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Cuaderno de

FILOSOFÍA Y CIENCIAS HUMANAS

Nº 22. — Enero 2005- Mayo 2005

Alicia en el barrio rojo


El debate sobre la prostitución en el feminismo actual

La prostitución como asunto político 3

El fin de la caverna 7
Maria Fdez. Estrada

En-torno a los cuerpos 23


Alberto Matamoros

Recuerdos de una estructura 28


Ana Molina Roldán

El Milagro económico de la Mecánica sexual dominante 36


Vanessa Ripio Rodríguez

Aletheia a través de la especulación 50


Juan Jesús Rodríguez Fraile

La máquina, la risa y la venganza del accidente 70


Nuria Sánchez Madrid
2 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

Dirección y edición: Isidro Ji-


ménez Gómez, Francisco
Rosa Novalbos, Jorge Felipe
García Fernández.
Consejo de redacción: Mª José
Callejo Hernanz, Juan Bau-
tista Fuentes, Virginia López
Domínguez, Antonio M. Ló-
pez Molina, Antonio Benítez
López.

Publicación de la Facultad de Fi-


losofía de la Universidad
Complutense de Madrid.

Versión electrónica:
Sumario:
www.filosofia.net/materiales
cdemateriales@yahoo.es
La prostitución como asunto político 3

El fin de la caverna 7

En-torno a los cuerpos 23

Recuerdos de una estructura 28

El Milagro económico de la Mecánica sexual


dominante 36

Aletheia a través de la especulación 50

Cuaderno de MATERIALES La máquina, la risa y la venganza del accidente 70


Madrid, enero-mayo de 2005-.
ISSN: 1139-4382
Dep. Legal: M-15313-98
La prostitución como asunto político 3

Editorial
La prostitución como asunto político

«¡Estaré tan calentita como en mi propio salón! –pensó Alicia–. O más caliente aún,
porque aquí nadie se va a meter conmigo si me acerco mucho al fuego... ¡Qué divertido va
a ser cuando me vean a través del cristal y no puedan alcanzarme!»
Lewis Carroll A través del Espejo
«La filosofía es la constante ruptura frente a aquel saber al que se refiere la interpreta-
ción enunciativo-predicativa. Vimos la relación que esto tiene con la forma de diálogo, y
también vimos cómo esa distancia o ruptura con respecto al juego que se juega es la con-
dición para poder percibir el juego mismo. Ahora nos corresponde mencionar otro aspecto
de la misma cuestión. La ruptura con el saber y el decir ordinarios, para los que vale la in-
terpretación enunciativo-predicativa, es precisamente eso: ruptura, distancia; no es
instalarse en algún otro modo de saber o decir; la pregunta filosófica no tiene estatuto; es
irreductiblemente desarraigo».
Felipe Martínez Marzoa Historia de la filosofía

L a distancia teórica –donde no se juega– debiera ser el ágora, requerido desarraigo, para ser capaces de delimitar el
espacio epistémico que nos permita reconocer un asunto político frente a un asunto privado. Pues bien, el asunto que
nos ocupa en esta edición tiene la peculiaridad, pringosa, diríamos, de resistirse a la configuración como asunto polí-
tico, pese a su pasmosa publicidad. Para entender dicha resistencia y presentar la necesidad de la desnaturalización del
asunto en cuestión, tenemos que hacernos cargo de dos aspectos:
1- La distancia teórica exigida por las teóricas feministas consiguió historizar la naturalización a la que se veía
sometida la condición de las mujeres. La filosofía feminista, esgrimida desde hace más de tres siglos –y silenciada desde
hace más de tres siglos–, exigió coherencia teórica a las explicaciones y sistemas que se hacían cargo desde los orígenes de
Grecia de la pregunta por el ser; lanzando como principios determinaciones preñadas de distinciones valorativas que no
eran capaces de desenvolverse de la doxa, refutada socráticamente en el decir del ser, y colada una y otra vez, en el decir
del ser mujer. Como si nosotras no tuviéramos otro destino que la inmanencia de la naturaleza, y tuviésemos vetado el ac-
ceso a la trascendencia que nos definiese independientemente de nuestras matrices a la hora de argüir derechos y deberes,
instaurando un orden de desigualdades que sustenta la distinción entre lo público y lo privado, quedando inscritas en el or-
den de lo privado, condenadas las excursiones femeninas a lo público.
«Al estar incluidos, hombres y mujeres, en el objeto que nos esforzamos en delimitar, hemos incorporado, como es-
quemas inconscientes de percepción y de apreciación, las estructuras históricas del orden masculino; corremos el peligro,
por tanto, de recurrir, para concebir la dominación masculina, a unos modos de pensamiento que ya son el producto de la
dominación. Sólo podemos confiar en salir de ese círculo si encontramos una estrategia práctica para efectuar una objetiva-
ción del tema de la objetivación científica»1
La salida de ese círculo, la estrategia de objetivación, la historización de la desnaturalización de la categoría de lo feme-
nino se inicia teóricamente desde Olympe de Gouges, Mary Wolstonecraft, Alejandra Kollontay, Flora Tristán,Simone de
Beauvouir, Kate Millet, Kathleen Barry, Pierre Bourdieu, Celia Amorós, Marcela Lagarde, y un largo etcétera, construyen-
do en este mundo el camino hacia la emancipación de la mujer, el análisis de la lógica de la dominación masculina y su
combate.
Política sexual, obra escrita por Kate Millet en el 69, responde a la necesidad de entender la distribución del orden so-
cial según una distribución del orden de los sexos que implicaría una política muy determinada, la patriarcal, que tras un
ejercicio de violencia simbólica, amortiguada, insensible y por tanto invisible para las víctimas y sutil para la acción domi-
nante, consigue aparecer en el orden de lo aparente, como lo natural, lo carente de construcción social, lo inamovible, lo
atemporal y por tanto lo eterno. Ofreciendo la curiosa paradoja de que la biología reciba los atributos deseados para el fin
de la caverna; es decir, tenemos la más clara de las cavernas, definida, a lo largo de toda la historia del pensamiento, con
los atributos de lo que sólo correspondería al orden de las ideas. Todo un sofisma que pondría los pelos de punta a cual-
quier socrático. A Protágoras hubo que aclararle que el hombre no es la medida de todas las cosas, ¿por qué a las mujeres
se les exige lo contrario?

1
BOURDIEU, P., La dominación masculina, Barcelona, Anagrama, 2000, pág. 17.
4 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

2- El segundo aspecto sería hacernos cargo de que una política sexual nos descubre que la relación entre los sexos
es un compendio estructural:
«el mundo social construye el cuerpo como realidad sexuada y como depositario de principios de visión y de división
sexuantes. El programa social de percepción incorporado se aplica a todas las cosas del mundo, y en primer lugar al cuerpo
en sí, en su realidad biológica: es el que construye la diferencia entre los sexos biológicos de acuerdo con los principios de
una visión mítica del mundo arraigada en la relación arbitraria de dominación de los hombres sobre las mujeres, inscrita a su
vez, junto con la división del trabajo, en la realidad del orden social.»2
El pensamiento crítico tendrá que emplear toda su alma en la búsqueda de las condiciones de posibilidad de la estructu-
ra patriarcal que configura un estado de dominación. Este es el caso de la teoría crítica feminista, y a dicha labor se
compromete al desvelar la construcción de los cuerpos. Una posible facticidad de dicho constructo sería el fenómeno de la
prostitución.
La estructura patriarcal constituye la realidad de tal manera que la envoltura del círculo sea especialmente pringosa, de
ahí la resistencia, comentada al principio, a que sus plataformas sean objeto de análisis, y ha hecho falta el fastidioso traba-
jo de la historia para inmiscuir las armas teóricas en las construcciones patriarcales, eximidas de política por esa armadura
que reviste lo personal, y tras mucho esfuerzo teórico y práctico del feminismo, hemos conseguido nombrar esas armaduras
como cárceles. Por eso pudimos hacer matemáticas, elegir nuestros compañeros, y afrentar la naturaleza como seres racio-
nales. Pero el patriarcado sigue ejerciendo resistencias, y reacciona para estar lejos de ser un animal agonizante y poder
reinar con la fuerza de los «neo» contemporáneos. El cuerpo teórico se resiste a analizar el cuerpo fáctico: se disparan de
nuevo los argumentos de la privacidad, y se expone que la prostitución es una decisión privada entre dos personas, por mu-
cho que la peculiaridad de la prostitución sea precisamente el establecer una «relación» sexual independientemente de la
relación privada, personal, íntima de los sujetos. Es decir es una «relación» independientemente de la relación, es una «re-
lación» sexual sin relación, por tanto existe una posibilidad sexual que al no requerir privacidad relacional pasará a ser
pública. La prostitución es un fenómeno público, es ofertada en la prensa, y anunciada con luminosos por las carreteras, o
«expuesta» en algunas calles de muchas ciudades. La resistencia a nombrarla como asunto político es la resistencia del pa-
triarcado a visualizarse.
Las excepciones históricas a esa resistencia podrían, en principio, exponerse en tres posturas. Esta clasificación solicita
matices importantes a la hora de ser nombrada como resistencia patriarcal:

1) La prohibición:
La ilegalización, que dispone cárcel para las mujeres que ejerzan la prostitución. Esta postura aparece y desaparece de la legisla-
ción desde que hay legislación, y nos permite ver, en las películas, esas maravillosas escenas en las que la policía irrumpe en un
prostíbulo para llevarse a las prostitutas a comisaría y mandar a sus casas a los hombres!?
La prohibición sería la postura conservadora que construye la estigmatización de la prostituta, condenando a esta con la falsa moral
que caracteriza tantas veces a las morales adscritas a ideologías politizadas por prescripciones religiosas y clasistas. No supone
una afrenta para el orden patriarcal, impone mandato de género a las mujeres, y su incumplimiento supondrá un castigo y pena-
lización.

2) La reglamentación-legalización:
Prevé que existan zonas en la urbe donde se localice el fenómeno y, desde la irrupción de la sífilis o «mal de Venus» –como si solo
la contagiasen las mujeres– la imposición de controles sanitarios a las prostitutas, para seguridad de los usuarios. Esta política fue
aplicada, por ejemplo, por Napoleón Bonaparte, ese gran liberador y progresista.
La reglamentación supone un orden de legitimidad, asegurando la calidad del servicio para los usuarios, y responde históricamente
a los intereses de los varones que se entienden a sí mismos sujetos a unas «necesidades sexuales» cercanas al reino animal, bam-
boleando el mismo orden patriarcal que los erigía como seres racionales, por oposición a la naturaleza femenina –este es el
privilegio de los privilegiados, poseedores del «depende» clasificatorio de los sofistas, sin riesgo de perder su estatuto–.

2
BOURDIEU, ob.cit., pág. 24. Si resumiésemos la claridad explicativa de Pierre Bourdieu en La dominación masculina, podríamos de-
cir que reside en la distinción entre la posibilidad de un orden social sexuado que configure lo existente, y la realidad de un orden
social sexuado que configure la realidad sexistamente. La distinción no es arbitraria pero sí lo es la configuración de un orden u otro.
El patriarcado, esforzándose en nombrar la realidad, no se limita a nombrarla poniendo en juego unas coordenadas intelectuales que
posibiliten su conocimiento. El patriarcado no nombra la realidad sino que la configura, la confecciona según unas medidas muy
concretas que no representan posibles diferencias sino que producen desigualdades. Sería más o menos tolerable si el patriarcado
admitiese su donación de sentido, su producción de sistemas perceptivos preñados de juicios de valores, si admitiese que no pone en
juego un sistema de relaciones de sentido sino todo un sistema de relaciones de fuerza, esto sería más o menos tolerable puesto que
sería fácil reconocer su orden de intereses. Lo peligroso del asunto es el encubrimiento de la estrategia teórica, la pretensión de que
no se está configurando nada sino que simplemente se está nombrando lo existente, y además las apariencias nos prestan la fuerza de
«lo evidente».
La prostitución como asunto político 5
Actualmente la reglamentación es bandera de determinadas corrientes políticas de la izquierda y del feminismo. Los argumentos de
dichas teorías podrían resumirse en tres aspectos: La prostitución es un trabajo –es una opción laboral requerida por las mujeres–;
su regularización como oficio terminará con la especulación por parte de los proxenetas; y la prostitución emancipa sexualmente
a las mujeres.

3) La abolición de las condiciones que configuran el fenómeno de la prostitución:


Dicha medida plantea una distancia radical respecto a las anteriores. El análisis que propone consiste en visualizar las condiciones
de posibilidad para que haya prostitución: la figura del prostituidor y la figura del proxeneta, y abolir ambas, eximiendo de res-
ponsabilidad penal y moral a la mujer. Afrontar estructuralmente las condiciones económicas que propicien esta situación,
disponiendo recursos para las mujeres. El movimiento feminista ha sido el movimiento social que ha exigido estas medidas.
La «relación» o «intercambio» que conforma la prostitución es posible en tanto que hay una demanda mayoritariamente masculina,
e históricamente una oferta proporcionada por otra figura masculina que se encarga de la transacción económica. El intercambio
de mujeres significa, por muchas interpretaciones que uno pueda aventurar, un orden de relaciones patriarcal. Así lo revela la teo-
ría feminista desde los orígenes de su concepción.
En la segunda mitad del siglo XIX el abolicionismo –movimiento de agitación social–, considerando la prostitución un asunto po-
lítico, reacciona críticamente frente a los sistemas reglamentaristas adoptados por los distintos gobiernos europeos, que en
nombre de la salud pública someten policialmente a las prostitutas a controles sanitarios. Josephine Butler lidera, en Inglaterra,
una campaña contra la ley de Enfermadades Infecto-Contagiosas de 1869. En 1875 funda en Liverpool la «Federación británica
y continental a favor de la abolición de la reglamentación oficial de la prostitución», denunciando el proxenetismo y visualizan-
do como responsables de la existencia de la prostitución a sus usuarios. Gracias a la militancia activa de Butler, en 1902 se
celebra, en París, la 1ª Conferencia Internacional aprobando el Acuerdo Internacional Para la Represión de la Trata de Blancas
que será firmado por trece países, entre ellos España. Desde entonces se suceden distintos tratados corroborando la abolición de
las condiciones que posibilitan la prostitución; la impronta internacional se adquiere definitivamente el 2 de diciembre de 1949,
cuando la Asamblea General de Naciones Unidas firma el Convenio Internacional para la Represión de la Trata de Personas y
de la Explotación de la Prostitución Ajena, declarando la prostitución como un atentado contra los derechos humanos.
A partir de los años ochenta distintos países europeos incumplen dicho Convenio para distinguir entre prostitución forzosa y no for-
zosa –regulan el proxenetismo cuando no se empleen medidas coercitivas–, así el Estado Español consigue en 1995, reformando
el código penal, abrir su mercado al comercio del sexo, colaborando en la extensión mercantilista y rentabilísima de esta indus-
tria. Puede decirse que España desde los años noventa es la gran especuladora de suelos y de cuerpos. Existen desde entonces
gobiernos como el Holandés que al diferenciar prostitución forzosa de no forzosa, amplían tanto, tanto, el derecho al libre trabajo
que acuñan conceptos jurídicos como «el derecho a la propia explotación».
La abolición es propuesta por las feministas ilustradas –Mary Wolstonecraft–, las activistas políticas –Josephine Butler, quien or-
ganizó el movimiento internacional contra la esclavitud sexual en el siglo XIX–, las feministas marxistas –como Alejandra
Kollontay–, las anarquistas libertarias de principio de siglo –como Federica Montseny–, las feministas radicales norteamericanas
–como Kathleen Barry–, feministas contemporáneas como Sheyla Jeffreys, feministas de la diferencia –como Luisa Muraro–, po-
líticas feministas –como Marcela Lagarde– y los movimientos feministas de nuestro siglo que siguen luchando por la
emancipación de la mujer, por la abolición de un estado patriarcal y, por tanto, por el fin de la esclavitud sexual.

La reglamentación es una postura política frente al fenómeno de la prostitución, que sí constituye a éste como asunto
político, sus argumentos gozan de recursos que leemos en distintas publicaciones, escuchamos en los medios, y organizan
sindicatos como CCOO.
Nuestro pensamiento crítico, nuestro compromiso teórico nos lleva a preguntarnos si la reglamentación es una excep-
ción histórica a la narración del patriarcado, o si perpetúa el mismo orden patriarcal.
La situación actual de la industria del sexo plantea un serio problema para los derechos humanos. La realidad está con-
figurada por cuatro millones de mujeres y niñas traficadas con fines de explotación sexual al año, a nivel mundial, según
constatan las Naciones Unidas3. Es uno de los negocios más rentables de nuestra sociedad globalizada, está por delante del
tráfico de drogas, su mercancía supone menos riesgos de transporte y es mucho más rentable, puede ser revendida hasta
treinta veces4.

3
Informe sobre el Estado de la Población del Fondo de Población de Naciones Unidas.
4
«Pinno Arlacchi, Director ejecutivo de la Oficina de NNUU para el Control de las Drogas y la Prevención del Crimen manifestó, en la
Conferencia Sobre el Crimen Organizado celebrada en diciembre de 2000, que el tráfico con fines de explotación sexual reporta 7 bi-
llones de dólares anuales» «La industria económica del sexo reportó en Tailandia en el año 1995, entre 18 y 21,6 millones de dólares
USA, dicha cifra es superior al presupuesto total del país en ese año.» Rosario Carracedo. "Regular la prostitución es legitimar la
Violencia contra las mujeres". En Actas. Feminario sobre la Prostitución. Córdoba, nov., 2003.
6 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

La reglamentación quiere combatir el proxenetismo organizado, y la prostitución forzada, y para ello entiende que hay
que legalizar la prostitución. Varios países han adoptado estatalmente estas medidas, entre ellos : Holanda, Alemania, Aus-
tralia.
«La legalización y despenalización llevan al aumento de la industria de la prostitución. El tráfico de mujeres para cu-
brir los burdeles legales e ilegales es un resultado inevitable. Empresarios del sexo tienen dificultades en suplir sus
necesidades con mujeres locales y las mujeres traficadas son más vulnerables y rentables. Las mujeres traficadas son colo-
cadas por igual en los burdeles de Victoria, en los legales e ilegales. Pueden trabajar legalmente en burdeles legales con
permisos de trabajo si los traficantes aplican el nombre del estatuto de refugiado. Los traficantes venden en Victoria las mu-
jeres a burdeles legales e ilegales por un precio de $15.000 cada una. Las mujeres están endeudadas, así que las ganancias
de su esclavitud no les llegan a ellas. Está habiendo investigaciones sobre varios burdeles suburbanos de los que hay sospe-
chas de estar usando mujeres traficadas desde el Sudeste Asiático con vistas turísticas. La policía sospecha que están
obligadas a tener sexo con 800 hombres antes de recibir ningún dinero para pagar las deudas contraídas con sus traficantes.
Parece ser, según dijo el portavoz de la policía, que vienen aquí por encargo. Se estima que ganan $1 millón por cada mujer
traficada a la semana.»5
La abolición enfrenta la problemática visualizando al prostituidor –que en los eufemismos neoliberales se llama a si
mismo cliente– y al proxeneta –o en la misma progresiva banalidad denominado empresario del sexo–. Las tesis abolicio-
nistas no fraccionan el fenómeno de la prostitución en categorías –voluntaria o forzosa–. A la vez que no se cesa de
exponer las consecuencias de la reglamentación para el conjunto de las mujeres. Suecia desde el año 1999 es un país aboli-
cionista; a las prostitutas ha dejado de denominárselas trabajadoras del sexo y se las considera en una situación económica
extrema y con derecho a la prestación de recursos por parte del Estado. En Suecia el índice de mujeres y menores traficadas
ha disminuido un 80%. En los países reglamentaristas los índices de tráfico se han triplicado, la CEDAW6 considera en es-
tado de alerta a estos países por fomentar una de las formas contemporáneas de esclavitud: la esclavitud sexual.
La compleja realidad del fenómeno de la prostitución convierte este asunto político en un asunto teórico. Althusser
afirmó, en su análisis marxista, que a la realidad no le da lo mismo ser conocida que no. Tal vez éste sea el acto revolucio-
nario al que compromete la teoría desde Grecia. La presente edición de Materiales nos ofrece el ágora requerido para la
exposición de argumentaciones sobre este determinado asunto político y teórico, en donde el patriarcado capitalista des-
pliega sus redes enseñándonos una orgía de voluntades, y ante la que los análisis estructuralistas aquí expuestos se esmeran
en explorar con el fin de imponer, en el más sentido kantiano, las determinaciones que harán a una voluntad libre frente a
una voluntad esclava, y la complicidad con ese sueño ilustrado que aún rejuvenece nuestros corazones de que un reino de
los fines sea posible en esta tierra.
Alicia Martínez7

5
JEFFREYS, S., "Cultura de la Prostitución: Legalización de la Prostitución de Burdeles en Victoria, Australia". Charla dada en el
Seminario sobre los Efectos de la Legalización de las actividades de la Prostitución –análisis crítico. Estocolmo, 6 de Noviembre
6 2002.
Informe del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW): España. El Comité examinó el quinto infor-
me periódico de España (CEDAW/C/ESP/5) en sus sesiones 649ª y 650ª, celebradas el 7 de julio de 2004. Observaciones finales del
Comité. Principales esferas de preocupación y recomendaciones.
7
Alicia Martínez es Licenciada en Ciencias Políticas y en Bellas Artes y Doctora en Filosofía por la UCM. Su último libro, próximo a
aparecer, lleva por título Diario de una feminista radical que nunca se vendió al Capital.
El fin de la caverna 7

El fin de la caverna

Maria Fdez. Estrada*

«Claro que he comido huevos –dijo la niña, que nunca faltaba a En realidad, la historia podría dividirse en esa clase de
la verdad–, pero es que las niñas comen tantos huevos como las
serpientes, ¿no lo sabía usted?
hombres «ordenados» –a costa de tantos desórdenes distri-
butivos provocados por la impoluta y homogénea
- No creo una palabra de lo que dices –dijo la Paloma–, pero apariencia que consigue representar la mercancía– y los
aunque así fuera, eso las convertiría en una especie de serpientes.
¡Está bien claro!
hombres que se resistieron a ordenar la tierra, a ordenar su
cuerpo, a ordenar las cosas, e insistieron en seguir pregun-
Alicia se quedó pasmada ante esta nueva y sorprendente idea y tando.
la Paloma aprovechó para volver a la carga:
- Lo que está claro es que tú estás buscando huevos; y en ese Pero la historia de la humanidad, pese a su condición
caso, ¿qué me importa que seas niña o serpiente? bípeda y racional consiste en incurrir una y otra vez en sor-
- A usted quizás no, pero a mí sí –se apresuró a decir Alicia–.
prendentes paradojas: las distintas clases de hombres
Pero da la casualidad de que no estaba buscando huevos, y menos pueden beberse una cerveza, echarse unos cigarros comen-
los suyos. No me gustan los huevos crudos.» tando el follón –en sus distintos grados, según el primer
Lewis Carroll Alicia en el País de las Maravillas.
orden, o caos, al que estuviesen adscritos–, que supone no
distinguir ordenadamente los entrantes y los salientes, lo
«Sólo en el trabajo mismo con la cosa puede ocurrir –y ocurre cóncavo y lo convexo, lo masculino y lo femenino. Las
si el trabajo es especialmente serio– que el previo «tener por» se
ponga de manifiesto e incluso que llegue a poder ser discutido. La condiciones de posibilidad para que haya ciencia, la pre-
seriedad del trabajo con algo se mide por la capacidad de someter gunta por los principios despejando la mitología homérica
a continuada autocrítica el previo «tener por». de la vía explicativa, enunciaba a la vez y en el mismo sen-
Felipe Martínez Marzoa Ser y diálogo. tido «hay un principio bueno que ha creado el orden, la luz
y el hombre, y un principio malo que ha creado el caos, las
tinieblas y la mujer»1. Desde Aristóteles a Rousseau, desde
1. El paso del mito al logos Kant a Baudrillard, desde mis abuelos a mis alumnos.
«En la unión de los sexos, cada uno concurre de igual forma
H abía que nombrar todas las estructuras que dividían los
espacios según un arbitrario sino genital. al objetivo común, pero no de igual manera. De esa diversidad
nace la primera diferencia asignable entre las relaciones mora-
Los entrantes y salientes que caracterizan los tornillos y les de uno y otro. Uno debe ser activo y fuerte, el otro pasivo y
las tuercas como machos y hembras según su remate final, débil: es totalmente necesario que uno quiera y pueda; basta
dividían de igual manera el orden social, con la diferencia que el otro resista poco. Establecido este principio, de él se si-
considerable de que, obviamente, no es lo mismo ser un gue que la mujer está hecha especialmente para agradar al
material de ferretería que ser un ser humano. En realidad es hombre; si el hombre debe agradarle a su vez, es una necesidad
menos directa, su mérito está en su potencia, agrada por el solo
muy práctico ordenar un cajón separando los tornillos de las hecho de ser fuerte.(...) De la buena constitución de las madres
tuercas, según su apariencia, y en principio, la realidad so- depende ante todo la de los hijos; del cuidado de las mujeres
cial resultaría igualmente ordenada si se reconocen las dependen también sus costumbres, sus pasiones, sus gustos, sus
diferencias aparentes, seguramente muchas almas se tran- placeres, su felicidad misma. Por eso, toda la educación de las
quilizarían en un reino de orden frente a un reino de caos. mujeres debe referirse a los hombres. Agradarles, serles útiles,
Esto no es baladí, la historia ensangrienta nuestro pensa- hacerse amar y honrar por ellos, educarlos de jóvenes, cuidar-
miento, todos los imperios imponiendo orden en realidades los de adultos, aconsejarlos, consolarlos, hacerles la vida
dispares que resultaban caóticas ante los ojos juiciosos. agradable y dulce: he ahí los deberes de las mujeres en todo
tiempo, y lo que debe enseñárseles desde su infancia. Mientras
A muchos hombres les resultaba un auténtico follón los no nos atengamos a este principio nos alejaremos de la meta, y
colores de los indios, la vida ociosa que proporcionaban las todos los preceptos que se les den de nada servirán ni para su
plataneras a los indígenas, los ritos de las pieles oscuras, las felicidad ni para la nuestra.»2
tierras comunales, las fábricas autogestionadas, los tiempos
del café, de la media mañana, de la siesta, las largas expli-
caciones en las asambleas, las colas para el pan en los
* María Fernández Estrada cursa estudios de doctorado en Filoso-
países comunistas, incluso si me apuran, podríamos decir
fía.
que incluso la existencia de los conceptos, la pregunta por
1
el ser, y la diseminación de la realidad en condiciones es- Pitágoras.
tructurales, Gorgias, Menón, Antifonte... siempre se 2
ROUSSEAU, Jean Jacques, Emilio o de la educación. Alianza
levantaban enfadados, su «orden argumentativo» sufría un Editorial, pg. 484, 485. El subrayado es nuestro.
desorden ante las preguntas socráticas.
8 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

Rousseau evidentemente resulta un gran patriarca teóri- como afirmáis. Pero si, por desgracia, tuvierais razón. ¿Cuál
co, no escatima en apariencias ilustradas, sino que habla de sería la causa de ello? La esclavitud y la degradación a que
dominación y sumisión. Y ante unas artes descubiertas, el hemos reducido a las mujeres, las trabas que ponemos a su inte-
pensamiento valientemente ilustrado aplica el disolvente lecto y a su corazón, la jerga fútil y humillante para ellas y para
nosotros a la que hemos reducido nuestra relación con ellas
crítico que aclare los saltos retóricos que arguye el patriar- como si no tuvieran una razón que cultivar o no fueran dignas
cado moderno: de ello. Finalmente, la educación funesta, yo diría casi homici-
«Entonces buscó la soledad, no para dormir con el hombre da, que les prescribimos, sin permitirles tener otra; educación
de la naturaleza o investigar con calma las causas de las cosas en la que aprenden casi únicamente a fingir sin cesar, a ahogar
bajo la sombra donde sir Isaac Newton se entregaba a la con- todos los sentimientos, a ocultar sus opiniones y disfrazar todos
templación, sino simplemente para entregarse a sus sus pensamientos. Nos comportamos con su naturaleza como lo
sentimientos. Y ha pintado tan ardientemente lo que sentía con hacemos con la de nuestros jardines: tratamos de adornarla so-
tanta fuerza, que al interesar los corazones e inflamar la imagi- focándola.»5
nación de sus lectores según la fuerza de la suya, éstos se Exponer minuciosamente el trabajo de deconstrucción
imaginaban que convence a sus entendimientos cuando sólo
sienten afinidad con un escritor poético que exhibe con habili-
que realizó la teoría crítica feminista desde el siglo XVIII, y
dad objetos sensuales ensombrecidos del modo más voluptuoso sus luchas sociales, ocuparía otro artículo. Y el objetivo de
o velados con gracia; y así, al hacernos sentir cuando pensamos éste es deconstruir las formas del patriarcado contemporá-
que razonamos, la mente saca conclusiones erróneas. ¿Por qué neo, para ello tengo que referirme, al menos, a los órdenes
la vida de Rousseau se dividió entre el éxtasis y la miseria? La históricos formalmente alterados.
única respuesta que se puede dar es que la efervescencia de su
imaginación produjo ambas: pero si ésta hubiera podido en- 2. El problema que no tiene nombre
friarse, quizás habría adquirido mayor fortaleza mental. La ideología del amor y el discurso de la complementarie-
Además, si el propósito de la vida es educar la parte intelectual
dad excluían explícitamente a la mujer del concepto de
del hombre, no hay nada que objetarle a este respecto; más aún,
si la muerte no condujera a un escenario de actuación más no- ciudadanía, recluyéndola en una educación sentimental y
ble, es probable que hubiera disfrutado de una felicidad más fuera de la academia –permitiendo con su exclusión los pa-
equilibrada en la vida y hubiera sentido las serenas sensaciones res dicotómicos que oponían la razón a la naturaleza, la
del hombre natural, en lugar de prepararse para otro estado de episteme a la doxa, lo inteligible a lo sensible, lo público a
existencia nutriendo las pasiones que agitan al hombre civiliza- lo privado–. La dominación masculina tiene que cambiar
do. sus formas ante la lucha y vindicación feminista. El auge
Pero demos paz a sus manes. No lucho contra sus cenizas, del sistema de producción capitalista requiere de nuestra
sino contra sus opiniones. Lucho sólo contra la sensibilidad que mano de obra en el espacio público –ahora representado
le llevó a degradar a la mujer al hacerla esclava del amor.»3 únicamente en el horizonte del mercado– pero es el movi-
miento feminista el que requiere los derechos de esas
Se instaura así el principio lógico de la inferencia cau- trabajadoras, igual trabajo igual salario...6
sal, la teoría crítica feminista podríamos decir que alberga,
por excelencia, la no inversión causal como criterio de co- La primera mitad del siglo XX representa para mujeres ;
nocimiento. Que no se tomen los efectos por las causas las aulas de la ciencia, los derechos humanos, el sufragio
alienta los corazones modernos de las teóricas, y de algún universal...
teórico que no incurre en infracciones4 lógicas. Así escribe
Pero las resistencias patriarcales, en la primera mitad
D´Alembert a Rousseau:
del siglo veinte, acallaban una y otra vez las conquistas es-
«No examinaré, Señor, si tenéis razón al exclamar «¿dónde pacio-temporales y la liberación simbólica de las mujeres.
encontraremos una mujer atractiva y virtuosa?», como el sabio Se acabó la guerra y tuvimos que volver a nuestros puestos,
se preguntaba en otras épocas «¿dónde encontraremos una mu- se nos armó con lavadoras, y tuvimos que aspirar hasta la
jer fuerte?». El género humano sería muy desdichado si el última mota de polvo, Betty Boop de asaltar trenes en mar-
objeto más digno de nuestro respeto fuera en efecto tan escaso
cha pasó a acunar niños en su regazo, con el agravante de
una silueta requerida por lo que comenzaba a ser el patriar-
cado gráfico de esas postales que ilustraban los talleres,
3
WOLLSTONECRAFT, Mary, Vindicación de los Derechos de erotizaban las cabinas de los pilotos, y mantenían a nuestros
la Mujer. Ed. Cátedra, 2000. hombres en pie con la ilusión de que unos buenos pechos
4
Cartas como la que escribe D’ Alembert a Rousseau, o como los turgentes siempre estarían al final de la batalla, la construc-
textos de Condorcet, que nunca se estudian en asignaturas de ción de las chicas pin up plastificaba la realidad visual con
Filosofía Moderna, a no ser que la materia la impartan profe- una sonrisa eterna y un trasero pomposo sobre el columpio
sores feministas, como la filósofa Alicia H. Puleo, quien edita
la compilación de textos que recoge el debate sobre la igual-
dad de los sexos que se mantuvo en el siglo XVIII (La
Ilustración Olvidada), prueba escrita que dificulta los argu- 5
V.V.A.A. La Ilustración Olvidada, la polémica de los sexos en
mentos relativistas que eximen de responsabilidad teórica a los el siglo XVIII. Ed. De Alicia H. Puleo, presentación de Celia
filósofos del patriarcado moderno, como Jean Jacques Rous- Amorós, Antrhopos 1993.
seau –«hombre de su tiempo»– cuyos escritos corresponden a
6
una época que sí albergó la posibilidad crítica de abandonar El feminismo marxista tuvo que recordar una y otra vez que la
los prejuicios sexistas del orden teórico y práctico. estructura patriarcal no es exclusiva del sistema capitalista.
El fin de la caverna 9

de la disponibilidad incondicional. La coyuntura exigía un cia será perpetuamente trascendida por una conciencia esencial y
útero materno y una poitrine cargada de sexo. soberana. El drama de la mujer es ese conflicto entre la reivindi-
cación fundamental de todo sujeto, que se plantea siempre como
«El problema permaneció latente durante muchos años en la lo esencial, y las exigencias de una situación que la constituye
mente de las mujeres norteamericanas. Era una inquietud extra- como inesencial ¿Cómo puede cumplirse un ser humano en la
ña, una sensación de disgusto, una ansiedad que ya se sentía en condición femenina? ¿Qué caminos le están abiertos? ¿Cuáles
los Estados Unidos a mediados del siglo actual. Todas las espo- conducen a callejones sin salida? ¿Cómo encontrar la indepen-
sas luchaban contra ella. Cuando hacían las camas, iban a la dencia en el seno de la dependencia? ¿Qué circunstancias
compra, comían emparedados con sus hijos o los llevaban en limitan la libertad de la mujer? ¿Pueden ellas superarlas? Éstas
coche al cine los días de asueto, incluso cuando descansaban por son cuestiones fundamentales que quisiéramos aclarar. Es decir
la noche al lado de sus maridos, se hacían, con temor, esta pre- que puesto que nos interesamos en las oportunidades del indivi-
gunta : ¿Esto es todo? duo, no definiremos esas oportunidades en términos de
Durante más de quince años no se dijo una palabra sobre es- felicidad, sino en términos de libertad.»8
ta ansiedad entre los millones de palabras que se escribieron «La mujer no nace se hace» describe en términos exis-
acerca de la mujer en artículos de periódicos, libros y revistas tencialistas la construcción de género que persigue a
especializados, cuyo objeto era sólo buscar la perfección de la
mujer como esposa y madre. Repetidamente la mujer oyó la voz
nuestro sexo, Simone de Beauvoir representa en los años
de la tradición y el sofisma de Freud de que una mujer no puede sesenta la batalla contra el rol que nos ubica en un plano de
desear un mejor destino que la sublimación de su propia femini- inmanencia –en lo más hondo de la caverna–, habilitando la
dad. Los especialistas en temas femeninos le explicaron la forma nueva construcción que nos defina en el orden del para sí
de atrapar a un hombre y conservarlo; cómo amamantar y vestir frente al en sí –ese en sí que debía cumplir sus tareas esen-
a un niño, cómo luchar contra las rebeldías de los adolescentes; cialistas en el ser para el otro–. Se instauran los derechos
cómo comprar una máquina lavaplatos, amasar el pan, guisar de emancipación, la independencia económica, la capacita-
unos caracoles y construir una piscina con sus propias manos; ción profesional; el sistema capitalista nos admite como
cómo vestirse, mirar ser más femenina y dar más atractivo a la fuerza de trabajo, y nosotras podemos abandonar la casa pa-
vida conyugal; cómo prolongar lo más posible la vida de su ma-
rido y evitar que sus hijos llegasen a ser unos delincuentes. A la
ra inscribirnos en los bancos, en las escuelas, y en la
mujer se le enseñó como compadecer a aquellas mujeres neuró- fábrica. No se trata de un culto al sistema de producción,
ticas, desgraciadas y carentes de feminidad que pretendían ser pero la relativa independencia económica nos permitirá
poetas, médicos o políticos. Aprendió que las mujeres verdade- deshacernos de las condiciones sexuales de manutención.
ramente femeninas no aspiran a seguir una carrera, a recibir una
educación superior, a obtener los derechos políticos, la indepen-
El espacio público, en su dimensión académica y laboral
dencia y las oportunidades por las que habían luchado las «no está vetado» a las mujeres. No está vetado formalmen-
antiguas sufragistas. (...) «Sí sólo tengo una vida, déjenme vivir- te, pero sigue estando vetado simbólicamente. Las mujeres
la de rubia». (...) Las mujeres comían una especie de yeso siguen percibiendo menor salario, realizando trabajos tradi-
llamado metrecal como todo alimento, para amoldar su talla a la cionalmente femeninos. La maternidad, lejos de representar
de las jóvenes y delgadas modelos. Los fabricantes de ropa fe- derechos laborales, dado que sigue siendo condición indis-
menina informaron que la talla de la mujer norteamericana había pensable para repoblar el planeta y en principio, ni al propio
disminuido en tres y cuatro puntos. (...)»7 sistema capitalista, ni a los patriarcas –pues dejarían de
Hubo que poner nombre a ese problema, que dopaba existir– les interesa la esterilidad femenina, sigue ordenan-
con ansiolíticos a las amas de casa. Y el hogar, sinónimo de do los mercados laborales como si lo femenino ralentizase
la sociedad de bienestar, calentaba el fuego del infierno pa- la producción. Las concesiones paritarias de iure se dictan,
ra las mujeres que tenían que sostenerlo día a día. La clase de facto siguen siendo excepciones. Insisto que, sin estar
obrera, el otro pilar de la sociedad moderna, también regis- resuelta la distribución del espacio público independiente-
traba su dosis patriarcal, las marxistas no se cansaron de mente de los genitales de los sujetos, podemos contar casos
recordar que no podíamos esperar a solventar todas las con- como el de un hospital británico que ha tenido que indem-
trarevoluciones para poder, por fin, ocuparnos, de lo que nizar a sus trabajadoras, quienes, realizando las mismas
Lenin denominaba, la cuestión femenina. tareas que otros compañeros, reembolsaban la mitad de sa-
lario. Tras diez años de pleitos las enfermeras han percibido
La segunda ola del feminismo tiene que barrer la reac- lo que les había sido descontado por razón de sexo. Existen
ción y arremete en los años cincuenta visualizando las por tanto coincidencias del derecho y de la realidad que
estructuras elementales del patriarcado coetáneo. solventan tales discriminaciones, no está todo recuperado,
«Todo individuo que tiene el cuidado de justificar su exis- pero al menos en relación con el pasado, existe la posibili-
tencia, la siente como una necesidad indefinida de trascenderse. dad de denunciar la discriminación por razón de sexo. El
Ahora bien, lo que define de una manera singular la situación de patriarcado sigue vigente pero se reconoce formalmente su
la mujer es que, siendo una libertad autónoma, como todo ser denuncia.
humano, se descubre y se elige en un mundo donde los hombres
le imponen que se asuma como el Otro; pretenden fijarla como 3. Nombrar lo innombrable
objeto y consagrarla a la inmanencia, puesto que su trascenden-
¿Qué sucede con el espacio privado? Podríamos decir
en este apresurado resumen que la ideología del amor es
7
FRIEDAN, Betty, La mística de la feminidad. Ed. Jucar 1974
8
(pág. 35, 36). BEAUVOIR, Simone de, El segundo sexo. Siglo XXI.
10 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

envestida por su teórica deconstrucción. Tras tres siglos de asunto habita en la violencia invisible, en la estructura sim-
combate, el corazón del patriarcado se ve erosionado en dos bólica que sigue ordenando prescripciones de género con
de sus arterias –la ronda de lo público y lo privado–: la tanta rigidez que su incumplimiento asegura reprobación
fracción de los espacios es puesta en cuestión en las tierras social y personal, la misma violencia que nos exige incon-
occidentales, la emancipación intelectual y laboral consien- dicionalidad en el amor, la misma violencia que nos exige
te una dosis de libertad emocional, aunque la carga con exclusividad unos mandatos maternales y de cuidado,
simbólica siga siendo especialmente pesada: la construc- la misma violencia que nos exige una talla treinta y cuatro,
ción de la subjetividad femenina en el orden relacional, la misma violencia que traduce las dimensiones de un cuer-
articula su registro en pos de afectividad para el otro, exi- po en responsabilidad directa de su dueña, la misma
giendo unos grados de empatía, que en los casos extremos violencia que agolpa los cinco dedos de los pies en el espa-
de incondicionalidad ponen en peligro nuestra vida. Esto no cio de tres, la misma violencia que implica el tener que
es de extrañar si lo femenino recorre la idealización de su reírse de un chiste machista que ha dejado de hacernos gra-
pasado; la narrativa infantil ilustra las noches con besos in- cia desde los catorce años, la misma violencia que convierte
tensos que recibimos en un estado anímico muy parecido al un no en un sí seductor.
de la muerte. Blancanieves, Cenicienta…, son despertadas
Dolencias corporales y anímicas que nos retrotraen al
de su letargo por el primer beso de amor, éste tiene lugar
los orígenes de la lucha, pero podemos nombrar la punta de
por parte de un príncipe cuando la afortunada duerme en
la pirámide. Podemos denunciar una agresión, de iure la ley
sueño profundo, estado caracterizado por la somnolencia de
registra y nombra dicha violencia. El patriarcado sigue
todos los sentidos –los sensibles y los ¡inteligibles!–. La
igualmente vigente, pero se reconoce formalmente su de-
peculiaridad del sujeto en las oraciones pasivas es ser un
nuncia. Sigue igualmente vigente, por que todo problema
sujeto que padece la acción, nos explicaban en primaria, y
estructural para su solución requiere de la visibilización de
un sujeto pasivo a fuerza de no ser activo se convierte en lo
la estructura. Son necesarios, pero no suficientes los recur-
que define la falta de acción y subjetividad, a saber, la pasi-
sos que los Estados ofrecen a las víctimas. Un estado de
vidad de los objetos. Un sujeto, que como tal ha de
dominación masculina no se resuelve con algunas senten-
entenderse como un objeto, padece cierta disfuncionalidad,
cias, sigue siendo necesario un proceso de socialización que
lo mismo que el sujeto que en lugar de tratar con sujetos,
deshabilite las relaciones desiguales en las que se ven in-
incurre en vérselas con objetos, generando de igual modo
mersos los sexos, y, a saber, las reacciones patriarcales ante
disfunciones en el otro y en él mismo
la independencia social del colectivo de mujeres.
¿Qué nos facilita el feminismo? ¡La distinción entre vi-
Pese a las puntualizaciones señaladas respecto a los gra-
gilia y sueño!, ni más ni menos. El tener que vérselas con la
dos de liberación que acusan las mujeres en el momento
vida en tanto que objetos dificulta la dimensión de la vida
actual, las tradicionales formas encargadas de la producción
en tanto que persona, a saber, en tanto que ser racional. Si
patriarcal, «dejan algo que desear» en el Occidente desarro-
de la disposición racional se deduce la toma de decisiones,
llado.
el feminismo recupera el tratado kantiano de la razón para
toda la especie humana indistintamente de su sexo.9 La exclusión institucional de las mujeres en los espacios
públicos –en las articulaciones de la polis–, y los contratos
Recorrer toda la calle, con los ojos morados, subir una
sexuales del matrimonio –en las relaciones personales– no
cuesta y alcanzar la comisaría ya no es absolutamente en
producen excedentes patriarcales con la misma facilidad
balde, desde el momento en que la relación matrimonial
que antes, siguen siendo estructuras patriarcales pero no
con el agresor no resulta un eximente para él. La punta del
funcionan igual de bien. La búsqueda de la perpetuación
iceberg de la pirámide estructural de la violencia contra las
patriarcal supone la construcción de una máquina potente
mujeres constituye un delito, las leyes deben dejar de ampa-
que produzca las veinticuatro horas. Esa máquina será, más
rar a la violencia bajo los rótulos de lo personal y de las
que nunca, nuestro cuerpo, nuestro cuerpo colonizado una y
relaciones familiares.10
otra vez, en todas sus concavidades por el rótulo de SEXO.
Pero efectivamente es toda una pirámide y la exteriori- La mercancía producida por lo tanto será cuerpo femenino
zación física de la violencia es la cima. La gravedad del sexualizado que en las condiciones estructurales del patriar-
cado es la mercancía que produce plushonor, a saber,
excedente patriarcal. La fábrica más potente al respecto, se-
9
La Crítica de la razón práctica es una tratado sobre la libertad
rá, más que nunca, la prostitución –puesto que reproduce
que ofrece tales herramientas críticas, que permitiría incluso al las propias condiciones estructurales del patriarcado–.
propio Kant desmontar su misoginia La búsqueda de la fábrica patriarcal instaura, en el fe-
10
Hasta los años ochenta en el Estado Español las comisarías no minismo, la búsqueda de las condiciones que posibiliten tal
recogían las denuncias de las mujeres que acudían, tras una fenómeno.
brutal agresión, a inculpar a sus agresores. El estatuto de ma-
rido disolvía la agresión en un asunto privado. Gracias al
movimiento feminista, a la lucha de abogadas, diputadas, y
demás mujeres feministas, el maltrato físico, y más tarde el
maltrato psíquico – previo en el tiempo – se reconoce como
delito.
El fin de la caverna 11

4. La sexualización del cuerpo femenino está aún por producirse. La construcción político – social de la
11
deshumanización sexual no es necesaria en muchos países por-
Así expone su tesis Kathleen Barry, feminista radical nor- que la familia es aún el centro firme del control de las mujeres.
teamericana: La hegemonía de Estados Unidos en el mundo actual asegura
que lo que el patriarcado estadounidense nos hace a nosotras, las
«Hoy día, en Estados Unidos, el patriarcado de la familia no
mujeres estadounidenses y, por extensión, a las europeas y las
puede seguir sosteniendo con eficacia el control sobre las muje-
del Oeste, se construya como un modelo de desarrollo.»
res. La dominación privatizada, cuando el patriarcado crece en
torno al matrimonio y la familia, ha perdido su fuerza porque un ¿Qué quiero decir con esto?, ¿que la prostitución es un
gran número de mujeres ha accedido a la esfera pública y ha po- fenómeno nuevo, que no ha existido más que ahora, en este
dido ejercer su independencia económica. Las leyes auge capitalista?, ¿que antes, en mis ensoñaciones feminis-
matrimoniales han cambiado hasta el punto de que en la mayoría
de los estados las mujeres casadas, en un sentido técnico, ya no
tas, no había mujeres prostituídas, en Grecia –las hetairas–,
son propiedad legal de sus maridos. Pero esto no disminuye la en el Imperio Romano, en el Otomano, en las cruzadas cris-
incidencia de los abusos sobre las esposas. Sin embargo, ha au- tianas, en las colonizaciones sexuales que inauguran la
mentado la condición de pobreza de las mujeres conforme éstas Modernidad en el Nuevo Mundo, en los harenes islamistas,
han ido perdiendo más en las sentencias de divorcio. Y aun así, en las geishas asiáticas, que Madame Butterfly no era una
la familia no es la fuente del control total sobre las mujeres. El más entre un millón? ¿Que no somos el paso de la naturale-
poder patriarcal no pierde su fuerza bajo cambios de condiciones za a la cultura –como cuenta acríticamente Lévi Strauss–
estructurales y económicas. Más bien, recompone la opresión y sin sacar conclusiones de ningún tipo? ¿Que no somos to-
dirige la explotación con más precisión. La privatización de las das putas?
mujeres no puede asegurarse por más tiempo mediante la domi-
nación patriarcal que ejerce el matrimonio. La familia se ha Evidentemente la construcción de los cuerpos ha sido el
visto demasiado expuesta al ámbito público como para ser el lu- pilar de las sociedades patriarcales, pero ahora, más que
gar del control total sobre las mujeres que caracteriza a las nunca cuando determinadas plataformas resultan obsoletas
relaciones patriarcales de poder. El cuerpo se ha convertido en en Occidente, cuando por fin nosotras decidimos nuestras
el terreno de la dominación, pero no lo ha hecho reemplazando
al matrimonio o la familia como lugares de opresión patriarcal
relaciones sexuales, cuando somos sujetos activos en dichas
sino operando como un terreno que cubre todas las otras condi- relaciones, cuando podemos disfrutar del hacer y que nos
ciones. El cuerpo del que hablo es el de la mujer sexualizada. hagan, cuando podría establecerse una relación libre, la ca-
Pues, incluso cuando obtengamos derechos para el aborto libre, tegoría de un sexo libre –entre sujetos del mismo sexo o de
y ahora, con el control reproductivo que han obtenido las muje- distintos sexos–, fruto de elecciones y no de determinacio-
res y con la libertad sexual de los hombres que han hecho nes opusinas, entonces tenemos la conversión de la potencia
posible las lesbianas, la mujer sexualizada, el modelo pornográ- al acto puro, ¿podemos ser sexo? ¡Seámoslo todo el tiempo!
fico, la reducción de todas las mujeres a la «puta»12, es el último Esencia y existencia todo en uno - como diría Tomás de
estado de la dominación patriarcal. Aquino del ser supremo - el cuerpo femenino encarnando la
Dicho en dos palabras: sostengo que en patriarcados donde ontosexología, todo el rato siendo, pero para ser/existir, hay
el matrimonio y la familia son aún condiciones seguras para que que ser dios, hay que ser sexo. Y el cuerpo femenino que no
los hombres controlen a las mujeres, la sexualización de las mu- lo sea, tendrá un poco difícil lo de existir.
jeres, tal y como la he descrito para el caso de Estados Unidos,
¿Queríamos sexo? Pues ahora todo es sexo.

11
Pero si todo es sexo nada es sexo. Es decir si todo es
«El feminismo radical es teoría, la teoría de la praxis. Es la carne como la orgía que proponen los Mc Donalds nada es
teorización que apunta directamente al corazón o a la raíz de carne.
las condiciones de dominación que soportan las mujeres en
las sociedades patriarcales. Es una teoría que debe crear ca- Que Platón supusiese el fin de la poesía es una hipocre-
tegorías, renombrar los tipos de explotación y dominación, y sía posmoderna, ¡que Platón quisiese abolir la poesía! Es no
que se ve forzada a encontrar nombres para tipos de explota- haber entendido nada de la historia de la filosofía. ¿O en
ción que han sido asumidos como naturales para la condición realidad, para salvar la poesía, consagró toda una vida a es-
femenina y, por tanto, aproblemáticos para la sociedad pa-
tablecer oposiciones reales que no convirtiesen todo en una
triarcal. Esta teoría o teorización no es ahora, y nunca lo
será, una teoría completa, pues la dominación continúa y con- nada nihilista?
tinúa cambiando, y nosotras seguimos descubriendo
dimensiones de esa dominación de las que antes no éramos
conscientes.(...)» Teoría crítica feminista (compilación de tex- 5. El trabajo de las determinaciones
tos, coordinación de Celia Amorós), cap. Kathleen Barry en
«En la urgente adaptación a las nuevas condiciones de su
Teoría del feminismo radical: Política de la explotación
existencia, la mujer se apodera y asimila, frecuentemente sin
sexual. Instituto de Investigaciones feministas. UCM (pág.
someterlas a ninguna crítica, verdades propiamente masculinas
300).
que luego, examinadas más detenidamente, son sólo verdades
12
Valga como ejemplo la naturalidad con la que un dibujante de para la clase burguesa»13
cómic español –del Víbora– escribiese un relato titulado To-
das putas, narrando la historia de un simpático violador, con la
pretensión de hacer literatura. Y en un Estado como el nuestro, 13
KOLLONTAI, Alejandra, La mujer nueva y la moral sexual.
tan politizado y comprometido, con las luchas sociales, el libro Ayuso. Madrid, 1977, pág. 80 (pertenece a la obra La nueva
se agotó en su primera edición. moral y la clase obrera. 1918)
12 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

Intentemos no perdernos ante las múltiples coyunturas


que aparecen en la exposición del patriarcado contemporá- Artículo 2º.-«Las partes en el presente Convenio se compro-
neo: la dominación masculina escenificada brutalmente meten así mismo a castigar a toda persona que
como dominación sexual.
1. Mantuviere una casa de prostitución, la administra-
«La dominación de las mujeres está políticamente dirigida a se o a sabiendas la sostuviere o participare en su financiamiento.
lo que es específica y psicológicamente femenino: la sexualidad
y la reproducción de las mujeres se construyen social y políti- 2. Diere o tomare a sabiendas, en arrendamiento, un
camente como inferiores. Al tiempo que las mujeres son edificio u otro local, o cualquier parte de los mismos para explo-
víctimas de la discriminación política, legal y económica, esta tar la prostitución ajena».
condición se basa en una condición previa de explotación que La lectura de los artículos evidencia las ideas básicas que
tiene lugar sobre, en, y a través de los cuerpos de las mujeres, en contiene: a) que la previsión punitiva está prevista exclusiva-
la sexualidad y en la reproducción. La opresión de las mujeres mente para los terceros que se benefician de la prostitución
implica, políticamente, algo que no se encuentra en ninguna otra ajena; b) que el reproche penal para el proxeneta se produce me-
condición –la construcción social del cuerpo humano sexualiza- die o no el consentimiento de la persona prostituida, o dicho de
do–: la opresión abarca desde las formas de objetivación hasta la otra manera, obtener beneficios de la prostitución está sanciona-
violencia, pero es una explotación que se introduce en los cuer- do en todos los casos; c) que la minoría o mayoría de edad de la
pos de las mujeres, por la vagina, por el recto, por la boca y en persona prostituida es indiferente para la sanción penal de quie-
el útero. (...) Este sexo socialmente construido se define como nes explotan la prostitución ajena.
femenino y se reduce al cuerpo de la mujer. La prostitución es la
quintaesencia de la sexualización de las mujeres porque en ella El artículo 6 del Convenio prohíbe el control o identificación
los cuerpos femeninos, sexualizados por la sociedad como lo de las personas prostituidas al establecer que: «Cada una de las
son todos los cuerpos femeninos, sólo necesitan estar presentes partes en el presente Convenio conviene en adoptar todas las
y disponibles para actuar sobre ellos con el fin de producir sexo: medidas necesarias para derogar o abolir cualquier ley, regla-
en este caso, placer sexual, alivio, fantasía para el que paga. »14 mento o disposición administrativa vigente, en virtud de la cual
las personas dedicadas a la prostitución o de quienes se sospeche
A partir de los años ochenta se produce la puesta en es- que se dedican a ella, tengan que inscribirse en un registro espe-
cena del comercio sexual como puesta en escena de la cial, que poseer un documento especial o cumplir algún
prostitución en nuestra sociedad del espectáculo. requisito excepcional para fines de vigilancia o notificación»
Para llegar a la superproducción industrializada del El artículo 16 establece que los Estados parte deben adoptar
sexo, fruto del reformismo burgués, hay que exponer bre- medidas para la prevención de la prostitución y para la rehabili-
vemente la lucha de los movimientos de mujeres para abolir tación de las personas supervivientes de la prostitución,
implantando servicios públicos o privados de carácter educativo,
las leyes reglamentaristas. Como las acciones políticas pro-
sanitario, social, económico y otros servicios conexos.
tagonizadas por Josephine Butler, quien consiguió, en 1880,
la adhesión de protestantes y sindicatos, propiciando la abo- El artículo 17 prevé medidas de protección y prevención pa-
lición en 1886. A lo largo de la primera mitad del siglo XX ra las personas inmigrantes, dirigidas a combatir el tráfico de
se sucedieron distintos convenios internacionales, hasta el personas para fines de prostitución, entre las que se encuentra la
publicidad en los países de origen acerca del peligro de la trata.
Convenio del año 49.
Por su parte, el artículo 22 fija los mecanismos de resolución
El Convenio de Naciones Unidas de 1949 prescribe co- de las controversias que pudieran surgir en la interpretación y
mo delito el consumo y el comercio de mujeres para fines aplicación del Convenio estableciendo que cualquiera de las par-
sexuales independientemente de que se testifique una situa- tes podrá someter la cuestión a la Corte Internacional de
ción forzada o no, se entiende que las personas traficadas Justicia.»15
no están en una situación que las permita denunciar su es-
clavitud, si así fuese, evidentemente, no serían mujeres A partir de los años noventa, casi ningún país ratifica ya
traficadas. dicho convenio, España reforma el Código Penal en el año
1995 e incluye la distinción de prostitución forzosa o volun-
« (...) El contenido de los artículos 1 y 2 del convenio, están taria, liberando a esta última de una tipificación de delito,
dedicados a fijar las conductas del proxenetismo que han de ser se alega el derecho a la libre asociación y la iniciativa pri-
sancionadas penalmente por los Estados firmantes. Señala el vada, el proxenetismo es válido si no emplea medidas
Convenio:
coercitivas. Nuestro país se convierte en el lugar paradisía-
Artículo 1º «las partes en el presente Convenio se compro- co para el negocio del sexo.
meten a castigar toda persona que, para satisfacer las pasiones
de otra: «Se calcula que en España existen unas 300.000 prostitutas,
y que cuatro de cada diez españoles han recurrido al menos una
1. Concertare la prostitución de otra persona, la indujere a la vez a la prostitución. Es un fenómeno que sólo entre Madrid y
prostitución o la corrompiere con objeto de prostituirla, aún con Barcelona mueve más de 30 millones de euros al año."16
el consentimiento de tal persona.
2. Explotare la prostitución de otra persona, aún con el con-
sentimiento de tal persona». 15
Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres. In-
forme sobre el Tráfico de Mujeres y la prostitución en la
Comunidad de Madrid. Edición 2002. (pp. 91,92)
14 16
BARRY, Kathleen, Política de la explotación sexual. Ibid.
El fin de la caverna 13

Estos datos engloban dos líneas de análisis; la violencia dos terceras partes de las entrevistadas tienen ingresos supe-
patriarcal nutrida gracias a la violencia capitalista: los hom- riores al salario mínimo y un tercio supera las 200.000 Ptas.
bres demandan cuerpos de mujeres, y las condiciones mensuales. Esta información sobre el buen nivel de los ingre-
económicas de las mujeres extracomunitarias nutren el sos de las prostitutas es confirmada por otras investigaciones,
como la de Pons (1992, quien llega a preguntarse por qué no
mercado. El solapamiento de la estructura capital y la es- entran más mujeres en ese sector, ya que las condiciones de
tructura patriarcado, dificulta una vez más la esterilización trabajo son, en algunos aspectos, más ventajosas que las que
de las condiciones de posibilidad de la dominación mascu- se logran en otras tareas) en Asturias. De este modo, el colec-
lina. tivo de trabajadoras sexuales presenta algunos problemas en
su análisis, difícil de resolver desde los modelos tradiciona-
Estas líneas de análisis se diluyen en el debate que en- les, que tienden a hacer depender la exclusión social de la
frenta actualmente al movimiento feminista. Una posible marginación económica. En este caso, todo sucede como si la
manera de no diluirlas, de no perder de vista la cuestión de sociedad ejerciera un plus de discriminación y desvaloriza-
género, es analizar los argumentos que esgrimen las tesis ción (que termina siendo interiorizado por las propias
reglamentaristas y abolicionistas dentro del feminismo. afectadas, como autodesvalorización) como una forma de
desalentar una opción laboral, que en sí misma no sería for-
zosamente desventajosa».17
1) La legalización/reglamentación de la prostitución Estos datos no aclaran el tiempo dedicado, o el número
argumenta tres reivindicaciones: de servicios que corresponderían a dicho salario. La estima-
ción de esta cuantiosa fuente de ingresos presupone la
desaparición de figuras intermediarias, como la del proxe-
¾ a) La prostitución es un trabajo. Es un trabajo co- neta. Y los reembolsos altamente significativos responderán
mo otro cualquiera, y como tal, debe ser regulado, necesariamente a la desaparición del intermediario, o a la
gozando de derechos y deberes, vendría a ampliar prostitución de lujo, fenómeno distinto a la prostitución de
el estatuto de los trabajadores, incluyendo una calle o de clubes de carretera.
nueva profesión consistente en prestar «servicios
sexuales» remuneradamente. La remuneración
convierte esta «prestación» en un trabajo como ¾ b) La reglamentación laboral entiende que la le-
otro cualquiera. La corriente feminista –que dando galización acabará con este atractivo negocio
voz a un colectivo de prostitutas– aboga por esta para los ojos y bolsillos de los proxenetas que em-
solución, frente a la proliferación de la industria pleen la violencia.18
del sexo, nutrida gracias a la pauperización del co-
lectivo de mujeres, defiende mejoras laborales, «Mediante esta actividad, importantes cantidades de dinero
cambian de mano, en una corriente de transferencia de recursos
atención sanitaria y la posibilidad de instituciona-
que permite a las mujeres que tienen pocas posibilidades compe-
lizar un trabajo «tradicionalmente» femenino en tir con éxito en las vías consideradas legítimas, participar en las
donde el salario sea más cuantioso en comparación riquezas generadas socialmente. En la medida en que la activi-
con otros trabajos «tradicionalmente» femeninos, dad resulta rentable, atrae también a gran número de
como cuidar ancianos, limpiar casas, o cuidar ni- intermediarios y aprovechadores que tratan de canalizar en su
ños. Podríamos afirmar un argumento claramente propio beneficio esta fuente de recursos, por lo que es necesario
cuantitativo en este punto, compartido por marxis- arbitrar medidas de defensa de las prostitutas como en el caso de
tas y feministas. cualquier otra actividad, evitando la explotación y el maltra-
to».19
«El informe sobre la salud de la población marginal de Bar-
celona, en 1999, nos muestra las prostitutas que trabajan en la
calle como el sector más desfavorecido en un conjunto de in-
dicadores: son las que viven solas con mayor frecuencia (el
¾ c) La prostitución emancipa sexualmente a las mu-
31%, mientras que están en esta situación el 16% de las in- jeres. Este sería el otro argumento que aúna la
migrantes y el 22% de las toxicómanas), tienen los más bajos pretensión feminista de la reglamentación y a parte
niveles de estudios, tienen menor apoyo económico familiar, del marxismo contemporáneo. Se quiere luchar
presentan mayores deterioros en la salud que los otros grupos contra la estigmatización que sufren las prostitutas,
analizados ( son las que padecen más de problemas de espal- y la solución es la misma prostitución. Aquí los
da, de dolores de cabeza y trastornos circulatorios y las que argumentos podrían resumirse en dos: la alternati-
tienen peor salud mental; mientras que son superadas por las va al matrimonio –en donde muchas mujeres
toxicómanas en trastornos nerviosos y depresiones) y tienen tienen que soportar determinadas relaciones no de-
también altos índices de consumo de productos tóxicos, como
tabaco, alcohol, y marihuana. Pese a estos indicadores, es el
colectivo marginal que menos acude a la atención sanitaria
pública. Resumiendo, se puede decir que es el grupo que se 17
JULIANO, Dolores. La prostitución: el espejo oscuro. 2002
encuentra peor y el que demanda menos a los servicios públi- Icaria.
cos de salud. Independientemente del hecho que un trabajo
18
sobre una muestra pequeña (19 travestis y 42 prostitutas) es Se condena exclusivamente el proxenetismo coercitivo. ¿Cómo?
difícil de generalizar, nos indica sin embargo algunas tenden- Exigiendo contratos laborales.
cias generales que señalan a las trabajadoras sexuales de la 19
calle como un colectivo especialmente desfavorecido. Esta si- Ibdem.. Pág, 145.
tuación no se relaciona con sus niveles de ingresos, pues las
14 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

seadas de manera gratuita–, sería una compensa- ¾ a) ¿La prostitución es un trabajo? Las tesis regla-
ción económica, en donde las mujeres no harán mentaristas sostienen que la marginalización del
nada que se deduzca de su rol de género, de mane- oficio proviene de la estigmatización social que
ra gratuita, sino, a saber, harán eso mismo pero de condena al mismo. La reglamentación trabaja por
manera remunerada. Esta alternativa se refuerza dicha desestigmatización, dicho trabajo abarca
con las propuestas postmodernas de empodera- desde publicaciones de ensayos –sociológicos, an-
miento de las mujeres, invitando a performances tropológicos–, cuentos infantiles, foros de debate,
empíricas en donde la prostituta acumula poder a comparecencias en los medios de comunicación, o
través de sus clientes, decidiendo el intercambio manifestaciones en la calle. La carga simbólica de
sexual20, poniendo las bases del contrato sexual. la prostitución respondería a una falsa moral que
El resultado sería subvertir el orden patriarcal a juzga a la prostituta. La reglamentación supondría
través de una institución patriarcal como es la la aceptación social de un servicio sexual a cambio
prostitución. La prostituta no deja de cumplir con de dinero, se trataría de un proceso de socializa-
su mandato de género impregnado en su sexo por ción en donde la aceptación de la venta de los
parte de una sexualidad masculina, pero invita a un cuerpos regularía este trabajo, permitiendo su re-
imaginario colectivo en donde desfilan las pelícu- conocimiento social, derechos laborales y sanidad
las de Almodóvar, las canciones de Sábina, o: pública. Y la no distinción entre trabajos como el
cuidado a niños, o ancianos, tradicionalmente tra-
bajos femeninos, junto con el de la prostitución,
«Cobramos la entrega en especies: nos pagan con dinero o igualmente femenino. Una optimatización de los
con honra matrimonial, a veces con ambas cosas. Necesitamos recursos económicos haría que muchas mujeres
ser compradas. Pero Naná no sólo recibe: expulsa. También ella prefiriesen este trabajo femenino, frente a otros
usa y descarta, por eso es fascinante y aterradora. Provoca un igualmente femeninos.
codicioso desprecio, una avidez sumisa. Ella puede dejar cual-
quier amante en cinco minutos: la paga que le dan no obliga a
más. Las esposas quedan presas de la cadena que hila su propia
rueca.»21 ¿Por qué no se sostiene este argumento desde el
feminismo?
El pensamiento crítico responde históricamente a
2) La abolición de las condiciones que configuran el este argumento:
fenómeno de la prostitución: El punto de partida
que reconciliaría a reglamentaristas y abolicionis-
tas sería la preocupación por la condición de las ƒ Desde las filas del marxismo, el feminismo ha sos-
mujeres prostituidas, las condiciones económicas tenido una batalla contra las distintas formas de la
que acusan su supervivencia en la prostitución, y dominación masculina, y nunca se detuvo ante la
el fin de un estado de esclavitud sexual. Ahora dominación sexual que constituye la prostitución.
bien, las similitudes se disuelven en el momento Aún no terminamos de entender los argumentos
en que las reglamentaristas esgrimen la teoría de contemporáneos que se dicen a sí mismos feminis-
las voluntades y la liberación sexual, distinguien- tas y marxistas, y no sólo defienden, sino que
do entre prostitución forzosa y no forzosa. La convierten en su caballo de batalla la legalización
teoría abolicionista, dando voz a la mayoría de las de la prostitución.
mujeres prostitutas, y desde un pensamiento críti-
co deconstruye tal distinción. En los años de la revolución el feminismo marxista
concebía la prostitución como la expresión de la domi-
Voy a intentar exponer dicha deconstruc- nación sexual. La disputa, en todo caso, era entre la
ción: Imaginemos que centramos el análisis en la corriente ortodoxa que negaba la posibilidad de un co-
prostitución no forzosa y admitamos tal distinción. munismo patriarcal en tanto que éste, por su propia
Expongamos, a partir de dicha hipótesis, la articu- definición, consistía en la ausencia de propiedad priva-
lación de una ley reglamentarista, según sus da, y el feminismo que reconocía la independencia de
propias tesis: las dos estructuras –capital y patriarcado– e insistía en
que el final del capitalismo no aseguraba el fin de la
dominación masculina, los ejércitos rojos tenían en
común con el resto de los ejércitos sus burdeles22.
20
Me resisto a decir que la mujer puede elegir las reglas del juego,
ese tipo de partida era la que ya teníamos en muchos países
occidentales desde los años ochenta, el dinero del prostituidor 22
Las marxistas tuvieron que luchar, igual que las filósofas de la
frente a la mujer prostituida consiste en imponer, precisamen- Ilustración, exigiendo que se cumpliese coherentemente con el
te, un juego en donde ya no haya esas reglas. fin de los prejuicios y las dominaciones. Si en el siglo XVIII
21
Ibdem, pág. 31, cita de Lojo, Una mujer de fin de siglo, pág. hombres y mujeres lucharon contra los privilegios estamenta-
171, 1999. les porque suponían una injusticia social –sostenida por una
opresión económica y clasista– y la luz de la razón hacía a to-
El fin de la caverna 15

« XVI. SE ACABARÁ PARA SIEMPRE CON LA de ponernos ahora mismo a esta empresa liberadora.
PROSTITUCIÓN: Ninguna farsa más de ligas y discurso «contra la trata de
blancas». No más sombríos conventos de arrepentidas.
Esta vergüenza se la debemos al sistema económico hoy No más pasivas conmiseraciones de mujeres distantes.
en vigor, a la existencia de la propiedad privada. Una vez No es problema de ellas, sino nuestro, de todas las muje-
haya desaparecido la propiedad privada desaparecerá au- res y de todos los hombres. Mientras él exista no se
tomáticamente el comercio de la mujer. Por lo tanto, la podrá llegar a la sinceridad en el amor, en el afecto , en
mujer de la clase trabajadora debe dejar de preocuparse la amistad, en la camaradería. Hay que hacer enseguida
porque esté llamada a desaparecer la familia tal y con- lo que no hicieron nunca asociaciones femeninas que
forme está constituida en la actualidad. Sería mucho han pretendido emancipar a la mujer organizando algu-
mejor que saludaran con alegría la aurora de una nueva nas conferencias amenas, algunos recitales de elegantes
sociedad, que liberará a la mujer de la servidumbre do- poetas y poetisas, preparando algunas mecanógrafas.
méstica, que aliviará la carga de la maternidad para la
mujer, una sociedad en la que, finalmente, veremos des- MUJERES LIBRES está organizando liberatorios de
aparecer la más terrible de las maldiciones que pesan prostitución. (...), en ellos se desarrollará el siguiente
sobre la mujer: la prostitución.»23 plan: 1º investigación y tratamiento médico-
psiquiátricos. 2º Curación psicológica y ética para fo-
mentar en las alumnas un sentido de responsabilidad.3º
Pese a las diferencias pertinentes, las feministas marxis- Orientación y capacitación profesional. 4º Ayuda moral
y material en cualquier momento que les sea necesaria,
tas que lucharon por el fin de la familia como centro
aún después de haberse independizado de los liberato-
neurálgico para la mujer, contra la feminización del espacio rios.
doméstico y de la maternidad, nunca cesaron su lucha ante
el fenómeno de la prostitución y mucho menos considera- Esperamos que todas las organizaciones obreras,
ron que fuese una posibilidad liberadora frente al asociaciones femeninas, partidos políticos y todas las
mujeres y los hombres conscientes colaboren en esta
matrimonio burgués, sino más bien la otra cara de la misma
obra, en la que MUJERES LIBRES pone todo su entu-
moneda, como expondré más adelante. siasmo emancipador y constructivo.»24
ƒ La izquierda libertaria: las anarquistas también re- Parece ser que en los años treinta las acciones revolu-
conocieron en la prostitución la más ignominiosa cionarias podían permitirse el combate contra el patriarcado
de las opresiones por razón de sexo. La educación, sin tener que lidiar con argumentos derivados, como la trata
arma combativa para las anarquistas libertarias, de blancas, las anarquistas de los años treinta reconocían el
igualaba a los sexos en su formación e insistía, ya estado de dominación que implicaba la prostitución.
en los años treinta, en términos, que hasta hace
bien poco nuestra historia silenciaba, como el de «En el año 1855 el decimocuarto Presidente de los Esta-
coeducación: no sólo se requería una educación dos Unidos, el demócrata Franklin Pierce, propuso a los
mixta sino una educación que compartiese los Duwamish que vendiesen sus tierras a los colonos blancos y
que ellos se fuesen a una reserva. Los indios no entendieron
mismos valores, y que no hubiese distinción de ro- esto ¿cómo se podía comprar y vender la Tierra?
les de género, para ello es obvio que la demanda
por parte de los hombres de cuerpos como mer- Así respondieron los indios: Consideraremos la posibili-
cancía sexual escapaba por completo a las dad de que el hombre blanco nos compre nuestra Tierra Pero
intenciones revolucionarias de las anarquistas. mi pueblo pregunta: ¿qué es lo que quiere comprar el Cielo,
o el calor de la Tierra, o la velocidad del antílope? ¿Cómo
«Liberatorios de Prostitución: La empresa más ur- vamos a venderos esas cosas y cómo vais a poder comprar-
gente a realizar en la nueva estructura social es la de las? ¿Es que, acaso, podréis hacer con la Tierra lo que
suprimir la prostitución. Antes de ocuparnos de la eco- queráis, sólo porque un Piel Roja firme un pedazo de papel y
nomía o de la enseñanza, desde ahora mismo, en plena se lo dé al hombre blanco? Si nosotros no poseemos el fres-
lucha antifascista aún, tenemos que acabar radicalmente cor del aire, ni el brillo del agua, ¿cómo vais a poder
con esta degradación social. No podemos pensar en la comprárnoslo? ¿Es que, acaso, podéis comprar los búfalos
producción, en el trabajo, en ninguna clase de justicia, cuando ya habéis matado al último? Consideramos vuestra
mientras quede en pie la mayor de las esclavitudes: la oferta. Sabemos que si no os la vendemos, vendrá el hombre
que incapacita para todo vivir digno. (...) Con esto hay blanco y se apoderará de nuestra Tierra. Pero nosotros so-
que acabar rápidamente. Y ha de ser España la que dé la mos unos salvajes.»25
norma al mundo. Todas las mujeres españolas habremos

24
dos los hombres iguales, independientemente de su sangre, las Revista MUJERES LIBRES: Nº 3, julio 1936. Archivos de la
mujeres tuvieron que dejarse la vida en recordar que ellas CNT; Fundación Anselmo Lorenzo. Fuencarral. Madrid. El
también gozaban de la misma raíz común. En el siglo XIX, grupo de Mujeres Libres representa la lucha feminista dentro
cuando el movimiento obrero empuña las armas de la igualdad de la revolución anarquista de los años treinta, en ella se en-
de clases, las mujeres una vez más han de mantenerse alertas contraban combatientes como Federica Montseny y Lucía
detectando la perpetuación de estructuras que las encadenan Sánchez Sornil, entre otras.
por su condición sexual. 25
V.V.A.A. Mis palabras son como estrellas, Mensajes de tres
23
KOLLONTAY, Alejandra, El comunismo y la familia., Ed. grandes jefes indios, pág. 27. Los pequeños libros de la sabi-
Fontamara, pág. 179. duría. José J. de Olañeta, Editor.
16 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

A lo mejor resulta que ha llegado el momento de reivin- lugar ideal en donde uno cree transgredir las nor-
dicar nuestra condición de salvajes. Reivindicar el derecho mas? El cuerpo de las mujeres. Insisto en la
a la extrañeza, a lo mejor todavía podemos, y debemos, se- tristeza del asunto en tanto que la trasgresión de
guir asombrándonos cuando no entendemos muy bien lo las normas cumple tan rigurosamente las normas
que se nos dice, y lejos de establecer analogías esencialistas de la trasgresión como las novelas tediosas de
entre las tierras y las mujeres –nada más lejos de nuestra in- Henry Miller27 en donde por mucho que avances
tención–, reivindicamos el derecho a no entender: que de en su lectura nunca consigues sorprenderte ante
hecho los hombres compren cuerpos de mujeres en un esta- nada que no sea la mayor moral puritana que insis-
do patriarcal, es algo muy distinto a reivindicar el derecho te en concebir lo erótico como algo degradado y
que tienen las mujeres a vender sus cuerpos, la subversión ridículo.
del primer hecho no se consigue con el derecho de las mu- «La esclavitud sexual se da en TODAS las situa-
jeres a vender sus cuerpos sino cuestionando el supuesto ciones en que una mujer o una niña no pueden cambiar
derecho de los hombres a comprarlos. O por lo menos ésta las condiciones inmediatas de su existencia, al margen
ha sido tradicionalmente la lógica marxista y feminista. de cómo llegaron a esa situación de la cual no pueden
salir y del lugar donde sean sometidas a la violencia y
Parece que todo está perdido. Si no nos queda la dife- la explotación sexuales. (...) Uno de los hallazgos más
rencia entre un liberal y un no liberal, realmente estará todo importantes de este estudio sobre la esclavitud sexual
perdido. femenina es que el paradigma de la violación, la polí-
«Tal era precisamente lo que ocurría en un sistema de mer- tica sexual de la violación, constituyen el contexto
cado. Del hombre (bajo el nombre de trabajo) y de la naturaleza social y político en que las víctimas son sexualmente
(bajo el nombre de tierra) se hacían mercancías disponibles, co- esclavizadas. La experiencia de la víctima de una vio-
sas listas para negociar, que podían ser compradas, y vendidas lación es, en esencia, la experiencia de todas las
en todas partes a un precio denominado renta o arrendamiento, mujeres víctimas de violencia sexual en cuanto a la
en lo que se refiere a la tierra. Existía un mercado tanto para el forma en que reacciona todo el orden social ante su
trabajo como para la tierra, y la oferta y la demanda quedaban experiencia y la forma en que esta experiencia es tra-
reguladas en cada caso por el nivel de salarios y de rentas res- tada. Al reconocer la comunidad de experiencia de las
pectivamente; la ficción de que el trabajo y la tierra eran mujeres en la esclavitud sexual femenina, rompemos
productos para la venta se mantenía constante. con la inveterada separación de las mujeres en las ca-
tegorías, competitivas e incompatibles, de mujer pura
(...) Ahora bien, mientras que la producción podía en teoría y prostituta, y nos permite entender que la «víctima»,
organizarse de este modo, la ficción de la mercancía implicaba también puede ser la prostituta, la mujer golpeada, la
el olvido de que abandonar el destino del suelo y de los hombres niña incestuosamente agredida, la mujer velada, la no-
a las leyes del mercado equivalía a aniquilarlos.»26 via comprada.»28
ƒ La teoría feminista a partir de los años sesenta su-
fre una clara división teórica, surge en Francia a
La propuesta de la performance posmoderna sería fic-
partir de las interpretaciones psicoanalíticas de
cionar los intercambios sexuales, pero debiéramos tener
grupos lacanianos y a través de los trabajos de Iri-
cuidado no vaya a ser que la ficción ficcionada sobre el ol-
garay, una corriente que se ha dado en llamar el
vido de otra ficción, al final nos dé, de bruces, con la cruda
feminismo de la diferencia. En Italia se recoge este
realidad.
trabajo de la mano de Luisa Muraro y en torno a la
Si el marxismo y el feminismo se han caracterizado, y Librería de Mujeres de Milán, y en España a través
caracterizan, por algo, ha de ser por la resistencia al olvido de los estudios de DUODA a cargo de Milagros
estructural, sólo esta resistencia nos hará libres. No pode- Rivera. Las tesis de la diferencia se distancian del
mos sustituirla por una ficción erótico festiva. feminismo ilustrado nutriendo –los debates entre
ambas corrientes– los anales del feminismo. Pero
es importante señalar cómo se hermanan29 ante el
ƒ El Feminismo radical denuncia la colonización fenómeno de la prostitución:
sexual que supone la conversión del cuerpo feme-
nino en cuerpo sexualizado, la proliferación de la
industria del sexo lejos de ampliar nuestras posibi- 27
Autor setentero altamente panfletario que gozaba de una gran
lidades laborales, las reduce a una y la misma: lo
ingenuidad pues debía pensar que él ideó prácticas sexuales
femenino. como la fellatio o conceptos literarios!? como «polla gigante».
Lo femenino es expuesto por definición histó- Para un análisis más profundo de la literatura de la vanguardia
rica a dosis de violencia, la historia de la burguesa remitirse a Política sexual de Kate Millet (ed. Cáte-
dra, colección Feminismos).
trasgresión masculina es tan triste como la fantasía
28
de producir violencia en lo femenino ¿Cuál es el BARRY, Kathleen, Esclavitud sexual. Ed.Horas y deshoras
1988.
29
El concepto de hermanarse (afinamiento) es la apuesta política,
26
POLANYI, Karl, La Gran transformación. Ed. La Piqueta, insistiendo en el orden simbólico, que propone el feminismo
1997 (pág. 216). italiano de la diferencia.
El fin de la caverna 17

«La última consigna de nuestra gazmoñería es: b) ¿La legalización acabaría con el proxenetismo coer-
prostitutas autoorganizadas. No me equivoco, no es la citivo? Las tesis reglamentaristas, sostienen que la
última sino la penúltima; porque la última, no pronun- legalización de la prostitución acabará con el proxenetismo
ciada todavía, se perfila ya: normalización fiscal. La coercitivo, como comentábamos anteriormente. La lucha de
prostituta que paga impuestos es la figura del orden
burgués, cumplidamente realizado, y en cuanto tal,
las tesis abolicionistas es evidenciar las consecuencias de la
merecería un lugar en la Fenomenología del espíritu. legalización para las mujeres prostituidas.
El horror femenino hacia la prostitución tiene un «(...)En efecto, mientras que antes del Código de 1995 esta-
motivo preciso aunque nunca dicho hasta ahora; es que ban penalizadas todas las modalidades de proxenetismo,
la prostitución es, para un número no calculable de mediare o no el consentimiento de la persona prostituida, el artí-
mujeres del que no hay que excluir a las que se prosti- culo 188 del Código Penal, conforme a su redacción originaria,
tuyen, una caricatura de la disponibilidad femenina a sólo penalizó el proxenetismo coercitivo, es decir, la utilización
lo otro; disponibilidad que una mujer encuentra inscri- de medios coercitivos: coacción, fuerza física, abuso de situa-
ta en su cuerpo por la fisiología de la maternidad y ción de vulnerabilidad. El cambio, en el sistema penal ha tenido
luego traducida en su alma por la intimidad con la ma- consecuencias visibles: hemos pasado de ser un país de tránsito
dre, que es el privilegio de la hija. Una caricatura he a ser un país de destino; el proxenetismo al no estar penalizado
dicho, porque hay otras, pero ésta es la más literal, la se ha estructurado y organizado legal y efizcamente; los proxe-
más cercana a la verdad y, por ello, la más inquietante netas has pasado de ser designados como delincuentes a ser
y obscena.»30 empresarios del sexo; las mujeres traficadas han de acreditar los
medios coercitivos sufridos, ante las exigencias del tipo penal, lo
ƒ Marcela Lagarde, feminista mexicana, histórica en que acentúa su vulnerabilidad al descansar sobre ellas la carga
su lucha por los derechos de las mujeres, se pre- de la prueba.»32
senta como diputada independiente en el Esta reforma progresista!? legaliza la especulación de
Parlamento Mexicano, y consigue ser nombrada cuerpos de mujeres. El mercado de la carne tiene carta
dirigente de la Comisión que investiga los femini- blanca y sus mercaderes serán oficialmente grandes gesto-
cidios de Ciudad Juárez. Lagarde no se cansa de res.
denunciar que las desaparecidas, cuyos cadáveres
no se encontraron, han pasado a abastecer la de- «La prostitución en el Estado español está controlada por los
manda de las rutas del tráfico de mujeres para su llamados «10 hombres fuertes» que entre todos suman más de
explotación sexual. 100 macro-locales de prostitución. En general, se calcula que a
éstos se les debe sumar unos 400 «minoristas» declarados. Las
Después de lo expuesto, ahora estamos en disposición cifras son mucho mayores, ya que los cálculos hechos por la
de volver a preguntarnos: ¿la prostitución es un trabajo? No Generalita de Cataluña recientemente han cesado en 450 los lo-
nos queda más remedio que contestar que no. Y a la defen- cales de alterne, sólo dentro de su Comunidad Autónoma ( la
sa del no, no nos obliga la estigmatización social, como Guardia Civil estima que probablemente son más). En el ámbito
de la Comunidad de Madrid rondamos igualmente el medio mi-
proponen las reglamentaristas, sino la totalidad del movi- llar de locales dedicados a algún tipo de prostitución. Esta cifra
miento feminista, el compromiso con el colectivo de las se incrementa si tenemos en cuenta que la prostitución de calles
mujeres, y el derecho de las mujeres a no ser prostituidas. está relacionada con los negocios de alquiler de habitaciones y
apartamentos, en pensiones y hoteles y que también hay que
Y en todo caso habrá que luchar contra las estigmatiza-
sumar aquellas que ejercen en pisos propios o bien pisos de
ciones, por supuesto, contra la femenina que la reduce a la proxenetas. Así la cifra puede llegar fácilmente a los 700 esta-
condición de sexo, pero sobre todo con la estigmatización blecimientos, aunque sólo comprende la prostitución abierta y
masculina que la erige con derechos corporales hacia noso- semi–abierta.»33
tras. Nunca el derrocamiento de la estigmatización que pesa
sobre las mujeres nos va a llevar a defender la prostitución Estos datos son publicados en el 2002, los tres años
como una forma de trabajo más, sino que no cesaremos de transcurridos hasta el 2005 incrementan considerablemente
luchar hasta que derroquemos los roles masculinos que de- las cifras.
nominan a la producción de plushonor trabajo. El recuerdo El mismo informe arroja los siguientes datos sobre
de la estructura no nos lo permite. Sinceramente, no cree- prostitución de menores:
mos que el problema dependa de la estigmatización de
pequeñas viciosas31 sino de mayores, numerosos y pudien- El origen de los/as menores traficados con fines de ex-
tes viciosos. plotación sexual en la Unión Europea, según la OIM; Trata
de Migrantes, n.º 24, 2001:

32
CARRACEDO, Rosario, Regular la Prostitución es legitimar la
violencia contra las mujeres, 2003. Documento editado en la
30
MURARO, L., La prostitución una caricatura, DUODA Revis- web de Plataforma de Organizaciones de Mujeres para la Abo-
ta d Éstudis Feministis, nº23-2002. lición de la Prostitución.
31 33
Pequeñas viciosas, cómic de los ochenta con el que cantidades Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres: In-
desproporcionadas de chicos realizaron sus ritos iniciáticos en forme sobre el Tráfico de Mujeres y la prostitución en la
sexualidad masculina. Comunidad de Madrid. Edición 2002.
18 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

- 49% Europa Oriental; 29 % África ; -22 % otros : el 70% Observaciones finales del Comité para la Eliminación
son niñas. de la Discriminación contra las Mujeres
(CEDAW/C/ESP/5)35
- 2 millones de niños/as son traficados/as anualmente; -
6000 niños/as entre 12 y 16 años son introducidos/as en la «336. A la vez que encomia al Estado Parte por las medidas
industria del sexo cada año en Europa Occidental; -Entre el jurídicas y de otra índole que ha adoptado contra la trata de mu-
10 y el 30 % de las personas prostituidas en Europa del Este jeres y niñas, el Comité expresa su preocupación por el aumento
son menores; - el 80% de las albanesas víctimas de tráfico de la incidencia de la trata de mujeres y niñas. Le preocupa la si-
tuación de las mujeres que son objeto de ese comercio, en
eran menores de 18 años, en estas nacionalidades destaca la particular las que invocan la condición de refugiadas por moti-
mayor frecuencia de situaciones de rapto. vos de persecución basada en el género.
España es uno de los países de destino, sobre todo para 337. El Comité insta al Estado Parte a que redoble sus es-
las mujeres y niñas traficadas desde África (Ghana, Nigeria, fuerzos por entablar cooperación internacional con los países de
Etiopía, Malí) y Europa Central y del Este (Rusia, Ucrania, origen y de tránsito, dentro y fuera de la Unión Europea, tanto
Lituania, Moldavia, Rumania, Albania, Hungría) y América por lidiar con las fuerzas económicas que hacen que las mujeres
Latina (Brasil, Ecuador, República Dominicana). Las prin- sean víctimas de la trata como para prevenir la trata de mujeres
cipales formas de reclutamiento son: 1. Engaño en origen: mediante el intercambio de información. El Comité también ins-
promesa de trabajo doméstico, hostelería, matrimonio; 2. ta al Estado Parte a que adopte todas las medidas apropiadas
para luchar contra la explotación de la prostitución de la mujer,
Secuestro o violación + secuestro; 3. Endeudamiento para INCLUSIVE desalentando la demanda de la prostitución. El
financiar el viaje. Comité también insta al Estado Parte a que continúe reuniendo y
«(...)El número y volumen de mujeres traficadas es imposi- analizando datos provenientes de la policía y fuentes internacio-
ble de evaluar, puesto que de conocerse un número, éste es sólo nales, procesando y castigando a los traficantes y garantizando
respecto a las mujeres que denuncian (normalmente escapadas la protección de los derechos humanos de las mujeres y niñas
de clubes, las de calle tienen menos posibilidades) y en relación objeto de la trata. El Comité exhorta al Estado Parte a que garan-
con el número de redes desarticuladas. Lo cual nos remite a la tice que las mujeres y niñas víctimas de la trata reciban el apoyo
falta de sistematización existente por parte de las instituciones suficiente para estar en condiciones de atestiguar en contra de
en la recolección de datos, y a la falta de coordinación entre au- los traficantes. Insta asimismo al Estado Parte a que otorgue
toridades y ONGs. De acuerdo con los datos de la Dirección plena protección, en virtud de la Convención de Ginebra de
General de la Policía (MIR; 2001) en el año 2000 se logró desar- 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados, entre otras a las muje-
ticular 84 redes de tráfico, y en el año 2001, 119 redes. (...) Un res víctimas de la trata que pidan asilo por motivos de
ejemplo de la dificultad que supone llegar a las víctimas y del persecución basada en el género, de acuerdo con la evolución
incremento de este fenómeno son las cifras de la propia OIM, reciente del derecho internacional de los refugiados y la práctica
quien en el año 2000 sólo puedo asistir a 703 víctimas de tráfico de otros Estados.»
para que regresasen a sus países de origen y 1.340 en el 2001, La distinción promovida por estados, como el de los
pero que calcula para el 2002 una asistencia para al menos 2.200
víctimas. El por qué es tan difícil llegar a las víctimas se explica
Países Bajos, entre prostitución forzosa y libre, ha promo-
en parte, por las variables que acabamos de enumerar, pero tam- vido de tal manera la reforma de los convenios dentro de la
bién existen otros factores. Entre ellos: la coerción y la violencia Unión Europea, que se ha conseguido que los estados fir-
a la que están sometidas las mujeres para que mantengan silen- mantes no ratifiquen el Convenio de 1949 en donde se
cio, incluso una vez que son liberadas, a través de amenazas de definía la prostitución como un comercio incompatible con
muerte y daño físico a ellas mismas y a sus familias de origen: la la dignidad y el valor de las personas, estos conceptos son
vergüenza y el trauma psicológico como factores disuasorios pa- sustituidos a partir de los años noventa, gracias a la inyec-
ra efectuar denuncias; el aislamiento al que son sometidas las ción neoliberal, por decretos que velan por la libertad de las
víctimas y las barreras culturales y lingüísticas; las situaciones mujeres: «las mujeres tienen que ser libres de decidir querer
de irregularidad administrativa; la falta de información sobre de-
rechos y recursos; y la escasez de programas e iniciativas
prostituirse».
34
institucionales destinadas a las víctimas.» «Holanda lleva la lógica económica neoliberal a sus últimas
consecuencias. (...) admite que el cuerpo humano puede ser ob-
Estas dificultades, hemos de resaltar una y otra vez, no jeto de transacción y reconoce que otra persona puede sacar
se dan en un estado prohibicionista ni abolicionista, sino beneficio de eso. «El derecho a la autodeterminación del que
precisamente en un estado reglamentarista, que al legalizar goza toda mujer u hombre adulto y libre que no se encuentre
la prostitución tan sólo tiene que adiestrar a las mujeres sometido a ninguna influencia ilegal, implica el derecho de esa
prostituidas para que respondan en nombre de su voluntad. persona a dedicarse a la prostitución y de permitir que otra per-
sona se lucre con los ingresos que ella obtenga». (...) Las
No tenemos ningún interés en exagerar la realidad, nos autoridades holandesas llegan incluso a proponer un nuevo con-
remitimos a las consecuencias de las medidas reglamenta- cepto: el de « pleno consentimiento a la propia explotación».
ristas:
España es objeto de recomendaciones internacionales : 35
Informe del Comité para la Eliminación de la Discriminación
contra la Mujer (CEDAW): España El Comité examinó el
quinto informe periódico de España (CEDAW/C/ESP/5) en
sus sesiones 649ª y650ª, celebradas el 7 de julio de 2004. Ob-
34
Ibid, Informe sobre el Tráfico de Mujeres y la prostitución en la servaciones finales del Comité. Principales esferas de
Comunidad de Madrid. preocupación y recomendaciones El subrayado es nuestro.
El fin de la caverna 19

(...) El 80% de las prostitutas de Amsterdam son extranjeras, y el ra entrar en burdeles ilegales para dar prueba de que están infrin-
38
70% carece de documentación. No es de extrañar entonces que giendo las regulaciones proyectadas.»
sólo cuatro de los doscientos cincuenta «burdeles» registrados
de la ciudad hayan firmado un convenio con el alcalde, que no El análisis estructural por parte del abolicionismo abor-
acuerda ningún derecho a las prostitutas. Las políticas en mate- da la condición económica de las mujeres no como una
ria de prostitución y de inmigración ya no se pueden disociar»36 justificación para ser prostituidas, sino como la causa de su
prostitución y en tal medida propone y exige las medidas
Otro socio neoliberal es el gobierno alemán. Alemania
estatales que cumplan con recursos económicos. Se exige
desde el año 2002 al legislar la prostitución, considerándola
un compromiso que convierta a éste en un estado de dere-
un oficio, incrementa la oferta como país de destino para las
cho y no en un estado proxeneta. En Suecia ha costado diez
mafias que trafican con mujeres extracomunitarias y consi-
años que el proceso abolicionista comenzase a dar resulta-
gue recortar el derecho a las prestaciones sociales de las
dos, y la clave del asunto consistió en una estrategia muy
mujeres.
distinta a la puesta en marcha por los países reglamentaris-
«Berlín. Una joven camarera alemana de 25 años que se negó tas. La prostitución no es considerada un trabajo ni una
a ofrecer sus «servicios sexuales» en un burdel de Berlín podría posibilidad económica para las mujeres, sino más bien es
ver recortados seriamente sus derechos laborales en virtud de la resultado de la dominación masculina en un estado patriar-
nueva legislación sobre beneficios sociales aprobada el pasado año cal, ésta consideración llevó a poner en marcha un proceso
en Alemania, según informó ayer el diario británico Daily Tele-
graph» (febrero de 2005)37
de socialización que visibilizase a los compradores y de-
mandantes de sexo, y se cuestionó socialmente esta figura,
El caso de Australia es similar, se dispara el sexo como por resultar incompatible con la lucha por la igualdad de
ocio, la pornografía -ejerciendo como el mejor marketing - derechos entre los sexos.
dispara las ventas del producto. Y la legitimación del acce-
«En la legislación sobre la violación de la integridad de
so de los hombres al cuerpo de las mujeres en tanto que las mujeres, el Gobierno Sueco y el Riksdag (Parlamento)
mercancía vuelve aún más vulnerable al colectivo de las definen la prostitución como una demostración de violencia
mujeres: a las que son prostituidas y a las que sin serlo por parte del hombre contra las mujeres y menores. Desde el
mantienen relaciones (laborales, familiares, emocionales, 1 de Enero de 1999 la compra –o intento de compra– de ser-
sexuales) con esos hombres que compran sexo. vicios sexuales, constituye un delito que puede tener una
condena de multas o cárcel de hasta seis meses. Las mujeres
«Según fuentes policiales actualmente en Victoria se estima o menores que son víctimas de prostitución o tráfico no su-
que hay 400 burdeles ilegales que van cambiando y son difíciles fren repercusiones legales.
de detectar, suponiendo que exista la intención de detectarlos. No
hay un trabajo especial para la policía de controlar los burdeles le- (...) Según el Capítulo 6, 8 del Código Penal sueco,
gales ni ilegales después de que la legalización o despenalización cualquier persona que promueva o anime, o de manera im-
se hiciera. Están bajo el control del gobierno local. En NSW apa- propia, con fines comerciales, favorezca las relaciones
rentemente la corrupción policial fue la que dictó la introducción sexuales de otras personas a cambio de dinero, comete un
de la despenalización de los burdeles allí para que de este modo la delito y debe ser condenado por proxenetismo a un máximo
policía no tuviese ningún rol. (...) Las Concejalías locales tienen de 4 años de prisión. (...) Desde que la Ley entró en vigor, se
que financiar detectives privados para que vayan a los burdeles y ha producido un descenso drástico en la prostitución de mu-
pagar por sexo. (...) Los investigadores que trabajan en burdeles jeres en la calle, según información facilitada por la Policía
sin licencia firman declaraciones juradas del perfil de los servicios y los Servicios Sociales. También gracias a esta Ley el nú-
sexuales que les han ofrecido. Entonces las presentan al magistra- mero de hombres que compran servicios sexuales ha
do quien puede prohibir la entrada al local. Esto castiga a los disminuido, al igual que el reclutamiento de mujeres para
propietarios del local pero no a los que operan el burdel que senci- ejercer la prostitución. (...) Las encuestas realizadas por el
llamente cambian los lugares de los negocios. Hay poca duda de Instituto Oficial de Encuestas Sociales hechas en junio de
que la industria ilegal está fuera de control. La legalización o des- 1999, y luego dos años más tarde, demuestran un aumento
penalización ni previene ni puede prevenir los burdeles ilegales. significante –del 76% al 81%– de las personas que están a
La policía de Melbourne sospecha de un hombre de Hong Kong favor de la Ley. (...) una tercera encuesta hecha en Octubre
que opera en 6 burdeles sin licencia en las afueras del Este de de 2002 confirma que el apoyo a la Ley que prohíbe la com-
Melbourne, ganó más de $8 millones en los pasados tres años. Los pra de servicios sexuales se mantiene alto; 8 de cada 10
efectos de la despenalización de la prostitución en Nuevo Gales suecos están a favor de esta legislación»39.
del Sur en 1995 han sido similares. Los burdeles se han multipli-
cado por cuatrocientos y la gran mayoría no han acudido, como se ¿Esto significa que los suecos han dejado de hacer
supone debían hacer, al consejo local para conseguir las licencias. turismo sexual en países asiáticos, como acostumbra-
Los consejos no pueden permitirse el pagar a personal especial pa- ban? No, realmente no, pero el índice ha disminuido
considerablemente, los estudios sobre el cliente inciden

38
JEFFREYS, Sheyla. Cultura de la prostitución: Legalización de
la Prostitución de Burdeles en Victoria, Australia, el texto
36
LOUIS, Marie Victoire. Libres de no serlo Selección de artícu- completo se puede encontrar en la pág.web:
los de Monde Diplomatique. Editorial Aún Creemos en los www.abolicionprostitucion.org
Sueños. 2004. 39
Informe Ministerio de Industria, Empleo y Comunicaciones.
37
Nota de prensa, fuente www.redfeminista.org Enero 2004. Regeringskansliet.
20 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

en que tomar un avión para viajar a otros países a abu- Y por último, respecto a la prostitución como
sar sexualmente de mujeres y menores, es un delito – algo que tenga que ver positivamente con la eman-
premeditado40– que cometen con frecuencia los clien- cipación sexual femenina, como hemos expuesto a
tes habituales de la prostitución. Si en el país de origen, lo largo de todo el artículo, la teoría abolicionista
la sociedad no fomenta dichos delitos sino que social- tiene fuertes argumentos para afirmar, sencilla-
mente los denuncia como agresión a los derechos mente, que la prostitución es por excelencia la
humanos los índices de turismo sexual disminuyen. forma pública del patriarcado; consistiendo en la
Además Suecia no goza de esa flexible ley que ampara colonización sexual de las mujeres y en la imposi-
a los holandeses; un ciudadano holandés puede ser bilidad práctica y teórica de la liberación,
condenado por pederastia en su país, pero en las calles engullendo las luchas de los años setenta e instau-
de Bangkok estará eximido si Tailandia no legisla la rando un orden patriarcal de apariencia festivo-
compra de niñas para su explotación sexual como deli- erótica, muy similar a la forma contemporánea del
to. capital en donde uno va a los centros comerciales –
por definición lugares de consumo– a decir que se
Por tanto el problema no lo producen países aboli-
divierte.
cionistas como Suecia, sino los países reglamentaristas.
De poco servirá el caso sueco, si la cercana Alemania
abre sus comercios a la industria del sexo dignificando
Resulta harto sospechosa la proliferación de la prostitu-
las condiciones empresariales de sus patronos.
ción en los países occidentales, cuando los hombres y las
«(...) en este momento de nuestra historia podemos mujeres de esos países ya no tienen que sortear obstáculos42
afirmar de forma global que el proyecto de transformación para relacionarse sexualmente los unos con las otras, las
de la masculinidad no tiene peso político. Excepciones a la otras con los unos, o entre los mismos sexos. La posibilidad
regla, como la nueva Ley Sueca que prohíbe la compra de de tener un intercambio sexual en los años setenta era facti-
servicios sexuales, son todavía muy escasas. La verdad es
que los intereses patriarcales masculinos están consolidados
ble, se podía llegar a un acuerdo y tener una relación sexual
y defendidos en la mayoría de los mecanismos actuales. Es- sin necesidad de asignarle un compromiso
tos mecanismos están institucionalizados tanto a nivel estatal ¿Qué quiero decir con esto? Que es una verdadera farsa
como de mercado, y por supuesto en la industria global del
la totalidad de los argumentos que apuestan por el comercio
sexo, de la prostitución, del tráfico de mujeres y de otras
formas de explotación humana sexual. Es de máxima urgen-
del sexo, articulando éste como el baluarte de la libertad pa-
cia establecer y lanzar un discurso público sobre todos estos ra las mujeres.
temas; sin embargo, como ya dijimos antes, el silencio pare- El movimiento feminista es un movimiento revoluciona-
ce haber sido roto de alguna manera y el retorno al viejo
rio que luchó y lucha contra las estructuras de la
orden sería un callejón sin salida, tanto para las mujeres co-
mo para los hombres.»41 dominación masculina. El matrimonio consiguió un control
sobre las mujeres durante mucho tiempo en Occidente, y su
deconstrucción nunca admitió remilgos del tipo «me pega
Los sindicatos y los movimientos sociales deben lo normal», si la estructura estaba podrida la tirábamos a la
exigir decretos que financien un combate real para fre- basura, nunca consentimos en reformas masculinas, la pros-
nar la feminización de la pobreza, urgen más recursos titución nunca puede ser la alternativa feminista a un
materiales para las mujeres inmigrantes, esto es el de- matrimonio infernal, la alternativa a éste son los derechos
ber de un Estado de Derecho frente a las leyes de un de las mujeres, no la remuneración del infierno.
Estado proxeneta. ¿La oposición a una relación violenta es que medie una
relación mercantil? ¿Realmente podemos pensar que el di-
nero suprime la violencia que convierte a algo en
¾ c) ¿La prostitución emancipa sexualmente a las
mujeres?
42
O tal vez sí hay obstáculos todavía: y como sigue habiendo co-
40
No hay que olvidar que la compra de cuerpos femeninos para lectivos de discapacitados físicos que no pueden saltar al
uso sexual, por parte de los varones prostituidores, no es una ruedo con la misma facilidad, habrá que asegurarles su parte
acción espontánea que acontezca en cualquier lugar, uno ha de proporcional del pastel de carne. No es aventurarme en sar-
tener tiempo libre, dinero, medio de transporte para desplazar- casmos demagógicos, entre los argumentos para legalizar la
se.... Y, a saber, los instintos, por lo general, vienen siendo prostitución se encuentran el satisfacer las necesidades de los
incompatibles con la premeditación desde los orígenes de la paralíticos, los jóvenes varones marxistas suelen ponerlo como
especie. Es interesante no olvidar la naturaleza y clasificación ejemplo en los foros de debate. He de aclarar que siempre se
de las acciones porque si no caeremos una y mil veces en la ha hablado en estos términos: varones paralíticos satisfechos
reproducción de mitos. Sobre estudios del cliente remitirse a con cuerpos de mujeres jóvenes que a no ser que los compren
los trabajos realizados por Mª José Barahona (UCM). no estarían disponibles para ellos con inmediata facilidad. En
mis años de militancia no he escuchado nunca como punto de
41
MANSSON, Sven-Axel, Profesor de la Universidad de Göte- partida las necesidades sexuales de no sé qué paralíticas. Ar-
borg, Los clientes y la imagen de los hombres y la gumento que tampoco sostendría la legalidad del comercio
masculinidad en la sociedad moderna. prostitucional, como expondré más adelante.
El fin de la caverna 21

mercancía? Hasta aquí teníamos que llegar, todos los y afeitada frente a los hombres para que puedan mirar fijo dentro
marxistas de la mano, para preguntarnos si la compra de de ellas. Hace tiempo los «clubes de señores» eran para ricos de
una mercancía no requiere con anterioridad toda una vio- clase alta que los usaban para tratar y realizar negociaciones po-
lencia que convierta a ésta en mercancía. Por qué los líticas y de negocios. Los nuevos clubes de señores son una
forma de burdel en la que las mujeres son ofrecidas a los hom-
obreros y obreras que Mr Peel43 llevó a las colonias dejaron bres desnudas para bañarse con ellos, bailar sobre sus rodillas y
de serlo al poner el pie en tierra y salieron corriendo a bus- por supuesto, ofrecer sus «servicios sexuales», son mucho más
carse la vida, ¿qué se le había olvidado al señor Peel?, ¡la democráticos. Cualquier hombre con entrada puede pasar. Pero
policía! O lo que es lo mismo, en las sociedades civilizadas, los negocios se siguen haciendo allí. Los hombres hacen tratos y
las condiciones estructurales del capital. negociaciones, tienen reuniones, firman tratados. Grandes em-
presas alquilan salas de reunión para sus reuniones y les colocan
¿A nadie le interesa preguntarse por qué el 98 % de las mujeres desnudas sobre las mesas durante el té y la comida.
mujeres prostituidas son migrantes, y casi en su totalidad ¿Qué hace esto a favor de las oportunidades de igualdad para las
víctimas del tráfico? La abundancia –sexual– de Occidente mujeres?»44
abastecida por la misma expropiación de siempre.
Por qué debe darnos igual que los adolescentes se socia-
No se trata de que las mujeres blancas y formadas adoc- licen en una sexualidad que define a las menores como
trinen moralmente al resto, sino que, ninguna mujer disponibles sexualmente, en tanto que llenas de agujeros, y
feminista puede dejar de luchar ni un minuto por el fin de la en disposición coital.
dominación masculina, por muy ociosa que resulte la do-
« (...) A través de la pornografía y otras formas de prostitu-
minación, o por muy blanca y formada que esté la ción las industrias del sexo han creado una forma de sexualidad
feminista. Ha llegado el momento de empezar a preguntarse en la cual los hombres pagan para tener acceso a una mujer que
a gritos: ¿hasta cuándo los hombres blancos, formados y ri- desesperadamente quiere estar en cualquier sitio que no sea ese,
cos, van a seguir demandando el consumo sexual de y que se disocia para sobrevivir. El hombre puede penetrar su
cuerpos femeninos de todas las edades y de todos los colo- boca, ano, o vagina con su pene, dedos o lengua y agarra otras
res? Porque si esa demanda no es una manera durísima de partes de su cuerpo que no están en el menú. No tiene que pre-
adoctrinar moralmente al tercer mundo, ¿qué es?, ¿multi- ocuparse por su personalidad o placer. Este es el sexo de la
culturalidad? pornografía y otras formas de prostitución. Este también es el
«sexo» que las mujeres encuentran más difícil en su relación con
los hombres. Todavía la industria del sexo con su influencia so-
bre políticos y medios de comunicación es capaz de vender este
6. El habitus de la prostitución comercio de explotación sexual en las sociedades occidentales.
A saber, si el espacio político debe ser ese espacio vacío de Ningún otro tipo de información sexual puede competir con el
alcance y poder de los proxenetas como educadores de sexo.
intereses ¿ por qué tiene que detenerse el deber ser ante la
Generaciones de hombres y chicos están siendo formados bajo
configuración de un espacio político en donde las reuniones este punto de vista de lo que es el sexo con el poderoso incenti-
sean amenizadas por mujeres desnudas expuestas encima de vo del orgasmo. Esto es contrario a los grandes esfuerzos de las
una mesa de roble?¿o es que todo avanza tan irremediable- mujeres para ser valoradas por los hombres en más cosas que el
mente hacia el mal que ya nos da todo lo mismo? sexo, valorar el afecto que no está relacionado con el sexo, va-
luar el sexo de forma que no sean sólo un agujero que los
«La industria del sexo crea la cultura de los hombres y ex-
hombres penetran mientras las mujeres piensan en los problemas
cluye a las mujeres. En lo que son llamados «Clubes de
del trabajo de mañana. La industria del sexo llama a los hombres
Señores» las mujeres son pagadas para posar su vágina desnuda
a usar a las mujeres como objetos con agujeros donde clavar pe-
nes y dedos mientras ellas se disocian para sobrevivir
43 emocionalmente. ¿Qué podría ser más confuso que eso? ¿Para
Como señala el Prof. Carlos Fernández Liria es imprescindible quién es ese sexo? ¿Y cuáles son sus implicaciones?
no olvidar la importancia estructural de los capítulos históri-
cos del Libro I del Capital: «En primer lugar, Wakefield Una de las implicaciones es que los chicos y hombres re-
descubre en las colonias que no basta que una persona posea quieren chicas y mujeres para reproducir los escenarios que les
dinero, medios de vida, máquinas y otros medios de produc- produjeron excitación en sitios de prostitución. Como resultado
ción, para que se le pueda considerar como capitalista, si le de esto, informes en periódicos dicen que en fiestas chicas ado-
falta el complemento: el obrero asalariado, el otro hombre lescentes tienen que chupárselas a grupos de chicos adolescentes
obligado a venderse voluntariamente ... y descubre que el ca- como algo rutinario.»45
pital no es una cosa, sino una relación social entre personas a
las que sirven de vehículo las cosas. Mr Peel –clama ante no- No hace falta ni ponerse cursi para reivindicar que in-
sotros Wakefield– transportó de Inglaterra al Swan River, en fancia y juventud no tienen porque significar
Nueva Holanda, medios de vida y de producción por valor de inevitablemente pornografía y orgía. Insisto que si desde
50.000 libras esterlinas. Fue lo suficientemente previsor para siempre todo es sexo nada es sexo. ¿Hasta cuándo los me-
transportar además 3.000 individuos de la clase trabajadora,
hombres, mujeres y niños. Pero, apenas llegó la expedición al
lugar de destino «Peel se quedó sin un criado para hacerle la 44
JEFFREYS, Sheyla, La cultura de la prostitución: Legalización
cama y subirle agua del río» ¡Pobre Mr.Peel! Lo había pre- de la Prostitución de Burdeles en Victoria, Australia. Semina-
visto todo, menos la exportación al Swan River de las rio sobre los Efectos de la Legalización de las actividades de
condiciones de producción imperantes en Inglaterra.» la Prostitución – análisis crítico. Estocolmo. Noviembre 2002.
MARX, K., El Capital I, cap XXV, pág 651. Editorial Fondo
45
de Cultura Económica. México, 1946. Ibid.
22 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

dios de comunicación van a seguir vaciando nuestra sexua- En efecto, la libertad no lo será más porque suponga
lidad? No queremos que el capitalismo enfermizo y el más derechos hacia el orden natural, sino que la libertad de
patriarcado opresor sigan apropiándose de la sexualidad. los seres humanos aumenta en la medida en que no nos tra-
tamos exclusivamente como mera naturaleza. La libertad no
La cultura de la prostitución consigue alterar el orden
aumenta en nuestra condición sexual, sino en nuestra con-
explicativo de la especie humana como seres racionales.
dición de decidir sobre nuestra sexualidad. No es más libre
Las categorías de nuestro entendimiento han venido a cons-
quien folla todo el tiempo, sino el que decide al respecto, no
tatar la diferencia entre naturaleza y cultura, entre
puede ser que hayamos interiorizado tan irremediablemente
naturaleza e historia, entre naturaleza y razón, a partir de un
los parámetros productivos, ¿cómo la libertad va a ser una
concepto tan humano como el de la libertad, en tanto que
mera cuestión cuantitativa?
seres racionales que somos gozamos de esa posibilidad
consistente en darnos un orden del tiempo distinto a la tota- La distinción entre prostitución forzosa y voluntaria no
lidad causal que ordena inexorablemente la naturaleza, y así se sostiene como una oposición real, las estructuras domi-
entendernos como responsables de nuestros actos, reivindi- nantes no permiten tal distinción. Y perderse en la noche en
cando el derecho a ser culpables, pudiendo ser tan que todos los gatos son pardos nunca supondrá el fin de la
desordenados, tan primeras causas que podemos hacer de caverna.
esta tierra un infierno o un reino de los fines.
La teoría que despliega una orgía de voluntades, ape-
lando al mundo de lo femenino, como esa naturaleza
sensual, sexualizada, que consiente en definirse según las
asignaciones heterónomas que la han venido nombrando –
acríticamente– desde tiempos inmemoriales, no será nunca
una voluntad libre. La libertad por definición no puede ser
en tanto que masculina o femenina, eso es trabajo de la na-
turaleza, no de la libertad, ésta lo es en tanto que somos
seres racionales. Y la libertad que propone la defensa de la
prostitución no es más que la libertad de ser exclusivamente
naturaleza, toda una trampa, una vez más, de las descrip-
ciones patriarcales que buscan excedentes metafísicos para
no dejar a ninguna mujer ser libre, a saber, no es lo mismo
ser libre, que ser libre en tanto que mujer.
Una voluntad harto sospechosa en tanto que se nos con-
cede en el momento en que los varones se permiten
bambolear el orden de las asignaciones, ellos ahora pasan al
espacio sensible de lo instintivo para defender sus necesi-
dades sexuales, y entonces nosotras somos libres –atributo
que debe ser deducido de una voluntad independientemente
de las determinaciones naturales46– paradójicamente, para
ejercer, dicha voluntad en el terreno de las determinaciones
naturales. Toda la historia patriarcal dándonos de bruces
contra los prejuicios que nos asignaban un destino en tanto
que mujeres, por mucho que dudásemos, íbamos a ser ante
todo madres –porque la naturaleza nos lo prometía así–
aunque no quisiésemos. Y ahora por fin la sociedad recono-
ce el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, se habla
incluso de la autodeterminación de los mismos, tenemos de-
recho a elegir: ¿a elegir desde la naturaleza?47

46
«La voluntad es un tipo de causalidad de los seres vivos en tan-
to que son racionales, y libertad sería la propiedad de esta
causalidad para poder ser eficiente independientemente de
causas ajenas que la determinen; tal como la necesidad natural
es la propia de la causalidad de todo ser irracional para ver de- medio, siempre que sean seres irracionales y por eso se llaman
terminada su actividad por el influjo de causas ajenas». cosas; en cambio los seres racionales reciben el nombre de
KANT, I., Fundamentación para una Metafísica de las cos- personas porque su naturaleza los destaca ya como fines en sí
tumbres, A97. mismos, o sea, como algo que no cabe ser utilizado simple-
47 mente como medio y restringe así cualquier arbitrariedad (al
« (...) Los seres cuya existencia no descansa en nuestra volun- construir un objeto de respeto).» Ibid. A65.
tad, sino en la naturaleza, tienen sólo un valor relativo como
En-torno a los cuerpos 23

En-torno a los cuerpos

Alberto Matamoros*

«Y desde aquel día –continuó diciendo el Sombrero con es no vender nada, venderse, perderse, renunciar a sí a favor
su triste voz–, el Tiempo no quiere saber nada conmigo y
se ha detenido para siempre a las seis de la tarde.
de un Otro que dispone; y poder comprar todo, es (no) com-
prar nada, es pillaje, apropiación, usurpación, robo y
De pronto se le ocurrió a Alicia una idea luminosa: - ¡Ya esclavismo. ¿Pero puede la corporeidad con la que mal-nos-
entiendo! ¡Esa es la razón por la cual el servicio de te está
siempre dispuesto»
desenvolvemos descomponerse en raciones, porciones o
agujeros? ¿Se puede comprar una parte de (un) cuerpo si no
Lewis Carroll Alicia en el País de las Maravillas. está ya muerto; Cuerpo como suma de órganos que pode-
«Dijimos que mi propio acontecer, mi propio ser, no mos fraccionar y comprar por partes, Cuerpo como res
puede ser comprendido como una serie de acontecimientos extensa, medible y racionalizada por estar a las afueras de
presentes cada uno en su momento, porque entonces resulta
entendido como algo que me hace frente, no como el ser
mi cogitans, Cuerpo como compilación de agujeros
que yo mismo me encuentro en el caso de ser; mi propio susceptibles de ser penetrados en partes, con-partes y por
ser sólo tiene lugar como el "poder ser..." que en cada caso partes? He sospechado: El prostituidor o proxeneta no com-
me incumbe». pran por partes, la prostituta, la víctima, la esclava, no
Felipe Martínez Marzoa Iniciación a la Filosofía. puede venderse por partes. Todo o nada. Todo como
violación con-sentida, y nada como violencia física (del
daño, del moratón y de la miseria) por la que el proxeneta
E sta mañana, en la ciudad, he oído un Rumor. Se dice
que la prostitución es la profesión más antigua del
mundo, se comenta que ahora hay hombres que se prostitu-
nace, crece y se reproduce.
¿Existe un lugar oculto e inaccesible del cuerpo, una
yen, y se cree que se hace de forma libre y voluntaria. Pero parte reservada para sí o los suyos, de uso restringido para
he sospechado. ofrecer(se), para disfrutar(se) con los que quiere o ama?
«Toda profesión es una forma de esclavitud y toda es- Cuando se pregunta a las prostitutas siempre suele salir el
clavitud es en cierto modo una profesión»: he aquí lo que «¿cómo es el sexo con su pareja?». O lo que es lo mismo:
creo haber entendido del Rumor. Parece que viene lo Mis- ¿tiene usted un cuerpo escondido en alguna parte al que no
mo y nos golpea, nos da —«nos da lo mismo»—. He pueda llegar prostituidor alguno? Pero ella sólo tiene un
sospechado. cuerpo, y con el mismo ama y disfruta, y con el mismo folla
y se la follan sistemática y organizadamente, cada treinta
Pero algo huele a distinto en Dinamarca. ¿Es el tiempo minutos. No hay más cuerpo que el cuerpo violado. «Nada
de trabajo lo que hace que sea lo mismo tu profesión que la de besos en la boca» —decía una prostituta en la película;
prostitución? ¿Pero es lo mismo comprar tiempo que com- pero eso ya está más allá (o más acá) del cuerpo: «No doy
prar cuerpos? Marx nos enseñó que para que pudiéramos besos, con la boca no doy besos»— podría pensar ella. Hay
considerar la fuerza de trabajo como mercancía su poseedor límite, sí, hay frontera pero más allá, a las afueras del cuer-
debía ser libre propietario de la misma, además de realizar po. Ese algo-más-allá-del-cuerpo que no vende la permite
el intercambio por un tiempo determinado. Así, el obrero no sentirse esclava, el mismo algo-más-allá-del-cuerpo
no podía vender todo su tiempo puesto que no sería posee- convierte al esclavista, proxeneta y prostituidor en un mero
dor entonces de su fuerza de trabajo, sino que sería él «cliente», ese algo-más-allá-del-cuerpo esconde, maquilla,
mismo la fuerza de trabajo, es decir, se convertiría en un disfraza y vela una esclavitud.
esclavo. Los obreros tienen, pues, un tiempo en el cual vi-
ven (o se desviven) y del que parte venden al capitalista Hannah Arendt a propósito de la distinción que el mun-
para que consiga su plusvalía1. Sin embargo, venderlo todo do griego realizaba de la labor y el trabajo, introduce una
distinción entre las actividades humanas que aquí puede re-
sultar pertinente. Nos recuerda que los economistas en
general y Karl Marx en particular, «anonadados por la pro-
* Alberto Matamoros es licenciado en Ciencias Políticas y cursa ductividad sin precedentes de la humanidad occidental»,
estudios de Doctorado en Filosofía en la UCM. tuvieron que considerar toda labor como trabajo, homoge-
1
No podemos olvidar que si bien la economía capitalista para la neizando ambas en virtud de una «productividad» basada
producción del plusvalor se lleva sólo parte de nuestro tiempo en el poder humano capaz de producir más de lo necesario.
disponible no quiera con ello llevarse cada vez más tiempo, e
incluso todo. La propia dinámica de plusvalías decrecientes
demanda como necesario mayor tiempo de trabajo asalariado, hacia la productividad que bajo distintos eufemismos no es
bien a través de regulaciones que deroguen más o menos im- otra cosa que trabajar más (eficazmente) en el mismo tiempo.
plícitamente el Derecho Laboral, o bien mediante incentivos
24 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

«Parece —dice ella— que la diferencia entre labor y trabajo definitiva, un cuerpo construido, culturizado y siempre ma-
que nuestros teóricos tanto se han obstinado en olvidar y noseado para bien-adaptarte. Me hicieron sospechar que el
nuestros idiomas tan tercamente en conservar, se convierte cuerpo, nuestros cuerpos, no son un ladrillo heredado, nos
simplemente en una diferencia de grado si el carácter mun- hicieron sospechar que los hemos personalizado tanto, los
dano de la cosa producida ... no se tiene en cuenta»2. De hemos usado tanto a gusto que pocos reconocen ya el ori-
modo similar, recientemente Santiago Alba Rico recoge gen, ese ladrillo, ese ladrillo mil veces esculpido por el uso,
otra distinción que, en cierto sentido, rompe con la homo- por algo, para algo o alguien.... Y ese e(x)terno multi-
geneización de los productos del trabajo que determina la singular es el único cuerpo que tenemos. Nadie tiene más...
dimensión temporal. Nos señala la diferencia entre las «co- «De todas las maneras tenéis uno (o varios), no tanto por-
sas de comer», las «cosas de usar» y las «cosas de mirar» que exista o venga dado hecho —aunque en cierto sentido
que la sociedad en la que preexiste—, sino porque de todas las maneras hacéis uno, no
vivimos está empeñada podéis desear sin hacer
uno —os espera, es un
en borrar ejercicio, una experimen-
(de)construyendo un tación inevitable, ya
mundo sin cosas3. Pero lo hecha en el momento en
que para nosotros es dig- que la emprendéis, no
no de resaltar no es tanto hecha en tanto no la em-
las explicativas diferen- prendáis. No es
cias entre labor y trabajo, tranquilizador, puesto que
o entre los consumptibi- podéis fallarlo.... De nin-
lis, fungibles o gún modo es una noción,
un concepto, más bien es
mirabilias, sino más bien una práctica, un conjunto
que se introduzcan distin- de prácticas»4.
ciones entre las
actividades humanas al
Por eso vender todo el
margen de la homogenei-
cuerpo no es sólo vender
dad que provoca que
todos los agujeros, ven-
todas ellas utilicen
der todo el cuerpo es
«tiempo de trabajo».
sobre todo vender los
Marx también creyó ne-
gustos, tus inclinaciones5,
cesario diferenciar a un
tu singular pero no exclu-
esclavo de un obrero y a
siva forma de caer al
un hombre de un animal
mundo. Que te guste, por
pese a que todos utilizan
ejemplo, besar las fibro-
tiempo de trabajo para
sas manos de un
producir. Por eso no
violinista o andar descal-
creemos estar fuera de su
zo entre la hierba y te
órbita si consideramos
resulte sin embargo des-
pertinente, por ser más
agradable el aliento de un
explicativo y más justo,
torero o una mal-fingida
introducir la espacialidad
caída de ojos, es la espe-
de los cuerpos reorde-
cifica forma personal —
nando en otra dimensión,
pero no por ello priva-
para otro objeto, lo que
da— de modelar,
era un batiburrillo donde
performar o hacer tu
todo es lo mismo.
cuerpo. Los prostituido-
De finales del pasado res no compran «tiempo
siglo hemos aprendido de trabajo», aquí esto es
algo. El cuerpo, nuestro irrelevante, lo que com-
cuerpo, es más bien un contorno que visibiliza algo que de- pran es no tener que ser gustables, amables, guapos o agra-
viene, que singulariza y concreta un trayecto chepudo de dables para disfrutar del cuerpo prostituido, han adquirido
gustos y disgustos cargados a las espaldas, un cuerpo incli- de la mujer prostituida el gusto y sus disgustos, tienen en su
nado por el peso diario de sacarle gusto a la vida; en
4
DELEUZE, Gilles, y GUATTARI, Félix, Mil Mesetas. Capita-
2
ARENDT, Hannah, La condición humana, Paidós, Barcelona, lismo y esquizofrenia. Pretextos. Valencia, 2002. Trad. Cast.
2002, pag. 102 y ss. 107. José Vázquez Pérez. Pag. 156.
3 5
ALBA RICO, Santiago. La ciudad intangible, Hiru. Navarra. En el sentido utilizado por PARDO TORIO, José Luis, La intimi-
2001. dad, Pretextos. Valencia, 1996
En-torno a los cuerpos 25

bolsillo el equivalente en dinero de su fuerza de trabajo con como si en lugar de la sistemática penetración de penes (en
el que han comprado no tanto «un servicio» o sexo, sino el mejor de los casos) se estuviera follando, porque cada
sobre todo que no se les pueda rechazar. gemido, cada gemido fingido, pretende dar verosimilitud a
una mentira expresamente construida para una sexualidad
También sospecho que debo aclarar algo. Vender todo
masculinizada, a saber, que ella, de algún modo, disfruta
el cuerpo, su disposición y gustos sexuales no lleva necesa-
con él.
riamente aparejado que sea en todo momento. Es preciso
para nuestro objeto distinguir entre «siempre se vende al- La construcción social de los cuerpos masculinizados
go» de nuestras aficiones, deseos o inclinaciones —con el demanda más que una satisfacción fisiológica, de gimnasia
que todos más o menos nos sentimos identificados—, con púbica o intercambio de fluidos, un reconocimiento de su
el «a veces lo vendo todo» —presupuesto en el que triste- «poder sexual». Pero lo más interesante de ello es que en el
mente se ve avocada la mujer prostituida—. Ese «a veces» fondo deben saber que se está fingiendo —presuponiendo
de dimensión temporal es el que cree salvar al prostituidor que el prostituidor no sea enteramente imbécil—. Por tanto,
de la condena pública. «Después lo hace con quien quiere» lo que parece lo suficientemente destacable como para de-
—responde el proxeneta—; «ella trabaja aquí sus horas y tenerse es que el varón prostituidor aun sabiendo en el
luego se va a casa o a donde le de la gana» —dice el em- fondo que la prostituta finge, lo demande:
presario del club; «el mejor momento para mí es cuando me Johnny: ¿A cuántos hombres has olvidado?
visto para salir»— comenta la víctima prostituída. Si la es- Vienna: A tantos como mujeres tú recuerdas.
clavitud se mide en tiempo, como Marx, todo dependerá de
Johnny: ¡No te vayas!
si el proxeneta la deja o no salir del prostíbulo, de la calle o
del ir y venir de taxis; pero si se mide en espacio, en cuer- Vienna: No me he movido.
pos, como lo que aquí se propone, no influirá nada si sale o Johnny: Dime algo agradable.
no del club, o cuanto tiempo «trabaja», o si ella «quiere»
Vienna: Claro. ¿Qué quieres que te diga?
venderlo todo... Siempre hemos medido la esclavitud por
tiempo, Marx nos indicó que es cuando lo vendes todo. Pe- Johnny: Miénteme. Dime que me has esperado todos estos años.
Dímelo.
ro existe una esclavitud por espacio, y Nadie nos señaló que
es cuando te lo quitan todo, tus disposiciones, tus gustos e Vienna: Te he esperado todos estos años.
inclinaciones, tus apetitos, tu específica forma de agarrarte Johnny: Dime que habrías muerto si yo no hubiese vuelto.
a la vida, de elegir o de mirar. La esclavitud no es sólo tem-
Vienna: Habría muerto si tú no hubieses vuelto.
poral. Si espaciamos la visión, si tomamos distancia, es
difícil no ver la esclavitud de un cuerpo que no puede re- Johnny: Dime que aún me quieres como yo te quiero.
chazar a un varón con dinero como la compra-venta de su Vienna: Aún te quiero como tú me quieres
6
.
no-elección.
«Dime que me quieres» es aquí la frase de este des-
Hay que recalcar que la imposibilidad material y simbó- esperado amante que intenta coger por la fuerza lo que
lica de rechazar al varón no es una característica accidental, nunca puede ser disfrutado bajo sus condiciones7. En el
más bien al contrario, constituye fundamento de todos los fondo él sabe que no le ha estado esperando, que no le
tipos de violencia masculina. Muchas de las mujeres que quiere como él la quiere y que ni con mucho se hubiera
desean abandonar o separarse de sus maridos se encuentran muerto de no volver, pero demanda que se lo digan,
en la misma encrucijada, el no poder rechazar al varón las aunque sea mentira. ¿Y qué clase de mentira es esa que
sumerge entre la violencia sufrida en sus carnes y la miseria no pretende tanto hacer pasar lo que no es por lo que
derivada de la huida de improviso y a escondidas de (su) es, sino más bien simular, jugar a que lo que no es sea?
casa. Igualmente, las responsabilidades autoasumidas por ¿No es esa clase de mentira la que utilizan los poetas?
las mujeres, que se revisten de un modo u otro bajo cuadros A Johnny Guitar no le queda más realidad que la fic-
depresivos, enmascaran realmente las ganas de mandar a la ción del amor de Vienna y, el pobre, huye despavorido
mierda a su marido. Por ello la prostitución no es un mal hacia el teatro, no hacia el teatro de la vida sino —
más, un universal pozo de miseria igual para hombres, mu- complicándolo un poco más— hacia el teatro del teatro
jeres o transexuales, sino que es la manifestación más de la vida.
explícita de la violencia simbólica que impide a una mujer
rechazar a un varón y disponer realmente de su cuerpo, La utilización de este tipo de mentira nos reubica, en
hacerlo o deshacerlo a gusto. El rechazo del varón es una cierto modo, en el problema que aquí nos importa y nos
gran desobediencia, provoca tormenta y despierta a los dio- permite explicar mejor el sentido de los gemidos fingidos.
ses. Es él el elegido, el gran Donante de placer con el que
mide su masculinidad, pero por eso necesita algo. Y es que
no me deja de resultar sorprendente que las prostitutas de- 6
Nicolas Ray, Johnny Guitar, 1954.
ban fingir sus orgasmos, que su dominación no sólo
7
consista en una violación organizada, sino que además (o Que te digan que te quieran no es sólo decir te quiero, sino, ade-
sobre todo) deba fingir que no está siendo violada, que le más de otras cosas, decirlo sin pedir. Supongo que será por eso
gusta el prostituidor o incluso, en general, ser violada. Pero que no suena a lo mismo el «te quiero» del «yo también te
esta mentira no es cualquier cosa. Cada uno de los gemidos quiero», igual porque, en cierto sentido, ya se ha pedido, o
quizá porque que te quieran siempre te pilla de improviso.
que da una prostituta pretende velar lo que está sucediendo,
se simula, se hace como si lo que allí pasase fuera otra cosa,
26 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

Lo que se exige por parte del prostituidor no es tanto la sa- Que lo erótico constituya algo propiamente humano no
tisfacción de un placer físico derivado del coito, sino más significa ni puede significar que toda puesta en escena sea
bien el placer de una determinada puesta en escena. ¿Pero legítima. De hecho —como nos recuerda George Bataille—
qué es lo que se está escenificando? La respuesta debería ir en un mundo desacralizado y sin pecados la trasgresión del
orientada hacia el poder sexual del varón prostituidor. Todo límite se puede desplazar a lo abyecto. Pero lo que puede
está montado para verse a sí mismo como donante de pla- ser pertinente aclarar es en qué consiste exactamente la
cer: el hecho de que las prostitutas les digan «guapo, lo trasgresión. Si sólo dijésemos que es una forma de aceptar
vamos a pasar bien», los gemidos o las sonrisas escenifican la norma y al mismo tiempo de saltársela sería explicativo
una situación de poder sexual fingida. Lo que ciertamente pero nos quedaríamos algo cojos. Desde otro punto de vista,
él posee es poder político y económico con el que compra podríamos decir que más bien sería la práctica de una ex-
teatralizar su supuesto poder sexual. «Miénteme, dime que cepcionalidad individual con respecto a las normas que
te hago disfrutar» es la ficción propia que demanda su ero- deben seguir los demás. Por consiguiente, lo erótico que es-
ticidad. Por eso no existe, ni siquiera en estos casos, un taría ligado de un modo u otro con la trasgresión se ve
sexo totalmente desnudo, fisicalizado, desprovisto de todo. abocado antes o después a la inmoralidad, al saltarse indi-
Sólo existe el goce sexual acompañado de algo, también vidualmente la norma que pretendes universalizar. Lo
acompañado de mierda. El prostituidor acompaña al placer erótico —concluiríamos— está tristemente manchado, y an-
sexual de toda una puesta en escena en la que él es el domi- te este descubrimiento sólo existen dos posiciones: o el
nante, el donante de placer, el que tiene el instrumento que puritanismo que deserotiza al mundo haciéndolo más abu-
proporciona gusto, y ella es la dominada, la que recibe el rrido o el erotismo trasgresor que lo inmoraliza. Entre
placer y hace siempre como si lo tuviera. Esto no significa puritanos o inmorales estaría un juego estructural, y se ten-
que él renuncie —ni mucho menos— a su propio goce, ésta dría que decidir —o más bien, el individuo y su grupo de
supone una condición necesaria pero ni con mucho sufi- autoenclasamiento estructural— dónde querrían estar, con-
ciente para acudir a su habitual red de proxenetas. virtiendo el problema en una cuestión de ocupación de
«Ésta [que la seducción sea femenina, o que lo femenino sea
distintos espacios dentro de un campo que comparte un
seducción] les avergüenza [a las mujeres] en cuanto puesta en arti- mismo esquema perceptivo: en la carne está el pecado y en
ficial de su cuerpo, en cuanto destino de vasallaje y de el alma la virtud. Da igual donde se haya autoubicado el in-
prostitución. No entienden que la seducción representa el dominio dividuo para reconocer en estos supuestos que en lo erótico
del universo simbólico, mientras que el poder representa sólo el hay cierto mal. Y es precisamente por eso por lo que, de al-
dominio de universo real. La soberanía de la seducción no tiene gún modo, lo erótico siempre está justificado. Si en ello
medida común con la detentación del poder político o sexual»8. siempre hay mal —o se camina hacia él— dará igual las di-
ferencias entre los juegos elegidos, la diferencia no sería
Sospecho que yo soy de los que «no entiendo» el uso de
pertinente porque ya todo estaría manchado. Lo humano es-
dominio del universo simbólico al forzoso o forzado gemi-
tá manchado. Vivan las manchas, viva lo humano...
do fingido, o peor, a la organizada y sistemática
penetración; ni como soberanía a la imposibilidad de salir Sin embargo, sospecho que lo erótico no está tan su-
del universo simbólico y apañártelas estratégicamente en mergido en los círculos de los infiernos lascivos, o en los
ese mundo sin puertas. Pero lo que me parece algo más pozos de los males, el pecado y la culpa. Igual esa trasgre-
grave desde una perspectiva filosófica es que lo que Jean sión de la Prohibición tiene que ver más con otro tipo de
Baudrillard llama «universo real» no deja de parecerme un salto. No deja de resultar sorprendente que un mismo cuer-
modo distinto de llamar a otro universo simbólico. Ese uni- po en un mismo lugar a veces nos resulte erótico y otras, sin
verso que él denomina real también está acompañado de embargo, no. Lo erótico, sospecho, no estaría determinado
una puesta en escena que le da sentido. Sí, es cierto, parece por el lugar o las formas de un cuerpo performado, sino que
que es una puesta en escena algo distinta. Ahora bien, el esos mismos cuerpos, sus derivaciones, mutaciones y aco-
poder económico y político ejercido por el varón prostitui- modos, resultan a veces eróticos y otras veces no tanto. Lo
dor resulta que obliga a teatralizar un fingimiento para que erótico necesitaría algo más que un cuerpo (ex)puesto, ne-
él haga como que se lo cree. Él es como ese caprichoso rey cesitaría más bien una forma especial de mirarnos y de
que bajo pena de muerte obliga al bailarín a bailar, al músi- tocarnos. Esto es, sin duda, un modo de trasgresión, pero
co a tocar y al actor a actuar, o como ese vaquero que con respecto a la forma habitual de mirar e imaginar, y no
dispara a los pies gritando «danzad, danzad, malditos». Por tanto con una Prohibición social derivada de un cierto ma-
eso lo que realmente posee el universo real en el que se lestar de (o con) la cultura que te impide regresar a las
ubica el prostituidor es la posibilidad de obligar a la ficción cavernas donde se era tan feliz y se follaba tanto. La tras-
a que se de a su servicio y disposición. La puesta en escena gresión de la otra mirada por la que nos vemos y tocamos
que le erotiza y que compra es una situación de domina- de un modo distinto nos ubicaría en otros escenarios no ne-
ción, por eso las prostituídas son normalmente mujeres y cesariamente inmorales. Hay muchos modos de mirar de
los prostituidores siempre hombres, porque compran la tea- otra forma. Pero no infinitos. Hay muchas puestas de esce-
tralización del ideal de la percepción sexual patriarcal. na que acompañan a un sexo que nunca puede estar
enteramente desnudo. Pero no todos valen. Por eso, de esas
muchas, algunas son admisibles, otras recomendables, otras
8 muy, muy interesantes, y por último, las hay que son detes-
BAUDRILLARD, Jean. De la seducción, Cátedra, Salamanca,
1994 (trad. Cast. Elena Benarroch), pag. 15. tables o incluso criminales. La cuestión radica en la forma
masculina de mirar dominante que tiene el patriarcado, el
desplazamiento de un ideal que no existe y los patéticos
En-torno a los cuerpos 27

acomodos de un varón que pretende ser el gran donante de Pero es momento de señalar otros disgustos, el del propio
placer femenino. Estas páginas tan sólo pretenden visibili- Christian es un ejemplo, porque él sólo era un cuerpo. Sólo
zar lo que una teoría trans- ha ninguneado o puritanizado, cuerpo. Y murió. Pero la novela continuó porque Edmond
aquello que, por otra parte, sucede diariamente, a saber, una Rostand, el autor, como casi todos nosotros iba con Cyrano,
erotización cómplice de miradas picantes donde el juego con la res cogitans. ¿Y las tristezas de Christian de ser sólo
descoloca a los dominantes y a los dominados y que trans- un cuerpo para ella? Por favor, que se escriba sobre la tris-
grede una forma de mirarnos y tocarnos en prosa. Allí teza de un cuerpo que cree ser sólo cuerpo, sobre las
donde se vea buscar insistentemente por los suelos se puede lágrimas de Christian, sobre los llorones cuerpos...
encontrar a un varón perdido recogiendo desairado los
«[En la Iliada] Lo que se contrapone a las almas son
clichés que se les están
precisamente ellos mismos,
desmoronando. Pero no só-
no son los «cuerpos», que
lo ahora. Siempre, en toda
difícilmente podrían serlo
época y lugar, se estaba
en primer lugar porque en
desmoronando. Ha estado
Homero la palabra «cuer-
siempre cayéndose. El
po» (sôma) sólo se emplea
constructo perceptivo pa-
para referirse al cadáver..
triarcal ha estado una y otra
así pues, lo que hay en el
vez en crisis. Siempre. Ca-
Hades, o sea, el alma, es
da vez que nacía una mujer.
por de pronto el peculiar
Por eso, la forma de mi- modo de presencia, la figu-
rar de una erótica ra, de quien definitivamente
masculinazada es básica- no está presente. Lo que
mente la puesta en escena ahora nos falta por enten-
de una dominación en la der, y lo que será el punto
que quien posee en propie- clave para transitar de
dad el valor de esa relación Homero a Platón, es lo si-
sexual — el dar placer — guiente: cómo y por qué esa
es el varón, y quien lo dis- presencia en el estatuto de
fruta —con una posología la no-presencia resulta ser
auto-administrada en el me- de algún modo la presencia
jor de los casos— es la verdadera»9
mujer. La soberanía de la
Si los llorones cuerpos
relación sexual se orientaría
posan y se posan en presen-
hacia quien tiene — o cree
cia, si las prostitutas nunca
tener — la capacidad de
fueron sólo un cuerpo, si
dar, donar o regalar placer.
nuestra alma es no estar
Ahí reside su poder, su su-
presente, y si siguiendo la
per yo y
estela de Homero interpre-
supermalconstruído ego.
tamos «el alma» no tanto en
Los famosos «gatillazos»
oposición «al cuerpo», sino
(obsérvese la comparación
más bien con respecto a «la
con un arma que no dispa-
presencia», la intención de
ra) son arañazos directos a
estas líneas se hace más vi-
la virilidad, en donde el
sible: la material
trauma no es tanto la no
imposibilidad de vender só-
erección que imposibilita
lo (un) cuerpo, de vender
un placer físico, sino más
(una) presencia, de vender
bien el encasquillamiento
una (dis)posición. Decidles
de su —siempre supuesta—
que (dis)poner de tu cuerpo
gracia. La soberanía no se
no es, ni será nunca lo mismo que tu cuerpo esté
conforma con quedarse en el universo real que llamaba
(dis)ponible. A los esclavistas de uno u otro pelo que se es-
Baudrillard, pretende abarcarlo todo, el mundo simbólico,
conden entre los principios del Estado burgués y que no
el arte, lo erótico,... no puede existir nada que resquebraje
quieren ver cuando se les dice que miren, decidles que de
su posición, y si lo hubiere se controlaría su oportunidad o
ese no querer mirar se pliega el peso de sus responsabilida-
disposición.
des. Decidles también ... por favor, que paren
Sospecho que debemos cambiar los héroes. Siempre
hemos ido con Cyrano de Bergerac, esa gran alma de feo 9
cuerpo que conquistó a su prima a través del cuerpo de MARTINEZ MARZOA, Felipe. Ser y diálogo. Leer a Platón.
Istmo. Madrid. 1996. pag. 117-118
Christian. Casi todos hemos ido siempre con el alma, con
Cyrano. Casi todos hemos olvidado a Christian, el cuerpo.
28 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

Recuerdos de una estructura

Ana Molina Roldán*

«Se trata, como acabamos de exponer, del procedimiento ne- tiese distinguir entre aquello que tenga el carácter de «lo
cesario para que, de alguna manera, lo metadialógico pueda
ocurrir sin que por ello resulte liquidado el diálogo. Lo metadia-
androcéntrico» y aquello que no lo tenga, y de este modo
lógico es que dentro del diálogo se diga aquello que en principio poder evitar caer precipitadamente sobre ello, es decir, so-
en el diálogo no se dice, sino que simplemente acontece; y lo que bre «lo androcéntrico»2. ¿En qué consiste por lo tanto dicha
acontece en el diálogo es —decíamos— el eîdos como tal, la no estrategia?: «Esta estrategia, la que adaptaremos aquí,
onticidad, la diferencia».
consiste en transformar un ejercicio de reflexión trascen-
Felipe Martínez Marzoa Ser y diálogo. dente que tiende a explorar las «categorías del
«Y fue entonces cuando descubrió una pequeña mesa de tres entendimiento», o, empleando palabras de Durkheim, «las
patas, todas ellas de cristal. Sobre la mesa había solamente una formas de clasificación con las cuales construimos el mun-
diminuta llave dorada y al momento pensó Alicia que se trataba do (pero que, al haber salido de él, lo asumen en su
de una de las llaves de las puertas del salón. Pero muy pronto pu- esencialidad, aunque permanezcan desapercibidas), en una
do comprobar que la llave era demasiado pequeña para las
cerraduras... o bien que las cerraduras eran demasiado grandes pa- especie de experiencia experimental: consistirá en tratar el
ra la llave. (...) Pero al dar otra vuelta a la habitación descubrió, análisis etnográfico de las estructuras objetivas y de las
detrás de unas cortinas que la ocultaban, una puerta mucho más formas objetivas de una sociedad histórica concreta, a la
pequeña, tan pequeña que apenas mediría treinta centímetros. vez exótica e íntima, extraña y familiar, la de los bereberes
Probó suerte con la llave y pudo comprobar, con alborozo, que
funcionaba perfectamente». de la Cabilia, como el instrumento de un trabajo de socioa-
nálisis del inconsciente androcéntrico capaz de operar la
Lewis Carroll Alicia en el país de las maravillas.
objetivación de las categorías de ese inconsciente»3. Si-
guiendo la propuesta de Bourdieu «en el objeto que nos
N os encontramos bajo el dominio de una estructura que,
por tan presente que está, ni la percibimos apenas, ni
la percibimos claramente cuando la percibimos. Pues al
esforzamos delimitar» aquí, nos preguntamos: ¿podemos
considerar la reglamentación de la prostitución como un
producto de la visión androcéntrica, como una medida to-
caer todo bajo dicha estructura, resulta de esta manera que mada desde presupuestos androcéntricos, como una de las
no se pueda distinguir de nada. Ya que nos movemos en un condiciones de posibilidad del estado de dominación mas-
orden de visión androcéntrica, suponemos que todo aquello culina, es decir, como algo que vaya a hacer posible una
que percibamos tendrá el carácter de lo androcéntrico. Así vez más posible la perpetuación de la visión androcéntrica?
pues, al pasear tranquilamente por la calle, al ir a la escuela, «Las portavoces de la corriente pro-prostitución invocan el
al ver la televisión, al ir por la noche a «tomar unas copas», derecho al trabajo. Pero es necesario preguntarse por qué
suponemos que nos encontraremos con un gran número de una experiencia de la intimidad humana ha sido categori-
cosas que tengan este carácter de «lo androcéntrico», por no zada como trabajo sexual. Se nos proponen entonces estos
decir que casi todo, si bien se podría decir que incluso todo; dos discursos: bien que la prostitución es un trabajo como
pero el hecho es que todo parece de lo más normal, al igual cualquier otro, por ejemplo el de mecanógrafa o sirvienta,
que parece que eso de «lo androcéntrico» suena todavía bien que la prostitución cumple un cierto número de fun-
muy raro, tan raro que no parece siquiera existir: «Al estar ciones socialmente útiles —educación sexual, terapia
incluidos, hombres y mujeres, en el objeto que nos esforza- sexual, o prestación de relaciones sexuales a personas que
mos en delimitar hemos incorporado, como esquemas sin la prostitución se verían privadas de ellas, por ejemplo
inconscientes de percepción y de apreciación, las estructu- los trabajadores inmigrantes aislados de sus familia y los
ras del orden masculino; corremos el peligro, por tanto, de hombres mayores o con minusvalías.(...) Se considera
recurrir, para concebir la dominación masculina, a unos igualmente que todo hombre, en todas la circunstancias y
modos de pensamiento que ya son el producto de la domi-
nación. Sólo podemos confiar en salir de ese círculo si
2
encontramos una estrategia práctica para efectuar una ob- Es decir: lograr situarnos allí donde «lo androcéntrico» es por el
jetivación del tema de la objetividad científica»1. Esta momento todavía una posibilidad; y de esta manera, apare-
estrategia práctica sería por lo tanto aquella que nos permi- ciéndosenos entonces como algo que tiene unas causas, las
que hagan que »lo androcéntrico» pase de ser una posibilidad
a ser algo que se da en el orden de las cosas. Y puesto que nos
* Ana Molina Roldán cursa estudios de segundo ciclo de Filosofía encontramos, como decíamos, bajo dicho orden de «lo andro-
en la UCM céntrico», se trataría entonces de saber la manera en que ha
1 sido posible que esto haya sido así, y no de otra manera
BOURDIEU, P., La dominación masculina,Anagrama, Barcelo-
3
na, 2003 pág. 17. BOURDIEU. Op. Cit.
Recuerdos de una estructura 29

sea cual sea el precio, debe poder tener relaciones sexua- Fuentes6, en su siempre vital empeño (pertinente en todos
les»4. Es este segundo discurso, es decir, el que se refiere a los casos) de mostrar la inmanencia de la Psicología al
la sexualidad como una necesidad biológica, el que toma- campo de la Biología. Así pues, nos valdremos, como de-
remos como una de esas cosas que forman parte de nuestro cimos, de dicho trabajo, para aclarar el segundo argumento
mundo y ver si en ello re- señalado por Cecilia Hof-
conocemos algo de ese man y ver si es pertinente
carácter androcéntrico, por como medida en la lucha
tratarse, al parecer, de una feminista la reglamentación
de las razones por las que de la prostitución o si es un
reglamentar la prostitución. producto mismo de la do-
minación masculina, puesto
Ya que, como decíamos, que, como decimos aquí y
si el mundo está inmerso en según se seguirá, se apoya-
una visión androcéntrica, ría en un efecto de la
entonces todo lo estará, así misma, y no lo señalaría se-
todos nosotros tendremos gún algo que la hace
incorporados esos esquemas posible, es decir, no lo seña-
de percepción por los cuales laría como una condición de
se nos hace a su vez, y pa- posibilidad de la mis-
radójicamente, ma(dominación masculina).
imperceptible la misma vi- Lo que trataremos de resol-
sión androcéntrica, por lo ver entonces es la cuestión
que tendremos que encon- por la cual, dada dicha su-
trar la estrategia práctica puesta necesidad biológica
gracias a la cual no caiga- (algo que, podríamos decir,
mos en una explicación se siente en el cuerpo), se
asimismo androcéntrica del utiliza el cuerpo de deter-
asunto, que en nuestro caso minadas mujeres para
es la prostitución, concre- cubrirla, reduciéndolas a
tamente, el discurso que apoya la prostitución a partir de objetos y considerándolas, además y en principio, estímulos
una supuesta necesidad biológica5. Para ello nos valdremos sexuales.
del trabajo que considero una verdadera «objetivación del
tema de la objetivación científica» como es el de Juan B. Ya que no podemos negar las reacciones que se dan en
los cuerpos masculinos ante eso que es considerado un es-
tímulo7, sí podemos poner en duda que esa estimulación

4
HOFMAN, C. "Sexo: de la intimidad al «trabajo sexual», o ¿es 6
la prostitución un derecho humano?". «Por mi parte, en efecto, supongo que criticar es esencialmente
discernir, y que discernir implica ante todo clasificar y com-
5
«La segunda óptica -la prostitución como un trabajo socialmen- parar puntos de vista polémicamente puestos. Ahora bien,
te útil- presupone que la necesidad sexual masculina es una ningún ensayo de discernimiento puede estar hecho, a su vez,
necesidad biológica que no puede ser puesta en cuestión, si- desde fuera del sistema polémico formado por el conjunto de
milar a las necesidades de nutrición. Esto contradice las alternativas que se pretenden discernir o criticar, sino que
manifiestamente el hecho comprobado de que las personas, por el contrario debe formar parte, siquiera de algún modo,
mujeres y hombres, pasan largos periodos de sus vidas sin re- de dicho sistema, como una alternativa más, aun cuando esta
laciones sexuales ¡y sin llegar al fatal desenlace que habría alternativa pueda, y aun se diría que deba, pretender en lo po-
tenido la privación de alimento! La verdad es que el capita- sible alzarse argumentalmente como el punto de vista capaz
lismo patriarcal ha alimentado una cultura del consumo de reconstruir críticamente el conjunto de las alternativas cri-
sexual y el sexo no es solamente utilizado para vender todo ti- ticadas.» FUENTES ORTEGA, J. B., «Intencionalidad,
po de productos sino que ha sido él mismo reducido, a golpe significado y representación en la encrucijada de las «cien-
de acciones promocionales, a un producto de mercado. Se tra- cias» del conocimiento» en Estudios de Psicología, 2003, 24
ta de una industria capitalista mundialmente extendida que (I), pp. 33-90.
ofrece los cuerpos de las mujeres, de las chicas jóvenes, de los 7
chicos jóvenes también, al consumo. Pero es necesario reco- «Al asociar la erección fálica con la dinámica vital de la hin-
nocer que existen conceptos sexistas preexistentes y chazón, inmanente a todo el proceso de reproducción natural
socialmente construidos de la sexualidad, sobre los cuales el (germinación, gestación, etc.), la construcción social de los
capitalismo industrial prospera, y que no están biológicamen- órganos sexuales registra y ratifica simbólicamente algunas
te determinados.(...) Pero lo más importante es que la propiedades naturales indiscutibles; contribuye de ese modo,
prostitución no debilita jamás el poder de los hombres en tan- junto con otros, el más de los importantes es sin duda, como
to que clase, mientras que la prostitución de las mujeres es un ya se ha visto, la inserción de cada relación(lleno/vacío, por
resultado directo del estatuto subordinado de las mujeres y ejemplo) en su sistema de relaciones homólogas e interconec-
contribuye a perpetuarlo» HOFMAN, Op. Cit. tadas, a transmutar la arbitrariedad del «nomos» social en
necesidad de la naturaleza (physis). Esta lógica de la consa-
30 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

efectiva sea natural e inevitable, en tanto que consideremos («Los primeros descubrimientos (en cierto modo laterales o
que ha sido construida socialmente e incorporada en el accidentales) de Weber, tal y como fueron ulteriormente
cuerpo como esquemas de percepción8, y esto a partir de la generalizados por Fechner, pueden sin duda esquematizar-
estrategia práctica propuesta por Bourdieu que ya señala- se como sigue: Las diferencias en las cualidades
mos más arriba: «La división de los sexos parece estar «en subjetivamente observables respecto de determinados valo-
el orden de las cosas», como se dice a veces para referirse res o propiedades fisicalistas cambiantes de los objetos
a lo que es normal y natural, hasta el punto de ser inevita- podían concebirse como «diferencias mínimas percepti-
ble: se presenta a un tiempo, en su estado objetivo, tanto en bles» (d.m.p.) y a su vez ordenarse en una serie numérica
las cosas (en la casa, por ejemplo, con todas sus partes ordinal, y de este modo comprobarse experimentalmente
«sexuadas»), como en el mundo social y, en estado incor- que (dentro de ciertos parámetros y umbrales fisicalistas)
porado, en los cuerpos y en los hábitos de sus agentes, que dichas «d.m.p.» correlacionaban con la razón o proporción
funcionan como sistemas de esquemas de percepciones, entre el incremento de una magnitud fisicalista (relativa al
tanto de pensamiento objeto físico sometido a
como de acción»9. Y di- estimación perceptiva) y
chos esquemas de la magnitud fisicalista
percepción se naturali- «base» o «estándar» en
zan (es decir, cómo cada correlación»11), las
veamos el mundo, cómo cuales, como soporte
se nos represente) sin neurofisiológico, se han
percibir por ello que se de dar siempre, algo cu-
trate de una construcción ya existencia es por lo
social, por el hecho de demás innegable; y a
que estén en el cuerpo, partir de las investiga-
se manifiesten a través ciones y los
de la operatoriedad de experimentos llevados a
los sujetos y sean sus- cabo por parte de Pav-
ceptibles de medida10. lov, que le llevaron a
En primer lugar, y res- tratar la conducta como
pecto a aquello que es un ciclo cerrado, expli-
considerado un estímulo cado en términos
al cual, por lo que parece, es inevitable «reaccionar», como enteramente fisicalistas, de estímulo y respuesta («en el
es el cuerpo femenino, apuntar a una parte de la obra de curso de su descubrimiento e interpretación de los reflejos
Fuentes que se hará cargo del ciclo estímulo–respuesta, condicionados, Pavlov incurrió característicamente en el
desde el descubrimiento de las «constantes perceptivas» equívoco de entender al circuito neurofisiológico involu-
crado en la conducta condicionada por él descubierta no
sólo como un proceso neurofisiológico sin duda involucra-
gración simbólica de los procesos objetivos, especialmente do en dicha actividad conductual, sino también —y aquí
cósmicos y biológicos, que intervienen en todo el sistema míti- reside la raíz del equívoco-como si dicho proceso contuvie-
co –ritual –por ejemplo, en el hecho de tratar la germinación se, absorbiese o redujese él mismo a dicha actividad
de la semilla como resurrección, acontecimiento homólogo conductual»). La cuestión es que, a pesar de que dichas
del renacimiento del abuelo en el nieto, sancionado por el re- constantes perceptivas sean, como la palabra misma dice,
torno del nombre de pila-, ofrece un fundamento casi objetivo
constantes, y por ello se encuentren presentes en cada mo-
a ese sistema y, con ello, a la creencia, reforzada asimismo
por el acuerdo que suscita, de la que es objeto.) BOURDIEU, mento (por mínimo que sea) de cada fenómeno de la vida,
Op. Cit, pág. 26. ello no quiere decir que su significación, aquello a lo que se
8
refieren como lo que las hace posibles, sea una mera suma
«Los esquemas de pensamiento de aplicación universal registran de cada constante perceptiva que se da durante el fenóme-
como diferencias de naturaleza, inscritas en la objetividad, no, siendo el todo que surja de tal suma lo que dicho
unas diferencias y unas características distintivas (en materia
fenómeno es, pues de este modo se están olvidando las
corporal, por ejemplo) que contribuyen a hacer existir, al
mismo tiempo que las «naturalizan» inscribiéndolas en un sis- condiciones sociales de posibilidad, que son las que hacen,
tema de diferencias, todas ellas igualmente naturales, por lo a nuestro modo de ver, y saliendo del reduccionismo natu-
menos en apariencia». BOURDIEU, Op. Cit. Pág. 20. ralista, que los estímulos tengan una respuesta efectiva, y
9 que dichos estímulos sean unos y no otros12, ya que la cons-
Ibid.
10
«Pero aquí hemos visto, sin embargo, que es precisamente en el
11
plano de lo» inmediatamente observable» donde se da la vida Op. Cit. Pág. 38
psíquica o la conducta, y que los contenido fisicalistas, tam- 12
«Una mirada atenta a las características de las constancias
bién los morfofisiológicos y ecológicos del campo biológico,
lejos de ser orgánicamente observables han de resultar siem- perceptivas nos permite apresar, por así decirlo, el «secreto»
pre de alguna construcción artefactual» FUENTES. Op. Cit, de la vida psíquica, o sea, de la vinculación cognoscitiva de
pág. 58 los organismos con su entorno. Pues apresamos dicho secreto,
en efecto, cuando entendemos toda posible actividad sensorial
Recuerdos de una estructura 31

trucción de los cuerpos tiene de este modo lugar, es decir, do u otro dependiendo de cómo sea ese mundo, el cual ,a su
socialmente, a pesar, y como ya se ha dicho, de que sea ne- vez, resulta afectado por los organismos capaces de actuar
cesario un soporte neurofisiológico y que por lo demás este sobre él. Y estos organismos, igualmente, no actuarán sobre
pueda ser medible en términos fisicalistas. Además, y como él del mismo modo si lo conocen, si se relacionan con él, de
algo imprescindible, hay que señalar que «en los organis- un modo, o de otro:«Cuando hablo de las necesidades de la
mos cognoscentes la percepción es indisociable del comunicación, me estoy refiriendo, como en este caso, a las
movimiento (de la actividad motora), tanto como este es in- categorías o estructuras cognitivas, con el riesgo de poder
disociable de aquélla»13. Es esta operatoriedad la que caer en la filosofía intelectualista que critico constantemen-
pertenece entonces también a la conducta; se entiende por te, por tanto sería preferible hablar de esquemas prácticos
lo dicho que en el momento en que se llevan a cabo dichos o disposiciones; la palabra categoría se imponía a veces
movimientos, estarán presentes las constantes perceptivas, porque tiene la virtud de designar a la vez una unidad so-
por lo que estos movimientos podrán ser añadidos en la se- cial —la categoría de los agricultores— y una estructura
rie numérica de las constantes perceptivas bajo una medida cognitiva, a la vez que puede designar el vínculo que las
fisicalista, a la vez que, ya que se trata de organismos cog- une»16. Considerar dicha relación como una disposición su-
noscentes, también está el conocimiento de por medio. pone dejar un «margen de variabilidad» entre el sujeto
Bourdieu dirá que «estamos condenados, pues, a descono- operatorio y el medio entorno con el que vaya a relacionar-
cer la profunda significación si las pensamos (las se, ya que en este «relacionarse» dicha operatoriedad tendrá
diferencias sexuales) de acuerdo con las categorías de lo el carácter de algo «que está llegando a», que está «devi-
sexual en sí mismo. La construcción de lo sexual como tal niendo» (que está dispuesta) de una manera concreta,
(que encuentra su realización en el erotismo) nos ha hecho dentro de los límites que le estén asimismo impuestos por
perder el sentido de la cosmología sexualizada, que hunde las condiciones exteriores, a pesar de que algunas veces nos
sus raíces en una topología sexual del cuerpo socializado, comportemos creyendo que somos dioses, creyéndonos por
de sus movimientos y de sus desplazamientos inmediata- eso capaces de lo imposible. «El programa de percepción
mente afectados por una significación social»14. Ya incorporado se aplica a todas las cosas del mundo, y en
sabemos, al menos, que no podemos no contar con la acti- primer lugar al cuerpo en sí, en su realidad biológica».(...)
vidad cognoscitiva a la hora de averiguar en qué consiste lo La diferencia biológica entre los sexos, es decir, entre los
sexual, y si es algo meramente biológico y reductible a al- cuerpos masculino y femenino, muy especialmente, la dife-
gún tipo de unidad de medida como al que se reduce. Dicho rencia anatómica entre los órganos sexuales, puede
conocimiento es la relación establecida con aquello que nos aparecer de ese modo como la justificación natural de la
rodea15, con el mundo, con lo percibido, que será de un mo- diferencia socialmente establecida entre los sexos, y en es-
pecial de la división sexual del trabajo. (El cuerpo y sus
movimientos, matrices de universales que están sometidas a
mediante el principio de las constancias perceptivas, inclu- un trabajo de construcción social, no están ni completa-
yendo también, por tanto, aquellos posibles casos (límite) en mente determinados en su significación, sexual
donde, como por ejemplo vimos que ocurría en algunas de las especialmente, ni completamente indeterminados, de mane-
primeras correlaciones psicofísicas de Weber, las fuentes (fi- ra que el simbolismo que se les atribuye es a la vez
sicalistas) de estimulación pueden coincidir –aunque ya convencional y »motivado», percibido por tanto como casi
decíamos que no necesariamente en todo momento- con las
natural)»17. Se quiere decir con ello entonces, y como de-
propias estimulaciones (fisicalistas) proximales (como en el
caso, por ejemplo, del cuerpo pesado en contacto con la mano cíamos arriba, que los movimientos del cuerpo, por el
del observador que estima o «sopesa» subjetivamente su «pe- hecho de ser en algún modo indeterminados, son suscepti-
santez»). También estos casos, y en cuanto que quepa hablar bles de que se los llegue a determinar de alguna manera,
de sensación de alguna cualidad percibida, deberá seguirse pero asimismo el hecho de que sean en algún modo deter-
dando alguna constancia perceptiva, por mínima y relativa minados supone ello unos límites en la determinación que
que ésta sea, respecto de propiedades fisicalistas remotas: si- se lleve a cabo de la significación de los cuerpos. Y la cues-
quiera sean, en efecto, las propiedades remotas en cuanto que tión es que, como «animales racionales» que somos, no nos
re-movidas, o re-movibles, por los movimientos del organis- podemos dejar lo racional por el camino en ningún momen-
mo, movimientos que de este modo abren el margen mínimo
to o, diciéndolo con otras palabras, «no nos podemos dejar
de variabilidad como para que de este modo pueda «fijarse» o
«estabilizarse» o «enfocarse» alguna mínima «constancia la res cogitans en la mesita de noche», a pesar de que algu-
perceptiva», con relativa independencia por tanto, por mínima nas veces nos comportemos como auténticos animales. Así
que ésta sea, con respecto a aquella variabilidad de estimula- pues, la elección que se haga a la hora de llevar a cabo
ción proximal –y, de hecho, ya Weber comprobó que los cualquier acción, tendrá el carácter de lo racional y, por lo
sujetos sólo adquieren y ganan finura perceptivo- tanto, no podemos o no debemos pensar «lo sexual» como
discriminativa cuando pueden efectuar movimientos del brazo
a la hora de estimar subjetivamente la pesantez». Ibid
13 que Husserl describía con el nombre de «actitud natural» o
Ibid. «experiencia dóxica del mundo, pero olvidando las condicio-
14 nes sociales de producción». Op. Cit, pág. 21.
BOURDIEU, Op. Cit, pp. 19, 20.
15 16
«La concordancia entre las estructuras objetiva y las estructu- Ibid.
ras cognitivas, entre la conformación del ser y las 17
Op. Cit, pág. 24.
expectativas que provoca, permita la relación con el mundo
32 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

algo meramente natural, meramente biológico18. Es el acción, una disposición en la que, como decíamos, serán
hecho de darse tal »margen de variabilidad», lo que nos determinantes ciertos límites físicos (si bien no los únicos).
permite hablar de condiciones sociales de posibilidad, por Y ya que aquello que nos rodea y, entre lo que nos rodea,

lo que Bourdieu nos hablará, no ya de categorías sino de las demás personas con las que nos rodeamos y hacia las
disposiciones, que indican la (dis)posición de los cuerpos que dirigimos ciertas de nuestras acciones, se encuentran en
en la que éstos ya se encuentran19 al llevar a cabo cualquier la misma situación que nosotros, en esa medida, al actuar,
deben tener asimismo incorporada una disposición o, lo que
18
es lo mismo, una «estructura de posibilidad»20, la cual se
«Gracias a que el principio de visión social construye la dife- habrá debido conformar a partir también del medio que la
rencia anatómica y que esta diferencia social construida se rodea, entre otras cosas, las acciones de otras personas diri-
convierte en el fundamento y en el garante de la apariencia
gidas hacia ellas. Y así, entre las personas nos veremos
natural de la visión social que la apoya, se establece una re-
lación de causalidad natural que encierra el pensamiento en como algo ya determinado, significando algo por lo tanto:
la evidencia de las relaciones de dominación, inscritas en la «no es en modo alguno inapropiado, en consecuencia, re-
objetividad, bajo la forma de divisiones objetivas, como en la conocer a los organismos conductuales precisamente como
subjetividad, bajo la forma de esquemas cognitivos que, orga- «intérpretes»(operatorios) de «señales». Como «intérpre-
nizados de acuerdo con sus divisiones, organización la tes», en efecto, en cuanto que toda situación fenoménica se
percepción de sus divisiones objetivas. Ibid. ofrece, no ya como «cosa-dada-en-sí», sino justamente co-
19
«De este modo, ninguna pauta conductual resultará estar defi- mo «señal a interpretar», es decir, como situación
nitiva y formalmente cerrada o terminada en cuanto que se susceptible de ser operatoriamente transformada en diver-
encuentra siempre expuesta o abierta a su eventual recons- sas direcciones alternativas posibles, alguna de las cuales
trucción fenoménico-operatoria dentro del conjunto
conductual. Pero entonces, y precisamente en la medida en
que reconocemos que la conducta efectivamente altera o mo- explicar formalmente las propias conductas que reconocemos
difica y reconstruye sus propias condiciones fisicalistas de que los modifican «in-terminablemente». FUENTES. Op. Cit.,
sostén y canalización –tanto morfofisiológicas como ecológi- pág. 59.
cas-, o sea, en la medida en que hemos de reconocer que 20
Es decir, una estructura de posibilidad por tratarse de lo que
dichas condiciones son funcionalmente posteriores (y no ante- surge a partir de la relación de los límites de lo físico y de la
riores) a su propio «uso conductual», lo que resulta entonces libertad del conocimiento, lo cual hará que se tengan unas po-
enteramente discutible es hasta qué punto el campo sibilidades u otras a la hora de actuar en el mundo en que
bio(psico)lógico puede precisamente «de-terminar» «térmi- vivimos.
nos» y «relaciones» fisicalistas capaces de reconstruir o
Recuerdos de una estructura 33

deberá ser seleccionada o elegida («descifrada») en cada parece concedérseles el derecho ese de estimularse, como
caso-en función a la postre de la situación hedónica logra- algo natural a la hora de percibir el cuerpo femenino, por lo
ble. De aquí, en efecto, la íntima solidaridad conceptual que para ellos parece resultar inevitable referirse a las muje-
entre el concepto de «señal a interpretar» y el concepto res en tanto que estímulos, y a partir de lo que por lo tanto,
gestáltico de «reversibilidad» o «ambigüedad gestáltica» y para colmo resultaría una reacción necesaria natural e in-
de las figuras que a su vez se presentan según la disposi- discutible? «Si la relación sexual aparece como una
ción en «figura y fondo»: toda figura es una señal a relación social de dominación es porque se constituye a
interpretar en cuanto que operatoriamente flexible o rever- través del principio de división fundamental entre lo mas-
sible respecto de su contexto o fondo de posibilidades de culino, activo, y lo femenino, pasivo, y ese principio crea,
transformación»21 Así pues, podemos reconocer en tal organiza, expresa y dirige el deseo, el deseo masculino co-
«ambigüedad gestáltica» que lo que los demás signifiquen mo deseo de posesión, como dominación erótica, y el deseo
para nosotros es algo susceptible de construcción, la cual femenino como deseo de la dominación masculina, como
viene dada, como decíamos, por el tipo de relación que se subordinación erotizada, o incluso, en su límite, reconoci-
establece entre nuestra percepción y aquello que perciba- miento erotizado de la dominación»24. (Además de reducir
mos22, tomando este «aquello que percibamos» como sigue: a la mujer a la condición de estímulo, se estaría tomando tal
ya que la percepción es una construcción, el hecho de per- condición como propio y exclusivo de éstas (y por lo tanto
cibir se referirá así también a una acción sobre el mundo no ocurriría lo mismo por la otra parte, pues al hombre en
que tiene ciertos efectos que, en el hecho de percibir un tanto que activo en esa relación es al que se le concede,
cuerpo femenino como un estímulo de manera sistemática y como decíamos, el poder y el derecho a reaccionar). Luego
como algo además natural, el efecto que tendría esto sobre se concebiría a las mujeres como las personas apropiadas en
el mundo sería el de perpetuar un estado de dominación el «trabajo de estimulación», y se estaría cayendo de nuevo
masculina, en el cual habría, como veíamos, unos estímulos en la división sexual del trabajo dada por considerar a hom-
bajo la forma de cuerpos femeninos, los cuales han de tener bres y mujeres aptos para diferentes tipos de actividades25).
una respuesta, que en este caso es la estimulación efectiva
bajo la forma de un cuerpo masculino «apeteciente» de «La prostitución viola el derecho a la integridad física y mo-
sexualidad, un «apetecer» que se referiría por lo tanto al ral, por la alineación de la sexualidad de las mujeres que es
cuerpo femenino que percibe como logro a alcanzar o a cu- apropiada, envilecida y convertida en una cosa que se compra y
26
brir su «apetecer». «Si, como hemos visto, toda pauta se vende».
conductual consiste en alguna determinada transformación
operatoria entre alguna situación lograda o alcanzada a Luego el cuerpo femenino (y con ello las personas que
partir de ella (en cuanto que transformación hedónicamen- «porten» dicho cuerpo), al ser (re)presentado como cosa,
te seleccionada frente a otras posibles), podremos entender hace que algunas personas resulten ciertamente deshumani-
ahora que cada situación «inicial» es sin duda «significati- zadas, llevando por ello una vida que no es, al menos del
va» en función de aquello que con ella o a partir de ella todo, «humana», resultando su existencia no igual a la de
pueda ser hecho, o sea, en función de su transformación
lograble, o del resultado alcanzable de dicha transforma- 24
ción. Así pues una cosa significa aquello que con ella o a BOURDIEU. Op. Cit. Pág. 35.
partir de ella en cada caso pueda hacerse; y este es exac- 25
En numerosas ocasiones se acude al discurso por el cual la dife-
tamente el preciso sentido en que las situaciones se rencia en la fuerza «física» que tienen mujeres y hombres hace
presentan como efectivas «configuraciones significativas» que las primeras no se puedan dedicar a ciertos trabajos, pero
o dotadas de significado. El «mundo» de cosas accesibles a considerando que hay mujeres más fuertes que algunos hom-
la conducta es sin duda un «mundo» de «significaciones», bres, simplemente, podríamos decir entonces que hay trabajos
es decir, no ya de cosas «dadas-en-sí», sino precisamente que requieren que la persona que se dedique a dichos trabajos
de cosas «dadas-en-cuanto-que-susceptibles» de ser trans- tenga un mínimo de fuerza y no que, por el hecho de haber
más hombres fuertes que mujeres, se les esté negando a éstas
formadas, o de poder alcanzar otras cosas a partir suyo»23.
la posibilidad de realizar algunos trabajos. «Las formalidades
Luego, ¿no estamos de esta manera reduciendo a las muje- del orden físico y del orden social imponen e inculcan las dis-
res a la condición de objetos, de estimulación a modo de posiciones al excluir de las tareas más nobles (manejar el
logro a alcanzar, en cuanto que son los hombres a los que arado, por ejemplo), asignándoles unas tareas inferiores (el
margen de la carretera o del terraplén, por ejemplo), ense-
ñándoles cómo comportarse con su cuerpo (es decir, por
21
FUENTES, Op. Cit., pág. 56. ejemplo, cabizbajas, los brazos cruzados sobre el pecho, de-
lante de los hombres respetables), atribuyéndoles unas tareas
22
«Así pues, la definición social de los órganos sexuales, lejos de penosas, bajas y mezquinas (transportan el estiércol y, en la
ser una simple verificación de las propiedades naturales, recolección de las aceitunas, son las que, junto con los niños,
directamente ofrecidas a la percepción, es el producto de una las recogen, mientras el hombre maneja la vara) y, más gene-
construcción operada a cambio de una serie de opciones ralmente, aprovechándose , en el sentido de los presupuestos
orientadas o, mejor dicho, a través de la acentuación de algu- fundamentales, de las diferencias biológicas, que así parecen
nas diferencias o de la escotomización de algunas similitudes» estar en la base de las diferencias sociales».BOURDIEU. Op.
BOURDIEU. Op. Cit., pág. 27. Cit. «La asimilación de la dominación».
23 26
FUENTES, Op. Cit., pág 55. HOFMAN. Op. Cit.
34 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

los hombres al menos, más bien como inferior a la de éstos; contramos bajo una estructura en la que cada uno tenemos
pretender por ello conseguir la igualdad entre mujeres y una posición, nos pertenece un lugar del cual no podemos
hombres, es decir, «poder» percibirnos primero como per- salir si es considerado cerrado, bajo los estrechos límites de
sonas, y luego ya veremos si como hombres o mujeres, o lo físico, pues de esta manera lo que se da, se da necesaria-
las dos cosas a la vez, esto parece, según lo dicho, algo no mente. En cambio el «darse necesariamente las cosas» no
muy posible por el camino de hacer caer bajo la ley aquello se da ya tan necesariamente si consideramos las condicio-
que nos ha construido como seres en una desigualdad en la nes sociales de posibilidad, pues es así como los límites se
que unos tienen más derechos que otros (a los que ahora, vuelven no tan estrechos y como contamos con dicho
además, queremos sumarle el de estimularse con una perso- «margen de variabilidad» que implica la elección; y la elec-
na a la que, por lo que parece, no parece estimularle ción, como elección que es, supone contar con cosas que
(en)nada lo que tiene delante). «La razón del carácter for- son, por el momento, sólo posibles; es decir, que entonces
malmente extrasomático de los objetos producidos reside no todo se daría necesariamente, sino también, sólo de ma-
formal y específicamente en otra cosa, a saber: en la nece- nera posible (aunque este «posiblemente» sea la inmensa
sidad de que dichos objetos deben ser conservados o mayoría de las veces, por no decir todas, un «seguramen-
almacenados, debido a que ellos llevan impresa en la pro- te»30).
pia morfología de su entramado (morfosintáctico), su
propia norma de construcción y uso sociales, de modo que Una de las razones por las cuales hay tantas cosas (por
su conservación o almacenamiento actúa como condición no decir todas) que han pasado de la posibilidad a la nece-
de la recurrencia de dicha norma de construcción y uso so- sidad de esta manera, es decir, bajo el carácter de «lo
ciales»27. ¿No será por ello que una de las condiciones de androcéntrico», es la fuerza que tiene la estructura en la que
posibilidad para que exista la prostitución es que haya tan- nos hallamos inmersos para mantenernos bien (en)cerrados
tas mujeres que son raptadas o engañadas para colocarlas en y no dejar que nos movamos demasiado: «La fuerza espe-
un ambiente que más bien es una cárcel? ¿No se estará re- cial de la sociodicea masculina procede de que acumula
duciendo de esa manera a algunas personas a la condición dos operaciones: legitima una relación de dominación ins-
de mercancía?: «La dominación de las mujeres está políticamen- cribiéndola en una naturaleza biológica que es en sí misma
te dirigida a lo que es específica y psicológicamente femenino: la una construcción social naturalizada»31. Esto supone lo
sexualidad y la reproducción de las mujeres se construyen social y que se llama una «inversión de las causas y los efectos». Al
políticamente como inferiores. Al tiempo que las mujeres son víc- no tener en cuenta, como decíamos, las condiciones socia-
timas de la discriminación política, legal y económica, esta
les de producción, todo queda justificado bajo términos
condición se basa en una condición previa de explotación que tie-
ne lugar sobre, en, y a través de los cuerpos de las mujeres, en la fisicalistas. Luego toda justificación será así un efecto mis-
sexualidad y en la reproducción. La opresión de las mujeres impli- mo del fenómeno que se esté explicando; pues igual que el
ca, políticamente, algo que no se encuentra en ninguna otra entorno que nos rodea (se trate de lo que se trate) está con-
condición —la construcción social del cuerpo humano sexualiza- dicionado por la acción de los seres capaces de modificarlo,
do—; la opresión abarca desde las formas de objetivación hasta la dichos seres están igualmente afectados por los límites del
violencia, pero es una explotación que se introduce en los cuerpos entorno en el que se muevan, por lo que, además, así como
de las mujeres, por la vagina, por el recto, por la boca y en el úte- sean afectados no será del mismo modo si sus acciones tie-
28
ro» . Es en dichas formas de objetivación por lo tanto, ya nen lugar en un sitio u otro (igual que «de una manera u
que reproducen el orden de las cosas, cómo las cosas se dan otra»). Dijimos que bajo unos esquemas de visión andro-
de hecho, en las que aparecen un cuerpo y otro bajo la for- céntrica se percibirán las cosas bajo el orden de lo
ma de objeto y de sujeto, de lo pasivo y de lo activo, de lo masculino, lo cual tiene ya efectos sobre aquello que es
percibido y de la percepción29. Podríamos decir que nos en- percibido, lo cual, a su vez, se construirá bajo la forma de lo
«androcéntrico», es decir, «androcéntricamente», resultan-
27 do ser así nuestro entorno, nuestro mundo, realmente
FUENTES. Op. Cit.
«androcéntrico» y quedando justificado, además, en el cír-
28
BARRY, K., "Política de la explotación sexual" en Historia de
la Teoría Feminista, Dirección General de la Mujer, Madrid,
1994. nada por la sobredeterminación de afinidades, connotaciones
y correspondencias». BOURDIEU, Op. Cit., pág. 20
29
«Arbitraria, vista aisladamente, la división de las cosas y de las 30
actividades (sexuales o no) de acuerdo con la oposición entre «Gracias a que el principio de visión social construye la dife-
lo masculino y lo femenino recibe su necesidad objetiva de su rencia anatómica y que esta diferencia social construida se
inserción en un sistema de oposiciones homólogas, alto/bajo, convierte en el fundamento y en el garante de la apariencia
arriba/abajo, delante/detrás, derecha/izquierda, recto/curvo natural de la visión social que la apoya, se establece una re-
(oblicuo) (y pérfido), seco/húmedo, duro/blando, sazona- lación de causalidad circular que encierra el pensamiento en
do/soso, claro/oscuro, fuera (público)/dentro (privado), etc., la evidencia de las relaciones de dominación, inscritas tanto
que, para algunos, corresponden a unos movimientos del en la objetividad, bajo la forma de disposiciones objetivas,
cuerpo (alto/bajo // subir/bajar, fuera/dentro // salir/entrar. Al como en la subjetividad, bajo la forma de esquemas cognitivos
ser parecidas en la diferencia, estas oposiciones suelen ser lo que, organizados de acuerdo con sus divisiones, organizan la
suficientemente concordantes para apoyarse mutuamente en y percepción de sus divisiones objetivas». BOURDIEU, Op.
a través del juego inagotable de las transferencias prácticas y Cit., Pág. 24
de las metáforas, y suficientemente divergentes para conferir 31
Op. Cit., pág 37.
a cada una de ellas una especie de densidad gramática origi-
Recuerdos de una estructura 35

culo vicioso en el que nos hallamos, de la única manera que reglamentación de la prostitución (al menos en la medida en
lo puede hacer: negando (o restando) al mundo la libertad que se apoya sobre el discurso que afirma que hay una ne-
que sería necesaria justamente para salir del «círculo vicio- cesidad biológica que cubrir), la liberación de la mujer, y
so de lo androcéntrico». »Los esquemas de pensamiento de razón suficiente para igualar sus derechos al de los hombres
aplicación universal registran como diferencias de naturaleza, es, simplemente, imposible, ya que es contradictorio que
inscritas en la objetividad, unas diferencias y unas características justamente lo que le niegue la libertad vaya a ser lo que se
distintivas (en materia corporal, por ejemplo) que contribuyen a la conceda. Y aún así, ya que vivimos bajo el dominio de
hacer existir, al mismo tiempo que las «naturalizan» inscribiéndo- una estructura de dominación masculina, vemos que lo úni-
las en un sistemas de diferencias, todas ellas igualmente
naturales, por lo menos en apariencia; de manera que las
co que ésta puede engendrar bajo la apariencia de la
previsiones que engendran son incesantemente confirmadas por la autonomía de las mujeres, es la reglamentación de la prosti-
evolución del mundo, especialmente tución.
por todos los ciclos biológicos y
cósmicos. Tampoco vemos cómo «Si las mujeres sufren fre-
podría aparecer en la relación so- cuentemente violencias en la
cial de dominación que constituye prostitución, no es simplemente
su principio y que, por una inver- porque las leyes no las prote-
sión completa de las causas y los jan o porque sus condiciones
efectos, aparece como una aplica- de trabajo no son las que debi-
ción más de un sistema de eran ser, sino porque el uso de
relaciones de sentido perfectamente las mujeres por los hombres en
independiente de las relaciones de la prostitución, y los actos que
32 en ella son realizados, son la
fuerza» . Como ya dijimos, es
concediendo la libertad necesa- puesta en práctica, en el plano
ria (suficiente, podríamos decir) sexual, de una cultura y de un
sistema de subordinación de
para salir de los esquemas de vi- 34
las mujeres» .
sión androcéntricos como
podremos salir de dichos es-
quemas, lo cual, ya que dicha Y si, como decíamos, es
libertad tiene lugar en el mismo el conocimiento el que libe-
momento en que llevamos a ca- ra la conducta humana de
bo alguna determinada acción, los estrechos límites de la
sólo podrá ser posible llevando a física, si éste es el que con-
cabo alguna acción, es decir, en cede la libertad (tan
la práctica. ¿Cómo podemos necesaria en nuestros días),
cambiar nuestro esquema de percepción? Solamente cam- la cual sólo se puede demos-
biándolo, cambiándolo de verdad, señalando lo que ha trar en la práctica, será entonces dando a las mujeres esa
hecho posible que aquí, y así nos encontremos. Advirtiendo condición de posibilidad para la libertad como es el cono-
que se nos está reduciendo a un sexo, que se nos está, lite- cimiento, y no tanto el ejercicio estimulatorio de nuestros
ralmente, «produciendo»33. Pretender hacer de la cuerpos, como realmente se pueda conseguir la liberación
de la sexualidad de las mujeres, la construcción de otra
sexualidad (que no por ello tenga que ser sólo la de las mu-
32
Op. Cit., pág 20. jeres, sino también la de los hombres). Y todo ello ya que
33
saliendo del círculo vicioso del estímulo y la respuesta efec-
«Es preciso entonces señalar que seguramente la insuficiencia tiva (que efectivamente tiene lugar) es como podemos
radical de toda pretensión por «naturalizar» la epistemología pensar en la posibilidad de otros esquemas de visión por los
en clave «evolucionista», y más en general por entender a las
formas socio-culturales antropológicamente específicas como
cuales seamos capaces de vernos primero como personas,
si estas se mantuviesen, además de en su (indudable) conti- todas nosotras como capaces de que nuestro actuar en el
nuidad genética evolucionista, en «continuidad estructural» (o mundo pueda trascender, resultando los efectos entonces de
formal) con las conductas biológicas, reside en asumir más o dicho mundo, como decimos, bajo otro esquema, bajo otra
menos implícita o explícitamente, semejante concepción ins- estructura, bajo la que todo caería, por lo tanto, cayendo
trumentalista de la cultura antropológica objetiva, es decir, en también bajo ella esa nueva construcción de la sexualidad
no advertir que el concepto específicamente antropológico de en la que todos hayamos puesto algo de nuestra parte. Que
producción –junto con sus formas y ritmos propios ligados al así, en eso de la sexualidad podamos las mujeres llevar a la
desarrollo (histórico) de las fuerzas productivas- implica una existencia la parte que nos corresponde, como personas
forma específica de «construcción» no genérico-
indiferenciadamente reductible al contexto zoológico (genéri-
también que somos
co) de conducta constructiva(...) El motivo fundamental de mi
planteamiento busca precisamente suturar la posible brecha
que pudiera abrirse entre la estructura (funcional) de los ob-
jetos o enseres extra-lingüísticos de la cultura antropológica
objetiva y la estructura (funcional) de los lenguajes humanos
34
de palabras» FUENTES. Op. Cit., pág. 71. HOFMAN. Op. Cit.
36 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

El Milagro económico de la Mecánica


sexual dominante

Vanessa Ripio Rodríguez*

Economía política4. En efecto, Marx comprobó que aquel


«¡Vaya! ¡Por fin tengo la cabeza en libertad!»,
fenómeno tan particular revelaba entenderse a sí mismo
dijo Alicia con gran alivio; pero su alegría se trocó como un todo, como absoluto y, por ello, al tiempo que
inmediatamente en alarma, ¡al darse cuenta de que agota el ámbito todo del ser, se concibe como la naturaleza
no alcanzaba a ver ni a sus propios hombros»1. misma. Realmente, la Economía política no se ocupaba de
«No se piense, sin embargo, que nos hemos este o el otro objeto sino indistintamente de todos y cada
acercado ni un ápice a algún concepto de libertad uno de los objetos de la experiencia. Dicho de otro modo,
como reconocimiento de una necesariedad; no; la li- no se juzgaba como una enseñanza óntica más, sino que se
bertad sigue siendo el estar en una alternativa; pero
no la alternativa entre, una vez que se es libre, deci- concebía a sí misma como una ontología, es decir, aquel
dir esto y decidir aquello, sino la alternativa entre ser saber acerca de lo que es en cuanto que es ⎯no esto o lo
libre y no serlo»2. otro⎯, sino precisamente porque es, porque hay. Se hacía
necesaria, por lo tanto, una crítica dirigida contra esa Eco-
nomía política entendida como la totalidad de lo real, o
1. mejor, como el todo de la naturaleza.
«Es indudable que nunca me habría enfrentado Sin embargo no vamos a ocuparnos aquí ni de Marx ni
con un tema tan difícil de no haberme visto arrastra- de Das Kapital, sino de un problema considerablemente
do por toda la lógica de mi investigación. La verdad
es que nunca he dejado de asombrarme ante lo que
distinto al que allí se trata, si bien con características en
podría llamarse la paradoja de la doxa: el hecho de cierto modo afines. Lo expondremos brevemente desde
que la realidad del orden del mundo, con sus senti- aquella semejanza. Como en el caso precedente también
dos únicos y sus direcciones prohibidas, en el aquí nos encontramos ya con un terreno movedizo, o sería
sentido literal o metafórico, sus obligaciones y sus
3 mejor decir en este caso, enteramente minado. Consecuen-
sanciones sea grosso modo respetado...»
temente, nuestro fenómeno homólogo puede ser asimismo
descrito ⎯al menos transitoriamente⎯ como «un fenóme-
H abría que comenzar advirtiendo que la nuestra es una
tarea difícil en muchos sentidos. De hecho, encontra-
mos ya el primero de nuestros obstáculos en la reticencia a
no histórico-intelectual»5. Además, puede afirmarse sin
inconveniente alguno que se entiende a sí mismo como una
reconocer la problemática que tenemos entre manos como totalidad, como absoluto, como el ámbito todo del ser, y
una verdadera problemática. De modo que lo mejor será ac- sobre todo, como la naturaleza misma. Dicho fenómeno
ceder a nuestro asunto de una manera indirecta, recurriendo tiene, por lo demás, como lo tenía el precedente, la forma
al símil, a través de cuestiones filosóficas de sobra conoci- de una "disciplina" que pretende agotar el campo de lo real
das y reconocidas por nuestros lectores. mediante el aserto de unos principios tenidos por indiscuti-
bles evidencias, válidos para todo lo que es por el hecho
Nuestro punto de partida es una situación análoga a la
mismo de ser.
que Marx encontró al tratar de cimentar la teoría económica
Dado el planteamiento de la investigación crítica em-
sobre las arenas movedizas de esa pretendida ciencia, de
prendida en Das Kapital, Marx hubo de comenzar su
ese «fenómeno histórico-intelectual», que se dio en llamar
examen atendiendo ⎯no sólo al fenómeno mismo como tal
fenómeno, esto es, a lo que tenemos ante los ojos⎯ sino
principalmente a la posibilidad y al modo mismo en que tal
fenómeno se muestra: «...la tarea fenomenológica consiste
* Vanessa Ripio es Licenciada en Bellas Artes y cursa estudios de en dejar que el propio fenómeno (esto es: el mostrarse de
segundo ciclo de Filosofía.
1
CARROLL, L., Alicia en el país de la maravillas, Alianza, Ma- 4
drid, 1994, pg.91. Seguimos aquí la interpretación trazada por Felipe Martínez
Marzoa (MARTÍNEZ MARZOA, F., La filosofía de El capi-
2
MARTÍNEZ MARZOA, F., De Kant a Hölderlin, Visor, Ma- tal, Taurus, Madrid, 1983).
drid, 1992, pg. 73. 5
La consideración acerca de su carácter histórico, y no antropoló-
3
BOURDIEU, P. La dominación masculina, Anagrama, Barcelo- gico, tiene que ver con la naturaleza del asunto particular que
na, 2003, pg.11. tratamos.
El Milagro económico de la Mecánica sexual dominante 37

aquello que se muestra) nos dé los conceptos adecuados, el "sociedad patriarcal" la que al entenderse como la naturale-
"lenguaje" en el cual ello puede ser dicho; en otras pala- za misma, traza los contornos de esa interpretación sexista
bras: la tarea fenomenológica consiste en atender no sólo a «cuya anatomía ha de buscarse en la Mecánica sexual pa-
lo que aparece, sino ante todo, a las "condiciones de posibi- triarcal». Solo nos queda poner en juego asimismo la
lidad" de ese aparecer»6. En consecuencia: ¿cómo hipótesis fundamental que recorre fraudulentamente esta
aparecería lo real pensado bajo los principios evidentes de sospechosa disciplina de la naturaleza: «Todo cuerpo fe-
ese «fenómeno histórico-intelectual» en particular?¿Qué menino en la sociedad contemporánea es sexo». En otras
aspectos de lo ente quedarían alumbrados por esa luz que palabras se parte de la constatación de que las mujeres son
arroja la Economía política?¿Cómo se nos aparecen todos mercancías sexuales, son en cuanto mercancías sexuales; se
esos entes que surgirían a raíz del nuevo fenómeno? En investiga en qué consiste ese peculiar modo de ser, y el ca-
otras palabras: ¿cómo sería entonces posible una ontología, mino de esa ontología resulta ser el de la construcción de un
esto es, una ciencia de el ser en cuanto ser, que partiera de modelo, de una estructura, a la cual llamamos «estructura
las hipótesis de la Economía política?..., etc. Paralelamente del patriarcado contemporáneo» o «modo de producción
a esta iniciación pero retomando ahora eso sí nuestro propio patriarcal».
objeto de análisis, nuestras averiguaciones podrían segura- «La mujer es sexo, es sexual, está sexualizada. Los hom-
mente ir de la mano de cuestiones similares a aquéllas. bres pueden necesitar experiencias sexuales, las buscan
También nosotros orientaremos la búsqueda en la misma frecuentemente tratando a la mujer como un objeto y a través
dirección: ¿cómo sería un ámbito de lo real pensado bajo de la violencia; a veces ellos mismos pueden ser usados para
los principios evidentes de ese «fenómeno histórico- el sexo, pero bajo la sexualización ellos no son sexo, no son
9
intelectual» en particular? ¿Qué aspectos de lo ente queda- cuerpos sexualizados» .
rían alumbrados por esa luz que arroja la Mecánica sexual
dominante? ¿Cómo se nos aparecen todos esos entes que
surgirían a raíz del nuevo fenómeno?¿Cómo sería una onto- 2.
logía, esto es, una ciencia de lo que es en cuanto que es, que «El carácter fundamental de la moderna ciencia
partiera de las hipótesis de la Mecánica sexual dominante? física consiste en que se busca, para la exposición de
Efectivamente, esta tarea fenomenológica se enfrenta tam- un campo de fenómenos, la formulación de un es-
bién aquí con una presunta "disciplina", con un «fenómeno quema construido con relaciones de dependencia
que pueden ser definidas contando con la pura forma
histórico-intelectual» que como la Economía política, se de la experiencia (es decir, a priori), antes de cual-
concibe a sí misma como una totalidad, como absoluta, quier experiencia efectiva.»
10
como la naturaleza misma: la Mecánica sexual dominante,
o mejor aún, la Mecánica sexual patriarcal. Con anterioridad a Karl Marx, Immanuel Kant había topado
La crítica abordada en Das Kapital comienza precisa- ya con una tierra pantanosa similar a aquella que señalamos
mente con una suposición que aspira a hacerse cargo de arriba. Sin embargo, esta vez se trataba de una verdadera
todas aquellas cuestiones. Marx comienza su análisis con la ciencia, a saber, la Ciencia de la Naturaleza (la Física), la
afirmación de la hipótesis fundamental encubierta en aque- que pretendía abarcar asimismo la totalidad de lo real, con-
lla presunta ciencia de la totalidad: «Toda riqueza en la fundiendo así los límites entre los ámbitos óntico y
sociedad moderna es mercancía». En ningún caso dicha ontológico, y amenazando con ello los márgenes impercep-
aseveración supone «una previa delimitación del ámbito (a tibles del espacio moral. La crítica Kantiana a esta
saber: "la sociedad moderna") para el que esa ontología mecánica natural podría ser apresuradamente considerada
sería válida. No es eso, sino que la propia ontología es la en dos momentos: de un lado, la Ciencia de la Naturaleza
delimitación del ámbito».7 Es la sociedad moderna la que al reduciría el ámbito de lo real a la esfera de los entes suscep-
entenderse como absoluta, dibuja los perfiles de esa inter- tibles de un tratamiento físico-matemático, condenando de
pretación autócrata «cuya anatomía ha de buscarse en la este modo a la nada cualesquiera otros modos de ser, desde
Economía política»: la decisión moral hasta la misma noción trascendental de
forma; por otro lado, la mentada ciencia si bien haría un uso
«En otras palabras se parte de la constatación de que las
cosas son mercancías, son en cuanto mercancías; se investiga
idóneo tanto de principios físicos (v.g. las leyes de la mecá-
en qué consiste ese peculiar modo de ser, y el camino de esa nica newtoniana), como de principios metafísicos (léase el
ontología resulta ser el de la construcción de un modelo, de principio de continuidad del espacio físico o los principios
una estructura, a la cual llamamos «estructura de la sociedad de conservación) no establecería ninguna diferencia de na-
moderna» o «modo de producción capitalista»8 turaleza entre ambos. De ambas consideraciones se
desprendería la necesidad ⎯en el seno de la investigación
Puesto que hemos iniciado la misma tarea fenomenoló-
gica, siguiendo nuestro símil, confirmamos que es la crítica kantiana⎯ de una Metafísica de la Ciencia de la Na-
turaleza que sacara a la luz las condiciones de posibilidad

6
MARTÍNEZ MARZOA, F., De la Revolución, Ed. Alberto Co- 9
razón, Madrid, 1976, pg, 20. BARRY, K. "Política de explotación sexual" en Historia de la
Teoría Feminista, Dirección General de la Mujer, Madrid,
7
MARTÍNEZ MARZOA, F., La filosofía de El capital, pg. 34. 1994, pg 303 (la cursiva es nuestra).
8 10
Ibid. MARTÍNEZ MARZOA, F. De la Revolución, pg.17.
38 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

de la mecánica newtoniana, esto es, los principios bajo los Antes de proseguir con nuestro análisis toca, una vez hemos
cuales dicha ciencia es posible. Dicho de otro modo, una establecido las oportunas analogías, fijar las disimilitudes
Metafísica que ponga de manifiesto la interpretación que correspondientes:
quedaba implícita en el tratamiento dispensado a los entes
Primero, la Mecánica sexual dominante no comparte
por parte de la Mecánica natural. Tal investigación permite
con la Economía política el ámbito público, esto es, la pu-
explicitar entonces el proceder usurpatorio de una interpre-
blicidad que es propia a la divulgación de las teorías
tación que se tenga por toda la interpretación posible, es
económicas. Inversamente, su radio de acción no es sino el
decir, que se entienda como interpretación absoluta de lo
terreno privado, esto es, el carácter privado reservado a
real.
ciertas prácticas. Por eso mismo no le es dado, siquiera,
En el caso de la Ciencia de la Naturaleza el fraude no hacerse presentar como episteme, sino más "humildemente"
proviene ⎯como sí era el caso de ese «fenómeno histórico- como una ortodoxia. Una ortodoxia privada que más que
intelectual» que es la Economía política⎯ de la ciencia con las teorías y las mentes tiene que ver con las prácticas
misma. No se pone en duda el estatuto epistémico de la Fí- y los cuerpos. Ello nos lleva a observar que si la Economía
sica matemática: lo probado por la Física no es nada más política parecía tener su origen en el discurso retórico de
que la verdad, de modo que la Mecánica natural conserva los economistas burgueses, la Mecánica sexual dominante
toda su validez como disciplina óntica. Lo que aquí se cues- podría tener su origen en algo así como una retórica de los
tiona, sin embargo, cuerpos de la cual
es que sus proposi- son emisores los
ciones se presenten cuerpos mismos.
como toda la verdad, Segundo, si bien
es decir, que lo que hemos hablado ya
se discute es su pre- del proceder en cier-
tensión de verdad to sentido similar
absoluta sobre el que correspondería
dominio de lo real. tanto a la Mecánica
La Ciencia de la Na- newtoniana como a
turaleza no es la Mecánica sexual
ontología. dominante, habría-
Sin embargo no mos de señalar: por
trataremos aquí de un lado que, asimis-
Kant ni nos las va- mo, ésta última
mos a ver con la difiere de la primera
mecánica natural (como ya ocurría con
newtoniana sino con la Economía políti-
una mecánica apre- ca) en que se trata de
ciablemente diversa, una práctica orto-
si bien con caracte- doxa y no de una
rísticas notablemente afines. Ya en el parágrafo primero nos disciplina propiamente teórica; por otro lado, aunque en es-
topamos con esta misma doctrina, y estuvimos entonces tricta continuidad con lo primero, la Mecánica sexual
considerando el papel de ésta en paralelo con el que la Eco- dominante se asimila más bien a lo que algún pensador del
nomía política desempeñaba en Das Kapital. Ahora toca XVII daría en denominar una mecánica política, o más ex-
exponer en qué sentido el proceder de aquella Mecánica plícitamente, una mecánica natural de la política. Lo cual
sexual dominante es asimilable a ese «carácter fundamental no desmerece en absoluto lo dicho arriba acerca de cierta
de la moderna ciencia física». En efecto, tal proceder habrá asimilación de sus modos de proceder. Bien al contrario, la
de consistir en alguna medida para ambos casos «en que se mecánica política racionalista —desmesura teórico-
busca, para la exposición de un campo de fenómenos, la práctica de la Física cartesiana— programó ya con anterio-
formulación de un esquema construido con relaciones de ridad el cumplimiento técnico de aquella pretensión teórica
dependencia que pueden ser definidas contando con la pura de la Física por la cual ansiaba abarcar, asimismo, la totali-
forma de la experiencia (es decir, a priori), antes de cual- dad de lo real. Modelo que constituyó no únicamente una
quier experiencia efectiva». amenaza para los márgenes imperceptibles del espacio mo-
Lo que dimos en llamar arriba la Mecánica sexual do- ral, sino el deseo explícito de la ejecución táctica del
minante es ante todo ⎯como su propio nombre indica⎯ mismo.
una mecánica. En ese sentido nuestra pretendida "mecánica Teniendo esto en cuenta, al tiempo que recopilamos lo
natural" es, en cierto modo, análoga a la Mecánica natural dicho hasta ahora, podemos declarar de modo claro nuestro
newtoniana, objeto de la investigación kantiana. Dicho de propósito en el presente texto, a saber, llevar a cabo cierta
otra manera y para ser rigurosos, sostenemos aquí que la explicación desde el tono que nos proporciona el método
crítica a la que vamos a someter la Mecánica sexual domi- kantiano aplicado sobre un objeto que pretende a su vez
nante debe ser, en algún sentido, conforme a la crítica de la configurarse desde la teoría crítica feminista pero que no
que es objeto la Ciencia de la naturaleza. puede por menos de acudir a la explicitación de una mecá-
nica de los cuerpos entendida en términos de dominación,
3.
El Milagro económico de la Mecánica sexual dominante 39

llevada a cabo con particular claridad por el filósofo Tho- la estructura superficial, sino los cimientos de su carácter, los
12
mas Hobbes en su conocida obra Leviathan. principios en los que se basa su educación» .
Tercero, tanto en el caso de la Economía política como De otra parte, debemos tener en cuenta, que la mentada
de la Mecánica sexual dominante podría justamente alegar- Mecánica sexual ha abandonado en nuestro tiempo el modo
se que ⎯a diferencia de lo que ocurría con la Ciencia de la de producción artesanal básicamente familiar para adaptar-
Naturaleza⎯, no es cierto que lo que garanticen sea nada se a la industrialización del modo de producción capitalista
más que la verdad, sino que más bien habríamos de incli- contemporáneo. Hemos pasado también en esto ⎯por de-
narnos por una presunción de culpabilidad, a saber, por cirlo con Rafael Sánchez Ferlosio⎯ de la «Ecclesia
suponer que no hay en ellas nada de verdad. Lo cual, claro Militans» a la «Ecclesia Triumphans» del Liberalismo eco-
está, no haría más que agravar las cosas en lo referente a la nómico. Así las cosas, nos vemos obligados a emprender
segunda consideración que cabe hacer, porque ya no es que
⎯en coherencia con nuestro planteamiento anterior⎯ un
aquéllas proyecten ⎯como la Ciencia de la Naturaleza⎯ análisis de la mercancía sexual que se haga cargo de ese
que su algo de verdad, que no es nada más que la verdad, rescatado «fenómeno histórico-intelectual»13, manifestación
se torne toda la verdad y nada más que la verdad, sino que última de la «Ecclesia Triumphans» del Liberalismo pa-
ambiciona que su nada de verdad sea legítimamente toda la triarcal, que supone el Reglamentarismo de la prostitución.
verdad.

4. «El poder patriarcal no pierde su fuerza bajo los cambios


de condiciones estructurales y económicas. Más bien recom-
«La concordancia entre las estructuras objetivas pone la opresión y dirige la explotación con más precisión.
y las estructuras cognitivas, entre la conformación
La privatización de las mujeres no puede asegurarse por más
del ser y las formas de conocer, entre el curso del
mundo y las expectativas que provoca, permite la re- tiempo mediante la dominación patriarcal que ejerce el ma-
lación con el mundo que Husserl describiría como trimonio. La familia se ha visto demasiado expuesta al ámbito
«actitud natural» o de «experiencia dóxica», pero público como para ser el lugar de control total sobre las muje-
11 res que caracteriza a las relaciones patriarcales de poder. El
olvidando las condiciones sociales de posibilidad» .
cuerpo se ha convertido en el terreno de la dominación, pero
La forma en que nos haremos cargo de esta dualidad «fe- no lo ha hecho reemplazando el matrimonio o la familia co-
nomenológica» de la Mecánica sexual dominante, y de la mo lugares de opresión patriarcal sino operando como un
estructura que se piensa tras ella, es ciertamente muy com- terreno que cubre todas las otras condiciones. El cuerpo de la
pleja, como lo es el problema mismo en el que intentamos mujer sexualizado. Pues, incluso cuando obtengamos dere-
profundizar: chos para el aborto libre, y ahora, con el control reproductivo
que han obtenido las mujeres y con la libertad sexual de los
De un parte, consistirá, según apuntamos arriba, en la hombres que han hecho posible las lesbianas, la mujer sexua-
elaboración de una crítica de aquella mecánica política de lizada, el modelo pornográfico, la reducción de todas las
la sexualidad dominante, de aquella ortodoxia, ⎯o dicho mujeres a la "puta", es el último estado de dominación pa-
14
con Bourdieu, aquella «experiencia dóxica»⎯, mostrando triarcal» .
los principios metafísicos o «metadóxicos» que la susten- 5.
tan, o dicho de otro modo, sus «condiciones sociales de
«El derecho a la autodeterminación del que goza
posibilidad». Como hemos visto también fue necesaria una toda mujer u hombre adulto y libre que no se en-
metafísica que explicara las condiciones de posibilidad de cuentre sometido a ninguna influencia ilegal, implica
aquella interpretación absoluta que de sí daba la Ciencia de el derecho de esta persona a dedicarse a la prostitu-
la Naturaleza y, de un modo semejante, también la Econo- ción y de permitir que otra persona se lucre con los
ingresos que ella obtenga.» [Cuestiones relativas a
mía política a través del análisis de la mercancía fue los derechos del hombre. Posición del gobierno
investigada. Ahora es el turno de la Mecánica sexual domi- holandés. Consejo económico y social. Naciones
15
nante cuya pretensión totalitaria interpreta la naturaleza Unidas (E/1990/33), 3 de abril de 1990] .
⎯ahora en el sentido de lo real humano, de lo verdadera-
mente propio de la naturaleza humana⎯, en el sentido de
aquellos cuerpos susceptibles de sexualización mecánica. 12
WOLLSTONECRAFT, M., Vindicación de los Derechos de la
El camino de esa ontología resultaba ser, en el caso de El Mujer, Cátedra, Madrid, 2000, pg. 135-136.
Capital, el de la construcción de una estructura. En cuanto
13
al presente objeto de estudio disponemos ya de un modelo Por dar un dato significativo fue el sabio Solón, sobre el 580 a.
⎯el Leviathan⎯ sobre el que llevar a cabo nuestra explo- C., quien dio el primer paso en esta dirección al promulgar una
ración. ley mediante la cual sólo podrían ejercer la prostitución como
tal mujeres esclavas, las cuales se verían recluidas en lugares
«Ahora hago referencia en especial a Rousseau, porque determinados y cuya "práctica" estaría sometida a las corres-
su personaje de Sofía es sin duda cautivador, aunque me pa- pondientes tasas gubernamentales.
rece enormemente superficial. Sin embargo no quiero atacar 14
BARRY, K.,ob. cit., pg. 302 (la cursiva es nuestra).
15
Citado por LOUIS, M. V. "Libres de no serlo", en La prostitu-
11
BOURDIEU, P., La dominación masculina, Anagrama, Barce- ción. (Selección de artículos de Le Monde Diplomatique), Ed.
lona, 2003, pg. 21. Aún Creemos En Los Sueños, Santiago de Chile, 2004, pg. 8.
40 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

El mundo social funciona (según unos grados Dados a priori estos presupuestos ontológicos emana-
diferentes de acuerdo con los ámbitos) como un
mercado de los bienes simbólicos dominado por la
dos del análisis de la mercancía en la sección primera del
visión masculina.
16 capítulo primero en el libro I de Das Kapital, nos pregunta-
remos a continuación: ¿Qué principios serían los propios de
La mercancía en condiciones ideales, esto es, en un mer- una metafísica fundada en aquellos presupuestos ontológi-
cado de concurrencia perfecta sujeto al ciclo M-D-M´ cos? ¿Cuáles son las condiciones de posibilidad del
(léase «Mercancía-Dinero-Mercancía´»), está determinada aparecer de aquel fenómeno que habíamos constatado?
cualitativa y cuantitativamente. Por una lado, le son propias Nuestra tarea fenomenológica ⎯dijimos arriba⎯ «consiste
una serie de propiedades o cualidades que permiten dife- en dejar que el propio fenómeno (esto es: el mostrarse de
renciar una mercancía de otra y por las cuales esa aquello que se muestra) nos dé los conceptos adecuados, el
mercancía es útil para dar cuenta de unas u otras necesida- "lenguaje" en el cual ello puede ser dicho». Desde el primer
des humanas; es decir: la mercancía tiene valor de uso: momento de nuestro análisis constatamos: que hay capital,
«El sexo de la sexualización está socialmente construido. que hay sexo, que hay cuerpos femeninos. Tal será el len-
Se erige a partir de impulsos biológicos y necesidades fisio- guaje, tales serán los conceptos en el cuales el fenómeno
lógicas que a veces son llamadas "pasiones" o "impulsos" o puede ser dicho.
"necesidades" o incluso "derechos"»17. La presencia del capital transmuta el ciclo de nuestro
mercado que entre tanto sigue la pauta: D-M-D´ (léase «Di-
Además la mercancía está definida cuantitativamente nero-Mujer-Dinero´»). Porque hay «cuerpos femeninos» y
por ser intercambiable en determinadas proporciones por hay «capital», el capitalista, esto es, el proxeneta y/o el
cualquier otra mercancía. Precisamente esto, a saber, que prostituidor acude al "mercado" con dinero contante y so-
cualquier mercancía sea equivalente proporcionalmente a nante con el que adquiere una mercancía muy particular:
cualquier otra, implica que ambas tienen algo en común, al- cuerpos femeninos. Esta mercancía tiene la peculiaridad de
go distinto de esas mismas mercancías especificadas por su que una vez usada produce un residuo, que no puede ser
valor de uso. Ese «algo en común» es el trabajo, pero no es- otro que el cuerpo femenino sexualizado:
te o aquel trabajo, sino que, como ya ocurría con la
mercancía, se trata de determinadas proporciones del mis- «La opresión de las mujeres implica políticamente algo
mo trabajo, un trabajo abstracto: que no se encuentra en ninguna otra condición ⎯la construc-
ción sexual del cuerpo femenino sexualizado⎯; la opresión
«Una teoría semejante no sólo toma en consideración la abarca desde las formas de objetivación hasta la violencia,
estructura específica de ese intercambio, sino también el tra- pero es una explotación que se introduce en los cuerpos de las
bajo social que exige de los que lo realizan y sobre todo el 20
mujeres» .
necesario para producirlo y reproducirlo, no sólo los agentes
(activos los hombres, o pasivos, las mujeres) sino también la Al ser de nuevo llevada al mercado dicha mercancía ha
18
propia lógica» . aumentado su valor. Puesto que el valor de una mercancía
se define como cantidad de trabajo abstracto (simple y so-
Esa posibilidad de que en principio cualquier mercancía
cialmente necesario) cristalizado en esa mercancía, ese
pueda ser cambiada por cualquier otra, acarrea que además
trabajo abstracto es lo único capaz de hacer aumentar su
de su mentado valor de uso, tenga un valor de cambio. Este
valor. Luego el uso sexual de la mercancía «cuerpo femeni-
valor de cambio constituirá en último término la forma de
no» consistirá en trabajo:
valor, análogamente a como el valor de uso configura la
«sustancia de valor». La «forma más acabada» de esa for- «Al igual que las tendencias a la sumisión, aquellas que
ma de valor es la forma de dinero. En efecto, ésta es una llevan a reivindicar y a ejercer la dominación no están inscri-
mercancía muy especial; ya que siendo una mercancía co- tas en la naturaleza y tienen que estar construidas por un
mo cualquier otra posee la virtualidad de ser aquella por la prolongado trabajo de socialización, o sea, como hemos visto
cual pueden intercambiarse todas las demás. Por otra parte, de diferenciación activa en relación con el sexo opuesto»21.
la forma valor se define como la forma de cierto contenido Cuando el capitalista/proxeneta/prostituidor compra la
o sustancia valor en tanto cantidad de trabajo abstracto mercancía «cuerpo femenino» en el "mercado", lo hace a su
(simple y socialmente necesario) cristalizado en esa mer- valor. Digamos que nunca se viola la ley del valor, esto es,
cancía. el capitalista/proxeneta/prostituidor siempre compra ese
«Así pues existe una asimetría radical entre el hombre, «cuerpo femenino» según la cantidad de trabajo simple y
sujeto, y la mujer, objeto de intercambio; entre el hombre abstracto socialmente necesario para producirla.
responsable y dueño de la producción y de la reproducción, y El capitalista/proxeneta/prostituidor tiene entonces de-
19
la mujer, producto transformado de ese trabajo» . recho a usarla pongamos durante un día (si tomamos esa
unidad de tiempo como patrón de medida). Sin embargo no
la usa todo ese tiempo porque es de facto imposible, y la
16 jornada sexual ¿laboral? queda fijada por la posibilidad de
BOURDIEU, ob. cit,, pg. 122-123. que el «cuerpo femenino» pueda ser usado al día siguiente,
17
BARRY, ob. cit., pg. 303.
18 20
BOURDIEU, ob. cit., pg. 61. BARRY, K.,ob. cit., pg. 301.
19 21
Ibid. pg. 62. BOURDIEU, ob. cit., pg. 67.
El Milagro económico de la Mecánica sexual dominante 41

esto es: por un lado, por la necesidad de que de hecho siga Que el valor sea entendido como trabajo socialmente
habiendo «cuerpo femenino» que vender; por otro lado, necesario quiere decir que en nuestro mercado ideal de con-
porque de hecho hay centrales sindicales (si bien, en este currencia perfecta ese valor/honor es un nivel de equilibrio
caso, su defensa de los derechos de sus afiliadas va más que se alcanza en ese mercado. El mercado tiene tendencia
bien en la dirección de buscar una mayor sujección de las hacia ese equilibrio, lo cual estabiliza el valor de las mer-
mismas —a ser posible legal— al sistema de dominación en cancías. Sin embargo, podría ocurrir que alguno de los
el que se ven inmersas22). cuerpos libres, ¿o de los capitalis-
«El poder no se ejerce sin agentes, sin individuo, gente
tas/proxenetas/prostituidores?, consiga determinados
real que no sólo lo perpetra, sino que, incluso cuando no ac- medios de producción que le permitan salir del equilibrio.
túa directamente para perpetrarlo, sigue beneficiándose de él. Se nos disculpará si por falta de espacio no hemos introdu-
Considérense algunos de los perpetradores más agresivos: los cido más detalles en torno a la división de la jornada sexual
agentes de ese poder, tal como los encontré en la esclavitud que se deriva de la noción de plushonor. Ésta se divide aho-
sexual femenina, son hombres que podrían operar indivi- ra (1) en un tiempo horas/mujer necesario para que el
dualmente o en concierto con otros: si se tiene en cuenta la capitalista/proxeneta/prostituidor recupere lo invertido en
cantidad de hombres que son chulos, procuradores, miembros «cuerpo femenino», (2) un plusvalor/plus-sexo o sobre-sexo
de sindicatos y bandas esclavistas autónomas, gestores de donde la mujer produce, sin ningún intercambio un plus-
burdeles y salas de masaje, conectados con la industria re-
creativa de la explotación sexual, intermediarios
producto/plushonor: el sexo. Esta situación le proporciona
pornográficos, maridos que maltratan a la mujer, pederastas, al capitalista/proxeneta/prostituidor grandísimas ventajas
agentes del incesto, estafadores y violadores, una no puede en el "mercado" y por lo tanto hace lo posible por perpe-
evitar el estupor al advertir la gran cantidad de población tuarla:
masculina que participa en la esclavitud sexual de las muje-
23 «...lo que determina quién acabará forzada a prostituirse
res» . es, sobre todo, los captadores y sus intereses y, solo secunda-
De lo cual podemos concluir que el valor del «cuerpo riamente, la edad, la raza o la clase económica de las
femenino» en el "mercado" y la duración de la jornada mujeres»25.
sexual ¿laboral? son cantidades totalmente heterogéneas: En definitiva, las leyes de producción patriarcal-
horas/mujer. capitalista son leyes de producción de plusva-
Recordemos ahora aquel residuo: «cuerpo femenino lor/plushonor/sexo. En otras palabras, el modo de
sexualizado» y cómo esta mercancía había aumentado su producción patriarcal-capitalista no va encaminado a la
valor a raíz del uso sexual que de ella se había hecho. Pero, producción de unas mercancías determinadas, a saber,
¿cuál es el valor de esa mercancía en el mercado, es decir, «cuerpos femeninos sexualizados» porque sea necesario
cuánto trabajo abstracto, simple y socialmente necesario es- cubrir la demanda de un espectro dado de "impul-
tá cristalizado en esa mercancía? Convendremos en que no sos","necesidades", "pasiones", o incluso, «derechos», sino
puede ser otro que el tiempo que esa mercancía ha sido que dicha producción se orienta exclusivamente a la pro-
sexualmente usada, a saber ¿EL TRABAJO? llevado a cabo ducción de plusvalor/plushonor. Por esto mismo, y en la
¿por el «cuerpo femenino», v. g. la mujer, o por el capitalis- medida en que según nuestros presupuestos ontológicos to-
ta/ proxeneta/ prostituidor?, durante su jornada sexual do lo que es, es en tanto mercancía sexual, nada de lo que
¿laboral? La diferencia entre D y D´ en el caso de que D´> es puede en principio saltarse ese "mercado", esto es, nin-
D (el caso D´< D arruinaría el negocio patriarcal) deriva de gún ente puede dejar de someterse a las leyes de producción
la diferencia entre el valor del «cuerpo femenino» en el de plusvalor/plushonor:
"mercado": D; y el valor que la «mercancía/residuo», a sa-
ber, el «cuerpo femenino sexualizado»: D´, que según la ley «La prostitución es la quintaesencia de la sexualización
de las mujeres porque en ella los cuerpos femeninos, sexuali-
del valor no es otro que el trabajo simple y abstracto so- zados por la sociedad como lo son todos los cuerpos
cialmente necesario para producirla, en otras palabras, el femeninos, solo necesitan estar presentes y disponibles para
tiempo de la jornada sexual. Tal diferencia es el plushonor: 26
actuar sobre ellos con el fin de producir sexo...» .
«Al estar orientada hacia la acumulación de capital sim-
Comprobamos, entonces, cómo las condiciones de posi-
bólico (el honor) esa economía transforma diferentes
materiales brutos, y en primer lugar la mujer, así como todos
bilidad de la estructura de orden del fenómeno que
los objetos susceptibles de tener formas intercambiables, en habíamos constatado son necesarias, es decir: necesarias
dones ( y no en productos), es decir, en signos de comunica- siempre que sigamos constatando el fenómeno o necesarias
ción que son de manera indisociable unos instrumentos de hipotéticamente. Esto es, siempre que constatemos que hay
24
dominación» . el fenómeno: capital-sexo-cuerpos femeninos, entonces es
que hay un mercado al que subyace la consideración onto-

22
Esto explicaría la paradójica situación que se da en el caso de la
"industria del sexo" consistente en ver a los "empresarios" rei- 25
vindicando los derechos ¿laborares? de sus "empleadas". BARRY, K., Exclavitud sexual de la mujer, La Sal, Barcelona,
1988, pg. 136.
23
BARRY, ob. cit., pg. 308. 26
BARRY, K. "Política de explotación sexual", pg 303 (la cursiva
24
BOURDIEU, ob. cit., pg. 61. es nuestra).
42 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

lógica de que todo cuerpo femenino es una mercancía acepciones expuestas arriba para la mecánica en general: de
sexual. un lado, una técnica de construcción de mecanismos; de
otro lado, la serie de las reglas generales que rigen para esa
6.
técnica. No obstante esta «transferencia inédita» al terreno
«La fuerza del orden masculino se descubre en práctico de categorías, cuyo origen y validez proceden del
el hecho de que prescinde de cualquier justificación: campo técnico-teórico, encierra un efectivo coste metafísi-
la visión androcéntrica se impone como neutra y no
siente la necesidad de enunciarse en unos discursos co, pues el «pienso, luego existo» de Descartes se corrige
capaces de legitimarla. El orden social funciona co- en un «pienso, luego existo como cuerpo». Esta corrección
mo una inmensa máquina simbólica que tiende a de Hobbes a la Metafísica cartesiana se verá consecuente-
ratificar la dominación masculina en la que se apo- mente acompañada por toda una serie de reajustes de los
27
ya...» .
que trataremos de dar cuenta llegado el momento. Por ahora
¿A qué nos referimos exactamente cuando hablamos en baste con señalar, como conclusión inmediata, que las ac-
términos de mecánica? En los términos de la Ciencia de la ciones humanas serán desde ahora entendidas como el
Naturaleza la respuesta es bien conocida, partimos de la objeto de estudio propio de una mecánica, que esta vez se
observación del fenómeno común del movimiento de los centre eso sí en la naturaleza humana.
cuerpos y de la experiencia de que el movimiento de un En consecuencia con lo anterior también aquellas "prác-
cuerpo es influenciado por los otros cuerpos que lo rodean. ticas" dirigidas por esa "disciplina natural" ⎯denominada
El movimiento puede entonces quedar definido como la in- por nosotros Mecánica sexual dominante⎯ adquieren el
teracción de unos cuerpos con otros y la Mecánica como el rango de interacciones entre los cuerpos susceptibles de un
conjunto de las reglas generales o principios que se aplican tratamiento mecánico. Precisamente tal era nuestro punto
a toda clase de movimientos, no importa cuál sea la de partida: nos topamos nada más comenzar a pensar este
naturaleza de dichas interacciones. problema con un fenómeno cuyas ansias absolutistas habían
convertido la cuestión de la dominación sexual en "tierra
Por lo demás al hablar de mecánica no nos referimos
quemada" para cualquier intento de tratar filosóficamente el
únicamente a la Física matemática ⎯entendida como la tema. Dicha indagación quedaba entonces supeditada a una
teoría por razón de la cuál podemos definir como el examen exploración crítica de aquella Ortodoxia de la mecánica
matemático de los movimientos de los fenómenos físicos⎯ sexual para llevar a cabo la cual decidimos apoyarnos en la
sino asimismo a la mecánica como construcción de máqui- metodologías críticas de Kant y Marx, así como en la seme-
nas, dicho de otro modo, la técnica mediante la cual son janza que respecto de nuestro objeto de estudio
materializadas. Por cierto que nos interesa aquí particular- encontramos en la Mecánica política hobbesiana. Armán-
mente, en el seno de esta última acepción del término, donos con el pormenorizado examen y sistematización de la
reparar en la noción de ventaja o ganancia mecánica. dominación política expuestos en el Leviathan (eso que hoy
Volveremos a ella más tarde. Quede aquí sucintamente de- no es para la filosofía sino un ensueño de la razón mecani-
finida como la regla según la cual: para realizar el mismo cista), trataremos de probar la poderosa y efectiva isonomía
trabajo con un esfuerzo menor, se necesita correlativamen- existente entre aquel «gobierno» y la ortodoxia sexual en lo
te un empleo mayor de tiempo y de espacio, o dicho referente a determinadas "prácticas" que como un verdade-
inversamente, el empleo de un esfuerzo mayor significaría ro monstruo de pesadilla ⎯dicho con el Rousseau del
análogamente la aplicación de una menor cantidad de
Emilio⎯ «domeña nuestras fantasías»29. Pero que nadie se
tiempo y de espacio.
lleve a engaño, cuando hablamos de la Ortodoxia sexual
Pero todavía no hemos señalado el significado que el
dominante no hablamos únicamente de la construcción
término mecánica adquiere cuando no es referido a aquel
efectiva y material de esas prácticas, a saber, de la máquina
sentido teórico-técnico de la Física sino que es trasladado28
sexual como tal, materializada por una técnica sexual de-
a un ámbito tradicionalmente diverso: el terreno de la
terminada y, por lo tanto, de las nociones que le son
práxis o de las acciones humanas. Ciertamente tal es la pre-
estrictamente propias, como una posible ventaja o ganancia
tensión —explícita y literal— de Hobbes en el Leviathan, a
sexual dominante. Sino que se trata también, claro está, de
saber, la de hacer de la práctica política, de una vez por to-
la teoría, esto es, de una mecánica en general, la Mecánica
das, una verdadera ciencia, aportándole el mismo grado de
sexual dominante, no como episteme, pero sí como Dogma
exactitud propia de su modelo: la mecánica cartesiana de la
sexual dominante que se definirá asimismo como el conjun-
naturaleza. En ese sentido hablaríamos con propiedad de
to de reglas generales o principios que se aplican a toda
una verdadera mecánica natural de la política en las dos

29
27
BOURDIEU, ob. cit., pg. 20. «La violencia simbólica se instituye a través de la adhesión que
el dominado se siente obligado a conceder al dominador ( por
28
Este traslado podría verse como una suerte de metáfora: «...lo consiguiente a la dominación) cuando no dispone, para ima-
que hace la metáfora (lo que constituye semejanza) es la ginarla o para imaginarse a sí mismo o, mejor dicho, para
transferencia inédita o exportación de contrabando desde una imaginar la relación que tiene con él de otro instrumento de
esfera semántica a otra, ya que abre una veta ilimitada de conocimiento que aquel que comparte con el dominador y
efectos poéticos de sentido.» [PARDO, J.L., "El concepto vivo que, al no ser más que la forma asimilada de la relación de
o ¿dónde están las llaves? Ensayo sobre la falta de contex- dominación, hacen que esa relación parezca natural;»
tos", Rev. Archipiélago, nº 31, nota 3, pg. 44]. BOURDIEU, ob. cit., pg. 51.
El Milagro económico de la Mecánica sexual dominante 43

clase de movimientos, no importa cuál sea la naturaleza de publicitada mediante la pornografía, cuya culminación es
dichas interacciones. aquel fenómeno del capitalismo industrial-patriarcal que
«La construcción de la sexualidad como tal (que encuen-
denominamos Reglamentarismo de la prostitución puesto
tra su realización en el erotismo) nos ha hecho perder el en marcha por gobiernos europeos como el holandés y el
sentido de la cosmología sexualizada, que hunde sus raíces en alemán.
una topología sexual del cuerpo socializado, de sus movi- La Mecánica sexual dominante comparece como el con-
mientos y de sus desplazamientos inmediatamente afectados junto de reglas generales y principios simbólicos que da
por una significación social; el movimiento hacia arriba está cuenta de la totalidad de las relaciones, esto es, de los mo-
asociado, por ejemplo, a lo masculino, por la erección, o la vimientos e interacciones entre los cuerpos sexualizados32,
posición superior en el acto sexual.»30 es decir, de los fenómenos o de los efectos en los cuerpos
Con todo, pese a la asimilación que en algún sentido debidos a la Estructura de dominación patriarcal.
pueda llevarse a cabo con una mecánica política de la natu- «Arbitraria, vista aisladamente, la división de las cosas y
raleza, es evidente ⎯se nos dirá⎯ que subsisten asimismo de las actividades (sexuales o no) de acuerdo con la oposición
importantes incompatibilidades. Sin ir más lejos en el Le- entre lo masculino y lo femenino recibe su necesidad objetiva
viathan se gestiona el gobierno político de un estado y, por y subjetiva de su inserción en un sistema de oposiciones
lo tanto, nos hallamos en el campo de lo indiscutiblemente homólogas, alto/bajo, arriba/abajo, delante/detrás, dere-
público; mientras en el caso de la Mecánica sexual patriar- cha/izquierda, recto/curvo (oblicuo) (y pérfido),
seco/húmedo, duro/blando, sazonado/soso, claro/oscuro, fue-
cal ⎯como nosotros mismos advertimos arriba al tratar una ra (público)/ dentro (priva-
de las disimilitudes de do), etc., que para algunos,
aquélla con la Economía corresponden a unos movi-
política⎯ no nos encon- mientos del cuerpo
tramos en el dominio de lo (alto/bajo // subir/bajar, fue-
público sino de lo discreta- ra/dentro // salir/entrar). Al
mente privado. En este ser parecidas en la diferen-
cia, estas oposiciones suelen
punto querríamos hacer un
ser lo suficientemente con-
par de precisiones: por una cordantes para apoyarse
parte, entendemos aquí que mutuamente en y a través
dicha condición de privaci- del juego inagotable de las
dad que tradicionalmente transferencias prácticas y de
ha mantenido al margen del las metáforas...»33
tratamiento político y filo-
Dicha estructura pa-
sófico la dominación
triarcal así entendida es el
masculina, no es sino la
«modo de producción»34de
punta del iceberg31 bajo la
ese «juego metafórico in-
cual persisten todas aque-
agotable». Dicho de otro
llas reglas y principios que
modo, si la Mecánica
lejos de ser explícitos for-
sexual patriarcal no es sino
man parte del terreno que el
la realización ortodoxa de
análisis estructural denomi-
dicha estructura de domina-
na, simbólico; por otra
ción en los cuerpos, cabe
parte, lo que Kathleen Ba-
extraer a partir de él una tó-
rry denomina «la dominación privada» de los cuerpos fe-
pica, en el sentido de la recurrencia de las «transferencias
meninos tradicionalmente ejercida mediante las leyes
prácticas» y el «contrabando desde una esfera semántica a
matrimoniales, ha dado paso en algunos países civilizados
otra» que afloran en los relatos de esta retórica de los
del Primer Mundo a una dominación pública, publicada y
cuerpos. Una tópica que no da cuenta únicamente de un fe-
nómeno lingüístico sino asimismo de una experiencia
30
BOURDIEU, ob. cit., pg. 19-20. corporal del mundo. La tópica es por eso mismo una ana-
31 tomía. En efecto, como ya indicamos en el primer
Antes de proseguir, querríamos comentar cómo la confusión que parágrafo, si la sociedad moderna era «aquello cuya anato-
rodea a estos problemas tiene prácticamente siempre la misma
forma, a saber, la de tomar el efecto por su causa. El caso del
mía había de ser buscada en la Economía política»,
carácter privado de nuestro fenómeno ⎯que juega ya un papel
determinante en la determinación patriarcal del campo so- 32
cial⎯ se complica aún más al mezclarse en la mentada Nótese que hablamos de cuerpos sexualizados, no de cuerpos
confusión dos malentendidos más: de un lado se confunde lo sexuados.
privado con lo íntimo; de otro lado se confunde lo privado 33
BOURDIEU, ob. cit., pg. 20.
confundido con lo íntimo con la noción liberal de propiedad
34
privada en el sentido de que todo lo nuestro no es sino todo Veremos más adelante en qué sentido. Baste ahora con apuntar
nuestro capital. Intentaremos hacernos cargo de ambas más que lo que propiamente produce no es estrictamente plusvalor
adelante. sino algo así como plushonor.
44 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

podemos entender "sociedad patriarcal", v.g. el patriarca- cualitativas las que permitían a Descartes describir porme-
do, como aquello cuya anatomía ha de ser buscada en la norizadamente el proceso de formación del universo. Tras
tópica que pone en juego la Mecánica sexual dominante: un notable "papirotazo" aquel reloj cuyo mecanismo estaba
«Resultan muy significativos los cambios de vocabulario
ya perfectamente dispuesto conservaría sus movimientos a
usados en los textos holandeses, que van apareciendo gra- través del choque entre sus partículas como si se tratara de
dualmente en los textos holandeses y en la lengua hablada: el un perpetuum movile.
"derecho a la autodeterminación" de las mujeres reemplaza su La física aristotélica había venido describiendo el mo-
libertad; "el fortalecimiento del poder de las mujeres" reem- vimiento en términos de proceso con un principio y un fin,
plaza sus derechos o la igualdad entre sexos, mientras que el acudiendo para ello a la noción de causa. Frente a esto la
concepto de "derechos sexuales" abre en su ambigüedad el mecánica moderna pasa a entender el movimiento como un
camino a la comercialización del sexo»35. estado por razón del principio de inercia: «un cuerpo
7. abandonado a sí mismo persiste en su estado de inmovili-
dad o movimiento hasta que algo modifica ese estado»38.
«That when a thing lies still, unless somewhat En este sentido, el reposo no supone el fin de un proceso,
els stirre it, it will lye still for ever, is a truth than no
man doubts of. But than when a thing is in motion, it sino asimismo un estado. Los estados de movimiento y re-
will eternally be in motion, unless somewhat els stay poso no son entonces modos absolutos de una partícula sino
it, though the reason be the same, (namely, that estados relativos («relatividad galileana») a un sistema de
nothing can change it selfe) is not easily assented referencia. Además, para dar cuenta del paso de un estado a
36
to» . otro ya no pensamos en un proceso que comienza y llega a
Podemos comprobar en cualquier manual al uso que la físi- su fin, sino que se hace necesario postular el concepto de
ca se estructura en diversas ramas o subdisciplinas. Desde fuerza. Cualquier interacción entre una partícula y su entor-
un punto de vista estrictamente teórico, la física se divide no puede explicarse entonces en términos de una fuerza que
en dos áreas teóricas: la mecánica y la termodinámica37. Las actúa sobre una partícula. Es decir, las interacciones entre
demás subdisciplinas tienen ya un carácter aplicado y se los cuerpos se describen convenientemente por un concepto
fundamentan ya en la mecánica (clásica y cuántica), ya en matemático denominado fuerza. La sección de la mecánica
la termodinámica. teórica dedicada al estudio de la relación entre el movi-
miento de un cuerpo y las causas de este movimiento,
Como ha venido advirtiéndose, el objeto de nuestro in- entendidas ahora a través de la noción de fuerza, se deno-
terés aquí es precisamente una de esa disciplinas, a saber, la mina dinámica39. La comprensión de cómo (¿por qué?) se
mecánica teórica. Como señalamos en parágrafos anterio- producen los movimientos nos capacita para diseñar meca-
res el fenómeno más obvio y fundamental que observamos nismos y otros instrumentos prácticos que se mueven en la
a nuestro alrededor es el de movimiento. Por lo demás, forma que nosotros deseamos. Esta comprensión es impor-
nuestra experiencia nos revela que el movimiento de un tante no solamente desde el punto de vista del conocimiento
cuerpo es influenciado por los cuerpos que lo rodean, o di- básico de la naturaleza, sino también desde el punto de vista
cho de otro modo, por sus interacciones con ellos. El de las aplicaciones técnicas.
conjunto de las reglas generales o principios que se aplican
a todas las clases de movimiento, no importa cual sea la na- 8.
turaleza, y la teoría que los sustenta, se denomina «...For seeing life is but a motion of Limbs, the
mecánica. beginning whereof is in some principall part within;
Aludimos asimismo en su momento al propósito hobbe- why may we not say, that all Automata (Engines that
move themselves by springs and wheeles as doth a
siano de elaborar una mecánica natural de la política cuyo wacht) have an artificiall life? For what is the Heart,
modelo no parecía ser otro que la mecánica cartesiana de la but a Spring; and the Nerves, but so many Strings;
naturaleza. Nos gustaría aclarar un poco en qué puede con- and the Joynts, but so many Wheeles, giving motion
sistir este «tomar como modelo» el paradigma físico to the whole Body, such as intended by the Artifi-
cer? Art goes yet further, imitating the Rationall and
expuesto en El Mundo...: El cosmos cartesiano se generaba most execellent worke of Nature, Man. For by Art is
a partir de una materia homogénea definida como mera ex- created that great LEVIATHAN called the
tensión: partes extra partes en la estricta continuidad propia COMMON-WEALTH, or STATE, (in latine
de un mundo lleno. A pesar de ello, la res extensa contenía CIVITAS) which is but an Artificiall Man; though
of greater stature and strength than the Naturall, for
un principio de heterogeneidad, a saber, el tamaño y la fi- those protection and defence it was intended; and in
gura de aquellas partes de materia, dicho de otro modo, las
cualidades primarias pertenecientes con propiedad a dichas
partes de materia. Eran precisamente aquellas variables

38
35
LOUIS, ob. cit., pg. 8-9. Según la interpretación clásica de KOYRÉ, A., Estudios gali-
leanos, Siglo XXI, México, 1990, pg. 150.
36
HOBBES, T., Leviathan, London, Penguin, 1985, I, 2, pg. 87. 39
La mecánica se encuentra dividida en dinámica y cinemática.
37
La termodinámica no será desarrollada como tal hasta el siglo La parte de la Mecánica dedicada a los elementos que inter-
XIX en el estudio de la transformación del movimiento en vienen en la 'descripción' del movimiento de una partícula es
otras formas de energía. lo que llamamos cinemática.
El Milagro económico de la Mecánica sexual dominante 45

which, the Soveraignty is an Artificiall Soul, as giv- «THE RIGHT OF NATURE, which Writers commonly
40
ing life and motion to the whole body» . call Jus Naturale, is the Liberty each man hath, to use his own
power, as he will himselfe, for the preservation of his own
Como ya ocurriera en la mecánica cartesiana la materia Nature; that is to say of his own Life; and consequently, of
hobbesiana, a saber, esas peculiares partículas naturalmen- doing any thing, which in his own Judgement, and Reason,
te políticas, son asimismo de naturaleza homogénea. En 44
hee shall conceive to be the aptest means thereunto» .
efecto, los cuerpos son cabalmente semejantes pues están
elaborados con la misma masa41. Pensemos en los títulos de ¿Cómo dar medida de las interacciones entre esos cuer-
los capítulos de la primera parte del Leviathan: «Of Sense», pos naturalmente políticos? Dicho de otro modo: ¿cuál es
«Of Imagination», «Of Speech», «Of Reason», «Of Vir- la relación entre ese fenómeno del movimiento, de inter-
tues»... Siendo cualquier variación en las proporciones de cambios e interacciones sexuales de un cuerpo
sus componentes ciertamente despreciable. Pensemos por naturalmente político y las causas de este movimiento, en-
un momento en el valor de cambio que permitía en último tendidas ahora a través de la noción de fuerza? Mejor aún:
término intercambiar los cuerpos femeninos sexualizados ¿cuál es la relación entre «... the condition of Warre of
por dinero. everyone against everyone» y la noción de «Right of Natu-
re»? En definitiva: ¿cómo dar cuenta de una Dinámica de
No obstante, el mundo hobbesiano no llega a configu- los cuerpos naturalmente políticos?
rarse de suyo como resultado de un impulso externo como Lo que propiamente estudia esa Dinámica..., su objeto
era el caso cartesiano. No hay en este mundo ningún Deus propio de estudio, es ese fenómeno de movimiento de los
ex machina que dé cuerda al reloj en el último momento. cuerpos, que representa asimismo la «condition» del juicio
Resulta, sin embargo, que nos encontramos con que el me- hipotético presupuesto en la técnica hobbesiana que habrá
canismo está ya actualmente funcionando, nos encontramos de dar cuenta de «ese gran Leviathan llamado Riqueza-
ya nosotros con que ya hay negocio de la prostitución. A común, o Estado, (en latín Civitas) que no es sino un Hom-
saber, nos encontramos ya con que el fenómeno más obvio bre Artificial». Dicho juicio enunciaría: por un lado, en
y fundamental que observamos a nuestro alrededor es el de términos generales, algo del tipo: «si (hay) A, entonces
movimiento, esto es, determinadas interacciones o inter- (hay) B»; por otro lado, y en particular, en el Leviathan: "si
cambios sexuales. Al mismo tiempo, aquel relato al que hay «una guerra de todos contra todos», entonces hay una
asistimos nos descubre que el movimiento de estos cuerpos fuerza que actúa", esto es, "si observamos ese fenómeno:
es influenciado por los cuerpos que lo rodean, o dicho de «negocio de la prostitución» o «the Warre of everyone
otro modo, por sus interacciones con ellos: «...because the against everyone», entonces es que debe suponerse una
condition of Man is a condition of Warre of everyone fuerza o un derecho patriarcal o «Right of Nature» por el
against everyone.»42 «La guerra de todos contra todos» es que esos cuerpos actúan, es decir, «cada hombre hace uso
otro modo de pensar el mercado de ciclo D-M-D´ donde los de su propio poder, como él quiere". De modo que el fenó-
capitalistas-proxenetas-prostituidores compiten en la pro- meno observado «negocio de la prostitución» o «Warre» es
ducción de aquel plus-valor/plus-sexo. En el mercado de la la condición, cuya consecuencia está en la necesidad de
prostitución se combinan una competencia simbólica y una postular un Derecho del patriarcado o «Derecho de Natu-
ganancia económica. raleza».
Sabemos ya que Hobbes propone nada más y nada me- El mentado Right of Nature adquirirá todo su sentido en
nos que una mecánica política. Sin embargo aún debemos la medida en que tengamos en cuenta cierta propiedad de
aclarar si el Leviathan es una cinemática o una dinámica de cada uno de esos cuerpos, a saber, aquello que denominá-
los cuerpos naturalmente políticos. Hemos explicado más bamos arriba, su masa: «la propiedad (p.e. la virilidad) que
arriba que en el tratamiento dinámico de los fenómenos en algún sentido determina la racionalidad con que se con-
cualquier interacción entre una partícula y su entorno puede ciben los mejores medios para el fin que persigue por
explicarse en términos de una fuerza que actúa sobre una acción de la fuerza de la mecánica política, es decir, «the
partícula. Es decir, que las interacciones entre los cuerpos Right of Nature».
se describen convenientemente por un concepto matemático Sin embargo, nos ha quedado aún algo muy importante
denominado fuerza: «La medida cuantitativa de acción de en el tintero. «The Right of Nature», ese sui generis concep-
los cuerpos unos sobre otros se denomina en la mecánica to de fuerza presente en la mecánica hobbesiana de los
fuerza.»43 ¿Podemos encontrar en el Leviathan un concepto cuerpos, se define en primer término como: «the Liberty
que juegue un papel de medida análogo a ese?: each man hath...». Hobbes define asimismo ésta algo más
abajo: «By Liberty, is understood according to the proper
signification of the word, the absence of external impedi-
40
HOBBES, ob. cit., Introduction, pg. 81. ments.»45 Aparte de esta definición el autor proporciona
41
«La propiedad de un cuerpo que determina la rapidez con que otra similar ya no en la primera parte: «Of Man», sino en la
cambia su velocidad por acción de la fuerza de la mecánica parte segunda, «Of Common-Wealth» en el capítulo, "Of the
lleva el nombre de masa (o masa inerte).» (GRIGÓRIEV, V., LIBERTY of the Subjects" esencialmente dedicado a ella:
MIÁKISHEV, G. Fuerzas en la naturaleza, Editorial Mir,
Moscú, 1986, pg. 20.)
44
42 HOBBES, ob. cit., I, 14, pg. 189.
HOBBES, ob. cit., I, 14, (pg. 189).
45
43 Ibid.
GRIGÓRIEV, V., MIÁKISHEV, ob. cit., pg. 17.
46 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

«Liberty, or Freedome, signifieth (properly) the absense of absolutamente en lo que toca a la naturaleza humana, que
Opposition». No es extraño que la noción de Libertad per- propiamente es aquí la condición femenina, y proceden co-
tenezca oportunamente a esta segunda parte donde se trata mo toda física que se precie, a su dominio técnico. Vale la
no tanto de la materia y su artífice, cuanto de la Soberanía pena explicitar aquí la paradójica situación de los cuerpos
y la forma de preservarla. Cuando definimos el juicio hipo- femeninos. Realmente, la mecánica hobbesiana tiene en
tético como una proposición del tipo: «si (hay) A, entonces mente cualquier cuerpo sea cual sea su sexo puesto que se
(hay) B», no tuvimos en cuenta que nos movemos en un trata de cuerpos homogéneos, como ya advertimos arriba.
ámbito político esto es práctico, al menos en el sentido téc- Sin embargo, no ocurre así en su modelo isomorfo, a saber,
nico con el que nos venimos tratando. Así aquel juicio la Mecánica sexual dominante donde un principio de hete-
hipotético expresaría más precisamente: «si quieres A, en- rogeneidad sexual divide aquella continuidad hobbesiana en
tonces haz B». Lo cual viene a confirmar la relevancia de la dos sexos bien diferenciados y, claro está, estrictamente je-
técnica en la interpretación hobbesiana de la Mecánica polí- rarquizados según toda una cosmología de alcance
tica46 : «si quieres este fin, pon estos medios». simbólico que ya expusimos en su momento. A esto hay
En el parágrafo anterior hablamos de la diferencia entre que añadir la permanencia del modo de producción capita-
la concepción aristotélica del movimiento como proceso lista y de la ideología liberal que aquél lleva aparejada.
poniendo en juego la categoría de causa, y la de la mecáni- Tanto aquella Mecánica como este modo de producción son
ca moderna como estado por razón del principio de inercia. estructuras de dominación. Así las cosas, nos encontramos
Consiguientemente dicho principio comparece como la pre- con que los cuerpos femeninos sexualizados son interpela-
suposición necesaria para que pueda entrar en juego el dos como meros objetos de intercambio sexual no ya en el
concepto de fuerza: se presupone que el cuerpo persiste en sentido artesanal de otros tiempos sino en el actual modo
su estado de inmovilidad o movimiento hasta que una fuer- industrial-capitalista concurriendo bajo el estatuto de mer-
za lo modifica. Dicho de otra manera este principio en la cancías. Pero, por otro lado, se exige de ellas la
Física clásica «adquiere el status de evidencia apriorísti- concurrencia en ese mismo mercado como sujetos capitalis-
ca»47. En ese mismo sentido the ("Principle of") Liberty tas o propietarias de ese capital tan raro que es su propio
comparece como el presupuesto necesario que hace posible cuerpo de acuerdo con las leyes de un mercado libre y auto-
«the Right of Nature»: se presupone la libertad de un cuer- rregulado en una suerte de perpetuum movile donde los
po, hasta que el derecho de naturaleza de otro cuerpo se lo capitales están ya siempre en continuo movimiento.
impida. Ambos principios pertenecen entonces a un ámbito
Hobbes nos advierte, en el capítulo dedicado a la Liber-
a priori, a saber, al de las condiciones de posibilidad de un
tad mencionado arriba, que: «...when the words Free, and
estudio de la relación entre el movimiento de un cuerpo y
Liberty, are applyed to any thing but Bodies, they are
las causas de este movimiento, entendidas ahora a través de
abused.»50 Ese abuso en cuanto a los términos Free y Li-
la noción de fuerza, esto es, una Dinámica.
berty procedería de pretender darle a nuestro Principle of
9. Liberty otra dimensión que no fuera la de su particular so-
«And Covenants, without the Sword, are but
lapamiento con el principio de inercia de la Física
48
Words...» . matemática, que armoniza curiosamente con la peculiar "li-
bertad" del mercado autorregulado. Una vez enunciado este
«Holanda lleva la lógica económica liberal hasta principio51 se precisa la vigencia de aquél en lo que se re-
sus últimas consecuencias. Desde el momento en
que "el gobierno reconoce que las mujeres tienen fiere a los cuerpos naturalmente políticos, v.g. los cuerpos
que ser libres de decidir prostituirse", admite que el femeninos: «...when a Body is once in motion, it moveth
cuerpo humano puede ser objeto de transacción y re- (unless something els hinder it) eternally; and whatsoever
conoce que otra persona puede sacar beneficio de hindreth it, cannot in an instant, but in time and by degrees
49
eso» .
quite extinguish it.»52 La paradoja exige que sean los pro-
La dominación patriarcal viene siendo especialmente ejecu- pios cuerpos femeninos sexualizados o mercancías los que
tada mediante el gobierno público de los cuerpos políticos estén ya siempre funcionando según el Principio inercial de
femeninos. Esta dominación estatal se despliega desde los libertad que subyace en la mecánica hobbesiana. No otro es
principios de la Mecánica sexual dominante y se concreta el sentido del «derecho de autodeterminación» al que apela
técnicamente en la construcción de una estructura que atra- el Reglamentarismo de la prostitución. Son entonces las
pa a las mujeres reducidas por eso mismo a meros cuerpos mercancías mismas ⎯no el mercado en el que concurren
sexualizados. Dicha Mecánica, así como el mecanismo in- los capitalistas-proxenetas-prostituidores⎯ las que se auto-
ventado por ella, se interpretan como únicos, cómo válidos rregulan y autodeterminan en virtud a su Principio de
libertad inercial y eso pueden hacerlo en la medida en que
46 no son sino meros cuerpos. Por eso mismo: primero, se ol-
Con la consiguiente condena a la posibilidad de un ámbito prác-
tico-moral que no fuera meramente técnico, donde no se
trataría ya de juicios hipotéticos sino categóricos. 50
HOBBES, ob. cit., II, 21, pg. 262.
47
KOYRÉ, ob. cit., pg. 5. 51
Como se recordará en el capítulo segundo de la parte primera:
48
HOBBES, ob. cit., Part. II, Chap. 17, (pg.223). «Of imagination».
49 52
LOUIS, ob. cit., pg. 8 (la cursiva es nuestra). HOBBES, ob. cit., I, 2, pg. 88.
El Milagro económico de la Mecánica sexual dominante 47

vida que esas mercancías por el hecho mismo de serlo son mente una suerte paralela al fenómeno publicitario, solo
cuerpos ya sexualizados, a saber, sometidas a un trabajo que en este caso lo que se publicita no es otra cosa que la
simbólico simple y socialmente necesario para sexualizar- mercancía sexual, el cuerpo femenino sexualizado. La por-
las; segundo, debe ser que se autorregulan ejerciendo cierta nografía no es entonces sino la publicidad, el marketing de
fuerza sobre su Principio de libertad inercial, esa fuerza la prostitución: «A este mismo respecto, siempre me había
debe provenir de un Right of Nature que les constituye en preguntado yo cuándo habría empezado la que me parece
sujetos hobbesianos capitalistas: una fundamental revolución publicitaria, o sea la que com-
«The Liberty of a Subject, lyeth therefore only in those
porta que el anuncio ya no represente solamente la imagen
things, which in regulating their actions, the Soveraign hath del producto, sino también la del propio consumidor y jus-
praetermitted: such as is the Liberty to buy, and sell, and oth- tamente ya en el acto de consumo54».
erwise contract with one another; to choose their own aboad, Es entonces el turno de la tercera consideración acerca
their own diet, the our trade of life, and institute their children del esquivo lugar del trabajo. El cuerpo femenino sexuali-
as they themselves think fit; and the like.»53 zado luego ya trabajado o usado sexualmente no se
vendería a sí mismo como mercancía donde aquel trabajo
Respecto al ejercicio de le mentada fuerza de autorregu-
ha sido cristalizado, sino que vendería una supuesta fuerza
lación la consideración reglamentarista consiste en afirmar
de trabajo. Veamos cómo aclarar esto: «La antigua ética del
que esos cuerpos femeninos sencillamente están vendiendo
trabajo se fundaba en el uso autodisciplinado del propio
su fuerza de trabajo lo cual está en perfecta consonancia
tiempo, con el acento puesto en una práctica autoimpuesta y
con la definición dada por Hobbes respecto a the Liberty of
voluntaria, más que una sumisión meramente pasiva a los
the Subject. Justamente, los estados soberanos-
horarios y a la rutina. En la antigüedad, esta disciplina au-
reglamentaristas permiten a los cuerpos femeninos Sujetos
toimpuesta se consideraba la única manera de manejar el
a la exclavitud sexual la Liberty de vender sus cuerpos e in-
caos de la naturaleza55». Es significativo, que a este respec-
cluso de hacer dieta. Cuando examinamos el mercado
to, comparezcan unos términos que ya deben resultarnos
prostitucional nos encontrábamos con situaciones paradóji-
familiares. El «uso autodisciplinado», la «práctica» o la
cas en lo referente a la noción de trabajo abstracto simple y
«disciplina autoimpuesta» rememoran la autorregulación
socialmente necesario. Porque podía tratarse: bien de aquel
que parecía propia de la mercancía sexual en el seno de los
trabajo simbólico de sexualización cristalizado socialmente
supuestos ontológicos presupuestos por una metafísica que
en esas mercancías que son los cuerpos femeninos; bien de
diera razón de la Mecánica sexual dominante. Dicho de
aquel trabajo simbólico de virilización cristalizado social-
otro modo, ese «uso», esa «práctica» no es sino la Orto-
mente en los cuerpos masculinos; o bien, incluso, el trabajo
doxia sexual dominante que se interpretaba como absoluta,
que el cuerpo femenino hacía consigo mismo con objeto de
a saber, que se tenía por una «disciplina» natural, funda-
que él mismo quedara transformado en mercancía, v.g.
mentada, en la naturaleza misma. La paradoja se nos
cuerpo femenino sexualizado, por la cristalización.
presenta de nuevo: si esa «disciplina» procede del orden na-
La cosa es verdaderamente enrevesada. La primera po-
tural de las cosas: ¿cómo autoimponerse esa «disciplina» en
sibilidad parece estar clara gracias a las citas tomadas de la
el sentido de un trabajo consistente en manejar el caos de la
oracular obra de Pierre Bourdieu La dominación masculina
naturaleza? En otras palabras: ¿cómo hace la naturaleza pa-
y al análisis de la mercancía sexual llevado a cabo en el pa-
ra imponerse una disciplina que consiste en el dominio
rágrafo cinco. En lo tocante a la segunda, la virilización
técnico de sí misma desde sí? ¿Cómo hace la mercancía
comparte el mismo proceso simbólico de dominación que
sexual para cristalizarse a sí misma por medio de su supues-
en el primer caso así como su "novedoso matiz" industriali-
ta fuerza de trabajo, un trabajo que consiste en la
zado, pero no hemos insistido en ella. Le dedicaremos un
naturaleza misma, a saber, en la Mecánica sexual dominan-
momento pues es de vital importancia decir algo acerca de
te?
un fenómeno que escolta desde hace algún tiempo al mer-
cado prostitucional: la pornografía. El proceso de 10.
virilización artesanal, al igual que el de sexualización fe- «En Ginebra en 1998, en un informe sobre el si-
menina habían quedado en buena parte del llamado primer da, la OMS ha consagrado páginas enteras a los
mundo, algo debilitado. Nos gustaría mentar aquí la explo- perfiles socio-económicos y culturales de las muje-
ración del fenómeno: «la producción del consumidor», que res que ejercen la prostitución para señalar después,
en un párrafo lapidario, que "los clientes son más
Rafael Sánchez Ferlosio inicia en su libro Non olet. Ferlo- numerosos que los proveedores de servicios sexuales
sio hace allí aclaradoras consideraciones sobre el
surgimiento del fenómeno de la publicidad ante la necesi-
dad económica de incrementar el consumo entre la clase
trabajadora norteamericana en la década de los años 20 en
EE.UU. Diremos únicamente que paralelamente, el surgi-
miento de la pornografía, su espectacular auge en los años
70 y la estabilización actual de este negocio como reacción 54
a los logros feministas en el ámbito público corren segura- SÁNCHEZ FERLOSIO, R. Non olet, Destino, Barcelona, 2003,
pg.24.
55
SENNETT, R., La corrosión del carácter, Anagrama, Barcelo-
53
HOBBES, ob. cit., II, 21, pg. 264. na, 2004, pg. 105.
48 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

[...] Los factores que conducen a las personas a de- Estos «endeavours», si están dirigidos a algo que los
56
venir clientes son ampliamente desconocidos"» . causa, son denominados en general apetitos o deseos; sin
Ya en su momento Hobbes preveía la dificultad para com- embargo cuando en esa dirección hacia su causa, el deseo
prender la segunda parte del principio inercial, a saber, cambia de sentido es denominado aversión. Tras lo cual, un
«cuando algo está en movimiento, seguirá eternamente en poco más adelante, el miedo es estrictamente definido como
movimiento, a menos que alguna otra cosa lo detenga»; es- aversión hacia algo o alguien que pudiera dañarnos.
to es, precisamente la parte precisada en el caso de los Hemos insistido en señalar que tanto el Principio iner-
Bodies. A aquella dificultad de la imaginación, se añade cial de Libertad que gobierna los cuerpos da cuenta
ahora un complemento, que entendemos se debe en algún únicamente de las interacciones e intercambios sexuales
sentido a cierta naturaleza peculiar de ciertos cuerpos que respecto de su carácter maquinal y visible de acuerdo a la
interesan aquí especialmente. La fuerza o el Right of Nature Mecánica sexual dominante. De modo análogo, solo se en-
de unos cuerpos (¿serán los masculinos?) ejercidos sobre la tiende por fuerza la oposición igualmente automática y
Liberty de otros cuerpos (¿serán los femeninos?) necesita visible a dichas interacciones. En otras palabras, si esas in-
de tiempo y ha de ser ejercida gradualmente. Los cuerpos teracciones o intercambios sexuales se realizan mecánica y
femeninos necesitan tiempo y una fuerza ejercida gradual- visiblemente en nada cambia que se lleven a cabo bajo el in-
mente para convencerse de que ocupan todos los lugares de flujo de miedo o las amenazas, pues tales endeuvours son
la estructura capitalista y de la estructura patriarcal, para de suyo invisibles, y por ello no detectables por esta Mecá-
creerse que ellas mismas se quemaron las plataneras y que nica sexual dominante. Este endeavour supone en efecto un
el propio Humboldt fue testigo de ello, para conocer clara y "esfuerzo", un "trabajo" para el cuerpo que lo realiza, pero
distintamente que son entes absolutos: Deus sive Natura. tal esfuerzo es de iure invisibilizado por este tratamiento de
los cuerpos a partir de los principios de esta Mecánica
«El razonamiento es que debe considerarse que la prosti- sexual dominante. Pero hay algo más, las pretensiones ab-
tución es una actividad económica (casi) como cualquier otra. solutistas de dicha Mecánica condenan esos esfuerzos, esos
Sólo se deben reprimir aquellas "formas de prostitución que
miedos a la nada.
comportan un elemento de coerción o fraude o que abusan de
la situación de dependencia de la prostitución". Tal distinción El juicio hipotético que maneja el Reglamentarismo
da lugar entonces al reconocimiento de la existencia de una consiste en algo del tipo: "si hay interacciones o intercam-
57
prostitución "forzada", piedra angular de esta teoría . El bios sexuales, entonces es que se llevan a cabo libremente",
agregado de esa simple palabra, "forzada", implica que la "si hay esas interacciones, entonces es que los sujetos hob-
prostitución puede entonces ser "libre", "voluntaria", "elegi- besianos-mercancía-prostituidos ejercen su derecho a la
da" (léase económica)»58. autodeterminación". En efecto, la segunda de las precisio-
nes que hace Hobbes al Principio de libertad inercial es
Hobbes hace en el Leviathan algunas precisiones intere- que: «Liberty and Nesessity are consistent»60; a saber, lo
santes sobre el Principio de libertad inercial. La primera de
expresado por aquel juicio hipotético es necesario, eso sí,
esa consideraciones es que: «Feare and Liberty are consis- hipotéticamente. En otras palabras, si se da la condición, se
tent». De esta manera, consecuentemente con la lógica da la consecuencia: si hay interacciones o intercambios
hobbesiana, un cuerpo femenino puede sentir mucho miedo
sexuales bajo la determinación de los principios subyacen-
concurriendo en el mercado de la prostitución y, a pesar de tes a la Mecánica sexual dominante, entonces y sólo
todo, concurrir libremente. El miedo es descrito técnica- entonces, aquellos sujetos mercancía prostituidos son libres,
mente en el Leviathan como una de las especies de los
o mejor, se autodeterminan; donde dicha autodeterminación
Interiour Beginnings of a Voluntary Motions; commonly depende necesariamente de su propia definición como una
called passions». Solo señalar que frente a la otra clase de suerte de principio inercial para los cuerpos políticos; esos
movimientos: Vitall Motions; los Voluntary motions necesi-
cuerpos consienten y, por lo tanto, la prostitución es ejerci-
tan de la ayuda de la imaginación, que supone a su vez el da voluntariamente. La prostitución es entonces "libre",
primer comienzo interior de cualquier movimiento volunta- "voluntaria", "elegida":
rio visible, a partir de unos pequeños movimientos
invisibles que Hobbes denomina «Endeuvours»: «Tomemos el ejemplo de esos cientos de muchachas ne-
palíes vendidas en la India y que, durante los dos o tres
And although unstudied men, doe not conceive any mo- primeros años de su encierro en los burdeles de Bombay, son
tion at all to be there, where the thing moved is invisible; or estrechamente vigiladas y no tienen autorización para salir,
the space it is moved in, is (for the shortnesse of it) insensi- porque a la menor ocasión, intentan escaparse. Posteriormen-
ble; yet than doth not hinder, but that such Motions are.59 te, ellas pueden ser expuestas con todos sus adornos delante
de la puerta de los burdeles, sin riesgo de que se fuguen. Pue-
den incluso ausentarse un tiempo y volver después. ¿Cómo
56 analizar esta situación? ¿Qué les ha ocurrido en ese intervalo?
HOFMAN, Cecilia (Coalición contra el tráfico de mujeres-Asia ¿Cuál es la naturaleza de su "consentimiento" posterior que
Pacífico), «Sexo: de la intimidad al "trabajo sexual", o ¿es la
prostitución un derecho humano?», pg. 4.
57
Léase el Reglamentarismo de la prostitución.
58
LOUIS, ob. cit., pg. 9.
59 60
HOBBES, ob. cit., I, 6, pg. 118-119. HOBBES, ob. cit., II, 21, pg. 263.
El Milagro económico de la Mecánica sexual dominante 49

definiría el intercambio prostitucional como actividad con- tura similares a ella, a saber, sus condiciones sociales de
sensuada?»61. posibilidad, produce la transformación de aquella tendencia
No parece que la naturaleza femenina por sí misma dé a la caída en una fuerza de compresión que se ejerce en dos
lugar a un mercado libre y autorregulado de prostitución. sentidos sobre las piezas laterales anejas. En otras palabras,
Esa naturaleza femenina, como la naturaleza misma, se co- los cuerpos o piezas resultan imperceptiblemente forzados
noce en la medida que se transforma técnicamente. La por la configuración estructural capitalista-patriarcal que
aplicación práctica, u ortodoxia, de los conceptos, puestos transforma el principio de libertad inercial hobbesiano ins-
en juego por la Mecánica política sexual incluido el de talado a priori en una fuerza de compresión que se
fuerza o Right of Nature masculino se encarga grosso modo intercambia con los otros cuerpos femeninos y la cual, por
de hacer posible el dominio técnico de la naturaleza feme- un olvido estructural, se piensa ejecutada desde los mismos
nina, aunque necesite de tiempo y la fuerza deba ejercerse agentes dominados. Pero, ¿cómo se traduce esa fuerza de
gradualmente. Del mismo modo esos cuerpos femeninos se compresión al interior de las piezas de la estructura? Claro
conocen como mercancías sexuales en la medida en que está, que algo así no puede verse pues esos cuerpos son en-
son técnicamente forzadas a concurrir en ese mercado pros- teramente opacos a los ojos de los usuarios de la estructura:
titucional por los capitalistas-proxenetas-prostituidores. «...los usuarios masculinos de la prostitución no se preocu-
Mediante esta "ortodoxia" podrán medirse y dominarse pan de saber si la mercancía humana que ellos adquieren
las fuerzas que intervienen de manera que nos sea posible consiente en ser puesta a su disposición sexual, cuestión
que los cuerpos se equilibren mutuamente mediante la que no les inquieta lo más mínimo63». Sin embargo, noso-
construcción de un mecanismo de "grado de libertad cero", tros sabemos ya ⎯aunque al "hombre sin estudios" le
esto es, una estructura. La "estructura" —según la define la cueste creerlo⎯ que existen unos pequeños movimientos
Teoría de Mecanismos y Máquinas— es un mecanismo rí- invisibles que Hobbes denomina «Endeuvours» que supo-
gido y se caracteriza por la ausencia de movimiento de sus nen a su vez el primer comienzo interior de cualquier
elementos articulados, a saber, los cuerpos femeninos ya movimiento voluntario visible. Esos pequeños es-fuerzos
sexualizados: «Si el cuerpo es inmóvil, las fuerzas que ac- son asimismo denominados por Hobbes «pasiones» aunque
túan sobre este se equilibran»62. como ya sabemos son llamados por alguien "impulsos" o
Un ejemplo de ese tipo de estructura es, por ejemplo, un "necesidades" o incluso "derechos". Estos «endeavours»
puente, consistente en un arco apoyado en dos pilares late- ⎯como dijimos⎯ si están dirigidos a algo que los causa,
rales. Los elementos de piedra que lo componen no están son denominados en general apetitos o deseos; sin embar-
unidos por ningún tipo de argamasa sino que están encaja- go, cuando en esa dirección hacia su causa, el deseo cambia
dos de tal modo que es su propio peso el que los mantiene de sentido es denominado aversión. Podemos deducir a
unidos. En efecto, cada una de las partes tiende hacia abajo juzgar por lo dicho que el «esfuerzo» de cada cuerpo inicia
y, sin embargo, son las piezas que lo flanquean —y que tie- el conato visible, al menos con los ojos de la mente, de des-
nen las mismas tendencias— las que le impiden caer. La plazar las piezas que lo flanquean en un movimiento de
fuerza de su peso unida a su forma de cuña y al modo en auténtica aversión no ya hacia las piezas que les son anejas
que se compone con el resto de las piezas del puente simila- cuanto a la estructura misma perfectamente equilibrada por
res a ella, produce la transformación de aquella tendencia a la suma de aquellas fuerzas que las comprimen. Ese esfuer-
caer en una fuerza de compresión que se ejerce en dos sen- zo de cada cuerpo como aversión hacia algo o alguien que
tidos sobre las piezas laterales anejas. Lo mismo sucede con pudiera dañarnos es estrictamente definido, por Hobbes,
todas las demás piezas. Sumadas todas las fuerzas de com- como miedo. Una «pasión» que el Reglamentarismo reivin-
presión que unas piezas practican sobre las otras se dica como un "derecho".
obtienen dos fuerzas resultantes que comprimen los pilares «El hábito puede familiarizar a los hombres con la viola-
laterales proporcionando estabilidad y equilibrio a toda la ción de sus derechos naturales hasta el punto de que, entre los
estructura. que los han perdido, nadie piense en reclamarlos ni crea
Imaginemos ahora que cada una de esas piezas de la es- haber sufrido una injusticia.
tructura es uno de los cuerpos femeninos mercantilizados. Algunas de esta violaciones han pasado inadvertidas in-
Cada cuerpo reducido a la condición de grave, esto es, cluso a los filósofos y legisladores cuando se ocupaban con el
sexualmente socializado, tiene una tendencia, una inclina- mayor celo de establecer los derechos comunes de los indivi-
ción a caer por su propio peso; en otras palabras a caer duos de la especie humana para hacer de ellos el fundamento
libremente según los principios de la Mecánica sexual do- último de las instituciones políticas»64.
minante. La fuerza de su peso unida a la forma en que fue
tallada simbólicamente y al modo en que se compone con
el resto de las piezas de los agentes dominados de la estruc-

61
HOFMAN, C. (Coalición contra el tráfico de mujeres--Asia Pa-
63
cífico), «Sexo: de la intimidad al "trabajo sexual", o ¿es la HOFMAN, ob. cit. pg. 2.
prostitución un derecho humano?»,pg. 3. 64
CONDORCET, J. A. "Sobre la admisión de las mujeres al dere-
62
GRIGÓRIEV, V., MIÁKISHEV, G. Fuerzas en la naturaleza, cho de ciudadanía" en VV.AA, La Ilustración olvidada,
pg. 19. Anthropos, Barcelona, 1993, pg.100.
50 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

Aletheia a través de la especulación


Prostitución y/o explotación sexual

Juan Jesús Rodríguez Fraile*

no es lo mismo— y que gracias a eso podemos vernos en el


"Por otra parte: que si yo digo «niña» en vez
espejo la cara en lugar de la espalda2.
de «niño», he de decir «hermosa» en vez de «her-
moso», eso pertenece a la estructura de la lengua
Ciertamente, si esa imagen de nuestra mano derecha que
castellana; pues bien, lo estructural no es material: aparece reflejada en el espejo a nuestra derecha atravesara
no hay ninguna imposibilidad material de decir su superficie y viniera a este espacio real en el que estamos
«niña hermoso»". —siquiera bajo la forma de, por ejemplo, una especie de ec-
Felipe Martínez Marzoa "Estructura económi- toplasma flotante— podríamos comprobar que, por muchas
. vueltas que diese, nunca conseguiría superponerse a nuestra
ca y proyecto revolucionario"
mano derecha —de la que es imagen— y ocupar su lugar
—que no podríamos meter nuestra mano derecha en ese
"Cuando hago que una palabra trabaje tanto guante fantasmal— y sin embargo encajaría —más o me-
como esa —explicó Humpty Dumpty— siempre
le doy una paga extraordinaria ... —¡Ah, deberías
nos— con nuestra mano izquierda, de manera que sería
verlas cuando vienen a mi alrededor los sábados como si el espejo la hubiese invertido verdaderamente en
por la noche! —continuó Humpty Dumpty. —A relación con un eje izquierda/derecha. Lo mismo nos en-
por su paga, ya sabes...". contraríamos si atravesásemos esa superficie y nos
Lewis Carroll. A través del espejo
. uniésemos, en la casa del espejo, con nuestro reflejo: para
estrechar su mano con nuestra derecha tendríamos que es-
trechar la imagen de nuestra mano derecha. Pero si bien
todo esto es completamente cierto y ni siquiera puede decir-

1."Looking-glass house"1.
2
Así, si situándonos con el brazo derecho apuntando hacia el oes-
N o es raro el que alguien afirme que en la imagen de un
espejo se invierten la izquierda y la derecha. Sin em-
bargo esto se debe únicamente a una ilusión muy generali-
te y con el izquierdo apuntando hacia el este nos reflejamos en
un espejo, la imagen reflejada de nuestro brazo derecho segui-
rá apuntando hacia el oeste y la de nuestro brazo izquierdo lo
zada: la de creer que el espacio situado al otro lado del seguirá haciendo hacia el este, es decir: la imagen de nuestro
espejo es un espacio real, tan real como aquel en el que se brazo derecho se formará a nuestra derecha —a nuestra dere-
está. Sin embargo, siendo realistas y considerando a ese es- cha "según se mira"— y la de nuestro brazo izquierdo a
pacio situado al otro lado del espejo como lo que es — nuestra izquierda, y no se formará una imagen de nuestro bra-
como un espacio puramente imaginario— entonces lo que zo derecho a nuestra izquierda y una de nuestro brazo
habría más bien que decir es que el espejo no produce una izquierdo a nuestra derecha como ocurriría si el espejo forma-
imagen en la que se invierten la izquierda y la derecha —en se imágenes en las que —realmente— la izquierda y la
la que lo de la izquierda está a la derecha y lo de la derecha derecha se invirtieran —como ocurre, por ejemplo, en una fo-
tografía—. En cambio, al mirarnos en el espejo, la imagen de
a la izquierda— sino una en la cual lo que ocurre realmente
nuestra cara que antes apuntaba hacia adelante —hacia el nor-
es que lo de delante está detrás y lo de detrás delante —que te— apuntará ahora hacia el sur —hacia atrás—, de tal manera
que esa imagen detrás de la cual estábamos nosotros antes (la
de nuestro propio rostro) la podremos ver relejada ahora de-
lante nuestro —la tendremos realmente delante, "según se
* Juan Jesús Rodríguez Fraile es Licenciado en Ciencias de la In- mira"—. Lo mismo ocurrirá si situamos el espejo encima
formación y cursa estudios de Doctorado en Filosofía en la nuestro en lugar de colocarlo frente a nosotros: la imagen de
UCM. nuestro brazo derecho se seguirá formando a nuestra derecha,
y la del izquierdo a nuestra izquierda, en cambio la imagen de
1
"La casa del espejo" es el título del primer capítulo del libro de aquello debajo de lo cual estamos —la imagen de nuestra ca-
Lewis Carroll Throught the looking-glass. And What Alice beza— se reflejará encima nuestro y la de aquello que hay por
Found There. Los títulos de los siguientes epígrafes se corres- debajo de nosotros —nuestros pies— se reflejará todavía más
ponden también, en su orden, con los de los demás capítulos arriba, produciéndose, realmente, una inversión en relación
de la obra de Carroll. Las traducciones de los mismos y las no- con el eje arriba/abajo. Para mayores aclaraciones Cf.
tas citadas proceden de la edición de Jaime de Ojeda antes GARDNER, M. Izquierda y derecha en el cosmos. Madrid,
citada. Alianza Editorial, 1966, p. 37 y ss.
Aletheia a través de la especulación 51

se que sea completamente imposible, el caso es que mien- digamos: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templan-
tras sigamos sin poder hacerlo realmente, tendremos que za— sino que ni siquiera son posibles las unas sin las otras.
seguir diciendo que un espejo no invierte realmente la iz- Todo lo que forma parte, pues, de ese nunca suficientemen-
quierda y la derecha sino sólo imaginariamente, y que, en te ponderado por la retórica patriarcal "eterno femenino", se
cambio, el espejo sí invierte realmente lo anterior y lo pos- eleva con la Ilustración a un rango de igualdad, para des-
terior: nosotros podemos realmente vernos la cara, pués irse convirtiendo en objeto, con el Romanticismo y en
podemos ver, realmente, lo que hay detrás de nosotros — la Época Victoriana, de una estimación tan alta que alcanza
como cuando usamos un espejo "retrovisor"— o bien po- el grado mismo del ideal, de tal manera que no es, en efec-
demos ver, realmente, lo que hay debajo mirando hacia to, difícil de entender la incomprensión mostrada por
arriba —como cuando se ponen espejos en el techo y ve- varones tan ilustres como Immanuel Kant, tan bieninten-
mos en ellos el suelo—. De manera que —al menos en este cionados como G. K. Chesterton o tan conocedores del
sentido— hemos de decir, entonces, que en el espejo sí se alma humana como Sigmund Freud hacia aquellas mujeres
produce, realmente, una inversión en relación con esos ejes que parecían empeñadas en abandonar ese gineceo lleno de
—una inversión sobre el eje delante/detrás o arriba/abajo—, flores azules para arrojarse al peligroso y desagradable
pero no una inversión sobre el eje izquierda/derecha, o —al mundo de lo exterior, lo vacío y lo seco6.
menos— no "según se mira".
Así, si bien cada vez va siendo más raro a partir de esas
2. "The garden of live flowers"3. fechas seguir oyendo decir —al menos en público— que
una mujer no puede, de ninguna manera, atravesar la super-
Algo parecido ocurre con la diferencia entre lo masculino y
lo femenino al menos tal y como se la suele interpretar de la
Ilustración para acá según la doctrina conocida como: de la 6
"complementariedad"4. Esta concepción parece, en efecto, La continua reaparición de esta figura —artificiosamente cons-
pensarlos también como una suerte de contrapartidas simé- truida a base de cultivar en el invernadero doméstico, con una
educación diferenciada, todo lo más pasivo, sensible, bello y
tricas obtenidas a ambos lados del eje público/privado,
privado de aquellos seres humanos de sexo femenino— como
activo/pasivo, sentido/sensibilidad, etc.; reparto en el cual algo enteramente natural —y que la educación sólo se encar-
resulta bastante claro qué cae de cada lado. Merced a esa garía de abonar— en los textos de la gran mayoría de los
supuesta relación de simetría la mujer y el hombre se con- autores que se ocupan de la cuestión se atribuye a menudo al
vierten el uno en el "complemento" del otro, no sólo en el hecho de que aquellos eran "hombres de su tiempo". Sin em-
plano material sino también en el moral, tratándose de una bargo, otros hombres y mujeres de esos mismos tiempos
relación entre los sexos que, si bien tiene un fundamento criticaron ya aquellas ideas, como D´Alembert quien en una
natural, la educación diferenciada debe salvaguardar para carta escrita a Rousseau en 1759 (justo mientras éste redactaba
que no se "pervierta"5. Las virtudes más propiamente iden- el Emilio o de la educación) afirmaba, en relación con las mu-
jeres, que a causa de "la educación funesta, yo diría casi
tificadas como femeninas —pongamos (por decirlo con la
homicida, que les prescribimos, sin permitirles tener otra" ...
tradición): fe, esperanza y caridad— no sólo son tan valio- "nos comportamos con su naturaleza como lo hacemos con la
sas como las más asociadas con la masculinidad — de nuestros jardines: tratamos de adornarla sofocándola"
("Carta de D'Alembert a Jean-Jacques Rousseau" en PULEO,
3 A. H. ed. La Ilustración olvidada. La polémica de los sexos en
"El jardín de las flores vivas" es el título del segundo capítulo de el siglo XVIII Madrid, Anthropos, 1993, p. 74). Las ideas de
la obra de Carroll. Rousseau acerca de la educación fueron objeto también de una
4
Cf. AMORÓS, C. "El feminismo: senda no transitada de la Ilus- rigurosa y sistemática crítica en el texto de Mary Wollstone-
tración", Isegoría, nº. 1 1990. craft Vindicación de los derechos de la Mujer (1792) —uno de
los textos fundadores del feminismo moderno—: "Para hacer
5
Una de las muestras, quizás, más sistemática e influyentes de es- al género humano más virtuoso y, por supuesto, feliz —decía
ta concepción es la que puede encontrarse en la obra de Jean allí Wollstonecraft—, ambos sexos deben actuar desde los
Jacques Rousseau Emilio o de la educación, tanto en la exten- mismos principios. ¿Pero cómo puede esperarse esto, cuando
sa y frecuentemente citada parte de dedicada a la educación de sólo se permite a uno considerar si resultan razonables? Para
Emilio como en la bastante más concisa —y mucho menos hacer también realmente justo el pacto social, y para extender
comentada— parte dedicada a la de su contrapartida femenina los principios ilustrados que solo pueden mejorar el destino
Sofía. "Una vez demostrado —dice allí Rousseau— que el del hombre, debe permitirse que las mujeres fundamenten su
hombre y la mujer no tienen ni deben tener una constitución virtud en el conocimiento, lo que apenas es posible si no se las
semejante de temperamento y de carácter, se sigue, por su- educa mediante las mismas actividades que a los hombres"
puesto, que no deben educarse de la misma manera. Han de (WOLLSTONECRAFT, M., Vindicación de los Derechos de
actuar de concierto en la persecución de las instrucciones de la la Mujer, Madrid, Cátedra, 2000, p. 363 —el subrayado es
naturaleza, pero no deben ocuparse de las mismas tareas; el fin nuestro—). En ese ideal —de jardín francés— sería, no obs-
de sus propósitos debe ser el mismo, pero los medios que tie- tante, el que continuarían educándose las jóvenes —desde su
nen que utilizar para conseguirlos y en consecuencia, sus más tierna infancia— a través de todas esas figuras tan perfu-
gustos e inclinaciones, han de ser diferentes" (ROUSSEAU, madas y frágiles como las que aparecen encerradas en los
J.-J., Emilio, Madrid, Alianza Editorial, 1990. libro V). Ejem- castillos en los cuentos de Perrault, incomodadas por guisantes
plos tempranos de la influencia de esta obra podrían hallarse en los de Andersen, o yendo de perplejidad en perplejidad en
en obras como las de Kant (especialmente las Observaciones las historias de Carroll después de haberse caído en los com-
acerca del sentimiento de lo bello y lo sublime) las de Schiller plicados pozos de las paradojas lógicas (no hechas para
(Sobre la gracia y la dignidad), etc. señoritas).
52 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

ficie de ese espejo y situarse, realmente, en el espacio de la mismo tipo de conflicto fue el que sacaron a la luz las pri-
actividad, de la razón, de lo público y de lo sublime exac- meras sufragistas en relación con sus intentos de cruzar el
tamente igual que un hombre, lo que se suele, más bien, es eje público/privado y obtener para las mujeres, siquiera, los
cuestionar el sentido que eso tendría. ¿Sería eso diferente derechos asociados a la posesión de propiedades privadas9.
de convertirse, simplemente, en un hombre? Y dado que
hombre y mujer son figuras enteramente simétricas, ¿por
qué habría de ser mejor ser una cosa que otra? ¿Por qué ha Châtelet, únicamente puede en todo caso tener además barba;
de ser mejor ser activo que ser pasivo, reinar en el terreno pues éste sería el semblante para expresar más ostensiblemen-
de lo público que gobernar en el de lo privado, ser diestro te el pensamiento profundo, para el que ellas se
que ser siniestro? ¿No representa ese deseo el mayor des- promocionan.... El contenido de la gran ciencia de la mujer es
precio posible hacia la condición femenina? ante todo el varón, y su filosofía no consiste en sutilizar, sino
en sentir" (KANT, I. Observaciones acerca del sentimiento de
3."Looking-glass insects"7. lo bello y de lo sublime, Madrid, Alianza Editorial, 1990, pp.
65 y ss.). De hecho algo muy parecido a lo que recomendaba
Las cosas, no obstante, estuvieron siempre algo más claras
Kant respecto de la barba fue lo que se vio obligada a hacer
para aquellas que —viéndose obligadas a ser algo más pro- Emile de Châtelet para poder participar en las tertulias cientí-
saicamente realistas— no tuvieron más remedio que ficas del Café Gradot, para lo cual hubo de vestirse de hombre,
considerar —como hizo, desde sus inicios, el Feminismo— e incluso Madame Dacier quien publicaba sus obras siempre
a esa contrapartida de la figura masculina que vemos refle- como colaboradora de su marido si bien —como observó en
jada al otro lado del espejo convertida en femenina, sólo una ocasión Boileau— se veía que "el padre era ella".
como lo que realmente es: no como el resultado de una 9
La reivindicación del voto femenino surgió tan pronto como se
simple inversión simétrica del tipo —digamos— dere- empezó a plantear la cuestión de los derechos políticos sobre
cha/izquierda —como pretendía considerarla la teoría de la la base de la propiedad liberalizada, es decir, a finales del siglo
complementariedad merced a una concepción que, a la hora XVII y principios del XVIII. La posesión de propiedad priva-
de la verdad, resultaba ser bastante imaginaria—, sino más da entendida como condición de acceso a la ciudadanía
bien —y como ocurría en el caso del espejo— como el re- política es una idea clásica que remite a aquella concepción
sultado de una inversión del tipo delante/detrás o según la cual sólo puede tomar decisiones en el ámbito públi-
arriba/abajo, inversión cuyos efectos eran bastante más re- co pensando en el bien común quien está a salvo de la
ales y permitían seguir interpretando esa relación entre los necesidad (tradicionalmente quienes poseían un patrimonio
suficiente). Conseguir ligar los derechos políticos a la pose-
sexos —a pesar de los nuevos términos retóricos en los que
sión de propiedades y no a las relaciones genealógicas fue la
se la expresaba— como una relación de dominación. primera de las reivindicaciones del Liberalismo político y si
El carácter puramente imaginario de esa teoría de la esto fue entendido como una democratización de la ciudadanía
complementariedad —enfrentado al carácter enteramente ello se debió a que el establecimiento de tal relación siempre
se pensó acompañado de medidas que liberalizasen el acceso a
real de la relación de dominación— era, en efecto, lo prime-
la propiedad —ya fuese a través de la libertad de empresa
ro que salía a la luz cuando las mujeres intentaban atravesar (como la sancionada en la Constitución Americana) o de la li-
realmente esa superficie, como se puso claramente de mani- bertad de mercado (la posibilidad de comprar tierras siquiera
fiesto tan pronto como las primeras ilustradas se atrevieron mediante una "redención", una indemnización públicamente
a traspasar la que separaba el sentido de la sensibilidad8. El tasada como la decretada por la Asamblea francesa en 1789)—
de manera que la obtención de ésta dependiese sólo de las
habilidades del individuo —lo cual era, además, obviamente,
7
"Insectos del espejo". incompatible con el mantenimiento de cualquier forma de ser-
vidumbre y con la esclavitud—. Es como consecuencia de
8
En los famosos "Cuadernos de Quejas" presentados en Francia estos planteamientos como aparecen las primeras reivindica-
durante el año 1789 aparecen ya denuncias de la condición de ciones del sufragio femenino —como las de la pionera
la mujer —a la que se denominaba "el tercer estado del tercer Margaret Brent, o incluso las del propio Thomas Paine, quien
estado"— y se señala a su educación como una de las grandes las incluye en su influyente libro El sentido común que sirvió
causas de la misma, y en las que, tras pedir que "no se forme a de inspiración a la Declaración de Independencia—. El sufra-
las mujeres como si estuvieran destinadas a proporcionar los gismo —desde su surgimiento en los Estados Unidos tras la
placeres del harem" y de manera que "su felicidad resida úni- guerra de la Independencia— se concibió a sí mismo como
camente en agradar", se citan —como provechos que se una consecuencia natural de estas transformaciones e incluso
podrían derivar de esos cambios— las contribuciones que "a fue admitido —al menos temporalmente— como tal por ejem-
pesar de las carencias de su educación" habían sido capaces de plo en el estado de Massachusetts, donde las mujeres
hacer ya a las ciencias y a las artes mujeres como "Madame propietarias pudieron votar desde 1691 hasta 1780. En sus
Dacier, Madame des Houlières, Madame du Bocage, Madame Cartas de un burgués de Newhaven a un ciudadano de Virgi-
la marquise du Châtelet, mademoiselle de Lussan, etc." nia Condorcet se hace también eco de las mismas: "admitís sin
("Cuaderno de Quejas de Madame B. de B." en PULEO, duda el principio de los ingleses de que sólo se está legítima-
ob.cit. pp. 114 y ss.). Es conocida la opinión algo distinta res- mente sujeto a los impuestos que se han votado al menos a
pecto de algunas de aquellas mismas mujeres expresada por un través de representantes; de este principio se concluye que to-
gran lector de Rousseau como lo era Immanuel Kant: "El bello da mujer tiene derecho a negarse a pagar las tasas
sexo tiene sin duda tanta inteligencia como el masculino, sólo parlamentarias. No veo réplica sólida a estos razonamientos, al
que es una inteligencia bella... Una mujer que tenga la cabeza menos para las mujeres viudas o solteras". El Congreso Conti-
llena de griego, como la Sra. Dacier, o que mantenga discu- nental debatió con intensidad esta cuestión hasta que
siones profundas sobre la mecánica como la marquesa de finalmente decidió dejarla en manos de los estados que fueron,
Aletheia a través de la especulación 53

Lo mismo ocurrió, también, con las revolucionarias france- y a la mujer la sensibilidad, sino poner a la sensibilidad de
sas en relación con el eje activo/pasivo10. ésta al servicio del varón11, tampoco obligaba al varón a
La supuesta simetría existente entre los dos ámbitos — mantener —con su proba actividad— la bella y ociosa pasi-
tal y como ésta quedaba establecida a la hora de repartir los vidad de su esposa, sino que más bien concebía esta última
respectivos lotes entre mujeres y hombres— lo que hacía, —que consistía, además, en una ímproba labor de mante-
por tanto, en realidad, no era adjudicar al hombre el sentido nimiento (ya fuese de su persona, ya de su casa)— como
una prueba de dependencia que justificaba su sumisión12, y
ni siquiera ponía al hombre a cargo de los asuntos públicos
uno a uno, posicionándose en contra. El movimiento sufragista
y a la mujer a cargo de los privados —como parecerían in-
americano, en cambio —haciendo gala de una mayor coheren-
cia— continuó su lucha alineándose con los movimientos que dicar expresiones tales como "señora de la casa", "ama de
defendían la abolición de la esclavitud —si bien sólo para ver llaves"— sino que la convertía, realmente, en un bien pri-
como, con su ayuda, triunfaban mucho antes los ideales de es- vado más de otro, o en todo caso, en la administradora o
tos que los suyos propios—. usufructuaria de dichas propiedades —de esas mismas po-
10 sesiones de las que se veía expropiada tan pronto como se
En efecto, después de que las mujeres hubiesen desempeñado
casaba o enviudaba, con lo cual quedaba demostrado que
un papel muy activo en los comienzos de la Revolución, llega-
ron a escribirse textos como el borrador de un proyecto de
nunca se habían considerado suyas13—. A cambio —eso
decreto sancionando la igualdad de los sexos destinado a ser sí— la mujer se convertía en depositaria de una serie de va-
presentado a la Asamblea Nacional (y que, aunque aparecido liosísimos bienes, de unos bienes que eran, de hecho, los
en los cuadernos de quejas apócrifos, puede dar la medida del más preciados tanto para todos los hombres como para to-
ambiente suscitado): "La Asamblea Nacional —comienza di- das las mujeres, y que tenían, además, la ventaja de ser
ciendo el texto—, queriendo corregir el más grande y mucho más duraderos, dado que se trataba de bienes espiri-
universal de los abusos y reparar los daños de una injusticia de
seis mil años, ha decretado y decreta lo siguiente: 1. Todos los
privilegios del sexo masculino son entera e irrevocablemente 11
abolidos en toda Francia. 2. El sexo femenino gozará para "Toda la educación de las mujeres debe estar referida a los
siempre de la misma libertad, las mismas ventajas, los mismos hombres. Agradarles, serles útiles, hacerse amar y honrar por
derechos y los mismos honores que el sexo masculino. 3. El ellos, criarles de pequeños, cuidarles cuando sean mayores,
género masculino ya no será mirado, incluso en la gramática, aconsejarles, consolarles, hacerles la vida agradable y dulce:
como el género más noble puesto que todos los géneros, todos éstos son los deberes de las mujeres de todos los tiempos y lo
los sexos y todos los seres deben ser y son igualmente no- que ha de enseñárseles desde la infancia" (...) "La primera ap-
bles..." (PULEO, ob. cit., p. 125). Pese a esfuerzos como los titud y la más importante de una mujer es una buena
del girondino Condorcet (Ensayo sobre la admisión de las mu- naturaleza o suavidad de carácter: formada para obedecer a un
jeres al derecho de ciudadanía, 1790) las mujeres no sólo no ser tan imperfecto como el hombre, a menudo lleno de vicios
lograron ver reconocidos legalmente sus derechos, sino que y siempre lleno de faltas, debe aprender con tiempo incluso a
poco a poco fueron viéndose alejadas de la escena política, sufrir la injusticia y a soportar los insultos del marido sin que-
hasta el punto de que jacobinos radicales como Chaumette jarse" (ROUSSEAU, ibid.).
comenzaban a preguntarse: "¿Desde cuándo le está permitido 12
"El hombre y la mujer se hicieron el uno para el otro, pero su
a las mujeres abjurar de su sexo y convertirse en hombres? dependencia mutua no es la misma. Los hombres dependen de
¿Desde cuándo es decente ver a mujeres abandonar los cuida- las mujeres sólo en virtud de sus deseos; las mujeres dependen
dos devotos de su familia, la cuna de sus hijos, para venir a la de los hombres tanto en virtud de sus deseos como de sus ne-
plaza pública, a la tribuna de las arengas (...) a realizar deberes cesidades. Nosotros podríamos subsistir mejor sin ellas que
que la naturaleza ha impuesto a los hombres solamente?" (cit. ellas sin nosotros" (ibid.).
en GUÉRIN, D. La lucha de clases en el apogeo de la Revolu-
13
ción Francesa, 1793-1795, Madrid, Alianza Editorial, 1974). En el la "Declaración de los derechos de la Mujer..." se define
El último acto de esta parte del drama coincide con la redac- explícitamente como uno de ellos el derecho a la propiedad, y
ción, en el año 91, de la "Declaración de los Derechos de la en el proyecto de decreto relativo a la igualdad de los sexos
Mujer y de la Ciudadana" en cuya conclusión pueden leerse del 89 aparece un artículo afirmando que: "Ya no se incluirá
estas aladas palabras: "Mujer, despierta; el rebato de la razón en las actas, contratos, obligaciones, etc., esa cláusula tan usa-
se hace oír en todo el universo; reconoce tus derechos... El da pero tan insultante para el bello sexo: «que la mujer está
hombre esclavo ha redoblado sus fuerzas y ha necesitado ape- autorizada por su marido a efectos de la presente», porque uno
lar a las tuyas para romper sus cadenas. Pero una vez en y otro deben gozar en el matrimonio del mismo poder y la
libertad, ha sido injusto con su compañera. ¡Oh, mujeres! misma autoridad". Ninguno de ellos llegaron a reconocerse.
¡Mujeres! ¿Cuándo dejaréis de estar ciegas?" (PULEO, ob. Precisamente el reconocimiento del derecho a la propiedad de
cit., p. 160). Su autora y principal defensora, Olympe de Gou- las viudas en la Inglaterra victoriana fue lo que precipitó el
ges —dramaturga y publicista muy activa (que luchó también surgimiento del sufragismo moderno, ya que una vez recono-
en contra de la esclavitud de los negros)— sería guillotinada cido aquel resultaba insostenible el seguir privando del voto a
en 1793 por sus críticas al gobierno de Robespierre. El mismo la mujer. De una forma que quizás a alguien le podría parecer
año de su muerte fueron prohibidos los clubes y sociedades paradójica, una de las mayores opositoras al sufragismo fue la
populares de mujeres. El Código Civil napoleónico de 1804 — propia reina Victoria —en cuya resistencia pudieron apoyarse
en el que se recogieron los principales avances sociales de la los sucesivos primeros ministros para legitimar su posición
revolución y que fue después tomado como modelo por los contraria a la concesión del derecho al voto a la mujer—. La
sucesivos proyectos liberales— negaba a las mujeres cuales- reina de Inglaterra era entonces también la mayor propietaria
quiera derechos civiles y les imponía el hogar como el ámbito del mundo, y no sólo tendría derecho al voto, sino derecho de
exclusivo de su actividad. veto.
54 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

tuales14. Sin embargo el caso es que incluso tales bienes con Lo que las reflexiones teóricas del feminismo y las lu-
lo que realmente siguieron identificándose fue con la pose- chas prácticas del igualitarismo y el sufragismo fueron
sión de un único bien (a menudo confundido, incluso, con poniendo cada vez más de manifiesto fue, en efecto, que a
la de cierta característica física empíricamente verificable): pesar de toda la cháchara vertida al respecto, esa supuesta
"la honra" o "la virtud" —esa "flor" que (como apuntaba ya posibilidad de atravesar el cristal y situarse al otro lado del
lúcidamente Wollstonecraft) ni siquiera dependía sólo de su mismo —esa posibilidad que todo el mundo parecía estar
propia voluntad el poder conservar, y que una vez perdida dispuesto a admitir en principio (aunque sólo para pasar, a
transformaba inmediatamente a ese ángel encerrado dentro continuación, a cuestionar su sentido) de que las mujeres
del espejo en algo no muy diferente de una mosca (símbolo pasen al espacio de los hombres y los hombres al de las mu-
tradicional de la lujuria) posada sobre su superficie15—. jeres— no era, realmente, tal. No era realmente posible dar
ese paso gracias al cual la mujer podría —supuestamente—
4."Tweedledum and Tweedledee"16.
convertirse en un hombre —siquiera "abjurando de su
sexo"17— o, más bien, ese paso no se podía, al menos, dar
14
sin que se produjese por el camino una especie de siniestra
Ese carácter puramente espiritual de los bienes que quedaban en perversión, una curiosa transformación —un giro inespera-
manos de las mujeres puede observarse también en el carácter do gracias al cual podía observarse con mucha mayor
mismo de las virtudes asociadas tradicionalmente a la femini-
claridad la naturaleza de los ejes sobre los cuales está plan-
dad y en su diferencia con las masculinas. Las primeras se
corresponderían con las "virtudes teologales": la fe en Dios teada esa supuesta complementariedad desvelándose la
Padre, la esperanza (aspiración humana al fin último, la vida radical asimetría de los mismos—. Este giro consistía en el
eterna y la felicidad) y la caridad (amor supremo hacia el Pa- hecho de que si una mujer quería traspasar esa línea que se-
dre y hacia todas sus criaturas). Estas virtudes son, según la paraba lo público de lo privado no podía hacerlo a menos
teología católica, dones que Dios "deposita" en el alma de sus que se convirtiese en una "mujer pública" —la cual, si bien
hijos. En ellas se fundamentan las demás virtudes humanas, es la única que tiene propiamente su lugar en el espacio pú-
que se agrupan en torno a cuatro "virtudes cardinales": la pru- blico (en la esquina de una calle, para ser exactos) no era,
dencia (fuente de discernimiento del bien y de los medios para precisamente, la contrapartida simétrica del "hombre públi-
llevarlo a cabo), la justicia (constante fidelidad a los deberes
co"—; y que, del mismo modo, si lo hacía un hombre —si
hacia Dios y el prójimo), la fortaleza (por medio de la cual el
cristiano permanece firme en sus principios, aunque se en- un hombre quedaba situado, realmente, en un sitio compa-
cuentre sometido a retos y dificultades en el mundo) y la rable al de una mujer— sólo podía ser para convertirse en
templanza (actitud que hace posible, a través de la moderación un "hombre privado" —algo que, en todo caso nos vería-
en los placeres, un uso sabio de los bienes materiales). mos obligados a identificar, si quisiéramos restablecer una
15 verdadera simetría, con un sirviente o con un esclavo dada
"Una mujer que ha perdido su honor —decía Wollstonecraft—
la estricta limitación de la esfera de sus actividades al cum-
se imagina que no puede caer más bajo y que es imposible re-
cuperar su posición anterior; nada de lo que haga puede
plimiento de los mandatos de otro que ello supondría, y a su
limpiar esa mancha. Así, perdido todo estímulo y no teniendo completa reclusión en el ámbito doméstico18—.
otro medio de sustento, la prostitución se vuelve su único re-
fugio y el carácter se deprava poco a poco por circunstancias
sobre las que la pobre infeliz tiene tan poco poder, a menos ro nuevo", y el verbo tweedle significa en inglés "perder el
que cuente con una proporción poco común de juicio y gran- tiempo jugueteando con los dedos". Según Ojeda los persona-
deza de espíritu. La necesidad nunca hace que la prostitución jes parodian claramente "el típico producto de las escuelas
se convierta en el medio de vida de los hombres, aunque son públicas británicas" masculinas, que aparece allí de forma
innumerables las mujeres que caen así en el vicio de forma sis- muy reconocible con "su manera de hablar, sus modismos, su
temática. No obstante, esto se debe en buena parte al estado de aceptación ilógica de ciertas maneras estereotipadas de ser y
indolencia en el que se educa a las mujeres, a las que siempre de actuar y hasta su insistencia en continuar vistiéndose de una
se enseña a buscar un hombre que las mantenga y a considerar manera que recuerde a sus colegios". Se trata de unos persona-
sus personas la recompensa adecuada por sus esfuerzos para jes con los que Carroll tuvo un fuerte encontronazo durante
mantenerlas. Los ademanes engañosos y toda la ciencia del sus años de estancia en la escuela de Rugby que marcó trági-
capricho tienen entonces un estímulo más poderoso que el camente su infancia. También aparece en este capítulo el
apetito o la vanidad. Esta observación proporciona fuerza a la famoso poema de "La morsa y el carpintero": "'I weep for you'
opinión prevaleciente de que con la castidad se pierde todo lo the Walrus said: / 'I deeply sympathize'. / With sobs and tears
que es respetable en las mujeres. Su carácter depende de la ob- he sorted out / Those of the largest size" ("—¡Lloro por voso-
servancia de una virtud, aunque la única pasión que alienta en tras!— gemía la morsa. (refiriéndose a las ostras que se
su corazón es el amor. Más aún no se hace depender el honor estaban comiendo) / —¡Cuánta pena me dais!— seguía lamen-
de una mujer ni siquiera de su voluntad.... miserable más allá tando / y entre lágrimas y sollozos escogía / las de tamaño más
de todos los nombres de la miseria es la condición de un ser apetecible").
que pueda ser degradado sin su consentimiento propio"
17
(WOLLSTONECRAFT, ob. cit., pp. 206 y ss.). Como parecían conceder incluso enemigos de la igualdad entre
16 los sexos como el jacobino Chaumette.
"Tararí y Tarará" es como traduce Ojeda el título de este capítu-
18
lo de la obra de Carroll y los nombres de los dos gemelos que Lo primero era, al menos, algo que estaba perfectamente claro
aparecen en él aludiendo a la vanidad de sus discusiones y sus incluso para un —así llamado— "socialista utópico" como Jo-
peleas. Los nombres ingleses proceden de una canción popu- seph Proudhon cuando afirmaba: "Por mi parte, puedo decir
lar: "Tararí y Tarará / decidieron batirse en duelo; / pues que, cuanto más pienso en ello, menos me explico el destino
Tararí dijo que Tarará / le había estropeado / su bonito sonaje- de la mujer fuera de la familia y el hogar. Cortesana o ama de
Aletheia a través de la especulación 55

El que algunas de las mujeres que viven en la casa del tir de ese ámbito se instaura un orden (real e imaginario)
espejo pasen realmente al otro lado o el que algunos hom- cuya necesidad es asumida como autoevidente e incluso
bres se introduzcan en ese otro espacio, no plantea, en como natural a pesar de que no puede encontrarse para él
efecto, ningún problema serio siempre que se conserve esa ningún fundamento —al menos cuando se lo busca, ya que
inversión según el eje no de una simetría izquierda/derecha, tal cosa ni siquiera se considera, a menudo, precisa—, o no
sino debajo/arriba, detrás/delante, es decir, siempre que se puede encontrarse ninguno que no remita a un campo tan
conserven a salvo las relaciones jerárquicas de dominación; profundamente hundido en las sombras —por no decir en
pero de una dominación que —tal y como mostraba el gran las supersticiones y en los mitos— como lo es el de los gus-
sociólogo Pierre Bourdieu en su libro titulado La domina- tos y las inclinaciones; gustos e inclinaciones acerca de los
ción masculina19— consiste, no sólo en una dominación cuales —según se afirma— "no hay nada escrito", constitu-
física o material, ni puede reducirse tampoco a una domina- yendo éstos, por el contrario, "lo más propio" y "lo más
ción puramente imaginaria o espiritual —aunque incluya íntimo" de las personas y aquello que no se puede entrar a
abundantes elementos de una y otra naturaleza— sino que cuestionar desde ninguna otra base teórica o práctica. No
produce sus mayores y sus más misteriosos efectos a partir resulta, por tanto, extraño, que una dominación como ésta
de otro plano que sin ser el de lo material consigue influir consiga seguir operando incluso allí donde la dominación
en éste y que sin ser el de lo conceptual llega a organizar el física ha dejado de tener que ejercerse explícitamente y has-
de la propia conceptualidad por completo de acuerdo con ta allí donde la subordinación en el plano de lo imaginario
sus propias y rígidas casillas. Este otro plano es el de la ha sido desvelada ante quienes la sufren, dado que incluso
"magia", el de una dominación "mística" o —por decirlo aquellas y aquellos siguen reconociéndose, a pesar de ello,
con Bourdieu— el de una dominación "simbólica"20. A par- incapaces de liberarse por completo de dicha dominación, y
comprueban asombrados cómo una y otra vez recaen en los
mismos prejuicios e incoherencias como por "arte de ma-
llaves (ama de llaves, digo, y no criada); yo no veo término
medio" (PROUDHON, P. J. Sistema de las contradicciones gia".
económicas o filosofía de la miseria, vol. 2, Júcar, Madrid 5."Wool and water"21.
1974, p. 175). En lo que respecta a lo segundo fue el propio
Condorcet quien señaló en el Esbozo... la analogía entre la si- El brillante análisis llevado a cabo por Bourdieu de esta es-
tuación de las mujeres y la de los esclavos —después de las tructura de dominación —planteado enteramente sobre ese
propias sufragistas americanas y francesas lo hubieran hecho plano de lo simbólico— parte, precisamente, de la constata-
también al alinearse con los movimientos abolicionistas—. Sin ción de lo que allí se denomina la "paradoja de la doxa": la
embargo, mientras que los derechos de los hombres de color perplejidad que despierta en el crítico la perfecta naturali-
fueron reconocidos en Francia 1792 y la esclavitud abolida en
1794 —siendo restaurada en 1804 por Napoleón— los dere-
dad y la facilidad con la que se siguen reproduciendo
chos de las mujeres no llegaron siquiera a ser legalmente determinadas relaciones sociales que son reconocidas como
reconocidos en ningún momento. injustificables incluso por aquellos mismos que contribuyen
19
a su perpetuación —en el lugar de los dominados, se en-
Sirviéndose de numerosos estudios feministas y muy especial- tiende— sin que, no obstante, sean estos capaces de decir
mente del enfoque adoptado en el clásico estudio de Betty qué es aquello que les obliga a perpetuarlas. El hecho de
Friedan La mística de la feminidad.
que no se disponga para ello de ninguna justificación que
20
No deja de ser significativo, en relación con este respecto mági- no sea enteramente mítica22 hace que se suela considerar
co-ritual de la dominación, el texto de otro de los artículos que que tal orden de cosas no está necesitado de ella, ya que lo
aparecen en el proyecto de decreto de igualdad de 1789: que lo legitima son las propias inclinaciones y deseos que
"cuando un militar haya, por cobardía, comprometido el honor los sujetos identifican como "los más propios suyos" y "los
francés, ya no se le degradará, como sucede a menudo, más naturales", unos sentimientos en virtud de los cuales se
haciéndole lucir ropa femenina sino que, como ambos sexos
sienten llamados a cumplir con una especie de extraños
son y deben ser igualmente honorables a los ojos de la huma-
nidad, se limitarán a partir de ahora, a castigarle declarándole
de género neutro" (PULEO, ob. cit.). A pesar de los posterio-
res avances todavía la escritora Virginia Woolf seguía —en
"mística" y esta "magia" —cuya efectividad es inexplicable
una cita que es recogida por Bourdieu de su obra Un cuarto
tanto desde el plano de lo real, como desde el de lo imagina-
propio— afirmando: "Inevitablemente, vemos la sociedad
rio— es la que el estructuralismo contemporáneo estudiará
como un lugar de conspiración que engulle al hermano que
bajo el nombre de "lo simbólico".
muchos de nosotros tendríamos razones para respetar en la vi-
da privada, para imponernos en su lugar un macho 21
"Agua y lana".
monstruoso, con una voz estruendosa, con mano dura, que, de
22
una manera pueril, anota en el suelo signos con tiza, líneas de "Nuestras instituciones absurdas —dice Rousseau— reducen la
separación mágicas entre las cuales aparecen, hieráticos, rígi- vida de una mujer modesta a un conflicto perpetuo consigo
dos, separados y artificiales los seres humanos. Estos lugares mismo: no deja de ser justo que este sexo participe de los su-
en los que, vestido de oro y púrpura, adornado con plumas frimientos habidos por los males que nos causó"
como un salvaje, ejecuta unos ritos mágicos y disfruta de los (ROUSSEAU, ibid.). No menos míticas son otras justificacio-
dudosos placeres del poder y del dominio, mientras que noso- nes del tipo "es que ellas/ellos son así", "es que a las mujeres
tras «sus» mujeres permanecemos encerradas en la vivienda no hay quien las comprenda", "es que ya se sabe cómo son los
familiar sin que se nos permita participar en ninguno de los hombres" o incluso "es que yo soy muy mujer" o "él es muy
numerosos hechos sociales que componen su sociedad". Esta hombre".
56 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

"deberes sexuales" que llegan a anteponer a sus propios in- Los objetos —y las relaciones entre ellos— que con-
tereses23. forman esa "segunda naturaleza" han de ser considerados
—de acuerdo con el punto de partida de un planteamiento
Esta situación —que parece, en efecto, el resultado de
estructural— como arbitrarios en dos sentidos: en el de que
un "embrujamiento"— es abordada, sin embargo, por
(1) siempre podrían haber sido otros, y en el sentido de que,
Bourdieu —de acuerdo con un planteamiento estructu-
no obstante, (2) no por ello el que sean estos y no otros deja
ral24— como la consecuencia de una "deshistorización" de
de tener por fundamento —tanto en lo que respecta a su
dichas estructuras de dominación que ha dado lugar a la
origen, como en lo que respecta a su mantenimiento— no
completa "naturalización" de las mismas, a la en una suerte
una supuesta naturalidad de los mismos (debida a la concu-
de "segunda naturaleza" de algo que es, propiamente, una
rrencia de unos hechos que en el plano práctico no pueden
"construcción social"25. Lo que más llamativo resulta del
considerarse sino contingencias) sino una serie de decisio-
estudio de Bourdieu es el modo en el que hace ver cómo es-
nes que dependen del libre arbitrio de unos sujetos sociales
ta otra naturaleza ha sido interpretada, a su vez —como
cuyas prácticas, si bien están mediadas a su vez por una se-
decíamos—, de acuerdo con una lógica que responde mu-
rie de "hábitos" (cognitivos y éticos) adquiridos merced a
cho más al modelo del pensamiento mágico-simbólico pre-
una severa instrucción social a lo largo de la cual han ido
ilustrado que a la del pensamiento científico o político mo-
asumiéndose esas estructuras como "lo natural", "lo nor-
derno, gracias a lo cual esos productos sociales —que, en
mal" —pasando así los sujetos a convertirse en "agentes",
cuanto tales, no pueden sino pensarse como algo entera-
más o menos inconscientes, de las mismas— no por ello
mente arbitrario— han pasado a ser considerados como
llegan nunca a determinar enteramente el comportamiento
necesarios al verse continuamente legitimados por unas
de éstos, sino únicamente a inscribir duraderamente en ellos
prácticas sociales que ellos mismos han generado, quedan-
—a veces, eso sí, de una manera trágicamente profunda26—
do así inscrito, todo el proceso, en el círculo de la lógica
una serie de "inclinaciones". Sin embargo estas inclinacio-
mítica de la self-fullfilling-prophecy (profecía que se auto-
nes no sólo se hacen presentes bajo la forma de prejuicios
satisface), en lugar de verse regulada esa "inversión de las
intelectuales, sino también bajo la de esquemas perceptivos
causas y los efectos" por los principios de una racionalidad
e incluso de sentimientos resultantes de la somatización de
crítica (tanto en el plano teórico como en el práctico).
los principios de ese orden simbólico que quedan grabados
en los propios cuerpos a resultas de ese laborioso y extenso
23
Piénsese, por ejemplo, en la incomprensión que suscita todavía "trabajo social" de modelado27. Ahora bien, precisamente
hoy el comportamiento de las mujeres maltratadas que, una y por eso, son esos mismos caracteres los que —como ocurría
otra vez y tras largas estancias en centros de acogida, regresan también con los gustos (examinados por Bourdieu en su
junto con sus maltratadores, y que no es muy diferente de la obra La distinción)— pasan a ser concebidos después como
actitud de muchas madres que siguen sacrificándose para "lo más natural" y de ahí como "lo más normal", atribuyén-
cumplir con sus "deberes de madre" a pesar de que sus hijos
dose así un papel rector a dichas diferencias en el plano del
no cumplen con los suyos.
24
De inspiración declaradamente marxista. 26
Como cualquier lector de Freud ha podido comprobar.
25
Bourdieu no hace con ello más que situarse en la línea más clá- 27
sica seguida por el análisis del problema de la discriminación Este "adiestramiento" social no sólo tiene, pues, el carácter de
de la mujer desde la Ilustración, poniéndolo en relación con una instrucción explícita o de la transmisión formal y teórica
las consecuencias de una educación diferenciada, pero entien- de una serie de reglas y de precomprensiones sino también —
de ésta como la que se lleva a cabo no sólo al nivel formal y y en mucha mayor medida incluso (sobre todo en las socieda-
explícito, sino también —siguiendo a Friedan— como resulta- des avanzadas)— la de la adquisición de una serie esquemas
do de una amplia y difusa tarea de socialización mediante la perceptivos o clasificatorios que marcan enteramente el ámbi-
cual se llega a interiorizar una hexeis específica —noción de la to imaginario y de unos comportamientos asociados a la
que también hace uso Bourdieu en este contexto— y en la que corporalidad y a la manera de desenvolverse materialmente
se incluyen esquemas perceptivos, valoraciones, sentimientos que en el caso de las diferencias sexuales están exageradamen-
e incluso reacciones físicas —como el sonrojarse o el tartamu- te marcados. Piénsese en la cantidad de situaciones cómicas
dear o temblar ante ciertas situaciones—, reacciones que se que en las representaciones cinematográficas suscita el hecho
imponen a los sujetos, sin poderlas éstos evitar, por encima de de que un hombre trate de imitar la manera de moverse de una
cualesquiera cambios en sus concepciones ideológicas, como mujer o viceversa (en este otro caso cuando un hombre gay
si se tratase de la naturaleza misma, y que ayudan así a dar a la trata de parecer viril) constatando entonces su incapacidad
estructura su peculiar carácter de autoevidencia, ya que tratar (socialmente adquirida) para hacerlo, incapacidad que él atri-
de salirse de ella parece ser como ir "contra natura", parece buye, no obstante, a una causa natural —por ejemplo en Con
ser algo contra lo que los propios organismos de los sujetos — faldas y a lo loco cuando el personaje interpretado por Jack
tal y como han sido previamente condicionados por la estruc- Lemmon afirma que para poder mover de ese modo sus tras-
tura— se rebelan, comprobando así los sujetos mismos en sus eros las mujeres han de disponer de algún tipo de
propios cuerpos el "temblor sagrado" que experimentan al in- "motorcito"—. Lo mismo puede decirse respecto de la adqui-
tentar salir de ella o cruzar esas "líneas místicas de sición de esquemas perceptivos sexuantes cuando los pre-
demarcación" de las que hablaba Woolf (Cf. AMORÓS, C. adolescentes han de ser dirigidos al reconocimiento de los es-
"El feminismo como exis emancipatoria" en Actas del Semi- tímulos sexuales merced a los codazos que sus compañeros les
nario Permanente Feminismo e Ilustración. Instituto de propinan ante la presencia de estos, mientras que las pre-
Investigaciones Feministas, Universidad Complutense de Ma- adolescentes son más bien enseñadas por sus compañeras a ba-
drid, Madrid, 1992, pp. 85 y ss.). jar o a desviar la vista si no quieren a sufrir un desplante.
Aletheia a través de la especulación 57

orden social cuya legitimidad se asienta —en perfecta sin- aquella cosmología31. Así pues todo ese orden, convertido
tonía con el pensamiento mítico y supersticioso— en esa en un auténtico "programa social de percepción", es asimi-
procedencia suya del ámbito de "lo más esencial" o "lo más lado por los sujetos que aprenden a orientarse en y por él32,
sagrado" concebido como "lo más íntimo", es decir, como y que lo hacen a base de experimentar a menudo las duras
aquello de lo que pese a ser "lo más propio" nunca se puede consecuencias que se siguen del no querer ocupar en él su
llegar a "hacer un libre uso"28. Esa introducción subrepticia lugar estructural o de no querer realizar las —así llama-
de la necesidad en el orden de la práxis es la que permite das— "tareas propias de su sexo". De esta manera, a través
que ese "carácter" se convierta en un "destino", y ese inde- de ese estudio etnográfico de la sociedad cabileña se ponen
clinable orden social en el argumento de una self-fullfilling- claramente de manifiesto —ante el explorador— las reglas
prophecy que es, precisamente, la forma —mágica— que de ese juego social mediante el cual se instituyen los prin-
encuentra el orden social de invertir la cadena causal en el cipios de ese orden simbólico así como las prácticas —
único lugar en el que esto puede hacerse: en la práxis29. encarnadas allí en diversas costumbres y ritualizaciones que
Ese carácter "mítico" de la naturalización resulta todavía se aparecen a los ojos del antropólogo en toda su artificiali-
más visible en el caso de sociedades androcéntricas tan bien dad— a través de las cuales se los inscribe en los propios
conservadas como la de la Cabilia —en Argelia— elegida hábitos de los sujetos obteniéndose como resultado un or-
por Bourdieu al comienzo de su obra como, por una parte, den manifiestamente androcéntrico. No deja de resultar
objetivación científica (etnológica) del tipo de estructura significativo, por tanto, el hecho de que sea posible identifi-
que se estudia y, por otra, como "imagen aumentada" del ti- car en nuestras sociedades una organización del campo
po de principios según los cuales se articula cualquier simbólico tan estrictamente análoga, lo cual nos autoriza,
sociedad androcéntrica —como lo son también las moder- sin duda, a presumir detrás suyo unas análogas prácticas ri-
nas sociedades euroamericanas—. En la Cabilia, en efecto, tualizadas enteramente naturalizadas e invisibilizadas en
pueden encontrarse aún claramente visibles los rasgos de nuestro caso hasta convertirse en "lo más propio" nuestro33.
una "cosmología sexualizada", cosmología a imagen y se-
mejanza de la cual se organiza toda la "topología sexual"30 31
así como la férrea "división sexual del trabajo", las cuales "El orden social funciona como una inmensa máquina simbólica
que tiende a ratificar la dominación masculina en la que se
topología y división son, a su vez, después, las que se pre-
apoya: es la división sexual del trabajo, división muy estricta
sentan como la mayor confirmación y legitimación de de las actividades asignadas a cada uno de los dos sexos, de su
espacio, su momento, sus instrumentos; es la estructura del es-
pacio, con la oposición entre el lugar de reunión o el mercado,
28
Esta imposibilidad de hacer "un libre uso de lo propio" —por reservados a los hombres, y la casa, reservada a las mujeres, o,
decirlo con Friedrich Hölderlin— cuando eso propio se conci- en el interior de ésta, entre la parte masculina, como el hogar,
be no ya como lo privado o lo público (como lo político) sino y la parte femenina, como el establo, el agua y los vegetales;
como "lo íntimo" es precisamente lo que se observa con mu- es la estructura del tiempo, jornada, año agrario, o ciclo de vi-
cha mayor claridad en el caso de las mujeres a quienes no les da, con los momentos de ruptura, masculinos y los grandes
queda más que eso como propio —algo de lo que no pueden ni períodos de gestación, femeninos. El mundo social construye
disponer libremente, ni "abjurar": "Sería inadecuado decir que el cuerpo como realidad sexuada y como depositario de prin-
el esclavo, la mujer o el hijo «tienen» (o tienen solamente) vi- cipios de visión y de división sexuantes", ibid., p. 22.
da privada, más bien «son» la vida o la propiedad privada de 32
"Toda nuestra ética, por no mencionar nuestra estética, reside en
otro: ellos no tienen más que una sola vida, ni privada ni pú- el sistema de adjetivos cardinales, alto/bajo, recto/torcido, rí-
blica sino todo lo contrario (o sea, íntima), ya que la gido/flexible, abierto/cerrado, etc., de los que una buena parte
privacidad —exactamente igual que la publicidad— es un pri- indica también unas posiciones o una disposiciones del cuer-
vilegio de los varones adultos libres, únicos que tienen para sí po, o de algunas de sus partes; por ejemplo, la «frente alta», la
la calle y la casa (pues los que sólo tienen lugar en la casa no «cabeza baja»" (ibid. p.42) No resulta muy difícil adjudicar
tienen casa, viven en la casa de otro, son la casa de otro)" los respectivos lotes entre uno y otro sexo y hacerse cargo de a
(PARDO, J. L. La intimidad. Valencia, Pre-Textos, pp. 253 y quienes se enseña a caminar con la frente alta y a quienes con
ss.). la mirada baja, etc.. Así, por más que se trate sólo de (por de-
29
La forma racional, críticamente fundada, de hacerlo sólo podría cirlo con Kant) "principios subjetivos" del Juicio (como lo es,
ser, por el contrario, mediante un contrato, a través del dere- en definitiva, el "sentimiento de la izquierda y la derecha" de
cho y de las intituciones. cara a establecer a partir suyo unos ejes cardinales de orienta-
ción, principio que, por causa de su subjetividad hace
30
"Arbitraria, vista aisladamente, la división de las cosas y de las necesario estar preguntando constantemente cosas tales como:
actividades (sexuales o no) de acuerdo con la oposición entre "¿su izquierda o la mía?" "¿la derecha según se mira?" etc.), se
lo masculino y lo femenino recibe su necesidad objetiva y sub- les ha llegado a atribuir socialmente una jerarquización y hasta
jetiva de su inserción en un sistema de oposiciones un valor moral que hace que se pueda hablar de ellos —como
homólogas, alto/bajo, arriba/abajo, delante/detrás, dere- lo hace Bourdieu— como de la "naturalización de una ética".
cha/izquierda, recto/curvo (oblicuo y pérfido), seco/húmedo, 33
"La actitud sumisa que se impone a las mujeres cabileñas es el
duro/blando, sazonado/soso, claro/oscuro, fuera (públi-
co)/dentro (privado), etc... La división entre los sexos parece límite de la que, en la actualidad, sigue imponiéndose a las
estar «en el orden de las cosas» como se dice a veces para re- mujeres en Estados Unidos o en Europa, y que, como han de-
ferirse a lo que es normal y natural, hasta el punto de ser mostrado muchos observadores, se basa en unos cuantos
inevitable" (BOURDIEU, P. La dominación masculina, Bar- imperativos: sonreír, bajar la mirada, aceptar las interrupcio-
celona, Anagrama, 2000, p. 20 y ss.). nes, etc."... "todo lo que permanece en un estado implícito en
el aprendizaje normal de la feminidad alcanza su explicitación
58 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

El grado hasta el cual esa misma topología sigue funcio- las mujeres36. Bourdieu no atribuye a los "objetos" inter-
nando en nuestras sociedades desarrolladas y esa necesidad cambiados en ese mercado de capitales simbólicos —a esos
subjetiva se transforma en objetiva y vuelve a ser realimen- depósitos en los cuales está contenido el honor protegido
tada después por esa objetivación práctica es algo que, una sólo por una frágil cáscara, como en un huevo, que todo el
vez puesto al descubierto por un análisis como el de Bour- tiempo hay que estar evitando que se rompa— un estatuto
dieu, no puede dejar de producir "una forma de más o menos neutro análogo al de los signos lingüísticos —
desconcierto que puede ir acompañada de una impresión de como Lévi-Strauss— sino el de instrumentos políticos
revelación", impresión que —en palabras del gran sociólo- ("instrumentos simbólicos de la política masculina"), el de
go francés— "no es la que procura la adquisición de un fichas en una especie de juego de ajedrez en el que no sólo
mero saber, sino la que asegura la reapropiación de un co- pueden establecerse unas relaciones en términos de igual-
nocimiento a un tiempo poseído y perdido desde siempre, dad (como en la comunicación —y como en los
que Freud, después de Platón, llamaba «anamnesis»"34. matrimonios en relaciones de honorabilidad equivalente—),
sino también en términos de desigualdad (y por tanto de
dominación), y en los que forma parte del juego la posibili-
dad de aumentar el capital pero también de perderlo.
En efecto, no suele ser necesario imponer —ni es si-
quiera verdaderamente posible (salvo para Humpty
Dumpty)— un sistema de dominación para lograr que las
palabras sigan significando lo que significan o los produc-
tos sigan valiendo —en un sistema de mercado libre ideal—
lo que valen, pero sí para que las mujeres sigan, de acuerdo
con los patrones de una sociedad androcéntrica, procurando
honor. Así, para ello no sólo es necesario mantener obsesi-
va y paranoicamente a salvo —como dice Bourdieu— su
"honra" —esa carga simbólica sin la que la mujer misma ya
no vale nada37— sino también exhibir constantemente el
signo de esa honorabilidad contenida en la mujer, el resul-
tado de ese trabajo simbólico socialmente invertido en ella
6."Humpty Dumpty"35. y visible bajo la forma de una sumisión que ha de ser cons-
tantemente escenificada por ella —sonriendo, bajando los
Sin embargo, uno de los aspectos más interesantes de esta ojos, aceptando las interrupciones, adoptando las posiciones
estructura de dominación, de entre todos los que son saca- corporales convenientes, etc.38—.
dos a la luz por Bourdieu en su análisis, es el del papel
jugado en un sistema como éste por el "honor", elemento
que hace posible el que todo el sistema pueda interpretarse
desde la perspectiva de una "economía de los bienes simbó- 36
"El principio de la inferioridad y de la exclusión de la mujer,
licos". En esta economía se trata de producir, en efecto, que el sistema mítico-ritual ratifica y amplifica hasta el punto
algo con tan poco "valor de uso" como el propio "plusva- de convertirlo en principio de división de todo el universo, no
lor" en el sistema capitalista —según el análisis de Marx—; es más que la asimetría fundamental, la del sujeto y del objeto,
algo que sólo tiene "valor de cambio" como ocurre con el del agente y del instrumento, que se establece entre el hombre
honor, el cual se hace circular intercambiando directamente y la mujer en el terreno de los intercambios simbólicos, de las
a los objetos depositarios (o a los depósitos) del mismo: a relaciones de producción y de reproducción del capital simbó-
lico, cuyo dispositivo central es el mercado matrimonial, y que
constituyen el fundamento de todo el orden social", ob. cit. p.
en las «escuelas de azafatas» y sus cursos de comportamiento 59.
o de saber estar, en los que... se aprende a caminar, a estar de 37
Tal y como decía Wollstonecraft.
pie (las manos detrás de la espalda, los pies paralelos), a son-
38
reír, a subir o bajar una escalera (sin mirarse los pies) a La exhibición de esta sumisión tiene una funcionalidad política
comportarse en una mesa" (ibid. 43 y ss.). notable: "Todo varón adulto libre es un hombre público (un
34 igual entre los iguales) porque tiene vida privada (su «casa» y
Ibid. p. 74. su «hogar»), y sólo quienes tienen vida privada tienen poder
35
"Zanco Panco" (humpty giboso, dumpty zanco) es como traduce público; ahora bien, el acceso al espacio público de la opinión
Ojeda el nombre del famoso personaje de "monumental fatui- (su prestigio, su fama, su reputación) les exige que se dominen
dad e inconsciente de su fragilidad" popularizado por Carroll, a sí mismos, es decir, que controlen su vida privada, que sean
y que podía hacer que las palabras significasen lo que él que- buenos jefes de sus casas y hogares: en cierto modo, la vida
ría. Según la canción popular: "Tronaba Zanco Panco / desde privada del varón (la esposa, los esclavos y los hijos) es su «sí
su alto muro; / más cayóse un día, / ¡y sufrió un gran apuro! / mismo» sobre el que tiene que imperar para ser admitido co-
Todos los caballos del Rey, / todos los hombres del Rey, / ¡ya mo par entre quienes ejercen el domino público. No es
nunca más pudieron / a Zanco Panco sobre su alto muro / tro- desconocido que la relación entre el jefe de Casa y sus subor-
nando ponerle otra vez!". Humpty Dupty era, en efecto, un dinados es (literalmente) despótica: es un dominio sobre
huevo. desiguales (inferiores), no una rivalidad entre iguales; y el de-
recho de dominación despótica procede de la naturaleza —
Aletheia a través de la especulación 59

7."The lion and the unicorn"39. clanes—, ha llegado a convertirse en las sociedades moder-
nas —y/o posmodernas—, en algo muy parecido a aquello
Así, como pasa en una economía capitalista, con indepen-
en lo que ha degenerado también el capitalismo comercial.
dencia de cualesquiera otros beneficios y/o males que
Así, del mismo modo en que el capitalismo a partir de un
produzca la estructura, ésta no está —considerada como tal
determinado momento pudo pasar44 —llevado por su propia
estructura— orientada hacia la producción de los unos ni de
dinámica de conservación y expansión— de propugnar el
los otros, sino sólo de un cierto producto que podríamos
ahorro como la mayor virtud pública y privada a propugnar
considerar, propiamente, simbólico —sin ningún valor de
el consumo —en los mismos términos—, en la economía de
uso y que sólo tiene valor de cambio—, a saber: el plusva-
los bienes simbólicos —tal y como ésta ha venido desarro-
lor40. En la de los bienes simbólicos ese producto es el
llándose en los países ricos—, la acumulación ha dejado de
honor —o el "más valer" que diría Rafael Sánchez Ferlo-
estar reñida con el consumo, liberalizándose el mercado de
sio—. Ahora bien, de la misma manera en que el capital
las mujeres capaces de reportar capital simbólico. La mujer
puede pasar de ser una especie de propiedad virtual gracias
ideal (la princesa, la doncella virtuosa, el caballo blanco)
a la cual se introduce una cierta dinámica en el sistema co-
gravada por todos por todas las obligaciones contractuales,
mo en el capitalismo comercial premoderno41, a ser una
sindicales y fiscales —como los bienes inmuebles o las em-
propiedad enteramente especulativa42, en la economía de
presas demasiado cargadas de plantilla que no son lo
los bienes simbólicos, esa producción y acumulación de
suficientemente fluidificables en un sistema capitalista
honor a través del intercambio de las mujeres —con inde-
avanzado— ha ido perdiendo enteros frente a otros cuya
pendencia de las dinámicas que permitiese introducir en las
posesión implica un acceso mucho menos rígido en el plano
sociedades etnológicas o premodernas43 y de la cohesión
real y cuyo valor simbólico puede potenciarse con adecua-
que dichas dinámicas fuesen capaces de transmitir al en-
das campañas de marketing (la sacerdotisa, "mujer liberal",
tramado social gracias a la sacrosanta organización de ésta
la fiera sexual).
sobre la base de la unidad familiar y de las alianzas entre
Hasta qué punto este cambio de las tornas no implica,
de ninguna manera, un cambio en la relación real de domi-
Aristóteles Política (1259b)— y es, por tanto, absoluto" nación puede verse comparando el breve y limitado auge de
(PARDO, J. L. "Políticas de la intimidad" en Logos, nº 1, 2º la liberación sexual de la mujer —caracterizado por la
época (1998-99), p. 172). adopción por parte de ésta de un papel activo en esta mate-
39
ria—, con el continuo, sostenido y —actualmente—
"El león y el unicornio". espectacular incremento no ya de las prácticas relacionadas
40
El plusvalor, en efecto, no es, propiamente, algo material ni con los espectáculos pornográficos y la prostitución, sino de
tampoco se limita a ser un mero concepto analítico, sino que la aceptación social de las mismas así como del orgullo que
funciona, en el sistema capitalista, como un elemento diferen- el podérselas permitir aporta —como en caso de cuales-
cial hacia cuya conservación y maximización tiende toda la quiera otras formas de consumo— a sus consumidores —
estructura, sin que se lo pueda identificar, propiamente, con que son, en este caso, de forma prácticamente exclusiva va-
ninguno de los elementos materiales de la misma, sino como rones45—. Lo que se mantiene así enteramente intacto, en
aquello que rige la articulación de todos ellos y hace estructu-
ralmente posibles o imposibles ciertas cosas —como la
necesidad de producir sentido en la lengua castellana hace es-
tructuralmente imposible el decir «niño hermosa»—.
44
41 Que Sánchez Ferlosio fecha, concretamente, en la obra citada.
Un modo de tratar a la propiedad que permite poner en circula-
45
ción dentro de un sistema económico unos ciertos recursos — Podría leerse, incluso, esta transformación o esa revalorización
mediante el préstamo o el empréstito— mientras su dueño no de este tipo de sexualidad en relación con las tesis de Bataille
los necesita pero garantizando al mismo tiempo —en las con- relativas a la perversión según las cuales "el único porvenir del
diciones que sea— la disponibilidad de los mismos gracias a erotismo es la abyección". "Se trata de lo siguiente: al perder
los depositados —en las mismas condiciones— por otros pro- el sentido del pecado —y en consecuencia de lo sagrado— el
pietarios. sexo se deshumaniza y, por así decirlo, se animaliza. Es decir,
42 se convierte en pura violencia. Esta abyección —recordaba
Lo cual, si bien pudo comenzar apareciendo como una distor- Bataille— se produce en los estratos más bajos de la pobla-
sión inevitable aunque minimizable del sistema capitalista, no ción, aquellos que el propio Bataille designaba como la baja
cabe duda de que ha acabado por hacerlo como uno de sus prostitución o el lumpenproletariado. Esos que, por no tener
elementos más atractivos (Cf. SÁNCHEZ FERLOSIO, R. Non nada que perder, están literalmente dispuestos a todo (...) sólo
olet, Barcelona, Destino, 2003). haciéndonos la ilusión de que estamos entrando en ese peli-
43
Y ya se trate de aquellas que describe —desde un punto de vista groso contacto con lo prohibido —seguiría diciendo Bataille—
acríticamente androcéntrico— Lévi-Strauss en su análisis de , podemos disfrutar auténticamente del sexo y de la vida"
Las estructuras elementales del parentesco, o bien de aquellas (PARDO, J.L. "El alma de las máquinas" en Sibila, nº 7, octu-
que permiten a Lo Russo analizar —desde un punto de vista bre 2001, p. 31). Quien lleva a cabo esta transgresión —dice
opuesto, si bien obteniendo unos resultados enteramente com- Bataille— "se considera del lado de los espíritus fuertes, pero
parables en lo que respecta a su capacidad explicativa de las antes que perder el sentido de la Prohibición primordial, sin la
mismas— relaciones de parentesco análogas a las examinadas cual no hay erotismo, recurre a la violencia de los que niegan
por Lévi-Strauss (LO RUSSO, G. Hombres y Padres. La os- toda Prohibición y toda vergüenza, y no pueden mantener esa
cura cuestión masculina, Madrid, Horas y Horas, 1998). negación más que en la violencia" (BATAILLE, El erotismo,
Barcelona, Tusquets, 1979). La inversión no cambiaría, por
60 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

cualquier caso, es el modo en el que se adquiere y exhibe nes49—. La prostitución es, sin embargo, un tipo de práctica
ese capital simbólico: a través del intercambio de mujeres en el cual no solamente se introduce a la mujer prostituida
entre varones —proxenetas o pornógrafos y prostituidores o violentamente —en la absolutamente abrumadora mayoría
"clientes"46— y merced a la exhibición de la sumisión —de de los casos— sino en donde también suele ser necesario
la mujer prostituída en este caso—. utilizar la violencia para mantenerla dentro —sobre todo
cuando menor ha sido el proceso de habituación y "adies-
8."Its my own invention"47.
tramiento"—, y de una práctica en la cual el tipo de
Del mismo modo en que la violencia a través de la cual pu- actividades más demandadas son, precisamente, aquellas
do, históricamente, imponerse el sistema capitalista — que implican, no sólo unos rasgos más violentos, sino una
violencia estructural hacía años olvidada como consecuen- manera de entender la relación sexual más claramente regi-
cia de la naturalización de las relaciones de explotación— da por la lógica de la escenificación de la dominación
volvió a salir a la luz tan pronto como los trabajadores em- masculina y la sumisión femenina.
pezaron a intentar invertir esa situación en la que estaban y
9."Queen Alice"50
pasar al otro lado de ese espejo de la sociedad de clases y
de organizarse para ello, tan pronto como las relaciones de "Una sociología política del acto sexual revelaría que, como
dominación patriarcal fueron poniéndose de manifiesto — siempre ocurre en una relación de dominación, las prácticas
Ilustración, Sufragismo, Liberación Sexual— lo hizo la vio- y las representaciones de los dos sexos no son en absoluto
lencia estructural que las estaba sosteniendo con la forma,
ahora sí, de una violencia explícita como aquella que sufri-
rían y que aún siguen sufriendo las mujeres en todos
aquellos lugares en los que tratan de presentarse como suje-
49
tos —en lugar de como sujetas—, cuando intentan hacer Así, según afirma Kathleen Barry en su libro Teoría del Femi-
valer realmente sus derechos en igualdad de condiciones, nismo Radical (escrito a comienzos de los años setenta): "Hoy
pudiéndose ver así lo que cuesta mantener ese «orden de las día, en Estados Unidos, el patriarcado de la familia no puede
cosas» supuestamente tan natural48. seguir sosteniendo el control sobre las mujeres. La dominación
privatizada, cuando el patriarcado crece en torno al matrimo-
Uno de los lugares privilegiados en los que, hoy en nio y la familia, ha perdido su fuerza porque un gran número
día, sigue saliendo a la luz esta violencia contra las mujeres de mujeres ha accedido a la esfera pública y ha podido ejercer
en las sociedades occidentales —junto con los más desca- su independencia económica. Las leyes matrimoniales han
rados intentos de naturalización de la misma— es, junto cambiado hasta el punto de que en la mayoría de los estados
con el de los malos tratos, el de la práctica de la sexualidad, las mujeres casadas, en un sentido técnico, ya no son propie-
dad legal de sus maridos. Pero esto no disminuye la incidencia
y muy especialmente el del ejercicio de la prostitución, cu- de los abusos sobre las esposas. Sin embargo, ha aumentado la
yo auge (no ya en términos cuantitativos y cualitativos, sino condición de pobreza de las mujeres conforme éstas han ido
en términos de aceptación social) tiene, en las sociedades perdiendo más en las sentencias de divorcio. Y aun así, la fa-
occidentales, un comienzo que coincide en el tiempo con el milia ya no es la fuente del control total sobre las mujeres. El
de los primeros movimientos de liberación sexual de la mu- poder patriarcal no pierde su fuerza bajo cambios de condicio-
jer e incluso llega a identificarse como parte del mismo — nes estructurales y económicas. Más bien, recompone la
cosa que, aun hoy en día, sigue haciéndose en ocasio- opresión y dirige la explotación con más precisión. La privati-
zación de las mujeres no puede asegurarse por más tiempo
mediante la dominación patriarcal que ejerce el matrimonio.
La familia se ha visto demasiado expuesta al ámbito público
tanto, sustancialmente lo que está allí en juego desde el punto como para ser el lugar del control total sobre las mujeres que
de vista simbólico. caracteriza las relaciones patriarcales de poder. El cuerpo se
46
El número de prostitutas "autónomas" es insignificante en rela- ha convertido en el terreno de la dominación, pero no lo ha
ción con el volumen total del mercado mundial y nacional. hecho reemplazando al matrimonio o la familia como lugares
de opresión patriarcal sino operando como un terreno que cu-
47
"Es de mi propia invención". bre todas las otras condiciones. El cuerpo del que hablo es el
48 de la mujer sexualizada. Pues, incluso cuando obtengamos de-
Comentando un ejemplo que aparece en El Capital de Karl rechos para el aborto libre, y ahora, con el control
Marx (Kap: /957) relativo al fracaso de un audaz empresario reproductivo que han obtenido las mujeres y con la libertad
llamado Mr. Peel en las colonias hasta las que trasladó maqui- sexual de los hombres que han hecho posible las lesbianas, la
naria, materias primas y obreros con el fin de fundar una mujer sexualizada, el modelo pornográfico, la reducción de
empresa para ver, después, como todos sus empleados se mar- todas las mujeres a la «puta», es el último estado de la domi-
chaban a ocupar las tierras vírgenes en lugar de quedarse a nación patriarcal" (BARRY, ob. cit, p. 302.)
trabajar en ella escribía Carlos Fernández Liria: "Todas las le-
50
yes que en Inglaterra parecían cumplirse con la elegancia y la "Alicia reina" es el título del noveno capítulo de la obra de Ca-
belleza de la naturaleza, dejaban de cumplirse, como por en- rroll en el que después de que el peón Alicia haya alcanzado la
canto, en las colonias, al desmoronarse la «ley natural de la octava hilera y se haya convertido en reina, toma posesión de
oferta y la demanda de trabajo» que algunos sentían la tenta- su palacio: "Al mundo del espejo Alicia le decía: / ¡En la ma-
ción de «encarrilar debidamente por medio de la policía»" no llevo el cetro y / sobre la cabeza la corona! / ¡Vengan a mí
(FERNÁNDEZ LIRIA, C. "El estructuralismo. El sentido de las criaturas del espejo, / sean ellas las que fueren! / ¡Vengan y
una polémica", en NAVARRO CORDÓN Perspectivas del coman todas conmigo, / con la Reina roja y la Reina blan-
pensamiento contemporáneo, Madrid, Síntesis, 2004). ca!"—.
Aletheia a través de la especulación 61

simétricas51. No sólo por que las chicas y los chicos tienen, tar» la sexualidad59 concebida como un acto agresivo y so-
incluso en las sociedades euroamericanas actuales, unos bre todo físico60, de conquista61, orientado hacia la
puntos de vista muy diferentes sobre la relación amorosa52, penetración62 y el orgasmo63. Y aunque, respecto a ese pun-
casi siempre pensada por los hombres en la lógica de la to y respecto a todos los demás las variantes sean
conquista (especialmente en las conversaciones entre ami- evidentemente muy considerables según la posición so-
gos, que conceden un gran espacio a la jactancia a propósito cial64, la edad65 —y las experiencias anteriores66—, cabe
de las conquistas femeninas53), sino porque el mismo acto inferir de una serie de conversaciones que unas prácticas
sexual es concebido por el hombre como una forma de do- aparentemente simétricas (como la fellatio y el cunnilingus)
minación54, de apropiación55, de «posesión»56. De ahí la tienden a revestir unas significaciones muy diferentes para
distancia entre las expectativas probables de los hombres y los hombres (propensos a verlos como unos actos de domi-
de las mujeres en materia de sexualidad, y los malentendi- nación, por la sumisión o el placer conseguido) y para las
dos, relacionados con una malas interpretaciones de las mujeres67. El placer masculino es, por una parte, disfrute
«señales», a veces deliberadamente ambiguas, o engañosas, del placer femenino, del poder de hacer disfrutar68. Es in-
que de ahí resultan57. A diferencia de las mujeres, que están dudable que Catherine MacKinnon acierta al ver en la
socialmente preparadas para vivir la sexualidad como una «simulación del orgasmo» (faking orgasm)69, una demos-
experiencia íntima cargada de afectividad que no incluye tración ejemplar del poder masculino de conformar la
necesariamente la penetración sino que puede englobar un interacción entre los sexos de acuerdo con la visión de los
amplio abanico de actividades (hablar, tocar, acariciar, hombres, que esperan del orgasmo femenino una prueba de
abrazar, etc.)58 los chicos son propensos a «compartimen- su virilidad y el placer asegurado por esta forma suprema
de la sumisión70. De igual manera, el acoso sexual no siem-
pre tiene por objetivo la posesión sexual que parece
51
Para ilustrar esta falta de simetría —y el resto de los aspectos de
la interpretación socialmente dominante de la sexualidad que
destaca Bourdieu en esta cita de su libro antes comentado— 59
"3, amigas. Menú degustación, entrante francés, segundo cuba-
podrían usarse algunos ejemplos tomados de las secciones de no, postre griego. Te chuparás los dedos" (El Mundo, 26 de
"relaciones personales" y "relax" de los periódicos de tirada Abril de 2005, p. 30).
nacional. El Mundo del 26 de abril de 2005: "Marta. 25 años,
60
morena, hazme de todo... además puedes repetir.", "Dos chicas "Carlos. Musculado, guapísimo, supercuerpazo, dotadísimo" (El
para ti. Todo lo que quieras", "Andrea. 20 años... hazme lo que País, 30 de abril de 2005, p. 11).
quieras a solas o ante mis amigas...", "Carla 20... Todo lo que 61
quieras... 30€" "Eva 18. Guapa y complaciente... 30€", "Pauli- "Laura 18... Mis encuentros sexuales son como batallas: no aca-
na. 18 Años, hago de todo... 30€", "Roxana y sus amigas... Te ban hasta que uno de los dos se desvanece..." (El Mundo, 26
recibiremos en lencería y haremos lo que nos pidas 60€", "Va- de Abril de 2005, p. 30).
leria (21)... Me entrego totalmente, me gusta todo... 60€", 62
"Natalia 22 años... Me gusta sentirme penetrada..." (El País, 30
"Irene. 20 años... Dulce y cariñosa. Sumisa, me gusta hacer de abril de 2005, p. 10), "Natalia. 19 años. Me gusta el sexo y
todo lo que quieras... 75€", "Silvia 20 Años... me entrego to- las penetraciones múltiples..." (El Mundo, 26 de Abril de
talmente desde el primer momento... 150€", Sandra. 20 Años. 2005, p. 28).
Modelo de pasarela. Me entrego totalmente en una relación ín-
63
tima y profunda 200€", etc.. Como se puede ver no sólo no "Alma... te propongo que experimentes conmigo el orgasmo
hay atisbo alguno de simetría, sino que la valoración (en eu- más intenso que jamás hayas tenido..." (El País, 30 de abril de
ros) aumenta en proporción directa con el valor simbólico (en 2005, p. 9).
"entrega" y "sumisión"). 64
"Doctora. 37 años. Masajes excitantes." (El Mundo, 26 de Abril
52
"Theresa 22 años. Nueva. Dulce. Perfección femenina" (El Pa- de 2005, p. 27), "Telefonistas golfas" (El País, 30 de abril de
ís, 30 de abril de 2005, p. 10), "Sergio. Masculino, atractivo, 2005, p. 11).
seductor" (ibid). 65
"Absolute. Lolita." (El País, 30 de abril de 2005, p. 9), "Abuela.
53
"Carol. Estrella del porno... ¿Quieres grabarme mientras hace- Española" (ibid).
mos el amor?..." (El Mundo, 26 de Abril de 2005, p. 28). 66
"Carla 20. Novata pero ninfómana..." (El Mundo, 26 de Abril de
54
"Sumisa. Obediente sin límites. Gabinete completísimo." (El 2005, p. 28), "Nuria, cubana, todo experiencia..." (ibid.).
Mundo, 26 de abril de 2005, p. 28). 67
"Jazzmin 18... me encanta el 69 y lo que me propongas" (El
55
"Nani 21 años... Me entrego en mi casa a caballero muy exigen- Mundo, 26 de Abril de 2005, p. 30 —el subrayado es nues-
te" (El País, 30 de abril de 2005, p. 10). tro—).
56 68
"Mar. Cuando me veas no podrás evitar la tentación de poseer- "Carla 20... si me tocas ya me humedezco" (El Mundo, 26 de
me..." (El Mundo, 26 de abril de 2005, p. 28). Abril de 2005, p. 28).
57 69
"Eva 18... conmigo tienes garantizado correrte en mi boca..., "Paula... cuando un hombre me introduce puedo repetir los or-
etc." (El Mundo, 26 de abril de 2005, p. 28 —el subrayado es gasmos numerosas veces, también por el culito" (El País, 30
nuestro—). de abril de 2005, p. 10).
58 70
"Susana. 22 años... me gustan las largas caricias y los besos pro- "Eva y Verónica, cuerpazos, guapas y marchosas, nos encanta
fundos, en privado o en compañía de mi amiga..." (El País, 30 que se nos maneje en la cama, gratificamos con orgasmos apa-
de abril de 2005, p. 10). sionados..." (El País, 30 de abril de 2005, p. 9).
62 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

perseguir exclusivamente71. La realidad es que tiende a la también como "una imagen aumentada" (por decirlo con
posesión sin más, mera afirmación de la dominación en su Bourdieu) de aquello que comercializa la "industria
estado puro72. sexual": la escenificación de la sumisión de la mujer a tra-
vés de esas formas rituales perfectamente resumidas en la
Si la relación sexual aparece como una relación social
frase de Barry. El carácter esencialmente violento implícito
de dominación es porque se constituye a través del princi-
en ese sometimiento —que Hofman califica de "violación
pio de división fundamental entre lo masculino, activo, y lo
remunerada"— y que funciona como la condición de posi-
femenino, pasivo, y ese principio crea, organiza, expresa y
bilidad del mismo se vería con claridad si se reparase en
dirige el deseo, deseo masculino como deseo de posesión,
qué es lo que haría falta para que se pudiese establecer
como dominación eróticas, y el deseo femenino como deseo
realmente en este ámbito la simetría entre hombres y muje-
de la dominación masculina, como subordinación erotizada,
res —simetría, ciertamente, no imposible— que reivindican
o incluso, en su límite, reconocimiento erotizado de la do-
ciertos movimientos de defensa del sexo comercial en nues-
minación"73.
tras sociedades avanzadas: "el único problema, como ha
señalado maliciosamente Sheila Jeffreys, es cómo encontrar
a los millones de hombres y jovencitos que estarían dis-
puestos a meterse en la cama y dejar que las mujeres les
penetraran con múltiples objetos de todo tipo, o a dejarse
fotografiar en posiciones ridículas o degradantes". Lo mis-
mo puede decirse respecto aquellos fenómenos que rodean
exteriormente a estas prácticas y que presentan rasgos no
menos violentos, unos rasgos violentos que difícilmente
pueden considerarse como puramente circunstanciales y
atribuibles sólo a la marginalidad de éstas77.

dad, el «trabajo» prostitucional —afirma Hofman en su artícu-


lo— consiste fundamentalmente en someterse a los actos
efectuados por los clientes o los pornógrafos sobre los cuerpos
10."Shaking"74. de las mujeres (o de los niños)". No otra cosa parece ser, en
Esto es lo que realmente —digamos: así "según se mi- efecto lo que se ofrece en anuncios del tipo "todo lo que quie-
ras" o "hazme de todo", o con mucha más claridad aún en esos
ra"— comercializa hoy en día la prostitución75. Y el caso es
otros que recoge Hofman en su artículo: "Patpong (calle ani-
que esto, con independencia de las construcciones imagina- mada de Bangkok, en Tailandia, donde se encuentran los sex-
rias con que se lo pueda revestir, tiene que ver, al menos clubs para turistas) ofrece «establecimientos de mamadas» y
inmediatamente y ateniéndonos al más prosaico realismo, programas de diversión que buscan clientes para «minino hace
con algo que —por decirlo con las serenas palabras de Ba- ping-pong, minino levanta banana, minino fuma puro, show
rry— "se introduce en los cuerpos de las mujeres, por la gran consolador, pescado introducido en ella, huevo introduci-
vagina, por el recto, por la boca y en el útero"; es decir, con do en su coño, larga berenjena introducida en su coño» (Odzer
algo que, en cualquier otro contexto y llevado a cabo sobre 1994), o incluso espectáculos de cuchillos y hojas de afeitar en
cuerpos de varones nadie dudaría en calificar de "tortura" o las vaginas de las mujeres". En efecto no da la impresión de
que en esos casos se esté realizando ningún "trabajo profesio-
de "violación" —como muy bien hace notar Cecilia Hof-
nal" o prestando ningún "servicio sexual".
man en su artículo "¿Es la prostitución un Derecho
77
Humano?"76—. En efecto, todo esto podría considerarse En su libro Esclavitud sexual de la mujer Barry insiste también
en considerar esos aspectos externamente violentos como algo
directamente relacionado con los aspectos intrínsecamente
71 violentos y cosificantes de dichas prácticas: "La creencia muy
"Secretaria de dirección en paro. Puro morbo" (El Mundo, 26 de
extendida de que, debido a su trabajo, las prostitutas no pue-
abril de 2005, p. 28).
den ser violadas las convierte en víctimas propicias de
72 hombres que suponen que con ellas pueden llevar impunemen-
"Defecar y más" (El País, 30 de abril de 2005, p. 9).
te a la práctica su misoginia. Los golpes, la violación e incluso
73
BOURDIEU, ob. cit, p. 34 y ss. el asesinato se consideran riesgos inevitables del oficio. Las
74 actitudes sociales que rodean cómplicemente a las prostitutas
"Sacudiendo". callejeras hacen de ellas, y de cualquier mujer que sea identifi-
75
Como se ve, no es necesario buscar mucho los ejemplos — cada como prostituta, mujeres desechables"... "Una foto de un
todos los anuncios proceden únicamente de dos ejemplares de homicidio relacionado con la prostitución que pude ver en el
periódicos de tirada nacional aparecidos en una misma sema- archivo de investigaciones de la policía ilustraba gráficamente
na—. este tema. Al revisar una serie de fotografías que mostraban la
frecuencia de la tortura en los asesinatos de prostitutas, me
76
Recuérdense, por ejemplo, las fotografías de torturas y vejacio- llamó la atención una. Mostraba un enorme cubo de basura en
nes que salieron a la luz tras la guerra de Irak y en las que el sótano de un viejo edificio. Tuve que examinar la foto du-
aparecían imágenes de actos no muy distintos de los que reali- rante unos momentos antes de darme cuenta de que habían
zan muchas prostitutas o de los que aparecen en las metido el cuerpo de una joven muerta en el cubo. Sólo sobre-
publicaciones pornográficas (con capucha incluida). "En reali- salía su brazo, doblado sobre la cabeza" (BARRY, K.
Aletheia a través de la especulación 63

ELPAIS.es - España - 03-05-2005: "Hallada en un arcén prostitución, utilizados como mano de obra barata o entre-
de la N-II en Girona una joven muerta tras ser degollada y gados en adopción79... Dado que en Amsterdam se acaba de
apaleada... Un conductor que circulaba esta mañana por la desarticular una red similar de tráfico de menores, fuentes
carretera N-II, en el término de Sils (Girona), ha encontrado policiales no descartan que ambas organizaciones estuvie-
en un margen de la vía a una joven mujer muerta con un ran conectadas".
corte en el cuello. Según han informado fuentes próximas a EL PAÍS - 07-05-2005. "Dos condenados a cien años
la investigación, el cuerpo de la mujer ha sido hallado sobre por forzar a una mujer a prostituirse. La Sección Tercera de
las 8.00 horas en el kilómetro 693 de la carretera, un lugar la Audiencia Provincial de Castellón ha condenado a un pa-
frecuentado por mujeres que ejercen la prostitución... Ade- dre y a su hijo a más de cien años de prisión, para cada uno
más del corte en el cuello, el cadáver presenta fuertes de ellos, por detención ilegal, agresión sexual y por obligar
contusiones en la cabeza y por todo el cuerpo, lo que hace a una compatriota rumana a ejercer la prostitución en Be-
sospechar que ha recibido una paliza, aunque las causas de nicàssim. En la misma sentencia se condena a la esposa y
la muerte no se determinarán hasta obtener los resultados de madre de los anteriores a 10 años por los mismos delitos, a
la autopsia... El alcalde de este municipio, Joaquim Rovira, excepción de las violaciones80".
ha declarado su «sorpresa» por el crimen porque «hasta EL PAÍS - Sociedad - 09-05-2005. "Cerca de 20.000
ahora» no habían tenido «problemas de prostitución»". mujeres se prostituyen en clubes de carretera, según la
EL PAÍS - 05-05-2005: "Cerco fiscal a los proxenetas. Guardia Civil. Un informe afirma que se ha incrementado
Defensor y partidos exigen al Gobierno navarro que contro- la actividad de grupos delictivos organizados. La prostitu-
le el fraude tributario de un sector que gana 222 millones al ción en clubes de carretera va en aumento. Un informe de la
año. El Gobierno navarro realizó el pasado año cinco actua- Guardia Civil señala que 19.154 mujeres vendían sexo en
ciones contra dueños de clubes de alterne por presuntos esos establecimientos en 2004. En 1999 lo hacían 9.590. La
delitos contra la Hacienda Pública que se sumaron a la úni- inmensa mayoría son extranjeras: sólo dos de cada 100 tie-
ca investigación de 2003 contra un propietario de nen nacionalidad española. El número de mujeres que
prostíbulos en la comunidad foral. María Jesús Aranda, titu- ejercen la prostitución en clubes de carretera ha aumentado
lar del Defensor del Pueblo navarro, considera un 99,7%81... La Guardia Civil considera que se ha produ-
"insuficiente" la presión fiscal a un sector en el que trabajan
unas 700 mujeres, la mayoría inmigrantes, sin rendir cuen-
tas de sus beneficios, cifrados en unos 222 millones de 79
"La red captaba a las víctimas a través de un maestro del cole-
euros anuales...78". gio Calheta de San Miguel, en la isla caboverdiana de
EL PAÍS - España - 06-05-2005: "Desarticulada una red Santiago... Los jueves y viernes de cada semana embarcaban
que traficaba con menores de Cabo Verde. Agentes del en vuelos hacia Las Palmas de Gran Canaria, donde hacían es-
Cuerpo Nacional de Policía desarticularon ayer una red de- cala, así como en Madrid, para terminar en París. Según la
dicada al tráfico de menores y adolescentes, que captaba a investigación, en la que ha participado la Policía Francesa del
las víctimas en Cabo Verde y las trasladaba, a través de Se- Aire y las Fronteras (PAF), las 13 mujeres detenidas traficaron
al menos con 179 adolescentes, si bien la colaboración con
negal y Canarias, a París, donde eran sometidos a
otras fuerzas policiales europeas y africanas determinará el al-
cance exacto de esta actividad delictiva...".
80
Esclavitud sexual de la mujer. Barcelona, La Sal, 1988, p. "El fallo expone cómo en agosto de 2003 la víctima contactó en
139). En el reciente juicio del empresario de Boadilla acusado Rumania con dos personas que le ofrecieron viajar a España
de golpear, estrangular y descuartizar a una prostituta en su para trabajar en la recogida de la fresa. A su llegada, fue con-
casa y de arrojar después sus restos en bolsas a diversos con- ducida a una vivienda de Benicàssim, donde residían los
tenedores de basura de los alrededores de su domicilio, procesados, que le quitaron el pasaporte y le dijeron que tenía
además de los atenuantes solicitados por la defensa de altera- que ejercer la prostitución en un club. Al negarse, la víctima
ción psíquica e intoxicación etílica —según declaró el fue atemorizada con amenazas de muerte, dirigidas a ella y a
acusado: "la prostitución no me parece bien, así que siempre su familia, y con agresiones físicas, patadas y puñetazos e, in-
las contrataba cuando estaba bebido"— el fiscal rebajó de 17 cluso, golpes por todo el cuerpo con un bate de béisbol.
años a 15 su petición de pena al estimar que se le debe aplicar Diariamente la víctima era trasladada al club, donde la vigila-
la atenuante de reparación del daño al haber ingresado en una ba la esposa y madre de los principales condenados. Cuando
cuenta 60.000 euros —dinero que el fiscal reclamaba como consiguió escapar fue cobijada por un conocido, que la ocultó
indemnización para los herederos de la víctima—. La acusa- hasta que la trasladó a otro club, en Peñaranda de Bracamonte
ción popular —ejercida por la Comisión para la Investigación (Salamanca), donde también se vio obligada a ejercer la pros-
de Malos Tratos a Mujeres— solicitó 20 años de cárcel, ya titución, hasta que hubo una intervención policial y pudo
que estimó que concurría en este caso la agravante de discri- contar su situación y el miedo que sentía".
minación por sexo. 81
"Sin embargo —aclara el artículo siguiendo el informe—, el in-
78
"Según la parlamentaria de IU Ana Figueras: "Este tema no le cremento puede ser mayor si se tiene en cuenta que las cifras
preocupa nada al Gobierno foral y Economía no quiere poner- de 1999 se referían al 90% del territorio nacional (donde vivía
le las cosas complicadas a los propietarios, que están el 40,5% de la población), mientras que los del 2004 abarcan
obteniendo beneficios anuales de 186.000 euros por cada mu- el 75% del mapa y el 38,5% de los habitantes (quedan exclui-
jer". La defensora del Pueblo y la oposición coinciden en que das las zonas urbanas, competencia de la Policía Nacional, y
el Código Penal permite un control sobre los proxenetas para áreas que corresponden a las policías autonómicas vasca y ca-
mejorar las condiciones en que trabajan las mujeres". talana).... En su estudio, la Guardia Civil afirma que la trata de
personas para dedicarlas a la prostitución en España es «un
64 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

cido un cambio: «Hace pocos años se engañaba totalmente l997. Junto a la abogada feminista Catherine MacKinnon
a las mujeres en los países de origen con el argumento de presentó una ley que definía la pornografía como una dis-
que vendrían a trabajar como camareras o asistentes del criminación sexual y, por tanto, violación de los derechos
hogar. Una vez en España se encontraban encerradas en civiles de las mujeres, que permitía a las mujeres presentar
clubes obligadas a mantener relaciones sexuales en contra demandas contra los productores y distribuidores de porno-
de su voluntad. Ahora muchas de las mujeres se captan, e grafía ante los tribunales. Aunque la ley fue aprobada en
incluso se ofrecen ellas mismas a las organizaciones, sa- Indianápolis en l983, las apelaciones de la poderosa indus-
biendo desde el primer momento que van a trabajar como tria de la pornografía tuvieron finalmente éxito, y el
prostitutas»". Tribunal Supremo de Estados Unidos legisló en su contra.
EL PAÍS - Gente - 13-04-2005. "Andrea Dworkin, fe- Entonces la revista Hustler atacó duramente a Andrea
minista polémica. La escritora estadounidense y activista Dworkin, lo que la motivó para querellarse contra la publi-
del feminismo radical Andrea Dworkin murió el pasado 9 cación. Otra batalla legal llevó a la escritora ante los
de abril en su casa de Washington, a los 58 años82. Tras tribunales de Canadá, país en el que la misma ley que había
licenciarse en Literatura en 1968 por el Bennington presentado en Indianápolis había sido introducida; Andrea
College, dedicó todas sus fuerzas a la lucha feminista. condenó la manipulación de la que había sido objeto su do-
Básicamente, fueron batallas contra la pornografía, la cumento, ya que estaba siendo dirigida contra las
pedofilia, la violencia contra la mujer y la conducta sexual publicaciones homosexuales. En una dura conferencia de
del hombre como referente de la desigualdad imperante, prensa acusó de homofobia y sexismo a los que utilizaron
ahondando en la utilización del sexo por el hombre como sus argumentos, lo cual contribuyó a asentar su fama de
vehículo del poder patriarcal. gran polemista. Sus tempranas definiciones han hecho me-
Su activismo en contra de la pornografía le creó muchos lla en la sociedad y lo que en los años ochenta se
enemigos tanto en sectores de la derecha como de la iz- consideraba excesivo, hoy en día se comprende mejor. Ella
quierda. Ya en su primer libro, El odio a las mujeres, trató de trazar una línea de definición y diferenciación entre
editado en l974, cuando tenía 27 años, arremetía contra to- la pornografía y el erotismo, utilizando el trabajo de Ma-
das las formas de pornografía por incitar a la violencia plethorpe como metáfora, considerado como pornográfico
contra las mujeres y llegó a ser acusada de promover la por la derecha fundamentalista y que ella no entendía como
censura. Se defendió en varios ensayos, como Vida y muer- tal"83.
te. Escritos sobre la guerra continua contra las mujeres, de
11."Waking"84.
Así pues, al menos cuando se leen los periódicos85 —o los
problema de gran relevancia», debido «al incremento en los atestados y los informes policiales—, los problemas que
últimos años de la actividad de grupos criminales organizados, plantea la prostitución no parecen estar tanto en cuestiones
dedicados sobre todo a la captación e introducción de mujeres como la de que el tipo de prácticas que suelen demandarse
inmigrantes que son explotadas en nuestro país de muy diver- en este ámbito atenten contra cualesquiera "sacralizaciones
sas formas». El informe añade que la despenalización, en de la sexualidad" procedentes de posiciones más o menos
1995, de algunas «conductas favorecedoras de la prostitución»
tradicionales o más o menos progresistas, o en que la co-
permitió el desarrollo «de forma explosiva» de «una nueva in-
dustria alrededor del sexo». Posteriormente se ha endurecido mercialización misma de las relaciones sexuales se siga
la legislación para perseguir el tráfico de personas y el proxe-
netismo. Sólo 210 extranjeras y 15 españolas aprovecharon la
presencia de los agentes en los clubes para denunciar que eran 83
"Su actitud combativa y militante con la causa de la mujer —
víctimas de explotación sexual. Según el informe de la Guar- sigue contando la noticia— y sus dramas sociales contempo-
dia Civil, la mayoría de las mujeres dicen dedicarse a la ráneos la llevó a arriesgarlo todo en función de sus ideales y
prostitución voluntariamente, «aunque se observa que lo han principios. Su mente lúcida y su inteligencia siempre clara e
hecho empujadas por dificultades económicas en sus países de incisiva definían una personalidad afectuosa y abierta que se
origen»... El trabajo puntualiza que también existen mujeres ganó el apoyo de un sector incondicional. Pero también fue
captadas bajo engaño. «Algunas logran escaparse y denunciar, tildada por muchos de "melodramática" y ridiculizada por su
pero otras se resignan a su nueva ocupación animadas, entre aspecto y sus teorías radicales". Resultan bastante descriptivos
otras cosas, por el incremento de las oportunidades para ejer- de esa actitud los títulos de los libros de Dworkin: Corazón ro-
cer esa ocupación bajo unas condiciones cada día más to: memoria política de una militante feminista, Nuestra
legales»". sangre: profecías y discursos sobre política sexual, Pornogra-
82
"Había nacido el 26 de septiembre de 1946 en Camden, Nueva fía, hombres poseyendo a las mujeres, Cartas desde una zona
Jersey, en el seno de una familia de origen judío. En el plano de guerra, Pornografía y derechos civiles: un nuevo día para
personal, Andrea tuvo unos comienzos muy duros, con abusos la igualdad de la mujer, en l988 y Mujeres de la derecha: la
por parte de su padre y de su primer marido, un anarquista política de las hembras domesticadas, Chivo expiatorio: los
holandés que la maltrataba. A los 18 años fue arrestada duran- judíos, Israel y la liberación de la mujer.
te una protesta contra la guerra del Vietnam y estuvo en la 84
"Despertando".
cárcel de mujeres del Village, donde sufrió los abusos de dos
85
médicos. Escribió entonces sobre su detención y su testimonio Sin que tampoco haga falta buscar demasiado ya que todas las
fue ampliamente divulgado por la prensa internacional. Todos noticias del parágrafo anterior corresponden a los resultados
estos factores dominaron sus batallas subsiguientes contra toda del buscador de El País Digital para el término "prostitución"
forma de violencia contra la mujer". en aproximadamente una semana.
Aletheia a través de la especulación 65

considerando por motivos morales, religiosos o estéticos — esclavitud, la pena de muerte, el trabajo infantil, etc., eran
más o menos "fundamentalistas"— como algo inaceptable o hasta hace poco unas actividades "como cualesquiera otras"
como algo "incompatible con la dignidad y el valor de la incluso para aquellos que las sufrían, y la "paradoja de la
persona humana"86. Es decir, las víctimas de esta práctica doxa" podría haber seguido encargándose de que así lo si-
—las prostitutas— no parecen estar amenazadas por una se- guieran siendo. Todavía lo son, de hecho, en muchos países
rie de poderes reaccionarios que las cubren de oprobio y les prácticas como la no admisión del voto femenino o sus di-
impiden desarrollar sus actividades por considerar que éstas versas formas de discriminación legalmente sancionadas (y
atentan contra ciertas construcciones imaginarias tradicio- eso por no hablar de la ablación, la lapidación de las adúlte-
nalmente asentadas, o contra ciertas concepciones ras, el feminicidio, etc.88). Los mismos mecanismos podrían
particulares acerca de lo moral o lo socialmente aceptable o, encargarse de que otras prácticas como la pornografía in-
incluso contra las positivaciones legales de las mismas. fantil —por supuesto bajo la condición de que "ningún niño
Precisamente —y tal y como se está poniendo de manifiesto haya sufrido daño durante el rodaje" (como se hace con
a pasos agigantados con ocasión de este asunto— no es respecto a los animales en las películas)— o la violación —
demasiado difícil el conseguir que este tipo de actividades siempre que la víctima "no se haya resistido fuertemente"—
puedan llegar a convertirse en unas actividades como "cua- fuesen aceptadas como cosas corrientes, como lo es ya la
lesquiera otras"87. Al fin y al cabo, y nos guste o no la prostitución en Holanda, donde está legalmente reglamen-
tada o, desde hace algo menos de tiempo, en Alemania —
países ambos que firmaron la Convención de la ONU de
86
A pesar de que esto es, en efecto, lo que se afirma en la "Con- 194989—. Podría, incluso decirse, que la mayor parte de
vención para la represión de la trata de personas y de la
explotación de la prostitución ajena" que fue elaborada por las
Naciones Unidas en 1949 y ampliada en 2000 y sigue consti- las condiciones "cada vez más legales" en las que pueden pres-
tuyendo el texto de referencia en el plano del Derecho tar sus servicios, etc., etc., etc.
internacional. Esta afirmación, no significa, sin embargo —tal
88
y como se aclara explícitamente en el preámbulo de aquel tex- A día 15 de mayo de 2005 es noticia el reconocimiento del de-
to, de marcado carácter abolicionista— ningún juicio moral o recho al voto de las mujeres en Kuwait.
penalización de las víctimas, sino por el contrario, el recono- 89
cimiento de que la represión debe ir dirigida únicamente Según informaba Maria Victoire Louis: "Con el respaldo de Di-
contra quien "concierte, explote o dirija" a otra persona hacia namarca, la delegación holandesa se opuso a la afirmación del
la prostitución, debiendo garantizarse, además, la posibilidad principio de la universalidad de la «extraterritorialidad sin do-
de que las víctimas de la misma denuncien judicialmente a sus ble incriminación» para los siguientes delitos: «explotación
explotadores (entre los cuales, curiosamente, no se hacía men- sexual de menores o sometimiento de menores a sevicias
ción expresa de los prostituidores —hoy llamados "clientes"— sexuales»; «trata de menores de edad con miras a su explota-
). De acuerdo con este texto elaborado por los organismos ción sexual». O sea que los Estados europeos no están
competentes de la ONU y reconocido por una gran cantidad de obligados a actuar contra sus ciudadanos fuera de la Comuni-
países, los firmantes no pueden reglamentar la prostitución o dad si los delitos en cuestión no son también punibles en el
someter a las mujeres a registros u a otros controles adminis- país en el que hayan tenido lugar. De acuerdo con este proyec-
trativos; y se prohíbe (Art.6) que los Estados reconozcan la to, los que agredan sexualmente a menores de edad de países
prostitución como un trabajo ya que el derecho al trabajo está pobres pueden continuar haciéndolo siempre y cuando los go-
ligado a una práctica administrativa que incluye controles, re- biernos locales no hayan «tomado las medidas apropiadas para
gistros y reglamentación de la prostitución. Se insiste en las el cumplimiento del artículo 34 de la Convención de derechos
medida dirigidas a la protección de las víctimas y en la necesi- del niño»" (LOUIS, M. V. "Libres de no serlo" Le Monde Di-
dad de arbitrar medidas para su rehabilitación (Art. 16), plomatique, nº 11, Agosto, 2001). El argumento de la "falta de
considerándose prioritaria la protección de los/as inmigrantes resistencia" fue usado hace unos años por un juez en España
debido a su especial vulnerabilidad respecto de este tráfico. El en una sentencia para rebajar la pena de un violador. En lo que
Protocolo deja también las puertas abiertas a que los Estados respeta a la legalización de la prostitución, posiciones como la
puedan, respetando estos principios, adoptar medidas más "se- de Holanda o Alemania y las de los distintos movimientos re-
veras" para luchar contra la trata y la explotación ajena con glamentaristas (de muy distintos signos, ya que van desde las
fines de prostitución. filas del feminismo más militante y comprometido a las res-
paldadas directamente por los lobbies de "empresarios del
87
En efecto, el comercio sexual se anuncia en los periódicos de ti- sexo" —sectores que tienen, por tanto, intereses más que
rada nacional donde —según un reciente artículo— ocupa opuestos—) han pesado de forma determinante en la redacción
entre el 70 y el 80% de los anuncios "clasificados" y reporta del "Protocolo adicional de la Convención de la ONU Contra
grandes beneficios a aquellos medios. En el término de Sils — el Crimen Transnacional Organizado para prevenir, reprimir y
donde el número de mujeres que ejercen la prostitución en las sancionar la trata de personas, particularmente mujeres y ni-
carreteras ha aumentado considerablemente debido al endure- ños/as" de 2000. Este Protocolo, si bien está en la misma línea
cimiento de medidas tomadas por las autoridades francesas en que la Convención del 1949 incide mucho más en el problema
ese sector— "nunca habían tenido problemas de prostitución" del tráfico de personas y en la necesidad de que existan mejo-
según su alcalde hasta que una mujer aparece degollada en una res mecanismos de cooperación judicial e intercambio de
cuneta y parece ser una prostituta. En el parlamento navarro el información. A la hora de definir lo que se entiende por "trata
grupo de IU pide que se haga a los propietarios de clubs de al- de personas" (Art.3) se refiere a: "la captación, el transporte, el
terne pagar más impuestos porque es una vergüenza que se traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a
consienta que sigan sin cumplir con sus obligaciones ciudada- la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al
nas. Las prostitutas entrevistadas por la Guardia Civil rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situa-
confiesan saber ya a lo que venían y verse muy alentadas por ción de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o
66 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

aquellos aspectos violentos que rodean (al menos externa- cada vez mayor normalización y aceptación social, e inclu-
mente) al fenómeno desaparecerían si desapareciera la so da la impresión de que es eso lo que están haciendo. Sin
marginalidad de éste. Sin embargo, no es imposible tampo- embargo sigue existiendo un problema que parece resultar
co que con ello aparecieran otras formas de coacción y de algo más difícil de resolver, sin bien se trata de una dificul-
presión contra las mujeres quizás peores, otros apremios tad que, acaba siendo, al final —podríamos decir— "una
que las podrían acabar empujando también, de una manera cuestión de palabras"; la dificultad está, en efecto, en que
más o menos forzada, hacia este tipo de prácticas pero aho- resulta muy difícil encontrar —al menos hoy por hoy— la
ra, además, de acuerdo con la legalidad vigente90. manera de no llamar, a pesar de todo, a este tipo de prácti-
cas algo que no sea una "explotación". Resulta casi tan
Tanto las condiciones materiales en las que se realizan
difícil como decir "niño hermosa". Hasta tal punto esto es
estas prácticas, como las valoraciones imaginarias de las
así que las propias autoridades holandesas se han visto
mismas podrían, pues, ir cambiando en la dirección de una
obligadas a proponer como base para la distinción entre
"prostitución forzada" y "prostitución libre" que ha hecho
beneficios para obtener el consentimiento de una persona que posible su legalización en aquel país, la fórmula "pleno
tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación". Conside- consentimiento a la propia explotación"91.
ra, sin embargo, como "explotación": "la explotación de la
prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los
trabajos o servicios forzados, la esclavitud o prácticas análo- 91
Al fin y al cabo si —como afirmaba Hofman— aquello que la
gas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos", prostitución comercializa no son tanto unos ciertos "servicios
y si bien afirma que: "el consentimiento dado por la víctima de sexuales" cuanto el propio cuerpo de la mujer que —a cambio
la trata de personas a toda forma de explotación que se tenga de una remuneración— "se somete a los actos efectuados en él
la intención de realizar descrita anteriormente no se tendrá en por los clientes o los pornógrafos" —como parecen indicar
cuenta" añade: "cuando se haya recurrido a cualquiera de los claramente tanto los anuncios del tipo "hazme de todo" como
medios enunciados en dicho apartado", con lo que parece dejar los del tipo "minino juega ping-pong"—, entonces lo que se
una puerta abierta al imaginativo "pleno consentimiento a la comercializa en realidad es una (supuesta) propiedad, el cuer-
propia explotación" de las autoridades holandesas. Sólo en el po de la mujer, que el prostituidor o pornógrafo "explotarían"
caso de que se trate de un niño (menor de 18 años) las activi- como se "explota" una tierra o un yacimiento minero. Esto
dades anteriores se considerarán trata de personas "incluso suscitaría, no obstante, abundantes problemas de tipo jurídico
cuando no se recurra a ninguno de los medios enunciados en el en relación con la posibilidad de comerciar legalmente con esa
anterior apartado". Así, según se afirma en el Informe sobre el (supuesta) mercancía, dado que de poder ser, realmente, el
tráfico de mujeres y la prostitución en la Comunidad de Ma- cuerpo de esas mujeres una propiedad suya, las prostitutas
drid elaborado por la Comisión para la Investigación de Malos habrían de ser, al mismo tiempo, propiedades y propietarias,
Tratos a Mujeres en 2002, el Protocolo presenta ciertos "pun- teniéndoselas que considerar, a la vez, como personas sujetos
tos débiles" como instrumento de lucha contra la prostitución: de un derecho y como objetos y teniendo, para esto último —
"En este sentido, destaca el que no se pronuncie sobre todos para poder ser consideradas objetos— que renunciar a una
los aspectos del proxenetismo (tal y como quedan definidos en condición que es concebida en todos los códigos y sistemas
la Convención de 2 de diciembre de 1949). Del mismo modo, legales como irrenunciable: la de persona (condición además
tampoco prohíbe a los Estados organizar e industrializar la con la cual —de poder renunciar a ella— renunciaría a cual-
prostitución, en concreto a través de controles administrativos quier posibilidad de ser sujeto de derechos, incluido el de
o de la reglamentación legal de la prostitución, lo cual presen- propiedad —Cf. KANT, I., Lecciones de ética, Barcelona, Crí-
ta sin duda un considerable retroceso. Por todo ello, expertas tica, 2002, pp. 203 y ss.—). Legalizar los contratos
internacionales y grupos civiles alrededor del mundo, como la prostitucionales, por tanto —incluso los firmados en condicio-
Red Internacional de Derechos Humanos, la Coalición Contra nes de igualdad— sobre la base de ese derecho a disponer
el Tráfico de Mujeres, el Lobby de Mujeres Europeas, la Fede- libremente del propio cuerpo como de una propiedad (algo que
ración Abolicionista Internacional, etc., hacen un enérgico puede venderse o enajenarse) iría en contra de los fundamen-
llamamiento a una interpretación responsable del Protocolo, tos mismos de todos los sistemas legales habidos en los países
alertando de la creciente tendencia a separar tráfico de prosti- desarrollados desde la Revolución Francesa o desde la aboli-
tución, y subrayando la necesidad de tener en cuenta de una ción de la esclavitud, los cuales basan la posesión de dichos
vez por todas la demanda, el cliente prostituidor, como princi- derechos —incluido el de propiedad— en la condición de per-
pal generador oculto de la prostitución y la trata". sona humana, debido, precisamente al carácter irrenunciable e
90
Recuérdese el caso reciente ocurrido en Alemania —donde la inexpropiable de ésta —de la que ningún ser humano puede
prostitución ha sido legalizada— de una mujer que tras haber deshacerse ni siquiera por voluntad propia—que es lo que
aceptado un trabajo como camarera en un club y dejarlo al en- constituye su "dignidad" (el carácter de no poderle ser puesto
terarse de que las condiciones del mismo incluían la prestación precio), siendo esa la dignidad de la persona de la que se habla
de servicios sexuales se encontró con que —según la legisla- en la Convención del 49. Por simbólica que sea tal noción de
ción de ese país— perdía al hacerlo cualquier derecho a la "persona" o de "dignidad" no se trata de nociones puramente
prestación por desempleo que estaba percibiendo. Así, si en imaginarias, sino que son las que realmente sustentan, en los
algún momento llegaran a incluirse medidas que obligasen a sistemas legales, la diferencia entre derechos y tratos comer-
los trabajadores y trabajadoras a aceptar una oferta de las dis- ciales al menos en la medida en que los jueces siguen
ponibles en la agencia de empleo o a dejar de percibir sancionando con acuerdo a ellas y sus veredictos siguen sien-
subsidios, es obvio que muchas mujeres se verían obligadas a do públicamente aceptados. Pero insistimos —dado que es lo
aceptar trabajos dentro de la amplia oferta —de hecho la más que nos interesa propiamente desarrollar aquí— en que, ade-
nutrida (en términos sectoriales) de las ofertas de empleo pu- más, tales condiciones de igualdad imprescindibles para que
blicadas en prensa— de la "industria sexual". un contrato pudiera tener valor legal no se podrían dar real-
mente —aquí y ahora— por más que se regulase esta práctica,
Aletheia a través de la especulación 67

Así pues, pretender legalizar —hoy por hoy— la prosti- "autonomía", al menos cuando este término se aplica a las
tución es pretender legalizar realmente una forma de maneras de ganarse la vida y, especialmente, cuando se re-
explotación —una forma de explotación que se ejerce, con- fiere a aquellas maneras de hacerlo propias de los
cretamente, sobre las mujeres, por varones—, y si bien esto profesionales que han de darse de alta como "autónomos"
no es algo insólito en nuestras sociedades avanzadas —e (y que antes eran, especialmente, aquellos que ejercían
incluso bastante frecuente (tal y como señalan acertadamen- "profesiones liberales", las que alguien podía ejercer por
te los movimientos de defensa del reglamentarismo) en el cuenta propia como las de los abogados, médicos, etc.95)—.
caso de las relaciones laborales desiguales a las que se ven
Una de las principales luchas de los movimientos socia-
sometidas las mujeres— parece más bien que una lucha po-
les más progresistas y de los movimientos obreros —
lítica en defensa de los Derechos de la Mujer debería de
socialistas y comunistas— fue, desde sus inicios —junto
intentar avanzar en una dirección contraria a ésta.
con las reclamaciones de redistribución de la propiedad so-
12."Which dreamed it?"92. bre la base de criterios de justicia social (reforma agraria,
nacionalización de sectores estratégicos, etc.)— la de la
Defender esta práctica —hoy por hoy— no puede entender-
desvinculación entre poder económico y derechos políticos,
se como una forma de defender los derechos y libertades de
dado que esa relación, si bien —de derecho— sancionaba
la mujer sino únicamente —en todo caso— su posibilidad
una igualdad de acceso a los mismos —y, en su momento,
de obtener así una cierta independencia económica que le
supuso un progreso respecto de la situación existente (que
permita, después, acceder a un ejercicio efectivo de estos —
era, no lo olvidemos, la de una servidumbre legalmente re-
en la línea clásica, pues, del liberalismo93—. Pero precisa-
glamentada)— parecía poder convertirse rápidamente —de
mente, si algo ha sacado a la luz el análisis marxista de la
hecho— en una fuerza más que contribuía a mantener y
realidad económica y política generada históricamente por
aumentar las desigualdades reales —permitiendo únicamen-
esta concepción liberal —la realidad que ha ido configu-
te, en todo caso, el acceso de una minoría de individuos a
rando lo que conocemos como "el Capitalismo"— son las
las clases superiores96—. Estas luchas revolucionarias estu-
limitaciones de este planteamiento en lo que respecta a la
vieron siempre unidas, pues, a la reivindicación del sufragio
posibilidad de que los ideales de acceso a los Derechos po-
universal y de otros derechos civiles y políticos fundamen-
líticos a través de la propiedad y a la propiedad a partir de
tales —como los derechos de reunión, asociación, huelga,
la liberalización del mercado de la misma y la libertad de
etc.— en tanto que derechos que atañen a las personas en
empresa, llegaran a ser efectivos cuando se partía de la
cuanto tales —con independencia de su poder económico,
aceptación y la sanción —siquiera por necesidades estraté-
nacionalidad, raza, sexo..., etc., tal y como serían finalmen-
gicas o provisionales— de desigualdades de oportunidades
te recogidos en la Declaración Universal de Derechos
tan grandes como las que existían entre las clases sociales
Humanos, aprobada por la Asamblea General de la Organi-
cuando surgió el liberalismo94. La libertad de empresa o el
zación de las Naciones Unidas en diciembre de 1948 (poco
derecho a poner en marcha libremente la iniciativa privada
es más o menos lo mismo que actualmente se entiende por
95
Es esta la idea que subyace a la de una "prostituta autónoma"
defendida por el reglamentarismo —y que sólo en términos
y en que —con independencia de la imaginación que se le equívocos y accidentalmente coincide, en este caso, con la de
pueda echar al asunto de un posible ejercicio de la prostitución la "mujer liberal" que se solicita en las ofertas de empleo de
en condiciones en las cuales cada una de las partes contratan- los Clubs de Alterne—. No deja de resultar curioso el hecho
tes pudiese fijar las condiciones concernientes al uso de sus de que esta traducción del término "iniciativa privada" por el
respectivas partes— ello requeriría que antes se hiciese real término "autonomía" recuerde tanto, también, al que se ha
ese mundo posible en el que se encuentran esos "millones de producido con el término "autodeterminación" —también em-
hombres y jovencitos" tan dispuestos de los que hablaba Shei- pleado en ocasiones en este contexto— pero que suele
la Jeffreys. traducir, más bien, el derecho —también reclamado por la tra-
92
"¿Quién lo soñó?". dición liberal— de todo pueblo y de toda persona a elegir su
propia forma de "buscar la felicidad" —como se dice en la
93
Si bien este planteamiento sólo puede tomarse mínimamente en Constitución Americana—.
serio en relación con la prostitución tal y como ésta se ejerce 96
en los países ricos (un sector abrumadoramente minoritario Eso fue, en efecto, lo que ocurrió con aquellos profesionales li-
respecto del conjunto de las mujeres que la ejercen en el mun- berales o "autónomos" que pudieron pasar a engrosar las filas
do). de la mediana y alta burguesía. El ascenso de estas clases bur-
guesas fue muy rápido y sus efectos pudieron comprobarse ya
94
Las consecuencias de este tipo de análisis, no han sido, no obs- durante la propia Revolución Francesa cuando una gran parte
tante, asumidas sólo por los partidos de declarada inspiración de estos sectores se fueron aliando con la contrarevolución a
marxista, sino por todos los de inspiración social e incluso por medida que se iba tratando de hacer avanzar las reformas so-
los partidos conservadores en la medida en que por todos ellos ciales. Con la radicalización jacobina de aquella acabaron
se acabó reconociendo —de una u otra manera— la necesidad invirtiéndose las tornas y —dándole la vuelta al planteamiento
de imponer controles políticos al funcionamiento del libre liberal clásico— comenzó a considerarse como la única capaz
mercado —sobre todo después de las primeras grandes crisis de pensar en el bien público a las clases más desposeídas y por
capitalistas—. Sólo el neoliberalismo actual ha vuelto a inten- ello menos preocupadas por defender sus propios intereses;
tar poner en cuestión (si bien de manera muy inconsecuente) idea ésta que pasó después a formar parte de la ideología de
esos principios intervencionistas. los movimientos progresistas posteriores.
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antes que la Convención del 49 sobre prostitución)—. En de la prostitución sería un verdadero sueño para los proxe-
esta línea pueden encontrarse también reivindicaciones de netas y los —autodenominados— "empresarios del sexo",
los Derechos de la Mujer como las de Condorcet quien al como lo demuestra el hecho de que —de forma insólita en
ligar la posesión de éstos únicamente al hecho de que los la historia de las luchas sociales— sea en este sector en el
seres humanos: "son seres sensibles susceptibles de adquirir único en el que se ve a los patrones reclamando más dere-
ideas morales y de razonar con esas ideas" afirmaba que: chos para sus trabajadoras.
"puesto que las mujeres tienen estas mismas cualidades,
tienen necesariamente iguales derechos"97. Los liberales
moderados, por el contrario (como Locke, Voltaire o Kant)
nunca creyeron en el sufragio universal, y la mayor parte de
los liberales del siglo XIX seguían temiendo la participa-
ción de las masas en la política pensando que las "clases
más desfavorecidas" no estaban interesadas en los valores
fundamentales del liberalismo (la libertad, el pluralismo so-
cial, etc.), estando dispuestas a sacrificarlos todos por los
suyos propios (no morirse de hambre, no ser explotados
económicamente, tener educación pública, etc.). Hasta tal
punto fue así que el liberalismo, si bien fue, poco a poco,
identificándose —imaginariamente— con la preservación
de los valores individuales, al mantener la ligazón entre de-
rechos políticos y riqueza acabó —en realidad—
defendiendo una ordenación política y social profundamen-
te clasista98. Así pues, seguir ligando la posesión de
derechos o el acceso a un ejercicio efectivo de estos a la po-
sesión de una independencia económica sólo puede seguir
presentándose como una democratización desde el punto de
vista de una perspectiva como, por ejemplo la neoliberal.
De este modo, en relación con el poder económico que las
mujeres podrían adquirir por la vía de la legalización de la
prostitución, ésta podría quizás beneficiar económicamente
a una pequeña elite dentro de un pequeño sector de la mis-
ma —el de aquella que se lleva a cabo en los países ricos:
un sector que es ya, de por sí, una insignificante elite dentro
del total mundial—, pero es muy dudoso que esa elite fuese
a embarcarse inmediatamente, gracias a ello —como van-
guardia del proletariado prostituido— en ninguna defensa
de la igualdad efectiva (una igualdad cuya efectividad aten-
taría, además, contra sus privilegios —como ocurre
actualmente con las clases favorecidas—). En lo que res-
pecta al resto (como nos ocurre a todos los que nos tenemos
que ganar la vida con nuestros salarios medios o bajos) es
dudoso que fuesen a tener más ganas de hacerlo gracias a
ello. Lo que sí es, en cambio, cierto, es que la legalización

97
CONDORCET, Sobre la admisión... Esta misma concepción
fue la que heredaron el Socialismo y el Comunismo a través
de los textos de Marx y Engels: "La mujer de la nueva socie- 13."Which do you think it was?"99
dad será plenamente independiente en lo social y lo
económico, no estará sometida lo más mínimo a ninguna do- Es aquí donde llegamos, de nuevo, a la dimensión simbóli-
minación ni explotación, se enfrentará al hombre como ca del problema. El problema no está en que sea
persona libre, igual y dueña de su destino" (BEBEL, A. La completamente imposible situarse al otro lado de un espejo
mujer y el socialismo, Madrid, Júcar, 1980, p. 117). A pesar de —hasta un niño o una niña puede hacerlo (Alice lo hizo fá-
ello y, nuevamente, por razones estratégicas, en aquellos mis- cilmente según se cuenta en el famoso informe elaborado
mos textos se recomendaba "posponer" estas reivindicaciones por Lewis Carroll)— y eso es, de hecho, lo que todo el
al triunfo efectivo de la Revolución, ya que su solución de- mundo hace todo el tiempo. El problema está en que eso só-
pendía directamente de ésta.
98
Véase la diferencia entre los "republicanos" y los "demócratas"
99
(caracterizados así por su tradicional lucha por la universali- "¿Quién creéis vosotros que fue?". Con esta pregunta concluye
dad del sufragio) en los Estados Unidos de Norteamérica. el relato de Carroll.
Aletheia a través de la especulación 69

lo puede hacerse imaginariamente, y no en la realidad. In- mente, en que para hacerlo nuestra mano derecha real
tentar hacerlo en el mundo real nos lleva al tipo de situación habría tenido que dejar de ser, realmente, una mano dere-
en la cual alguien se estrella contra un cristal o —con mu- cha, tendríamos que haberla deformado o forzado hasta
cha más frecuencia— confunde su imagen en el espejo con conseguir hacer de ella una mano derecha y nunca podría
una imagen en la cual la izquierda y la derecha están inver- ser —realmente— al mismo tiempo y en el mismo sentido
tidas y se empeña en sostenerlo pase lo que pase, de la una mano derecha e izquierda. Además, cuando todo en la
manera más dogmática —como cualquiera puede compro- casa real hubiese cambiado de mano lo habría hecho tam-
bar fácilmente enfrentándose a lo difícil que es convencer a bién, obviamente, todo en la casa del espejo, y sería como
cualquier otro de que no es así100—. Empeñarse en sostener si, en realidad, no hubiese cambiado nada o, más bien, co-
que en el reflejo la derecha y la izquierda están invertidas es mo si hubiésemos sido nosotros los únicos que hubiésemos
tanto como empeñarse en afirmar que el espacio que hay cambiado —cuando más bien seríamos lo único que habría
detrás del espejo ha de regirse por las mismas leyes por las permanecido igual—; sería como si hubiésemos sido noso-
que se rige el situado de este lado como si fuese una parte tros quienes hubiésemos atravesado el cristal y alcanzado la
más de él o viceversa, lo cual no es muy distinto que decir casa del espejo, y como si hubiéramos cambiando tanto al
que éste espacio —el situado de este lado, del lado de la hacerlo que ahora sólo fuésemos capaces de leer bien los li-
realidad— no es más que una parte de aquel que se ve en el bros reflejándolos en un espejo.
espejo y ha de caminarse en él usando la misma brújula que * * * * * *
en aquel. Sin embargo uno y otro espacios son tan distintos
como —pongamos por caso— el ser y el pensar, o el ima- * * * * *
ginar y el existir, y a nadie se le ocurriría decir que es * * * * * *
verdad que una mano derecha es realmente una mano iz-
Esta paradójica situación recuerda, en cierta manera a la
quierda por más que la vea reflejada en un espejo como si
forma que tiene una "revolución conservadora" (una revo-
lo fuera, y por más que pueda pensar (con razón) que lo se-
lución, digamos, "de derechas", o una "contrarevolución"),
ría realmente si saliera del espejo. El simple uso del mismo
la cual, lejos de ser una contradicción en los términos tiene
verbo en forma potencial pone suficientemente al descu-
más bien que ver con la necesidad de llevar a cabo todo tipo
bierto esa diferencia. Esto no quiere decir, obviamente, que
de cambios radicales y profundos según el conocido lema
la imagen de nuestra mano o de nuestra casa que se refleja
de este tipo de revoluciones según el cual "es necesario que
en el espejo sea una imagen puramente imaginaria, o al me-
todo cambie, para que todo siga igual". En efecto, si algo
nos puramente ilusoria: el resultado de una inversión irreal
estaba claro después del desvelamiento llevado a cabo por
que da lugar a una imagen cuya relación con el original está
la Ilustración de las estructuras de dominación política del
basada únicamente en una fantasmagoría, en una absurda
Antiguo Régimen era que había que cambiar muchas cosas
historia en la cual nuestra imagen sale del espejo o nosotros
para conseguir seguir manteniendo esa dominación y que
atravesamos la superficie de éste hasta alcanzar un espacio
ya no bastaba con una simple "Restauración". Si algo ha
situado detrás. Ciertamente el espacio situado detrás del es-
quedado claro después del desvelamiento llevado a cabo
pejo no es una mera apariencia o una imagen engañosa sino
por el Marxismo de las estructuras de dominación econó-
que se trata de "la imagen de un espacio real" e incluso de
mica es que ha sido necesario cambiarlo todo para
"la imagen de otro espacio realmente posible".
conseguir que las cosas siguieran estando como estaban —
Sin embargo al decir que la casa situada al otro lado del como no dejamos de comprobar todos los días—, y lo mis-
espejo es otra casa realmente posible o que la casa del espe- mo puede decirse acerca de lo ocurrido después del análisis
jo es otra casa que también podría también ser real, lo que y desenmascaramiento llevado a cabo por el Feminismo de
queremos decir es que no sería imposible darle realmente las estructuras fundamentales de la dominación masculina.
la vuelta a todo lo que hay en esta casa real situada de este No tiene nada de extraño, por tanto, que una postura de raí-
otro lado del mismo, de tal manera que todo lo que aquí es- ces ilustradas tan profundas, de un compromiso social tan
tá conformado a una mano pasase a estarlo a la otra, y que claro, y de un feminismo tan consecuente como el que con-
las dificultades que encontraríamos para hacerlo no serían lleva la defensa del "derecho de las mujeres a no ser
esencialmente distintas de aquellas a las que nos enfrenta- prostituidas" —el abolicionismo— se haya acabado convir-
ríamos si quisiéramos dejar de conducir por la izquierda y tiendo —como las luchas por sostener los pocos restos que
empezar a hacerlo por la derecha, cosa que es completa- van quedando del "Estado del Bienestar"101— en algo así
mente cierta. Pero lo que conviene en cualquier caso tener como una especie de "conservadurismo revolucionario" que
claro es que aunque se llevarse a cabo de hecho esa inver- no tienen más remedio que defender un texto de la ONU de
sión la casa imaginaria no se habría hecho más real que 1949 frente a uno de 2000, y ponerse a leer todos los libros
antes, sino que lo que lo único que habría ocurrido sería y los periódicos reflejándolos en un espejo para conseguir
que todo se habría cambiado de mano en la casa real. Y, entender algo. Será la paradoja de la doxa.
¿dónde estaría la diferencia? La diferencia estaría, obvia-

100
Y eso a pesar de que a nadie se le escapa la diferencia entre te-
101
ner diez dólares delante o tenerlos detrás y verlos reflejados en Jubilación, Seguro de desempleo, Sanidad pública y —lo últi-
un espejo. mo— Educación Superior Pública.
70 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

La máquina, la risa y la venganza del accidente

Nuria Sánchez Madrid*

«No sabía que los gatos de Cheshire estuvieran siempre son- limita la consistencia escurridiza de aquellas causas que pa-
riendo; en realidad no sabía ni siquiera que los gatos pudieran
sonreír.
recen serlo más de mero nombre que en la realidad efectiva,
es decir, de causas más aparentes o coyunturales que reales
Todos pueden hacerlo —aseguró la Duquesa—, y casi todos lo o estructurales. Sirvan como ejemplos de esta peculiar efi-
hacen.
cacia causal carente de fundamento los del sujeto que se
No sabía de ninguno que lo hiciera —dijo Alicia muy cortés- había propuesto plantar unas rosas y se encuentra, como por
mente y sintiéndose muy complacida de haber iniciado una arte de magia, con un tesoro o de la estatua de Mitis que,
conversación.
como si hubiese cobrado vida a la manera de las estatuas
¡No sabes nada de nada! —replicó la Duquesa. ¡Eso es lo que plateadas de Dédalo, cae sobre el asesino del Mitis efecti-
pasa!
vamente real, causándole la muerte2. No es en absoluto
A Alicia no le gustó nada el tono de esta observación y decidió indiferente que ambos ejemplos hayan sido difundidos y ce-
que valdría la pena cambiar de tema de conversación». lebrados por la comedia, pues este género elabora un
Lewis Carroll Alicia en el País de las Maravillas material que se asienta en un espacio flotante —donde el
«[C]omo forma marcada de sobredistanciamiento intradialógi-
sujeto no se reconoce como alguien, pues no hay en él nada
co, los símiles son especialmente necesarios aquí, donde la particular, especial ni propio— en el que los principios que
metadialógico alcanza una especie de paroxismo; fiel a todo esto rigen en la naturaleza parecen haber sufrido alguna distrac-
Sócrates sólo ha hablado "de" tò agathón en los términos de la ción —como si el orden el mundo se desinteresase
explicación del símil, pero en un momento se le escapa decir algo
[...] directamente de tò agathón; la carcajada es el correctivo me-
momentáneamente de éste para mostrarnos componendas
recido» desconocidas encubiertas por la forma «ley»—, lo humano
adquiere el aspecto del autómata y los accidentes se impo-
Felipe Martínez Marzoa Ser y diálogo.
nen en las secuencias de acontecimientos como la única
regla disponible.
Desde este horizonte, el término fortuito les corresponde
L as líneas siguientes carecen —por motivos que no es
cuestión emplearse en explicitar aquí y ahora — de la
pretensión propia de un estudio o de un análisis, autorizado
a aquellos sucesos, como el descubrir un tesoro de manera
inesperada o el cobrar una deuda al dar despreocupadamen-
te un paseo por el ágora, que un sujeto no ha elegido
por las lecturas de la amplia gama de publicaciones sobre el
efectivamente, pero que pudiera haber elegido en caso de
asunto, del fenómeno de explotación sexual de personas al
proponérselo o, por ejemplo, en caso de haber conocido la
que nos referimos con el nombre de prostitución. Sí propo-
elevada probabilidad de albergar un tesoro en su jardín. Por
nen, sin embargo, apuntar siquiera a la dependencia que
ello, lo sobrevenido fortuitamente suele alegrar a quien lo
creemos encontrar en este fenómeno social, cuya inserción
recibe, de la misma manera que el fruto obtenido sin reque-
laboral preconizan cada vez más voces, con respecto a cier-
rir esfuerzo alguno contenta al receptor, pues podría
ta tendencia a sustituir lo que solemos identificar con lo
haberse propuesto esa adquisición. El estatuto de lo casual
humano, con sus limitaciones, tardanzas y deudas, por un
es, sin embargo, algo distinto. Aquí, en lo propiamente au-
ideal-máquina en el que se cortocircuite el surgimiento de
tomático según la terminología aristotélica, nos hallamos
toda contingencia1, pues sus pautas están rigurosamente de-
frente a la mera coincidencia entre dos o más secuencias
terminadas.
causales en las que no encontramos ninguna instancia capaz
Con el fin de asentar el marco de esta propuesta de lec- de decisión, de manera que su encuentro, en lugar de des-
tura recurriremos a algún texto de Aristóteles. Nos embocar en el desorden o en un escenario desprovisto de
referimos concretamente a los capítulos intermedios —del sentido, más bien acaba reportando alguna utilidad difícil
cuarto al sexto— del libro II de la Física, en los que se de- de alcanzar por casualidad. Esto es lo que ocurre cuando
Mitis «se venga» del asesino del hombre que representa, o
cuando un caballo huye de una batalla y se salva por esa
* Nuria Sánchez Madrid es Doctora en Filosofía. «decisión» o cuando el trípode que lanzamos al aire cae en
1
la posición adecuada para que nos sentemos sobre él, «co-
Lo que presentamos en las páginas que siguen es una lectura de
la prostitución guiada por un estudio que con el título Belleza
y Comedia aborda la rehabilitación de lo contingente en la crí-
2
tica kantiana, estudio del que en estos momentos no puede Textos correspondientes a Met., V 30, 1025 a14-30 y Poética 9,
entregarse nada más que una idea vacilante. 1452 a1-11.
La máquina, la risa y la venganza del accidente 71

mo si hubiese querido hacernos la vida más cómoda» — pues contiene tanto nuestros éxitos —de los que nos enor-
«como si hubiese pensado en nosotros»— o cuando la pie- gullecemos— como nuestros fracasos —de los que nos
dra cae «como si hubiese tenido la intención de matarnos», avergonzamos—, la manera en que decidimos y el estilo
sucesos todos que pueden «animar» y convertir a una trama con que nos venimos abajo.
poética en algo enigmático. Estos ejemplos tienen en co- Al observar con detenimiento el tipo de destino conteni-
mún el descubrimiento de un significativo aliado de la do en el tan manido «eterno femenino», advertimos que una
razón y del sentido común en lo puramente irracional —e mujer reducida a máquina o muñeca es una mujer que ya no
incluso en lo inerte—, hasta el punto de que los hombres no sorprenderá nunca por sus «salidas» de tono poco femeni-
pueden dejar de pensar, ante el espectáculo puntual del ca- nas —es una mujer asegurada a todo riesgo— y en el
ballo huido y del trípode benefactor, la cantidad de ventajas reflejo que ofrecen sus movimientos controlados se cum-
que se derivarían de un artefacto que «actuara» o «pensara» plen los sueños de su pigmalión. Esa es la mujer «en
como parecen haberlo hecho el caballo y el trípode, por tamaño natural», como apuntó certeramente el título de la
ejemplo, una máquina que nos permita huir del campo de película de Berlanga, que el amante puede poseer en senti-
batalla cuando sea preciso y que nos sirva de asiento cuan- do total, sin limites impuestos por lo que en el otro haya de
do estemos cansados. No en vano, una de las acepciones voluntad. La literatura de H. von Kleist, E.T.A. Hoffmann y
más extendidas de la felicidad y el modo en que nos la re- de Villiers de l’Isle Adam e igualmente la ópera de Offen-
presentamos los hombres la aborda precisamente como un bach basada en los cuentos del segundo proporcionan con el
estado en el que todo en nuestra entera existencia nos va teatro de marionetas, la Olimpia creada por Spalanzani,
según nuestro deseo y voluntad, pues este ideal coincide Coppelia o la Eva futura el sueño de una mujer que culmina
con la representación de un mundo que se encuentre proce- su «feminidad» anulando lo que pueda haber en ella de li-
diendo en beneficio de nuestra entera satisfacción3. bertad y, en último término, de rasgos humanos5, con vistas
No sabemos si la invención de la máquina respondió a alcanzar la perfección. Es característico de la mujer ma-
explícitamente a una reflexión de esta naturaleza sobre lo quinizada no caer en desaciertos, precisamente por carecer
accidental y su utilidad para la vida, pero creemos que la de reflexión y del centro de gravedad de los pensamientos
máquina y el autómata pueden considerarse al menos como al que le damos el nombre de sentido común.
la representación de cierto afán por parte de los hombres de
control sobre lo accidental —lo injustificado por definición,
no eran hechos gratuitos o fortuitos, sino que tenían una causa,
pues puede tanto ocurrir como no— que aparece en todo
una causa indefectible, que esperaba escondida entre los plie-
ámbito de fenómenos. En efecto, los accidentes constituyen gues de los días; y esa causa —que no parece causa— era que
amplias bolsas de sinsentido que rodean lo que considera- tendría que morir en el campo de batalla, despanzurrado por
mos más preciado, a saber, nuestra vida y el relato o relatos una bala de cañón. Tal es la perversa voz del destino, tal es la
que la sustentan, señalando interrupciones y quiebras en la retorcida irracionalidad del que pretende racionalizar la con-
trama narrativa que nos impiden sentirnos enteramente tingencia imponiéndole un sentido, una causa, un argumento»
dueños de ella —más bien lo que sentimos es que no coin- (publicado en la prensa nacional el 24 de abril de 2005).
cidimos de iure con el lugar del narrador de la propia 5
Villiers de l’Isle Adam, L’Eve future: «He aquí, pues, los Ojos!,
historia, aunque a veces nos encontremos de facto en su lu- dijo el electricista, pulsando el resorte del cofre... Y el interior
gar— y que más bien nos recuerdan al «cuento contado por de aquella caja enigmática pareció lanzar mil miradas sobre el
un idiota, todo estruendo y furia, y sin ningún sentido» por joven inglés. He aquí, ciertamente, algunos de los ojos que
el que se lamenta Macbeth. Así, pues, si es una tendencia envidiarían muchas gacelas del valle de Nourmajad, continua-
insistente en nosotros la de buscarnos un destino, incompa- ba Edison. Ojos dotados de una esclerótica tan pura, de una
tible con la aceptación del sinsentido propuesto por lo niña tan nítida que resultan inquietantes, ¿verdad? El arte de
accidental, quizás tengamos suerte si llegamos a hacernos los grandes oculistas ha conseguido hoy superar a la Naturale-
za. La solemnidad de estos ojos da, positivamente, la
con un carácter4, término éste último demasiado modesto,
sensación del alma. La acción de la fotografía colorante les
añade un matiz personal; pero es sobre el iris donde es preciso
transportar la individualidad misma de la mirada. Una pregun-
3
Vd. KprV, ed. W. Weischedel, A 224. ta: ¿ha visto usted, milord, muchos bellos ojos a través del
4 mundo? Sí, respondió lord Ewald; sobre todo en Abisinia. Es
R. Sánchez Ferlosio ha aludido, de manera magistral a nuestro usted capaz de distinguir el destello de los ojos de la belleza
juicio, a la oposición benjaminiana carácter/destino en el dis- de la mirada, ¿verdad?, siguió Edison. ¡Por supuesto!, dijo
curso leído en la entrega del premio Cervantes de este año: lord Ewald... Miss Clary posee ojos de la más destellante be-
«La racionalidad precaria y espectral de la idea de «destino» lleza, cuando mira, displicente, ante sí a lo lejos: pero, cuando
no admite ser denunciada de frente como irracionalidad ni su mirada recae sobre alguna cosa que observa, ay, esa mirada
desautorizada señalándole «contradicciones», porque descien- basta para haceros olvidar sus ojos. ¡Eso simplifica cualquier
de de concepciones míticas, ajenas a nuestros usos de razón. dificultad!, exclamó Edison. Generalmente, la expresión de la
Será, en cambio, un refrán, el más espléndido, y a la vez más mirada humana es aumentada por mil incidencias exteriores:
terrible, de los refranes castellanos, el que nos dé la ilustración el imperceptible juego de los párpados, la inmovilidad de las
más aproximada de la indefinible noción de «destino», dice cejas, la longitud de las pestañas; y, sobre todo, por aquello
así: «El potro que ha de ir a la guerra, ni lo come el lobo ni lo que se dice, por la circunstancia en que uno se encuentra, por
aborta la yegua». Sólo aparentemente fue una feliz contingen- el entorno mismo que en ellos se refleja... Podemos hacer un
cia, un azar afortunado, el que no fuese malparido por su cliché de esa mirada, puesto que ella misma no es sino un cli-
madre, sólo aparentemente fue una suerte el que saliese bien ché, ¿no le parece? Es justo, respondió sonriendo el joven...
librado de las insidias y asechanzas de los lobos; en realidad,
72 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

Al no pensar, todo en la mujer marioneta —un auténtico apariencia—, lo que se nos ofrece es algo parecido a una
autómata espiritual— es gracioso, entrega y gratuidad, de cosa en sí misma, cuyas consecuencias para el uso práctico
manera que el fabricante de marionetas del clásico de von de la Razón Kant asocia en la segunda Crítica a los autóma-
Kleist equipara el baile de la muñeca con una tas de Vaucanson —que tienen como único
perfección superior a cualquier movilidad destino la fatalidad—, construidos, si
humana. Los hombres suelen integrar sus de- hablamos de hombres, por el maestro su-
cisiones en secuencias de acción que premo de todas las artes. Esta nota, a saber,
comienzan y acaban incluso antes de que el fi- la presunta superioridad de la mujer-
nal pretendido haya llegado efectivamente, lo máquina o de la muñeca «tamaño natural»
cual no garantiza el cierre de ningún relato y con respecto a la efectivamente real, reves-
mucho menos que nos quedemos satisfechos tida de limitaciones —no acepta toda
con él. No en vano, al actuar lo único que se condición de trato ni le gusta todo, sino só-
sabe de antemano es que se puede fracasar. lo aquello que juzga placentero—, parece
Frente a esta noción de libertad, que entraña encontrarse en la respuesta razonable que
serios riesgos para la satisfacción épica del su- algunos clientes asiduos a la prostitución de
jeto, la «perfección» del baile de la mujer- lujo, por ejemplo, los provenientes del
marioneta o de la muñeca radica en su indife- mundo del espectáculo, dan a la pregunta
rencia con respecto a la elección de un sentido curiosa del periodista: «¿por qué usted que,
en detrimento de otro6 —pues la muñeca no debido a su aspecto y actual 14.predica-
juzga ni hace lo que decide hacer, sino que su mento entre las jóvenes, no debe de tener
virtud reside en hacer lo que tiene que hacer, ninguna dificultad para encontrar parejas
lo que su mecanismo interno le anima a reali- amatorias, recurre a los servicios de prosti-
zar7— y su reivindicación de la validez del tución?». Una elocuente respuesta, que
instante, pues en cada giro que da, como sos- encontré hace ya tiempo en las declaracio-
tiene el maestro de marionetas del texto de von nes de un actor hollywoodiense a la revista
Kleist, parece obrar la mano de Dios8. En la Vanity Fair, venía a decir lo siguiente: «Es-
mujer-autómata o en la mujer-máquina, que actúa como tá muy claro el motivo para recurrir a esas mujeres: para
ideal para el cliente de la prostitución —allí donde se con- evitar que se queden». Respuesta que, más allá de valora-
siga que todo atisbo de conciencia ya no sea más que mera ciones vinculadas al tipo de contrato imposible que el
cliente establece con la prostituta, por el que ésta queda re-
ducida al estatuto de cosa, mientras que el primero
6
Von Kleist, «Sobre el teatro de marionetas»: «Dije que, por muy conserva indefectiblemente el de persona9, da en el clavo
convenientemente que el asunto condujera a su paradoja [su- del enlace que aquí nos proponemos establecer entre la
perioridad de la marioneta con respecto al hombre], sin prostitución, la reducción de la mujer al estado de marione-
embargo, nunca me haría creer que puede haber más gracia en ta o muñeca y el triunfo sobre lo accidental. Más allá del
una marioneta que en la constitución de un cuerpo humano. Él profundo silogismo del actor10, que combina inmediatamen-
contestó que sería enteramente imposible para el hombre al- te el hecho de un encuentro sexual con una mujer con la
canzar siquiera en ese punto a la marioneta. Solamente un dios posibilidad de que una historia comience —ya desemboque
podría medirse con la materia en ese campo, y aquí se encon- en una love story o en una hate story—, la única manera de
traría el punto en el que se encuentran ambos extremos del
anular de principio lo que pueda derivarse de un encuentro
mundo, que tiene forma anular» (trad. N.S.M.).
fortuito o casual entre un hombre y una mujer o un hombre
7
Este es el peculiar tono discursivo que Juan Jesús Rodríguez y otro hombre o una mujer y otra mujer consiste en la re-
Fraile ha espigado en su artículo, publicado en este mismo ducción de uno de ellos al estatuto de muñeco o autómata,
número, entre los anuncios de contactos que recoge hoy todo
periódico que se precie, en los que los «estoy hecha para ti» o
«estoy esperando ansiosa tu llamada» poseen la peculiaridad
9
de los carteles del tipo «tonto el que lo lea» analizados por O. Entenderíamos por un contrato posible y sostenible el que firman
Ducrot en sus estudios de pragmática, redactados para que los dos personas con la intención de seguir siendo lo que son o
actualice precisamente el que lo lea en cada caso, de manera con la intención de despojarse provisionalmente o a ratos de
que en propiedad puede afirmarse que se trata de mensajes que su condición de persona, que cambian por la de cosa. Y en es-
están dirigidos a todos y a ninguno en particular. te último caso, lo esencial es que la cosificación lo sea de los
8 dos al mismo tiempo —no por parte de uno, pero no de otro—
Es difícil que la presentación de la marioneta en este texto de , como sostiene Kant en sus Lecciones de ética o en la Doctri-
von Kleist no recuerde a la presentación de la «libertad del na de la virtud al definir el matrimonio.
asador» propia de un autómata espiritual o al autómata de
10
Vaucanson en la Crítica de la Razón práctica de I. Kant. Y Creo que en el caso de esa entrevista que leí en mis años mozos
para que esa transformación del hombre en autómata se pro- se trataba de Christian Slater, pero con el fin de darle al caso
duzca sólo hace falta que nuestras acciones no se consideren mayor actualidad y brillo, propongamos el rostro del nuevo
como determinaciones del hombre como fenómeno, sino como Alejandro Magno, Colin Farrell, e incluso el de la nueva
cosas en sí mismas, que es lo que realmente encuentran el Olimpia, Angelina Jolie, pues en la guerra declarada por nues-
maestro Coppelius y el desgraciado Nataniel en Olimpia- tros tiempos al accidente la distinción de sexo está más que
Coppelia. superada.
La máquina, la risa y la venganza del accidente 73

en el que lo único que queda de humano es la capacidad pa- realizan está extraído literalmente del ámbito de la vida, si
ra recibir órdenes o cumplir los extremos del servicio bien la apariencia de naturalidad no nos engaña y sabemos
estipulado, de manera que el otro sujeto, el liberado de esta que el acto es consecuencia de un riguroso diseño que imita
función, puede pronunciar sin miedo alguno: «sé de ante- la realidad. La prostitución nos permite superar —y olvi-
mano a lo que voy»11. dar— los obstáculos que los accidentes y nuestras
Aquí se encuentra, a nuestro parecer, una nota que de- deficiencias personales oponen a la satisfacción sexual,
nuncia lo artificioso del catalogado como «oficio más puesto que quien paga ya no puede ser rechazado, espe-
antiguo del mundo», que se manifiesta como medio para cialmente si ha conseguido dar con quien depende de la
olvidar nuestra incapacidad de saber si tendremos éxito o prostitución para subsistir —y su comportamiento perpetúa
no en la búsqueda de nuestras parejas sexuales o si, no la producción de esta «oferta laboral»—, pero esa supera-
habiéndolo tenido hasta ahora, podremos empezar a tenerlo ción no consiste en nada distinto de un descoyuntamiento
mañana. Con independencia de esta trampa que le ponemos de las condiciones que dan sentido a los encuentros huma-
a lo que pasa en la vida y da cuerpo a los asun- nos, donde nunca sabemos antes si con
tos humanos, los hombres y las mujeres en quien hablamos nos va a seguir gustando
general no saben de antemano si quienes en- después13. Y seguramente la dificultad pro-
cuentran a su paso van a resultar de su agrado, puesta por lo que les ocurre a los hombres y
de la misma manera en que tampoco encuen- mujeres cuando se prostituyen o son prosti-
tran lo que esperaban y es habitual tuidos no resida tanto en que un autómata
encontrarlos decepcionados por los frutos de espiritual no hable o no sienta o incluso no
sus relaciones con otros. Es precisamente el discurra, sino en que para nosotros nada de
ahorro en desaciertos lo que busca el o la lo que haga posee sentido, sencillamente no
cliente en el individuo que se prostituye, de lo entendemos —para empezar nuestros ac-
manera que en las condiciones de este «contra- tos no son gesticulaciones de una
to de un servicio» todas las contingencias marioneta—, pues la máquina es precisa-
queden suspendidas, lo cual equivale a sus- mente lo que surge del desdibujamiento de
pender la cierta «naturalidad» que tiene todo la diferencia entre sentido y sinsentido —el
encuentro —pues los que se encuentran están nombre de la anulación de una diferencia—
integrados en una sociedad y son ya por ello , es una Razón neutra y desprovista de esta-
experimentados comediantes—, es decir, su dos de ánimo14.
pertenencia a un entramado de historias que Creemos que la tendencia a la maquini-
parece que lleva consigo todo hombre allí zación de los hombres como medio para
donde va. Por otra parte, la suspensión se rea- anular la aparición de accidentes refleja la
liza en beneficio de un «protocolo» de escasa disposición humana a aceptar que
acciones debidamente codificadas12. Se recu- cada vida, por muy consecuente y acertada
rre, pues, a un servicio eligiendo con que la encuentre quien la vive, está rodeada
antelación un ambiente y ciertas prestaciones sexuales in- de inmensas bolsas de sinsentido, de sucesos que resultaron
cluidas en un más o menos detallado catálogo —según el de meras coincidencias y que carecen de fundamento, frente
alcance adquisitivo del cliente— del arte amatoria, de suer- a lo cual o bien se toma hasta llegar a la locura la dirección
te que algo muy curioso resulta de esa elección, a saber, el que podemos tipificar como la de la teoría de la conspira-
no poder negar que lo que la persona prostituida y el cliente ción —lo que parecía mera casualidad en realidad no lo es,
pues en verdad yo soy más importante para el mundo de lo
que parece—, donde la creencia en la conspiración no es
11
La asimetría en que se basa la relación determinada por la pros- más que el medio para seguir creyendo en uno mismo15 —
titución queda patente en el hecho de que, si bien el cliente
sabe siempre a lo que va, pues ha elegido un determinado am-
biente y prácticas sexuales, la prostituta sólo en casos
13
contados y allí donde puede definirse como «de lujo» goza de Podría objetarse en este punto la falta de sensibilidad de quien
esta seguridad. La mayor parte de las veces al «sé de antema- escribe con respecto a las historias de amor surgidas entre
no a lo que voy» del cliente le corresponde el «a ver qué me clientes y prostitutas/os, si bien espero que se acepte que
encuentro hoy» o «no sé si saldré con vida de ésta» de la pros- cuando eso ocurre, a saber, cuando la story sustituye al servi-
tituta. ce, el imposible contrato sexual constituido por la prostitución
12
se suspende y los protagonistas del mismo vuelven a respirar
Nada hay más codificado que la amplia gama de operaciones en un ambiente en que no todo está decidido de antemano.
que se espera que quien se prostituye realiza al cliente: «usted
14
me prometió un francés y me sale con un búlgaro» o «oiga us- En este sentido es en que creemos que debe entenderse el «Un-
ted, que yo venía buscando un fackfisting y me han hecho una sex me here» de Lady Macbeth, al solicitar a los espíritus que
felación»... Intentar evitar lo accidental no significa acabar del sirven a la muerte que la despojen de su sexo y la llenen a re-
todo con la capacidad de error en que con frecuencia parecen bosar desde la coronilla a los pies de negra crueldad, con la
consistir los agentes humanos, al menos, hasta que podamos esperanza de que esa maquinización a lo terminator le permita
sustituirlos por máquinas, como aquel prostituto tan simpático consumar los despiadados crímenes que se ha propuesto.
al que daba vida Jude Law en la película Inteligencia artifi- 15
Remitimos con respecto a esta tendencia a la expulsión del ac-
cial.
cidente de nuestra lectura de los acontecimientos al excelente
74 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

ése que es el centro del mundo—, o bien se le coge gusto a Nos parece que este efecto cómico requiere al menos
la risa, esa operación del ánimo que Kant definió como «la dos observaciones. Cuando, siguiendo los ejemplos de
transformación de una tensa espera en nada». Lo primero, Kant, un nativo desconocedor de la cerveza se asombra de
como decíamos, nos hunde en la consecuencia de la locu- que la cerveza sea espumosa o cuando un hombre sorpren-
ra16, lo segundo, quién sabe, quizás tenga todo que ver con dido por la alegría de las plañideras en la preparación del
aquello que San Agustín calificaba como lo especifico del entierro solemne de un familiar nos dan que reír, siguiendo
hombre frente al mundo y su comienzo [principium], a sa- los ejemplos que Kant ofrece de lo risible en el §54 de la
ber, la capacidad para el inicio [initium]. Crítica del Juicio, la clave de este afecto reside en la de-
Es preciso apuntar, antes que nada, que la risa no parte cepción de las expectativas con que nosotros ya nos
de la conversión de la dirección en la que se había consti- habíamos adelantado al desenlace del relato que oímos17.
tuido nuestra expectativa en precisamente la contraria, lo Pues si no actuáramos de esta manera, insistiendo y soste-
que en todo caso llamaría niendo desde el comienzo
la atención del entendi- en la continuidad de un
miento, que habría hilo con que maniobran la
padecido los efectos de un imaginación y el entendi-
engaño, pero no de la fa- miento, parece que no
cultad de juzgar. A sentiríamos interés por el
diferencia de lo que ocurre relato, en todo caso sólo
ante el fraude y el engaño, podríamos recomponer a
quien ríe experimenta en el posteriori fragmentos del
relato o la conversación la mismo, al faltar el hilo
existencia de un límite conductor necesario para
desde el que se impone de- desplegar un tejido com-
jar de creer en la pleto.
composición de los pen- En primer lugar, el su-
samientos y de los hechos jeto que ríe reconoce con
que nos habíamos formado su risa lo que no podía sa-
hacía apenas un instante y ber de antemano, a saber,
más allá del cual carecería que no valía la pena obje-
ya de relevancia creer o no tivamente moverse ni
creer en la verosimilitud desplazarse, que nuestra
de nada, pues cualquier imaginación despertara al
cosa que se dijera contaría, entendimiento y que éste
por el hecho de haberse pusiera a trabajar a la pri-
dicho, con suficiente con- mera con la expectativa de
sistencia. Así, pues, en la habérselas próximamente
composición con que con- con relaciones entre con-
tamos en la mitad de una conversación o que vamos tejien- ceptos. El esfuerzo no merecía, pues, la pena objetivamente,
do a medida que prestamos atención a una narración pero quizás subjetivamente el ánimo que retorna a la posi-
advertimos nuestro equívoco [Mißgriff], si bien podemos ción inicial considere suficiente y se plantee jugar por ello
seguir jugando con esa idea acerca de lo relatado que no con esa distancia sin aportación cognoscitiva, aunque dilu-
conduce a ninguna parte, porque su gratuidad no nos enga-
ña ni desorienta. Es el hallazgo involuntario (en otro caso
no sentiríamos el efecto de una risa auténtica, sino que se- 17
J.L. Pardo ha diagnosticado con gran acierto en su libro más re-
ríamos sus presuntos artífices) de ese límite lo que activa el ciente La regla del juego. Sobre la dificultad de aprender
decisivo retorno al comienzo —el punto 0 de la proporción filosofía —Barcelona, Círculo de Lectores, 2005— este pre-
entre las facultades de conocer— que acredita la transfor- supuesto de toda conversación y acto de comprensión en
mación de la expectativa en nada. general, formulado como la conversión del Otro en la regla,;
vd. especialmente la tercera aporía de la primera parte, bajo el
título Tercera aporía del aprender, o del saber de memoria, p.
trabajo de J.L. Pardo publicado en la revista Sibila, abril de 69: «Se comprende porque se cree —ésa es la confianza ciega
2002, con el título de El alma de las máquinas (3/3). En torno que se pide al intérprete, la creencia firme o la locura de la po-
a Crash, de David Cronenberg. Los huérfanos de la historia, sesión del poeta inspirado—, hay que anticipar la perfección
pp. 44-48. de la palabra del Otro (su perfecta verdad incuestionable) para
poder comprenderla (para poder ejercer esa adivinación del
16
De la que consideramos una magnífica tipificación la realizada sentido del texto que hay que adelantar cuando todavía no se
por Chesterton en Ortodoxia, donde el loco se describe no comprende, esa memoria de lo que aún no ha pasado), y todo
como quien se deja arrastrar por la imaginación, sino más bien lo que de ella comprendemos afianza nuestra creencia (nos
como quien no abandona en un solo momento la voluntad de restituye con intereses lo que habíamos adelantado, como
razonamiento, de manera que no reserva nada al azar ni acepta cuando el texto, una vez leído y comprendido, confirma la lec-
la existencia de casualidades. tura tentativa que habíamos hecho de él)».
La máquina, la risa y la venganza del accidente 75

cidadora de nuestros límites, que se ha abierto para él entre lo absurdo o contrario a los sentidos, es decir, lo sencilla-
un objeto que podía engañarlo por un momento y su trans- mente paradójico [Widersinnig]19, que es lo que inicia la
formación en una nada conceptual. Si eso ocurre, y Kant anábasis o retirada hacia el punto de origen. Y la risa no
propone incluir a la risa como compensadora de las penas manifiesta otra cosa que la conciencia de haber distinguido,
de la vida en la lista elaborada por Voltaire, el ánimo podría por muy tosca y primaria que sea esa distinción, entre el
«decidir» desplazarse hacia el lugar en que las intuiciones material susceptible de conformar una historia verdadera,
reciben su determinación conceptual, a sabiendas de que cumpliendo las condiciones de posibilidad de un relato, y
ese paso no llegará a darse nunca, pues de camino hacia él los discursos propios de la tierra de Jauja, en la que las re-
se romperá lo que sujetaba de la cuerda de la aprehensión y glas del sentido se declaran en estado de excepción, donde
reproducción sucesivas, poniendo fin a la cadena de des- los hombres son felices gracias a los avances de la inteli-
aciertos en la asociación entre palabras y cosas. De esta gencia artificial. De ello se colige que el afecto de la risa no
manera, si bien la oscilación entre representaciones y fenó- se manifiesta ante una decepción colectiva de la urdimbre
menos que no alcanzan ningún acuerdo produce cansancio compuesta por nuestras expectativas implícitas y presu-
en el ánimo, la confirmación final del por qué quedamos puestas —por ejemplo, la creencia de que cuando hablamos
presos fácilmente en expectativas improductivas nos da el suelo no va a dejar de sostenernos o que mi interlocutor
contento y se ve acompañada por un equilibrio de las sen- entiende y habla español—, sino que posee una naturaleza
saciones corporales. La segunda observación incide en el marcadamente distributiva, de manera que sólo esta o aque-
hecho de que este desplazamiento gratuito, con comienzo, lla expectativa se ven transformadas en una nada. Una risa
pero sin otro final distinto del volver a casa, no carece de hiperbólica forma parte de la batería de argumentos escép-
sentido, sino que nos dispone a jugar con un límite más allá ticos con los que la Razón no puede darse nunca por
del cual nuestras palabras quedarían muy lejos de ingresar satisfecha, especialmente como medio para dirimir sus con-
en el orden de los significantes. Lo que provoca la risa nos flictos internos.
permite observar dónde se encuentra el límite de la asocia- En clara coincidencia con lo que decíamos al comienzo
ción cognoscitiva entre nuestras intuiciones y conceptos, de de este texto a propósito de las propiedades del accidente,
manera que, sin voluntad de superarlo para sumergirnos en uno de los rasgos peculiares de la risa es, como ocurría con
el absurdo, nos complace saber de dónde tomamos el senti- el favor [Gunst] en tanto que la única complacencia libre,
do y a qué prestamos atención implícitamente en todo un tipo de desinterés involuntario al que podemos calificar
momento de vigilia, saber al que responde el reequilibrio de de manera muy genérica como distracción, que al menos
las fuerzas del ánimo tras el golpe recibido al querer con- desde la caída de Tales en el pozo viene acompañando la
travenir a las reglas del sentido18. Aquí el deleite responde a desconexión entre las preocupaciones del filósofo y las de
la localización del punto más allá del cual la cuerda de la la vida más cotidiana. Al distraerse, el sujeto rompe con al-
operación aprehensiva de la imaginación y de la compren- gún presupuesto relevante para la vida más común, al que
siva del entendimiento no resiste la deformación y se rompe quizás involuntariamente ha dejado de conceder la debida
sin remedio, porque con ello advertimos dónde está ese importancia, y la risa surge al advertir que el sujeto sigue
punto y, al saberlo, mantenemos a buen resguardo la activi- actuando como si aquel principio o regla siempre supuestos
dad de nuestras facultades. Poder rondar el límite preciso no se hubiesen olvidado. Por ser una de las operaciones de
entre el sentido y el sinsentido sin comenzar a confundirlos la facultad de juzgar reflexionante, la risa nace de una com-
confirma la capacidad del ánimo para defenderse por sí solo paración entre una manera de actuar que contemplamos y el
de los elementos que pudieran desbaratar enteramente el modo en que creemos que tendría que proceder el sujeto, de
orden republicano de las facultades de conocer. suerte que sometemos lo primero al cedazo de lo segundo y
Quien es capaz de jugar con los efectos derivados del en ese examen nos llama la atención especialmente la insis-
atrevimiento que pretende superar ese límite, tal y como tencia por parte de quienes constituyen la situación cómica
acredita la risa, puede discernir también entre lo verosímil y en convertir una particularidad excéntrica en algo natural,
como si se la pudiera integrar, sin demasiada dificultad para
el encaje, en el tejido del sentido común. La risa devuelve a
18
Volvemos a encontrar este efecto de vivificación interna deri- ciertos sujetos como Tales al lugar que «merecen» quienes
vado del juego entre afectos contrarios en la.Anthrop. prag., § pretenden introducir alguna modificación llamativa en el te-
60 Del sentimiento de lo agradable o del placer sensible en la jido de presupuestos e implícitos que constituyen una
sensación de un objeto «Ilustración mediante ejemplos»:
«¿Por qué es el juego (principalmente con dinero) tan atrayen-
19
te y, cuando no demasiado interesado, la mejor manera de Anthrop. prag., § 2 Del egoísmo: «Pero puesto que cada cual tie-
distraerse y reponerse tras un largo esfuerzo intelectual (pues ne que tener su propio sentido y afirmarlo (si omnes patres
no haciendo nada el reponerse es muy lento)? Porque es un sic, at ego non sic, Abelardo), el reproche a la paradoja, si ésta
estado de temor y esperanza incesantemente alternantes. La no está basada en la vanidad de querer solamente distinguirse,
cena después de este estado sabe y sienta también mejor. — no tiene un significado negativo. —A la paradoja se opone lo
¿Por qué son las piezas teatrales (sea tragedia o comedia) tan cotidiano [das Alltägige], que tiene de su parte a la opinión
cautivadoras? Porque en todas las piezas surgen ciertas común. Pero en lo cotidiano hay tan poca seguridad como en
dificultades —la inquietud y la perplejidad en medio de la lo paradójico, si es que no menor, porque adormece; en su lu-
esperanza y la alegría—, y este juego de afectos contrarios es, gar lo paradójico despierta el ánimo para la atención y la
al terminar la pieza, un incentivo vital para el espectador, al investigación, que con frecuencia conduce a descubrimien-
que ha puesto interiormente en movimiento». tos».
76 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

comunidad, por lo que no es de extrañar que todo aquel que pone en marcha el impulso de su artesano-proxeneta, si se
aspire a pensar lo que constituye a esa comunidad obtendrá nos permite esta adecuación del texto con vistas al asunto
de ésta el único trato con que ella puede clasificarse, a sa- que tratamos. De manera que si nuestras decisiones estuvie-
ber, el de un sujeto que carece de los medios más básicos sen sometidas al mismo enlace causal necesario que los
para enfrentarse al día a día, como Sócrates y su impericia sucesos en el tiempo, la única libertad de que seríamos
en la oratoria forense ateniense20. acreedores sería psicológica y meramente comparativa y
Otro de los rasgos más frecuentes de lo que mueve a la nuestra aparente espontaneidad habría de atribuirse en últi-
risa es el choque entre lo que es lógico esperar del compor- mo término a un sumo maestro de todas las artes22.
tamiento de un hombre y el modo en que efectivamente éste Igualmente, en un célebre pasaje de la Crítica de la Ra-
actúa, por ejemplo, no respondiendo a nuestras preguntas zón práctica, Kant señala que si la proporción entre
como un ser capaz de reflexionar, sino como un autómata nuestras facultades se viera modificada por la posesión, lle-
que, por ejemplo, repite como una salmodia la secuencia de gado el caso, de un entendimiento intuitivo, la lucha que
nuestro discurso, sin hacerlo suyo ni adoptar una posición nuestra intención moral mantiene con las inclinaciones
crítica ante él. En este punto nos referimos a aquellos mo- encontraría su final. Pues, posiblemente la posesión de una
mentos en que un hombre actúa más como un autómata inteligencia superior a la nuestra nos permitiese no sólo
espiritual que como un hombre o, por decirlo con Aristóte- contar con una perspectiva oscura y ambigua acerca del
les, como un berzotas o una copia en yeso de un hombre en porvenir y conjeturar la existencia del regidor del mundo,
lugar de como un hombre de verdad, esto es, que piense y sino también contemplar su imagen y la terrible majestad de
actúe con arreglo a principios y no con arreglo a un mero su eternidad, con lo que nuestro horizonte cognoscitivo se
mecanismo. Quizás los ejemplos kantianos más claros acer- vería tan ampliado como asegurado nuestro progreso por la
ca de esta nota de lo risible los encontremos en la senda del acierto moral, al menos en su aspectos más exter-
Arquitectónica de la primera Crítica, así como en la Acla- nos. Pero si, a pesar de esta auténtica revolución de las
ración crítica y en un pasaje de la Metodología de la proporciones entre las facultades del ánimo, con la que se
Crítica de la Razón práctica. En la Arquitectónica de la disolvería toda conveniencia de ésta para nuestro destino
Razón pura de la primera Crítica Kant establece una distin- práctico, nuestra naturaleza sigue siendo la misma, la su-
ción subjetiva entre conocimiento histórico (cognitio ex presión de la transgresión de la ley se conseguirá sólo al
datis) y conocimiento racional (cognitio ex principiis), que precio de que el comportamiento del hombre se transforme
no rige en la matemática, pero sí en filosofía, de suerte que en un mero mecanismo, en el que no quepa hallar vida al-
el primero se reduce a un aprendizaje memorístico, que guna, sino sólo la gesticulación habitual en el espectáculo
puede llegar a ser muy exhaustivo, de los principios y prue- de marionetas.
bas de un sistema de pensamiento, si bien carece De la mano de estos textos puede concluirse que quien
enteramente de la capacidad de orientarse en el interior de no puede pensar por sí mismo ni tampoco actuar con liber-
ese horizonte doctrinal. De ese hombre puede decirse que tad constituye un magnífico ejemplo de lo que mueve a la
«ha aprendido y memorizado bien, esto es, ha aprendido y risa, según la definición kantiana de este afecto. Los tres
es una copia en yeso de un hombre vivo» (A 836/B 864), lo casos mencionados ponen en solfa la opinión común que
que confirma la imposibilidad de formular en términos pro- asocia el que un hombre actúe siguiendo ciertos principios
ductivos o técnicos el contenido de una teoría21, al menos o el mismo carácter en tanto que principio interno que rige
allí donde el uso de la Razón no es in concreto ni construc- el comportamiento de una vida con una rígida presentación
tivo, teniendo que defender siempre a las palabras, como mecánica de lo que sea un hombre, pues no hay vía más di-
acertó a ver Sócrates en el Fedro, de la amenaza de la ma- recta al mecanismo que el convertir lo accidental en la
linterpretación y la manipulación. De manera análoga, si no única regla vigente —así, la mujer-máquina o muñeca se
hubiese distinción entre la idea cosmológica de libertad fabrica para satisfacer todos los deseos de su hacedor o de
transcendental y la ley natural de necesidad mecánica, ten- su comprador— o el dejarse llevar por principios recibidos
dríamos que identificar las presuntas decisiones que toma de otro —el pigmalión o el proxeneta—. Lejos de manifes-
un hombre a lo largo de su vida con meros movimientos tar que uno es dueño de sí, el efecto autómata espiritual
mecánicos de un autómata fabricado por Vaucanson y su
libertad con la cómica libertad de un asador, al que sólo
22
H. Bergson, autor de una de las escasas reflexiones filosóficas
dedicadas a la risa, establece una relación directa entre el efec-
20
J.L. Pardo en su obra citada no ha dejado de ocuparse precisa- to cómico y la conciencia de haber perdido la libertad; vd.
mente del enfrentamiento con la comunidad de implícitos trad. cast. en Porrúa, p. 74: «No olvidemos que todo lo que de
(juego 1) que sostiene subjetivamente a cada dicente por parte serio hay en la vida parte de nuestra libertad. Los sentimientos
de la filosofía o la demora en la objetivación, que conduce a la que hemos ido madurando en nuestro interior, las pasiones cu-
ruina como creencias de los contenidos de la primera (juego yo calor conservamos, las acciones intencionalmente
2). ejecutadas por nosotros, todo lo que de nosotros se deriva y
realmente nos pertenece, traspasa a la vida su desenvolvimien-
21
Aristóteles señala en la Política la insensatez de atribuir la feli- to dramático, que es generalmente serio. ¿Qué hace falta para
cidad a los bienes exteriores, en lugar de al hombre bueno que que todo esto se vuelva comedia? Se necesitaría suponer que
los emplea, así como es fruto de la ignorancia buscar el prin- una libertad aparente encubre un juego de títeres; que somos,
cipio de una bella melodía en la cítara en lugar de en el como dijo el poeta: «…humildes marionetas cuyos hilos son
citarista, vd. VII 13, 1332 a21-27. manejados por la Necesidad»».
La máquina, la risa y la venganza del accidente 77

indica que estamos integrados en un inmenso mecanismo enteramente contingente» [etwas gans Zufälliges], que no
universal y que dependemos de un sumo artífice responsa- es otra cosa que la experiencia posible. Con esto quiere de-
ble del último fundamento de nuestras acciones, reducidas cirse que al menos para nosotros los hombres es imposible
inexorablemente a movimientos23. ¿Qué es lo que por de transitar a priori desde el contenido de un concepto —sea
pronto un observador atento echa en falta al reírse ante es- la causa— al de otro —sea el efecto—, teniendo que referir
tas manifestaciones mecánicas del hombre? Parece que la la relación entre ambos, que sí conocemos a priori, a un
respuesta más acertada es la que apunta a la facultad de tercero, a saber, la experiencia posible. El desconocimiento
juzgar, a saber, la facultad que en su acepción más objetiva de esta distinción condujo, observa Kant, a un hombre de
y por contraste con el entendimiento habría que calificar juicio fino como Hume a concluir «a partir de la contingen-
como facultad de la subsunción, en la que Kant encuentra cia de nuestra determinación según la ley, la contingencia
una capacidad difícilmente formulable en términos técni- de la ley misma» (KrV, A 766/B 794), confundiendo, por
cos, a saber, «un talento particular que no puede enseñarse, tanto, la referencia de nuestros conceptos a la experiencia
sino sólo ejercitarse» (KrV, A 133/B 172). Esta facultad que posible con la síntesis de los objetos de la experiencia efec-
no puede enseñarse, sino únicamente cultivarse y para la tivamente real, que siempre es empírica. En efecto, la
que los ejemplos se facultad de juzgar no
quedan bisoños y sólo tramita meros principios
ofrecen una ayuda me- de asociación, sino que
nesterosa, propia de establece enlaces a prio-
meras andaderas, parece ri en lo contingente —
encargarse allí donde en lo que literalmente
actúa de que los otros no podría ser de esta mane-
perciban al vernos ra y de otra, lo
hablar o actuar algo pa- imprevisible por defini-
recido a una secuencia ción—, es decir, permite
de fotogramas entre los aplicar las leyes del en-
que median interrupcio- tendimiento a los casos
nes, sino más bien una que la experiencia nos
progresión continua que proporciona. Pues bien,
ha sido inspirada por este saber qué hacer con
principios y no resulta los casos, generalmente
de meras fórmulas. El imprevisibles como ta-
Juicio se encarga de cu- les, no se puede enseñar,
brir los huecos que sin ni siquiera en su tarea de
él aparecerían en los subsunción en la que el
efectos fenoménicos de entendimiento ofrece
nuestros pensamientos y todas las reglas necesa-
decisiones, al elegir a rias. Por otra parte,
qué regla corresponde como veíamos en la
este caso. Cuando afir- primera parte de este
mo que esta cera derretida es un caso de la ley de conexión texto, la máquina surge con la intención de olvidar la dife-
causal o que esta máxima puede elevarse a ley universal, mi rencia entre el caso y la ley, por tanto, de obviar los enlaces
afirmación implica un saber que sirve de urdimbre para mis tramitados por la facultad de juzgar, ya que el autómata se
conocimientos y decisiones. Creemos que habría que adjun- mueve con los ojos cerrados.
tar a esta definición de la facultad de juzgar una Si desde este breve excurso dedicado a la facultad de
observación de detalle: el Juicio se caracteriza tanto por dis- juzgar, que es lo que el observador que encuentra risible
tinguir entre lo contingente y las leyes cuanto por arbitrar una situación parece echar de menos en la escena, regresa-
un marco de legalidad para los materiales identificados con mos a lo accidental, quizás se comprenda la función poética
lo indeterminado y lo contingente (casus), a saber, la finali- de la acumulación de accidentes que llegan a adueñarse de
dad. Por ello, Kant puede sostener que la Razón pura eleva la escena, imponiendo su ley y, con ello, el caos y la decep-
principios seguros mediante los conceptos del entendimien- ción de cualquier expectativa razonable que pudiera haberse
to, «que contienen la condición y casi el exponente para una hecho el espectador. Bergson en su ensayo La risa se atreve
regla» (A 159/B 198) para los que la experiencia ofrece los a proponer una clasificación de modos en que los acciden-
casos particulares, pero en el bien entendido de que aque- tes entran en escena transformando momentáneamente a las
llos conceptos del entendimiento queden referidos a «algo personas en cosas —Sancho Panza manteado, el barón de
Münchhausen lanzado como una bala de cañón—, entre los
que cabe destacar el mecanismo «bola de nieve», en el que
23
Debido a su cercanía a la figura del autómata, pues eso es lo que una serie de objetos caen rápidamente uno tras otro como
se busca de ella o él, el prostituido suele estar acompañada/o cartas de baraja o piezas de dominó, lo cual, trasladado al
de redes, que le dificultan enormemente la huida o el cambio
de actividad.
78 Cuaderno de MATERIALES, nº 22

espacio de juego de los hombres —la montaña viene a Ma- de un animal racional-animal, con arreglo a la curiosa ex-
homa, según las leyes de los campos del lenguaje en la obra presión elegida por Kant para advertir que la complacencia
de K. Bühler24— representa una secuencia de absurdos de- en lo bello es la única exclusiva del hombre. Pues sólo un
rivada de un desacierto o descuido originario, por ejemplo, entendimiento finito respeta el espacio ocupado por lo con-
el empujón fortuito recibido por alguien que sostenía una tingente, a saber, el cubierto por lo que las leyes del
taza de té. Otro fenómeno digno de mención es el de «in- entendimiento no pueden determinar26. Un entendimiento
versión de un designio o intención», que cuenta con intuitivo —un entendimiento-máquina o un ordenador que
ejemplos paradigmáticos con el perseguidor que se convier- actuara como un Newton de la biología— no sería un en-
te en víctima de una persecución, el estafador estafado o el tendimiento humano, que no puede entender nada de una
ladrón robado. Aquí lo cómico se gesta en la inversión a la cosa en sí. Por ello, no es extraño que la pobre Olim-
que se ve sometida la secuencia de acciones proyectada por pia/Coppelia no pueda reír27, pues nada hay en ella en
el sujeto de la acción, de suerte que éstas, en lugar de seguir condiciones de juzgar, esto es, de disociar los órdenes de lo
el orden establecido, se rebelan y toman como objeto al su- contingente y de la legalidad y de establecimiento del
jeto. Alguien lanza una piedra y ésta, como por arte de acuerdo entre ambos. Allí donde triunfa el destino, los
magia, vuelve a lanzarse contra aquél. Muy cercano a este hombres creen haberse impuesto a lo contingente y a lo ca-
efecto de inversión se encuentra «la reversibilidad del me- sual —esa amenaza contra los elevados designios que ellos
canismo o la circularidad de los movimientos», donde en están llamados a cumplir—, pero siempre al precio de re-
virtud de un enlace de causas y efectos todos los esfuerzos nunciar a todo carácter y, lo que es mucho más grave, de
de los personajes de la trama desembocan en el mismo pun- arrebatárselo a otros por el camino. No nos parece exagera-
to, es decir, al final todos los agentes retornan al punto de do adscribir la fabricación del autómata con vistas a la
partida, como si nadie se hubiese movido, de manera que en plena satisfacción de los deseos de su dueño o comprador a
esta representación de un esfuerzo baldío —Much Ado for una intención semejante a la del autor de los versos decla-
Nothing— el ánimo encuentra motivos para la risa. Perte- mados ante don Quijote por el hijo del caballero del verde
nece igualmente al orden de lo accidental, como material de gabán, en una auténtica declaración de principios a favor de
trabajo para lo cómico, el ensayo de igualación con lo legal la teodicea y en contra la facultad de juzgar: «si mi fue tor-
por parte de un encuentro meramente fortuito o un suceso nase a es,/sin esperar más será,/o viniese el tiempo ya/de lo
accidental. Y es que cuando un accidente pretende conver- que será después»28.
tirse en regla por la única vía que queda a su alcance, a
saber, por la vía de la repetición, produce risa su opacidad a
algo así como el sentido, pues así como mil indicios contin-
gentes no conducen a un indicio necesario o prueba, mil
accidentes no constituyen sustancia alguna25. La repetición
de un accidente, lejos de propiciar la transformación en
forma, pone aún más de manifiesto su naturaleza de mero 26
Vd. KU, § 77, W 359-360: «Aquí se trata de la relación de nues-
suceso, su inconsistencia. tro entendimiento con el Juicio, es decir, de que busquemos
Todos estos procedimientos tienen en común el carecer ahí una cierta contingencia de la constitución de nuestro en-
de sentido para un entendimiento que no sea el nuestro, el tendimiento para anotarla como peculiaridad suya, a diferencia
de otros entendimientos posibles. Esta contingencia se encuen-
tra muy naturalmente en lo particular que el Juicio debe llevar
24 bajo lo universal de los conceptos del entendimiento, pues
Vd. R. Sánchez Ferlosio, «Glosas castellanas», en: El alma y la mediante lo universal de nuestro entendimiento (humano) no
vergüenza, Destino, 2000, p. 263: «[E]n el procedimiento épi- se determina lo particular. De cuántas maneras diferentes pue-
co, el del cuento, el sujeto hablante/oyente, Mahoma, se lleva, den cosas distintas que, sin embargo, coinciden en una nota
por trasposición, el campo mostrativo de la voz —desde la común, presentarse a nuestra percepción, eso es contingente.
voz— al campo simbólico de las representaciones del fantas- Nuestro entendimiento es una facultad de los conceptos, esto
ma, a la montaña; en el procedimiento dramático, el de los es, un entendimiento discursivo, para el cual, desde luego, tie-
juegos de ficción, el sujeto hablante/oyente, mahoma, se trae nen que ser enteramente contingentes las maneras múltiples y
al campo de la voz el campo simbólico de las representaciones diferentes en que lo particular puede ser dado en la naturaleza
del fantasma, la montaña. […] [L]o único que parece estar y traído bajo sus conceptos».
bastante claro es que el sentido del movimiento que hace posi-
27
ble el cuento y el sentido del que hace posible el juego de Puede compararse con la versión de Aristóteles: «[S]i a uno se
ficción son necesariamente inversos entre sí». le hacen cosquillas, se echa a reír inmediatamente, por llegar
25 el movimiento rápidamente a esta zona, y, aun calentándola
Vd. Bergson, op. cit., p. 78: «Nada tendrá de cómico el hecho de ligeramente, el hecho es, sin embargo, evidente y mueve el
encontrarme un día en la calle con un amigo a quien no veía pensamiento en contra de su voluntad. La causa de que sólo el
desde mucho tiempo atrás. Pero si el mismo día vuelvo a en- ser humano tenga cosquillas es no sólo la finura de su piel, si-
contrarlo por segunda, por tercera vez y hasta por cuarta vez, no también que el hombre es el único de los animales que ríe»
no podremos dejar de reírnos los dos de la coincidencia. Ima- (Partes de los animales, III 10, 673 a4-9).
ginaos ahora toda una serie de hechos que den la ilusión de la
28
vida, y figuraos en medio del desarrollo de esta serie una idén- M. Azaña asocia precisamente, en su La invención del Quijote,
tica escena que se repite entre los mismos personajes o entre estos versos con la oposición entre lo actual y lo perdurable,
personajes distintos: será otra coincidencia, pero infinitamente que por abajo o por arriba se alejan de la subsunción de lo par-
más extraordinaria». ticular bajo lo universal operada por el Juicio
Cuaderno de MATERIALES, nº 22 79

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§29 de Ser y Tiempo). Pablo Galvín Redondo

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Ilustraciones: Daniela Fdez. Estrada, Nonita Fdez. Estrada, Juan Jesús Rodríguez Fraile y PPP$.

PUBLICACIÓN
DE LA
FACULTAD DE FILOSOFÍA
DE LA
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

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