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El presente trabajo tiene como finalidad explicar en que consiste la ética profesional
del abogado y su desempeño en el ámbito jurídico, laboral y profesional con la
sociedad, ya sea desempeñando cargos públicos o de manera independiente.
Haremos énfasis en la importancia de su ejercicio, en cuanto el abogado deberá
ejercer la abogacía de manera integra, honrada y recta, pues sin esto el abogado no
tendría autoridad moral, para defender y luchar por la justicia, ni merecería la
confianza depositada por sus clientes, colegas y entidades estatales. El abogado en
cumplimiento de su deber profesional podrá aceptar o rechazar los asuntos en los
que se solicite su actuación. Frente a lo anteriormente mencionado el abogado debe
cumplir con unos principios para ejecutar a cabalidad sus funciones sin que este
incurra en faltas graves, gravísimas o leves.
Los principios a los cuales el abogado debe atender en ejercicio de su profesión, con
el fin de llevar a cabo de manera satisfactoria su desempeño serán enunciados a
continuación:
Lealtad: El abogado tiene el deber de ser leal con su cliente y ante todo
con los funcionarios ante los cuales presta su servicio, leal con sus colegas
y la contraparte.
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cambios y modificaciones que se presenten en las leyes, jurisprudencia y
doctrina.
Diligencia y tenacidad: el abogado debe ser diligente en la defensa de los
asuntos que se le confieren.
La ética proviene del griego ethikos que significa carácter, es un estudio de la moral
y el accionar humano. Profesión se entiende como una ocupación que tiene como fin
colaborar con el bienestar de la sociedad, para realizar dicha labor es necesario que
el profesional actúe de manera responsable rigiéndose por los requisitos que la ley
establezca. Por otra parte, “como ética, la abogacía es un constante ejercicio de la
virtud. La tentación pasa siete veces cada día por delante del abogado. Este puede
hacer de su cometido, se ha dicho, la más noble de todas las profesiones o el más
vil de todos los ejercicios”1.
A su vez, en sentencia de la Corte Constitucional, se a expresado lo siguiente:
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Por otra parte, el estatuto del ejercicio de la abogacía entra en furor con el Decreto
196 de 1971, el cual estuvo bajo la fuerza de la Constitución Politica de 1886, en el
cual se estipulo:
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1. Couture. E, Ensayo. “Cuestiones ético profesionales en ejercicio del Derecho”
2. Corte Constitucional, Sentencia C-212/07, M.P Dr. Humberto Antonio Sierra Porto, 21 de marzo de
2007, Bogotá, D.C.
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Discrecionalidad, este tipo de mecanismo se basa en la práctica de múltiples
procedimientos de controles y requisitos casuísticos que deben examinarse a
medida que progresan las acciones de la administración.
• Credibilidad y confianza
• Responsabilidad social.
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3. Corte Constitucional, Sentencia C-212/07, M.P Dr. Humberto Antonio Sierra Porto, 21 de marzo de
2007, Bogotá, D.C.
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Como contraposición de lo anteriormente señalado de que es la ética de la abogacía,
daremos a conocer el caso del ¨Carrusel de las libertades”, en el cual se vieron
involucrados dos jueces, abogados, secretarios de despacho e incluso un estudiante
de derecho, los cuales eran señalados de integrar una organización que se dedicó
entre 2012 y 2013, a otrogar libertades, desviar investigaciones y alterar el reparto
de expedientes, a cambio de millonarias sumas de dinero que oscilaban entre
500.000 a 200 millones de pesos, pues se tazaba dependiendo del asunto y delito a
tratar; a estos se les proceso por los delitos de falsedad en documento público,
cohecho, revelación de secreto profesional y concierto para delinquir. La mayoría de
los procesados están libres o en prisión domiciliaria pues sus condenas fueron
mínimas gracias a las maniobras realizadas por estos jueces y abogados.
En cuanto a este tema los Jueces fueron quienes obtuvieron una los mayor sanción,
en primer lugar Ricardo del Cristo Rodríguez Vilar, quien ejerció como Juez 26 de
Control de Garantías, siendo capturado en 2013 y el cual realizó un acuerdo en 2015
con la Fiscalía, para el 03 de septiembre de 2016, el Tribunal Superior de Bogotá lo
condenó a diez (10) años y cuatro (4) meses de prisión, le impuso una multa de casi
$180 millones y lo inhabilitó para el ejercicio de funciones públicas por casi ocho
(8) años, decisión que fue apelada ante la Corte Suprema al considerar que se le
impidió ejercer la contradicción y el derecho a la defensa; situación que conoció la
Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia en marzo del presente año, confirmando
la condena interpuesta por el A quo y haciendo énfasis en que no se le había
vulnerado el derecho a la defensa y de contradecir lo dicho por los intervinientes en
el caso pues la investigación se hizo bajo el amparo del principio de transparencia,
legalidad entre otros.
Por su parte, el Juez Francisco Javier Barbón López, quien ejercía como Juez 38 de
Garantías, se encuentra en libertad, pero sigue incurso en la investigación, de la cual
se conocerá sentido de fallo el 30 de mayo de este año por el Tribunal Superior de
Bogotá por el delito de prevaricato.
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leal realización de la justicia y los fines del Estado, numeral 10 el cual establece lo
siguiente: Efectuar desgloses, retirar expedientes, archivos o sus copias, sin
autorización, consignar glosas, anotaciones marginales en los mismos o procurar su
destrucción.