Serie de Discipulado: CULTURA DE LA PALABRA

Tema 3: Testigos de la Palabra

TEXTO BASE: HECHOS 4:23-31

1. HAY UNA ORDEN: SER TESTIGOS.

Antes de ascender, Jesús les dijo a sus discípulos que una vez que recibieran el Espíritu Santo, ellos
serían testigos de él en Jerusalén, Samaria, Judea y hasta lo último de la tierra. La palabra “testigo”
aquí señala proviene del griego “martus” que traducido al español es “martir”, es decir, alguien que
da prueba de algo mediante su muerte, es alguien que habla de algo que conoce, que ha visto y ha
oído.

Con esta idea clara, revisemos el contexto de lo que hemos leído: En el capítulo anterior, en
Hechos 3, se nos cuenta la historia de la sanidad del lisiado realizado por Pedro y Juan. En el capítulo 4
del libro de hechos se nos dice (versículos 13 al 16) que Pedro y Juan dieron fe pública de Jesucristo
frente a todo el liderazgo religioso por la sanidad del lisiado. Finalmente, los líderes religiosos de la
historia no pudieron hacer otra cosa que intentar prohibirles a los apóstoles que siguieran predicando
de Cristo. (V.17 al 20) a lo que ellos respondieron “«¿Acaso piensan que Dios quiere que los
obedezcamos a ustedes en lugar de a él? Nosotros no podemos dejar de hablar acerca de todo lo que
hemos visto y oído».”

¿Qué significa ser testigo?

- En primer lugar, es alguien que habla. Ser testigo es principalmente hablar. Es cierto que
nuestro testimonio de vida y nuestros hechos hablan, también, pero el poder de Dios no se
mueve por el testimonio de vida, sino que se hace operativo por el poder de su palabra.
- En segundo lugar, es alguien que habla de lo que conoce, que ha visto y que ha oído. El
apóstol Juan en su primera carta repite la misma idea: “Les anunciamos al que existe desde el
principio, a quien hemos visto y oído. Lo vimos con nuestros propios ojos y lo tocamos con
nuestras propias manos. Él es la Palabra de vida.” (1 Juan 1:1 NTV) Poco después de la
resurrección de Cristo, se levantaron movimientos heréticos incluidos aquellos que la
resurrección de Cristo no había sido literal, sino que solamente “espiritual”, por tanto, el único
entendimiento adquirible de la revelación de Cristo era solo posible a través de un
“conocimiento superior”. Es por eso que Juan hace énfasis en que el Evangelio que el recibió
no fue tan solo en conocimiento, sino en ser un verdadero testigo de la obra completa de
Jesucristo. Si lo miramos de otra manera, Juan no es el centro del mensaje en su función de
testigo, sino que el único que es exaltado es Jesucristo.
- Es importante hacer una distinción entre palabras de humana sabiduría (O palabrería) La
Palabra. Leamos lo que dice 1 corintios 2 del versículo 1 al 10.
o Para Pablo, lo importante no eran las señales, sino su énfasis estaba en la predicación
de la palabra. De hecho, leyendo correctamente este texto nos damos cuenta que
Pablo no estaba restando poder a la predicación por sobre las señales (o el poder de
Dios, como dice la Reina Valera) sino que dice que su predicación no era con ideas
humanas, sino por el Poder del Espíritu.
o ¿Cómo es una predicación de la palabra por el poder del Espíritu? Pablo da algunas
claves en el mismo capítulo de Corintios:
 No intentes valerte en tu propio conocimiento, entendimiento o sabiduría.
Cuando queremos hablar de Dios a otros, hay dos actitudes que son limitantes:
la primera es que en ocasiones no lo hacemos porque sentimos que no
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tenemos las palabras ni las herramientas para hacerlo; otros sienten que tienen
“tanto para decir” que no les faltan ganas para “hablar de Dios” (aunque en
verdad lo hacen para “demostrar que saben”) No es en nuestra capacidad la
predicación del Mensaje de Jesucristo, sino que es en la confianza en que Su
Espíritu nos está respaldando en todo momento.
 Es enfocado completamente en la Obra Completa de Jesucristo. (v2) Predicar
la Palabra es Predicar la Obra Completa. No podemos separar “hablar de Dios”
sin hablar de lo que Jesús logró eternamente para nosotros. No necesitamos
hablar de otra cosa más. Toda bendición, toda necesidad, todo ha sido suplido
por la obra de Cristo. Habla de Cristo, habla de la cruz.
 Necesitamos reconocer nuestra debilidad a la hora de hablar. No tenemos la
capacidad humana para hacerlo, debido a que es antinatural a nuestra
naturaleza caída. Pero sabemos que Dios “escogió a lo despreciado y a lo mas
vil del mundo” para demostrar su sabiduría. Considérate un favorecido desde
ya de parte de Dios.
 Es sabiduría espiritual, no humana. Cuando se predica la cruz, muchas veces
recibiremos palabras que al juzgarlas con criterios humanos son desagradables,
que contradicen nuestra estructura educacional o la forma en como hemos
aprendido. Se debe a que la cruz es el acto de sabiduría eterno. No se puede ni
se debe considerar nada humano en nuestra predicación, ¿Cómo es esto
posible? ¿Cómo lo hacemos? Haciendo una sola cosa: enfocándonos en la
predicación de la cruz.
 La revelación es dada por y hacia el Espíritu, nunca a la mente. La revelación
siempre viene a alumbrar los ojos de nuestro Espíritu, desde donde comenzará
a abarcar cada pensamiento, sentimiento y emoción, corrigiendo,
direccionando, cambiando, transformando hacia la Voluntad del Señor.
 ¿Cómo saber si el resultado de mi predicación fue en el poder del Espíritu y no
en mi palabrería? Porque llevará al oyente a aprender a confiar en Dios y no en
el predicador. Si el mensaje no lleva a aumentar la fe en Jesucristo al oyente,
entonces duda de si lo que se te predicó fue realmente la Palabra.

2. ¿COMO SOMOS TESTIGOS REALES DE JESUCRISTO EN UN MUNDO EN CONFUSIÓN?

Sin duda que la sanidad del lisiado generó un gran revuelo en toda la sociedad de la época; pero si
observamos detenidamente, los religiosos no les prohibieron a los apóstoles seguir realizando
milagros, sino que la orden fue clara: v.18 “Así que llamaron nuevamente a los apóstoles y les
ordenaron que nunca más hablaran ni enseñaran en el nombre de Jesús.” Es llamativa la prohibición
sabiendo que fue el milagro el que convulsionó el ambiente. En los versículos que leímos como texto
base de este discipulado, vemos que la Iglesia se afligió porque encarcelaron a los apóstoles y por la
persecución que vieron, se aproximaba a la comunidad de cristianos.
¿Por qué no pidieron “ser librados de la persecución”? Porque tenían claro las palabras de Jesús.
La Iglesia sería perseguida.
¿Por qué no pidieron que “Dios cambiara los corazones de los gobernantes”? Porque sabían que
quién tenia el control del Plan con la tierra es Dios, no el rey de turno.
Los apóstoles y la iglesia entera oraron por una sola cosa: Denuedo para hablar la Palabra. Lo que
habían visto y oído. Denuedo para ser testigos efectivos en un mundo en confusión.
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La palabra “denuedo” proviene de un término griego que, traducido al español, da a entender la
idea de hablar con total libertad la Palabra sin tener compromisos internos.

¿A qué compromisos internos nos referimos?

- A nuestra educación formal. A lo que nos enseñaron, lo que aprendimos a través de la
educación del sistema.
- A nuestros criterios humanos al momento de evaluar lo que hacemos. Quizás seguir a Cristo
hasta estos límites es demasiado, o que la entrega que hacemos al Cuerpo parece casi “un
abuso” de autoridad.
- A nuestros gustos o preferencias políticas.
- Cuando no quiero hacer sentir mal a mi amigo, amiga, familiar con el mensaje del Reino y su
efecto en cualquier ámbito.
- Al mal entendimiento de “en el evangelio no juzgamos”. Permítenos decir esto: Si lo que
escuchas como “el Evangelio”, en algún punto de tu vida no te ha ofendido o siquiera hecho
sentir incómodo con las cosas que toleras internamente y que sabes que desagradan a Dios,
entonces puede ser que nunca realmente has escuchado el Evangelio o quizás nunca has
nacido de nuevo.
- No hay efectividad en la Palabra cuando hay compromisos internos.

La Iglesia oró por dos cosas en un mundo en confusión: Por disfrutar verdaderamente la libertad
del Hijo a nivel interno y por la manifestación de las señales, dones y maravillas a nivel externo.
Nosotros necesitamos el mismo nivel de libertad para ser testigos reales de la Palabra.

ACTIVIDAD PARA CONVERSAR.

1. ¿Qué entiendes por “Dar la vida” por causa del Evangelio? ¿Cómo podríamos dar la vida por
el mensaje de Cristo en estos tiempos?
2. ¿Cuáles son las excusas y razones que más usamos para no hablar de Cristo a otros? ¿Cómo
podemos combatirlas?
3. ¿Por qué ocurre que cuando se les pide a los hermanos que oren los unos por los otros, oren
por sanidad o profeticen, muchas veces no lo hacen? ¿Cómo podemos vencer estos
argumentos?
4. ¿Cómo podemos vencer nuestros compromisos internos con la Palabra?

AVISOS IMPORTANTES:
Retiro Intergeneracional de Liderazgo. 7 y 8 de diciembre. Curalemu, Antuco. Asistencia requerida de
todos los pastores, líderes de redes, líderes y aprendices de célula de nuestro ministerio. Mayor
información con Equipo Ministerial.

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