Sunteți pe pagina 1din 114

ADRIAN SALBUCHI

ARGENTINA: ¿COLONIA FINANCIERA?


Buenos Aires, Marzo de 2000 - Ó Adrian Salbuchi

Índice

A modo de introducción
Monstruos de la imaginación racionalista...

Arma de dominio y colonización.

Hay que democratizar las finanzas.

I. El Dinero -
El Trueque - (la economía sin dinero o previa a la aparición del
dinero)

Dinero consistente en Bienes con Valor Intrínseco

Dinero Metálico

Dinero en Moneda

Funciones del Dinero

Dinero Simbólico (el papel moneda; dinero sin valor intrínseco)

Relación entre el Dinero y los Bienes

II. La Banca Moderna -


El Factor Multiplicador Bancario

El Interés
El Dinero electrónico

III. Riquezas -
La Función del dinero

Relación entre el dinero y el trabajo

El trabajo

IV. La Psicología del Dinero -


Anonimidad estructural

El azar

Crédito y Ahorro

V. Herramientas: Instituciones Financieras


Mundiales -
El Banco de la Reserva Federal de los EE. UU. (Federal Reserve
System)

La Conferencia de Bretton Woods de 1944

El Banco Mundial (World Bank)

El Fondo Monetario Internacional (FMI)

La Organización Mundial del Comercio (OMC)

Una nueva arquitectura financiera planetaria

Conclusiones -

Bibliografía –

 
"Argentina: ¿Colonia Financiera?", brinda al lector un enfoque diferente
sobre la grave problemática que aflige al mundo actual y a la Argentina.
Identifica a las fuerzas de las finanzas globalizadas - ajenas a todo control
democrático y con claros objetivos ideológicos -, como el mayor peligro al
que jamás se haya tenido que enfrentar la Argentina.

De lo que hoy se trata es de identificar las oportunidades y - muy


especialmente -, las amenazas representadas por la globalización.

Nos enfrentamos a una ley de hierro que nos obliga o bien a ser pasivos
sujetos ante estas fuerzas sistémicas planetarias - o sea, seguir como
hasta ahora -, o sino templar nuestra voluntad y resistir las imposiciones
que resultan claramente nocivas para nuestra comunidad.

El autor expone en forma llana y directa, aspectos clave que permiten


prever futuras crisis, y descubrir un desenlace sumamente comprometido
para todo el sistema financiero global. Ello acarreará graves
consecuencias para nuestro país y nuestra región.

El objetivo del presente ensayo consiste en convocar a la comunidad a


estar prevenida y preparada. A comprender y, en la medida de lo posible,
a conjurar las dificultades que - queramos o no - tendremos que enfrentar
en los próximos años.

A modo de introducción -
Monstruos de la imaginación racionalista...

Mucho se habla hoy en día sobre la globalización. Los grandes


medios de comunicación social, las empresas y los gobiernos
pretenden presentarla ante el mundo como prueba del indetenible
progreso de la humanidad hacia una sociedad planetaria sustentada
sobre la economía de mercado y enmarcada dentro de los
paradigmas de la democracia liberal, ambas supuestas
precondiciones esenciales para lograr el bienestar del hombre. Sin
embargo, esta prédica en favor de la globalización suele soslayar
algunas de las más importantes implicancias y facetas de este
fenómeno.

El presente ensayo tiene por objeto descubrir algunas de estas


implicancias que estimamos resultan particularmente importantes,
por más que rara vez se las mencione en los medios de
comunicación social, en las cátedras de economía y política, o las
mencionen nuestros gobernantes.

Primeramente, consideramos que puede hablarse de una auténtica


"globalización" - en el sentido de un fenómeno estructural que
abarca, o al menos controla, a todo el planeta - únicamente en
relación a las finanzas. Sólo éstas operan dentro del marco de una
estructura supranacional que les permite detentar y ejercer un poder
verdaderamente globalizado. El sistema financiero complementado
por dos estructuras tecnológicas subalternas clave - los medios de
comunicación social y la red de telecomunicaciones/informática -
conforma la única estructura operativa autónoma a la que hoy
podemos adscribirle el mote de “global”. En rigor de verdad, la
globalización es una ideología que controla íntegramente las
revoluciones tecnológica y científica a las que pone a su servicio.
1
[1]

Los ámbitos político, social y aún el económico, aún permanecen


inmersos dentro de una realidad fuertemente ligada a la estructura
del Estado-nación, que sólo con gran dificultad se encamina hacia
esquemas globalizados. En realidad, entre amplios sectores
socioculturales urbanos se verifica un fenómeno contrario al de la
globalización: aquí las fracturas dividen y aíslan a la sociedad en
etnias, comunidades y barriadas. Las comunidades de todo el
planeta, entonces, se ven atrapadas en el fuego cruzado entre las
poderosas fuerzas estandarizadoras de la globalización por arriba y
las tensiones y fracturas generadas por los localismo exacerbados,
por abajo. Ello explica la creciente debilidad y paulatino ocaso del
Estado-nación como órgano de integración, previsión y conducción
de esa Comunidad Organizada.

1 1Ver: A Salbuchi – El Cerebro del Mundo: la cara oculta de la Globalización, Ediciones del Copista, Córdoba, Argentina,
1999.
Como fenómeno social, este proceso llega al extremo de la máxima
fractura social de todas, que es la del individuo sólo, desorientado y
desenraizado de sus tradiciones culturales, tan característico del
hombre urbano de finales del siglo XX y principios del XXI. Pues
mientras que el mito tradicional de la sociedad liberal fue el del
“progreso” que implícitamente es positivo, ya que no puede
imaginarse ni aceptarse ningún fenómeno al que se describa como
“progreso” que depare resultados negativos; sin embargo, con la
ideología de la globalización, se alude cada vez menos al progreso
como mito alineador y motivador del nuevo orden por venir, por
cuanto se lo va reemplazando por el mucho más pragmático y
ominoso concepto del “cambio”. La diferencia entre progreso y
cambio es abismal, ya que el "cambio" en sí, no es ni positivo ni
negativo, sino claramente neutro. Con la globalización, todo
cambia, lo que de manera alguna implica que ese cambio sea
necesariamente para mejor. O sea, cambio de ninguna manera
equivale a progreso. Es más, existen crecientes indicios que señalan
que el cambio que la ideología de la globalización está promoviendo
– a pesar de todos los adelantos científicos y maravillas tecnológicas
–, resulta en lo social, político, cultural y moral, claramente
negativo.

En verdad, el proceso de globalización socio-cultural del hombre


requiere de una etapa previa de disolución de toda organización
social hasta llegar a su unidad más pequeña y elemental: el hombre.
A este hombre – homo oeconomicus -, de las sociedades
urbanizadas modernas - "problemático y febril" como nunca -, en su
conjunto se lo puede comparar a los ladrillos con los que se erige el
monstruoso edificio del nuevo orden mundial. Como el tradicional
solve et coagula - disuelve y coagula - de los antiguos alquimistas,
las fuerzas de la globalización impulsan amplios procesos de
reingeniería social basados en la disolución de lo existente -
tradiciones, cultura, filosofía e idiosincrasias locales -, y su
reconstrucción en torno de una suerte de "hombre nuevo":
desenraizado de su terruño, estandarizado y adoctrinado en aquello
que los franceses denominan la pensée unique, el “pensamiento
único” que se impone universalmente, y que los propios
norteamericanos definen como pensamiento y acción politically
correct. Este hombre nuevo – tan insólitamente parecido al soñado
por el Marxismo hace un siglo -, se basa sobre la eficiencia, la
especialización, la estandarización y el racionalismo. Y el mundo
que crea no es más que un reflejo de su alma, pues como dijo el gran
pintor y filósofo español, Francisco Goya, “el sueño de la razón
engendra monstruos”.
Arma de dominio y colonización.

En rigor de verdad, las finanzas globalizadas conforman un


instrumento de dominio de las estructuras económicas centrales –
naciones industrializadas, y sus empresas y bancos transnacionales -,
sobre las estructuras periféricas, según lo explica el Dr. Luis Di
Marco2[2]. A modo de ejemplo, una de sus manifestaciones más
claras la hallamos en la problemática de la deuda externa de
naciones como la Argentina, que conforma para los países de
nuestra región un elemento de colonización, dominio y control
cuyos efectos son análogos a los que desempeño el Tratado de
Versalles de 1919 que logró hundir a la democrática República
Alemana de Weimar en la postración total tras su derrota en la
Primera Guerra Mundial.

Salvando las distancias, toda la problemática de la deuda externa y


de las finanzas globalizadas que hoy la enmarcan, permiten a las
estructuras de poder del mundo imponer su voluntad sobre regiones
y países más débiles. Lo hacen aplicando una sutil forma de
violencia. Hoy ya no hace falta que las grandes potencias envíen sus
flotas de guerra para imponer su voluntad sobre los débiles. Les
basta con aplicar sus esquemas altamente perfeccionados de
infiltración mediante los cuales utilizan a operadores "locales" para

2[2] Ver trabajo 50 ICA, Varsovia, 2000, "El marco subyacente de las políticas neoliberales (desde las relaciones Centro- Periferia
hasta la Globalización)", Córdoba, 2000, de Luis Eugenio Di Marco, Universidad de Córdoba, y Fundación CIEC Centro de
Investigaciones Económicas de Córdoba.
que impongan la legislación y ejecuten las medidas de gobierno que
satisfagan las exigencias de instituciones mundiales controladas por
el poder hegemónico, como el Fondo Monetario Internacional y el
Banco Mundial, entre otros.

Como aquél proverbial Caballo de Troya que parecía un regalo del


enemigo pero terminó siendo algo muy diferente, estos agentes
locales operan como una verdadera quinta columna que permite a
fuerzas externas colonizar y controlar a un país dejando
relativamente pocos rastros visibles. En otros tiempos más sabios y
concretos que los nuestros, en que se llamaba a las cosas por su
nombre, a un proceso como este se lo consideraba como coloniaje
inaceptable, y cualquier argentino que desde una función pública o
privada lo avalara, promoviera y apoyara era considerado con
desprecio y rechazo. Es más, cualquier ciudadano que lo
promoviera activa y conscientemente desde la función pública era
considerado un verdadero traidor.

Hoy, sin embargo, todo parece haber entrado en el gran cambio


paradigmático que hace que desde hace décadas, todo un ejército de
políticos, economistas, formadores de opinión, militares y civiles
hayan ayudado a hundir a la Argentina en la servidumbre ante las
poderosísimas y globalizadas fuerzas de las finanzas. Sin embargo,
nadie pareciera acertar a señalar a estos personeros aplicándoles el
nombre que realmente les corresponde, por cuanto son los
responsables de haber sumido a millones y millones de sus propios
compatriotas en la más abyecta pobreza, miseria, desempleo,
desesperanza e inseguridad.
"dirigentes" ... que prefieren a toda costa imponer
una paz negativa que garantice el orden, que no es
más que la ausencia de tensión, por encima de una
paz positiva que solo se logra con la presencia de
justicia...
Esas "clases dirigentes" vernáculas de las que hablamos en otro
ensayo, prefieren a toda costa imponer una paz negativa que
garantice el orden que no es más que la ausencia de tensión, por
encima de una paz positiva que solo se logra con la presencia de
justicia. Es que durante siglos, la política se colocó siempre por
encima de lo económico mientras que bajo la globalización, esta
jerarquía se ha invertido de manera casi completa: hoy lo económico
y financiero rigen absolutamente por encima de lo político, lo que le
permite lograr sus objetivos aplicando para ellos el gigantesco poder
que hoy da el dinero. Así, logran promover a sus candidatos, hacen
ganar a sus partidos políticos, hacen sancionar su legislación, e
imponen sus paradigmas, estilos de vida y culturas. Pues por más
que todos sus voceros internos y externos se llenen la boca con la
palabra “democracia”, es bien sabido que hoy en día, todo se logra
con dinero puesto que en la actual política menuda
partidocrática, el que paga, manda.

Es que los medios de comunicación solo parecen informar sobre la


manera en que las "medidas políticas" tomadas por el gobierno de
turno afectan la vida economica: ajustes, flexibilizaciones laborales,
desregulación, privatizaciones, desmonopolizaciones, politicas
fiscales, renegociaciones con el FMI, etc. Poco o nada dicen, sin
embargo, del hecho de que en rigor de verdad es la economía la que
condiciona a la política. La ideología de la globalización que se
ha enseñorado sobre nuestro país y región - sobre el mundo entero,
debiéramos decir -, no coloca el énfasis sobre cada uno de nosotros
como ciudadanos, por cuanto todos hemos devenido en meros
consumidores. Con ello se cierra el camino que conduce a la
verdadera y única Ética en la Política. que exige que el bien
común se halle siempre por encima del provecho indivdual.
Este fundamento ético en la política se da totalmente de narices con
los intereses, objetivos y medidas que promueve la ideología de la
globalización.
Como nos ensaña en alemán Carl Schmitt, en el ámbito de lo
económico sólo importa distinguir lo útil de lo inútil según las
ganancias – las utilidades, para ser precisos – que una relación u
operación económica depara. Por eso la globalización sólo nos ve
como consumidores; o sea sólo le interesamos si tenemos plata en
nuestros bolsillos para consumir bienes y servicios. Si por
(des)fortuna, carecemos de esa plata en el bolsillo, automáticamente
dejamos de interesarle a los operadores de la globalización; o al
menos dejamos de interesarle como propuesta económica. A lo
sumo seguirán “interesados” en nosotros en relación a la amenaza
potencial que representan hombres y mujeres que no son útiles como
consumidores, pero que pudieran insistir, sin embargo, en hacer
valer sus derechos como ciudadanos, cosa que bien podría hacer
peligrar las utilidades de las estructuras económicas que se
benefician con la globalización. Y este es un verdadero problema en
un planeta de 6.500 millones de almas, la mitad de los cuales viven
en la pobreza dado que no forman parte de ningún mercado. Para
los ideólogos de la globalización, es un problema de mercados:
"sobran" unas 2.500 a 3.000 millones de personas en el planeta...3[3]

Esta imposición de paradigmas estandarizados sobre todos los


pueblos, urbi et orbi, genera niveles de violencia social sin
precedentes en la historia del hombre. Viene a colación el mito
clásico de Procusto - hijo de Poseidón - y mueblero de los dioses
quien construyera un famoso lecho de un tamaño determinado y
arbitrario. Todo aquél que se acostara en él era obligado por
Procusto a ajustarse a su tamaño: si el infeliz visitante resultaba más
largo que el lecho, Procusto simplemente le cortaba la parte de sus
miembros que excediesen el largo del lecho o sino cortaba su
cabeza. Si el visitante resultaba demasiado pequeño, entonces el

3 3En su excelente obra Jihad vs. McWorld, (Ballantine Books, Nueva York, 1996), el autor norteamericano Benjamin R.
Barber indica que "para ser exitoso, el capitalismo requiere que existan consumidores con acceso a mercados y un clima
político estable: tales condiciones podrán ser promovidas por la democracia o no, la cual puede ser anarquica y
desordenada y, a menudo, persigue el bien común a un costo elevado y aún en contra de los imperativos de los mercados, del
medioambiente y del empleo total......Los capitalistas puede que sean demócratas pero el capitalismo decididamente no
necesita de la democracia; el capitalismo no necesita del Estado-nación que ha sido el huesped de la democracia." Pag. 15
inventivo Procusto lo estiraba rompiendo articulaciones y
ligamentos hasta que el infortunado abarcase el tamaño de su lecho.
Por suerte, Procusto terminó siendo muerto por el ateniense, Teseo;
el mismo que en el Laberinto del Rey Minos de Creta terminara
aniquilando al Minotauro, aprovechándose del proverbial hilo de
Ariadna - la araña - que le permitió no extraviarse entre las
circumbalaciones del Laberinto construido por Dédalo.

Claramente está en nosotros decidir no acostarnos en el lecho de


Procusto ni permitir que gobernantes nos obliguen a "descansar" en
semejante mueble.4[4] También necesitaremos del hilo de Ariadna
para - al igual que Teseo - no extraviarnos en los laberintos
intelectuales que nos imponen los dueños de la globalización.
Hay que democratizar las finanzas

Es que los pueblos del mundo hemos caído demasiado mansamente.


Miremos sino el caso de la Argentina, por ejemplo, cuyo pueblo
luchó denodadamente para recuperar las instituciones democráticas,
y ya hoy nadie en nuestro país - no tampoco en Chile, Uruguay,
Brasil o Paraguay -, aceptaría que ningún grupo o entidad le quite
los derechos que brinda la democracia y que podemos simbolizar
con la mano visible del pueblo ejerciendo su derecho al voto. Sin
embargo, resulta insólito comprobar cuan mansamente esos mismos
pueblos hoy aceptan que las estructuras económicas – hoy
devenidas en poderosísimas y determinantes -, se rijan por la mano
invisible del mercado.
....esa mano invisible del mercado, se encuentra
unida a un brazo manipulador muy, muy
musculoso....

Pues ocurre que esa mano invisible del mercado se encuentra unida
a un brazo manipulador muy, muy musculoso, que tiene la fuerza

4[4] Tomo este ejemplo de un excelente artículo de Oscar E. Frávega publicado en La Voz del Interior, Córdoba, 03-Jul-95.
para ganarle a los pueblos casi todas las pulseadas. Especialmente si
consideramos que las circunstancias, lugares, tiempos y maneras en
que actúa ese brazo y su mano están dirigidas por un verdadero
cerebro mundial que tiene como único objetivo promover los
intereses de la globalización y las estructuras económicas y políticas
privadas que la controlan.

Un instrumento clave dentro de este fenómeno lo conforman los


medios de comunicación social que también han logrado erigir una
superestructura globalizada que ha generado una suerte de
“conciencia global”, de la que el “efecto CNN” seguramente es uno
de los factores más conocidos. Sin embargo, tanto los medios de
comunicación social como la infraestructura de las
telecomunicaciones y la informática, no son estructuras autónomas
que cuenten con poder propio. Más bien, se encuentran claramente
subordinados y controlados por intereses económicos y políticos que
utilizan a la globalización financiera como un instrumento de poder
para promover objetivos mucho más amplios y de largo plazo.

Pues, como decimos, la única superestructura auténticamente


globalizada que detenta gigantesco poder hoy en día es la de las
finanzas: con toda su artillería de dinero electrónico, traders
bursátiles, bolsas de comercio, bancos, mecanismos sofisticados de
especulación, fusiones & adquisiciones, movilizaciones instantáneas
de gigantescos flujos financieros, administradores de fondos de
inversión, derivatives, hedging, y los mil y un instrumentos y
mecanismos financieros, cuya creciente complejidad, abstracción y
volatilidad los torna prácticamente incomprensibles para vastos
sectores - sino casi toda -, de la opinión pública mundial. Se ha
creado de esta manera una suerte de “incomprensión programada”
respecto del mundo de las finanzas que pareciera cumplir un
objetivo claro y específico, que es el de permitir que esa
superestructura global de las finanzas opere y crezca de manera
totalmente arbitraria e inicua, y que lo haga a plena luz del día sin
que la opinión pública mundial atine a comprender lo que está
ocurriendo debajo de sus propias narices.

Pues sus operadores bien saben que muy pocas son las personas que
comprenderán realmente de qué se trata ni, mucho menos, acertarán
en identificar que es precisamente en esa superestructura que yace el
origen de buena parte - sino la mayoría - de los males que hoy
aquejan al hombre, y desde luego, a nuestro país. Y los que sí lo
entienden, seguramente serán reclutados por el propio sistema,
haciendo que sus intereses sectoriales y personales (la "viscera más
sensible", como diría Juan Perón), queden claramente alineados con
los intereses de la superestructura financiera globalizada. Así, se
cierra un círculo de intereses concurrentes. Pues el sistema necesita
de todo un ejército de operadores, gerentes, analistas, brokers,
traders, gestores, formadores de opinión y especuladores
ambiciosos, inteligentes y por cierto muy bien pagos para que
operen y gerencien el complejo sistema global.

Si de vez en cuando surgen los inevitables escándalos, como fuera el


caso del financista Michael Milken en Estados Unidos, que en los
años ochenta arrastró al banco de inversiones Drexel Lambert & Co.
a la quiebra, o los fraudes perpetrados por el magnate de los medios
Robert Maxwell en Inglaterra; o cuando se produce el colapso de
algún banco gigante como ocurriera el Barings de Inglaterra en
1995, Nomura Securities de Japón en 1997, en BCCI, Bank of
Credit and Commerce International, famoso banco de
narcotraficantes, o si algún banco se “quema los dedos” como el
japonés Daiwa Bank en Estados Unidos en 1996, estos episodios
rápidamente quedan aislados por los medios de comunicación, que
inmediatamente encuentran convenientes chivos emisarios para que
carguen con todas las culpas: tal el caso de los banqueros japoneses
que llorosos piden disculpas ante las cámaras de televisión.
Siempre, las culpas las carga algún personaje del sistema mas el
sistema en sí, permanece incólume. Queda claro que al sistema
nadie lo toca, pues ese sistema no se discute; a lo sumo se discute a
las personas o empresas que operan dentro de él.

Con estas páginas pretendemos levantar aunque sea una punta del
velo que pareciera cubrir al “mundo globalizado de las finanzas”.
No es nuestra intención profundizar sobre la identidad de los grupos
de poder y las elites que direccionan y controlan el desarrollo de
estos fenómenos, utilizando su gigantesco poder financiero
globalizado para motorizar un proyecto político, social y cultural
planetario cuyas características sresultan como mínimo altamente
cuestionables. Para los lectores que deseen incursionar en este
apasionante tema, los referimos a otros ensayos en los que hemos
tratado de identificar al menos a una parte de esa compacta usina de
poder, describiendo su metodología y, en la medida de lo posible,
algunos de sus principales organizaciones, ideólogos y operadores.5
[5]

Hoy, nuestro objetivo se centra exclusivamente en ayudar a percibir


y evaluar esta realidad desde una nueva óptica más pragmática y
alineada con los intereses de nuestra comunidad. O sea, priorizando
aquello que ha caído tan en desuso últimamente en la Argentina,
como es el Interés Nacional. No pretendemos que lo que se
describe en este ensayo represente esta realidad con total exactitud.
Somos conscientes que ella es infinitamente más compleja de lo que
estas breves páginas jamás podrían reflejar. Sólo nos proponemos
introducir un nuevo enfoque que propicie evaluar el sistema
financiero globalizado con mayor claridad y desde una nueva
posición paradigmática. O sea, llamando a las cosas por su nombre
y aplicando una buena dosis de sentido común. Así empezaremos a

5 [5] Ver: A Salbuchi – El Cerebro del Mundo: la cara oculta de la Globalización, Ediciones del Copista, Córdoba,
Argentina, 1999 y World Government: Política y Poder en el Siglo XXI, edición privada, Buenos Aires, 1995. También
recomendamos varias obras recientes publicadas en los Estados Unidos y Europa: One World, Ready or Not de William
Greider (Simon & Schuster, Nueva York, 1997), When Corporations Rule the World de David C Korten (Kumarian Press,
Connecticut, 1995) y Behold a Pale Horse de William Cooper (Light Technology Publishing, Sedona, Arizona, 1991) y Jihad
vs. McWorld. How globalism and tribalism are reshaping the World, de Benjamin R. Barber (Ballantine Books, Nueva York,
1996), La Trampa de la Globalización: el ataque contra la democracia y el bienestar de los alemanes Hans-Peter Martin y
Harald Schumann (Santillana, Madrid, 1998). Un excelente y bien documentado trabajo local es Soberanía Global. Del Arq.
Patricio Randle (Ciudad Argentina, Buenos Aires, 1999) que evalúa la globalización desde la óptica del Interés Nacional
argentino.
comprender los graves peligros que los métodos impulsados por los
gestores de las finanzas globalizadas representan para nuestra
Comunidad y que la gravedad de tamaños peligros sólo podrá
aumentar en el futuro. Si logramos sembrar aunque sea alguna
duda en la mente del lector acerca de la sacrosantidad del sistema
financiero moderno, entonces nos daremos por satisfechos.

En síntesis, de manera alguna pretendemos tener respuestas


completas e integrales para hacer frente a este gigantesco desafío
representado por la globalización de las finanzas transnacionales.
Tan sólo proponemos hacer las preguntas correctas que nos
conducirán a hallar esas elusivas respuestas. Hoy en la Argentina
se torna necesario de una vez por todas ponerle el "cascabel al gato".

Dice el relato que un vanidoso emperador que sólo pensaba en


estrenar vestidos y en ello dilapilaba su fortuna, se dejó seducir por
dos supuestos tejedores que le harían un vestido con la tela más fina
imaginable, la cual tenía la virtud de que el traje con ella
confeccionado era invisible para quienes fuesen indignos del cargo
que ocupaban, o insanablemente estúpidos.

Los charlatanes demandaron, por supuesto, enorme sumas de dinero


para elaborar la tela y hacer el traje, y se instalaron en el palacio con
sendos telares totalmente vacíos, sobre los cuales fingían trabajar
febrilmente noche y día. Cuando el emperador envió a sus mejores
ministros a imponerse del curso del trabajo, éstos no vieron
absolutamente nada sobre los telares – porque en realidad no había
nada que ver – pero por temor a perder sus cargos o demostrar su
estupidez, no dudaron en poner de resalto ante el soberano las
maravillas del lienzo que los estafadores simulaban tejer. Y lo
mismo sucerdió con los demás funcionarios, y hasta el pueblo todo
no hablaba de otra cosa que de la maravillosa tela.

Así llegó el momento de lucir el traje. Los granujas se presentaron


ante el emperador con las manos vacías, pero el monarca por temor
a ser considerado él mismo estúpido e indigno de su cargo, se dejó
desnudar, primero, y luego vestir con el traje imaginario,. En esas
condiciones salió en su carroza para el público desfile, y todos,
cortesanos y súbditos, aunque nada veían sólo proclamaban al
unísono las maravillas del supuesto vestido para no descubrir su
estupidez o perder sus cargos. Hasta que una inocente niñita, al ver
pasar al soberano sin ropas dijo “¡Pero si no lleva nada!” El rumor
cundió en el acto, como un reguero de pólvora, hasta que todo el
pueblo acabó por gritar “¡Va desnudo!”· Al emperador le parecía
que tenían razón, pero pensó “Ahora ya estamos desfilando,
¡adelante con los faroles!” Y se estiró aún más, y todo su cortejo
siguió tan serio como siempre...

¿No es así, lamentablemente, como han sido las cosas en el mundo


actual?Necesitamos recuperar el sentido común, que da el coraje y la
entereza para volver a llamar las cosas por su nombre. Para lo que
debemos empezar comprendiendo que como el proverbial rey, este
país se está quedando en cueros, ¡¡por no decir francamente en b....!!
Coloniaje es coloniaje. Postración nacional es postración nacional y
- ya yendo a nuestras clases dirigentes - cobardía es cobardía.
I. El Dinero -
 

"El estudio del dinero es, de todos los campos de la


economía, el único en que se emplea la complejidad
para disfrazar o eludir la verdad, y no para revelarla."

- John Kenneth Galbraith - 6[6]

Para comprender el desafío revolucionario que representa para todos


los pueblos la globalización financiera - el poder del dinero -, resulta
necesario volver a los orígenes y analizar algunas pautas
fundamentales respecto de cuales funciones cumple o debería
cumplir el dinero. Ello también nos lleva a evaluar primeramente
cuales son los distintos tipos de dinero que el hombre ha utilizado a
través de su historia. Esto nos permite identificar la manera en que
el dinero se ha ido alejando paulatinamente de su función
subordinada a la economía real de bienes y servicios y, por sobre
todo, de su función subordinada al trabajo.

Hoy en día, las funciones que desempeña el dinero han logrado tal
nivel de complejidad, que fácilmente nos extraviamos en el laberinto
del "mundo de las finanzas" cuando pretendemos desentrañar los
mecanismos que lo gobiernan. Así, perdemos de vista hechos
fundamentales sin cuya comprensión difícilmente podamos entender
el amplio fenómeno de la globalización financiera, para lo cual
resulta necesario no dejarse obnubilar por los falsos cientificismos y
jergas de las "ciencias económicas" y aplicar una buena dosis de
sentido común al investigar las características y leyes7[7] de las

6 [6] John Kenneth Galbraith, Money: Whence it Came, Where it Went - Hay traducción al castellano, "El Dinero", Editorial
Ariel, Barcelona, 1996.

7 [7] La economía ha usurpado un rol central en el ámbito del conocimiento sociológico al pretender equipararse con las
ciencias exactas. Ningún otro sistema de análisis de las relaciones sociales ha pretendido un esquema sistemático que siquiera
se asemeje al que se le atribuye a la economía. No existe ni en la política ni en la sociología ningún equivalente de las "leyes"
finanzas y la economía. Si bien los medios de comunicación social
y los círculos académicos imponen como paradigma único y ubicuo,
una visión determinada del mundo económico-financiero,
íntimamente ligada a la filosofía del libremercado y de la
democracia formal de masas, existen, sin embargo, otras
interpretaciones y opciones que conducen necesariamente a una
visión muy distinta acerca de la globalización financiera.

El sistema de libremercado y su hermana política, la democracia


formal, de ninguna manera han conducido a esquemas socialmente
justos para amplios estamentos de la población mundial. Más de
3.000.000.000 de seres viven por debajo de la línea de pobreza y por
doquier comprobamos decenas de guerras, revueltas sociales y
convulsiones nacionales de todo tipo, cuyos orígenes, en gran
medida, pueden rastrearse precisamente a la imposición de las
pautas económico-financieras de libremercado legitimadas por la
democracia formal. En 1998 y 1999, por ejemplo, hemos
comprobado esta triste realidad en naciones tan dispares como
Indonesia, Venezuela, Rusia, Tailandia, Corea, Ecuador, Argentina,
Brasil, los Balcanes y en la propia Unión Europea.

En su ensayo "La Trampa", el fallecido financista británico, Sir


James Goldsmith expresa palabras elocuentes viniendo de un
operador - lúcido por cierto -, del propio riñón del sistema. Señala
Goldsmith que "creemos que es nuestro deber moral diseminar por
todas las comunidades del mundo el modelo de sociedad que

de oferta y demanda o una explicación de las regularidades de las causas y efectos sociales en las funciones de la producción
ni mucho menos una definición del poder en términos del producto bruto nacional. La economía apenas si configura un
conjunto de diversos y a menudo contradictorios modelos de análisis macroeconómico que pretenden imponer algún orden o
explicación al conjunto de fenómenos económicos, una de cuyas principales características es la irracionalidad. No lo
decimos en forma despectiva sino como explicación del hecho de que las características, tendencias, evolución, equilibrio y
crisis económico-financieras se ven afectadas de manera determinante por factores psicológicos tanto individuales como
colectivos. Este solo hecho hace que no pueda de manera alguna hablarse de “leyes de la economía” como si se tratara de una
ciencia exacta, de la misma manera que no podemos hablar de “leyes de la psicología” que permitan cuantificar procesos
psíquicos a través de fórmulas pseudocientíficas.

Prueba de la arrogancia de la economía como disciplina sociológica por excelencia se refleja en el hecho de que los
prestigiantes "Premios Nobel" que se otorgan a investigadores científicos en la química, medicina y física, no se otorgan a
ningún investigador en asuntos políticos, sociales o históricos, pero sin embargo sí a los "científicos" de la economía. (ver
artículo "Economics as Universal Science" por Robert Heilbroner en Social Research - an international quarterly of social
sciences, Vol. 58, Nº 2, verano de 1991).
produce el más rápido crecimiento del PBN. El hecho de que el
crecimiento sea alcanzado al precio de la estabilidad social se pasa
por alto. Es así como occidente ha desestabilizado al mundo. Nos
hemos convencido de que existe un solo modelo económico y social
válido para las sociedades: el nuestro. Por haber tratado de
imponerlo universalmente, hemos exportado a casi todos los
rincones del mundo nuestros flagelos: el crimen, la droga, el
alcoholismo, la bancarrota familiar, el desorden civil en los
tugurios urbanos, el acelerado deterioro ambiental, y todos los
demás problemas que experimentamos a diario. Nos hemos
acostumbrado de tal modo a estos males que los explicamos
sugiriendo que no son sino el fenómeno normal inevitable inherente
a una saludable economía de desarrollo y progreso." 8[8]

Innegablemente, bien vale la pena evaluar si existen otras opciones


al sistema de libremercado y a su usina de poder: el sistema
financiero globalizado. O al menos, toda nación que se respete a sí
misma debiera preguntarse si está dispuesta a dejarse arrastrar por el
Moloch de la globalización financiera a sabiendas que el precio de
ello será la agudización exponencial de todos sus problemas
sociales, culturales y ambientales que a la larga atentan contra la
propia gobernabilidad de la comunidad.
Tipos de dinero

Dinero es todo aquello que - dentro de un conjunto de personas o


comunidad - se acepte como medio de pago para el intercambio de bienes
y servicios

Pero para poder abordar tan complejo tema, debieramos comenzar


por lo más básico y elemental. Para ello, proponemos evaluar cuáles
son - o debieran ser - las funciones básicas del dinero, para luego ver
la manera en que, con el tiempo, el dinero se fue independizando y

8 [8] Sir James Goldsmith, "La Trampa", Editorial Atlántida, Buenos Aires, 1993, págs. 33 y 34.
alejando de esas funciones primordiales. Originalmente, la relación
comercial entre individuos y organizaciones solía realizarse a través
del intercambio de bienes que portaban en sí mismos un valor real y
tangible; un valor intrínseco. Esta relación directa e íntima entre el
valor de los bienes y el instrumento de intercambio - el dinero -
desapareció según una secuencia cuyos principales rasgos
describiremos en la presente sección. Como premisa fundamental,
sin embargo, que pueda servir como una suerte de "primera ley de la
economía", digamos que dinero es todo aquello que - dentro de un
conjunto de personas o comunidad - se acepte como medio de
pago para el intercambio de bienes y servicios.

Con ello queda definido un aspecto que la "ciencia" económica


moderna procura pasar por alto y es que el dinero porta un fuerte
componente psicológico, ya que la aceptación de cualquier bien
como "dinero" - metales, papel moneda, dinero electrónico, etc -,
depende de una percepción generalizada acerca de su valor, lo que
conforma un factor psicológico. Por eso, existe una auténtica
psicología del dinero sobre lo cuál trataremos en el presente ensayo
y que conforma un factor clave para poder abordar en toda su
magnitud la verdadera problemática de la globalización. Pero
también veremos que el dinero es mucho más que todo esto.

Como breve introducción a nuestro ensayo, describimos los cinco


principales tipos de dinero que el hombre ha utilizado a través de la
historia, y su transmutación sucesiva a medida que los sistemas
económicos se tornaron crecientemente complejos.
El Trueque - (la economía sin dinero o previa a la aparición del
dinero).

En las economías primitivas, el intercambio de bienes entre personas


o grupos se realizaba de manera directa, o sea, a través del
intercambio de bienes tangibles. La única condición para que la
transacción pudiera realizarse radicaba en que ambas partes
percibieran un valor aproximadamente equivalente entre los bienes
motivo del trueque y, por supuesto, en que ambas partes tuviesen la
voluntad de realizar el intercambio. El trueque sólo resultó posible
en economías de baja complejidad confinadas a ámbitos geográficos
y temporales reducidos y con recursos muy limitados. En ellas, la
oportunidad del trueque surgió circunstancialmente entre los
individuos o, a lo sumo, dentro del marco de un primitivo mercado.

En su descripción más simple, tomemos el ejemplo de dos personas


que acuerdan intercambiar 10 kilos de harina por cuatro gallinas.
Siempre y cuando el valor percibido por estas dos personas respecto
de los bienes a intercambiar resulte aproximadamente equivalente y
existiendo en ambas personas la voluntad de realizar el intercambio,
el misma podrá consumarse sin más trámite.

Resulta interesante señalar que, a pesar de las características poco


sofisticadas del trueque como metodología de intercambio
económico, el mismo también ha sido utilizado en tiempos
modernos entre algunas naciones respecto de operaciones puntuales
de gran envergadura. Éstas se han visto pautadas por acuerdos
bilaterales una de cuyas características ha sido, precisamente, la no-
intervención del dinero como medio de pago directo. Se han
utilizado valores dinerarios tan solo a los efectos contables, para
cuantificar los bienes motivo del intercambio y determinar la
equivalencia de sus valores. A modo de ejemplo, si una nación
agroexportadora y otra nación productora de petróleo acuerdan
realizar un intercambio de esta naturaleza, y perciben el valor de sus
respectivos productos según una equivalencia de, digamos, 100.000
toneladas de trigo por cada 100.000 barriles de petróleo crudo,
entonces el trueque podrá realizarse.

Si ambas toman en cuenta el valor de mercado de los respectivos


productos, lo que les permite arribar a precios aproximadamente
equivalentes según parámetros de los mercados internacionales, ello
sirve para referenciar la factibilidad del trueque. No requeriría, sin
embargo, la intervención directa de instrumentos monetarios,
créditos internacionales o del propio sistema bancario global, lo que
en cierto sentido acarrearía diversas ventajas. Una de ellas sería que
en ausencia de todo tipo de crédito, no se generarían los consabidos
intereses sobre los capitales que se hubieran movilizado para tornar
la operación factible. Este factor permite comprender porqué los
intereses agrupados en torno a los circuitos financieros
transnacionales harán lo que sea preciso para hacer abortar cualquier
propuesta de esta naturaleza, esgrimiendo sesudos análisis acerca de
porqué un esquema semejante no debe ser permitido y, de hecho, lo
logran.

Finalmente, su tiempo de consumación - porque también cada tipo


de economía y de dinero tiene su propio tiempo o dinámica interna -,
era cero: o sea, el valor de los bienes es el inmediato al momento de
producirse la operación de trueque. En otro momento, entre otros
interlocutores o en otras circunstancias, ese valor puede cambiar
totalmente.

Como comentario final, señalemos que tan hondo ha calado la crisis


sistémica que afecta a la Argentina, que desde hace ya varios años
opera en Buenos Aires y su conurbano un "Club del Trueque" con
sucursales, "mercado" de reuniones y bonos de intercambio de
servicios y productos. Sus miembros y participantes pueden así
intercambiar una computadora por un minicomponente de audio, o
un trabajo de pintura por una radio, o un corte de cabello por la
provisión de pan durante una semana.
Dinero consistente en Bienes con Valor Intrínseco

El primer paso en la evolución del dinero condujo a la utilización de


bienes de uso con valor intrínseco real, universalmente aceptado,
que pudiera servir de instrumento de intercambio dentro de una
zona, comunidad o economía. Por ejemplo, este tipo de dinero se
utilizó extensamente en la antigüedad y consistía en bienes tales
como alimentos, ganado, sal, u otros bienes con valor
universalmente aceptado. De tal forma, dentro de una comunidad y
su respectivo mercado, se podía definir el valor de una amplia gama
de bienes en términos de tantas cabezas de ganado o tantos kilos de
sal. A modo de ejemplo, el precio de un carruaje podía definirse
como equivalente a diez cabezas de ganado o 200 kilos de sal. Un
patrón podía pagarle a un obrero con este tipo de producto por su
trabajo: con sal, por ejemplo. Aún hoy, seguimos refiriéndonos a la
remuneración de un trabajador como su "salario", aludiendo de esta
manera a épocas en que precisamente este producto cumplía la
función de dinero.

La ventaja de este sistema radicaba en el hecho de que los


intercambios comerciales adquirían características más complejas y
flexibles. Surgía la posibilidad de una relación indirecta entre
vendedores y compradores, cosa que no resulta posible bajo el
trueque. De esta manera, si el dueño de diez cabezas de ganado
necesitaba un carruaje, podía vender su ganado en el mercado por
200 kilos de sal a una persona (primera operación de intercambio),
para luego utilizar esos 200 kilos de sal para comprarle el carruaje a
otra persona (segunda operación de intercambio).

De todos modos, este tipo de dinero resultaba altamente limitado,


perecedero y solamente utilizable en economías aún pequeñas y
relativamente simples. Obligaba, por ejemplo, a que las operaciones
comerciales se sucediesen en forma casi simultánea ya que la sal, el
ganado, los alimentos y otros bienes semejantes tienen una vida útil
limitada, lo que afectaba su valor intrínseco.

Su tiempo puede definirse como de corto plazo, usualmente


limitado por el plazo antes de que perezcan los bienes: el tiempo de
frescura de los alimentos, la vida útil del ganado, etc.
Dinero Metálico

la frontera del imperio llegaba hasta dónde llegaban tres factores


primordiales: sus ejércitos, su idioma y su moneda
Una tercera y muy importante fase en la evolución del dinero se
produjo con la introducción de los metales preciosos con un valor
intrínseco estandardizable y universalmente aceptado; el oro y la
plata, por ejemplo. Estos metales sirvieron como dinero dentro de
economías de mayor escala, abarcando a distintas y distantes
comunidades, lo que permitió ampliar las opciones en las relaciones
económicas. Ahora, de una manera mucho más flexible, un
productor podía vender sus bienes a cambio de tantos gramos de oro
en una primera operación de intercambio en un mercado, para luego
adquirir con ese oro otros productos y bienes en una segunda
operación totalmente independiente de la primera e, incluso, en otro
mercado totalmente distinto.

Una notable ventaja del dinero metálico se refiere a lo que hemos


definido como su tiempo. Ya que el oro y la plata son
imperecederos, las operaciones económicas podían desplazarse
ampliamente en el tiempo. Con el dinero metálico se podían vender
diez cabezas de ganado por un kilo de oro y largo tiempo después
comprar un carruaje valuado en un kilo de oro. Dado que el oro y la
plata podían guardarse y acopiarse indefinidamente, surgió un nuevo
e importante factor económico: el concepto del ahorro, y con él, el
de la concentración de poder económico. Mucho tiempo después,
el Estado intervendría fijando normas y estándares respecto de los
objetos que podían utilizarse como dinero y sus características
puntuales. Esta estandardización condujo a la idea de la moneda
acuñada con un peso en oro o plata predeterminado y controlado por
el Estado, y universalmente impuesta entre la población. En la
antigüedad, la efigie de Alejandro o del Cesar en monedas de oro y
plata fueron proverbiales y ello nos conduce al siguiente tipo de
dinero: el dinero en moneda.

El monopolio sobre la moneda era, precisamente, una de las


características de los imperios, ya que en la antigüedad romana, por
ejemplo, la frontera del imperio llegaba hasta dónde llegaban
tres factores primordiales: sus ejércitos, su idioma y su moneda.
Si miramos al mundo moderno, veremos que esta pauta sigue
vigente, por cuanto los imperios actuales - lo Europeos de fines del
siglo XIX y principios del siglo XX, o el estadounidense de la
actualidad - siguen rigiéndose básicamente por estos tres factores
clave de poder imperial: moneda (la economía), idioma (cultura) y
fuerzas armadas (poder).
Dinero Moneda

La historia nos relata que fue en la antigua Lidia, en el Asia Menor,


que se conocieron las primeras monedas, pero fue bajo el Imperio
Romano que la moneda de oro y, especialmente, la de plata - el
denarius - se convertiría en unidad monetaria e instrumento de
intercambio económico estandardizado, de circulación obligatoria y
universalmente aceptado, en toda Europa Occidental, Norte de
África y Asia Menor. Este dinero detentaba un valor intrínseco en
oro o plata determinado por el Estado, que permitió fijar una
equivalencia valórica a todos los bienes y objetos por los que se
podía intercambiar. El concepto del dinero moneda habría de
utilizarse y perduraría durante casi dos milenios en toda Europa.

Su uso resultó altamente flexible y muy idóneo dentro de los


distintos mercados, ya que las variaciones en la oferta y demanda de
los mas variados productos, servicios y objetos, podían fácilmente
reflejarse en el aumento o disminución de los precios en términos de
valores monetarios. Permitió el desarrollo de una economía mucho
más sofisticada subdividida entre la producción de bienes y su
distribución. También permitió una mayor flexibilidad en las
operaciones de ahorro, préstamo y cobro de impuestos, permitiendo
que surgiera otro concepto que con el tiempo se ha tornado
determinante: el interés sobre el dinero y los mecanismos para su
cálculo, que evaluaremos luego.

Una desventaja de este tipo de dinero, sin embargo, resultó ser su


susceptibilidad al robo ya que la moneda de oro o plata una vez
acuñada era "al portador". O sea, pertenecía sin más título a quién
la portara o retuviera en su poder. De manera que quién se robara un
cofre de monedas de oro se transformaba automáticamente en su
dueño y se hacía del correspondiente poder adquisitivo representado
por esas monedas, ya que con ellas podía comprar alimentos,
ropajes, armas, vivienda, caballo y cualquier otro bien o servicio.
Podía, incluso, ahorrarlas o prestarlas a interés.

Por ende, este tipo de dinero requería que su dueño circunstancial


previera mecanismos que le permitieran guardarlo en lugar seguro y
a prueba de robo.

Funciones del dinero

Antes de continuar, creemos oportuno hacer una breve síntesis de las


funciones fundamentales del dinero:

          Medio de intercambio – permite el intercambio de bienes


y servicios entre personas y organizaciones, públicas y
privadas. Funciona como medio de pago. Su ámbito es el
presente.
          Unidad de medida – permite fijar el valor o precio de
bienes, servicios, impuestos, etc., dentro de la economía. Su
ámbito es el presente aunque permite definir términos de
intercambio a futuro.
          Instrumento de atesoramiento – permite retenerlo como
un reclamo sobre riquezas futuras (bienes y servicios). Su
ámbito es el pasado. O sea, al momento de gastarlo, se estará
usufructuando del producto de trabajo realizado en el pasado
(ahorro).
          Instrumento de expansión económica – permite generar
riquezas y servicios cuya contrapartida será el trabajo futuro a
realizar por individuos y organizaciones (crédito). Su ámbito
es el futuro.
Funciones del dinero:
Función Tiempo Dinámica

Medio de intercambio Presente Permite el pago de bienes y


servicios

Unidad de medida Presente Permite determinar el precio de


bienes y servicios

Instrumento de Pasado Permite el ahorro (trabajo


atesoramiento pasado)

Instrumento de expansión Futuro Permite el crédito (trabajo futuro)


económica

Con el crecimiento del comercio a partir de la Edad Media y la


evolución de importantes centros comerciales como Venecia,
Florencia, Frankfurt, Hamburgo, Amberes, Rotterdam y Nápoles,
poderosos comerciantes, ricos mercaderes, armadores de barcos,
nobles, y una naciente burguesía en estos centros de riqueza, se
vieron confrontados con el dilema de cómo poner a buen resguardo
sus rápidamente crecientes riquezas provenientes del comercio.

El tiempo de este dinero era ilimitado. Pues, aunque los más ricos
utilizaban buena parte de sus tenencias en moneda para mejorar su
calidad de vida, una parte cada vez mayor de esas riquezas era
ahorrada. O sea, transferida hacia el futuro: para legarla a sus
hijos; para tenerla como reserva en caso de alguna emergencia o
imprevisto; o para alquilar soldados mercenarios en caso de alguna
futura agresión externa. Por eso, a medida que la sociedad Europea
crecía, evolucionaba y se tornaba cada vez más compleja, se tornó
imperioso resguardar las riquezas en monedas, oro y plata.
Es esta necesidad de resguardo la que haría surgir los primeros
bancos, cuya función original era, precisamente, la de disponer de
recintos con sólidas cajas fuertes e impenetrables bóvedas en las
cuales pudiesen almacenarse grandes cantidades de monedas, oro,
plata y otras riquezas imperecederas sin que sus dueños reales
perdieran el sueño o tuviesen que construir lugares seguros para ello
en sus propias viviendas.

Aquellos primitivos banqueros de los que se tuvieron las primeras


noticias en la ciudad-estado de Venecia en el siglo XIII, brindaban
de esta manera un importante servicio. Ofrecían la capacidad de sus
bóvedas seguras a todo burgués, noble e incluso a los gobiernos que
desearan almacenar sus riquezas en un depósito seguro. A cambio
de ello, cobraban una prima - una suma predeterminada -
usualmente consistente en un pequeño porcentual del total del valor
almacenado en sus bóvedas. Como comprobante de su tenencia de
estas riquezas, el primitivo banquero emitía a favor del dueño del
tesoro un certificado en el cuál dejaba constancia que en sus bóvedas
había recibido, digamos, 10.000 monedas de oro. El servicio que
vendían aquellos primeros banqueros de la Alta Edad Media era la
seguridad: seguridad física que garantizaba que las riquezas
depositadas se encontraban fuertemente resguardadas y cuidadas en
forma permanente.

Pero esa seguridad del cuidado físico necesitaba verse respaldada, a


su vez, por la seguridad moral que garantizaba que el banquero no
se escaparía durante la noche convirtiendo los depósitos que se le
confiaran en su botín personal. De manera que la solvencia moral y
el prestigio personal se transformaban en características esenciales y
en una conditio sine qua non para todo banquero. Nuevamente un
factor psicológico: el banquero debía dar una imagen de solidez,
estabilidad, prestigio, fuerza y rectitud. Más de alla de que el
banquero realmente tuviera todas estas virtudes, lo importante es
que pareciera tenerlas; era importante no tanto ser bueno, sino
parecerlo9[9].

Con el tiempo, los certificados emitidos por los banqueros como


comprobantes por el oro recibido en tenencia en sus bóvedas darían
nacimiento al papel moneda. En este notable fenómeno interviene
un importante factor psicológico, ya que un certificado de depósito
por 10.000 monedas de oro emitida por una prestigiosa casa
bancaria era percibido por su tenedor, por todo el mercado y por la
comunidad en general, como si valiera igual que esas 10.000
monedas de oro que representaba. Como dijéramos, este fenómeno
se sustentaba exclusivamente en la confianza y seguridad que el
buen nombre, prestigio y solidez económica del propio banquero
prestaba a los certificados que emitía.
Dinero Simbólico (el papel moneda; dinero sin valor intrínseco).

Gracias a este generalizado factor psicológico, los comerciantes,


burgueses y gobiernos rápidamente descubrieron que se podían
realizar importantes transacciones en oro sin que necesariamente
mediara la engorrosa, arriesgada y costosa operación de manipular
las monedas o el oro en sí. Si un comerciante de Frankfurt se
hallaba, por ejemplo, en Hamburgo y deseaba realizar una compra
de mercancías por un valor de 10.000 monedas de oro, en lugar de
verse obligado a regresar a su Frankfurt natal para retirar sus 10.000
monedas depositadas en el banco, corriendo el importante riesgo que
implicaba transportarlas de vuelta a Hamburgo, ahora tenía la opción
de comercializar el certificado por 10.000 monedas que portaba en
su bolsillo. Tan solo necesitaba entregar al vendedor de las
mercaderías motivo de su interés, su "Certificado de Depósito"
emitido por el banquero de Frankfurt por las 10.000 monedas de oro
para cerrar la operación.

9[9] Aquí existe una fuerte semejanza con las funciones de las compañías de seguros que también brindan una garantía a

cambio de una prima prepaga para cubrir una determinada exposición a riesgo
El factor clave radicaba en que el nombre y prestigio del banquero
emisor de ese Certificado de Depósito fuesen universalmente
reconocidos. Entonces, el vendedor aceptaría el certificado sabiendo
que él, a su vez, lo podría utilizar en pago de sus propias
operaciones comerciales. Dado que el prestigio de las grandes casas
bancarias creció con el tiempo, llegando sus redes comerciales y
financieras a abarcar a los principales centros comerciales de
Europa, un Certificado emitido por la Casa Rothschild en cualquiera
de sus bancos en Frankfurt, París, Londres, Viena o Nápoles, o por
la Banca Warburg de Hamburgo, o por la Banca Wallenstein en
Estocolmo, inspiraban la más absoluta confianza en todos los
círculos comerciales Europeos de la época.

A los efectos de las transacciones económicas que se realizaban en


los siglos XVIII y XIX, ser portador de un Certificado por 10.000
monedas de oro firmado por la Casa Rothschild equivalía a ser el
dueño incuestionable de esas 10.000 monedas de oro. O, mejor
dicho, del poder adquisitivo que ese valor de 10.000 monedas
representaba. Y ello, a pesar de que el papel en el cual dicho
certificado estaba escrito en bella caligrafía gótica, apenas valiese
unos poquísimos peñiques.

De esta forma, nació el dinero simbólico, sin valor intrínseco


alguno pero con un alto valor psicológico representado por la
confiabilidad, solidez y prestigio del emisor del Certificado. Los
emisores comenzaron siendo individuos y organizaciones bancarias
privadas como el Banco di Venezia a partir del siglo XIV, hasta la
banca Rothschild en los siglos XVIII y XIX; llegando a las casas
Wallenstein, Warburg, Kühn Loeb, Morgan y Rockefeller en el siglo
XX.

Sin embargo, con el advenimiento de la era industrial y la


consolidación del Estado-nación moderno, éste monopolizaría la
emisión del papel moneda, dejando en manos de los bancos privados
las operaciones financieras en sí. De tal manera nació la idea de
una banca central como reguladora de los sistemas financieros de las
naciones y como "prestamista de última instancia" cuando se
suscitaban las recurrentes crisis financieras. Su inicio lo hallamos
con la creación del Banco de Amsterdam en 1609, pero fue el Bank
of England, fundado en 1649, el que fijó las pautas de la banca
central estatal moderna, que luego se generalizarían entre todos los
Estados-nación. A partir del siglo XIX, con el crecimiento de la
industrialización en Europa y en los Estados Unidos, el Estado
monopolizaría la emisión del papel dinero circulante, situación que,
formalmente al menos, perdura hasta nuestros días.

La banca comercial moderna nace en las ciudades comerciantes de


Italia hacia los siglos XIV y XV10[10], mientras que el concepto de
banca central estatal surge en Inglaterra con el Bank of England a
mediados del Siglo XVII, y el concepto moderno del papel moneda
se cristaliza principalmente en los Estados Unidos durante el siglo
XIX y principios del siglo XX, cuando impulsa la cración en 1913
del Sistema de la Reserva Federal.

En todo este proceso que hace a la evolución del papel moneda, o


"dinero escriptural" – fuese el mismo emitido por instituciones
privadas o públicas -, el factor clave siempre radica en la percepción
psicológica que las naciones, regiones y comunidades tienen
respecto del emisor de ese dinero. El punto fundamental siempre lo
determina la confianza que las personas tienen en ese dinero como
símbolo de poder adquisitivo, que es lo que permite aceptar algo sin
valor intrínseco alguno (billetes de papel), como símbolos de
valores reales (o sea todos los bienes y servicios que se producen y
venden dentro de una comunidad).11[11]

10[10] En rigor de verdad uno de los primeros experimentos en la emisión de certificados de depósitos o cheques fue la
Orden de

los Caballeros Templarios en el Siglo XI, que brindaban este servicio para los nobles y burgueses peregrinos que visitaban
Tierra Santa. San Bernardo colaboró estrechamente en su fundación.

11 [11] El ejemplo clásico lo vivimos en la Argentina durante la hiper-inflación de 1989 cuando era tan baja - o nula - la
confianza del pueblo argentino en el papel moneda emitido por el Banco Central Argentino - el “Austral” de entonces, que ni
bien se recibían, resultaba preciso deshacerse rápidamente de ellos cambiándolos por bienes de valor real (leche, azúcar o
gasolina) - antes de que se desvalorizaran o, si se pretendía ahorrar, se los cambiaba por otros billetes de alta confiabilidad y
el papel moneda y sus derivaciones modernas - el dinero
plástico y el dinero electrónico - conforma un Valor Irreal
que la sociedad acepta como intercambiable por y
equivalente a, Valores Reales representados por la
capacidad productiva de la comunidad.

El dinero simbólico - el papel moneda - representa un certificado


que da derecho a determinada cantidad de poder adquisitivo y
conforma una importantísima innovación que condujo a operaciones
económicas y comerciales más ágiles y sofisticadas, ya que
prácticamente dejó de ser necesario movilizar los stocks de oro y
moneda metálica.

Así. nació el concepto moderno del dinero que permitió una


flexibilidad y permutabilidad en las relaciones económicas de todo
tipo, esenciales para las economías de gran escala y de alta
complejidad. Al mismo tiempo, el dinero comenzó a regirse por sus
propias reglas, a menudo ajenas a la economía real de bienes,
servicios y del trabajo, por lo que desde la óptica de la economía
real, esas reglas del dinero y las finanzas reflejan una cierta
irrealidad.

Pero junto a esta importante, y por demás altamente valiosa y visible


innovación relacionada con las funciones del dinero simbólico y del
sistema bancario que lo moviliza, surgió otro factor - tan o más
importante -, aunque mucho menos visible y apenas comprendido.
Si al principio propusimos una "primer ley de la economía"
consistente en definir como dinero a todo aquello que dentro de un
conjunto de personas o comunidad, se acepte como medio de
intercambio de bienes y servicios, ahora agregaríamos como
corolario una suerte de "segunda ley de la economía", que es que el
papel moneda y sus derivaciones modernas - el dinero plástico y

prestigio, como el dólar estadounidense. El factor psicológico de la confianza claramente señalaba que preferíamos tener en
nuestro poder un billete de cien dólares emitido por el Banco de la Reserva Federal en la lejana ciudad de Washington, que su
equivalente en billetes Australes emitidos por nuestro Banco Central en la calle San Martín al 200, en plena City porteña.
el dinero electrónico - conforma un Valor Irreal que la sociedad
acepta como intercambiable por y equivalente a, Valores Reales
representados por la capacidad productiva de la comunidad.
Relación entre el dinero y los bienes -

Dentro de este marco, señalamos un interesante concepto vertido por


el sociólogo estadounidense, Dr. Carroll Quigley, que conforma otra
de las claves que permiten comprender mejor la problemática del
drama del mundo moderno en el sentido de que el dinero y los
bienes fluyen en direcciones contrarias, con lo que en realidad se
transforman en valores antagónicos.

Explica Quigley que "los bienes tienden a desplazarse desde


lugares en los que tienen menor valor a lugares en los que tienen
mayor valor mientras que el dinero, hace lo mismo pero en la
dirección opuesta. Esta valoración que ha determinado el
movimiento tanto de bienes como de capitales y que hace que se
desplacen en direcciones opuestas se ha medido por la relación
existente entre ambos rubros. Correspondientemente, el valor de
los bienes se expresa en términos de dinero y el valor del dinero en
términos de bienes. Los bienes se desplazan desde zonas de bajos
precios hacia zonas de altos precios mientras que el dinero se
desplaza de zonas de altos precios a zonas de bajos precios, debido
a que los bienes obtienen mayor valor allí adónde los precios son
altos y el dinero obtiene mayor valor allí donde los precios son
bajos. Claramente entonces, en dinero y los bienes no son la
misma cosa sino que son - en verdad - dos cosas exactamente
opuestas.

La mayor parte de la confusión en el pensamiento económico surge


debido a que se ignora este hecho. Los bienes representan riquezas
que se tienen mientras que el dinero es un reclamo sobre riquezas
que no se tienen. Por ende, los bienes son un activo y el dinero es
un pasivo. Si los bienes son riquezas; el dinero es una "no-
riqueza", o una riqueza negativa o, incluso, una anti-riqueza.
Siempre se comportan de manera opuesta, de la misma forma en
que usualmente se desplazan en direcciones opuestas. Si el valor de
uno sube, el valor del otro cae en la misma proporción. El valor de
los bienes expresados en términos de dinero se lo denomina
"precio" mientras que el valor del dinero expresado en bienes se lo
denomina "valor".12[12]

Quigley amplía su enfoque sobre la relación entre los bienes y el


dinero indicando que un sistema de precios depende de cinco
factores:

          la oferta de bienes;


          la demanda de bienes;
          la oferta de dinero;
          la demanda del dinero;
          la velocidad de cambio entre el dinero y los bienes.

Un aumento de tres de éstos factores (demanda de bienes, oferta de


dinero y velocidad de circulación), hará aumentar los precios de los
bienes y reducirá el valor del dinero (inflación). Una reducción en
estos mismos tres factores generará el efecto opuesto (deflación). El
ejemplo sirve para señalar una vez más la fundamental oposición
existente en el mundo moderno entre el dinero y el trabajo, la que
hoy cobra determinante importancia, a medida que se consolida el
poder económico-político detentado por los compactos grupos de
personas que controlan y direccionan el dinero, en contraposición a
las fuerzas activas de la producción y del trabajo. Este fenómeno se
verifica en todo el planeta y en todas las naciones.13[13]

126 Carroll Quigley - Tragedy & Hope, MacMillan, Nueva York, 1966, pág. 44.

13 [13] Carroll Quigley - Tragedy & Hope, MacMillan, Nueva York, 1966, pág. 46. Extrañamente, el Profesor Quigley fue
identificado por el presidente estadounidense, William Clinton, como uno de sus mentores durante sus años en la
Universidad.
II. La Banca Moderna -
 

"El proceso de creación de dinero por los bancos es


tan simple que repugna a la mente....El descubrimiento
de que los bancos podían...crear dinero se
produjo muy pronto en la evolución de la banca."
- John Kenneth Galbraith -

Nos hemos referido a la manera en que surgieron los bancos en


siglos anteriores. Ello nos conduce al meollo del problema
económico-financiero moderno que se centra en la globalización de
los procesos y las técnicas bancarias y financieras, que se han visto
potenciadas exponencialmente gracias a las tecnologías informáticas
y a las telecomunicaciones. El sistema global bancario se ha
transformado en el principal instrumento de poder de reducidos
conjuntos de intereses económicos, que direccionan y controlan los
procesos políticos, económicos y sociales clave de todo el planeta.
Su influencia e incidencia sobre éstos es determinante y
seguramente resulte difícil - a estas alturas, quizás imposible -,
oponerse a ellos o siquiera neutralizarlos sin que se corran altos
riesgos. Ninguna nación o comunidad puede darse el lujo, sin
embargo, de ignorarlos.

El objetivo de las secciones que siguen consiste en brindar al lector


una mejor comprensión de los principales factores que condujeron a
la actual posición de gran poder del sistema financiero global.
Hemos elegido para ello, referirnos a cuatro factores principales:

          el Factor Multiplicador Bancario,


          el concepto del Interés sobre el Capital,
          las Funciones y Relaciones del Dinero respecto de la
economía real del trabajo y de la producción, y
          la evolución en la relación actitudinal del hombre moderno
para con el dinero; o sea, intentaremos describir en breves
lineamientos una suerte de Psicología del Dinero.
En todos estos factores, las funciones de la banca moderna resultan
de determinante importancia.
El Factor Multiplicador Bancario -

A medida que los banqueros de la Edad Media fueron ampliando sus


servicios a comerciantes, nobles y Estados, también fue creciendo la
sofisticación de sus operaciones y la gama de los servicios que
podían brindar. Por ejemplo, de nada servía que las riquezas que se
les confiaba quedaran ociosas en sus bóvedas y cajas fuerte,
especialmente cuando el incipiente crecimiento económico de la
época reclamaba capital para financiar diversos emprendimientos.
El instrumento natural viabilizador de estas financiaciones lo
constituían los bancos que así comenzaron a prestar las riquezas que
le fueran confiadas, a cambio de una prima o, mejor aún, de una tasa
de interés sobre el monto prestado.

Una porción de este interés se lo quedaba los bancos como su


ganancia en la operación y otra parte la compartían con los dueños
de las monedas, oro y plata que el banco guardaba en sus bóvedas,
que así recibían una "rendimiento" sobre sus monedas de oro dado
que el banco había movilizado esa riqueza estática y muerta en sus
bóvedas, en algo dinámico y activo: un nuevo emprendimiento que
algún entrepeneur se proponía realizar.

En verdad, el oro y la plata apenas si se movían físicamentede las


bóvedas bancarias por cuanto, de la misma manera en que el dueño
del oro aceptaba un certificado de depósito del banco, cuando éste
realizaba un préstamo, el prestatario tampoco deseaba recibir oro,
plata o monedas sino que se conformaba con recibir un certificado
del banco, sabiendo que, debido al prestigio del banco emisor, el
mismo sería aceptado universalmente como si se tratara de esas
propias monedas de oro y plata que representaba.

Así, los bancos se transformaron en el instrumento de financiación


de las mas variadas operaciones y emprendimientos, convirtiéndose
rápidamente en un elemento esencial de toda la actividad económica
en las naciones occidentales. Pero, a medida que se realizaba este
tipo de operaciones de tomar dinero, oro y plata para luego realizar
operaciones de préstamo, con el tiempo los banqueros descubrieron
algunos interesantes fenómenos.

En primer término, debido a la naturaleza crecientemente compleja


de las relaciones económicas y a las cada vez mayores posibilidades
de ahorro que aquellas permitían a algunos sectores de la población,
si un banco disponía de depósitos en oro equivalentes a, digamos,
10.000 monedas por cada uno de sus 1.000 clientes, ello significaba
que en sus bóvedas existía una gran concentración de riqueza
consistente en 10.000.000 de monedas de oro. La contrapartida
bancaria de estas 10.000.000 de monedas era simbolizada por todos
los Certificados de Depósito emitidos y entregados a cada uno de
esos clientes cuya sumatoria sería, precisamente, de 10.000.000 de
monedas de oro: a modo de ejemplo, el banco emitía 1.000
certificados de 10.000 monedas cada uno.

…..a medida que se realizaban este tipo de operaciones de tomar dinero,


oro y plata para luego realizar operaciones de préstamo, los banqueros
descubrieron algunos fenómenos interesantes...

Ahora bien, la experiencia claramente demostraba que en cualquier


momento, jamás se presentaba más de un 10% o 15%, a lo sumo, de
los tenedores de Certificados de Depósito para reclamar y retirar sus
monedas de oro. Ocurría que la mayoría de los depositantes prefería
utilizar esos certificados en su poder como medio de pago para las
diversas operaciones que realizaban con otros comerciantes. Éstos,
a su vez, hacían lo mismo, generando así una amplia y relativamente
lenta circulación de la vasta mayoría - entre el 85 y el 90 porciento -
de aquellos Certificados de depósito, transformados, de hecho, en
dinero circulante. Realizando simples cálculos actuariales, los
bancos rápidamente comprendieron que solo les bastaría con retener
un 10% del oro disponible en sus bóvedas para pagarle a aquellos
tenedores de Certificados de Depósito que previsiblemente se
presentarían "en ventanilla" para reclamar sus monedas de oro.

Ello significaba que, en promedio, el 90% del oro permanecía en las


bóvedas sin ser reclamado y, por ende, sin uso alguno: "riqueza
muerta", según hemos visto. Esto hizo que surgiera la práctica
bancaria, revolucionaria por cierto, de emitir cantidades de
Certificados de Depósito al portador por montos superiores al oro
disponible en sus bóvedas. Enfatizamos este punto ya que conforma
una de las claves de la banca moderna: la experiencia de décadas - y
ya hoy, de siglos - demuestra que prácticamente jamás se presentan
todos los tenedores a pedir devuelta el oro al que los Certificados de
Depósito en su poder les da derecho.

De forma tal que si actuarialmente se sabe que jamás se presentan al


banco emisor mas de un 10% de los Certificados de Deposito para
convertirlos en oro metálico, entonces, ¿porqué no dejar un 10%
del oro en las bóvedas del banco, disponible - "líquido", por así
decirlo - para hacer frente a esta parte minoritaria de la
clientela que previsiblemente se presentará a reclamar lo suyo, y
utilizar el 90% restante - o sea, 9.000.000 de monedas de oro -
como si representaran, a su vez, un teórico 10% sobre el cuál se
pueden emitir nuevos Certificados de Depósito avalados por el
Banco?

El factor clave reside en la previsión y exactitud del análisis


actuarial que el banco realice sobre su cartera de clientes y, más
importante aún, en la evaluación correcta del factor psicológico
que la solidez, prestigio y seriedad del banco inspire en el
mercado. Esto implica también realizar una acertada interpretación
de la realidad político-social imperante, tanto dentro del país como
en el mundo, y una inteligente previsión de sus potenciales crisis.14

14 [14] Nuevamente, el punto clave radica en prever y utilizar los diversos factores psicológicos que rigen entre la población
y los mercados. Cualquier crisis social, guerra externa o guerra civil que rápidamente cambie los términos de las relaciones
[14] Ello podría permitir conlcluir que durante un plazo previsible -
un año o dieciocho meses, por ejemplo - nada ocurrirá que pudiera
hacer variar estos cálculos y previsiones.

Utilizando, entonces ese 90% de sus depósitos - o sea, 9.000.000 de


monedas de oro en nuestro simplificado ejemplo - como si
representara, a su vez, un 10% de "base" sobre la cuál emitir nuevos
certificados, el banco podrá entonces emitir Certificados de
Depósito equivalentes a otras 90.000.000 de monedas de oro,
sabiendo que siempre podrá pagar al 10% de los tenedores que
probable y previsiblemente presenten sus Certificados "en
ventanilla" para convertirlos en oro.

Certificados por un valor de 90.000.000 de monedas, de los cuales


9.000.000 (10%) se deberán mantener "líquidos" o disponibles en
sus bóvedas, más los 10.000.000 originalmente prestados de los
cuales, nuevamente un 10% (1.000.000), deberá mantener
disponibles, totalizan así las 10.000.000 de monedas de oro
realmente en sus bóvedas. Sin embargo, con esta manipulación
financiera, el banco logra emitir Certificados por 100.000.000 de
monedas, los cuales el banco procede a prestar a una amplia gama
de prestatarios como si fueran dinero contante y sonante, y encima
podrán cobrar un interés.

De este ejemplo muy simplificado, podemos concluir que, en la


práctica, el sistema bancario logra generar dinero de la nada, a través
del "factor multiplicador bancario" que se utiliza para generar líneas
de crédito de la mas diversa naturaleza, o para refinanciar deudas
públicas y privadas, o controlar la expansión económica dentro de
una economía. Como factor de direccionamiento, ordenamiento y
control de las economías regionales, nacionales y de la propia
economía global, este factor resulta clave pues la cantidad, el costo y
los sectores hacia los cuales los bancos vuelcan estos préstamos y

económicas o que precipiten a grandes cantidades de tenedores de Certificados de monedas de oro a reclamarlas como medida
preventiva ante un futuro socialmente incierto, rápidamente tira por la borda toda previsión actuarial realizada por los bancos
dentro de un marco de "normalidad" política, económica y social en un plazo futuro previsible.
flujos de capital, se verá reflejado en la evolución de la economía en
su conjunto.

El peligro implícito de este esquema se manifiesta cuando por


alguna razón o crisis, todos los tenedores de certificados - o al
menos una gran parte de ellos - deciden que desean recuperar sus
monedas de oro, o sea cambiar sus Certificados de Depósito
simbólicos por las monedas de oro reales que representa. Si ello
ocurre y, del total de Certificados puestos en circulación, una
proporción imprevista - digamos un 30%, 50% u 80% - se presentan
"en ventanilla" para convertirlos en monedas de oro contante y
sonante, el banco no tendrá forma alguna de hacer frente a esta
demanda con sus propios recursos y si nadie viene a socorrerlo,
entonces quiebra. Salvo que el tesoro público lo rescate, lo que
significa que el quebranto del banco lo termina asumiendo la
comunidad.

Es en estos casos cuando se verifica de la manera mas cruda la


enorme diferencia que existe entre el dinero irreal - simbólico,
digamos - y los valores reales que el mismo pretende representar.
En nuestro anterior ejemplo, el banco emitió certificados por
100.000.000 de monedas de oro contra tan solo 10.000.000 de
monedas de oro reales. O sea, los 10.000.000 correspondientes a
sus tenencias mas los 90.000.000 que emitió utilizando la cantidad
de monedas que realmente se encuentran en sus bóvedas como punto
de partida. Esta relación entre la emisión de certificados y las
tenencias reales se conoce como “encaje bancario”. En sus inicios,
esta proporción - factor clave para cualquier banco - lo comenzó
fijando cada banco según su propia experiencia; hoy en día, lo fija
obligatoriamente el banco central de cada país en base a las
características de la economía nacional y otros factores estructurales
y estacionales. Este factor permite, a su vez, controlar los
parámetros macroeconómicos de la economía, tales como el nivel de
inflación y la expansión o contracción del crédito; o sea, permite
"calentar" o "enfriar" la economía (ver más abajo la Tabla 1).
Resulta posible, entonces, comprender que si todos los tenedores de
Certificados se presentaran a cobrar, el banco no podrá hacer frente
a esa demanda con lo que deberá rápidamente cerrar sus puertas,
dejando a sus depositantes sin su dinero. Así ocurrió con todas las
así-llamadas corridas bancarias, como las de los Estados Unidos en
1907; la que afectó a Europa, Estados Unidos y al mundo entero en
1929 originando la Depresión; o las corridas bancarias en la
Argentina en épocas recientes. Nuevamente, nos topamos con un
importante factor psicológico: cuando los tenedores de certificados
perciben que el banco emisor - sea privado o estatal - dejó de ser
confiable, y a raíz de ello pretenden cambiar sus certificados por
algún bien o instrumento con valor real, entonces se encuentran con
la desagradable novedad de que el banco no dispone de los recursos
suficientes para honrar todos esos certificados.

En rigor de verdad, jamás los tuvo porque el dinero con que opera -
hoy en día representado por los diversos asentamientos contables de
cuentas corrientes y certificados de depósito a término - no es dinero
real sino dinero en gran parte creado de la nada. Y sobre el
préstamo de este dinero creado de la nada, cobran intereses a la
economía real de las empresas, los individuos y al propio Estado.

En nuestra época, este sistema se ha tornado altamente sofisticado,


puesto que en siglos anteriores a ese 10% de tenedores de
Certificados de Deposito que estadísticamente se presentaba al
banco para reclamar lo suyo, realmente se les entregaban monedas
de oro. Hoy en día, la función de las monedas de oro se ha visto
reemplazada por billetes de papel moneda de curso legal que el
banco entrega a cambio de un "cheque" que se presente en
ventanilla, siendo el cheque equivalente al Certificado de Depósito.
O sea, actualmente al tenedor del cheque se le entregan billetes del
dinero nacional: dólares en los Estados Unidos, Euros en la Unión
Europea, Francos en Suiza, Libras en Gran Bretaña y Pesos en la
Argentina.
En el caso de la Argentina y debido a la Ley de Convertibilidad de
1991, si nos presentamos en nuestro banco con un cheque por,
digamos, $ 100, el banco nos entregará billetes de curso legal por
ese monto, con los que - en teoría al menos -, podremos ir a nuestro
Banco Central y pedir que se convierta esos 100 pesos en 100
dólares estadounidenses. Luego, con esos 100 dólares podemos ir al
Banco de la Reserva Federal en Washington para que ellos, a su vez,
los conviertan en.....otros billetes dólar. En fin, todo el dinero del
mundo es convertible, en última instancia, únicamente en......papel.
Sirve de instrumento de intercambio, en tanto y en cuanto confiemos
en su valor, lo que implica confiar en el poder, prestigio y seriedad
de la entidad emisora, sea ésta pública o privada.
Banca central – herramientas de control

Los bancos centrales pueden controlar o al menos dirigir las


economías nacionales a través de cuatro instrumentos principales:

          Masa monetaria – Es la cantidad de dinero que provée a la


economía y según su abundancia o astringencia determina el
nivel de actividad de la economía y el “costo” (interés) del
dinero.
          Encaje bancario – Es la cantidad de dinero que los bancos
deben retener en forma líquida, lo que incide directamente
sobre la capacidad de expansión crediticia del sistema bancario
según el factor multiplicador bancario previamente descripto.
          Tasa de interés – Es la tasa de interés básica a la que el
banco central presta dinero al sistema bancario y que inicia así
la “cadena de precios” del dinero (el interés bancario). En
Estados Unidos, es el conocido prime rate.
          Tasa de cambio – Es el valor de la moneda nacional en
relación a la moneda de otros países. Es uno de los factores
sobre el que la banca central menos puede incidir.

Ejercitar el uso de estos cuatro factores hace a la


independencia económica de una nación. Claudicar o delegar
algunos de ellos, debilita las posibilidades de una comunidad de
impulsar un crecimiento económico sano y sólido. A modo
comparativo, describimos a continuación la manera en que distintos
países utilizan estos instrumentos de poder financiero a través de sus
bancas centrales.

Cuadro de Factores Monetarios Clave que reflejan el nivel de Soberanía


Económico-Financiera

Observaciones para la Argentina


Factor Estados Estados con Estados sin actual
Clave con amplia soberanía soberanía
soberanía. limitada. monetaria

(por ej. (por ej., (por ej.,


EUA, Union Argentina con economías
Europea, su Ley de “dolarizadas”
Japon) Convertibilidad como la de
) Panamá)

Masa Alta Bajo Bajo Nuestra masa monetaria se


Monetari encuentra atada al nivel de divisas
a en el BCRA. Instrumento esencial
para el desarrollo económico no
utilizado por nuestro país

Encaje Alto Medio Medio Hoy en día conforma un factor de


Bancario valor relativo debido al alto nivel de
extranjerización de la banca. Sirve
para expandir / contraer el crédito.

Bajo
Tasa de Alto Medio La alta tasa de interés en pesos
Interés refleja la aún persistente falta de
confianza total en el peso argentino.
Sirve para expandir o contraer el
crédito y los focos de inversión

Nulo
Tasa de Medio Bajo La fija mayormente el mercado; el
Cambio Estado puede utilizarla para generar
ajustes intersectoriales. Es un factor
riesgoso y desgastante.

         
Nivel de Alta Media Baja Si Argentina dolarizara su economía,
soberanía perderá aún más su posibilidad de
desarrollo autónomo.

Debilidad Baja Media-Alta Alta Ante la falta de controles sobre estos


ante factores, la economía se torna
factores crecientemente vulnerable ante
factores exógenos
exógenos

El interés -
"Usura rusteth the chisel
It rusteth the craft and the craftsman
It gnaweth the thread in the loom....
Usura slayeth the child in the womb
It stayeth the young man's courting
It hath brought palsey to bed, lyeth
between the young bride and the bridegroom

CONTRA NATURA"
- Ezra Pound, "Canto XLV, 'With Usura".15[15]

15 [15] Ezra Pound, poeta estadounidense (1908-1959) - Canto XLV "Con Usura", cuya traducción libre es como sigue:
"La usura oxida la paleta del escultor;

mancilla al arte y al artista;

carcome el hilo de la hilandera......

La Usura mata al niño en el vientre materno;

mata el cortejo del hombre joven;

introduce la parálisis en el lecho

y se interpone entre la joven novia y el novio.

CONTRA NATURA."
Volviendo a nuestra descripción del Factor Multiplicador Bancario,
observamos que al emitir nuevos certificados de depósito por
90.000.000 de monedas de oro, éstos fluyen como préstamos a
comerciantes, fabricantes y proveedores de bienes y servicios, a los
gobiernos que necesiten hacer frente a sus gastos y déficits y a toda
persona, organización o estado que necesite financiar hoy sus gastos,
sean éstos productivos o no. Pero, como es bien sabido, al realizar
cualquier préstamo con estas nuevas emisiones de Certificados de
Depósito, los bancos no lo hacen gratuitamente sino cobrando una
prima que desde hace siglos se denomina interés. Desde siempre, el
interés (I) sobre el dinero se expresa como una tasa aplicable (%)
sobre el capital prestado (C) durante el plazo de tiempo (T) que dure
el préstamo; o sea: I = %CT.

Surge entonces, otro factor clave de relevante importancia, pues


mientras que por un lado, el prestatario recibirá estos certificados en
concepto de préstamo en gran medida creados "de la nada" por el
banco emisor según el mecanismo descripto, por el otro lado, él
deberá comprometerse con el banco a un conjunto de obligaciones
que usualmente consisten en:

(a) a pagar una tasa de interés de un determinado nivel y en un


plazo pactado,

(b) a devolver el capital prestado dentro del plazo pactado, y

(c) a garantizar el préstamo con algún bien tangible real y


ejecutable en caso de no poder devolver el capital del préstamo mas
sus intereses dentro del plazo pactado. Esta garantía suele consistir
en tierras, alhajas, oro, hipotecas sobre escrituras y títulos que
representan bienes reales de todo tipo.

Siendo la naturaleza humana como es, suele ocurrir que los


prestatarios - individuos, organizaciones y Estados -, no logran
devolver los préstamos y sus intereses dentro del plazo pactado.
Entonces, los bancos suelen refinanciar la deuda por un nuevo plazo,
aplicando un interés acumulativo sobre el capital original más sus
intereses.16[16] De todos modos, siempre le queda al banco la
posibilidad de ejecutar las garantías con lo que cuenta con el apoyo
de toda la fuerza de la ley.

Cabe acotar que siendo la política la actividad del hombre en


relación al poder, y sustentándose el poder sobre factores
económicos, es totalmente previsible que el sistema jurídico vigente
beneficie sistemáticamente a los tenedores de capital; a los
acreedores y no a los deudores. El ejemplo clásico lo comprobamos
en las así-denominadas "leyes de inversión extranjeras" en los países
en vías de desarrollo que suelen otorgar al capital externo amplios

16 [16] En rigor de verdad, lo último que desea un banco es que se le devuelva el capital prestado. Siempre y cuando el
prestatario sea razonablemente solvente y su continuidad jurídica en el medio y largo plazo sea estable, el mejor negocio para
un banco consiste, precisamente, en refinanciar una y otra vez todos sus préstamos. Ello resulta fácil de comprender: un
prestatario que liquida su deuda devolviendo todo el capital e intereses al banco prestamista lo obliga a buscar un nuevo
cliente a quién prestarle ese dinero. Un prestatario que de buenas garantías, pague religiosamente los intereses sobre la deuda
(esta es la verdadera ganancia de los bancos y las autoridades de contralor verifican que no exista morosidad en este vital
rubro), y elija refinanciar la deuda en sí, le garantiza la continuidad del negocio al banco, al refinanciar el capital y los
intereses pendientes (el tan lucrativo interés compuesto).

Así se comprende fácilmente porqué la comunidad bancaria internacional prefiere que las naciones con grandes deudas
externas como la Argentina jamás terminen de liquidarlas, sino que meramente las refinancien a muchos años una y otra vez
como efectivamente viene ocurriendo. De esta manera, logran varios objetivos:

(a)(a)      el negocio continúa a condiciones muy lucrativas (refinanciación del capital e intereses con lo que surge el
fenómeno del interés compuesto que puede así crecer hasta niveles iguales o superiores a la deuda original) y con
relativamente poco trabajo,

(b) (b)      las garantías ofrecidas por el Estado son excelentes y ejecutables a través de la presión internacional (FMI y
otros instrumentos de cobro de intereses sobre la deuda y su refinanciación reiterada),

(c)(c)      el Estado deberá previamente aceptar un conjunto de medidas macroeconómicas y estructurales sugeridas y
fiscalizadas por el Fondo Monetario Internacional como precondición para acceder a cualquier refinanciacion de la
deuda. El FMI actúa como gestor estructural de la comunidad bancaria globalizada, por lo que las medidas y planes que
diseña rara vez reflejan los intereses de los Estados deudores sino mas bien los del sistema bancario acreedor.

También cabe recordar que todo préstamo que no pueda ser pagado y que requiera de su refinanciación ad eternum - tal
el caso de la deuda externa argentina - conforma un esquema de usura, por cuanto la usura implica una deuda que
debido al efecto compuesto del capital y los sucesivos intereses "refinanciados", jamás puede ser saldada, con lo que se
genera una situación de dependencia permanente entre el prestamista y el prestatario.

Pur último, recalcamos que lo peor que le pdría hacer la Argentina a los bancos internacionales y al FMI/Banco Mundial sería
devolverle ya y hasta el último centavo la totalidad de la "deuda" de U$S 180.000 millones. ¿Qué harían los bancos con todo
ese dinero (adónde lo colocarían)? Y, muchísimo peor para ellos, la Argentina se liberaría de uno de los factores clave de
su actual colonización y postración.
derechos y garantías con poca o ninguna contrapartida de
obligaciones y de equidad social.

El punto a resaltar es el hecho de que, a través del sistema de encajes


y del factor multiplicador, el sistema bancario literalmente crea
dinero de la nada con el cuál, luego realiza préstamos cobrando
intereses. A cambio de esta dinero "irreal", exige garantías que le
permiten hacerse de bienes reales y tangibles en caso de que no se
devuelva el préstamo y sus intereses: hipotecas y títulos propiedades
sobre campos, casas, capacidad de producción, trabajo y bienes de
todo tipo. En rigor de verdad, bajo el actual sistema democrático
liberal, el poder de las finanzas dispone de todo un amplio cuerpo de
leyes que legalizan la relación contractual entre este ámbito irreal
del dinero, por un lado y el mundo real del trabajo y la producción,
por el otro. Dado que el entorno jurídico del Estado-nación sigue
siendo un factor importante, se comprende la imperiosa necesidad
que tienen los intereses de las finanzas globalizadas, de que se
estandarice a nivel planetario la democracia liberal por cuanto
conforma el sistema de gobierno más permeable a sus intereses ya
que permite fijar un marco legal concordante con este sistema.

Si el problema de fondo de las empresas públicas era uno de ineficiente


administración, entonces un Estado serio debiera atacar ese problema y
no recurrir al escapismo de lavarse las manos a través del recurso
simplista de enajenar los bienes públicos a precios viles.

La etapa subsiguiente previsible lo conforma un cuerpo legislativo


mundial y supranacional que podrá imponer con fuerza de ley los
intereses de las finanzas globales sobre toda la producción y el
trabajo del planeta. Pero para ello aún faltan algunas décadas más.
En la actualidad, cuando se llega al nivel macroeconómico de las
deudas contraídas por los Estados, las garantías así otorgadas sobre
los préstamos cobran nueva forma jurídica a través de la
transferencia de bienes reales de propiedad o bajo control del
Estado, a favor de la estructura bancaria global. Así, comprobamos
este fenómeno a través de las privatizaciones y desregulaciones que
han transferido empresas, recursos naturales, parcelas territoriales,
infraestructura, y una amplia gama de valiosos bienes. recursos
reales, recaudaciones fiscales y otras riquezas en favor de la
estructura bancaria acreedora internacional.

Nadie ignora los innegables beneficios coyunturales que las


privatizaciones han significado para la sociedad debido a la
incorporación de mejoras tecnológicas y en la calidad de algunos
servicios. Sin embargo, también debe señalarse que se trata de una
enajenación de importantes bienes cuyos beneficios económico-
financieros para el Estado, en el caso de la Argentina, han resultado
prácticamente nulos. Adicionalmente, si el problema de fondo de
las empresas públicas era uno de ineficiente administración,
entonces un Estado serio debiera atacar ese problema y no recurrir a
escapismo de lavarse las manos a través del recurso simplista de
enajenar los bienes públicos. Así, una deuda externa que en 1989 se
ubicaba en el orden de los U$S 62.000 millones, una década después
había trepado a casi el triple, o sea, U$S 180.000 millones. ¿Para
que privatizamos la empresas públicas, entonces?

También resulta interesante señalar que con la globalización, el


factor multiplicador bancario cobra una nueva dimensión. Todo
banco que opere dentro de una economía nacional, queda sujeto a las
disposiciones y reglamentaciones del ente de control
correspondiente, usualmente el banco central local. Ese banco
central, invariablemente requiere que todos los bancos que operen
bajo su jurisdicción retengan algún factor de encaje que al menos
representa una garantía mínima sobre sus depósitos. Por ejemplo, en
los Estados Unidos, el Banco de la Reserva Federal actualmente
requiere alrededor del 10% de encaje en base a una fórmula variable
según el tipo de banco y su cartera de negocios. En la Argentina, el
Banco Central impone un encaje mayor, del orden del 17% a los
bancos, lo que refleja la mayor volatilidad de nuestro sistema
bancario.

Cuando observamos las operaciones en los mercados financieros


globales, entre entidades bancarias ubicadas en diferentes países o
en plazas off-shore con mínimos o inexistentes controles bancarios -
las Islas Cayman, Bermuda, Panamá, Isla de Wight, Luxemburgo y
otras - el factor de encaje prácticamente desaparece debido a que no
existe ningún ente de control. Con lo cuál - en teoría al menos - no
existe limitación alguna a la cantidad de crédito que una entidad
bancaria puede generar a través del factor multiplicador bancario.
Con un dólar se podrán generar líneas de crédito por U$S 100 o US$
1.000 o U$S 10.000.

Mientras que el banco realice sus previsiones actuariales


correctamente y mientras que su imagen y balance inspiren solidez,
prestigio y confianza, entonces este fenómeno se podrá perpetuar,
reciclar y retroalimentar, creciendo exponencialmente,
prácticamente sin límites. Pues, ¿quién pondría hoy en duda la
solidez y el prestigio de casas bancarias como el Chase Manhattan
Bank, Citigroup, Lloyd's Bank, Deutsche Bank, Bank of Tokyo-
Mitsubishi, Banque Nationale de Paris, Swiss Bank Group, Credit
Suisse, Banca Nazionale del Lavoro, Internationale Nederlande
Bank, HSBC-Hong Kong & Shanghai Banking Corp., y otras
entidades bancarias internacionales de este primerísimo nivel?
El Dinero Electrónico -

Todo lo que hemos descripto se potencia en la actualidad a medida


que el dinero se va liberando de todo medio físico - incluido el papel
- al transformarse en dinero electrónico. O sea, dinero
auténticamente virtual que solo se manifiesta en los monitores de las
computadoras y en el ronronear de millones de hard drives en todo
el planeta. No nos referimos tanto a su variante plástica (tarjetas de
crédito, tarjetas inteligentes y similares), sino al dinero electrónico
puro y simple que es el que moviliza, conforma y deforma
economías nacionales, transfiere riquezas, aparece de repente y se
volatiliza instantáneamente y que conforma el verdadero motor que
arrastra a la humanidad entera de un lado para el otro como si fuera
un corcho sobre la mar embravecida.

O sea, la economía irreal de las finanzas y la economía


real del trabajo y la producción han ido por dos caminos
total e irreconciliablemente distintos; pareciera que la
economía irreal de las finanzas hoy controla al mundo
entero.

Y las pruebas las tenemos a la vista: gracias a la revolución


tecnológica en la computación y las telecomunicaciones, los
mercados financieros mundiales operan interconectados por una
vasta, compleja e instantánea red, las 24 horas del día, 7 días a la
semana, 52 semanas al año, sin pausa ni interrupciones de ninguna
naturaleza.

Y aunque cada uno de los mercados y sus entidades financieras


queden sujetos a diversas reglamentaciones de índole nacional, la
red global financiera en sí misma y en su totalidad, no está sujeta a
ninguna instancia superior que la controle o supervise. En rigor de
verdad, podríamos decir que a las finanzas globalizadas no las
controla nadie.....o casi.

Pues, en rigor de verdad, la red global financiera y el compacto


conjunto de poderosos intereses que la conforma, direcciona y
controla es su propia instancia superior. Así verificamos que el
monto que los traders - los operadores financieros globales -
realizan todos los días equivale a U$S 2.000.000.000.000.
Repetimos, U$S 2.000.000.000.000 (dos billones de dólares) todos
los días;17[17] cifra que es casi siete veces mayor al Producto Bruto

17[17] Fuente: The Economist, Londres, 23-Oct-99, tomado de fuentes del Banco Mundial, Salomon Bros., Smith Barney
y el
Interno anual de la Argentina y superior en un 60% al PBI anual del
conjunto de los países del Mercosur.

Esos mismos traders que hoy agresivamente "colocan inversiones"


en las principales bolsas de comercio del mundo, que administran
los gigantescos depósitos de los Fondos de Inversión y de los
Fondos de Pensiones, evaluando cuales monedas se apreciarán y
cuales se depreciarán, cuales empresas aumentarán sus dividendos y
cuales caerán, cuales plazas, naciones y gobiernos entrarán en el
"despegue" económico y cuales se encaminan hacia el abismo y el
colapso. Esos traders, disponen de fondos cuya estimación varía
desde un cauto U$S 80.000.000.000.000, según la revista británica,
The Economist, hasta un muy audaz U$S 140.000.000.000.000,
según el Executive Intelligence Review del estadounidense Lyndon
LaRouche, listos para invertir dentro del marco de las finanzas
globales.

Para hacerse una idea cabal de lo que representa esta cifra realmente
alucinante, digamos que si sumamos el circulante total de todas las
monedas de todas las naciones del mundo, apenas si llegamos a una
fracción de esta cifra. Es más, si calculáramos en términos
estrictamente económicos cuál es el precio de todos los bienes
existentes en el planeta, seguramente tampoco llegaríamos a una
cifra semejante, con lo que estaría quedan al descubierto que la
sumatoria de los "fondos globales de inversión" han crecido más allá
de toda razonabilidad por cuanto no se condicen con la realidad
económica del planeta. O sea, la economía irreal de las finanzas y
la economía real del trabajo y la producción han ido por dos
caminos total e irreconciliablemente distintos y pareciera que la
economía irreal de las finanzas es la que hoy controla al mundio
entero. Ello nos permite concluir que el sistema global
financiero, tras décadas de expansión alocada y sin control se
estaría acercando a un punto de implosión catastrófica. Para los
que, como el estadounidense Francis Fukuyama, se alegraron con la

FMI, entre otros.


caída del sistema soviético concluyendo que ello implicaba una
victoria del libremercado y de la democracia formal, puede que
veamos un colapso o implosión mucho mayor y auténticamente
global con el del actual sistema del hipercapitalismo global.

¿Por qué? Porque esta gigantesca suma es el resultado de una


suerte de bola de nieve que se viene acumulando a través de las
últimas décadas y que cobró vida propia gracias al factor
multiplicador bancario; mecanismo tan simple aunque sutil que
hemos procurado describir en sus rasgos elementales en este breve
ensayo.

Pero no nos confundamos, estos U$S 80.000.000.000.000, o la cifra


que sea, que movilizan los traders no es tan solo mucho dinero, es
mucho mas que eso: es mucho poder. Los compactos grupos de
hombres y mujeres que instruyen a sus traders y operadores hacia
dónde han de encaminar aunque sea una parte pequeña de esta cifra,
detentan verdadero e insoslayable Poder. En sus manos queda el
destino de personas, familias, comunidades, organizaciones y de
naciones enteras. Si estos compactos intereses que dirigen y
controlan este gigantesco poder económico deciden "invertir" en una
determinada región, la misma se pone eufórica con el "boom"
económico que inmediatamente se produce entre algunos de sus
sectores y estamentos sociales. Pero si, por el contrario, deciden
salirse de una plaza o de algún sector determinado debido a algún
"efecto tequila" o a que su olfato de especuladores los lleva a
husmear a otra parte, entonces podrán sumir a naciones enteras en la
más oscura desesperación y hacer que sus coletazos se sientan hasta
en el Río de la Plata.

Si una región no les interesa, se la deja morir de hambre o que quede


a la merced de sus convulsiones sociales, cuyos orígenes demasiado
a menudo se enraízan, a lo largo de las décadas, en el accionar de las
estructuras políticas y económicas antecesoras de los intereses que
hoy se agrupan alrededor de la globalización. En verdad, estos
grupos son el poder del mundo.
Identificar, comprender y evaluar quienes son, como piensan, qué
hacen y hacia dónde se encaminan, para luego poder diagramar
estrategias locales adecuadas que permitan una inteligente
comprensión de las oportunidades y amenazas que representan, se ha
transformado en una necesidad urgente para todas las
comunidades y naciones del mundo. Ciertamente, lo es para la
Argentina y las demás naciones de la región. Hace a nuestro
Interés Nacional.

Concluyamos señalando que si tomamos en cuenta la velocidad de


flujo de estas masas monetarias, nos topamos con una situación
verdaderamente alucinante, pues si estos traders movilizan
diariamente U$S 2.000.000.000.000, y como hemos visto, la red de
mercados globalizados opera 24 horas al día, 7 días a la semana, 365
días por año, entonces estos flujos financieros anualizados
totalizarían la monstruosa cifra de más de 700.000.000.000.000
(setecientos treinta billones de dólares). Para siquiera empezar a
comprender esta cifra inasequible, digamos que Producto Bruto
Nacional anual de todos los países del mundo apenas llega a U$S
50.000.000.000.000 y todo el comercio mundial anual totaliza tan
solo U$S 5.000.000.000.000. Sí, amigo lector, son muchos ceros
pero tratemos de ver la proporción entre estas cifras oponen el
trabajo productivo a la especulación parasitaria y comenzaremos a
comprender que la enfermedad del planeta salta a la vista. Al menos
podremos comenzar a diagnosticar el origen de nuestros graves
males que hoy destruyen a literalmente miles de millones de vidas
en todo el planeta.

¿Cómo ha podido el hombre llegar a esta situación tan insólita en su


evolución histórica? El desarrollo político e histórico de este
complejísimo proceso lo hemos evaluado en otros ensayos,18[18] sin
embargo, diremos que la evolución del dinero y de las finanzas ha
ocupado un lugar central en este fenómeno. Si hemos repasado las

18 [18] Ver: A. Salbuchi, World Government:: Política y Poder en el Siglo XXI, Buenos Aires, edición privada, 1995 y El
Cerebro del Mundo. La cara oculta de la Globalización, Ediciones del Copista, Córdoba, 1999.
diferentes clases de dinero desde el primitivo trueque hasta el dinero
electrónico del Nuevo Orden Mundial, evaluemos ahora cuál es el
valor y el funcionamiento del dinero o, al menos, cuál debiera ser
ese valor y ese funcionamiento.

 
III. Riquezas -
 
"Wer ihn besitzt, den sehre die Sorge,
und wer ihn nicht hat, den nage der Neid!"
Richard Wagner, "Das Rheingold"19[19]

La función del dinero -

El advenimiento del dinero en la era moderna se produjo en forma


paralela con la creciente complejidad de los mercados de bienes
como ámbitos de intercambio naturales, regidos por la ley de la
oferta y la demanda. Luego, surgieron distintos mercados de
servicios que ya hoy conforman la parte más importante y creciente
de la economía mundial. Distinta resultó la situación, sin embargo,
cuando el concepto del mercado comenzó a aplicarse en relación al
trabajo humano y el dinero. A partir de ahí, se produjo una fuerte
distorsión económico-social que ya lleva mas de dos siglos. Pues,
mientras que los bienes físicos y los servicios son directamente
comercializables dentro del marco de la oferta y la demanda, el
trabajo y el dinero no pueden ajustarse con la misma facilidad a tales
"mecanismos del mercado".

Ambos fenómenos del "mercado del trabajo" y del "mercado del


dinero", se encuentran íntimamente ligados a la relación entre el
trabajo y el dinero y, por consiguiente, a cuales son las funciones
que debieran caberle al dinero dentro de la sociedad.

En rigor de verdad, resulta necesario recordar que por elementales


cuestiones morales, el trabajo humano no debiera sujetarse a las
fuerzas amorales del mercado. O al menos no de la misma manera -
a menudo feroz y brutal - en que se les permiten operar sobre el

19 [19] Richard Wagner, Das Rheingold, (El Oro del Rhín), preludio a la trilogía "El Anillo del Nibelungo", Esc. 4, en la
que Alberich, el Nibelungo maldice el anillo forjado con oro del Rhín, que los dioses Wotan y Loge acaban de quitarle.
"Quién lo posea que lo consuma el miedo de perderlo, y quién no lo posea que lo carcoma la envidia de no tenerlo."
mercado de bienes y servicios. Definimos a las fuerzas del mercado
como "amorales" sencillamente porque el concepto de mercado
encuadra dentro del ámbito de la economía y la economía es
intrínsecamente amoral - o sea, carente de criterios morales - por
cuanto la economía solo juzga lo que resulta útil e inútil. El marco
moral no lo fija la economía sino el órden político, social y cultural
reinante. Si éste orden se debilita y su poder y claridad se erosionan,
entonces la fuerza amoral de lo económico irrumpirán y se
impondrán si miramientos.

....por elementales cuestiones morales, el trabajo


humano no debiera sujetarse a las fuerzas amorales del
mercado......

trabajo humano tiene valor, y no tan solo precio........


 

Ningún emprendimiento económico privado, por más filantrópico y


altruista que se declame, se llevará a cabo sin la contrapartida de un
beneficio económico. Aquellas organizaciones que priorizan
únicamente el bien común, como puede serlo el Estado u
organizaciones religiosas y de caridad, jamás tienen metas
económicas, sino políticas, sociales y morales, cuyo valores
trasciende toda consideración de costo económico. Así, por
ejemplo, se comprende que los Estados libren guerras costosas, por
cuanto sus objetivos inmediatos son políticos; el costo económico de
cualquier contienda considerada desde la óptica del interés nacional,
resulta ser un factor secundario que se pagará después.

El trabajo, entonces, no puede sujetarse tan solo a conceptos


carentes de un mínimo sustento moral y ético. El hombre no es una
mercancía; su trabajo es el resultante de factores cualitativos y
cuantitativos, por lo que no debiera reducirse tan solo a la
cuantificación de un único parámetro: su precio, según la utilidad
que aporte al sistema económico, y encuadrado dentro del régimen
de la oferta y demanda del mercado laboral. El trabajo humano
tiene valor, y no tan solo precio, por lo que el valor del trabajo
debiera sujetarse a criterios diferentes a los de la mera "ley de oferta
y demanda". Su aporte dentro del proceso económico debiera
medirse de una manera diferente.

Veremos también que tampoco el capital debiera regirse tan solo por
los conceptos del mercado, por cuanto el valor real del dinero
debería medirse en términos de trabajo humano. Por ende, los
mismos principios que rigen al trabajo debieran también aplicarse al
dinero. En las finanzas globalizadas, sin embargo, estos conceptos
han ido quedando crecientemente relegados.

En la legislación comercial que rige a las empresas en prácticamente


todas las naciones del mundo, una Sociedad Anónima o una
Corporación como se la denomina en los Estados Unidos, la
conforman sus accionistas y sus directivos a través de sus estatutos.
Los empleados - el plantel de trabajadores, empleados y obreros -
apenas si forman parte de la empresa puesto que, como su nombre
claramente lo indica, son solo eso: empleados, prescindibles en
cualquier momento que resulte necesario o conveniente para la
empresa. Esa prescindencia tendrá su costo económico que varía
según el régimen legal de cada país - de ahí la gran presión de los
"inversores" en favor de una mayor "flexibilización laboral" en la
Argentina - pero el punto clave a resaltar es que se puede prescindir
de ellos en cualquier momento ya que no forman parte de la
empresa, por mas que hayan trabajado durante décadas para ella,
aportando sus talentos, esfuerzos y conocimientos para hacer que la
misma crezca y se enriquezca.

No. El empleado jamás forma parte de la empresa en sí. Ésta podrá


mejorarle sus beneficios en tanto y en cuanto el empleado le sirva,
ya que en alguna medida, el empleado representa una parte del
activo de la empresa especialmente en la actualidad en que los
conocimientos y talentos son un valor clave. Pero nada mas. Pues,
no lo olvidemos, el ámbito de lo económico como lo aclarara hace
ya años Carl Schmitt, solo juzga lo útil y lo no útil.

Jurídicamente, entonces, la empresa sólo la conforman sus


accionistas que son los únicos con auténticos derechos. Suele
ocurrir que grandes accionistas de una empresa apenas si saben a
qué se dedica la misma, qué es lo que produce, cómo funciona, o
adónde se encuentran sus plantas. Puede que el accionista ni
siquiera aporte nada física o intelectualmente útil para la empresa: su
poder dentro de la misma se rige por el poder del dinero que le
permitió adquirir una porción de las acciones de la misma. Los
empleados - desde el Gerente General hasta el último operario - son
los que producen, fabrican, diseñan, crean, movilizan, distribuyen -
en síntesis - son los que trabajan. Ellos son todos parte de la
economía real de la empresa, por cuanto aportan un valor agregado
muy tangible y altamente visible; el accionista, en cambio, puede
que aporte algún valor como puede que no. Pero él queda
claramente alineado del lado de la economía irreal del dinero.

El accionista puede prescindir de todos los empleados que quiera


cuando quiera y a su arbitrio, ya que la empresa disfruta de amplios
derechos jurídicos y de muchas más amplias fuerzas para hacerlos
valer. En rigor de verdad, la base jurídica fundamental de la
democracia moderna la conforma, precisamente, el hecho de que el
Poder del Dinero se consolida a través de mecanismos
formalmente legales aunque no necesariamente legítimos.20[20]

De esta manera las empresas reclutan y descartan a millones de


empleados y trabajadores nutriéndose del mercado laboral, según las

20 [20] Esta diferencia entre lo legítimo y lo legal es un factor que se pierde de vista en el mundo actual, y muy
especialmente en nuestra confundida y adormecida Argentina. Legítimo es todo aquello que es moralmente bueno y
éticamente correcto, para lo cuál más que un rígido código de leyes, se requiere de una población psicológicamente sana, con
posibilidades de vida dignas, que se nutra de su entorno cultural y sus tradiciones. Al haberse quebrado este orden natural, se
confunde lo legítimo y prevalece lo formalmente "legal". Y lo legal lo determina "la Justicia", según el moderno concepto
democrático basado en la división tripartita del poder político. Suele olvidarse que por ser la democracia un sistema altamente
susceptible al poder del dinero, también la diosa "justicia" termina corrompiéndose para gran enojo de la población que
entonces descubre que bajo el sistema actual, hasta un juez de la Nación puede ser un cretino. Y en Argebtina hemos tenido
demasiados jueces corruptos y cretinos en los últimos años.
"leyes de la oferta y la demanda". En los últimos años, este
fenómeno ha adquirido un cariz social dramático en el mundo
industrializado en aquello que un eufemismo de moda ha dado en
llamar downsizing o sea la "reducción de tamaño" de las mayores
empresas globalizadas, lo que invariablemente hace referencia al
tamaño del plantel de empleados, y no al tamaño de las ganancias de
los accionistas. Cuando la oferta de empleados sube o su demanda
baja, entonces millones de personas quedan en la calle.

En los últimos años en los Estados Unidos, la cadena minorista


Sears despidió a mas de 50.000 personas, Xerox a 10.000, Delta Air
Lines a 18.000, 16.800 en Eastman Kodak e IBM echó a 35.000
empleados. En verdad, Entre 1987 y 1995 IBM redujo su plantel
del personal en mas de 204.000 personas; General Motors, a su vez
redujo su plantel de 800.000 personas en 1979 a 450.000 a
principios de la década de los noventa, mientras que General
Electric redujo su plantel en 104.000 personas entre 1980 y 1990.21
[21] El conjunto de empresas más grandes de los Estados Unidos,
conocidas como las Fortune 500 hoy emplean a 4.000.000. de
empleados menos que hace diez años, aunque en su conjunto han
prácticamente duplicado sus niveles de rentabilidad y ganancias. El
efecto reflejo que estas empresas tienen sobre el resto de la
economía es enorme y genera incalculables cuotas adicionales de
desempleo. Pues se trata de una ley de hierro que dictamina que lo
que cuenta no son los portadores de capacidad de trabajo y de
talento, sino los tenedores de dinero.

Para la sociedad anónima moderna, el mundo real de hombres y


mujeres reales con talentos y conocimientos reales tan solo
conforma el mundo irreal y descartable de los "empleados", sujetos
todos a la ley de la oferta y la demanda de los mercados laborales.
En verdad, su verdadero mundo real es el mundo del dinero: el
mundo de los accionistas; de los tenedores del dinero: el mundo de

21 [21] Ver: The Economist, Londres, 21-Dic-96, artículo "Making Companies Efficient" pág. 97.
los márgenes de utilidad y de las ganancias. Ello no debe
interpretarse como una visión crítica del mundo empresario ni de sus
accionistas, sino más bien del sistema que permite una relación de
gran desequilibrio e inequidad entre las fuerzas del trabajo y las
fuerzas del dinero. Pues no se trata de una mera declamación sino
del hecho incontrovertible de que al haber adquirido el dinero la
facultad de crecer de la nada, y de canalizarse hacia los más variados
y diversos emprendimientos y especulaciones a través de un
mercado de capitales, el mismo ha usurpado un inmenso poder que
legítimamente no le corresponde. Usa el mismo para sujetar a las
fuerzas laborales y obligarlas a ceñirse a las leyes del mercado del
trabajo.

El hecho de que muchas empresas modernas, en los Estados Unidos


particularmente, hoy hablen del concepto de los stakeholders,22[22]
o sea de todos los que tienen algún interés en la empresa -
accionistas, empleados, proveedores, clientes, comunidad -
conforma una manera bastante hipócrita de disimulo por cuanto el
inversor - el shareholder - sigue, y seguirá siéndolo, el "stakeholder"
de mayor importancia.

En rigor de verdad, el mundo del dinero y el del trabajo no solo han


evolucionado por carriles fuertemente distintos sino que hoy en día
representan intereses crecientemente contrarios, siendo la principal
fuente de conflicto en el mundo moderno. El mundo del dinero es
irreal visto desde la óptica del trabajo y - simétricamente - el
mundo del trabajo resulta irreal visto desde la óptica del dinero.
Ante este antagonismo, surge la paradoja de que ambas fuerzas -
trabajo y dinero - aunque opuestas en sus intereses, sin embargo, se
necesitan mutuamente y deben generar mecanismos de
relacionamiento. Ello nos conduce a una gran encrucijada: cómo
encarrilar al Poder del Dinero para que aporte una mayor

22[22] Stakeholders: neologismo que define a todos los que tienen un interés en algo, en este caso, en una empresa. En
inglés se produce un juego de palabras con "shareholders" - accionistas - que se parece a "stakeholders".
utilidad social y luego, cómo determinar la equivalencia entre el
dinero y el trabajo.

El mundo del dinero es irreal visto desde la óptica del trabajo y -


simétricamente - el mundo del trabajo resulta irreal visto desde la óptica
del dinero

Que este problema no ha sido resuelto hoy en día queda


flagrantemente demostrado para cualquier observador agudo que
sepa interpretar la realidad del mundo actual. Según cifras de las
Naciones Unidas, en el mundo más de 3.000.000.000 de personas
viven debajo del nivel de pobreza, o sea, personas que no forman
parte integral de ningún mercado lo que hace que la globalización
financiera simplemente no se ocupe de ellos porque no resultan
útiles desde la óptica de la economía y las finanzas. Estas mismas
estadísticas también nos enseñan que, anualmente, en todo el mundo
mueren más de 40.000.000 de hombres, mujeres y niños a causa de
la malnutrición; o sea, simplemente porque no resulta útil - según
este mismo criterio economicista de las finanzas globales - darles de
comer.

En relación a esta terrorífica realidad, comprobamos cuán sumisos y


subalternos se tornan los grandes medios de difusión mundial que
apenas si aportan estos datos como mera curiosidad estadística,
quizás transmitiendo cada tanto alguna nota por CNN y los demás
medios de difusión globales; lo apenas suficiente como para quedar
tranquilos con sus propias consciencias.

Mucho se cuidan, sin embargo, de que la humanidad en su totalidad


jamás llegue a llorar este verdadero holocausto que todos los años
consume a 40.000.000 de seres simplemente porque sus economías
no son atractivas para los traders de las finanzas globales. En rigor
de verdad, un sistema global que no se interese por esta realidad
debe estar fundamentalmente viciado, lo que nos estaría indicando
que, de la misma manera en que el régimen soviético se desintegró
por la sencilla razón de que el marxismo-leninismo no funciona,
bien podríamos estar transitando los prolegómenos del inicio del fin
del capitalismo demoliberal que podría caer víctima de las crecientes
tensiones sociales y políticas que él mismo genera. Como ya hemos
mencionado, de ser ello así, la crisis - sino colapso - mundial en las
finanzas globalizadas, será estrepitosa y bien vale la pena invertir
algo de tiempo y esfuerzo para aunque más no sea evaluar esta
posibilidad para que nuestra comunidad pueda tomar algunos
recaudos previsiones.
Relación entre el dinero y el trabajo -

Hoy en día, el trabajo es una mercancía que se incorpora como valor


agregado dentro de un proceso operativo industrial o comercial, tan
solo en la medida en que sea necesario para que la ecuación
económico-financiera de la empresa "cierre". O sea, el nivel del
costo del trabajo dentro del mercado tiende a buscar un punto de
equilibrio que no está directamente relacionado con el margen de
utilidad que el proceso económico de la empresa brinda, ni mucho
menos con los niveles de rendimiento que las operaciones
financieras derivadas de dicho proceso económico puedan arrojar.

En verdad, en la actualidad el nivel del costo del trabajo queda


determinado tan solo por el nivel que resulte necesario para que las
fuerzas del trabajo - los trabajadores - logren:

(a) sobrevivir,

(b) reproducirse generando futuras fuerzas laborales,mejorar


sus habilidades, capacitándose para insertarse dentro de procesos y
esquemas productivos crecientemente complejos, y
(c) consumir más allá de sus necesidades, como mecanismo de
motorización del crecimiento económico dentro del sistema, como
así también como mecanismo de control social.23[23]

Resulta interesante comprobar que los puntos (a) y (b) han sido una
constante histórica en todas las sociedades esclavistas, como así
también en ciertos casos el punto (c) . Pues en aquellas sociedades,
un inteligente dueño de esclavos tomaba todo recaudo necesario
para resguardar todos sus bienes, esclavos incluidos, lo que
implicaba que éstos debían:

(a) disponer de alimentos y vestimenta adecuada para


sobrevivir,

(b) conformar núcleos familiares lo suficientemente estables


como para poder reproducirse y generar las futuras fuerzas laborales
de esclavos.

(c) disponer su capacitación - por más limitada que ésta fuere -


para realizar los trabajos previstos.

Si la iniquidad de las sociedades esclavistas anglosajonas en los


Estados Unidos, África y en otras partes del mundo o la lusitana en
el Brasil resultaban horriblemente inicuas, no menos inicuas resultan
las actuales condiciones impuestas en los sweatshops a las fuerzas
laborales que en agotadoras jornadas sin pausa, descanso o protesta
hoy trabajan en Indonesia, China, Vietnam, Corea, Méjico, Brasil,
Malasia, Taiwan, India o África. O incluso en las fábricas con mano
de obra de inmigrantes ilegales dentro de los propios Estados
Unidos. Y lo hacen a bajísimos costos para sus empleadores, que a

23 [23] Desde luego que existe un amplio estamento dirigencial bien pago - que identificamos como los "niveles
gerenciales" - cuyos talentos, conocimientos y ambiciones resultan absolutamente imprescindibles para que todo el sistema
funcione y fluya correctamente. Esto ya lo hemos tratado en nuestro ensayo "World Government", en el cuál - a título
ilustrativo - explicamos que este amplio ejército de "empleados de lujo" bien pagos, talentosos y ambiciosos, posiblemente
llegue a los 50.000.000 de hombres y mujeres en todo el planeta, quienes dirigen - gerencian - todas las empresas y
organizaciones privadas y públicas. Esta cantidad de personas a sueldo de la globalización financiera, aunque parece una cifra
vasta en sí misma, representa sin embargo menos del 1% de la población mundial. De manera que controlando este segmento
dirigencial del 1% de la población mundial, se puede gobernar y dirigir a todo el planeta: con el 1% de la población se
gobierna fácilmente a un planeta con más de 6.500 millones de almas.
menudo suelen ser contratistas de grandes multinacionales y
distribuidoras de occidente, que contratan sus productos primarios
en el "mercado internacional del trabajo" volcándose - naturalmente
y según las leyes del capital global - allí donde el costo laboral sea
menor y la eficacia de la policía local, mayor. Luego, es solo
cuestión de estamparle alguna renombrada marca global para
transformar el producto en un símbolo del bienestar del mundo
industrializado. 24[24]

En verdad uno de los errores de Marx al desarrollar su teoría de la


plusvalía, fue que prácticamente ignoró la incidencia del crédito
generado por el factor multiplicador bancario y el interés cobrado
sobre el dinero como distorsionador del sistema capitalista.
Extrañamente, Marx solo se concentró en echar culpas sobre los
dueños de los "medios de producción" y los dueños del capital por la
retención de la plusvalía, manteniendo un discreto silencio respecto
del concepto del interés sobre el capital y el fenómeno del
multiplicador bancario.

En el mundo moderno, cuando hablamos del "mercado de capitales",


estamos otorgándole al dinero, que ya hemos visto llega a nuestros
días totalmente desnudo y desprovisto de valor intrínseco alguno, un
supuesto valor real como si fuera un bien en sí. Un bien real que ha
de comercializarse en un "mercado" que regula su "valor" según las
leyes de la oferta y la demanda. ¿Qué valor real podrán tener las
enormes masas de dinero virtual generadas, desplazadas y
apropiadas desde una terminal de computación a otra?
 

El trabajo –

24 [24] Viene a colación el problema recientemente enfrentado por el fabricante de zapatillas Nike de Estados Unidos que
vende cada par de calzado a un precio promedio de U$S 100 pero que subcontrata la fabricación de los mismos a los
sweatshops o sea fábricas semi-esclavistas en Indonesia con grandes y baratísimas fuerzas laborales mayormente consistentes
en mujeres y menores de edad que trabajan largas jornadas y cuya incidencia de costo laboral por cada par de zapatillas apenas
alcanza los 3 dólares. Similares situaciones se han descubierto en relación a las fábricas Reebok de calzado deportivo y
Toys’R’Us de juguetes.
el dinero no debiera ser otra cosa que un bono por
trabajo

Si vemos que actualmente el dinero no posee ningún valor intrínseco


mientras que toda la economía del planeta pareciera regirse
indeclinablemente por él, entonces en algún ámbito el dinero debe
tener valor tangible y real, mas allá de lo meramente simbólico.
¿Adónde, entonces, hemos de hallar ese valor tan elusivo que
debiera respaldar el dinero? Para poder responder a esta pregunta,
debemos primeramente señalar un hecho fundamental que es que lo
único que verdaderamente tiene valor en el mundo no es ni el
dinero, ni el oro, ni todos los bienes juntos, sino las personas que
crean y usan esos bienes. O sea, el valor ulterior de todo lo
hallamos en la gente, en los cientos y miles de millones de personas
que trabajan, crean, inventan, producen y se sacrifican todos los
días.

Correspondientemente, podemos concluir que si existe un valor real


y tangible que debiera ser representado por el dinero, ese valor no es
otra cosa que el trabajo; o sea, la producción que realizan los
hombres y las mujeres que producen física e intelectualmente y que,
al hacerlo, movilizan a la economía de cada grupo familiar, cada
empresa, cada comunidad, cada nación y del planeta entero.
Arriesgamos, entonces una "tercer ley de la economía" en el sentido
de que el dinero no debiera ser otra cosa que un bono por trabajo.

Esta realidad tan simple pareciera haberse perdido totalmente de


vista en el embrollo del mundo moderno y en la ficticia
complicación impuesta sobre nuestros sistemas económicos
nacionales, que hoy llega al paroxismo de un alocado baile circular
de las finanzas globales, que giran y giran, cada vez mas
rápidamente, hasta haber logrado marear y confundir a todo el
planeta.
Pues todo bien, toda propiedad o servicio, en ultima instancia, no
representa otra cosa que trabajo efectuado por alguien en algún
momento y en alguna parte. El petróleo en el subsuelo, los
minerales en el cantero, el trigo en el campo abierto, nada valen
hasta que no se aplica trabajo humano para extraerlos de la tierra, o
cosecharlos. La tierra misma no tiene valor nutritivo hasta que se la
siembra, se la riega y se la cosecha - todo en el momento oportuno.
Trabajo. Una casa es muchos mas que ladrillos, cemento y madera:
su valor real es el agregado del trabajo. El aluminio, hierro, silicio y
millones de compuestos y componentes carecen de todo valor hasta
que no son procesados, moldeados, aplicados para formar parte de
un diseño superior que corresponda a una máquina o ingenio
maravilloso, producto de complejisimas técnicas, talentos,
innovaciones y conocimientos, sea una computadora o una aeronave
Boeing 747: nuevamente, trabajo y solo trabajo.

Aún en los casos en que las maquinas alivian el trabajo físico y


multipliquen miles de veces la fuera de un hombre, como lo puede
hacer un camión o multipliquen exponencialmente la fuerza
intelectual humana como lo hacen las computadoras, en última
instancia todo ello se enraíza en una amplísima y complejísima
sumatoria de talentos, esfuerzos y creación de innumerables
hombres y mujeres a través del tiempo y del espacio: Trabajo y
solamente trabajo.

Lo mismo vemos en todas las manufacturas, en la distribución, en el


comercio, en los servicios - aún los financieros y bancarios en la
medida en que son movilizadores productivos del resultado del
trabajo en lugar de meros operadores parasitarios que se apropian
del producto del trabajo - como así también en el trabajo intelectual:
siempre trabajo y creatividad humana. Lo único que moviliza a una
economía, sea del tamaño que sea, se encuentre en la región o país
en que se encuentre, es el trabajo: desde el trabajo de un minero, un
albañil o un agricultor, hasta el trabajo intelectual de un diseñador de
computadoras o de un vehículo espacial.
Desde luego que el rango del valor agregado entre un trabajo
apenas capacitado y otro de altísima capacitación y complejidad
podrá ser enorme y, consecuentemente, el rango de retribución
económica que vale cada tipo de trabajo también debe abarcar desde
un salario mínimo pero digno para un albañil hasta, si se quiere,
millones y millones de pesos para un creador talentoso. La clave,
sin embargo, siempre está en que solo aportando trabajo productivo
de algún tipo debiera poderse ganar dinero y obtener utilidades.
Toda la vida económica surge del trabajo y el dinero no debiera
cumplir otra función que la de un instrumento para el intercambio de
distintos tipos de trabajo.

Si se comprende esta función elemental del dinero, como


instrumento mediador y motorizador de la economía y como bono
por trabajo, entonces, se puede concluir que la única manera de
obtener dinero es si se aporta algo a cambio por él: si se aporta
trabajo. Sea el trabajo propio de un obrero, o un bien cuyo valor
refleja trabajo efectuado actualmente o en el pasado (un bien
manufacturado, o una obra de arte, por ejemplo). Toda otra
alternativa deviene en parasitaria y, consecuentemente, en
antisocial contra lo cuál la comunidad debiera erigir los
mecanismos legales para defenderse.

La problemática del mundo moderno, sin embargo, nos estaría


señalando que el origen de una buena parte de los males y
dificultades de la humanidad de fines del siglo XX radica,
precisamente en el hecho de que el dinero - cuál Golem y aprendiz
de brujo - se ha escapado del ámbito que le corresponde y ha
cobrado una vida propia e independiente que de ninguna manera le
corresponden. Hemos visto que el sistema global financiero actual
genera dinero de la nada a través del multiplicador bancario, que es
dinero generado sin trabajo y luego permite que ese dinero se preste
cobrando intereses, o sea un monto que tampoco conlleva un
equivalente en trabajo. Sin embargo, ese dinero logrado
especulando y sin trabajo detenta un gran valor que permite comprar
bienes y servicios, o sea, que permite comprar el trabajo de otros.

Bajo el sistema actual, los operadores, traders y un amplio conjunto


de especuladores en todo el mundo logran enquistarse en el cuerpo
productivo de todas las comunidades del mundo, especulando con el
alza o baja de las bolsas de comercio (especulación con los
resultados del trabajo ajeno), con el alza o caída de las tasas de
cambio entre las diversas monedas nacionales y sus
correspondientes intereses bancarios (especulación con la
productividad y los recursos de las naciones) o apostando a tal o cuál
sector u oportunidad financiera coyuntural. Y mientras lo hacen,
logran gigantescas ganancias sin aportar trabajo o contrapartida útil
alguna a la economía en general o - aun cuando pudiera considerarse
alguna parte de sus tareas como un valor en sí (un servicio, por
ejemplo), - sus ganancias suelen estar totalmente fuera de toda
proporción con la tarea.

A modo de ejemplo, el financista húngaro-estadounidense, George


Soros logró utilidades para su fondo de pensiones, The Quantum
Fund y sus demás negocios por un monto de más de Libras
Esterlinas 1.000.000.000, en unos pocos días durante Septiembre de
1992, apostando y especulando contra la capacidad del gobierno
inglés de mantener a la Libra Esterlina dentro de los márgenes de
fluctuaciones cambiarias del Mecanismo Monetario Europeo. Los
observadores indican que las actividades especulativas de Soros
resultaron ser el principal factor que desencadenó el colapso del
sistema de paridades cambiarias del Sistema Monetario Europeo.
Cuando el sistema finalmente se desplomó, las naciones europeas
con economías relativamente más débiles, como la inglesa, debieron
asumir fuertes pérdidas. Así, las ganancias de Soros las terminaron
pagando los ingleses a través de un aumento en el desempleo y otras
distorsiones económicas dentro de la Union Europea que aún hoy
permanecen sin resolver.
Sin embargo, a George Soros los grandes medios de comunicación
globales lo presentan ante la opinión pública mundial como uno de
los "magos de las finanzas"; un “alquimista” que últimamente se ha
dado el lujo de tornarse en “filántropo”, a través de una Fundación
(exenta de impuestos, por supuesto), que - nuevamente con una muy
amplia y favorable cobertura periodística - manifiesta asistir a
algunos refugiados de su Europa Central natal.25[25] Sus andanzas
especulativas durante la crisis del Sudeste Asiático desencadenada a
mediados de 1997 en Tailandia y que luego afectara toda la región,
motivó al Primer Ministro de Malasia, Mohammed Mahatir, a
acusarlo abiertamente de haber ocasionado un gran daño a la
economía de su país.

Mientras no se comprenda que la única función legítima del dinero


es servir de instrumento que represente la contrapartida del trabajo,
difícilmente logremos - no tanto resolver los graves problemas que
afectan al hombre - sino al menos comprender el origen de los
mismos. En realidad, el sistema financiero globalizado, su
gigantesco poder político y las distorsiones que impone a la sociedad
humana es de una trascendencia tal que no sorprende que resulte
difícil lograr una visión completa y real de este Moloch. A través
de la educación masiva, de los medios de comunicación social y de
un amplio ejército de economistas, comunicadores, "expertos" y
académicos en todos los países, se ha logrado imponer una única
visión de la economía y las finanzas. Esto conforma un reflejo más
de la tiranía de la pensée unique que hoy afecta a la humanidad.

Con estos medios, también se ha impuesto una generalizada - y a


nuestro juicio altamente nociva - percepción acerca de las funciones

25 [25] George Soros es miembro del importante Council on Foreign Relations de Nueva York. Ver A. Salbuchi, op. cit.
para mayores detalles. También resulta destacable las actividades de Soros en la Argentina a través de su empresa inversora,
IRSA. Actualmente es dueño de importantes edificios en Buenos Aires como el de Pirelli, el Palacio Alcorta, el ex-edificio
Sevel (conocido como el Rulero en 9 de Julio y Libertador), Maple de Suipacha, Docks 5 y 6 de Puerto Madero, Mercado de
Abasto y las Galerías Pacífico en plano centro de la capital Argentina. Según el matutino "Clarín" (20-Dic-96, pág. 32,
secc- Economia), los negocios de George Soros en la Argentina, le brindan ganancias anuales de U$S 33.000.000, con activos
por U$S 416.000.000, inversiones inmobiliarias por U$S 160.000.000 y ventas por U$S 47.000.000. Es más: Soros es dueño
de 340.000 hectáreas de campos Argentinos lo que lo convierte en el principal terrateniente del país. Su adquisición de parte
del paquete accionario del Banco Hipotecario Nacional también lo coloca en una situación de fuerza en el control del sector
inmobiliario en el que parece tener un especial interés... Por algo será...
del dinero entre las comunidades y las naciones del mundo.
Podríamos hablar de una actitud psicológica del hombre en relación
al dinero. Nos atrevemos a hablar de una verdadera psicología del
dinero que hoy, mas que nunca, atrapa al hombre anímica y
espiritualmente. Esta relación psicológica con el dinero hace que el
hombre no deba ser forzado a servir las fuerzas del consumismo sino
que - al igual que un ser hipnotizado o un zombi - se someta
voluntaria y alegremente ante el becerro de oro del Nuevo Orden
Mundial, aceptando los axiomas cuasidogmáticos que el dinero
impone como verdades reveladas.

 
V. La Psicología del Dinero -
 
“Money makes
the world go around,
the world go around.
the world go around...”
“Cabaret” - Liza Minelli

Aunque pocas veces se lo menciona, la relación psicológica entre la


población y el dinero representa uno de los mas poderosos resortes
de poder del mundo moderno. Pues si el dinero ha logrado
transformarse en un factor de poder tan significativo, ello es debido
a la importancia y expectativas que la gente le otorga. Ello refleja
un proceso psicológico en la sociedad que primero se verifica en
occidente pero que ya se ha diseminado por todo el planeta. Pues en
la psicología de las masas, hoy lo mas importante ya no es más ni el
trabajo, ni la voluntad o la creatividad, ni el bien de la comunidad, ni
siquiera la paz entre los pueblos ni, mucho menos, los valores
culturales, tradicionales, religiosos o históricos.

Para la vasta mayoría de la gente, la gran esperanza para terminar


con la angustia y banalidad de la vida diaria parece radicar en el
"golpe de suerte" que invariablemente significa hacerse de una gran
fuente de dinero, cuánto más inagotable, mejor. Pues con dinero, el
hombre actual está convencido poder lograr todos sus deseos. En
alguna medida, este proceso era previsible por cuanto el capitalismo
moderno - tanto es su variante liberal que pone las riendas de la
economía en manos privadas, como en su ya fenecida variante del
capitalismo de estado bajo los regímenes marxistas - prioriza por
encima de todo otro valor, al dinero en sí mismo. Si el mundo
moderno deja mucho que desear, si observamos que a pesar de todos
los adelantos tecnológicos, científicos y organizacionales; a pesar de
las supuestas virtudes del sistema democrático, de la tolerancia
étnica, religiosa y racial; si a pesar de todo ello, comprobamos que
jamás ha habido tanta injusticia, tanto sufrimiento y tanto hambre
entre miles de millones de personas, entonces quizás valga la pena
deternerse a evaluar cuál es el origen de buena parte de estos males.
Bien podría radicar en el hecho de que por encima de todo y todos,
el dinero reina en forma absoluta.

Por mas que políticos, empresarios, gobernantes, organizaciones


internacionales y un ejército de bien pagos comunicadores sociales
clamen y declamen por las injusticias del mundo actual, cualquier
observador sagaz podrá comprobar que - cuando llega el momento
de la verdad - todo queda supeditado al Poder del Dinero. Si debe
elegirse entre la pobreza, el hacinamiento, y el hambre de miles de
millones de personas en todo el planeta y el dinero, siempre resulta
que los intereses de éste prevalecen. Y cuando decimos los intereses
del dinero, nos referimos tanto al de sus propietarios como - más
importante aún - al de aquellos grupos compactos que controlan los
flujos de dinero en todo el planeta.

Este sistema global hoy ha quedado claramente fuera del control de toda
nación, de todo pueblo y, desde luego, fuera de todo proceso decisorio
democrático… Su eje de control mundial lo conforma el poder que le da
su gigantesca supraestructura del dinero

Es natural que ello sea así pues, por más que la "ciencia" económica
pretende revelar diversas "leyes" que regirían a los mercados, las
propiedades sistémicas del capitalismo conforman un orden social
en continua evolución caracterizado por un conjunto de factores
tales como la concentración de poder, la imposición de los intereses
del poder financiero sobre grupos más débiles, la propagación de su
prestigio mundial y la segmentación social dentro de un claro orden
jerárquico.

Así, aún entre los estamentos poblacionales bien ubicados dentro de


lo que podríamos denominar la "tercera ola toffleriana", el dinero es
el patrón que nos obliga a todos a trabajar más y más, dentro de un
ámbito ferozmente competitivo y crecientemente desalmado. Toda
ambición y ansias de superación se canalizan hacia una única meta
que es llegar a la cima. Cima de poder económico, se entiende. La
pauta del éxito se refleja en una frase de filosofía de estaño del
mundo corporativo estadounidense: "Number One is All - Number
Two is Nobody". Flaquear, retrasares un poco o meditar sobre si lo
que uno hace es sabio, conlleva el peligro de quedarse
irrecuperablemente atrás en la carrera y la lucha por el dinero, por lo
que cualquier gerente, directivo o persona bien posicionada sabe que
se verá triturado por este poderoso Leviatán.

Entre las grandes corporaciones transnacionales, la pauta del éxito se


mide por el aumento de los beneficios del dinero, que se logran a
través de mayores ventas, mayor productividad y una reducción
permanente - en términos relativos - de los planteles de personal
empleado. La condición ideal para estas "maquinas de hacer dinero"
pareciera ser la de utilizar al máximo las capacidades de personas
altamente capacitadas, lo que conlleva reducir - también al máximo -
la cantidad de personas que operan en ellas. Casi podríamos decir
que la máxima del mundo de la empresa globalizada podría
expresarse diciendo que su misión es "maximizar las utilidades
minimizando el empleo de las personas". De esta manera, la
"máquina" se erige por encima de todos nosotros.

Esto rige no tanto en relación a cada empresa individualmente, sino


respecto de todo el sistema de empresas supranacionales y su
estructura financiera globalizada. Pues, en realidad, de nada sirve
focalizar las críticas sobre tales o cuales empresas o individuos pues
éstas son tan solo las cabezas visibles de un sistema financiero y
económico cuya característica clave es su anonimidad. Este
sistema global hoy ha quedado claramente fuera del control de toda
nación, de todo pueblo y, desde luego, fuera de todo proceso
decisorio democrático a cualquier nivel. Su eje de control mundial
lo conforma el poder otorgado por su gigantesca supraestructura del
dinero.
Anonimidad estructural -

Hemos visto que el dinero es un símbolo cuya contrapartida debe


medirse en términos de trabajo efectuado y que detrás de todo dinero
siempre debe haber trabajo de alguna clase. El dinero no es un bien
en sí mismo y, por ende, no debe tener la posibilidad de aumentar su
caudal si no existe una contrapartida medible de trabajo productivo
que sea útil y productivo para la sociedad.26[26]

Si permitimos que el dinero crezca por si mismo sin una


contrapartida de trabajo, - sea a través del multiplicador bancario o a
través del interés compuesto o a través de las mil variantes
especulativas disponibles hoy en día - ello significa que alguien en
alguna parte debe aportar ese trabajo. Por cada organización o
individuo que percibe ganancias dinerarias sin aportar trabajo
productivo, debe necesariamente existir alguien en alguna parte que
trabaja y reciba menos dinero del que debiera recibir si no quedase
sujeto a la acción del dinero parasitario. En la economía real nada
es gratuito.

A modo de ejemplo, veamos el caso de una persona que vive de la


renta que le brinda un importante capital colocado a interés en un
banco. Digamos, U$S 1.000.000 colocado al 10% de interés anual,
lo que le rinde U$S 100.000 anuales en intereses. Desde luego que
esa persona podrá vivir sin trabajar porque su banco le reconocerá
todos los años $ 100.000 a cambio de haber depositado su capital
con el banco. Sin embargo, esos U$S 100.000 que representan un
importante valor adquisitivo necesariamente deben provenir de
alguna parte. Puesto que alguien en algún lado deberá aportar su

26 [26] Resulta una triste realidad que una buena parte de los flujos financieros globales que movilizan las finanzas globales
provienen de actividades ilícitas como el narcotráfico, el tráfico de armas y el crimen organizado en sus diversas
manifestaciones. Se estima que el narcotráfico moviliza entre U$S 1.200.000.000.000 y U$S 1.500.000.000.000 anualmente
(de los cuales el 50% se comercializa en los Estados Unidos). Resulta por demás obvio que esos flujos de fondos circulan por
el sistema bancario que - debido a la volatilidad de las finanzas - tiene serias dificultades en identificar un dólar “limpio” de
uno “sucio”. De todas maneras, a las finanzas globales, poco le importa siempre y cuando pueda movilizar, invertir y “hacer
trabajar” esos fondos. En rigor de verdad, si se lograse aniquilar de un golpe a la totalidad del narcotráfico y sus ganancias, e
identificar todo el “dinero sucio” que se encuentra en circulación en todo el mundo, el primer efecto visible sería un colapso
financiero mundial. Por eso se comprende que a pesar de que polìticos y banqueros se rasguen las vestiduras, el negocio del
narcotráfico y del tráfico de armas y del crimen organizado sigue y seguirá siendo cada vez más poderoso...
trabajo para generar esos $ 100.000 con los que se beneficia el
rentista de nuestro ejemplo, rastreemos su orígen.

Siguiendo con nuestro ejemplo, si ese mismo banco que tomó el


millón de dólares a nuestro inversor y, a su vez, se lo presta a una
fábrica a una tasa de interés del 15% anual, (el interés que cobra
siempre es superior al que paga), esa fabrica deberá entonces generar
recursos para pagarle al banco esos $ 150.000 de interés sobre el
capital prestado. Y lo hará tomándolo de sus operaciones
comerciales, lo que implica entre otras cosas que o bien les pagará
menores salarios a sus empleados o los hará trabajar más horas, o
reducirá sus gastos operativos de mil maneras diferentes o - incluso -
aumentará la productividad y los beneficios (o sea, aumentando el
fruto del trabajo).

De manera que tendrá que hacer el esfuerzo necesario - trabajo -


para que sus operaciones le permitan disponer de un excedente de
U$S 150.000 para pagarle los intereses al banco. Y el banco - tras
retener una ganancia bruta de U$S 50.000 (ese sería el spread), le
entregará U$S 100.000 al inversor por haber colocado sus U$S
1.000.000.

Así, se produce una transferencia de riquezas desde un conjunto de


fuerzas productivas hacia otro conjunto de fuerzas parasitarias pero,
gracias a las características del sistema financiero moderno, esta
transferencia se habrá producido en forma anónima. El sistema
bancario actúa como el instrumento de un sistema anónimo que
permite retener tajadas de los salarios de innumerables trabajadores
y de innumerables sectores de la economía, para luego entregarlos al
dueño del capital que, en nuestro ejemplo simplificado, actúa en
forma parasitaria y no-productiva.

El factor destacable es que alguien en alguna parte siempre paga.


La enorme complejidad del sistema financiero actual hace que el
que está del lado de los que deben "pagar", aunque mas no sea
percibiendo salarios menores a los que les correspondería en un
sistema económico sano y equitativo, no solo no conocen al que se
encuentra “del otro lado del mostrador”, sino que ni siquiera
imagina que alguien se apropia de sus ingresos sin siquiera haber
trabajado. Ambos se desconocen entre sí. Ahí yace una de las
claves de la gigantesca fuerza del sistema: su casi absoluta
anonimidad que torna imposible asignar responsabilidades.
Todos somos responsables, todos somos partícipes, todos somos
víctimas y todos estamos imposibilitados de hacer algo al respecto.
Por ende, nadie es responsable. Este fenómeno llevado a nivel
planetario se torna infinitamente mas complejo e imposible de
desentrañar.

A lo sumo, podemos lamentarnos cuando los noticieros nos


muestran la pobreza atroz reinante en las favelas de Río de Janeiro,
o las poblaciones negras masacrados en Ruanda y Burundi, o las
villas miseria pobladas de desempleados en el Gran Rosario o el
Gran Buenos Aires, o toda la enorme pobreza, inseguridad y
decadencia moral que afecta a naciones grandes y pequeñas, en
mayor o menor medida a lo largo y a lo ancho del planeta. Todos
se lamentan, pero nadie es responsable. Pues todo esta pobreza,
perversión, decadencia y violencia surge en gran medida debido a
los efectos del dinero parasitario que, a su vez, direcciona un tipo de
desarrollo en una parte del mundo o sector industrial mientras deja
de lado a otro, sin consideraciones morales, éticas o sociales, sino
por mero interés económico.

A nivel nacional, esta problemática la conocemos los Argentinos


desde hace años a través del fenómenos de la Deuda Externa que
tras sucesivas “refinanciaciones” hoy distorsiona la evolución y
futuro desarrollo de toda la economía nacional hasta dentro de varias
décadas.
El azar -

La complejidad de esta problemática ha hecho que sus controladores


le hayan incorporado importantes mecanismos de control social.
Uno de ellos lo comprobamos entre los miles de millones de
espectadores de la globalización financiera que han desarrollado una
malsana expectativa que podríamos describir en lenguaje coloquial
como una suerte de "timba planetaria". Hoy en todas partes y
desde los mas variados ángulos, al hombre común se le ofrece la
posibilidad - en verdad, una quimera - de hacerse rico rápidamente.
Loterías, lotos, sorteos, concursos, premios, bingos, quinielas,
prodes, “loterivas” prometen en todo lugar, a toda hora y en toda
ocasión autos cero-kilómetro, TV color, viajes al Caribe, sumas de
dinero y una infinidad de premios.

El fenómeno psicológico que pretendemos destacar es que en todos


estos casos se ensalza y enaltece como algo sumamente loable y
positivo el que alguien cualquiera pueda acceder a algún bien sin
haber aportado trabajo o esfuerzo alguno; sin tener otro mérito que
el de la "buena suerte" de que salió su número en la quiniela. De
esta forma, unos pocos se llenan de pequeñas fortunas deparadas por
la diosa "suerte" y son ensalzados como efímeros cuasi-héroes de la
sociedad de consumo cuyos medios de difusión se encargan de
fotografiarlos como ganadores del cero kilómetro o feliz acreedores
de viajes al Caribe.

Se genera de esta manera una actitud psicológica entre la población


que percibe que adquirir algo sin aportar nada a cambio, es toda una
virtud. El sólo hecho de que "salió mi número" ciegamente
transforma a una persona en acreedora de una cantidad de dinero o
de un valor totalmente inmerecido. Inmerecido no tan solo por una
cuestión moral sino porque según la descripción que hemos hecho
del dinero y del trabajo que hace que sea inmerecido por el hecho de
que no se realizó ningún aporte en términos de trabajo como
contrapartida. Pero es natural que el hombre actual considere que
esto es lo mas normal y correcto, por cuanto el dinero en sí, hoy en
día crece y se reproduce por el solo hecho de tenerlo, sin que medie
contrapartida en trabajo alguna. En realidad y como dijo algún
gremialista Argentino, nadie se hace rico trabajando.
Desde luego que todas estas loterías, sorteos, lotos, quinielas y
concursos cumplen una función vital de control social. Permiten
mantener a las masas empobrecidas a raya evitando que sus
frustraciones exploten, ya que generan expectativas e ilusión. Con
solo comprar en tal o cual negocio, o adquirir una boletita de la
quiniela, o guardar la factura de algún producto, la "Diosa Suerte"
podrá en cualquier momento regalarle el cero-kilómetro, los mil
pesos o el viaje al Caribe. En una de esas, la suerte está apenas a la
vuelta de la esquina. Se comprende entonces la enorme presión que
ejercen estos juegos de azar, y la importancia y el relieve que se les
otorga en los medios de difusión masiva.

En rigor de verdad, actúan como una suerte de válvula de escape que


permite robar sin quebrar la ley. Pues, de eso se trata: de robar
dentro de la ley; de “robar legalmente”. Si un individuo asalta a
un negocio o a un banco y roba $ 10.000, será arrojado a la cárcel: la
ley lo penaliza rudamente e incluso corre el riesgo de ser herido o
muerto si mientras comete su crimen se topa con algún policía o
guardia de seguridad. Y socialmente, lo tiene bien merecido pues en
definitiva, pretende llevarse dinero que no es suyo y por el cual no
trabajó: es un burdo asaltante.

¿Pero qué diferencia fundamental existe con el "sortudo" que se


gana $ 10.000 en un bingo o en un concurso? Pues él tampoco ha
aportado trabajo o mérito alguno por ese dinero que debiera reflejar
trabajo. La diferencia formal radica en que no está fuera de la ley.
La diferencia moral, sin embargo, es mínima. Es más, llegado el
caso, el asaltante de nuestro ejemplo al menos tuvo el coraje de
cometer su atropello y arriesgar la propia integridad física. El
"sortudo" ganador del bingo o del concurso ni siquiera tiene que
hacer eso; solo le basta con ser un banal cobarde sobre quién el azar
y la ciega suerte han recaído. Los juegos de azar, junto a los
entretenimientos, diversiones y pasatiempos profusamente
propagados por los medios de difusión masiva conforman el pannem
et cicernses de nuestra época que generan el tipo de hombre
hedonista, egoísta y amoral que le facilita ampliamente la tarea de
dominio al poder detrás de las finanzas globalizadas. Por unas
pocas monedas, se puede comprar su anuencia y pasividad ante la
inequidad del mundo.
Crédito y Ahorro -

Otro factor psicológico que condiciona la función del dinero se


refiere al concepto del crédito y del ahorro. Aquí se ha producido -
o mejor dicho, instigado - una poderosa y fundamental modificación
paradigmática respecto de la manera en que el hombre moderno se
relaciona con el dinero. La misma es de trascendental importancia
llegado el momento de lograr los mayores niveles de ventas para las
empresas transnacionales que controlan la vida económica mundial,
como así también para controlar cada vez mas las actitudes,
reacciones y comportamientos de vastos sectores poblacionales en
todas las naciones del mundo.

Como describimos en este ensayo, el valor del dinero debe medirse


por el trabajo que representa. Consecuentemente, podemos decir
que si el dinero que cobra un trabajador a fin de mes representa una
suerte de bono por trabajo efectuado, entonces el crédito es dinero
por trabajo futuro que el trabajador efectuará a lo largo de los
siguientes meses. Es un bono por trabajo aún no efectuado; por
trabajo futuro. El crédito masivo - arma y herramienta muy
poderosa de control social - surge de la evolución de la relación
psicológica que la gente mantiene con el dinero. Entre otros
aspectos, esta relación se encuentra íntimamente ligada a la idea de
la previsión respecto de la cual se ha producido un cambio
actitudinal fundamental a lo largo de los últimos cincuenta años.

Este cambio lo podemos dividir en tres etapas claras, cada una de las
cuales refleja una actitud muy diferente de la población hacia el
dinero. Comenzando con lo que podríamos describir como la
actitud tradicional del "ahorro previsor", la sociedad de consumo
empujó al público en general hacia crecientes niveles de "consumo
inmediato", hasta llegar al actual frenesí consumista que solo puede
ser satisfecho por el "crédito masivo", o sea el consumo antes de
lograr los medios para ello. Aclaramos que no criticamos los
mecanismos económicos del crédito en sí - que no son ni buenos ni
malos - sino más bien la actitud psicológica que el mismo instiga.

Resumimos este desarrollo que ha logrado encadenar a


millones de seres:

 El ahorro previsor - El dinero interpretado como un bono


        
por trabajo realizado en el pasado.
Si al dinero se lo ahorra, entonces se lo podrá disfrutar en el
futuro accediendo a bienes y servicios gracias a ese trabajo
realizado en el pasado. El ahorro así interpretado, también
permite hacer frente a futuras emergencias que requieran de
mayores recursos que los que el flujo normal del trabajo puede
deparar. De esta manera, se podrá "echar mano a los ahorros",
para poder hacer frente a potenciales vicisitudes. Es lo que la
sabiduría popular norteamericana de antaño denominaba “to
save for a rainy day”.
El ahorro previsor corresponde a una actitud psicológica
centrada en la responsabilidad personal, la previsión y en la
valoración de la libertad individual que procura no depender ni
de otros ni del Estado para las propias necesidades futuras.
Su lógica consiste en consumir mañana el fruto del trabajo
de hoy.

 El consumo inmediato - El dinero interpretado como un


        
bono por trabajo realizado que debe utilizarse en su totalidad
en forma inmediata. Usualmente, esto resulta así debido a las
necesidades de subsistencia o, a menudo, para poder "mantener
un estilo de vida".
Esta actitud psicológica respecto al dinero se generalizó a
partir de la Segunda Guerra Mundial en occidente y ya hoy
rige en buena parte del mundo. Es el consumismo inherente al
"American Way of Life", que genera un conjunto atractivo de
“necesidades” para mejorar la calidad de vida, adoptadas por
las clases media y media baja. Así, se considera
imprescindible disponer de un automóvil, de distintos aparatos
electrodomésticos, de vacaciones anuales y otros beneficios,
aún en el caso que los ingresos apenas permitan hacerlo.
Con el consumo inmediato, el nivel de previsión ante
vicisitudes futuras se torna muy bajo o nulo, puesto que el
consumismo atenta contra el ahorro. En muchos países,
incluida la Argentina, el "Estado benefactor" asumió la función
de resguardo de cada trabajador en caso de emergencias.
Aunque ignora las virtudes del ahorro, sin embargo, el
consumo inmediato representa un mecanismo que permite
expandir la economía, mejorar el nivel de vida y hasta permite
adquirir distintos instrumentos para evitar futuras vicisitudes:
por ej., contratar seguros de vida o por incapacidad.
El consumo inmediato corresponde a una actitud psicológica
que pone menor énfasis sobre el futuro y que está dispuesta a
delegar en otros - el Estado, el sindicato o una aseguradora, por
ejemplo - el cuidado de su propio futuro.
Su lógica consiste en consumir hoy el fruto del trabajo de
hoy; “vivir el día”.
 

 El crédito masivo - Consumir hoy el trabajo de mañana.


        
Conforma una de las más sutiles trampas que el nuevo orden
mundial y su sistema de finanzas globalizadas le tiende al
hombre. Aquí el afán de vivir según patrones y estilos de vida
estereotipados e impuestos a través de la poderosa acción
psicológica desarrollada por los medios de difusión masiva,
determinan que la población elija vivir mas allá de sus
posibilidades inmediatas, consumiendo más de lo que sus
ingresos y medios le permiten.
La ubicuidad del uso de tarjetas de crédito, de "créditos fáciles
y rápidos", las vacaciones "fly now, pay later", y un enorme
conjunto de alternativas, facilidades, cuotas, planes de pago y
créditos a sola firma, instigan a la población a endeudarse más
allá de sus medios o, al menos, más allá de lo conveniente.
Sea para poder llevarse ya la nueva heladera, o el televisor, o
la videocasetera, o los pasajes aéreos, o el automóvil, o la
largísima lista de bienes y servicios sin los cuales hoy en día el
hombre clase media en occidente se siente desgraciado.
El problema radica, básicamente, en el hecho de que en
términos generales, adquirir un bien o servicio a crédito
significa comprar algo para lo cuál no se dispone en la
actualidad del dinero suficiente para ello. En algunos casos,
cuando se trata de bienes fundamentales - una casa, o incluso
un auto - bien puede valer la pena acceder al mismo a través de
un crédito. Sin embargo, cuando - como suele ocurrir - se
sucumbe a la tentación de adquirir muchos bienes a crédito que
no son fundamentales y que obedecen al "imperativo
consumista" del momento, entonces mucha gente termina por
exceder su futura capacidad de pago.
Esto es, precisamente, lo que las empresas de tarjetas de
crédito y los bancos esperan del consumidor: pues de esta
manera logran desarrollar uno de sus mas pingues negocios
que es el de financiar y refinanciar la deuda, cobrando
intereses compuestos y resarcitorios, que se acumulan en
forma exponencial, pudiendo rápidamente arrastrar a cualquier
familia hacia la crisis o la bancarrota. Y dado que todo crédito
conlleva algún tipo de garantía real - un bien tangible y
embargable o un garante solvente o el propio sueldo - el
acreedor siempre termina cobrando la deuda.
El crédito masivo corresponde a una actitud psicológica
básicamente negligente y ciega a las vicisitudes que el futuro
puede deparar. Se trata de la psicología de la decadencia en el
sentido clásico de la palabra; el "eat and be merry, for
tomorrow we die" - "comamos y pasémosla bien hoy puesto
que mañana estaremos muertos" - que caracterizó el final del
Imperio Romano. Se trata de un perfil psicológico que poco o
nada valora su libertad personal.

Su lógica, entonces, consiste en consumir hoy el fruto del


trabajo de mañana.

El fenómeno descripto también es aplicable a empresas,


organizaciones de diversa índole y - particularmente - a los estados
modernos, con lo que comenzamos a comprender mas claramente
cuál es el proceso que ha llevado a naciones enteras a endeudarse
más allá de toda lógica. Y no nos referimos tan solo a naciones
cuyo rumbo en las últimas décadas ha sido incierto, como podría ser
el caso de la Argentina. Pues también comprobamos que la
población de los Estados Unidos se ha convertido en una de las mas
endeudadas del planeta en términos relativos. Si a las deudas
privadas personales, le agregamos las deudas empresarias, mas las
deudas públicas del estado contratadas en nombre de la población de
cada nación, entonces llegamos a cifras astronómicas que solo
pueden explicarse y comprenderse a través de los efectos conjuntos
y acumulativos del multiplicador bancario, la especulación, y un
desaforado consumismo.

En todos los casos, el fino equilibrio que debiera mantenerse entre


las fuerzas laborales, la productividad, la expansión monetaria y un
ordenado y equitativo crecimiento económico ha sido ignorado por
completo ya que un único factor ha regido y se ha impuesto de
manera irracional a lo largo de este complejo proceso: la
irracionalidad en el uso y control del dinero. Tan es así que en los
Estados Unidos, con un Producto Bruto Interno de más de U$S
8.700.000.000.000, la deuda nacional hoy alcanza U$S
5.000.000.000.000. En Europa, países como Bélgica, Italia y
Francia registran deudas publica y privada que exceden el PBI
nacional. En la Argentina, con un PBI del orden de los U$S
300.000.000.000, tenemos una deuda equivalente a casi la mitad de
esa cifra, gran parte de la cual se compone de deuda externa
pagadera en divisas, convenientemente refinanciada según el plan de
pagos anuales pautados con el Fondo Monetario Internacional que
presiona fuertemente sobre nuestras políticas de comercio exterior y
asuntos fiscales, y que produce efectos negativos sobre la sociedad
en su conjunto.

Los niveles de endeudamiento planetario generan desempleo para


millones y millones de personas, la quiebra de cientos de miles de
empresas pequeñas y medianas, la bancarrota de los sistemas
previsionales para millones de personas, sin hablar del hambre, la
desnutrición y la indigencia de cientos de millones de personas. En
Nueva York existe un enorme cartel luminoso en Times Square que
recuerdan a los estadounidenses que su deuda nacional hoy equivale
a unos U$S 64.000 por familia. En la Argentina esa deuda de U$S
180.000.000.000 la venimos soportando en forma creciente desde
hace ya mas de 20 años y ha limitado nuestro desarrollo como
nación. Hoy su nivel equivale a más de U$S 5.000 por persona.
Con todas estas calamidades pasadas, actuales y por venir, ¿no
convendrá preguntarse con quienes estamos todos tan endeudados?

Resulta irónico que mientras que se ha hurgado profundamente en


todas los excesos cometidos por el gobierno del Proceso Militar en
la luncha antisubversiva entre 1976 y 1983, con gran cobertura de
los medios de difusión y agresiva militancia de todos los grupos de
"defensa de los derechos humanos", claramente alineados con la
izquierda en su amplio espectro desde la social democracia hasta el
comunismo, todos estos grupos de presión parecen desinteresarse
por algo que nos afecta a todos en mayor medida: la deuda externa
contraída durante ese régimen.
Pues cuando se produjo el golpe de estado que en marzo de 1976
removió al gobierno de Isabel Martinez de Perón, la deuda externa
era de poco más de U$S 7.000 millones y al recibir Alfonsín el
gobierno en Diciembre de 1983, esa deuda había trepado a los U$S
43.000 millones. Nadie, sin embargo, alza la voz para que se
investigue de una vez por todas la legitimidad de esa deuda, que
durante el gobierno Alfonsín subió a U$S 62.000 millones y luego la
gestión Menem transformaría en parte en los conocidos Bonos
Brady con lo que practicamente se tornó imposible rastrear el origen
ulterior de la deuda y sus intereses capitalizados a los largo de ya
más de dos décadas. 27[27]

 
 

V. Herramientas: Instituciones Financieras


Mundiales
 

Para comprender mejor como se ha desarrollado el sistema que ha


permitido que la globalización de las finanzas adquiriese la
dimensión y el poder que actualmente detenta, resulta necesario
describir las funciones y los objetivos de un conjunto clave de
instituciones financieras mundiales. En primer término, nos
referiremos al Sistema de la Reserva Federal (Federal Reserve
Board) de los Estados Unidos que es el banco central
estadounidense y el principal instrumento de control de la moneda
dólar, que desde fines de la Segunda Guerra Mundial asumió la
función de moneda mundial. En segundo término, el Banco
Mundial (World Bank) y el Fondo Monetario Internacional
(International Monetary Fund), que operan complementaria y

27[27] Ver, Hector Giuliano, “El Fracaso del Plan Brady”, a publicarse en la revista Fundación Política y Letras, N° 17.
coordinadamente. Y, por último, la recientemente creada
Organización Mundial del Comercio (World Trade Organization).

Estas cuatro instituciones operan mancomunadamente, aunque en lo


formal la primera es una agencia federal del gobierno
estadounidense y las tres restantes son agencias de la Organización
de las Naciones Unidas. Los orígenes de las cuatro tienen raíces en
común y su surgimiento formal puede rastrearse al conjunto de
poderosos intereses político-económicos que realizan su
planeamiento geopolítico a mediano y largo plazo agrupados en
torno al Council on Foreign Relations de los Estados Unidos.28[28]

 
El Banco de la Reserva Federal de los EE. UU. (Federal Reserve
System) -

En otro lugar,29[29] nos hemos referido extensamente a esta entidad


que funciona como el banco central estadounidense y que fuera
fundado en 1913 inaugurando el sistema financiero moderno en ese
país. Tras dos guerras mundiales en las que esta nación resultó
victoriosa, su moneda - el dólar - se transformó en la moneda de
intercambio comercial para todo el mundo. El Banco de la Reserva
Federal, aunque nominalmente una agencia del gobierno federal, en
verdad funciona de manera totalmente autónoma siendo que es
controlado por la banca privada de los Estados Unidos, y - más
precisamente - por el conjunto de intereses privados que controlan el
poder económico, financiero y político en esa nación.

La figura del Presidente de la Junta de Gobernadores de la Reserva


Federal - cuyo cargo actualmente lo detenta Alan Greenspan - se la
considera tan o más importante que la del propio presidente, por más

28 [28] A. Salbuchi: "El Cerebro del Mundo: La cara oculta de la Globalización, Ediciones del Copista, Córdoba, 1999.

29 [29] A. Salbuchi: "El Cerebro del Mundo: La cara oculta de la Globalización, Ediciones del Copista, Córdoba, 1999.
que sea de un perfil público infinitamente más bajo. Aunque la sede
política del "Fed" apropiada y disimuladamente se encuentra en
Washington DC, su centro neurálgico se ubica en Nueva York, y
más precisamente en su sucursal del Federal Reserve Bank of New
York. Ahí funciona el Federal Open Market Committee (Comité
Federal de Mercado Abierto), que fija las tasas de interés base que
arrastra a todas las tasas de interés que se cobrarán dentro del
sistema bancario estadounidense y, por ende, en el resto del mundo.
Se trata del instrumento primario de control financiero del sistema
mundial, por cuanto hoy existen tres monedas principales mundiales
– el dólar estadounidense, el euro y el yen – siendo el dólar el de
mayor peso.

De esta manera, se determina cuales serán los niveles de inflación,


cuál será la expansión monetaria, cuál será la liquidez de los bancos,
cuales serán las inversiones más atractivas, y cual será el nivel de
desempleo. Tanto para Estados Unidos como - por arrastre - para el
resto del mundo. En rigor de verdad, el Banco de la Reserva
Federal impone aquellas pautas macro-económicas que más
convienen a la tecnocracia supranacional que lo controla. Hace
valer e impone decisiones que coinciden totalmente con los
intereses de lo que muchos denominan la elite del Nuevo Orden
Mundial - y ello con nombre y apellido -, y que se ve reflejada en las
así-llamadas empresas Fortune 500: las 500 empresas principales de
Estados Unidos y sus pares en el resto del mundo.

Este compacto conjunto de hombres y mujeres que controlan y


direccionan a las mayores estructuras productivas en la industria, el
comercio, los servicios, los medios de difusión y la manufactura del
mundo entero se agrupa alrededor de un grupo de think tanks o
usinas de cerebros, de las que el Council on Foreign Relations
representa el principal eje alineador mundial30[30] . Allí se realizan
los análisis de escenarios actuales y futuros, se diagraman estrategias

30 [30] Ver A. Salbuchi . op., cit..


y políticas, se evalúan oportunidades y amenazas; se identifican
amigos y enemigos y se elaboran amplias recomendaciones que
luego son ejecutadas desde los distintos ámbitos del poder mundial:
las propias empresas supranacionales, los gobiernos, las casas de
altos estudios, las fuerzas armadas y los medios de comunicación
social globalizados.

El sistema financiero global conforma el motor que permite


mantener a todo el sistema en perpetuo e incremental movimiento,
ya que una de sus premises vitales lo conforma la necesidad de
crecer permanentemente. Si dejara de hacerlo, pronto le
sobrevendría una crisis ocasionada por el exceso de dinero
especulativo que conduciría a todo el sistema hacia un colapso
implosivo. El sistema financiero global tiene mucho en común con
los tumores cancerosos que crecen descontroladamente y con
resultados catastróficos para el cuerpo que los sufre.

En este factor hemos de hallar una de las claves del futuro que
tratamos en estas páginas, por cuanto si la fragmentación de la
Unión Soviética en los años noventa fue explosiva y fragmentadora,
existen indicios que el capitalismo globalizado se encamina hacia
una implosión de efectos aún más devastadores.
 

La Conferencia de Bretton Woods de 1944 -

Las tres restantes organizaciones a las que hemos hecho referencia,


surgen del ideario de planificación económica mundial elaborada
hacia fines de la Segunda Guerra Mundial, y que es conocida por la
historia como la "Conferencia de Bretton Woods", de la que
participaron representantes de 44 naciones y que se llevara a cabo en
el Hotel Mount Washington de la localidad de Bretton Woods en el
estado de New Hampshire en el noreste estadounidense en Julio de
1944. Como parte del conjunto de agencias que formarían parte de
la flamante Organización de las Naciones Unidas que sería
conformada durante la Conferencia de San Francisco en 1945, se
diseñaron dos entidades con funciones financieras cuya actuación
resultaría destacable para el mundo de la posguerra: el Banco
Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Nuevamente, a los ideólogos de esta planificación los podemos


rastrear a un pequeño conjunto de empresarios, políticos e
intelectuales agrupados en torno al Council on Foreign
Relations31[31]. En aquél entonces, sin embargo, no se logró
imponer al mundo una tercera organización que preveían sus planes:
la Organización Mundial del Comercio, que hubiera completado
este triángulo para la administración de las economías del planeta.
Resulta que el Congreso estadounidense no la aprobó por considerar
que una organización supranacional semejante implicaba una
injerencia excesiva en los asuntos internos del país.32[32]

En rigor de verdad, como veremos más abajo, ello resulta


comprensible por cuanto la idea del Banco Mundial y del Fondo
Monetario Internacional podían justificarse con relativa facilidad
por razones netamente económicas, ya que las funciones de ambas
organizaciones serían fundamental y formalmente económicas y
financieras, y su ámbito operativo se concentraría en las naciones
subdesarrolladas. La idea de la Organizacion Mundial del
Comercio, sin embargo, presuponía un ente de características
políticas que podría imponer exigencias jurídicas sobre las naciones
y la manera en que éstas manejan su comercio exterior. Para
conformar ésta última, la elite mundial debió aguardar cincuenta
años más hasta que naciones como Estados Unidos y algunos países
europeos, no se vieran amenazados por una organización del
comercio de estas características.
El Banco Mundial (World Bank) -

31[31] Ver A. Salbuchi . op., cit.

32 [32] Similarmente a como no aprobaría el tratado de Versalles en 1921 con lo que el tradicional aislacionismo
estadounidense mantuvo a Estados Unidos fuera de la creación maestra del presidente Woodrow Wilson: La Liga de las
Naciones.
Formalmente, creado para asistir en la reconstrucción de Europa tras
la Segunda Guerra Mundial el denominado "Banco Internacional de
Reconstrucción y Desarrollo", más conocido como el Banco
Mundial, rápidamente pasó a desempeñar la función de financiador
de las exportaciones de la tecnoestructura supranacional corporativa
en relación a grandes proyectos de infraestructura en países en vías
de desarrollo. Al financiar estos proyectos de infraestructura, lo
hacía dentro de las pautas de planeamiento a mediano y largo plazo
del Nuevo Orden Mundial, con lo que el Banco Mundial ha venido
logrando dos importantes objetivos:

          Desarrollar y financiar en todo el mundo a aquellos


proyectos infraestructurales y de desarrollo, según la
planificación e intereses de la tecnoestructura supranacional,
asegurándose que las empresas constructoras, las consultoras,
la ingeniería y el equipamiento provenga, en su mayoría, del
conjunto de empresas transnacionales, como así también las
líneas de crédito complementarias brindadas por la banca
internacional privada. Esto también incluyó planes educativos
alineados con los paradigmas del mundialismo. De esta
forma, se ha logrado impulsar distorsiones en el desarrollo de
las naciones que reflejan los objetivos a mediano y largo plazo
del gobierno mundial, más que los intereses nacionales de cada
país.
          Financiar esta clase de proyectos por montos a menudo
muy superiores a los que podrían lograrse por otros medios de
financiamiento, obteniendo a cambio de ello, garantías
públicas de los Estados así endeudados. En la práctica, el
Banco Mundial no entrega el dinero a los Estados deudores
sino que lo utiliza para pagar directamente a las empresas y
consultoras transnacionales que proveer las tecnologías y
know-how. A los Estados así “beneficiados” les quedan las
deudas así generadas para pagar y cuando no pueden hacerlo,
aparece el FMI para impulsar las consabidas refinanciaciones.
La estrategia ha venido desarrollándose desde hace décadas, por
cuanto la apertura de nuevos mercados requiere disponer de recursos
energéticos, caminos, desarrollo de industrias extractivas,
infraestructura de comunicaciones y servicios, gran parte de los
cuales son financiados por el Banco Mundial, mas allá de la
capacidad de pago actual y futura de las naciones en cuestión.

El punto clave radica en que los Estados de cada nación garanticen


los créditos tanto del Banco Mundial como también la ingeniería
crediticia complementaria proveniente de los principales bancos
transnacionales aportando para ello todos los recursos del Estado
que sean necesarios. Dado que, invariablemente, el Banco Mundial
financia proyectos de envergadura, sus créditos son a mediano y
largo plazos. En caso - como suele ocurrir casi sin excepción - que
los Estados luego no puedan hacer frente a las deudas contraídas por
cientos y miles de millones de dólares, se impulsan entonces las
consabidas refinanciaciones sucesivas en las que el interés
compuesto hace crecer las deudas originales de manera
exponencial.

Cuando se arriba a la inevitable etapa en que las deudas así


generadas se tornan lisa y llanamente imposibles de pagar por el
estado deudor, entonces se impulsan profundas reformas
económicas, estructurales y jurídicas que permiten el acceso directo
a las riquezas y a las empresas infraestructurales: las privatizaciones
y concesiones tan en boga actualmente. Incluso ya se empiza
tímidamente a plantear la opción de “debt for territory” – cambiar
deuda por territorios…

Pero estas etapas ulteriores no las opera el Banco Mundial en sí, ya


que su único propósito consiste en generar las deudas entre los
Estados. Y si su rol es generar deudas a mediano y largo plazo, el
rol de cobrador lo desempeña otra de las organizaciones nacidas en
Bretton Woods: el Fondo Monetario Internacional, cuyo rol
consiste en refinanciar en el corto plazo los desequilibrios en las
cuentas de los Estados. De esta manera, ambos conforman
instrumentos de dominio y control sobre naciones y regiones
débiles.
 

El Fondo Monetario Internacional (FMI) -

Efectivamente, le cabe al FMI imponer las condiciones económicas,


financieras, jurídicas y sociales que deberán impulsar los distintos
Estados, para luego poder pagar las operaciones crediticias
realizadas por el Banco Mundial y las estructuras bancarias
mundiales. El poder político del FMI es enorme por cuanto todos
los países endeudados han adquirido una dependencia adictiva sobre
los nuevos influjos de capital prestamista internacional necesarios
para poder seguir financiando sus déficit e importaciones.. Esos
flujos de fondos en divisas fuertes son monopolizados por un
compacto conjunto de bancos que sólo liberan nuevas líneas de
crédito una vez que el FMI da la luz verde a los mismos.
Normalmente, cobran forma de financiaciones a corto y mediano
plazo que al resultar insuficientes, abren las puertas a nuevas re-
financiaciones, con lo que cobra vida el concepto del interés
compuesto que crece exponencialmente y conforma uno de los
factores que ahoga a los países endeudados.

La luz verde a las refinanciaciones del FMI solo aparece cuando el


gobierno de cada nación deudora accede a aplicar las conocidas
fuertes medidas o "recetas" recesivas y distorsionadoras impuestas
por el organismo internacional, que tienen una única prioridad:
lograr que las economías generen un superávit en divisas para poder
cumplir con los compromisos del servicio de las deudas con la
comunidad bancaria internacional y con el propio Banco Mundial.
Y esas divisas fuertes solo pueden obtenerse:

(a) exportando más de lo que se importa, lo que implica,

(b) reducir el consumo interno y/o los salarios de la población


y/o generando desempleo para así reducir el consumo, y
(c) aumentar la presión tributaria para que el estado disponga
de los recursos necesarios para cumplir con el "servicio" de la
deuda. Esta presión reduce la cantidad de dinero dentro de la
economía lo que, nuevamente, reduce el consumo.

De esta manera, se accede a controlar los recursos y los bienes reales


aportados por las poblaciones nacionales, para pagar deudas casi
inextinguibles debido al efecto exponencial del interés compuesto
aplicado en las sucesivas y permanentes refinanciaciones. El
préstamo original, sin embargo, casi siempre surge a través de
complejas ingenierías financieras en las que el factor multiplicador
bancario, creador de "dinero de la nada" desempeñó un importante
efecto. A pesar de no disfrutar de una imagen demasiado simpática
en los medios de difusión mundiales, el FMI de todos modos resulta
ser una entidad aceptable para la opinión pública mundial por
cuanto,

(a) es formalmente una agencia de las Naciones Unidas y, por


ende, es un organismo nominalmente "público"
al cual los gobiernos recurren para recibir socorro ante la falta de
divisas, y

(b) sus medidas, recetas y requerimientos son formalmente de


aceptación voluntaria por parte de los gobiernos.

Bien sabido es, sin embargo, que la no-aceptación de las pautas del
FMI significa que toda la comunidad bancaria internacional se
rehusará a brindar socorro financiero alguno a la nación díscola que
se encuentre en dificultades. Si a ésta se le seca la fuente de
divisas, el caos económico estará a la vuelta de la esquina, como
descubrió la Argentina durante el gobierno de Raúl Alfonsín, que en
1988/89 decidió "romper con el FMI". La realidad rápidamente se
impuso dejando en claro quién era el más fuerte, pues fue el propio
FMI el que "rompió" al gobierno de Alfonsín.
De todos modos, cabe enfatizar el FMI es básicamente un
instrumento del sistema financiero transnacional y su principal
fuerza yace en su función como ejecutor de las políticas de la
globalización y no debemos confundir esto con ninguna excepcional
capacidad financiera del FMI. En rigor de verdad, la capacidad
financiera del FMI es relativamente baja como quedó demostrado
durante las recientes crisis a partir de la de México en 1994 en que
poco pudo hacer financieramente por las suyas. Su poder real es,
insistimos, político.

Pero es un poder político delegado, de manera que identificar al


FMI con “el enemigo” conforma un grave error equivalente a matar
al mensajero porque no nos gusta el mensaje que nos trae. Y el FMI
es precisamente eso: un mensajero de la estructura financiera
global que viene a dictarle a cada país cuales son las recetas que
debe implementar en su economía.
 

¿Hay otras opciones?

Aquí cabe plantearse un tema fundamental y al mismo tiempo


simple que los círculos financieros y los medios de difusión masiva
se encargan de embrollar, que es, ¿porqué un Estado debe
recurrir a la financiación externa para proyectos de
infraestructura de bajo nivel tecnológico? ¿Existen alternativas
que pueden implementarse en la práctica?

Procuraremos describir esta propuesta alternativa de financiación de


proyectos y emprendimientos con un ejemplo que ilustre cómo
podría financiarse un proyecto que no requiera insumos o asistencia
del exterior, como es una autopista. La ideología globalizadora –
pues recordemos que de eso se trata: de una ideología -, nos ha
colocado en la disyuntiva de creer que en todo emprendimiento
humano lo que realmente importa y vale es el dinero cuando, en
rigor de verdad, la historia humana nos brinda infinidad de lecciones
que demuestran exactamente lo contrario: lo que todo
emprendimiento humano requiere es motivación, creatividad y
voluntad, los que son sinónimos de trabajo.

Correspondientemente, la presente propuesta parte de la base de


cómo movilizar las fuerzas del trabajo, para lo cuál el dinero es un
mero instrumento, y no a la inversa como ocurre hoy en que sólo
oímos hablar de la necesidad de movilizar los capitales – el dinero -,
del cuál el trabajo termina siendo un mero instrumento que se
“compra” y “vende” con creciente indignidad en el “mercado”,
como si se tratara de un insumo cualquiera. Por ende, es
fundamental fijar nuestras prioridades correctamente desde un
principio, ya que si no colocamos al trabajo en primer lugar,
entonces las fuerzas del dinero son de tal magnitud que usurparán
ese primer lugar para sí mismas, como ocurre en la actualidad.
Un ejemplo ilustrativo

A modo de ejemplo, entonces, digamos que se desea construir una


autopista de 50 kilómetros entre dos localidades de la provincia de
Buenos Aires. Todas las fuerzas locales están a favor del proyecto
por cuanto:

        mejorará su integración con otras localidades de la


provincia y del país,
        permitirá cubrir esa distancia en una fracción del tiempo
que hoy demanda,
        aumentará los flujos de tráfico generando la
correspondiente expansión económica,
        reducirá la accidentología vial,
        mejorará el intercambio cultural y educativo de sus
habitantes,
        generará el desarrollo de nuevas localidades, y
        brindará trabajo para decenas de empresas y miles de
personas tanto durante los dos años que dure su construcción,
como así también durante las décadas posteriores (que podrá
concesionarse por cuanto la participación del sector privado es
fundamental para todo el Programa propuesto).

Por tratarse de una obra que no requiere tecnologías de punta,


comprobamos que todos los elementos para su construcción se
encuentran en el país, desde los más simples y obvios hasta los más
complejos:

        los trazados y terrenos adyacentes,


        el cemento, arena, cal, canto rodado y acero para sus
cimientos;
        el asfalto para sus carriles,
        las columnas de iluminación, carteles, rampas, barreras,
pinturas, señales y otros elementos similares,
        las consultoras de ingeniería civil, electromecánica y
topográficas;
        las empresas constructoras, de movimientos de tierras,
proveedoras de maquinarias viales, etc.
        los ingenieros, arquitectos, obreros y todo otro personal
especializado o no.
        Las aseguradoras de los riesgos inherentes.

Nos encontramos entonces con que tenemos la decisión política de


hacer la autopista, tenemos los insumos y sus proveedores listos para
realizar la obra, tenemos los trabajadores dispuestos a poner manos a
la obra: todo parece esta listo para empezar a construir una obra que
demandará dos años de trabajo. Sólo falta el dinero, que a los
efectos de nuestro ejemplo digamos que asciende a $ 50.000.000
entre insumos, honorarios a consultoras y constructoras, sueldos y
administración del proyecto.

Según el paradigma actual nada podrá hacerse porque “falta la


financiación”, con lo que el dinero lo termina aportando algún
organismo extranjero como el Banco Mundial o algún consorcio de
bancos privados extranjeros radicados fuera o dentro del país más
quizás alguna cuota menor de algún banco estatal como el Banco
Nación. Pero el grueso de la financiación vendrá del exterior y de
la banca privada que, al revés que el Estado, no ven en la autopista
un instrumento de promoción social sino que atendiblemente lo
ven como un negocio, que les permitirá cobrar un buen nivel de
intereses. Como es sabido, “el que pone la plata impone las
condiciones”, con lo que nos veremos condicionados a utilizar
determinadas consultoras y proveedores preferidos por los
financistas y otras pautas que seguramente elevarán el precio aún
más.

De manera que adicionando los intereses y estos otros factores, el


costo total de la autopista habrá ascendido entre un 20 y un 30 por
ciento, con lo que el costo ya se nos fue a $ 65.000.000 o mejor
dicho, a dólares 65.000.000. Como suele ocurrir, este monto
simplemente pasa a engrosar ese agujero negro que es nuestra deuda
externa que hoy asciende a casi U$S 180.000.000.000 (entre la
pública y privada avalada por el Estado; interna y externa), respecto
del cual no podemos liquidar su capital y tan solo pagamos los casi
U$S 9.000.000.000 anuales en intereses (con “sangre, sudor y
lágrimas...”).

Pero, ¿qué pasaría si este mismo proyecto lo hiciéramos dentro del


marco de lo que podríamos denominar Programas Económicos
Autónomos (o algo por el estilo)? En un aspecto sería igual en el
sentido de que partiríamos de las mismas premisas, requerimientos y
costos de una obra de $ 50.000.000, pero en lugar de buscar su
financiamiento externo, el propio Estado emitiría o bien un bono
específico para obras de infraestructura o, mejor aún, billetes de
moneda que se distingan de alguna manera del resto del dinero
circulante.

Entonces, se podría iniciar la obra y el Estado comienza a


motorizarla pagando insumos, honorarios profesionales y sueldos
con esta emisión monetaria, según su cronograma hasta completar
los $ 50.000.000 a lo largo de los dos años que dure la construcción.
Una vez que empieza a operar la autopista, el Estado podrá entonces
comenzar a recuperar esa emisión especial a través de peajes,
contribuciones fiscales generadas por la expansión económica
promovida por dicha obra e impuestos pagados por los contratistas y
sus empleados. Completado el ciclo, el Estado podrá recuperar y
retirar de circulación esos $ 50.000.000 y destruirlo o, mejor aún,
reciclarlo para financiar otros proyectos en otras zonas del país o
segmentos de la economía.

Las ventajas de este esquema son muy relevantes:

        Dado que el Estado no tiene (o no debiera tener) un fin de


lucro, los $ 50.000.000 emitidos no generan intereses,
evitando así pagar un centavo más de lo que realmente vale el
proyecto; A lo sumo el Estado podrá cargar una módica suma
para solventar sus gastos de administración del proyecto y
dentro de este esquema monetario (cifra mínima en
comparación al costo del dinero bancario);
        El plazo para la recuperación de la emisión de circulante
puede medirse en función a lo que genera la autopista por
peaje, el pago de impuestos de los proveedores y trabajadores
y la expansión de la economía de la zona;
        Al ser una emisión monetaria interna, no afecta a la deuda
externa ni genera intereses; permite al Estado independizarse
del circuito financiero internacional e, incluso, del local; O
sea, conforma una financiación fuera del circuito bancario.
        Brinda trabajo a miles de empleados y a decenas de
empresas durante los dos años que dure la obra y las décadas
de su posterior operación o concesión;
        Mejora la integración de la región;
        Brinda al Estado total independencia en relación a la mejor
manera de manejar las licitaciones para proveedores, y todo
otro parámetro de la obra.
Este mismo tipo de esquema podría utilizarse para otras actividades
de alto valor social como planes de vivienda, escuelas, hospitales,
infraestructuras de distribución energética (gas, electricidad),
caminos vecinales, s similares.

El dinero así emitido podría asumir la forma de una serie especial


de pesos no convertibles y de fácil identificación (sea por su color o
por algún formato distintivo), cuyo control monetario sería paralelo
al del peso argentino convertible. Incluso podrían emitirse series de
pesos asignados al desarrollo puntual de regiones retrasadas (por
ejemplo, una serie de pesos para promover proyectos dentro del
noreste argentino y que sólo tengan validez en las provincias de esa
región).

Procuraremos describir esta propuesta de esquemas alternativos de


financiación de proyectos y emprendimientos con un ejemplo que
ilustre cómo podría financiarse un proyecto que no requiera insumos
o asistencia del exterior, como es una autopista. La ideología
globalizadora – pues de eso se trata: de una ideología -, nos ha
colocado en la disyuntiva de creer que en todo emprendimiento
humano lo que realmente importa y vale es el dinero cuando, en
rigor de verdad, la historia humana nos brinda infinidad de lecciones
que demuestran exactamente lo contrario: lo que todo
emprendimiento humano requiere es motivación, creatividad y
voluntad, los que son sinónimos de trabajo.

Correspondientemente, la presente propuesta parte de la base de


cómo movilizar las fuerzas del trabajo, para lo cuál el dinero es un
mero instrumento, y no a la inversa como ocurre hoy en que sólo
oímos hablar de la necesidad de movilizar los capitales – el dinero -,
del cuál el trabajo termina siendo un mero instrumento que se
“compra” y “vende” con creciente indignidad en el “mercado”,
como si se tratara de un insumo cualquiera.

Por ende, es fundamental fijar nuestras prioridades correctamente


desde un principio, ya que si no colocamos al trabajo en primer
lugar, entonces las fuerzas del dinero son de tal magnitud que
usurparán ese primer lugar para sí mismas, como ocurre en la
actualidad.

¡Anatema!, gritarán los economistas y expertos. Eso generaría


inflación y, para colmo, hoy va en contra de la Ley de la
Convertibilidad. ¿No será que existen demasiados intereses internos
y externos que no desean ver este tipo de operación, prefiriendo que
nos mantengamos claramente endeudados con las estructuras
financieras globalizadas? A esta altura de los acontecimientos, a
todos debe quedarnos muy en claro que no se trata de manera alguna
de "cuidarnos de los de afuera", puesto que existen dentro de nuestro
país legiones de economistas, formadores de opinión, funcionarios
de gobierno, operadores de diversa índole y expertos bien pagos de
todo tipo, que se encuentran claramente alineados con los
paradigmas de la globalización financiera. Como dicen los
estadounidenses, "with friends like these, who needs enemies?".33
[33] Idéntica situación comprobamos en los demás países de la
región.
La Organización Mundial del Comercio (OMC)

Como dijéramos, esta tercera organización, planeada en Bretton


Woods en 1944, recién pudo surgir cincuenta años más tarde tras la
clausura de la Ronda Uruguay del GATT. Resulta posible
comprender las razones de ello si observamos las dificultades que
durante décadas debió superar aquél embrión de la Organización
Mundial del Comercio, que es el GATT, General Agreement on
Trade and Tariffs - Acuerdo General de Comercio y Aranceles.
Cuando en 1994 y tras siete años de negociaciones y presiones de la
tecnoestructura supranacional, pudo concluirse con aquella Ronda
Uruguay, el camino quedaba allanado para que a partir de 1995
iniciara sus funciones la OMC. La resistencia que hace cincuenta
años surgió dentro de los Estados Unidos se había basado en el

33[33] "con amigos como éstos, ¿quién necesita de los enemigos?..."


hecho de que la idea del OMC implicaba la aceptación de un fuero
de legislación y arbitraje supranacional en materia económica que se
ubicara por encima de todos los gobiernos nacionales. Hoy ello se
ha convertido en una realidad, como reflejo de cuán fuertes son los
resortes del poder detentado por el mundialismo, que ha logrado
ubicarse por encima de la única superpotencia del planeta.

No obstante ello, la OMC se está transformando en un punto focal


de atención de las corrientes de opinión contrarias a la globalización,
como quedó demostrado durante los violentos disturbios que
tuvieron lugar en Seattle, Washington a fines de 1999 durante la
reunión plenaria de la organización.

Aquí quisiéramos detenernos para señalar un aspecto vital y, no por


obvio menos sutil, que es que en el nivel del que estamos hablando,
los factores financieros descriptos ya no buscan tan sólo el mayor
rendimiento para sus inversiones, la maximización de los márgenes
de utilidad y retorno, o la búsqueda y apertura de nuevos mercados.
Eso sólo rige a otra escala económica, pero no cuando las finanzas
se miden en miles de millones de dólares. Un viejo adagio dice que
cuando un hombre tiene $ 1.000, trabaja mas intensamente para
lograr tener $ 10.000. Cuando tiene esos $ 10.000, empieza a soñar
con una linda casa propia y entonces su ambición es tener $ 100.000.
Cuando logra los $ 100.000, sueña con una empresa propia y con su
primer millón de pesos o dólares. Cuando logra ese primer millón,
quiere "vivir a todo trapo" y quizás sueñe con tener $ 10.000.000.
Y así sucesivamente.

Pero cuando llega a un determinado nivel de riqueza - $


100.000.000, por ejemplo - ya no puede mejorar su nivel de vida,
puesto que todo lo tiene y nada le puede faltar. Entonces, es a partir
de ahí que se produce una transformación muy comprensible y muy
importante. En este nivel económico, los detentores de semejantes
fortunas suelen concentrarse en una nueva meta: incrementar sus
riquezas, ya no por razones económicas sino por razones políticas, o
sea, para tener Poder. Y si tales personas se unen y alían con
otros talentosos, ambiciosos y creativos entrepeneurs que se
encuentran en su misma situación y coordinan sus esfuerzos,
acciones y talentos, dejando de lado aspectos secundarios, entonces
uniendo sus sinergias, lograrán, entre todos, detentar mucho
Poder. Por eso, cuando en estas páginas hablamos de miles de
millones de dólares que fluyen de un mercado a otro, de un sector a
otro, y de una nación y región a otra, no estamos hablando tan solo
de factores financieros o de beneficios, utilidades y ganancias.
Estamos hablando de Poder.

De ahí se comprende mejor el origen del actual proceso de fuerte


concentración que está experimentando el capitalismo en las últimas
dos décadas. En todos los sectores industriales, comerciales y de
servicios observamos que cada vez existen menos empresas
medianas ya que en cada industria, todo parece concentrarse
alrededor de conjuntos cada vez mas compactos de gigantescas
organizaciones empresarias transnacionales globalizadas. En las
industrias manufactureras, en los servicios, en la energía, en los
multimedios, las empresas se agrupan, reagrupan, fusionan y
adquieren otras menores, transformándose en monstruos
gigantescos, controlados por compactísimos grupos de personas que,
a su vez, se coordinan muy hábilmente entre sí. A esto se le llama
Poder.

No ha de sorprendernos entonces, cuando verificamos que el 20% de


la población de mayores recursos en todos los países del mundo
concentra crecientes cuotas de riquezas, mientras que el 20% mas
pobre dispone de una cuota cada vez menor en la repartija de
riquezas. Y el 60% restante que conforma las "clases medias" o
trabajadoras, quedan estabilizadas y amenazadas por la inseguridad
laboral y previsional.

Las 1.000 principales empresas estadounidenses (las así-llamadas


Fortune 1000) generan el 60% del PBI en ese país, mientras que el
restante 40% del PBI lo desarrollan unas 11.000.000 de PYMES que
estructuralmente son dependientes del poder económico-financiero
de las 1000 primeras.34[34] A su vez, el 70% del comercio mundial
queda bajo el control de unas 500 empresas multinacionales,
mientras que el 1% de todas las multinacionales son dueñas y
controlan el 50% de la masa total de las inversiones extranjeras
directas en los países en vías de desarrollo.35[35] Según una
estadística citada por Richard J Barnet en la revista The Nation,
existen actualmente 358 multi-millonarios que disfrutan de un
patrimonio conjunto de $ 760.000.000.000, lo que es equivalente al
patrimonio de las 2.500.000.000 de personas más pobres del
planeta.36[36]
Una nueva arquitectura financiera planetaria

¿Cuáles son los siguientes pasos que preparan los impulsores de la


globalización? Algo de ello podemos intuir de un informe
recientemente aparecido en la revista Foreign Affairs, vocero oficial
el Council on Foreign Relations, en cuyo número correspondiente a
Nov./Dic. 1999 (Vol. 78, No. 6), se incluye un Informe generado por
un equipo de tareas del Council denominado “El Futuro de la
Arquitectura Financiera Internacional”. Este “equipo de tareas” se
formó en base a una sugerencia del presidente Bill Clinton quien en
Septiembre 1998 sugirió que “un grupo de notables del sector
privado, evalúe la necesidad de reformar la arquitectura financiera
internacional.” Con esto en mente, el Council auspició la
formación de correspondiente equipo de tareas presidido por Peter
G. Peterson (chairman del Council on Foreign Relations y del
Blackstone Group) y Carla Hills, ex-Representante Comercial de
Estados Unidos bajo el presidente George Bush. Su objetivo era
proponer medidas para conjurar “el mayor desafío financiero al que
se enfrenta el mundo en el último medio siglo”, nuevamente según

34[34] Paul Hawken, "The Ecology of Commerce", Nueva York, Harper Collins 1993, pág. 8.

35[35] Artículo The Power of Translationals, The Ecologist, No. 22 (No. 4, Jul-Ago 1992).

36[36] Artículo Stateless Corporations: Lords of the Global Economy, The Nation, 19-Dic-94.
palabras de Clinton, ya que el informe nos dice que “cuanto más
éxito tengan los estadounidenses en reducir la frecuencia y
severidad de las crisis financieras incluidas aquellas que afectan a
las economías emergentes, mejores serán las posibilidades de
proteger los puestos de trabajo de los norteamericanos, sus ahorros
y la seguridad nacional, mientras se promueve la prosperidad
global” [el énfasis es nuestro]37[37]

Las propuestas de este Grupo resultan por demás previsibles cuando


se observa que el mismo quedó conformado por miembros
conspicuos del Council on Foreign Relations y de la globalización.
Entre ellos, se encontraban, aparte de Peterson y Hills, los
economistas Martin Feldstein, Paul Krugman, Barry Eichengreen,
Peter Kenen, James Schlesinger, Laura D’Andrea Tyson y Morris
Goldstein; el presidente del grupo asegurador AIG - American
International Group, Maurice Greenberg; el especulador, George
Soros; los banqueros, Paul Volcker (ex-presidente del Banco de la
Reserva Federal), William Rhodes (vice presidente del CitiGroup), y
Stephen Roach (Director Ejecutivo de la banca Morgan Stanley
Dean Witter); y los máximos jefes de empresas como Xerox (Paul
Allaire), y United Technologies (Kenneth Dam), entre otros.
Recordemos que el propio instigador de este equipo – el presidente
Clinton – es también miembro del Council y de su brazo
internacional, la Trilateral Commission.38[38]

El Informe publicado en Foreign Affairs, básicamente pide mucho


más poder para la dupla FMI / Banco Mundial los que deben
paulatinamente transformarse en una suerte de banco central
planetario, operando mancomunadamente con el Banco

37[37] “The Future of the International Financial Architecture” – Foreign Affairs, Nov/Dic 1999 – Vol. 78, N° 6 – pág.
172.

38[38] Los lectores que deseen mayores datos podrán hallarlos en Salbuchi, El Cerebro del Mundo... Ediciones del
Copista,

Córdoba, 1999.
Internacional de Liquidaciones en Basilea, Suiza (el banco central de
los bancos centrales) y los círculos financieros y políticos del mundo
industrializado. Seste Informe hace seis propuestas, sugiriendo que
esta nueva arquitectura financiera global debiera:

1. 1.        Promover los esfuerzos de prevención de crisis entre las


economías emergentes,
2. 2.        Permitir que el ahorro fluya hacia los países y las
aplicaciones en que obtengan las mejores utilidades,
3. 3.        Promover que se sobrelleve equitativamente el peso de las
crisis cuando éstas ocurren, entre acreedores privados,
deudores públicos y acreedores públicos,
4. 4.        Aumentar el rol de los incentivos de mercado en la
prevención y resolución de crisis,
5. 5.        Transformar la reforma de la arquitectura financiera global
en una calle de doble mano, en que los países industrializados
también hagan su parte,
6. 6.        Reorientar los mandatos del Fondo Monetario Internacional
y del Banco Mundial sobre aquellas áreas en las que están
mejor equipados para actuar.

Para que quede bien en claro que un renovado FMI actuará como
una suerte de policía global en materia financiera, el Informe
propone que “a partir de ahora, el FMI debiera realizar préstamos
a términos más favorables a aquellos países que tomen pasos
efectivos para reducir su vulnerabilidad ante las crisis. Para
aumentar la seguridad del mercado privado permitiéndole una
efectiva prevención de crisis, el FMI debiera publicar un “informe
de estándares” que periódicamente evaluará el cumplimiento de
cada país miembro con estándares financieros internacionales. A
su vez, debiera publicar sus evaluaciones regulares de las políticas
y perspectivas económicas de cada país.”39[39]

39[39] Op. Cit. pág. 174.


Entre sus recomendaciones, sugiere que se evite el influjo
descontrolado de Inversiones Directas Extranjeras en países
emergentes y – notablemente para nosotros -, su Recomendación N°
4, dice textualmente, “Decirle no a las tasas de cambio fijas” o sea,
el propio FMI reconoce que políticas como la impuesta desde hace
casi una década en la Argentina con la ley de convertibilidad
resultan altamente nocivas. Continúa diciendo al respecto el
Informe que “Uno de los pasos más importantes que puede adoptar
una economía emergente para reducir el riesgo de una crisis
consiste en implementar una política cambiaria correcta. Los
hechos de los últimos dos años nos han demostrado el riesgo que
implica tratar de defender una paridad cambiaria sustentada sobre
un objetivo cambiario públicamente declarado por el gobierno,
particularmente con aquellos regímenes basados sobre esquemas de
convertibilidad (en que una economía emergente ata el valor de su
moneda a la moneda de otra economía más fuerte, usualmente el
dólar estadounidense, con la opción de ajustar la paridad cuando
las condiciones fundamentales cambian). Tailandia, Malasia,
Filipinas, Indonesia, Rusia y el Brasil se vieron todos obligados a
abandonar sus pautas de tasa de cambio oficiales durante las
recientes crisis que afectaron a las economías emergentes….” “…
el potencial riesgo que representan las tasas de cambio rígidas,
particularmente su vulnerabilidad ante cualquier crisis, excede
cualquier beneficio que pueda acarrear. Las tasas de cambio fijas
se tornan muy problemáticas cuando la moneda local resulta
sobrevaluada…..una tasa de cambio sobrevaluada se refleja en baja
la competitividad lo que hace que la moneda se transforme en un
blanco para los especuladores.” Y esto o dice el propio FMI que
tras analizar las fuerzas que se lanzan sobre las economías que
insisten en mantener esquemas como el de la Convertibilidad
(mantener la paridad cambiaria al costo de tasas de interés altas),
termina con una “simpática” metáfora al decir que “en la mayoría
de estas batallas, David con su honda (o sea, su tasa de interés fija
y altas tasas de interés), se ve aplastado por Golíat (el mercado
internacional de capitales) y no resulta fácil ver porqué esta
asimetría habría de desaparecer en un futuro previsible.”40[40]

Concluye el Informe enfatizando la necesidad de reformar a “los


mellizos” de Bretton Woods y, especialmente al FMI que debe
“normalmente prestar menos y concentrarse más en promover la
prevención de crisis”, aplicando las técnicas y metodologías del risk
management para conjurar la volatilidad de los mercados globales, o
al menos para que le sirva de instrumento para proseguir en la
transformación y trituración de diversos sectores y regiones del
planeta de una manera “controlada”. La metodología del risk
management permite hacer precisamente eso. Como próximo paso,
el equipo de tareas “sugiere crear un vehículo que permita reunir el
necesario apoyo político y establecer un cronograma adecuado
para reformar la arquitectura financiera internacional”. Menciona
que hubo entre sus miembros distintas opiniones y puntos de vista
acerca de cómo mejor lograr este nuevo orden financiero global
como, por ejemplo, a través de la instrumentación de “controles
integrales sobre los flujos de capital, la adopción de una moneda
única, reformas profundas del FMI (que van desde su abolición
hasta su reemplazo por un fondo mucho más grande y poderoso), y
la formación de nuevas instituciones regulatorias
supranacionales.” [el énfasis es nuestro].41[41]

Este informe del Council on Foreign Relations, resulta de gran


interés pues nos está señalando el camino hacia lo que se viene en la
presente década y resulta particularmente interesante para nuestro
país, por cuanto el anterior gobierno Menem y el actual gobierno de
la Rúa, mantienen a rajatable el actual esquema de Convertibilidad,
a pesar de que el propio FMI lo señala como un peligro latente y
grave. ¿Y porqué es esto así? Pues en el caso de la Argentina, es el

40[40] Op. Cit. pág. 179.

41[41] Op. Cit.,pág. 184


propio FMI exige que se mantenga la Convertibilidad pues de no
hacerlo, la Argentina prácticamente no podría hacer frente al pago
de los intereses de la deuda externa con lo que entraría en cesación
de pagos. Por eso, la Convertibilidad Argentina se mantendrá
mientras el FMI así lo considere necesario. Los lectores que deseen
una explicación más acabada podrán hallarla en los escritos del Lic.
Hector Giuliano sobre toda la problemática de la deuda externa
argentina.42[42]

42[42] Ver, por ej., “El Fracaso del Plan Brady”, a publicarse en la revista Fundación Política y Letras, N° 17.
Conclusiones -
Sopesando debidamente la incidencia real que tienen los factores
descriptos en el presente ensayo, y sacando las conclusiones del caso
- tanto las obvias como las que lo son menos -, se podrá concluir que
la integración creciente de la Argentina dentro de las estructuras de
las finanzas globales acarrea algunas ventajas y muchos evidentes e
importantes peligros. Algunos de sus efectos los podemos
verificar claramente a través de las fuertes distorsiones que se vienen
operando sobre nuestra economía en las últimas décadas. Sin
embargo, rara vez se acierta en identificar las causas de estos
efectos negativos. Los medios de difusión masiva no ayudan a ello
dado que, hoy más que nunca, sus propios intereses económicos se
encuentran alineados con los de las estructuras financieras globales
y no con los de la Nación.

Insistimos que el punto clave radica no tanto en criticar el sistema


vigente sino en reconocer que el mismo obedece a estructuras de
poder claramente identificables. Estas hacen lo que cualquier
grupo, organización o conjunto de individuos hace cuando dispone
de poder: lo utiliza para promover sus intereses. El punto clave
para los Argentinos yace entonces en comprender y determinar
sólidamente los siguientes aspectos:

          En qué medida los intereses representados por los grupos y


organizaciones supranacionales que se valen del sistema global
financiero coinciden con los de nuestra comunidad y sus
sectores económicos. Entre estas organizaciones debemos
incluir sus estructuras satélite en nuestro país y sus voceros y
operadores tanto en los sectores privado como público.
          En qué medida la globalización financiera mobiliza y
direcciona factores políticos, sociales, económicos y culturales
que puedan representar amenazas para nuestra comunidad y
que surten efectos absolutamente contrarios al orden
democrático.
          En qué medida la falta de una adecuada comprensión de
este amplio y complejo conjunto de factores relacionados con
la globalización financiera no nos arrastra por caminos poco
convenientes y mal comprendidos por nuestras clases
dirigentes, tanto empresaria, académica y gobernante.
          En qué medida estamos ignorando opciones económicas y
financieras que permitirían una mayor fuerza y salud
económico-social para nuestra comunidad. Al haber asumido
como propio el paradigma propiciado por el poder que rige la
globalización financiera, automáticamente damos por perdida
la batalla por el desarrollo equilibrado y equitativo antes de
siquiera haberla peleado.
          En qué medida el erróneo diagnóstico de los efectos
directos e indirectos de los fenómenos de la globalización
financiera no representan una amenaza directa a la integridad
del Estado-nación argentino en el mediano plazo.

Por último, señalemos que la Argentina no tiene un problema


económico y mucho menos un problema financiero: lo que la
Argentina tiene es un gravísimo problema político.

Y ello lo vemos reflejado en buena parte de nuestra dirigencia


política, pues aún cuando ella se inserta en el Estado, conviene no
dejarse confundir por sus cargos formales. Esos hombres y esas
mujeres podrán detentar el título de ministro, secretario, diputado,
senador, intendente, gobernador e incluso presidente, pero pronto
nos damos cuenta de que no detentan un poder auténticamente
soberano. Sea porque no saben o porque no quieren saber cuales
son sus verdaderas responsabilidades y cuales son las funciones que
el Estado a su cargo debe cumplir. Les resulta mucho más fácil y
cómodo convertirse en meros delegados de aquellas organizaciones
que sí detentan el poder en el mundo.

Ya que hemos hablado bastante de las estructuras económicas y


financieras privadas, permítasenos tomar prestado un concepto del
ámbito de la empresa privada, y utilizarlo para visualizar al
debilitado Estado-nación moderno – el argentino, por ejemplo. La
empresa privada capitalista se estructura dividiendo el poder dentro
de la misma según un modelo tripartito que, en orden ascendente,
abarca desde la gerencia, pasando por el directorio, hasta los
accionistas.

Como hemos visto, en una empresa privada, el gerente general


claramente detenta un poder delegado que le permite tomar medidas
de alto perfil y resonancia; pero jamás deja de ser un empleado
delegado del directorio, el cuál a su vez representa a los verdaderos
dueños del poder real que son los accionistas. Como hemos dicho,
son ellos los verdaderos dueños de la organización, más allá de que
los veamos y conozcamos o no. Así el gerente general parece tener
"la suma del poder", pudiendo tomar o despedir a empleados, abrir o
cerrar sucursales y plantes, y promover todo tipo de estrategias.
Pero ese poder es un poder que le es delegado por el directorio, que
a su vez avala y supervisa las operaciones de la empresa, según un
poder que le es delegado por los accionistas quienes sí tienen la
suma del poder dentro de la organización. Pues el gerente general
puede ser removido por el directorio cuando éste lo considere
necesario, de la misma forma en que el propio directorio puede ser
reemplazado por los accionistas.

Si por un instante visualizamos a los presidentes de los países de


nuestra región como “gerentes generales” de sus respectivos países y
a sus ministros y secretarios de Estado como simples “gerentes” y
“subgerentes” de área, entonces comenzamos a comprender muchas
cosas, y el por qué de nuestra casi permanente frustración y
creciente pauperización.

Pues entonces descubrimos que el factor clave para comprender el


orígen de nuestro problema político consiste en descubrir la
identidad del “directorio” - por así decirlo -, que delega su poder en
los actuales “presidentes-gerentes generales”. Y, si vamos más
arriba aún, en identificar quienes son los auténticos “accionistas” de
nuestro país.
Descubriremos entonces que, tristemente, éstos dos últimos
probablemente ni siquiera se encuentran mayormente dentro del
país, y que a menudo poco o nada les interesa el bienestar, futuro y
dignidad de nuestro pueblo. Así, comenzamos a comprender que las
decisiones clave que hacen al destino de la Argentina no se toman en
la Casa Rosada o en el Congreso de la Nación, sino en los
directorios y en los bancos de cerebros de Nueva York, Londres y
Washington.

Por eso, de poco o nada sirve enojarse con los circunstanciales


ocupantes del sillón de Rivadavia o con ministros, gobernadores e
intendentes. Debemos ir mucho más a fondo y comprender que el
sistema de coloniaje que reina sobre la Argentina es mucho más sutil
y poderoso. A modo de gráfico comparativo entre el orden privado
y el (des)órden público descripto, digamos que existen dueños,
administradores y operadores que en ambos órdenes cumplen
funciones específicas:

Nivel Empresa Estado

Accionistas
Dueños y máximos Estructura estratégica y
decisores que detentan el política de la globalización
Poder Real (privadas)

Administradores del Directorio Estructura financiera globalizada


Poder Real y supranacional (privadas)

Operadores del Poder Gerentes Presidente, Ministros, Secretarios,


Formal Gobernadores, etc.

En síntesis: la gran privatización del mundo actual es la


privatización del poder mundial."
En estas breves páginas solo nos proponemos colocar el tema de la
globalización financiera en el centro del escenario de la
problemática de nuestra Comunidad. Nos guste o no, el gigantesco
poder que detenta la superestructura financiera mundial nos afecta a
todos y su influencia se hace sentir cada vez más poderosamente.
Bien conviene, entonces, comprender cómo opera y cuales son los
caminos que nos quedan abiertos para evitar las importantes
amenazas con las que nos desafía.

Ello no implica que recomendemos una resistencia frontal a estas


fuerzas financieras mundiales. Primeramente, porque ello sería una
actitud suicida y, en segundo término, porque ello no nos permitiría
tomar ventaja cabal de algunas de las innegables oportunidades que
sí nos brinda. Lo vital radica en no ignorar las amenazas que
representa y en buscar mecanismos para neutralizarlas. Ello
requiere una buena dosis de independencia intelectual y de sentido
común cuando evaluamos y diagnosticamos nuestra situación actual
y nuestras posibilidades futuras.

En realidad, requiere de un esfuerzo interdisciplinario que


identifique, evalúe e interprete toda esta compleja problemática
desde los ámbitos de la política, la economía, la sociología y las
estrategias para la defensa. No nos cabe dudas que este es el
verdadero desafío que representa la globalización para nuestra
comunidad, nuestra Nación y nuestra región. Desafío que aguarda
que hombres y mujeres lúcidos y con coraje enfrentemos en bien de
nuestro futuro y el de nuestros hijos. Sino, en pocos años más no
habrá ya una Argentina para defender puesto que habremos sido
totalmente derrotados por un sistema sutil e insidioso. Habremos
perdido la guerra sin siquiera haber comprendido que se trataba,
efectivamente, de la más importante y trascendente lucha por nuestra
supervivencia.
Bibliografía:
 

Galbraith, John Money: Whence it Came, Where it Went – Hay traducción al


Kenneth castellano, "El Dinero", Editorial Ariel, Barcelona, 1996.

Goldsmith, Sir La Trampa, Editorial Atlántida, Buenos Aires, 1993,


James

Greider, William One World, Ready or Not,Simon & Schuster, Nueva York,
1997

Hawken, Paul The Ecology of Commerce, Nueva York, Harper Collins 1993

Heilbroner, Robert Economics as Universal Science, publicado en el journal


"Social Research" Vol. 58, Nº 2 (Verano 1991).

Korten, David C. When Corporations Rule the World, Kumarian Press, West
Hartford Connecticut, 1995.

Martin, Hans-Peter La Trampa de la Globalización: el ataque contra la


y Schumann, democracia y el bienestar. Santillana-Taurus, Madrid, 1998
Harald

Quigley, Carroll Tragedy & Hope, MacMillan, Nueva York, 1966,

Salbuchi, Adrian El Cerebro del Mundo: La cara oculta de la Globalización,


Ediciones del Copista, Córdoba, 1999.

Salbuchi, Adrian World Government: Política y Poder en el Siglo XXI, Edicion


privada, Buenos Aires, 1995

Schacht, Hjalmar Neue Wege in der Volkswirtschaft – Bücherei an die Nation


– Leipzig, 1929
The Economist A Survey of the World Economy, insert publicado con el
número de la revista "The Economist" de Londres del 28-
Sep-96

Foreign Affairs Report: The Future of the International Financial


Architecture, Nov./Dec. 1999, Vol. 78, No. 6.

Varios Diversos artículos de las publicaciones The Economist,


Foreign Affairs, La Nación, Clarín, Ámbito Financiero, The
New York Times y otras.

Buenos Aires, Marzo de 2000 - Ó Adrian Salbuchi.

 
     
Adrian Salbuchi - Argentina: ¿Colonia Financiera?

S-ar putea să vă placă și