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Universidad Nacional de Catamarca

Facultad de Humanidades
Departamento de Historia

Tema:
La Francia de los Borbones: de Enrique IV a Luis XIV

Alumno: Olás, Pedro Nahuel / Mun n°: 2148


Profesora adjunta de la Catedra: Lic. Ríos, Mabel Graciela
Materia: Historia Moderna.
Año:2019
Introducción:
A finales del siglo XVI, Francia estaba atravesando un momento de apaciguamiento; la
misma se da, debido a que la nación estuvo sumida en una situación de conflictividad
interna (con algo de agregado externo) por más de treinta años. Esta tenía como
esencia, la lucha encabezada por entidades intrínsecas poderosas que querían debilitar
el poder real a su favor, ocultando esa intención bajo la excusa de un entredicho de
naturaleza religiosa. Entre todo esto, aparecerá la figura de Enrique de Borbón que
será un promotor para la normalización del cuadro de cosas. Luego, con su muerte, los
agravios vuelven a manifestarse, complicando enormemente el gobierno de Luis XIII,
esta vez, con menos ligamento a la religión y con más carácter socio-político.
Marcando el año 1652, como la ocasión para lograr la pacificación definitiva del
territorio francés, señalando a la vez el camino para la germinación de una realidad en
la cual no hay pugnas y toda decisión y acción del Estado quedará supeditado a la
persona del monarca. En este trabajo, lo que se realizara, es reflejar la condición de
Francia a fines del siglo XVI, en sus características socio- política como económica;
cubiertas estas a la vez por un barniz de religiosidad fuerte; elemento que motivara
también, a la modificación de las características anteriormente mencionadas. Luego se
verá el actuar del primer representante de la Casa Borbón en la monarquía: sus
decisiones y sus consecuencias. Para concluir, se mencionará a Luis XIII y sobre todo a
su primer ministro Richelieu, con todo su accionar y secuelas dejadas; mismas que
tendrán una controversial repercusión hasta la ascensión del Rey Sol.
Desarrollo:
Tal como se deja expresado en la introducción, a fines del siglo XVI, Francia estaba
saliendo de una situación de contienda dura emprendida entre sus propios habitantes;
la misma tenia como base una diferenciación o conflicto que involucraba a la corona
con algunas de las familias mas encumbradas del país. Estos últimos, venían
arrastrando una férrea doblegación por parte de la persona del monarca desde la
época de Francisco I. Éste, con la idea de centralizar el funcionamiento del Estado,
llevo a cabo modificación en el funcionamiento de los aparatos jurídicos e
institucionales que junto a la desaparición igualmente de algunos privilegios socio-
políticos (como la elección de autoridades provinciales ajena a la esfera nobiliaria),
significo un perjuicio enorme a la preponderancia de los grupos societales más
favorecidos. Desaparecido Francisco en 1547, la nobleza vio la oportunidad de
recuperar los favores perdidos, esto a la vez se pudo concretar, debido a que el
sucesor de Francisco (Enrique II) murió después de un reinado de poco mas de una
década; y que luego de él, seguiría una lista de niños-jóvenes monarcas: Francisco III,
Carlos IX y Enrique III, (sumando a que la madre de estos soberanos Catalina de
Médicis, era propensa a dejarse llevar por la manipulación, con tal que la misma no
afectara su persona y su riqueza),que decrecería aún más el papel de acción de la
monarquía. Ahora no solo recuperaron lo perdido, sino que quería aumentar aun mas
el poder obtenido, atravez ello, de la dominación del poder del Rey. La corona se alía a
uno de esos bandos contendientes bajo un estandarte, que era la Fe Católica, este
grupo (que luego de llamaría Santa Liga) pelearán contra el grupo noble (de menor
rango y algún que otro elemento burgués) de fe protestante (que luego se asociarían
en la Unión Calvinista). El detalle que habría que agregar es que los primeros estaban
en connivencia con la corona española, motivo por el cual, o motivaba más el recelo de
los miembros del bando protestante. Una acotación importante de incluir, es que
durante este siglo (XVI) y gran parte del siguiente, muchas de las contiendas tendrán
esa marca de acción de carácter religioso, los motivos de ofensa y posterior lucha esta
enmarcadas en tales características, obviamente habrá grupos o poblaciones que
entraran en conflicto imbuidos realmente bajo este cariz, aunque otros no lo sean así,
y tapen otras metas, quizás menos éticas o morales, como el justificativo económico o
político. Esto último, es lo que representa, ese estadio de combate que cubre toda la
segunda mitad del siglo XVI en el territorio francés (podría incluirse lugares externos a
la esfera de influencia franca). Desde el año 1562, la nación estará engrillada en un
‘’guerra’’ sin cuartel, embargada en pugnas sangrientas, treguas y edictos de
pacificación, hasta llegar el punto en la parecía que el caos iba a prevalecer. Un
capitulo oscuro de este enfrentamiento lo es la Noche de San Bartolomé, que fue la
masacre planificada por adeptos cristianos y con la autorización del monarca Carlos,
contra las poblaciones hugonotes, entre el 24 y 26 de agosto de 1572.
Entre ambos bandos implicados empezó a alzar en fuerza, una tercera posición; los
politiques, que era un grupo de nobles de pensamiento moderado que querían llegar a
una solución rápida a esta barbarie que se vivía, la misma consiguió seguidores de la
Casa Real y de familias ricas muy reconocidas, como los Montmorency o los Borbones.
Y será uno de los miembros de ese clan que (esto por derecho de sucesión) que llevará
al establecimiento de la paz entre sus contrincantes, ese es Enrique, rey de Navarra. A
todo esto, es vital señalar como se hallaba la situación económica de Francia: el mismo
antes de empezar con las hostilidades, se encontraba con un mejoramiento pujante.
Esto debido a la potenciación productiva local (fabricación de vinos, alfombras y telas
no tan finas, pero de gran demanda) provocada por la llegada de monedas procedente
de España, y a la vez de sus colonias americanas, que eran revendidas para adquirir los
bienes necesarios para los españoles, y que, por lo tanto, a la par, los francos se
beneficiaban, además cabe señalar que los campos estaban pasando por un periodo de
productividad positiva, algo que no se veía desde comienzo del siglo. Estas mismas
riquezas entrantes servían para mejorar las vías de comunicación, y permitía dar
subsidios a los funcionarios locales designados por el monarca. Toda esta situación, se
acaba cuando las conflagraciones comienzas. Las ´´Guerras de Religión´´, van a
devastar todo lo que se mencionó, el sector fabril sufrirá una paralización estrepitosa,
debido no solo a la destrucción directa de las maquinarias y materias primas, sino
también al exilio o muerte de los promotores o trabajadores del rubro. El campo
también sucumbió, las tropas movilizadas consumían todo lo que pudiera ofrecerle,
además de romper los utensilios de laburo o atrofiar la misma tierra. Esto
consecuentemente, significó, hambruna, y fallecimiento por montón de grupos
humanos. A los que me estoy refiriendo es los campesinos, que ven disminuir su nivel
de vida de manera alarmante. Por ello no es de extraña, que ocurra (no en todo) los
casos que la muchedumbre hambreada se alíen a los partidos enfrentados para sacar
beneficios o buscar la manera de acabar por todos estos tormentos.
Al termino de las guerras de religión, ocupo el trono de la arruinada Francia el monarca
Enrique IV, quien durante los momentos precedentes había adoptado una postura
ambivalente respecto a que creencia seguir. Al momento de acceder a la máxima
autoridad en el año 1589 se convierte definitivamente al catolicismo; iniciando con el
la dinastía de los Borbones. El nuevo soberano era un sujeto en la que se le distinguía
por su bondad, por ser energético y justiciero en sus determinaciones, en la que a la
vez dio gran prueba de su talento político; dicha estas cosas no es de extrañar de que
las acciones de carácter positiva se manifestaran. Una de ellas fue la ardua tarea de
sosiego de los espíritus por medio de la publicación del célebre Edicto de Nantes, que
fue una especie de armisticio, por la cual se definía los derechos de los hugonotes en el
país. Este documento concedía a los protestantes los siguientes derechos: a)- ejercicio
del culto en lugares públicos y condiciones determinadas; b)- autorización para poder
ocupar cualquier cargo en los organismos oficiales y c)- permiso para reunirse en
asambleas (sínodos) y tratar sus asuntos religiosos. Existían otros artículos que eran
“secretos”, entre ellos uno bastante peligroso: el que permitía a los hugonotes
conservar ciento cincuenta fuertes y castillos poderosamente armados, con lo que no
renunciaban a la formación de un estado, dentro del Estado Frances. El Edicto de
Nantes fue un ejemplo de tolerancia religiosa, en una época en que no existía la
libertad de conciencia, pues los súbditos en muchos casos debían acatar las creencias
de sus soberanos.
Restableció la decaída autoridad real y llevo al país por una senda de constante
progreso para lo cual conto con la valiosa ayuda de sus fiel e inteligente ministro
Maximilien De Bethune, a quien hizo duque de Sully. El monarca impuso su autoridad a
los gobernadores, y cuando los miembros del parlamento se negaban a cumplir con
sus decisiones les dijo irritado; “Soy el rey y quiero ser obedecido”. Recupero el orden
en todo el territorio, castigo a los bandidos y obligo a volver al trabajo a los labradores.
Controlo directamente el gobierno de las distintas ciudades y mejoro la disciplina y
eficacia del ejército. El duque de Sully se encargó de las finanzas y de la administración
general del rey; impulso la economía y logro amortizar la cuantiosa deuda contraída
con príncipes extranjeros por consecuencia de las guerras. Se levantaron numerosos
edificios públicos y se construyeron caminos, canales y puertos; también recibió gran
impulso la navegación fluvial. Se incremento la agricultura y el comercio, a través del
desecamiento de pantanos y el cultivo de la morera además de la cría de gusanos de
seda; en Paris se eligieron fabricas de tapices, en la que trabajaron obreros italianos
especializados. Y, por último, con respecto a la política exterior, elimino cualquier
dificultad que hubiera poseído con el santo Pontífice, además de impulsar la paz con
sus naciones vecinas y favorecer los intentos de realizar expediciones en el nuevo
mundo.
Todo esto mencionado tiene un abrupto fin con el asesinato de Enrique en el año 1610
a manos de un fanático desquiciado; ocurrido tal cosa llevo a que el trono francés
fuera delegado a su hijo Luis XIII, de 9 años, por lo que se hizo cargo de la regencia su
madre María de Médicis; esta italiana, ignorante y sin experiencia política entrego al
gobierno al aventurero Concino Concini, esposo de su amiga y camarera Leonor
Caligai. La singular pareja se hizo cargo de los destinos de Francia y así comenzó un
periodo de abusos y desordenes (entre ellos la persecución y castigo a los miembros
de la sociedad protestantes), pues mientras Concini derrochaba los dineros públicos,
los nobles, favorecidos por la debilidad de la regente, recibían fabulosas pensiones. En
el año 1614 Luis XIII es declarado mayor de edad, y, una vez en el mando ordeno la
muerte de Concini; los nobles descontentos se agruparon en torno de la ex regente
María de Médicis y como la mayoría de ellos eran gobernadores, el estado se encontró
al borde de la guerra civil. Además, los protestantes estaban enojados y significaron un
peligro, por las plazas fuertes que poseían. Luis emprendió una guerra contra los
hugonotes del sur, pero fue derrotado y debió reconocer las cláusulas del Edicto de
Nantes. Fue en esos momentos de dificultad donde aparece la persona del cardenal
Richelieu.
El mismo fue miembro del concejo real, gracias a la amistad con María de Médicis en el
año 1624, cargo que le permitió dirigir todos los asuntos de Francia; propuso
reestablecer la autoridad del rey, a través del combate directo de los nobles, quienes
se negaban a cumplir con las disposiciones de la corona y se oponía a la política del
cardenal. Además, Richelieu ordeno demoler los antiguos castillos, símbolos del poder
señorial y abolió los cargos de Gran Almirante y Condestable, lo que fueron sustituidos
por los intendentes, funcionarios sometidos a la autoridad real. Toda esta movilidad no
evito de que los nobles buscaran formas distintas y hasta sorprendentes (intrigas,
conspiraciones y revueltas) para desacelerar la influencia del inflexible cardenal. Otra
acción importante realizada por el primer ministro fue la pelea directa contra los
calvinistas disidentes que a la vez poseía el apoyo de otras potencias vecinas como
Inglaterra u Holanda y todo encasillado en el puerto de La Rochela; allí se hicieron
fuertes contra las tropas reales entonces Richelieu decidió dirigir personalmente las
acciones y después de 14 meses capitularon los enemigos al año siguiente se promulga
el tratado de Arlés, en la cual se le impuso a los vencidos la destrucción de sus
fortalezas, dejándoles solamente la libertad de culto. Esto con el tiempo llevo a una
desmovilización de los adherentes a esa Fe debido, también, a controversias
doctrinales, periódicamente se formaron grupos de católicos que atacaban a estos
detractores hasta convencer a la corona de eliminarlos por la fuerza poco a poco hasta
que, en 1685, queda invalidado cualquier asamblea de culto y la posibilidad de trabajar
de algún oficio o enseñar.
El primer ministro realizo todas estas actividades debido a que fue partidario de una
monarquía de carácter absoluto, no podía admitir nada que dividiese a ese Estado y
que nadie tuviera el control en contra de su majestad; si esto se observa en el ámbito
interno de su nación también la misma se reflejara en la intervención de asuntos
extranjeros: como la intromisión tanto pecuniaria como de tropas en la Guerra de los
30 años, a favor de las fuerzas protestantes que luchaban en contra del predominio de
la casa Habsburgo. Todo ello llevo a un descontento generalizado; si ya los problemas
lo habíamos encontrado con los nobles, ahora incluimos a la mayoría de la población, a
los campesinos, ya que debía hacer frente a onerosos impuestos para mantener
alimentada y provista de todos los recursos materiales a las tropas en el exterior.
Muerto Richelieu en el año 1642, su colaborador y fiel seguidor Julio Mazarino,
prosiguió (y en el momento de la minoría de edad de Luis XIV), la misma política de su
antecesor; esto con el tiempo llevo a una instancia nueva y renovada de disputas a un
nivel socio-política, tan grande, como no se había visto desde la pacificación de 1598.
El descontento se manifestó en diferentes movimientos de revuelta que se
prolongaron durante meses y a veces durante años, sobre todo el periodo
comprendido entre 1624 a 1645, en la cual el endurecimiento de las medidas
tributarias impulsadas por Richelieu para hacer frente a los problemas externos,
enojaron a la mayoría de la población. Si ya habíamos mencionado a los campesinos se
le suma también la nobleza debido a que los impuestos excesivos impedían que esos
trabajadores del campo cumplieran con el ingreso obligatorio que debían proveerle a
su señor, provocando la disminución de los privilegios y demás atributos
característicos de la aristocracia. Grave fue la revuelta de los croquants (zonas de
Garona y Loira entre 1633 y 1637), o también la de los va-un-pieds en la zona de Ruan
y de Caen entre 1639 y 1640. Pero la situación de rencilla más dura fue la llamada “La
Fronda”, que afecto directamente al gobierno y a la misma corte. La misma tuvo dos
faces distintas, la primera animada sobre todo por la burguesía parlamentaria y la
segunda por la nobleza. Los parlamentos franceses y en particular el de Paris no habían
renunciado a la práctica de registrar los edictos reales ni al de rechazarlo cuando no les
considerase conformes con los principios jurídicos del Reino, un conflicto de este
genero estalló en la capital entre 1648 y 1649, con importantes repercusiones también
en las provincias, sin embargo termino con bastante rapidez por la fundamental
legitimidad monárquica de los parlamentarios y por el deseo de los burgueses de no
provocar movimientos revolucionarios populares. Mas violento fue la fase nobiliaria;
los aristócratas enojados con el gobierno del ex cardenal se levantaron en armas,
decisión que a la vez fue apoyada por la gente común de la ciudad, la familia real junto
con Mazarino debió huir dejando a los “revoltosos” representados por el Príncipe de
Conde. Pero los abusos y malas maniobras llevaron a que la misma población (nobleza
y campesinos) pidieron que volviera la familia real (1652).
A partir de allí, las consecuencias político- administrativas y socio- económico fueron
muy importantes. Entre las primeras se destaca la consolidación de la absolutismo
monárquico que se hizo omnipresente a través de la eficiente figura institucional de los
intendentes, y que determino la “Domesticación” de la levantisca nobleza de rancio
abolengo, que haría dejación de los derechos políticos de antaño para adueñarse del
aparato administrativo del estado; también se llevó a cabo sometimiento del
parlamento de Paris al quedarle vedado toda intervención en asuntos del gobierno,
principalmente en materia fiscal y derecho de advertencia. En cuanto las secuelas
económicas, se agravo la pobreza del país por la comisión de un sinfín de robos y
destrucción de cosechas causada por la movilización de los ejércitos. Y en los aspectos
sociales, mientras los campesinos y artesanos se les irrogaban irrestañables perjuicios
en su ya precaria subsistencia, a los arrendatarios de impuestos y a los financieros de
todo género, favorecidos por el “superintendentes de finanzas” Fouquet, les
desbordaban las ganancias fácilmente logradas en una abusiva especulación. Luis XIV
será el artífice de un proyecto que venía formulándose hace mucho tiempo, y que
llevara a su nación a ser la muestra de lo más grandioso y majestuoso dentro del mapa
europeo por medio siglo.
Conclusión:
En el espacio de tiempo de una centuria, aproximadamente, Francia vivió un periodo
de vaivenes. De altos y bajo en la cual no solamente los diferentes espectros sociales,
sino también los fenómenos económicos y políticos, sufrieron cambios rotundos; se
constató como los intereses de los verdaderos mandantes de la nación franca (la
aristocracia terrateniente) se movilizan y cambian la situación cuando esta implicaba
un serio escollo a su reputación, a la vez como los demás miembros de la comunidad
colaboran con ellos, talvez con el sentido de regresar o no alterar una condición de
existencia medianamente buena hacía con ellos. Pero más allá de esto, la situación en
la que se verá comprometida la corona real no tiene comparación. De estar en una
posición de respeto, a mediados del siglo XVI, pasa a otra de ‘’subordinación’’ a interés
poco leales, o malignos; para luego recuperar momentáneamente su prestigio (esto
con Enrique IV) y después volverla a perder. Pero una silueta, se iba formando de
manera oculta, invisibles a todos y que, mediados del siglo XVII, aparecerá con una
fuerza descomunal, que es el absolutismo monárquico.
Bibliografía:
-Clark, George. ‘La Europa Moderna’’, F.C. México .1963.
-Fisher, H.L.A. ‘’Historia de Europa’’, Editorial Sudamericana, Bs.As. 1958.
-Pennington, D.H.’’Europa en el siglo XVII’’, Aguilar. Madrid. 1989.
-Tenenti, Alberto. ‘’la Edad Moderna siglos XVI-XVIII´´, Editorial Crítica. Barcelona.2003

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