuos, así como de los bienes cuando se encuentran en diversos poderíos. Tras la muerte de Grocio, sus
seguidores comenzaron a estudiar de manera más formal la configuración del Derecho Internacional, con el interés de
analizar los vínculos y relaciones de paz y amistad entre naciones, así como todo lo relativo a los conflictos. Tal interés
solucionaba problemáticas causadas por propósitos diversos. A principios del siglo XX, la obra presentada: Del Derecho
de la Guerra y de la Paz tuvo que ser divida en dos partes; en la primera se exponen los derechos para el tiempo de paz;
mientras que en la segunda se detalla el periodo de guerra (Puffendorf, 1977: 32).

Así pues, Puffendorf (1977: 15) otorga a aquel conjunto de disposiciones el nombre de “derecho natural y de gentes”.
Desde mediados del siglo XVIII, con la obra de Vattel, que designa dominio al “derecho de gentes” sobre el “derecho
natural”, predomina el calificativo de “derecho de gentes”, el cual tiene origen en el jus gentium; pero separado del
enunciado “derecho natural” resulta inapropiado, toda vez que el jus gentium no regulaba las amistades entre naciones,
sino que gobernaba, dentro de la circunscripción de Roma, los derechos de los peregrini; es decir, las relaciones de
estos hombres entre sí o con los habitantes romanos.

La locución “Derecho Internacional” fue formulada y propuesta por Jeremías Bentham, en 1797. A la fecha, esta
proposición sigue vigente. Asimismo, en la actualidad, existe gran cantidad de definiciones, con componentes idénticos y
equivalentes; algunas otras, con distintos matices. El catedrático francés Suy (2001) observa que la internacionalización
del Derecho Público puede agruparse en tres categorías, a saber:

 Por sus destinatarios. El Derecho Internacional es el ordenamiento que regula las relaciones entre Estados.

 Por la sustancia. El Derecho Internacional reglamenta la idiosincrasia mundial de las relaciones.

 Por la técnica de creación de las normas. El Derecho Internacional normaliza los procedimientos a través de los
cuales los ordenamientos del Derecho Positivo son elaborados.

Como indica el investigador Ridruejo (1996: 20), las dos primeras conllevan a una superposición, toda vez que vale la
pena definir a los sujetos-Estados y las relaciones internacionales, en realidad remitirse a ambos casos y dejar fuera del
ordenamiento territorial a los individuos, lo que no es muy valioso en nuestros días. Del mismo modo, habría que agregar
a los organismos internacionales como sujetos del Derecho Internacional Público, pues tienen el mismo riesgo. Con el
objeto de superar tales dificultades, Moncayo (1987: 20) sugiere la siguiente definición: “conjunto de normas jurídicas que
reglan las relaciones entre los sujetos de la comunidad internacional”.

La definición de “comunidad internacional” es apropiada y oportuna; desde luego, sería independiente del concepto que
se está analizando; es importante tomarla en cuenta si se quiere integrar a las personas. De todas maneras, ambos
conceptos van siempre juntos; no existe uno sin el otro y viceversa; la comunidad aparece cuando existe un derecho que
la agrupe. Por lo tanto, como primer acercamiento al objeto de estudio, es fundamental tener en cuenta al “derecho de
gentes”, que no tiene origen en la comunidad nacional, sino en la formada por los Estados. Ante esto, Ridruejo (1996:
13), se inclina por una definición del Derecho Internacional Público que se refiere a las fuentes formales y determinadas
de las normas. En resumidas cuentas, como se verá en la segunda sesión, los procedimientos de formación de las leyes,
o sea sus fuentes formales, aseguran la congruencia de dichos estatutos con el sistema jurídico mexicano.

Entre todas las definiciones en Derecho Internacional, no existe una precisa. Aun así, una semejanza es el “derecho de
gentes”, y para ello es necesario tener en mente, en primer lugar, el género próximo y, en segundo lugar, la diferencia
específica. El género próximo hace referencia al contenido de un acto jurídico; muestra pues, lo que hay en común entre
los bienes y la realidad. Por el contrario, la diferencia específica explica lo que es común entre las cosas; o sea, la forma
en que se atribuye al individuo la parte de su esencia no común con otros grupos coordinadas, lo que la diferencia de las
demás. De esta manera, sus leyes son creadas por métodos propios y elogiados por la comunidad internacional; es
decir, elaboradas por sus propias fuentes fundamentadas en tratados y costumbres.

Adicionalmente, a continuación, se presentan las siguientes definiciones de Derecho Internacional Público:

 Sistema jurídico cuya función primordial es regular las relaciones entre los Estados y las organizaciones
internacionales (Arellano, 2002: 8).

 Conjunto normativo destinado a reglamentar las relaciones entre sujetos internacionales (Seara, 2003: 12).

 Conjunto de normas jurídicas que rigen las relaciones internacionales (Akehurst, 1982: 3).

 Rama del Derecho Público que regula el comportamiento de las naciones y demás sujetos atípicos mediante un
conjunto de reglas positivas por los poderes normativos propios de la comunidad internacional (Ortiz, 2004: 15).

La ubicación del Derecho Internacional en el ámbito público

Es indudable que, al ubicar al Derecho Internacional dentro de las ramas del Derecho, es necesario examinar
minuciosamente los orígenes de las normas, lo cual ha dado lugar a dirigirnos a la “filosofía del Derecho Internacional”, lo
que a su vez ha producido ciertas oscilaciones sobre realidad y presencia de dichas disposiciones.

En la Edad Media, las normas de Derecho Internacional Público se centraban en el ius gentium o derecho de gentes, que
hacía alusión al Derecho que aplicaba a pueblos bárbaros. A principios del siglo XIX se comenzó a difundir el Derecho
Internacional y separar al Derecho Internacional Público del Privado. A pesar de que dichos problemas conceptuales a la
fecha han sido criticados, hoy han adquirido aceptación y aprobación por parte de los Estados. De hecho, se ha
comentado que el Derecho Internacional Público, es transversal, inter y multidisciplinar con respecto a las áreas del
Derecho y con otras ciencias. Bajo estos supuestos, las personas físicas y morales se obligan como sujetos secundarios;
esto es, se hallan como Estados o sujetos directos, lo que es incorrecto, toda vez que la elaboración de leyes y tratados
internacionales corre a cargo del consentimiento de Estados en concordancia con su estatutos internos, y no de
organizaciones particulares que, además de producirlos, lo impongan y que, en caso de darse su violación, exista una
institución que se ocupe de sancionar al culpable.

Hoy en día, estas posturas y opiniones están por extinguirse, porque los individuos están adquiriendo una personalidad
jurídica internacional personal e inherente al Estado, que está obligado a respetar y hacer valer sus principales derechos,
no por encima de los derechos de la comunidad internacional. Incluso, el Derecho Internacional en su ámbito público va
creando sus propias instituciones internacionales.

La polémica que más se ha suscitado en torno a la ubicación del Derecho Internacional Público ha sido indudablemente
la de determinar qué normas sean las que regulan dicha materia, y si existe una relación directa del Estado con los
ciudadanos. Si dichas leyes pueden ser imperativas o dispositivas; es decir, si dichas disposiciones pueden ser creadas,
reformadas, derogadas o abrogadas por voluntad de los sujetos, o si dichas normas, por su naturaleza, son imperativas
cuando se explican las normas ius congens, toda vez que son válidas independientemente de la voluntad de las partes.

Lo anterior se resume en si las normas de Derecho Internacional Público deben cumplirse obligatoriamente, o bien, que,
por voluntad propia, puedan dejarse sin efecto. Este principio básico es la forma en que se diferencian estas
disposiciones de derecho, cuya mayoría es dispositiva, pero cuando se habla de Derecho Internacional Público es
particular, y cuando se refiere al Derecho Internacional Público, en general, son imperativas, como lo regulan los artículos
53, 64 y 71 de la Convención de Viena.

Otro problema se presenta cuando se intenta ubicar a las leyes del Derecho Internacional Público con el Derecho interno
o Nacional. En este sentido, no es sencillo responder a la pregunta: ¿quiénes son los sujetos obligados del Derecho
Internacional? Se da por hecho que son los Estados los principales sujetos de Derecho Internacional. La duda se
presenta cuando se dice que estos sujetos serán regulados por ordenamientos internacionales que ya se encuentran
reglamentados en ordenamientos internos.
Para Barsegov “se trata de normas jurídica distintas” (1999: 18); en tanto que para Becerra, se refiere a “manifestaciones
diversas de un mismo y un solo orden jurídico” (2005: 7), lo que lleva a reconocer la presencia de distintos órdenes
normativos en coordinación y colaboración que ayudan para ubicar las disposiciones internacionales en las leyes
jurídicas internas de los Estados.

Finalmente, se debe destacar que el estudio del Derecho Internacional Público se sitúa en el campo del Derecho Público,
toda vez que se compone de normas jurídicas que regulan tareas y actividades del Estado, y éstas a su vez tienen una
relación de cumplimiento que corre a cargo de individuos con otros Estados soberanos, con la comunidad internacional y
organizaciones internacionales, en correspondencia con normas dispositivas e imperativas. Asimismo, el Estado, al
ejercer su potestad supracoordinación, esta deberá realizarse sin afectar el sistema jurídico de sus súbditos, tal como lo
exigen las normas internacionales, en total respeto a sus derechos humanos.

El ámbito de validez del Derecho Internacional Público

Como se ha mencionado, las normas del Derecho Internacional Público se han desarrollado desde las negociaciones de
paz y seguridad de los Estados miembros, plasmados en el Tratado de Paz entre los Estados Soberanos y los Tratados
de Paz Westfalia de 1648; posteriormente, con la Convención de Viena, seguida por las Guerras Napoleónicas; la Paz de
Versalles de 1919 y, finalmente, con la Carta de la Organización de Naciones Unidas de 1945. En adelante, se ha
instaurado una serie de convenciones tanto en Europa como en América, de las cuales han resultado importantes
tratados internacionales.

En cuanto al ámbito de validez se refiere, se puede destacar el espacio de las leyes de Derecho Internacional; en primer
lugar, se tiene que estas normas obligan a Estados miembros a cumplirlas dentro de sus respectivas jurisdicciones,
derivadas de convenios y pactos bilaterales y multilaterales.

Únicamente en las normas internacionales tendrán validez los Estados firmantes; si se trata de un tratado
bilateral sobre límites territoriales entre México y Guatemala, en los que Guatemala renuncia a los derechos que
juzga tener sobre Chiapas y el Distrito del Soconusco y que reconoce dichos derechos a México, sólo se obligará
a las partes que lo celebraron en su territorio, aéreo, terrestre y marítimo.

Si en cambio, se trata de la Convención Americana sobre Derechos Humanos relativos a la abolición de la pena
de muerte, tratado que comprende el espacio terrestre, aéreo y marítimo de los Estados firmantes del Continente
Americano, se realizará en concordancia con el alcance de validez espacial de normas de Derecho Internacional
Público, lo cual son especificaciones de cumplimiento de leyes de Derecho Internacional. Dependiendo también
del número de individuos y la materia considerada por ellos.

Por su parte, el ámbito de validez personal del Derecho Internacional Público abarca a sujetos localizados dentro de la
circunscripción de un Estado miembro, tal es el caso de los jefes de Estado, nacionales, asilados, refugiados,
representantes diplomáticos, cónsules. Bajo estas circunstancias el Estado soberano se encuentra obligado a cumplir
con ciertos derechos, así como a brindar protección y auxilio diplomático a sujetos a los que por pacto y acuerdos se les
reconozca estas facultades.

La diferencia y relación entre el Derecho interno y el Derecho Internacional

Básicamente son dos las teorías que explican las relaciones y diferencias entre el Derecho Interno y el Internacional: la
dualista y la monista. La dualista dice que los dos conceptos son opuestos por sus características y naturaleza, y que
tienen autonomía entre sí, como dos modelos jurídicos que están en vigencia al mismo tiempo. Por el contrario, la teoría
monista propone en su doble sentido: 1) el Derecho interno tiene una supremacía sobre el Estado y sobre el Derecho
Internacional, y únicamente aparece cuando se puede aplicar al interior de un Estado, y 2) considera que el Derecho
interno y el Derecho Internacional integran las dos partes de un solo sistema jurídico.

En la primera teoría se concuerda con las ideas de Rousseau, en el sentido de que “la controversia concerniente a las
relaciones entre dos órdenes jurídicos es tan sólo una discusión doctrinal, tanto más cuando la práctica positiva no
confirma con carácter absoluto ninguna de las dos tesis en presencia” (1966: 19). Aunque, también puede reflexionarse
sobre si es válido establecer alguna diferencia, dado que el resultado práctico es muy importante, pues sirve como
parámetro para estudiar minuciosamente el sistema jurídico mexicano.

A manera de comparación, las posturas de los Estados Unidos y Gran Bretaña sobre este problema se
manifiesta en el estatuto: International Law is part of the Law of the land.

Respecto al sistema jurídico mexicano, conforme a la reforma de 2016 se señala que las leyes creadas por el Congreso
de la Unión y aquellos tratados celebrados por el Presidente de la República con aprobación del Senado, serán
consideradas como la Ley Suprema de la Unión, por lo que los jueces de cada Estado revisarán dichas leyes y tratados,
para resolver el caso concreto. En el artículo 133 constitucional se señala:

Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos los tratados que estén de
acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el Presidente de la República, con aprobación del
Senado, serán la Ley Suprema de toda la Unión. Los jueces de cada entidad federativa se arreglarán a dicha
Constitución, leyes y tratados, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber en las Constituciones o
leyes de las entidades federativas.

Concretamente, si se discuten leyes y tratados internacionales, es importante destacar que México forma parte de la
Convención de Viena sobre Derechos de los Tratados suscrita en 1969 y ratificada en 1974, cuyo objetivo prohíbe a los
Estados hacer uso de leyes internas como defensa de incumplimiento de los tratados. Su artículo 27 regula que “una
parte no podrá invocar las disposiciones de su Derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado”.

Como refiere Gómez, “el Derecho Internacional no puede aceptar el incumplimiento de sus propias normas” (2003: 18);
sin embargo, el artículo 46 de dicha Convención propone una reserva a lo establecido en el artículo 27, al facultar a
Estados a utilizar su legislación interna siempre y cuando exista una violación legalmente evidente y dañe a una norma
fundamental en su Derecho interno. Así, se puede exponer los principales vicios de consentimiento de los Estados en
obligarse por un tratado internacional. Basándonos en el artículo 46 de la Convención de Viena, deben reunir los
siguientes requisitos:

1. Que un Estado se haya manifestado con violación de una norma interna de su sistema jurídico.

2. Que la norma de Derecho interno pertenezca a la competencia para celebrar tratados internacionales.

3. Que dicha violación sea completamente evidente para cualquier nación que conduzca su actuación con buena
fe.

Esto es muy importante con el fin de argumentar cuál es la norma que prevalece en caso de presentarse un problema
internacional. Tal como establece el artículo 133, la Constitución prevalece en todo sistema jurídico interno, pero a nivel
internacional la responsabilidad recae en el Estado, y en caso de incumplimiento o violación de un tratado internacional,
los poderes Ejecutivo y Legislativo son responsables de hacer frente a esta obligación. La excepción se presenta cuando
se reúnen los requisitos establecidos en el artículo 46 de la Convención de Viena. Por lo tanto, se concluye que la
interpretación del artículo 133 es, por un lado, consolidar la supremacía constitucional sobre tratados internacionales y,
por otro, incorporar tratados internacionales al mismo nivel que las leyes del Congreso de la Unión.

Por último, es claro que no se encuentra tal conflicto entre Derecho interno y Derecho Internacional; ambos ejercen su
competencia en correlación y correspondencia recíproca. Toda acción tiene consecuencias jurídicas; si una norma
invade a otra, se procede a la anulación de la responsabilidad internacional.

Sociedad internacional y comunidad internacional

Para dar una definición de la sociedad internacional, es necesario responder la siguiente pregunta: ¿cuál es la diferencia
entre sociedad internacional y comunidad internacional? Las expresiones sociedad internacional y comunidad
internacional pertenecen a ideas diferentes. Confucio fue el primer filósofo que distinguió los conceptos, pero fue el
sociólogo organicista Tönnies quien exploró su contenido. Éste manifiesta que “la relación misma, y también la
asociación resultante, se concibe o como vida real y orgánica –esta es la característica esencial de la Gemeinshaft
(comunidad); o como una estructura inorgánica –éste es el concepto de Gesellschaft (sociedad)” (Citado por Seara,
2003: 17).

Con base en lo expuesto, se puede considerar a los Estados y las organizaciones internacionales como los sujetos
tradicionales y específicos del Derecho Internacional, que configuran más una sociedad que una comunidad. En suma,
su intención sistemática es básica, y se inclina más al interés egocéntrico y de cálculo aritmético.

Un claro ejemplo de comunidad internacional lo conforma la Organización de las Naciones Unidas (ONU), por
tratarse del trabajo humanitario para institucionalizar a esa sociedad, yuxtapuesta en torno a valores usuales y
universales. Como sociedad internacional, se encuentran los modelos o prototipos de todas las naciones vigentes
y existentes.

Para Seara (2003: 26), las características principales de la sociedad internacional (SI) son:

 Está formada por Estados.


 Hay un número creciente de ellos.

 Teóricamente, los Estados son jurídicamente iguales, por lo tanto, no hay autoridad superior.

 La Organización de las Naciones Unidas (ONU) es considerada una autoridad internacional, aunque actúa
imperfectamente (actualmente se planea reestructurarla).

 Otros sujetos importantes de la SI son los organismos internacionales, crecientes en número (más de 9000
gubernamentales y 30 000 no gubernamentales).

 Los individuos no son sujetos del Derecho Internacional Público, pero la tendencia es reconocerles cada vez más
derechos.

 Sánchez recomienda una más:

Los problemas económicos, sociales, del medio ambiente, armamentistas, de desarrollo tecnológico, etcétera,
tienen una gravedad creciente y ya no parecen tener solución en la sociedad interestatal; por eso puede
esbozarse un concepto nuevo de soberanía, en la transición a la integración mundial y a la búsqueda de
soluciones globales a estas problemáticas” (2003: 24).

Orígenes y evolución histórica

Los estatutos componen el Derecho Internacional como resultado inherente del acuerdo y la paz entre los Estados.
Conforme su evolución a través del tiempo, nacen a la par superestructuras y, con éstas, se presentaron las primeras
reglas basadas en principios morales que, tiempo después, se convirtieron en normas concretas, materiales y efectivas.

Para adentrarse en la historia y evolución del Derecho Internacional Público, es necesario estudiar y analizar las leyes
jurídicas, así como la estructura y funcionamiento de los órganos internacionales. Algunos autores dejan de lado los
componentes anteriores, mientras que otros agregan que son indispensables para explicar su funcionamiento. Ante esto,
a continuación, se presentan cuatro etapas, en donde se explica la historia de la consolidación del Derecho Internacional
Público grossomodo.

La primera etapa evoluciona a finales del siglo XVI, época en la que el desorden a nivel mundial imperaba en gran parte
de los Estados vecinos (Hintze, 1981: 16). Sin embargo, como en toda circunstancia, las naciones requerían seguridad y
estabilidad económica; por ello, se dieron a la tarea de buscar y firmar alianzas, pactos y convenios, con el fin de
mantener la paz y resguardar sus fronteras mediante el envío de embajadores a países firmantes. Al principio estos
acuerdos se consideraban divinidades autorizadas por Dios, en la actualidad se conocen como tratados.

La segunda etapa la conforma la estabilidad política y económica; inicia a finales del siglo XVII como consecuencia de
los grandes imperios y de los resultados de las guerras mundiales que azotaron gran parte a los territorios de Europa.

La macroeconomía encontró estabilidad con los Tratados de Munster y de Osnabruck de 1648, también conocidos como
Acuerdos de Paz de Westfalia, que pusieron fin a las guerras y conflictos entre Estados. Surgieron tres sociedades
imperantes en los territorios de España, Francia e Inglaterra; tiempo después, aparecieron otras organizaciones en
Países Bajos, Prusia y Suecia. Los acuerdos de Westfalia (en donde la mayoría de los Estados estaban dominados por
el cristianismo) reconocieron y ampararon el “principio de igualdad legal de los Estados”, sin desigualdad y sin objeto de
religión o forma de gobierno. Asentada la convivencia vecinal de los Estados, la paz se declaró y manifestó en la simetría
política; se decretó por medio de acuerdos que ningún Estado estaría por encima de los demás. Tiempo después, se
promulgó el Tratado de La Paz de Utrecht, fundamentado en el justum potentiae aequilibrium, que constituyó que los
reinos no podían fusionarse ni podían recaer en un mismo individuo.

La tercera etapa abarca desde finales del siglo XVIII hasta principios del XIX, y está basada en la existencia de una
comunidad internacional, “como consecuencia de la Revolución de la Independencia de los Estados Unidos, de fecha
1776 y la Revolución Francesa de 1789” (María, 1985: 9).

Es importante mencionar que la guerra de 1914 a 1918 y sucesos derivados de las enemistades y rivalidades, trajeron
como consecuencia la disminución y pérdida de actividades financieras, económicas, políticas y sociales. De este modo,
en 1919, se creó la Sociedad de las Naciones, la Corte Permanente de Justicia Internacional y la Organización
Internacional del Trabajo, consolidando y pregonando la paz (Truyol y Sierra, 1978: 32). Esto marcó el inicio del respeto
de la comunidad internacional en el pleno derecho.

Durante los veinte años posteriores, una guerra se manifestó, lo que demostró que la voracidad y el egoísmo aventajan a
los acuerdos, y llevan a firmantes a violar sus principios básicos. Entonces, se crearon la Corte Internacional de Justicia,
como tribunal, y la Organización de las Naciones Unidas, con el fin de acabar con los efectos que había dejado la
Segunda Guerra Mundial. Surgió también una gran cantidad de organismos internacionales, nacionales y locales. Así, se
logró un avance importante en el orden y la paz; a la fecha, ningún Estado se ha retirado de las Naciones Unidas; por el
contrario, el número de asociados se ha incrementado notablemente.

Finalmente, la cuarta etapa de la consolidación del Derecho Internacional deviene de la contribución de los Estados
americanos, que han introducido y ratificado leyes valiosas y han sido pioneros en materia de cooperación y coordinación
internacional.

Se puede mencionar algunos ejemplos de las leyes de Derecho Internacional, tales como: el reconocimiento de la
beligerancia; el procedimiento de conciliación internacional y la mejora al arbitraje como medios de solucionar las
disputas entre Estados; los derechos de los extranjeros basados en la igualdad civil en correspondencia con los
nacionales; el derecho de libre expatriación; la igualdad legal de los Estados; el principio de no intervención; la Doctrina
Calvo y la Doctrina Drago cuyos fines son prohibir los abusos en las protestas extranjeras; la disminución y limitación de
los armamentos navales; la libertad de los mares para los neutrales; la regla del no reconocimiento de las conquistas
territoriales y la codificación del Derecho Internacional.

En definitiva, los Estados americanos han realizado orgullosas labores, dignas de admiración y reconocimiento.

Para una mejor comprensión del tema, ingresa a la siguiente liga, donde encontrarás una mejor descripción de la
historia y evolución del Derecho Internacional Público.

 Ippl. (2013). Nociones básicas del Derecho Internacional Público [archivo de video]. Recuperado de:
http://www.youtube.com/watch?v=ZsPSK6NsNbo

Las épocas del Derecho Internacional Público

Las épocas del Derecho Internacional Público partieron desde el siglo XVII, gracias a la existencia de la forma de
organización política de los Estados. El Tratado de Paz de Westfalia de 1648 fue el primer tratado internacional,
expresamente conocido; con este estatuto se desarrolló el Derecho Interno clásico. Los principios básicos en los que se
desarrollaron las relaciones europeas fueron la soberanía absoluta y el derecho a la guerra (ius ad bellum).

Para Cuadra (2009) un resultado claro y evidente de la Primera Guerra Mundial, fue la declaración de prohibir el uso de
armas, toda vez que resultaba arriesgado para la seguridad de las personas, por lo que el tema de la guerra se polemizó
al grado de considerarse una de las violaciones más graves a nivel internacional. Así, al concluir la Primera Guerra
Mundial, nació la Sociedad de las Naciones, como la principal institución con el objetivo principal de sostener y conservar
la paz en el mundo. Tiempo después esta organización desapareció debido a decisiones de las tres potencias más
importantes: Alemania, Estados Unidos y la Unión Soviética.

El 2 de octubre de 1924, se creó el Protocolo de Ginebra, el cual tuvo como objetivo prohibir la guerra por primera vez;
sin embargo, jamás entró en vigor gracias a las reservas que impuso Gran Bretaña. De esta forma, se prohibió la guerra
hasta el 27 de agosto de 1928 con el Pacto Briand-Kellog, al cual se adhirieron 63 Estados miembros de la Sociedad de
Naciones, cuyo propósito fue prohibir la guerra a nivel mundial. En el artículo 2º, numeral cuarto, se declara: “se prohíbe
la guerra a nivel mundial, así como el uso de la fuerza”.

Para concluir, es importante mencionar que el Derecho Internacional Público en la actualidad se caracteriza por el
surgimiento de nuevos sujetos, entre ellos los organismos internacionales. A esta internacionalización se le reconoce
como la modernidad en su ámbito público.

El Derecho Internacional Público como Derecho de Coordinación

Para comprender por qué el Derecho Internacional público es un Derecho de Coordinación, en primer lugar, hay que
preguntarse: ¿cuál es la relación entre el Derecho Interno de los Estados y el Derecho Internacional Público? Y después,
¿cuál norma jurídica es más importante, la nacional o la internacional, cuando dos naciones interactúan?

Se iniciará con el Derecho de Coordinación Internacional. Para los iusinternacionalistas, Triepel (1905), Kelsen (1945),
Miaja (1974) y Truyol y Serra (1978) han tratado de responder a estos temas, con las siguientes tres teorías:

 Dualismo. Postula que el Derecho Internacional y el Derecho Interno de los Estados son dos mandatos legales
distintos, libres y autónomos, porque ni sus medios ni sus fuentes de utilidad son iguales. Por consiguiente, no puede
haber conflicto entre ellos. Además, propone la necesidad de un mecanismo de integración del modelo internacional al
Derecho Interno (Triepel, 1905: 32).
 Monismo. Proviene de la raíz mono, uno. Esta teoría manifiesta que el orden normativo es uno solo y que no existe
independencia entre preceptos jurídicos nacionales e internacionales, y que más bien hay una correlación de
subordinación entre ellas (Kelsen, 1945: 43).

- Monista nacionalista. Esta teoría propone que son las normas internas las que prevalecen con relaciones limitadas,
por ejemplo, en los Estados nacionalistas y proteccionistas.

- Monistas internacionalistas. Se trata de un sistema jurídico que privilegia a lo internacional por encima de lo nacional,
como en el caso del neoliberalismo.

 Tesis coordinadoras o conciliadoras. Demuestran que coexiste un único régimen jurídico; sin embargo, las
relaciones entre las disposiciones internas y las internacionales, en esencia, son de coordinación y no de subordinación,
como en el caso del monismo (Miaja de la Muela, 1974 y Truyol y Serra, 1978: 22)

El Derecho Internacional, en la actualidad, sigue la teoría de la coordinación, y en el artículo 27 de la Convención de


Viena sobre el Derecho de los Tratados, se establece que un Estado no puede invocar disposiciones de su Derecho
Interno para no cumplir un tratado internacional (con excepción de la nulidad prevista por el artículo 46).

Algunas naciones incorporan automáticamente el Derecho Internacional al Derecho Interno y otorgan una jerarquía
superior al primero, mientras tanto en Estados como México, incorporan las normas del Derecho Internacional, previo
acto especial de protocolorización y firma a través de la aprobación por el Senado (artículo 133 constitucional).

El Derecho Internacional Público del conflicto al Derecho Internacional de cooperación

De acuerdo con el sociólogo Samuel (1998), la sociedad internacional se mueve y puede ser definida por la cooperación
y el conflicto; esto es, a mayor cooperación internacional, mínimas posibilidades de que se configure una lucha armada.
Pese a las instituciones internacionales y tratados, si las naciones no crean lazos de paz y amistad, es muy posible que
se dé un enfrentamiento.

Particularidad de la sanción en el Derecho Internacional Público

La comunidad internacional necesita un poderío y mando central; se considera como material porque le hacen falta los
órganos de acción y ejecución. De esta forma, Marcado dice que “la sanción de los hechos ilícitos puede llevarse a cabo
única y exclusivamente por Estados idénticos y por ciertas corporaciones internacionales” (2005: 23).

Para Marcado, los medios lícitos de sanción se destacan a continuación:

 La retorsión. Representa la solución de un suceso lícito, pero poco amigable, de un Estado, siempre respetando los
principios y normas del Derecho Internacional (2005: 24). Algunos ejemplos son: la separación de relaciones de
embajadores; la carga de obstáculos en las visas de ingreso al país molesto, o el aislamiento del exequatur a uno o todos
los cancilleres del país ofensivo.

 Las represalias pacíficas. Se configuran como injerencias legales del Estado dañado, en bienes o derechos, del
Estado responsable, con el objetivo de que cumpla con su deber internacional. Las represalias deben ser serenas y
proporcionales al acto ilícito sufrido, y podrán interrumpirse en el momento en que se repare el daño provocado (2005:
24-25). Algunos ejemplos son: decomiso de bienes del Estado responsable en territorio del agraviado, negación de la
entrega de una obligación vencida y la violación de un tratado vigente.

 La legítima defensa. Es un derecho que auxilia a todos los Estados, y se encuentra regulado en el artículo 51 de la
Carta de la ONU. Este principio se fundamenta en la capacidad para ejercer, de manera urgente, las agresiones que
sean ilícitas, reales o inminentes de otro u otros Estados contra el territorio, a través de buques, aeronaves o fuerzas
armadas nacionales. Es importante mencionar que este derecho puede practicarse con el deber de informar su ejercicio
al Consejo de Seguridad, que puede ser de manera personal o en grupo.

 La autoprotección. Se refiere a la capacidad de un Estado para defender a sus ciudadanos en otro país, cuando las
instituciones de este último falten en ofrecerles ayuda en su calidad de extranjeros. Algunos ejemplos son: el rescate de
los agentes diplomáticos raptados y chantajeados en la embajada de Estados Unidos en Teherán por su entonces titular
James Carter.

 Las sanciones de las organizaciones internacionales. Las organizaciones internacionales están autorizadas y
capacitadas para sancionar conductas lícitas, como las impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU a través de
sus fallos. Como es el caso de indicaciones precisas para el desarme de un Estado, hasta la participación de las fuerzas
armadas de paz multinacionales o de Cascos Azules.
La relación del Derecho Internacional Público con otras áreas del Derecho

Se debe reconocer que el alcance del Derecho Internacional Público tiene un carácter general, pues se creó una división
moderna. El autor Frutos coincide con la teoría tradicional coinciden en dos grandes campos: “el Derecho Internacional
Público y el Derecho Internacional Privado” (Frutos 1980: 4).

Sin contradicción con lo que se ha señalado, la Escuela Austríaca y los países anglosajones señalan que los términos de
Derecho Internacional Público e Internacional Privado son términos diferentes, pero consideran que el ámbito de su
aplicación se concede o limita indistintamente.

Son consideradas materias diferentes; tienen diferencias notorias para asegurar su cumplimiento, asimismo se adicionan
otras disciplinas que forman parte del Derecho Internacional Público y no del privado, tales como el Derecho
Internacional Del Mar, el Derecho Internacional Humanitario, el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, el
Derecho Internacional de los Refugiados y el Derecho Penal Internacional.

Antokoletz define al derecho internacional privado como un “conjunto de reglas aplicables a la solución de conflictos que
surgen entre los Estados en ocasión de sus respectivas leyes privadas” (1928: 11). Por su parte, Sánchez y Sirven dicen
que el derecho internacional privado “es aquél que determina la jurisdicción competente o la ley que debe aplicarse
cuando hay relaciones jurídicas que pueden estar sometidas a más de una legislación en el espacio” (1954: 10).

Con lo anterior, se puede concluir que en el Derecho Internacional Privado se utiliza en ciertas situaciones, cuando se
tiene duda de cuál ley es la que prevalece, al existir dos o más normas de posible uso, pues indican la jurisdicción y
competencia en el caso concreto.

Es importante decir que el Derecho Internacional Privado no existe en el sistema anglosajón y europeo; es
exclusivo de Iberoamérica.

Tras haber analizado la definición y aplicación de ambas áreas, se debe precisar las ramas o disciplinas que tienen
relación directa con el Derecho Internacional Público. Son las siguientes:

 Derecho Internacional del Mar: Es la rama más primitiva del Derecho Internacional Público, toda vez que los
Estados lo establecieron como sitio magnífico para combatir a sus enemigos. Al principio, se reguló a través de
normas consuetudinarias, pero con el paso de los años se fue modificando. Para Pascal (2013: 7) el Derecho
Internacional del Mar es la primera rama del Derecho Internacional Público que “regula las relaciones
internacionales en el medio marino y acuático, y su explotación, mediante normas escritas y no escritas”.

 Derecho Internacional humanitario: De acuerdo al criterio de Ávila (2009), su fin consiste en proteger y
refugiar a personas que no participan o son ajenas a la lucha y guerra, además se encarga de regular
procedimientos y medios de armas que puedan utilizarse durante el combate.

Asimismo, el Comité Internacional de la Cruz Roja (2006) argumenta que el derecho internacional humanitario es parte
fundamental del derecho internacional público, y amplía su aplicación no solamente a personas, sino que también busca
la protección de bienes, siempre que se presente un conflicto armado.

Por su parte, el Derecho Internacional de los Derechos Humanos es presentado por Villán como todo “sistema de
principios y normas, cuyo objeto es el fomento del respeto a los derechos humanos y libertades fundamentales
universalmente reconocidos, así como el establecimiento de mecanismos para la garantía y protección de tales derechos
y libertades” (2002: 85).

De lo anterior pueden considerarse dos elementos claves ciertamente valiosos de los derechos humanos: los derechos
cuyas facultades son inherentes a todo ser humano y las garantías que hacen valer los Estados reconociendo a su
población.

Villagrán define el Derecho Internacional de los Derechos Humanos como “aquella legislación relativa a la protección de
los individuos y los grupos contra las violaciones gubernamentales de sus derechos garantizados internacionalmente, y
también al fomento de esos derechos” (1990: 10). El Derecho Internacional de los Derechos Humanos es una rama del
Derecho Internacional Público que reglamenta la función del Estado como garante de los derechos de los ciudadanos,
atendidos y reconocidos por la legislación nacional e internacional, y en caso de violación puede existir reclamos ante las
organizaciones respectivas, para su restitución y declaratoria de compromiso internacional del Estado.

Derecho Internacional de los Refugiados: De acuerdo con Galindo como el “conjunto de normas internacionales que
buscan proteger, de forma específica a las personas refugiadas que padecen temores y persecución de la cual son
objeto” (2013: 20). El Derecho Internacional de los Refugiados tiene como objetivo regular una legislación específica para
brindar ayuda y protección a una persona que, perseguida y acosada en su Estado, que ha decidido salir del país para
refugiarse.

Un refugiado es una persona que debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión,
nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su
nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de su país; o que
careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos fuera del país donde antes
tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores no quiera regresar a él” (Alto Comisionado
de Naciones Unidas para los Refugiados, 2013).

En el mismo sentido, Galindo comenta que el Derecho de los refugiados es una rama del Derecho Internacional Público,
la cual no se agota con recursos internos para acudir a las organizaciones internacionales; se trata de una excepción a
dicha regla de Derecho Internacional (2013).

En relación con los derechos de los refugiados, Galindo añade que, por las labores y luchas de Fridtjof Nansen, fue que
nació la Organización Internacional de los Refugiados de 1947, cuyas actividades fueron continuadas por la Oficina del
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados de 1950 (2013: 24).

Derecho Penal Internacional: Es propuesto por Martens y definido por Donnedieu (2012: 34) como un “conjunto de reglas
jurídicas que determinan las condiciones en las cuales deben auxiliarse mutuamente los Estados para la administración
de justicia, a fin de asegurar el ejercicio del poder penal en la esfera de la comunidad de las naciones”. Es necesario
aclarar que su jurisdicción y competencia es subsidiaria y complementaria, y su manifestación no la única; está
representada por la Corte Penal Internacional, que juzga a sujetos por la comisión de crímenes internacionalmente
identificados como: crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y genocidio.

Por su parte, Di Giovan (1992: 34) dispone que el Derecho Internacional Económico contempla “el andamiaje jurídico
dentro del cual los Estados, los agentes privados y las organizaciones internacionales de vocación económica, anudan
relaciones, crean vínculos, asumen compromisos o efectúan reivindicaciones” A su vez, Reuter (1992: 43) expresa que el
Derecho Internacional Económico “tiene por objeto regular los problemas jurídicos relativos a la producción, consumo y
circulación internacional de riquezas”

En conclusión, el Derecho Internacional Económico es la rama del Derecho Internacional Público que surgió por la
necesidad de los Estados, las organizaciones internacionales y empresas trasnacionales por regular sus relaciones
comerciales y económicas, así como servicios, factores de producción y consumo, y las costumbres monetarias y
financieras.

A manera de ejemplo, se puede mencionar los acuerdos para promover y facilitar el comercio, tales como los
Tratados de Libre Comercio, Acuerdos de Alcance Parcial, Acuerdos de Integración Económica.

Por último, es importante mencionar que existen ramas de estudio que son auxiliares del Derecho Internacional Público,
complementarias, que no gozan de autonomía e independencia, pero tienen relevancia, puesto que sus temas
constituyen el núcleo de su reglamentación, verbigracia: el Derecho Diplomático, el Derecho Consular y el Derecho de
los Tratados Internacionales.

Larios (2007: 42) define al Derecho Diplomático como “una rama del Derecho Internacional Público que se ocupa de la
representación exterior de los Estados y el modo de negociar los asuntos internacionales” Fue precisamente la
Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas la que codificó gran parte de la forma en que se sostenían las
relaciones diplomáticas entre Estados, que hasta entonces se regían fundamentalmente por la costumbre.

Para Larios, el Derecho Consular es “un conjunto de principios, normas, usos y costumbres internacionales que regulan
la institución consular en general y la actividad del agente consular en particular” (2007: 52). El Derecho Consular se
encuentra regulado a nivel universal por la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares.

Por otra parte, para Maldonado (2013: 18) el Derecho de los Tratados Internacionales es la rama del Derecho
Internacional Público que se encarga de “definir, estudiar y desarrollar, no solamente los principios e instituciones, sino
también los mecanismos de validez, vigencia e interpretación de los tratados internacionales”. El instrumento principal
que regula esta materia es la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, adoptada en el seno de Naciones
Unidas.
La relación del Derecho Internacional Público con otras ciencias

En cuanto a la relación del Derecho Internacional Público con otras ramas del Derecho y otras ciencias, Frutos explica
que existe una vinculación y relación estrecha con la historia, debido a que ésta permite recopilar acontecimiento y datos
relevantes, que han marcado etapas en su desarrollo, tal como se puede apreciar a lo largo de los sucesos evolutivos y
la configuración del Derecho Internacional (1980: 27). En relación con lo anterior, se presentan a continuación las
siguientes relaciones del Derecho Internacional Público con otras ciencias ramas del Derecho:

 Geografía: En la utilización de datos geográficos, los cuales determinan las localizaciones de determinados elementos,
así como las orientaciones de los pueblos, e incluso se puede determinar cambios y regularización de ordenamientos
jurídicos internos e internacionales.

 Derecho Comercial: Su relación es directa y clara, pues organizaciones internacionales con orientación comercial y de
política exterior, han tenido resultados favorables, siendo una alternativa como las administraciones públicas dirigen sus
relaciones internacionales.

 Ciencias políticas: Villagrán expresa que es necesario distinguir entre la “posición que asume un Estado basándose
en una norma jurídica de carácter internacional, de aquellas otras fundadas en consideraciones de orden económico o de
oportunidad política” (1990: 17), lo cual permite vincular a la política internacional de los Estados con el Derecho
Internacional Público. Cabanellas determina esta última como “la actitud que, por elección o por fuerza, mantiene cada
Estado con relación a sus vecinos y a las comunidades, generales de países independientes” (2006: 20). Así, la política
internacional de los Estados define cómo cada uno de ellos establecerá su política exterior y cómo los Estados se
relacionarán entre sí y configurarán sus relaciones jurídicas a través de la creación y reconocimiento de normas del
Derecho Internacional Público.

 Derecho Constitucional: Contempla la autoridad representativa del Estado en el exterior y el poder competente para
celebrar la paz y declarar la guerra; asimismo, establece las condiciones de autenticidad de los tratados. Moreno (1995),
acertadamente, indica la relación existente entre ambas ramas del Derecho A lo largo de la presente investigación se
examinará el régimen constitucional que tiene estrecha vinculación con el Derecho Internacional Público.

 Economía: Regula el comercio, compraventa, transportes aéreos y marítimos, vías de comunicación, circulación
monetaria, propiedad industrial, entre muchos otros.

En conclusión, el Derecho Internacional Público no es un conjunto de normas aisladas; por el contrario, existe una
estrecha relación con varias ramas del Derecho y con materias no jurídicas; todas ellas aportan elementos para que las
relaciones entre personas jurídicas dotadas de subjetividad internacional puedan desarrollarse de forma pacífica,
respetando principios de Derecho Nacional y procurando su armonización con principios internacionales a los cuales se
comprometen los Estados y otros sujetos del Derecho Internacional al celebrar tratados internacionales.
Módulo 14
Internacionalización del Derecho en su ámbito público
Unidad 1
Introducción a la internacionalización del Derecho Público
Sesión 2
Fuentes del Derecho Internacional Público

Las fuentes del Derecho Internacional

Al hablar de las fuentes del Derecho Internacional, únicamente se alude a fuentes formales; es decir, los procedimientos
de producción de un ordenamiento legal, y no a las causas o motivos que dan lugar a la innovación de una norma; es
decir, las fuentes materiales. El análisis de las fuentes del Derecho Internacional tiene un mérito y un provecho muy
importante, toda vez que de ello depende la capacidad y repercusión de las leyes.

Las teorías actuales observan que las fuentes del Derecho Internacional han sido requeridas en el artículo 38, inciso 1º,
párrafos a, b, c y d de los Estatutos de la Corte Permanente de Derecho Internacional (CPDI) de 1920, y de su
descendiente, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), de 1945. De esta forma, el artículo referido establece lo siguiente:

1. La Corte, cuya función es decidir conforme al derecho internacional las controversias que le sean sometidas,
deberá aplicar:

a) Las convenciones internacionales, sean generales o particulares que crean reglas expresamente reconocidas
por los Estados demandantes.

b) La costumbre internacional como prueba de una práctica generalmente aceptada como derecho.

c) Los principios generales del derecho reconocidos por las naciones civilizadas.

d) Las decisiones judiciales y las doctrinas de los escritores de mayor competencia de las distintas
nacionalidades, como medio auxiliar para la determinación de las reglas del derecho.

En cuanto a su significado y alcance, el jurisconsulto A. Verdross (1968: 520), da cuenta de que el análisis del artículo
38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia no es muy claro y, por tanto, no coincide con la doctrina del Derecho
Internacional, destacando dos aspectos fundamentales:

 El carácter enumerativo o ejemplificativo de las fuentes establecidas en dicho mandato.

 El rango en que pudieran estar ubicadas tales fuentes.

Al respecto, Virally (1985: 153) propone la corriente mayoritaria en la ciencia del Derecho Internacional, la cual estima
que el artículo 38 posee un léxico simple y representativo, y que bajo ninguna circunstancia tiene la intención de restringir
las actuaciones de las fuentes.

Por otro lado, la teoría del iusnaturalismo juzga gravemente la existencia de fuentes del Derecho Internacional
consagradas en dicho artículo, al considerarla una grave violación y obstáculo para el desarrollo internacional del
Derecho. La adecuación constante de la internacionalización del Derecho público a las relaciones internacionales no
sería posible si no existiera un método cerrado de fuentes de Derecho. Por otro lado, es importante destacar las
peticiones de países de África y Asia sobre no colaborar en la realización de las disposiciones jurídicas internacionales,
lo cual indica la obstaculización de la paz y la seguridad cuando una nación se mantiene aislada.

En relación con el grado o escalafón jurídico en donde se ubican las fuentes internacionales, en la actualidad, los
tratados se ubican en la parte más alta. Aunque el juzgador, para resolver un caso concreto, puede elegir, de manera
independiente, las fuentes, sin considerar la estructura jerárquica.
En el caso de Nicaragua contra los Estados Unidos, la Corte pudo resolver la disputa con base en la Costumbre
internacional.

El mundo ha cambiado desde 1921, año en que se puso en ejercicio el artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional
de Justicia. A la fecha, el Derecho Internacional debe ajustarse a las necesidades actuales, cuya propiedad y
particularidad es buscar la internacionalización mundial de las relaciones internacionales. Por ello, es necesario que los
Estados estén preparados para aceptar nuevos cambios y nuevas manifestaciones jurídicas internacionales.

Los tratados internacionales

Los tratados son uno de los temas que más han evolucionado en los últimos años. Herdegen (2006: 68) lo expone como
un Derecho formado por la práctica internacional. De acuerdo con la Convención de Viena sobre Derecho de los
Tratados de 1969 y con la Convención sobre Tratados Celebrados entre Organismos Internacionales y Estados de 1986,
el tratado pasó a reglamentarse de manera innovadora con la presentación de conceptos como el ius cogens, que
contribuye con ideas novedosas al Derecho Internacional Común, al restringir la libertad que antes se tenía para crear y
aprobar tratados internacionales. Así, el artículo 85 de dicha Convención describe los temas más importantes del
Derecho de los Tratados.

No existe una definición o doctrina acerca de cuál fuente de Derecho Internacional sobresale o es superior a las demás.
Ante esto, Sepúlveda menciona que “el Derecho Internacional es consuetudinario por emanar de la costumbre
internacional” (2004: 33); por su parte, Seara (2003: 52) y Ortiz (2004: 35) declaran que “la principal fuente son los
tratados internacionales como norma jurídica escrita”

Así pues, el artículo 39 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia decreta que el tribunal competente al resolver y
solucionar las controversias que le sean planteadas tiene la obligación de aplicar los tratados internacionales, la
costumbre internacional, los principios generales del Derecho, las decisiones judiciales y la doctrina.

Más allá del debate, el artículo 2º de la Convención de Viena, define a los tratados internacionales como todo “acuerdo
internacional, celebrado por escrito entre Estados”, ya figuré en un instrumento exclusivo o en uno o más documentos
vinculados, sea cual fuere su denominación particular. En palabras sencillas, cuando dos o más Estados pacten o
regulen un asunto de la vida internacional, sea en materia de economía, diplomacia, medio ambiente, política, comercio,
etcétera, creando derechos y obligaciones entre las partes y plasmándolos por escrito, se trata de un tratado
internacional.

Para conocer más sobre los tratados internacionales, se sugiere consultar el sitio de la Secretaría de
Gobernación, en su espacio sobre tratados internacionales:

http://www.ordenjuridico.gob.mx/ambinter.php
Clasificación de tratado internacional

Como se mencionó, la Convención de Viena, en su artículo 2º, define al tratado internacional como un “acuerdo
internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por el Derecho Internacional, ya consté en un instrumento
único o en dos o más instrumentos conexos y cualquiera que sea su denominación”. El tratado internacional describe
únicamente a los tratados celebrados entre los Estados; sin embargo, para tener una definición más precisa, es
necesario indicar también a otros sujetos de Derecho Internacional, tales como las organizaciones internacionales, la
comunidad internacional, así como movimientos de liberación nacional o los individuos que también forman parte de los
tratados.

De acuerdo con el número de integrantes, los tratados se catalogan como bilaterales y multilaterales. Por lo general, sus
funciones se desarrollan para actividades económicas que incluyan la participación de los países en cuestión. En el
primer caso, se define como el compromiso, pacto, acuerdo o alianza que establecen dos o más Estados; mientras que
el segundo refiere a acuerdos vinculantes que firman más de tres Estados u organismos internacionales, con el fin de
resolver diferencias políticas, militares o mercantiles de imparcialidad.

En la doctrina, existe consentimiento de los vocablos “acuerdo”, “declaración”, “estatuto”, “convención”, “pacto”,
protocolo”, y muchos más, como sinónimos del tratado internacional.

Etapas para la elaboración de un tratado

Para que un tratado internacional tenga validez es indispensable que los sujetos cumplan ciertos requisitos y varias
formalidades, las cuales deberán ser distintas de acuerdo con el modelo de negociación de que se trate. Si es un tratado
bilateral, su producción será distinta a la de uno de carácter multilateral. Los requisitos y fases para la elaboración de un
tratado internacional son los siguientes:

 Negociación: Se realiza por vía diplomática, por lo regular este canal procede cuando se trata de la negociación de un
tratado multilateral o en una vía contenida por los representantes de los estados.

 Adopción del texto: Respecto a este momento, el artículo 9 de la Convención de Viena de 1969, explica su práctica
conforme a aprobación de todos los Estados participantes, pero en el caso de la adopción del texto de un tratado en una
conferencia internacional, se efectuará por mayoría de dos tercios de los Estados presentes y votantes, a menos que
empleen una regla diferente.

 Manifestación del consentimiento: Cahier (2011: 85-87) presenta las siguientes formas:

- La firma: Crea un medio de manifestación del consentimiento del Estado en obligarse por el tratado cuando éste
formaliza que la rúbrica tendrá dicha consecuencia; conste de otro modo, que los estados negociadores han pactado que
la firma tenga dicho efecto; la intención del Estado de que se trate de dar dicho efecto a la firma se deduzca de los
plenos poderes de su representante o haya sido manifestada durante las negociaciones, aun cuando las demás partes
requieran ratificación u otro procedimiento comparable.

- El canje de instrumentos: Sólo sucede cuando los instrumentos dispongan que su canje tendrá algún efecto; o cuando
conste de otro modo, que las naciones han convenido en que el canje de los instrumentos (artículo 13).

- La ratificación, la aceptación o la aprobación: La ratificación como medio de expresión de consentimiento del Estado
procede:

 Cuando el acuerdo establezca que tal consentimiento debe manifestarse mediante la ratificación.
 Cuando los estados negociadores han convenido que se requiera la ratificación.
 Cuando se haya firmado el tratado a reserva de ratificación por parte del representante del Estado.
 Cuando la pretensión del Estado de signar el tratado de reserva de ratificación se separe de los plenos poderes
de su representante, o se presente en el momento de la negociación (artículo 14).

- La adhesión. “La adhesión surge cuando los sujetos o acuerdos se manifiestan cuando un tercer Estado no participó
en las negociaciones del tratado sin ninguna condición pueda incorporarse a él, cumpliendo las cláusulas señalados en el
mismo” (Cahier, 2011: 88).

Viéndolo en un modelo real: en la Cumbre de Río sobre el medio ambiente, congregación llevada a cabo en Río
de Janeiro, Brasil, es nombrada así porque logró reunir a los altos delegados de diferentes Estados, cuyo objetivo
se centró en solucionar diversas problemáticas del entorno ambiental. En un documento final, se logró aplicar la
política ambiental internacional mediante un tratado internacional que duró casi 10 años. A este tratado se le
conoce como Carta de Río, y pasó por diversas fases: 1) La negociación, en donde se concentran los
representantes políticos o cancilleres para crear sus figuras y significados; 2) la adopción del texto, una vez
concluido y discutidos los fines y objetivos del acuerdo, se procede a determinar y fijar derechos y obligaciones
de los Estados participantes, con esto se acredita el texto definitivo; y 3) la manifestación del consentimiento,
cuyo fin es integrar el ordenamiento al Derecho Nacional.

La Convención de Viena, en su artículo 3, define que los poderes plenos son todo “documento que emana de la
autoridad competente de un Estado y por lo que se designa a una o varias personas para representar al Estado en la
negociación, la adopción o la autenticidad del texto de un tratado, para expresar el consentimiento del Estado en
obligarse por un tratado, o para ejecutar cualquier otro acto con respecto a un tratado”. Los poderes plenos son
documentos precisos, cuyo semejante se halla en los mandatos que se ceden ante un notario público, al interior de un
Estado. Más aún, con la desigualdad de las acciones de los representantes de un Estado, en el sistema jurídico, requiere
ratificación.

Con el fin de asegurar la eficiencia en las actividades, los poderes plenos requieren:

 Jefes de Estado, jefe de gobierno y ministros de relaciones exteriores: Para el cumplimiento de todos los
actos referentes a la celebración de un tratado.

 Jefes de misión diplomática: Para la aceptación del texto de un tratado entre el Estado acreditante y el
Estado ante el cual se encuentran acreditados.

 Representantes acreditados por los estados ante una ponencia internacional, entidad internacional o
uno de sus órganos: Para la adopción del texto de un tratado en tal conferencia, órgano u organización (artículo
7 de la Convención de Viena).

Se puede asegurar que, en apariencia, un tratado internacional tiene gran semejanza con uno privado y particular. El
tratado se encuentra integrado por una introducción o exposición de motivos, el desarrollo y la fecha de su elaboración.
Estos elementos son muy importantes para la confección de los tratados, como lo indica la Convención de Montego Bay,
de 1982.

El inglés es, en primera instancia, la lengua en la que se redactan los tratados. A partir del surgimiento de la
Organización de las Naciones Unidas, las lenguas oficiales son cuatro: inglés, español, chino y ruso. Mientras
que los oficiales y de ocupación son tres: inglés, francés y ruso.

La ratificación es una característica diferenciada que puede establecerse en un tratado. Se define como un acto solemne
diferente al de manifestarse con respecto a los actos que se presentan de manera regular y conforme a las costumbres
de las naciones. Su formulación se deposita en un texto formal y se consigna o canjea. Cuando esto sucede, se
considera que el tratado es obligatorio para el Estado. Por eso, algunos juzgan que existen dos modelos de ratificación:
la que explica la Convención de Viena y la de nivel interno. En México, el órgano competente y encargado de autorizar la
ratificación es el Senado de la República; posteriormente, se deposita o canjea en un documento oficial y legal (Trejo,
2005: 11).

El consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado se manifestará mediante la aceptación a la aprobación en


condiciones semejantes a las que rigen para la ratificación.

La aceptación apareció a finales del siglo XX; es un procedimiento de nueva creación que, en criterio de D´Estefano
(1986: 6) “se creó para utilizar de manera más simple la ratificación o de adhesión, con el objetivo de que las
administraciones pudieran estudiar de una mejor manera el tratado internacional sin la necesidad de someterlo al
procedimiento legislativo constituido” (sic). Así, la “firma con sujeción de aprobación” funciona con los acuerdos que por
sus propiedades de forma o fondo no requieren la ratificación del organismo legislativo interno. El caso de la aprobación
se funda en los procedimientos o prácticas constitucionales de aprobación de los tratados que existen en ciertos países.
Hoy día se habla del tratado en forma de “firma sujeta a aprobación” o de “tratado abierto a la aprobación”.

La Convención de Viena agrupó la figura de la adhesión, con procedencia consuetudinaria, y procede (artículo 15):

 Cuando el tratado establezca que el tercer Estado pueda manifestar tal consentimiento a través de la adhesión;

 Cuando aparezca de otra forma que los estados representantes hayan concertado en que ese Estado puede manifestar
tal consentimiento por medio de la adhesión; o
 Cuando todas las naciones participantes hayan convenido expresamente en que ese Estado puede manifestar tal
consentimiento mediante la adhesión.

Por otra parte, el artículo 16 de la Convención de Viena expresa que, “salvo que el tratado disponga otra cosa, los
instrumentos de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión harán constar el consentimiento de un Estado en
obligarse por un tratado al efectuarse:

a) Su canje entre los estados contratantes;

b) Su depósito en poder del depositario; o

c) Su notificación a los estados contratantes o el depositario, si así se ha convenido”.

La diferencia entre la figura del canje de ratificación y los tratados encuentra su razón en la acción solemne. El
depositario, por el solo hecho de serlo, adquiere una serie de obligaciones importantes en la vida del tratado. El artículo 7
de la Convención de Viena establece la reserva de que las partes puedan acordar lo contrario:

a) custodiar el texto original del trabajo y los plenos poderes que se la hayan remitido;

b) extender copias certificadas conforme al texto original y preparar todos los demás textos del tratado en otros
idiomas que puedan requerirse en virtud del trabajo y transmitirlos a las partes en el tratado y a los estados
facultados para llegar a serlo;

c) recibir las firmas del tratado y recibir y custodiar los instrumentos, notificación y comunicación relativos a éste;

d) examinar si una firma, un instrumento o una notificación o comunicación relativo al tratado están en debida
forma y, de ser necesario, señalar el caso a la atención del Estado de que se trate;

e) informar a las partes en el tratado y a los estados facultados para llegar a serlo, de los actos, notificaciones y
comunicaciones relativos al tratado;

f) informar a los estados facultados para llegar a ser partes en el tratado, de la fecha en que se ha recibido o
depositado el número de firmas o de instrumentos de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión necesarios
para la entrega en vigor del tratado;

g) registrar el tratado en la Secretaría de las Naciones Unidas; y

h) desempeñar las funciones específicas en otras disposiciones de la presente Convención

En cuanto a los tratados bilaterales, simplemente procede cuando se da un intercambio de ratificación entre los estados
participantes.

Las reservas

Por reserva se entiende una declaración unilateral, cualquiera que sea su denominación o enunciado, firmada por un
Estado al aceptar o aprobar un tratado internacional o al asociarse a él, con objeto de modificar o eliminar las figuras
jurídicas de ciertas resoluciones del tratado de su uso y empleo de ese Estado (Naciones Unidas, 2013: 12).

La reserva es una representación muy significativa en la creación y aprobación de los tratados multilaterales; respecto a
muchos de ellos, será difícil desarrollarlos si las partes no tienen una salida distinta. La reserva existe por un motivo
especial, que es permitir a las naciones participar en un tratado internacional sin que les sean aplicadas algunas de sus
disposiciones o les sean aplicadas en los términos que se expresan, con el fin de proteger determinados intereses del
Estado que elabora la reserva, o por no contravenir alguna norma esencial de Derecho Interno.

Las reservas encuentran su significado en los tratados multilaterales, mas no en los procesos de los bilaterales, dado que
se interpreta que una de las partes no está de acuerdo con las cláusulas del tratado, razón por la cual se tendrían que
negociar nuevamente los acuerdos.

De los resultados de la explicación referida, las reservas tienen los siguientes alcances:

 Rechazar una determinada disposición de trabajo; y

 Asignarle un significado preciso.

Sin embargo, este Derecho no es tan desarrollado como para modificar un tratado.
Es imposible que un solo Estado pueda realizar una reserva si se dan los siguientes supuestos que refiere el artículo 19
de la Convención de Viena, y que se sintetiza de la siguiente manera:

 Cuando la reserva es prohibida por el tratado.

 Cuando el tratado establezca que únicamente puede producirse determinadas reservas.

 Cuando en los casos no previstos en las dos hipótesis anteriores, la reserva sea contradictoria con el objetivo y fin del
tratado.

Por último, en lo referente a este tema, se señalará que las reservas, dadas sus propiedades unilaterales, pueden
separarse en cualquier momento, lo mismo ocurre con las observaciones y dificultades a las mismas.

Pacta sunt servanda

El principio de pacta sunt servanda es expresado en la Convención de Viena, en el artículo 26, bajo los siguientes
términos: “todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas en buena fe”. Éste es un principio total
de Derecho Internacional. Cuando algunos críticos afirman que éste no existe es porque algunas grandes potencias lo
violan o porque su sistema no posee órganos centralizados de aplicación forzosa de sus normas, están omitiendo que en
las relaciones internacionales hay un enjambre de tratados en donde el principio pacta sunt servanda tiene una vigorosa
aplicación. El caso contrario producirá el desplome del Derecho Internacional.

El ius cogens internacional

La Convención de Viena agrupa la figura ius congens internacional, cuyo significado se centra en la trasformación del
Derecho de los Tratados de un derecho liberal y democrático, donde la voluntad de las partes no tiene limitaciones a un
derecho que investiga normas supremas, basado en principios inderogables.

Así, la Convención de Viena sanciona la nulidad a todo aquel tratado que se oponga a una norma de derecho imperativo,
como se muestra en su artículo 53, que menciona:

Es nulo todo tratado que, en el momento de su celebración, esté en oposición con una norma imperativa de
derecho internacional general. Para los efectos de la presente Convención, una norma imperativa de derecho
internacional general es una norma aceptada y reconocida por la comunidad internacional de Estado en su
conjunto como norma que no admite acuerdo en contrario y que sólo puede ser modificada por una norma ulterior
de derecho internacional general que tenga el mismo carácter.

De lo anterior se concluye que la norma de ius cogens es una disposición general de Derecho Internacional, que
encuentra su origen en la costumbre internacional, aun cuando algún tratado internacional ya la haya incorporado a sus
preceptos (García, 1980: 62).

El ius congens se encuentra en la Carta de San Francisco, con la regulación de las figuras: la no agresión y la
solución pacífica de controversias; o bien, la soberanía permanente sobre los recursos naturales que se
encuentra en otras resoluciones, como la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Procedimiento de conclusión de los tratados internacionales

Para proceder a la conclusión de un tratado internacional, es necesario seguir una serie de pasos ordenados por la
Convención de Viena, tal es caso del proceso legislativo, donde las leyes siguen una serie de pasos para su
conformación. En los tratados internacionales sucede lo siguiente:

 Negociación: esta fase no se encuentra normada en la Convención. Su finalidad es asegurar una postura oficial de los
Estados sobre el objeto y fin del tratado, así como determinar el marco general del clausulado.

 Adopción del texto: en esencia, conforma el “borrador” del tratado, al cual se llega una vez finalizada la negociación.
Los tratados bilaterales se admiten por unanimidad; los multilaterales, según lo establezcan los Estados parte, o, a falta
de acuerdo, por las dos terceras partes de los presentes y votantes.

 Autenticación del texto: se acuerda el escrito definitivo del tratado; en éste se certifica su autenticidad y originalidad.
Esto se logra a través del procedimiento prescrito en el propio tratado o convenido por las partes y por firma ad-
referéndum (que quiere decir “sujeta a refrendo”) del representante del Estado.
 Manifestación del consentimiento: acto por medio del cual los Estados se obligan a cumplir el tratado. Para el caso
de México, la ratificación del Senado de la República es suficiente y necesaria. Otras formas de manifestación del
consentimiento son: la firma, la aceptación, la aprobación, la adhesión y el canje de instrumentos.

La nulidad de los tratados internacionales

Por regla general, cuando un tratado internacional se elabora cumpliendo todos sus requisitos: capacidad jurídica, la
expresión de su consentimiento libre de todo vicio, con objeto lícito y realizable, tiene duración y una vida plena. En
cambio, cuando la norma de inicio es inapropiada, puede ser susceptible de nulidad.

La Convención que se ha venido analizando desde el inicio de la sesión parte del supuesto de la validez de los tratados
para proceder de ahí a su nulidad. En el artículo 42, párrafo I, refiere: “la validez de un tratado o del consentimiento de un
Estado en obligarse por un tratado no podrá ser impugnado sino mediante dicha Convención”.

El artículo 43 de la Convención trata lo relativo a las reglas de nulidad de los tratados, en principio:

[…] el hecho de que el consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado haya sido manifestado en
violación de una disposición de su derecho interno concerniente a la competencia para celebrar tratados no
podrá ser alegado por dicho Estado como vicio de su consentimiento, a menos que esa violación sea manifiesta y
afecte a una norma de importancia fundamental de su derecho interno.

“Una violación se manifiesta si resulta objetivamente evidente para cualquier Estado que proceda en la materia conforme
a la práctica usual y de buena fe” (artículo 46). El incumplimiento también procede si los poderes de un representante
para pronunciar el consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado determinado ha sido objeto de una limitación
precisa; la desobediencia de este obstáculo por tal representante no podrá declararse como vicio del consentimiento
manifestado por él, a menos que la restricción haya sido notificada con anterioridad a la manifestación de ese
consentimiento a los demás estados negociadores.

La Convención reconoce que son causas de nulidad de los tratados, las siguientes:

1. El error. Un estado podrá alegar un error en un tratado como vicio de su consentimiento en obligarse por el
tratado si el error se refiere a un hecho o a una situación cuya existencia diera por supuesta ese Estado en el
momento de la celebración del tratado, y constituyera una base esencial de su consentimiento en obligarse por el
tratado (artículo 48).
2. El dolo. Si un Estado ha sido inducido a celebrar un tratado por la conducta fraudulenta de otro Estado
negociador, podrá alegar el dolo como vicio de su consentimiento en obligarse por el tratado (artículo 49).
3. La corrupción del representante de un Estado. Si la manifestación del consentimiento de un Estado en
obligarse por un tratado ha sido obtenida mediante la corrupción de su presentante, efectuando directa o
indirectamente por otro Estado negociador, aquel Estado podrá alegar esa corrupción como vicio de su
consentimiento en obligarse por el tratado (artículo 50).
4. La coacción sobre un Estado por la amenaza o el uso de la fuerza en violación de los principios de derecho
internacional incorporados en la Carta de las Naciones Unidas (artículo 52).
5. Cuando el tratado esté en oposición con una norma imperativa de derecho internacional general (artículo 53).

Tomando las bases del Derecho Civil, Rojas (2010: 42) afirma que “estos vicios del tratado pueden dar motivos a una
nulidad absoluta o relativa”. La nulidad se considera absoluta cuando es inmediata, “reduce a la nada el acto jurídico en
el momento de hacer”, erga omnes, y no desaparece ni por prescripción. En cambio, será relativa cuando falte alguna de
estas características. Por considerarlo oportuno, aquí se presenta un esquema, en el que se agrupa metódicamente las
causas de nulidad mencionadas.
Terminación de los tratados internacionales

De acuerdo con la Convención de Viena, las causas de terminación de un tratado se fundamentan en seis:

 La voluntad de las partes. La conclusión de un tratado internacional o el retiro de las partes podrá tener dos
supuestos: a) adecuarse a las disposiciones del tratado; b) por consentimiento de todas las partes después de preguntar
a los demás estados contratantes (artículo 54).

 La celebración de un tratado posterior. Un tratado ha finalizado si todas las partes en él celebran ulteriormente un
acuerdo sobre el mismo tema, a saber: a) se desprende la intención de las partes que manifiesten su voluntad de que la
materia se rija por un tratado posterior; o b) las disposiciones del tratado posterior son, hasta cierto punto, diferentes a las
del tratado anterior, por lo que los dos no pueden aplicarse de manera simultánea (artículo 55 y 56).

 La imposibilidad subsiguiente de cumplimiento. Un abuso grave de un tratado bilateral por una de las partes faculta
a la otra parte para manifestar la violación como causa para que el tratado finalice o para suspender su aplicación
universal y parcialmente (artículo 60.1).

 La violación grave de un tratado. Las violaciones graves de un tratado internacional son las siguientes: a) un rechazo
del acuerdo no aceptado por la convención; b) la violación de una ley esencial para el logro del objeto o del fin del tratado
(artículo 60.3).

 Cambio fundamental de circunstancias. Este principio, para su configuración, necesita, por lo menos: a) la existencia
de una base esencial del consentimiento de las partes en obligarse por el tratado; b) que el cambio tenga como
consecuencia cambiar radicalmente el alcance de las obligaciones que todavía deban cumplirse en virtud del tratado
(artículo 62).

 La aparición de una nueva norma internacional del ius cogens. Si surge un nuevo ordenamiento imperativo de
Derecho Internacional, todo tratado vigente que contradiga esa ley procederá a su nulidad (artículo 64)

La suspensión

El artículo 58 de la Convención de Viena regula la posibilidad de suspender la práctica de un tratado en los casos
señalados:

 Un acuerdo podrá ser celebrado por dos o más partes en un tratado multilateral que tenga por objeto anular el estudio
de disposiciones del tratado y sólo en sus relaciones recíprocas. Destacan dos supuestos:

- Si la probabilidad de tal anulación está prevista por el tratado.

- Si tal suspensión no está prohibida por el acuerdo, a condición de que no afecte los derechos que a las demás partes
correspondan en virtud del tratado ni al cumplimiento de sus obligaciones y, además, no sea incompatible con el objeto y
fin del tratado.

 En el apartado A del párrafo primero, se indica que las partes interesadas deberán comunicar e informar a los demás
sujetos su propósito de celebrar el acuerdo y las disposiciones del tratado cuya práctica se sugiere anular.

Renuncia o retiro
Un Estado puede manifestar su renuncia o voluntad de retirarse del tratado. Esto se lleva a cabo si la petición la realiza la
persona por medio de sus abogados para celebrar convenios, siempre y cuando el tratado contenga este principio. Por
eso, el artículo 56 de la Convención de Viena señala dos hipótesis:

 Un acuerdo que no incluya reglas sobre su conclusión ni prevea el retiro del mismo no podrá ser objeto de renuncia, a
menos:

- Que conste que fue voluntad de las partes aceptar la posibilidad de retiro o denuncia.

- Que el derecho de denuncia o retiro pueda referirse a la naturaleza del tratado.

 De acuerdo con el párrafo primero del citado artículo, uno de los sujetos tiene el compromiso de comunicar, con doce
meses de antelación, por lo menos, su intención de renunciar un tratado o retirarse.

La costumbre internacional

La costumbre internacional se considera la fuente más añeja y primitiva de los últimos siglos, según diversas doctrinas.
Algunos Estados dirigen su comportamiento de determinada forma, ante determinadas conductas, las cuales se
prolongan con el tiempo, donde un grupo evidente de naciones las acepta sin contracción alguna, por lo que en algunas
situaciones se tornan obligatorias (Gómez, 1982: 98).

Hoy en día, innumerables reglas de la costumbre internacional permanecen constantes. Así, por ejemplo, los
ordenamientos referentes a la responsabilidad de los Estados, los límites de fronteras y los ríos, son competencias
internacionales. Otras figuras, como las inmunidades y privilegios diplomáticos, han tenido que ser regulados en los
tratados, con el fin de alcanzar sus objetivos. Debido a esta progresiva regulación, la costumbre internacional se ha ido
extinguiendo a medida que las conductas ciudadanas se han regido por ordenamientos normativos. Asimismo, es de
señalarse que en tanto no existe un legislador ordinario entre los Estados, su elaboración es más complicada y, por lo
tanto, necesita una especialización mayor en todos los sentidos. Por ello:

 Para que una práctica se transforme en regla de la costumbre internacional, se pide que reúna ciertos requisitos:

- Que aun cuando no sea ley general, se generalice lo suficiente, a condición de que otras naciones, en número
importante, no la desaprueben.

- Sea una conducta consuetudinaria repetida constantemente, cuya evaluación depende de las condiciones.

- Se practique con la certeza de practicar una acción que responda a una obligación jurídica (opinio juris sive
neccessitatis) y no que se confeccione un acto de atención y cortesía.

 La costumbre internacional se extingue por la razón indiscutible de que no es requerida ni consultada, o por surgir una
nueva costumbre.

 La costumbre internacional constituye, bajo las mismas circunstancias, fuente directa del Derecho Internacional, pues
ésta encuentra su origen de las instituciones locales competentes para operar las relaciones internacionales.

Sin embargo, es importante destacar que un ordenamiento de Derecho Internacional Universal, decretado por la
costumbre internacional, no es aplicable en caso de que el tema se encuentre regulado por condiciones opuestas a lo
que dicte un tratado vigente. Por ende, ese acuerdo constituye una ley especial y particular para las partes, y deja sin
efecto las leyes generales (lex specialis derogat generali), porque los Estados participantes han convenido que
determinada materia sea regulada de forma individual.

Si un tratado, al regular determinado asunto, se abstiene de opinar sobre tales o cuales contenidos, el vacío legal no
importa si se abrogaron los estatutos instaurados al respecto por la costumbre internacional; estas normas, mientras no
sean diferentes al tratado, gobiernan completamente como explicativas o adicionales (Tunkin, 1993: 53).

La verificación de la costumbre encuentra su significado y alcance en la diplomacia internacional; el ejercicio debe ser
respetado por comisionados de cada gobierno, diplomáticos, cónsules, comandantes militares y navales, legisladores
nacionales, y por las organizaciones internacionales.

Un claro ejemplo de la costumbre como fuente del Derecho Internacional es el Derecho Diplomático. En esta figura, la
mayoría de sus ordenamientos nacieron primero como conductas reiteradas y constantes, consideradas como
obligatorias por la comunidad internacional, verbigracia: el protocolo diplomático. Con el paso de los años, dichos
estatutos se plasmaron en documentos oficiales, como es el caso de la Convención de Viena sobre relaciones
diplomáticas y consulares.

Los principios generales del Derecho

Con una postura criticada por la ciencia, el Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, en su artículo 38, inciso c,
define los principios generales del Derecho como fuente del derecho aquellos “principios […] reconocidos por las
naciones civilizadas”. El reproche deviene de las sociedades europeas más civilizadas, pero más allá de este
individualismo, la interpretación de origen de esta doctrina dominante está de acuerdo con que los principios generales
del Derecho encuentran su funcionamiento en los principales regímenes de gobierno que dirigen a la humanidad. Estos
principios son habituales, públicos y universales, inherentes a todos los sistemas jurídicos, como es los casos de que
todos son iguales ante la ley; nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito; la ley especial deroga a la general
y la posterior a la anterior.

Diez (1989: 125) desconfía de que los principios generales del Derecho constituyan fuentes verdaderas del Derecho, ya
que no existe ninguna norma superior que les dé vida. Aunque se debe recordar que el significado de fuentes se refiere a
la manifestación de las normas. En conclusión, como resultado y efecto, estos principios sí se pueden declarar como
fuentes propias del Derecho Internacional.

En definitiva, los principios generales del Derecho son mecanismos propios del juez para solucionar las problemáticas
que se presentan originadas por ambigüedades, con esto se accede a un sistema jurídico pleno, en donde a todo
acontecimiento se da respuesta por medio de leyes. Estos principios generales del Derecho se solucionan tanto en forma
como en fondo.

No se debe confundir a los principios generales del Derecho con los principios de Derecho Internacional, como se
hace frecuentemente. Los primeros son principios aceptados universalmente; se encuentran en costumbres o
tratados internacionales, como la Carta de San Francisco. En cambio, los segundos sólo rigen casos concretos.
Por ejemplo: la no agresión, la igualdad soberana de los tratados, entre otros.

La jurisprudencia

La jurisprudencia se define como el conjunto de derechos constitucionales y legales de la ley suprema de los tribunales
sobre un asunto concreto en particular, que los juzgados interpretan de acuerdo a su contenido. Ante esto, el artículo 59
del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia establece que “la decisión de la Corte no es obligatoria sino para las
partes en litigio y respecto del caso que ha sido decidido”.

La interpretación de las normas con base en la jurisprudencia se practica de dos formas:

 Por el asunto del dictamen o resolución definitiva.

 Por los argumentos exhibidos.

La jurisprudencia ha adquirido fuerza en los últimos años, en virtud de sus alcances y prontas soluciones. No
obstante, es importante tomar en cuenta que la jurisprudencia es creada por tribunales, por lo que sus alcances
se encuentran limitados a ciertas competencias.

El beneficio de la jurisprudencia es indiscutible cuando el tribunal interviene aplicando el Derecho Internacional, tal como
lo dispone el artículo 38 del Estatuto de 1920 de la Corte Permanente de Justicia Internacional y, de manera más
determinante, para la Corte Internacional de Justicia, que dentro del mismo artículo del Estatuto de 1945, según el cual
tiene por objeto: “decidir conforme al Derecho Internacional las controversias que se le sometan, sin perjuicio de que
eventualmente las partes la faculten para resolver ex aequo et bono”.

En el caso de los tribunales de arbitraje no sucede lo mismo. Rara vez se fomenta un arbitraje puramente juris; en
ocasiones se invita a los tribunales a emitir resoluciones de distintas maneras; algunos, “según la equidad” (ex aequo et
bono), deciden ajustarse a reglas complicadas y aun ambiguas, por ejemplo, “de acuerdo con los principios de la justicia
y la equidad y los principios del Derecho Internacional” o “de acuerdo con la justicia y la equidad”, y en ocasiones esta
formulación ha sido tergiversada empleado al Derecho Internacional en primer lugar. En ocasiones, las partes,
considerando las demandas políticas y sociales, determinan en el convenio arbitral reglas de fondo, a las que deben
obligarse rigurosamente los mediadores; pero se aconseja que esa lex specialis, cuando ha sido aprobada por medio de
negociación diplomática, llegue a separarse de los ordenamientos dominantes del Derecho Internacional (Gamarra,
1999: 56).
En ocasiones sucede que las resoluciones arbitrales sustentadas en la imparcialidad difieren entre sí en acontecimientos
que son semejantes, porque la equidad se inspira en un sentimiento más que en la esencia propia del hecho, en las
circunstancias personales o accidentales que lo rodean. Las reglas complicadas han producido resoluciones
contradictorias, toda vez que el Derecho vigente ha sido traducido de diferentes formas, a tal grado que los jueces
prefieran más unos elementos que otros.

En última instancia, se presenta una situación especial y delicada, cuando los árbitros deben respetar el principio lex
specialis; entonces, sus resoluciones deben ser invocadas por analogías. No se debe olvidar que mientras dicha lex
specialis carezca de validez internacional, los fallos arbitrales que ella ha causado no se presentarán forrados de
importancia jurídica, no constituirán formalmente jurisprudencia internacional.

La jurisprudencia que conciben los tribunales internos ha ejercido poder evidente en el avance del Derecho Internacional,
principalmente en el esclarecimiento de reglas relacionadas con el derecho de visita y arresto. Es importante mencionar
que la jurisprudencia de los tribunales nacionales tiene utilidad en el Derecho Internacional, únicamente en la medida en
que no lo contraríe, porque una decisión primordial del Derecho Interno no prevalece sobre el Derecho Internacional.

En definitiva, la jurisprudencia de los tribunales internacionales tiene alcance y efectos relativamente limitados. Para
distinguir su valor, es necesario examinar, en cada situación, las propiedades de las reglas aplicadas. Sin embargo, una
de las situaciones más trascedentes, que más ha contribuido al desarrollo del Derecho Internacional, ha sido practicada
por la Corte Permanente de Justicia Internacional (CPIJ) y la Corte Internacional de Justicia (CIJ), por nombrar en forma
ordenada y frecuente determinaciones previas de esos tribunales.

La doctrina

La doctrina proviene del latín doctrina, conjunto de instrucciones; enseñanzas que se apoyan en un conjunto de
creencias sobre un tema de estudio o campo de conocimiento. Para la ciencia jurídica, la doctrina se refiere a un principio
jurídico; la gama de opiniones emitidas por los expertos sobre un área concreta del Derecho.

Los especialistas en ciencia jurídica Canchola (1994: 85) y Valadés (1995: 126) coinciden en que la doctrina no forma
parte de las fuentes formales del Derecho; sin embargo, con sentido crítico de las costumbres y las cláusulas de los
tratados internacionales, se aclaran las posturas y surgen nuevas ideas que pretenden resolver las problemáticas que se
presentan en la actualidad. De esta forma:

 La doctrina tiene un significado distinto según aclare la interpretación de las leyes vigentes (de jure conditio o de lege
lata) o que se empeñe en crear nuevas normas o incidir en ellas (de jure condendo o de lege ferenda). No se debe
olvidar que cualquiera que sea el fin de la doctrina, es necesario aplicarla correctamente, tomando en consideración el
periodo de tiempo y las instituciones que la utilizan.

 Se propone en la jurisprudencia no hacer mención de las opiniones de los autores en las resoluciones de estos
tribunales; en documento anexo se sugiere presentar dichas consideraciones.

Los actos unilaterales internacionales

Entre las fuentes de Derecho Internacional, el artículo 38 de la Corte Internacional de Justicia no menciona a los actos
unilaterales internacionales; empero, este principio no es exhaustivo, sino declarativo y, por ende, nada imposibilita la
creación de nuevas fuentes de Derecho, pues apoya el desarrollo y estructura del Derecho Internacional.

Se entiende por actos unilaterales a las voluntades que tienden a producir efectos jurídicos y legales deseados por su
creador. La ilusión y la imaginación no son suficientes para determinar el orden jurídico ideal; “es necesario otorgarle a
dicha manifestación de voluntad los efectos deseados” (Guerrero y Rodríguez, 2002: 196).

Por consiguiente, los actos unilaterales internacionales son hechos por los Estados y, de manera específica, por los
sujetos del Derecho Internacional. Producen efectos jurídicos en la medida en que el Derecho Internacional lo acepte. El
acto se considera unilateral cuando el Derecho Internacional concede ciertos efectos jurídicos a la manifestación de un
solo individuo; por el contrario, se considera acto bilateral cuando se otorga a dos o más sujetos.
Módulo 14
Internacionalización del Derecho en su ámbito público
Unidad 1
Introducción a la internacionalización del Derecho Público
Sesión 3
Los sujetos del Derecho Internacional Público
Los sujetos del Derecho Internacional Público

Una persona física o jurídica es sujeto de derecho si su conducta es descrita por un ordenamiento jurídico determinado
(en este caso, el Derecho Internacional Público). Es decir, la teoría pura del Derecho (Akehurst, 1982: 35) considera
sujetos del orden jurídico internacional a toda entidad o individuo que sea destinatario directo de una norma jurídica
internacional.

Por su parte, Becerra (1997: 32) menciona que “el requisito de sujeto de Derecho Internacional está sujeto a la realidad
de que sean competentes en las relaciones internacionales, y únicamente los Estados están calificados para ejercer esta
atribución”.

Los sujetos de Derecho Internacional, en esencia, son los Estados, las instituciones internacionales, la comunidad, los
grupos de liberación nacional y regional, y las masas internacionales, que tienen derechos y obligaciones.

Para la concepción tradicional los Estados políticos, son los sujetos naturales y originarios plenamente identificados, sin
que existan otros con iguales características. De conformidad con la Convención Panamericana de Montevideo sobre
Derechos y Obligaciones de los Estados, de 1933, los sujetos de Derecho Internacional Público están integrados por:

 Una población

 Un territorio determinado

 Un gobierno

 Capacidad para tener relación con otros Estados

A la fecha, el Estado sigue siendo el sujeto internacional por excelencia, no sólo por hallarse considerablemente
competente para solicitar el resarcimiento de la violación de dicho estatuto, sino porque es susceptible de compromiso
internacional. Esto compete con el agudo protagonismo fáctico del Estado en una sociedad internacional, toda vez que
sus alteraciones están resumidas por un derecho de coordinación. En resumidas cuentas, hoy es evidente la subjetividad
internacional de las organizaciones internacionales, que soportan el compromiso y lo pueden exigir de otros sujetos.

Para una conocer más sobre los sujetos del Derecho Internacional Público, se sugiere el siguiente material.

 Herdegen, M. (2005). Sujetos del Derecho Internacional. Recuperado de


https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/4/1629/8.pdf

El individuo como sujeto de Derecho Internacional Público

El individuo es sujeto pasivo del Derecho Internacional Público, toda vez que acepta y reconoce derechos y obligaciones.
Tal como indica Jiménez, “el individuo no pude ser sujeto de Derecho Internacional porque carece de capacidades para
celebrar Tratados y no tiene legitimación para acudir ante los tribunales internacionales para hacer valer sus
prerrogativas” (2005: 79).

Así pues, el individuo como sujeto del Derecho Internacional Público, en su calidad de persona física, no es sujeto
inmediato de sus leyes y estatutos. Verbigracia: los derechos de nuestros connacionales que mantienen un respeto en el
extranjero, no pueden ser exigidos por ellos de manera inmediata; invariablemente será el Estado mexicano quien los
hará valer.

Los casos en que el individuo es sujeto del Derecho Internacional de manera formal son dos:
 Como receptor de las normas jurídicas sobre derechos humanos a nivel mundial. A modo de ejemplo: la
Declaración Universal de los Derechos del Hombre, el Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, y el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos; las figuras de asilado político y refugiado se
derivan de este último.

 Cuando el comportamiento del individuo modela un tipo de violación internacional, como en el caso de los
crímenes contra la humanidad, tal es el caso del genocidio, homicidio de lesa humanidad, guerra y agresión, en ciertos
hechos ilícitos son cometidos en naves aeronáuticas y marítimas.

El individuo es sujeto de Derecho Internacional Público, pero con subjetividad jurídica limitada. Las Convenciones de
Ginebra de 1949 y sus protocolos de 1977 refugian y ayudan al individuo. Es decir, en este caso, el sujeto es titular de
derechos y objeto de obligaciones reconocidas en dichos ordenamientos internacionales. En materia de derechos
humanos y en el ámbito del Derecho Humanitario Internacional el individuo encuentra sentido para su subjetividad
internacional.

La Convención sobre Genocidio (9 de diciembre de 1948), la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de
1951 y su Protocolo de 1967; el Tratado de Londres (8 de agosto de 1945), en el cual se creó el tribunal militar
internacional para juzgar a los criminales de guerra, las Convenciones sobre Derechos Humanos de Roma (4 de
noviembre de 1950) y de San José de Costa Rica (22 de noviembre de 1969) son, entre otros, tratados de
Derecho Internacional que toman al individuo como titular de derechos y obligaciones internacionales.

Sin embargo, esta subjetividad internacional es limitada. Por ejemplo, el Reglamento de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, aprobado el 8 de abril de 1980, en su artículo 23 concede a “cualquier persona o grupo de personas
a presentar a la Comisión peticiones referentes a presuntas violaciones de un derecho humano; pero solamente la
Comisión puede someter el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, quien es la única que tiene facultades
jurisdiccionales”. Según el emérito investigador Fix-Zamudio, únicamente los Estados y la Comisión Interamericana
“tienen capacidad procesal de carácter activo para presentar una demanda ante la Corte interamericana” (1986: 66). Es
evidente que los derechos de los individuos a nivel internacional tienen limitaciones determinadas.

Otros ejemplos en donde los individuos tienen subjetividad internacional están en lo relativo a la piratería
marítima, terrorismo y crímenes de genocidio o guerra.

El Estado

El Estado configura el principal sujeto de Derecho Internacional Público. Para Barris se define como una “comunidad
constituida por un orden jurídico determinado que presenta características propias, como la centralización de sus
órganos internos, ámbito de validez especial y temporal de su Derecho Interno” (1985: 77), con un territorio latu sensu y
una independencia internacional. En relación con la centralización de sus instituciones, una de las principales
características del Estado es crear órganos centralizados, descentralizados y desconcentrados. Asimismo, centraliza o
monopoliza la aplicación del Derecho, aun coactivamente en caso de violación o incumplimiento.

En el ámbito internacional, el Estado convive con otros respecto a los cuales tiene una relación de igualdad, trabajo e
independencia en un sistema descentralizado; no depende además de ningún otro sujeto para sobrevivir, característica
fundamental para conformar la soberanía. Gracias a la soberanía nacional, los Estados existen y conviven en todos
sentidos; sin embargo, hay Estados cuyos orígenes son diferentes y que en la práctica internacional se conocen como
Estados soberanos. Ejemplos son: los Valles de Andorra, el Reino de Batan, el Sultanato de Brunei y el Principado de
Mónaco.

De acuerdo con la teoría clásica del Estado, ésta desarrolló la “teoría de los tres elementos”, que son: territorio, población
y poder.

El territorio

El territorio del Estado se define como la porción de tierra que pertenece a un determinado Estado. Verhoeven lo
conceptualiza como un “conjunto de espacios geográficos en donde el sistema jurídico nacional de un Estado es válido”
(1993: 23).

El territorio de un Estado se acota por tres tipos de fronteras: de tierra, de mar y de aire:

 Frontera de tierra: Se fija de manera unilateral o por medio de tratados internacionales.


 Frontera de mar: Se sujeta a la Convención Internacional del Derecho del Mar, del 10 de diciembre de 1982. Según
esta Convención, aunque es una regla general internacional, se aplica al caso mexicano de manera particular; así, el
espacio marino donde el Estado fronterizo ejerce soberanía plena (mar territorial) es un espacio de 12 millas marinas a
los largo de las costas. De la misma forma, se halla un espacio de 200 millas marinas a lo largo de las costas, al que se
conoce como zona económica exclusiva, en donde el Estado adyacente tiene capacidad exclusiva de explotar los
recursos marítimos.

 Frontera de aire: Aunque se suele mencionar una distancia de entre 80 y 100 kilómetros de altura, no existe acuerdo.

La población

Se entiende por población al conjunto de habitantes de un lugar determinado. Verhoeven lo refiere como “el grupo de
personas sobre los cuales el Estado ejerce sus poderes soberanos” (1993: 26).

A pesar de que no se pide que el pueblo de un Estado tenga unidad cultural y científica habitual; es decir, que
tenga en común rasgos característicos (lengua, religión y costumbres), la experiencia demuestra que cuando en
el pueblo de un Estado hay diversos grupos culturales, en muchos casos hay riesgo de vivir en una situación de
guerra civil implícita.

El poder

El poder es la capacidad o facultad para hacer determinadas cosas. Benavides lo define como “la capacidad de la
organización estatal de establecer y hacer funcionar la soberanía política interna y de actuar de manera independiente en
el marco del Derecho Internacional Público” (1994: 34).

En el marco del Derecho Internacional Público Moderno, la soberanía no es un concepto absoluto, sino relativo, que
significa que el poder del Estado no pude sobrepasar al Derecho Internacional, sino que debe actuar en el ámbito público
internacional. Así, la soberanía se presenta cuando el poder soberano de un Estado se encuentra limitado por el poder
soberano de los demás Estados, sobre todo con la presión de aplicación de tratados. Hoy, apenas si se puede encontrar
un Estado que no haya limitado su capacidad de acción de manera libre y opcional mediante la firma de tratados
internacionales. Estas restricciones están en el campo de la protección de los derechos humanos.

Personalidad jurídica internacional

Tener personalidad es sinónimo de ser sujeto de Derecho Internacional Público, y se traduce en tener derechos y
obligaciones jurídicas internacionales.

La personalidad jurídica puede ser examinada desde dos puntos de vista; en sentido ampliado, los sujetos del Derecho
Internacional son los que tienen un vínculo de prerrogativas y obligaciones respecto a la comunidad internacional dentro
de un ordenamiento vigente; en cambio, en sentido estricto, es la que ordena una intervención más dinámica en la
creación de nuevos sucesos de derecho, de donde aparecen nuevos derechos y obligaciones, al menos para el mismo
individuo. (Jiménez, 2005: 29).

Como menciona Jiménez (2005), algunas teorías aseguran que el Estado tiene personalidad jurídica internacional formal
y natural, tal como se indica a continuación:

 Tesis de Selle: Los individuos son los únicos sujetos de Derecho Internacional, toda vez que el Estado, una vez
eliminado, los ciudadanos son los únicos existentes. Sin embargo, el obstáculo de esta teoría es que no demuestra la
permanencia y estabilidad de los deberes de un Estado.

 Clases sociales de Korovi: Al extinguirse el Estado, surge una nueva clase política de ciudadanos autoritarios con
diversas prerrogativas. Esta doctrina fue rechazada por la URSS, toda vez que argumentaba que los adinerados y
empresarios serían la nueva clase dominante.

 Las razas de Manzini: Esta teoría está basada en un proceso de agrupación y reestructuración del pueblo italiano,
pues confirma que los auténticos sujetos de Derecho Internacional pertenecen a las nacionalidades, en virtud de su
origen, cultura, raza, lengua y costumbres. La realidad internacional critica la existencia de naciones que no
corresponden a una individualidad, sino a una pluralidad de naciones.

Soberanía y Estado soberano


La noción de soberanía ha cambiado radicalmente a lo largo de la historia. Jean Bodin (1997) expone una definición
tradicional, pues da como ejemplo la figura del rey o soberano; en él reside el poder total, único, absoluto y definitivo de
la república.

Más tarde, con la Revolución Francesa, apareció la concepción novedosa de que la soberanía reside en el pueblo, que
cumple un contrato con el gobernante, traspasando su autoridad soberana a cambio de certeza y seguridad.

A partir de 1945, el concepto de soberanía fue nuevamente polemizado, a la luz del llamado Nuevo Orden Internacional
(NOI), derivado del Sistema de las Naciones Unidas, originado con la Carta de San Francisco.

El Estado soberano es:

Una comunidad humana perfecta y permanente, capaz de gobernarse plenamente a sí misma en forma
independiente, la cual debe tener la capacidad necesaria para imponer su propio ordenamiento jurídico y
mantener relaciones jurídicas internacionales con el resto de la comunidad internacional (Ortiz, 2004: 78).

Hoy en día, la soberanía nacional se constituye como el poder definitivo y supremo del Estado, así como el eje rector de
la internacionalización del Derecho Público; es la identidad soberana entre las naciones. Sin embargo, el crecimiento de
las relaciones internacionales, en el plano de la globalización, obliga a la soberanía nacional a hacer frente a posibles
problemas, por citar algunos ejemplos: la integración económica y la intervención por motivos humanitarios.

Reconocimiento de Estados

¿En qué consiste la teoría del reconocimiento? ¿Qué es lo que se reconoce o no se reconoce? Hay que situarse en el
contexto de la comunidad internacional; lo que va a reconocerse es el surgimiento de un nuevo Estado, o bien, el cambio
de la forma de gobierno.

De acuerdo con César Sepúlveda, el “reconocimiento de Estados es el acto por el cual las demás naciones de la
comunidad internacional se hacen sabedoras, para ciertos efectos, de que ha surgido a la vida internacional un nuevo
ente” (2004: 92).

Es decir, cuando surge un nuevo país como resultado de un movimiento de independencia o de descolonización, ¿qué
pasa con el resto de los países? ¿Qué implica que reconozcan o rechacen al nuevo Estado?

Arellano alude a dos teorías principales al respecto: la declarativa y la constitutiva. La primera, también conocida como
teoría declarativa del reconocimiento, decreta que siempre y cuando se configuren los componentes del Estado soberano
(vid supra), el juicio de los terceros Estados tiene resultados exclusamente declarativos. Por el contrario, para la segunda
teoría, el reconocimiento de los Estados de la comunidad internacional es básica y fundamental, y sin ese reconocimiento
no puede pronunciarse que exista un nuevo Estado-nación (2002: 45).

Ahora bien, ¿cómo se da el reconocimiento en la práctica? Se da de manera expresa cuando se inician relaciones
diplomáticas o se firma un tratado con el Estado emergente. O de manera tácita, al ser aceptado como miembro de las
Naciones Unidas.

Reconocimiento de gobiernos

La Real Academia Española (2015) define al reconocimiento como “existencia de una cultura política o de
administraciones nuevas, instauradas por medio de hechos, siendo su objeto de estudio el orden normativo a nivel
internacional”. A su vez, Pastor (1996: 56) contempla al reconocimiento de Estado “como el hecho por el que otros
manifiestan tratarán a esa conglomeración como a un Estado dotándolo como sujeto de Derecho Internacional, investido
de personalidad y capacidad jurídica propia”.

El reconocimiento de gobiernos ocurre cuando la forma de gobernar se transforma en un Estado. Estos cambios pueden
ser habituales, mediante de elecciones constantes, que llevan implícitos agradecimientos hechos por los nuevos
gobiernos, incluyendo también el mantenimiento de las relaciones diplomáticas; por el contrario, los cambios violentos
son ocasionados por golpes de Estado o revoluciones, esto significa la modificación del sistema político; por ejemplo, del
liberalismo al marxismo, o del capitalismo al socialismo. Sobre el reconocimiento de gobiernos, hay dos teorías
importantes:

 La teoría de la efectividad. Un gobierno específico debe poseer la obediencia de los ciudadanos. De acuerdo con los
derechos estadounidenses, el reconocimiento surge en correspondencia con toda administración constituida por el
interés del país sustancialmente declarado (Podestá, 1997: 43).
 La teoría de la regularidad. Aquí, el gobierno posee un dominio in jure, con derecho a ser reconocido. O puede ser un
gobierno anormalmente constituido (por fórmulas de fuerza); se sugiere entonces el problema de la legitimidad
constitucional interna. Las doctrinas que restringen el reconocimiento de nuevos gobiernos a la legitimidad constitucional
encuentran su origen en ideas políticas, en donde el interés por el libre consentimiento de las administraciones está
unido con una visión propia de la solidez de las relaciones internacionales (Podestá, 1997: 44).

Doctrinas sobre reconocimiento

Cuando se dan sucesos o transformaciones radiales, nacen nuevas doctrinas sobre el reconocimiento de gobiernos.

Las teorías referidas llevan el nombre y prestigio de los diplomáticos o jefes de Estado, quienes las crearon, y
personalizan la figura de la cancillería o ministerio de relaciones exteriores en un momento histórico definido en relación
con el reconocimiento de gobiernos.

Uniones de Estados

Se designa unión de Estados, en el ámbito del Derecho Público Internacional, a la vinculación entre Estados que actúan
en potestad de la reunión en una misma persona que conforma las cualidades de jefe de Estado diferente a la unión
institucional. En el primer proceso, se habla de unión personal, y en el segundo, de unión real.

 Unión personal: Se configura la unión personal cuando el gobernante de un Estado es gobernante de otro. Por
ejemplo: Holanda y Luxemburgo (1815-1890), Bélgica y el Congo (1885-1908). Actualmente en la Commonwealth
británica, la reina de Inglaterra funge como jefe de Estado para Canadá, Australia y Nueva Zelanda.

 Unión real: Es resultado de una decisión deliberada y adoptiva. Se da cuando dos o más Estados se organizan con el
fin de satisfacer determinados objetivos que, ordinariamente, pertenecen a la protección nacional y a la gestión de los
trabajos exteriores bajo la dirección de órganos de gobiernos divididos. Es el caso de la unión del Imperio austrohúngaro
(1867-1918) y las Confederaciones modernas.

Las organizaciones parecidas a las Estatales

Las organizaciones parecidas a las Estatales tienen origen y características similares a los Estados, las cuales son
también sujetos de Derecho Internacional. En esta categoría está la Iglesia católica, que comprende el Vaticano y la
Santa Sede; la orden Soberana de los Caballeros de Malta, y el Comité Internacional de la Cruz Roja.

La Iglesia católica

Existe discrepancia en la doctrina de Derecho Internacional en lo relativo a determinar quién es el titular de la


subjetividad internacional, si la Iglesia católica, la Santa Sede o el Vaticano. Ante esto, Sepúlveda no hace diferencia
entre el Vaticano y la Santa Sede (2004). Lara y De Icaza exponen que la Santa Sede y la Ciudad del Vaticano son
sujetos diferentes del Derecho Internacional (2006). En su completísima monografía sobre los sujetos del Derecho
Internacional, el jurista Verdross menciona que el sujeto del Derecho Internacional es la Iglesia católica, y un órgano de
ella es la Santa Sede: “la Santa Sede es sólo el órgano regular del gobierno que representa a la Iglesia en el plano
internacional y que ésta es el sujeto de derecho de gentes, conviene mencionar también que excepcionalmente la Iglesia
actúan por medio de otros órganos” (1955: 55). Aparte, reconoce a la Ciudad del Vaticano como sujeto diferente.

El 11 de febrero de 1929 la Iglesia católica y el Reino de Italia celebraron los concordatos, lo que le dio derecho a enviar
y recibir agentes diplomáticos. Los documentos que regulan la constitución y funcionamiento de la Iglesia católica son,
indudablemente, los Pactos de Letrán y su ley fundamental.

En conclusión, la Iglesia católica, como poder material, cuenta con plena organización que le permite tener una
estructura interna e internacional, y una indudable subjetividad internacional, aunque no se le considere organización
estatal.

La orden Soberana de los Caballeros de Malta

La orden soberana de los Caballeros de Malta nació a principios del siglo XII, con fines hospitalarios y militares; tuvo una
importante participación en las Cruzadas. Tras cambios de sede, desde 1834 se estableció definitivamente en Roma (D
´Olivier, 1979). La orden es un fenómeno de Derecho Internacional; está constituida en el nivel interno; tiene una
constitución que data del 24 de junio de 1961, y su subjetividad internacional se manifiesta de la siguiente manera:

 Tiene posibilidad de concertar tratados con la finalidad de llevar a cabo su actividad hospitalaria y asistencial.

 Mantiene relaciones diplomáticas con muchos estados; es decir, es titular del jus legati.

Como se mencionó, la orden soberana es un fenómeno del Derecho Internacional, pues por una parte su manifestación
de la subjetividad internacional es clara y, por otra, guarda cierta dependencia religiosa de la Iglesia católica; sin
embargo, ésta le otorga amplia independencia.

La orden soberana tiene acreditado ante la Iglesia católica un representante de carácter diplomático.

Se concluye que la orden soberana de los Caballeros de Malta es un sujeto parecido a los Estatales, sin que ella sea
uno. Es más bien un sujeto sui generis del Derecho Internacional.

El Comité Internacional de la Cruz Roja

El Comité internacional de la Cruz Roja fue creado en 1863 por Henry Dunant y Gustave Moynier; tiene funciones de
asistencia humanitaria internacional y, para cumplirlas, es titular de derecho y obligaciones internacionales (Lara y De
Icaza, 2006). De acuerdo con su estatuto de 1915, que ha sido modificado varias veces, el comité está compuesto por
tres órganos: Asamblea, Consejo Consultivo y Dirección.

El Convenio de Ginebra de 1949 se refiere en varias ocasiones al Comité Internacional de la Cruz Roja; le concede
derechos y obligaciones. El artículo 125 del Trato a los Prisioneros de Guerra, convenio 3, concede al comité facultades
para “visitar a los prisioneros de guerra, repartirles socorros, materiales de cualquier origen”. Las referencias al comité
son frecuentes en el texto de los Convenios de Ginebra. Lo mismo sucede con los Protocolos de 1977, que otorgan un
papel importante en la designación de las potencias protectoras, que son encargadas de salvaguardar los intereses de
las partes en conflicto, como se desprende del artículo 5º del Protocolo I.

Además, el comité tiene otras funciones en el campo internacional que le otorgan carácter inminentemente de sujeto de
Derecho Internacional: firma tratados, cumple funciones análogas a las consulares, goza de inmunidades de
jurisdicciones en determinada medida y ejerce la protección de sus funcionarios.

El Comité Internacional de la Cruz Roja tiene activa presencia en relaciones internacionales, y su asistencia es una
necesidad ante conflictos o desastres que desgraciadamente asolan al mundo con frecuencia. Por tanto, su subjetividad
internacional es vista no sólo como necesidad, sino también con simpatía.

Las organizaciones internacionales

Como principal antecedente importante a la organización internacional, destaca la Liga Jónica, que tuvo su origen en
Grecia, y que buscaba una alianza de doce de ciudades griegas; la segunda que se puede mencionar es la Unión
Telegráfica Internacional (actualmente conocida como la Unión Internacional de Telecomunicaciones), fundada en París
en 1865; finalmente, destaca la Corte Permanente de Arbitraje, cuya meta principal fue debatir acerca de la paz y el
desarme.
Con base en lo anterior, se puede definir como organización internacional a toda agrupación integrada por sujetos del
Derecho Internacional y regida por un conjunto de leyes particulares, con individuos o significado internacional, y fines
generales. En el uso diario, el vocablo está reservado a organizaciones intergubernamentales, tal es el caso del Consejo
de Europa, las Naciones Unidas y la Organización Mundial del Comercio, cuyos integrantes son Estados libres y
soberanos.

El antecedente más remoto de las organizaciones internacionales está en las primeras civilizaciones, con los primeros
intentos de prevenir conflictos entre grupos políticamente organizados y con el objetivo de incentivar la cooperación y,
por lo tanto, el desarrollo entre ellos. Por ejemplo, “los tratados de alianza o de arbitraje no eran desconocidos en fechas
tan remotas como el siglo XL a.C.” (Seara, 2003: 133-135).

Pero la organización internacional moderna tiene sus orígenes al término de la Primera Guerra Mundial, con la llamada
Sociedad de Naciones (SN), de la que se habla a continuación.

El ejemplo más claro de organización internacional es la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La
Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea son organizaciones internacionales también.

La Sociedad de Naciones (SN)

El documento fundamental de la SN se debe en gran parte al presidente Wilson, y fue adoptado por la Conferencia de
Paz, del 28 de abril de 1919. Después fue incluido en los tratados de paz de 1919 y 1920.

La Sociedad de las Naciones (SN), también conocida como la Liga de las Naciones, fue una institución internacional
legitimada por el Tratado de Versalles, del 28 de junio de 1919. En ella, se enuncian las relaciones internacionales a
través del fomento a la paz. Aunque esta organización no logró solucionar graves problemas que se suscitaron en las
décadas de 1920 y 1930, es sustancial, porque fue la principal en su historia y antecedente de la Organización de las
Naciones Unidas.

De acuerdo con el Tratado de Versalles, la Sociedad de Naciones estaba integrada por tres organismos:

 La Asamblea: compuesta por los Estados miembros.

 El Consejo: integrado por cinco miembros permanentes: Francia, Italia, Japón, Reino Unido y los Estados Unidos, y
cuatro socios no permanentes, elegidos por la Asamblea y renovados por tercios cada tres años.

 El Secretariado: encargado de las comisiones asesoras y del Alto Comisario de la Ciudad libre de Dánzing.

 Organismos internacionales asociados o afiliados: a la Organización Internacional del Trabajo y a la Corte de


Justicia Internacional.

A pesar del fracaso de la SN, la Segunda Guerra Mundial motivó a los países a seguir con sus esfuerzos para establecer
una organización internacional, cuyos fines primordiales fueran la preservación de la paz y la seguridad internacionales.
Así, en 1945, al término del segundo conflicto bélico mundial, surgió la Organización de las Naciones Unidas.

La Sociedad de Naciones (SN) se considera antecedente de la ONU, porque estableció la estructura que sirvió de
modelo para la estructura orgánica de la ONU: sus órganos principales eran la Asamblea, el Consejo y la Secretaría
Permanente.

La Organización de Naciones Unidas

La Organización de Naciones Unidas apunta a la Carta de San Francisco, o Carta de la ONU, documento jurídico que le
da origen. En su artículo 1º regula los propósitos de las Naciones Unidas, y en el segundo, implementa sus principios, tal
como se puede apreciar en los siguientes gráficos:
Los organismos especializados de la ONU

Para acatar y cumplir con sus propósitos y principios, la ONU trabaja con órganos principales y con organismos
especializados, tal como se puede se apreciar en seguida.

Por su parte, es importante destacar que los organismos especializados de la ONU son organizaciones libres y
autónomas que trabajan con las Naciones Unidas y entre sí, bajo el principio de cooperación con el Consejo Económico y
Social, y son las siguientes.
Para terminar, cabe señalar que existen muchos otros proyectos, organismos y centros de investigación; tales son los
casos de UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), la UNIFEM (Fondo de las Naciones Unidas para la
Mujer) y la ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) que, en conjunto, conforman el
Sistema de las Naciones Unidas.

Organismos regionales

La magnitud y complejidad de la realidad internacional impone la necesidad de crear organismos regionales para cumplir
los principios y propósitos de la ONU en un área geográfica específica (América, Europa, Asia o África).

El artículo 52 de la Carta de la ONU permite “la existencia de acuerdos u organismos regionales cuyo fin sea entender
los asuntos relativos al mantenimiento de la paz y seguridad internacionales y susceptibles de acción regional”.

Además, “el Consejo de Seguridad promoverá el arreglo pacífico de las controversias de carácter local, por medio de
dichos acuerdos u organismos regionales, o los podrá utilizar para aplicar medidas coercitivas bajo su autoridad” (artículo
53 de la Carta de la ONU).

 Organismos Regionales en Europa: el Consejo de Europa, la Unión Occidental o Unión Europea de Occidente
(UEO), la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la Organización de Cooperación y Desarrollo
Económicos (OCDE) y la Unión Europea (UE).

 Organismos Regionales en Asia y África. En Asia: la Liga Árabe, al ANZUS (Tratado de Seguridad entre Australia,
Nueva Zelanda y EUA), la ASEAN (Asociación de Naciones del Sureste Asiático), y el APEC (Mecanismo de
Cooperación Económica de Asia-Pacífico). En África: la Organización de la Unidad Africana, la ECOWAS (Comunidad
Económica de los Estados de África Occidental) y la CEAO (Comunidad Económica del África del Oeste).

 Organismos Regionales en América: el organismo regional por excelencia en América es la OEA (Organización de
los Estados Americanos), cuyos propósitos, principios, estructura y funcionamiento, son similares a los de la ONU, pero a
nivel regional. Otros organismos importantes, en lo referente a la integración económica, son el TLCAN (Tratado de Libre
Comercio de América del Norte) entre México, Canadá y EUA, y el MERCOSUR

Las organizaciones no gubernamentales

Como último sujeto del Derecho Internacional Público, se analizará a las organizaciones no gubernamentales (ONG),
constituidas por la sociedad civil internacional organizada.

El término ONG se emplea para describir a organizaciones que no forman parte del gobierno, similar a una empresa cuyo
fin principal no es el lucro. Por lo general, están integradas por los ciudadanos en general que comparten una visión y
objetivos comunes, pudiendo recibir financiamiento del Estado ya sea a través de fundaciones o empresas particulares.
Algunas otras, con la intención de sostener la autonomía y libertad de gestión y equidad, evitan los préstamos estatales y
laboran a través de voluntarios.

Algunos ejemplos son: Cruz Roja, Save the Children, Amnistía Internacional, Greenpeace, Human Rights Watch,
etcétera.

Para conocer las características de las organizaciones no gubernamentales, nacionales e internacionales,


ingresa a las siguientes ligas:

Organizaciones de la sociedad civil y no gubernamentales:

 www.unesco.org/new/es/education/partners/education-partners/civil-societyand-non-governmental-
organizations/

Organizaciones no gubernamentales:

 www.gf-sistemas.com/organizaciones-no-gubernamentales

Otros sujetos de Derecho Internacional La evolución de la subjetividad internacional parece muy activa, ya que expone el
desarrollo de relaciones internacionales donde se manifiestan nuevos elementos de poder, y es precisamente esta
situación en la que existen ciertas confusiones. El hecho de que algunos entes internacionales sean factores de poder no
significa que tengan subjetividad jurídica en el Derecho Internacional Público.

Para ser considerado sujeto de Derecho Internacional, es necesario pasar un riguroso examen sobre derechos y
obligaciones internacionales y su capacidad de ejercicio.

Los países subdesarrollados, como nueva categoría de sujeto, son proyecciones que todavía no están totalmente
“maduras”, ya que no soportan, por ahora, una prueba sobre sus derechos y obligaciones internacionales y su
capacidad de ejercicio.

De esta forma, en la doctrina no hay una sola corriente dominante; se trata de conceptos e ideas que no tienen una base
teórica-práctica sólida, pero pueden ser proyecciones de organizaciones de la subjetividad del futuro. Tal es el caso de
empresas multinacionales, la sociedad, países subdesarrollados, organizaciones internacionales no gubernamentales
(ONG), entre otras.

En el caso de las empresas trasnacionales; algunos piensan, acertadamente, que no deben tener subjetividad
internacional y, en caso de querer controlarlas, se debe hacer por medio de los Estados de los que son originarias. Otros,
muestran cierta vocación para incluirlas en la lista de sujetos de derecho internacional. Es indudable una colisión; sin
embargo, es incierto que sean titulares de derechos y obligaciones a tal grado que pueda n constituirse en sujetos.

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