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Este documento resume el tema de la Francia de los Borbones desde Enrique IV hasta Luis XIV. Enrique IV puso fin a las guerras de religión en Francia mediante el Edicto de Nantes en 1598, que otorgó derechos a los hugonotes. Enrique IV restauró el orden y progreso en Francia con la ayuda de su ministro Maximilien De Bethune. Luis XIII y su primer ministro Richelieu continuaron consolidando el poder centralizado de la monarquía francesa.
Este documento resume el tema de la Francia de los Borbones desde Enrique IV hasta Luis XIV. Enrique IV puso fin a las guerras de religión en Francia mediante el Edicto de Nantes en 1598, que otorgó derechos a los hugonotes. Enrique IV restauró el orden y progreso en Francia con la ayuda de su ministro Maximilien De Bethune. Luis XIII y su primer ministro Richelieu continuaron consolidando el poder centralizado de la monarquía francesa.
Este documento resume el tema de la Francia de los Borbones desde Enrique IV hasta Luis XIV. Enrique IV puso fin a las guerras de religión en Francia mediante el Edicto de Nantes en 1598, que otorgó derechos a los hugonotes. Enrique IV restauró el orden y progreso en Francia con la ayuda de su ministro Maximilien De Bethune. Luis XIII y su primer ministro Richelieu continuaron consolidando el poder centralizado de la monarquía francesa.
Tema: La Francia de los Borbones: de Enrique IV a Luis XIV
Alumno: Olás, Pedro Nahuel / Mun n°: 2148
Profesora adjunta de la Catedra: Lic. Ríos, Mabel Graciela Materia: Historia Moderna. Año:2019 Introducción: A finales del siglo XVI, Francia estaba atravesando un momento de apaciguamiento; la misma se da, debido a que la nación estuvo sumida en una situación de conflictividad interna (con algo de agregado externo) por más de treinta años. Esta tenía como esencia, la lucha encabezada por entidades intrínsecas poderosas que querían debilitar el poder real a su favor, ocultando esa intención bajo la excusa de un entredicho de naturaleza religiosa. Entre todo esto, aparecerá la figura de Enrique de Borbón que será un promotor para la normalización del cuadro de cosas. Luego, con su muerte, los agravios vuelven a manifestarse, complicando enormemente el gobierno de Luis XIII, esta vez, con menos ligamento a la religión y con más carácter socio-político. Marcando el año 1652, como la ocasión para lograr la pacificación definitiva del territorio francés, señalando a la vez el camino para la germinación de una realidad en la cual no hay pugnas y toda decisión y acción del Estado quedará supeditado a la persona del monarca. En este trabajo, lo que se realizara, es reflejar la condición de Francia a fines del siglo XVI, en sus características socio- política como económica; cubiertas estas a la vez por un barniz de religiosidad fuerte; elemento que motivara también, a la modificación de las características anteriormente mencionadas. Luego se verá el actuar del primer representante de la Casa Borbón en la monarquía: sus decisiones y sus consecuencias. Para concluir, se mencionará a Luis XIII y sobre todo a su primer ministro Richelieu, con todo su accionar y secuelas dejadas; mismas que tendrán una controversial repercusión hasta la ascensión del Rey Sol. Desarrollo: Tal como se deja expresado en la introducción, a fines del siglo XVI, Francia estaba saliendo de una situación de contienda dura emprendida entre sus propios habitantes; la misma tenia como base una diferenciación o conflicto que involucraba a la corona con algunas de las familias mas encumbradas del país. Estos últimos, venían arrastrando una férrea doblegación por parte de la persona del monarca desde la época de Francisco I. Éste, con la idea de centralizar el funcionamiento del Estado, llevo a cabo modificación en el funcionamiento de los aparatos jurídicos e institucionales que junto a la desaparición igualmente de algunos privilegios socio- políticos (como la elección de autoridades provinciales ajena a la esfera nobiliaria), significo un perjuicio enorme a la preponderancia de los grupos societales más favorecidos. Desaparecido Francisco en 1547, la nobleza vio la oportunidad de recuperar los favores perdidos, esto a la vez se pudo concretar, debido a que el sucesor de Francisco (Enrique II) murió después de un reinado de poco mas de una década; y que luego de él, seguiría una lista de niños-jóvenes monarcas: Francisco III, Carlos IX y Enrique III, (sumando a que la madre de estos soberanos Catalina de Médicis, era propensa a dejarse llevar por la manipulación, con tal que la misma no afectara su persona y su riqueza),que decrecería aún más el papel de acción de la monarquía. Ahora no solo recuperaron lo perdido, sino que quería aumentar aun mas el poder obtenido, atravez ello, de la dominación del poder del Rey. La corona se alía a uno de esos bandos contendientes bajo un estandarte, que era la Fe Católica, este grupo (que luego de llamaría Santa Liga) pelearán contra el grupo noble (de menor rango y algún que otro elemento burgués) de fe protestante (que luego se asociarían en la Unión Calvinista). El detalle que habría que agregar es que los primeros estaban en connivencia con la corona española, motivo por el cual, o motivaba más el recelo de los miembros del bando protestante. Una acotación importante de incluir, es que durante este siglo (XVI) y gran parte del siguiente, muchas de las contiendas tendrán esa marca de acción de carácter religioso, los motivos de ofensa y posterior lucha esta enmarcadas en tales características, obviamente habrá grupos o poblaciones que entraran en conflicto imbuidos realmente bajo este cariz, aunque otros no lo sean así, y tapen otras metas, quizás menos éticas o morales, como el justificativo económico o político. Esto último, es lo que representa, ese estadio de combate que cubre toda la segunda mitad del siglo XVI en el territorio francés (podría incluirse lugares externos a la esfera de influencia franca). Desde el año 1562, la nación estará engrillada en un ‘’guerra’’ sin cuartel, embargada en pugnas sangrientas, treguas y edictos de pacificación, hasta llegar el punto en la parecía que el caos iba a prevalecer. Un capitulo oscuro de este enfrentamiento lo es la Noche de San Bartolomé, que fue la masacre planificada por adeptos cristianos y con la autorización del monarca Carlos, contra las poblaciones hugonotes, entre el 24 y 26 de agosto de 1572. Entre ambos bandos implicados empezó a alzar en fuerza, una tercera posición; los politiques, que era un grupo de nobles de pensamiento moderado que querían llegar a una solución rápida a esta barbarie que se vivía, la misma consiguió seguidores de la Casa Real y de familias ricas muy reconocidas, como los Montmorency o los Borbones. Y será uno de los miembros de ese clan que (esto por derecho de sucesión) que llevará al establecimiento de la paz entre sus contrincantes, ese es Enrique, rey de Navarra. A todo esto, es vital señalar como se hallaba la situación económica de Francia: el mismo antes de empezar con las hostilidades, se encontraba con un mejoramiento pujante. Esto debido a la potenciación productiva local (fabricación de vinos, alfombras y telas no tan finas, pero de gran demanda) provocada por la llegada de monedas procedente de España, y a la vez de sus colonias americanas, que eran revendidas para adquirir los bienes necesarios para los españoles, y que, por lo tanto, a la par, los francos se beneficiaban, además cabe señalar que los campos estaban pasando por un periodo de productividad positiva, algo que no se veía desde comienzo del siglo. Estas mismas riquezas entrantes servían para mejorar las vías de comunicación, y permitía dar subsidios a los funcionarios locales designados por el monarca. Toda esta situación, se acaba cuando las conflagraciones comienzas. Las ´´Guerras de Religión´´, van a devastar todo lo que se mencionó, el sector fabril sufrirá una paralización estrepitosa, debido no solo a la destrucción directa de las maquinarias y materias primas, sino también al exilio o muerte de los promotores o trabajadores del rubro. El campo también sucumbió, las tropas movilizadas consumían todo lo que pudiera ofrecerle, además de romper los utensilios de laburo o atrofiar la misma tierra. Esto consecuentemente, significó, hambruna, y fallecimiento por montón de grupos humanos. A los que me estoy refiriendo es los campesinos, que ven disminuir su nivel de vida de manera alarmante. Por ello no es de extraña, que ocurra (no en todo) los casos que la muchedumbre hambreada se alíen a los partidos enfrentados para sacar beneficios o buscar la manera de acabar por todos estos tormentos. Al termino de las guerras de religión, ocupo el trono de la arruinada Francia el monarca Enrique IV, quien durante los momentos precedentes había adoptado una postura ambivalente respecto a que creencia seguir. Al momento de acceder a la máxima autoridad en el año 1589 se convierte definitivamente al catolicismo; iniciando con el la dinastía de los Borbones. El nuevo soberano era un sujeto en la que se le distinguía por su bondad, por ser energético y justiciero en sus determinaciones, en la que a la vez dio gran prueba de su talento político; dicha estas cosas no es de extrañar de que las acciones de carácter positiva se manifestaran. Una de ellas fue la ardua tarea de sosiego de los espíritus por medio de la publicación del célebre Edicto de Nantes, que fue una especie de armisticio, por la cual se definía los derechos de los hugonotes en el país. Este documento concedía a los protestantes los siguientes derechos: a)- ejercicio del culto en lugares públicos y condiciones determinadas; b)- autorización para poder ocupar cualquier cargo en los organismos oficiales y c)- permiso para reunirse en asambleas (sínodos) y tratar sus asuntos religiosos. Existían otros artículos que eran “secretos”, entre ellos uno bastante peligroso: el que permitía a los hugonotes conservar ciento cincuenta fuertes y castillos poderosamente armados, con lo que no renunciaban a la formación de un estado, dentro del Estado Frances. El Edicto de Nantes fue un ejemplo de tolerancia religiosa, en una época en que no existía la libertad de conciencia, pues los súbditos en muchos casos debían acatar las creencias de sus soberanos. Restableció la decaída autoridad real y llevo al país por una senda de constante progreso para lo cual conto con la valiosa ayuda de sus fiel e inteligente ministro Maximilien De Bethune, a quien hizo duque de Sully. El monarca impuso su autoridad a los gobernadores, y cuando los miembros del parlamento se negaban a cumplir con sus decisiones les dijo irritado; “Soy el rey y quiero ser obedecido”. Recupero el orden en todo el territorio, castigo a los bandidos y obligo a volver al trabajo a los labradores. Controlo directamente el gobierno de las distintas ciudades y mejoro la disciplina y eficacia del ejército. El duque de Sully se encargó de las finanzas y de la administración general del rey; impulso la economía y logro amortizar la cuantiosa deuda contraída con príncipes extranjeros por consecuencia de las guerras. Se levantaron numerosos edificios públicos y se construyeron caminos, canales y puertos; también recibió gran impulso la navegación fluvial. Se incremento la agricultura y el comercio, a través del desecamiento de pantanos y el cultivo de la morera además de la cría de gusanos de seda; en Paris se eligieron fabricas de tapices, en la que trabajaron obreros italianos especializados. Y, por último, con respecto a la política exterior, elimino cualquier dificultad que hubiera poseído con el santo Pontífice, además de impulsar la paz con sus naciones vecinas y favorecer los intentos de realizar expediciones en el nuevo mundo. Todo esto mencionado tiene un abrupto fin con el asesinato de Enrique en el año 1610 a manos de un fanático desquiciado; ocurrido tal cosa llevo a que el trono francés fuera delegado a su hijo Luis XIII, de 9 años, por lo que se hizo cargo de la regencia su madre María de Médicis; esta italiana, ignorante y sin experiencia política entrego al gobierno al aventurero Concino Concini, esposo de su amiga y camarera Leonor Caligai. La singular pareja se hizo cargo de los destinos de Francia y así comenzó un periodo de abusos y desordenes (entre ellos la persecución y castigo a los miembros de la sociedad protestantes), pues mientras Concini derrochaba los dineros públicos, los nobles, favorecidos por la debilidad de la regente, recibían fabulosas pensiones. En el año 1614 Luis XIII es declarado mayor de edad, y, una vez en el mando ordeno la muerte de Concini; los nobles descontentos se agruparon en torno de la ex regente María de Médicis y como la mayoría de ellos eran gobernadores, el estado se encontró al borde de la guerra civil. Además, los protestantes estaban enojados y significaron un peligro, por las plazas fuertes que poseían. Luis emprendió una guerra contra los hugonotes del sur, pero fue derrotado y debió reconocer las cláusulas del Edicto de Nantes. Fue en esos momentos de dificultad donde aparece la persona del cardenal Richelieu. El mismo fue miembro del concejo real, gracias a la amistad con María de Médicis en el año 1624, cargo que le permitió dirigir todos los asuntos de Francia; propuso reestablecer la autoridad del rey, a través del combate directo de los nobles, quienes se negaban a cumplir con las disposiciones de la corona y se oponía a la política del cardenal. Además, Richelieu ordeno demoler los antiguos castillos, símbolos del poder señorial y abolió los cargos de Gran Almirante y Condestable, lo que fueron sustituidos por los intendentes, funcionarios sometidos a la autoridad real. Toda esta movilidad no evito de que los nobles buscaran formas distintas y hasta sorprendentes (intrigas, conspiraciones y revueltas) para desacelerar la influencia del inflexible cardenal. Otra acción importante realizada por el primer ministro fue la pelea directa contra los calvinistas disidentes que a la vez poseía el apoyo de otras potencias vecinas como Inglaterra u Holanda y todo encasillado en el puerto de La Rochela; allí se hicieron fuertes contra las tropas reales entonces Richelieu decidió dirigir personalmente las acciones y después de 14 meses capitularon los enemigos al año siguiente se promulga el tratado de Arlés, en la cual se le impuso a los vencidos la destrucción de sus fortalezas, dejándoles solamente la libertad de culto. Esto con el tiempo llevo a una desmovilización de los adherentes a esa Fe debido, también, a controversias doctrinales, periódicamente se formaron grupos de católicos que atacaban a estos detractores hasta convencer a la corona de eliminarlos por la fuerza poco a poco hasta que, en 1685, queda invalidado cualquier asamblea de culto y la posibilidad de trabajar de algún oficio o enseñar. El primer ministro realizo todas estas actividades debido a que fue partidario de una monarquía de carácter absoluto, no podía admitir nada que dividiese a ese Estado y que nadie tuviera el control en contra de su majestad; si esto se observa en el ámbito interno de su nación también la misma se reflejara en la intervención de asuntos extranjeros: como la intromisión tanto pecuniaria como de tropas en la Guerra de los 30 años, a favor de las fuerzas protestantes que luchaban en contra del predominio de la casa Habsburgo. Todo ello llevo a un descontento generalizado; si ya los problemas lo habíamos encontrado con los nobles, ahora incluimos a la mayoría de la población, a los campesinos, ya que debía hacer frente a onerosos impuestos para mantener alimentada y provista de todos los recursos materiales a las tropas en el exterior. Muerto Richelieu en el año 1642, su colaborador y fiel seguidor Julio Mazarino, prosiguió (y en el momento de la minoría de edad de Luis XIV), la misma política de su antecesor; esto con el tiempo llevo a una instancia nueva y renovada de disputas a un nivel socio-política, tan grande, como no se había visto desde la pacificación de 1598. El descontento se manifestó en diferentes movimientos de revuelta que se prolongaron durante meses y a veces durante años, sobre todo el periodo comprendido entre 1624 a 1645, en la cual el endurecimiento de las medidas tributarias impulsadas por Richelieu para hacer frente a los problemas externos, enojaron a la mayoría de la población. Si ya habíamos mencionado a los campesinos se le suma también la nobleza debido a que los impuestos excesivos impedían que esos trabajadores del campo cumplieran con el ingreso obligatorio que debían proveerle a su señor, provocando la disminución de los privilegios y demás atributos característicos de la aristocracia. Grave fue la revuelta de los croquants (zonas de Garona y Loira entre 1633 y 1637), o también la de los va-un-pieds en la zona de Ruan y de Caen entre 1639 y 1640. Pero la situación de rencilla más dura fue la llamada “La Fronda”, que afecto directamente al gobierno y a la misma corte. La misma tuvo dos faces distintas, la primera animada sobre todo por la burguesía parlamentaria y la segunda por la nobleza. Los parlamentos franceses y en particular el de Paris no habían renunciado a la práctica de registrar los edictos reales ni al de rechazarlo cuando no les considerase conformes con los principios jurídicos del Reino, un conflicto de este genero estalló en la capital entre 1648 y 1649, con importantes repercusiones también en las provincias, sin embargo termino con bastante rapidez por la fundamental legitimidad monárquica de los parlamentarios y por el deseo de los burgueses de no provocar movimientos revolucionarios populares. Mas violento fue la fase nobiliaria; los aristócratas enojados con el gobierno del ex cardenal se levantaron en armas, decisión que a la vez fue apoyada por la gente común de la ciudad, la familia real junto con Mazarino debió huir dejando a los “revoltosos” representados por el Príncipe de Conde. Pero los abusos y malas maniobras llevaron a que la misma población (nobleza y campesinos) pidieron que volviera la familia real (1652). A partir de allí, las consecuencias político- administrativas y socio- económico fueron muy importantes. Entre las primeras se destaca la consolidación de la absolutismo monárquico que se hizo omnipresente a través de la eficiente figura institucional de los intendentes, y que determino la “Domesticación” de la levantisca nobleza de rancio abolengo, que haría dejación de los derechos políticos de antaño para adueñarse del aparato administrativo del estado; también se llevó a cabo sometimiento del parlamento de Paris al quedarle vedado toda intervención en asuntos del gobierno, principalmente en materia fiscal y derecho de advertencia. En cuanto las secuelas económicas, se agravo la pobreza del país por la comisión de un sinfín de robos y destrucción de cosechas causada por la movilización de los ejércitos. Y en los aspectos sociales, mientras los campesinos y artesanos se les irrogaban irrestañables perjuicios en su ya precaria subsistencia, a los arrendatarios de impuestos y a los financieros de todo género, favorecidos por el “superintendentes de finanzas” Fouquet, les desbordaban las ganancias fácilmente logradas en una abusiva especulación. Luis XIV será el artífice de un proyecto que venía formulándose hace mucho tiempo, y que llevara a su nación a ser la muestra de lo más grandioso y majestuoso dentro del mapa europeo por medio siglo. Conclusión: En el espacio de tiempo de una centuria, aproximadamente, Francia vivió un periodo de vaivenes. De altos y bajo en la cual no solamente los diferentes espectros sociales, sino también los fenómenos económicos y políticos, sufrieron cambios rotundos; se constató como los intereses de los verdaderos mandantes de la nación franca (la aristocracia terrateniente) se movilizan y cambian la situación cuando esta implicaba un serio escollo a su reputación, a la vez como los demás miembros de la comunidad colaboran con ellos, talvez con el sentido de regresar o no alterar una condición de existencia medianamente buena hacía con ellos. Pero más allá de esto, la situación en la que se verá comprometida la corona real no tiene comparación. De estar en una posición de respeto, a mediados del siglo XVI, pasa a otra de ‘’subordinación’’ a interés poco leales, o malignos; para luego recuperar momentáneamente su prestigio (esto con Enrique IV) y después volverla a perder. Pero una silueta, se iba formando de manera oculta, invisibles a todos y que, mediados del siglo XVII, aparecerá con una fuerza descomunal, que es el absolutismo monárquico. Bibliografía: -Clark, George. ‘La Europa Moderna’’, F.C. México .1963. -Fisher, H.L.A. ‘’Historia de Europa’’, Editorial Sudamericana, Bs.As. 1958. -Pennington, D.H.’’Europa en el siglo XVII’’, Aguilar. Madrid. 1989. -Tenenti, Alberto. ‘’la Edad Moderna siglos XVI-XVIII´´, Editorial Crítica. Barcelona.2003