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Serie de Discipulado: CULTURA DE LA PALABRA
Tema 11: VOCES AUTORIZADAS EN NUESTRO INTERIOR, parte 1
Mateo 12:36-38 NTV “El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el
hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.
Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el
día del juicio.
Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.”
2 Timoteo 2:16-17 NTV “Evita las conversaciones inútiles y necias, que sólo llevan a una
conducta cada vez más mundana. Este tipo de conversaciones se extienden como el cáncer…”
1 corintios 15:33 RV60 “No erréis, las malas conversaciones corrompen las buenas
costumbres”.
Como hijos e hijas de Dios, tenemos un tremendo tesoro que es el Espíritu Santo. La
persona del Espíritu Santo se hace visible mediante La Palabra. (“porque a Dios le plació
salvar al mundo mediante la predicación de la Palabra” – 1 Corintios 1:21) Nótese que La
Palabra es la que tiene el poder de salvar. La comunicación entonces es fundamental,
necesitamos aprender a hablar correctamente, tal como enseña el apóstol Pablo en 2 de
Timoteo.
Nosotros no funcionamos de acuerdo con lo “bueno” o “malo”, es decir, según el criterio
del mundo (A eso se le llama “comer del árbol del conocimiento del bien y del mal”) Sino
que nosotros funcionamos de acuerdo con el principio de la Vida. Que la vida y la muerte
se encuentre en nuestra lengua no es algo “mágico”; lo que el Sabio quiere decir en ese
proverbio es que el resultado de las cosas que suceden en nuestra vida proviene por haber
comido del árbol correcto o del árbol incorrecto. Cristo es el árbol de la vida, que tanto la
mujer y el hombre debían comer al principio. El árbol del conocimiento del bien y del mal
es atractivo, llama la atención de nuestros sentidos, pero no es desde dónde debiéramos
alimentarnos. Vamos a vivir una vida de calidad en el Espíritu no cuando hagamos las cosas
bien, sino cuando hagamos las cosas según el Espíritu.
El mundo espiritual no juega a las bromas. Hay muchas palabras que hemos adoptado y
normalizado entre nosotros que no nos damos cuenta de que estamos marcando
proféticamente a nuestras generaciones (Padres tratando de tontos a sus hijos, hijos
tratando de “intratables” a sus padres; frases como “este no va a cambiar nunca” revela
mucho de nosotros: falta de fe, falta de seriedad en nuestras palabras) Por eso el Señor
dijo: Tienes que hacerte responsable de lo que dices.
Las palabras (O palabrería, en lenguaje del apóstol Pablo) corresponde a nuestras ideas y
las ideas que el diablo y el mundo nos quiere implantar y que pretende que nosotros
comamos. Uno de nuestros mayores problemas es que conversamos con el mundo, con el
sistema e incluso con satanás y sus demonios sobre lo que sólo deberíamos conversar con
el Espíritu Santo. Necesitamos aprender a dominar nuestra lengua ya que “el que puede
dominarla, puede considerarse perfecto”. (Santiago 3) Necesitamos avanzar hacia esa
perfección.
a) La voz de Satanás. Es la voz principal, que atenta directamente contra el propósito eterno.
Satanás no tiene como objetivo final atacar nuestra santidad o nuestra devoción a Dios, sino
que tiene como meta sacarnos del Plan eterno, hacernos abortar. ¿Cómo lo hace? Mediante la
mecánica de la tentación y el pecado: LO que deseamos, lo que admiramos, lo que nuestros
sentidos quieren sentir, son todas puertas que se abren para ser tentados. Por eso Jesús
cuando enseñó el Padre nuestro les ordenó a sus discípulos que oraran para que no cayeran
en tentación, sino ser librados del mal. Caer en tentación no es un simple accidente, es toda
una estructura diabólica que conspira lentamente para hacernos deslizar de la salvación que
hemos recibido:
i. En primer lugar, te suelta la palabra “Con que Dios ha dicho…” Y entra por el
pensamiento de duda. No es malo dudar, pero si darle cabida en nuestro
corazón a la duda y de ahí pasar no tan solo a ser una simple palabra, sino que
también una acción.
ii. Luego, la palabrería se convierte en pensamiento. La mujer vio el fruto. Y fue
activado todos sus deseos. El pecado que quiere vencer dentro de nosotros nos
vuelve presas fáciles cuando permitimos conversar cosas que no debiéramos
hablar.
iii. Finalmente, la fase terminal: sentidos engatusados por el deseo y tomamos del
árbol incorrecto y comemos de él.
iv. Trágicamente, no tan solo queda en eso, sino que comenzamos a “dar” de la
comida del árbol incorrecto a los demás. De lo que tengo, de eso doy. Jesús
multiplicó panes y peces para dar a comer a los hambrientos, la mujer dio a
comer del fruto del árbol incorrecto. Hay multiplicación en el alimento correcto,
hay sólo perdida en el árbol incorrecto.
b) La voz de nuestros sentidos. El alma siempre querrá experimentar lo nuevo. Lo diferente.
Aquello que “llene” lo que nada ha podido llenarla. Por eso siempre se sentirá atraída hacia lo
prohibido, hacia lo que la Ley de Dios no permite. Por eso es atractivo el cahuín, el hablar mal
de otro, porque es fácil notar las deficiencias, no hay que ser muy inteligente para eso, pero es
difícil observar y construir. Necesitamos aprender a ser constructores del Reino mediante el
poder que existe en nuestras palabras
c) La voz de los que han comido del fruto del bien y del mal. Si, todos en algún minuto, seamos
nacidos de nuevo o no, hemos comido del árbol incorrecto. O quizás incluso en este minuto lo
estamos haciendo. Si bien ya sabemos qué peligroso es comer de lo que el mundo, satanás y
sus demonios nos ofrece, la biblia es enfática en este punto: NO COMAS. No tan solo por tu
salud espiritual, sino porque al igual que Eva, vas a querer que otros coman de tu error.
“No amen a este mundo ni las cosas que les ofrece, porque cuando aman al mundo no tienen el
amor del Padre en ustedes. Pues el mundo solo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un
deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso
proviene del Padre, sino que viene del mundo; y este mundo se acaba junto con todo lo que la
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Serie de Discipulado: CULTURA DE LA PALABRA
Tema 11: VOCES AUTORIZADAS EN NUESTRO INTERIOR, parte 1
gente tanto desea; pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre.” 1 Juan 2:15-17
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Conclusiones.
Necesitamos aprender a tomarle el peso a nuestras palabras: Que estamos hablando y con
quién lo estamos haciendo. Las malas conversaciones corrompen.
Necesitamos aprender a identificar qué voces hemos estado oyendo en nuestro interior.
Las voces diabólicas son muy seductoras, porque hasta la condenación tiene una voz
atractiva. Pero necesitamos oír solo la vida y no lo bueno y lo malo.
La próxima semana aprenderemos a reconocer la única voz autorizada en nuestro interior,
la voz del Espíritu Santo.