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Universidad Pontificia Bolivariana 2020-I

ESCUELA DE FILOSOFÍA, TEOLOGÍA Y HUMANIDADES


SACRAMENTOS II BAUTISMO Y CONFIRMACIÓN
Presentado a: Pbro. Juan David Muriel Mejía
Por: Edwin Weimar Aguirre Jaramillo
SAN GREGORIO NACIANCENO- TRABAJO SEMESTRE

EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO EN LAS HOMILÍAS DE SAN GREGORIO NACIANCENO


Biografía
De los tres capadocios Gregorio Nacianceno o Gregorio de Nacianzo (nació en Arianzo sudoeste de Capadocia
cerca de Nacianzo 330- y muere en la finca de su familia en Arianzo consagrado por entero a los ejercicios
literarios y monásticos 390 ca.). Hijo del obispo Gregorio el Anciano, un gran propietario convertido al
cristianismo (325) de la secta de los hypsistarianos 1 o “adoradores del altísimo” gracias a su esposa, la piadosa
Nona, hija de padres cristianos.
Tuvo oportunidad de una muy buena formación retórica, más estudios de ciencias y filosofía, en centros tan
prestigiosos como Cesárea de Capadocia, Cesárea de Palestina y Alejandría. Pudo culminar su carrera retórica en
Atenas. A poco llegó su compaisano Basilio, con quien trabó una gran amistad. Los dos jóvenes intelectuales
capadocios simpatizaban además en el ideal de una vida común «filosófica» (monástica), que fraguaban en
proyectos para una vez acabados sus estudios 2. Gregorio abandona Atenas en el 357 y vuelve a su tierra, recibe
el bautismo y decide ir tras su amigo Basilio a la región de Iris, en el Ponto.
Allí colaboró a su amigo en la recopilación Φιλοκαλíα 3, (de φιλíα ‘afición, amor’ y καλóς ‘bello, belleza’) y
en la elaboración de las Reglas monásticas. Hacia el 362 se dejó ordenador sacerdote, es auxiliar de su padre,
huye al desierto pero el sentido del deber le hace regresar 4. Colaboró en la administración de la diócesis y en la
cura de almas, interviene decisivamente en el restablecimiento de la paz en tiempos delicados.
Hacia el 371 el emperador Valente divide en dos la provincia civil de Capadocia, designa Cesarea como
capital de Cappadocia Prima y Triana capital de Cappadocia Secunda. En la aldea de Sásima fue consagrado
obispo por su amigo Basilio, pero el Nacianceno no toma posesión de su diócesis, le sigue prestando ayuda a su
padre en Nacianzo, muere su padre y ocupa la sede a la espera de un sucesor. Gregorio abandona de nuevo su
cargo pastoral y huye al desierto en Seleucia, Isauria. En el 371 desaparece Valente protector de los arrianos y
emerge Teodosio que se mostró favorable a la ortodoxia. Los nicenos de Constantinopla acuden a Gregorio para
que reorganice la Iglesia que ha sido dominada en esos años por obispos y emperadores arrianos.
Tras la muerte de Basilio, accede y toma posesión de este cargo. Llega a la ciudad y todas las propiedades
eclesiásticas estaban a nombre de los arrianos, un familiar le ofrece su propia casa que consagra con el título de
Anastasia5. Fue en esta Iglesia donde predicó sus Cinco Discursos teológicos (27-31). Con Teodosio en el poder
fueron devueltos a los católicos todos sus edificios, el mismo emperador lo lleva a la Iglesia de los Apóstoles,
fue obispo de Constantinopla (379-381). En el 381 Teodosio convoca el Concilio de Constantinopla (segundo
ecuménico). Gregorio es obispo de la capital y preside Melecio obispo de Antioquía. Gregorio llega a presidir el
Concilio por la muerte de Melecio, por esto tiene confrontaciones con los obispos de Egipto y Macedonia.
1
Los Hypsistarianos o trabajadores de Hypsistos, esto del “Mas Alto” Dios; una secta judeo-pagana, que floreció alrededor del año 200
antes de Cristo hasta cerca del año 400 después de Cristo, mayormente en Asia Menor (Capadocia, Bithynia, Pontus) y en el sur de las
costas de Rusia, del mar Auxina. El padre de Gregorio de Nacianzo pertenencia a esta secta en su juventud, y ello está descrito en el
panegírico escrito por su hijo. Ellos rechazan los ídolos y sacrificios paganos, y reconocen al Creador παντοκράτωρ (pantocrátor). En
oposición a los cristianos rechazan el título de “Padre”; han tenido algunas supersticiones en común con los judíos, su veneración al fuego
y la luz, el mantenimiento del sábado (día del señor), las distinciones de las comidas, pero rechazan la circuncisión.
https://mercaba.org/FICHAS/Enciclopedia/H/hypsistarianos.htm recuperado el 3 de mar. de 20.
2
TREVIJANO, R. (1994). Patrología: Madrid: Biblioteca de autores cristianos, pp. 198-199.
3
El texto de la obra de Orígenes se pierde y es recopilado por los capadocios Basilio y Gregorio Nacianceno, especialmente, 27 capítulos
y una quinta parte tomada de Contra Celso.
4
En el Apologeticus de fuga, tratado sobre la naturaleza y responsabilidades del oficio sacerdotal, justifica su huida y su vuelta.
5
Aναστασις (resurrección) Mt 22, 31 (controversia de Jesús con los saduceos).
Renuncia a la sede episcopal, pronuncia su discurso de despedida ante la asamblea episcopal y el pueblo (Disc.
42). Llega a Nacianzo y en el 384 ocupa la sede de su amigo Eulalio.
Destaca por su oratoria. Su obra principal “Cinco Discursos teológicos” es la más importante, por ella es
conocido más adelante como “el teólogo”. Su vocación monástica se vio frustrada por las solicitudes
ministeriales como obispo de Nacianzo y Constantinopla. Su vida es una tensión constante entre la huida al
desierto debido a su profunda atracción por la vida solitaria y la vuelta al ministerio como una exigencia por su
alto sentido del deber. Entre sus obras se cuentan discursos, poemas y cartas (no es un autor muy prolífico). De
sus 45 Discursos u Homilías la n° 40 hace alusión al bautismo del Señor y pertenece al ciclo de la Natividad (38
navidad, 39 epifanía y 40 bautismo), pronunciadas cuando era obispo de Constantinopla.

Mapa6

6
https://rezarconlosiconos.com/index.php/teologia-icono-2
Iconografía
La epifanía o teofanía del Señor7

Pero el título que se prefirió fue el de Fiesta de las Luces, denominación usada por Gregorio Nacianceno (329-
390) “Cristo, de hecho, ha venido para ser luz del mundo que ilumina a los que estaban en las tinieblas”
Gregorio Nacianceno. In Sancta Lamina. Oración 39
Las imágenes recurrentes de la fiesta son la luz y el fuego. Antiguamente durante la vigilia de esta fiesta, se
bautizaba a los catecúmenos y el templo estaba inundado de luz, símbolo de iniciación en el conocimiento de
Dios. La preparación a la fiesta se hace con textos veterotestamentarios del Éxodo, relativos al paso del mar
Rojo, prefiguración del bautismo y la columna de fuego que guiaba al pueblo iluminándolo. El bautismo es paso,
iluminación, nacimiento del ser a la luz divina. Los neo bautizados en la iglesia antigua y aun hoy, en la iglesia
bizantina, son llamados iluminados, porque iluminados por la fe, han renacido a la vida. Durante esta fiesta se
bendicen las aguas cercanas sea de una fuente, río, lago o mar. Con la inmersión de una cruz y la invocación al
Espíritu Santo se renueva la santificación de las aguas que a partir de ahora tiene poder sacramental y es
utilizada para la santificación del cuerpo, para los enfermos y sufrientes y para bendecir casas, fincas, ganados y
cada cosa.
El barranco abismático
Momento del bautismo de Cristo por Juan. Dios se somete a su creatura. Significa la fractura producida por el
pecado. En su estructura está íntimamente ligado al icono del Descenso a los Infiernos o Resurrección.
Cristo
Hay tres formas de representar la inmersión de Cristo: una con agua hasta la cintura, otra hasta los hombros y
otra donde Cristo parece reposar dentro del agua. Las dos primeras recuerdan los baptisterios, la ultima la
7
Icono de Theófanes de Creta.1546. Monasterio Stavronikita. Monte Athos. Grecia
llamaríamos sarcófago acuoso. Nuestro icono pertenece a esta clase. Esta caverna llena de agua representa el
infierno de la muerte. Cristo ha venido para sacar del poder de la muerte, saliendo el victoriosamente de ella.
Cristo segundo Adán está desnudo porque no tiene pecado. El primer Adán solo se dio cuenta de su desnudez
cuando pecó. Cristo es el nuevo Adán. El gesto de su mano derecha bendiciendo es el mismo gesto que hace en
la creación y la santificación de las aguas. El gesto de bendición de su mano compendia el misterio tremendo de
la salvación: los dedos índices y el corazón, extendidos representan la duplicidad de las naturalezas, humanas y
divina, que coexisten en una única persona, los otros dedos, el pulgar, anular y meñique, simbolizan las tres
personas de la Santísima Trinidad. La mano de Jesucristo es el símbolo de su persona.
Rayo, Espíritu Santo
El rayo simboliza la complacencia del Padre. A veces este rayo lleva una luneta donde aparece una paloma: es el
Espíritu Santo que procede del Padre y que, junto al Padre y al Hijo, es adorado y glorificado.
Los ángeles
Los ángeles con las manos cubiertas en señal de adoración, son las naturalezas angélicas que se postran ante la
Sabiduría de Dios encarnada en Cristo, su Dueño y Señor. Cuando son tres ángeles son figura de la Santísima
Trinidad, como se representa la aparición a Abraham en Mambré. En aquella ocasión predijeron el nacimiento de
Isaac, el hijo único; en el icono de la Teofanía están frente a la humanización del Hijo Unigénito. Cristo se
separa de estas figuras angélicas y se encamina voluntariamente hacia Juan que representa al hombre, la
humanidad.
Juan el Bautista
La mano izquierda de Juan esta levantada hacia el cielo y su mirada también, tratando de evitar la tremenda tarea
de bautizar el criado al Señor, de iluminar la lámpara a la Luz. Cuando Juan va vestido de pieles y envuelto en
una capa es figura del hombre viejo, de Adán que Cristo ha venido a rescatar. Cuando va vestido con túnica y
manto de tela, como en nuestro icono, es el amigo del Esposo.
Arbolillo y azuela
En la parte inferior izquierda del Bautista, a menudo aparece un arbolillo. En algunos casos sobre el tronco del
arbolillo esta puesta una azuela o pequeña hacha. Tal variante altera el significado simbólico del elemento.

El Jordán y el mar
El cuerpo de Cristo está inmerso en el río, y en la parte inferior derecha vemos a una figura humana coronada
montada sobre las espaldas de un monstruo, hace referencia al río Jordán que al verle se echó atrás (Sal. 113,3).
La naturaleza
La naturaleza es tan pobre porque simboliza el estado de pecado, mientras en el centro está el manantial de agua
que devuelve la vida. El paisaje rocoso representa cuatro cumbres, que parecen llenar la parte alta del icono y
recuerdan las del Descenso a los Infiernos. Las cuatro cimas representan a los cuatro Evangelistas. Sobre su
testimonio “reposan” los misterios principales de la fe cristiana, que a su vez constituyen la base y el fundamento
de sus escritos8.
La natividad9

8
https://www.mercaba.org/Iconos/Meditacion/Bautismo/bautismo_o_epifania.htm recuperado 4 de mar. de 20
9
Icono de Theófanes de Creta.1546. Monasterio Stavronikita. Monte Athos. Grecia
“Dios se ha manifestado naciendo, la Palabra toma espesor, lo invisible se deja ver, lo intangible se hace
palpable, lo intemporal entra en el tiempo, el Hijo de Dios se convierte en Hijo del Hombre” (Gregorio
Nacianceno. Sermón 38).
Montaña, ángeles y pastores
“El monte del Señor será erigido sobre la cima de las montañas y será más alto que las colinas” ...” Él agitará la
mano hacia el monte de la hija de Sión, hacia la colina de Jerusalén”. “No se hará más daño ni mal sobre mi
monte santo, porqué el país estará lleno del conocimiento del Señor” Is. 2,2;10,32; 11,9. La montaña es Cristo
que trasciende la altura de los ángeles y de los hombres. Las dos cimas, naturalezas de Cristo. La montaña es
también imagen de la Virgen: “El monte Sión que el ama”. Sal, 77 (78), 68.” Es la montaña que Dios se ha
dignado elegir para su estancia”. Sal. 67 (68).17,4. El centro de la escena es donde está María arrodillada y la
cueva. Los pastores y el ángel representan lo humano y lo divino en diálogo, la encarnación restaura la comunión
entre Dios y el hombre.
Cueva, Virgen y Niño
La cueva representa el infierno y la muerte sobre la que está suspendido Cristo.
Fuera de la cueva, está representada la Madre de Dios. Generalmente está recostada, alguna vez sentada y en
algunos arrodillada, como en este caso. Esta postura ultima denota la influencia occidental. La Virgen
generalmente no mira al Niño, sino hacia el infinito custodiando y reflejando en su corazón todo aquello que de
extraordinario había acontecido en ella. Lc. 2,19. La Madre de Dios se halla colocada próxima al corazón de la
montaña; “representa la luz que mana de la zarza del Sinaí” (Gregorio Niceno, sermón 21, 119). María va
vestida con su maforion o manto donde las tres estrellas (frente y ambos hombros) proclaman su virginidad antes
en y después del parto. Actitud de adoración, manos cruzadas en el pecho.
Entre la Virgen y la entrada de la cueva aparece el Niño envuelto en pañales colocado en un pesebre, (sepulcro)
de forma tradicionalmente rectilínea y con las paredes de mampostería. Los pañales del Niño son las vendas
mortuorias que después aparecerán esparcidas por el sepulcro cuando resucite.
En el interior de la cueva se distinguen el buey y el asno, en el ámbito eslavo, un caballo. Estos tienen diversos
significados. Simbolizan a los gentiles. El buey representa el culto a Mitra y el asno la lujuria, representación de
aquellos que teniendo el misterio de la Encarnación de Dios delante no saben verlo o no quieren verlo, de ahí
que sus miradas inexpresivas se dirijan a un punto perdido. El cuerpo de María es ascético, flaco; el de los
animales gordo y redondeado.
José, demonio- pastor, árbol
En la parte inferior aparece José pensativo y apartado. Delante de él un hombre vestido con pieles y apoyado en
un bastón. José personifica el drama humano: el hombre ante el misterio. José se interroga frente al misterio.
El diablo que suscita una tormenta de sentimientos encontrados en el interior de José. El diablo vestido con piel
de cabra, le tienta sobre la virginidad de María
Junto al pastor demonio hay un arbolito que brota de un tronco seco. “un vástago brota del tronco de Jesé, un
rebrote sube desde las raíces. Sobre él reposara el Espíritu del Señor... por él rescatara el Señor a su pueblo” Is.
11,1-2.
Nube, estrella, asombro de lo creado
En la parte superior del icono se representa una nube que se retira hacia el cielo o lo muestra. La nube evoca la
presencia de Dios que puso en las tinieblas su escondrijo. Sal. 17, 12. Es la Unidad y Trinidad de Dios que se
manifiesta como luz. Al mismo tiempo representa la estrella. La estrella es la culminación de la profecía de
Isaías: “Levántate y resplandece, pues ha llegado tu luz, y la gloria del Señor amanece sobre ti, mientras la
oscuridad envuelve la tierra y las tinieblas los pueblos, sobre ti viene la aurora del Señor...” Is. 60, 1-4. El
asombro viene representado por las ovejas o cabras que hay delante del niño que toca la flauta y que miran hacia
lo alto.
La tradición iconográfica ha transmitido una constante de los Magos: la edad. Presentan en efecto unas
semblanzas juveniles, adulto y viejo, reproduciendo así las tres edades del hombre en una única síntesis visual.
Según la tradición la comadrona es Eva que junto a Salome se ocupan del Niño. Eva da la vida mortal, María la
Inmortal. María pone en manos de Eva la Vida Inmortal: su Hijo 10.
La bajada al infierno

10
https://www.mercaba.org/Iconos/Meditacion/Nv/natividad.htm recuperado 3 de mar. de 20
"Yo te hablo a ti, (Pascua) como a una persona viviente" (Gregorio Nacianceno: Oratio in S. Pascha 45,30:PG
36,664).
Es la escena que la tradición iconográfica oriental ha plasmado al presentar ante nuestros ojos la victoria de
Cristo sobre el pecado, la muerte y el infierno y la gracia salvadora del Resucitado. Cristo, el Crucificado
Resucitado, llevando a veces en sus manos el trofeo de la Cruz, va anunciar la salvación a los primeros Padres y
a los justos del Antiguo Testamento y los arranca de sus sepulcros para darles la vida.
Es un icono más tardío pero que ha logrado fijar de la forma más elocuente la teología oriental de la
Resurrección gloriosa de Cristo, en plena armonía con los cantos, los gestos, los ritos y la espiritualidad de la
Pascua del Oriente cristiano. Un icono, una liturgia y una espiritualidad que todavía hoy tienen una vigencia
extraordinaria y que constituyen un auténtico desafío evangelizador y un gozoso anuncio de victoria y
esperanza11.
Las miróforas

La escena y los personajes son siempre los mismos. Un grupo de mujeres portando los frascos con las esencias
perfumadas; un ángel vestido de blanco sentado que se dirige a ellas con el gesto; el sepulcro abierto y la mortaja
suelta, sin el cuerpo que debería amortajar. Esta representación es la imagen más antigua de la Pascua y recoge
un hecho histórico muy concreto de la vida de Jesús resucitado 12.

11
https://mercaba.org/DIESDOMINI/PASCUA/01/la_celebracion_de_pascua.htm#_Toc508248073 . Recuperado el 3 de mar. de 20

12
https://rezarconlosiconos.com/index.php/misterios-vida-de-cristo/miroforas. Recuperado 3 de mar. de 20
Detalle del santo, obra de Domenichino, en la capilla de San Nilo, Grottaferrata, Italia 13.

Reliquias del santo en el Patriarcado ecuménico, El Fanar, Estambul, Turquía 14.

13
http://www.preguntasantoral.es/2016/05/san-gregorio-nacianceno-iii/ recuperado 3 de mar. de 20
14
Ibídem.
Altar sepulcro del santo, Basílica de San Pedro del Vaticano, Roma, Italia 15.

Icono ortodoxo griego del santo16

15
Ibídem.
16
Ibídem.
Pensamiento sobre la iniciación cristiana
Gregorio conoce muy bien la riquísima y variada simbología referente al bautismo y la expone de manera clara
en la Homilía 40 (3 y 4). El bautismo βαπτισμός (lavamiento, inmersión, purificación) está íntimamente
relacionado con el φωτισμός17 (iluminación). El bautismo sin dejar de ser acto de purificación que limpia el alma
de los pecados, también se puede considerar como iluminación que otorga el conocimiento de Dios. Existe un
correlato entre purificación e iluminación, se corresponden física y místicamente. El hombre viene a ser
estauróforo (portador de la luz) y pneumatóforo (portador del Espíritu) de esta manera es anticipada la Parusía en
la vida del neófito. El concepto de Luz encuentra su fundamento en Dios, para Gregorio: “Dios es el único ser
sumamente resplandeciente y luminosísimo, que aventaja en pureza a toda naturaleza corpórea (hombre) e
incorpórea (ángel)” (Hom. 2, 5). “Dios es la luz suprema, inalcanzable e inefable” (Hom. 40, 5). Al respecto el
Nacianceno también expone unas tipologías18 del sacramento:
Luz era también la orden primera dada al primer hombre, ya que «lámpara y luz es la ley» y «luz son tus
mandatos sobre la tierra». Mas después, las tinieblas envidiosas la convirtieron en mal. Para quienes la
seguían, luz ejemplar y oportuna era la ley escrita, que esbozaba la verdad y el misterio de la gran luz, si
es verdad que el rostro de Moisés fue glorificado por ellas. Por ilustrar más nuestras palabras diremos
que luz era lo que apareció a Moisés en llama de fuego, cuando ardía la zarza sin consumirse revelando
así su naturaleza y su fuerza. Luz lo que guio a Israel en la columna de fuego y mitigó el rigor del
desierto. Luz lo que arrebató a Elías en un carro de fuego, que no abrasaba al raptado. Luz lo que
alumbró a los pastores cuando la luz que está fuera del tiempo se mezcló con la que es temporal. Luz la
hermosura de la estrella que precedía el camino de Belén, para conducir a los Magos y revelarle a la luz
que estaba sobre nosotros y habitó a nuestro lado. Luz la naturaleza divina mostrada en el monte a los
discípulos, que no pudieron resistir su esplendor. Luz la visión que rodeó a Pablo que por aquel
resplandor en sus ojos quedó curado de las tinieblas del alma. Luz es también el esplendor que, cuando
los justos resplandezcan como el sol y Dios se siente en medio de dioses y reyes para determinar y
juzgar quiénes y qué cosas son dignos de la felicidad de lo alto, sobrevendrá desde el cielo a quienes se
hayan purificado aquí en la tierra. Además de todo esto y de manera muy particular, luz es la
iluminación del bautismo de que ahora tratamos, que comprende el grande y admirable misterio de
nuestra salvación (Hom. 40, 6)19.
La luz exige la pureza (2,5) y Dios es la pureza (30, 20). Este concepto tiene raíz en una concepción
platónica: “a quien no es puro no le es lícito tocar lo que es puro” (Fedón 67b). Todo esto tiene como fin último
τέλος, la unión mística y definitiva con Dios, “para que, purificándonos Dios nos haga divinos” (38, 7).
Donde existe el temor de Dios, allí está la observancia de los mandamientos; donde existe la observancia
de los mandamientos, está la purificación de la carne de esta nube que oscurece el alma y le impide ver
en su pureza el rayo de luz divina; donde existe la purificación está la iluminación, y la iluminación es la
satisfacción del deseo, por lo menos para quienes deseen las cosas más grandes o incluso la más grande
y superior a la grande (Hom. 39, 8)20.

17
En la literatura de Homero y el lenguaje poético que Gregorio conocía el termino phós, photós y era habitual relacionarlo con φώς,
φωτός, τό (luz, resplandor, fuego, santidad).
18
Τύπος, se refiere a un acontecimiento, un hecho, una cosa concreta que prefiguraba otro acontecimiento, hecho o cosa concreta, pero
dotada de un significado mayor. El agua del bautismo adquiere un significado típico por ser prefiguración con el agua del Mar Rojo de la
purificación espiritual del cristiano.
19
NACIANCENO, G. (1986). Homilías sobre la natividad. Biblioteca de patrística. Editorial ciudad nueva, pp. 99-100.
20
NACIANCENO, G. (1986). Homilías sobre la natividad. Biblioteca de patrística. Editorial ciudad nueva, p. 78.
Celebración sacramental (praxis)
En la fiesta de las Luces se celebraban simultáneamente la epifanía y el bautismo del Señor. En tiempos de san
Gregorio era una costumbre, que incluso el santo intenta limitar, bautizarse únicamente a la edad adulta e incluso
avanzada. El Nacianceno contrapone esta práctica con el argumento: “para quienes están al comienzo de su vida
y, por consiguiente, probablemente no han cometido pecado, el bautismo es “sello” signo de pertenencia a
Cristo. Dilatar la recepción del bautismo da cabida a un empeoramiento de la situación del hombre de cara a
Dios: “No aplacemos el beneficio, como si de una injuria se tratara. No aguardemos a ser peores para conseguir
mayor perdón” (40, 11).
Era costumbre postergar el bautismo y permanecer como catecúmeno debido a una equivocada
interpretación del bautismo como purificación de todas las culpas cometidas en el pasado: “Corre hacia el don
mientras aún seas señor de tus pensamientos, cuando aún no estés enfermo de cuerpo y de mente, mientras no te
consideren tal quienes te rodean” (40, 11). Por temor a perder la gracia al pecar de nuevo: “¿Temes acaso la
gracia y demoras la purificación por no corromperla, con temor de no disponer de otra?” (40, 16). La condición
del catecúmeno era la del cristiano que estaba a la espera del bautismo. En la época paleocristiana, el
catecumenado tenía la función particular de preparar para el bautismo al recién convertido, en el siglo IV cuando
la población era cristiana por lo menos de nombre, el catecumenado no era tan exigente como en la época pre
constantiniana: “Mientras seas catecúmeno, estarás a la puerta de la religión cristiana” (40, 16).
Así, igual que nos creó antes de que existiéramos, cuando ya nos había dado la existencia nos creó con
una forma más divina y sublime que la primera. Ella es, por una parte, señal para quienes comienzan y
por otra, para los avanzados en edad y gracia, es enmienda de la imagen que ha cometido un error a
causa del mal (40, 7).
San Gregorio también hace una referencia a la penitencia, que concede a quien se arrepiente y espera
obtener él mismo como pecador: “Es verdad que yo creo que la cicatrización tiene lugar y me alegraría
muchísimo que consiguiéramos incluso borrar las cicatrices, pues también yo estoy necesitado de misericordia”
(40, 8). Más adelante hace una referencia a la realidad social de Constantinopla: “Es igual para esclavos y
señores, para pobres y para ricos, para los humildes y para los grandes, para los del noble linaje y para los del
común, para los deudores y para los que no lo son” (40, 8).
En el siglo IV la vida política reclamaba la corresponsabilidad de cristianos y paganos, y ciertas funciones
eran todavía paganas. El problema que debía plantearse el cristianismo era como conjugar las leyes del Estado
con las leyes de la fe. En el siglo III Tertuliano excluye de manera tajante cualquier participación del cristiano en
la vida pública, obligaciones y practicas idolátricas. Esto en el siglo IV del Imperio romano cristiano ya estaba
superado en gran parte.
Un obispo que había ido en peregrinación a los lugares santos y había adquirido así un título de mérito. La
peregrinado ad loca sancta era una costumbre de gran significado espiritual para los cristianos, a partir del siglo
IV: No digas: “Que me bautice un obispo, que sea metropolitano, peregrino a Jerusalén” (40, 26) y afirma: “la
gracia no obedece al lugar, sino al Espíritu”. El ministro del bautismo debe cumplir unas características: “Que
sea presbítero, pero no casado y que su comportamiento sea moderado”. El término moderado es lo contrario de
aquellas sectas rigoristas como la que había instituido el hereje Taciano. El bautismo administrado por un hereje
es inválido: “que quien te bautice sea persona autorizada por la Iglesia” (40, 26). Esta era una preocupación de
san Gregorio sobre todo cuando ocupo la sede en Constantinopla.
El Padre capadocio también aconseja esperar tres años antes bautizar a los niños, o antes si hay algún
evento extraordinario, no por esto se puede afirmar que el santo no creyera en la doctrina del pecado original. Lo
que afirma es que el niño antes de esa edad no es capaz de pecar, aunque tenga la inclinación al pecado de Adán.
Se refiere también al fuego del Espíritu Santo que se nos entrega en el sacramento y la materia del mismo:
“Con agua encenderé fuego” (40, 43). San Gregorio también garantiza la ortodoxia de la fe que debe profesar el
bautizado: “En presencia de Dios y de los ángeles elegidos doy testimonio de que serás bautizado en esta fe” (40,
44). Incluso invita a la conversión doctrinal: “Si crees algo distinto de lo que enseña mi predicación, ven y
corrígete”.
Finalmente, san Gregorio en su Discurso 40 describe la procesión de los recién bautizados o neófitos que a
la salida del baptisterio entran en la Iglesia que les había sido prohibida hasta ese momento y se detienen ante el
tabernáculo, entre el obispo y el clero. En el medio se encuentra el altar para el sacrificio. Durante la entrada de
los neófitos el clero y los demás fieles entonan las salmodias que prefiguran los cantos celestiales y la procesión
se detiene para llevar en la mano las lámparas encendidas que es símbolo de la fe: “Pero he de anunciarte algo:
El estado al que llegarás después del bautismo y antes del gran estrado, es una prefiguración de la gloria futura”
(40, 46).
Experiencia bautismal en los primeros siglos del cristianismo
En su Tradición apostólica nos da a conocer Hipólito de Roma su concepción del rito bautismal: “Al canto del
gallo se bendice el agua, aunque no sabemos con qué fórmula. En primer lugar, se bautiza a los niños. No es
necesario subrayar la importancia de este texto para la historia de la práctica del bautismo de los niños. Si
estuvieren capacitados para ello, los mismos niños responderán a las preguntas trinitarias; de lo contrario, lo
harán los padres o algún otro miembro de la familia. Después se bautiza a los hombres, y finalmente a las
mujeres, las cuales se presentarán con la cabeza descubierta y sueltos los cabellos, sin broches de oro. Antes se
bendice el crisma, llamado óleo de acción de gracias, y un óleo de exorcismo (correspondientes a nuestros
sagrados crisma y óleo de los catecúmenos). El sacerdote hace que se pronuncie la renuncia con la fórmula que
llegará a ser clásica: Yo renuncio a ti, satanás, y a todas tus pompas, y a todas tus obras. Se unge después al
candidato con el óleo del exorcismo, diciendo: Aléjese de ti todo espíritu maligno, y se le entrega, vestido, al
obispo o al sacerdote, que está al lado del agua, para que lo bautice. El candidato desciende hasta el agua con el
diácono, que le pregunta acerca de la fe trinitaria y le impone la mano. A cada respuesta creo se le introduce en
el agua, y a continuación le unge el sacerdote con el óleo de acción de gracias. Una vez revestidos, los
bautizados retornan a la iglesia, donde el obispo les impondrá las manos, les ungirá y les signará en la frente ".
En la celebración eucarística que inmediatamente se va a celebrar, el obispo da gracias sobre el pan y el vino,
sobre una mezcla de leche y miel (símbolo de las promesas hechas ya realidad) y sobre el agua (símbolo del
bautismo). En el momento de la comunión, los neobautizados y confirmados recibirán el pan, el agua, la leche
con miel y el vino21.
Conclusiones discipulares
 Es urgente que hoy recuperemos la dimensión mística de la iniciación cristiana y que no la privemos de
su contenido esencial que es el κήρυγμα . El bautismo es a la vez purificación e iluminación. La
finalidad no es solamente la remisión de los pecados, sino la configuración con la persona de Cristo. Es
un signo de pertenencia a Cristo en virtud del Espíritu Santo.

 Como Cristo, dador de este don, es nombrado con muchos y diferentes apelativos, así también el don por
Él concedido recibe multitud de denominaciones diversas, ya sea por la alegría que experimentamos
cuando se nos concede, pues los que aman algo apasionadamente se recrean en nombrar el objeto de su
amor, ya sea porque la variedad de sus beneficios nos mueve a emplear muchos nombres distintos para
designarlo. Lo llamamos don, gracia, bautismo, unción, iluminación, vestidura de incorrupción, baño de
regeneración, sello, cuanto de precioso hay. Don, porque se otorga a quienes no aportan nada; gracia,
porque se da a los deudores; bautismo, porque el pecado es sumergido en el agua a la par que nosotros;
unción, porque es sagrado y real, que tales eran las dignidades que requerían la unción; iluminación,
porque es esplendor; vestidura, porque vela nuestra vergüenza; baño, porque purifica; sello porque

21
D. SARTORE Y ACHULE M. TRIACCA. (1984). Nuevo Diccionario de Liturgia. Ediciones Paulinas. Roma, p. 197- 198. Hipólito de
Roma, o.c. 21: 45-46.
significa y conserva el poder. Por él los ciegos se alegran junto a nosotros, los ángeles lo glorifican
porque su esplendor es semejante al de ellos e imagen de la felicidad de lo alto. Deseamos exaltarlo con
himnos, mas no podemos hacerlo con la dignidad requerida (Hom 40, 4) 22.

 La Mystagogia en la iniciación cristiana, verdaderamente debe “conducir por un camino que lleva al
Misterio” al encuentro con el Dios de la vida. Debe confiar en la fuerza del Espíritu Santo que vivifica y
santifica a la Iglesia y comunica su gracia mediante la Palabra y los gestos sacramentales. Esto tiende a
perderse de vista sobre todo porque estamos en una cultura que busca las pseudo- espiritualidades y que
quiere volver a algunas herejías antiguas como el gnosticismo y el pelagianismo.

BIBLIOGRAFÍA
D. SARTORE Y ACHULE M. TRIACCA. (1984). Nuevo Diccionario de Liturgia. Ediciones Paulinas. Roma.
NACIANCENO, G. (1986). Homilías sobre la natividad. Biblioteca de patrística. Editorial ciudad nueva.
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https://rezarconlosiconos.com/index.php/teologia-icono-2. Recuperado 11 de mar. de 20

22
NACIANCENO, G. (1986). Homilías sobre la natividad. Biblioteca de patrística. Editorial ciudad nueva, pp. 97-98. CEC. 1216.

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